R. TENA, Ocho minutos de arco. Ensayo sobre la importancia política de los arquetipos morales

EMPRESAS POLÍTICAS AÑO V · NÚMERO 7 · 1 er/2º SEMESTRE 2006

Sumario EMPRESAS POLÍTICAS · Año V · Nº 7 · 1er/2º semestre 2006

En cifra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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>>> Artículos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La autodestrucción del Derecho internacional. Günter Maschke . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Sobre el concepto y la realidad científica de la Geopolítica (1942). José María Martínez Val . . La importancia de la frontera en la proyección y práctica del Imperio. Horacio Cagni . . . . . . Africanismo y africanistas españoles (I): José María Cordero de Torres. Jerónimo Molina . . . .

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>>> Notas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Guerras más democráticas que justas. Teodoro Klitsche de la Grange . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La guerra como forma extrema de conflicto. Carlo Gambescia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Las tres Geopolíticas de Jaime Vicens-Vives. Sergio Fernández-Riquelme . . . . . . . . . . . . . . . . . . Libertad política y factores geográficos en Montesquieu. M. Magnolia Pardo López y Francisco M. García Costa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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>>> Saavedriana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Saavedra Fajardo y la política marítima de España. P. L. G. B. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Saavedra Fajardo, diplomático y educador del príncipe. Christian Bouzy . . . . . . . . . . . . . . . . .

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>>> Hispanoamericana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El nombre sí importa. El debate sobre la naturaleza actual de la guerra colombiana. Jorge Giraldo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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>>> Biblioteca política, jurídica y económica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ernesto Giménez Caballero, ¡Despierta Inglaterra! Mensaje a Lord Holland (1943), seguido de Respuesta de Lord Holland (1944). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . >>> Diez libros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Edward Hallett Carr, La crisis de los veinte años (1919-1939). Una introducción al estudio de las relaciones internacionales (2004, 19391ª). Luis R. Oro Tapia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Jacques Bergier, Ha empezado la Tercera guerra mundial (1976). Eustaquio Galán y Gutiérrez (†) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Pierre Manent, La cité de l’homme (1994). Cristina Negro Konrad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Teodoro Klitsche de la Grange, Il doppio Stato (2001). Francisco M. García Costa . . . . . . . . . . . Guillaume Faye, Avant-guerre (2002). Salvador González Pedrero (†) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Antonio Muñoz Ballesta, El numen comercial. Ensayo de filosofía de la religión (2005). Felipe Giménez Pérez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Nicolás Gómez Dávila, Escolios a un texto implícito. Obra completa (2005). Pablo Molina . . . Carlo Gambescia, Il migliore dei mondi possibili (2005). J. M. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Rodrigo Tena, Ocho minutos de arco (2005). G. de U. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Pablo Molina, La dictadura progre. Apuntes de un reaccionario (2006). Manuel Marín . . . . . .

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También las tiene políticas, y sumamente graves. De ellas se ocupa en el capítulo quinto. Desde 1989, escribe Gambescia, la corrupción ha irrumpido con extraordinaria fuerza en la política, que parece desrealizarse, tanto en un sentido débil (Estado providencialista) como fuerte (la política como verdadera participación en las decisiones). El pueblo-niño de Rousseau, sin poder pero con la sonrisa en la boca (p. 119), ha sido abandonado por unas elites que se desentienden del bien común. Ahora bien, la traición de las elites no quiere decir que hayan renunciado a gobernar, actividad que consiste, al parecer, en propagar la obsesión por la seguridad (p. 127). Pero la melancolía no es un reflejo automático de las cosas sensibles, sino una pasión de los espíritus despiertos, que resulta incompatible, por cierto, con la desesperanza. Bajo esta óptica, tal vez, hay que leer las últimas páginas de este libro, en las que se recuerda la apertura del hombre a la trascendencia, la hospitalidad, la simplicidad de la vida y la cooperación. En suma, a la belleza de lo simple. Pues la «simplicidad implica tanto claridad de ideas como capacidad para [dejar de] soñar con los ojos abiertos», tan propia de la sociedad del hiperconsumo. J. M.

Rodrigo Tena, Ocho minutos de arco. Ensayo sobre la importancia política de los arquetipos morales. Antonio Machado Libros, Madrid, 2005, 207 pp. ISBN: 84-7774-806-3. Libros, escritores y lectores constituyen no más que una abigarrada estadística en el Reino de la cantidad. La razón es que existe para algunos el imperativo académico de la llamada «producción científica», al parecer mensurable. La investigación es ahora un oficio menestral. Sin embargo, la invocan los gobiernos como quien menciona la triaca máxima. Se investiga, aunque no se sepa para qué. Entre tanto libro desalmado y tantas páginas redundantes la opinión finalmente se disloca, pues resulta que todo ese papel impreso

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genera una representación distorsionada de la realidad. Subversión paradójica de las importancias de la cultura. Aun así, nunca debe un buen lector desesperar de encontrar su libro. En ocasiones, estos hallazgos suelen venir acompañados de signos extraordinarios. Al lado de un libro que reza arrogante en su primera página que «mi generación es la primera de la historia de España que ha podido desplegar su trabajo intelectual en plena libertad» encuentro otro cuyo autor, en respuesta a la interrogante «Qué utilidad se puede sacar de él» escribe: «Utilidad, utilidad, poca». «Sin embargo –continúa– me atrevo a sugerir dos beneficios: entretenimiento intelectual y una cierta ayuda a la comprensión» (p. 14). Se reconoce en aquel a un caporal de la socialdemocracia de cátedra española, a un justiciero; en este, en cambio, vemos a una inteligencia precavida y modesta. Su estilo tan poco profesoral invita, desde luego, a la lectura. Pero esta es la razón estética, tal vez deontológica que me inclina de pronto a apreciar este libro de enigmático título, Ocho minutos de arco. Hay más razones de las que quiero dar cuenta. Rodrigo Tena es un madrileño de 1962. Jurista. Su quehacer cotidiano se relaciona con el derecho privado. En este ve, como lector de Ihering, la «escuela de la educación política» (p. 190). Menudean en Ocho minutos de arco las referencias a Alexis de Tocqueville o Hannah Arendt, pero también a Conrad, Orwell o Melville. Se nota también en estas páginas, dedicadas a inquirir sobre la trascendencia política de los arquetipos morales, la influencia de Rodrigo Fernández-Carvajal, a quien le unía una relación familiar. Tena es sobrino del inolvidable jurista político afincado en Murcia. «El haber tenido la oportunidad de conversar con él en infinidad de ocasiones [...] ha resultado crucial para mi vida» (p. 13). El autor reconoce su deuda con El lugar de la ciencia política, obra en la que comparecen, entre otros, dos asuntos que centran la contribución del discípulo ex auditu: la importancia (ciertamente desusada en los últimos tiempos) atribuida al arquetipo como modelo de hombre y a la educación como actividad ejemplar.

El libro, que «trata tan sólo de buscar un estilo de vida [...] personal que sea bueno y [...] que no cause ni facilite la violencia, el terror ni el crimen» parte de la constatación del abandono de esta temática en el campo político-jurídico. El autor tiene razón al mencionar como excepción casi única El lugar de la ciencia política de Fernández-Carvajal. Al que también se podría añadir su breve y elegante ensayo sobre «Ideologías políticas y arquetipos morales en nuestro tiempo», publicado en el Liber amicorum ofrecido por la Universidad Complutense a Juan Velarde en 1992. ¿Existen hoy modelos que inviten al hombre a conformarse según un patrón superior de vida? La pregunta no admite una respuesta sencilla; esta, en su caso, sería la consecuencia de una profunda meditación sobre el hombre moderno y sus maneras de vivir. Mucho más fácil resulta la determinación de los modelos indeseables de ser hombre. Por esta vía un tanto oblicua ensaya el autor su asalto al núcleo del problema. Mas antes de que comparezcan en estas páginas (cap. III) las consecuencias políticas de la apoteosis de la clase social, la raza, la nación y la civilización, el autor establece una sugestiva distinción entre el modelo, el atributo y el antimodelo (cap. II). Un modelo, escribe, «es un fin en si mismo», es algo «que exige un esfuerzo personal, una actitud humilde, que es universal en cuanto accesible a todos y que reconoce la libertad y la responsabilidad» (p. 38). Ahora bien, «no todos los patrones de conducta responden a esta categoría». Existen también los atributos: «cualidades actuales de nuestro ser» que sublimadas usurpan la función moralmente rectora de los modelos. Frente a la universalidad del modelo, el atributo se caracteriza por su particularismo. Aquel es una aspiración que requiere empeño; el atributo es algo que se tiene, de modo que nada exige. «El modelo promete una vida buena, el atributo da derecho a ella» (p. 40). Mientras que el modelo es una invitación a la superación personal, el atributo es como un «imán de agravios». Finalmente, la elección de un modelo es libre, no la de un atributo: «el reconocimiento de un atributo implica sumisión» (p. 41). ¿Qué es entonces el antimodelo? Un modelo contaminado

por el atributo. Es decir, «un patrón de conducta que fomenta la comodidad, el orgullo, el abuso, el resentimiento, la sumisión y la irresponsabilidad, que niega la libertad y convierte al hombre en un agente ciego de la naturaleza» (p. 42). A partir de aquí Tena se detiene en el proceso de transformación de cuatro atributos políticos en antimodelos. Y de sus graves repercusiones políticas. Sobre todas las mencionadas, desde la obsesión por la «pureza de sangre» –sublimación de una posición social venida a menos– al máximo refinamiento de la creencia en una superioridad civilizadora, destacan por lo reciente de sus estragos antimodelos como el nacionalsocialista y el nacionalista. Los comentarios que Tena dedica al nacionalismo vasco son de enorme interés, pues lo reducen a los justos términos de un antimodelo y su atributo. Valoración bien distinta merece la impresión que causan, pues nos transmiten la certeza de la pésima aprehensión del problema por parte de quienes deben afrontarlo. La cuestión original, el modelo de la vida buena, desencadenante de la meditación del autor, se plantea ahora con otra perspectiva: la búsqueda de un modelo que, por las razones expuestas, no esté determinado por uno u otro atributo (cap. IV). Tal modelo exige la liberación del prejuicio y cierta dosis de valor. «Humildad, determinación y valentía» (p. 175), pues se trata de someter a crítica los fundamentos de las propias acciones «en busca de cualquier atisbo de atributo». G. de U.

Pablo Molina, La dictadura progre. Apuntes de un reaccionario. Madrid, Sekoitia, 2006, 191 pp. ISBN: 84-935056-6-8. Describió una vez Pablo Molina el humor del columnista Alfonso Ussía como mas cercano a la flema inglesa que al típico español. Aunque expresó su admiración por el modelo británico, y de ahí que muchas de sus finas ironías se acerquen mucho a esta clase, le es imposible abandonar su condición de español y murciano al llenar a La

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