Quiroga, Samuel. Renovación del campo artístico cultural a comienzos del siglo XX, en: VVAA. Vicente Huidobro Escritos sobre las artes.

May 20, 2017 | Autor: Samuel Quiroga | Categoría: Historia del Arte, Vanguardias Históricas
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Descripción

MACARENA CEBRIÁN LÓPEZ (Caracas, 1977). Escultora, artista digital e investigadora independiente del arte, se ha especializado en temas sobre las vanguardias artísticas, la noción de la cuarta dimensión en el arte, la abstracción y el pensamiento visual. El 2007 inicia sus investigaciones sobre Vicente Huidobro desde su relación con las artes visuales; paralelamente emprende junto a Manuela Salcedo un proyecto editorial con documentos inéditos del poeta y de su primera esposa, Manuela Portales, titulado: Vicente Huidobro. A tu llegada (Origo, 2015). Entre 2011 y 2013 elabora para la Fundación Vicente Huidobro una investigación curatorial para conformar la muestra permanente

BELÉN CASTRO MORALES (Santa Cruz de Tenerife, 1954). Es catedrática en la Universidad de La Laguna, donde imparte docencia de Literatura Hispanoamericana desde 1982. Ha dedicado numerosos trabajos de investigación a la obra de Vicente Huidobro y las vanguardias, desde su primera monografía, ‘Altazor’, la teoría liberada (1987) hasta los más recientes: «Vicente Huidobro y el arte negro: algunas paradojas creacionistas» (2011); «Vicente Huidobro y su relato Finis Britanniae, entre la Masonería y el Sinn Féin» (2014) y “Vicente Huidobro en las revistas Transition y vertigral” (2015). Es Miembro del Consejo Internacional de la Fundación Vicente Huidobro. SAMUEL QUIROGA y RENZO VACCARO Docentes e investigadores, Departamento de Artes, Facultad de Artes y Humanidades, Universidad Católica de Temuco

VICENTE

HUIDOBRO

En este libro se ofrece una “Lo que más nos interesa en el hombre es la pasión. recopilación de las prosas Buscamos libros por su clima; así, un libro que no hace de Vicente Huidobro sosubir el termómetro hay que arrojarlo por la ventana”. bre las artes de su tiempo vicente huidobro (letras, teatro, cine, pintura, escultura, música), sobre su estética creacionista y sobre las virulentas polémicas que libró en Chile y en Europa en defensa de su teoría poética y del arte nuevo. Esta edición incluye algunos manuscritos inéditos, otros olvidados en periódicos y revistas y otros transitados únicamente por sus estudiosos. Al profundizar en estos textos se puede ampliar y enriquecer la comprensión de las aportaciones de Huidobro a la poesía y al debate cultural de su tiempo en Chile y en Europa. Asimismo, pueden descubrirse aspectos de gran interés para conocer su época convulsa, su biografía intelectual y su participación activa en algunos hitos de la vanguardia internacional. ORIGO EDICIONES

isbn:

978-956-316-275-2

ESCRITOS SOBRE LAS ARTES

del Museo Vicente Huidobro (Cartagena, Chile).

VICENTE

ORIGO EDICIONES

HUIDOBRO ESCRITOS SOBRE

LAS ARTES

VICENTE HUIDOBRO (1893-1948) fue un poeta multifacético, rebelde e innovador. Su teoría estética, el creacionismo, gestada en Chile y desarrollada en Europa, marcó el inicio de la vanguardia en lengua española y aportó, junto con la novedad de sus versos, una valiosa reflexión teórica sobre su proyecto poético. Por medio de artículos, prólogos, conferencias, ensayos, manifiestos y entrevistas, el autor de Altazor se propuso definir y divulgar su ideario radicalmente creador, así como oponerlo a otras tendencias, como el realismo criollista, el maquinismo futurista o el automatismo surrealista. Desde 1914, con veintiún años, Huidobro anunció su decisión de oponer a la crítica académica o “de autopsia” una crítica creadora, escrita por los poetas e iniciados en los misterios del arte. A la luz de esta vocación crítica nació el centenar de escritos sobre la literatura (artículos, manifiestos, textos polémicos) y sobre las artes visuales, escénicas, musicales y el cine, que integran esta edición. Desde sus comentarios escolares en Musa Joven hasta los trabajos de madurez, nos muestran a un Huidobro comprometido con la revisión radical de los lenguajes artísticos a través de su propia experiencia creacionista. Con sus manifestaciones, unas veces reflexivas y otras abiertamente polémicas, aportó una visión renovadora al debate público y perfiló un discurso crítico y político sobre el rol del artista en la cultura. Sus opiniones fueron particularmente duras cuando se refirió al conservadurismo del medio artístico chileno, y confió al activismo de la juventud la misión de transformar el país, abriendo con su ejemplo y estímulo nuevas perspectivas sobre los procesos de modernización del arte en Chile.

Proyecto financiado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes a través del Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura, ámbito nacional. Convocatoria 2015

VICENTE HUIDOBRO ESCRITOS SOBRE LAS ARTES Edición, estudios y notas críticas: Macarena Cebrián López y Belén Castro Morales Textos en Estudios Críticos: Samuel Quiroga y Renzo Vaccaro Co-investigador escritos dispersos: Néstor González Edición ejecutiva: Pedro Maino Diseño: Denise Cabrera Producción gráfica: Daniel Baeza © Edición: Universidad Católica de Temuco y Origo Ediciones © De los Estudios Críticos: sus autores © Fotografías: Fundación Vicente Huidobro: 22, 29, 52, 69, 73, 77, 79, 84, 88, 133, 145, 159, 171, 196, 225, 226, 260, 267,268, 270, 275, 285, 287, 291, 296b, 303, 305, 313, 315, 316, 317, 335, 337, 344, 349; Manuela Salcedo García Huidobro: 179, 279 Portada: Retrato de Vicente Huidobro por Hans Arp, ca. 1931. Archivo Fundación Vicente Huidobro. ISBN: 978-956-316-275-2 Derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación podrá ser reproducida, almacenada o transmitida en cualquier forma o medio electrónico, mecánico, óptico o químico, incluidas las fotocopias, sin previa autorización expresa y escrita del editor. Impreso en Chile por A Impresores.

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EDICIÓN, ESTUDIOS Y NOTAS CRÍTICAS Macarena Cebrián López y Belén Castro Morales TEXTOS EN ESTUDIOS CRÍTICOS Samuel Quiroga y Renzo Vaccaro

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O RI G O

Renovación del campo artístico cultural a comienzos del siglo XX samuel quiroga

a Paula Parada, María Eugenia Garrido y Paulina Musso, con gratitud…

Entramos a lo esencial del arte, a una cuestión básica, a una cuestión de principio: el artista debe repetir las visiones de la vida o el artista debe volver a crear la vida. O vitrola o creador. jean emar1

Los escritos de arte de Vicente Huidobro contribuyeron a la construcción de una subjetividad que demandó cambios, cuya recepción en un sector del campo artístico en el Chile de comienzos del siglo XX investigamos desde una perspectiva que procura captar su especificidad. Para ello consideraremos una encrucijada de variables que exceden el marco de las relaciones de dicho campo, involucrando sus imbricaciones con otros ámbitos más amplios de la historia política, social y cultural de un periodo de transformaciones significativas. Eric Hobsbawm sostiene que el dadaísmo y el constructivismo soviético son las dos únicas innovaciones formales que se registran después de 1914 en el mundo del vanguardismo establecido (1998: 183). Añade que una oleada revolucionaria barrió el planeta en los años siguientes a la Revolución Rusa de octubre de 1917, y las esperanzas de los bolcheviques, prestos para la batalla, no parecían irreales, ya que importantes movimientos estudiantiles revolucionarios estallaron en Pekín (Beijing) en 1919 y en Córdova (Argentina) en 1918, y desde este último lugar se difundieron por América Latina generando líderes y partidos marxistas 1

“Con Vicente Huidobro”, La Nación (Santiago, 29-IV-1925), en Huidobro, 2012: 54.

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revolucionarios locales. Sin embargo, nos parece que en esta ola revolucionaria, al menos en el campo artístico, habría que considerar los aportes de los movimientos fauvista, futurista, expresionista y cubista que para ese entonces ya estaban constituidos como grupos con una producción visual y teórica relevante. Henri Matisse, pintor fauvista, había publicado en 1908 Notas de un pintor; Filippo Tommaso Marinetti, el 20 de febrero de 1909 había puesto en circulación en el diario parisino Le Figaro su “Fundación y manifiesto del futurismo”; y Umberto Boccioni había escrito en 1910 el “Manifiesto de la escultura futurista”. Desde la corriente expresionista, Wassily Kandinsky había publicado, en 1911, De lo espiritual en el arte; August Macke había hecho lo propio en el almanaque Der Blaue Reiter de 1912, con un texto titulado “Die Masken” (Las máscaras); Carl Einstein había escrito su conocido ensayo “Negerplastik” (La escultura negra) en 1914; y Guillaume Apollinaire, en 1913, había publicado “Los pintores cubistas”. Vicente Huidobro, lector de las obras de las corrientes vanguardistas, en sintonía con las intenciones de cambios y renovación, en 1914 presenta sus ideas en el Ateneo de Santiago de Chile con su manifiesto “Non serviam”. Con este gesto sienta las bases del Creacionismo, a partir del cual se puede hablar de una vanguardia orgánica, vale decir, de una estética nueva (Subercaseaux, 2010). […] el poeta se levanta y grita a la madre Natura: Non serviam. El poeta, en plena conciencia de su pasado y de su futuro, lanzaba al mundo la declaración de su independencia frente a la Naturaleza. Hasta ahora no hemos hecho otra cosa que imitar al mundo en sus aspectos, no hemos creado nada. Hemos aceptado, sin mayor reflexión, el hecho de que no puede haber otras realidades que las que nos rodean, y no hemos pensado que nosotros también podemos crear realidades en un mundo nuestro, en un mundo que espera su fauna y su flora propias (Huidobro, 1945).

Ese mismo año Huidobro publica Pasando y pasando, en donde, en concordancia con el manifiesto “Non serviam”, anuncia la actitud de vida que sucesivamente le identificará:

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Odio la rutina, el cliché y lo retórico. Odio las momias y los subterráneos de museo. Odio los fósiles literarios. Odio todos los ruidos de cadenas que atan. Odio a los que todavía sueñan con lo antiguo y piensan que nada puede ser superior a lo pasado. Amo lo original, lo extraño. Amo lo que las turbas llaman locura. Amo todas las bizarrías y gestos de rebelión. Amo todos los ruidos de cadenas que se rompen (Huidobro, 1914).

El contexto en el que se enfrentan sus ideas está condicionado por paradigmas que se remontan hacia el primer centenario de la República de Chile, lo cual se puede apreciar con claridad en la clase dirigente, una tendencia nacionalista, regionalista o criollista2, que se desentiende del modelo francés implementado por la oligarquía del siglo XIX. Por un supuesto amor a la patria, esta corriente valoraba lo vernáculo y las tradiciones heroicas de la “raza chilena”. Estas ideas circulaban ampliamente a través de la crítica y los comentarios aparecidos en publicaciones periódicas de la época, que califica de “obras nacionales” a los trabajos inscritos en dicha tendencia: destacándose, en literatura, la producción de Samuel Lillo, Diego Dublé Urrutia y Carlos Pezoa Veliz; en las artes visuales, la Generación del Trece, y entre las plumas encargadas de la construcción de subjetividad nacionalista destacan Omer Emeth, Alone y Nathanael Yáñez Silva. Este regionalismo obedece a un proceso de recomposición del imaginario chileno de fines del siglo XIX y comienzos del XX, que respondiendo a una crisis de credibilidad respecto de la clase política y a los cambios producidos en la composición social por la emergencia de una clase media, intenta mantener la cohesión nacional a través de una operación de integración3 de nuevos actores que pujan por participación política. 2 3

Véase Subercaseaux, 2010 y Marino, 2013. Bernardo Subercaseaux propone una escenificación del tiempo histórico a partir de los planteamientos de Paul Ricoeur y Saúl Kanz, señalando que: “pueden advertirse al menos cuatro modalidades de experiencia e invención colectiva del tiempo en el ámbito de la nación: el tiempo fundacional a comienzos del siglo XIX, en el período de la Independencia; el tiempo de integración hacia fines del siglo  XIX y comienzos del XX; el tiempo de transformación desde la década del treinta al setenta, y el tiempo globalizado, entre 1980 y la década actual” (60).

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Sin embargo, dicho proceso de integración no estará exento de resistencias, puesto que hacia la década de 1920 el campo artístico chileno evidencia una fuerte tensión entre los representantes del discurso de integración, de cuño regionalista, y quienes promueven una fuerte presencia de información concerniente a las innovaciones en el arte europeo. Por una parte, artistas y formadores como Pablo Burchard y Juan Francisco González, partidarios de la renovación iniciada por los postimpresionistas del viejo mundo, entran en colisión con la tradición académica, y su influencia se vuelve fundamental para aquellos que más tarde serán los renovadores de la plástica nacional. Por otra parte, Vicente Huidobro y Jean Emar, artistas informadores de los procesos vanguardistas europeos, disponen a través de las letras, en prensa y revistas, el ambiente propicio —o sea la construcción de subjetividad— para la irrupción del Grupo Montparnasse y la Generación de 1928. A contrapelo de la elite gobernante y sus dispositivos de propaganda, una vanguardia local irrumpe en el campo cultural y comienza a instalar sus ideas. En este proceso, Vicente Huidobro será uno de los pioneros. En 1924, desde París, en una carta dirigida a su amigo Salvador Reyes, es lapidario al referirse tanto a Omer Emeth y Alone, como a la “patria”: El pobre Omer Emeth es una gallina ciega, era el único asno que había en Francia por eso se sintió fraternalmente atraído a Chile y fue a encallar en nuestras playas. Díaz Arrieta [Alone] es un títere que no sabe lo que es arte por definición. Por eso no hay que pensar en esa gentuza. Si quiere hacer obra en Chile, siga su camino deseado, derecho sin mirar a los lados. Allá hay que ponerse anteojeras como los caballos y sobre todo hay que cortarse el cordón umbilical con la patria. No tener ningún contacto con nadie, vivir entre sus libros y trabajar mucho (Huidobro, 1997: 26-27).

La recepción de Huidobro en sus contemporáneos chilenos tuvo una aceptación favorable, sobre todo entre aquellos que compartían su compromiso con la innovación estética, como los pintores del grupo Montparnasse y los escritores del grupo Mandrágora. Sin embargo, con el grupo de Los Diez, según José de la Fuente, “no hubo plena comunicación y la

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crítica en revistas fue burlona y a veces despiadada. Existía la tendencia a ser ‘ninguneados’, no solo por exclusiones culturales, sino también por ellos mismos en su afán de velada y sutil competencia por ser los primeros en la búsqueda de la originalidad y del virtuosismo” (Huidobro, 1993: 13). Huidobro, en cambio, es radical, no transa respecto de la creación sin imitación de la naturaleza y condena duramente la construcción de la imagen mimética, descriptiva. Hacia el final de la Primera Guerra Mundial taxativamente declara: El período de destrucción ha terminado; ahora estamos en la época de creación.

En la misma carta enviada a Salvador Reyes, Huidobro informa sobre lo que es digno de ser destacado en el panorama de la producción artística europea, siendo tajante con los que están en las filas del fascismo, como el futurista Filippo Tommaso Marinetti y el novelista, poeta, dramaturgo, militar y político italiano, Gabriele D’Annunzio. Igual de duro es con Jean Cocteau, por “pederasta”. […] en Italia nadie, Italia es el país antiartístico por excelencia y son tan idiotas que aún creen en el padre Marinetti y el más pobre D’Annunzio. […] […] Jean Cocteau es un infeliz y demasiado pederasta para poder hacer algo de peso (Huidobro, 1997: 26-27).

En realidad, aquello que hacia condenable a Cocteau era su inclinación hacia la figuración, hecho que más tarde, en 1926, se hará explícito en su Le Rappel à l’ordre (“La llamada al orden”, “El retorno al orden”, o “Vuelta al orden”) donde, tras el desencanto de las vanguardias y el horror de la Gran Guerra, propone un giro hacia la figuración sin renunciar a las libertades formales. ¿Cuáles son los referentes de Huidobro, qué ideas se propuso introducir y qué recepción tuvieron esas ideas? Huidobro declara que motivado por la curiosidad y el entusiasmo que le despertó la revolución rusa comenzó a leer en 1917 a Karl Marx, como también a Friedrich Engels, Lenin, Georg Hegel, Gueorgui Plejánov, Mikhail Bakunin y Piotr Kropotkin.

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Empecé a leer a Marx en el año 1917 movido por la curiosidad y el entusiasmo que despertó en mí la revolución rusa. La abandoné en el año 1919. Pero seguramente sus ideas me quedaron trabajando en la cabeza. Leí a Lenin. Luego sufrí una crisis de conciencia bastante larga, una crisis algo semejante a esas crisis místicas, terriblemente angustiosa, entrecortada por períodos de pesimismo en los cuales habría querido aniquilarme. No sé por qué razón no lo hice, ni qué me salvó de ello. Luego, poco a poco me fui serenando, empecé a ver más claro. Seguí cursos sobre Economía y Sociología, como antes los había seguido sobre Filosofía General. Volví a estudiar a Hegel, a Marx, a Engels, a Plejánov y a Lenin. Asistí a cursos de marxismo. Debo confesar que al principio leí a los comunistas peleando con ellos, me eran mucho más simpáticas las teorías anarquistas de Bakunin y del príncipe Kropotkin que había leído en mi primera juventud. Pronto perdí esa especie de estado de rebelión contra el marxismo y me rendí ante la evidencia (Huidobro, 2012: 101).

Ideas que sin duda calaron hondo en Huidobro, como se puede desprender de una de las cartas que envió a su madre, María Luisa Fernández: La historia humana tiene que seguir su curso, la dialéctica histórica es inmutable e imperturbable (Huidobro, 1997: 26-27).

Lo mismo se aprecia en sus opiniones referidas a la política de los países latinoamericanos, cuando en 1933, en una entrevista concedida a la revista Hoy, descarga sus críticas al régimen capitalista, los abusos del imperialismo y la complicidad de las clases gobernantes al convertir a Latinoamérica en meros productores de materias primas. El factor económico puede resumirse en la crisis de régimen capitalista, en las contradicciones de este régimen, cuyo caso patente palpamos nosotros en la lucha de los imperialismos por la conquista de mercados y la conquista de los países productores de materias primas. Los imperialismos extranjeros son los que hacen y deshacen las revoluciones y los gobiernos en los países latinoamericanos. Estos países son víctimas, más o menos inconscientes, de la lucha de los grandes

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países imperialistas, principalmente Inglaterra y Estados Unidos, para dominar e implantar su hegemonía en el mundo. […] Los políticos demagogos de América se han quedado dormidos en la época feudal. Mientras el mundo avanza, ellos siguen durmiendo a la sombra de un cocotero […] (Huidobro, 2012: 103-104).

Huidobro es claro al señalar en esa misma entrevista que la solución a la crisis del mundo solo es posible a través de un cambio hacia la economía socialista. Me parece imposible solucionar la crisis sin un cambio completo del sistema político y económico. Este cambio lo señalan el marxismoleninismo, o sea, la economía socialista, y no hay otra posible (ibíd.).

Y en cuanto a los factores esenciales en Chile para el retorno a la prosperidad, en concordancia con lo anterior, propone un cambio radical: revolución agraria antiimperialista. El único factor esencial es adoptar los principios de la revolución agraria y antiimperialista. La revolución social en nuestros países latinoamericanos no puede ser una revolución social-comunista como será en los grandes países industriales del mundo, sino una revolución agraria antiimperialista, o sea, nacionalización de la riqueza, expulsando a los imperialistas y reparto sólo de la gran propiedad. Dentro del materialismo histórico, éste es el paso de la evolución que corresponde a nuestros países. No somos nosotros los que vamos a dar consignas al mundo. Por muchos años aún seremos simples reflejos de las grandes potencias europeas, obedeciendo cada país, en el concierto universal, a las leyes previstas por la dialéctica histórica (ibíd.).

En el poema “La dulzura de vivir”, Huidobro llama a los obreros latinoamericanos a confiar en sus cualidades y capacidad de organización. Apela a las miserias, a la falta de educación, a la falta de justicia y al deseo de venganza por las “carcajadas” de quienes encarnan el origen de tales males. Arenga a los obreros a tomar conciencia de su poder transformador:

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Ríen [los patrones] porque saben que vosotros Ignoraís vuestras fuerzas como la montaña que puede ser volcán […] Obreros del mundo dáos la mano Como lámparas y lámparas encontradas y unidas de repente Mirad ese cuchillo bolchevique entre los labios Del gran afiche para espantar palomas en la cuna Ese cuchillo habituado a los dientes Tan fácil a cortar risas de bestias sin conciencia Carcajadas de muerte en olas de ceniza (Huidobro, 1993: 30).

De una fecha incierta es el poema “Despertar de octubre de 1917”, en el cual canta a la Revolución en todos los planos de la vida: Redoblan los tambores de la sangre Y el dolor de los tiempos se levanta con los puños erguidos […] Despertad proletarios sacudid las melenas de león Como el ramaje iracundo de las olas […] Esa bandera color de corazón Un mundo se derrumba y otro se yergue Una procesión camina lenta hacia la muerte Y otra marcha cantando hacia la vida Una es el pasado que se esconde La otra es la mañana que se despierta y que vibra […] Enemigos del hombre y su destino No queremos ver vuestros rostros de yeso Ni oír vuestros pasos de lobo en el camino […] Hombre eres hombre y no lo sabías Tuya es la tierra y el cielo que dominas […] Como es tuyo tu esfuerzo

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Y el humo de tus fábricas escaleras del aire […] Hombre eres hombre y no lo sabías Pero hoy los clarines rojos te lo dicen Te lo gritan los árboles Te lo cantan los mares Despierta de tu sueño ya no eres más esclavo Eres hombre sal de ti mismo sal de tus profundidades muéstrate al sol Libera tus fuerzas despliega tus energías Eres hombre eres hombre (Huidobro, 1964: 261).

Sus ideas en el campo del arte son radicales en cuanto a la lucha por un arte nuevo y un mundo nuevo, época heroica. Eran los tiempos en que Huidobro formaba parte del grupo cubista, en sintonía con los artistas e intelectuales de las vanguardias con los cuales trabajó, sobre todo con aquellos que se reunieron en torno a la revista Nord-Sud, desde donde promovían una revolución artística que rechazara la imitación de la realidad. El período de la Gran Guerra y de la Revolución Rusa. Yo vivía entonces en Francia. Era la época heroica, en que se luchaba por un arte nuevo y un mundo nuevo. […] Yo formaba parte del grupo cubista, el único que ha tenido importancia vital en la historia del arte contemporáneo. En el año 1916 y 1917, publiqué en París, con Apollinaire y Reverdy, la revista Nord-Sud, que es considerada hoy como un órgano capital en las grandes luchas de la revolución artística de aquellos días. Mis amigos más íntimos eran entonces Juan Gris y el escultor Jacques Lipchitz. […] Apollinaire venía a comer a casa los sábados. También venían a menudo Max Jacob, Reverdy, Paul Dermée. A veces llegaban Blaise Cendrars, Marcoussis, Maurice Raynal, que venían del frente de batalla. Entonces conocí a Picasso, que volvía del sur de Francia y que pronto debía estrenar el memorable ballet Parade, con música de Eric Satie, otro viejo amigo encantador […] Al final de la guerra, llegaron al grupo Paul Éluard, uno de los más grandes poetas que ha producido el mundo, André Breton, con su fuerte espíritu, siempre abierto y sin miedo, Soupault, Picabia, que volvía de Nueva York, Tristan Tzara, que llegaba de Suiza, Banjamín Peret,

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Aragon y luego Roger Victrac, Masson, Joan Miró, Max Ernst, y, por último, Hans Arp, que todos conocían por ser uno de los creadores de la nueva plástica en Zurich, donde vivió durante la guerra. […] como el hombre es también un animal vulgar, se ha tratado de llamar social sólo a aquel arte que trata de imitar vulgarmente la realidad, ese arte de mimetismo tan bobo que avergüenza a cualquiera que tenga un poco de espíritu (Huidobro, 2012: 192-204).

Hacia 1921 conoció en París a Le Corbusier, y colaboró en la combativa revista L’Esprit Nouveau que este había fundado. Huidobro señala la centralidad del libro Vers une Architecture (Hacia una arquitectura) de Le Corbusier-Saignier, publicado en 1923, a Jean Emar, en una entrevista en 1925. [...] el libro Vers une Architecture (G. Gres et Cie,. 21, rue Hautefeuille, París), libro que no me cansaré de aconsejar, no sólo a los arquitectos, sino a todos los artistas. En ninguna parte he leído tan claramente expuesta la cuestión de “el problema bien planteado” como base de un desenvolvimiento artístico (ibíd.: 53-58).

Huidobro al proclamar en 1914 su manifiesto “Non serviam”, inaugura el Creacionismo que luego difundirá por América y Europa. Su propuesta es un arte que no imite ni traduzca la realidad, sino que cree una nueva realidad, como se puede observar en el extracto de dicho manifiesto al comienzo de este texto o en las declaraciones dadas a Ángel Cruchaga Santa María, en una entrevista para el diario El Mercurio, en 1919: Queremos hacer un arte que no imite ni traduzca la realidad; deseamos elaborar un poema que tomando de la vida sólo lo esencial, aquello de que no podemos prescindir, nos presente un conjunto lírico independiente que desprenda como resultado una emoción poética pura. Nuestra divisa fue un grito de guerra contra la anécdota y la descripción, esos dos elementos extraños a toda poesía y que durante tantos siglos han mantenido el poema atado a la tierra. […] algo que no tiene por finalidad ni narrar, ni describir las cosas de la vida, sino hacer una totalidad lírica independiente en absoluto. Es decir, ella misma es su propia finalidad.

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[…] una obra de arte mientras mejor imitada o interpretada esté será menos creada (ibíd.: 27-35).

A propósito de una polémica iniciada por Guillermo de Torre, quien en el número 39 de la revista Alfar acusa a Huidobro de haber copiado su Creacionismo del poeta uruguayo Herrera y Reissig, Huidobro escribe una carta en 1922 al escritor español Gerardo Diego explicando el origen de la palabra Creacionismo: […] el origen del nombre creacionismo es de 1916 de mi conferencia sobre arte en Buenos Aires, pero yo ya venía estudiando y ensayando esto desde mucho tiempo atrás. […] Ya en mi libro La gruta del silencio, escrito en 1912 y publicado en 1913, hay versos perfectamente creacionistas […] (Huidobro, 1993: 104-107).

Huidobro tiene para con Gerardo Diego elogiosas palabras de camaradería y una mirada poco complaciente con respecto al movimiento regionalista: Sólo una esperanza nos queda: La España de Mañana. La España de hoy, exceptuando a Ud. y tal vez dos o tres nombres más se hundirá en el ridículo más profundo. Vosotros, las Excepciones, debéis preparar la España de mañana, la España seria, antigrotesca, sin nada del horrible Pathos tropical que si era horrible cuando hervía y se desbordaba en la imitación y en el romanticismo, es aun peor hoy día al desbordarse en lo fantástico y en la maquinaria en la pura exageración pintoresca (ibíd.).

De la misma forma tampoco concede a futuristas y ultraístas, por abrazar un falso modernismo, ningún mérito: […] yo no podré nunca tomar en serio el ultraísmo, pues nada detesto más que los elementos esenciales que lo constituyen: lo pintoresco, la fantasía y el dinamismo de maquinaria. Todo, falsa modernidad, lado externo y no interno. Trompe l´oeil engaña ojos, para niños nerviosos

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y vírgenes necias. Tropicalismos meridional representado en Europa ayer por Italia y hoy por España = Futuristas y ultraístas y estos todavía hijos espurios, inferiores a aquellos (ibíd.).

Sin embargo, lo que es más interesante de esta aclaración es el ejercicio en que muestra la aplicación de la estética creacionista comparando sus poesías con las de Guillaume Apollinaire, Max Jacob y Pierre Reverdy, a quienes considera anecdóticos y descriptivos. […] son poetas anecdóticos y descriptivos y yo soy todo lo contrario: nada de anécdota ni descripción. […] Mientras él [Reverdy] dice: La mano que pasa (descripción) A lo lejos un vaso que se rompe (descripción) La chimenea humea4 (descripción de un realismo repugnante) Yo digo cosas que son verdaderas creaciones del espíritu y que están por encima de toda realidad de la vida y en ella son falsedades y sólo son verdad dentro del arte. Tomo de Horizon Carré, mi libro de 1917, estos versos al azar: Dentro del horizonte Esto es una creación puesto que es falso […] Una estrella desclavada Ha caído al estanque Idem [sic] […] (ibíd.).

Los referentes de Huidobro, muchos de ellos compañeros de lucha en la renovación del arte, fueron importantes interlocutores a partir de los cuales pudo elaborar su discurso renovador y vanguardista en clave creacionista, cuya recepción en el campo artístico visual fue significativa, como se puede apreciar en una carta que Joan Miró le envía en 1933. “[…] estoy organizando una exposición para la galería Georges Bernheim Foubourg St. Honoré, del 8 de octubre al 13 de noviembre, que espero tendrá una cierta repercusión, lo que es necesario en estos tiempos de cobardía. 4

Reverdy, Pierre. “Ardoises du toit” [extracto], 1918.

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[…] Zervos, quiere consagrarme un número de Cahiers D’Art. Habrá colaboración en francés, inglés y alemán. Puedo pedirle a Ud. que escriba algo sobre mí en español? Estaría muy contento de que lo hiciera, puesto que fue usted uno de los primeros hombres que habló de mí en París, y esto tendrá un valor histórico y documental muy grande; se lo habría pedido ya, pero no pude indagar su dirección. Si esta idea le interesa, lo que me haría muy feliz, le ruego mande el manuscrito lo más rápidamente posible (ibíd.: 111).

El artículo solicitado por Miró no estuvo a tiempo para ser incluido en ese número de la revista, pero fue publicado en Chile en el diario La Opinión. Y sí apareció en Cahiers d’Art, pero en 1934, año en que también fue reproducido en La Nación de Buenos Aires (22-VII-1934) y, posteriormente, en la revista chilena Pro Arte. En Chile, la recepción fue aún mayor en los jóvenes pertenecientes al grupo Montparnasse, la Generación del 28 y en artistas visuales posteriores, como Carlos Sotomayor, del cual escribió en la revista Pro, en 1934. ¿Por qué razón a las formas creadas por la naturaleza se les concede carta de ciudadanía en la realidad y por qué razón a las formas creadas por el arte no se les concede carta de ciudadanía en la realidad?

Finalmente, la lectura de los “escritos de arte” de Huidobro que se rescatan en este libro son una “fuente primera” que permiten entender y construir relatos que puedan explicar un proceso de importantes cambios en la historia moderna, tanto de Occidente como de Chile. Huidobro es conocido principalmente como un brillante poeta, sin embargo, su obra excede los límites de ese campo de la creación. Se vinculó con figuras centrales de las vanguardias europeas y americanas, que en conjunto sentaron las bases de la creación artística y cultural que marcó la primera parte del siglo XX, y se acercó a la obra de pensadores marxistas y anarquistas, influido por la revolución rusa de 1917. Aquellas ideas que marcaron su visión de la historia y la política lo inclinaron a una postura contraria al régimen capitalista, a los abusos del imperialismo y a una crítica a la complicidad de las clases gobernantes que convirtieron a Latinoamérica en productora de materias primas.

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El rol de Huidobro en la renovación del campo artístico cultural a comienzos del siglo XX, tanto en Chile como en Europa, fue central, pues sus escritos de arte y su obra artística, inscrita en un proceso de fuertes cuestionamientos, fueron un aporte a la construcción de una subjetividad que devino en profundos cambios a la “institución arte”. Su manifiesto “Non serviam” sentó las bases del Creacionismo, una nueva estética que en Chile se plantea como resistencia contundente frente a la tendencia regionalista, y en Europa como una alternativa vanguardista. La recepción de Huidobro en sus contemporáneos chilenos fue favorable, sobre todo entre aquellos que compartían su compromiso con la innovación estética, como el Grupo Montparnasse y la Generación de 1928, en las artes visuales, y los escritores del grupo Mandrágora.

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