Qué significa el gentilicio de los shelknam

May 20, 2017 | Autor: David Williams | Categoría: Lingüística, Etnologia, Mitologia, Antropología
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Descripción

¿Qué significa el gentilicio de los shelknam?
Por David Williams


Hoy vamos a esbozar nuestra teoría sobre el significado de la palabra
"shelknam" –el gentilicio autoaplicado por uno de los dos pueblos onas.
Aclaremos que, siendo autoaplicado, es el único antropológicamente
valedero. La palabra "onas", que no es autoaplicado, como se verá en otro
momento, es útil sin embargo para referirse a dos etnias muy emparentadas,
los propios shelknam y sus vecinos los mánekekn o háush.


Antecedentes

Sabido es, sin necesidad de citar fuentes, que todos los pueblos del mundo
se han considerado los "Hombres", los "verdaderos hombres", la "gente
verdadera", "el pueblo de dios", "los hijos de Dios", "los elegidos", etc.
Desde luego, los pueblos originarios de América no fueron una excepción, y
así, por ejemplo, los incas se consideraban "hijos del Sol" y los mapuches
eran la "gente de la tierra". Esta idea debe dirigirnos a buscar siempre
significados semejantes en todo gentilicio autoaplicado.
No hemos hallado demasiados autores que se arriesgaran a intentar una
etimología antes que nosotros. Viegas Barros (2005: 54) cita a Beauvoir
(1915: 202), que habría escrito que la palabra sería tshelkenam, que
significaría "hombres o gente del sur= separados". En el libro de 1915 no
hallamos la cita, ni en la página 202 ni en otra. Desde que en la
bibliografía aparece otra obra de Beauvoir de 1901 a la que no hemos
accedido, tal vez se trate de un error de cita. Pero en dicha página 202 y
en la página anterior de la obra de 1915 se refiere a una tradición de los
onas, que refería que habían sido separados de sus vecinos y parientes los
tehuelches por un cataclismo que habría ensanchado el estrecho,
impidiéndoles regresar al continente de donde provenían. Al no haber
accedido aún al texto de Najlis, no podemos afirmar que la cita errónea
provenga de éste, o de una interpretación errónea del mismo. La etimología
que deja dicha autora para el gentilicio apoya esta última idea.
En efecto, Elena L. Najlis (1973: 1, citada en Viegas Barros, 2005: 54)
interpreta que silq'nam significaría "clan de la rama separada (¿o
selecta?). No concordamos con el conjunto de la traducción, pero en dicha
obra y en otra (cf. 1975: 32, 63, 103 y 136, citada también por Viegas
Barros), ella ha proporcionado una pista fundamental al anotar que la
segunda parte del término, nám, sería "cría, conjunto de hijos".
Recordemos, además, que todas las lenguas protochal, nombre que le hemos
dado a la lengua que habría originado a las lenguas tehuelches y onas son
aglutinantes, de manera que con frecuencia hay en ellas palabras compuestas
por dos o más términos simples.


Hipótesis del autor

En concordancia con la idea de Najlis, en el texto de Beauvoir (1915: 44,
52, 127, 134 y 143), hallamos Knam= hijos tener (Varones); nampen/knampen=
nacer, hijos estar, hijos tener, namnen = engendrar, yak-nam= hijos míos.
El mismo autor (p. 52) anota namson= adoptar hijos (porque no
tiene),–aclaramos- la palabra se compone de naam= tener hijos, parir, y
son= no, sufijo negativo. Viegas Barros (2005: 119) anota (-)námne? =
parir, término protochon por él reconstruído a partir de un término
shelknam exactamente igual y del aóniken áish na(:)mn(e) = parir. Relaciona
estas palabras con el término para mujer en háush –o mánekekn- que era
nimmiu/nimmin según Bridges, y néme según Chapman (1989), e interpreta que
en esta lengua la mujer era definida como "la que pare, la paridora".
Estamos de acuerdo, y hacemos notar que lo mismo parece ocurrir en
shelknam, idioma en el cual Beauvoir (1915: 143) anota ná= mujer, naam =
mujer madre; y en téushen, lengua en la que Elizalde y compañeros (en
Outes, 1913: 488-489) recogieron en 1789 la palabra zunum/sununa = mujer,
recogida zunum por Malaspina (en Vignati, 1940: 192) probablemente yenam,
de ya= mi + nam= mujer –hemos dicho en otro artículo (Tela de Rayón, 21 de
noviembre de 2008) que en las lenguas llamadas primitivas, los términos de
parentesco, entre otros, no podían decirse sin expresar con ellos el
pronombre posesivo. Elizalde anota también zunum nakon= mujer fea, en lo
que parece más bien ser el registro de los dos sinónimos zunum y nakon=
mujer. En la misma lengua téushen D'Orbigny (1944: cuadro entre páginas 115
y 116) recogió en 1828-1829 las palabras nacuna= mujer y nuca= hombre, y ya
a fines del siglo XVIII en igual idioma (Malaspina),y en aóniken áish
tenemos para "mujer" los términos nac (Schmid), énaque (Roncagli), enack
(Moreno), siendo énaque y enack simplemente ynak= (mi) mujer.
También la palabra na= huevo, común al téushen de Ameghino y de D'Orbigny
–que diferencia na = huevo de avestruz, y naha = huevo– y al aóniken áish
de Schmid, Lista, Lehmann-Nitsche, forma parte de la serie cognada, desde
que el huevo es, como la mujer, generador de vida.
En resumen, nam y variantes significaría "nacer, engendrar, parir, generar,
etc." De manera que, referidos a una etnia de seres humanos, podría
traducirse como "nacidos de, paridos por, engendrados por, hijos de", etc.
¿Hasta aquí se entiende?
Nos resta definir el significado de la primera parte, Shel, que tenemos
derecho a considerar como una palabra aparte. Para ello, hemos de dar un
pequeño rodeo, y decir que la religión protochal ha sido, evidentemente,
como esperamos demostrar, muy fuertemente solar, como lo eran aquella de
los incas, y, aunque menos evidente, la de los mapuches, y muchas otras de
todo el mundo. Los miles de años transcurridos y una especie de tabú –como
en el segundo mandamiento bíblico "no tomar en vano el nombre de Dios"-
impedía, por respeto, llamar al gran Dios solar por su nombre. Ello hizo
que se emplearan apodos para nombrarlo: lo mismo hacemos nosotros cuando
hablamos de "el Altísimo", "el Señor", "Padre", etc. Dichos apodos
terminaron, entre las etnias de origen protochal, por desplazar no sólo al
nombre original del Alto dios- que era en general una palabra que
significaba "luminoso"- sino a su personalidad. Es decir, se produjeron
verdaderos desdoblamientos del dios, cada uno denominado con uno de los
apodos. Éstos "nuevos dioses" fueron adquiriendo características diferentes
de las del ente original, de manera que, ya en el período hispánico,
algunos aún eran reconocibles, pero otros ya no- excepto que se haga un
profundo análisis mitológico-lingüístico como el que esperamos pueda leerse
en nuestro libro.
Es interesante saber que ya casi ningún lingüista discute que la palabra
castellana "Dios", así como el genérico "dios", provienen de un término
protoindoeuropeo dyaeus, que significaba "luminoso, brillante"
–evidentemente aplicado a un primitivo dios solar. En el sánscrito antiguo
hallamos deiw-os = dios, que aparece asociado con frecuencia a la palabra
p'ter, es decir, "padre". En el sánscrito tardío evolucionó a Dyaus Pitar,
en griego dio Zeus Pater, que en latín se modificó a Ius Pater, es decir,
Júpiter, y en latín tardío, de nuevo a través del griego, Deus Pater. En
griego además originó la palabra genérica theos= dios, y en varios idiomas
indoeuropeos la palabra para "día" –incluso esta misma palabra castellana,
"día", es cognada con el nombre de Dios y con el genérico "dios"... que así
era en su origen un ser luminoso, seguramente el mismo sol.
En otras palabras, estamos afirmando que las religiones de los pueblos
protochal fueron en su origen monoteístas. El dios único parece haber sido
un ser luminoso –no importa a los fines de la idea si éste era el Cielo, o
el Sol, o incluso la Luna, pues en general los nombres de todas estas
entidades son cognados en estos idiomas, y todos significan "luminoso" o
ideas relacionadas. Sólo la evolución, con aparición de duplicados o copias
de este Ser, denominados con lo que originalmente fue un apelativo para el
único dios; o el surgimiento de competidores encarnados en un héroe, y/o en
los propios hijos del dios, y otros descendientes y parientes, llevó a la
multiplicación y atomización de las divinidades.
Creemos que la religión primordial de los prototehuelches y sus
descendientes respondía al mismo esquema que los descubrimientos de Lang en
1898: un único Dios Sublime entre pueblos cazadores de Australia.
Cumplirían así el precepto luego enunciado por los preanimistas, entre
ellos Jensen quien sostuvo –en un sentido inverso que el de las ideas
clásicas animistas- que la noción de un Dios creador celestial precedió, en
las culturas cazadoras, a la aparición de la deidades del tipo dema-como lo
sería Elal entre los aónikenk- y ésta fue seguida por el politeísmo (ver
Eliade, 1974: 150 y 172-178).
Agreguemos que esta religión originalmente solar, justifica en forma
adicional nuestra idea de denominar "protochal" al pueblo que dio origen a
las etnias tehuelches y onas. No nos explayaremos sobre un tema ya expuesto
en otros artículos, pero recordemos que la palabra chal = luz – y sus
conceptos derivados "brillo, esplendor, blancura" e incluso "agua" y
conceptos asociados, como creemos haber demostrado –es un término común
tanto al gënëna a iájich como al téushen, el aóniken áish, el shelknam y el
mánekekn o háush.
Dicho lo anterior, vamos al grano. Creemos que shel, la primera parte del
gentilicio de los shelknam, corresponde al término soll (Nordenskjöld,
1897), csol (Beauvoir, 1901), ambas en Lehmann- Nitsche (1914: 273) con el
significado de "blanco". Es la misma palabra que, en otra obra, Beauvoir
(1915: 73 y 116) escribe xol = blanco, aclarando antes (p. 2) que la "x"
debe pronunciarse "ks", y no "h" como en otros autores. Gallardo (1910:
153) nos deja shool = blanco purísimo, shilo = menos blanco. Términos
relacionados con otros como sohol = overo, shol= raíz blanca, soor =
granizo, y otrr-sol = blanco del ojo-en donde, evidentemente, otrr= ojo y
sol= blanco (Beauvoir, 1915: 61, 62 y 146), y con sool= fuego (Segers, 1891
en Lehman-Nitsche, 1914: 251), etc.
Se trata de términos cognados con el nombre del antiguo dios aónikenk,
T'chuwrr, que hemos mencionado en otros artículos, cuyo nombre recoge
Gardiner (1842, en Apéndice 4 del libro de Coans, 2007: 252) como Tchur y
de quien dice que es el Espíritu Bueno y que "reside en el sol". Aclaremos
que la "rr" final de este nombre es africada, o sea que suena casi "sh",
como la famosa "r" riojana y de otras partes de nuestro país, y es
fácilmente intercambiable con la "l", la "ll", la "s", la "sh" y otros
fonemas. No nos extenderemos sobre la demostración, que puede leerse en
nuestro libro o en próximos trabajos, pero sepamos que se trata de un
antiguo nombre del mismísimo Elal –el héroe-dios aónikenk- y que su nombre
es una variante de aquel que Pigafetta recogió en 1520 como Setebos – a
leerse Shetebosh o Shetewosh. Véase el paralelismo entre ambos nombres


T / ' / Ch / wu / rr

Sh / e / te / bo / sh

Se verá en nuestro trabajo en preparación que estos nombres son también
cognados con ciertos nombres de equivalentes del Gualicho –como también
hemos dicho (ver Tela de Rayón, 21 de noviembre de 2008). Entre ellos,
Chechuelli/Chahuelli/Chechelli, la causa invisible de todos los males para
los poyas según Olivares (mediados del siglo XVII, en Vignati, 1939: 213),
el chahuelli de Mascardi[1] (en Casamiquela, 1965: 32) y de Van der Meren
(en Casamiquela, 1985: 21), y "el marido de Ajchüm", llamado Talwulli,
(Bórmida y Siffredi, 1969-1970 en Casamiquela, 1988: 120). Se trata también
de los famosos enanos táchul de Escalada, el Tachuwl de Harrington, que
ilustran el momento de máxima caída del dios, previo al olvido total.
También son una variante del nombre del dios o diosa que otros autores
recogieron como Séecho/Sesom, identificado explícitamente con la luna, y se
deduce que también con el sol, como sugerimos en nuestro trabajo en el VII
Congreso de Historia Social y Política de la Patagonia Argentino-chilena
(Williams D, 2007). El término séecho es a su vez cognado con la palabra
setreu y variantes= estrella –palabra en que la "r" debe pronunciarse
africada, haciendo la palabra sonar casi "secheu".
Es decir que el nombre de T'chuwrr se asocia a cuerpos celestes luminosos,
como el sol, la luna y las estrellas. Ello implica que su nombre ha de
significar "luminoso, brillante" y por el estilo. Y es así, pues la palabra
tchōerre significa "blanco" en aóniken áish, (Ibar Sierra, 1945, en
Argentina Austral, 1984, 3: 188), evidentemente una variante arcaica pero
cognada, como se verá en el libro, con palabras como gólwen y variantes y
orrnek y variantes, todas con el significado de "blanco". Desde luego, este
término tchōerre = blanco es el contrónimo de aquél choele= negro que
mencionábamos en nuestro trabajo sobre el significado de Choele Choel (Tela
de Rayón, 18 y 25 de abril de 2008).
Además, es importante hacer notar que la caída diosa Hálpen de los shelknam
es funcionalmente identificable, en más de un aspecto, con la luna, y con
una de las formas tehuelches del gualicho, Agschem o Ájchum - cuyo nombre
parece ser un apelativo que discutiremos en otra ocasión.
Según demostraremos, Hálpen se compone de hal= luz, blanco + hen/wen/pen=
lleno, grueso, hinchado, brota, mana, etc. es decir, significa "lleno de
luz, brota la luz, fuente de luz". El marido de Hálpen se llamaba Shóort,
con variantes según autores: Shoort- Ksorten para Lothrop (1928: 107-108),
Ksort-kain/Sorth-kain para Beauvoir (1915: 47 y 62), czórtu para Borgatello
(1898: 197 en Gusinde, s.f (a): 472). Obsérvese desde ya la semejanza de su
nombre con las palabras soll, csol, xol, shool = blanco en shelknam, ya
vistas. Y es que "blanco, luminoso, brillante" ha de haber sido el
significado original del nombre de Shóort, que es, como T'chuwrr, un dios
caído... el propio sol, en realidad, por ser esposo de la luna.
Si recordamos que uno de los desdoblamientos de T'chuwrr el luminoso era
Talwulli, esposo de Ájchum, y que a su vez Shoórt el luminoso era el esposo
de Hálpen la luminosa, el círculo cierra a la perfección: el dios caído era
Shóort entre los onas y T'chuwrr entre los tehuelches; sus esposas eran
respectivamente Hálpen y Ajchum. El hecho de que en ambos casos la
dominante sea la forma femenina es importante, especialmente entre los
onas, que aún recordaban la caída de la diosa, pero sepamos que los sexos
de los dioses son intercambiables. En definitiva, como podrá leerse en el
libro, los dioses que son esposos, amantes o parejas son en realidad dos
polos de un único ser, un dios único. Hay mucho más, pero falta espacio
para continuar.
En resumen, el gentilicio de los shelknam significa, creemos "hijos de la
luz". Pero también suponemos que la palabra shel/shol/czol y variantes =
blancura, luz era también el nombre arcaico del sol, y por ende del Sol-
Dios. Es decir, los shelknam eran, como los incas, los "hijos del sol".
Este Sol-Dios fue reemplazado por duplicaciones denominadas con apelativos,
originados en el tabú de la pronunciación del nombre de Shol, pero su
memoria quedó conservada en el gentilicio shelknam y en el nombre del dios
caído Shóort.
Para finalizar: si alguien duda de que "shelknam" significa "hijos de la
luz o del sol", le será interesante saber que el mismo significado creemos
poder demostrar para el gentilicio de los gënëhna a küne, cuyo dios era
también un ser luminoso. Más difícil pero no imposible de demostrar es que
el gentilicio de los aónikenk tiene igual etimología. Será en artículos
próximos.
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[1] En Casamiquela (1965: 32) la misma cita de Lehman-Nitsche (1939: 231),
a su vez citando a Olivares, el nombre Chahuelli aparece como Chechuelli.
¿Cuál es la versión verdadera del nombre anotado por Olivares?. Las dos son
ciertas: Olivares (2003) anota la primera versión primero (p. 182) y luego
la segunda (p. 185).
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