Qué pequeño el mundo es

July 3, 2017 | Autor: V. Ramos Rosas | Categoría: Teoría del Caos
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Descripción

Qué pequeño el mundo es
De la realidad entramada I
(Introducción)

En 1941, los estadounidenses se entretenían viendo a Eddie Albert en The Wagons Roll at Night, película cuyo protagonista fue Humphrey Bogart. Eddie Albert no fue la estrella más brillosa del gremio, aunque hay que reconocerle su nominación al Oscar por Vacaciones en Roma, de 1935, (aunque quizá fue porque salía con Audrey Hepburn y Gregory Peck), en fin. A los televidentes norteamericanos quizá les es más familiar por su participación en la serie de televisión Granjero último modelo, que a casi 50 años de su emisión todavía se sigue transmitiendo en algunos rincones bohemios del mundo. Pero nuestro amigo Eddie Albert seguía trabajando para Hollywood medio siglo después de The Wagons Roll at Night, y en el 89 apareció en The Big Picture al lado de Kevin Bacon.
Por ello, Eddie Albert funge como enlace prioritario que da a un gran número de actores famosos de antaño el denominado "Número de Bacon", (muy bajo, por cierto). ¿A qué me refiero con "El número de Bacon"? Simple, al número más pequeño de largometrajes que conectan al actor en cuestión con Kevin Bacon, donde cada película termina uniendo a un par de actores de la cadena. Luego entonces, Eddie Albert tiene un número de Bacon de uno, porque sólo salió en una película con Kevin Bacon; Humphrey Bogart tiene un número Bacon de dos, porque apareció en una película con Eddie Albert, que a su vez había salido en una película de Kevin Bacon. Por otro lado, el guapo James Dean y Ronald Reagan también poseen un número de Bacon de dos, eso gracias a Albert, que protagonizó junto con ellos el drama I´m a fool. Erroy Flynn también se vinculó con Bacon a través de Eddie Albert, ya que compartieron pantalla en Las raíces del Cielo.
¿A qué infiernos voy con esto? Bueno, que el juego de Kevin Bacon se convirtió en una dinámica divertida para los cinéfilos y universitarios de los 90´s. El objetivo era simple: Encontrar el camino más corto para llegar a Kevin Bacon (el más bajo), de cualquier actor de cine. ¿Quién murió e hizo a Kevin Bacon merecedor de este ejercicio de revisión cinematográfica? Ah, es que compartía la misma suerte que Eddie Albert para conseguir fama a través de sus papeles en películas donde no era el protagonista, de esta forma enlazaba muchos y reconocidos nombres (y otros no tanto) del entramado de las relaciones cinematográficas. Irónicamente, Kevin Bacon era sugerido como el centro real de la industria Hollywoodense.
En meollo del asunto es lo increíblemente complicado que resulta en análisis de este entramado. Desde que el cine se inventó se han rodado algo así como ciento cincuenta mil películas, con un número de trescientos mil actores, y lo más exorbitante, es que a casi todos ellos se les puede asignar un Número de Bacon (NB), de 3 o menos. ¿Cómo es que lo sé? Una vez dándome una vuelta por la página web de la Universidad de Virginia recogí las cifras de El oráculo de Bacon, una investigación que relacionaba por lo menos a 1686 actores que alguna vez habían compartido reparto con Kevin Bacon, había también 133, 856 actores con un NB de 2 (que habían hecho una película con alguien que había hecho una película con Kevin Bacon) y 364,066 con un NB de 3. En el 2003, el NB medio de todos los actores que figuraban en Hollywood era de 2,946. Esto me hace pensar que algo muy especial ocurre con el señor Kevin Bacon, pero ¿qué es? ¿Destino? ¿Coincidencia? ¿Complejidad? ¿O caos?
El juego de Kevin Bacon no es nuevo, cómo no podía ser de otra manera, los matemáticos (una verdadera banda de locos), fueron los que jugaron en primer lugar con una versión más "intelectual" denominada Los Números de Erdös.
Paul Erdös era un prominente matemático que escribió cientos de artículos. Debido a su trabajadora naturaleza húngara e inusual productividad, muchos lo tomaron como el centro del universo matemático, y a otros matemáticos y científicos se les puede asignar un Número de Erdös, NE, dependiendo si escribieron un artículo hombro con hombro con Erdös (NE=1), con un colaborador directo de Erdös (NE=2), o con un colaborador del colaborador, (algo así como los trabajos de Humanidades).
Estas colaboraciones vinculan a un enorme número, no sólo de matemáticos, sino también de físicos y sociólogos, con una cantidad de conexiones exorbitantes. Albert Einstein tiene un NE de 2, Heisenberg de 4 y Schrödinger un exuberante 8. Aquí es dónde peco de ególatra, pues antes de salía a beber con mis amigos o ver a mi novia, me di a la tarea de buscar mi propio Número de Erdös, (doy gracias a Miguel Morales Ramos por facilitarme la investigación), resultando en un 8, también. Claro, esto no significa que yo sea un analista o científico comparable a Schrödinger, ni tampoco que Heisenberg sea el doble de bueno que nosotros o Einstein cuatro veces mejor. Con lo poco y más poco relevante aún que he escrito, aún puedo vincular mis fuentes a coautores que trabajaron con estas grandes mentes. Obvio, esto tampoco puede ser motivo de orgullo, ya que cualquiera de ustedes puede hacer lo mismo. Lo que trato de explicar es que el entramado formado por la coautoría de la comunidad científica es tan tupido, tan vasto y exponencialmente complejo, que el más modesto de los científicos (si lo hay) podría encontrarse a pocos pasos de alguna gran figura de la ciencia.
Cometo el error de pensar que todos conocemos el fenómeno que subyace tras estos juegos, así que un ejemplo mucho más burdo y común podrá transmutar este discurso a sus propias entropías: Un amigo mío se encuentra en una fiesta hablando con el mejor amigo de la hermana de mi amigo. El tipo que toca la guitarra en la banda de ambiente es el mejor amigo de del mejor amigo de la hermana de mi amigo, y de pronto descubro que alguien en una conversación que no conozco, con gente que no conozco, me conoce. Continuamente nos damos cuenta que estos entramados complejos y altamente caóticos recuerdan lo pequeño que es el mundo.
La naturaleza tiende a interrelacionar interrelaciones sociales, es el peor tormento de los sociólogos, pero cómo motivo de estudio son menos importante que alguna anécdota de borrachos. No obstante, en los últimos años, muchos científicos han centrado sus esfuerzos en develar el comportamiento del "mundo pequeño", y han empezado a comprender algunos de los rasgos que más los definen. Cabe resaltar que estos estudios van mucho más allá de una dinámica social (que de por sí ya es compleja), revelando que estos mismos factores interacción caótica en sistemas tan diversos como las redes neuronales del cerebro, las reacciones bioquímicas del metabolismo y las redes de difusión eléctrica. Poniéndolo de otra manera, existe una especie de universalidad común a ciertos tipos de entramados, ya sean objetos, situaciones o personas. ¿Por qué? ¿Son éstas personas nodos cósmicos que le dan sentido a la realidad? ¿Son objetos con valor legendario? ¿O situaciones clave en el devenir de la existencia y por eso se vinculan con un sinfín de situaciones secundarias?
Estoy convencido de que estudiando alguno de estos fenómenos, incluso con base en un modelo simplista, podremos comprender el funcionamiento de sistemas de alta complejidad y procesos que aparentemente no guardan ninguna relación.
Al diablo con Kevin Bacon, yo quiero saber si tengo algo de especial para con el universo.


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