Pueblo y Totalitarismo en Venezuela

September 3, 2017 | Autor: Luis Ricardo Davila | Categoría: Análisis del Discurso, Análisis Político
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Descripción





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TERTULIA DE LOS MARTES
HOTEL BELENSATE, Mérida, 27 DE JULIO, 2010 / 7:00 P.M.


PUEBLO Y TOTALITARISMO


Luis Ricardo Dávila


El experimento socio político que arrancó en Venezuela en febrero de 1999, luego de los resultados de las elecciones de diciembre de 1998, desembocó en dos cosas: 1- El retorno del PUEBLO como una categoría política a través de la cual se busca articular las demandas y las identidades colectivas; 2- La institucionalización progresiva de un régimen totalitario a través de un proyecto llamado revolucionario, primero, y socialista, luego de 2006, que descansa sobre un PERSONALISMO POLÍTICO DE CARÁCTER PLEBISCITARIO.
Experimento socio político caracterizado, entonces, por la CONSTRUCCIÓN DE UNA EXCESIVA FICCIÓN POPULAR TENIENDO EN CUENTA DE QUE EL PUEBLO COMO TAL NO EXISTE, LO QUE EXISTE ES UNA IMAGEN VIRTUAL, Y MEDIÁTICA DE LA VOLUNTAD POPULAR; Y POR UNA excesiva centralidad del líder en el proceso que él mismo desencadena, IDENTIFICANDO SU PROYECTO CON LA VOLUNTAD DEL PUEBLO, donde se mezclan todas las formas de personalismo político de la historia.
PERSONALISMOS
Veamos: 1- hay un tanto de despotismo (el gobierno de una persona que se siente un tanto superior a sus gobernados y que los trata como si fueran inferiores); 2- otro tanto de tiranía (un régimen legítimo en sus orígenes pero ilegítimo en sus prácticas en la medida en que busca imponer una hegemonía que una parte importante de la sociedad se niega a aceptar). 3- También se observa bastante de bonapartismo (aquel régimen que debe su nombre a Bonaparte un autócrata que se hacía aclamar por el pueblo bajo la figura del plebiscito). 4- Los rasgos del mesianismo están bastante marcados (la convicción del gobernante que está llamado a salvar no sólo a su sociedad sino al planeta entero: "NO DESCANSARÉ HASTA VER A LA HUMANIDAD A SALVO", señalaba la compleja figura ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en abril del 2009).
5- Pero también tiene que ver con la realeza medieval en la medida en que se plantea los procesos políticos en términos personales, suscribe el nepotismo y gobierna de manera arbitraria, como ungido por algún derecho divino de nuevo cuño, ya no por el antiguo derecho divino de los reyes sino: el de los Babalaos y Santeros antillanos, la memoria histórica de nuestros antepasados indígenas o el derecho otorgado por el llamado Padre de la Patria al considerarse –discursivamente-- recto heredero de Simón Bolívar y su gesta heroica.
6- Se emparenta de igual manera con la monarquía absoluta de un Luis XIV al suscribir la clásica expresión: EL ESTADO SOY YO. Pero no lo dice en el mismo sentido en que lo decía el monarca francés quien buscaba darle sentido a una institución novedosa como lo era el Estado moderno. Luis XIV y todo el despotismo ilustrado posterior usaban la expresión para considerarse los primeros servidores del Estado, mientras que nuestro monarca de tierra caliente se siente la verdadera encarnación de un pasado heroico y de un Estado petrolero y rentista: EL ENCARNA AL HÉROE MÁXIMO, PROPONE Y DISPONE DE TODOS LOS RECURSOS DE ESTE ESTADO, INCLUIDAS NO SOLO SUS RIQUEZAS SINO SU MONOPOLIO DE LA FUERZA, DE LA PALABRA, DE LA VIOLENCIA SIMBÓLICA Y DE LA PROPAGANDA.
Hay, en consecuencia, un proceso popular, personalista y totalitario, confirmado por elementos tales como:

El líder único; 2- El partido único; 3- La estatización de la vida social; 4- La centralización no sólo del poder sino de todas las formas societales; 5- La exaltación de la figura heroica; 6- El fomento del amedrentamiento y el terror como formas políticas; 7- La creación de bandas armadas revolucionarias; 8- El impulso y desarrollo de un derecho totalitario: 9- El desarrollo de una forma hegemónica y excluyente de la política; 10- Finalmente, la promoción de una ideología y de un pensamiento únicos.
Estos 10 rasgos desplegados a lo largo de esta peligrosa y dolorosa década lo demuestran. Todo en nombre de un pueblo que comienza a dudar de la eficacia del propio discurso. Chávez y su régimen son estructuras políticas y simbólicas muy complejas y difíciles de estudiar. Y, sin embargo, necesarias de esclarecer más aún en nuestros días cuando el proyecto está pasando de su etapa hegemónica a la de dominación.
La complejidad del personaje y su proceso era expresada recientemente por uno de los últimos mohicanos del comunismo venezolano, Jerónimo Carrera, de la manera siguiente:

"Chávez es un animal raro. De tres patas. Es bolivariano, cristiano y tiene elementos del marxismo. Es un caso extraño. Que tenga algo de marxista no significa que sea comunista. El marxismo es una teoría científica para interpretar la sociedad y conlleva, a quienes lo practican, a militar en el partido de los trabajadores, cosa que no pasa en Venezuela".

Para enseguida añadir, en cuanto a su formación intelectual:

"Chávez es de pensamiento cambiante; se deja influir por lecturas rápidas o por personas que se le acercan".

Esta complejidad socio-política del proceso y la rareza psíquica del personaje que lo encarna hay que estudiarla, tenemos que construir explicaciones coherentes al respecto. La Ciencia Política está en deuda con la sociedad en cuanto a una explicación profunda y veraz del proceso que actualmente vive la sociedad venezolana. El afán inmediatista en las explicaciones de lo que ocurre, la parcialización en las explicaciones –más opiniones sesgadas que explicaciones racionales-- por estar inmersos, por ser dolientes, de esto que ocurre, ha hecho que la Ciencia Política se asemeje más al periodismo de opinión que al análisis político mismo. Y esto que acabo de decir no es un reproche que pendería cual afilada daga sobre mi propio discurso, sino una palabra de estímulo y de cuestionamiento para hacer avanzar la disciplina. El proceso que se vive es muy complejo, por tanto los análisis y modelos explicativos deben construirse también de manera compleja.
POR EJEMPLO, UNA DE LAS INVERISIMILITUDES A LAS QUE HAY QUE DAR SENTIDO Y RESPUESTA ES AQUELLA QUE SE REFIERE A LA IMPOSIBILIDAD QUE VEÍA LA SOCIEDAD VENEZOLANA DE QUE EN EL PAÍS SE PUDIESE ESTRUCTURAR UN ESTADO COMUNISTA. Y, SIN EMBARGO, LOS PRIMEROS PASOS SE ESTÁN DANDO A RITMO AGIGANTADO. Para una muestra, por favor, asómense ustedes a la Ley de los Consejos Comunales y verán de qué se trata. Una vez más, insisto, se está pasando de la etapa hegemónica de la política a la de dominación pura y simple, vía la represión, la politización de la justicia, el quiebre del Estado de Derecho, de la lógica económica, la segregación política, la violación de los preceptos constitucionales y la arbitrariedad en la aplicación de políticas y leyes.
Las realidades que se debaten no son ni tan estables, ni tan consensuales y no parece que vayan a serlo pronto. El problema más interesante no es cómo arreglar este enredo político-social, sino qué significa todo este fermento de relaciones, de acciones y de pasiones. ¿A través de qué mecanismos discursivos se justifica el actual estado de cosas? Y más interesante aún, ¿cómo se construye esa excesiva centralidad del líder en un proceso de transformación radical? ¿Cómo se construye discursivamente ese fanatismo que hoy cunde entre nosotros? Con estas palabras puestas por delante, que me servirán de guía, quiero presentar algunas consideraciones ante ustedes.
Adelantemos un par de argumentos:
ARGUMENTOS
1-Lo que la trama comunicativa de la ruptura populista-totalitaria en marcha introduce en Venezuela no es tanto una cantidad inusitada de nuevas prácticas sino un nuevo modo de relación entre los procesos simbólicos y las formas de producción y distribución de los bienes, los servicios, las ideologías y los conceptos. Ya sabemos que toda ruptura populista (Laclau, E., La razón populista, México, Fondo de Cultura Económica, 2005) no anticipa nada en cuanto a los contenidos ideológicos. Por el contrario, esos contenidos adquieren la forma de una abigarrada enunciación de lugares comunes: se es marxista por la mañana, gramsciano por la tarde, maoísta por la noche y bolivariano-fidelista todo el día. Pero lo que sí es permanente es el entusiasmo con aquellas ideologías de rasgos totalitarios.
2-La fuente del potencial de la creatividad política revolucionaria en Venezuela está íntimamente vinculada a la dualidad del heroísmo revolucionario redentor, su lenguaje y sus símbolos; y a la puesta en escena para el consumo de ese pueblo inventado de un supuesto drama de la catástrofe que implicaría la permanencia de las prácticas capitalistas, en su versión globalizada. Esta última ha generado una crisis de la supervivencia planetaria, según el discurso del poder. Crisis que se dice poder desmontar desde la posición de país productor y exportador de petróleo, utilizando el preciado recurso natural como arma de chantaje nacional e internacional. El pasado heroico, la manipulación simbólica y el presente petrolero son, pues, los soportes básicos de la estructura de poder revolucionario en Venezuela.

ESTRUCTURA DEL PODER HEROICO
Arista vital de este sistema de dominación es la del poder heroico. Desde 1999 y hasta hoy, en nombre de Bolívar –un Bolívar que, se nos dice, cabalga cada cien años; las réplicas de cuya espada se distribuyen por aquí y por allá manirrotamente (se le obsequia una incluso a un dictador africano, a dictadores islámicos y a cuántos más)– en nombre de Bolívar, repito, se quiere someter a la nación e instaurar un nuevo autoritarismo de corte, por supuesto, militarista y totalitario. Se destruye la república; se desarraigan las instituciones para que todo quede en poder de quien ejerce el mando.

¿REVOLUCIÓN ESPONTÁNEA POPULAR O EMBOSCADA?
Además, hay un escenario que vale la pena al menos enunciar. Junto a la correlación de fuerzas internas, hay una emboscada muy bien preparada internacionalmente –desde afuera-- para utilizar el petróleo venezolano como arma subversiva, antiimperialista, para obrar sobre un resquebrajado orden político y económico internacional.
El régimen bolivariano representa un gobierno de la Guerra Fría, pero sin Guerra Fría. Si ese discurso antagonista de Guerra Fría pareció funcionar durante la era de Bush, con Obama funciona de modo muy defectuoso. Debido a esa razón Chávez ha decidido trasladar sus imaginarios y antagonismos ya no tanto en contra de "el imperio", sino en contra de Colombia.

SÍNDROME DEL COMPLOT
Uno de los primeros argumentos que se utilizan para desencadenar una guerra o para iniciar una persecución es la idea de que hay que reaccionar ante un complot urdido contra aquel nosotros o aquel YO popular, representantes en consecuencia de NUESTRO PUEBLO, NUESTRPO PAÍS, NUESTRO PROCESO. Este síndrome del complot ha estado y está hoy día más que nunca presente en las estrategias oficiales totalitarias.

El enemigo del totalitarismo debe ser un enemigo meta-real y meta-histórico y por cierto, imposible de ser vencido en cortos plazos. El enemigo debe existir ojalá para siempre. Así, se perpetuará en el cumplimiento de su histórica misión. Esto es válido para gobernantes de derecha como de izquierda, moderados o radicales. Para Pinochet, por ejemplo, el enemigo meta-histórico era el socialismo. La misión que debía cumplir sobre la tierra era la erradicación del socialismo y por cierto, de sus ideólogos, los llamados marxistas. Pero los marxistas para Pinochet no sólo eran los marxistas. Además eran todos los que alguna vez se pronunciaban en contra de su dictadura. PARA EL TOTALITARISMO BOLIVARIANO EL ENEMIGO ES EL IMPERIALISMO Y EL CAPITALISMO GLOBALIZADO ASI SE NUTRA FINANCIERAMENTE DE ESTE SISTEMA CONSIDERADO PERVERSO.
Lo cual no es ninguna innovación, por cierto. Anti-imperialismo de corte moderno ha habido desde Cipriano Castro en adelante, pasando por la Acción Democrática originaria. Pero el nuevo discurso está más emparentado para no decir que es la copia fiel exacta del discurso de Fidel Castro. La misión histórica de Castro fue definida por él mismo desde 1962: luchar en contra del capitalismo y sus máximos representantes: los EE UU. Como obviamente nunca Cuba logrará derrotar al capitalismo mundial, a pesar de la gran cantidad de vidas cubanas inmoladas en tan absurda misión, la necesidad histórica del proyecto totalitario en su afán de proyectarse hasta el infinito ha acudido al relevo de Venezuela y su petróleo.

La misión histórica que se han auto asignado algunos líderes islámicos u otros militaristas y totalitarios es la de derrotar al "imperio", construcción ideológica muy adecuada para legitimar la existencia de la sociedad totalitaria y que, además, sirve para justificar el síndrome del complot. En especial sirve para liquidar a sus enemigos internos, los que son presentados como agentes del exterior, vendepatrias, lacayos o peones del imperio y otras exquisiteces discursivas parecidas a las que nos han acostumbrado las palabras del poder en estos interminables 11 años.

EL NOMBRE Y SUS FORMAS:
EL UNO, El LÍDER, EL EGÓCRATA, EL PRESIDENTE, EL TIRANO

Vivimos una época histórica que se presta para el surgimiento de categorías políticas totalitarias. Una época en que se observan formas de poder que –siendo complejas y fuertemente centralizadas—se encarnan en la figura del UNO. El LÍDER, EL EGÓCRATA, EL PRESIDENTE, EL TIRANO. Esta es finalmente una estructura que se reproduce en todas las formas grupales originadas por la sociedad. Le tocó a nuestra sociedad ser protagonista de esta estructura. Está orientada hacia el poder central, hacia un ESTADO omnipresente que supuestamente encarna la voluntad general de la nación. El control de la sociedad por el poder puede resultar por la violencia y por el consentimiento. Una mezcla de ambas se observa entre nosotros. Pero como el sistema se orienta a la acción del UNO, entonces no existe legitimidad que no sea discursiva, es decir, que no pase por la palabra, por la propaganda y por los símbolos. La legitimidad para la crítica no existe: o esta se relega de sí misma en la marginalidad, en un espacio de no-participación, o ya sea la crítica es agredida y limitada por el poder.
Así del capricho a la locura, del delirio a la motivación de la acción política, son fronteras que se entrelazan imperceptiblemente de modo que locura, delirio y poder se vuelven la forma sobre la cual se estructura el UNO. Se podría decir que se espera del poder que reinvente la sociedad, al mismo tiempo que la resguarde y la transforme hacia el bienestar colectivo. Pero no ocurre así, Se observa todo lo contrario. A pesar de todos los recursos de flexibilidad que puedan diseñarse en el tiempo, el fracaso político se ha convertido en una forma de regulación que choca con la rigidez del sistema imperante. LA SOCIEDAD HA VENIDO DESARROLLANDO UNA MIRADA OBLICUA SOBRE EL PODER QUE VA DE LA VENERACIÓN Y EL FANATISMO AL ODIO Y LA DISIDENCIA, DE LA PÉSIMA GESTIÓN A LA EVASIÓN DE LA CULPA, DE LA SANGRE VERTIDA A LO INMACULADO, DEL OLVIDO A LA MEMORIA.
No es de extrañar, entonces, que el UNO no se canse de ver el complot, la conspiración y la traición en su entorno, o en palacio, o en las calles, o en la propia sociedad y más allá de las fronteras nacionales, como la práctica más usual. Pero en la medida en que el UNO se levanta como el modelo del bien, de la felicidad todos se vuelven a su vez forjadores de mundos diferentes en sus pequeños UNIVERSOS. Estos son por lo general mundos simbólicos que se ejecutan con su carga subliminada en espacios resguardados como la palabra, la cultura, la propaganda. Donde la lógica del castigo y la recompensa prevalece. Con ello sólo se desplaza momentánea y parcialmente la violencia. No podía haber modo más claro de dejar en evidencia las siniestras ambiciones de estos llamados nuevos guerreros. Esto da urgencia a la necesidad de hacer de la crítica, del análisis político, un acto inseparable de nuestro derecho a vivir en sociedad.

PUEBLO Y TOTALITARISMO

Decíamos que el líder inventa al pueblo, y si tiene éxito (que sin duda lo ha tenido), transforma en ese pueblo que ha inventado una buena parte de los ciudadanos. Entonces, ¿por qué pueblo, por qué totalitarismo? ¿Por qué ambas categorías políticas son un acontecimiento capital de nuestro tiempo? ¿Por qué sin ambas categorías nos es imposible escrutar la naturaleza de las sociedades modernas? Pienso en el desarrollo de la categoría pueblo y ésta no hace más que remitirme particularmente a la historia reciente latinoamericana y más particularmente a la venezolana. ¿Qué vínculos establece la política para ambas categorías?
El pueblo en tanto categoría política siempre mutante y mutable es una capacidad de cambio asimilada muy bien por los líderes populistas quienes son estrellas convirtiendo a aquellos sectores sociales populares en masa electoral del totalitarismo. El pueblo viene a ser en este sentido una totalidad ideal, simbólica, de amplio efecto discursivo, articulador e identitario del grupo al que se interpela. Esto implica lo siguiente: la unificación simbólica del grupo en torno a una individualidad es inherente a la formación de un pueblo. Pero en realidad ese PUEBLO como expresión de una única voluntad y de unos sentimientos iguales no existe; una suerte de fuerza casi natural que encarna la moral y la historia no existe.

Bajo las banderas redentoras de ese pueblo inexistente pero simbólicamente eficaz, la política se reduce a una pura "cuestión" social. La lucha por las libertades que es esencial a la política les es completamente ajena, e incluso, les resulta superflua. Como es fácil deducir, la redención, la "justicia social" alude a un tema social, pero no político. La política, en cambio, pone su centro en la lucha por la libertad. Más aún: desde el punto de vista político, no puede haber justicia sin libertad. El ideal de la política totalitaria en cambio, no es la democracia sino la justicia social. El presidente de la república, ese que llamamos el UNO, para las masas no es un mandatario sino un "mandamás", un caudillo, un "hombre fuerte", en fin: "un justiciero", un revanchista, redentor y vengador.

Pero OJO, señores líderes opositores: HAY QUE PONER A LA LIBERTAD Y LA JUSTICIA SOCIAL JUNTAS. PARA DEFENDERLAS A AMBAS HAY QUE LUCHAR HOY CONTRA EL TOTALITARISMO Y POR LA DEMOCRACIA CON SENTIDO SOCIAL. HE AQUÍ EL PROBLEMA DE UNA PROPUESTA DE PAÍS OPUESTA AL PROYECTO BOLIVARIANO-TOTALITARIO NO SÓLO DIRIGIDO A NEGAR LAS TRIQIÑUELAS DE SU LÍDER, SINO A ABRIR NUEVOS HORIZONTES SOCIALES Y POLÍTICOS, DIRIGIDOS A ESAS GRANDES MASAS AUN NO FANATIZADAS, EN ESPECIAL A LAS MÁS JÓVENES.

Ahora me atreveré a formular la pregunta: ¿DE DÓNDE SURGE LA AVENTURA TOTALITARIA? No brota de la nada. Es signo de una mutación política. ¿DE QUÉ MUTACIÓN SE TRATA? Me parece inútil inscribirla en el caso venezolano en el registro del modo de producción, como consecuencia de una última concentración del capital; pero también me parece inútil hacer de ella, como gustosamente pretenden algunos, un producto de las fantasías de intelectuales revolucionarios para reconstruir el mundo desde cero.
El totalitarismo se explica, a mi entender, a condición de captar su relación con la democracia, surge de ella. El totalitarismo la echa abajo, al mismo tiempo que se apodera de algunos de sus rasgos y les aporta una fantástica prolongación, manipulándola y trocándole su sentido.
Los venezolanos hemos contribuido, y esto creo es de vital importancia reconocerlo, a echar abajo la democracia. Aquella democracia construida al calor de las luchas de 1958 y después. Los venezolanos –con su clase política a la cabeza-- desde hace ya unas cuantas décadas nos hemos empeñado en destruir nuestra forma de vida democrática, como fatigados por el peso de una libertad de la cual ya no queríamos ser responsables. Siempre estamos a la espera, en especial luego de la coyuntura de 1992, de invocar recetas mágicas, estamos dispuestos a soñarle virtudes al militarismo, incluso a conjurar un poder que nos librara del duro oficio de construir en libertad una sociedad más justa. Este es un dato básico de la realidad, de nuestra realidad. Y eso hay que decirlo sin mayores tropiezos: EL RÉGIMEN DEMOCRÁTICO QUE TENIAMOS NO ERA CIERTAMENTE EL MEJOR PERO ERA MENOS MALO DE LO QUE HOY EN DÍA NOS HEMOS DADO.

Así como según Hannah Arendt el totalitarismo europeo, en sus dos formas principales, la comunista y la fascista, surgió de la, por ella llamada, alianza entre "la chusma" y determinadas elites, regímenes como el bolivariano han emergido de la alianza entre masas culturalmente desintegradas y fracciones militares. Lo que se ha dado en llamar: UNIÓN CÍVICO-MILITAR. A la cabeza de esa alianza se encuentra el UNO, el EGÓCRATA.
Este suele dominar muy bien el idioma de la masa puesto que tanto por su condición cultural como por su condición militar es, el mismo, parte de la masa. Así se explica que el proyecto es destruir las relaciones políticas que reglan la vida de cada nación, imponiendo su cultura, que no es otra que la militar, disfrazada de socialista. El ideal del UNO no es la vida política sino la vida cuartelera. La sociedad es para él un gran cuartel e imagina ser su Gran Comandante, como de hecho es llamado por la masa.
Así se explica que su lenguaje sea siempre militarista. Su proyecto final, que es el de militarizar a la nación, comienza con la militarización de sus propias huestes, y eso pasa por la conversión de las masas en tropas.
Del mismo modo como la tropa militar, la tropa social no debe ser deliberativa. Por el contrario: las llamadas masas son integradas de modo vertical al Estado. No hay régimen totalitario que no haya estatizado a los movimientos sociales que las apoyan. Dichas masas no deben pensar: sólo actuar. Las órdenes les vienen siempre de las más altas cúpulas, y en la más alta se encuentra el UNO rodeado de familiares y amigos íntimos. Es por eso que se intenta organizar a las masas en un partido único, permitiéndose en algunos casos la existencia de pequeños satélites que giran en torno a la maquina partidaria estatal (grupos de poder como el Frente Revolucionario Francisco Miranda, dominado casi en su totalidad por el actual Vicepresidente de la República, los factores de poder unidos en torno a Ministros y demás adláteres del proceso bolivariano, el siempre solitario PCV, entre otros).

ELECCIONES BAJO TOTALITARISMO
Las elecciones son en una democracia un procedimiento formal en donde perdiendo o ganando es posible reordenar la correlación política de fuerzas mediante sustituciones y nuevas alianzas. No ocurre lo mismo en un marco totalitario que insiste en llamarse socialista. En esas circunstancias las elecciones son un torneo plebiscitario, llevadas a cabo en un ambiente lleno de miedos, incertidumbres y dudas, y por si fuera poco, en un espacio extremadamente polarizado donde no caben alternativas intermedias.

No son las elecciones, como en las democracias, un fin en sí. Son un simple medio de un proyecto que culminará con la toma del poder total. De ahí que en el totalitarismo las elecciones son sólo batallas que hay que ganar para, en un momento dado, destruir políticamente a sus enemigos. Esa es la razón por la cual los líderes totalitarios, en las raras ocasiones en que pierden elecciones, no reconocen los resultados.

En la actual coyuntura, estratégicamente hablando no podemos –sin embargo-- dudar de la vía electoral, pues hay muy pocas que recorrer. Vencer la desmoralización que el régimen imprime entre sectores de la oposición es un desiderátum; vencer ese sentimiento de apatía y frustración que por veces se apodera de las conciencias políticas. Si eso ocurre, el UNO ha logrado un objetivo adicional: destruir por medios políticos los cimientos morales de la nación. Necesitamos de opositores esclarecidos, esforzados en mantener vivo el ideal democrático pues saben que toda dictadura tiene plazos históricos por muy fuerte que parezca. Además la historia nos enseña que más temprano que tarde, los medios políticos de los que usa y abusa el totalitarismo, se volverán en contra del propio régimen.

La gran mayoría de elecciones bajo regímenes totalitarios han sido plebiscitarias. Se argumentará quizás que el gobierno bolivariano no es totalitario o dictatorial porque no es plebiscitario sino electoral. Falsa afirmación: Chávez ha convertido cada elección en un plebiscito en torno a su persona. En Venezuela se vota a favor o en contra de Chávez, así de simple. Y la oposición ha contribuido a este torneo plebiscitario al enfocar sus campañas y estrategias exclusivamente hacia la figura del UNO.

Históricamente, fue el mismo Hitler quien inició una costumbre totalitaria que ha hecho escuela: la de legitimar su poder mediante plebiscitos. En nuestros días, tanto Lucasenko como Mugabe recurren al mismo expediente. Milosovic en Serbia también hacía elecciones. En Irán hay elecciones regulares, aunque el poder central lo ocupan las castas sacerdotales. Pinochet y los dictadores militares uruguayos intentaban consolidar su poder mediante plebiscitos. Hay incluso regímenes totalitarios donde hay más elecciones que en regímenes democráticos. En este sentido puede decirse que algunos han comprendido que mediante la perversión del sistema electoral pueden tener lugar avances más expeditos hacia el poder que mediante su supresión. Ello implica por cierto, correr el riesgo de perder alguna vez.


ESTRUCTURA MILITAR Y MILITARISTA
Además hay que agregar la estructura militar y militarista y el ejercicio personal y personalista del poder: no hay totalitarismo sin un dictador, sin culto a la personalidad y sin una simbología guerrerista.
Regímenes como el bolivariano se sirven de algunas formas democráticas, hecho que utilizan los TOTALITARISMOS para legitimar el poder, sobre todo hacia el exterior. En algunos casos toleran la emergencia de sectores opositores a los que, cuando ya no pueden eliminar, los acosan para encerrarlos en cercos que no deben traspasar. Es el caso, por ejemplo de la dictadura de Zimbawe, o también, de la iraní y de la bielorusa. Regímenes, por cierto, hermanados por el verbo del poder bolivariano. En otros casos, toleran ciertos espacios de prensa libre a la que someten a constantes presiones, extorsiones y amenazas.
Retengamos entonces estos tres rasgos fundamentales: 1- la existencia de un líder único (EL UNO, EL EGÓCRATA); 2- la concentración de los poderes públicos en la persona del UNO y 3- la militarización del poder político.
Si esto ocurre del lado del líder único, cómo se pasarán las cosas del lado del pueblo. Veamos.

CONSTRUCCIÓN DEL PUEBLO-UNO

En el fundamento del totalitarismo se distingue la representación del PUEBLO-UNO. Vale decir se niega que la división del pueblo sea constitutiva de la sociedad. Entonces se construye discursivamente el pueblo como un todo homogéneo y una representación única de ese PUEBLO: YO SOY EL PUEBLO. Cosa falsa de toda falsedad. Esa es, por cierto, una de las trampas retóricas o discursivas más importantes en las que han caído los sectores opositores: CREER QUE ELLOS NO SON PUEBLO Y QUE EL PUEBLO ESTÁ DE LADO DEL PODER. Habría que comenzar a gritar PUEBLO SOMOS TODOS, DECIR CON ORGULLO YO SOY PUEBLO Y NO BOLIVARIANO.

Se afirma fantasmagóricamente una división entre EL PUEBLO-UNO y el OTRO. Ese OTRO son las fuerzas del afuera. El OTRO es el representante de las fuerzas provenientes de la antigua sociedad (llámese burguesía punto fijista, BURGUESÍA a secas o KULAKS en el caso ruso) y el emisario del extranjero del mundo imperialista.

ADVIERTO ASÍ QUE LA CONSTITUCIÓN DEL PUEBLO-UNO EXIGE LA PRODUCCIÓN INCESANTE DE ENEMIGOS. NO SÓLO ES NECESARIO CONVERTIR FANÁTICAMENTE A LOS ADVERSARIOS REALES DEL RÉGIMEN O A LOS OPOSITORES REALES EN FIGURAS DEL OTRO MALÉFICO, HAY QUE INVENTARLOS. EL ENEMIGO DEL PUEBLO ES CONSIDERADO COMO UN PARÁSITO O DESECHO QUE ES PRECISO ELIMINAR. LA PERSECUCIÓN DE LOS ENEMIGOS DEL PUEBLO SE EJERCE EN NOMBRE DE UN IDEAL DE PROFILAXIS SOCIAL.
Veamos ahora que ocurre a nivel de la sociedad.

ANATOMÍA SOCIAL DEL TOTALITARISMO

"YO YA NO SOY YO,
SOY NOSOTROS".

Así gritaba a los cuatro vientos Hugo Chávez el 13 de abril del 2009. Además de otras frases altisonantes con el mismo sentido: "SOY UNA BRIZNA DE PAJA EN EL VENDAVAL DEL PUEBLO VENEZOLANO". U otras como esta: "YO YA NO ME PERTENEZCO. SOY UN POCO DE TODOS USTEDES, NOBLE PUEBLO VENEZOLANO". ¿Mezcla de retórica y de demagogia? Sin duda alguna. Pero también frases interpeladoras que buscan construir una unidad entre el emisor de un discurso cargado de símbolos y los receptores de este discurso.

Conviene precisar también que en la ideología totalitaria la representación del PUEBLO-UNO no contradice en lo absoluto a la del partido. El partido no se muestra distinto del pueblo o del proletariado que es su quintaesencia. EL PARTIDO ES EL PUEBLO, EL PROLETARIADO, EL VOLK, EN EL SENTIDO DE LA IDENTIDAD. Y AL MISMO TIEMPO ES SU GUÍA, COMO DIRÍA LENIN, O SU CONCIENCIA COMO DICEN ALGUNOS HOY DÍA. EL PARTIDO ES LA REPRESENTACIÓN DEL PUEBLO-UNO Y NO SE CONTRADICE CON LA DE UN PODER TODOPODEROSO, OMNISCIENTE, CON EL EGÓCRATA, COMO PUDIESEMOS LLAMAR AL GOBERNANTE ACTUAL DEL PAÍS. El EGÓCRATA siempre coincide consigo mismo, así como se supone que la sociedad coincide consigo misma. Un imposible engullimiento del cuerpo en la cabeza se perfila como un acto totalitario.

Lógicas totalitarias de la identificación
AQUÍ SE DESCUBRE TODA UNA CONCATENACIÓN DE REPRESENTACIONES Y REPRESENTANTES CUYA LÓGICA NO PODEMOS ELUDIR:
IDENTIFICACIÓN DEL LÍDER CON EL PUEBLO
IDENTIFICACIÓN DEL LÍDER CON EL ESTADO
IDENTIFICACIÓN DEL ESTADO CON EL PUEBLO
DEL PUEBLO CON LAS CLASES SUBALTERNAS DE LA SOCIEDAD
DEL PUEBLO CON EL PARTIDO
DEL PARTIDO CON LA DIRECCIÓN
DE LA DIRECCIÓN CON EL ESTADO
DEL ESTADO CON EL EGÓCRATA

Así se ha ido construyendo durante largos 11 años la matriz del discurso totalitario en Venezuela. En cada caso, una parte es a la vez el TODO y la parte desprendida que forma a su vez el TODO que lo instituye. La concatenación que se instituye entre estas partes da razón a su vez de la condensación que se opera entre el principio del PODER, el principio de la LEY y el principio del CONOCIMIENTO.

De cómo hay una intención de apropiarse del conocimiento, dan cuentan estas palabras pronunciadas recientemente por el UNO, con motivo de esos malabarismos esotéricos que estamos presenciando en torno al cuerpo de Bolívar:
El 20 de este mes, afirmaba que "la historia es pura cultura, la cultura historia el conocimiento de la historia verdadera, de lo que verdaderamente ocurrió que es un hecho subversivo, es un hecho revolucionario".
Se comienza a esbozar, pues, una nueva forma de dominación del conocimiento, pero de manera camuflada, afirmando con giro retórico que
"la 'burguesía' es quien controla el conocimiento de la historia"'.

En el régimen bolivariano el principio de la ley descansa sobre una legalidad que es la del líder. SE TRATA DE UNA CONCEPCIÓN SOCIOLÓGICA DEL DERECHO SEGÚN LA CUAL EL DERECHO ES LA VOLUNTAD DEL GOBERNANTE EN MARCHA, al son del SE ME OCURRE QUE… ¿Acaso el gobernante de turno respeta la Constitución, quiere cambiarla –lo está haciendo-- por la vía de hecho porque no pudo hacerlo por la vía constituyente de la consulta popular de 2007? Su poder está en su habilidad de replicar la identidad de sus seguidores, de exaltar emociones, de generar fanatismo que llega al paroxismo de lo religioso. Mucho de religiosa tiene la relación del EGÓCRATA con sus seguidores.

En cuanto a sus colaboradores, los ministros esperan en sus shows televisados las instrucciones de la semana; mientras sus vicarios esperan su línea de resentimiento. Sus cadenas son como sesiones televisadas de hipnotismo colectivo. No extraña entonces que los sujetos más cercanos al UNO, sobre todo los miembros del gobierno o del resto de poderes públicos, dan la impresión de ser verdaderos zombis (NUESTRAS FOCAS PARLAMENTARIAS), personajes sin ideas propias cuya única tarea es repetir incansablemente la última ocurrencia del UNO. Con ese tipo de gentes es imposible polemizar ya que además, viven muertos de miedo, miedo que intentan disimular con descargas de odio en contra de quienes amenazan la continuidad totalitaria. Han vendido su alma al diablo, y saben que sin el diablo sólo les espera el infierno, la descalificación, el insulto o la cárcel.
Esta concentración autocrática y totalitaria del poder, y más allá de que la AN haya sido regalada al EGÓCRATA por una errática oposición, el hecho objetivo es que la AN es una dependencia más del ejecutivo. Del poder judicial ni el más empecinado chavista podría negar que se encuentra al servicio de las decisiones y ocurrencias del presidente. Los presos políticos son, por último, el trágico testimonio de la existencia de un régimen autocrático y totalitario.
A través de la reiteración, se notan las costuras de lo que fue una técnica impecable de identidad con las bases sociales. Pues, es el resentimiento el motor de la historia y no la lucha de clases como diría Marx. Y ese resentimiento es cultivado con milimétrica paciencia. Comienza por establecer una conexión con la audiencia que escucha sus anécdotas de infancia, adolescencia, soldado, sargento, vendedor de chucherías en una cantina militar, brujo, o ahora Presidente UNO y EGÓCRATA. Esa anécdota él la convierte en la introducción para hablar de la víctima, que será una señora, una niña o niño, o en última instancia un campesino, maltratado por alguna institución de la República Democrática. A la víctima la rescatará el Presidente de alguna forma.
Me pregunto y les pregunto: ¿Somos los venezolanos tan resentidos? De lo contrario, ¿cómo es posible que exista tanta identidad televisada y alineada con el resentimiento social?

Hay otra habilidad que caracteriza al EGÓCRATA: no sé cómo y por qué, tiene ese sexto sentido que le permite captar las debilidades humanas y, lo que es peor: abusar de ellas. Es un mago de lo que en el lenguaje gerencial se llama EL MARKETING SOCIAL: ENSALZANDO MUCHOS SENTIMIENTOS DE ORGULLO, PROMOVIENDO ODIOS Y CONVENCIENDO A LAS MASAS DE COSAS MUY ALEJADAS DE LA REALIDAD PERO DICHAS CON GRAN HABILIDAD Y CONVICCIÓN QUE SE LAS CREE EL MÁS INCAUTO. SE CUMPLE AQUELLA ECUACIÓN: "CUANTO MÁS GRANDE ES LA MENTIRA, MÁS FÁCIL ES QUE LA GENTE SE LA TRAGUE", Goebbels dixit.

Hegemonía simbólica
La manipulación simbólica es constitutiva del modelo político DE DOMINACIÓN que se pretende instaurar. La tentativa de incorporación del poder en la sociedad, de la sociedad en el Estado y del Estado en la sociedad implica que en cierto modo no hay nada que pueda ser indicio de una imposibilidad de que las identidades construidas carezcan de razón de ser.
Como la política es en gran medida simbólica, la destrucción de la política debe ser realizada mediante la destrucción de sus símbolos. Y el símbolo de todo símbolo es el lenguaje.

Surgen LA MALEDICENCIA Y LOS MALEDICIENTES. Los estudiosos del lenguaje conocen muy bien de la demoledora fuerza que éste puede desplegar para EDIFICAR o para ANIQUILAR a los hombres. La DIFAMACIÓN, la DENIGRACIÓN, el INSULTO es parte de la estrategia totalitaria para barrer y borrar la reputación de los individuos, PERO SÓLO DE AQUELLOS QUE SE OPONEN u OSAN CRITICAR EL RÉGIMEN.

A la MALEDICENCIA del LÍDER le siguen LOS MALEDICIENTES del gobierno, especies una y otra de lo más ruin que las sociedades han gestado por efecto del roce pernicioso –pero inevitable—de las desigualdades entre las pasiones, las voluntades, la inteligencia y las solidaridades entre los hombres. La pugna es la regla de oro del lenguaje totalitario, la armonía es su ave rara. El verbo del EGÓCRATA dedica sus ataques –disfrazado de generoso y abnegado humanista, de desinteresado redentor del pueblo, de hombre probo y de mentor del país y del mundo-- a quienes en su recto derecho cuestionan el modelo de dominación en marcha. Acaso en la actualidad falten en el país mentes lúcidas capaces de enfrentar esta siniestra estrategia y manipulación simbólica con ecuanimidad, mostrando a los venezolanos que ese no es el camino para dirimir las diferencias políticas. Por el contrario, la estrategia totalitaria exhibe tal éxito que impone la agenda de lo que se debe o no discutir, coloca en la palestra los términos que el lenguaje soez y cuartelario acuña día tras día. Este debería ser un tópico privilegiado de estudio entre intelectuales y especialistas de manera de mejorar el humano trato entre los venezolanos.
Destruir con palabras, en suma, significa finalmente acabar con la libertad, con el raciocinio y con el honor de los hombres. La maledicencia ultraja y no se puede dejar ésta a merced de políticos sin escrúpulos: NADA ES MÁS PERNICIOSO A LA LIBERTAD Y AL RACIOCINIO Y NADA PERJUDICA EN TANTO GRADO LA LIBRE DISCUSIÓN DE LOS INTERESES PÚBLICOS

Pero la existencia de estas aberraciones explican por qué todos los líderes totalitarios sin excepción, se esfuerzan en destruir el lenguaje político. No es cosa de azar que la mayoría utilicen un lenguaje soez, cargado de odios y agravios. Tarea que no les cuesta mucho esfuerzo pues en la gran mayoría de los casos son éstos personas CON UN SUSTRATO ANÍMICO BÁRBARO, sin mucha educación. Además, se muestran orgullosos de no tenerla. A través del empleo de un lenguaje antipolítico, el EGÓCRATA imagina que él habla como habla el pueblo, lo que no es tan cierto. La mayoría de los miembros de los sectores populares, sobre todo los obreros y campesinos, tienen un buen uso del lenguaje pues saben que sólo a través del lenguaje pueden articular sus intereses sociales. Su lenguaje violento corresponde más bien con el que utiliza el hampa, las mafias y los delincuentes. No es la suya palabra de los pobres, sino la de sectores socialmente desintegrados entre quienes se impone la ley del más fuerte. Y el más fuerte en esos submundos es siempre el más astuto y el más brutal. No obstante, la destrucción de la política por medio de la destrucción del lenguaje político, cumple una función objetiva que el EGÓCRATA capta muy bien. Mediante el insulto y el agravio, se borran los límites entre enemigos y adversarios, distinción que es consustancial a toda práctica política.
Podría postularse: El arte de la política consiste en convertir a los enemigos en adversarios. Las prácticas totalitarias consisten en convertir a los adversarios en enemigos.

OTROS SÍMBOLOS TOTALITARIOS
Destruido el lenguaje político, el UNO, conocedor instintivo del valor de los símbolos, pasará a la fase más militar de su gobierno: la de la militarización de las masas a las que convertirá, simbólicamente, en tropas de combate, las que por ser tropas, no deben pensar. Y como el EGÓCRATA odia a la democracia, odia a la diversidad, pues sin diversidad no hay democracia, ni tampoco pensamiento, la masa dictatorial no puede ser, por lo tanto, masa multiforme. La masa, como toda masa, deberá ser uni-forme. Esa es la razón que explica por qué la mayoría de los dictadores uni-forman a las masas, disfrazándolas bajo un sólo color, color que puede ser verde oliva,
negro, pardo o rojo-rojito. Y, dato curioso: los dictadores de tendencias fascistas tienen una extraña predilección por las camisas.

Desde Hitler, pasando por Perón (los descamisados) y Mussolini (los camisas negras), hasta llegar a nuestros días, la camisa o la franela o el chaleco han sido uno de los símbolos preferidos de la uniformidad. El color único es evidentemente el símbolo del pensamiento único, que a la vez es la representación del "pensamiento" del dictador. Y la uniformidad es el símbolo de la pérdida de la individualidad y de la diferencia. Encamisada la masa uniforme, la camisa, como en los manicomios, se convierte en una camisa de fuerza.

SÍMBOLOS E INDIVIDUALIDAD

Desde ese momento, la individualidad -uno de los bienes más preciados de la condición humana es absorbida por un colectivo puesto al servicio de la voluntad del UNO.
En la masa, sus miembros ya no se pertenecen a sí mismos. Pasan, definitivamente, a ser propiedad del EGÓCRATA quien posee a la masa sin compasión ni tregua. Vestidas las multitudes con un mismo color, creen quienes las forman que todos son iguales entre sí: ricos y pobres; negros y blancos; mujeres y hombres; flacos y gordos, todos unidos en un sólo color, que es el color del totalitarismo. En el delirio que invade a las muchedumbres cuando aúllan frente al macho furioso que las domina y violenta, imaginan ser guerreros prestos a inmolarse: carne de cañón de la historia patria. En la falsa igualdad de las camisas –obsceno simulacro de una igualdad social que no existe en ninguna parte, ASÍ SE PREGONE A LOS CUATRO VIENTOS QUE VENEZUELA AHORA ES DE TODOS- asistimos a la capitulación del ciudadano frente a la barbarie; al de la razón frente a la locura: el triunfo glorioso del principio de la muerte por sobre el de la vida (PATRIA, SOCIALISMO O MUERTE reza el ritornello más mentado, convertido en jaculatoria de la propaganda oficialista). Pero hay otra presencia de la muerte en el discurso:
1-La presencia de la muerte en los discursos y actos oficiales, incluso en sus omisiones, pero no sólo la muerte como un riesgo profesional de un militar, sino como objeto de culto y perpetua contemplación de un hombre que supuestamente adora a los hombres y mujeres muertos, los exalta, y los trae a la vida en sus discursos y manipulación, esta presencia decía es elocuente.
2- Pero también la muerte es parte de su promesa al enemigo, el exterminio que anuncia cada vez que puede a sus enemigos políticos, barrerlos, freírlos, aniquilarlos, arrasarlos… la muerte es el único ofrecimiento posible a quienes piensan diferente.
3- La muerte igualmente la ofrece como premio a sus seguidores, la muerte por la causa, la muerte revolucionaria, el último gran sacrificio de los socialistas y por la patria, con las rodillas en tierra. Incluso él mismo está dispuesto a probar el espanto seguro de estar mañana muerto, por la causa, por la patria, por una retórica que le es tan fundamental: exaltar las emociones, seducir las masas ignaras y amorfas.
De ahí que las llamadas concentraciones políticas a las que convoca el EGÓCRATA, son todo, menos políticas. Habiendo sido cerrado el espacio de la política mediante la prohibición real y simbólica de la diversidad, las concentraciones de masas devienen en verdaderas ceremonias pseudo-religiosas destinadas a aclamar SU presencia omnímoda. Cuándo han visto ustedes piezas oratorias de otros líderes del proceso. NUNCA. La palabra es monopolio del EGÓCRATA. Este siempre aparece entonces frente a "sus" masas como si aquello que tuviera lugar fuera la llegada del Mesías en gloria y majestad.

La masa delirante se realiza frente a su presencia vociferante, al mismo tiempo que hunde su –casi siempre- inflamado cuerpo en el océano uniforme de la masa. En ese momento apoteósico y delirante, la muchedumbre grita cada vez que el EGÓCRATA mueve sus carnosos y deformes labios. La manada regresa a su momento originario; toda palabra, toda idea, todo concepto pierden sentido; sólo los sonidos y los gestos son significantes.
Y en medio del estruendo infernal de la catarsis colectiva, suele suceder que el EGÓCRATA, sobre todo si se trata de un momento electoral, caiga en un estado de espasmódico orgasmo retórico.
Ya sin límites, comienza a gritar que él es el pueblo; que el pueblo está en él, y todo se confunde en un sólo caos; la locura se apodera de las camisas uniformadas, mientras el EGÓCRATA, el único, ya no habla con su voz. A través de la estridencia de su boca coprófaga, hablan los antepasados, los "padres de la patria" de quienes quiere aparecer como un enviado de ultratumba. El climax colectivo es alcanzado cuando el UNO, ya fuera de sí, ofrece su vida a las masas que aúllan sin ton ni son frente a ese carnaval orgiástico y pre-histórico, simulacro de inmolaciones y sacrificios colectivos, de sangres imaginariamente derramadas, y de batallas, que nunca existieron ni jamás existirán.

CODA FINAL: SOBRESALTO HACIA LA LIBERTAD
En sociedades como la venezolana se aprende poca historia y se aprende poco de la historia. Hay cosas que siempre las estamos aprendiendo y no terminamos por asimilarlas. La historia de Venezuela tiene algo de ignorante. Y todo ello tiene repercusiones políticas. Las democracias liberales y los estados de bienestar han sido conquistas históricas inimaginables hace poco más de un siglo, pero siguen mostrando deficiencias en el reconocimiento y la acomodación de las minorías y en la regulación de derechos sociales. Son democracias aún con demasiados olvidos pero en todo caso preferibles a totalitarismos como el planteado en este momento histórico. El reto de hoy en día en Venezuela es un SOBRESALTO HACIA LA LIBERTAD.
Estas son algunas de las pocas reflexiones –acaso apretujadas por la complejidad del tema-- que deseaba proponerles para indicar la dirección de una indagación en lo político. Algunos de ustedes no dejarán de señalarme que ellas se alimentan de nociones abstractas, acaso demasiado generales, para enfrentar lo real concreto que atraviesa la realidad venezolana actual. En todo caso he querido darle algún sustento al análisis de lo político e intentar saldar en parte la deuda que esta disciplina tiene con la sociedad, con el conocimiento. Esta es materia de un debate interminable, debate que se refiere a los fines de la acción y la representación política, a lo que es legítimo e ilegítimo, a lo que es verdadero, a lo que es falso o mentira y, finalmente, a la dominación, a la servidumbre voluntaria, al engaño voluntario y a la siempre digna libertad.
MUCHAS GRACIAS





APÉNDICE

SERVIDUMBRE VOLUNTARIA
-"Pero, ¡oh! ¡Dios mío! ¿Qué ocurre? Cómo llamar ese vicio tan horrible? ¿Acaso no es vergonzoso ver a tantas personas, no tan sólo obedecer sino arrastrarse? No son gobernados sino tiranizados (....) Soportar saqueos, asaltos y crueldades, no de un ejército, no de una horda descontrolada de bárbaros (....) sino únicamente de uno solo. No de un Hércules o de un Sansón sino de un único hombrecillo que ni siquiera ha husmeado una sola vez los campos de batalla" (Étienne de la Boétie "Sobre la Servidumbre Voluntaria". 1553).

ENGAÑO VOLUNTARIO
"Los hombres son tan simples, y se someten hasta tal punto a las necesidades presentes, que quien engaña encontrará siempre quien se deje engañar." (Nicolás Maquiavelo)
"… es central saber disfrazar bien las cosas y ser maestro en el fingimiento…" (Nicolás Maquiavelo)
GOLPES DE EFECTO O EFECTISTAS
Cuando hay capítulos de decreciente popularidad, se recurre a golpes de efecto: posible guerra con Colombia o el último: desenterrar los restos de Simón Bolívar. Por aquello de que "SI NO PUEDES NEGAR LAS MALAS NOTICIAS, INVENTA OTRAS QUE LES DISTRAIGAN", de nuevo Goebbels dixit.

HIPOTESIS
-En Venezuela en los actuales momentos estamos en presencia de una especie de impase o de interregno entre dos regímenes de verdades. El lenguaje ya no significa lo de antes… Las palabras denotan y significan lo contrario: 1- DEVALUACIÓN, SE LE LLAMA ESPECULACIÓN; 2- DESABASTECIMIENTO ES ACAPARAMIENTO; 3- CRISIS ELÉCTRICA ES CRISIS DE LA NATURALEZA; 4- NIÑOS DE LA CALLE, SON NIÑOS DE LA PATRIA.

-La democracia al fin de cuentas es aquel régimen que busca alcanzar la mayor suma de unidad nacional. Cómo explicar entonces la ruta inversa que sigue el régimen bolivariano: generar el mayor grado de división y confrontación y el éxito que ha tenido haciendo esto. Se me hace entonces que la democracia es el régimen en el que desaparecen las últimas certidumbres que puedan servir como puntos de referencia. Digo régimen tomando en su acepción convencional: un sistema de instituciones políticas, históricamente determinado

-En Venezuela actualmente se vive en una dictadura militar. Naturalmente no faltarán los ingenuos quienes opinen que esa afirmación es falsa porque el gobierno de Chávez no es en sentido estricto una dictadura, o por lo menos, no es una dictadura clásica.

En sentido estricto, una dictadura se caracteriza por la militarización de poder político y por la concentración bajo un solo mando de los tres poderes del Estado. En el caso de Venezuela basta observar la hegemonía de los cuadros militares en los aparatos de poder, o la extrema militarización que han alcanzado las organizaciones sociales de las cuales las llamadas "guerrillas comunicacionales" son sólo el último ejemplo. La celebración de efemérides civiles con paradas militares al estilo norcoreano es otro ejemplo. La verdad, ni siquiera las dictaduras del Cono Sur llevaron a cabo una militarización tan detallada de las instituciones públicas y de las organizaciones sociales como la que está teniendo lugar en la Venezuela bolivariana.

-Lo que estamos viendo –y viviendo—actualmente en Venezuela no es simplemente otro trazado del mapa político y social; tampoco es precisamente el movimiento de ciertas fronteras políticas en torno a la disputa sobre nuevos intereses, o el dibujo de algún pintoresco lenguaje populista y revolucionario, o de nuevas formas de articulación social acompañadas de nuevas prácticas políticas. Se trata de una profunda alteración de los principios mismos del trazado de este mapa. No se trata de adoptar posiciones en pro o en contra del actual régimen, de apoyar o negar las prácticas del trazado, sino de adoptar nuevas convenciones de interpretación, construidas al calor de los grandes cambios históricos en marcha. Lo que estamos viendo – y viviendo—en estos tiempos venezolanos es una dinámica poco fluida, poco plural y poco descentrada. Por el contrario se vive un proceso donde la excesiva centralidad del líder, como factor articulador, es el rasgo predominante.



PANORAMA ELECTORAL
-Algunos comentaristas venezolanos, basados en recientes encuestas, opinan que la dictadura de Chávez ha comenzado a vivir su fase terminal. Sin embargo, basar opiniones en encuestas es en política algo arriesgado, sobre todo si estamos hablando de un líder como Chávez quien ha demostrado, y más de una vez, capacidad para revertir encuestas, aún al precio de amenazar con prisión a los contrincantes. Recursos monetarios le sobran, y los medios de propaganda y coerción que maneja, son múltiples.
Hay que reconocer, no obstante, que para Septiembre del 2010 los candidatos que enviará Chávez a la palestra pública no las tendrán todas consigo. No sólo porque el país atraviesa una profunda crisis económica y energética, irrecuperable a corto plazo. No sólo porque sus candidatos ostentan un bajísimo nivel político. No sólo porque después de 11 años el mandatario no ha podido, quizás no ha querido, resolver los problemas más inmediatos de la sociedad venezolana, entre ellos el sistema hospitalario y la seguridad pública. Además, y por si fuera poco, Chávez ha unido el destino de su nación al de otra nación en bancarrota económica, política y moral: la Cuba de los Castro, hasta el punto que el siniestro hermano menor opina que Venezuela y Cuba son cada vez más "la misma cosa".

Intentar ganar elecciones ofreciendo como alternativa el modelo cubano es un desatino increíble. Pero además de eso, el más grave problema para Chávez es que no sólo necesita ganar. Para que su proyecto de totalización del poder pueda ser posible, necesita, sobre todo, ganar de un modo abrumador, o como dice en su tierno lenguaje, necesita "pulverizar a la oposición".

ESCENARIOS ELECTORALES

De las elecciones de Septiembre del 2010 pueden surgir cuatro alternativas. La primera es que efectivamente Chávez obtenga una mayoría abrumadora. Si esto ocurre el destino de la nación tendrá sus días contados. El de la oposición, y sobre todo el de la disidencia, también. Ya hablaremos de eso.

La segunda alternativa es que la oposición pierda, pero obteniendo un porcentaje respetable de votos, digamos, no menos o alrededor del 45%. Si eso ocurre, se mantendrá hasta el 2012 -cuando tengan lugar las elecciones presidenciales- el neurótico empate que caracteriza la vida política de Venezuela. En esa dirección, aún perdiendo, la oposición podría obtener algunas ganancias relativas: aumentar por ejemplo su presencia discutitiva en la AN, o abrirse a futuras deserciones que ocurrirán en el campo chavista, y no por último, como siempre sucede en elecciones parlamentarias, generar nuevos liderazgos.

La tercera alternativa sería muy buena para la oposición, y es que, dado el sistema truculento que inventaron los secuaces de Chávez para hacer imposible un triunfo de la oposición (Ley Orgánica de Procesos Electorales), podría ser posible que la oposición obtenga la mayoría nacional, pero no la mayoría parlamentaria. En esas condiciones la pérdida de legitimidad no sólo de la AN sino, además, del propio gobierno, sería enorme.

La cuarta alternativa significaría para la oposición un verdadero triunfo histórico: obtener la mayoría nacional y la mayoría parlamentaria a la vez. Se trata, por cierto, de un objetivo dificilísimo, mas no absolutamente imposible. Si eso ocurriera, la dictadura, aunque no el gobierno de Chávez, habría llegado a su fin.

En síntesis, de las cuatro alternativas Chávez tiene solo una positiva. La oposición en cambio cuenta con una sola alternativa muy mala, con una buena, con una ni tan buena ni tan mala y con una extraordinaria. Vale la pena jugarse.

MÉTODOS TOTALITARIOS
-Pero el abuso electoralista no se limita a los medios de comunicación. Si se trata de ganar elecciones o plebiscitos, los dictadores electoralistas ponen todos los servicios y dependencias
del Estado, más los dineros recaudados, al servicio de la elección. De este modo los ministerios, las oficinas públicas y gubernamentales, se convierten en locales de agitación y propaganda electoral. De más está decir que los empleados públicos son sometidos a una intensa presión. Si no votan por el dictador, se les dice, perderán sus puestos de trabajo. Efectivamente, hay que ponerse en el lugar de un empleado público de quien depende la alimentación de una familia, antes de juzgarlo. Por más secreto que sea el voto, siempre pensará él que el dictador, tarde o temprano, se enterará por quién él votó. Al fin, más vale la pena acatar y no correr ningún riesgo.
Algunos, a fin de aliviar sus conciencias, terminarán engañándose a sí mismos, afirmando que votan por convicción. Por lo demás, el dictador es muy generoso con quienes lo apoyan. Tal generosidad se extiende en periodos electorales hacia los sectores más pobres de la población. En esos momentos el dictador se vuelve extremadamente dadivoso. Entonces aparecen los obsequios, los aumentos de sueldo, las donaciones, las neveras, los aparatos televisores, los aguinaldos, etc. Por cierto,
hay gobiernos democráticos que suelen usar métodos parecidos, pero jamás con la descarada amplitud que ostentan los dictadores electoralistas de nuestro tiempo.
Por último, si todo eso no bastara, todavía queda la alternativa de la intimidación. En periodos electorales los dictadores se vuelven extremadamente agresivos con quienes osan adversarlos. Las amenazas, los insultos, las extorsiones, se convierten en el pan de cada día.
Durante esos periodos, aparecen por todos lados supuestas conspiraciones (todas ficticias, por supuesto), intentos de magnicidios (cuyos gestores nunca aparecen por ningún lado), amenazas de invasiones de países extranjeros, peligros de guerra con naciones vecinas. Las calles se llenan de comandos y piquetes pro-dictatoriales. En fin, el dictador logra crear un clima de miedo, incluso de terror, hecho que obliga a muchos de sus potenciales adversarios a no concurrir a las urnas, y si lo hacen, van tan atemorizados, que terminan votando a favor del dictador. Por si fuera poco, el dictador ordena a sus esbirros judiciales proscribir las candidaturas de los adversarios que estén en condiciones de lograr altas votaciones. Esa es una de las muchas razones que explican por qué no hay profesión más inmoral y degradante que la de un juez de una dictadura.
El método de las "inhabilitaciones" judiciales inventado por Mussolini y reinventado por la teocracia persa, ha hecho escuela en Bielorusia y en Rusia. Y en otras lugares también.
No hay que olvidar que casi todos los dictadores son militares, y cuando realizan elecciones las ven como campos de batalla en donde es necesario vencer recurriendo a todos los medios posibles. Así se explica cómo los dictadores más audaces logran revertir encuestas y resultados.
Muchas veces ni siquiera requieren falsificar escrutinios. Las elecciones mismas son, bajo esas circunstancias, una falsificación. La democracia, que vive de las elecciones, se convierte así en un simulacro de sí misma. Tiene lugar, mediante el forzamiento de elecciones, muchas veces innecesarias, una degradación paulatina de la vida ciudadana. Algunos opositores terminan.



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