Psicología Comunitaria en el Río de la Plata: algunos aportes conceptuales y prácticos desde el Conductismo

October 12, 2017 | Autor: F. Polanco | Categoría: CONDUCTISMO, Historia De La Psicología, Psicologia Social Comunitaria
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diáLogos│ Revista Científica de Psicología, Ciencias Sociales, Humanidades y ciencias de la Salud

Revista diáLogos Universidad Nacional de San Luis - Facultad de Ciencias Humanas Vol. 2│Nro. 2│Junio │2011 │pp.83-91

PSICOLOGÍA COMUNITARIA EN EL RÍO DE LA PLATA: ALGUNOS APORTES CONCEPTUALES Y PRÁCTICOS DESDE EL CONDUCTISMO Enviado: 29/03/2011 │Aceptado: 06/06/2011

Autor: Fernando Andrés Polanco Filiación: Universidad Nacional de San Luis

RESUMEN Muchas investigaciones han mostrado la orientación predominantemente psicoanalítica y el sesgo clínico en la psicología en la región del Rio de la Plata. A su vez, algunos investigadores señalan éstas características como el principal condicionante del desarrollo de la Psicología Comunitaria. Desde los modelos psicoanalistas, y con un basamento ideológico sesgado, se han criticado y estigmatizado los desarrollos de la psicología de corte objetivo, principalmente la Psicología conductista. Por ello la importancia de introducir, dentro de la psicología de Argentina y Uruguay, algunas conceptualizaciones provenientes del Conductismo. En el presente artículo, se fundamenta que la psicología teniendo como único modelo teórico el psicoanálisis, coarta el desarrollo de una Psicología Comunitaria y del propio concepto de lo comunitario. En segundo lugar, se muestran las coincidencias y disidencias entre la Psicología Comunitaria y el Conductismo. Por último, se señalan los elementos conceptuales y prácticos que deberían ser insertados. Finalmente, se concluye que el aporte de otras corrientes psicológicas, en este caso el Conductismo, puede ofrecer conceptualizaciones de base que permitan pensar en un modelo ecológico, social y contextual, que a su vez, fomente desde la práctica y la teoría, una Psicología Comunitaria. Palabras-clave: Psicología Comunitaria – Conductismo – Argentina – Uruguay

ABSTRACT Many studies have shown both clinical and psychoanalytical biases within Psychology in the River Plate area. Most researchers consider these characteristics as the main factor for the neglect of Community psychology. From the psychoanalytic perspective, the so called Objective Psychology, mainly behavioral psychology, has been criticized and stigmatized taking into account a biased ideological foundation. Hence, it is so important to introduce in the Psychology of Argentina and Uruguay contents derived from the Behaviorism. This paper argues that Psychology founded exclusively on psychoanalysis, restricts the development of community psychology and even the very concept of community itself. Second, similarities and disagreements between community psychology and Behaviorism are exposed. Third, the conceptual and practical contents that should be inserted into Psychology are pointed out. Finally, we conclude that the contribution of other psychological perspectives, in this case Behaviorism, can provide basic conceptualizations capable to the development of a more Revista diálogos │Vol. 2│No. 2│Junio│2011│ISSN: 1852-8481│

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ecological, social and contextual approach in Psychology, which in turn would promote a theoretical and practical Community psychology. Keywords: Community psychology – Behaviorism – Argentine – Uruguay

Introducción Muchas investigaciones han mostrado la orientación predominantemente psicoanalítica y el sesgo clínico en la psicología en la región del Rio de la Plata (Ardila, 1979, 1986; Di Doménico, 1999; Gonzáles & Rodríguez, 1999; Klappenbach, 2000, 2003, 2004; Vilanova, 1996, 1998, 2000). A su vez, algunos investigadores afirman que entre los principales condicionantes del desarrollo de la Psicología Comunitaria se encuentra dicha característica (Chinkes, Lapalma & Nicemboin, 1995; Rodríguez, Giménez, Netto, Bagnato & Marotta, 2001; Saforcada, Giorgi, Lapalma, Rodríguez, Ferullo, Rudolf & Fuks, 2007). Desde estos modelos psicoanalistas, y con un basamento ideológico sesgado, se han criticado y estigmatizado los desarrollos de la psicología de corte objetivo, principalmente la Psicología conductista (Klappenbach, 2006; Mustaca, 2006). Por ello la importancia de introducir, en la psicología de la región del Rio de la Plata, algunas conceptualizaciones provenientes del Conductismo, como por ejemplo, la importancia del análisis de los reforzamientos sociales de mayor impacto, el análisis de las motivaciones intrínsecas de las conductas de cooperación/competencia, igualdad/desigualdad, etc.; el análisis y gestión de las conductas transmitidas a través de los medios de comunicación y que a partir del aprendizaje vicario impactan en las conductas de la comunidad en general. También, se comparan las definiciones, el método utilizado principalmente en las investigaciones, el objeto de estudio, y los objetivos que busca tanto la Psicología Comunitaria, como el Conductismo y algunas de sus variantes, como por ejemplo el Análisis experimental del comportamiento, a partir de la cual se han llegado a diseñar diferentes comunidades sociales. Finalmente se concluye, que la psicología en Argentina teniendo como único fundamento el psicoanálisis, coarta el desarrollo de una Psicología Comunitaria y del propio concepto de lo comunitario. Por el contrario, el aporte de otras corrientes psicológicas, en este caso el Conductismo, puede ofrecer conceptualizaciones de base que permitan pensar en un modelo ecológico, social y contextual, que a su vez, potencie desde la práctica y la teoría, una Psicología Comunitaria. Psicoanálisis, realidades y fundamentos de imposibilidad. En un artículo destinado a la descripción del desarrollo y realidad de la Psicología Comunitaria en Argentina y Uruguay (Saforcada, Giorgi, Lapalma, Rodríguez, Ferullo, Rudolf, Fuks & Saforcada, s.f.), se señala como principales condicionante del desarrollo de la Psicología Comunitaria tres factores: a) La fuerza cultural del psicoanálisis en el Río de la Plata (tal vez, por provenir de Europa y difundirse en la clase social media y alta, a la vez que, sobre todo con las corrientes lacanianas, posibilitar un proceso de elitización a través de un discurso entendible sólo para iniciados) y la dificultad que presenta para ser utilizado en el desarrollo de un marco teórico de Psicología Comunitaria. b) Que la identidad del psicólogo es una identidad prestada por la medicina (casi de modo absoluto, el modelo utilizado por la psicología en esta región ha sido el modelo médico-clínico). 84

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c) Que la profesión se reconoce sólo en el trabajo clínico de consultorio privado. (Saforcada et al., s.p) Dicha hegemonía ha sido repetidamente investigada y criticada por diversos especialistas del ámbito de la formación, como Alberto Vilanova (1996, 2000), Cristina Di Doménico (1999), Hugo Klappenbach (2000, 2003, 2004), entre otros. Incluso ya a finales de los años 1960 y principios de los 1970, algunos psicólogos o grupos de psicólogos veía con preocupación este hecho, denunciando la base monoteórica y el sesgo clinicista de corte médico-clínico que se observaba en la psicología de ese momento (Saforcada, 1969, Villarreal 1974), lo que llevaba a una dependencia y sumisión total a la psiquiatría y al gremio de los psiquiatras quienes bajo la egida de las teorías psicoanalistas justificaban la exclusión de la psicología animal, experimental y fenomenológica en general, pero particularmente con un rechazo fuerte del Conductismo y cualquier psicología objetiva que pretendiera competirle (Klappenbach, 2006). Como señalara Vilanova (1998): Este destronamiento del curador es inaceptable para quienes predican, como nuestros clínicos, la monocausación de las “neurosis” y su “curación” por procedimientos únicos. El antipositivismo rioplatense es determinista y universalista. (p. 218) Este hecho, sin duda menoscaba el desarrollo de una psicología de corte preventivo, que promueva la búsqueda de las causas ultimas de las problemáticas en algunos sectores sociales y el desarrollos de conductas comunitarias para su solución, ya que en última instancia en el psicoanálisis la causa de cualquier problemática es universal, y es conocida de antemano, como su cura por lo que hablamos de un modelo determinista. Rodríguez, Giménez, Netto, Bagnato y Marotta (2001), haciendo alusión al psicoanálisis, señalan el peligro de trasladar al “plano comunitario nociones que fueron concebidas para lo intrapsíquico” (p. 102). En este sentido, Marino Pérez Álvarez y José Ramón Fernández Hermida (2001), señalan cómo la visión psicológica intrapsíqica deviene de modelos médicos internalistas y neurobiológicos, que es la concepción médica llevada a los trastornos psicológicos o de enfermedades mentales, lo que deviene en modelos psicopatológicos de la psiquiatría clásica que aun dominan el cuadro actual. La Psicología Comunitaria Maritza Montero (2004) define la Psicología Comunitaria “como aquella que trata de la comunidad y que es realizada con la comunidad” (p. 31). La primera característica de ésta, es la participación activa de la comunidad en el análisis y solución de sus problemáticas. A su vez, en el campo teórico hubo una ampliación del modelo intrapsiquico de la salud mental, y se introdujo conceptos como “relatividad cultural, diversidad y ecología, entendiendo por ecología la adecuación entre las personas y el medio ambiente” (Montero, 2004, p. 31). Este elemento es muy importante, ya que cambia en esencia la concepción de enfermedad por la de adaptación, lo que conlleva dejar de lado las taras o defectos personales para concentrarnos en las posibilidades individuales de ese organismo en contexto social. Un punto a resaltar antes de señalar algunas diferencias entre la Psicología comunitaria y el conductismo, es que cualquier comparación no será del todo feliz, ya que la psicología conductista nace en el seno de una crítica paradigmática predominantemente en el campo académico, con un énfasis en la crítica del método y objeto de conocimiento de la psicología. Esto se encontró asociado mayormente a una designación sistémica o de escuela psicológica, mientras que la Psicología Comunitaria, nace más de una crítica a los modelos excesivamente subjetivos y globales

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de la psicología social, que no atendía las problemáticas sociales, dedicando sus esfuerzos a grandes descripciones globalistas que no tenían efectos benéficos para las comunidades analizadas (Montero, 2004). Así, la Psicología Comunitaria, desde su nacimiento está asociada a una praxis profesional externa a los medios académicos; además, la Psicología Comunitaria está definida como una división subdisciplinar de aplicación de la psicología y no como una teoría o sistema conceptual como el Conductismo. A pesar de lo señalado, podemos observar que la Psicología Comunitaria adopta elementos provenientes de la psicología cognitiva que se expresan en palabras como actitud, conciencia, mente, entre otros. Estos conceptos no son investigados, y en muchos ocasiones suelen ser duramente criticados, he incluso cuestionada su ontología, por la corriente conductista de corte radical. Sin embargo, esto debe ser contrastado con los elementos que hacen a la configuración epistemológica de la cual devienen, pero no como un planteamiento propio de toda la corriente conductista, que guarda en su seno una variedad bastante amplia de visiones epistémicas (Polanco, 2010). Como último elemento a rescatar de las diferencias entre la Psicología Comunitaria y el Conductismo, podemos señalar el método investigativo Si bien Heller y Monahan (1977) presentaban como un elemento fundamental de la Psicología Comunitaria su enfoque empírico, experimental, de la intervención social; Mariza Montero (2004) señala que esto se ha ampliado a un método investigativo basado en el concepto de investigación-acción participativa, rol activo de psicólogo, comunidad y acción de éste en comunidad, que no condice en su totalidad con los modelos más empíricos y de laboratorio o de fuerte control de variables, preferida por los conductistas. En cuanto en los puntos de interrelación entre la Psicología Comunitaria y el Conductismo, encontramos que históricamente, la Psicología Comunitaria tuvo en sus bases algunas conceptualizaciones conductistas como señala Montero (1984): “…tenemos la integración de postulados provenientes de diversos paradigmas explicativos de la conducta, de base neoconductista, tales como las nociones de externalidad e internalidad que llevan a la creación del constructo del foco de control (Rotter): el paradigma de la Desesperanza Aprendida o indefensión (Seligman); las explicaciones acerca del Bienestar Máximo (Foster). (p. 392).” Las mismas fueron integradas en los desarrollos llevados adelante por Luis Escovar en Panamá, partiendo de la noción de control sobre los refuerzos ante contingencias de la vida cotidiana. Así, desarrollo significa control sobre los resultados de esas contingencias y el papel de la Psicología Comunitaria, será promovido por los individuos, de tal manera que ellos sean autogestores de su propia transformación y de la de su ambiente. Otros desarrollos comunitarios en América Latina, desde el Conductismo, están relacionados con la puesta en práctica de la ingeniería social, estos fueron dados en Colombia y en México, en este último país encontramos la Comunidad Los Horcones, que viene desarrollando aportes tanto en aspectos técnicos como conceptuales, hasta la actualidad. Entre ellos, se encuentra la evaluación de diferentes sistemas de organización social, que han sido analizados a la luz del análisis experimental del comportamiento, atravesando desde el modelo propuesto por Skinner en 1948, hasta el actual sistema comunitario, basado en la participación activa de todos los integrantes de la comunidad en una racional división de trabajo, y comprometido a su vez con todas las problemáticas de los diferentes sectores de la comunidad, la cual han dado en llamar: Personocrasia (Comunidad Los Horcones, 1978, 1990). Otra comunidad, fue iniciada por Emilio 86

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Ribes Iñesta en Iztacala, estado de México, a fines de los años setenta, sin embargo la misma no sobrevivió (Montero, 2004). En los Estados Unidos, uno de los más importantes y reconocidos centros de investigación comunitaria con orientación conductista, se encuentra en la Universidad de Kansas y es dirigido por Stephen B. Fawcett. un aspecto interesante de esta corriente es que parte de una teoría cuyo paradigma se circunscribe a aspectos objetivos del ambiente comunitario inmediato, a fin de atender a los problemas presentes en ellos para resolverlos; dicho desarrollo denominado analítico-conductual ve dichos fenómenos como "una función de la interacción entre la conducta de la gente (en los territorios, las organizaciones y las subculturas que definen la comunidad de interés) y los acontecimientos del ambiente físico y social (del contexto próximo y más amplio)" (Montero, 2004, p. 63). Respecto al ámbito terapéutico, Francisco Labrador y Cristina Larroy (2004), señalan que, una de las aplicaciones de la terapia de conducta es en el ámbito comunitario. Consideran que el estilo de vida está implicado en numerosas problemáticas, que comportan factores de riesgo identificados para diversos problemas de salud, consumo de tabaco, alcohol o drogas, dietas desequilibradas, ejercicio insuficiente, etc.. Por tanto, ha puesto de manifiesto la necesidad de la evaluación ambiental y de la delimitación de los factores de riesgo para la salud individual y comunitaria. Para Fernández-Ballesteros y Carrobles (1988), ya a finales de los 1980, señalaban que La Psicología, como ciencia del comportamiento, cuenta con los necesarios principios en los que basar tanto el aprendizaje de hábitos de salud adecuados como la modificación de aquellos que se consideran insanos. Así, si el amplio ámbito de la prevención se abre como una de las más importantes vías para lograr la salud, el psicólogo, se ha de convertir, necesariamente, en uno de los profesionales de mayor relevancia entre los que deben abordar tal tarea. (s.p.) Asimismo, la labor del profesional requiere el entrenamiento de paraprofesionales, familia, educadores, etc., y el asesoramiento y la participación de las instituciones que promuevan un mejor medio social y una mayor calidad de vida comunitaria. Por último, Labrador y Larroy (2004), señalan que: Utilizando el sentido amplio del término “comunitaria”, se incluye aquí el estudio del área ambiental, cuyas intervenciones se dirigen a la modificación de las relaciones entre las personas y su medio ambiente físico y social y cuyo campo abarca desde el estudio de la influencia de los diseños urbanos sobre los comportamientos, la seguridad vial y, sobre todo, las conductas relacionadas con la ecología: control de basuras, ahorro de energía, control del tráfico urbano, etc. (p. 160) Esta psicología ambiental ha aplicado el condicionamiento, clásico, operante, vicario, con diferentes éxitos. Integración de elementos conductistas a la psicología del Rio de la Plata El Conductismo es un modelo para aproximarse a la realidad y a partir del cual se pretende obtener datos del fenómeno de la conducta, y a partir del cual se puedan comprender las praxis de los organismos. Sin embargo, es de destacar que en sus variantes radicales se escapan elementos debido a las limitaciones metodológicas de su fenomenalismo puro. A pesar de ello, al resaltar el elemento fundamental de lo contextual se hace fuerte en cuanto a la objetivación de los Revista diálogos │Vol. 2│No. 2│Junio│2011│ISSN: 1852-8481│

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condicionantes de los organismos, de acuerdo a los procesos de condicionamiento clásico, operante y vicario. A su vez, su constante contacto con la praxis pura, debido a su materialismo intrínseco hace que podamos escapar del academicismo de cuño personalista, y de su fundamento en el principio de autoridad. Por ello, en sus fundamentos el Conductismo nos permite vislumbrar una disciplina con una fuerte metodología experimental, que ha producido herramientas de trabajo de carácter general, pero que podrán adaptarse a la individualidad de cada quien. Introduciéndonos en los elementos conceptuales y prácticos que deben ser insertados en la formación básica del psicólogo del Río de la Plata, nos parece que los aportes realizados por el Conductismo al conocimiento del aprendizaje es uno de los más importantes, tanto por su carácter teórico, que pone de relieve el valor de la experiencia en contextos, valorizando lo interindividual; como por su carácter práctico, ampliando y fortaleciendo las estrategias de aprendizaje de conductas comunitarias. El aprendizaje, materializado en las intervenciones psicoeducativas, no solo pueden estar orientadas a la potenciación de los elementos curriculares y escolares clásicos en el ámbito educativo, sino que pueden extenderse a toda la sociedad y a las comunidades en general, a través del fortalecimiento de campañas publicitarias a través del aprendizaje vicario y modelamiento de conductas cooperativas y comunitarias. Por otro lado, encontramos el procedimiento desarrollado por B. F. Skinner. Éste observo que en el ámbito educativo se omitían todos los principios de aprendizaje investigados por la psicología conductista y que se aplicaban técnicas o didácticas contraproducentes; por lo cual diseño las prácticas de educación programada con base en el Análisis experimental del comportamiento, hecho que, si bien puede tener un gran costo de producción debido a que necesita una vasta integración interdisciplinaria para el desarrollo de cada programa particular, su aplicación puede ser generalizada y bajar los costes en la etapa de aplicación, y dichos programas pueden ser destinados al aprendizaje de conductas prosociales, cooperativas y comunitarias (Fry, 1965; Green, 1970; Higües, 1969; Hilgard & Bower, 1973/1986). Otra categoría teórica, en la que el Conductismo ha aportado muchos datos es el caso de la motivación. Las primeras teorizaciones de base conductista fueron las realizadas por de C. Hull, estas señalan el conceptos de drive o impulso primario, que muestran que las necesidades fisiológicas del organismo funcionan como elemento activador de las conductas de búsqueda, hasta que una de ellas da con la eliminación de la necesidad, lo que la convierte en motivador primario, mientras que los incentivos o motivaciones secundarias son los elementos intermedios que nos permiten obtener los primarios (alimentos, etc.). Con respecto a ello, se han generado los sistemas de fichas, y sistemas de combinaciones de motivadores secundarios progresivos, para la obtención de los motivadores primarios (Ayllon & Azrin, 1976). Esto nos lleva a rescatar la importancia del análisis de los reforzamientos sociales de mayor impacto, el análisis de las motivaciones intrínsecas de las conductas de cooperación/competencia, igualdad/desigualdad, etc. A su vez, se pueden establecer estructuras generales de regulación de refuerzos, que en muchas oportunidades se encuentran funcionando de manera aleatoria, por lo cual se refuerzan conductas indeseadas. La conceptualización de la generalización, también es otro elemento importante a rescatar del Conductismo, la generalización en cuanto a los motivadores y los reforzantes sobre las conductas de los organismos, son un elemento que puede generar conductas prosociales de la salud comunitaria, y de la importancia de la generalizar concepciones cooperativas, en lugar de competitivas, en el establecimiento de una sociedad comunal.

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En este mismo sentido, nos parece importante rescatar los desarrollos llevados a cabo en la comunidad los Horcones (México). Dicha comunidad, a partir de la realización de varios análisis, enfatiza que muchas veces el Análisis experimental del comportamiento es una herramienta conceptual, que permite analizar las estructuras sociales, permitiendo eliminar aquellas conductas indeseadas y reforzar las deseadas. Esta estructura debe ser lo suficientemente fluida como para establecer un sistema que permita el análisis y modificación de los elementos individuales y comunitarios que generen problemáticas. Por lo que, se convierte en un sistema dialectico, que permite una circulo de experimentación-crítica-cambio-experimentación…, que permite un dinamismo de la comunidad que la adopta como base, y que se cristaliza en políticas de movilidad suficiente como para contemplar las necesidades individuales en el contexto social, y es capaz prever sistemas de reforzamiento de conductas saludables para toda la comunidad. Este sistema, permite reforzar conductas prosociales, cooperatividad, trato igualitario, metas grupales, y eliminación de elementos antisociales, agresividad, alcoholismo, tabaquismo, drogadicción. Por lo que el Análisis experimental del comportamiento puede ser visto como una cosmovisión que puede fundamentar una sociedad basada en los conocimientos y experimentación con la realidad (Comunidad Los Horcones, 1978, 1990). Conclusiones A partir de dicho análisis se concluye que si bien los objetos y métodos de ambas visiones de la realidad, Psicología Comunitaria y Conductismo, no son coincidentes totalmente en sus fundamentos metodológicos y epistemológicos, tampoco son totalmente contradictosrios. Por lo que el Conductismo es una fuente importante para que la formación del psicólogo en el Río de la Plata, introduzca algunos principios conceptuales, metodológicos provenientes de la Psicología conductista. Ya que esta, rescata la importancia del ambiente y la interacción social, lo que es un campo fértil para el desarrollo conceptual y práctico de una Psicología Comunitaria; a su vez puede servir de base para intervenciones psicoeducativas, tomando los fundamentos del reforzamiento, el impulso primario, etc., para el desarrollo de conductas cooperativas. Dentro de dicho marco, la psicología conductual, daría grandes aportes, además de convertirse en una herramienta fundamental para el desarrollo de una Psicología Comunitaria tanto en Argentina como en Uruguay, donde predominan modelos psicológicos provenientes del psicoanálisis individual, aplicado principalmente en consultorios privados. Por último, debemos aclarar que si bien en este caso particular se menciona la psicología conductista, no creemos que sea la única que pueda aportar a la formación general del psicólogo para la gestación de una Psicología Comunitaria en esta región. Sin embargo, sí creemos que es una de las corrientes psicológicas que más pueden aportar hacia una apertura a posturas más contextuales, ecológicas y ambientales. Referencias Bibliograficas Ardilla, R. (1979). La psicología en la Argentina: pasado, presente y futuro. Revista Latinoamericana de Psicología, 2 (1), 77-91. Ardilla, R. (1986). La psicología en América Latina: pasado, presente y futuro. México: Siglo XXI. Ayllon T. y Azrin N. (1976). Economía de fichas. México: Trillas. Chinkes, S., Lapalma, A. & Nicemboin, E. (1995). Psicología Comunitaria en la Argentina. Reconstrucción de una práctica psicosocial en Argentina. En: E. Wiesenfeld y E. Sanchez

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