PROSPECCIONES FLUVIALES Y TERRESTRES EN EL VALLE MEDIO DEL RÍO NEGRO (PCIA DE RIO NEGRO): METODOLOGÍA Y RESULTADOS OBTENIDOS

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PROSPECCIONES FLUVIALES Y TERRESTRES EN EL VALLE MEDIO DEL RÍO NEGRO (PCIA DE RIO NEGRO): METODOLOGÍA Y RESULTADOS OBTENIDOS Emiliano Mange* & Adolfo Eliges** *FCNyM-UNLP, CONICET, [email protected]; **FCNyM-UNLP, [email protected]

INTRODUCCIÓN Las investigaciones arqueológicas realizadas en el valle del río Negro se centraron principalmente en la zona de Negro Muerto-Gral. Conesa (Luchsinger 2006, Prates 2008) y en la ex-laguna del Juncal (Fisher y Nacuzzi 1992). Recientemente se comenzaron nuevos trabajos en los alrededores de la Isla Grande de Choele Choel, en el marco de los cuales se realizaron prospecciones acuáticas y terrestres entre las localidades de Chelforó y Coronel Belisle (Fig. 1). Las prospecciones tuvieron como objetivos específicos: a) realizar una primera aproximación al conocimiento del paisaje y la geología del área, b) ubicar sitios arqueológicos en posición estratigráfica en las barrancas del río y en perfiles de cárcavas, c) analizar la distribución espacial de materiales o sitios arqueológicos superficiales en cercanías del río, y d) dialogar con habitantes de esta zona del Valle Medio para informar sobre el estudio realizado y consultarlos acerca de hallazgos y observaciones realizadas por ellos o por terceros, en la zona recorrida.

Figura 2. Prospecciones de barrancas del río.

Figura 3. Prospección alrededor de laguna.

Figura 1. Ubicación del área prospectada, en el sector sur del valle entre Chelforó y Coronel Belisle.

METODOLOGÍA Las prospecciones acuáticas (aprox. 80 km) se realizaron con un bote a motor, río abajo desde la localidad de Chelforó, registrando rasgos de interés arqueológico o geoarqueológico, utilizando GPS Garmin y cámara de fotos. Se observaron en detalle los perfiles sedimentarios expuestos por el río, en la margen sur, con el objetivo de localizar sitios arqueológicos enterrados (Fig. 2). Las observaciones de materiales arqueológicos en cercanías del curso principal del río se hicieron con recorrido de 500 m en forma perpendicular al cauce del río, cada 5 km de desplazamiento fluvial (medido con GPS). Las caminatas fueron realizadas por dos personas separadas cada 25 m, de manera que el área prospectada entre ida y vuelta fue de aproximadamente 5 ha en cada caso. Se buscó observar la mayor área posible con una separación máxima, pero que a la vez permitiera interceptar la distribución de materiales de sitios arqueológicos superficiales. Se prestó especial atención a la observación sobre médanos asociados a lagunas (Fig. 3) en el interior del valle, teniendo en cuenta que constituyen el rasgo del paisaje donde aparecen más frecuentemente los sitios arqueológicos en el valle del río Negro (Prates 2008). También se hicieron observaciones en las barrancas de cárcavas interceptadas durante este recorrido, buscando materiales enterrados de igual manera que en las barrancas del río. Por último, durante las caminatas se buscó dialogar con aquellos pobladores ubicados en cercanías de los trayectos de caminata y se los consultó acerca de hallazgos realizados en la zona. RESULTADOS El sector de valle donde se realizaron prospecciones presenta el cauce del río y la meseta separados por una estrecha franja de terrazas antiguas del río con depósitos pleistocénicos (Hugo y Leanza 2001). En términos generales, este sector presenta escasa depositación de sedimentos eólicos holocénicos que pudieran contener sitios arqueológicos enterrados, y presenta en cambio procesos erosivos que dejan al descubierto abundantes mantos de rodados fluviales de gran tamaño (hasta 15-20 cm) en superficie. Se registraron tres sitios arqueológicos de tipo “cantera”, donde se realizó la selección de materias primas para la confección de instrumentos líticos (Fig. 4), con un área aproximada de 400 m2, en los cuales se registró la variedad de materias primas de los rodados y se tomaron muestras para su estudio. Entre los artefactos predominan lascas primarias (con corteza), desechos no clasificables y desechos indiferenciados (sensu Sullivan y Rozen 1985), y las materias primas muestran la selección de rodados de rocas silíceas. Por otro lado, se hallaron restos óseos humanos de al menos dos individuos, en posición primaria, en las paredes de una cárcava que desemboca al río entre las localidades de Chelforó y Chimpay (Fig. 5). Los elementos encontrados en posición estratigráfica y caídos en el cauce de la cárcava fueron rescatados teniendo en cuenta que se hallaban en proceso de destrucción (Gómez Otero 2012). Cerca de ellos se hallaron restos óseos (cráneo y costillas) de oveja (Ovis aries), que no muestran huellas de aprovechamiento antrópico, y por el momento no puede precisarse si fueron enterrado intencionalmente. Por último, cabe consignar que se obtuvieron pocos resultados a través del diálogo con habitantes de la zona recorrida: en un caso se señaló el hallazgo de puntas de proyectil líticas, y en cercanías de Belisle se visitó un campo que presenta según sus pobladores algunos sitios superficiales (“picaderos”) a cierta distancia. En ese lugar se realizarán nuevas trabajos.

Figura 4. Artefactos líticos en cantera.

A B

RECURSOS EN EL SECTOR DE TERRAZAS ALTAS: • RODADOS • ARENISCAS • ANIMALES + RECURSOS CAMPAMENTOS RESIDENCIALES

Figura 5. Restos óseos humanos in situ.

Figura 6. Perfil de elevación del área prospectada, en la que predominan los sectores con terrazas altas (A), pleistocénicas, en detrimento de los sectores inundables (B), con más recursos, en cercanías de los cuales se habrían asentado los campamentos de cazadores-recolectores en el valle del río Negro.

CONSIDERACIONES FINALES Las prospecciones realizadas permitieron ubicar los primeros registros arqueológicos en esta zona del valle del río Negro y realizar observaciones sobre las características del paisaje y la disponibilidad de recursos. Se trata de un sector con poco desarrollo de valle inundable (Fig. 6), lo cual pudo haber tenido influencia negativa en la disponibilidad de recursos y en la densidad de la ocupación humana. Además, el ambiente erosivo habría dificultado la preservación de contextos arqueológicos, con excepción de los conjuntos líticos y eventualmente de los entierros humanos. Gran parte de este sector parece haber sido aprovechado principalmente para el aprovisionamiento de rodados, abundantes y de gran tamaño en las terrazas altas del río, con el fin de trasladarlos a los campamentos para realizar la talla. BIBLIOGRAFÍA -Fisher, A. y L. R. Nacuzzi. 1992. La destrucción sistemática del paisaje y de los sitios arqueológicos. El caso del Valle de Viedma. Arqueología 2:189–229. -Gómez Otero, J. 2012. La importancia de rescatar los enterratorios humanos en riesgo: experiencias en el Nordeste de la provincia del Chubut. Cazadores recolectores del Cono Sur VI:15 – 33. -Hugo, C.A.; Leanza, H.A. 2001. Hoja Geológica 3966-III, Villa Regina, Provincia de Río Negro. Instituto de Geología y Recursos Naturales. SEGEMAR, Boletín 309: 1-53. -Luchsinger, H. 2006. The late quaternary landscape history of the Middle río Negro Valley, Northern Patagonia, Argentina: Its impact on preservation of the archaeological record… Unpublished dissertation , Texas A&M University. -Prates, L. 2008. Los indígenas del río Negro. Un enfoque arqueológico. Sociedad Argentina de Antropología, Buenos Aires. -Sullivan, A. y K. Rozen. 1985. Debitage analysis and archaeological interpretation. American Antiquity 50: 755-779.

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