Prospección y seguimiento arqueológico de la A-334. Tramo Cucador-Albox

July 23, 2017 | Autor: J. Salvador Oyonate | Categoría: Prospección Arqueológica
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Descripción

ANUARIO ARQUEOLÓGICO DE ANDALUCÍA 1 2010

PROSPECCIÓN Y SEGUIMIENTO ARQUEOLÓGICO DE LA A-334. TRAMO CUCADOR-ALBOX

Juan A. Salvador Oyonate

Resumen: en este trabajo se abordan los resultados de la prospección y seguimiento de la A-334, entre Arboleas y Zurgena (Almería). Abstract: in this paper focus the results of the survey and monitoring of road A-334, between Arboleas and Zurgena (Almería)

1. Localización y antecedentes La presente memoria es resultado de la intervención arqueológica de prospección superficial y seguimiento arqueológico de la construcción de la A-334, tramo AlboxCucador, en los términos municipales de Arboleas y Zurgena. La obra consiste en el desdoblamiento de la actual carretera, en dirección al norte. Esta cruza el valle de este a oeste, por la orilla septentrional del río Almanzora, por lo que los desmontes necesarios para la ampliación se hacen eliminando o ataludando cerros contiguos a la vía.                                                              1

Ante la ausencia continuada de la publicación periódica, Anuario Arqueológico de Andalucía, que la Junta de Andalucía se compromete a sacar por ley después de exigir su entrega a los arqueólogos directores responsables de la intervención; y viendo que, desde que salió el último número correspondiente al año 2006, no se han vuelto a efectuar ningua publicación. Ofrecemos la información obtenida en las distintas intervenciones efectuadas, para que la información sea utilizada por aquellas personas interesadas. Cuando se produzca la publicación del original en el Anuario Arqueolçogico de Andalucía, la presente copia será sustituída.

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2. Contexto histórico arqueológico

El valle del río Almanzora, que discurre en su totalidad por la provincia de Almería, se encuentra cargado de gran significación histórica convirtiendo a esta vía de desarrollo y de comunicación entre el Levante peninsular y la Hoya de Baza, en un gran tesoro para aquellos interesados en conocer la evolución de las distintas fases protohistóricas e históricas del sureste peninsular. Los trabajos iniciales de los hermanos Siret y de los Leisner pusieron de manifiesto la importancia de esta zona en el periodo de la Prehistoria reciente, al documentarse algunos de los yacimientos más interesantes del III y II milenios de la Península Ibérica. Pero las prospecciones arqueológicas superficiales llevadas a cabo a finales de los años 80 y principios de los años 90 dieron como resultado un número importante de asentamientos que permiten valorar la evolución histórica de la distribución de la población de la zona, desde la etapa fenicia hasta la Edad Media. Esta distribución de la población estuvo caracterizada, como todas, por la explotación de los recursos naturales que el territorio podía ofrecer según la tecnología de cada época; aunque debemos destacar la existencia de importantes yacimientos metalíferos (cobre, plata, hierro, plomo, etc..), canteras de piedra y tierras aptas para la labor agrícola. Los fenicios, llegaron a la zona costera en el siglo VIII a. C. (fundación de

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Baria/Villaricos) entrando en contacto con la reducida población autóctona de la zona que controlaba la vía de comunicación del río Almanzora. Conforme avanzaba la cronología, la ocupación fenicia del territorio fue ampliándose, desde su base en Baria, hacia el interior buscando la explotación de los ricos recursos mineros de la zona y controlar la vía comercial que transitaba a orillas del Almanzora. A partir del siglo V y IV a. C. se ocupan los enclaves estratégicos que controlan estas vías de comunicación con el interior buscando para situar sus asentamientos, las mejores tierras agrícolas disponibles donde se fundan pequeños asentamientos agrícolas. Con la llegada de las tropas romanas (conquista de Baria tras tres días de asedio en el 209 a.C.), el proceso de romanización se produciría sobre el sustrato semita preexistente, trasformando paulatinamente el panorama del territorio con una reducción apreciable de la densidad de población púnica. La inclusión de Baria (Villaricos) y Tagili (Tíjola) en el mundo romano comenzará, en el 197 a. C., cuando se creen las provincias romanas en Hispania quedando esta zona incluida en la Provincia Hispania Ulterior con carácter stipendiariae, lo que significaba que los antiguos pobladores perdían la propiedad del territorio, pero no su usufructo, permaneciendo las elites púnicas en el poder y conservando sus rituales de enterramiento i . La típica estructura administrativa romana, basada en los municipios, provocaría que la zona afectada por la construcción del tramo de la autovía perteneciese a la órbita del municipio de Tagili, pues este, tendría bajo su control todo el valle del Almanzora hasta su encajonamiento en la Sierra Almagro. La desaparición de los pequeños asentamientos tardíos de raigambre púnica, debido a la inseguridad reinante y a la derrota militar de éstos a manos de los romanos (muerte, esclavitud, etc.), no se volvería a activar hasta el siglo I a. C., volviendo a explotar las riquezas minerales y agrícolas del territorio e instalándose en las proximidades de los anteriores asentamientos púnicos. Este proceso, queda atestiguado en el conjunto de asentamientos de yacimientos localizados en el término municipal de Zurgena (Almería): La Torrecica, Llano de la Era 1 y Llano de la Era 2, los cuales, se encuentran muy próximos entre sí formando un único yacimiento arqueológico ii . Esta zona arqueológica se encuentra afectada por diferentes procesos erosivos, los cuales, han formado cárcavas y por la mano del hombre al pasar el trazado de la carretera comarcal por el yacimiento, sin contar, con la roturación de la superficie del mismo para plantar almendros. En el Llano de la Era 1, asentamiento de la fase tardopúnica (III-II a. C.) que ocupa una zona amesetada con una superficie de 0,16 ha., encontrándose a escasos 25 metros del cauce del río Almanzora y con un buen dominio visual de su entorno y con materiales de cerámica común púnica imitando formas campanienses, llegando su ocupación hasta el siglo I a. C.. Muy próximo al anterior, se encuentra el yacimiento de La Torrecilla/ Los Correos, ocupa una superficie de 0,61 ha., en donde se pueden observar restos de muros de una posible estancia y escasos restos cerámicos muy fragmentados con una cronología que permite situar su ocupación en el Calcolítico, en el Alto Imperio y en la etapa nazarí de la Edad Media. El material de la fase romana, se trata de un fragmento amorfo de sigillata sudgálica que indica una ocupación del mismo en el siglo I hasta comienzos del II d. C.. Por último, se encuentra

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el Llano de la Era 2 con 0,18 ha., donde se pueden distinguir dos fases de ocupación, una medieval, como muestra el enterramiento situado en la parte sur y otra romana, con materiales de Terra Sigillata Africana A (Hayes 8A y 9A), D (Hayes 61) y común de cocina africana (Lamb 10A, Hayes 23B) lo que le otorga una amplia cronología que abarca desde el siglo II al V d. C., con un vacío en la etapa de Antigüedad Tardía volviendo a ocuparse como necrópolis en la Edad Media iii . Este conjunto de asentamientos, nos muestran una continuidad en la ocupación del territorio desde el siglo II a. C. hasta el V d. C, con varias características elementales como la cercanía del agua y tierras agrícolas de cierta riqueza. Perteneciente al término municipal de Arboleas, encontramos el asentamiento del Llano de Rulaor, ubicado en las cercanías del pueblo en una meseta conocida con el topónimo de El Cañico, con una superficie de 0,5 ha.. Su ubicación, le permite controlar el meandro que forma el curso del río Almanzora, la salida de las aguas de la rambla de Canales y la rica vega que posibilita cierto desarrollo agrícola y que ha afectado a la conservación del yacimiento. De los restos cerámicos hallados en superficie, escasos y muy erosionados, se puede proponer un ocupación en varias fases históricas: Calcolítico, Romano y Medieval. De la etapa romana se ha hallado un fragmento cerámico de Terra Sigillata Africana A que le otorga una ocupación alto imperial con una cronología que abarca desde el siglo I al III d. C. iv A finales del siglo I a. C., en torno al año 13 a. C., Augusto reestructuró el límite de las provincias hispanas, quedando todo el valle superior y medio del Almanzora bajo la provincia de la Citerior o Tarraconense, quedando la ciudad de Baria y su territorio adscrito al Conventus Gaditanus perteneciente a la Bética (Plinio, N.H., III, 19), ya que las ciudades de origen fenicio estarían todas juntas en la misma circunscripción jurídica v . Es en el Alto Imperio, cuando se produce una explotación intensiva del territorio (disperso) gracias al impulso y promoción que recibieron los municipios de Baria (Villaricos) y Tagili (Tíjola) al serles concedidos el derecho latino por Vespasiano (73 o 74). En nuestro caso, la extensión en torno a 1 ha. que presentan los asentamientos anteriormente mencionados, nos muestra que serían de carácter secundario y abocados a una explotación agrícola y pecuniaria de escasos rendimientos, pudiendo hablar de cierta autarquía económica de los mismos. En el siglo III, entramos en una nueva fase económica, con la reestructuración del territorio en torno a las grandes villas agrícolas latifundistas, que conlleva la desaparición de algunos de los asentamientos más pequeños y de escasa productividad; aunque otros, como es el caso del Llano de la Era 2, seguiría manteniéndose dependiente de alguna villa cercana. Esta reagrupación de la población en villas en algunos casos fortificadas, se acentuaría en toda la fase Bajo Imperial desarrollándose las grandes villas de explotación propias de este periodo, permaneciendo por ahora, la organización municipal anterior.

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Durante la fase Tardorromana (siglo V), periodo de las invasiones de los pueblos germanos (vándalos, alanos, suevos y posteriormente visigodos) la fortificación de los hábitats principales se acentúa, lo mismo, que la concentración de la población al abandonarse muchos asentamientos que no ofrecían las suficientes garantías defensivas o que eran demasiado reducidos e inoperantes. La llegada de los bizantinos (554) a estas tierras ya en el periodo conocido como Antigüedad Tardía, en un intento infructuoso de volver a controlar los antiguos territorios romanos de occidente, no va a cambiar el panorama de inseguridad y de guerra que ya existía previamente, más bien se acrecienta este aspecto, al convertirse toda la zona del sureste en límite fronterizo entre los imperiales orientales y los visigodos hasta principios del siglo VII. Tras la derrota de los imperiales y su abandono definitivo de su aventura en las tierras peninsulares (624), el proceso de concentración de la población continúa, observándose cierta decadencia de los antiguos núcleos municipales de Tagili (Tíjola) y Baria (Villaricos) y una concentración mayor de la tierra en manos de los grandes terratenientes de la zona que provocará, poco a poco, un abandono de la mayoría de los asentamientos agrícolas documentados en etapas anteriores, alentado igualmente, por la inseguridad reinante y por las sucesivas plagas (peste bubónica) que se dieron con frecuencia en el siglo VII y principios del siglo VIII vi .

3. Prospección arqueológica superficial

3.1 Desarrollo técnico La intensidad de prospección (el intervalo de longitud entre prospectores) ha sido de 10 m, pero hay que reseñar que la mitad occidental del trazado de la autovía discurre por una zona de bad-lands muy acarcavados, con desniveles superiores a 30 m en algunas barranqueras, lo que motiva que sea imposible establecer un transect definido para los prospectores en esa zona, con lo que cada cuerda o línea de cerros ha sido prospectada desde abajo hacia arriba. En total se han prospectado 8.5 ha. de terreno, principalmente hacia el norte de la antigua carretera, que es donde se prevé que se produzcan los desmontes de terreno. 3.2 Resultados El único yacimiento arqueológico documentado, contiguo al trazado de la A-334 en este tramo, es el Cerro Miami, que está situado en el Término Municipal de Arboleas (Provincia de Almería), y que ya era conocido previamente a esta prospección. Se trata de un cerro amesetado con altura máxima de 343,74

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m.s.n.m., y fuertes pendientes que superan el 40 % en algunos puntos de las laderas norte y sur.

Se trata de un poblado fortificado de la Edad del Bronce (Cultura Argárica), siendo característico de este período tanto el material visible en superficie como la propia ubicación del asentamiento, en un cerro con fuerte altura relativa respecto a su entorno inmediato. Está afectado por una fuerte erosión de ladera, que está haciendo aflorar numerosas estructuras constructivas en mampostería. La dispersión de materiales en superficie y el afloramiento de estructuras ocupan una superficie de 5.000 m2. En el resto del recorrido prospectado no hemos documentado elementos arqueológicos (cerámica o piedra tallada) que indiquen la presencia de algún otro yacimiento.

4. Seguimiento arqueológico

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Las labores de seguimiento arqueológico se han prolongado desde noviembre de 2009 a junio de 2010. Los desmontes se han realizado en el lado norte de la vía actual, dirección en la que se desdobla la futura vía. En los mismos no se han documentados niveles arqueológicos in situ, ni elementos descontextualizados o rodados. El material geológico se compone principalmente de calizas organogenas (gravas y conglomerados fundamentalmente), depositadas en abanico aluvial sobre el borde de la cuenca del Almanzora.

5. Conclusiones

La orilla septentrional del río Almanzora, entre Arboleas y Zurgena, presenta una ocupación humana escasa, a excepción de la ocupación de la Edad del Bronce representada por Cerro Maimi. De hecho, los yacimientos arqueológicos conocidos previamente en este sector del río están situados en la orilla meridional. Esos yacimientos presentan una ocupación de origen romano, que se continua en el tiempo con la formación, en esa misma orilla del río, de los pueblos actuales de Zurgena y Arboleas, que son por lo menos de origen medieval. La inexistencia de restos arqueológicos en la zona prospectada puede relacionarse con el hecho que el camino de Albox a Huercal Overa discurre unos 200 m por debajo de la actual carretera. Ese camino pude remontarse con documentación a mediados del XVIII, y seguramente formó parte del viario medieval de la zona. Esto plantea que el espacio por debajo de la zona prospectada es una zona más propicia para la ubicación de asentamientos humanos, especialmente en el extremo occidental del área prospectada, donde se encuentran los cerros contiguos al área de cultivo en regadío. Tan sólo en la Edad del Bronce, buscando un punto de control visual, encontramos un yacimiento arqueológico. Hay que destacar que la zona de la que hablamos se encuentra actualmente muy antropizada por la ubicación de diferentes viviendas y campos de cultivo intensivos. El trazado de la A-334, con sus correspondientes desmontes, no presenta ningún tipo de afección sobre elementos arqueológicos.

                                                             i

M. Almagro Gorbea:” Tumbas de cámara y cajas funerarias ibéricas. Su interpretación sociocultural y la delimitación del área cultural ibérica de los bastetanos”, en Homenaje a Conchita Fernández Chicarro, Madrid, 1982, pp. 634-637.

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                                                                                                                                                                               ii

E. Chávez Álvarez: Análisis del territorio durante la ocupación protohistórica y romana en la depresión de Vera y el Valle del río Almanzora, Almería, Tesis Doctoral, La Laguna, 2000, p. 214. iii P. González Quintero, A. Díaz Cantón, M. D. Cámalich Massieu, D. Martín Socas, A. Mederos Martín; J. López Salmerón: “Prospección arqueológica superficial en la cuenca del bajo Almanzora (Almería). Informe provisional de la campaña de 1990”, en Anuario Arqueológico de Andalucía, 1990, p. 62. y E. Chávez Álvarez, op. cit, p. 215. iv P. González Quintero, op. cit., p. 63; E. Chávez Álvarez, op. cit., p. 228. v J.L López Castro, Hispania Poena, 1995, p. 254-255. vi Pablo Fuentes Hinojo: “Las grandes epidemias en la temprana Edad Media y su proyección sobre la Península Ibérica”, en La España Medieval, 15, 1992, pp. 9-29 

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