Prospección y recuperación de los conocimientos asociados los frutales tropicales singulares en Igueste de San Andrés (Tenerife – Canarias

May 23, 2017 | Autor: Antonio Perdomo | Categoría: Oral Traditions, Traditional Ecological Knowledge, Etnobiologia, Fruit Science
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Descripción

Prospección y recuperación de los conocimientos asociados los frutales tropicales singulares en Igueste de San Andrés (Tenerife – Canarias) Betuel González de Armas y Antonio C. Perdomo Molina Departamento Ingeniería Agraria, Náutica, Civil y Marítima. Universidad de La Laguna. [email protected] Resumen: La pérdida acusada de diversidad agrícola cultivada a nivel mundial en las últimas décadas, ha alarmado a los organismos competentes sobre el hecho de tener que salvaguardar los recursos filogenéticos para la alimentación y la agricultura debido a su importancia en la seguridad alimentaria del planeta en el futuro. Por otra parte la diversidad cultivada es una de las bases en las que se sustenta la estabilidad de los sistemas agroecológicos, por lo que su estudio y conocimiento es básico para poder conseguir agrosistemas sustentables.

En este sentido, una de las líneas de trabajo consiste en inventariar todas aquellas variedades tradicionales de especies agrícolas que a lo largo de los años han sido seleccionadas por los agricultores según su adaptación, producción y otros factores de interés para los mismos. Como parte importante de este inventariado, se recoge también toda la información asociada al cultivo de las especies agrícolas al considerarse un recurso de igual importancia.

Esta comunicación recoge los trabajos realizados en la prospección de los frutales tropicales singulares presentes en Igueste de San Andrés (Santa Cruz de Tenerife- Canarias). La singularidad de estos árboles se debe a su origen antillano, y a su longevidad; y su importancia radica en la adaptación al medio que han demostrado. Se constata que algunas de las

especies forman parte de la economía agrícola de la zona y se reproducen y cultivan habitualmente; en cambio de otras apenas existen ejemplares, existiendo alto riesgo de erosión genética.

Palabras

clave:

recursos

fitogenéticos,

variedades

tradicionales,

Etnoagronomía, Etnoecología.

MATERIALES Y METODOS Cada unos de los frutales localizados que por su singularidad se consideraron adecuados para su inclusión en la prospección, tienen una entrada en el Centro de Conservación de la Biodiversidad Agrícola de Tenerife (CCBAT), con su correspondiente pasaporte de entrada. La prospección se realizó por zonas. Una vez reconocidas las fincas en cada zona, se realizaba la prospección de los frutales de interés, siempre en compañía de un informante. Una vez cumplimentada la ficha de entrada de los frutales prospectados, se realizaba el croquis de la finca y se sacaban fotos. Se pasaba a otra zona del valle siempre que en la anterior no hubiese más fincas o huertas sin reconocer, para seguir un orden y no dejar zonas sin chequear. En determinadas ocasiones, no se conocía de antemano al propietario de la finca por lo que se procedía a ir “puerta a puerta” recabando información. En la medida de lo posible, se intentaba ir conociendo a aquellos informantes que por sus conocimientos, serían las personas a las que realizaríamos las entrevistas cuando la prospección fuera finalizando. La persona de contacto en cada finca podía ser: el propietario, el encargado y/o persona de contacto conocedora de la zona. Lo importante era que conociera los frutales de las fincas y diversos datos sobre los frutales, como su comercialización, usos, historia, etc., necesarios para cumplimentar la ficha del registro de entradas. Muchas veces no era el

propietario, sino un encargado de avanzada edad que siempre había vivido en la zona dedicado a la agricultura. Una vez reconocidos los frutales se procedía a georeferenciarlos para conocer la localización de cada frutal. Así, se tomaron las coordenadas UTM de cada árbol. Para la toma de las coordenadas se utilizó el GARMIN entre Summit HC. En el cuaderno de entradas también se elabora in situ un croquis con fin de identificar detalladamente la localización del frutal dentro de la finca o huerta. Las fotografías, dentro del trabajo de recolección, resultaron también muy útiles. En ellas se intenta siempre fotografiar el árbol completo en su hábitat, y primeros planos de hojas (jóvenes y adultas) así como de la inflorescencia o frutos si los tuviera. La entrevista realizada era de tipo estrcucturada, elegida así por el hecho de tener que buscar con ella una información pequeña, concreta y sencilla. Se realiza la mayoría de las veces a pié de campo, porque es normal que el contacto nos acompañe durante el trabajo de prospección. Se realizaron un total de 5 entrevistas en profundidad a 3 agricultores de Igueste de San Andrés identificados como buenos informantes. Dos de ellos nacieron antes de 1950 y el tercero posteriormente, correspondiendo este a una generación posterior. Para la realización de los mapas se volcaron los datos recogidos con el GPS en las orotofotos que GRAFCAN tenia vigentes en el año 2012. Cada uno de los Waypoint establecidos con el GPS corresponden a las coordenadas

UTM

de

una

entrada

registrada

en

el

cuaderno,

identificándolas con el mismo código para facilitar su tratamiento a posteriori. Resultados y discusión De la información oral recogida se constató que la llegada de ciertas especies de frutales tropicales a Igueste de San Andrés la tienen los mayores de 80 años en el pueblo, puesto que por debajo de esa edad son

pocos los que conocían directamente la historia que esconden los árboles del Valle. A pesar del trasiego de personas que supuso la emigración a Cuba a comienzo del S. XX, fueron pocas personas las que, en su regreso, pudieron haber traído semillas de frutales y tener huertas para cultivarlas. En aquellas fechas, el cultivo más importante del Igueste y la base de su economía eran los plátanos. Posiblemente por ello, sólo aquellas personas con muchos terrenos se permitieron el “lujo” de cultivar otras especies de frutales en las esquinas de las huertas, barranquillos o jardines. A saber, de las 12 especies registradas en el Inventario se tiene la certeza que vinieron de Cuba concretamente: mango, mamey, anón, guanábana, aguacate y zapote; además de los cultivos de caña santa, piña “cubana”, café, yuca, tabaco, y plátano burro. Inventario Se registraron un total de 12 especies diferentes de frutales presentes en el valle desde finales del S. XIX y comienzos del S. XX. Se le dio entrada solamente a aquellos que pudieron ser plantados directamente de una semilla procedente de fuera de Canarias, casi siempre de Cuba. No están registrados todas aquellos árboles, que siendo también muy viejos, nuestros informadores nos aseguraron que procedían de semilla de otro árbol ya plantado. En cambio, en el caso del mango o del mamey, es muy probable que muchos de los árboles registrados fueran plantados con una semilla de los primeros en llegar, pero no pudiendo saber exactamente cuáles eran, se les dio entrada atendiendo a otros factores: conocer si el antiguo propietario de la finca emigró a Cuba, la localización del frutal en la huerta, la apariencia del mismo y el recuerdo de su existencia por parte de las personas mayores cuando eran niños, contrastado con algunas fotografías del Valle de mediados del siglo pasado. La prospección dio como resultado un registro de 82 entradas de frutales tropicales.

Fig. 1. Composición por especies del total de entradas.

En el diagrama de las especies inventariadas (Fig. 1) se puede observar como el número de árboles frutales singulares, con probable valor como recurso fitogenético, de algunas especies es muy bajo, tanto que el riesgo de pérdida es elevado. El mango es la especie con mayor número de entradas. Influye en este hecho que su propagación por semillas produce plantas homogéneas idénticas a la madre, unido a la alta aceptación de esta variedad por parte del mercado, la disposición de los agricultores a cultivarlo y su resistencia a enfermedades. Por todo ello que las dos variedades mayoritarias presentes en Igueste, llamadas popularmente mango Macho y mango Hembra, son las que más garantías de conservación tienen en Igueste. El mamey también es un cultivo que ha ganado mucha aceptación dentro del pueblo en las últimas décadas, por lo que son comunes los ejemplares jóvenes injertados de árboles hembras o hermafroditas con púas de los árboles antiguos. No sucede lo mismo con el resto de especies, muchas de las cuales han visto desaparecer los pocos individuos que han sido cultivados para quedarse en la actualidad con un solo ejemplar, como es el caso de la guanábana o el anón, además, en mal estado de conservación. A continuación, se comentarán los resultados del inventario de los frutales registrados y junto con la información obtenida de las fuentes orales. Las entradas aparecerán agrupadas por especies. AGUACATE (Persea americana Mill.) De aguacatero se registraron solamente 2 entradas. Ambas pertenecen a aguacateros antillanos. De las 12 entradas que Moneyba L. Padilla González, localiza en 2008 de aguacateros antillanos en Igueste de San

Andrés, se ha podido constatar que dos de ellas podrían considerarse que son lo suficientemente antiguas como para que pudieran ser plantadas de semillas procedente de Cuba. Desde la llegada de los primeros aguacateros al valle, el método de reproducción de los aguacateros siempre fue por semilla. El estado sanitario de estas dos entradas es bastante delicado. La entrada BGA007, ubicada en los jardines de las que fuera la casa de Nicasio Gil Perdomo, corresponde a un aguacatero muy antiguo que daba una fruta muy apreciada en el valle. Este árbol, casi seco hoy en día, fructificó por última vez antes del 2005. Se intentó reproducir por parte de los agricultores de la zona varias veces por semilla, no consiguiendo nunca las características originales. La familia, nietos de D. Nicasio, que fue posiblemente uno de los primeros habitantes del Valle en viajar a Cuba, coinciden en que siempre se dijo que ese mato lo había traído D. Nicasio de Cuba, y que era el aguacatero mas antiguo del Valle. La

entrada

BGA003,

corresponde

a

un

aguacatero

de

enormes

dimensiones, en mal estado fitosanitario, con algunas ramas principales secas

y

bastante

afectado

por

cochinilla.

Antes,

daba

cosechas

abundantes y su fruto tenia buenas cualidades, como nos pudieron armar los vecinos. Este aguacatero fue propiedad de Suárez Cruz, que viajó a Cuba en dos ocasiones por placer, en la primera mitad del S. XX. En sus fincas también se encuentran mangos muy antiguos, incluido un mango macho. Su nieto, Santiago, mayor de 65 años, no sabe si su abuelo trajo semillas para su cultivo de su viaje a Cuba, pero si recuerda que estos árboles eran ya así de grandes cuando el era niño. 3.2.2 ANÓN (Anona squamosa L.) Solamente se registró 1 entrada de anón en este trabajo. Este anonero registrado es el único que antiguo que queda en Igueste. Corresponde a unas pocas ramas que han brotado de un viejo tronco situado en un barranquillo de la zona Hoya de la Parra, concretamente en las huertas

mas pegadas al barranco, las que se conocen como Madre del Llano. Este anonero está abandonado y prácticamente sin tierra ni sol que le permitan desarrollarse. Es por tanto, una de las especies que más peligro de desaparecer de Igueste tienen de cuantas hemos estudiado. El anón, o anonero como suelen referirse en Igueste de San Andrés, es una de las especies más singulares que llegaron de Cuba por las personas del pueblo que allí viajaron. Aunque el número de árboles sembrados probablemente nunca fue mayor de 5, eran una fruta popular y considerada de buen sabor. 3.2.3 GRANADO (Punica granatum L.) El Granado es otra especie presente con una sola entrada. El único Granado que recuerdan como antiguo lo tenia D. Nicasio Gil Perdomo en el jardín delantero de su casa. Este árbol, de gran productividad y unas frutas muy apreciadas, se cortó no hace más de 20 años. Muchos de los brotes de este árbol aún se conservan en las macetas delanteras de la casa, formando arbolillos que ya están floreciendo y que corresponden a la entrada que se registró como BGA080. Hay que destacar, que de la semilla del antiguo Granadero también se han cultivado otros árboles en Igueste, el más destacable es el situado en el jardín de la casa de Raúl León Rojas, árbol ya adulto que produce cada año unos frutos de buena calidad y sabor. Respecto a la procedencia de este granado no tenemos información. Esta especie ya existía a finales del S. XIX en Santa Cruz de Tenerife como lo demuestran los apuntes de Ramón Masferrer en su Recuerdos botánicos de Tenerife, o sea, datos para el estudio de la flora canaria, en 1881 en la que cita dicha especie. también es citada por Ortuño, como parte de la flora del Valle de San Andrés en el libro Vegetación y Flora de Las Islas Canarias Occidentales, 1976 y así queda reflejado también en el programa

Anthos, del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente en su proyecto de investigación Flora Ibérica. 3.2.4 GUANÁBANA (Anona murciata L.) De esta especie podemos encontrar dos ejemplares en Igueste de San Andrés. Uno de ellos un árbol sembrado hace menos de 30 años en las huertas de Raul Cruz León a partir de una semilla procedente de Guinea. La Entrada BGA081 corresponde a una guanábana de más de 80 años que está abandonada y en mal estado fitosanitario. Es la única de su especie que vino desde Cuba por los emigrantes a comienzos del S. XX. Probablemente esta fuera traída por Carlos Cruz Melián, que trabajó en Cuba entre los años 1910 y 1917 aproximadamente. Al volver plantó en sus huertas de Hoya de la Parra varias especies de frutales tropicales, entre ellas una guanábana de la que hoy solo se puede observar el tocón seco en la esquina de una huerta. Era una fruta apreciada por los que la probaban, pero no se popularizó su cultivo y nunca hubieron más de dos árboles en todo Igueste. 3.2.5 GUAYABA (Psidium guayava L.) La entrada de guayabo BGA066 corresponde a un mato abandonado en el linde de un camino, pegado a unas huertas antes cultivadas con guayabos. Hoy en día se pueden apreciar los troncos secos de estos viejos árboles. La otra, BGA060, es probablemente el único guayabero antiguo que sobreviviera a la plaga de cochinilla y mosca blanca que llegó a Igueste a comienzos de de la década pasada. Es así, porque al contrario de muchos guayaberos, este siempre ha sido atendido, aplicándosele tratamientos fitosanitarios y riego cuando lo ha requerido. El cultivo del guayabo siempre estuvo presente en Igueste de San Andrés. Ya a comienzos del S. XX eran comunes las plantas de guayabos. Si estaban de antes, o llegaron con la trasiego de emigrantes a Cuba es algo

que no hemos podido probar. Llegó a tener una importancia relativa en el valle a mediados del S. XX. Su propagación era considerable por todas las huertas, la mayoría de las veces no intencionada. Y aunque no era costumbre atender el cultivo, se comercializó bastante en esa época, casi como el mango actualmente. Se debe destacar también, que el guayabero correspondiente a la entrada BGA060 no suele sufrir demasiado el ataque de la mosca de la fruta, a pesar de tener una piel fina y que esta mosca se ha convertido en los últimos años en una plaga en Igueste de San Andrés. Podría deberse a que muchas veces la cosecha no llega en pleno verano, cuando el ataque de la mosca tiene más incidencia. Los guayaberos que existieron en Igueste de San Andrés poseían las mismas características. No existieron, a saber, distintas variedades. La desaparición casi en su totalidad de los guayaberos de Igueste por la plaga de la cochinilla, unido a la poca atención que se les dedicaba, ha provocado que actualmente sea una de los frutales tropicales con menos número de ejemplares presentes en sus fincas. 3.2.6 GUAYABO DEL PERÚ (Pisidium cattleianum L.) Se han prospectado 3 entradas de Guayabo del Perú, denominados de diversas maneras tal y como podemos ver en la tabla a continuación. El guayabo del Perú, conocido en Igueste de San Andrés por guayabo francés, fue un árbol traído de Cuba por Carlos Cruz Melián en el caso de las entradas BGA031 y BGA039 y por el abuelo de Jose Francisco Vera Álvarez, que también emigró a Cuba, en el caso de BGA048. La distinción entre los que trajo el primero respecto al que plantó el segundo es el color del fruto, rojo y amarillo respectivamente. Los ejemplares situados en la Hoya de la Parra, son conocidos ya que eran los únicos de su especie cultivados que la gente supiera. Sin embargo, sus

frutos nunca gozaron de agrado y se han mantenido hasta hoy porque el árbol es pequeño y tiene razonables cualidades ornamentales. La entrada BGA048, corresponde a una variedad de frutos amarillos. Son algo más grandes que los rojos y de sabor más agradable. Este árbol es totalmente desconocido para la mayoría de los agricultores de Igueste, quizás debido a su localización. 3.2.7 LIMÓN (Citrus x limon) La

única

entrada

de

limonero

recogida

en

este

trabajo

es

la

correspondiente a la ficha de entrada BGA071. Se optó por darle registro de entrada a este árbol debido a la antigüedad del mismo y a su posible origen. Este frutal aparece en una huerta de La Viña que fue propiedad de D. Nicasio Gil, el cual viajó a Cuba a finales del S. XIX como ya se ha mencionado en otro apartado. Esta variedad de limonero era antes más común encontrarla en el Valle, pero su semilla se ha ido perdiendo y este es uno de los pocos árboles antiguos que quedan. Su propietario nos describe un limón de cáscara muy fina, casi como una lima, y de aroma intenso. 3.2.8 MANGO (Mangifera indica L.) El cultivo del mango en Igueste de San Andrés es actualmente el único con relevancia económica. Los cultivos están formados por árboles jóvenes plantados después de que desapareciera la platanera en el último cuarto del siglo pasado, y por árboles presentes desde principios del S. XX que rondan la centena de años de edad. El cultivo del mango está extendido por todo Igueste de San Andrés, y los frutales antiguos también los encontramos ampliamente distribuidos, por lo que las entradas inventariadas se sitúan desde los 20 m.s.n.m. de los mangos de la zona del El Chorro, a escasos 100 metros de la línea costera; hasta los 75 m.s.n.m. de la entrada BGA064, situada en Campillo Redondo, adentrándose barranco arriba un kilómetro y medio.

De las 59 entradas de mango registradas, 10 corresponden a la variedad denominada localmente mango macho, 2 entradas son de una variedad con diversos nombres locales como mango moruno, o mango ruin; y las 47

entradas

restantes

corresponden

a

la

variedad

denominada

simplemente mango, o mango hembra. Todos los ejemplares de la misma variedad presentan características idénticas entre ellos y no se aprecian variaciones en las mismas desde que el cultivo llegó a Igueste de San Andrés por parte de quienes las cultivan. No son estas las únicas tres variedades tradicionales de mango que han estado presentes en el valle, ya que una cuarta variedad, hoy en día desaparecida, la recuerdan claramente algunos agricultores. Existía de esta un solo árbol situado en La Renta, en las huertas de D. Nicasio, y producía unos mangos de color morado, “chiquitos”. Fermín León Rojas lo conocía como mango moro, y recuerda un árbol adulto cuando él era aún un niño. Aunque este hecho ha sido corroborado por varios agricultores más, todos coinciden en que era el único de su variedad plantado. Respecto a las características de su fruto o agronómicas de la variedad, poco podemos aclarar ya que los informantes, hoy mayores de 70 años, eran niños cuando este árbol existía. Las entradas BGA062 y BGA065 corresponden a una variedad de mango para la cual no existe nombre local en Igueste de San Andrés. Estos dos árboles, aunque cercanos a los 100 años, nunca fueron del interés de los agricultores por la mala calidad de la fruta. La entrada BGA065 es un árbol abandonado en la esquina de una huerta junto al barranco en la zona de “Siete espigas”. Fructifica anualmente aunque con rendimientos dispares. Su sabor lo convierten casi en incomestible aunque la pulpa presenta menos fibra que el Mango hembra. La entrada BGA062, aunque la información conseguida es escasa de este árbol, todo parece indicar que es la misma variedad que el BGA065 anteriormente descrito.

El mango macho, con 10 árboles inventariados, es una variedad muy apreciada en Igueste de San Andrés, muchas veces por encima de cualquier variedad de mango; aunque muy poco en los mercados de Santa Cruz, por lo que su comercialización es escasa. Sin embargo, su producción en invierno puede ser cuantiosa, alcanzando buenos precios en la venta, haciendo que su cultivo tenga el consiguiente valor añadido. Su fruto, oblongo y de pequeño tamaño, es característico por su muy alta presencia de fibra y por su sabor extremadamente dulce y potente. La forma de consumir este producto en fresco se ha adaptado para que la fibra no sea un inconveniente, consistente en dejarlos sobremadurar para luego hacerles un agujero por su parte inferior y poder exprimirlos aprovechando la flexibilidad de la piel. Los primeros mangos macho cultivados en Igueste se encuentran en las esquinas de las huertas que fueron propiedad de gente que emigró y regreso de Cuba, como D. Nicasio Gil (La Renta) o Carlos Cruz (Hoya La Parra). Algunos de ellos se encuentran en estado de abandono, como los inventariados BGA057 y BGA058, en la zona de “EL Chorro”, donde podemos encontrar multitud de árboles de la misma variedad plantados después de la época de las plataneras, y siempre procedentes de semilla de los más antiguos. La resistencia de estos árboles a las enfermedades, plagas o sequía son destacables, siendo habitual que los árboles desatendidos desde hace décadas presenten un favorable estado de desarrollo y notables producciones de fruta. La reciente plaga de mosca de la fruta que ha llegado a Igueste de San Andrés parece no afectar a los frutos. Así mismo, la calidad de la fruta, que no su tamaño, aumenta cuando los árboles son de “secano”, por lo que es habitual que esta variedad no se riegue. El mango hembra es la variedad más popular de Igueste de San Andrés. además de las 47 entradas inventariadas en este trabajo y que recogen la totalidad de árboles mayores de 80 años, su cultivo ha ocupado muchas de las huertas que antes eran de plataneras. Esta variedad produce en el

Valle cerca de 1.000.000 Kg. un año óptimo como fue el 2014, lo que la convierte en el cultivo mas comercializado en la actualidad. El fruto del mango hembra es de color amarillo en su madurez, forma redondeada algo oblicua, de hasta 300 gr., de peso, presenta una pulpa fibrosa muy sabrosa y jugosa. El consumo mayoritario de esta fruta es en fresco. Es común que en el pueblo se consuma antes de alcanzar el óptimo de su madurez para poder cortarlo en pedazos y que la fibra moleste menos en su consumo. Los primeros árboles conocidos de esta variedad se encuentran en La Renta y Hoya de la Parra. Según pudimos comprobar en las entrevistas realizadas, probablemente la primera persona que regreso de Cuba, justo al comienzo del S. XX, con semillas de árboles para cultivarlas en Igueste fue D. Nicasio Gil Acosta, en cuyos jardines existe un ejemplar de mango, correspondiente al la ficha de entrada BGA009, que pudiera ser el ejemplar más antiguo del Valle, alrededor de 120 años. está cultivado al lado de un mamey de la misma procedencia, y el resto de entradas correspondientes a mangos situadas en el mismo jardín (BGA007, BGA008, BGA010, BGA011, BGA012) pudieran ser igual de antiguas o proceder de una semilla de este primero. Otra de las zonas con mangos que llegan a la centena de años, es “La Hoya de La Parra”.En las huertas pegadas al barranco, Carlos Cruz Melián plantó a su regreso de Cuba árboles con semillas que trajo de su viaje. Lo curioso de esta plantación es que los mangos eran el principal cultivo, ocupando la totalidad de la superficie desde entonces. Era por lo tanto, de donde mayor producción de mangos se obtenía del Valle en los años en los

que

la

planatera

era

el

principal

cultivo,

alcanzando

estos

protagonismo fuera del Valle, donde sus mangos se vendían en los mercados de la capital. Hay que destacar que algunos de estos ejemplares prospectados en “La Hoya de la Parra”, a saber: BGA027, BGA029, BGA030, BGA032; tienen previstos cortarlos inminentemente, no sabemos

si para su eliminación o para efectuarles una poda de descope que favorezca una nueva ramificación. Esta práctica del descope ha sido muy habitual en Igueste sobre los mangos viejos demasiado grandes, no teniendo efectos negativos sobre la salud de los mismos. La rusticidad de el mango hembra es también es notable, no siendo necesarios tratamientos fitosanitarios. La mosca de la fruta no afecta a sus frutos, motivo por el cual, sustituyeron definitivamente a las variedades comerciales injertadas que se habían plantado en el valle en las últimas décadas. En general, estos árboles siempre han estado relegados al abandono salvo en el momento de la cosecha. 3.2.9 NARANJO (Citrus x sinensis) Se han recogido dos entradas de Naranjo para ser inventariadas. El naranjo, al igual que el limón, eran frutales abundantes en la primera mitad del S. XX en Igueste de San Andrés. Actualmente los naranjeros antiguos han desaparecido, quedando muy pocos ejemplares. Dos de ellos son las entradas registradas, las cuales se localizan en una finca de La Viña en la que los frutales tropicales venidos de Cuba probablemente de mano de D. Nicasio Gil, son habituales. 3.2.10 POMARROSA (Syzygium jambos Allston) Los árboles de Pomarrosa se encuentran en Igueste desde la cota 0 m hasta los 524 m.s.n.m. en los que se sitúa la entrada BGA001. La especie ya aparece en la revista La Ilustración de Canarias en el número de Abril de 1884, bajo el nombre de “Jambosa vulgaris, la Poma rosa de Cuba”, formando parte de una descripción detallada de las especies que se podrían encontrar en el jardín de Aclimatación de La Orotava. El Pomarrosa se encuentra en Igueste, según las personas que hemos entrevistado, hace un mínimo de 100 años. Los informadores reconocen como el primer árbol que llegó al pueblo de esta especie al que corresponde a la entrada BGA090. La persona que lo sembró fue

presumiblemente Ernesto Suárez Cárdenes a comienzos del S. XX después de llegar de Cuba, en sus huertas de la zona de El Guirre. Este árbol ha sido cortado un mínimo de tres veces en los últimos 50 años, volviendo a rebrotar cada vez. El árbol correspondiente a la entrada BGA001 se encuentra en el Valle de los Ajos, una zona que forma parte del pequeño caserío de “EL Monte”. Hasta el mismo sólo se puede acceder andando por el sendero PR-TF 5 Igueste de San Andrés - Las Casillas. Este pequeño asentamiento se encuentra en una zona de laurisilva propia de las cumbres de Anaga. El pomarrosa, y otros árboles frutales como guayaberos y algunos cítricos, conviven a 524 m.s.n.m. con otros árboles de zonas templadas como el castaño y con cultivos de papas y batatas. A pesar de la diferencia de clima respecto al pueblo de Igueste de San Andrés, el pomarrosa de El Valle de Los Ajos también fructifica abundantemente y presenta un crecimiento normal en este ecosistema. El característico sabor y aroma del fruto del Pomarrosa no es muy valorado por los consumidores y aunque siempre existen excepciones, los frutos de los pocos árboles presentes en Igueste no se consumen en su mayoría y muchos menos se comercializan. Aunque cabe destacar que los procesados de dicho fruta en forma de mermeladas o dulces si parecen agradar más que su consumo en fresco. A pesar del pequeño número de árboles de Pomarrosa presentes en Igueste de San Andrés, los tres se encuentran en óptimo estado fitosanitario, presentando buena adaptación al clima y a los terrenos, propagándose incluso libremente si tienen acceso a agua, y situados en zonas completamente dispares; por lo que se podría armar que la especie no tiene riesgo de pérdida a corto plazo en la zona de estudio. 3.2.11 ZAPOTE BLANCO (Casimiroa edulis La LLave Lex.) Los árboles de zapote en Igueste de San Andrés son quizás los más desconocidos para sus habitantes dentro de los frutales tropicales que

encontramos allí. Será quizás porque ninguno de los árboles existentes pasan de los 80 años, y ambos se encuentran en estado de abandono, no produciendo apenas frutos. El zapote es una especie conocida en Igueste, pero no por ninguno de los árboles que aparecen reflejados en el inventario del presente trabajo, sino por un árbol ya desaparecido que se encontraba en los jardines de D. Nicasio Gil Perdomo, en La Renta. Es muy probable que el zapote de D. Nicasio proviniera de una semilla de Cuba, por lo que se investigó si los zapotes inventariados pudieran ser de una semilla del mismo, pero tal y como queda reflejado en las fichas de registro de las entradas BGA079 y BGA082 este hecho parece que no fue así. La entrada BGA079 es un árbol que se compró en un vivero de Taco aproximadamente en el año 1940, según nos pudo confirmar una familiar de la persona que lo plantó. Este árbol se encuentra en situación de abandono actualmente, en una finca desatendida. Su estado fitosanitario es correcto, pero sus producciones son escasas y dan lugar a frutos de tamaño muy inferior al normal. El zapote de Casas de Abajo se encuentra en el patio delantero de una casa abandonada, prácticamente a nivel del mar, y también sufre un estado de abandono. Aunque fructifica normalmente si el año registra buenos periodos de lluvias y calor en verano, sus frutos no alcanzan el tamaño de antaño. La fruta de ambos árboles nunca ha sido del gusto de sus dueños, y en ambos casos, era normal que esta se encontrara tirada al pie del árbol. Del desaparecido Zapote de Casa D. Nicasio es probable que tampoco fueran del agrado de sus propietarios los frutos que producía, ya que es el único árbol de cuantos trajo de Cuba que no reprodujo con sus semillas, siendo estas un método habitual de reproducción en esta especie. 3.2.12 MAMEY (Mammea americana L.)

El mamey es, junto con el mango, el frutal más popular e identificativo de Igueste de San Andrés en la actualidad. Los ejemplares mas antiguos tienen alrededor de 120 años. Basándonos en las entrevistas realizadas, los mamey más antiguos de Igueste de San Andrés pertenecieron todos a D. Nicasio Gil Perdomo, o fueron plantados de una semilla obtenida de algún árbol suyo. El primer mamey en la zona es el correspondiente a la entrada BGA006, y que todos los demás se sembraron con una semilla procedente de este. Este mamey tiene ahora alrededor de 120 años. Teniendo en cuenta que el mamey puede ser dioico, hubiera sido un golpe se suerte que el único árbol sembrado fuera hermafrodita y pudiera fructificar, 20 años más tarde, para sembrar así el resto de árboles de mamey. Es razonable también que fueran varias las semillas traídas de las Antillas y sembradas en las huertas de las que disponía D. Nicasio. Fuera como fuese, los árboles de mamey prosperaron bien en Igueste de San Andrés, a pesar de las dificultades de su cultivo: había que esperar a la primera floración, que tardaba más de una década en producirse, para saber si el árbol era “macho” y no iba a dar frutos, en cuyo caso era cortado la mayor parte de las veces. Así, la propagación del mamey no fue tan rápida como la del mango, estando su fruto, sin embargo, casi a la misma altura en apreciación por parte de los consumidores. Hoy en día existen multitud de árboles jóvenes de mamey en Igueste y una vez aprendida la técnica del injerto por los agricultores, ésta es practicada con el mamey para no tener que esperar tantos años a las primeras producciones del codiciado fruto. Este factor, unido a la rusticidad del frutal , y su resistencia a la sequía y a las enfermedades hacen que la especie esté asentada en el valle de Igueste de San Andrés sin riesgo a desaparecer. De los 6 árboles de mamey presentes en el inventario, solamente el BGA004, se puede considerar como un árbol joven al tener alrededor de 40 años. Es además el único dioico de flores masculinas, por lo que no

produce frutos. Todos los demás árboles fueron sembrados hace alrededor de 90 - 120 años. Presentan flores hermafroditas y/o femeninas, siendo estas últimas las que mayor presencia tienen en las entradas BGA005, BGA006 y BGA083, por lo que sus fructifiaciones alcanzan mayor cantidad. La comercialización del mamey no pasa de ser anecdótica, ya que las producciones totales tampoco son significativas, pero si es cierto que la fruta está muy demandada y es común que toda la producción esté vendida con antelación a familiares o amigos. La situación de las entradas inventariadas se recoge en los siguientes mapa 1. Mapa1. Mapa General de las entradas inventariadas en igueste San Andrés (Santa Cruz de Tenerife)

Conclusiones Se constata que en Igueste de San Andrés existen numerosos ejemplares de frutales tropicales singulares, tanto por su procedencia cubana y por su longevidad, en torno a los 100 años. Se comprueba a través de las entrevistas realizadas que el trasiego de personas a Cuba a finales del S XIX y comienzos del S. XX fue muy importante entre la población de Igueste. Así mismo se reconocen con exactitud muchos de los árboles que fueron plantados por personas determinadas a su regreso de Cuba, debido a la popularidad que los mismos árboles han tenido desde entonces. Se han inventariado un total de 83 árboles pertenecientes a 12 especies diferentes. Las especies prospectadas son: el aguacate (2 entradas), el anón (1 entrada), el granado (1 entrada), la guanábana (1 entrada), el guayabo (2 entradas), el guayabo del Perú (3 entradas), el limonero (1 entrada), el mango (59 entradas), el naranjo (2 entradas), el pomarrosa (3 entradas), el zapote blanco (2 entradas), el mamey (6 entradas).

El cultivo de dos de las variedades de mangos, “hembras” y “machos”, está plenamente arraigado en el Valle. Lo mismo ocurre con el mamey, cuyos árboles han comenzando a plantarse injertados y sus frutos se valoran cada vez más. El resto de las especies de frutales inventariadas, así como una de las variedades de mango, se hayan en riesgo de pérdida del cultivo por el número tan bajo de ejemplares existentes de las mismas. Se observa que la pérdida de interés, el desconocimiento en prácticas de manejo y multiplicación, o el abandono de los cultivos son la causa de que al menos dos de las especies se encuentren en grave riesgo de desaparición, como son la guanábana y el anón. Según las entrevistas realizadas se ha detectado que las plagas y las enfermedades han sido la causa de desaparición de prácticamente la totalidad de ejemplares de variedades locales de especies como el guayabo o el aguacate en momentos determinados. La valorización positiva por parte de los consumidores y agricultores de las frutas de especies como el mamey, el granado, el zapote o la pomarrosa no se corresponden a su comercialización, la cuál está centrada mayoritariamente en la variedad de mango “hembra”. Continuar con el trabajo de conservación de estas variedades de frutales tropicales es una labor importante para evitar la pérdida recursos fitogenético que pueda comportar su desaparición, así como ampliar el conocimiento existente sobre el cultivo de las mismas en Santa Cruz de Tenerife.

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