Proslogion - Una reconstrucción del argumento ontológico

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Descripción

Carlos A. Carbajal C.

Universidad Autónoma Metropolitana

19 de julio, 2012

El Argumento Ontológico de San Anselmo de Canterbury El argumento ontológico es una prueba argumentativa de la existencia de Dios, escrito entre los años de 1077 y 1078. Es muy interesante el argumento porque, no parte de los atributos de la naturaleza divina asignados en el Monologion, sino, con el mero presupuesto de la existencia de Dios. Se adivina aquel presupuesto agustiniano de que el hombre puede, por medio de la fe y la razón, sin intervenciones externas, alcanzar la verdad (claro, la verdad entendida en el contexto cristiano {Jn 14:6-21}i, que no es lo mismo que la Sabiduría {Sb 7:22-30} ii). En Anselmo, la Fe es motivo para que la razón quiera justificar la existencia de Dios. A continuación se encuentran 3 citas bíblicas que San Anselmo usa en la primera parte del argumento, un poco como apologética para dar pie al mismo. Si el hombre es indigno de Dios por su pecado, ha de quedar redimido de él por el uso de sus facultades racionales, así dice: “No busco entender para creer, sino que creo para entender. Si no creyera, no entendería”. Bien se atisba un sentimiento moderno de justificación por la razón, mas no es de interés primario dicho debate. A continuación se exponen las citas, así como un desglose en 14 premisas del argumento presentado en los capítulos 1, 2 y 3 del Proslogion. Jeremías 8:15 Esperábamos la paz, y ninguna cosa buena ha llegado; el tiempo de la curación, y se presenta el miedo. Esdras 9:6 «Estoy tan avergonzado y confundido que no me atrevo a levantar mi cara hacia ti, Dios mío. Nuestras faltas se han acumulado de tal forma que han sobrepasado nuestras cabezas, y nuestro pecado ha subido hasta el Cielo>>. Salmo 14:2 El necio se dice a sí mismo: «No hay Dios». Todos están pervertidos, hacen cosas abominables, nadie practica el bien.

Carlos A. Carbajal C.

Universidad Autónoma Metropolitana

19 de julio, 2012

1.- Existe algo de lo cual nada mayor puede pensarse. 2.- Esto existe ya en el entendimiento. 3.- Si existiese nada más en el entendimiento, se podría pensar en algo real que es mayor. 4.- Sería lo mismo aquello que existe en el entendimiento de lo cual nada mayor puede pensarse que aquello real que puede ser pensado. 4.1.- La realidad es mayor que el entendimiento no cuantitativamente sino cualitativamente ontológica. La realidad es inmediata, por lo que se puede pensar que existe en la realidad es más inmediato que aquello que se piensa y existe en el entendimiento. 5.- Por lo tanto, aquello mayor de lo cual nada puede pensarse, existe también en la realidad. 6.- Se puede pensar que (aquello de lo cual nada mayor puede pensarse) existe. 7.- Se puede pensar, que se puede pensar que existe. Segundo grado. 8.- Se puede pensar que aquello de lo cual nada mayor puede pensarse, no existe. 9.- Esto que puede pensarse no es mayor a lo cual nada puede pensarse. 10.- Lo cual es contradictorio. Por lo tanto, existe verdaderamente. 11.- Dios es lo más perfecto que puede pensarse, único existente por sí mismo. 12.- Todo aquello que no sea perfecto, es menos de lo que puede pensarse. Esto no es Dios. 13.- Dios es el sumo bien, porque todo bien existente es menor al bien de Dios. 14.- Ser justo es entonces más perfecto que ser injusto; ser bienaventurado es mejor que ser infeliz.

El argumento, antes de entrar en la consecuencia ética del mismo, acaba en la premisa 12. La estructura del argumento se puede desglosar de la siguiente manera: X

X + Xi

Xi + Y

Y + Yi

Yi

Z

Z + Xi

Xii

Xii…

Carlos A. Carbajal C.

Universidad Autónoma Metropolitana

19 de julio, 2012

Cada premisa se apoya en la premisa anterior. Al llegar a una conclusión intermedia, se sujeta a una expansión de la primera premisa para seguir argumentando. Así, por ejemplo, su conclusión intermedia en el 5, se ve reforzada con la premisa 7, para dar pie a la 9 y concluir en 10. Lo mismo pasa con 11 y 12, empero estas llevan directo al presupuesto ético del argumento, el cual se verá más adelante.

Para ponerlo en términos de análisis silogístico, a un nivel muy básico, se tiene que recurrir al siguiente sistema: dada la estructura del mismo argumento, cada premisa es, o un término individua, en lugar de tener un término mayor o menor y uno intermedio o contiene a todos ellos. De ésta manera (y con el código de verde = PM; rojo PI; azul = Pm): 1.- Existe algo de lo cual nada mayor puede pensarse. 2.- Esto existe ya en el entendimiento. 3.- Si existiese nada más en el entendimiento, se podría pensar en algo real que es mayor. 4.- Sería lo mismo aquello que existe en el entendimiento de lo cual nada mayor puede pensarse que aquello real que puede ser pensado. Sin embargo, 4 no es la conclusión intermedia, sino un tipo de resumen y proemio a dicha conclusión. Anselmo, de esta manera, evita dar el salto lógico de la existencia formal a la real (5) sin explicar su equivalencia.

Si bien la estructura NO es silogística en su naturaleza, podemos ver que los términos que componen al argumento silogístico se encuentran en orden correspondientes a la primera figura silogística, con el término medio en las posiciones 2 y 1 respecto al término mayor y al menor. Sigamos con las premisas posteriores a la primera conclusión intermedia: 6.- Se puede pensar que (aquello de lo cual nada mayor puede pensarse) existe. 7.- Se puede pensar, que se puede pensar que existe. Segundo grado. 8.- Se puede pensar que aquello de lo cual nada mayor puede pensarse, no existe. 9.- Esto que puede pensarse no es mayor a lo cual nada puede pensarse.

Carlos A. Carbajal C.

Universidad Autónoma Metropolitana

19 de julio, 2012

Vemos que el orden no cambia, con la distinción que el término medio simplemente tiene una posición respecto a los otros dos. Igual que en la primera parte, 9 sirve como un proemio explicativo a la conclusión 10. Lo interesante es que, el término intermedio blinda o protege a la conclusión 5 al hacer del término un objeto ya no del razonamiento inductivo, sino del asentimiento del sujeto que lo piensa. También cubre a la existencia real como inferior a la formal. Ahora el salto lógico está en explicar por qué la primera es ontológicamente menos significativa que la segunda. Nos podemos remitir a una metafísica de lo increado como superior a lo creado, Dios por encima de la creación; de no hacerlo, so pena de caer en un panteísmo. La última parte del argumento, una vez aclarada la supremacía de Dios como pensamiento, Anselmo introduce el bien, específicamente, la bienaventuranza {Mt 5:3-11} iii. Se trata ya no de encontrar a Dios por medio de la razón, sino que la razón se adecue a las normas divinas y, por medio de la fe, se acerque a Dios. Ya que no es el propósito de dicho trabajo hablar sobre la normatividad y la Gracia como regalos divinos, simplemente se mencionará que Anselmo lleva al argumento a soportar su teología y no su teología a soportar al argumento. Es decir, el argumento ontológico es un tipo de homilética previa a discurrir sobre los atributos de Dios y la manera de vivir del cristiano.

Conclusión Ya en su época, el argumento de Anselmo tuvo detractores y críticos. El primero fue Gaunilo, que propuso el argumento de la “Isla más grande que no puede ser pensada”. En lugar de Dios, llega a una reducción al absurdo usando la isla, que debe ser la isla más grande concebida y por lo tanto existente en la realidad. Sin embargo, Anselmo consideraba que no hay ningún principlo para el efecto que hay algo tan grande pensado que deba existir, así que la falacia de la “isla perdida”, como se le llamaba, no era un contrargumento válido. El argumento ontológico, de una manera u otra, influenció toda la filosofía posterior en términos de razonamiento lógico para aprehender realidades metafísicas. Sin tener el mismo presupuesto de partida, Descartes llega al mismo resultado en sus “Meditaciones Metafísicas”; Leibniz y Newton, Locke y Berkley, Kant y Hegel llegarían a resultados similares, sobre la realidad y actualidad de la existencia de Dios. El mero argumento no basta para entender las razones teológicas de Anselmo, pero sí ayuda a comprender la metodología que la búsqueda de la razón da a los preceptos de la fe.

Carlos A. Carbajal C.

Universidad Autónoma Metropolitana

19 de julio, 2012

Bibliografía San Anselmo, “Proslogion”, trad. N/A, editor Joan Carles Mélich, ed. Folio S.A, Rambla de Catalunya, Barcelona, 2007, pp. 5 – 12. Aristóteles, “Primeros Analíticos” en Tratados de Lógica, editor Francisco Larroyo, editorial Porrúa, México, 2004, cap. 1- 26, pp. 93 – 136. Artículo

enciclopédico

Saint

Anselm

en

la

Stanford

Encyclopedia

of

Philosophy,

http://plato.stanford.edu/entries/anselm/#LifWor consultado 19 de julio, 2012. Artículo enciclopédio Ontological Arguments en la Stanford Encyclopedia of Philosophy, http://plato.stanford.edu/entries/ontological-arguments/ consultado el 19 de julio, 2012. Artículo

enciclopédico

St.

Anselm

en

la

Catholic

Encyclopedia,

http://www.newadvent.org/cathen/01546a.htm , consultado el 19 de julio, 2012. Todas las citas bíblicas son de la Biblia de Jerusalén, edición electrónica en: http://www.pastoralbiblica.org/BIBLIA%20JERUSALEN/indexbibliaconlibros.html, consultada el 19 de julio, 2012.

i 6 Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. 7 Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto.» 8 Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.» 9 Le dice Jesús: «¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? 10 ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras. 11 Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras. 12 En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. 13 Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. 14 Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré. 15 Si me amáis, guardaréis mis mandamientos; 16 y yo pediré al Padre y os dará otro Paráclito, para que esté con vosotros para siempre, 17 el Espíritu de la verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce. Pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros. 18 No os dejaré huérfanos: volveré a vosotros. 19 Dentro de poco el mundo ya no me verá, pero vosotros si me veréis, porque yo vivo y también vosotros viviréis. 20 Aquel día comprenderéis que yo estoy en mi Padre y vosotros en mí y yo en vosotros. 21 El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él.»

ii 22 Pues hay en ella un espíritu inteligente, santo, único, múltiple, sutil, ágil, perspicaz, inmaculado, claro, impasible, amante del bien, agudo, 23 incoercible, bienhechor, amigo del hombre, firme, seguro, sereno, que todo lo puede, todo lo observa, penetra todos los espíritus, los inteligentes, los puros, los más sutiles. 24 Porque a todo movimiento supera en movilidad la Sabiduría, todo lo atraviesa y penetra en virtud de su pureza. 25 Es un hálito del poder de Dios, una emanación pura de la gloria del Omnipotente, por lo que nada manchado llega a alcanzarla.26 Es un reflejo de la luz eterna, un espejo sin mancha de la actividad de Dios, una imagen de su bondad. 27 Aun siendo sola, lo puede todo; sin salir de sí misma, renueva el universo; en todas las edades, entrando en las almas santas, forma en ellas amigos de Dios y profetas, 28 porque Dios no ama sino a quien vive con la Sabiduría. 29 Es ella, en efecto, más bella que el sol, supera a todas las constelaciones; comparada con la luz, sale vencedora, 30 porque a la luz sucede la noche, pero contra la Sabiduría no prevalece la maldad.

iii 3 «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. 4 Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. 5 Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. 6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados. 7 Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. 8 Bienaventurados los limpios de corazón, porqueellos verán a Dios. 9 Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. 10 Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. 11 Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa.

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