Propuesta teórico metodológica para el análisis del discurso de pacientes con afasia de Wernicke

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Descripción

BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA INSTITUTO DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES

MAESTRÍA EN CIENCIAS DEL LENGUAJE

PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA PARA EL ANÁLISIS DEL DISCURSO DE PACIENTES CON AFASIA DE WERNICKE TESIS PROFESIONAL QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE

MAESTRO EN CIENCIAS DEL LENGUAJE

PRESENTA: LIC. JOSAPHAT E. GUILLÉN ESCAMILLA ASESOR: DR. JOSÉ MARCOS-ORTEGA

JULIO 2007

ÍNDICE

ÍNDICE 1. Introducción

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2. Preliminares teóricos 2.1. Pragmática 2.1.1. Delimitando la pragmática 2.1.2. Definiendo pragmática 2.1.3. Cómo entender pragmática 2.1.4. Principales teorías pragmáticas 2.1.4.1. Actos de habla 2.1.4.2 Cooperación, máximas e implicaturas conversacionales

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2.1.4.3. Teoría de la relevancia 2.1.4.4. Ventajas de la Teoría de la relevancia 2.2. Discurso 2.2.1. Diferentes aproximaciones al estudio del discurso 2.2.2. Discurso y formalismo 2.2.3. Discurso y funcionalismo 2.2.3.1. Discurso multiproposicional 2.2.4. Discurso como conjunto de elocuciones 2.2.5. Definiendo discurso 2.2.5.1. Coherencia como condición indispensable del discurso 3. Antecedentes 3.1. Discurso, pragmática, coherencia y neurolingüística 3.1.1. Pragmática y neurolingüística 3.1.2. Discurso y neurolingüística 3.1.3. Coherencia y neurolingüística 3.2. Resultados de estudios pragmáticos y discursivos en neurolingüística 3.2.1. Preámbulo 3.2.2. Pragmática 3.2.3. Discurso 3.2.4. Coherencia 3.3. Afasia de Wernicke 3.3.1. Expresión 3.3.2. Comprensión 3.4. Discurso y afasia de Wernicke 3.4.1. Relevancia en la producción del lenguaje de pacientes afásicos 3.4.2. Coherencia, cohesión y afasia 3.4.3. Contribución de los marcadores discursivo para la competencia comunicativa en afasia 3.4.4. Marcadores discursivos en hablantes sanos y afásicos: caso especial de y

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61 63 63 68 70 71 72 75 78 82 84 85 87 90 95 97 100

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

3.5. Discusión 4. Propuesta teórico-metodológica 4.1. Pragmática 4.2. Discurso 4.2.1. Background, contexto, información vieja o compartida 4.2.1.1. Léxico genérico / memoria semántica permanente 4.2.1.2. Texto actual / memoria episódica 4.2.1.3. Situación actual del habla / memoria de trabajo 4.2.2. Foreground / información nueva 4.2.3. Coherencia 4.2.3.1. Coherencia vs. Cohesión 4.2.3.2. Sobre coherencia 4.2.3.3. Coherencia como resultado del procesamiento de relaciones entre elementos del discurso 4.2.3.4. Coherencia como continuidad 4.2.3.5. Léxico y gramática 4.2.3.5.1. Canal guiado por vocabulario 4.2.3.5.2. Pre-gramática 4.2.3.5.3. Canal guiado por gramática. 4.2.3.5.4. Interacción vocabulariogramática 4.2.3.6. Coherencia temporal. 4.2.3.6.1. Coherencia temporal guiada por vocabulario 4.2.3.6.2. Coherencia temporal guiada por gramática 4.2.3.7. Coherencia referencial 4.2.3.7.1. Referencialidad y definitud 4.2.3.7.1.1. Referentes tópicos 4.2.3.7.1.1.1 Tópico 4.2.3.7.1.1.2. Negociación de tópico 4.2.3.7.1.1.3. Topicalidad 4.2.3.7.1.1.4. Accesibilidad, continuidad y tópico 4.2.3.7.1.1.5. Recursos gramaticales para la marcación de tópico 4.2.3.7.1.2. Foco 4.2.3.7.1.2.1. Foco psicológico 4.2.3.7.1.2.2. Foco semántico 4.2.3.7.1.2.3. Foco contrastivo

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ÍNDICE

4.2.3.7.2. Coherencia referencial guiada por vocabulario 4.2.3.7.2.1. Relaciones léxicas 4.2.3.7.3. Coherencia referencial guiada por gramática 4.2.3.7.3.1. Relaciones anafóricas 4.2.3.7.3.2. Relaciones catafóricas 4.2.3.7.3.3. Elipsis 4.2.3.7.3.4. Deixis 4.2.3.8. Coherencia temática 4.2.3.8.1. Tipos de cláusulas 4.2.4. Marcadores discursivos 4.2.4.1. ¿Qué es un marcador discursivo? 4.2.4.2. Propiedades de los marcadores discursivos 4.2.4.3. ¿Qué cuenta como marcador discursivo? 4.2.4.4. Cohesión y marcadores discursivos 4.2.4.5. Coherencia y marcadores discursivos 4.2.4.6. Clasificación 4.2.4.6.1. Estructuradores de la información 4.2.4.6.2. Conectores… 4.2.4.6.3. Reformuladores 4.2.4.6.4. Operadores discursivos 4.2.4.6.5. Marcadores de control de contacto

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5. Descripción de los datos 5.1. Coherencia referencial 5.2. Coherencia temporal 5.3. Marcadores discursivos 5.4. Coherencia temática 5.5. Uso de elipsis

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6. Conclusiones

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Apéndice

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Bibliografía

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INTRODUCCIÓN

1. INTRODUCCIÓN En los años recientes, la investigación de la relación entre cerebro y lenguaje ha adquirido nuevos métodos de estudio. Por una parte, desde una perspectiva fisiológica, el desarrollo de nuevas tecnologías ha hecho posible el avance en las técnicas para determinar de qué forma funciona el cerebro y la manera en que está constituido. Estos avances redundan principalmente en las áreas de medicina y psicología, pues les permite diseñar estrategias para prevenir y rehabilitar, en la medida de lo posible, daños cerebrales. En este sentido, uno de los principales problemas que ha sido objeto de estudio es el de los trastornos del lenguaje. Ya desde el siglo XIX, los estudios de Broca y de Wernicke comenzaban a sentar las bases de la frenología y de lo que posteriormente se llamaría afasiología. Ahora bien, la afasia de Broca y la afasia de Wernicke han sido sujetos de innumerables estudios, desde un punto de vista estrictamente lingüístico. Problemas fonéticos, morfológicos, sintácticos y semánticos han sido estudiados sistemáticamente desde el siglo pasado y han sentado las bases para los métodos que se deben seguir en este tipo de investigaciones. Una de las ventajas que tienen estos estudios es la sistematización y el encuadre metodológico estricto, desde una perspectiva lingüística, que les ha permitido obtener resultados tangibles basados en un método científico. Estos trabajos interdisciplinarios son la muestra de que, bajo un encuadre metodológico serio, es posible realizar una cooperación entre las disciplinas encargadas de

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

estudiar la relación cerebro-lenguaje, i.e. neurología, psicología y lingüística, principalmente. Así, estas investigaciones han dado origen a nuevas disciplinas, como la neurolingüística o la psicolingüística, que han tratado de dar nuevas respuestas a fenómenos de corte lingüístico. En esta tarea, se han abordado otros niveles del lenguaje, hasta hace unos veinte años ignorados. A partir de la década de los ‘80 del siglo pasado, se iniciaron estudios pragmáticos y discursivos en pacientes con trastornos del lenguaje. Sin embargo, y a diferencia de los otros estudios, la falta de un marco teórico claro y bien delimitado ha provocado la poca sistematización de estos estudios. El poco consenso en cuanto a qué es pragmática y qué es discurso, dentro de estas investigaciones, es una herencia del campo lingüístico, pues ambos conceptos han sido abordados desde diferentes perspectivas, lo que ha dado como resultado definiciones muy generales o, en otros casos, muy abarcadoras. Así pues, dentro del campo lingüístico existe poco consenso acerca de estos dos conceptos y no se cuenta con definiciones claras ni con un marco teórico que facilite la labor del investigador. Así, por ejemplo, discurso podría ser entendido como el nivel superior de la oración y pragmática como el estudio de intenciones, contextos y otros fenómenos más generales. Considerando lo anterior, y retomando los estudios de pacientes con trastornos del lenguaje, podemos encontrar dentro de la literatura muy pocas investigaciones que aborden el estudio de aspectos pragmáticos o discursivos, y los pocos que existen carecen de sustentos metodológicos claros.

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INTRODUCCIÓN

Aun hoy en día, especialistas en el área no pueden determinar si la pragmática y el discurso son niveles del lenguaje, más aún no saben cómo manejar y estudiar, de manera sistemática, estos conceptos para encuadrar sus investigaciones sobre bases teóricas firmes. Debido a lo anterior, los trabajos que encontramos parecen estar basados más en el sentido común y en las intuiciones que los investigadores tienen del lenguaje. Por tal motivo, las definiciones que ahí se adoptan son ad hoc, es decir, están establecidas según las necesidades de cada trabajo, por lo que resulta común encontrar investigaciones basadas en teorías como la de los actos de habla, cooperación, máximas conversacionales, relevancia y el estudio de intenciones, que parecen adecuarse a las finalidades de cada estudio. Actualmente se empiezan a encontrar estudios que abordan algunos fenómenos del discurso, por ejemplo los marcadores discursivos, sin embargo también carecen de sustentos y la interpretación de los investigadores sigue siendo determinante. En resumen, y considerando que: (i) los estudios de ciertos aspectos pragmáticos y discursivos, dentro de la neurolingüística, comenzaron a realizarse apenas veinte años atrás; (ii) los conceptos pragmática y discurso no han sido claramente especificados, aun en lingüística, lo que provoca (iii) la inclusión de definiciones, a veces, diametralmente opuestas, generales o muy abarcadoras, dentro de estudios neurolingüísticos, que (iv) han obligado a los investigadores a dejarse guiar por sus intuiciones. Resulta evidente la necesidad de plantear un marco teórico que ayude a los analistas de estas áreas a llevar a cabo sus estudios bajo un marco teórico claro y sustentable. Es, en este sentido, la finalidad de esta tesis: realizar una propuesta teórica, desde una perspectiva puramente lingüística, que clarifique de mejor manera ambos conceptos: pragmática y discurso. Esta propuesta no sólo busca la definición de estos dos términos 3

PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

sino, además, la especificación de las características y los elementos que debe contener y estudiar cada una de ellas, así como la delimitación de su alcance de estudio. Sólo al realizar esta labor es posible llevar a cabo estudios sistemáticos de aspectos pragmáticos y discursivos en individuos con daño cerebral que presentan trastornos del lenguaje, pues resulta claro que de esta forma nos alejamos de la interpretación y de la intuición. Una vez hecho lo anterior, y como segundo objetivo de la tesis, se establece claramente qué elementos y fenómenos caen dentro del estudio de la pragmática y del discurso, principalmente. Derivado de esto, la búsqueda queda restringida y la evaluación de dichos aspectos es más eficiente. Cabe aclarar que la inclusión y la exclusión de elementos y fenómenos queda justificada, de manera manifiesta, a lo largo de la tesis, pues la propuesta que aquí realizo se encuentra circunscrita sólo a los aspectos formalizables del discurso y de la pragmática, es decir, quedarán fuera de este estudio fenómenos como gestos, señales e intenciones, por la razones antes expuesta. Como tercer objetivo se plantea un método para el análisis del nivel discursivo de cinco pacientes con afasia de Wernicke, donde se prueba que, bajo un escrutinio basado metodológicamente, un estudio de los niveles pragmático y discursivo es posible y que puede ser sistematizado eficientemente. Este método está basado en la descripción de algunos fenómenos pragmáticos y discursivos, y se muestra tan sólo como una primera aproximación. No obstante, queda claro que es posible llevar a cabo una evaluación eficiente de ciertos fenómenos pragmáticos y discursivos en la competencia comunicativa de pacientes con afasia de Wernicke. Y, más importante aún, tal método de evaluación puede ser sistematizado.

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INTRODUCCIÓN

Así, en el capítulo dos, dedicado a los preliminares metodológicos, el lector encontrará las definiciones más influyentes de los conceptos centrales de esta tesis (pragmática, discurso y coherencia), así como su contexto dentro de los estudios lingüísticos. De igual forma, hago una descripción somera de las tres teorías pragmáticas más influyentes en el campo lingüístico y que continuamente son utilizadas en estudios neurolingüísticos: Actos de habla, Máximas conversacionales y el principio de cooperación y la Teoría de la relevancia. En el capítulo tres, dedicado a los antecedentes, el lector encontrará un breve recorrido por los estudios que se han realizado de algunos aspectos pragmáticos y discursivos dentro del área de la neurolingüística, así como los resultados a los que se han llegado. También se encuentran las distintas definiciones de pragmática, discurso y coherencia que se retoman en dichos trabajos. De igual manera, se presenta una breve descripción de la patología conocida como afasia de Wernicke, que incluye las causas que lo provocan, así como los síntomas más claros que se reflejan en el uso del lenguaje de estos pacientes. Por último, en este mismo capítulo, se reseñan los cinco trabajos que abordan específicamente el estudio de afasia de Wernicke y algunos aspectos pragmáticos o discursivos. En el capítulo cuatro establezco lo que en esta investigación será entendido por discurso y coherencia, así como las teorías más influyentes y los conceptos básicos que serán estudiados aquí. Este capítulo resulta de suma importancia porque en él se desarrolla la propuesta teórico-metodológica sobre la que se sustenta este trabajo, se describen los elementos lingüísticos que deben ser estudiados en el nivel pragmático-discursivo y que, posteriormente, serán utilizados para la descripción del discurso de los pacientes con afasia. 5

PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

En el capítulo cinco se hace la descripción de algunos fragmentos del discurso de cinco pacientes con afasia de Wernicke, basada en la evaluación de los elementos propuestos en el capítulo cuatro para el rastreo de los distintos tipos de coherencia que se consideran. Estos métodos también son propuestos y especificados en este mismo capítulo. Finalmente, en el capítulo seis se encuentran las conclusiones y resultados que arrojó este trabajo de investigación a lo largo de sus capítulos teóricos-metodológicos.

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PRELIMINARES TEÓRICOS

2. PRELIMINARES TEÓRICOS Antes de reseñar los estudios previos que se han realizado en el campo de la neurolingüística, enfocados en los niveles pragmático y discursivo, resulta pertinente establecer qué se entiende por estos dos términos dentro del campo de la lingüística. Cabe aclarar que esta labor no persigue fines teóricos, sólo es una forma de sistematizar y clarificar estos dos conceptos.

2.1. PRAGMÁTICA El término pragmática fue introducido por Charles W. Morris en su libro Fundamentos de la teoría de los signos, en 1938, para distinguirla de la sintaxis y la semántica. Desde la perspectiva de este autor, la sintaxis se encarga de la combinación correcta de los signos entre sí, sin considerar su relación con los significados o los hablantes. La semántica, por su parte, se encarga de estudiar la relación de los signos con los objetos que pueden o no designar. Y, finalmente, la pragmática se encarga del estudio de los signos en relación con sus intérpretes. Siguiendo con la distinción de Morris, la pragmática es el estudio de los aspectos bióticos del lenguaje, es decir, el estudio de todos los fenómenos psicológicos, biológicos y sociológicos que ocurren en el funcionar de los signos. Sin embargo, de acuerdo con esta definición, a la pragmática le competerá cualquier actividad humana que involucre al lenguaje y este rango de acción es muy extenso. Así pues, debido a esta magnitud, se incluye un número exagerado de aspectos dentro de una teoría pragmática, que dependerán de los alcances teóricos que persiga cada propuesta.

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

2.1.1. DELIMITANDO LA PRAGMÁTICA Según varios autores, una teoría pragmática puede ser vista desde distintas perspectivas. Por ejemplo, Levinson (1983) establece que el término pragmática ha sido utilizado de dos maneras diferentes: (i) un uso amplio, tal y como lo propuso originalmente Morris, que cubre cosas tan diversas como la psicopatología de la comunicación y la evolución de los sistemas de símbolos. Dentro de esta perspectiva, hay una tendencia para usar el término pragmática exclusivamente como una división de la lingüística más que como parte del sistema general de signos. De tal forma, este uso general del término incluye a la sociolingüística y la psicolingüística. Por otra parte, (ii) existe un sentido filosófico del término pragmática, donde autores como Carnap hablan de una pragmática pura a la que le conciernen conceptos tales como: creencias, elocución e intención, así como la interrelación lógica que se establece entre ellas. Esta pragmática fundamentalmente está relacionada con la semántica de condiciones de verdad pues donde ésta falla, la pragmática emerge y parece ofrecer oportunidades reales para subsanar las discrepancias entre lo que es dicho y lo que es entendido. Para Crystal (1987a), gracias a las diversas áreas que abordan el estudio de la pragmática, varias definiciones entran en conflicto. Así, un tipo de aproximación se centra en los factores formalmente codificados en la estructura de una lengua. Otras, relacionadas más a perspectivas particulares de la semántica, la consideran como el estudio de todos los aspectos del significado en términos de condiciones de verdad. Finalmente, desde las aproximaciones más amplias, la pragmática es vista como el estudio de los principios y prácticas subyacentes de todas las actuaciones lingüísticas interactivas, incluyendo todos los aspectos del uso del lenguaje.

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PRELIMINARES TEÓRICOS

Davis (1991), por su parte, sostiene que la pragmática es entendida de dos formas diferentes: (i) como parte de la competencia lingüística de los hablantes, es decir, como parte de una teoría psicológica que permite dar cuenta de lo que los hablantes tácitamente conocen y que les permite comprender y utilizar correctamente las oraciones de su lengua. Y (ii) como ajena a la competencia lingüística, esto es, la pragmática intenta dar cuenta de un rango de hechos pragmáticos sin hacer referencia a una teoría psicológica. Escandell (1993) considera que la pragmática ha de centrarse en la relación que se establece entre el significado gramatical y el hablante con los hechos y objetos del mundo que intente describir. Aunque otros autores difieren y sostienen que analiza la relación entre la forma de la expresión y las actitudes de los usuarios, además de tener como tarea fundamental explicar el desfase que frecuentemente se da entre lo que decimos (significados literales) y lo que queremos decir (intención comunicativa). En otras palabras, tiene que explicar la adecuación de las secuencias gramaticales al contexto y a la situación. Así: “la pragmática trata de constituir una teoría que explique la interconexión entre los diferentes tipos de procesos que hacen posible la comunicación humana. Sin embargo, no resulta fácil trazar una frontera nítida entre lo que pertenece a una gramática independiente del contexto y lo que pertenece al uso condicionado por el contexto” (Escandell, 1993: 262). Resumiendo, son tres las principales líneas que guían la investigación pragmática: (i) La lógica-filosófica, del tipo propuesta por Carnap, que incluye nociones como creencia, elocución e intención, así como la interrelación lógica que se establece entre ellas. A este tipo de aproximación le competen, principalmente, los actos de habla, propuestos por Austin y Searle; las máximas conversaciones de Grice, y la relevancia entendida en términos de Sperber y Wilson. 9

PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

(ii) La lingüística formal-funcional que se interesa por los elementos contextuales que han sido codificados por la estructura del lenguaje. A este tipo de aproximación le competen fenómenos lingüísticos que sólo pueden ser resueltos considerando el contexto discursivo, tales como la referencialidad (anáfora, catáfora, elipsis, deixis), la cantidad de información compartida (background y foreground), así como el uso de artículos definidos en contraste con artículos indefinidos, sólo por citar algunos. (iii) La psicolingüística, en su sentido más amplio y abarcador, deja a un lado las consideraciones estructurales para centrarse exclusivamente en el uso del lenguaje. A esta aproximación le competen elementos extralingüísticos, por tal motivo se relaciona más con la sociolingüística, la etnografía, la etnolingüística, etc. Así, parece que el problema surge al tener que inclinarse por algunas de estas líneas de investigación. En este sentido, Levinson (1983) apunta que el problema de estas aproximaciones es que no toman en cuenta que la pragmática cubre dos diferentes tipos de aspectos y que, desde estas perspectivas, parecen irreconciliables: (i) aspectos dependientes del contexto de la estructura del lenguaje, y (ii) aspectos que tienen que ver con los principios y la comprensión del uso del lenguaje, que no se relacionan necesariamente con la estructura lingüística. De tal forma, la pragmática debe estar interesada en el estudio de la relación que se da entre la estructura del lenguaje y los principios relevantes de su uso.

2.1.2. DEFINIENDO PRAGMÁTICA Como ya he descrito, a la pragmática le competen distintos fenómenos, dependiendo de la perspectiva que la define. Debido a esto, existen diversas y muy distintas concepciones de pragmática, unas más restringidas y otras más abarcadoras. A continuación describiré las definiciones más extendidas entre los estudios lingüísticos. 10

PRELIMINARES TEÓRICOS

En primer lugar expongo las propuestas que Levinson (1983) hace acerca de las definiciones más influyentes dentro de la lingüística, junto con las ventajas y desventajas que presenta cada una. (1)

Pragmatics is the study of those relations between language and context that are grammaticalized, or encoded in the structure of a language (Levinson, 1983: 9).

Según esta definición, a la pragmática sólo le competen los aspectos de la relación entre lenguaje y contexto que son relevantes para escribir gramáticas. Así, su estudio abarcaría fenómenos como: deixis, presuposiciones, cantidad de información compartida entre los interlocutores, etc. Estos temas se relacionan exclusivamente con el contexto lingüístico de la elocución. De tal forma, para considerar que una característica del contexto está codificada lingüísticamente, advierte Levinson, tenemos que observar los siguientes criterios: (a) debe ser comunicada intencionalmente, (b) debe estar asociada convencionalmente con la forma lingüística en cuestión, y (c) la forma lingüística debe estar sujeta a un proceso gramatical regular. La principal ventaja que esta definición representa para mi investigación es que los fenómenos a estudiar sólo se limitan al contexto discursivo, a los aspectos formales del lenguaje dejando a un lado cualquier factor extralingüístico como señas, gestos e interpretaciones. Consecuentemente, los aspectos a estudiar encuentran respuesta, principalmente, en el contexto discursivo en el que las elocuciones aparecen. No obstante, la principal desventaja de esta aproximación, acota el autor, es que restringe el campo de estudio a material puramente lingüístico, en otras palabras, excluye aquellos principios del uso del lenguaje y la interpretación que explica cómo es alcanzado el significado extra de una elocución.

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

(2)

Pragmatics is the study of all those aspects of meaning not captured in a semantic theory (Levinson, 1983: 12).

A este respecto, Gazdar (1979) considera que la pragmática es el resultado de restar las condiciones de verdad al significado1. De tal suerte, los aspectos no capturados por la semántica serán el objeto de estudio de la pragmática. La principal desventaja que nota Levinson es que los alcances y fenómenos a estudiar varían de acuerdo a la teoría semántica que sea utilizada, y además no son del todo claros. Así, según el tipo de teoría adoptada, muchos aspectos del significado no podrán incluirse si la teoría no tiene coherencia interna, esto es, las limitantes y contradicciones que contenga la teoría semántica a utilizar serán heredadas a la pragmática. De tal forma, lo ideal es que surja una especie de híbrido: una semántica y una pragmática que trabajen conjuntamente. Tal híbrido debería ser más simple y bien fundamentado, más de lo que estaría una simple teoría semántica. En consecuencia, los temas a tratar, desde esta perspectiva, serían: ironía, metáfora y el contenido comunicativo implícito de una elocución. Teorías como la de los actos de habla, las implicaturas conversaciones y la de relevancia surgieron como respuesta a este tipo de fenómenos. (3)

Pragmatics is the study of the relations between language and context that are basic to an account of language understanding (Levinson, 1983: 21).

Aquí, comprender una elocución (comprender el lenguaje) involucra hacer las inferencias necesarias para conectar lo que es dicho con lo que es asumido mutuamente por los interlocutores o lo que ha sido dicho previamente.

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Cabe aclarar que Gazdar resta las condiciones de verdad del significado porque, desde su perspectiva, la teoría semántica que mejor ayuda a dar cuenta de los problemas de significado es la lógica, la que ha sido utilizada por los semantistas transformacionales, principalmente. 12

PRELIMINARES TEÓRICOS

Las principales ventajas de esta aproximación son: (a) reconoce que a la pragmática le conciernen, esencialmente, las inferencias. De tal forma, una teoría pragmática debe dar cuenta de las inferencias, presuposiciones, implicaturas, de la fuerza ilocutiva, etc. (b) No hace la distinción entre semántica y pragmática, entre codificado y no codificado. Esto resulta importante porque no hay consenso en cuanto a si la fuerza ilocutiva o las implicaturas están o no codificadas en el lenguaje. (c) Incluye aspectos del estudio de los principios del uso del lenguaje, a tal grado que postula que para cada serie sistemática de restricciones en el uso del lenguaje habrá una serie de inferencias que serán aplicadas para la comprensión del mismo. Sin embargo, esta aproximación presenta las siguientes desventajas: (a) incluye el estudio de la interacción entre conocimiento lingüístico y el conocimiento enciclopédico de los participantes. (b) Incluye, también, la noción amplia y casi irrestricta de contexto, donde todo puede caber. Finalmente, (c) no establece con claridad qué es comprender una elocución. A esta aproximación también le interesa dar cuenta de los fenómenos psicológicos que intervienen en la comprensión del lenguaje, sin embargo no hay forma de distinguir lo que es realmente relevante dentro del contexto de los intercambios comunicativos. De tal forma, esta perspectiva está más cercana a la psicolingüística o a la sociolingüística pues muestra especial atención en la interacción de los hablantes durante los intercambios comunicativos, considerando todo lo que pueda intervenir como contexto. (4)

Pragmatics is the study of the ability of language users to pair sentences with the contexts in which they would be appropriate (Levinson, 1983: 24).

Esto implica que la pragmática tiene que ver con la asignación recursiva de condiciones apropiadas para una serie de oraciones con sus interpretaciones semánticas respectivas. En 13

PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

otras palabras, la pragmática podría, en principio, predecir la serie de contextos en los cuales todas y cada una de las oraciones bien formadas de un lenguaje podrían ser apropiadas, después de realizar una lectura semántica particular. Los principales problemas con esta definición son: (a) la pragmática sería idéntica a la sociolingüística, a la manera tradicional propuesta por Hymes, i.e. el estudio de la competencia comunicativa de un grupo particular. (b) Postula una homogeneización cultural e ideal junto con la construcción de teorías pragmáticas para cada lenguaje. (c) Finalmente, no habría forma de explicar la ironía, pues éstas resultan apropiadas gracias a lo impropio que resultan en los contextos en los que suceden. Para Levinson, esta propuesta debe ser descartada porque el uso del lenguaje es tan flexible que no podría permitir que una teoría pragmática estuviera basada en la noción de contexto apropiado. (5)

Pragmatics is the study of deixis (at least in part), implicature, presupposition, speech acts, and aspects of discourse structure (Levinson, 1983: 27).

A pesar de parecer una propuesta integradora y restringida, esta definición apenas ayuda a que nos familiaricemos con los términos arriba enumerados pero deja serias desventajas: (a) no provee criterios para la inclusión o exclusión de fenómenos que pueden competirle. (b) Cuando se trata de definir conceptos tales como: implicatura, deixis, actos de habla, etc., se experimentan serios problemas pues existen diversas y muy variadas acepciones de tales términos. Hasta aquí, Levinson ha distinguido cinco distintas definiciones de pragmática: (i) como estudio de las relaciones que han sido gramaticalizadas entre el contexto y el lenguaje; (ii) como el estudio de todos aquellos elementos que la teoría semántica deja de lado; (iii) como el estudio de las relaciones entre contexto y lengua que permiten dar cuenta 14

PRELIMINARES TEÓRICOS

de la comprensión del lenguaje; (iv) como la habilidad de los usuarios de una lengua para unir oraciones con los contextos apropiados para su elocución; (v) como el estudio de la deixis, implicaturas, presuposiciones, actos de habla y aspectos de la estructura del discurso. Ahora bien, Crystal (1987b), por su parte, en un primer acercamiento confirma que la pragmática estudia los factores que gobiernan nuestra selección del lenguaje en la interacción social y los efectos que produce sobre otros. En teoría, explica, podemos decir cualquier cosa, sin embargo en la práctica seguimos una serie de reglas o convenciones sociales que restringen y guían la forma en la que hablamos. Los factores pragmáticos influyen sobre nuestra selección de sonidos, construcciones gramaticales y el vocabulario que empleamos. Así, los errores pragmáticos no rompen reglas fonológicas, sintácticas o semánticas, por tal motivo ha sido considerada como separada de los niveles del lenguaje representados tradicionalmente en los modelos lingüísticos de análisis. Así, sostiene Crystal, no es parte de la estructura de una lengua pero es un dominio que no puede ser ignorado. Para este autor, la pragmática, desde un punto de vista psicolingüístico, investiga los estados psicológicos y las habilidades de los hablantes que tienen un efecto mayor sobre su actuación, tales como atención, memoria y personalidad. Desde la perspectiva del análisis del discurso, a la pragmática le compete centralmente el análisis de la conversación y comparte varias de las nociones filosóficas y lingüísticas que han sido desarrolladas para manejar este tema, i.e. implicaturas, actos de habla, relevancia, deixis, elipsis, deícticos, etc. En un estudio posterior, Crystal postula que: “Bajo una visión lingüística estricta, la pragmática se ocupa solamente de aquellos aspectos del contexto que aparecen codificados 15

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en la estructura de una LENGUA; formarían parte de la competencia pragmática de un usuario” (2000: 437; negritas agregadas). Así, se ha postulado el término pragmalingüística para: “referirse a la ‘zona’ más lingüística de la pragmática, en la que se estudian aquellos temas desde el punto de vista de los recursos estructurales disponibles en una lengua” (2000: 438). En resumen, Crystal distingue tres enfoques generales de pragmática: (i) un enfoque psicológico, el cual intenta estudiar y dar cuenta de las habilidades de los hablantes y de sus estados psicológicos, que se centra en el estudio de la actuación de los usuarios del lenguaje. (ii) Un enfoque filosófico-lingüístico, el cual se ocupa del estudio de implicaturas, presuposiciones, cooperación, relevancia, deixis, deícticos, etc. (iii) Finalmente, un enfoque completamente lingüístico, incluso considera una pragmalingüística, que sólo estudia los fenómenos que pueden ser explicados gracias a la estructura de la lengua o que ya están codificados en la misma.

2.1.3. CÓMO ENTENDER PRAGMÁTICA Una vez presentada esta descripción general de las principales definiciones de pragmática, así como de los fenómenos que les compete estudiar, resulta obvia la necesidad de plantear una caracterización, lo más clara posible, de lo que en esta investigación se entenderá por pragmática. Considerando las descripciones de Levinson y Crystal podemos concluir que, en términos generales, son tres las líneas en las que puede caer una definición de pragmática, a saber: (i) la lógica-filosófica, que incluye nociones como creencia, elocución e intención, así como la interrelación lógica que se establece entre ellas. A este tipo de aproximación le

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PRELIMINARES TEÓRICOS

competen, principalmente, los actos de habla, propuestos por Austin y Searle; y las máximas conversaciones de Grice. (ii) La lingüística formal-funcional que se interesa por los elementos contextuales que han sido codificados en la estructura del lenguaje. A este tipo de aproximación le competen fenómenos lingüísticos, que sólo pueden ser resueltos considerando el contexto discursivo, tales como la referencialidad (anáfora, catáfora, elipsis, deixis), la cantidad de información compartida (background y foreground), entre otros más. (iii) La psicolingüística en su sentido más amplio y abarcador, que deja a un lado las consideraciones estructurales para centrarse exclusivamente en el uso del lenguaje. A esta aproximación le competen elementos extralingüísticos, por tal motivo se relaciona más con la sociolingüística, la etnografía, la etnolingüística, etc. Ahora bien, de acuerdo con los fines que persigue mi investigación, lo que entenderé por pragmática estará más apegado a las definiciones que surgen de la línea de investigación lingüística, esto es: (6)

La pragmática se encarga de estudiar las relaciones entre el contexto discursivo y los recursos estructurales del lenguaje que han sido gramaticalizados, y que representan la competencia pragmática de los hablantes, i.e. la pragmalingüística, en términos de Crystal.

Así, esta definición permite centrarme en el estudio de fenómenos específicos que resultan determinantes en mi investigación, principalmente: la referencialidad (anáforas, catáforas, elipsis, deixis), donde la noción de información compartida (background, foreground) resulta fundamental. Con esto evito perderme en la inmensidad de aspectos que las otras perspectivas consideran pertinentes para el estudio de la pragmática.

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

Así pues, a lo largo de este trabajo de investigación serán constantes las referencias a fenómenos lingüísticos contexto dependientes2, tales como: definitud, referencialidad, anáfora, catáfora, elipsis, deixis, indexicales, background y foreground, que serán definidos oportunamente. También habrá alusiones continuas a las teorías de los actos de habla, las implicaturas y máximas conversaciones, el principio de cooperación y la relevancia, que serán caracterizadas a continuación.

2.1.4. PRINCIPALES TEORÍAS PRAGMÁTICAS Ahora bien, a pesar de que en mi análisis no utilizaré ninguna de las teorías pragmáticas que a continuación describiré, resulta importante explicar, de manera sucinta, las características principales de cada una de ellas pues, como veremos en el siguiente capítulo, los estudios pragmáticos y discursivos relacionados con el uso del lenguaje de los pacientes con afasia de Wernicke se han dedicado a explorar la competencia comunicativa en función de alguna de estas teorías: (i) actos de habla, (ii) el principio de cooperación, las máximas e implicaturas conversacionales, y (iii) la teoría de la relevancia.

2.1.4.1. ACTOS DE HABLA La teoría de los actos de habla fue desarrollada originalmente por el filósofo John Austin (1962), con la intención de enfrentarse a los problemas que las condiciones de verdad representaban para la filosofía y, de ser posible, quitarles el carácter de indispensables para

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Contexto entendido como: “[el] término general utilizado en LINGÜÍSTICA y FONÉTICA para hacer referencia a partes específicas de un ENUNCIADO (o TEXTO) próximas o contiguas a una UNIDAD que constituye el foco de atención. La aparición de una unidad (p. ej. un sonido o PALABRA) se halla parcial o completamente determinada por su contexto, que se especifica atendiendo a las relaciones de la unidad, es decir, al resto de los rasgos con los cuales se combina como secuencia”. (Crystal, 2000: 141-142) Así pues, los elementos considerados como parte del contexto discursivo serán sólo aquellos que se encuentren codificados en la estructura de la lengua, excluyendo otros como gestos y señas. 18

PRELIMINARES TEÓRICOS

la comprensión del lenguaje. El eje central de la teoría es la idea de que la comunicación o el uso del lenguaje cotidiano pertenece básicamente a una teoría de acción, pues los enunciados realizan distintas acciones (Levinson, 1983). Lo primero que notó Austin fue que no todas las oraciones eran utilizadas con la finalidad de realizar declaraciones o descripciones, evaluables en términos de verdaderas o falsas. Considérense los siguientes ejemplos: (i)

Te apuesto 300 pesos a que llueve mañana.

(ii)

Declaro la guerra a Ivory Coast.

(iii)

Me disculpo por lo de ayer.

(iv)

Protesto, eso no es justo.

(iv)

Te lo prometo.

(v)

Bautizo este barco con el nombre de Destiny.

Austin argumentó que este tipo de oraciones hacen más que sólo comunicar o simplemente describir estados de cosas, sino que fundamente hacen cosas, de ahí el título de su libro How to do things with words. Así, cuando se dice algo como: los declaro marido y mujer, esta oración no puede ser evaluada en términos de cierto o falso. A este tipo de enunciados los denominó performativos o realizativos. Así, la intención de Austin, desde una perspectiva filosófica principalmente, era dar cuenta del lenguaje cotidiano, corriente, en contraste con el lenguaje filosófico y científico. Por tal razón, propuso la distinción entre enunciados constatativos (descripciones ciertas o falsas) y enunciados performativos (adecuados o no, según las circunstancias de la elocución). Obviamente, la atención de Austin estaba puesta en los enunciados performativos, cuyas características distinguió: (i) es una oración declarativa, desde el punto de vista gramatical, (ii) va en primera persona del singular del indicativo, (iii) no se

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

trata de una expresión carente de sentido, (iv) no puede evaluarse en términos de verdadero o falso, más bien se clasifican en adecuados o inadecuados. Los enunciados performativos no pueden ser ciertos o falsos, más bien deben ser evaluados en términos de adecuados o inadecuados. A las distintas formas en las que los enunciados performativos son inadecuados, Austin las denominó infortunios. De tal suerte, para que el enunciado los declaro marido y mujer sea adecuado, i.e. cumpla con las condiciones de felicidad, la persona que lo pronunció debe estar autorizada social y culturalmente para realizar dicha acción, sólo cuando un cura o un notario lo profieren, este tipo de enunciado es adecuado. En caso contrario, el enunciado será un infortunio. Así pues, para que un enunciado performativo sea adecuado debe cumplir con una serie de condiciones, a las que Austin llamó condiciones de felicidad, y que agrupó en tres distintas categorías: A. (i) Debe ser un procedimiento convencional con efectos convencionales. (ii) Las circunstancias y las personas deber ser las apropiadas para realizar dicho procedimiento. B. El procedimiento debe ser ejecutado (i) correctamente y (ii) completamente por todos los participantes. C. Regularmente, (i) las personas deben cumplir con los pensamientos, sentimientos e intenciones, tal y como lo especifica el procedimiento. Y (ii) los participantes

deben

comportarse

efectivamente

de

acuerdo

con

los

pensamientos, sentimiento e intenciones. Sobre la base de estas observaciones, Austin declara que algunos enunciados (los performativos) son especiales: hacen cosas, y no simplemente dicen cosas. Estos enunciados performativos sólo pueden ser adecuados (alcanzan su acción) porque existen convenciones específicas que vinculan las palabras con procedimientos institucionales.

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PRELIMINARES TEÓRICOS

Debido a que no siempre los enunciados son adecuados, Austin diseñó su teoría de los infortunios, que dependerían de la condición de felicidad que se violara: si el fallo está en las condiciones A, el infortunio se denomina mala apelación al procedimiento. Por ejemplo, Me divorcio de ti, te declaro mi esposa, cuando no son enunciados por curas o abogados calificados. Si el fallo está en las condiciones B, el infortunio se denomina mala ejecución del procedimiento. Por ejemplo, en una boda invertir el orden de los actos: puede besar a la novia, los declaro marido y mujer, alguien tiene un impedimento para llevar a cabo este matrimonio. O simplemente elidir uno de estos procedimientos. En ambos casos, A y B, la consecuencia es que el acto realizado es nulo o carente de efecto, por eso A y B constituyen una clase única pues su violación da lugar al mismo tipo de resultado: nulo o desaciertos, en términos de Austin. Por su parte, la violación de la regla C da lugar a un tipo distinto de efecto: produce un acto hueco, es decir, un acto aparentemente válido en la forma externa pero sin el contenido necesario. Austin les llama abusos. Por ejemplo, te felicito por tu ascenso (sin sentirlo verdaderamente); te apuesto cien pesos a que te gano (sin tener la intención de pagar si se pierde). Posteriormente, Austin consideró que los enunciados constatativos eran un mero caso especial de los performativos, pues notó que en la estructura superficial muchos enunciados eran performativos sin cumplir esa función y a la inversa. En consecuencia, la dicotomía entre performativos y constatativos fue desechada a favor de una teoría de actos habla.

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

De tal suerte, todos los enunciados, además del significado, indican acciones específicas o ‘hacen cosas’ por medio de distintas fuerzas. Austin describe tres sentidos básicos en los que decir algo es hacer algo y cada uno de ellos realiza un acto: (i)

Acto locutivo: “emisión de ciertos ruidos, de ciertas palabras en una determinada construcción y con un cierto significado”. (Austin, 1962: 138)

(ii)

Acto ilocutivo: afirmar, ofrecer, prometer, apostar, bautizar, etc., al enunciar una oración con una fuerza convencional asociada con dicho acto.

(iii)

Acto perlocutivo: se realiza al haber dicho algo y se refiere a los efectos producidos, “decir algo producirá ciertas consecuencias o efectos sobre los sentimientos, pensamientos o acciones del auditorio, o de quien emite la expresión, o de otras personas”. (Austin, 1962: 146).

Los tres se producen a la vez pero el acto locutivo tienen significado, el acto ilocutivo posee fuerza y el acto perlocutivo logra efectos. Años más tarde, Searle (1969) desarrolló de forma más rigurosa y sistemática las ideas de Austin. Este autor partió de la idea de que cualquier actividad lingüística es convencional pues se ciñe a una serie de reglas: “hablar una lengua consiste en realizar actos de habla, actos tales como hacer afirmaciones, dar órdenes, plantear preguntas, hacer promesas, etc., y más abstractamente, actos tales como referir y predicar; y, en segundo lugar, que estos actos son en general posibles gracias a, y se realizan de acuerdo con, ciertas reglas para el uso de elementos lingüísticos”, (Searle, 1969: 25-6). En consecuencia, el acto de habla es la unidad mínima de la comunicación lingüística. El uso del lenguaje implica el respeto de ciertas reglas y, lo que para Austin era infortunios, Searle considera que son casos en los que dichas reglas no son respetadas.

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PRELIMINARES TEÓRICOS

Posteriormente, basado en los verbos performativos, Searle propone cinco tipos básicos de acciones (actos) que un hablante realiza al hablar, siguiendo cinco tipos de enunciaciones: (i)

Representativos: comprometen al hablante con la verdad de la enunciación realizada (casos prototípicos: afirmar, concluir, etc.)

(ii)

Directivos: son intentos del hablante para que el oyente haga algo (casos prototípicos: pedir, cuestionar).

(iii)

Comprometedores: comprometen al hablante a realizar alguna acción futura (caso prototípico: prometer, tratar, ofrecer).

(iv)

Expresivos: expresan un estado psicológico (caso prototípico: agradecer, disculparse, dar la bienvenida, felicitar).

(v)

Declarativos: efectúan cambios inmediatos en el estado institucional de cosas y que tienden a depender de instituciones extralingüísticas. (caso prototípicos: excomulgar, declarar la guerra, bautizar, despedir de un empleo).

Aunque un problema es que no en todas las lenguas existen estos cinco tipos de enunciaciones, por tal motivo Searle sistematizó sólo las cuatro que parecen ser universales, gracias a su realización lingüística: (i) aseverativas, (ii) interrogativas, (iii) imperativas y (iv) declarativas. Cabe aclarar que son tipos de oración, desde una mirada lingüística, que no deben ser confundidos con órdenes, preguntas y afirmaciones, pues estos son usos de las elocuciones. Así pues, existe una relación entre acto de habla (fuerza ilocutiva) y forma lingüística que, a priori, parece regular y estable, por ejemplo: existe una relación sistemática entre la forma lingüística interrogación y el acto de habla pregunta. Sin embargo, también hace una aclaración entre fuerza ilocutiva y el contenido proposicional: propone que al enunciar se pueden separar tipos de actos diferentes: 23

PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

(i)

Acto de emitir: emisión de palabras, oraciones, etc.

(ii)

Acto proposicional: predicar y referir.

(iii)

Acto ilocutivo: enunciar, preguntar, mandar, prometer.

Por su parte, el contenido proposicional puede separarse en dos partes: (i)

Un indicador proposicional: contenido expresado en la proposición.

(ii)

Un indicador de fuerza ilocutiva: señala el sentido (fuerza ilocutiva) en que debe interpretarse la proposición y cuál es el acto de habla que está realizando el hablante.

En otras palabras, el acto ilocutivo puede ser representado como una función entre la fuerza ilocutiva (F) y el contenido proposicional (p): (7)

F (p)

Los principales valores que puede tomar la fuerza ilocutiva son: Aserción. Pr

Promesa.

!

Mandato.

?

Pregunta.

De tal forma, la interacción entre la fuerza ilocutiva y el contenido proposicional es explicada de la siguiente forma: (8)

María viene

(VENIR, María)

Prometo que María vendrá

Pr (VENIR, María)

¡María ven!

! (VENIR, María)

¿Viene María?

? (VENIR, María)

Ahora bien, para que los enunciados sean adecuados deben cumplir con cuatro tipos de condiciones:

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PRELIMINARES TEÓRICOS

1. Condiciones de contenido proposicional: son las características significativas de la proposición empleada para llevar a cabo el acto de habla. 2. Condiciones preparatorias: son las que deben darse para que tenga sentido llevar a cabo el acto ilocutivo. 3. Condiciones de sinceridad: tienen que ver con el estado psicológico del hablante y expresan lo que siente al llevar a cabo el acto ilocutivo. 4. Condiciones esenciales: son las que caracterizan el acto realizado de una forma tipológica: enunciar algún contenido proposicional en las condiciones adecuadas cuenta como la realización del acto que se ha pretendido llevar a cabo. Por ejemplo, el acto ilocutivo de pregunta cumplirá estas condiciones cuando: Ø Existe una proposición o función proposicional (condición de contenido proposicional). Ø El hablante no sabe la respuesta o no conoce la información necesaria para complementar la proposición. No es lo suficientemente claro para ninguno de los interlocutores que el oyente vaya a proporcionar la información requerida sin que se le solicite (condiciones preparatorias). Ø El hablante desea la información (condición de sinceridad). Ø El enunciado cuenta como un intento para obtener la información requerida del oyente (condición esencial) Cuando una de estas condiciones no es cumplida, tiene lugar un infortunio que depende de la condición violada. Ahora bien, el gran problema al que se enfrentó Searle es al de los actos de habla indirectos, es decir, los usos de actos ilocutivos en los que el hablante quiere decir algo distinto de lo que realmente expresa, e.g. ¿Podrías pasarme la sal? De esta forma, se tambalea uno de los pilares de la teoría de Searle: la relación estable y sistematizada entre forma gramatical y acto ilocutivo.

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

“El problema planteado por los actos de habla indirectos es el de cómo le es posible al hablante decir una cosa y querer decir esa cosa y algo más. Y puesto que el significado consiste en parte en la intención de producir comprensión en el oyente, una gran parte de ese problema es la de cómo le es posible al oyente entender el acto de habla indirecto cuando la oración que oye y entiende significa otra cosa diferente” (Searle, 1975: 60). El propio Searle sostuvo que los actos de habla indirectos se producían cuando las oraciones empleadas estaban satisfaciendo alguna de las condiciones necesarias para el acto indirecto realizado. Regularmente, la realización de un acto indirecto consiste en indicar la satisfacción de la condición esencial afirmando o preguntando una de las otras condiciones. Como se puede notar, el punto débil de la teoría de los actos de habla es, sin duda, la poca claridad en cuanto a cómo podemos entender actos de habla indirectos, principalmente porque deja al descubierto que la relación entre acto ilocutivo y forma gramatical no es regular, como lo considera Searle y que es la base de su teoría. Sin embargo, la teoría de los actos de habla, desarrollada por Austin y Searle, es una de las más influyentes dentro de la pragmática y ha sido utilizada dentro de la lingüística para tratar de explicar cómo producimos y, sobre todo, cómo comprendemos el lenguaje. Finalmente, desde un punto de vista estrictamente lingüístico, las aportaciones de las ideas de Austin y Searle son conocidas como: la tesis de irreductibilidad (Levinson, 1983): 1. Las elocuciones no sólo sirven para expresar proposiciones sino, también, para realizar acciones.

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PRELIMINARES TEÓRICOS

2. De las diversas formas en las que se puede decir, un hablante está haciendo algo, por medio de alguna expresión lingüística, y existe un nivel privilegiado de acción que puede ser llamado un acto ilocutivo (acto de habla). 3. Una fuerza ilocutiva particular puede ser comunicada efectivamente de varias formas. Existe, al menos, una forma en cualquier lengua que lo expresa, ya sea a través de oraciones declarativas, imperativas o interrogativas. 4. La caracterización de la fuerza ilocutiva es provista al especificar la serie de condiciones de felicidad para cada fuerza. Las condiciones de felicidad pueden ser clasificadas dentro de las condiciones preparatorias de Searle, que conciernen a los prerrequisitos del mundo real para cada acto ilocutivo; las condiciones del contenido proposicional que especifican restricciones del contenido; y las condiciones de sinceridad que estipulan las creencias, sentimientos e intenciones requeridas del hablante para cada acción.

2.1.4.2. COOPERACIÓN, MÁXIMAS E IMPLICATURAS CONVERSACIONALES Grice (1967) propone el análisis de un tipo particular de lógica que actúa y rige en la conversación, es una serie de principios no normativos que se dan por aceptados tácitamente por quienes participan en una conversación. Al llevar a cabo este análisis, introdujo el término implicatura para tratar de explicar cómo es posible significar más de lo que se ha dicho, esto es, más de lo que ha sido expresado literalmente por el sentido convencional de las expresiones lingüísticas pronunciadas. Así, lo que trata es de subsanar el desfase que existe entre la forma superficial y profunda de una elocución, y esa es la labor de las implicaturas. Lo que hace la noción de implicatura es comprometerse a cubrir la carencia de significado no comunicado explícitamente, además de ser, por definición, especificadas en su contexto de elocución. La teoría de Grice es, pues, acerca de cómo las personas utilizan el lenguaje. Sugiere que existe una serie de reglas presupuestas que guían el curso de la conversación, a

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la cual le llamó: máximas conversacionales, a través de las cuales explica la naturaleza cooperativa de los intercambios comunicativos. La teoría de las implicaturas y de las máximas conversacionales tiene su basamento en el Principio de cooperación: (9)

Principio de cooperación: haz tu contribución tal y como sea requerida en la escena en la que ocurre, con la finalidad de dirigir o aceptar la propuesta del intercambio comunicativo en el que estás comprometido (Grice, 1967).

A partir de este principio, Grice establece sus cuatro máximas conversacionales: (a) Máxima de calidad: intenta hacer tu contribución verdadera, específicamente: (i) no digas lo que crees es falso, (ii) no digas algo de lo que no tienes evidencia de que sea cierto. (b) Máxima de cantidad: (i) haz tu contribución tan informativa como sea requerida, (ii) no hagas tu contribución más informativa de lo requerido. (c) Máxima de relevancia: has tus contribuciones relevantes. (d) Máxima de modo: sé perspicuo, (i) evita la poca claridad, (ii) evita la ambigüedad, (iii) sé breve, y (iv) sé ordenado. Para Grice, los hablantes pueden y deben realizar sus intercambios comunicativos de forma clara, relevante, sincera y ordenada proveyendo información suficiente. Todas estas máximas son principios descriptivos, que se espera sean observadas durante la conversación, y su violación produciría ciertas sanciones sociales, según la gravedad del principio violado. Sin embargo, el principal problema es que esta perspectiva representa una comunicación ideal pero no una a la cual los hablantes estén apegados todo el tiempo. Por lo que Grice sostiene que las máximas no son siempre observadas en un nivel superficial y, aun con esto, la gente las buscará en un nivel profundo y las interpretará. De tal forma, las máximas conversacionales no son convenciones arbitrarias sino, más bien, describen medios racionales para conducir intercambios comunicativos cooperativos.

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PRELIMINARES TEÓRICOS

Así pues, resulta evidente que la razón del interés lingüístico en las máximas es que generan inferencias más allá del contenido semántico de las oraciones. Estas inferencias son las implicaturas conversacionales, propuestas en contraste con términos lógicos como: implicación lógica y consecuencia lógica que son utilizados para referir a inferencias que son derivadas independientemente del contexto de elocución, considerando sólo el contenido semántico o lógico. Las inferencias son fundamentales para la noción de coherencia en el discurso: si las implicaturas no fueran construidas sobre la base de la suposición de relevancia, varias elocuciones adyacentes en la conversación podrían parecer unidas al azar, sin vínculos de coherencia. Así, por ejemplo, la máxima sé ordenado tiene que ver con nuestras expectativas de que los eventos sean narrados en el mismo orden en que acontecieron. De tal forma, la principal labor de la teoría de Grice es tratar de explicar los mecanismos inferenciales que deben estar involucrados en la interpretación de figuras de habla y explicar de qué forma tales mecanismos pueden ser consistentes con cualquier tipo de teoría semántica estándar. Además sugiere formas en las que estos mecanismos comunicativos pueden ser englobados dentro del alcance de una teoría pragmática, aunque no todas las respuestas pueden ser proporcionadas. En consecuencia, de la consideración de que no siempre son respetadas las máximas conversacionales o el principio de cooperación, Grice caracteriza los diferentes tipos de violaciones de las máximas y los efectos que producen: (i)

Violación encubierta, discreta y sin ostensión, de una máxima: puede inducir a error a los interlocutores y, por tanto, el hablante es responsable de engañar o, al menos, de correr el riesgo de hacerlo.

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

(ii)

Supresión abierta de las máximas y del principio de cooperación: el interlocutor claramente se niega a colaborar por no poder hacerlo en la forma requerida: ‘no puedo decir más’.

(iii)

Conflicto o colisión entre el cumplimiento de las diferentes máximas, que obliga a elegir una de ellas en detrimento de otras: es el caso, por ejemplo, de las situaciones en que no se puede dar toda la información requerida porque no se tienen suficientes pruebas de su veracidad.

(iv)

Incumplimiento o violación abierta de una de las máximas pero sujeción a las demás: si alguien parece querer cooperar, pero si desprecia abiertamente una de las máximas, los interlocutores, para intentar reconciliar lo dicho con el principio de cooperación, suelen inclinarse a pensar que el emisor ha querido decir algo diferente de lo que en realidad ha dicho. (Grice, 1975)

Las violaciones de las máximas muestran que el poder comunicativo del lenguaje nunca podrá ser reducido a una serie de convenciones para su uso. Y las implicaturas sirven para hacer patente que una lengua natural en uso nunca puede estar completa, que lo que es comunicado siempre excede el poder comunicativo provisto por las convenciones de la lengua y su uso. Así, la teoría de Grice no está basada en el concepto de significado convencional. Ahora bien, Grice define la naturaleza de las implicaturas: a) El hablante sostiene que p implica q si: (i)

El hablante observa las máximas o, al menos, el principio de cooperación.

(ii)

Para mantener esta suposición se debe presumir que el hablante piensa q.

(iii)

El hablante piensa que él y el oyente saben mutuamente que el oyente puede figurarse que la suposición en (ii) es necesaria.

Así, para que el destinatario sea capaz de calcular la implicatura q, debe saber o creer que él sabe los siguientes hechos:

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(i)

El contenido convencional de la oración (O).

(ii)

El principio de cooperación y sus máximas.

(iii)

El contexto de O (su relevancia).

(iv)

Ciertos fragmentos del background.

(v)

Que (i)-(iv) es conocimiento mutuamente compartido tanto por el hablante como por el oyente.

Por otra parte, de la relación de las implicaturas con el contexto en el que suceden, Grice distinguió dos tipos de implicaturas: (i) implicaturas generalizada: surge sin ningún contexto particular o escenario especial, e (ii) implicaturas particulares: requieren contextos específicos. También destaca cinco propiedades de las cuales la primera y más importante es su carácter de cancelables. La noción de cancelabilidad es crucial como una inferencia pragmática de varios tipos. Una inferencia es cancelable si es posible cancelarla y agregar algunas premisas adicionales a la original. En contraste, las inferencias deductivas o lógicas no lo son. Las implicaturas pueden desaparecer cuando resulta claro que, gracias al contexto, una inferencia no ha sido intencionada. La segunda propiedad de las implicaturas es que son no disociables. Grice entiende que las implicaturas son agregadas al contenido semántico de lo que es dicho, no a la forma lingüística, y las implicaturas no pueden ser disociadas de una elocución simplemente por cambiar las palabras de la elocución por sinónimos. Una tercera característica es que son calculables, las implicaturas conversacionales no son propiedades que se puedan deducir de manera lógica a partir de lo que se ha dicho, esto es, dependen del hecho de decir lo que se dice.

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

La cuarta, las implicaturas son no convencionales, es decir, no parten del significado convencional de las expresiones lingüísticas. Uno necesita saber el significado literal de una oración antes de poder calcular sus implicaturas en un contexto, las implicaturas no pueden ser parte del significado. Una elocución puede ser cierta mientras su implicatura es falsa y a la inversa. Finalmente, atribuye a las implicaturas el carácter de indeterminadas, es decir, lo que se implica conversacionalmente posee un cierto grado de indeterminación, ya que las formas de restaurar la vigencia del principio de cooperación y de las máximas pueden ser varias y diversas. Así, las características generales de las implicaturas son: (i)

Cancelables.

(ii)

Indisociables (inferencias basadas en el significado más que en la forma).

(iii)

Calculables.

(iv)

No convencionales.

(v)

Indeterminadas.

Por ejemplo, la implicatura en (10) puede ser cancelada en (11): (10) (11)

Juan está saliendo con una mujer, implicatura: esa mujer no es la suya, ni alguna con la que tenga parentesco. Juan está saliendo con una mujer, la suya.

O la implicatura en (12) puede ser cancelada en (13): (12)

Pedro tiene tres casas, implicatura: Pedro tiene exactamente tres casas.

(13)

Pedro tiene tres casas y puede que más.

Por su parte, la característica de indisociable permite hacer la distinción entre implicaturas conversacionales y presuposiciones, pues estas últimas dependen de la presencia de ciertas

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PRELIMINARES TEÓRICOS

palabras. Las implicaturas, en contraste, no dependen de su significado. Por tal motivo, permite deducir que las sustituciones por sinónimos no afectarán el contenido implicado, como en (14): (14)

Pedro trató de entrar a la UNAM Pedro intentó entrar a la UNAM Pedro probó entrar a la UNAM

Como podemos apreciar, todos los enunciados implican que Pedro no consiguió su cometido. Finalmente, las propiedades de no calculables y no convencionales enfatizan el hecho que las implicaturas conversacionales son propiedades de las elocuciones, y no de las oraciones (descontextualizadas). Esto explica por qué una oración puede ser interpretada de varias formas: (15)

Pedro es un pillo

(15) puede ser interpretada de varias formas: Pedro es travieso, Pedro es un delincuente, Pedro es malo, etc. En resumen, este es el modelo teórico de Grice con el que pretende explicar cómo es posible comunicar algo diferente de lo que decimos y, aun así, es posible entendernos. Precisamente, ese desfase es subsanado por las implicaturas conversacionales.

2.1.4.3. TEORÍA DE LA RELEVANCIA En 1986, Sperber y Wilson sintetizaron la serie de estudios que habían venido realizando tiempo atrás y dieron a conocer su modelo conocido como Teoría de la relevancia. Su intención era caracterizar de mejor forma la relación entre pragmática y gramática. Para

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

ellos, gramática y pragmática son semejantes sólo en dos aspectos: ambas están dentro del dominio de la psicología cognitiva y tienen que ver con el lenguaje, aparte de esto no tienen nada más en común. La gramática, por un lado, es un sistema modular con propósitos especiales; la pragmática, por otro lado, no es un sistema cognitivo del todo. No hay principios pragmáticos con propósitos especiales, máximas, estrategias o reglas; la pragmática es simplemente el dominio en el cual la gramática, la lógica y la memoria interactúan (Sperber y Wilson, 1991). Así pues, trazan una línea entre las otras propuestas que consideraban una relación estable entre forma lingüística y fuerza ilocutiva, así como todas aquellas que estipulaban una serie de principios, reglas, máximas y condiciones que los hablantes, supuestamente seguían. En principio, sostienen que la interpretación de elocuciones involucra una variedad de procesos gramaticales y pragmáticos. Los procesos gramaticales son aquellos que se utilizan para recuperar la representación semántica de la oración producida (o en el caso de ambigüedad, la serie de representaciones semánticas). Los procesos pragmáticos3 son aquellos que se utilizan para tender un puente entre las representaciones semánticas de oraciones y la interpretación de elocuciones en el contexto. De tal suerte, la meta del oyente y, por extensión, del proceso pragmático es recuperar no sólo una interpretación arbitraria, sino la interpretación deseada por el hablante. (Sperber y Wilson, 1991). Para Sperber y Wilson los efectos producidos por oraciones ambiguas, la identificación de actos de habla, directos o indirectos, la recuperación de implicaturas, así como las metáforas y las ironías, pueden ser descritos y especificados, y la pragmática, 3 Los procesos pragmáticos están involucrados en todos los aspectos de la interpretación de la elocución: en la recuperación de contenido proposicional explícito y la importancia implícita, así como la fuerza ilocutiva.

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PRELIMINARES TEÓRICOS

entonces, es una teoría de los principios y habilidades cognitivas que están involucrados en la interpretación de una elocución y de sus efectos cognitivos. La comunicación humana, explican, despliega dos dispositivos diferentes: (i) uno que trabaja por medio de la codificación (producción) y decodificación (interpretación), y (ii) otro que trabaja por medio de la ostensión (producción) y la inferencia (interpretación). En consecuencia, cuando nos comunicamos lo hacemos por medio de dos canales distintos: (i) uno convencional (gramática), y (ii) otro no convencional, basado en llamar la atención del oyente a algún acontecimiento concreto para que pueda inferir (interpretar) el contenido (significado completo) que quiere comunicar. Un ejemplo de esto es: (16)

a. Juan: ¿Cómo te sientes hoy? b. María: (toma un frasco de medicina y se lo muestra a Pedro).

En este caso, María comunica que no se siente del todo bien, aun cuando no hay una convención que indique que mostrar a alguien un frasco de medicinas significa que uno no se siente bien. El oyente no necesita un código para comprender la conducta de María, basta con usar su conocimiento general de mundo y sus habilidades de razonamiento para comprender lo que se le está comunicando. Además se cumple con una serie de condiciones que le permiten al oyente identificar la intención comunicativa, a saber: (i) el estímulo (sacar el frasco de medicinas y mostrarlo) es completamente intencional; (ii) el estímulo va dirigido ex profeso a su interlocutor; y (iii) es una modificación del entorno realizada de manera deliberada para llamar la atención del oyente sobre un conjunto de hechos. Por todo lo anterior, los autores concluyen que las intenciones del hablante no son decodificadas, más bien son deducidas por medio de un proceso de formación y

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confirmación de hipótesis que tiene libre acceso a la información contextual. Así, la meta del oyente es llegar a la hipótesis más plausible acerca de las intenciones del hablante. La propuesta metodológica de la relevancia parte de las críticas que realizan Sperber y Wilson al modelo de Grice. La idea de este autor fue que, dado un rango de hipótesis acerca de las intenciones del hablante, el oyente puede desechar cualquiera que sea incompatible con la suposición del principio de cooperación y las máximas de cantidad, calidad, modo y relevancia. Por varias razones, esta idea nunca llegó a ser una teoría explicativa, pues los términos cruciales como: relevancia, cooperación, brevedad, información necesaria, propósitos del intercambio, nunca se definieron ni dieron cuenta del rol de la información contextual. En consecuencia, la intención de los autores es desarrollar un criterio explícito, lo suficientemente poderoso para eliminar todo lo antes enumerado y dar una sencilla hipótesis acerca de las intenciones del hablante (Sperber y Wilson, 1986). Para esto, es necesario explicar el proceso de inferencia, es decir, comprender e interpretar enunciados en casos cuando se codifica un mensaje diferente al que se quiere comunicar. Este proceso es fundamental en la teoría de Sperber y Wilson. La base de las inferencias son los supuestos, i.e. representaciones que aceptamos como verdaderas, en diferentes grados según la forma en la que la adquirimos: (i) experiencia propia o (ii) los que nos han sido transmitidos por otras personas. Ergo, mientras mayor validez tenga nuestro supuesto mayor fuerza tendrá nuestra inferencia. La idea de los autores es que la información nueva que recibimos se va anexando a nuestras inferencias o supuestos con los que ya contamos, por lo que derivamos automáticamente las implicaciones de la información nueva. Estas inferencias son

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implicaciones contextuales, pues el contexto es el conjunto de premisas que intervienen en la interpretación de un enunciado. Los resultados de estas combinaciones son conocidos como efectos contextuales o cognitivos, que pueden ser de dos tipos: (i)

Reforzamientos: la información nueva refuerza un supuesto previo.

(ii)

Contradicciones: la información nueva entra en contradicción o debilita un supuesto previo. La contradicción será resuelta a favor del supuesto más fuerte.

La noción de efectos contextuales es fundamental en la teoría de la relevancia, pues mientras más efectos contextuales sean producidos, mayor será la relevancia. Así, un hablante que quiere producir un cierto rango de efectos contextuales deberá asegurarse de que tales efectos sean lo más fáciles posibles para que el oyente los recupere, esto es, debe estar seguro de que su enunciación ofrece al oyente un justificado esfuerzo de procesamiento. En contraste, es claro que no toda la información que recibimos cotidianamente produce efectos contextuales, este tipo de información es irrelevante. Existen tres casos típicos en los que sucede esto: (i)

La información es nueva pero no permite ningún tipo de interacción con la información previa y, como resultado de su combinación, no hay implicaciones relevantes. El martes 13 de marzo de 1970 fue un día lluvioso.

(ii)

La información era conocida previamente (redundante u obvia) y, por tanto, no se altera la fuerza de los supuestos previos. En este momento, quien esto lee está leyendo.

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(iii)

La información es incoherente (contradictoria) con el contexto y carece de la fuerza necesaria para producir efectos contextuales: quien esto lee está durmiendo.

En este punto, resulta indispensable caracterizar la noción de relevancia. Los humanos ponen atención a algunos fenómenos más que a otros, por lo que representan esos fenómenos para sí mismos, en un sentido más que en otro, y procesan esas representaciones en un contexto más que en otro. Esto sucede, explican Sperber y Wilson, porque los humanos (i) tienden a poner mayor atención a los fenómenos más relevantes disponibles, (ii) tienden a construir las representaciones más relevantes posibles de ese fenómeno, y (iii) los procesan en un contexto que maximiza su relevancia: la relevancia y la maximización de relevancia es la clave de la cognición humana. Todo esto tiene una consecuencia importante para la teoría de la comunicación: un hablante, para obtener la atención de la audiencia, sugiere que la información que está ofreciendo es lo suficientemente relevante, esto es, la información comunicada viene con una garantía de relevancia, lo que permite dar paso a una teoría pragmática explicativa. De tal suerte, en un sentido general, la información es relevante si interactúa en un cierto sentido con las suposiciones existentes acerca del mundo. Esto es: (17)

Principio de relevancia: todo acto de comunicación ostensiva comunica la presunción de su propia relevancia óptima (Sperber y Wilson, 1986: 158).

Así, la relevancia es gradual y no evaluable en términos absolutos, además viene dada a partir de la relación entre un supuesto y un contexto, determinado específicamente por el oyente. Por estas dos razones, los autores evalúan la relevancia en términos de cantidad de efectos contextuales y esfuerzo requerido para obtenerlos. En consecuencia, una

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colaboración será más relevante mientras mayores esfuerzos contextuales produzca y el costo de procesamiento para obtenerlos sea menor. Esto quiere decir que un enunciado puede tener más de una interpretación consistente con el principio de relevancia. Los autores lo ejemplifican de la siguiente forma: (18)

a. Pedro: Ozzy Osbourne is coming to dinner. b. María: I’ll bring a bat. (Sperber y Wilson, 1991) b1. María traerá un murciélago. b2. María traerá un bate de beisbol.

Nótese que (18b) es ambigua porque bat puede interpretarse como ‘murciélago’ o como ‘bate de beisbol’. Si la interpretación (18b1) es más accesible para Pedro que (18b2), será la primera en ser probada según su consistencia con el principio de relevancia. De tal forma, si hay un contexto fácilmente accesible (inferencias o supuestos) en el que esta interpretación tenga un mayor rango de efectos contextuales y con menor costo de procesamiento, el oyente se decidirá por esta interpretación, sino se decidirá por la otra. Por otra parte, si María ha querido producir la interpretación (18b2) pero ha previsto que la interpretación (18b1) podría ser más accesible y consistente con el principio de relevancia, entonces reformulará su enunciación para eliminar la interpretación no deseada, por ejemplo, diciendo: traeré un bate de beisbol. Quien tenga el contexto adecuado sabrá que Ozzy Osbourne es un cantante de rock famoso porque en sus conciertos muerde la cabeza de un murciélago, por lo tanto la interpretación (18b1) será la más relevante por los efectos contextuales producidos a un bajo costo de procesamiento. Por otra parte, quien sólo sepa que Ozzy Osbourne es un

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cantante de rock, con todas las inconveniencias y amenazas que eso representa, podría decidirse por la interpretación (18b2). En otras palabras, la primera tarea que hace el oyente es recuperar las explicaturas (contenido que se comunica explícitamente por medio del enunciado) y darles una forma proposicional única (sin ambigüedades, por medio de inferencias y el contexto), por tanto decodifica el enunciado. Como segunda tarea, el oyente debe determinar las implicaturas. Una implicatura es un supuesto (una representación de algún hecho del mundo real) que el hablante trata de hacer manifiesto a su interlocutor sin expresarlo de forma explícita. Hay distintas fuentes para determinar el origen de las implicaturas: (i) directamente del contexto, (ii) del conocimiento enciclopédico (léxico genérico), (iii) o por medio de las inferencias a partir de las explicaturas y el contexto.

2.1.4.3.1. VENTAJAS DE LA TEORÍA DE LA RELEVANCIA 4 Grice propuso la máxima: ‘sea breve’, sin embargo hay un número de problemas ligados a la máxima de brevedad. La principal es que la brevedad, por sí misma, queda sin ser definida: debe ser medida en términos de fonemas, sílabas, palabras o bajo qué términos. La teoría de la relevancia ofrece una solución para estos problemas. No se tiene una máxima de brevedad, pues las intuiciones que Grice quería explicar son intuiciones acerca del esfuerzo de procesamiento y, en particular, acerca del hecho que un hablante dirige una óptima relevancia para ahorrarle al oyente cualquier esfuerzo de procesamiento innecesario. La brevedad, pues, es una categoría lingüística ad hoc, el esfuerzo de procesamiento es una

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En este apartado reproduzco las explicaciones que dan Sperber y Wilson (1991) con respecto a lo innecesario que resultan algunas de las máximas propuestas por Grice y la forma en que problemas típicos de las teorías pragmáticas, como metáforas o ironías, pueden ser resueltos desde la perspectiva de la teoría de la relevancia, con lo que intentan demostrar la validez de su propuesta. 40

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categoría psicológica cuyas causas y consecuencias empíricas son, al menos, algo que se conoce. La teoría de la relevancia también ofrece soluciones para una variedad de problemas originados por la definición de implicatura. En el trabajo de Sperber y Wilson, las implicaturas son las presuposiciones e implicaciones que forman parte de la interpretación intencionada de una elocución. Considérese (19): (19)

a. Pedro: ¿Quieres algo de café? b. María: el café me mantendrá despierta.

Qué interpretación intentó María en (19b) para que fuera óptimamente relevante para Pedro. En estas circunstancias, Pedro puede razonablemente asumir que María intentó, ya sea, suplir la suposición contextual (20) y derivar (21) como una implicación contextual, o suplir las suposiciones contextuales en (22a-b) y derivar (23) como una implicación contextual: (20)

María no quiere mantenerse despierta.

(21)

María no quiere café.

(22)

a. María quiere mantenerse despierta. b. María quiere algo que la mantenga despierta.

(23)

María quiere café.

Pero cuál de estas interpretaciones tuvo María en mente. La respuesta sigue el principio de relevancia. Supongamos que en estas circunstancias, la suposición (20) es más accesible para Pedro que las suposiciones (22a-b), y que María pudo haber previsto esto. Entonces, la interpretación basada en (20) es la única consistente con el principio de relevancia. Ahora bien, suponiendo que María no intentó esta interpretación, entonces pudo haberle ahorrado

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el esfuerzo de procesamiento innecesario a Pedro de acceder a la interpretación basada en (20) y (21), para acceder a la interpretación basada en (22a-b) y (23), y entonces llamar la atención en algún proceso de inferencia para elegir entre ellas. Por ejemplo, añadir ‘y yo quiero mantenerme despierta’, y así eliminar la interpretación basada en (20) y (21). En esta situación, la interpretación basada en (20) y (21) es la única consistente con el principio de relevancia. De hecho, si María simplemente intentó implicar que no quería café, ella pudo haber comunicado esta información más económicamente simplemente diciendo no. Aquí, la suposición más natural para Pedro es que ella está rechazando el café porque la mantiene despierta –más que decir que no porque el café está horrible o porque no quiere pasar un largo rato con él. Así, (19b) comunica el rechazo y el por qué. Por otra parte, la teoría de la relevancia también elimina la necesidad de una máxima de calidad, la máxima que Grice definió como la más importante, sin la cual la conversación completa y el aparato de las implicaturas se colapsarían. Sperber y Wilson consideran que la suposición de que hay una máxima, norma, principio o convención de verdad literal crea unos problemas innecesarios e insolubles para la teoría pragmática. Un hablante que observa la máxima de calidad puede expresar sólo proposiciones que cree son ciertas o, al menos, que tiene razones para creer que lo son. Hay contraejemplos para la máxima de calidad: incluyen ficción, fantasía, especulaciones, adivinanzas, aproximaciones, metáforas, ironías y actos de habla indirectos. Los seguidores de Grice les han llamado a estos contraejemplos ‘violaciones deliberadas’, ‘incumplimiento de la máxima’. Así, la metáfora y la ironía son analizadas como ‘violaciones deliberadas’ de la máxima de calidad, de la cual el oyente recupera algunas proposiciones lógicamente relacionadas como implicatura. Sin embargo, ninguna teoría explicativa es propuesta; y de

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hecho, hay bastantes contraejemplos ordinarios para la máxima de calidad que el marco de Grice no puede tratar de explicar: (24)

a. Pedro: ¿Qué promesas de elección están haciendo? b. María: Que todos seremos ricos y felices si votamos por ellos.

En un marco con una máxima de calidad, en (24b) María debió comprender que todos seremos ricos y felices si votan por un partido en particular como una creencia. Sin embargo, es bastante natural comprender que no está expresando su propia creencia, sino que está reportando la creencia expresada en el discurso político. La propuesta es considerar que esta interpretación respeta la máxima de calidad y asumir que una elocución puede alcanzar una relevancia óptima ya sea representando las creencias del hablante o las de alguien más que no sea el hablante, que serán relevantes para el oyente. La ironía se adecua de manera muy simple dentro de este marco. No hay algo que le impida a María representar las creencias expresadas en el discurso, de comunicar su propia actitud con esas creencias. Puede indicar por expresiones faciales o el tono de voz, o simplemente hacerle ver a Pedro que ella no está de acuerdo y considerar esas creencias como ridículas. El resultado es la ironía. La ironía no involucra una violación deliberada de ningún principio pragmático o máxima, es simplemente un medio para comunicar información relevante. Otro rango de contraejemplos para la máxima de calidad es la clase de elocuciones intencionadas y comprendidas como aproximaciones amplias. Compárense las respuestas alternativas (25b) y (25c) a la pregunta (25a): (25)

a. Pedro: ¿Qué tan lejos está Nottingham de Londres? b. María: 120 millas.

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c. María: 118 millas.

De acuerdo a la máxima de calidad, María no debió decir que Nottingham está a 120 millas de Londres al menos que ella crea que está exactamente a 120 millas. Si ella cree que la distancia real es 118 millas, entonces podría violar la máxima si responde 120. Sin embargo, hay muchas situaciones en las que un hablante intenta una óptima relevancia y prefiere la aproximación amplia, pues los cálculos mentales son más fáciles de hacer en números redondos (120 millas), por tanto puede ser una respuesta más relevante debido a los efectos contextuales producidos con un costo de procesamiento más bajo. En cuanto a la metáfora, por qué tenemos que asumir que la proposición expresada por una elocución debe ser idéntica al pensamiento que representa. La representación involucra la explotación de semejanzas y si dos objetos son semejantes tienen propiedades en común. Sin embargo, una representación puede alcanzar su meta sin compartir todas las propiedades con el original que representa. Si algo comparte todas sus implicaciones lógicas y contextuales, la elocución es una representación literal del pensamiento del hablante. Entonces sigue la máxima de calidad: una elocución como una representación literal del pensamiento del hablante. En contraste, si se sigue el principio de relevancia, el oyente puede tomar la elocución como una representación literal del pensamiento del hablante sólo si es la suposición mínima, consistente con el principio de relevancia. (26)

a. Su amistad floreció.

Al procesar (26) en el contexto de su conocimiento enciclopédico de florecer, el oyente puede derivar un número de implicaciones contextuales. Por ejemplo, la implicación que su amistad ha sido plantada, con efectos contextuales nulos, es decir, sin relevancia. Otras

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implicaciones contextuales contribuirán a la relevancia de la elocución y pueden ser asumidas de una forma más fuerte. Así, el oyente puede concluir que la amistad está en un momento favorable de crecimiento. (26) tiene una interpretación no literal de fácil acceso que es consistente con el principio de relevancia, pues no hay necesidad de parte del oyente para considerar la interpretación literal del todo. Finalmente, si se asume que los hablantes no intentan una verdad literal del todo, pero sí una óptima relevancia, se puede lograr una gran cantidad de explicaciones acerca de metáforas, ironías y una variedad de fenómenos relacionados con ellas. De tal suerte, la teoría de la relevancia ofrece mecanismos para explicar y dar cuenta de fenómenos que han sido la piedra de toque de los estudios pragmáticos previos, además reduce el modelo teórico y sólo aporta el principio de relevancia que, a diferencia del principio de cooperación, no puede ser violado y siempre es observado. Este principio de relevancia es operado por la cantidad de efectos contextuales y el costo de procesamiento, es decir, una contribución es más relevante si produce mayores efectos contextuales a un bajo costo de procesamiento. Por todas estas razones, no es de extrañar que sea la teoría pragmática en boga y con una gran cantidad de seguidores.

2.2. DISCURSO 2.2.1. DIFERENTES APROXIMACIONES AL ESTUDIO DE DISCURSO El análisis del discurso es una de las áreas más vastas dentro de la lingüística pero, también, una de las menos definidas. Esto se debe, principalmente, al gran número de corrientes dentro de la lingüística que consideran al discurso desde distintas perspectivas. Sin contar

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que otras disciplinas también abordan el estudio del discurso: psicología, etnografía, antropología, sociología, etc. Debido a esto, Schiffrin (2002) propone clarificar un poco el alcance del análisis del discurso, de tal forma que se pueda seguir tratando con un amplio número de problemas y fenómenos, pero de una manera mucho más coherente y sistemática. Para esto, describe seis formas distintas en que tradicionalmente se ha abordado el análisis del discurso: (i) actos de habla; (ii) sociolingüística interaccional; (iii) etnografía de la comunicación; (iv) pragmática; (v) análisis de la conversación; y (vii) variacionista. a) ACTOS DE HABLA John Austin y John Searle (1962; 1969) desarrollaron esta teoría sobre la base de que el lenguaje es usado no sólo para describir el mundo, sino también para realizar un amplio rango de otras acciones (actos) que pueden ser indicadas en la misma elocución. Por ejemplo, ‘prometo ir’ coincide con el acto de prometer, ‘el pasto es verde’ comunica el acto de aseverar. No obstante, una elocución puede tener más de un acto: (27)

Hablante: ¿Puede servirme más café? Oyente: /sirve café/

(27) puede ser entendida como una pregunta y/o como un mandato. De tal forma, esta teoría se centra en el conocimiento de las condiciones subyacentes para la producción e interpretación de un acto por medio de palabras. Esto es, los significados literales de las palabras y los contextos en los que ocurren interactúan en nuestro conocimiento acerca de las condiciones subyacentes para la realización de actos y su correcta interpretación. No obstante, la teoría de los actos de habla no fue desarrollada para el análisis del discurso, más bien ciertos temas particulares en la teoría guían al análisis del discurso (actos de habla indirectos, multifuncionalidad y dependencia contextual). Esta teoría provee

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medios para segmentar textos y, así, facilita un marco para definir unidades que pueden ser combinadas en estructuras más largas. b) SOCIOLINGÜÍSTICA INTERACCIONAL Esta perspectiva tiene diversos orígenes: antropología, sociología y lingüística; por lo que su objeto de estudio es aquel que resulta de la interacción entre cultura, sociedad y lenguaje. Algunas aproximaciones interaccionales se centran principalmente en cómo las personas de diferentes culturas pueden compartir conocimiento gramatical de un lenguaje pero que, en diferentes contextos, pueden producir diferentes mensajes. Otras aproximaciones se centran en cómo el lenguaje es utilizado en circunstancias particulares de la vida social y en cómo agrega o quita diferentes tipos de significados dependiendo de tales circunstancias. Así, la sociolingüística interaccional incluye en sus análisis el contexto del intercambio (roles sociales, la relación del habla a otras actividades, etc.) junto con la información acerca de lo que están haciendo los participantes. Se centra en los contextos sociales de la elocución, i.e. el foco de análisis es la forma en la que la interpretación y la interacción producen significados sociales y lingüísticos. Por tal motivo, muchos de los componentes lingüísticos son explicados por medio de las demás actividades sociales. c) ETNOGRAFÍA DE LA COMUNICACIÓN Esta aproximación al discurso está basada en la antropología y comparte muchas características con la antropología tradicional concerniente a explicaciones holísticas de significado y conducta. Por tanto, no es de extrañar que se retome la propuesta de Hymes acerca de que el discurso tenía que centrarse en la competencia comunicativa: el conocimiento tácito social, psicológico, cultural y lingüístico que gobierna el uso apropiado del lenguaje (incluyendo a 47

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la gramática pero no limitándose a ella). Así, la competencia comunicativa incluye tanto el conocimiento de cómo comprometerse en conversaciones cotidianas, así como en otros eventos de habla construidos culturalmente (rezar, funerales, etc.). Otros análisis etnográficos se centran en cómo la gramática, por sí misma, refleja el conocimiento cultural y sistemas de acciones; algunos más se centran en la comunicación a través de distintos medios verbales o sobre la distribución social y el significado del silencio, por ejemplo. Estos análisis dependen de una extensa familiaridad con los hablantes y su cultura. Una vez más, los elementos lingüísticos son explicados con base en otras actividades culturales y sociales. d) PRAGMÁTICA Está basada en las ideas de Grice, quien propuso distinciones entre diferentes tipos de significados (implicaturas conversacionales) y argumentó que las máximas generales de cooperación proveen rutas de inferencias para las intenciones comunicativas del hablante. Tiene que ver más con analizar el significado del hablante en el nivel de las elocuciones y dar cuenta de una oración más que de textos. Así, la pragmática incluye análisis del discurso y provee medios para realizarlo. Sugiere que los seres humanos trabajan con mínimas presuposiciones acerca de su interlocutor y de su conducta, elementos que utiliza como base para erigir inferencias altamente específicas acerca de los significados intencionados del interlocutor. e) ANÁLISIS DE LA CONVERSACIÓN Ofrece una aproximación al discurso que también está basada en la filosofía, pero desde la perspectiva conocida como fenomenología, asociada con Schutz. Tiene que ver también con el sociólogo Garfinkel, quien desarrolló la aproximación conocida como etnometodología y la aplicó específicamente a la conversación. Difiere de otras ramas de la 48

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sociología porque analiza el orden social per se, busca descubrir los métodos por los cuales los miembros de una sociedad producen un sentido de orden social. La etnometodología considera que la conversación es una fuente de muchos de nuestros sentidos del orden social, e.g. produce muchas de las tipificaciones que reflejan nuestras nociones de roles sociales. f) VARIACIONISTA Proviene de estudios de variación y cambios lingüísticos. La suposición de esta aproximación es que la variación lingüística es modelada tanto social como lingüísticamente y que tales patrones pueden ser descubiertos sólo a través de investigaciones sistemáticas de una comunidad. Utiliza algunas de las herramientas básicas del análisis lingüístico: segmenta textos en partes, las etiqueta como elementos de una estructura y asigna funciones a esas secciones, por tanto permite una mayor independencia contextual. Como podemos ver, la mayoría de estas aproximaciones basa sus análisis en otros aspectos sociales y culturales que, según ellos, determinan el uso del lenguaje y, por tanto, consideran distintos y variados fenómenos en sus estudios. En esta amplitud, pocos son los análisis que se acercan verdaderamente, y de forma sistemática, al estudio de los elementos lingüísticos que intervienen en el discurso. De los arriba enumerados, podemos distinguir sólo dos: (i) los actos de habla de Austin y Searle; y (ii) la pragmática con las implicaturas y las máximas conversacionales de Grice, gracias a sus bases teóricas y a que contienen una menor cantidad de interpretación en sus análisis. Por otra parte, en cuanto a estudios estrictamente lingüísticos se refiere, en la lingüística contemporánea existen dos aproximaciones epistemológicas distintas y que también aportan un par de concepciones disímiles de discurso. 49

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2.2.2. DISCURSO Y FORMALISMO El formalismo goza de mayor tradición dentro los estudios lingüísticos contemporáneos, es heredero directo del estructuralismo saussureano y tiene como máximo representante a Chomsky y su concepción del lenguaje. Las características más obvias del formalismo son: •

Tiende a considerar que el lenguaje es un fenómeno exclusivamente mental.



Explica los universales lingüísticos como la derivación de una herencia lingüística genética común de las especies humanas.



Explica la adquisición del lenguaje en los niños en términos de una capacidad humana innata para aprender el lenguaje.



Considera al lenguaje como un sistema autónomo.

Dentro de esta aproximación, el discurso tradicionalmente es considerado como: “un nivel del lenguaje superior al de la oración o al de la cláusula” (Schiffrin, 2002: 23). Así, los análisis estructurales centran su atención en la forma en la que funcionan las diferentes unidades del discurso en relación unas con otras, sin considerar los contextos en los que el discurso surge. Recordemos que para Chomsky el estudio del lenguaje tendría que estar basado en la competencia y no en la actuación lingüística de los hablantes. De tal forma, los análisis formales estudian los constituyentes5 y las relaciones particulares que establecen dentro del discurso unos con otros, y que sólo pueden ocurrir en un número restringido de órdenes (arrangements)6. En este sentido, la diferencia entre un discurso y una serie de oraciones unidas al azar es que el discurso tiene una estructura, un modelo o patrón por el cual los segmentos del discurso ocurren relacionándose unos con otros.

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Unidades lingüísticas más pequeñas que el discurso, pueden ser cláusulas, oraciones o enunciados. El orden o arrangement se refiere a: “cualquier SECUENCIA de ELEMENTOS lingüísticos en función de su posición relativa, o DISTRIBUCIÓN, p. ej. la posible combinación de FONEMAS en el interior de las SÍLABAS y de las PALABRAS, o de MORFEMAS en el interior de las palabras y de las ORACIONES” (Crystal, 2000: 407). 6

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En este mismo sentido, los análisis estructurales consideran que el discurso está conformado por oraciones y éstas son las unidades mínimas de estudio en las que se descompone. Sin embargo, el principal problema es que las unidades que utilizan los hablantes no siempre parecen ser oraciones, más bien asemejan unidades con cierres entonacionales y semánticos (Schiffrin, 2002). Otro problema es que, desde esta perspectiva, se espera que el discurso exhiba una estructura análoga al de las oraciones que lo componen, estructura en el sentido de oración bien formada. Así, los análisis formales realizan su concepción de discurso basados en patrones o modelos, donde el discurso que no encaje en los parámetros “normales” será considerado anómalo o una desviación. No obstante, definir al discurso como un conjunto de oraciones relacionadas entre sí nos permite identificar los tipos de dependencias internas (elipsis, anáforas, referencias, coreferencias, etc.) que pueden establecerse dentro de los textos y a lo largo de las oraciones que lo componen. Así pues, consideran que las oraciones están contenidas en una unidad lingüística más larga que ellas mismas y, por lo tanto, permite dar cuenta de sus propiedades internas y la forma en que interactúan para componer un discurso. De tal forma, considerar al discurso como un nivel mayor al de la oración ofrece la oportunidad de centrarnos en la manera en que las propiedades sintácticas de las cláusulas u oraciones contribuyen a formar un texto. En resumen, hemos visto que la definición estructural del discurso guía al análisis de constituyentes que establecen relaciones particulares con otros dentro del texto, y que pueden ocurrir en una serie restringida de orden en el nivel textual. También intentan extender métodos de análisis lingüísticos, que han sido útiles para otros niveles de descripción lingüística, para utilizarlos como pistas en el análisis de la estructura textual. 51

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Sin embargo, no siempre la identificación de constituyentes estructurales en el discurso es una tarea fácil (Schiffrin, 2002). En este punto, cabe destacar que, desde esta perspectiva, el discurso dependerá de las relaciones que se establezcan entre constituyentes lingüísticos, i.e. relaciones de coherencia y, en este sentido, la coherencia será considerada únicamente como una propiedad objetiva externa al texto o discurso.

2.2.3. DISCURSO Y FUNCIONALISMO Por su parte, dentro de la lingüística, la tradición funcionalista es más reciente, apenas surgida en los años setenta. Diversos autores han contribuido en la formación teórica de esta aproximación al lenguaje, los más representativos son: Halliday, Givón, Langacker, Hopper, Thompson, por mencionar algunos. Sin embargo, esta diversidad ha provocado mayores puntos de divergencia que de coincidencia, lo cual ha contribuido a que el funcionalismo no sea tomado del todo en serio. Así pues, las características que comparten las distintas concepciones del funcionalismo son: •

Considera que el lenguaje es un fenómeno social, principalmente.



Explica los universales lingüísticos como la derivación de la universalidad de los usos para los cuales el lenguaje es utilizado en la sociedad humana.



Explica la adquisición del lenguaje en términos del desarrollo de las necesidades y habilidades comunicativas de los niños dentro del núcleo social.



Estudia el lenguaje en relación a sus funciones sociales.

De tal forma, el funcionalismo sostiene que el estudio del discurso debe englobar cualquier aspecto del uso del lenguaje. “El análisis del discurso es, necesariamente, el análisis del lenguaje en uso. No puede estar restringido a la descripción de formas lingüísticas 52

PRELIMINARES TEÓRICOS

independientemente de las propuestas o funciones para las que han sido diseñadas, es decir, para servir en las relaciones humanas” (Brown y Yule, 1983). Dentro de esta perspectiva, existen posturas radicales que consideran a la lengua como un fenómeno social, por lo que éste engloba todos los aspectos de la vida social del hombre. Sin embargo, en posturas menos extremas, el discurso es considerado como interdependiente con la vida social, tal que su análisis necesariamente se intercepta con significados, actividades y sistemas fuera de la lengua misma. Así, la definición de discurso como uso del lenguaje es consistente con la mirada funcionalista: “el discurso es visto como un sistema por medio del cual el hombre realiza funciones particulares”, (Schiffrin, 2002: 32). Resulta claro, pues, que las definiciones funcionalistas del discurso asumen una interrelación entre lenguaje y contexto. Un problema surge de esta suposición y es que resulta difícil separar el análisis del discurso per se de otros análisis del lenguaje y contexto, como los realizados en etnografía, etnolingüística, sociolingüística, etc. Esta problemática viene dada a partir de que algunos análisis del discurso restringen el estudio del lenguaje al contexto, que engloba roles sociales, situaciones e incluso lugares, lo que resulta muy cómodo para los analistas, sin embargo no reflejan un estudio formal de los elementos lingüísticos que están incluidos en el contexto comunicativo o en el contexto discursivo. Desde esta perspectiva, el discurso es una manera de organizar social y culturalmente la forma en la que hablamos. Los análisis funcionalistas se centran en cómo las personas usan el lenguaje para diferentes fines que tiene que ver, principalmente, con la manera en que las elocuciones son situadas en sus contextos de producción.

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

2.2.3.1. DISCURSO MULTIPROPOSICIONAL No obstante, dentro de la perspectiva funcional hay una propuesta más equilibrada que concibe al discurso, y al lenguaje en general, como una adecuación evolutiva, de carácter icónico, y que pone especial atención en la relación gramática-cognición. Uno de los principales autores que defienden esta idea es Talmy Givón, quien desde los años setenta ha venido desarrollando sus investigaciones sobre el lenguaje en este sentido. Para Givón, quien trate de abordar el estudio del lenguaje tendrá que considerar, principalmente, la relación existente entre gramática y cognición. Esta relación explica la forma en que el lenguaje es influenciado por factores externos, en especial por las mentes de los interlocutores y los fines que persiguen durante la comunicación. Esto es, el hablante utiliza la estructura sintáctica para indicar las operaciones cognitivas que los interlocutores deben seguir para la comprensión del lenguaje. De esta forma, este tipo de funcionalismo acepta que la estructura sintáctica es útil sólo en la medida en la que marca las operaciones mentales que los hablantes y oyentes deben seguir para la comprensión y expresión del lenguaje. No obstante, también considera que el estudio del lenguaje tiene que ampliarse a la actuación debido a que el lenguaje es icónico, pues no puede ser autocontenido. En resumen, el funcionalismo equilibrado que sostiene Givón nos da la pauta para realizar un estudio del discurso más integral, principalmente porque estima que deben considerarse ciertos elementos lingüísticos y relaciones recurrentes a lo largo del mismo, es decir, coincide con los estudios formales en el sentido de analizar las relaciones estructurales que guardan entre sí las oraciones que conforman un discurso. Pero, además, añade la posibilidad de observar estas relaciones como marcas que guían a la realización de ciertas operaciones cognitivas que tienen como finalidad una 54

PRELIMINARES TEÓRICOS

mejor comprensión y expresión del lenguaje, cualquiera que sea el medio por el que se manifieste. En este sentido, Givón (1984) reconoce que hay tres dominios funcionales que son codificados en el lenguaje humano, a saber: (i) el semántico-léxico, (ii) el semánticoproposicional y (iii) el pragmático-discursivo. Donde la semántica léxica tiene que ver con el almacenamiento de conocimiento genérico, i.e. culturalmente compartido, que está incorporado en el léxico. Este conocimiento está constituido por fenómenos estables, conceptos o puntos de referencia que conforman nuestro mapa cognitivo del universo fenomenológico que nos rodea. Por su parte, el dominio de la semántica proposicional tiene que ver con la información específica que está contenida en proposiciones que, a su vez, están codificadas sintácticamente como oraciones. Así, las proposiciones describen estados, eventos o acciones, donde intervienen participantes que cumplen un rol semántico. De tal forma, las proposiciones nos dicen quién hizo qué a quién, cuándo, dónde, por qué y cómo. Finalmente, el dominio pragmático-discursivo tiene que ver con la secuencia de proposiciones atómicas dentro de un contexto comunicativo más amplio, i.e. el discurso. Una gran parte del contexto consiste del conocimiento genérico compartido y que está codificado en el léxico. Estos tres dominios se encuentran jerarquizados concéntricamente y también son conocidos como: significado, información y función, respectivamente. Las palabras tienen significado pero no comunican información por sí mismas. Las proposiciones transmiten información una vez que las palabras están conectadas dentro de ellas, sin embargo no transmiten ninguna función discursiva específica. Finalmente, sólo dentro del contexto discursivo las proposiciones transmiten funciones discursivas. 55

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Esquemáticamente:

Significado, semántica léxica, palabras. Información, semántica proposicional, proposiciones. Función, pragmática-discurso, multiproposicional. Fig. 1. Organización jerárquica de los dominios funcionales del lenguaje (Givón, 1984).

Así, partiendo de estas bases, y siguiendo a Givón, el discurso es definido como multiproposicional, esto quiere decir que está integrado por diversas unidades de información, que deben estar organizadas de tal forma que sean consistentes unas con otras y que sean identificables como partes constituyentes y significativas de un todo7. Esta distinción es de gran importancia pues el discurso es un conjunto de proposiciones que están interconectadas por la continuidad de uno o varios elementos a lo largo del mismo, i.e. coherencia, principalmente compartiendo tópicos por lo que Givón las denomina proposiciones equi-tópicas.

2.2.4. DISCURSO COMO CONJUNTO DE ELOCUCIONES Una vez establecida la forma en que cada una de estas perspectivas considera al discurso, (cómo es usado el lenguaje en contexto en contraste con el análisis de patrones o modelos),

7

Esta distinción hace recordar a van Dijk y Kintsch (1978) con su propuesta de macroestructura y microestructura, donde el discurso, en su conjunto, representa la macroestructura, que está compuesta, a su vez, por estructuras más pequeñas que se combinan e integran para lograr que la macroestructura sea estable y consecuente. Para Givón esta integración y consistencia de las proposiciones sólo se logra gracias a las distintas relaciones de coherencia que se establecen entre ellas. 56

PRELIMINARES TEÓRICOS

Schiffrin (2002) postula una concepción que parece mediar entre estos dos extremos y que coincide con la perspectiva de Givón: discurso es el conjunto de elocuciones8. Esto es, el discurso está un nivel arriba de las demás unidades del lenguaje, sin embargo la elocución (más que las oraciones) son las unidades más pequeñas de las que está compuesto el discurso. Así, Schiffrin sugiere que el discurso no es sólo una colección de unidades descontextualizadas de la estructura del lenguaje, más bien es un conjunto de unidades inherentemente contextualizadas del uso del lenguaje. En este sentido, las ventajas que representa una aproximación de este tipo es que se toma en cuenta el contexto, pero no como un elemento determinante y exclusivo para el análisis del discurso. Además, permite centrarnos en la estructura del discurso, en el conjunto de elocuciones que lo conforman, así como las relaciones inherentes que se establecen entre ellas. Entonces, la tarea será identificar y analizar constituyentes, determinar procedimientos para asignar a las elocuciones un estatus de constituyente, así como descubrir regularidades y relaciones entre las elocuciones (Schiffrin, 2002). El método de análisis que postulo es muy cercano a esta recomendación: mi intención es identificar las relaciones que se establecen entre diversos elementos lingüísticos recurrentes (referentes, tiempo, temas) a lo largo de las elocuciones que componen el discurso. Más adelante detallaré la forma en la que opera el método de análisis que propongo.

8 Las elocuciones se distinguen de las oraciones porque necesariamente deben estar vinculadas al contexto en el que son producidas.

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

2.2.5. DEFINIENDO DISCURSO Resumiendo el apartado anterior, citaré las distintas definiciones del discurso para finalmente dar mi propuesta. Como vimos, los estudios formales definen al discurso como: “el uso del lenguaje en un nivel superior al de la oración, que es simplemente el lenguaje como ocurre en cualquier contexto, en cualquier forma, y proponen modelos análogos a los de otros niveles del lenguaje para determinar si un discurso lo es o es una desviación” (Schiffrin, 2002). Por otra parte, los estudios funcionales consideran que: “el discurso no es una colección de unidades descontextualizadas de la estructura del lenguaje, más bien es una colección de unidades inherentemente contextualizadas del uso del lenguaje” (Schiffrin, 2002). Por su parte Crystal (1987b), en un primer acercamiento, sostuvo que el discurso debía ser pensado como el conjunto de oraciones que trabajan secuencialmente para producir segmentos coherentes de lenguaje. Y, por tal motivo, el discurso era estudiado por los lingüistas para encontrar las características del lenguaje que ligan a las oraciones cuando son usadas en secuencia. Posteriormente, en una definición mucha más amplia, este mismo autor considera que el discurso es: (28)

[…] una porción de lengua (principalmente hablada) mayor que una pero dentro de esta noción tan amplia, podemos encontrar diferentes aplicaciones. En su sentido más general, un discurso es una UNIDAD conductista que goza de un estatus preteórico en lingüística: es un conjunto de ENUNCIADOS que constituyen cualquier evento de HABLA conocido (sin hacer referencia a una ESTRUCTURACIÓN lingüística, de existir ésta), p. ej. una conversación, una broma, un sermón, una entrevista. […] En los últimos años, varios lingüistas han intentado descubrir regularidades lingüísticas en los discursos (análisis del discurso o AD), utilizando para ello criterios GRAMATICALES, FONOLÓGICOS y SEMÁNTICOS (p. ej. la COHESIÓN, la ANÁFORA, la CONECTIVIDAD entre oraciones). Se ha prestado una especial atención a los marcadores de ORACIÓN;

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PRELIMINARES TEÓRICOS

discurso elementos secuencialmente dependientes que delimitan unidades del habla […] (Crystal, 2000: 179).

No obstante, sólo en la primera definición de Crystal se da una característica esencial del discurso, que lo distingue de un conjunto de oraciones o proposiciones unidas al azar, a saber: la coherencia. Así pues, tomaré a la coherencia como la principal característica del discurso.

2.2.5.1. COHERENCIA COMO CONDICIÓN INDISPENSABLE DEL DISCURSO En este momento sólo caracterizaré de manera sucinta a la coherencia, pues mi intención es dar sólo un panorama general y, posteriormente, ahondar en su estudio. De tal suerte, aquí me limitaré a dar una definición de coherencia e identificar en qué ámbitos del discurso se puede encontrar. La coherencia, según Givón (1995), es la continuidad de uno o varios elementos a lo largo del discurso. Los elementos más recurrentes y de fácil identificación son: (i) tiempo, (ii) acción, (iii) lugar/espacio, (iv) aspectualidad, (v) referentes/participantes, y (vi) modo. Así, la aparición constante de uno o varios de estos elementos puede garantizar la coherencia discursiva. Estos elementos deben ser buscados ya sea en el background (información contextual previa o vieja) o en el foreground (información entrante o nueva) discursivo. Por todo lo anterior, y en resumen, aquí entenderé por discurso: (29)

Gracias a su carácter multiproposicional, el discurso es el conjunto de oraciones/elocuciones/proposiciones que tiene como principal característica la coherencia lingüística que guardan entre sí, es decir, la continuidad de referentes, tiempo y temas, principalmente. Además, gracias a estas continuidades, puede ser sometido a un análisis para establecer las dependencias y relaciones lingüísticas entre oraciones/elocuciones/proposiciones.

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

Después de haber definido tanto pragmática como discurso, desde un punto de vista completamente lingüístico, toca el turno ahora de detallar cómo son considerados dentro de una perspectiva neurolingüística para, posteriormente, reseñar los resultados que han arrojado las investigaciones que se han realizado en este campo.

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ANTECEDENTES

3. ANTECEDENTES 3.1. DISCURSO, PRAGMÁTICA, COHERENCIA Y NEUROLINGÜÍSTICA Dentro de la historia de la neurolingüística, los aspectos pragmáticos y discursivos en individuos con daño neurológico han sido investigados sistemáticamente sólo desde hace quince o veinte años atrás. El interés en la habilidad de los pacientes para comprender o producir oraciones concatenadas surgió hace poco más de dos décadas. En estos años, la meta de los terapeutas ha sido obtener evidencia clara de la comprensión de preguntas particulares, por parte de los pacientes, a través de la inclusión de un análisis pragmático del contexto social y situacional de la conversación que parece ofrecer oportunidades para capitalizar el uso de información, así como para reforzar el potencial comunicativo de pacientes con daño cerebral. Sin embargo, no hay métodos claros disponibles aunque este campo de investigación se está desarrollando rápidamente (Ahlsén, 2006). También se ha tratado de evaluar lo relevante de las aportaciones de los pacientes, así como el análisis de ciertos aspectos muy concretos del discurso, principalmente: el uso de anáforas, el uso de los artículos definidos e indefinidos, deixis y se han tratado de utilizar las teorías de Grice (Principio de cooperación y Máximas conversacionales, 1967), de Austin y Searle (Actos de habla, 1962; 1969) y de Sperber y Wilson (Teoría de la relevancia, 1986) para valorar la coherencia de los discursos de personas con daño cerebral. Así, siguiendo a Yves Chantraine, et al. (1998) el discurso narrativo ha sido objeto de medidas formales, ya sean léxicas o morfosintácticas, pero sólo corresponden a una aproximación parcial de lo que se considera discurso. Por su parte, el discurso

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

conversacional no ha sido estudiado en neurolingüística, por lo que la carencia de un marco conversacional per se, así como la de un modelo teórico detallado ha limitado los estudios neurolingüísticos a aspectos muy concretos de la conversación. Particular atención se ha puesto en basar los estudios del discurso sobre teorías de procesamiento discursivo bien definidas que ayuden a investigar el impacto de los sistemas cognitivos en tales procesos. Además, estas teorías ayudarían a definir las unidades de análisis, las operaciones y computaciones involucradas y las interacciones entre los distintos niveles del discurso. Otros estudios recientes se enfocan al análisis de ciertos componentes básicos de la competencia comunicativa que se deterioran después de un daño cerebral. Tal deterioro se refleja en la pobre capacidad para mantener una interacción comunicativa significativa. El conocimiento y descripción de este tipo de deficiencias es ambiguo y confuso, pues aún no se realizan análisis sistemáticos en parte porque los teóricos de la comunicación y los neuropsicólogos han realizado pocos intentos para trabajar de forma conjunta (Bara et al. 2001). Así pues, queda claro que aún falta mucho por hacer en el campo de la neurolingüística en cuanto a estudios de pragmática y discurso se refiere. En este sentido, la principal contrariedad a la que me enfrento es al poco consenso y a las distintas definiciones que se pueden encontrar de los temas fundamentales de esta investigación, desde una perspectiva neurolingüística, i.e. pragmática, discurso y coherencia. Para ejemplificarlo, a continuación citaré las distintas concepciones que se encuentran de estos términos dentro de la literatura que aborda su estudio desde una perspectiva neurolingüística.

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ANTECEDENTES

3.1.1. PRAGMÁTICA Y NEUROLINGÜÍSTICA Si en el ámbito de la lingüística, como ya lo hemos visto, la pragmática es un término controvertido, debido al poco consenso que prevalece en cuanto al rango de fenómenos que le competen, dentro de la neurolingüística el acuerdo es menor y las definiciones que encontramos de ella son muy sencillas o distan unas de otras. De tal suerte, encontramos que, desde una perspectiva psicolingüística (Lesser y Milroy, 1993), la pragmática es vista como una herramienta complementaria para el trabajo clínico que se realiza en condiciones de laboratorio, que ayuda al análisis de todas las modalidades del lenguaje, escrito y hablado, tanto en la comprensión como en la expresión. De esta forma, para Lesser y Milroy, la pragmática se centra en los contextos sociales y situacionales que ayudan a capitalizar el uso de la información y conocimiento contextual con el fin de reforzar el potencial comunicativo de individuos con daño cerebral. Además, consideran que la pragmática es un asunto más difuso y polémico que la propia psicolingüística, ya que no es claro qué conceptos pragmáticos resultan pertinentes para ser aplicados o cómo pueden serlo de una forma mucho más fructífera. Por otra parte, para Stemmer y Schönle (2000), la pragmática se centra en el uso comunicativo del lenguaje, esto es, cómo un hablante/oyente produce o comprende el significado de lo que es dicho o escrito, y la neuropragmática tiene que ver con cómo el cerebro y la mente usan el lenguaje, cómo se comprende y produce la conducta pragmática verbal, tanto en personas sanas como en individuos neurológicamente dañados. Por tanto, consideran estos autores, la neuropragmática está vinculada a un mecanismo psicológico o fisiológico simple pero debe ser concebida como una fina interacción de varios mecanismos que son reflejados en el uso del lenguaje. En este sentido,

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

siguiendo a Sperber y Wilson (1991), la pragmática es simplemente el dominio en el cual la gramática, la lógica y la memoria interactúan, sin haber un módulo especial para la pragmática. Así, la propuesta de Stemmer y Schönle es la construcción de un marco teórico común para la neuropragmática derivado de los estudios lingüísticos, neuropsicológicos, computacionales, filosóficos, sociológicos, antropológicos y los que se realizan en las ciencias cognitivas. Gracias a este marco teórico, el estudio de la neuropragmática ofrecerá la oportunidad de delinear una búsqueda unificada para saber cómo trabaja la mente en el uso del lenguaje. Una concepción distinta encontramos en Bara y Tirassa (2000), quienes consideran una pragmática cognitiva, entendida como el estudio teórico y empírico de los eventos mentales involucrados en la comunicación humana. Sostienen que la pragmática es una valiosa herramienta para la neurociencia, ya que le provee una teoría de comunicación capaz de describir los fenómenos que se presentan en individuos con daño cerebral. De esta forma se propone vincular la pragmática con las neurociencias, pues el trabajo actual apunta a una convergencia que parece ser capaz de arrojar resultados valiosos. Por su parte, para The MIT Encyclopedia of Communication Disorders (2003), la pragmática puede ser definida como: “el estudio de las reglas que gobiernan el uso del lenguaje en contextos sociales”. No obstante, existe cierto debate acerca de lo que debería ser incluido en el estudio de la pragmática. Tradicionalmente se le ha asociado con el estudio de conductas comunicativas, como intenciones comunicativas (actos de habla), manejo de la conversación (toma de turnos, manipulación de tópicos, etc.), conocimiento presupuesto y reglas culturalmente determinadas para el uso cortés del lenguaje.

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ANTECEDENTES

El principal problema es determinar los límites de la pragmática, pero si la consideramos como el estudio de la forma en que el lenguaje es utilizado en interacciones reales con otras personas, es imposible no interactuar con otras áreas más sociales o culturales que lingüísticas y aquí es donde empiezan los problemas, como ya hemos visto. Resulta evidente, pues, que las definiciones arriba citadas son bastante amplias y engloban conceptos de diversas índoles. Algunos autores le otorgan un papel central dentro de los estudios neurolingüísticos y otros la consideran sólo como una herramienta para la descripción de la competencia comunicativa de individuos neurológicamente dañados. Parece ser que la principal convergencia que hay entre estas definiciones es que la inclusión de la pragmática dentro de la neurolingüística es importante y que se debe dar dentro de un marco teórico interdisciplinario, pues sólo así se podrán realizar estudios sistemáticos mejor sustentados. En suma, la inclusión de la pragmática dentro de la neurolingüística resulta muy útil, pues así lo han demostrado los estudios de ciertos aspectos pragmáticos. Sin embargo, aún falta restringir las amplias definiciones que encontramos de pragmática y llegar a un consenso para determinar, de manera clara, qué fenómenos le corresponde estudiar.

3.1.2. DISCURSO Y NEUROLINGÜÍSTICA Por su parte, la noción de discurso, dentro de un contexto de estudio neurolingüístico, también trae consigo sus propias complicaciones. Dentro de la literatura que aborda el estudio de discurso y neurolingüística, de manera conjunta, encontramos definiciones muy simples, otras más elaboradas y, en algunos casos, se da por sentada la concepción de discurso, pues no es definida explícitamente.

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

La definición más general se encuentra en el estudio de Lesser y Milroy (1993) que consideran al discurso como la unidad lingüística mayor a una oración. Por su parte, para Stemmer (1999), en una descripción más elaborada, el discurso es una manifestación de la constante interacción entre el organismo y el ambiente, y su estudio permite resaltar aquellos componentes que permiten crear eventos mentales. De tal suerte, la estructura verbal, la comunicación de creencias y la interacción corresponden a la dimensión del discurso, que es una forma de acción e interacción social evidentemente contextual. Otra concepción distinta la encontramos en Yves Chantraine et al. (1998) donde discurso es entendido como la secuencia de expresiones de un lenguaje natural que representan una parte del conocimiento que un hablante/escritor quiere comunicar a un oyente/lector. Para estos autores, la conversación resulta de la interacción cooperativa entre dos o más interlocutores que comparten un contexto espacio-temporal, por tal motivo el discurso conversacional debe estar relacionado a su contexto para que pueda ser expresado y comprendido de una mejor manera. En la teoría de Airenti, Bara y Colombetti (1993) la comunicación es definida como el intento deliberado y manifiesto de un hablante para afectar el estado mental de un oyente. La comunicación es, así, un proceso circular fundado en la capacidad de cada hablante para ir a través del juego de la conversación y en la previsión de que el interlocutor sea capaz de hacer lo propio. En el trabajo de Christiansen (1999), en el de Simmons-Mackie y Damico (1996) y en el de Pietrosemoli (1996) se habla de discurso como un concepto ya definido, dado por sentado, y se aborda el estudio de algunos aspectos concretos pero nunca se establece claramente qué se entiende por discurso.

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ANTECEDENTES

Ahora bien, según The MIT Encyclopedia of Communication Disorders (2003), el término discurso es aplicado a las consideraciones del lenguaje que están más allá de los límites de las oraciones aisladas, así un discurso en su forma más simple puede ser manifestado como una elocución simple en su contexto, tal como ‘los niños juegan’. Así, los estudios del discurso emergen de una variedad de disciplinas, principalmente de la lingüística y de la psicología. Por una parte, los lingüistas desean explicar fenómenos que no pueden ser explicados desde el nivel de la oración o de la palabra, tales como referencia o información nueva. Mientras que los psicólogos, por su parte, han enfatizado procesos estratégicos y el rol de factores cognitivos, tales como memoria, en la producción y comprensión del discurso. Desde esta perspectiva, la coherencia es un término fundamental para la explicación de discurso. Así, un discurso es coherente cuando se ‘mantiene unido’ o crea sentido. Algunos análisis lo consideran como un término técnico, otros como un atributo subyacente de otro constructo. Finalmente, la principal meta de los análisis del discurso es distinguir un discurso de una serie de secuencias de oraciones o elocuciones unidas al azar. Así pues, las ventajas del análisis del discurso están en el potencial que representa para estudiar factores subyacentes, tanto lingüísticos como cognitivos, en un rango de actuación comunicativa normal y dañada. En resumen, las concepciones que encontramos de discurso dentro de los estudios neurolingüísticos resultan ambiguas y muy generales, de tal suerte que cualquier conjunto de oraciones, aun unidas al azar, podrían caer en el rango de discurso.

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

3.1.3. COHERENCIA Y NEUROLINGÜÍSTICA La noción de coherencia es, tal vez, la mejor especificada dentro de los estudios neurolingüísticos, la mayoría de ellos coinciden en que es una propiedad central del discurso que, generalmente, se encuentra minada en la actuación de individuos neurológicamente dañados. Precisamente, los estudios recientes en neurolingüística tratan de evaluar la coherencia que imprimen estos individuos en el uso del lenguaje. Así, Lesser y Milroy (1996) consideran que la coherencia necesita ser comprendida como una propiedad abstracta del discurso conectado, y que va más allá de la cohesión1 superficial de algunos elementos. Estas autoras definen la coherencia como la propiedad que hace al discurso más que un mero conjunto de oraciones sin relación entre sí. Por lo anterior, la coherencia debe ser vista como una estrategia que siguen los participantes en una conversación más que una propiedad de las conversaciones o de los textos. La coherencia garantiza la relevancia de las elocuciones en un sentido de cooperación entre el hablante y el oyente. Para Yves Chantraine et al. (1998) la coherencia es la organización adecuada de los elementos de información dentro del habla conectada, considerando los contextos generales y específicos en los que el intercambio comunicativo se lleva a cabo. Estos autores consideran a la coherencia como una propiedad concreta del discurso que se puede rastrear directamente en el texto o en la conversación gracias a la incorporación de medidas de

1 Originalmente el término de cohesión fue presentado por Halliday y Hassan (1976), quienes lo definieron como una propiedad semántica del discurso referida a las relaciones de sentido que existen dentro de un texto. La cohesión pertenece a la estructura misma de la lengua, no es un elemento externo. Es así como la selección de un determinado elemento discursivo adquirirá cohesión en relación con otros elementos del discurso. Además: “En el enfoque HALLIDIANO del análisis gramatical, la cohesión es un concepto básico que hace referencia a aquellos rasgos de la ESTRUCTURA SUPERFICIAL de un ENUNCIADO o TEXTO que une partes distintas de las ORACIONES o unidades mayores del DISCURSO” (Crystal, 2000: 112). Así, la cohesión alude a la conectividad semántica o sintáctica de las formas lingüísticas en el nivel del análisis de la estructura superficial (Crystal, 2000).

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ANTECEDENTES

cohesión, i.e. el uso correcto de referencias pronominales, elipsis, repetición léxica, sustitución, sinonimia y conjunciones; pues la organización semántica del discurso está expresada a través del uso apropiado de estas formas cohesivas que están vinculadas con una representación coherente del discurso en la mente del hablante y una interpretación coherente del destinatario. En su estudio, Christiansen (1999) retoma la definición de van Dijk (1977) y considera que la coherencia puede ser definida como la conectividad semántica que mantienen entre sí las partes que componen un texto. Así, una narración coherente debe contener todas las proposiciones necesarias para que un oyente construya la macroestructura correcta y, no sólo eso, además debe dejar a un lado todas aquellas proposiciones irrelevantes y tangenciales que podrían distraer al oyente de los puntos principales. Finalmente, para Pietrosemoli (1996) la coherencia es una característica del discurso humano que refiere a algo más profundo que al significado transportado en el material sonoro. Esta autora retoma las definiciones de Patry y Nespoulous (1990), de Charolles (1983), van Dijk y Kintsch (1983) y coincide en que la coherencia es un principio general que gobierna la interpretación de las acciones humanas, que no está especialmente centrado en el lenguaje sino, principalmente, en el análisis de cadenas de hechos y de eventos, cualquiera que sea el medio por el cual se expresen. No obstante que las definiciones de coherencia son más afines entre sí, no queda claro qué aspectos del discurso resultan cruciales para poder hablar de coherencia, tampoco si existen medidas formales y, si las hay, cuáles le competen a la lengua.

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Queda claro, pues, que el poco consenso dentro de los estudios de neurolingüística en cuanto a qué es discurso, qué es pragmática y qué es coherencia plantea la necesidad de definir claramente cada uno de estos conceptos, sólo partiendo de un base teórica firme y bien determinada se puede llevar a cabo un estudio serio dentro de cualquier área de conocimiento.

3.2. RESULTADOS DE ESTUDIOS PRAGMÁTICOS Y DISCURSIVOS EN NEUROLINGÜÍSTICA

Para tratar de dar cuenta de los logros que se han alcanzado dentro de la neurolingüística, en cuanto a estudios del discurso se refiere, distinguiré tres líneas principales de investigación: (i) pragmática, (ii) descripciones del nivel discursivo de individuos con daño cerebral y (iii) coherencia. Dentro de la pragmática describiré ciertos aspectos discursivos, tales como el uso de anáforas, deícticos, pronombres, artículos definidos e indefinidos, etc., el uso de la información compartida y, en general, aspectos de contexto discursivo. En cuanto a la segunda línea, detallaré las características que le han sido atribuidas al discurso de individuos con daño cerebral, así como los deterioros más comunes y ciertos aspectos discursivos que parecen no estar tan dañados. Finalmente, dentro de la coherencia citaré los trabajos que se han hecho para tratar de evaluar lo coherente del discurso de individuos con daño cerebral, poniendo especial atención en los trabajos basados en la teoría de los actos de habla, en las máximas conversacionales y en la teoría de la relevancia. Cabe aclarar que esta división sólo la utilizo para organizar, de una manera más simple, los avances que se han obtenido del estudio del discurso dentro de una perspectiva 70

ANTECEDENTES

neurolingüística. Por consiguiente, los resultados están organizados según las definiciones que cada autor tiene de discurso, pragmática y coherencia. Esto quiere decir que los aspectos englobados en estas tres divisiones no necesariamente tienen que coincidir con los aspectos que posteriormente analizaré y clasificaré, ya sea en elementos de coherencia, pragmáticos o discursivos.

3.2.1. PREÁMBULO Según Stemmer (1999), tradicionalmente los estudios neurolingüísticos del discurso pueden ser divididos en cuatro categorías: (i) (ii) (iii) (iv)

Estudios que focalizan y proveen una descripción detallada de las habilidades estructurales e interaccionales de individuos con daño cerebral. Estudios que están involucrados con la investigación de los aspectos del proceso del discurso. Estudios que investigan la influencia de sistemas cognitivos, tales como la atención o memoria en el procesamiento del discurso. Estudios que intentan relacionar los mecanismos del procesamiento del discurso a sustratos biológicos subyacentes o mecanismos neurofisiológicos.

Estos estudios han sido abordados en colaboración con otras disciplinas que se muestran como herramientas muy útiles para la descripción del discurso en personas con daño cerebral, principalmente son consideradas dos: (i) (ii)

La lingüística: centra su atención en las relaciones semánticas y funcionales entre oraciones. La psicología cognitiva: centra su atención en las explicaciones, opiniones e ideologías dentro de la interacción social.

Dentro de las aportaciones de la lingüística destacan las perspectivas de van Dijk (1977) y van Dijk y Kintsch (1983), pues han desarrollado un esquema complejo para el análisis de

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

textos, el cual ha sido utilizado principalmente por Ulatowska y sus colegas (1983) en su trabajo sobre discurso narrativo de hablantes afásicos. Las propuestas de van Dijk y Kintsch también han sido utilizadas por Joanette y Brownell (1990), en su estudio describen aplicaciones para el desarrollo de modelos de procesamiento discursivo que pueden servir para investigar las habilidades discursivas de pacientes afásicos. La lingüística así ofrece las herramientas necesarias para describir aspectos pragmáticos y discursivos en el uso del lenguaje de individuos con daño cerebral, propuestas concretas han sido realizadas para abordar estudios con la ayuda de actos de habla, de máximas conversacionales y con la inclusión de la teoría de la relevancia. Además, los modelos para el análisis del discurso, que se desarrollan dentro de la lingüística,

ofrecen

oportunidades

reales

para

realizar

un

verdadero

estudio

interdisciplinario que arroje nueva luz sobre aspectos discursivos y pragmáticos en individuos con daño cerebral. Así pues, a continuación reseñaré los avances dentro de la neurolingüística en el estudio del discurso.

3.2.2. PRAGMÁTICA Los principales aspectos pragmáticos que han sido estudiados en neurolingüística son: el correcto o mal empleo de las deixis, el uso de los artículos definidos y de los indefinidos, las fallas que presentan los pacientes con daño cerebral para anclar referentes claros al uso de anáforas, que es una consecuencia de las deficiencias que tienen para evaluar la cantidad de información compartida entre los interlocutores durante la conversación. A continuación describiré los resultados que se han obtenido en el estudio de estos aspectos. 72

ANTECEDENTES

La deixis y la definitud son temas centrales en pragmática, comúnmente son asociados con la integración de discurso cohesivo y con la valoración exacta del background compartido por los interlocutores. El dominio correcto de las complejidades gramaticales y semánticas, asociadas con la deixis y la definitud, son cruciales para una comunicación exitosa. En el caso de los pacientes con algún tipo de afasia se encuentra dañada la habilidad para manejar estas complejidades. De tal suerte, los investigadores han sugerido que esto se debe al rango de dificultades que representa la recuperación gramatical, semántica y léxica (Stemmer, 1999). Así pues, los hablantes afásicos parecen tener, sólo raramente, dificultades deícticas específicas para relacionar pronombres personales a roles de participantes que son utilizados alternativamente durante la conversación (Stemmer, 1999). De la misma manera, Chapman y Ulatowska (1989) reportaron que los afásicos tienen dañada la habilidad para referir o señalar “algo” en el mundo, de tal forma que el oyente sea capaz de comprender de lo que se está hablando. Miller (1990) considera que la aparente incapacidad de los afásicos para usar términos deícticos apropiadamente, con la debida información contextual disponible, puede ser interpretada como la manifestación de una estrategia compensatoria comunicativa. En este mismo sentido, Crystal (1987a) ha remarcado que el reemplazo de una expresión más explícita, como una frase nominal, por un término deíctico referencial es utilizado como una demanda de las pocas habilidades sintácticas de los pacientes. Entonces, es de esperar, siguiendo a Crystal, que encontremos una alta incidencia de términos deícticos en el discurso relativamente bien utilizados en hablantes afásicos gracias a que

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

representan un medio para producir elocuciones inteligibles, bien formadas, con reducido costo de procesamiento. Dressler y Pléh (1988) afirman que los deícticos, como estrategias descriptivas, son presentados en mayor número cuando se le pide a un hablante afásico producir narraciones a partir de imágenes. Por otra parte, en cuanto al estudio del uso de pronombres se refiere, Edwards y Garman (1989) reportaron un individuo afásico que utilizaba más pronombres pero menos sustantivos que un hablante normal, tal conducta sugería que el uso de proformas puede ser una respuesta estratégica a las dificultades con la selección de sustantivos. Una visión contraria fue descrita por Wepman y Jones (1966), quienes sostienen que los afásicos parecen preferir sustantivos a pronombres lo que sugiere que el uso de pronombres puede imponer un mayor costo en el procesamiento sintáctico de los afásicos. Otro estudio, realizado por Cardebat (1987), encontró que los pronombres anafóricos son presentados sin una referencia clara debido a los deterioros en el procesamiento de anáforas de los afásicos. No obstante, de acuerdo a Chapman y Ulatowska (1989), los hablantes afásicos tienden a usar el conocimiento general del mundo para compensar la carencia de referencias claras. Ahora bien, en cuanto a los estudios del uso de artículos definidos e indefinidos, VanDemark (1985) reportó que los hablantes afásicos utilizan el artículo indefinido considerablemente menos que los hablantes normales para marcar información nueva. Finalmente, Crystal (1987a) reportó que es común, en experiencias clínicas, tener una conversación relativamente fluida, tan extensa como el paciente relaciona la conversación con el ‘aquí’ y el ‘ahora’, pero tan pronto temas externos al consultorio son introducidos en la conversación la fluidez desaparece. 74

ANTECEDENTES

Chapman y Ulatowska (1989) sugieren que este fenómeno puede reflejar un daño en la habilidad pragmática necesaria para juzgar la cantidad de información compartida por los interlocutores.

3.2.3. DISCURSO Tanto el discurso narrativo como el conversacional han sido los más estudiados en pacientes con daño cerebral, siendo el narrativo el que ha generado el mayor número de modelos y teorías. Lecours (1981), por ejemplo, dice que la principal característica del discurso afásico es que el paciente tiende a dejar de hablar por largos periodos en respuesta a una estimulación mínima. Por tal motivo, la rutina recomendada para la exploración de los pacientes con daño cerebral es una entrevista, con una serie de preguntas realizadas en orden, para obtener respuestas, posteriormente se da pie a una conversación acerca de la ocupación y la enfermedad del paciente y, por último, se le pide que describa una ilustración. En un nivel descriptivo, se ha detallado que los pacientes con daño cerebral en el hemisferio derecho tienen problemas con la comprensión del punto principal de las historias o las narraciones, en la comprensión de demandas indirectas no convencionales, i.e. sarcasmos, bromas y lenguaje metafórico (Stemmer, 1999). Por otra parte, desde principios del siglo XX, los afasiólogos confirmaron la hipótesis de economía de esfuerzo, la cual sostiene que los afásicos de Broca restringen su producción a sólo los elementos más esenciales que desean comunicar. Pick (1913) acuñó la noción de Notsprache (habla de emergencia) como una estrategia del discurso de los afásicos agramaticales de Broca, con la cual los pacientes intentan comunicar la

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información más central en el menor tiempo posible. Esta noción de habla de emergencia fue usada para explicar la naturaleza telegráfica del habla agramatical. Así, en el estudio realizado por Christiansen (1999), los afásicos de Broca tienden a omitir proposiciones claves pero incluyen otras periféricas. La reducida producción de los afásicos de Broca junto con la continuidad de un rango normal de información esencial y opcional en su producción parecería una regla para la producción basada en la economía de esfuerzo o Notsprache. A lo largo de los estudios de discurso y afasia, los investigadores han llegado a varias conclusiones importantes y se muestran como patrones en el discurso de los afásicos. Ulatowska, North y Macaluso-Haynes (1981), por ejemplo, han descrito las oraciones de los afásicos menos ricas sintácticamente en términos de longitud, complejidad y corrección. McDonald (1992), McDonald y van Sommers (1993) han descrito que el discurso de los pacientes con este daño regularmente es pobre y organizado de manera confusa y la fluidez de su conversación es obstaculizada con detalles irrelevantes y digresiones. Este daño es permanente, pero estos pacientes presentan recuperaciones de otras facultades cognitivas (Ehrlich y Barry, 1989; Mentis y Putting, 1987; y Wickoff, 1984). En este sentido, los pacientes con daño cerebral en el hemisferio derecho, según Hough (1990) y Sherrat y Penn (1990) tienen deteriorada la habilidad para transmitir adecuadamente la información contenida en una narración. Por tal motivo, sus narraciones son más pobres en contenido informativo a pesar de no tener deficiencias léxicas o sintácticas. Los estudios de estos pacientes han llevado a plantear que sus problemas están ligados al proceso de construir o modificar modelos mentales, pues algunos autores (Kaplan, Brownell, Jacobs y Gardner, 1990; Rehak, Kaplan y Gardner, 1992) han 76

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observado que los pacientes con daño cerebral en el hemisferio derecho son incapaces de discriminar la información que está restringida al contexto comunicativo, y tienden a admitir como creíble este tipo de información. Por su parte, Fredericksen y Stemmer (1993) notificaron que los tres pacientes con daño cerebral que estaban estudiando no eran capaces de hacer inferencias en un texto, además tampoco podían acomodar dos eventos en un texto para construir un nuevo modelo mental. Así, la dificultad experimentada por los pacientes afásicos es clara en cualquier tipo de discurso narrativo, pues reportan comentarios de otros individuos a través de citas directas. Esta preferencia puede ser interpretada como una estrategia para evitar el complejo cambio de referentes que se requiere en el habla normal. Zurif et al. (1972) reportaron que expresiones adverbiales temporales, del tipo ‘una vez a la semana’, ‘hace cinco años’, etc., se encuentran relativamente bien preservadas en los pacientes agramaticales que estudiaron. Finalmente, Pietrosemoli (1996) opina que los múltiples síndromes de afasia que han sido descritos desde un punto de vista del morfema y la oración, unos quince aproximadamente, podrían reducirse sólo a dos si se propone un punto de vista discursivo hasta hace poco ignorado dentro de la afasiología.

3.2.4. COHERENCIA Regularmente, en los estudios neurolingüísticos del discurso, la noción de coherencia es tratada en términos de tres principales teorías pragmáticas: (i) los actos de habla (Austin,

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1962; Searle, 1969), (ii) el principio de cooperación y las máximas conversacionales (Grice, 1967) y (iii) la teoría de la relevancia (Sperber y Wilson, 1986). De esta forma, la coherencia es entendida como un producto del discurso en su totalidad y dentro de su contexto de elocución, esta mirada no concuerda con la manera en que será tratada en este estudio, más adelante explicaré por qué. Los patólogos del lenguaje parecen estar apelando a alguna noción de coherencia cuando se refieren a lo adecuado de las repuestas de los hablantes afásicos, así como su conducta conversacional (Penn, 1985). La coherencia ha sido descrita como relativamente bien preservada en el discurso de pacientes afásicos (Glosser y Deser, 1990; Huber, 1990; Ulatowska, Allard y Chapman, 1990; Ulatowska, Freedman-Stern, Doyel, Macaluso-Haynes y North, 1983; Ulatowska, North y Macaluso-Haynes, 1981), sin embargo no se puede generalizar a todos los tipos de afasia. Por ejemplo, en los afásicos anómicos, Christiansen (1995) encontró que algunos pacientes producían numerosas proposiciones irrelevantes en sus narraciones. Por otra parte, algunos autores han propuesto que la presencia de elementos cohesivos en los textos orales o escritos puede ser una buena medida para evaluar la coherencia en dichos textos. En un sentido general, se ha propuesto que la coherencia depende en alto grado de la cohesión, es decir, de las interrelaciones semánticas entre los diferentes elementos léxicos del discurso o del texto. El estudio de las deficiencias lingüísticas en la afasia proporciona interesantes datos para contribuir a la discusión sobre la relación entre coherencia y cohesión lingüística (Yves Chantraine et al., 1998). De tal forma, Pietrosemoli (1996) propone que una buena medida para evaluar la manera en que la coherencia es construida por los interlocutores, en una interacción comunicativa, es el estudio de las solicitudes de aclaratorias. En su estudio, 78

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particularmente, intenta concluir que los pacientes con daños cerebrales posteriores (afasia de Wernicke y afines) producirán un efecto diferente en los oyentes, respecto a la coherencia, al que producen los pacientes con daños anteriores (afasia de Broca y afines). A través de un estudio de coherencia y cohesión, en ambos tipos de afasia, también observó cómo los datos lingüísticos apoyan los hallazgos neurológicos según los cuales los daños en áreas posteriores cerebrales podrían estar asociados al deterioro mental, factor coadyuvante del daño lingüístico para producir el efecto de “incoherencia”, típico de algunos pacientes afásicos. Por otra parte, debido a que una de las principales metas de los terapeutas es obtener evidencia clara de la comprensión del paciente de preguntas particulares más que sólo conducir una plática coherente, la indeterminación y vaguedad, características de la conversación afásica, no pueden considerarse irrelevantes o simplemente pasarse por alto. De la misma forma, no siempre la forma lingüística coincide con la función comunicativa, así que los investigadores se han interesado en el estudio de la comunicación funcional en la afasia. Así, el trabajo experimental de Prinz sugiere que cada afásico puede usar actos de petición apropiadamente (Lesser y Milroy, 1996). Una investigación de Mohr et al. (1978) sugiere que los hablantes afásicos retienen la habilidad para responder a actos de habla indirectos. Foldi (1987), por su parte, reportó que uno de los cambios interesantes de trabajar en esta área es notar la actuación distinta de pacientes con daño en el hemisferio derecho y pacientes con daño en el hemisferio izquierdo. El último grupo parece estar dañado en la habilidad para vincular información textual y social previa necesaria para derivar inferencias.

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Además, los pacientes con daño en el hemisferio derecho tienen dificultades para interpretar significados connotativos y metafóricos en palabras y oraciones (Brownell, Potter, Michelow y Gardner, 1984; Brownell, Simpson, Bihrle, Potter y Gardner, 1990; van Lancker y Kempler, 1987; Winner y Gardner, 1977), además presentan problemas para comprender solicitudes indirectas (Foldi, 1987; Hirts, LeDoux y Stein, 1984; Weylman, Brownell, Roman y Gardner, 1989), así como bromas (Bihrle, Brownell, Powelson y Gardner, 1986; Brownell y Gardner, 1988; Brownell, Michel, Powelson y Gardner, 1983). También experimentan problemas para hacer inferencias dentro de un discurso conectado. Sin embargo, las dificultades de coherencia demostradas por individuos con daño en el hemisferio derecho e individuos con daño en el hemisferio izquierdo son más divergentes en la comprensión que en la producción. Así, en la producción, ambos grupos de pacientes demuestran un contenido informacional reducido en su discurso conectado (Gleason, Goodglass, Obler, Green, Hyde y Weintraub, 1980; Joanette, Goulet, Ska y Nespoulous, 1986; Joanette y Goulet, 1990; Ulatowska, et al. 1981; Ulatowska et al. 1983). Y esto se refleja en que muchos afásicos demuestran ciertas dificultades ya sea en proveer todas las proposiciones esenciales de una historia o en monitorear cuidadosamente la relevancia de proposiciones adicionales al contar la historia (Christiansen, 1994; 1995). Más reciente aun es la inclusión del estudio de marcadores discursivos2 dentro de la neurolingüística. De tal suerte, de la bibliografía consultada, sólo tres citan este tema. En

2

Los marcadores discursivos son expresiones usadas para organizar la interacción conversacional. Son: “miembros de una clase funcional de dispositivos verbales (o no verbales) que provee coordinadas contextuales para organizar el discurso entrante” (Shiffrin, 1987: 41). Estos dispositivos pueden manejar el flujo de información para focalizar la atención y anticipar la nueva información o marcar transiciones. Los marcadores discursivos incrementan la sensación de que hablante y oyente compartirán un foco particular. Además, ofrecen pistas para construir un marco de referencia y de

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Lesser y Milroy (1996) sólo se distingue la función deíctica de algunos adverbios, como ahora, de su función de marcador discursivo. Así, por ejemplo, en Ahora sí, esto es lo que yo llamo té, este ahora no es una expresión temporal, es lo que Schiffrin (1987) describe como un marcador discursivo, funcionando supraoracionalmente para marcar y organizar unidades del discurso. Pietrosemoli (1996), por su parte, propone un modelo del discurso en el cual la estructura discursiva, el significado y la acción son integradas por los hablantes y los oyentes en un esfuerzo mutuo de construcción de coherencia. La autora propone que tanto los marcadores discursivos, como ciertas secuencias de preguntas y respuestas para aclarar situaciones en el discurso (quests for clarification), o las enmiendas (repairs) funcionan como señalizaciones que indican a los participantes en el acto discursivo cuáles son los caminos a seguir. Por último, existen dos trabajos que abordan como tal el tema de los marcadores discursivos dentro de la competencia comunicativa de los afásicos: (i) el de SimmonsMackie y Damico (1996), aunque mayoritariamente clasifican y consideran marcadores discursivos a los neologismos que utilizan recurrentemente los pacientes que estudiaron, así como señales y algunos gestos. Por otra parte, (ii) el trabajo de Pietrosemoli y colaboradores (2005) aborda el estudio comparativo del uso de marcadores discursivos en hablantes normales y pacientes con afasia, poniendo especial atención en el marcador y. Más adelante detallaré ambos trabajos.

actitud de los participantes (Simmons-Mackie y Damico, 1996). Ejemplos de marcadores discursivos son: y, pero, bien, oh, quiero decir, tú sabes, o, etc.

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De tal suerte, estos son los resultados más importantes que se han obtenido en el estudio de ciertos aspectos pragmáticos y discursivos particulares.

3.3. AFASIA DE WERNICKE En 1874, el alemán Carl Wernicke fue el primero en proponer un síndrome afásico correlacionado con una lesión anatómica en el lóbulo temporal izquierdo, distinguiéndolo del síndrome frontal descrito por Broca en 1861. El síndrome de la afasia de Wernicke indica un daño en las regiones temporales posterior y superior del hemisferio dominante (el superior y el gyrus temporal medio), con extensión a la región del gyrus angular supramarginal y/o en el área de cruce del occipital temporal lateral. También indica un daño en el lóbulo temporal posterior superior en el hemisferio dominante. Muchas entidades patológicas pueden producir la afasia de Wernicke: accidentes vasculares cerebrales (embolia o trombosis) o hemorragias intercerebrales, así como traumas o tumores en el lóbulo temporal. La descripción tradicional de la afasia de Wernicke considera que el daño en la comprensión y en la expresión se debe al desorden y a la alteración del mecanismo central del lenguaje, sin considerar modalidades específicas. En años recientes se ha establecido que tanto la comprensión auditiva y visual, así como la expresión oral y escrita muestran afectaciones diferentes, por ejemplo en la expresión escrita se encuentran menos parafasias que en la expresión oral. Así, basados en las variedades anatómicas y clínicas atribuidas a la afasia de Wernicke, han sido distinguidos dos tipos: afasia de Wernicke Tipo I y afasia de Wernicke Tipo II. En la Tipo I, el paciente experimenta mayor dificultad para comprender el lenguaje 82

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hablado que el escrito. Además presenta sordera de palabra, es decir, la incapacidad para identificar sonidos significativos no verbales. También falla en discriminar los componentes significativos del lenguaje hablado. En contraste, la interpretación del lenguaje del paciente no se encuentra alterada, pero el daño en el canal sensorial auditivo hace la recepción y la comprensión del lenguaje casi imposible. Por su parte, el Tipo II se caracteriza por un mayor grado de ceguera de palabra. La expresión es fluida con un número de palabras normal o excesivo producido con una articulación y prosodia normal. La estructura gramatical es adecuada, la producción del paciente tiene menor número de palabras vacías aunque con un uso excesivo de parafasias. La comprensión es defectuosa pero fluctúa en cierto grado. La lectura es descrita como dañada en proporción al desequilibrio de la comprensión auditiva, aunque el propio Wernicke había notado que individuos con cierto nivel educativo retenían la habilidad para leer adecuadamente. Por su parte, la escritura está dañada aunque los escritos suelen estar bien formados los errores en el deletreo abundan y la falta de significado en los sustantivos, sustitución de palabras y los circunloquios, que caracterizan el lenguaje hablado de estos pacientes, también aparecen en sus producciones escritas. Además, hacen intentos por hacer combinaciones de letras legibles para aparentar palabras reales, sin embargo sólo producen neologismos. La afasia de Wernicke es mejor caracterizada por las fallas en la comprensión y en la expresión del lenguaje. A continuación describiré la forma en que han sido detallados los déficits en estos dos ámbitos dentro de la competencia del paciente con afasia de Wernicke.

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3.3.1. EXPRESIÓN La expresión verbal en la afasia de Wernicke es tan fluida como en una persona sin daño neurológico, incluso es excesiva, i.e. legorrea, a tal grado que los pacientes hablan sin parar a menos que sean interrumpidos por el doctor. Aumentan su expresión ya sea agregando sílabas al final de la palabras o palabras al final de las oraciones. Jakobson (1964) interpretó este exceso en la expresión como la manifestación de la pérdida de los límites oracionales, es decir, los pacientes no son capaces de delimitar las oraciones. Los pacientes tienen poca dificultad para producir su expresión verbal, la estructura de las frases es normal, de cinco a ocho palabras, no tienen problemas ni con la articulación ni con la prosodia y muchas de sus elocuciones tienen una estructura gramatical aceptable. En este sentido, tanto la prosodia como la estructura de las frases pueden ser normales a tal grado que un oyente extranjero puede notar sólo algunos pequeños errores. El contenido de la expresión de un afásico de Wernicke es marcado por: (i) la baja aparición de sustantivos significativos (habla vacía), (ii) pausas que cortan palabras, (iii) sustitución de palabras por palabras incorrectas (parafasias verbales), (iv) sustitución de sonidos del habla (parafasias literales), (v) la creación de nuevas palabras (neologismos), y (vi) por un paragramatismo, i.e. el uso excesivo de palabras gramaticales. En casos extremos el habla llega a ser totalmente incomprensible, a esto se le conoce como jergón afásico. La repetición es constante y varía en diferentes grados. A pesar de estar bien caracterizadas e identificadas, las anormalidades en la expresión no son las características sustantivas de la afasia de Wernicke. Más bien, la afasia de Wernicke es identificada principalmente como un desorden en la comprensión del lenguaje hablado.

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3.3.2. COMPRENSIÓN En los últimos años, la investigación se ha centrado en el mecanismo de los desequilibrios de la comprensión del lenguaje en este tipo de afasia. El propio Wernicke consideró que el gyrus temporal superior es un centro auditivo indispensable para la construcción de imágenes por medio de las palabras. La destrucción de esta área dejaría la corteza auditiva primaria y la habilidad para percibir sonidos intactas, pero daría como resultado sólo sonidos verbales sin sentido. Tallal y Newcombe (1978) encontraron que los afásicos de Wernicke tienen dañadas las habilidades para discriminar o repetir rápidamente secuencias acústicas de sonidos verbales o no verbales (percepción fonémica). Spinnler y Vignolo (1966) y Varney (1980) también encontraron déficits en el reconocimiento de sonidos simples y no verbales, tales sonidos eran evaluados según la correspondencia que tuvieran con imágenes. El nivel del fonema también ha sido descrito como deficiente. Luria (1980) consideró fundamental este deterioro para la comprensión de los afásicos de Wernicke, pues confirmó la actuación deficiente de afásicos en la discriminación de sonidos similares a fonemas. Estos déficits no tienen una relación clara con el grado de desequilibrio en la comprensión auditiva y no han sido especificados del todo en la afasia de Wernicke. Esta incapacidad para discriminar fonemas de sonidos no verbales parece involucrar factores semánticos y fonéticos, pues los afásicos de Wernicke tienen un mejor desempeño en la discriminación de palabras reales fonéticamente similares que en palabras sin sentido. Así, cuando el desorden en la comprensión del lenguaje es severo, los pacientes no comprenden absolutamente nada de lo que se les comunica, sin embargo es más frecuente que mantengan la habilidad para comprender palabras aisladas, frases y algunas oraciones.

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Muchas veces, cuando un tópico particular es cambiado, la comprensión de los pacientes cesa y tardan en comprender y restablecer el nuevo tópico. Como norma, la comprensión puede ser mantenida sólo por intervalos cortos y requiere un aparente esfuerzo del paciente. En 1978, Lesser postuló cuatro variedades en el daño de la comprensión: (i) recepción de sonido del habla, (ii) desórdenes en el conocimiento lingüístico central; (iii) incapacidad para apreciar conceptos, es decir, un trastorno en la manipulación mental del lenguaje; y (iv) desconexión de algunos procesos entre el oído y el mecanismo de respuesta apropiado. Finalmente, otros factores influyen en la comprensión de estos pacientes: la frecuencia o recurrencia de palabras dictadas, tipos gramaticales de palabras, la presencia de palabras redundantes y la integración de palabras dentro de una oración. En resumen, los afásicos de Wernicke muestran una pobre comprensión y experimentan una mayor dificultad con la estructura sintáctica y con el significado de las palabras, y es muy común que presenten problemas para la comprensión de relaciones que involucran pronombres.

3.4. DISCURSO Y AFASIA DE WERNICKE Como ya he establecido, los estudios de un nivel pragmático y discursivo dentro de la competencia comunicativa de pacientes con afasia de Wernicke son recientes. Los aspectos pragmáticos han sido someramente estudiados en comparación con otros aspectos lingüísticos. La afasia no ha sido vista como un desorden pragmático pero puede involucrar daño en la comprensión de elocuciones más largas y textos conectados; dificultades para manejar estructuras lógico-gramaticales; problemas con metáforas, inferencias y abstracciones en general. Además, afecta otros aspectos del lenguaje, tales como la 86

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selección y comprensión de palabras y estructuras, que pueden resultar en problemas pragmáticos secundarios, tales como la aparente violación de principios conversacionales y modelos convencionales de interacción (Ahlsén, 2006). De tal forma, los resultados concretos que han arrojado los estudios conjuntos de discurso y afasia de Wernicke son los siguientes. En cuanto al estudio del uso de pronombres se refiere, en un trabajo experimental del efecto del daño cerebral en la competencia pragmática, Bates et al. (1982) reportaron que los afásicos de Wernicke utilizan un alto nivel de pronombres, y los afásicos de Broca los utilizan en menor cantidad. Bates atribuyó esta conducta a una estrategia general de los afásicos de Wernicke para utilizar palabras con las que inician sus oraciones (él, esto, eso, etc.) que sirven como expresiones de referencias alternativas que dependen de una búsqueda léxica satisfactoria. En un estudio posterior, la propia Bates et al. (1983) reportaron una clara distinción entre afásicos de Broca y afásicos de Wernicke, los primeros usan principalmente artículos definidos independientemente de requisitos contextuales, mientras que en los afásicos de Wernicke la proporción de artículos definidos contra indefinidos estaba mucho más balanceada y la decisión parecía obedecer a una sensibilidad pragmática3. El discurso de pacientes con afasia de Wernicke, por otra parte, ha sido descrito como embellecido, tangencial, no informativo, irrelevante y repetitivo. Así, los afásicos de Wernicke pueden relacionar los elementos esenciales de una historia pero incluyen numerosos detalles irrelevantes (Christiansen, 1993; 1995). Los problemas, se cree, se encuentran en la dimensión estructural e interaccional del discurso, y una explicación 3 Es decir, el empleo del artículo indefinido para la introducción de elementos nuevos en el discurso, y el empleo del artículo definido para acompañar elementos de la información vieja o introducida previamente.

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común ha sido que estos pacientes tienen problemas para integrar la información nueva o hacer las inferencias apropiadas (Stemmer, 1999). En este sentido, Christiansen (1999) describe que los afásicos de Wernicke tienen dificultades para determinar qué proposiciones son cruciales para un argumento particular. Debido a esto, los pacientes de Wernicke pueden simplemente producir cualquier proposición que les venga a la mente, esencial o irrelevante, como un estrategia adaptativa. Esta estrategia asegura que sus narraciones estén o parezcan completas a costa de romper la coherencia discursiva. Tal conducta indicaría que la inclusión de proposiciones irrelevantes en el discurso de los pacientes pudiera estar ligada a una dificultad con la relevancia conceptual de palabras y proposiciones con respecto a un tópico particular. Además, resulta imposible que la intrusión de proposiciones irrelevantes en las narraciones esté limitada al discurso, en cuyo caso la incapacidad para mantener la coherencia puede resultar de una sobrecarga en el procesamiento de discurso cuando el sujeto se ve obligado a planear la extensión de su discurso (Christiansen, 1995). Los resultados de un estudio posterior de esta autora (Christiansen, 1999), confirmaron que sólo los afásicos de Wernicke tienen dificultades consistentemente para producir narraciones coherentes sin la intromisión de proposiciones irrelevantes. Esta dificultad parece afectar sólo el nivel discursivo. Sin embargo, aún no es claro si las proposiciones irrelevantes producidas por los afásicos de Wernicke representan una perturbación particular en la coherencia discursiva o si es producto de un daño semántico completo que afecta la producción del lenguaje en el nivel de palabras y oraciones, así como en el nivel de párrafos (Christiansen, 1999).

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En otra línea de investigación, Hawkins (1989) describió que la primera respuesta de los pacientes con afasia de Wernicke no es bastante cooperativa en el sentido descrito por Grice, además la máxima de cantidad parece ser violada desde que el paciente responde la siguiente pregunta con una extensión considerable. Por esto, las descripciones del habla en la afasia de Wernicke sugieren que el principio de cooperación es violado frecuentemente. Goodglass y Kaplan (1983), por su parte, describen que estos pacientes tienen una ‘presión de habla’ (speech press), de la que no son concientes. En cuanto a estudios de relevancia se refiere, los afásicos de Wernicke, opuestos a otros tipos de afásicos, parecen tener la mayor dificultad para mantener la relevancia en sus historias (Christiansen, 1995). En este estudio de Christiansen, los afásicos de Wernicke producen todas las proposiciones esenciales requeridas para sus narraciones, pero en adición producen significativamente más proposiciones irrelevantes que cualquier otro grupo de afásicos. La autora concluyó que la producción de todas las proposiciones, relevantes e irrelevantes, puede ser una estrategia utilizada para compensar una pérdida del conocimiento macroestructural. Con todo, los estudios específicos que abordan el tema de discurso y afasia son escasos, actualmente sólo tengo la referencia de cuatro trabajos en este ámbito: (i) Relevancia en la producción del lenguaje de pacientes afásicos; (ii) Coherencia, cohesión y afasia; (iii) La contribución de los marcadores discursivos para la competencia comunicativa en afasia; y (iv) Marcadores discursivos en hablantes sanos y afásicos: el caso especial de y. Resulta evidente, pues, la necesidad de hacer una descripción más detallada de tales estudios para saber hasta dónde se ha llegado en las investigaciones de discurso, pragmática

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y afasia, así como los métodos y los elementos que han sido analizados en cada uno de estos trabajos.

3.4.1. RELEVANCIA EN LA PRODUCCIÓN DEL LENGUAJE DE PACIENTES AFÁSICOS

En el trabajo de Christiansen (1999), la autora se pregunta si la inclusión de elocuciones irrelevantes puede resultar de un daño general de procesamiento que afecta la coherencia local entre oraciones consecutivas y asociaciones de palabras en el léxico o si está relacionado sólo a la estructura del discurso. Específicamente se plantean tres preguntas: (i) pueden los afásicos de Broca, Wernicke y de conducción producir narraciones concisas y coherentes, esto es, sin la inclusión de proposiciones irrelevantes, a pesar de sus dificultades en la formulación de oraciones gramaticales y para acceder a los elementos léxicos apropiados. (ii) Las dificultades en la producción de discurso coherente están asociadas con síndromes afásicos particulares. (iii) Los resultados de un daño mayor general de procesamiento también afecta la producción de unidades más pequeñas tales como palabras u oraciones. Así, el estudio se basa en la noción de relevancia propuesta por Sperber y Wilson (1986), esto es: “una herramienta clave en todos los ámbitos de la comunicación humana, incluyendo la secuencia de acciones y la comprensión verbal, así como la producción verbal”. De tal forma, para identificar los puntos principales de un fragmento de discurso dado, el oyente debe primero ser capaz de analizar el segmento y descomponerlo en una serie de proposiciones semánticas, definidas como las unidades mínimas de representación semántica (van Dijk y Kintsch, 1983).

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Para estudiar y analizar si los pacientes con afasia son capaces de identificar los puntos principales de narraciones, este estudio presenta tres pruebas del modelo Relevance/Coherence Battery (Christiansen, 1994), que fue diseñado para analizar la habilidad de los afásicos para utilizar conocimiento común en el procesamiento del lenguaje, con un marcado énfasis en la relevancia y contextualización. Esta habilidad se juzga en tres niveles: (i) acceso a marcos situacionales para la comprensión y producción de palabras; (ii) acceso a marcos y scripts para producir y juzgar la relevancia de elocuciones secuenciales o eventos; e (iii) interpretar y producir discurso narrativo coherente. Tomando en cuenta estos tres niveles, el estudio se basó en tres experimentos: (i) producción narrativa; (ii) complementación de par de oraciones, y (iii) generación de lista de palabras. a) PRODUCCIÓN NARRATIVA La propuesta de la producción narrativa es investigar la habilidad de los pacientes afásicos para producir historias coherentes, es decir, aquellas que incluyen todas las proposiciones necesarias para hacer que la historia esté completa y evitar embellecimientos innecesarios. En esta tarea, el estímulo para la producción consistió de cuatro historias de cinco marcos cada una. Los dibujos contenían una historia detallada, además de tener muchos elementos adicionales que eran apropiados para el marco situacional pero irrelevante con respecto al contenido de la historia. Todo esto con la intención de observar si el sujeto era capaz o no de distinguir qué elementos eran relevantes para la historia y cuáles no. La forma de evaluar esta tarea fue por medio de rangos, a cada tipo de proposición le corresponde una calificación: 7 es una proposición en donde el individuo era capaz de

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decir lo esencial de la historia; 4 es una proposición periférica; y 1 era una proposición completamente irrelevante o ilógica. Los resultados con respecto a los afásicos de Wernicke fueron: (i) obtuvieron calificaciones significativamente menores en relevancia que los afásicos de Broca o de conducción, (ii) todos los afásicos de Wernicke obtuvieron calificaciones por debajo de lo normal, en comparación con los otros afásicos y el grupo de control de hablantes normales. b) COMPLEMENTACIÓN DE PAR DE ORACIONES La propuesta de esta tarea era determinar si los afásicos de Wernicke pueden producir una respuesta relevante cuando estaban limitados sólo a una oración. El estímulo consistía de veinte oraciones y una oración de práctica, cada una describía un problema de la vida cotidiana. El examinador presentaba la oración al paciente oralmente y esperaba recibir una respuesta lógica y que fuera coherente (relevante) con la primera oración, por ejemplo: Examinador: Juan reprobó el examen de matemáticas, así que… Paciente:

Él estudiará más duro para el siguiente.

En esta prueba, al igual que en la anterior, a cada tipo de respuesta le corresponde una calificación: 7 es una respuesta completamente lógica y que requiere menor esfuerzo de procesamiento; 4 es una repuesta que puede ser vista como lógica, pero con un mayor esfuerzo de procesamiento para vincular el estímulo con la repuesta; y 1 es una respuesta ilógica dentro del contexto de la oración estímulo. Los resultados mostraron que los pacientes tuvieron varias dificultades para producir respuestas consistentes con el estímulo. Los afásicos de Wernicke tuvieron las calificaciones más bajas en comparación con los de Broca y de conducción, probablemente ligado a su criterio de selección. Sólo la mitad de los afásicos de Wernicke recuperaban la información suficiente para alcanzar un poco más del 70% en las calificaciones. Una vez

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más, los afásicos de Wernicke produjeron las respuestas más irrelevantes, probablemente porque tienen dificultades particulares para juzgar la coherencia entre dos oraciones y a que su dificultad para mantener la relevancia no está limitada al discurso conectado. c) GENERACIÓN DE LISTA DE PALABRAS. Debido a que en esta tarea el paciente sólo tenía que producir palabras simples, el fin principal era estudiar la habilidad del paciente para mantener el tópico relevante. El sujeto tenía que evocar una imagen mental de una escena o situación particular, dada por el examinador por medio de una lista de elementos léxicos, eventos o cualidades usualmente asociadas con tales escenarios. Así, el estímulo era dado por el examinador quien presentaba al paciente una palabra o frase que describía un script común o marco, i.e. bodas, hospitales o gasolineras. Entonces, se le solicitaba al paciente decir todas las palabras que pudiera asociar con ese script particular. Las respuestas podían ser sustantivos, verbos, adjetivos o adverbios. También se calificó esta tarea por medio de rangos, un 7 significa que el elemento era un componente crucial de ese escenario (doctor y enfermera para el escenario hospital). Un 4 indica que la palabra era comúnmente encontrada dentro del escenario pero innecesario o periférico (silla, cafetería y tienda de regalos para el escenario hospital). Finalmente, 1 indica un elemento que era completamente irrelevante o ilógico dentro del escenario dado (llantas para el escenario hospital). Los resultados de los pacientes en la generación de lista de palabras estuvieron dentro de los límites normales y las dificultades individuales no estaban relacionadas a ningún tipo particular de afasia. Esta prueba parece indicar que los pacientes con afasia conservan la habilidad para construir marcos situacionales. Producen palabras dentro de un

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rango normal de relevancia, los afásicos produjeron sólo la mitad de las palabras por tópico que los hablantes normales. Los resultados generales de este estudio apuntaron que: (i) la dificultad de los afásicos de Wernicke para mantener la coherencia parece estar limitada al discurso. (ii) La severidad de la afasia afecta la producción de coherencia. (iii) Es posible que los afásicos sean capaces de generar una respuesta relevante en el nivel prelingüístico pero no pueden formularla lingüísticamente, así que intentan generar una respuesta relacionada para la cual ellos pueden formular una estructura superficial. En resumen, sólo los afásicos de Wernicke tienen dificultades consistentemente para producir narraciones coherentes sin introducir proposiciones irrelevantes. Esta dificultad parece afectar la producción sólo en el nivel discursivo, sin embargo, puede haber una interacción con la severidad de la afasia. Como podemos observar, este estudio comprueba la incapacidad de los afásicos de Wernicke para mantener la coherencia en sus narraciones debido a la inclusión de proposiciones irrelevantes. Sin embargo, son pocos los resultados novedosos de este estudio. Además, las pruebas que se utilizan para evaluar lo relevante de las participaciones de los afásicos tienen un grado de interpretación, y los análisis que se desarrollaron en todo este trabajo no fueron realizados en el discurso en sí, es decir, no se estudiaron aspectos lingüísticos específicos del discurso de los afásicos.

3.4.2. COHERENCIA, COHESIÓN Y AFASIA En este trabajo, Pietrosemoli (1996) aborda el estudio conjunto de estos tres conceptos con la finalidad de identificar cuáles son las manifestaciones físicas de la coherencia y qué papel juegan los elementos cohesivos dentro del discurso. Además, propone que el: 94

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“análisis del discurso del individuo afásico puede proporcionar información interesante sobre cuáles son los mecanismos con los que contamos en la interrelación discursiva [entre coherencia y cohesión] para producir en nuestros interlocutores esa sensación de que formamos parte del mismo mundo, un mundo coherente” (Pietrosemoli, 1996: 1). Su estudio comienza con la distinción entre coherencia y cohesión. La autora retoma las definiciones de coherencia de Charolles (1983), van Dijk y Kintcsh (1990) y Patry y Nespoulous (1990), esto es: “un principio general que gobierna la interpretación de las acciones humanas”. La coherencia, según estos autores, no está especialmente centrada en el lenguaje sino en el análisis de cadenas de hechos y de eventos, cualquiera que sea el medio por el cual se expresen (Pietrosemoli, 1996: 2). Por otra parte, en cuanto a cohesión se refiere, retoma la definición de Halliday y Hasan (1976): “una propiedad semántica del discurso referida a las relaciones de sentido que existen dentro de un texto. La cohesión, según estos autores, pertenece a la estructura misma de la lengua, no es un elemento externo a la misma. Es así como la selección de un determinado elemento discursivo adquirirá cohesión en relación con otros elementos del discurso”. Por tal motivo, juzga que las relaciones que se establecen entre los elementos lingüísticos dentro del discurso, tales como la elipsis, la anáfora, la catáfora, la deixis, etc., tienen que ver con la cohesión más que la coherencia. Así, “la primera [cohesión] tiene que ver con relaciones semánticas del nivel de la palabra, y la segunda [coherencia] con procesos discursivos de más alto nivel (higher-discourse processes) no siempre realizados en material lingüístico” (Pietrosemoli, 1996: 2).

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

Por último, considera que la coherencia no es producto de la cohesión y que la cohesión no es una condición necesaria para hablar de coherencia. Además, acepta que: “en la medida en que un texto presente más elementos cohesivos, tendrá más coherencia” (Pietrosemoli, 1996: 2). En su trabajo explora la conversación de un paciente con afasia de Broca y la conversación de un paciente con afasia de Wernicke. Mientras que la primera conversación carece de cualquier elemento cohesivo y es muy corta, la segunda representa demasiada dificultad para que el oyente pueda mantenerla y entenderla cabalmente, a pesar de mostrar elementos cohesivos superficiales. De esta manera, las conclusiones a las que llega son: (i) las afasias de Broca y Wernicke proporcionan dos casos en los que claramente se establece que coherencia y cohesión no son ni equivalentes ni interdependientes. (ii) Los múltiples síndromes de afasia, descritos desde un punto de vista del morfema y la oración, podrían reducirse a dos si se propone un punto de vista discursivo hasta hace poco ignorado en afasiología. (iii) El estudio de esquemas tales como solicitud de aclaratorias constituye un buen punto de partida o una buena medida para evaluar la coherencia en tanto ésta es construida conjuntamente por los interlocutores. En este caso, los pacientes con daños cerebrales posteriores (afasia de Wernicke y afines) producirán un efecto diferente en los oyentes – respecto a la coherencia– al que producen los pacientes con daños anteriores (afasia de Broca y afines). A través de un estudio de la coherencia y la cohesión, en ambos tipos de afasia, observamos que los datos lingüísticos apoyan los hallazgos neurológicos según los cuales los daños en áreas posteriores cerebrales podrían estar asociados al deterioro mental, factor

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ANTECEDENTES

coadyuvante del daño lingüístico para producir el efecto de "incoherencia" típico de algunos pacientes clasificados como afásicos de Wernicke (Pietrosemoli, 1996). A pesar de abordar directamente el tema de coherencia, desde una perspectiva lingüística, este estudio la reduce al “análisis de cadenas de hechos y de eventos”, sin importar demasiado el medio por el cual se expresen. Por otra parte, no queda claro cuáles son, en qué consisten o cómo funcionan los elementos cohesivos del discurso (sólo cita dos: elipsis y anáfora); tampoco establece cómo podemos identificarlos ni da un esquema sobre el cual nos podamos apoyar para caracterizar y evaluar tales elementos dentro del discurso de los pacientes con afasia de Wernicke. Y, aunque menciona la utilidad de estudiar los marcadores discursivos, tampoco queda claro de qué forma podemos apoyarnos en ellos para evaluar la coherencia del discurso afásico, pues da la impresión que sólo los considera intentos conscientes del hablante para comunicarse de mejor manera.

3.4.3. LA CONTRIBUCIÓN DE LOS MARCADORES DISCURSIVOS EN LA COMPETENCIA COMUNICATIVA EN AFASIA

En este trabajo, Simmons-Mackie y Damico (1996) realizan un estudio etnográfico con dos pacientes afásicos por medio del cual establecen la contribución de los marcadores discursivos, utilizados como estrategias compensatorias que promueven la conversación de estos dos sujetos. En pocas palabras, este trabajo discute el rol de los marcadores discursivos entre hablantes no afásicos, presenta ejemplos de marcadores discursivos empleados por hablantes afásicos y discute sus implicaciones en la competencia comunicativa en la afasia.

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

En primer lugar, los autores definen los marcadores discursivos como: “expresiones usadas para organizar la interacción conversacional” (Simmons-Mackie y Damico, 1996). Citan algunas de las funciones que desempeñan estos dispositivos dentro del discurso, y explican que pueden ser lingüísticos, suprasegmentales o no verbales (gestos). Consideran, también, que es posible que los afásicos adopten conductas convencionales o no convencionales que sirvan como una estrategia compensatoria en el discurso. Por estrategia compensatoria los autores entienden: “una conducta comunicativa nueva o ampliada que es utilizada para superar una barrera comunicativa y representa un esfuerzo para alcanzar las metas comunicativas” (Simmons-Mackie y Damico, 1996). Tales estrategias pueden tener una o más de las siguientes características: (i) la cantidad o frecuencia de ocurrencia de la conducta excede el uso normal, (ii) la calidad de la conducta es tal que es utilizada de manera exagerada si se compara con el uso normal, (iii) la conducta es nueva, es decir, no había sido utilizada en el sistema interactivo de comunicación normal, y (iv) la conducta es utilizada como una propuesta diferente a la esperada. De esta forma, los marcadores discursivos son considerados como estrategias comunicativas compensatorias que utilizan los hablantes, afásicos o no, para manejar y organizar la conversación. Y los autores los dividen de la siguiente forma: (i) marcadores de alerta o iniciación, (ii) marcadores de reorientación o terminación, (iii) marcadores de los roles de participantes, (iv) marcadores de cortesía (politeness markers), y (v) marcadores de nivel de verdad. Los marcadores de alerta o iniciación dirigen la atención y alertan al oyente a esperar información, lógicamente estos marcadores se encuentran localizados en los inicios de las oraciones. Los marcadores de reorientación o terminación delimitan las 98

ANTECEDENTES

proposiciones en el discurso interactivo. Estos marcadores se encuentran generalmente localizados al final de las oraciones. Al señalar cruces o cambios en la orientación, este tipo de marcadores ayudan al oyente a reconocer unidades de información durante el despliegue de la conversación. Los marcadores de los roles de participantes son utilizados para delinear aspectos de los roles hablante-oyente e identificar las asignaciones de los turnos de los hablantes. Los marcadores de cortesía son aquellos que utilizan los hablantes para comprometerse en la actividad cooperativa que implica el habla. Los sujetos con afasia los utilizaron para informar a sus interlocutores de su buena disposición para escuchar e interactuar. Finalmente, los marcadores de nivel de verdad indican el nivel de certidumbre que tiene un hablante con respecto a lo que está diciendo, generalmente va en un contorno entonacional aparte, por ejemplo: Es la maleta de Juan, creo. Las conclusiones de este trabajo son: (i) los hablantes afásicos estudiados demostraron conductas discursivas sistemáticas y decididas que corresponden a la definición funcional de marcadores discursivos. (ii) El objetivo primario de su uso es promover el flujo y organización de la comunicación social, más que actuar como roles semánticos o sintácticos específicos. (iii) Es posible que los demás hablantes afásicos empleen los marcadores discursivos como estrategias compensatorias para promover la interacción conversacional. Así, los marcadores discursivos se muestran como un aspecto importante de la competencia comunicativa en la afasia (Simmons-Mackie y Damico, 1996). A pesar de estos resultados y debido a que se debe a un estudio etnográfico, los resultados obtenidos no provienen de datos puramente lingüísticos, sino que se consideran,

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

además, gestos y algunos neologismos o palabras repetidas como marcadores discursivos, por tal motivo el análisis de estos datos es puramente interpretativo y se aleja de ser un trabajo formal en el sentido de caracterizar sólo los aspectos codificados por el lenguaje. Para poner un ejemplo, los autores consideran como marcador discursivo de apertura el hecho de que una paciente levanta uno de sus dedos cada vez que empieza a hablar o, en otro caso, consideran como marcador discursivo de terminación el hecho de que la paciente junte sus manos. Así pues, la falta de claridad en cuanto a qué puede contar como un marcador discursivo les permite considerar cualquier neologismo o gesto como una estrategia compensatoria comunicativa. Y en tal amplitud, probablemente todo tenga cabida.

3.4.4. MARCADORES DISCURSIVOS EN HABLANTES SANOS Y AFÁSICOS: EL CASO ESPECIAL DE Y

En este estudio Pietrosemoli y sus colaboradores realizan un estudio comparativo y estadístico sobre el uso de marcadores discursos entre hablantes sanos y afásicos, que se limita al español de Venezuela. El propósito principal es observar la conservación del marcador y en pacientes con afasia y que, estadísticamente, coincide con el uso que hacen de él hablantes sanos. Uno de los principales problemas a los que se enfrentan es a la poca literatura, de corte neurolingüístico, que existe y a la carencia de estudios previos en cuanto al uso de estas partículas en el español de Venezuela. Así, resulta evidente que el tema de los marcadores discursivos es nuevo, al menos en los estudios de afasia y discurso. No obstante, queda claro que el propósito principal de este estudio es “proporcionar una primera aproximación al estudio de los marcadores en el discurso conversacional

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ANTECEDENTES

afásico”, (Pietrosemoli et al. 2005). La pregunta que tratan de resolver es: cómo se ve afectada esta norma cuando hay presencia de perturbaciones lingüísticas como en la afasia. Coinciden con Schiffrin (1987) al considerar que los marcadores discursivos son elementos secuencialmente dependientes que enmarcan las unidades de habla, que incluyen oraciones, proposiciones y actos de habla propiamente dichos y unidades tonales. Además, el enmarque de los marcadores puede ser anafórico o catafórico, dependiendo de si la unidad enmarcada es anterior o posterior al marcador. Ahora bien, una vez definidos los marcadores discursivos, estos autores mencionan que su estudio con relación a la afasia es un interés nuevo dentro de la neurolingüística. Así, uno de los primeros autores que estudiaron estas partículas en el habla afásica fueron Lesser y Milroy (1993), quienes describieron que su uso prevalece dentro de la conversación afásica, debido a su diversidad de función interaccional, a su limitada sustancia lingüística y a la falta de contenido semántico. De tal forma, y basados en estos resultados, se sugiere que la alta frecuencia de los marcadores discursivos en el habla afásica se debe a que cumplen con una gran cantidad de funciones y permiten al hablante con problemas, una máxima participación en la interacción conversacional con un mínimo de esfuerzo tanto articulatorio como mnemónico. Por lo anterior, la justificación de este estudio viene dado a partir de que, según estos autores, tradicionalmente se sostiene que las habilidades discursivas en pacientes afásicos permanecen en buen estado, a diferencia de las habilidades sintácticas, semánticas y fonológicas. Sin embargo, no hay datos numéricos ni estudios cuantitativos que respalden estas aseveraciones.

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

Para realizar el estudio comparativo, los investigadores tomaron muestras del Corpus Sociolingüístico de Mérida, para los hablantes sanos, y para los pacientes con afasia muestras del Corpus para el Estudio de la Afasia, del Hospital Universitario de la ULA. Un total de 20 hablantes sanos conformaron el grupo de control, también se emplearon 25 hablantes afásicos con daño cerebral izquierdo y 10 con daño en el hemisferio derecho. En el análisis de los datos, los hablantes sanos utilizaron principalmente 9 marcadores: y, ¿no?, o sea, pues, bueno, pero, ¿ve?, ah, ver o verdad; por lo que fueron estos mismo marcadores los que se analizaron en las conversaciones de los afásicos. Los resultados que obtuvieron de esta comparación fueron: (i) los hablantes normales utilizaban en mayor número los marcadores discursivos, seguidos de los hablantes con daño cerebral en el hemisferio derecho, y en último lugar se encontraron los pacientes con daño cerebral en el hemisferio izquierdo, nada sorprendente sin consideramos los déficits comunicativos que cada tipo de daño presenta. Otro resultado fue percatarse que, en un sentido proporcional, no existen variaciones significativas en el uso de marcadores discursivos en los tres grupos estudiados, y esta diferencia sólo se da en el nivel discursivo, pues en los demás niveles del lenguaje hay diferencias muy marcadas. Otra semejanza que encontraron estos autores fue que, en los tres grupos, el marcador utilizado con mayor frecuencia era y. En este sentido, el estudio estadístico mostró que el marcador y es utilizado más del doble de veces que el marcador más cercano, en los tres distintos grupos. Debido a este resultado, los autores retoman la consideración de Schiffrin (1987) en cuanto a que y es la forma de conexión más frecuente en el nivel de la estructura ideacional.

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ANTECEDENTES

Los autores citan dos ejemplos, uno de un hablante sano y otro de un afásico, donde muestran que el uso de y es análogo en ambos casos, es decir, lo utilizan para “construir la estructura de las ideas” (Pietrosemoli et al., 2005); y ponderan el hecho de que, a pesar de observar problemas en otras áreas del lenguaje, el uso de este marcador se conserve. Finalmente, las conclusiones que arrojó este estudio fueron: (i) en hablantes sanos, en hablantes con daño cerebral en el hemisferio izquierdo y en hablantes con daño cerebral en el hemisferio derecho, el uso de marcadores discursivos se conserva proporcionalmente. (ii) El marcador con mayor frecuencia en el discurso de estos tres grupos fue y. (iii) El uso del marcador fue correcto, al menos así lo consideran los autores de acuerdo al ejemplo que propusieron. “En general, este estudio inicial señala que la presencia de los MDs en la construcción de la cohesión y la coherencia en la conversación es importante, de tal manera que conservan su función aún en las condiciones en que hay deterioro lingüístico en otros niveles”, (Pietrosemoli et al. 2005). No obstante los resultados, este trabajo se limita sólo a un estudio comparativo y estadístico entre hablantes sanos y afásicos. Además, la caracterización de los marcadores discursivos es muy general, no queda claro cómo pueden ser identificados o qué puede contar como marcador. Otra carencia es que a pesar de decirnos que contribuyen a la cohesión y a la coherencia discursiva, no explican cómo lo hacen. Por último, cabe aclarar que y no sólo puede funcionar como marcador discursivo, basta recordar que, dentro de la tradición filosófica, es considerado un operador lógico, lo que complica su descripción dentro de los análisis del discurso.

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

Aun con estas carencias, este trabajo es uno de los primeros que abordan el estudio conjunto de marcadores discursivos y afasia. Sin embargo, resulta menester un estudio lingüístico serio que analice, más que describir estadísticamente, los marcadores discursivos y que venga acompañado con una descripción más detallada de lo que es un marcador y la forma en que trabajan. Todo esto con la finalidad de dar mayor claridad a los trabajos neurolingüísticos que estudien problemas concretos del discurso en la afasia.

3.5. DISCUSIÓN Como hemos visto, el estudio y análisis de ciertos aspectos pragmáticos y discursivos dentro de la producción de pacientes con afasia es reciente. Por tal motivo existen aún cuestiones por atender. Si consideramos los estudios arriba descritos, nos daremos cuenta de que no hay un consenso ni claridad conceptual en cuanto a los elementos que se utilizan para los análisis, i.e. coherencia, pragmática, discurso, cohesión, etc. Además, notamos que los estudios que abordan discurso y afasia echan mano de la interpretación y que no siempre los métodos que utilizan pueden evaluar eficientemente los aspectos del discurso que estudian. Por otra parte, a pesar de la existencia de una investigación sistemática que aborda el estudio conjunto de afasia, pragmática y discurso, desde un punto de vista neurolingüístico, aún queda trabajo por hacer. No se ha establecido si los conceptos pragmáticos pueden ser manejados dentro de una propuesta de análisis de discurso afásico, o la manera en que pueden ser aplicados de una forma mucho más fructífera. Actualmente, no existe un método que permita a los médicos distinguir contribuciones pragmáticas relevantes o irrelevantes, apropiadas o inapropiadas de hablantes afásicos y, aunque se ha estudiado la relación entre la conducta observada de los 104

ANTECEDENTES

pacientes y los mecanismos de procesamiento, tampoco se cuenta con un modelo teórico del procesamiento pragmático, ni estudios empíricos de la manera normal en la que los pacientes afásicos, dentro de una conversación espontánea, alternan referencias definidas o usan expresiones deícticas para referir a ‘algo’ en el mundo y compensar, así, sus deficiencias léxicas. En contraste, tales modelos sí están disponibles para otros aspectos del lenguaje tales como sintácticos, morfológicos y fonéticos. Así pues, sólo algunos elementos pragmáticos han sido investigados en el discurso afásico, aun cuando parecen ser críticos en el desarrollo de los trastornos del lenguaje. Por su parte, el discurso conversacional tampoco ha sido estudiado en neurolingüística. La carencia de un marco conversacional per se, así como la ausencia de un modelo teórico detallado ha limitado los estudios neurolingüísticos a sólo unos cuantos aspectos concretos de la conversación. Ya que la inclusión de aspectos del nivel discursivo dentro de la neurolingüística es relativamente reciente, resulta evidente que la incorporación de una perspectiva discursiva en esta área se encuentra todavía en construcción. La comprensión de los deterioros en el nivel discursivo es de los capítulos más recientes dentro del estudio de la neurolingüística, por ende no existe una propuesta ni un modelo para evaluar la habilidad del hablante afásico para encontrar las referencias relevantes tanto del contexto general como del contexto inmediato para comprender o producir habla conectada. Otro problema al que me enfrento, reitero, es al poco consenso que existe acerca de qué es pragmática y qué es discurso. Esto se debe a que ambos conceptos, como pudimos constatar, están citados de manera confusa y asistemática en los textos que tratan con el estudio de la afasia. Así pues, parte de este trabajo consiste en ofrecer una propuesta

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

metodológica sobre qué es pragmática y qué es discurso, que no tiene pretensiones teóricas, sino, más bien, están orientadas al fin práctico de la caracterización y evaluación de estos aspectos en el lenguaje de pacientes afásicos. Con base en esta observación, resulta evidente que las definiciones de pragmática, discurso y coherencia que aquí se presentan están más apegadas a las exigencias lingüísticas, esto sin el afán de excluir elementos que se consideren fútiles, más bien obedece a que mi propuesta de modelo es restringida, es decir, no se abordarán ni todos los elementos pragmáticos ni todos los elementos discursivos, sólo algunos que sean lingüísticamente formalizables. Ahora bien, si atendemos a las carencias arriba enumeradas y tomamos en cuenta que los trabajos previos se han limitado al estudio de la relación existente entre pragmática, discurso y afasia, resulta congruente una investigación que proponga un modelo o método de análisis que ayude a la descripción de aspectos pragmáticos y discursivos en el habla de pacientes afásicos, pues se muestra como un avance en las investigaciones de este tipo. Las investigaciones futuras dentro del estudio de discurso y afasia demandan estar basadas en teorías de procesamiento bien definidas. Lo que actualmente se intenta estudiar es el discurso de personas con daño cerebral dentro de un marco teórico que vea la conducta humana como una interacción constante entre el organismo y el ambiente. Así, tales investigaciones pueden contribuir a: (i) una mejor comprensión acerca de cómo trabaja la mente, y (ii) a revelar y ayudar a preservar mecanismos dañados de procesamiento para ayudarnos a avanzar en la búsqueda de patrones de normalidad (Stemmer, 1999). En este mismo sentido, se necesitan clarificar los principios pragmáticos que utilizan los hablantes afásicos para dar sentido a elocuciones consecutivas que 106

ANTECEDENTES

aparentemente no están semánticamente relacionadas, pues los patólogos del lenguaje han apelado a alguna noción de coherencia cuando se refieren a la adecuación de la conducta conversacional de los hablantes afásicos. Es importante examinar los principios pragmáticos que pueden fundamentar los juicios de tal adecuación. Por otra parte, los médicos requieren de un marco que les permita caracterizar la conducta interaccional de los pacientes afásicos en una conversación. Paralelamente, necesitan dar cuenta de toda la información fiable que se encuentre en las dimensiones pragmáticas y discursivas del lenguaje usado por los hablantes afásicos. De la misma forma, dentro de la neurolingüística y estudios de afasia, el discurso ha sido objeto de medidas formales, como las léxicas o morfosintácticas, pero este análisis superficial sólo corresponde a una aproximación parcial de lo que consideran discurso, que desde mi enfoque no lo es. Con base en lo que he mencionado, el objetivo de este trabajo de investigación es proponer un modelo de análisis que evalúe algunos aspectos pragmáticos y discursivos en la competencia comunicativa de personas con afasia. Un objetivo previo, como ya mencioné, es clarificar las definiciones de pragmática, discurso y coherencia, principalmente, pues representan las bases sobre las que mi trabajo se erigirá y justificarán mis conclusiones. Posteriormente, el análisis estará restringido sólo a algunos aspectos pragmáticos y discursivos que puedan ser gramaticalmente formalizables, dejando de lado las interpretaciones. Así, a diferencia de algunos trabajos, trataré de alejarme de las interpretaciones para estudiar sólo los aspectos lingüísticamente descriptibles del discurso de los pacientes con afasia.

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

Estos objetivos resultan viables y congruentes en vista de que las investigaciones que se han estado desarrollando en este campo revelan que un análisis de este tipo no sólo es probable sino, además, requerido.

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Utilizan menos el artículo indefinido para marcar información nueva. - Utilizan artículos definidos sin importar que acompañen información nueva o vieja. - Experimentan problemas para juzgar la cantidad de información compartida.

Telegráfico. No anclado (carencia de inflexiones). Tienen problemas para comprender el punto principal de las historias. - Restringen su producción a los

Discurso -

-

Conservan mejor la habilidad para utilizar deícticos que los afásicos de Wernicke. - Es preferida al uso de frases nominales completas. - Su uso es menor dentro de las conversaciones. - Presentan problemas para anclarlos a referentes. -

AFASIA DE BROCA

Artículo definido vs artículo indefinido

Pronombres

Deixis

ELEMENTO ESTUDIADO

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

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Presentan más problemas para utilizar los deícticos, principalmente para referir o señalar algo en el mundo. Es preferida al uso de frases nominales completas. Utilizan un mayor número de pronombres debido a la carencia de sustantivos. Presentan problemas para relacionarlos a sustantivos, pues regularmente no tienen referencias claras. Utilizan el conocimiento general del mundo para compensar las carencias de referencias. Utilizan menos el artículo indefinido para marcar información nueva. Conservan, en mejor grado, la sensibilidad pragmática para utilizar artículos definidos (marcar información vieja) o artículos indefinidos (marcar información nueva). Suelen experimentar problemas para juzgar la cantidad de información compartida. Embellecido, tangencial, no informativo, irrelevante y repetitivo. Tienen problemas para integrar información nueva. Es organizado de manera confusa y la

AFASIA DE WERNICKE

ANTECEDENTES

Coherencia

Está mejor preservada. En comparación con los afásicos de Wernicke, son más coherentes. El principio de cooperación es observado más que en los de Wernicke. La máxima de cantidad está mejor preservada. Experimentan dificultades para interpretar significados connotativos, metafóricos y bromas. Presentan menos dificultad para mantener la relevancia en sus producciones. Son más relevantes.

elementos más esenciales que desean comunicar. - Intentan comunicar la información más central en el menor tiempo posible (Notsprache o habla de emergencia). - Omiten proposiciones claves e incluyen otras periféricas. Las oraciones son muy cortas. Es pobre en contenido informativo. -

-

-

-

-

-

-

ASPECTOS PRAGMÁTICOS Y DISCURSIVOS

fluidez es obstaculizada con detalles irrelevantes y digresiones. Reportan comentarios de otras personas a través de citas directas y, así, evitan el complejo cambio de referentes. Algunas frases adverbiales temporales están relativamente bien preservadas. Las oraciones son largas, aunque sintácticamente pobres. Es pobre en contenido informativo. Está menos conservada. Incluyen numerosas proposiciones irrelevantes en sus narraciones. Producen cualquier proposición que les viene a la mente como una estrategia adaptativa que asegura que sus narraciones parezcan completas a costa de romper la coherencia discursiva. Incoherente. No respetan el principio de cooperación. La máxima de cantidad es violada constantemente. Tienen problemas para vincular información contextual y social. Presentan mayor dificultad para mantener la relevancia en sus conversaciones. Son menos relevantes.

Tabla 1. Sumario de los principales resultados de los estudios de afasia, pragmática y discurso en neurolingüística. Los resultados contrastan entre afásicos de Broca y afásicos de Wernicke.

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Pragmatics and discourse phenomena (relevant objects of study)

Whole utterances – cooperation

Whole utterances / contributions in context

Whole utterances / contributions, especially sentences

Inferences, presupposition, syllogism, “logic-grammatical structures”.

Conversational principles and maxims plus ethics; relevance, manner, quality, quantity; co-construction of meaning.

Speech acts: communicative acts / actions, language games

Sentence semantics –logic, e.g. situation semantics

ANTECEDENTES

Inferences, sequences of utterances – monological

Study objects – labels

Inferences, “conventions of use” Cognitive semantics

-Conversational principles. Metaphors, etc. Deixis-anaphora Image schemas, etc. Mental spaces Contextualization – decontextualization Flexibility and adaptation Holistic patterns

Types of phenomena

Interactional phenomena

Theory of mind. Interactive communication management -Sequences, adjacency pairs, preference, organization, etc. -Turn-taking -Feedback Own communication management -Choice and change operations Alignment in communication

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Types of phenomena

ASPECTOS PRAGMÁTICOS Y DISCURSIVOS

Gesture, body communication. Alignment of body communication and actions.

Study objects – labels

Pragmatics and discourse phenomena (relevant objects of study)

Gestures, actions (body communication) in interaction and their relation to meaning

Tabla 2. Principales fenómenos pragmáticos y discursivos estudiados en neurolingüística4 (Ahlsén, 2006: 100).

4 Los aspectos de la tabla, sostiene la autora, han sido estudiados dentro de la neurolingüística para dar cuenta de la habilidad comunicativa de una persona, especialmente en situaciones cotidianas de diferentes tipos, es decir, en situaciones comunicativas cotidianas.

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PROPUESTA TEÓRICO-METODOLÓGICA

4. PROPUESTA TEÓRICO-METODOLÓGICA 4.1. PRAGMÁTICA Retomo la definición de pragmática: (1)

La pragmática se encarga de estudiar las relaciones entre el contexto discursivo y los recursos estructurales del lenguaje que han sido gramaticalizadas, y que representan la competencia pragmática de los hablantes, i.e. la pragmalingüística, en términos de Crystal.

Debido a esto, en mi propuesta teórico-metodológica no entrarán consideraciones pragmáticas del tipo que proponen las teorías pragmáticas descritas en 2.1.4., y sólo tomaré en cuenta fenómenos pragmáticos que corresponden únicamente al contexto discursivo, según se define en (1). Así pues, en el siguiente apartado presentaré mi propuesta teórico-metodológica para el análisis de la competencia comunicativa de los pacientes con afasia de Wernicke. Retomaré algunos conceptos para extenderme en su explicación y sintetizar su definición, además de explicar los dispositivos gramaticales y léxicos sobre los que voy a basar mi análisis.

4.2. DISCURSO Como ya hemos visto: (2)

Gracias a su carácter multiproposicional, el discurso es el conjunto de oraciones/elocuciones/proposiciones que tiene como principal característica la coherencia lingüística que guardan entre sí, es decir, la continuidad de referentes, tiempo y temas, principalmente. Además, gracias a estas continuidades, puede ser sometido a un análisis para establecer las dependencias y relaciones lingüísticas entre oraciones/elocuciones/proposiciones.

Partiendo de esta base, y una vez definido como multiproposicional, en esta sección describo de qué forma las proposiciones se van anexando unas a otras, es decir, la manera

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PROPUESTA TEÓRICO-METODOLÓGICA

en que son almacenadas en las mentes de los interlocutores y la forma en la que la gramática y el léxico intervienen para llevar a cabo esta unión de forma coherente. Empezaré diciendo que el discurso es producido por medio de la interacción entre dos perspectivas, la del hablante y la del oyente, la interacción ocurre en la mente de ambos. Cada uno intenta, desde su perspectiva, construir un modelo de la perspectiva del otro. Así, diversos dispositivos gramaticales y léxicos ayudan a los interlocutores a almacenar y acomodar la información, ya sea compartida o nueva. Como explica Givón (1984), el discurso puede compararse con una base de datos: cuando dos proposiciones son parte del mismo discurso mantienen algún tipo de relación en cuanto a coherencia temática se refiere. De tal forma, la relación de coherencia temática, entre dos proposiciones dentro del mismo discurso, debe estar en algún punto intermedio de los límites extremos de la coherencia: (i)

Límite superior: la tautología es una relación de redundancia de información, donde el texto ya contiene la proposición y al agregar la otra no aporta información nueva alguna. Juan compró un libro y Juan compró un libro.

(ii)

Límite inferior: la contradicción es una relación de incompatibilidad de información, donde ambas oraciones parecen tener una coherencia máxima (por la recurrencia de elementos), excepto por uno crucial: el valor de verdad, que hace que las dos cláusulas sean lógicamente incompatibles como miembros del mismo texto. Juan compró un libro, Juan no compró un libro1.

Por lo anterior, los textos más coherentes están en un punto medio entre la redundancia total y la contradicción (incoherencia). Así pues, el discurso es un híbrido, donde cada 1 Ambos límites coinciden con dos de las condiciones en las cuales la información que se aporta es irrelevante, según vimos en 2.1.4.3.

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PROPUESTA TEÓRICO-METODOLÓGICA

proposición agrega algo de información que no es completamente tautológica (redundante) ni totalmente nueva, es decir, hace referencia al conocimiento previo, evitando la contradicción. En otras palabras, cada oración/proposición contiene, al menos, algo de información vieja, que asegura la vinculación coherente dentro del discurso. De la misma forma, cada oración/proposición contiene, al menos, un elemento de información nueva para evitar la redundancia total. Estas dos condiciones pueden ser resumidas como (Givón, 1990: 898): (3)

Constraints on rate of new information flow: “(a) A clause in connected discourse tends to contain at least one chunk2 of new information; (b) A clause in connected discourse tends to contain only one chunk of new information”. Constraints on rate of old information flow: (a) A clause in connected discourse tends to contain at least one chunk of old information; (b) A clause in connected discourse tends to contain more than one chunk of old information”.

Esta dicotomía entre información vieja e información nueva es una consecuencia de los requisitos de coherencia para el discurso multiproposicional. En resumen, hemos visto los límites extremos de la coherencia (la tautología y la contradicción), por lo que el discurso es un híbrido compuesto por oraciones/proposiciones que contienen información vieja e información nueva. Esta dicotomía es consecuencia de la coherencia y permite realizar una clara distinción entre background y foreground, así como describir sus características y contribución al encadenamiento de las proposiciones para formar un discurso coherente.

2 Chunk, aclara Givón, corresponde a la palabra léxica (lexical word) que, comúnmente, codifica el sujeto o el objeto dentro de una oración.

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PROPUESTA TEÓRICO-METODOLÓGICA

4.2.1. BACKGROUND, CONTEXTO, INFORMACIÓN VIEJA O COMPARTIDA3 Existen dos fuentes donde se debe buscar la coherencia discursiva: (i) el background o la información compartida entre los interlocutores, y (ii) el foreground o la información nueva. La información compartida es una especie de almacén donde se van archivando referentes, acciones, lugares y tiempos que conforman el discurso en cuestión. Debido a que es información vieja (compartida) es de carácter anafórico, es decir, dentro del background encontramos los elementos importantes (recurrentes) que se presentan constantemente a lo largo del discurso, de tal suerte que estos elementos recurrentes fungirán como base o anclaje para los elementos de información nueva que se vayan presentando a lo largo del procesamiento del discurso. En este punto cabe recordar la propuesta de Givón (1995), la idea es que los dispositivos gramaticales y léxicos, que hablante y oyente utilizan, determinan las operaciones mentales que deben realizarse para llevar a cabo una representación mental coherente del texto. La mayoría de elementos gramaticales y léxicos que nos auxilian al rastreo de coherencia se encuentran dentro de la información compartida, por tal motivo existe una mayor accesibilidad a estos elementos dentro del background, y mientras mayor accesibilidad haya mayor será la coherencia y menor el esfuerzo de procesamiento. Así pues, la noción de información compartida es crucial pues sin ella no se podría construir un discurso, dado que sería imposible agregar nuevas proposiciones ya que no habría donde anclarlas. Puesto de otra forma, el contexto discursivo o background es

3

Para Givón (2005), el contexto no es una entidad objetiva sino, más bien, un constructo mental, la base relevante construida vis à vis con otros tókens de experiencia, que alcanza representaciones mentales estables. Es por esto que ni la cooperación social ni la comunicación interpersonal pueden avanzar significativa y eficientemente, al menos que los interlocutores tengan una categoría mental genérica compartida. Es decir, el mismo mapa conceptual o, al menos, una parte relevante deber ser común para los interlocutores.

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PROPUESTA TEÓRICO-METODOLÓGICA

requerido necesariamente para la interpretación exitosa de las nuevas proposiciones (integración temática). Ahora bien, los interlocutores pueden elegir de tres diferentes fuentes el contexto discursivo necesario para la interpretación de las proposiciones: (4)

Fuentes para el contexto discursivo o background (Givón, 2005):

Etiqueta cognitiva

Equivalente comunicativo

a. Memoria semántica permanente

a. Léxico genérico

b. Memoria episódica

b. Texto actual

c. Memoria de trabajo y/o atención

c. Situación actual de habla

4.2.1.1. LÉXICO GENÉRICO / MEMORIA SEMÁNTICA PERMANENTE El conocimiento léxico genérico es representado mentalmente en la memoria semántica permanente y equivale al conocimiento culturalmente compartido por todos los miembros de una cultura. Principalmente, los referentes están anclados a esta estructura en dos sentidos: (i) algunos referentes son accesibles globalmente porque son identificables y distintos a todos los miembros de una comunidad, en cualquier tiempo. Por ejemplo, Dios, el sol, el Papa, el presidente, etc. (ii) La información culturalmente compartida es combinada con información textual compartida para ser una mejor fuente y lograr, así, una mayor accesibilidad referencial. Por ejemplo, un amigo mío tiene un nuevo trabajo. Su padre está feliz por ello. María entró al restaurante y pidió ver el menú. Como podemos notar, el léxico genérico es la fuente donde se encuentra la mayor cantidad de información compartida por los miembros de una cultura. Gracias a ella podemos agregar información nueva sin necesidad de dar mayores detalles de los referentes o de las acciones de las que estamos hablando, pues todos sabemos lo que significa Dios o comprar, sin necesidad de requerir mayores explicaciones.

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PROPUESTA TEÓRICO-METODOLÓGICA

4.2.1.2. TEXTO ACTUAL / MEMORIA EPISÓDICA Dentro de la memoria episódica, constituida por el background discursivo, se va almacenando el discurso (referentes, acciones, tiempo y lugares, principalmente). Squire y Zola-Morgan (1991: 1385) han observado, a propósito de la memoria episódica: This system is fast, has limited capacity, and performs a crucial function at the time of learning in establishing long-term declarative memory. Its role continues after learning during a lengthy period of reorganization and consolidation whereby memories stores in neocortex eventually become independent of the medial temporal memory system. This process, by which the burden of long-term (permanent) memory storage is gradually assumed by neocortex, assures that the medial temporal lobe system is always available for the acquisition of new information.

Así, la duración de la memoria episódica se encuentra en un punto medio entre la memoria a largo plazo y la memoria a corto plazo. Su función puede ser entendida como un filtro donde sólo pasa la información relevante (recurrente) que sirve para almacenar y anclar la información entrante. Posteriormente, esta información puede ser desechada o anexada a la memoria a largo plazo dependiendo de la importancia. De tal suerte, la información en la memoria episódica no sólo es maleable durante un periodo de reorganización y consolidación sino que, además, es recuperable durante la producción del habla y es altamente dependiente del contexto dentro del cual es producido. Por tal razón, Givón (1995) propone que el texto es representado dentro de la memoria episódica, al menos en parte, como una red de nodos conectados, donde la estructura muestra, por lo menos, dos características bien identificadas: (5)

Estructura del texto mental (Givón, 1995): a. Jerarquía: La representación textual episódica tiene una profunda organización jerárquica, de tal forma que los nodos se encuentran conectados con otros jerárquicamente adyacentes, tanto hacia arriba como hacia abajo. Esto es, las oraciones están conectadas a sus cláusulas, las cláusulas a su párrafo, etc.

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b. Secuencialidad: La representación textual episódica muestra una cadena secuencial en un nivel jerárquico, de tal forma que los nodos se encuentran conectados tanto a los nodos adyacentes precedentes como a los subsecuentes. Esto es, una oración está conectada a la que le precede y a la que le sucede.

Es en este nivel donde se debe realizar una búsqueda más exhaustiva de coherencia, pues si un nodo establece múltiples conexiones, ya sea jerárquica o secuencialmente, es seguro que encontraremos una mayor recurrencia de elementos a lo largo del texto actual. Cabe destacar que dentro de la memoria episódica persisten los elementos léxicos importantes, así como la cantidad necesaria de marcas gramaticales que señalan ciertos tipos de relaciones como: referenciales, temporales, de acción y de locación. Gracias a esto, las nuevas proposiciones pueden ser anexadas al background (la nueva información será anexada secuencial o jerárquicamente al nodo que esté activado en ese momento) y realizamos las operaciones mentales necesarias para seguirles el rastro a las relaciones antes mencionadas.

4.2.1.3. SITUACIÓN ACTUAL DEL HABLA / MEMORIA DE TRABAJO La memoria de trabajo, a diferencia de la memoria episódica, sostiene Givón (1995), retiene de dos a cinco cláusulas o de ocho a veinte segundos del verbatim4 textual. Las señales externas del texto indican qué elementos serán transmitidos a la memoria episódica. La información superficial de las pistas gramaticales probablemente no sobreviva más allá de esta memoria. Así, podemos considerar a las señales gramaticales, asociadas con las cláusulas del lenguaje natural, como instrucciones de procesamiento mental que guían a quien comprende el lenguaje a la construcción de una representación mental coherente y estructurada del

4

El verbatim es tanto el vocabulario como la forma gramatical superficial de las elocuciones.

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texto. Esto es, las señales gramaticales son parte del mecanismo de transferencia utilizado para colocar la información de la cláusula en un lugar coherente (conectado, anclado en el nodo indicado) dentro de la memoria episódica. De tal forma, las señales gramaticales son responsables de la conectividad del texto mentalmente representado5. También se le conoce como contexto deíctico pues aquí es donde se basa cualquier elemento de coherencia, es decir, se indica la relación espacial con cualquiera de los dos participantes en el discurso (hablante y oyente), o la relación temporal del habla. Dentro de la memoria de trabajo encontramos los referentes para los pronombres personales (yo, tú, él, etc.), para los adverbios de lugar (aquí, ahí, allá, etc.) y para los adverbios de tiempo (ahora, después, hace tiempo, hoy, ayer, mañana, etc.). De forma esquemática, se puede resumir la forma en la que estas tres fuentes del background trabajan (Givón, 1990): (6)

Hipótesis del orden de operaciones mentales realizadas para encontrar las relaciones de coherencia: a. Búsqueda de pistas gramaticales dentro de la situación actual de habla; (i) si se encuentran, se inicia la búsqueda relevante; (ii) si no, entonces: b. Búsqueda de pistas gramaticales dentro del léxico genérico; (i) si se encuentran, se inicia la búsqueda relevante; (ii) si no, entonces: c. Se inicia la búsqueda dentro del texto actual.

4.2.2. FOREGROUND / INFORMACIÓN NUEVA Así como la información vieja es asumida por el hablante como accesible al oyente, la información nueva es asumida por el hablante como inaccesible al oyente. Ya hemos visto

5

En este sentido, Kintsch apunta: “[…] We have finally found a use for syntax in a psychological processing model. It provides the comprehender with a ‘weak’ but general method for comprehension, to be complemented by the ‘strong’ knowledge-based and domain-specific methods. As in problem solving, weak and strong methods have their respective advantages and uses, and the complete comprehender would not forego either.” (Givón, 1995: 359)

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PROPUESTA TEÓRICO-METODOLÓGICA

que el contexto o la información vieja o compartida sirve para anclar los elementos de coherencia y que las proposiciones dentro del discurso coherente incluyen, al menos, un elemento de información vieja y un elemento de información nueva. Por tal razón, Givón (1990) establece las siguientes hipótesis: (7)

Hipótesis acerca de la integración de la nueva información en el discurso: a. Modo de integración de la nueva información: Los elementos de información vieja (tópica) en las proposiciones constituyen su propio mecanismo de dirección, es decir, a ellos se remite la nueva información en el lugar correcto (coherente) preestablecido, donde será archivado dentro de la red coherente del discurso. b. Solidez de la integración de la nueva información: La mayoría de los elementos de información vieja en las proposiciones tienden a ser más permanentes, lo que garantiza que la nueva información pueda ser integrada dentro de la estructura del discurso coherente. c. Velocidad en la integración de la nueva información: La mayoría de los elementos de información vieja tienen un proceso de integración muy rápido dentro de la estructura del discurso coherente porque la búsqueda, a través de la red preexistente, es dirigida por un amplio número de pistas. Por tal motivo, la información nueva, al estar anclada a la información vieja, tendrá también un proceso rápido de integración.

Así, la información nueva cumple con una función principal: evitar la redundancia, agilizar y garantizar la progresión temática del discurso. Generalmente, los elementos de la información nueva tienden a establecerse en la memoria de trabajo pero si son importantes serán almacenados dentro de la memoria episódica. Resulta lógico que la información nueva, tan pronto es aprehendida dentro de la memoria episódica, se convierte en información vieja por eso el flujo de información es constante en el procesamiento del lenguaje en línea. Hasta aquí, he descrito que el discurso es multiproposicional, es decir, está conformado por varias proposiciones que son empaquetadas en oraciones o cláusulas. Debido a esto, dentro del discurso se hace la distinción entre información vieja e

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PROPUESTA TEÓRICO-METODOLÓGICA

información nueva lo que garantiza, por todo lo arriba explicado, que se está cumpliendo con la principal característica del discurso: la coherencia.

4.2.3. COHERENCIA Dentro de la lingüística, actualmente la noción de coherencia es abordada, principalmente, desde dos diferentes perspectivas: (i) aquella que la considera como un producto inseparable del texto y que su búsqueda sólo debe realizarse entre los límites del mismo; y (ii) aquella que la considera no sólo como una propiedad objetiva del texto producido, sino, además, como un proceso mental generado a partir de la producción y de la comprensión del discurso, donde el lenguaje juega un papel primordial (Givón, 1995). Algunos autores, que concuerdan con la primera aproximación, utilizan el término de coherencia para referirse a la conectividad morfológica, sintáctica, semántica o pragmática que hay entre las partes de un texto (Halliday y Hasan, 1976; Heydrich, Neubauer, Petöfi y Sözer, 1989; Hellman, 1995). Desde esta perspectiva, la coherencia es considerada como una propiedad estructural de las expresiones verbales, i.e. una característica inherente de los sistemas naturales o artificiales del procesamiento del lenguaje. Así, la coherencia debe ser buscada sólo en el texto mismo6. Por otra parte, la aproximación que ve a la coherencia más como un proceso mental obviamente considera, además del texto, varios mecanismos cognitivos que son activados o utilizados a lo largo del discurso, por ejemplo: la memoria episódica, la memoria a corto plazo, activación de atención, almacenaje de la información compartida, entre otros. Esta

6 Debido a esto, generalmente, se confunde o se reduce el rastreo de coherencia al análisis de los elementos cohesivos que se encuentran a lo largo del texto.

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aproximación entiende que la coherencia es un proceso mucho más complejo y que, algunas veces, no está presente de manera explícita dentro del texto, por tanto no es suficiente con un análisis superficial del mismo. Autores como Givón (1982, 1990, 1995), van Dijk y Kintsch (1978, 1985), Johnson-Laird (1983), entre otros, han desarrollado su trabajo desde esta perspectiva. Mi trabajo es más cercano a la propuesta de estos autores, principalmente por la conveniencia metodológica que representa, ya que me permite hacer una distinción clara entre coherencia y cohesión, además de poder realizar un análisis más amplio que el simple rastreo de algunos elementos cohesivos en el discurso.

4.2.3.1. COHERENCIA VS COHESIÓN La distinción entre coherencia y cohesión no es fácil de manejar, en parte porque, desde que el discurso fue tratado como un objeto autónomo, la búsqueda y análisis de coherencia fue restringida al texto mismo. Debido a esto, tradicionalmente se considera que un texto bien formado es aquel que se mantiene unido por diferentes dispositivos cohesivos7 manifestados en la superficie textual (Hellman, 1995). Hellman (1995: 198) sostiene que existe una tendencia para confundir la cohesión con la coherencia o para desplazarse entre diferentes interpretaciones de ambos términos, y que el trabajo de Halliday y Hasan (1976) es un ejemplo de esta ambigüedad. Por una parte, estos autores, sostienen que las conexiones cohesivas, entre oraciones, claramente destacan más porque son la única fuente de textura. Y, por otra parte, aseveran que la relación

7

Dentro de estos dispositivos cohesivos destacan: (i) las relaciones conjuntivas, es decir, lo que se está diciendo debe estar explícitamente relacionado con lo que se ha dicho antes; (ii) correferencia, que incluye anáfora y catáfora; (iii) sustitución; (iv) elipsis; (v) repeticiones; (vi) relaciones léxicas y (vii) comparación (Crystal, 1987a).

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semántica subyacente es la que tiene el poder cohesivo. Finalmente, en un trabajo posterior, Halliday (1982) soluciona este problema integrando las relaciones semánticas subyacentes dentro de la teoría de cohesión para introducir un tipo adicional de relación cohesiva. Así, concluye que los dispositivos cohesivos son los medios regulares para expresar la coherencia de un texto. A este respecto, Hellman (1995: 198) expone que tradicionalmente se considera que: “hay una propiedad, ‘coherencia’, que distingue los textos y los no-textos o, en términos de Reinhart, textos bien formados y textos no bien formados. Esta propiedad es, de alguna manera, garantizada o creada por elementos específicos en un texto. La coherencia es construida, creada o mantenida por tales marcadores cohesivos”. Debido a esta conceptualización, continúa la autora, se ha creído que, efectivamente, la cohesión y los elementos cohesivos son los elementos que determinan la coherencia del discurso. Sin embargo, esta postura se fundamenta en dos pasos no muy claros: (i) se da por sentado que el caso normal para los textos es tener marcadores cohesivos; (ii) posteriormente, aquellos textos que no tienen tales marcadores cohesivos, de manera clara en la superficie textual, son considerados como desviaciones del caso normal, ya sean textos incoherentes o implícitamente coherentes y requieren un modo de procesamiento secundario que puede implicar que son coherentes, nuevamente, con la ayuda del texto externo (Hellman, 1995). Gracias a esta serie de contradicciones, varios autores no están de acuerdo en reducir la coherencia a la cohesión. Por ejemplo, Enkvist (1978) demuestra que los vínculos superficiales no garantizan la coherencia textual porque fallan al reflejar una coherencia

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semántica subyacente8. Esto indica que la coherencia no es sólo cuestión de la cohesión superficial del texto, pues para que un texto esté bien formado debe ser semánticamente coherente además de tener señales suficientes de cohesión superficial. Finalmente, concluye que la carencia de dispositivos cohesivos formales en el texto es bastante común, lo cual indica que no sólo son innecesarios, sino que, además, en muchos casos son imposibles de seguir o guían a falsas interpretaciones. Así, los dispositivos cohesivos no crean cohesión por sí mismos, más bien señalan, a quien procesa el discurso, la búsqueda de relaciones, más o menos bien definidas, entre dos segmentos del discurso, pero no constituyen a la coherencia del texto. Hasta aquí he argumentado que, en lingüística, existen principalmente dos perspectivas diferentes para abordar los estudios de coherencia. Por una parte, la que considera a la coherencia como una característica estructural e intrínseca del texto y, por otra, la que considera a la coherencia como un proceso mental generado a partir de la producción y de la comprensión del discurso. Debido a que la primera aproximación restringe la coherencia al texto, comúnmente es confundida o intercambiada por la cohesión, pues sostiene que la coherencia es proporcional al número de dispositivos cohesivos que contenga un texto. Esto es, mientras más elementos cohesivos contenga un texto, más coherente será. Sin embargo, la evidencia proporcionada por autores como Enkvist demuestra que esto está lejos de ser cierto, al grado de considerar que la cohesión no es una condición

8

Para demostrarlo utilizó el siguiente texto: “I bought a Ford. The car in which President Wilson rode down the Champs Elyssee was black. Black English has been widely discussed. The discussions between the presidents ended last week. A week has seven days. Every day I feed my cat. Cats have four legs. The cat is on the mat. Mat has three letters” (Enkvist, 1978).

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necesaria ni suficiente para hablar de coherencia. Pues un texto puede estar plagado de elementos cohesivos y ser totalmente incoherente. De tal forma, esta aproximación de coherencia es muy estrecha y, aunque coincide en el estudio de algunos elementos, deja de lado varios que la segunda propuesta integra dentro de su concepción de coherencia, como veremos a continuación.

4.2.3.2. SOBRE COHERENCIA Desde una perspectiva cognitiva, la coherencia, además de incluir un análisis de los diversos

elementos

cohesivos

textuales,

tiene

que

ver

con

los

mecanismos

neuropsicológicos que intervienen tanto en la comprensión como en la expresión del lenguaje. Así, esta aproximación cognitiva, aparte de permitir hacer una distinción entre coherencia y cohesión, pone especial atención en la forma en que la coherencia es construida a lo largo del discurso. No obstante, dentro de esta aproximación existen diversas consideraciones acerca de lo que es coherencia y cuáles son sus objetos de estudio, así como los elementos capaces de ser evaluados. Todas estas consideraciones parten del supuesto que la coherencia es el resultado del procesamiento del discurso y que es una meta que todos los involucrados en la conversación comparten. Partiendo de esta base, algunos autores consideran que la coherencia es el resultado de la computación de relaciones de coherencia y sostienen que puede ser encontrada entre las líneas del texto. Por citar un caso, Hobbs (1985) postula dos tipos de coherencia, (i) local y (ii) global, donde a la primera le concierne la relación entre la oración y las oraciones circundantes de la misma, y a la segunda la relación entre la oración y el discurso

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que la rodea. Entonces, la coherencia del texto dependerá de las relaciones de coherencia que se establezcan entre oraciones y entre oraciones y el discurso en el que están insertas. En este sentido, la coherencia es considerada como una propiedad estructural que es construida a lo largo del discurso por medio de relaciones de coherencia, el problema es que no se nos explica cómo evaluar ni qué elementos considerar para hablar de relaciones de coherencia. Otros autores creen que la coherencia es el producto de la computación de intenciones, pues sostienen que es el resultado de la habilidad del procesador para reconocer las intenciones del productor del lenguaje. Grosz y Sidner (1986) afirman que la intención juega un rol primordial en la explicación de la estructura del discurso y en la definición de coherencia discursiva. Finalmente, concluyen que: “un discurso es coherente sólo cuando su propuesta discursiva [conjunto de intenciones] es compartida por todos los participantes y cuando cada elocución del discurso contribuye a alcanzar este propósito” (Grosz y Sidner, 1986: 202). Desde esta perspectiva, los métodos para el rastreo de coherencia son las diferentes teorías que se han desarrollado dentro de la pragmática, i.e. los actos de habla, las implicaturas conversacionales, las máximas conversaciones y el principio de cooperación, la teoría de la relevancia, etc., pues por medio de ellas podemos reconocer o explicar las diferentes intenciones, ya sean veladas o concientes, que el hablante quiere comunicar al oyente. Así, en este caso, la coherencia es una propiedad más opaca y no siempre se encuentra de manera explícita dentro del texto, es más, se apela a diferentes nociones externas al texto, principalmente la de intención, para tratar de explicar lo coherente de un discurso.

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Una tercera propuesta rescata la contribución de varios factores cohesivos que sirven para construir una representación coherente del discurso, entre ellos: la cohesión referencial (Kintsch y van Dijk, 1978), la cohesión causal (Keenan et al., 1984), la cohesión verbal (Haberlandt y Bingham, 1978), relaciones de coherencia (Hobbs, 1985; Mann y Thompson, 1986; Sanders, Spooren y Noordman, 1990) y la computación de planes y metas discursivas (Seifert, Robertson y Black, 1985). La base común de todos estos estudios es su aproximación constructiva, esto es, consideran que una construcción activa de relaciones referenciales, causales, verbales, etc., dentro de un texto, es el proceso que determina si es coherente o comprensible (Hellman, 1995). La perspectiva de van den Broek resume claramente esta propuesta: “Esta consideración de coherencia es el resultado de un proceso complejo de solución de problemas, en el cual el lector infiere relaciones entre ideas, eventos y estados que son descritos a lo largo del texto” (1990: 175). Hasta aquí he descrito las tres diferentes propuestas de coherencia, desde una perspectiva cognitiva: (i)

Coherencia como computación de relaciones de coherencia: la coherencia está entre las líneas del texto, gracias a las relaciones que existen entre oraciones, y entre oraciones y el discurso completo.

(ii)

Coherencia como computación de intenciones: la coherencia depende de la habilidad del oyente para interpretar correctamente las intenciones del hablante.

(iii)

Coherencia como computación de relaciones referenciales, causales, y otras: la coherencia puede ser rastreada en el texto por medio de la identificación correcta de los diferentes tipos de relaciones que se

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establecen entre los elementos de las oraciones que conforman un discurso. Debido a los fines metodológicos que persigo en este trabajo, el punto de partida de mi estudio es la consideración de la coherencia como computación de relaciones entre elementos del discurso. Además, esta perspectiva integra los elementos de las otras dos propuestas de coherencia.

4.2.3.3. COHERENCIA COMO RESULTADO DEL PROCESAMIENTO DE RELACIONES ENTRE ELEMENTOS DEL DISCURSO

Desde una perspectiva de este tipo, y siguiendo a Givón (1995), la complejidad que representa la coherencia sólo puede ser manejada por la combinación de recursos metodológicos de varias disciplinas. Debido a esto, caracteriza su aproximación de coherencia de la siguiente manera: (a)

Elemento simple vs. elementos múltiples: la coherencia textual es un complejo que está compuesto de meta-fenómenos, que involucra varios elementos. Así, a pesar de que cada fenómeno puede ser estudiado o manejado de manera independiente, la coherencia es un epifenómeno.

(b)

Producto vs. proceso: la coherencia no es una propiedad objetiva del texto. Más bien, el texto es derivado del proceso mental de la producción y la comprensión del discurso, que son los lugares reales de la coherencia.

(c)

Perspectiva simple vs. perspectiva múltiple: la coherencia es un proceso de colaboración que involucra a dos mente intentando alcanzar, simultáneamente, varias metas.

(d)

Producción vs. comprensión: el estudio de los procesos mentales de la coherencia textual debe separar la producción discursiva de la expresión discursiva.

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(e)

Discurso oral vs. discurso escrito: la producción de comunicación oral espontánea es donde el estudio de la coherencia textual debe estar localizado.

(f)

Proceso guiado por conocimiento vs. proceso guiado por gramática: la producción y comprensión del discurso humano involucran dos canales distintos de procesamiento, uno más viejo, más lento y guiado por el vocabulario; el otro es más joven, más rápido y guiado gramaticalmente.

(g)

Coherencia local y coherencia global: en ambos canales de procesamiento, aspectos locales y globales de coherencia están involucrados.

Partiendo de estas bases, este autor desarrolla su teoría de coherencia concibiéndola como una propiedad observable dentro del texto y como el resultado de los procesos mentales que tienen que realizar, para expresar y comprender el lenguaje, tanto el hablante como el oyente.

4.2.3.4. COHERENCIA COMO CONTINUIDAD Ahora bien, desde que la coherencia puede ser observable en la superficie textual, diversos autores consideran que puede ser definida como la continuidad de elementos a lo largo del discurso. Givón (1995) establece que: “la coherencia es la continuidad o recurrencia de algún o algunos elementos a través de una parte o partes del texto”. Y de los muchos elementos que pueden repetirse a través del texto, destacan seis que son más fáciles de rastrear y su coherencia es más fácil de evaluar: (i) referentes; (ii) temporalidad; (iii) aspectualidad; (iv) modo; (v) locación; y (vi) acción o scripts. En los primeros cinco elementos, la gramática está involucrada en un grado mayor, lo cual beneficia tanto al analista como a quien comprende los textos. Para el analista, el

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rastreo de elementos recurrentes a través del texto se facilita por las asociaciones que se pueden hacer con la gramática. Para quien comprende el texto, las señales gramaticales (construcciones sintácticas, morfología, entonación) lo guían en la construcción de una representación mental coherente del texto (Givón, 1995). Por su parte, Hellman (1995) también asume que hay ciertas guías en la interpretación del discurso, y éstas se basan en la continuidad de ciertos elementos en el discurso. Esta autora postula una serie de relaciones de continuidad: (i) mismo episodio; (ii) mismo tiempo; (iii) mismo lugar; (iv) mismos participantes; (v) mismos eventos; y (vi) misma meta. Donde las oraciones o segmentos adyacentes tienden a compartir la referencia de los mismos individuos o, al menos, están relacionados. Los eventos y situaciones están cercanos tanto en tiempo como en espacio, y las partes pertenecen al mismo flujo de eventos. Hellman señala que lo importante es observar que la continuidad es el caso no marcado, lo normal. Para el oyente que dos oraciones sean adyacentes puede señalar que ambas comparten algún tipo de continuidad. En contraste, la discontinuidad es indicada explícitamente dentro del texto, ya sea por la inclusión de un nuevo referente, la reaparición de uno previamente introducido o por el comienzo de un nuevo tópico discursivo, por tanto la discontinuidad es el caso no marcado. Finalmente, Reinhart (1980) afirma que la coherencia textual es un concepto normativo que describe la serie de condiciones que definen a un texto como bien formado. Así, propone que un texto debe cumplir con una serie de tres condiciones para ser coherente: (i) conectividad, (ii) consistencia, y (iii) relevancia.

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La conectividad es la condición sintáctica que rige la concatenación lineal de oraciones en un texto. Necesita que las oraciones del texto estén conectadas formalmente, esto es, que las oraciones estén vinculadas referencialmente o por un conector semántico. La consistencia es la condición semántica que requiere que cada oración sea lógicamente consistente con la oración previa. La relevancia es la condición pragmática que no sólo restringe las relaciones entre oraciones sino, además, las relaciones entre las oraciones y un tópico discursivo o tema subyacente, así como sus relaciones con el contexto de la elocución. Como podemos observar, la definición de coherencia de Reinhart involucra condiciones sintácticas, semánticas y pragmáticas. Todas estas condiciones deben estar presentes para que un texto sea coherente. De tal suerte, conectividad, consistencia y relevancia involucran, por definición, la continuidad de elementos sintácticos, semánticos y pragmáticos dentro del discurso. En resumen, en este trabajo consideraré coherencia como: la continuidad de uno o varios elementos a lo largo del texto, dicha continuidad involucra aspectos sintácticos, semánticos y pragmáticos. Los principales elementos que se repiten y que considero en este trabajo son: tiempo, referencia y tema. Así, considero tres subtipos de coherencia: coherencia temporal, coherencia referencial y coherencia temática. Antes de explicar cada una de ellas, describiré los dos canales que ayudan al rastreo de coherencia: el léxico y la gramática.

4.2.3.5. LÉXICO Y GRAMÁTICA Dentro de la evolución del lenguaje, Givón (1984, 1995) identifica tres momentos: (i) el surgimiento del lenguaje como un sistema visual-gestual completamente icónico; (ii) 132

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posteriormente, el hombre desarrollaría un código léxico; y (iii) finalmente, la gramática se sumaría como el último paso en la evolución del lenguaje. De esto se deducen las dos etapas del lenguaje más importantes: 1. La etapa del léxico conceptual o pre-gramatical. 2. La etapa gramatical.

1. Sistema visual-gestual icónico.

2. Desarrollo del código léxico.

3. Inclusión de la gramática.

Fig. 2 Esquema general del desarrollo evolutivo del lenguaje.

Basado en esta distinción, y siguiendo a Kintsch9, Givón propone que la producción y la comprensión del discurso humano involucran dos canales distintos de procesamiento: (i) el guiado por vocabulario, que es más viejo y más lento (que sólo incluye al código léxico); y (ii) el guiado por gramática, que es más joven y más rápido (que incluye el léxico y a la gramática). En este sentido, cada uno de los dos canales interviene de manera distinta en la codificación y decodifación coherente de un discurso.

4.2.3.5.1. CANAL GUIADO POR VOCABULARIO Para Givón, la principal característica del lenguaje es su iconicidad, i. e. el lenguaje surgió como un sistema visual gestual completamente icónico, a través del cual el hombre

9

Kintsch sugiere que dos canales de procesamiento paralelos son activados simultáneamente durante la comprensión del texto. Uno, el ‘método fuerte’, es guiado por el dominio del conocimiento contenido en la información léxica específica (nombres, verbos, adjetivos, adverbios) en la cláusula. El otro, el ‘método débil’, es guiado por la información gramatical en la cláusula.

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comenzaría a construir el léxico. Así pues, este léxico estaría constituido básicamente por el conocimiento culturalmente compartido, en donde algunos referentes serían accesibles por ser identificables y distintos a todos los miembros de la comunidad (cultura, subcultura, villa, familia) en todos los tiempos. A partir de este acervo léxico, se desarrollaron tres módulos funcionales en el sistema cognitivo: (i)

el lexicón conceptual

(ii)

información proposicional

(iii)

discurso multiproposicional.

Donde sólo los dos primeros podían funcionar sin la intervención de la gramática. Por una parte, en sus inicios, el léxico conceptual10 comenzaba a codificar un amplio número de entidades y eventos, algunos más abstractos y otros más concretos, en relaciones espaciales, temporales, que posteriormente serían englobados dentro de las categorías gramaticales, ya fueran verbos, sujetos, adjetivos o adverbios. Posteriormente, el hombre comenzó a utilizar este léxico en forma de información proposicional, que no era en sí misma el contenido de la comunicación, sino solamente la visión del mundo. Así pues, tanto léxico como información conceptual no eran suficientes para llegar al nivel del discurso multiproposicional.

10

Explica Givón que tener un léxico bien codificado significa tener asociaciones consistentes y únicas entre los conceptos léxicos y las unidades codificadas en el sistema sensorial-motriz humano. Único significa que una unidad codificada debe conectarse y activar un objetivo conceptual único. Consistente significa que la relación semiótica única es estable y no varía de un acto comunicativo a otro.

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4.2.3.5.2. PRE-GRAMÁTICA En esta etapa, el hombre se podía comunicar de forma rescatable, pues sólo utilizaba un léxico bien codificado y algunas reglas combinatorias rudimentarias. La comunicación pregramatical, lenta y analítica, dependía fuertemente del vocabulario y era guiada por el conocimiento general compartido por la comunidad. En la pre-gramática empezaron a gestarse reglas que posteriormente desarrollaría la gramática: Reglas entonacionales: a. Acento y predictibilidad: ‘Los elementos de información menos predecibles son acentuados’. b. Melodía y relevancia: ‘Los elementos de información que van juntos conceptualmente son empaquetados bajo un contorno melódico unificado’. c. Pausa y ritmo: ‘El tamaño de la separación temporal entre elementos de información corresponde al tamaño de la distancia cognitiva o temática que hay entre ellos’. Reglas espaciales: a. Proximidad y relevancia: ‘Los elementos de información que van juntos conceptualmente guardan mayor cercanía espacio-temporal’. b. Proximidad y alcance: ‘Los operadores funcionales se mantienen más cerca de los operadores más relevantes’. Reglas secuenciales: a. Orden e importancia: ‘El elemento de información más importante es colocado al frente’. b. Orden de ocurrencia y orden de reporte: ‘El orden temporal en el que los eventos ocurrieron será reflejado en el reporte lingüístico de los eventos’. Reglas de cantidad:

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a. Expresiones cero y predictibilidad ‘La información más predecible –o ya activada– se dejará sin expresarse (anáfora cero)’ b. Expresiones cero y relevancia: ‘La información irrelevante o no importante será dejada sin expresar’.

Todas estas reglas serán reflejadas en el lenguaje por medio de la gramática, aunque más elaboradas y automáticas. Tiempo después, en la transición de la comunicación pre-gramatical a la comunicación gramatical, la carga de vocabulario y el uso de pistas contextuales para la coherencia del discurso comenzaban a ser menores y las marcas gramaticales comenzaban a aparecer en la comunicación.

4.2.3.5.3. CANAL GUIADO POR GRAMÁTICA La evolución de la gramática debe haber involucrado una compleja interacción entre factores socioculturales, comunicativos y neurológicos. Debe haber dependido crucialmente de la evolución precedente de un léxico bien codificado, pues sólo con su aparición se llegó a nivel del discurso multiproposicional. La gramática comenzaba a involucrarse en el procesamiento del discurso proposicional, guiando la coherencia entre varias cláusulas, siendo una función que aseguraba una rápida y bien estructurada decodificación de la información multiproposicional. Después, en la evolución de la comunicación gramatical, los principios icónicos y cognitivos transparentes y más vetustos de la pre-gramática no fueron dejados de lado, más bien, se mantuvieron y se incorporaron al nuevo y más complejo sistema, donde fueron integrados a las convenciones impuestas por la gramática.

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Así pues, la gramática es un dispositivo mucho más abstracto y complejo que el léxico. En su nivel más concreto, las principales señales gramaticales incluyen cuatro dispositivos: a. Morfología. b. Entonación: (i) Contorno melódico a nivel cláusula. (ii) Acento a nivel palabra. c. Rítmica: (i)

Ritmo.

(ii)

Pausas.

d. Orden secuencial. Como podemos observar estas señales gramaticales se derivan de las reglas pregramaticales que cité arriba, es decir, éstas últimas sólo se elaboraron más y fueron codificadas dentro de la gramática. De tal forma, el lenguaje se compone de dos distintos canales que co-evolucionaron y que ahora nos ayudan al rastreo de coherencia en el discurso, pues ambos contribuyen a la producción y comprensión del lenguaje.

4.2.3.5.4. INTERACCIÓN VOCABULARIO-GRAMÁTICA Podemos notar que la comprensión de textos –la construcción de una representación mental coherente del texto– necesita no sólo basarse en las pistas gramaticales. Es claro que existen dos modos de procesamiento discursivo en el lenguaje humano: el pre-gramatical y el gramatical. El modo pre-gramatical es ontogenética y filogenéticamente anterior. Los dos modos de procesamiento pueden ser comparados en términos de sus propiedades estructurales, funcionales y cognitivas, como se ha presentado arriba.

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El modo pre-gramatical, lento y analítico, del procesamiento del discurso está guiado por el vocabulario de una manera muy fuerte. Esto coincide con el hecho de que el vocabulario es adquirido antes que la gramática. Así, niños pre-gramaticales, hablantes pidgins adultos y afásicos agramaticales comprenden y producen discursos coherentemente conectados, aunque con una velocidad menor y un alto índice de errores que son característicos del lenguaje gramatical. Con la ausencia de morfosintaxis, las pistas más confiables para establecer la coherencia textual en el procesamiento del discurso pre-gramatical son las palabras léxicas en la cláusula. Estas pistas no desaparecen en la presencia de la gramática, de hablantes adultos. Más bien, como Kintsch sugiere: “las deducciones guiadas por el vocabulario siguen un canal de procesamiento paralelo junto las deducciones guiadas por la gramática”. Por su parte, el canal guiado gramaticalmente es una adición ontogenética posterior al acervo lexical, y probablemente también una adición filogenética. Es una ruta de procesamiento que mueve grandes cantidades de información a alta velocidad y con bajo índice de error en un modo libre de contexto. Además, gracias a este canal, el procesamiento discursivo resulta más rápido y en automático pues la gramática dota de pistas que facilitan su comprensión. En resumen, el canal guiado por vocabulario es más lento porque depende del contexto del discurso y porque sólo contiene información conceptual o proposicional a nivel de la oración. Por su parte, el canal guiado por gramática es automático y, por tanto, permite la combinación más rápida de elementos, esto independientemente del contexto. Además, sólo con la inclusión de la gramática, gracias a las rápidas conexiones que nos permite establecer, podemos hablar de discurso multiproposicional.

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Así, ambos canales son útiles en el rastreo de coherencia discursiva pues se complementan. En donde el léxico no ayude al rastreo de coherencia estará la gramática y a la inversa. Esto resulta muy conveniente para mi investigación, dado que en el discurso de los afásicos de Wernicke las pistas léxicas difícilmente son claras, sin embargo los dispositivos gramaticales se conservan mejor. En cada subtipo de coherencia distinguiré, de la manera más clara posible, qué elementos léxicos y qué elementos gramaticales ayudan a su rastreo, además de explicar en qué consisten los dispositivos gramaticales que considero.

4.2.3.6. COHERENCIA TEMPORAL De los tres tipos de coherencia que vamos a tratar aquí, la coherencia temporal es la más sencilla de rastrear ya que los elementos léxicos y gramaticales, que intervienen en el discurso, son más transparentes en cuanto a su referencia temporal. Un ejemplo de esto son los verbos, pues codifican inherentemente un tiempo. Es más, a veces sin un estudio minucioso, los discursos se perciben o intuyen como consistentes temporalmente hablando. Así pues, la coherencia temporal está relacionada con el orden temporal que el hablante le da a los acontecimientos que reporta a lo largo de su discurso. En consecuencia, a mayor orden cronológico, mayor coherencia temporal y menor deberá ser el esfuerzo que el oyente realice para construir una representación mental de los eventos11. Así, considérense los siguientes ejemplos: (8)

a. Fui al cine en la tarde, y en la mañana a la escuela. Ah, pero para esto regresé a la casa al mediodía y llegué hasta las diez de la noche.

11

Al respecto, Givón apunta que: “The most iconic, natural way of coding, in narrative, a sequence of events that are thematically coherent as sub-parts of a single episode (‘paragraph’), is by presenting the events – each coded by a clause – in the time-sequence in which they originally occurred”. (Givón, 1984: 282)

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b. En la mañana fui a la escuela. A mediodía regresé a casa. Por la tarde estuve en el cine. Y en la noche llegué como a las diez. En (8a) los eventos no siguen un orden cronológico estricto y, a pesar de ser entendible, se percibe cierto desorden en su estructura temporal. En cambio, en (8b) los eventos son reportados cronológicamente, este orden le da una mayor coherencia temporal y, por tanto, en comparación con (8a) se requiere menor esfuerzo para entender cómo se sucedieron cronológicamente los eventos, y en general el discurso. La coherencia temporal dentro de un discurso puede ser codificada por medio de dos sistemas: (i) coherencia temporal guiada por vocabulario, y (ii) coherencia temporal guiada por gramática.

4.2.3.6.1. COHERENCIA TEMPORAL GUIADA POR VOCABULARIO El vocabulario juega un papel muy importante dentro del rastreo de la coherencia temporal, principalmente por palabras temporales, tales como: (i) ayer, hoy, mañana; (ii) días de la semana; (iii) meses del año; (iv) horas o partes del día. De tal forma, el léxico le permite al hablante estructurar cronológicamente su discurso, y al oyente le provee de barruntos claros para poder construir la secuencia temporal lógica de los eventos reportados por el hablante y, así, comprender de una forma más rápida y simple. (9)

a. *A las ocho entro al trabajo, después salgo hasta la cuatro y a las dos es mi hora de comida.

b.*En diciembre se celebra Navidad, luego viene Semana Santa, en enero los reyes, en mayo recibo las utilidades del trabajo y en febrero celebramos San Valentín.

c. Los lunes descanso, trabajo el martes. Los miércoles vamos al cine, el jueves nos quedamos en casa y el fin de semana lo pasamos en Cholula.

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Como podemos observar, (9a) y (9b) son entendibles, sin embargo los saltos temporales marcados por el léxico de atrás hacia delante o a la inversa dificultan su comprensión. Por su parte, en (9c) las marcas léxicas funcionan como indicios reales de coherencia temporal ya que, gracias a su orden cronológico, permiten una comprensión más sencilla.

4.2.3.6.2. COHERENCIA TEMPORAL GUIADA POR GRAMÁTICA Dentro del rastreo de coherencia temporal la gramática resulta ser muy útil. Los principales recursos gramaticales que se emplean en la búsqueda de este tipo de coherencia son: (i) tiempos verbales y (ii) adverbios. Los tiempos verbales son las principales marcas temporales hechas por la gramática. Por medio de ellos podemos saber si los acontecimientos reportados son: (i) pasados (pretérito, pospretérito, copretérito), (ii) actuales (presente, continuo) o (iii) venideros (futuro). Por esta razón, dentro del discurso, los verbos deben tener una consistencia temporal entre sí, es decir, no puede haber cambios abruptos de tiempo. (10)

a. Me casaré, compraré una casa y tendré hijos. b. P: Bueno, mi, mi media verses, o sea, albostal bensada se me viene poxtante poco a puentemente, se me viene, a sea, por pesa constante viene constante viene, o sea, y me partedas cosas me viene. Apenas ahorita se me vienen a salirme más o menos, lo vi vi vienes persian… presentes, o sea, en cuestión de… de costarme molestiarme pero costalmente se me viene más o menos.

c.*P: Pos yo, sabe, que yo cuando acabé, así nomás, está bien, ¿sí?, después me da la sta pos esa taj ma sil bueno, con de algo de salir de deflojerado, ¿no?, esperar a qué, nunca he tomado eso, así fue. La segunda vez traín mi ri ru ra con su sanés, ass ya venirme bogas y bogas con mi hermana, entonces y su varaca ahí me hizo mal, acá dicen bueno yo me nanvons de luego dicen que veo me hicieron mal y yo me acuerdo compadre, sean gentes pero ahora les digo lo conoce, le digo mi compadre: se acuerda del lugar dónde era. Qué, cuál, aquí no hay gente.

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En (10a) los verbos coinciden en tiempo: futuro, lo que hace al discurso coherente temporalmente. En (10b) los verbos son empleados en presente y, a pesar de no ser muy entendible, queda claro que los eventos están siendo reportados con una consistencia temporal. Por su parte, la inconsistencia en los tiempos verbales, dentro de una cláusula, se muestra como una de las marcas gramaticales más claras de incoherencia temporal, como lo demuestra (10c), en donde los cambios de tiempo verbal son continuos y bruscos, lo que nos impide hablar de coherencia temporal. Los adverbios, por su parte, sirven como puentes de coherencia ya que vinculan una oración (o cláusula) con otra y, de esta forma, contribuyen con indicios para que el oyente comprenda más fácilmente la progresión temporal de la cláusula y la manera en que están siendo reportados los eventos. Ejemplos de adverbios temporales son: [y] entonces, después, pronto, ayer, mañana, tan pronto, primero, luego, enseguida, finalmente, etc. (11)

a. Primero estudié para el examen, luego fui al cine, después cené y finalmente regresé a casa.

b. P: La la primera fue la la primea fue…la afirmación fue…nada más mi comer bien, esto fue que comí bien pero nada más, me me comí partes no no me comí más, entonces yo perdé que no quise yo más costentemente, sino que simplemente que me quisterié más no querer comás y me seguí tomando presiendo di una (inaudible) de una vez través que trágamos de…ruchento. Por fin me dicían un momento que me sentí muy mal, muy un aspe aspencin en aspencín para algo como que quería yo sentir de…de…devociéndolo, pero de ahí se me me empezó a meter más más más y ya empecé.

Como vemos en (11a) y (11b), los adverbios ayudan a reforzar la coherencia temporal de las cláusulas, pues se muestran como dispositivos que el hablante utiliza para que el oyente se haga una representación temporal-secuencial de los hechos más sencilla. Cabe notar que, además de ser consistentes los verbos entre sí, los adverbios también tienen que serlo con los verbos, pues el ordenamiento al azar de los adverbios temporales resta (si no es que

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nulifica) coherencia temporal de la cláusula. Así, los verbos y adverbios tienen que se consistentes entre sí para evitar contradicciones temporales. Otra función que realizan los adverbios es actuar como vínculos temporales (Givón, 1995) y pueden clasificarse de la siguiente manera: Función temporal Precedencia Consecución Simultaneidad Límites iniciales

Adverbios antes, a veces, primero, en ese entonces, etc. después, luego, entonces, ya, y, al rato, etc. mientras (tanto), al tiempo que, etc. desde que, primero, antes, en (un) principio, para empezar, en el momento que, de ahí, etc.

Límites terminales

hasta, nada más, es todo, finalmente, ahora, para terminar, en conclusión, ya, etc.

Intermediación

entre, entre tanto, etc. Tabla 3. Funciones temporales de los adverbios.

Mediante el empleo de este tipo de adverbios, el discurso adquiere mucha mayor coherencia pues, independientemente de que los verbos señalan el tiempo en el que se realiza la acción, los vínculos temporales estructuran la forma temporal-secuencial, cláusula por cláusula, en la que se reportan los hechos. Finalmente, considérense los siguientes párrafos como ejemplos de discursos temporalmente coherentes, donde están incluidos los dispositivos gramaticales y léxicos arriba descritos: (12)

a. La semana pasada fue horrible. Primero el lunes llegué tarde al trabajo, en la tarde se me ponchó la llanta. Luego, el martes me enfermé, estuve todo el día en cama. Después, el miércoles, no arrancó el carro, llegué tarde otra vez y me quedé hasta la tarde. Finalmente, el jueves terminó mi racha de mala suerte.

b. P: Ya ora prime vez ora veces puedo decirle, primera primero luego le digo ay este te dije se me olvidó decirlo comple…poquín, pero a veces le estoy diciendo lo stoy a veces pensando a así y a veces cuando se me sale a veces digo otra cosa y no no no así le dije pero luego a veces me quedo callada y al rato le voy ya le dije así eso pero paquito me vuelven a prestar cosas porque no decía yo casi mucho y yo le dije a él le dio mucho gusto porque dije yo no decía nada usted y ora sí

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gracias a Dios le dije él no me ha enseñado a él le dijo y sí aprendí pero sé que es poquito. Luego les digo porque luego me dan risa que me dicen ¿cómo, cómo dijiste? luego no no me di. A veces sí se los recompongo ra ni sabes si es de aquí esa, a veces sí pero a veces quién sabe en ratitas como que no retozo digo hay porque como de la casa casi no decía que eran mi refigero eso o que hacían eso y ora hay veces que si le digo mi hermanita yo no decía tenía unas hermanas que tú quien erecesitas o que te atina y ahora ya poquita tray hablando.

4.2.3.7. COHERENCIA REFERENCIAL A diferencia de la coherencia temporal, que se muestra un tanto cuanto flexible, la coherencia referencial es una condición obligada para hablar de discurso, de acuerdo a la manera en que ha sido caracterizado aquí. En consecuencia, la evaluación de este tipo de coherencia es más radical, es decir, existe o no existe coherencia referencial, no puede ser valorada dentro de una escala gradual. Dentro de mi caracterización de discurso apunté la distinción entre información vieja (background) e información nueva (foreground). En el rastreo de coherencia referencial esta distinción es fundamental porque las entidades o eventos, que intervienen a lo largo del discurso, deben, primero, ser presentados de manera precisa (foreground) para, posteriormente, convertirse en el background que funcionará como base o anclaje de la información nueva. Es decir, la información nueva tendrá que estar forzosamente basada en alguna entidad o evento ubicado dentro de la información vieja. Gracias a estos anclajes se da una recurrencia o continuidad de entidades o eventos a lo largo del discurso y, por tanto, podemos hablar de la existencia de coherencia referencial. Sin embargo, una condición que exige la coherencia referencial es evitar el exceso de entidades o eventos incluidos en una sola oración o cláusula, pues esto dificulta el rastreo y la identificación de relaciones establecidas entre entidades o eventos y los elementos gramaticales.

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(13)

a. *P: No, mi hermana sí se fue mal, ya. El hermano igual. Mis hermanos cuando bebríen y eso Dios tocó, se murieron, ya, el grande mi hermano, ah cómo era, muchos amigos me conocen, eh, ya saben que no, mis hermanos, mi hermana, mi tío Morales se les acuerda que no van a venir cuando hayento pero yo ya no tomo yo, acuerda cómo era tu padre por qué se a pegaba mi papá.

En (13a) participan 7 entidades y, a pesar de que algunas se repiten, resulta difícil determinar las relaciones que puedan establecerse entre ellas y los recursos gramaticales.

4.2.3.7.1. REFERENCIALIDAD Y DEFINITUD a) REFERENCIALIDAD En los estudios filosóficos tradicionales la referencialidad ha sido tratada en términos de si existe o no una entidad en el mundo real al que apunta un nombre, p. ej, el actual rey de Francia. En este sentido, la referencialidad está condicionada a la existencia dentro de un mundo real de un nombre, objeto, entidad o evento, y sólo cuando existe efectivamente una denotación para este objeto, entidad o evento en el mundo real, se habla de referencialidad. Contrario a esta postura, Givón (1984), como alternativa al mundo real, propone la noción de universo discursivo, i.e. el universo que es construido o negociado entre el hablante y el oyente, y donde la comunicación se refiere, entonces, a estados, eventos o individuos dentro de ese universo discursivo construido. Así, la referencialidad en el lenguaje, desde esta perspectiva, está relacionada al hecho de que la referencia involucra el universo discursivo. Hablante y oyente negocian el alcance del universo particular del que están hablando y también establecen las identidades de los individuos que intentan dar por sentado como existentes dentro de ese universo. De tal forma, una vez que han sido establecidas las referencias de los argumentos, su existencia

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está garantizada en el universo discursivo, el cual se va desplegando a lo largo del intercambio comunicativo, sin importar que denote o no a algún elemento en el mundo real. De tal forma, con esta definición de referencialidad, queda claro que el rastreo de coherencia referencial estará restringido únicamente al universo discursivo, es decir, al análisis de las relaciones referenciales que se establecen en él por medio de elementos léxicos y elementos gramaticales. b) DEFINITUD La definitud es una subclase de referencialidad y su naturaleza es de tipo pragmáticodiscursiva, que pone especial atención en la capacidad del oyente para identificar una entidad. Así, siguiendo a Givón (1984), cuando el hablante menciona una entidad referencial por primera vez, en un discurso particular, puede hacer una de dos suposiciones acerca de la habilidad del oyente para identificar claramente al referente: a) Definido: los hablantes codifican un nominal referencial como definido si piensan que el oyente puede, por cualquier medio, asignarle una identidad referencial única. b) Indefinido: los hablantes codifican un nominal referencial como indefinido si piensan que el oyente no puede, por ningún medio, asignarle una identidad referencial única. Una vez que el referente indefinido ha sido introducido en el archivo activo12, el hablante puede asumir que es identificable claramente para el oyente y, por tanto, ahora puede codificar al referente como definido.

12

Givón (1984) distingue entre archivo permanente, archivo activo y contexto deíctico inmediato. Por una parte, el archivo permanente almacena el conocimiento previo compartido entre todos los miembros de una cultura. La mayor parte de este archivo es genérico, contenido en el léxico compartido, es una especie de background léxico. Por su parte, el archivo activo (archivo discursivo o el registro discursivo) almacena el conocimiento que mantienen o están construyendo hablantes y oyentes con el propósito de producir e interpretar un discurso particular que está siendo negociado. Contiene información proposicional y léxica. Por último, el contexto deíctico inmediato es el discurso que rodea a la oración donde se encuentra el referente ya sea definido o indefinido, y por medio de él pueden establecerse las referencias de las entidades que están siendo utilizadas dentro del discurso. Así, la referencialidad, la definitud y la indefinitud será rastreada en cualquiera de estos tres dispositivos.

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Dentro del estudio de la definitud, uno de los fenómenos más ampliamente estudiados es el de los artículos determinados y los artículos indeterminados que acompañan al elemento nominal. Así, cuando un elemento nominal es presentado por primera vez en el discurso regularmente se acompaña por algún artículo indeterminado (un, una, unos, unas). Posteriormente, cuando vuelve a ser mencionado, es acompañado por un artículo determinado (el, la, los, las). Considérese el siguiente ejemplo: (14)

a. Entrando a la casa vas a ver una mochila, dentro de la mochila hay una caja y en la caja está el muñeco que tanto quieres.

De tal forma, los referentes definidos se muestran como más cercanos y compartidos por hablante y oyente. Por su parte, los referentes indefinidos se muestran más cercanos al hablante pero más lejanos para el oyente, así como menos compartido entre ellos. Así pues, la intención de incluir la definitud en el estudio de coherencia referencial es ver si los pacientes con afasia de Wernicke conservan estos mecanismos para marcar los referentes como definidos o indefinidos, como un fenómeno que le compete al nivel pragmático-discursivo del lenguaje.

4.2.3.7.1.1. REFERENTES TÓPICOS La coherencia referencial, como ya se estableció líneas arriba, tiene que ver con la identificación de los elementos importantes, tópicos o persistentes a lo largo del discurso. De tal forma, es pertinente establecer la distinción entre: (i) referentes tópicos y (ii) referentes no tópicos. Para procesar correctamente un discurso tenemos que observar las diferentes relaciones que establecen los dispositivos gramaticales y los contextos en los que el

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discurso se desarrolla, i.e. la distribución de la gramática a lo largo del texto13. Por esto, Givón (1990) propone reinterpretar la gramática como una serie de instrucciones para el procesamiento mental del discurso, ya que las señales gramaticales usualmente codifican la coherencia referencial y son utilizadas para activar cierto tipo de operaciones mentales específicas en la mente del oyente. Así, la hipótesis central que ofrece este autor es que: la gramática referencial no es primariamente acerca de la simple referencia14, sino, más bien, se trata de identificar y activar (dentro del universo discursivo) los lugares (referencias) en donde la información nueva entrante será agregada15. Dentro de este apartado trataré los siguientes temas: i)

Tópico.

ii)

Negociación de tópico.

iii)

Topicalidad.

iv)

Fuentes de referencialidad y accesibilidad.

v)

Recursos gramaticales para la marcación de tópico.

Serán explicados en este orden.

4.2.3.7.1.1.1. TÓPICO Para Givón (1984, 1990, 1995), todo argumento, entidad nominal o referente dentro de un discurso es tópico, la diferencia radica en que algunos son más importantes y otros son

13 Precisamente por esto son dos las formas en las que rastreamos la coherencia discursiva: (i) vocabulario, y (ii) gramática. 14 Referencia tomada en el sentido de la semántica lógica, i.e. si hay un elemento en el mundo real al que apunte cierto referente. Así, los sustantivos que refieren en el discurso, desde esta perspectiva, tienden a: (i) ser tópicos importantes en el discurso previo (anafóricos), y a (ii) persistir como tópicos importantes en el discurso subsiguiente. En este contexto, los sustantivos que no refieren son sustantivos indefinidos dentro del discurso. 15 “Los referentes/tópicos nominales sirven como etiquetas de archivos que son utilizados para acceder (activar) a los lugares en donde la información entrante está siendo archivada”. (Givón, 1990: 894)

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periféricos. Por su parte, Crystal considera que: “El tópico de una oración es la entidad (persona, cosa, etc.) sobre la que se dice algo, mientras que la aserción que se hará sobre esa entidad es el comentario”. (Crystal, 2000: 552). De tal forma, el tópico será más importante (relevante) mientras más recurrente sea dentro de un número de oraciones sucesivas. Una vez más, la distinción entre información vieja e información nueva juega un papel importante, pues el tópico es acerca de lo que se habla, es una entidad presupuesta, dada que se encuentra, obviamente, en la información vieja. En este sentido, el elemento más común de información vieja en la oración es el tópico principal, regularmente el sujeto gramatical que, a su vez, codifica el evento/participante más continuo. Así, los sustantivos son los tópicos de las oraciones acerca de quienes se predica o asevera algo, pues el discurso versa precisamente sobre estas entidades nominales. Por otra parte, la información nueva entrante es agregada y versará sobre el tópico. En consecuencia, el discurso coherente debe tener un referente tópico, sobre el cual la nueva información será agregada, y que tiende a ser anafóricamente definido, esto es, (i) ya se ha hablado de él en el discurso previo y, por tanto, (ii) debe ser identificable por el oyente. En resumen, los tópicos sirven, desde esta perspectiva, como etiquetas para que el oyente identifique el lugar (entidad) en donde tiene que agregar la información nueva entrante, por tal razón la coherencia referencial se identifica como requisito para poder hablar de coherencia temática.

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4.2.3.7.1.1.2. NEGOCIACIÓN DE TÓPICO En el discurso ordinario, el inicio de las oraciones o de párrafos involucra la negociación de tópico (Givón, 1984), donde el nuevo tópico establece una relación de coherencia con algo ya aceptado como información compartida: (15)

a. Fin de la negociación de tópico: Ahora, si tú quieres una historia, aquí hay una que mi abuelo solía contarme. b. Apertura del discurso: Él era un veterano de guerra.

En (15a) hay tres referentes/tópicos: (i) tú, (ii) una historia y (iii) mi abuelo, cabe destacar que los objetos de las oraciones, posteriormente, se vuelven sujeto y, por tanto, asumen el papel de tópico principal y los sujetos anteriores se convierten en la información compartida sobre la cual los nuevos tópicos establecen una relación de coherencia. De tal forma, las negociaciones de tópicos que preceden al discurso sirven para establecer la relevancia de la información entrante en un punto particular del discurso: quién está presente (yo, tú, él, etc.), quién está hablando (yo), quién escucha (tú, ustedes), de qué se está hablando y de qué se hablará, además de las metas, expectativas y el conocimiento previo asumido tanto por el hablante como por el oyente. En conclusión, el discurso rara vez, si es que alguna ocasión pasa, empieza de una base cero, en términos de información compartida específica. Idealmente, siempre debe existir un background común sobre el cual la información nueva se almacenará.

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4.2.3.6.7.1.3. TOPICALIDAD Siguiendo a Givón, la topicalidad es una propiedad de los participantes nominales –sean sujetos u objetos– dentro de una oración, pero no es una propiedad intrínseca de los referentes que dependa de sólo una oración, más bien depende del discurso en sí, pues lo que hace tópico a un referente es su participación y continuidad a lo largo de un tramo del discurso, i.e. la topicalidad está ligada a los referentes recurrentes dentro del discurso, mientras mayor sea su ocurrencia, los referentes serán más tópicos. En este sentido, Givón (1984) propone una jerarquización de los tópicos: dentro de una oración puede haber más de dos elementos nominales pero no todos son tópicos en un mismo grado de importancia, es decir, hay una jerarquía para clasificar, en orden de mayor importancia y recurrencia16, a los argumentos nominales. En muchos lenguajes sólo se codifican tres niveles de topicalidad dentro de la oración (Givón, 1990): (i)

Sujeto: tiende a codificar el tópico principal, recurrente y continuo de una oración.

(ii)

Objeto directo: codifica el tópico secundario, no tan recurrente ni continuo dentro de la oración.

(iii)

El objeto indirecto (no tópico).

Así, el sujeto gramatical17 es codificado como el tópico principal de una oración y, en este sentido, los roles temáticos ayudan a establecer una jerarquía tópica (topic hierarchy): (16)

Agente > Dativo/Benefactivo > Paciente > Locativo > Instrumental > Modo

Esto es: (17)

a. Si la oración simple tiene un argumento nominal agente, éste será el sujeto/tópico principal.

16

Importancia y recurrencia son precisamente las principales características de la topicalidad. El sujeto será, pues, el tópico principal de la cláusula y se accede a él gracias a la subjetivación, que es: “la asignación, por cualquier medio disponible en el lenguaje, del rol temático de sujeto (tópico primario) a uno de los argumentos nominales de la cláusula”. (Givón, 1984: 139) 17

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b. Si la oración simple no tiene agente, pero tiene un argumento nominal dativo o benefactivo, éste será el sujeto/tópico principal. c. Si la oración simple no tiene agente, ni dativo ni benefactivo pero tiene un argumento paciente, éste será el sujeto/tópico principal. d. Etc. (Givón, 1984)

El agente es el participante que realiza deliberadamente una acción o evento: (18)

Juan corrió.

El dativo es el participante conciente o receptor en los eventos o estados: (19)

Juan le habló a María.

El benefactivo es el participante beneficiado por un evento realizado por el agente: (20)

Juan trabajó para su padre.

El paciente es el participante sobre el que recae la acción o cambio de estado: (21)

El vaso cayó al suelo.

El locativo es el punto concreto de referencia espacial con respecto al cual la posición o cambio de lugar de otro participante es construido: (22)

Juan fue al banco.

Instrumental es el instrumento utilizado por el agente para llevar a cabo la acción: (23)

Juan abrió la carta con un cuchillo.

Modo es la manera en que un evento es iniciado por un agente o estado: (24)

La mujer entró a la habitación rápidamente.

Así pues, el sujeto gramatical de la oración será el tópico principal porque goza de dos aspectos cuantificables dentro del discurso: (i)

Accesibilidad referencial (como continuidad): en términos del contexto discursivo precedente.

(ii)

Importancia temática (relevancia): en términos del contexto discursivo subsiguiente.

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Desde el punto de vista del oyente, la accesibilidad referencial tiene que ver con la búsqueda de referentes nominales dentro del background, y la importancia temática tiene que ver con la activación de tópicos importantes y la no-activación de tópicos periféricos dentro del foreground.

4.2.3.7.1.1.4. ACCESIBILIDAD, CONTINUIDAD Y TÓPICO La accesibilidad referencial de tópicos nominales en el discurso usualmente tiende a derivarse de tres principales fuentes contextuales: 1. Situación del habla: contexto deíctico de los participantes, yo, tú, él. 2. Conocimiento cultural: contexto genérico compartido, dios, diablo, mar. (visión de mundo de una cultura específica) 3. Discurso precedente: contexto discursivo compartido. De estos tres, el más complejo es el contexto discursivo compartido, pues es un compuesto que resulta de varios factores, entre ellos: a. Continuidad referencial o su opuesto vacío referencial, entre la aparición actual del referente y su última ocurrencia en el discurso precedente. Por ejemplo, después de una ausencia larga en el discurso, un argumento es reintroducido como una FN completa, cuando la distancia es menor se utiliza la anáfora. b. Complejidad referencial del discurso precedente, que surge de la presencia de uno o más referentes extras en el contexto anafórico inmediato que pueden ser semánticamente similares al referente actualmente activado: (25)

a. Saludé a Juan. Él no se veía bien. b. *Saludé a Juan y a Pedro. Él no se veía bien. c. Salude a Juan y a Pedro. Pedro no se veía bien. d. Saludé a Juan y a Pedro. Este último no se veía bien.

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c. Información semántica en el nivel de la oración (verbos, argumentos), que hace a un referente más accesible que otro: (26)

a. Juan y yo tomamos unos tragos en el bar del hotel antes de ir al restaurante. La mesera que nos atendió era de Veracruz.

b. Un hombre y una mujer entraron y preguntaron por alguna bebida. (i) al hombre le ofrecieron café. (ii) a él le ofrecieron café. (iii) *a la mujer le ofrecieron café.

3.2.3.2.7.1.5. RECURSOS GRAMATICALES PARA LA MARCACIÓN DE TÓPICO El recurso gramatical más importante para la codificación del tópico es el orden de palabras, pues existe una distinción binaria entre la información preverbal (importante) y posverbal (no importante). Así, la topicalidad y el orden de palabras mantienen una estrecha relación que puede ser establecida como sigue: i) El referente/tópico más importante va primero. (Givón, 1990) Otro dispositivo gramatical que permite el rastreo de referentes es la morfología principalmente porque codifica: a. La primera introducción en el discurso, con el uso de los artículos indeterminados: un, una, unos, unas. b. La reintroducción después de una ausencia considerable, con el uso de artículos definidos: el, la, los, las. c. La marcación de la importancia catafórica, que codifica la recurrencia de los referentes/tópicos en el foreground: esto, eso, etc. Ahora bien, desde una perspectiva cognitiva, el tópico tiene que ver con la activación de atención sobre un referente. En este sentido existen cuatro operaciones en el sistema de atención manipulados por la gramática de la coherencia referencial (Givón, 1990): 1. Activación continua del archivo actualmente abierto (continuidad del tópico).

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2. Activación terminada del archivo actualmente abierto (discontinuidad del tópico). 3. Activación de un archivo actualmente inactivo: (i)

abre-activa-un nuevo archivo (introducción de un nuevo referente/tópico dentro del discurso)

(ii)

reabre-reactiva-un

archivo

existente

(reintroducción

de

un

referente/tópico en el discurso) La marca gramatical para la activación continua es la anáfora cero y la anáfora, pues: “la información que está activada requiere la menor cantidad de código”. (Givón, 1990: 917). La marca gramatical para la activación terminada es un sustantivo o una frase nominal completa. La marca gramatical para la activación de un archivo actualmente inactivo es una frase nominal completa, donde la activación del referente requiere mayor esfuerzo mental, pues el procesamiento de una secuencia con un código largo requiere mayor esfuerzo mental. Cuando se da el caso, la señal gramatical del artículo indefinido instruye al oyente a abrir y activar un archivo nuevo en donde será almacenada la nueva información entrante. Esquemáticamente: (27)

Operaciones mentales guiadas por la gramática de la coherencia referencial (Givón, 1995):

(a) Si es anáfora cero o pronombre: continúa el referente/tópico actualmente activo y la información nueva versará sobre él. (b) Si es frase nominal completa: (i) aplaza la decisión de activación. (ii) determina la importancia del referente. (c) Si el referente no es importante:

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(i) no activa. (ii) continúa la activación del referente/tópico actual y la información nueva entrante seguirá siendo almacenada en él. (d) Si el referente es importante, entonces: (i) desactiva el referente/tópico actual (discontinuidad tópica), entonces (e) Si es un referente indefinido (un, una, unos, unas): (i) no se realiza la búsqueda de antecedente en el background; (ii) inicia un nuevo nodo/texto; (iii) activa el nuevo referente/tópico; (iv) se agrega el nuevo referente/tópico al discurso; (v) la nueva información entrante se almacena en el nuevo referente/tópico; (f) Si es un referente definido: determina la fuente de definitud de tres opciones: (i) contexto de la situación de habla (contexto deíctico). (ii) contexto genérico léxico. (iii) contexto discursivo compartido; entonces: (g) (i) busca un antecedente adecuado en el contexto apropiado; (ii) ancla el antecedente a su co-referente en el texto; (iii) inicia un nuevo referente/tópico textual, etiquetado por el nuevo referente/tópico; (iv) activa el nuevo referente/tópico; (v) agrega el nuevo referente/tópico en el texto; (vi) agrega la información nueva entrante bajo el nuevo nodo.

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4.2.3.7.1.2. FOCO Debido a la capacidad limitada de la memoria, el total de información que es comunicada en el discurso no puede estar disponible simultáneamente. Así pues, el número de elementos (referentes) activados es limitado; además, hay que agregar, van cambiando conforme se va desarrollando el discurso. De tal forma, que sólo en un número reducido de elementos18 se centra la atención de los participantes en el intercambio comunicativo. A este fenómeno se le conoce como focalizar. Focalizar se entiende como la serie de conceptos altamente accesibles en un punto dado del discurso, y cada cambio de esta serie constituye un cambio de foco. (Rickheit et al,: 1995) La noción de foco tiene que ver tanto con la referencialidad como con la distinción que ya hemos hecho acerca de la información presupuesta (background) y la información nueva en el discurso (foreground). También está relacionado fuertemente con el grado de predictibilidad, expectación y contraste que pueda tener un referente o un argumento nominal. Así, para Givón (1990), debido a que las cláusulas pueden llevar varios elementos de información, cada elemento puede variar en su grado de predictibilidad. Alguno son identificables para el hablante y el oyente, otros no y, por ende, son menos predecibles, esto depende del contexto comunicativo dentro del cual la información es comunicada. Por otra parte, en cuanto a la referencialidad, el foco señala la entidad o el referente al cual tanto hablante como oyente están dirigiendo su atención o, en su defecto, la entidad a la cual el hablante quiere que el oyente la dirija.

18 Givón (1990) proporciona la estadística de que en el inglés la construcción más común sólo emplea dos referentes: (i) sujeto y (ii) objeto.

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Generalmente, el foco puede estar dentro de la información nueva del discurso, i.e. en el foreground vendrá la entidad sobre la cual la atención del hablante y el oyente recaerá. Sin embargo, hay un tipo particular de foco, como veremos más adelante, que se encuentra dentro de la información vieja y que es presupuesto como la entidad sobre la que está puesta la atención del hablante y el oyente. En el primer caso, dentro de la información nueva, el hablante focalizará el elemento para que el oyente dirija su atención hacia él. En el segundo caso, dentro de la información vieja, tanto hablante como oyente ya han focalizado su atención en la misma entidad. Así pues, foco es el: “término […] que hace una distinción entre la INFORMACIÓN asumida por los hablantes y lo que está en el centro (o ‘foco’) de su interés comunicativo; ‘foco’, en este sentido, se opone a PRESUPOSICIÓN” (Crystal, 2000: 235). Según la distinción de Gundel (1999) hay tres diferentes sentidos en los que podemos hablar de foco19: (i)

Foco psicológico.

(ii)

Foco semántico.

(iii)

Foco contrastivo.

19

Una perspectiva diferente en cuanto la manera en la que cambia el foco es la de Rickheit et al (1995). Según los autores, hay dos formas en las que el foco puede cambiar: (i) panning y (ii) zooming. Por una parte, el panning se refiere al movimiento del foco, al hecho de que, a lo largo del procesamiento textual, nuevos conceptos pueden ser colocados en primer plano (focalizados), permaneciendo altamente accesibles durante algún tiempo, para posteriormente desvanecerse de la memoria y, finalmente, ser reemplazados por nuevos conceptos. Esto es, viejos referentes desaparecen de la memoria episódica, mientras que nuevos contenidos toman su lugar como el foco de atención, y los usuarios del lenguaje rastrean estos movimientos a lo largo del discurso. Por su parte, el zooming se refiere a las alteraciones en la extensión del foco, al hecho de que los conceptos que pudieran estar focalizados dentro de la información nueva sean demasiados, lo que reduce el grado de resolución. Esto es, mientras más extensa sea la estructura representacional que está focalizada, menor será el detalle que se dé ella. Y, a su vez, mientras más pequeña sea, mayor será el detalle. Así, hay dos opciones: (i) una descripción con muchos objetos pero pequeños detalles o un área más pequeña, con menos objetos, pero con una resolución mayor.

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4.2.3.7.1.2.1. FOCO PSICOLÓGICO El foco psicológico coincide con la noción de foco de atención, i.e. hay una entidad en el discurso sobre la que recae la atención del hablante y el oyente. Así, una entidad está en foco psicológico si se asume que la atención de ambos participantes, hablante y oyente, está focalizada en ella, principalmente porque en alguna parte del discurso ha sido dotada con una prominencia. Este tipo de foco tiende, a lo largo del discurso, una serie de entidades activas que seguirán estando focalizadas, y gracias a esto serán los tópicos de las elocuciones subsecuentes. Esto quiere decir que los elementos topicales son recurrentes a lo largo del discurso, así que tanto hablante como oyente acceden a ellos y los recuperan fácilmente en el background discursivo. Los recursos gramaticales para localizar una entidad en foco psicológico son dos: (i) los pronombres personales no acentuados enfáticamente, y (ii) las anáforas cero, pues sólo entidades que están en foco psicológico pueden ser codificadas apropiadamente por estos dos dispositivos gramaticales. (28)

a. Juan vino a comer y después [él] se fue. b. P: Entonces le digo mi mamacita, mi mamacita uno era dueña, ella dice que era así lo puso ella.

c. Dr.: Y hoy cómo vino al hospital. P: Ay, cómo le diré. Mi hija, mi hija es la que me lleva, ella.

En (28a), el foco psicológico es él, pues la atención del hablante y del oyente está puesta en el referente Juan, que ya ha sido introducido. Lo mismo pasa en (28b) y (28c), el uso de los pronombres personales muestran que la atención sigue fija en las entidades previamente

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introducidas: mamacita e hija, respectivamente. Queda claro, pues, que el foco psicológico coincide con la noción gramatical de sujeto.

4.2.3.7.1.2.2. FOCO SEMÁNTICO El término foco también ha sido utilizado para referir a la parte de la oración que es prosódicamente más prominente. Las razones por las que un hablante puede querer llamar la atención hacia un elemento y hacerlo más prominente son diversas. Sin embargo, la más clara es que el hablante focaliza un elemento por su novedad dentro del discurso, es decir, porque esta entidad se presenta en la información nueva que está siendo aseverada en relación al tópico, en relación a alguna entidad contenida en el background. Este es el foco semántico: aquel que da prominencia lingüística a un elemento por su novedad en relación al tópico del discurso. Así, el foco semántico refleja la manera en la que el contenido informacional de un evento o estado es representado. (29)

a. Juan fue al CINE. b. P: Pues yo ayudaba, mire, a veces a vender COSAS que de vender, verdad.

c. P: La la primera fue la la primea fue…la afirmación fue…nada más MI comer bien, esto fue que [yo] comí bien.

d. P: Yo le dije a mi MAMÁ ¡mamita linda!, no ella estaba muy mala. En todos los ejemplos se puede apreciar que los últimos referentes o entidades son introducidos en el discurso como información nueva que está siendo predicada del tópico, en (29a) Juan, en (29b) yo, en (29c) la primera afirmación, en (29d) yo. Otra característica del foco semántico es que usualmente está en la posición de objeto y, posteriormente, ocupará el lugar del sujeto en la próxima oración, como se muestra en (29c) y (29d). 160

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Así pues, el foco semántico puede ser lingüísticamente marcado por acento, por orden de palabras y otros aspectos de la estructura sintáctica. En conclusión, el foco semántico es la información nueva, el comentario o lo que se dice del tópico de la oración y es enfatizado precisamente por la novedad que representa.

4.2.3.7.1.2.3. FOCO CONTRASTIVO Los elementos referenciales también pueden ser focalizados porque el hablante piensa que la atención del oyente está puesta en una entidad particular distinta, ya sea porque un nuevo tópico está siendo introducido o reintroducido o porque un elemento está siendo contrastado. Este tipo de foco es el contrastivo, que es determinado por el deseo del hablante de llamar la atención del oyente a una entidad particular del discurso. El foco contrastivo puede ser marcado por dos dispositivos gramaticales: (i) entonación y (ii) orden de palabras. La entonación focaliza los elementos que tienden a estar acentuados por medio del contorno entonacional. Por su parte, el orden de palabras se manifiesta, principalmente, en tres tipos de construcciones específicas: oraciones escindida, pseudo-escindida, y el movimiento a la izquierda (Givón, 1990). (30)

a. Fue Juan quien mató a la ardilla [y no Pedro]. (Escindida) b. Lo que Juan hizo fue matar a la ardilla [y no al ratón]. (Pseudo-escindida) c. De futbol, habla María (y no de música). (Dislocación a la izquierda)

Tanto en (30a) y (30b), el elemento focalizado es Juan sobre ardilla. En (30c), se focaliza que es de futbol de lo que habla María, más que de música. Lo que sucede en este tipo de construcciones es que se le da prominencia sintáctica al elemento focalizado, y en este caso contrasta a los dos referentes que intervienen en cada una de las oraciones.

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Así pues, los referentes que son codificados por estas construcciones (tópicos) deben ser altamente accesibles, es decir, deben estar ya establecidas en el discurso precedente. De tal forma, no pueden ser utilizadas pragmáticamente para introducir nuevos participantes. Por otra parte, lo que distingue al foco contrastivo del semántico es que el contraste es su principal función. Los elementos que caen en este tipo de foco son enfatizados en contraste con otros elementos que pudieran estar en la misma posición, mientras que los elementos que están en el foco semántico son enfatizados porque representan la nueva información que se predica del tópico. En suma, se han caracterizado tres tipos de foco: (i)

Foco psicológico: se encuentran en foco psicológico aquellos referentes que tienen la atención tanto del hablante como del oyente. Señala la continuidad del tópico, i.e. la recurrencia del referente a través de las cláusulas. Los dispositivos gramaticales para identificarlo son: (i) la anáfora, (ii) la anáfora cero y (iii) los pronombres no acentuados enfáticamente.

(ii)

Foco semántico: son los referentes contenidos en la información nueva que es predicada en relación al tópico. Por sí mismo no es capaz de señalar continuidad o discontinuidad tópica. Los dispositivos gramaticales para identificarlo son: (i) orden de palabras, y (ii) acento. Regularmente ocupa la posición de objeto en la oración.

(iii)

Foco contrastivo: un referente está en foco contrastivo cuando el hablante le impone cierta prominencia entonacional o sintáctica para llamar la atención del oyente hacia él, con la intención de hacer explícita la entidad/evento de la que están hablando. Hay tres construcciones que codifican al foco contrastivo: (i) oraciones escindidas, (ii) oraciones pseudo-escindida, y (iii) dislocación a la izquierda. Su principal función

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es la de contrastar una entidad (focalizada) de otra que podría parecer focalizada.

4.2.3.7.2. COHERENCIA REFERENCIAL GUIADA POR VOCABULARIO El principal recurso léxico que ayuda al rastreo de coherencia referencial es el de los nombres propios y nombres comunes, que regularmente sirven de base o anclaje para los elementos que serán presentados posteriormente en el discurso. (31)

a. Juan está en la universidad, él está estudiando física. A Juan le gusta mucho.

b. Mi mamacita, mi mamacita pero ella protege. Así, en (31a) Juan guarda una relación con el pronombre él, pues concuerda en género y número. En (31b) se presenta primero el sustantivo mamá, y establece una relación con el pronombre ella, además también concuerdan en género y número. En ambos casos es fácil identificar los referentes y las relaciones con los demás componentes de la oración. Otro dispositivo proporcionado por el vocabulario para el rastreo de coherencia referencial son las relaciones léxicas.

4.2.3.7.2.1. RELACIONES LÉXICAS Dentro de un discurso intervienen varios elementos nominales, los cuales pueden tener algún tipo de vínculo semántico entre sí. El análisis de este tipo de vínculos contribuye al rastreo de coherencia referencial o temática, pues al clarificar esta relación se justifica la aparición de los elementos nominales dentro del discurso.

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De tal forma, se habla de relaciones léxicas cuando: “un elemento léxico establece una relación estructural con otro” (Crystal, 1987a: 119). Así, por ejemplo, los elementos que pertenecen a un mismo campo semántico20 establecen relaciones léxicas entre sí. Givón (1984) considera que una vez que un nominal ha sido mencionado en el discurso, los referentes asociados con él adquieren una unicidad referencial. Una unicidad de este tipo es la que se da entre las partes de un todo, p. ej., cuando una casa ha sido mencionada, dentro de un discurso, la puerta, la cocina, la sala, el comedor, etc., comparten entre sí la misma unicidad referencial. Así, considérense los siguientes ejemplos: (32)

a. Las flores me gustan mucho, los tulipanes más. b. P: No, mi hermana sí se fue mal, ya. El hermano igual. Mis hermanos cuando bebríen y eso Dios tocó, se murieron, ya, el grande mi hermano, ah cómo era, muchos amigos me conocen, eh, ya saben que no, mis hermanos, mi hermana, mi tío Morales se les acuerda que no van a venir cuando hayento pero yo ya no tomo yo, acuerda cómo era tu padre por qué se a pegaba mi papá.

c. Dr.: Usted en qué trabaja. P: Yo…este…mi costante aseamente es de la media de fiesto, de me me media de far, de todo eso de herrería de todo eso, de…concreto en concreto todo eso se me vistía a mí no se me venía, eh… encrostarse por ser de nada de eso.

d. Dr.: Muy bien. Y los días de la semana, me los puede decir. P: *Los del día del zaguán, de los día.

En (32a) es clara la relación léxica que hay entre flores y tulipanes, donde el primero es la clase y el último un miembro de la misma. Ambos elementos léxicos pertenecen al mismo campo semántico, sin discusión. En (32b) la gran cantidad de elementos léxicos obstaculiza el rastreo de coherencia referencial, sin embargo podemos determinar claramente de qué 20

La noción de campos semánticos tuvo su origen en Europa, en lo años treinta del siglo pasado, y fue propuesta por Jost Trier. “La teoría aísla los campos conceptuales (p. ej. color, parentesco) y analiza mediante una red de relaciones de SENTIDO las unidades léxicas usadas para designar los diversos rasgos de estos campos. Esta red es la estructura del campo semántico o ‘léxico’”. (Crystal, 2000: 90).

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está hablando el paciente, pues la gran mayoría de los elementos léxicos (hermana, hermano, hermanos, el grande mi hermano, tío Morales, padre y papá) pertenecen al mismo campo semántico, a saber: familia. En (32c), se establece una relación léxica entre los elementos nominales herrería y concreto, que corresponden al campo semántico de oficio o trabajo. Además, debido a lo anterior, el empleo de estos elementos es claramente consistente con la pregunta. Por último, en (32d) no podemos afirmar que haya una relación léxica entre días y zaguán, al menos no una obvia, y por tanto la intromisión de zaguán no está justificada dentro de este fragmento de discurso. En el caso de las relaciones léxicas se impone una restricción: (i) la relación que pueda atribuirse a dos o más elementos léxicos tendrá que ser lo más clara posible21. De esta forma, se evitan las interpretaciones inventadas o las caracterizaciones ad hoc de supuestas relaciones establecidas entre elementos nominales.

4.2.3.7.3. COHERENCIA REFERENCIAL GUIADA POR GRAMÁTICA Los dispositivos gramaticales que ayudan al rastreo de coherencia referencial son múltiples. La gramática utiliza varias marcas para la identificación clara y la búsqueda precisa de las relaciones que establecen las entidades o eventos dentro del discurso. Entre estas marcas destacan: (i) pronombres, (ii) sustantivos, (iii) anáforas, (iv) catáforas, (v) elipsis, y (vi) deixis. Los pronombres, por una parte, son la parte de la oración que no expresan por sí mismos un concepto fijo, más bien señala, remite a algo, lo representa o lo remplaza. Además señala, inherentemente, número, persona y género. Su significado no es pleno 21

Si los elementos pertenecen al mismo campo semántico la claridad de la relación léxica está garantizada.

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hasta que se les relaciona con el contexto lingüístico, es decir, deben estar forzosamente anclados a entidades o eventos dentro del discurso, a los que posteriormente apuntarán, remplazarán, remitirán o representarán. Los principales tipos de pronombres son: (i) personales: yo, tú, él, nosotros, ustedes, ellos, mí, ti, me, te, se, lo, la, le, nos, los, las, les. (ii) demostrativos: éste, ése, aquel. (iii) indefinidos: uno, otro, alguno, ninguno. (iv) posesivos: mío, tuyo, suyo, nuestro, mi, tu, su. (v) cuantitativos: todo, mucho, poco, nada. Por su parte, los sustantivos son la parte de la oración que sirve para designar o dar a conocer (referir) las cosas o las personas por su esencia o sustancia. Tiene categorías de número y género inherentemente. Se relacionan con la función de agente (la entidad que realiza la acción dentro de una oración) y paciente (sobre quien recae la acción realizada por el agente). Por esto, un sustantivo puede ser agente y paciente. Dentro del discurso, los sustantivos son las referencias a las que están anclados los pronombres y gracias a esto se establecen dos tipos distintos de relación: (i) relación anafórica y (ii) relación catafórica.

4.2.3.7.3.1. RELACIONES ANAFÓRICAS Uno de los principales recursos gramaticales que se emplean en el rastreo de coherencia referencial es la anáfora, a través de ella se establecen relaciones entre el léxico (antecedente) y la gramática (pronombres). Así, la anáfora es definida como: “el proceso o resultado por el cual la interpretación de una UNIDAD lingüística [pronombres, principalmente] se deriva de alguna unidad o significado previamente expresados (el ANTECEDENTE).

La referencia anafórica constituye una forma de señalar la identidad entre

lo que se está expresando y lo que ya ha sido expresado” (Crystal, 2000: 50). En 166

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consecuencia, la anáfora es considerada como una relación hacia atrás, i.e. una relación que se busca dentro de la información vieja, en el background discursivo. Por definición, una relación anafórica requiere forzosamente de dos elementos: (i) el antecedente o referencia y (ii) la unidad lingüística que remitirá al antecedente. Sólo cuando se establece una relación clara y precisa entre antecedente y unidad lingüística se puede hablar de anáfora. Considérense los siguientes ejemplos: (33)

a. Pedro1 fue a la tienda. Él1 fue a comprar dulces2. Después se los2 comió.

b. P: Yo le dije a mi mamá1, mamita linda, no ella1 estaba muy mala, y le1 dije…

c. P: *Ya ora prime vez ora veces puedo decirle, primera primero luego le digo ay este te dije se me olvidó decirlo comple…poquín, pero a veces le estoy diciendo lo stoy a veces pensando a así y a veces cuando se me sale a veces digo otra cosa y no no no así le dije pero luego a veces me quedo callada y al rato le voy ya le dije así eso pero paquito me vuelven a prestar cosas porque no decía yo casi mucho y yo le dije a él le dio mucho gusto porque dije yo no decía nada usted y ora sí gracias a Dios le dije él no me ha enseñado a él le dijo y sí aprendí pero sé que es poquito.

En (33a) se establecen dos relaciones anafóricas correctamente, la primera entre el sustantivo Pedro (antecedente) y el pronombre él, y la segunda entre el sustantivo dulces (antecedente) con el pronombre los. Estas relaciones son fáciles de establecer porque los pronombres concuerdan en género y número con los antecedentes, además que sólo hay dos entidades participando en la oración. En (33b) también se establece correctamente la relación anafórica: mamá, mamita linda (antecedente) con los pronombres ella y le, nuevamente la identificación de la relación es fácil por la correspondencia que existe de género y número del antecedente con los pronombres. Por su parte, en (33c) los pronombres no tienen un antecedente claro dentro del discurso precedente, no hay entidad alguna que corresponda con el número y género de los

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pronombres empleados por la paciente, lo que hace imposible rastrear y establecer relaciones anafóricas. Cabe destacar que mientras más anáforas contenga un texto mayor será su coherencia referencial, esto se debe a que la anáfora es un dispositivo gramatical que garantiza la continuidad y recurrencia de entidades o eventos a lo largo del discurso. Por otra parte, un caso particular de este fenómeno es la anáfora cero, esto es, cuando la relación se establece entre un antecedente y “una unidad abstracta postulada por un análisis, pero que carece de realización física dentro de la cadena hablada”, (Crystal, 2000: 98). Considérense los siguientes ejemplos: (34)

a. Juan1 vino a casa y luego [él1] se fue. b. Dr.: ¿Traen pistola? P: Sí tenía yo1 cuando era, ora [yo1] ya tengo una…

Las relaciones que se establecen en (34a) y (34b) se dan entre un antecedente y un pronombre átono implícito. Así, la anáfora cero garantiza una máxima continuidad referencial en el discurso22.

4.2.3.7.3.2. RELACIONES CATAFÓRICAS La catáfora es otro dispositivo gramatical que ayuda al rastreo de coherencia referencial en el discurso, pues también relaciona un elemento gramatical (antecedente) con uno léxico que será presentado posteriormente. Así, la catáfora es definida como: “el proceso o resultado en que una UNIDAD LINGÜÍSTICA hace referencia a otra unidad mencionada 22

Para Givón (1995) el uso de anáforas ceros y pronombres átonos, desde una perspectiva cognitiva, indica que el referente actualmente activado sigue siendo el mismo y que la información entrante versará sobre él, garantizando así una mayor coherencia referencial. Esta continuidad máxima se mantendrá hasta que una entidad nueva sea introducida en el discurso, donde el empleo de un sustantivo o una frase nominal completa indicará la existencia de una discontinuidad mayor.

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después. La referencia catafórica es una manera de señalar la identidad entre lo que se expresa y aquello que está a punto de ser expresado” (Crystal, 2000: 93). Por definición, una relación catafórica requiere necesariamente de dos elementos: (i) la unidad lingüística (antecedente) y (ii) la entidad o evento (referencia). Sólo cuando se establece una relación clara y precisa entre antecedente y la entidad o evento se puede hablar de catáfora. Por ende, la catáfora es considerada como una relación hacia delante, i.e. una relación que será buscada dentro de la información nueva, en el foreground discursivo. Considérense los siguientes ejemplos: (35)

a. Él1 vendrá a comer, Juan1 vendrá. b. P: Eso1 que tuve de escuincle, de caerme1 me dolió. c. Dr.: ¿Usted en qué trabaja? P: Yo…este…mi costante aseamente es de la media de fiesto, de me me media de far, de todo eso1 de herrería1 de todo eso1.

d. P: *Ya ora prime vez ora veces puedo decirle, primera primero luego le digo ay este te dije se me olvidó decirlo comple…poquín, pero a veces le estoy diciendo lo stoy a veces pensando a así y a veces cuando se me sale a veces digo otra cosa y no no no así le dije pero luego a veces me quedo callada y al rato le voy ya le dije así eso pero paquito me vuelven a prestar cosas porque no decía yo casi mucho y yo le dije a él le dio mucho gusto porque dije yo no decía nada usted y ora sí gracias a Dios le dije él no me ha enseñado a él le dijo y sí aprendí pero sé que es poquito.

En (35a), el pronombre él se relaciona catafóricamente con el nombre Juan, que aparece posteriormente en la oración. En (35b), eso hace referencia al evento caerme, que también aparece posteriormente en la oración. En (35c), nuevamente el pronombre demostrativo eso establece una relación catafórica con el sustantivo herrería, en donde, además, todo eso está anafóricamente relacionado con herrería. Así, en (35a, b y c) las relaciones catafóricas

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son establecidas correctamente: hay una unidad lingüística, pronombres en estos casos, que tiene su referencia clara en el discurso posterior. Por su parte, (35d) está lleno de pronombres que carecen de un referente claro, por tanto no es posible establecer relaciones de ningún tipo, ni anafóricas ni catafóricas. Lo más que nos permiten hacer las pistas gramaticales es establecer que la paciente se refiere a dos entidades: la primera corresponde a la segunda persona del singular; y la segunda coincide con la tercera persona del singular, de género masculino. En ambos casos, no hay una referencia clara a la cual se puedan anclar los pronombres. Así, (35d) carece de coherencia referencial, pues no podemos decir nada de las entidades o eventos que participan en los hechos que reporta la paciente.

4.2.3.7.3.3. ELIPSIS Dentro del estudio del análisis del discurso, la elipsis es un dispositivo gramatical que permite establecer relaciones entre oraciones. Cuando una elipsis aparece en el discurso su análisis permite fijar la correspondencia entre dos oraciones, lo que ayuda al rastreo de coherencia, ya sea referencial o temática. Así, la elipsis se refiere: “a una ORACIÓN en la cual, ya sea por economía, por énfasis o por estilo, se ha omitido una parte de la ESTRUCTURA, recuperable mediante un examen del CONTEXTO […] poniendo el énfasis en la necesidad de que las partes ‘elididas’ (o ‘elípticas’) de la oración sean especificables sin ambigüedades23” (Crystal, 2000: 194).

23

Mi investigación seguirá esta restricción, pues en el discurso de los pacientes con afasia de Wernicke, por su propia naturaleza, la existencia de ambigüedades es casi inevitable. Por esta razón, sólo hablaré de elipsis cuando la parte elidida de la oración sea especificable sin ambigüedades o al menos sea lo suficientemente clara. En este sentido, la aproximación de ‘la integración de la elipsis’ (Kindt, 1985) propone que el constituyente que ha sido elidido sea copiado y colocado en el lugar donde se supone debía de estar. La sugerencia de esta aproximación es que el vínculo establecido no está restringido sólo a unir dos oraciones,

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PROPUESTA TEÓRICO-METODOLÓGICA

La elipsis regularmente sustituye tanto un elemento nominal como uno verbal, véanse los siguientes ejemplos: (36)

a. María gozó la velada, aunque Juan no [gozó la velada]. b. ¿Dónde está el billar? [el billar está ] En la 15 Oriente y 3 Sur.

c. Dr.: ¿Y ahora ya no toma? P: No [ya no tomo], tengo amigos que sí [toman] pero ya no tomo

d. Dr.: ¿Y podía mover el brazo y la pierna? P: *Nada. No, no me gusta, no puedo oír.

Tanto en (36a) como en (36b), la elipsis es clara pues la parte elidida puede ser recuperada fácilmente del contexto discursivo inmediato y no hay ambigüedad en su interpretación. Por otra parte, en (36c) la elipsis, a pesar de ser utilizada dos veces seguidas, es clara y puede ser interpretada fácilmente gracias al discurso precedente: la pregunta, y al discurso subsiguiente: ‘pero ya no tomo’. Por último, en (36d) no puede establecerse la existencia de una elipsis clara, el contexto discursivo previo (la pregunta) parece que permite recuperar la parte elidida en la respuesta, sin embargo, el contexto discursivo posterior hace ambigua la interpretación de la respuesta, pues no existe relación alguna entre: mover, gustar, oír y usar. Como lo señalo en estos ejemplos, sólo hablaré de elipsis cuando: (i) la parte elidida sea recuperable dentro del contexto discursivo, y (ii) cuando no haya ambigüedades en la identificación de la elipsis, esto es, cuando se pueda incrustar correctamente la estructura elidida dentro de la oración, como sucede en (36a), (36b) y (36c).

sino que, además, la elipsis vincula pares de conceptos que comparten el mismo estatus en la estructura representacional del discurso.

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PROPUESTA TEÓRICO-METODOLÓGICA

4.2.3.7.3.4. DEIXIS Otro dispositivo que ayuda al rastreo de coherencia referencial dentro del discurso es la deixis. Su análisis permite establecer relaciones claras entre unidades lingüísticas y el contexto discursivo. Así pues, la deixis engloba: “aquellos rasgos del LENGUAJE que hacen referencia directa a las características personales, temporales o locativas de la SITUACIÓN en la que tiene lugar un ENUNCIADO, cuyo SIGNIFICADO será relativo a dicha situación24” (Crystal, 2000: 162). Véanse los siguientes ejemplos: (37)

a. Juan fue a Monterrey, allá probó el cabrito. b. Mientras tú vas a la tienda, yo preparo el café. c. P: Y yo no le sabía qué era, nomás se lo quería decir pero no ahora ya lo hago bien.

d. Dr.: ¿Tomaba? P: Sí eso me gusta, el padre te tido que mi padre igual yo yo hasta ahoras fui yo tenía.

e. P: *Fui con un doctor, allá, con un doctor también. También. En (37a), la deixis se establece entre Monterrey y allá, pues el adverbio locativo sólo puede ser interpretado gracias al contexto previo de la oración. En (37b), los pronombres personales tú y yo son deícticos y queda claro que tú refiere directamente al oyente, y yo al hablante. Este tipo de deixis es la más clara y común dentro del discurso. En (37c), por su parte, el adverbio ahora es deíctico y refiere al momento (tiempo) en el que la conversación se lleva a cabo, esto puede ser ayer, hoy, hace dos meses o en este preciso momento. Por

24

En los estudios pragmáticos, la deixis ha sido ampliamente tratada, su estudio se muestra como un apoyo útil para el análisis del discurso. Dentro de esta tradición, a la deixis le concierne: “la forma en que los lenguajes codifican o gramaticalizan características del contexto de la elocución o el evento de habla, y, así, también las formas en que la interpretación de las elocuciones depende del análisis del contexto de la elocución”. (Levinson, 1983: 54)

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PROPUESTA TEÓRICO-METODOLÓGICA

otra parte, en (37d), el pronombre eso es deíctico y hace referencia a la acción de tomar (beber). Por último, en (37e), el adverbio allá carece de referencia directa en el contexto discursivo, por tanto no hay información contextual que permita establecer una relación entre allá y algún elemento nominal dentro del discurso. Cabe destacar que en ejemplos como (37a) y (37e), la deixis puede ser confundida o sustituida ya sea por anáfora o catáfora, pues ambos tipos de relaciones son interpretables sólo dentro del contexto discursivo previo o posterior, respectivamente. Sin embargo, dentro de mi propuesta teórico-metodológica, tanto anáfora, catáfora, como deixis serán tratadas de manera individual, según la definición que se ha dado para cada una de ellas. Así, dos restricciones se le imponen a la deixis: (i) los rasgos que hacen referencia directa a las características personales, temporales o locativas serán sólo aquellos que han sido gramaticalizados o codificados por el lenguaje25. De esta restricción se origina la segunda: (ii) el contexto es sólo el discurso precedente o posterior que rodea a la oración, dentro de la cual está la deixis. En consecuencia, todo aquello que no tenga que ver con el contexto discursivo de las oraciones quedará fuera del alcance de la deixis, pues cabe recordar que esta investigación está restringida únicamente al análisis de elementos que pueden ser caracterizados de manera formal.

25 Ejemplos de estos elementos son: tú, yo, él, ahora, allá, allí, acá, eso, etc., que han sido codificados por el lenguaje y, efectivamente, tienen su referencia dentro del contexto discursivo.

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PROPUESTA TEÓRICO-METODOLÓGICA

4.2.3.8. COHERENCIA TEMÁTICA Debido a la naturaleza multiprosicional del discurso, la coherencia temática también lo es, esto significa y garantiza la continuidad o recurrencia de algunos elementos a lo largo del discurso. Los elementos recurrentes más fáciles de asociar e identificar con la coherencia temática son: a) coherencia referencial b) coherencia temporal c) coherencia locacional d) coherencia de acción En otras palabras, el discurso coherente tiende a mantener, a lo largo de varias proposiciones, respectivamente: a) el mismo referente (tópico) b) el mismo tiempo o, al menos, contiguo c) la misma locación o, al menos, contigua d) acción secuencial Así, desde una perspectiva cognitiva, lo anterior indica que la continuidad garantiza una mayor accesibilidad mental y la ausencia de recurrencia provoca un mayor esfuerzo mental. De tal forma, el discurso más coherente es aquel que contiene más elementos continuos y recurrentes y, además, es organizado de tal forma que hace que la información sea mentalmente más accesible para el oyente. Debido a esto, Givón (1995) propone que la coherencia temática es un epifenómeno, es el leitmotiv, que señala los distintos hilos de coherencia en el discurso, por esto léxico y gramática comparten la carga funcional para señalar las recurrencias a lo largo del discurso. En otras palabras, la coherencia temática puede ser una consecuencia aditiva de todas las 174

PROPUESTA TEÓRICO-METODOLÓGICA

líneas concretas de coherencia juntas. No obstante, no es sólo la mera suma de sus partes. Así pues, tiene que haber una consistencia entre lo que se ha dicho previamente con lo que se está diciendo actualmente. La información nueva tiene que estar conectada, ser consistente y relevante con el tópico que se está tratando. Como se menciona arriba, son dos las fuentes principales que nos permiten identificar estas regularidades: i) gramática, y ii) vocabulario. Así, los subsistemas gramaticales y el léxico señalan aspectos más globales de coherencia discursiva. Estos subsistemas guían las operaciones de búsqueda y recuperación en los niveles de encadenamiento de cláusulas, oraciones y/o párrafos. Givón (2005) sistematiza los diferentes tipos de coherencia, así como sus relieves codificantes, ya sea léxico o gramática: (38)

Tipos de coherencia bien codificados en la coherencia discursiva: TIPO

VEHÍCULO CODIFICANTE

Referentes

gramática > léxico

Locación

léxico >> gramática

Temporalidad

gramática > léxico

Aspectualidad

gramática > léxico

Modalidad

gramática > léxico

Esto quiere decir que los dos tipos de coherencia que estudio aquí, referencial y temporal, están codificados principalmente por la gramática, lo que resulta benéfico si recordamos que los pacientes con afasia de Wernicke conservan mejor la gramática que el léxico. Hasta aquí, tiene que quedar claro que los dispositivos gramaticales usados durante la producción y la comprensión natural del discurso en línea deben ser vistos como señales de coherencia que guían al oyente sobre la activación específica que tiene que realizar en la

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PROPUESTA TEÓRICO-METODOLÓGICA

memoria de trabajo, así como las conexiones y operaciones mentales para la búsqueda y recuperación de información en la memoria episódica. En este punto cabe destacar que las cláusulas empaquetan proposiciones mentales que codifican estados o eventos que ya han sido cognizados. De tal suerte, Givón (1990) define a la cláusula como: (39)

La unidad básica de información almacenada en el discurso coherente, por medio de la cual nueva información es agregada al discurso.

Tomando en cuenta lo anterior, a lo largo del encadenamiento de cláusulas, los elementos recurrentes del discurso se van presentando, garantizando así a coherencia temática. En otras palabras, el discurso (multiproposicional) está compuesto de oraciones o cláusulas (proposiciones) que comparten, entre sí, elementos recurrentes (coherencia temática), por tal motivo cada cláusula agrega nueva información (foreground) que será incluida en el discurso previo (background). Así pues, resulta pertinente ver de qué forma se encadenan los diferentes tipos de cláusulas.

4.2.3.8.1. TIPOS DE CLÁUSULAS Para Givón (2005) existen cuatro posiciones claras en las que aparecen las cláusulas dentro de su encadenamiento en el discurso coherente, pues se encuentran gramaticalizadas sistemáticamente en el lenguaje natural. Éstas son: 1) Cláusulas pre-iniciales 2) Cláusulas iniciales 3) Cláusulas medias 4) Cláusulas finales

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PROPUESTA TEÓRICO-METODOLÓGICA

Cada una de estas posiciones cumple con una tarea dentro del encadenamiento que conforma el discurso. A continuación describo cada una de estas cláusulas. a) CLÁUSULAS PRE-INICIALES Una cláusula en esta posición desempeña la función de puente de coherencia, es decir, vincula la cadena al discurso precedente (al párrafo anterior). Hay tres dispositivos gramaticales que son utilizados en tales cláusulas: 1) Cláusulas adverbiales pre-puestas: aparecen antes de su cláusula principal. 2) Frases adverbiales pre-puestas: tienen la misma función de puentes de coherencia aunque más amplia que las cláusulas adverbiales. 3) Frases nominales dislocadas a la izquierda26: guían al oyente a una búsqueda anafórica precedente que alcanza varias cadenas en la memoria episódica del texto actual. Los tres dispositivos tienen vínculos catafóricos locales directamente con la cláusula siguiente. A su vez, señalan vínculos anafóricos más globales con el discurso precedente en un nivel más alto en la estructura jerárquica del texto actual. Así pues, estas cláusulas forman un doble vínculo, la cadena inicial garantiza conectividad pues tiende un puente entre el trazo episódico del texto actual (anafórico) y la nueva información entrante (catafórico). b) CLÁUSULAS INICIALES En esta posición, la cláusula lanza una nueva cadena iniciando los hilos principales de coherencia (referente tópico, temporalidad, aspectualidad, modalidad). El vínculo de las cláusulas iniciales es más local tanto anafórica como catafóricamente. Gramaticalmente,

26

Es decir, un tipo de oración en la que uno de los constituyentes aparece en posición inicial y su papel sintáctico queda satisfecho por un pronombre con la misma referencia. Por ejemplo, El café, siempre lo compro al mayoreo. Algunos autores también utilizan el término topicalización. (Crystal, 2000).

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estas cláusulas tienden a ser altamente específicas, es decir, contienen todos los tipos de coherencia marcados. c) CLÁUSULAS MEDIAS En estas cláusulas, contrarias a las iniciales, los elementos del discurso coherente no están tan bien definidos. Las cláusulas medias transmiten la cantidad de información nueva presentada en la cadena, además despliega los más altos niveles de continuidad anafórica. Por otra parte, dado que es muy probable que la siguiente cláusula sea muy parecida o, incluso, del mismo tipo, las cláusulas medias están fuertemente ancladas catafóricamente. Las marcas gramaticales de tales cláusulas son mínimas o, al menos, reducidas, pues muchos hilos de coherencia continúan como en la cláusula precedente. d) CLÁUSULAS FINALES En esta posición la cláusula termina la cadena temática, en términos de referencia, tiempo, aspecto, modo, actos de habla o en términos abstractos temáticos. Las propiedades de las cláusulas finales son más anafóricas, aunque pueden señalar información catafórica, como el inicio de una nueva cadena temática. Otras indican un tipo de referente nuevo que será iniciado en la siguiente cadena (cambio de referencia catafórica). El siguiente esquema resume las propiedades de cada uno de los diferentes tipos de cláusulas: (40)

Grounding and thematic continuity in the clause chain (Givón, 2005:182):

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En resumen, hemos visto cómo se combinan las cláusulas para mostrar una mayor continuidad temática y la forma en la que todos los dispositivos, que ayudan al rastreo de coherencia, se presentan, a través de las cláusulas, como un sistema de pistas cognitivas y operaciones mentales altamente específicas, que están dirigidas a los tres sistemas cognitivos donde el texto es representado: memoria de trabajo, atención y en la memoria episódica. De tal forma, gramática y léxico se combinan para enfatizar las operaciones mentales que hablante y oyente tienen que realizar en su afán de construir mutuamente un discurso coherente. Así, en la medida en la que más ocurrencias haya de un referente y de la contigüidad de tiempo, mayor será la coherencia temática.

4.2.4. MARCADORES DISCURSIVOS 4.2.4.1. ¿QUÉ ES UN MARCADOR DISCURSIVO? En 1987, Deborah Schiffrin introdujo el término marcador discursivo para referirse a los dispositivos lingüísticos que los hablantes utilizan para señalar la forma en la que la unidad anterior de habla o texto se relaciona con el estado actual del discurso. Así pues, los marcadores discursivos son palabras o frases que dividen, ordenan, estructuran y muestran la relación que guardan entre sí las partes del discurso, ya sean ideas, acciones, turnos, etc. Por otra parte, en un estudio del uso de los marcadores discursivos en español, José Portolés los define como: “unidades lingüísticas invariables, [que] no ejercen una función sintáctica en el marco de la predicación oracional y poseen un cometido coincidente en el discurso: el de guiar, de acuerdo con sus distintas propiedades morfosintácticas, semánticas y pragmáticas, las inferencias que se realizan en la comunicación” (1998: 27). Así, los

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marcadores son un medio de la lengua para facilitar la articulación entre lo que es dicho y el contexto, de tal forma que a un contexto distinto le corresponderá un marcador distinto. Consecuentemente, un marcador discursivo será el término lingüístico que reciben pequeñas palabras, incluso frases, que dividen el habla en partes y muestran la relación que existe entre ellas y, como característica, no necesariamente significan lo que el diccionario señala, pues cuando son empleadas como marcadores generalmente se encuentran gramaticalizadas. Así, debido a este carácter relacional o estructural, Schiffrin agrega que son elementos secuencialmente dependientes que agrupan unidades del habla. Esta agrupación se realiza por medio de recursos anafóricos y catafóricos, dependiendo de la posición que tenga el marcador en la oración. De tal suerte, la dependencia secuencial, ya sea anafórica o catafórica, indica que los marcadores son dispositivos que trabajan en un nivel discursivo más que en el de la palabra o de la oración. En este sentido, gracias a su carácter anafórico o catafórico, comúnmente los encontramos al principio o en el fin de las oraciones, donde al oyente le señalan la intención del hablante para marcar continuidad discursiva, causas, contra expectativas o cambio de tópico. También pueden servir para indicar la actitud o la orientación hacia el discurso Es importante notar que generalmente podemos quitar un marcador de su posición en el discurso y la estructura sintáctica queda intacta, inclusive el significado. No obstante, la conectividad indeterminada, el uso de elipsis y la intercalación de estructuras pueden oscurecer los límites sintácticos, lo que hace la identificación y clasificación de oraciones en conversaciones cotidianas casi imposible de realizar (Cristal, 1980). Entonces, en este sentido, los marcadores discursivos ayudan a esclarecer no sólo los límites sintácticos sino, 180

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además, las relaciones que se establecen entre las partes del discurso y permiten apreciar al conjunto de oraciones como partes de un todo, de un discurso.

4.2.4.2. PROPIEDADES DE LOS MARCADORES DISCURSIVOS Las propiedades lingüísticas de la expresión utilizada como marcador también son responsables de sus efectos comunicativos. Así, tanto las propiedades semánticas27 (significado referencial) como las gramaticales (sintaxis) pueden contribuir. Muchos marcadores discursivos son utilizados de formas que reflejan su significado. Por ejemplo, las conjunciones tienen efectos pragmáticos que están muy cercanos a su significado: pero marca un contraste del hablante por su significado contrastivo. O marca opciones al oyente por su significado disyuntivo. Esto sugiere que los marcadores, por sí mismos, no comunican significados sociales y/o expresivos. Más bien, están situados en partes muy distintas del discurso y es la elocución, dentro de la que aparecen, la que es interpretada por significados sociales y/o expresivos28 (Schiffrin: 1987). Así, cualquier expresión utilizada como un marcador podrá tener significado pero su uso primario en el discurso estará en la organización de los significados referenciales en el nivel textual. Por tanto, los marcadores hacen posible una relación entre partes del discurso, por tal razón, sugiere la misma autora, los marcadores seleccionan y después muestran relaciones estructurales entre elocuciones más que crearlas.

27 A pesar de no saber cómo o si efectivamente los significados referenciales de los marcadores contribuyen a la manera en que son utilizados en el discurso (Schffrin, 1987: 63). En este sentido, Hymes (1974) sostiene que si los elementos léxicos o frases adquieren una función gramatical, en un sentido social o estilístico, pueden perder su fuerza léxica primigenia en relación con sus nuevas relaciones paradigmáticas. 28 La sugerencia de Schiffrin es que los marcadores seleccionan una relación de significado de cualquiera de los significados potenciales de los que están provistos, a través del contenido del habla, y entonces muestran dicha relación. Esto es, cualquier significado inherente del marcador tiene que ser compatible con los significados del discurso circundante. Además, la mayoría de los marcadores no son funcionalmente intercambiables, así que se utiliza el más adecuado dependiendo de la elocución en la que se encuentre.

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En suma, las propiedades del discurso junto con las propiedades lingüísticas de la expresión (significado y/o propiedades gramaticales) proveen a los marcadores con sus funciones indexicales, indican la locación de una elocución dentro de sus contextos locales. De tal forma, la función indexical de los marcadores es la clave para comprender por qué son utilizados, pues sugieren las coordinadas contextuales dentro de las cuales una elocución es producida y diseñada para ser interpretada y, debido a que se siguen tales coordenadas, los marcadores contribuyen a la integración del discurso, i.e. la coherencia discursiva (Schiffrin, 1987). (41) Propiedades del discurso + Propiedades lingüísticas de la expresión

Función indexical de los marcadores discursivos:

Funciones indexicales de los marcadores.

Uso de marcadores en el discurso: sugieren coordinadores contextuales.

Coherencia

En resumen, son tres las propiedades que despliegan los elementos lingüísticos empleados como marcadores discursivos, a saber: (i) propiedad semántica, que tiene que ver con cómo los significados referenciales de las palabras o frases utilizadas como marcadores pueden influir o guiar en su carácter organizacional. En este sentido, en algunas ocasiones el significado influye como en pero y o. En otras, se encuentran totalmente gramaticalizados como sin embargo, mire, oye, etc. (ii) Propiedad gramatical (sintáctica), que tiene que ver con cómo influye la posición de los marcadores dentro de las oraciones pues, como ya he citado, estructuran el discurso por medio de relaciones anafóricas o catafóricas que dependen principalmente de la posición que ocupen los marcadores dentro de las oraciones.

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(iii) Propiedad pragmática, que tiene que ver con el nivel discursivo o textual en el que trabajan los marcadores, ya sea que pierdan o conserven su significado prístino, que se encuentren al principio o en el fin de las oraciones. Así, hace referencia al carácter organizacional de los marcadores, es decir, a su función indexical dentro del discurso.

4.2.4.3. ¿QUÉ CUENTA COMO MARCADOR DISCURSIVO? Las palabras y frases que son utilizadas principalmente para estructurar el discurso a costa de perder total o parcialmente su significado serán consideradas marcadores discursivos. Los elementos del lenguaje que particularmente pueden ser utilizados como marcadores son algunas partículas como: bien, bueno; conjunciones: y, pero, o, también, porque; deícticos temporales: ahora, antes, entonces; y cláusulas lexicalizadas: tú sabes, quiero decir, cómo te explico, mire usted (Schiffrin, 1987). También algunos adverbios utilizados reiteradamente pueden ser considerados como marcadores pues parece que su uso corresponde más a alguna marca de tipo pragmática. Ahora bien, todos estos elementos del lenguaje tienen características comunes, lo que facilita delimitar las condiciones lingüísticas que determinan si una expresión es utilizada como un marcador, estas condiciones son: (i)

Tiene que ser separable de una oración sin alterar la estructura sintáctica, incluso el significado.

(ii)

Usualmente será utilizada en posición inicial dentro de una elocución.

(iii)

Tiene un rango diferente de contornos entonacionales.

(iv)

Es capaz de operar tanto en el nivel local como global del discurso y en diferentes planos, esto es, puede no tener significado, tener un significado vago o reflexivo, ya sea del lenguaje o del hablante.

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4.2.4.4. COHESIÓN Y MARCADORES DISCURSIVOS Debido a que la coherencia sólo: “consistiría en la congruencia entre las diversas partes de un discurso y su compatibilidad con el conocimiento de mundo de los hablantes” (Portolés, 1998: 29), este autor considera que los hablantes no pretenden construir discursos coherentes, sino pertinentes29 que permitan al interlocutor obtener las inferencias que se desean comunicar. Tomando en cuenta lo anterior, para Portolés los marcadores serían dispositivos que auxilian a los interlocutores a realizar dichas inferencias, es decir, dispositivos cohesivos principalmente. Desde la perspectiva de Portolés, la cohesión consiste en el conjunto de todas aquellas funciones lingüísticas que indican relaciones entre los elementos de un texto, por lo cual los marcadores son unidades lingüísticas que permiten cohesionar –dar unidad– a un texto. La cohesión es, pues, el resultado del uso de los marcadores por lo que las relaciones de cohesión en un discurso no son un fin, sino un camino posible para alcanzar la pertinencia óptima. No obstante, podemos armar un texto incoherente30 aun cuando contenga los suficientes elementos cohesivos, incluidos los marcadores discursivos: (42)

Pedro es hombre y come verduras porque él prefiere correr, pero por las mañanas toma un baño.

Este es un ejemplo donde queda demostrado, de nueva cuenta, que la cohesión no es una condición necesaria ni suficiente para la coherencia discursiva y que la labor de los marcadores no puede ser restringida a la creación de cohesión.

29

Pertinente tomado como sinónimo de relevancia, en términos de Sperber y Wilson (1986). Un texto incoherente produce una menor cantidad de efectos contextuales y representa un mayor costo de procesamiento. Así, un texto incoherente no sería muy relevante. 30

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Respecto a esto, Schiffrin (1987) sostiene que podemos reconocer un elemento cohesivo por su apariencia superficial en el texto, pues despliega una conexión entre el contenido proposicional subyacente de dos cláusulas: la cláusula en la que aparece y la cláusula previa. Así, el vínculo cohesivo es establecido porque la interpretación de un elemento en una cláusula presupone la información contenida en una cláusula previa. Sin embargo, la autora también reconoce que los estudios de cohesión indican que el significado comunicado por un texto es aquel que es interpretado por el hablante y el oyente basados en sus inferencias acerca de las conexiones proposicionales subyacentes que fueron dichas. Por lo cual, los dispositivos de cohesión no crean significados por sí mismos, más bien son claves usadas por los hablantes y oyentes para encontrar los significados que subyacen de las elocuciones. No obstante, no siempre estas claves son suficientes o claras para definir un discurso como coherente, como ya lo hemos visto. Debido a esto, Schiffrin considera que los marcadores funcionan mejor como opciones de coherencia que como creadores de cohesión, gracias a que funcionan como coordinantes contextuales que vinculan sintáctica, semántica y pragmáticamente distintas partes del discurso. Veamos por qué.

4.2.4.5. COHERENCIA Y MARCADORES DISCURSIVOS Para Schiffrin, el análisis de los marcadores discursivos es parte del análisis más general de la coherencia discursiva (1987: 49). Principalmente porque los marcadores se muestran como opciones de coherencia cuando despliegan una función indexical dentro del discurso. Así, para esta autora, los marcadores contribuyen a la coherencia textual en otra dimensión de análisis: una dimensión deíctica, pues todos los marcadores cumplen con una función indexical dentro del texto. 185

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De tal forma, las principales dimensiones del contexto codificadas a través de elementos deícticos son: (i) participantes (hablante y oyente), por medio de pronombres personales, (ii) tiempo, a través de expresiones temporales (incluyendo el tiempo verbal), y (iii) lugar, por medio de expresiones locativas (incluyendo verbos de movimiento). Gracias a esta propiedad, estos elementos definen el centro deíctico (Schiffrin, 1987) de una elocución, por ejemplo la locación desde la cual el hablante, oyente, tiempo y las coordinadas del lugar son fijadas y, así, se le asigna una interpretación específicamente contextual. En casos no marcados, el centro deíctico es el hablante de tal forma que oyente, tiempo y lugar son definidos con relación a la identidad del hablante, el tiempo en el que la elocución es presentada y la locación del hablante. Estos centros deícticos pueden ser proxémicos (yo, tiempo presente, aquí) o distales (tú, tiempo pasado, allá). De la misma forma, los marcadores discursivos también están dentro de grupos proxémicos y distales. Más específicamente, el contexto al que refieren los marcadores incluye tanto a los participantes como al texto. Las coordinadas de los participantes que señalan los marcadores son el hablante y el oyente: un marcador muestra que una elocución está focalizada ya sea en el hablante (proxémico), en el oyente (distal) o probablemente en ambos. Por su parte, las coordinadas textuales del habla focalizan un texto previo contraponiéndolo a un texto posterior: los marcadores indican el contenido de la elocución a cualquier texto que les precede (proxémico) o a cualquier texto que les sigue (distal) o a ambos. En otras palabras, hacen referencia a puntos anteriores en el texto (función anafórica), a puntos posteriores (función catafórica) o en ambas direcciones. Es en este sentido dual que los marcadores proveen coordinadas contextuales para las elocuciones, es decir, indican el contexto local de la elocución, el contexto en el que son producidas y 186

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deben ser interpretadas. Así, Schiffrin sugiere que esta es la razón por la que los marcadores son utilizados en el discurso, pues son coordinantes textuales. Y esta función coordinante es la principal contribución de los marcadores a la coherencia discursiva. Ahora bien, cada marcador cumple una función indexical y, por tal razón, las relaciones establecidas entre las elocuciones son múltiples debido a que el discurso está múltiplemente estructurado y sus diferentes componentes están integrados con otros. De forma similar, los marcadores tienen roles más específicos gracias a que las elocuciones están siempre contextualizadas en más de un componente de habla. No obstante, algunos marcadores son funcionalmente equivalentes si están siendo considerados ya sea en su función indexical o en su plano discursivo, esto dependerá del contexto en el que sean utilizados. En resumen, los marcadores discursivos son dispositivos lingüísticos que ayudan a la coherencia discursiva. Desde que la coherencia es el resultado de la integración de diferentes componentes del habla, cualquier dispositivo que sitúe simultáneamente una elocución dentro de variados y diferentes contextos del discurso tiene, automáticamente, una función integradora. Esto es, si un marcador actúa como una instrucción para focalizar en la próxima elocución al hablante y, simultáneamente, instruye considerar una acción particular en la elocución previa, entonces el resultado es un tipo de integración entre esos dos componentes de habla. Sólo un ítem lingüístico, i.e. un marcador discursivo, con una función indexical puede anclar una elocución dentro de varios componente del discurso a la vez, lo que ayuda a la integración de esos diferentes componentes en un discurso coherente.

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PROPUESTA TEÓRICO-METODOLÓGICA

En otras palabras, los marcadores discursivos permiten al hablante construir e integrar múltiples planos y dimensiones de una realidad emergente, gracias a este proceso resulta un discurso coherente (Schiffrin, 1987).

4.2.4.6. CLASIFICACIÓN Debido a su naturaleza multifuncional, existen diversas clasificaciones de marcadores discursivos. No obstante, cito sólo un trabajo de marcadores discursivos en el español que sirve como punto de partida, además permite llevar a cabo una clasificación clara y concisa de los diferentes marcadores discursivos. Así, según Portolés (1998), hay dos tipos de clasificaciones que son más habituales. Por un lado, hay autores que defienden la existencia de una serie de actos verbales, entre los que se encuentran los que establecen las formas particulares de composición textual como: justificar, complementar, explicar, parafrasear, refutar. Posteriormente, el conjunto de marcadores se distribuye entre los posibles actos verbales, así se agrupan por su utilidad para efectuar procesos textuales previamente fijados y una unidad puede aparecer en dos o más grupos. En contraste, la postura de Portolés es la de buscar, hasta donde sea posible, un significado unitario para el marcador y dar cuenta de todos sus usos a partir de dicho significado. La clasificación de Portolés es la siguiente:

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4.2.4.6.1. ESTRUCTURADORES DE LA INFORMACIÓN Los estructuradores de la información permiten regular la organización informativa de los discursos, esto es, la creación de tópicos y comentarios31. Se trata de unidades que carecen de significado argumentativo y se dividen en tres grupos: (a) Comentadores: presentan el miembro discursivo que introducen como un nuevo comentario, lo que lo distingue del discurso previo. Este discurso anterior se comprende como un comentario distinto, esto es, que responden a otro tópico o como una preparación al nuevo comentario introducido por el marcador. Los más frecuentes son pues, bien, pues bien, así las cosas. (b) Ordenadores: indican el lugar que ocupa un miembro del discurso en el conjunto de una secuencia discursiva ordenada por partes; después presentan el conjunto de esta secuencia como un único comentario y cada parte como un subcomentario. Existen tres tipos de ordenadores: (i)

Marcadores de apertura: abren una serie en el discurso: en primer lugar, primeramente, primero, por una parte, por un lado, de una parte, de un lado, etc.

(ii)

Marcadores de continuidad: indican que el miembro que acompañan forma parte de una serie de la cual no es el elemento inicial: en segundo (tercer, cuarto, etc.) lugar, por otra parte, por otro lado, por su parte, de otra parte, de otro lado, asimismo, igualmente, de igual forma (modo, manera), luego, después. Si están acompañados por la conjunción y suelen comprenderse como el cierre de una lista.

(iii)

Marcadores de cierre: señalan el fin de una serie discursiva: por último, en último lugar, finalmente, en fin, por fin, en último término, etc.

(c) Disgresores: introducen un comentario lateral con respecto a la planificación del discurso anterior. Los más frecuentes son: por cierto, a todo esto, a propósito, dicho sea de paso, dicho sea, entre paréntesis, etc. 31 Para este autor, los tópicos son los objetos sobre los que versan las preguntas, explícitas o implícitas, que condicionan el desarrollo de un discurso. Por su parte, los comentarios son las respuestas a estas preguntas.

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PROPUESTA TEÓRICO-METODOLÓGICA

4.2.4.6.2. CONECTORES Son marcadores discursivos que vinculan semántica y pragmáticamente un miembro del discurso con otro miembro anterior o con una suposición contextual fácilmente recuperable. El significado del conector proporciona una serie de instrucciones argumentativas que guía las inferencias que se han de obtener del conjunto de los miembros relacionados. Se distinguen en tres grupos: (a) Aditivos: unen a un miembro del discurso anterior con otro con la misma orientación argumentativa. Permiten la inferencia de conclusiones que serían difíciles de lograr si los dos miembros permanecieran independientes. Se clasifican en dos grupos: (i)

Aquellos que vinculan dos miembros discursivos que se ordenan en una misma escala argumentativa: incluso, inclusive, es más.

(ii)

Aquellos que no cumplen esta función: además, encima, aparte, por añadidura, etc.

(b) Consecutivo: presentan el miembro del discurso en el que se encuentran como una consecuencia de un miembro anterior: por tanto, en consecuencia, de ahí, entonces, pues, así pues, por lo tanto, por consiguiente, por ende, de ahí, así. (c) Contraargumentativos: vinculan dos miembros del discurso, de tal modo que el segundo se presenta como supresor o atenuador de alguna conclusión que se pudiera obtener del primero. Hay algunos que indican un contraste o contradicción entre los miembros vinculados. Los más comunes son: en cambio, por el contrario, por el contrario, antes bien, sin embargo, no obstante, sino (que) pero, aunque, con todo, empero, ahora bien, ahora, eso sí.

4.2.4.6.3. REFORMULADORES Presentan el miembro del discurso en el que se encuentra como nueva formulación de lo que se pretendió decir de un miembro anterior. Va desde la explicitación de un primer miembro que pudiera ser mal comprendido, hasta la rectificación. Así, la nueva

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PROPUESTA TEÓRICO-METODOLÓGICA

formulación es el miembro que se ha de tener presente en la consecución del discurso. Se distinguen cuatro grupos: (a) Explicativos: presentan el miembro del discurso que introducen como una reformulación que aclara o explica lo que se ha querido decir con otro miembro anterior que pudiera ser poco comprensible. Entre los más comunes están: en otras palabras, en otros términos, dicho con/en otros términos, con otras palabras, dicho de otra forma, dicho de otra manera, dicho de otro modo, etc. (b) Rectificativos: sustituyen un primer miembro que presentan como una formulación incorrecta, por otra que la corrige o, al menos, la mejora. Los más comunes son: mejor dicho, más bien, lo que quiero decir, etc. (c) Distanciamiento: Presentan expresamente como irrelevante un miembro del discurso anterior al que los contiene. Con ellos no se pretende formular de nuevo lo antes dicho, sino mostrar la nueva formulación como aquella que ha de condicionar la prosecución del discurso, al mismo tiempo que priva de pertinencia al miembro discursivo que lo precede. Los más comunes son: en cualquier caso, en todo caso, de todos modos, de todas formas, de todas maneras, de cualquier modo, cualquier forma, de cualquier manera. (d) Recapitulativos: presentan su miembro del discurso como una conclusión o recapitulación a partir de un miembro anterior o una serie de ellos. Los más comunes son: en suma, en resumen, en conclusión, en síntesis. Algunos otros pueden introducir miembros con orientación opuesta: en resumidas cuentas, en definitiva, a fin de cuentas, en fin, total, al fin y al cabo.

4.2.4.6.4. OPERADORES DISCURSIVOS Son aquellos que condicionan las posibilidades discursivas del miembro del discurso en el que se incluyen, o al que afectan, pero sin relacionarlo por su significado a otro miembro anterior. Hay tres grupos: (a) De refuerzo argumentativo: su significado refuerza como argumento el miembro del discurso en el que se encuentran frecuentemente a otros posibles argumentos, sean

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PROPUESTA TEÓRICO-METODOLÓGICA

éstos explícitos o implícitos, y al tiempo que se refuerza su argumento, se limitan los otros como desencadenantes de posibles conclusiones. Los más comunes son: en realidad, en el fondo, de hecho, en rigor, en efecto, la verdad, claro, desde luego. (b) De concreción: presentan el miembro del discurso en el que se localizan como una concreción o ejemplo de una generalización, que puede aparecer o no en un miembro anterior, de ahí que se consideren operadores. Los más comunes son: por ejemplo, verbigracia, en especial, en particular, en concreto. (c) De formulación: se trata del marcador bueno, que presenta su miembro del discurso como una formulación que transmite satisfactoriamente la intención comunicativa del hablante.

4.2.4.6.5. MARCADORES DE CONTROL DE CONTACTO Manifiestan la relación entre los participantes de la conversación, sujeto y objeto de la enunciación y de éstos con sus enunciados, además refuerzan o justifican los razonamientos de los hablantes ante su(s) interlocutor(es), sean argumentos o conclusiones; bien como retardos en la comunicación, como llamadas de atención para mantener o comprobar el contacto; o como fórmulas exhortativas y apelativas que implican al interlocutor. Los más comunes son: hombre, mujer, anda, ande, mira, mire, miren, oye, oiga, cómo le explico, mire usted, etc. A través de su uso, el hablante hace explícita su intención de comunicarse efectivamente, a la vez que hace patente que está observando el principio de cooperación. En conclusión, debemos tener muy presente que los marcadores discursivos sirven principalmente como dispositivos de coherencia y que ayudan a estructurar, organizar y distribuir un discurso, señalando las relaciones que existen entre las partes que lo conforman.

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PROPUESTA TEÓRICO-METODOLÓGICA

COMENTADORES

ESTRUCTURADORES DE LA INFORMACIÓN

ORDENADORES

DIGRESORES CONECTORES ADITIVOS

CONECTORES

CONECTORES CONSECUTIVOS

CONECTORES CONTRAARGUMENTATIVOS

REFORMULADORES EXPLICATIVOS REFORMULADORES DE RECTIFICACIÓN

REFORMULADORES

REFORMULADORES DE DISTANCIMAMIENTO

REFORMULADORES RECAPITULATIVOS

OPERADORES DE REFUERZO ARGUMENTATIVO

OPERADORES DISCURSIVOS

OPERADORES DE CONCRECIÓN OPERADOR DE FORMULACIÓN

MARCADORES DE CONTROL DE CONTACTO

Pues, bien, pues bien, así las cosas, etc. En primer lugar / en segundo lugar /…/ por una parte / por otra parte, de un lado / de otro lado, asimismo, por lo demás, etc. Por cierto, a todo esto, a propósito, etc. Además, encima, aparte, incluso, etc. Por tanto, en consecuencia, de ahí, entonces, pues, así pues, etc. En cambio, por el contrario, antes bien, sin embargo, no obstante, con todo, ahora bien, etc. O sea, es decir, esto es, en otras palabras, etc. Mejor dicho, más bien, etc. En cualquier caso, en todo caso, de todos modos, de cualquier manera, etc. En suma, en conclusión, en definitiva, en fin, al fin y al cabo, etc. En realidad, de hecho, claro, desde luego, etc. Por ejemplo, en concreto, etc. Bueno. Hombre / mujer, mira, oye, etc.

Tabla 4. Clasificación de los diferentes tipos de marcadores discursivos (Portolés, 1998: 146)

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

5. DESCRIPCIÓN DE LOS DATOS 5.1. COHERENCIA REFERENCIAL Tomando en cuenta los elementos léxicos y los elementos gramaticales que ayudan al rastreo de coherencia referencial descritos en 4.2.3.7., aquí propongo un método para el rastreo de los elementos referenciales que pueden ayudar eficientemente a describir el discurso de los pacientes con afasia. a) MÉTODO PARA EL RASTREO DE COHERENCIA REFERENCIAL 1. Identificar, enlistar y cuantificar los sustantivos (elementos referenciales) que aparecen en el discurso. 2. Identificar los pronombres, incluyendo las anáforas cero. 3. Cuantificar las apariciones de cada pronombre. 4. Cuantificar la continuidad de referentes según las relaciones entre pronombres y sustantivos, de acuerdo al contexto deíctico y discursivo. 5. Caracterizar la continuidad de referentes. 6. Determinar el tópico principal del discurso. Se debe tomar en cuenta que mientras mayor continuidad de uno o varios elementos léxicos haya a lo largo del discurso, mayor coherencia referencial existe. Y, por el contrario, mientras menos continuidad de referentes exista, menor será la coherencia, esto incluye la carencia o exceso de referentes en el discurso.

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DESCRIPCIÓN DE LOS DATOS

CASO 1 Dr.: Muy bien doña Esther, me estaba diciendo que ya puede hablar más. P: Ya ora prime vez ora veces puedo decirle, primera primero luego le digo ay este te dije se me olvidó decirlo comple…poquín, pero a veces le estoy diciendo lo stoy a veces pensando a así y a veces cuando se me sale a veces digo otra cosa y no no no así le dije pero luego a veces me quedo callada y al rato le voy ya le dije así eso pero paquito me vuelven a prestar cosas porque no decía yo casi mucho y yo le dije a él le dio mucho gusto porque dije yo no decía nada usted y ora sí gracias a Dios le dije él no me ha enseñado a él le dijo y sí aprendí pero sé que es poquito. Luego les digo porque luego me dan risa que me dicen ¿cómo, cómo dijiste? luego no no me di. A veces sí se los recompongo ra ni sabes si es de aquí esa, a veces sí pero a veces quién sabe en ratitas como que no retozo digo hay porque como de la casa casi no decía que eran mi refigero eso o que hacían eso y ora hay veces que si le digo mi hermanita yo no decía tenía unas hermanas que tú quien erecesitas o que te atina y ahora ya poquita tray hablando.

–Coherencia referencial guiada por vocabulario: 1. Identificar, enlistar y cuantificar los sustantivos: Cosa

Cosas

Gusto

Dios

Casa

Risa

Veces

Hermanita

Hermanas

–Coherencia referencial guiada por gramática: 2. Identificar los pronombres, incluyendo las anáforas cero; y 3. Cuantificar las apariciones de cada pronombre: mi (2)

me (8)

yo (4)

[yo] (18)

usted

le (11)

se (3)

lo (2)

Así

eso (3)

Esa

él (11)

ellos (4)



te (2)

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

4. Cuantificar la continuidad de referentes según las relaciones entre pronombres y sustantivos: Hablante: aparece a lo largo del discurso 32 veces. Oyente: aparece 3 veces. Hermana: aparece 2 veces. Él (3ª persona del singular, sin referencia clara): aparece en 11 ocasiones. Ellos (3ª persona del plural, sin referencia clara): aparece en 4 ocasiones. 5. Caracterizar la continuidad de referentes: En este fragmento la continuidad de, al menos, tres referente es clara: hablante (32 veces); él, sin referencia (11 veces); ellos, sin referencia (4 veces), oyente (2 veces). 6. Determinar el tópico principal del discurso: El tópico principal de este fragmento, por su alta incidencia, es el hablante.

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DESCRIPCIÓN DE LOS DATOS

CASO 2 Dr.: Y hoy cómo vino al hospital. P: Ay, cómo le diré. Mi hija, mi hija es la que me lleva, ella. Y ega nos veníamos ella, yo digo por dónde. En su carro, vente para aquí. Ella tos pero no puedo yo.

–Coherencia referencial guiada por vocabulario: 1. Identificar, enlistar y cuantificar los sustantivos: Hija (2) Carro. –Coherencia referencial guiada por gramática: 2. Identificar los pronombres, incluyendo las anáforas cero; y 3. Cuantificar las apariciones de cada pronombre: Le

mi (2)

Me

ella (3)

nosotros

Nos

Yo

su (de ella)

[tú]

[yo]

4. Cuantificar la continuidad de referentes según las relaciones entre pronombres y sustantivos: Hija: según las relaciones que establece con los pronombres interviene 7 veces. Hablante: aparece 6 veces. Oyente: una vez. 5. Caracterizar la continuidad de referentes: En este fragmento la continuidad de, al menos, dos referente es clara: hija (7 veces), hablante (6 veces). 6. Determinar el tópico principal del discurso: El tópico principal de este fragmento, por su alta incidencia, es hija.

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

CASO 3 Dr.: ¿Viven con usted? P: No, mi hermana sí se fue mal, ya. El hermano igual. Mis hermanos cuando bebríen y eso Dios tocó, se murieron, ya, el grande mi hermano, ah cómo era, muchos amigos me conocen, eh, ya saben que no, mis hermanos, mi hermana, mi tío Morales se les acuerda que no van a venir cuando hayento pero yo ya no tomo yo, acuerda cómo era tu padre por qué se a pegaba mi papá.

–Coherencia referencial guiada por vocabulario: 1. Identificar, enlistar y cuantificar los sustantivos: hermana (2)

Mal

Hermano

hermanos (2)

Dios

grande hermano

Amigos

tío Morales

padre

papá

–Coherencia referencial guiada por gramática: 2. Identificar los pronombres, incluyendo las anáforas cero; y 3. Cuantificar las apariciones de cada pronombre: yo (2)

Me

Mi

mis

se (4)

Les

Tu

él

4. Cuantificar la continuidad de referentes según las relaciones entre pronombres y sustantivos: Hermana: 2 veces.

Hermano: 1 vez.

Hermanos: 3 veces.

Dios: 1 vez.

Grande hermano: 1 Amigos: 2 veces.

Tío Morales: 1 vez.

Padre, papá: 2 veces.

vez. 5. Caracterizar la continuidad de referentes: En este fragmento el exceso de referentes no permite establecer una coherencia referencial clara, existen problemas de accesibilidad, los elementos más continuos son el hablante

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DESCRIPCIÓN DE LOS DATOS

aparece en 3 ocasiones, igual que hermanos. Sin embargo, no podemos hablar de continuidad de referentes. 6. Determinar el tópico principal del discurso: No se puede determinar el tópico principal.

5.2. COHERENCIA TEMPORAL Por otra parte, tomando en cuenta los elementos léxicos y los elementos gramaticales que ayudan al rastreo de coherencia temporal, descritos en la sección 4.2.3.6., aquí propongo un método para el rastreo de los elementos temporales que pueden ayudar a describir eficientemente el discurso de los pacientes con afasia. b) MÉTODO PARA EL RASTREO DE COHERENCIA TEMPORAL 1. Identificar léxico con referencia temporal. 2. Identificar los verbos e indicar el tiempo en el que están conjugados. 3. Cuantificar los verbos utilizados, según el tiempo en el que están conjugados. 4. Identificar adverbios y frases adverbiales temporales. 5. Establecer si existe contigüidad temporal entre verbos, es decir, que no existan cambios abruptos de tiempo. En este caso, la continuidad o contigüidad de los tiempos verbales a lo largo del discurso garantiza una coherencia temporal, además la inclusión de adverbios y frases adverbiales temporales ayudan a determinar la consistencia temporal del discurso. Por consiguiente, la ausencia de este tipo de marcas puede ir en detrimento de la coherencia temporal, pues el tiempo verbal a veces no es suficiente. Finalmente, se espera que las acciones, eventos o hechos sean reportados en el orden temporal en que sucedieron.

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

CASO 1 Dr.: ¿Cuándo se enfermó? P: Su hermano el doctor, fue en mi casa, me rompié, me rocé de todo. Y el otro día le avisé no plu, la mano no pude dar, todo el día en el día me puse a hablar, no camina nada, ¿sí? Fue el doctor y toma ya hablé a mis hijos, no, no hablaba yo en la casa, no hablaba.

–Coherencia temporal guiada por vocabulario: 1. Identificar léxico con referencia temporal: otro día: límite inicial. todo el día en el día: límite inicial. –Coherencia temporal guiada por gramática: 2. Identificar los verbos e indicar el tiempo en el que están conjugados: fue (2) [pretérito] rompié [pretérito]

rocé [pretérito]

avisé [pretérito]

puse [pretérito]

hablé [pretérito]

hablaba

camina [imperativo]

pude [pretérito]

(2)

[pretérito imperfecto]

3. Cuantificar los verbos utilizados, según el tiempo en el que están conjugados: Pretérito: 8 verbos. Imperativo: 1 verbo. Pretérito imperfecto: 1 verbo. 4. Identificar adverbios y frases adverbiales temporales: ya: límite final. 5. Establecer si existe contigüidad temporal entre verbos, es decir, que no existan cambios abruptos de tiempo:

200

DESCRIPCIÓN DE LOS DATOS

La consistencia de los verbos es clara, la continuidad del pasado es evidente (8 veces), además hay contigüidad con el pretérito imperfecto. El único que está fuera de lugar es el imperativo. CASO 2 Dr.: Y ahora cómo se siente. P: Bueno, ahorita, eh, más o menos me vienen de santomentemente bien, o sea, dentro de mi foloción altamente, o sea, dentro de mi folociamente, nada me es nada me viene nada, todo viene bien en sus centros constantemente…que me formante es…la de la herencia esta, de la feria, del este…cómo le dicen…las…cómo le digo a usted…este ence, en la parte donde exprotar exprosamente con boxiame me lo exporsamenté, me lo quesí tomando…me prometo mi poata mi prométalo menció que es, o sea, me lo tomé y me lo tomé, me lo quise tomentamente (inaudible) nada más eso era, nada más.

–Coherencia temporal guiada por vocabulario: 1. Identificar léxico con referencia temporal: –Coherencia temporal guiada por gramática: 2. Identificar los verbos e indicar el tiempo en el que están conjugados: vienen [presente]

es (3) [presente]

viene (2) [presente]

digo [presente]

tomé (2) [pretérito]

era [pretérito]

dicen [presente]

3. Cuantificar los verbos utilizados, según el tiempo en el que están conjugados: Pretérito: 3 verbos. Presente: 8 verbos. 4. Identificar adverbios y frases adverbiales temporales: ahorita: límite inicial. nada más (2): límite final.

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

5. Establecer si existe contigüidad temporal entre verbos, es decir, que no existan cambios abruptos de tiempo: La consistencia de los verbos es clara, la continuidad del presente es evidente (8 veces), además también existe continuidad del pretérito en 3 ocasiones, que es introducido por medio de una oración subordinada. En resumen, las primeras 8 oraciones están conjugadas en presente y las últimas 3 en pretérito. CASO 3 Dr.: Ajá, y ¿qué hacía en la imprenta? P: Cómo le diré, y otro señor, la casa, entons, la casa, bue, be, arios. Ahí los te, criada, allá los cosa uno, ahí las cos para a y entonces que le digo.

–Coherencia temporal guiada por vocabulario: 1. Identificar léxico con referencia temporal: –Coherencia temporal guiada por gramática: 2. Identificar los verbos e indicar el tiempo en el que están conjugados: diré (futuro), digo (presente). 3. Cuantificar los verbos utilizados, según el tiempo en el que están conjugados: Futuro: 1 verbo. Presente: 1 verbo. 4. Identificar adverbios y frases adverbiales temporales: entons [entonces]: consecución. y entonces: consecución. 5. Establecer si existe contigüidad temporal entre verbos, es decir, que no existan cambios abruptos de tiempo:

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DESCRIPCIÓN DE LOS DATOS

No se puede establecer que haya coherencia temporal, pues sólo hay dos verbos y no hay léxico que ayude a describirla, a pesar de existir dos puentes de coherencia.

5.3. MARCADORES DISCURSIVOS La descripción de los marcadores discursivos utilizados en la producción de los pacientes con afasia de Wernicke fue un objetivo a posteriori de esta investigación, pues en un primer acercamiento con los datos no resultaba tan evidente su uso. Sin embargo, en un escrutinio más aguzado, estas partículas se mostraron sumamente claras, aun más cuando aparecían constantemente a lo largo del discurso de los cinco pacientes aquí estudiados y que, regularmente, cumplían con la función de organizar el texto producido. Este hallazgo resultó de suma importancia porque se contrapone a la tesis sostenida en los estudios previos, pues ya no parece tan claro que los pacientes con afasia de Wernicke concatenen oración tras oración sólo para dar la impresión de que sus contribuciones están completas. Es más, como se vio en el apartado 4.2.4., actualmente se considera que el uso de los marcadores discursivos contribuye a la coherencia discursiva y, no sólo eso, además los investigadores sostienen que su uso es un indicativo de que los hablantes están siendo relevantes, en términos de Sperber y Wilson, o cooperativos, en términos de Grice. Esto también echaría por tierra la hipótesis de que los afásicos de Wernicke son completamente irrelevantes o que violan flagrantemente el principio de cooperación. Así pues, a continuación se describen algunos fragmentos de los discursos producidos por los cinco pacientes, destacando el uso de los marcadores discursivos, así como adverbios o frases adverbiales con la función de puentes de coherencia.

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

Cabe aclarar que los elementos considerados como marcadores discursivos deben cumplir con las características descritas en 4.2.4.2. y 4.2.4.3., además de cumplir con el papel de organizador textual. CASO 1 D: Ahora platiquemos de cuando se enfermó, qué fue lo que le pasó. P: La la primera fue la la primea fue…la afirmación fue…nada más mi comer bien, esto fue que comí bien pero nada más, me me comí partes no no me comí más, entonces yo perdé que no quise yo más costentemente, sino que simplemente que me quisterié más no querer comás y me seguí tomando presiendo di una (inaudible) de una vez través que trágamos de…ruchento. Por fin me dicían un MOMENTO que me sentí muy mal, muy un aspe aspencin en aspencín para algo como que quería yo sentir de…de…devociéndolo, pero de ahí se me me empezó a meter más más más y ya empecé.

Cursivas:

adverbios y frases adverbiales con funciones de puentes de coherencia.

Negritas:

marcadores discursivos.

VERSALES:

vocabulario con función temporal.

1. Léxico: momento (límite inicial) 2. Adverbios y frases adverbiales con funciones de puentes de coherencia: Límite inicial: primera, por fin, de ahí. Consecución: entonces. Límite final: nada más, ya. 3. Marcadores discursivos: esto fue: reformulador explicativo.

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DESCRIPCIÓN DE LOS DATOS

pero: conector contraargumentativo. sino que: conector contraargumentativo. y: conector consecutivo. CASO 2 Dr.: ¿Por qué está usted aquí? P: Pos yo, sabe, que yo cuando acabé, así nomás, está bien, ¿sí?, después me da la sta pos esa taj ma sil bueno, con de algo de salir de deflojerado, ¿no?, esperar a qué, nunca he tomado eso, así fue. *LA SEGUNDA VEZ traín mi ri ru ra con su sanés, ass ya venirme bogas y bogas con mi hermana, entonces y su varaca ahí me hizo mal, acá dicen bueno yo me nanvons de luego dicen que veo me hicieron mal y yo me acuerdo compadre, sean gentes pero ahora les digo lo conoce, le digo mi compadre: se acuerda del lugar dónde era. Qué, cuál, aquí no hay gente. Le digo: cómo que no, compadre cuando era limpiaba eh, y est nada más. Como doctor vamos a hablar, a mí tenía dos torres, un señor, verdad, también, con dostinglá, me tocaba picar, eh, un poquito eso ya le decía la escuincla: señora es el verde verdad, yo siempre así, otros señores también que así me conocen, estaba yo más escuincle ¿no?, y ahora cuando yo estoy marro, bueno, yo no soy marro, yo soy bien, yo veo pero, digo, yo me acuerdo cuando pos yo fuira sido doctor pero como no, por la fipera y eso, nomás doctor, o sea, suponiéramos a a ser doctor, ya joniado jugábamos eso, concedí estaba, después na, por eso nada hacía, esto hacer… (señal de beber con la mano).

Cursivas:

adverbios y frases adverbiales con funciones de puentes de coherencia.

Negritas:

marcadores discursivos.

VERSALES:

vocabulario con función temporal.

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

1. Léxico: la segunda vez. 2. Adverbios y frases adverbiales con funciones de puentes de coherencia: Límite inicial: ahí. Consecución: la segunda vez, después, entonces, Precedencia: a veces, luego. Límite final: así nomás, ya, ahora, nada más. 3. Marcadores discursivos: así fue: reformulador recapitulativo. porque: conector explicativo. pos (pues): conector consecutivo. pero: conector contraargumentativo. y: conector consecutivo. bueno: operador de formulación. digo: control de contacto. o sea: reformulador explicativo. por eso: reformulador recapitulativo. CASO 3 Dr.: Platíqueme don Juan Manuel, cuándo se enfermó. P: Pos, se ro y van ya tratar de dije a usted, pero no, no puedo hablar nada.

Cursivas:

adverbios y frases adverbiales con funciones de puentes de coherencia.

Negritas:

marcadores discursivos.

VERSALES:

vocabulario con función temporal.

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DESCRIPCIÓN DE LOS DATOS

1. Léxico: 2. Adverbios y frases adverbiales con funciones de puentes de coherencia: Límites finales: ya. 3. Marcadores discursivos: pos (pues): conector consecutivo. y: conector consecutivo. pero: conector contraargumentativo. CASO 4 D: ¿Y ahora qué pasa? P: Sí, porque a veces le digo y le digo ¡ay! Digo no te dije y ya me dice a ver qué me dices o me dice varias veces pero a veces si le digo quieres esto o quieres a veces sí me así como UNA O DOS VECES ANTES me daba así como se me besaba a que no mentaraba y me decía tú no alebaba y me entienda pero yo dije a la mejor primero Dios que ustedes sean los que me han dicho cómo decirle. Yo les decía a ellos cuando todos los niños chiquitos luego me decían y sentía así y dije dije na más me burlo a ellos se burlan o na más se reían cómo decías porque yo no me decía nada ya me daba vergüenza quedaba na más callada callada pero ya habla poquito les hago bolas dulces con migajón y UN DÍA dije a mi mamá yo quiero a veces cosas quiero de lo que estoy diciendo que me entreguen así de que me está diciendo y ora ya ello luego se jugaba y ora ya me dice qué quiere decir eso pero antes na más pos se reían porque no decía.

Cursivas:

adverbios y frases adverbiales con funciones de puentes de coherencia.

Negritas:

marcadores discursivos.

VERSALES:

vocabulario con función temporal.

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

1. Léxico: una o dos veces antes, un día. 2. Adverbios y frases adverbiales con funciones de puentes de coherencia: Límite inicial: (una o dos veces) antes, un día. Consecución: luego. Precedencia: a veces, luego, antes. Límite final: na más (nada más), ya, ora ya. 3. Marcadores discursivos: porque (3): conector explicativo. pos (pues): conector consecutivo. pero (4): conector contraargumentativo. y: conector consecutivo. CASO 5 Dr.: Y desde cuándo trabajaba ahí. P: Pues, en muchas, de muchas, verdad, de das que agarro no o luego volvemos poquimos ya no está pero, pus, está muy bien.

Cursivas:

adverbios y frases adverbiales con funciones de puentes de coherencia.

Negritas:

marcadores discursivos.

VERSALES:

vocabulario con función temporal.

1. Léxico: 2. Adverbios y frases adverbiales con funciones de puentes de coherencia: Consecución: luego. Límites finales: ya.

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DESCRIPCIÓN DE LOS DATOS

3. Marcadores discursivos: pues: conector consecutivo. pero: conector contraargumentativo. pus: conector consecutivo.

5.4. COHERENCIA TEMÁTICA Siguiendo la postura de Givón, la coherencia temática puede ser entendida como un epifenómeno, es decir, en ella confluyen y colaboran todos los demás tipos de coherencia; en este caso la referencial y la temporal. Además, el empleo de marcadores discursivos, por su rol de estructuradotes y organizadores, también coopera con la coherencia temática del discurso. Así pues, en este caso, la coherencia temática debe ser rastreada a través de la evaluación de los otros tipos de coherencia, comenzando por la referencial, continuando con la temporal y, finalmente, identificando los marcadores discursivos así como su función dentro del texto. Debido a que los pacientes con afasia de Wernicke tienen problemas con la comprensión del lenguaje, aquí la coherencia temática es considerada de dos formas: (i) coherencia temática cuando la respuesta es consistente con la pregunta; y (ii) coherencia temática cuando la respuesta no es consistente con la pregunta y, sin embargo, contiene los elementos necesarios para poder describirla. De tal suerte, a continuación describo un segmento donde la respuesta es consistente con la pregunta y otro donde la pregunta no lo es.

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

CASO 1 D: ¿Tiene alguna molestia? P: Bueno, mi, mi media verses, o sea, albostal bensada se me viene poxtante poco a puentemente, se me viene, a sea, por pesa constante viene constante viene, o sea, y me partedas cosas me viene. Apenas ahorita se me vienen a salirme más o menos, lo vi vi vienes persian… presentes, o sea, en cuestión de… de costarme molestiarme pero costalmente se me viene más o menos.

i) Coherencia referencial –Coherencia referencial guiada por vocabulario: 1. Identificar, enlistar y cuantificar los sustantivos: media, cosas. –Coherencia referencial guiada por gramática: 2. Identificar los pronombres, incluyendo las anáforas cero; y 3. Cuantificar las apariciones de cada pronombre: mi (2), se (4), me (8), 3ª persona del singular (6), 3ª persona del plural (1) 4. Cuantificar la continuidad de referentes según las relaciones entre pronombres y sustantivos: media: según las relaciones que establece con los pronombres interviene 6 veces. cosas: aparece 2 veces. hablante: aparece 8 veces, con la función de objeto indirecto. 5. Caracterizar la continuidad de referentes: En este fragmento la continuidad de dos referente es clara: media (6 veces) y el hablante (8 veces). 6. Determinar el tópico principal del discurso:

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DESCRIPCIÓN DE LOS DATOS

El tópico principal de este fragmento, por su alta incidencia y mayor jerarquía dentro de lo que Givón llama topicalidad, es media. ii) Coherencia temporal –Coherencia temporal guiada por vocabulario: 1. Identificar léxico con referencia temporal: no hay elementos léxicos. –Coherencia temporal guiada por gramática: 2. Identificar los verbos e indicar el tiempo en el que están conjugados: viene (6) [presente]

vienen [presente]

vienes [presente]

3. Cuantificar los verbos utilizados, según el tiempo en el que están conjugados: Presente: 8 verbos. 4. Identificar adverbios y frases adverbiales temporales: apenas ahorita: límite inicial. 5. Establecer si existe contigüidad temporal entre verbos, es decir, que no existan cambios abruptos de tiempo: La consistencia de los verbos es clara, la continuidad del presente es evidente (8 veces), además hay consistencia con la frase adverbial temporal apenas ahorita. iii) Marcadores discursivos Bueno: operador de formulación. O sea: reformulador explicativo. Pero: conector contraargumentativo Una vez hecha la descripción de los dos tipos de coherencia y el uso de los marcadores discursivos, se puede determinar que (i) hay coherencia referencial pues los referentes son continuos; (ii) hay coherencia temporal pues todos los verbos están conjugados en presente;

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

y (iii) los marcadores organizan efectivamente el texto. Así pues, podemos considerar que este fragmento es coherente temáticamente, aunque no sea consistente con la pregunta. CASO 2 Dr.: ¿Y no le dan, no le dan dinero? P: No, porque yo ayudo poco para de comer y luego al rato también una agüita que me dan, pero con dinero, verdad, un cinco cuando voy y ahora que no a trabajar tengo que hacer Juan a su lugar, y alocaimán.

i) Coherencia referencial –Coherencia referencial guiada por vocabulario: 1. Identificar, enlistar y cuantificar los sustantivos: agüita, dinero, cinco, lugar, Juan. Coherencia referencial guiada por gramática: 2. Identificar los pronombres, incluyendo las anáforas cero; y 3. Cuantificar las apariciones de cada pronombre: yo, ellos, [yo] (3). 4. Cuantificar la continuidad de referentes según las relaciones entre pronombres y sustantivos: hablante: interviene 4 veces. ellos: interviene 1 vez. 5. Caracterizar la continuidad de referentes: En este fragmento la continuidad del hablante es clara: 4 veces. 6. Determinar el tópico principal del discurso: El tópico principal de este fragmento, por su alta incidencia, es el hablante.

212

DESCRIPCIÓN DE LOS DATOS

ii) Coherencia temporal –Coherencia temporal guiada por vocabulario: 1. Identificar léxico con referencia temporal: no hay elementos léxicos. –Coherencia temporal guiada por gramática: 2. Identificar los verbos e indicar el tiempo en el que están conjugados: ayudo [presente]

dan [presente]

voy [presente]

tengo [presente]

3. Cuantificar los verbos utilizados, según el tiempo en el que están conjugados: Presente: 4 verbos. 4. Identificar adverbios y frases adverbiales temporales: y luego al rato: consecución. ahora: límite final. 5. Establecer si existe contigüidad temporal entre verbos, es decir, que no existan cambios abruptos de tiempo: A lo largo del discurso, el único tiempo utilizado es el presente (4 veces), además hay consistencia con la frase adverbial temporal y luego al rato, y sobre todo con el adverbio ahora. Marcadores discursivos Porque: conector explicativo. Pero: conector contraargumentativo. Y: conector consecutivo. Una vez hecha la descripción de los dos tipos de coherencia y el uso de los marcadores discursivos, se puede determinar que (i) hay coherencia referencial pues los referentes son continuos; (ii) hay coherencia temporal pues todos los verbos están conjugados en presente;

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

y (iii) los marcadores organizan efectivamente el texto. Así pues, podemos considerar que este fragmento es coherente temáticamente, además de ser consistente con la pregunta.

5.5. USO DE ELIPSIS Otro fenómeno del nivel discursivo se presentó dentro de la producción de los pacientes, a saber: la elipsis. La presencia de elipsis resulta destacable, pues hay que notar que su uso implica mayor dificultad que las anáforas o las catáforas debido a que se refiere: “a una ORACIÓN

en la cual, ya sea por economía, por énfasis o por estilo, se ha omitido una parte

de la ESTRUCTURA, recuperable mediante un examen del CONTEXTO […] poniendo el énfasis en la necesidad que las partes ‘elididas’ (o ‘elípticas’) de la oración sean especificables sin ambigüedades”. (Crystal, 2000: 194). A continuación describiré un par de fragmentos donde aparece el uso de la elipsis. CASO 1 Dr.: Muy bien doña Esther, me estaba diciendo que ya puede hablar más. P: Ya ora prime vez ora veces puedo decirle, primera primero luego le digo ay este te dije se me olvidó decirlo comple…poquín, pero a veces le estoy diciendo lo stoy a veces pensando a así y a veces cuando se me sale a veces digo otra cosa y no no no así le dije pero luego a veces me quedo callada y al rato le voy ya le dije así eso pero paquito me vuelven a prestar cosas porque no decía yo casi mucho y yo le dije a él le dio mucho gusto porque dije yo no decía nada usted y ora sí [LE DIGO] gracias a Dios le dije él no me ha enseñado a él le dijo y sí aprendí pero sé que es poquito.

Las palabras que están entre corchetes y en versales es la parte de la estructura elidida y que puede ser claramente recuperada del contexto discursivo. Además, no existe ambigüedad.

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DESCRIPCIÓN DE LOS DATOS

CASO 2 Dr.: ¿Y ahora ya no toma? P: No, tengo amigos que sí [TOMAN] pero ya no tomo porque digo yo conozco a otro amigo de lo vi tomado, nomás de una vez se murió de tanto de tomar porque vi doctor que ya no otra vez será asa fue.

En este fragmento también la parte elidida de la estructura puede ser fácilmente recuperada del contexto discursivo y sin ambigüedad.

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

6. CONCLUSIONES A lo largo de este trabajo de investigación se planteó, en un primer momento, la problemática presentada por el poco consenso, dentro de los estudios lingüísticos, de las definiciones sobre pragmática y discurso. En este sentido, a través de la revisión bibliográfica, se propuso una aproximación más específica y de corte lingüístico sobre estos dos términos para lograr una mayor claridad conceptual. No obstante, las definiciones que aparecen aquí no tienen un carácter teórico, más bien sólo se plantearon como propuestas claras para tener un punto de partida común. Esta propuesta también sirvió como filtro para poder discriminar ciertos fenómenos lingüísticos y privilegiar otros. Así, a lo largo de la propuesta teórico-metodológica se justificó la ausencia de ciertos fenómenos del nivel pragmático-discursivo, siempre atendiendo a las definiciones que se trazaron con oportunidad. En este sentido, todos los elementos lingüísticos propuestos y definidos en el capítulo cuatro fueron integrados en esta investigación por dos razones principalmente: (i) su carácter netamente lingüístico, lo que permitió proponer un método de análisis sistemático; y (ii) la utilidad metodológica que representaban para esta investigación, pues ofrecieron reales oportunidades para la descripción sistemática del discurso de los pacientes con afasia de Wernicke, gracias a la consonancia con las propuestas teóricas de Givón. Ahora bien, considerando que las definiciones de pragmática y discurso, desde una perspectiva neurolingüística, también son demasiado confusas, distantes e, incluso, contrapuestas, la ventaja de definir estos dos conceptos fue fundamental. Por un lado, permitió crear un punto de partida común, considerando temas fundamentales dentro del

216

CONCLUSIONES

estudio pragmático-discursivo, además de refinar los conceptos claves como: contexto, cohesión y coherencia. Y, por otro lado, más importante aún, permitió sentar las bases teóricas sobre las que se erigió toda esta tesis, así como el método propuesto para la descripción de los datos de los pacientes. Al mismo tiempo, demostró que es posible llevar a cabo un estudio interdisciplinario serio y ordenando, siempre y cuando se plantee un marco teórico formal que permita sistematizar los métodos de descripción, lo más alejado de la interpretación. Así pues, resulta evidente la viabilidad de hablar de estudios pragmáticosdiscursivos dentro de la neurolingüística, considerándolo como un nivel del lenguaje más. Lo que puede redundar en la realización de estudios metódicos de varios fenómenos lingüísticos en este nivel, como ya los hay para los demás niveles del lenguaje, i.e. sintácticos, morfológicos, fonéticos, semánticos. Ahora bien, en cuanto a los resultados y conclusiones de los aspectos pragmáticos y discursivos de la competencia comunicativa de los pacientes con afasia de Wernicke se puede resaltar lo siguiente. En primera instancia, queda claro que efectivamente se puede hablar de un nivel pragmático-discursivo de investigación en pacientes con daño cerebral, en este caso en pacientes con afasia de Wernicke, pues se presentan varios fenómenos que pueden ser descritos y estudiados desde una perspectiva lingüística. En este sentido, cabe aclarar, algunos resultados que observé son consistentes con los que ya habían sido descritos previamente en otras investigaciones, sin embargo son fenómenos que corresponden sólo a una aproximación parcial acerca de lo que es discurso. No obstante, la descripción de los datos también arrojó resultados que se contraponen a las descripciones tradicionales del discurso de los pacientes con afasia de Wernicke. Pero más 217

PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

importantes son aquellos resultados que no habían sido observados y que arrojan nueva luz sobre los fenómenos que deben ser estudiados y que ofrecen reales posibilidades para evaluar el discurso de los pacientes. Así pues, sólo detallaré los dos últimos tipos de resultados: (i) los que se contraponen a las descripciones tradicionales, y (ii) los que se presentan como nuevas rutas de investigación dentro del campo neurolingüístico. La característica más extendida acerca del discurso de los hablantes con afasia de Wernicke es la falta de coherencia, puesto que están llenos de oraciones o proposiciones tangenciales que sirven para embellecer el discurso pero que no cumplen con una función comunicativa efectiva. Esta descripción conlleva a las siguientes consideraciones: i)

Los afásicos no respetan el principio de cooperación.

ii)

El discurso afásico parece más una colección de oraciones unidas al azar, por esto:

iii)

Se cree que los hablantes producen cualquier proposición que les viene a la mente como una estrategia adaptativa que asegura que sus narraciones parezcan completas a costa de romper la coherencia discursiva.

iv)

Es pobre en contenido informativo.

v)

Es irrelevante, en el sentido de Sperber y Wilson.

Los resultados que arrojó la descripción de los datos demuestran que el discurso de los hablantes afásicos es mucho más coherente de lo que se consideraba. En este sentido, resulta claro que los hablantes afásicos respetan, en cierto sentido y hasta cierto nivel, el principio de cooperación pues, a pesar de sus carencias comunicativas, despliegan dispositivos lingüísticos que refuerzan este supuesto (marcadores discursivos, puentes de coherencia), en algunos casos tratan de especificar dentro del contexto discursivo las entidades tópicas que participan y las codifican.

218

CONCLUSIONES

Por extensión, las contribuciones de los hablantes afásicos no son tan irrelevantes como se cree, si bien es cierto que el discurso es tangencial, los mismos dispositivos lingüísticos arriba mencionados demuestran un intento por ser relevantes. Es claro que la máxima relevancia no siempre es alcanzada por los problemas propios de esta patología. En cuanto al contenido informativo es clara la deficiencia que llegan a tener, sin embargo cuando los problemas en la comprensión no son tan severos se pueden encontrar contribuciones completamente relevantes y con un contenido informativo aceptable. Finalmente, en cuanto a que producen cualquier proposición para que sus narraciones parezcan completas, el hecho de que los hablantes afásicos empleen marcadores discursivos y puentes de coherencia demuestra que las oraciones no están siendo unidas al azar, más bien siguen una estructura apoyada por estos dos dispositivos lingüísticos. Este ha sido el mayor de los resultados que se contraponen a los estudios previos, puesto que podemos afirmar que el discurso de los afásicos de Wernicke es mucho más coherente de lo que tradicionalmente se había considerado, y así lo demuestran los distintos recursos gramaticales que emplean para lograrlo. A continuación describo estos dispositivos, dentro de los resultados novedosos de esta investigación. Los principales resultados que ofrece esta investigación, en cuanto a la descripción del discurso de los pacientes, y que se presentan como opciones reales para futura investigación son: i)

El discurso de los hablantes con afasia de Wernicke es coherente, obviamente está afirmación depende del grado de la lesión de cada paciente.

ii)

Se pueden describir, al menos, tres tipos de coherencia: 1) referencial, 2) temporal, y 3) temática. Estos tipos de coherencia pueden ser rastreados 219

PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

por distintos dispositivos gramaticales y léxicos. Así, basados en los resultados de la descripción realizada aquí: iii)

La coherencia temporal es la que mejor se preserva, seguida de la coherencia referencial que, a pesar de la dificultad que representa para los afásicos lidiar con referentes, se encuentra conservada en muy buen grado. Finalmente, la coherencia temática se apoya en la temporal y en la referencial, junto con el empleo de los marcadores discursivos.

iv)

Los hablantes afásicos emplean sustancialmente una amplia serie de marcadores discursivos, lo que demuestra la disposición que tienen para participar dentro de intercambios comunicativos.

v)

Los hablantes afásicos utilizan otros dispositivos gramaticales, en un nivel discursivo, que representan una complejidad en su uso. Un caso particular encontrado aquí es la elipsis.

Efectivamente, el discurso de los hablantes con afasia de Wernicke es coherente, en la mayoría de los casos emplean eficientemente el léxico y la gramática para codificar tanto la coherencia temporal como la referencial. El empleo de tales dispositivos no había sido caracterizado en ninguno de los trabajos previos dentro de esta área. La coherencia temporal está muy bien preservada, esto gracias a que la gramática es conservada en este tipo de afasia, y a que el principal dispositivo para codificar la coherencia temporal son los verbos. Así, no encontramos cambios abruptos de tiempo, incluso se puede destacar la aparición de puentes de coherencia que le sirven al hablante para dar una estructura temporal adecuada a su discurso. Por su parte, varios dispositivos gramaticales son utilizados para codificar la coherencia referencial, tales como: anáforas, catáforas, relaciones léxicas, elipsis, topicalización y cambio de foco. Cabe destacar que en un buen número de veces estos

220

CONCLUSIONES

dispositivos son utilizados correctamente, lo que resulta loable debido a la complejidad que representa su uso por las características propias de la enfermedad. No obstante, un resultado mayor fue encontrar el empleo de una serie diversa de marcadores discursivos que son empleados para estructurar el discurso de los hablantes afásicos, lo que echa por tierra varias suposiciones. Resulta destacable que su empleo es muy común y que se presenta en todos los hablantes que aquí fueron analizados. Además, la gran mayoría de las veces fueron utilizados de manera correcta. Finalmente, la coherencia temática puede ser descrita de forma eficiente si se consideran los dispositivos gramaticales que codifican la coherencia temporal y la coherencia referencial, aunado al empleo de marcadores discursivos, puentes de coherencia y otros más, como la elipsis. En resumen, las principales conclusiones de esta tesis son: i)

Un análisis sistemático y serio puede ser elaborado partiendo de las bases teóricas que se han propuesto aquí.

ii)

Existe un nivel pragmático-discursivo que puede ser estudiado dentro de la neurolingüística para describir la competencia comunicativa de hablantes con daño cerebral.

iii)

El estudio de este nivel pragmático-discursivo representa una posibilidad real para evaluar el discurso de estos hablantes, lo que permite ofrecer una terapia efectiva.

iv)

Al discurso de los hablantes con afasia de Wernicke puede atribuírsele las siguientes características: Ø Es coherente. Ø Se respeta el principio de cooperación. Ø Tiene una estructura apoyada en dispositivos gramaticales: marcadores discursivos, principalmente.

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PROPUESTA TEÓRICO METODOLÓGICA

Ø En él se encuentran los dispositivos gramaticales necesarios para que pueda ser evaluada la coherencia. Ø Se emplean dispositivos gramaticales que representan cierta dificultad. De tal forma, tanto la propuesta teórico-metodológica como los resultados arriba enumerados sólo pueden considerarse como las bases sobre las que pueden erigirse futuros estudios neurolingüísticos, en cuanto a un nivel pragmático-discursivo se refiere. Queda claro también que esta tesis representa un primer acercamiento y que un número mayor de investigaciones es necesario, pues este tipo de estudios apenas comienzan a realizarse dentro del campo de la neurolingüística.

222

ASPECTOS PRAGMÁTICOS Y DISCURSIVOS BIBLIOGRAFÍA

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