PROPUESTA PARA EL ABORDAJE METODOLÓGICO DE LA INTERACTIVIDAD Y LA PARTICIPACIÓN EN LOS CIBERMEDIOS

June 15, 2017 | Autor: Xose Lopez | Categoría: Journalism, Multimedia, Multimedia Communications, Social Media, Online Journalism
Share Embed


Descripción





"El trabajo que ha dado lugar a esta contribución científica se ha desarrollado en el marco del proyecto de investigación coordinado que lleva por título Innovación y desarrollo de los cibermedios en España. Arquitectura de la interactividad periodística en dispositivos múltiples: formatos de información, conversación y servicios -referencia CSO2012-38467-C03-03- financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad".
20

PROPUESTA PARA EL ABORDAJE METODOLÓGICO DE LA INTERACTIVIDAD Y LA PARTICIPACIÓN EN LOS CIBERMEDIOS
XOSÉ LÓPEZ GARCÍA
[email protected]
Profesor catedrático de Universidad
Facultad de Ciencias de la Comunicación (Universidade de Santiago de Compostela)
CARLOS TOURAL BRAN
[email protected]
Profesor contratado interino de sustitución
Facultad de Ciencias de la Comunicación (Universidade de Santiago de Compostela)
MOISÉS LIMIA FERNÁNDEZ
[email protected] / [email protected]
Becario postdoctoral
Instituto de Ciências Sociais (Universidade do Minho)

Resumen

La interactividad y la participación constituyen, sin lugar a dudas, elementos basilares (y cuasi que definitorios) del ciberperiodismo. No en vano, son dos de las características más estudiadas y fructíferas de entre las provistas por la red al periodismo digital, en buena parte debido al potencial democratizador que implica la posible participación de la ciudadanía en el discurso de los medios.
Hasta el momento, en el ámbito de ciberperiodismo hemos asistido a aproximaciones parciales que confundían interactividad con participación y/o que se centraban solamente en el estudio y cuantificación de solamente un aspecto de un concepto claramente multidimensional como es el de "participación".
Realizaremos un recorrido por la evolución histórica de las concepciones de interactividad y participación, los cuales han sido erróneamente identificados como sinónimos durante muchos años, y convendremos una definición congruente e inequívoca para ambos términos. Además, a partir del análisis de cómo han sido abordados ambos conceptos a lo largo del tiempo, desde diferentes campos del saber, estableceremos una metodología propia, autónoma y operativa para la elaboración, registro y análisis de datos.
En esta comunicación pretendemos diseñar una estrategia metodológica concebida ex profeso para medir de modo holístico y completivo el grado de participación ofrecido por los medios. Para ello, recurriremos a la triangulación metodológica. La combinación metodológica cuantitativo-cualitativa de diversas técnicas de investigación nos permitirá alcanzar resultados representativos y conclusiones significativas en relación a un objeto de estudio que, por su carácter polisémico, multiforme y carente de univocidad, resulta difícil de escrutar.
Tradicionalmente, la técnica de investigación utilizada para medir la interactividad o la participación de un medio de comunicación ha sido el análisis de contenido a partir de una ficha-cuestionario. Sin embargo, gran parte de los estudios de esta índole resultan poco significativos pues, además de la confusión entre participación e interactividad, se han centrado solamente en una de las dimensiones o vertientes de la interactividad, aquella esencialmente tecnológica.
En nuestra propuesta, pretendemos analizar todas las dimensiones de la interactividad (tecnológica, interpersonal…) y por ello recurrimos a diversas técnicas y metodologías complementarias. Así, esta estrategia metodológica destinada a estudiar la interactividad y la participación en los medios digitales estaría compuesta por una ficha-cuestionario centrada en el análisis de contenido de la interactividad, complementada con el estudio etnográfico (de este modo sería posible examinar la cultura de las redacciones digitales y sus dinámicas internas) y la entrevista en profundidad combinada con grupos de discusión (para extraer información a periodistas y usuarios para comprender sus motivaciones y sus concepciones de la interactividad y de la participación).
Palabras clave: Interactividad, Participación, Ciberperiodismo, Metodologías, Revisión bibliográfica.

Abstract

This research is part of the theoretical framework comprised of the emerging studies around interactivity and participation in online media. With the configuration of the digital context established by technological convergence, a line of study around interactivity and participation in digital media has been gradually established.
Interactivity was early identified as one of the key features for defining online media. In addition, over time, participation has become a defining element of the so-called social web, the product of a harmonic alloy between information technology and communication which dates back to the nineties.
In order to determine an appropriate methodological strategy for recording and analysing data on interactivity and participation in online media, in this paper we propose an analytical form, consisting of a thorough collection of distinctive variables about interactive and participation processes in digital media. This is a methodological propaedeutical proposal, defined by its quantitative-qualitative character, and whose main contribution is the clarification of a sort of digital online media profile that will allow us to determine a methodology for analyzing interactivity and participation.
Keywords: Interactivity, Participation, Online Journalism, Methodologies, Literature Review.

1. Introducción

El periodismo está experimentando importantes cambios en una sociedad que se halla inmersa en el epicentro de profundas transformaciones. Este proceso, que podemos considerar una suerte de metamorfosis del periodismo, exige respuestas inmediatas desde los campos de la investigación científica, la profesión y los sectores más dinámicos de las sociedades actuales. Esas respuestas, junto con la práctica profesional, deben alimentar las actualizaciones en los planes de formación de las universidades que preparan a los futuros informadores de la sociedad en red. La matriz digital, que ha sustentado las grandes transformaciones acontecidas en los últimos diez años, ha conducido al periodismo a un escenario donde no sólo han cambiado los usos y consumos informativos, sino también los procedimientos para la elaboración de las piezas informativas en todos los soportes. La vertiente colaborativa, que ha crecido indubitablemente de la mano de la web social, propicia un periodismo más abierto y participativo.
Los primeros pasos de esta nueva fase se remontan a hace casi dos décadas. Las ediciones digitales de la prensa en Internet fueron el primer eslabón de un proceso de re-definición de los productos elaborados de acuerdo con algunas de las características del nuevo medio en línea. Su nacimiento se produjo, pues, a la sombra de sus hermanos mayores, prensa, radio y televisión, pero hoy transita ya con paso seguro por la senda que ha marcado la emancipación definitiva de sus raíces familiares en el campo periodístico. Después de años de experimentación, se han consolidado algunas formas singulares en el ámbito del Ciberperiodismo. La mayoría de edad, recientemente alcanzada al definir sus rasgos fundamentales y el modelo estándar, le permite un vuelo autónomo. Es sólo el comienzo de lo que se presume como un largo periplo, el del periodismo en la red o Ciberperiodismo, que también tiene en la tradición periodística construida de la mano de la creación de los contenidos para los medios de comunicación colectiva uno de sus elementos definidores, ahora moldeado por la nueva era digital, que tiene en Internet un nuevo paradigma de comunicación, y por las herramientas de la web social como punta de lanza de una sociedad digital en la que es posible dirigir mensajes a audiencias universales en tiempo real.

2. Los estudios sobre interactividad y participación

Los pioneros estudios alumbrados a principios de los noventa (centrados esencialmente en el mero estudio de las características generales y distintivas de los primeros cibermedios: hipertextualidad, multimedialidad, interactividad y memoria) dieron lugar en los primeros años del presente siglo a una auténtica explosión bibliográfica en torno a diversos fenómenos de creciente predicamento, como el periodismo ciudadano, el periodismo open-source o el análisis de los contenidos generados por los usuarios (CGU), entre otros muchos.
La veta de estudio conformada por los estudios en torno a la interactividad (sin duda una de las características de los cibermedios que más atención académica han suscitado) y la participación de las audiencias en el discurso de los medios ha sido especialmente fructífera, especialmente en tres vertientes: Periodismo ciudadano (Gillmor, 2004; Carpenter, 2008; Allan y Thorsen, 2009; Papacharissi, 2009; Singer y Ashman, 2009; Barlow, 2010), Periodismo participativo (Bowman y Willis, 2003; Bruns, 2005; Deuze, Bruns y Neuberger, 2007; Deuze, 2009) y Public Journalism (Haas, 2010; Rosenberry y St. John, 2010; Schaffer, 2010).
Al mismo tiempo, y de modo transversal, se ha desarrollado una pujante línea de investigación en torno a lo que se ha denominado CGU (cfr. García de Torres, 2010). Los contenidos generados por las audiencias son señalados como objeto de estudio científico a finales de la década de los noventa (Light y Rogers, 1999; Massey y Levy, 1999; Schultz, 1999, entre otros) y en los últimos años se han convertido en un objeto fetiche por parte de los académicos especializados en el estudio del periodismo digital (Hermida y Thurman, 2008; Paulussen y Ugille, 2008; Lewis, Kawfhold y Lasorsa, 2010, entre otros muchos).
No obstante, si algún término ha alcanzado un cierto "éxito" en el imaginario colectivo ha sido el de periodismo ciudadano, debido fundamentalmente al texto publicado por Dan Gillmor en 2004. Lo cierto es que al tiempo que la revolución acaecida con la convergencia digital causaba una auténtica remoción en los modelos tradicionales de producción de noticias, los contenidos generados por los usuarios han jugado un rol creciente en los medios de comunicación online (para constatar los orígenes de este fenómeno, véase Domingo et al, 2008; Hermida y Thurman, 2008; Thurman, 2008). Las investigaciones en torno a este novedoso suceso han abarcado una amplia panoplia de temas, si bien se han centrado fundamentalmente en la naturaleza participativa y en el diseño centrado en los usuarios, sobrevolando ambas concepciones el nuevo equilibrio comunicativo, de igual a igual, entre los periodistas y lo que Jay Rosen (2008) denominó con acierto "the people formerly known as the audience".
En este sentido, deseamos señalar que si bien ha existido un cierto consenso a la hora de equiparar –como términos equivalentes– el periodismo ciudadano y el periodismo participativo, quizás lo deseable sería distinguir entre ambos fenómenos, pues si bien se hallan estrechamente relacionados no deben ser considerados sinónimos. Siguiendo a Axel Bruns (2005), el periodismo participativo estaría más vinculado a la selección de contenidos para las audiencias (gatewatching). En este caso, el periodista actuaría como un content curator, mientras que el periodismo ciudadano estaría más específicamente orientado a la conversación deliberativa y a la participación democrática en la web.

2.1. De la interactividad a la participación

Las definiciones tempranas de interactividad se remontan a finales de los años ochenta (Durlak, 1987; Ha y James, 1988; Heeter, 1989) y tanto estas aportaciones pioneras como las que matizaban el concepto en la década siguiente (Jensen, 1998; Massey y Levy, 1999; Downes y McMillan, 2000) coincidían en afirmar que la interactividad se trata de un constructo multidimensional.
Tal y como señala García de Torres (2010: 588-589), el estudio de la interactividad congregó la atención de un buen número de autores ya desde sus inicios (Neuberger, Tonnemacher, Biebl y Duck, 1998; Light y Rogers, 1999; Massey y Levy, 1999; Schultz, 1999; Kenney, Gorelik y Mwangi, 2000). No obstante, estos primeros ensayos centraban su mirada solamente en la presencia de herramientas interactivas, sin más, dejando a un lado el empleo de las mismas por parte de los periodistas o el análisis de la experiencia de los usuarios.
El análisis de la participación ha de ser efectuado en conjunto con las reflexiones y experimentaciones en torno a la interactividad. No en vano, cualquier abstracción sobre la interactividad abarca el ámbito general de los estudios sobre participación, puesto que éstos no son sino "el resultado de la evolución de las anteriores cavilaciones sobre la interactividad, y la gestación de un subcampo de estudio que trasladó sus interrogantes del ámbito de la interacción a la esfera más concreta de la participación" (Raimondo, 2012: 241).
El autor argentino Alejandro Rost (quien precisamente encarna a la perfección la traslación del punto de mira desde la interacción a la participación de las audiencias) ha aportado su propia definición de la interactividad, además de una interesante clasificación de la interactividad, distinguiendo entre la interactividad selectiva que se da entre el usuario y los contenidos, y la interactividad comunicativa que se establece entre individuos. Para el académico argentino (cfr. Rost, 2010: 104-106), es posible identificar claramente cuatro etapas en la incorporación de las opciones de "interactividad comunicativa" en los medios. Son las siguientes:

Etapa de presencia corporativa (1994-1999), en la que los medios disponen de pocas herramientas para la participación;
Participación marginal (1999-2006), en la cual se consolidan las encuestas y los foros, pero aún no se observa la hibridación de dichas instancias con los contenidos periodísticos del medio;
Participación asincrónica, en espacios compartidos (2006-2009), en la que se incorporan los weblogs, los comentarios dentro de cada noticia y los sitios de periodismo ciudadano;
Participación sincrónica, codo a codo (2009-), que se inicia cuando los periódicos comienzan a incorporar a las redes sociales –Facebook y Twitter, sobre todo– dentro de sus interfaces.
3. Definiciones operativas de interactividad (requisitos y características)

Desde sus inicios, el concepto de interactividad ha estado asociado con las nuevas tecnologías de la comunicación (DeFleur y Ball-Rokeach, 1989), especialmente con el advenimiento de internet y la world wide web (Lanham, 1993; Stromer-Galley, 2000). En algunos ámbitos, el nivel de interactividad varía según el medio de comunicación, si bien se encuentra en relación con la habilidad de facilitar interacciones similares a la comunicación interpersonal (Williams et al., 1988; Walther y Burgoon, 1992). Aun así, el patrón que indica por qué un medio más interactivo que otro es bastante ambiguo. En la literatura empírica, la interactividad ha sido empleada como una variable independiente para describir un medio (p. ej. Kayany et al., 1996) y como una dependiente variable calibrada por las percepciones de las personas (p. ej. Wu, 1999). Una limitación importante que hemos detectado en ciertas investigaciones experimentales es que una condición es a menudo denominada interactiva sin considerar la multiplicidad de niveles de la variable, centrándose tan sólo en la definición de su significado o en una determinada dimensión interactiva.
A primera vista, uno podría considerar que la carencia de consenso teórico respecto a este concepto no debería ser negativa per se. El problema surge porque mientras que los principios básicos de la interactividad gozan de uniformidad y univocidad, los componentes y las características señaladas en las diferentes definiciones pueden producir grandes discrepancias en la producción académica. Por ejemplo, Newhagen et al. (1995) afirman que los niveles de crecimiento y decrecimiento de la interactividad en un medio dependen exclusivamente de la percepción de las personas, mientras que Schneiderman (1987) señala que los niveles de interactividad fluctúan solamente cuando se alteran las propiedades tecnológicas. Además, aquellas variables estrechamente vinculadas con la interactividad, como la presencia social y el feedback, están determinadas por la forma en que los académicos e investigadores conceptualizan la interactividad.
Como consecuencia, la escasez de consenso teórico puede tener implicaciones radicalmente diferentes en terrenos más prácticos y operativos. Por ejemplo, Bretz (1983) sugiere que la interactividad está relacionada con lo que denomina como interdependencia de mensajes, mientras Steuer (1992) la entiende como una variable determinada tecnológicamente. Consiguientemente, estas dos interpretaciones ofrecen opiniones diferentes en cuanto a recomendaciones de diseño de la información; la primera de ellas acentúa el contenido del mensaje y la segunda enfatiza la estructura tecnológica. Por tanto, un paso previo e imprescindible para la dilucidación de una definición completiva de la interactividad sería la realización de una revisión de la literatura científica, en aras de sintetizar (y aunar) los diversos significados de carácter fragmentado.

3.1. Revisión de las principales definiciones de interactividad

Cualquier revisión bibliográfica acerca de la interactividad constituye una tarea compleja debido al vasto número de definiciones implícitas y explícitas desarrolladas desde múltiples perspectivas académicas y profesionales. Consiguientemente, resulta ineludible centrar nuestra mirada en una perspectiva concreta, la más cercana a nuestro ámbito de estudio. No obstante, además de una perspectiva comunicacional, es preciso tener en cuenta interesantes concepciones provenientes de áreas de conocimiento afines como la Psicología, la Sociología o el Diseño de la información.
Debido a la diversidad conceptual existente en la literatura científica sobre interactividad, el primer paso consiste en articular una división primaria entre aquellas definiciones provenientes del ámbito de la comunicación y aquellas cuyo origen se sitúa en campos de estudio con visiones no-comunicacionales.

3.1.1. Definiciones provenientes del ámbito de la Comunicación

Cualquier discusión sobre interactividad inevitablemente tiene sus orígenes en la teoría cibernética perfilada por Wiener (1948). Como modelo de comunicación básica, la principal diferencia entre la teoría cibernética y el modelo clásico de Shannon y Weaver (1949) es su énfasis en la retroalimentación. La capacidad de los receptores del mensaje de responder a los emisores se ha convertido en el núcleo esencial de cualquier concepción de interactividad que se precie. Bajo este encuadre, la interactividad es un atributo del canal a través del cual se produce la comunicación. La comunicación se concibe, pues, como un proceso dinámico e interdependiente entre emisores y receptores.
Con la llegada de nuevos medios de comunicación (como el ordenador personal, videotext, teléfonos móviles, etc.) se hizo más necesaria que nunca una deliberación más conceptual de la interactividad, la cual poco a poco se fue forjando en la década de los ochenta. Durante este periodo, Sheizaf Rafaeli declaró que la interactividad es

an expression of the extent that in a given series of communication exchanges, any third (or later) transmission (or message) is related to the degree to which previous exchanges referred to even earlier transmissions. (1988: 111)

Del mismo modo, Williams et al. sostuvieron que la interactividad es "the degree to which participants in a communication process have control over, and can exchange roles in, their mutual discourse" (1988: 10). Aquí observamos una pérdida del énfasis en los canales en beneficio de las relaciones interconectadas y el intercambio de mensajes (también referidos a una dependencia de tercer orden).
De lo anterior, se infiere un nuevo encuadre comunicativo en el que el foco del análisis se ha transferido del canal a la relación del mensaje. Tal y como señalaron Rafaeli y Sudweeks (1997),

interactivity is not a characteristic of the medium. It is a process-related construct about communication. It is the extent to which messages in a sequence relate to each other, and especially the extent to which later messages recount the relatedness of earlier messages. (1997, online)

Un buen número de aplicaciones académicas y profesionales de interactividad tienen su origen en esta creencia. Si un sistema permite una dependencia de tercer orden entre sus participantes, se considera interactivo. En términos empíricos, los académicos que encuadran su enfoque en esta tradición examinan el contenido de los medios de comunicación interactivos y lo asocian con variables psicológicas y conductistas (p. ej. Rafaeli, 1986; Rafaeli y Larose, 1993; Rafaeli et al., 1994).
Una definición de comunicación tecnológicamente dirigida es la propuesta por Jensen (1998: 201), quien sostiene que la interactividad es "a measure of a media's potential ability to let the user exert an influence on the content and/or form of the mediated communication". En su definición, señala cuatro dimensiones de la interactividad: transmisión interactiva, consulta interactiva, conversación interactiva y registro interactivo. La cuantificación potencial de los niveles de interacción resulta especialmente beneficiosa para los académicos que intentan generar definiciones operacionales. Aun así, resulta sorprendente en sus definiciones la desatención de aspectos de otras importantes concepciones de la interactividad, como la dependencia de tercer orden o la percepción de los usuarios.
Durlak (1987) expresa un punto de vista tecnológico ligeramente diferente aportando una tipología para medios de comunicación interactivos. Las variables implicadas en la interactividad se corresponden con los componentes físicos de los sistemas interactivos en sí. Por ejemplo, el hardware abarca riqueza sensorial, administración espacial y grado de reacción. Aquí, la composición tecnológica se convierte en la principal prueba del algodón para reconocer la interactividad.
Mientras la mayoría de definiciones (implícitas y explícitas) de la interactividad en la comunicación se concentran en aspectos tecnológicos o del contexto comunicativo, otros estudios se centran en la percepción. Newhagen et al. (1995) adoptan la interactividad como una variable psicológica en un análisis de contenido efectuado por e-mail a telespectadores de las noticias de la NBC para calibrar percepciones de interactividad. Más recientemente, Wu (1999) notó que las percepciones de la interactividad tienen un impacto en las actitudes de las personas hacia los sitios web. A diferencia de otras definiciones, aquí la interactividad es comprendida como una variable que puede habitar dentro de las mentes de los usuarios. Este punto de vista basado en el receptor introduce un camino nuevo para los investigadores a la hora de escrutar la interactividad, complementando concepciones previas que enfatizaban otros atributos.
3.1.2. Definiciones no comunicacionales

A pesar de quizás sean los teóricos de comunicación quienes proporcionan la visión general más sistemática sobre la interactividad, nuestra reflexión sería incompleta si excluimos las contribuciones aportadas por otros discursos intelectuales. Está documentado que la psicología juega una función integral en los diseños de medios de comunicación interactivos (Aldersey-Williams, 1996). Como cabría imaginar, la aproximación psicológica a la interactividad elige al individuo como objeto de su mirada. De hecho, Leary señala una intrigante analogía en la que compara la evolución de la interactividad con el desarrollo de la comunicación interpersonal en Psicología: "Both concepts are related to very wide and deep and irrevocable changes in the way people relate to the world" (1990: 230). De hecho, Leary pronostica que el éxito de un medio interactivo reside en su habilidad para reproducir la comunicación interpersonal. Esta conclusión camina en paralelo con aquellas esbozadas por muchos teóricos de la comunicación, quienes por mucho tiempo han sostenido que la comunicación presencial constituye un estándar para juzgar experiencias interactivas (véase Bretz, 1983; Williams et al., 1988; Heeter, 1989). Desde una perspectiva sociológica, DeFleur y Ball-Rokeach sostienen que "interactivity generally refers to the processes of communication that take on some of the characteristics of interpersonal communication" (1989: 341).
Por su parte, Turkle (1984) desarrolla la idea de la interactividad como una variable interpersonal, humanística. Su trabajo etnográfico sugiere que los seres humanos adscriben algunas características muy humanas a sistemas interactivos (p. ej. un ordenador está vivo). A pesar de escribir desde un punto de vista comunicativo, en una línea similar, Jensen ofrece una exhaustiva comparación interdisciplinaria entre las ideas de interacción humana en Sociología e interacción con medios de comunicación (en su opinión, estrechamente vinculada a la evolución de la interactividad) en estudios de Comunicación, remarcando que

in communication studies, it [interaction] refers, among other things, to the relationship between text and the reader, but also to reciprocal human actions and communication associated with the use of media as well as (para-social) interaction via a medium. (1998: 190)

Llevadas a su conclusión lógica, estas pistas nos indican que hasta cierto punto la interactividad está asociada con la capacidad de las personas para experimentar con los diferentes medios de comunicación como si se relacionaran con otros seres humanos. Consiguientemente, el simulacro de la comunicación interpersonal en un entorno interactivo no se limita solamente a la comunicación humano-humano, también incluye la comunicación humano-máquina. Finalmente, cualquier evaluación de la interactividad de tales aproximaciones no descansa sólo en la tecnología, también en las autopercepciones de los usuarios. Esto tiene ramificaciones dignas de mención para los académicos que juzgan un medio como interactivo considerando solamente criterios tecnológicos.
La mayor parte de los trabajos realizados en el ámbito de la tecnología de la comunicación derivan de la literatura sobre diseño de la información. Los usuarios de medios de comunicación interactivos son, en el mejor de los casos, los mecanismos que inician las experiencias de comunicación interactiva, pero no figuras centrales en la definición del concepto. Por ejemplo, en círculos profesionales los medios de comunicación interactivos son a menudo pensados como "mechanisms for delivering image, text and sound data in which the user interacts with the database" (Hutheesing, 1993: 244).
En un sentido amplio, las definiciones de interactividad desde el punto de vista del diseño computacional han prestado una creciente atención a la percepción del usuario. Naimark (1990) insta a diferenciar entre realidad tangible e interactividad. El primer término se refiere a la capacidad de la tecnología para diluir las fronteras entre realidad física y mediada. El segundo se refiere a la aptitud de los usuarios para modificar, interaccionar y dar respuesta a los medios de comunicación que, a su vez, transforman el entorno mediado experimentado por el usuario. No obstante, tal y como demostró Laurel (1991), la disolución de tales fronteras es una parte crítica en las definiciones de interactividad propuestas por otros autores.
Spiro Kiousis (2002) lleva a cabo una interesante y todavía vigente combinación de aspectos referentes a la interactividad proveídos por diferentes campos (Comunicación, Sociología, Psicología y Diseño computacional y de la información) en aras de esclarecer la naturaleza de un concepto de complejo discernimiento. Así, esboza una explicación gráfica de las diversas definiciones (y sus respectivos atributos) surgidas en torno a la interactividad.




Definiciones de Interactividad (Kiousis, 2002)

3.2. La falta de consenso en torno a la definición del concepto de interactividad

En general, es posible observar la existencia de un apreciable debate académico en torno a la conceptualización y operacionalización adecuada de la interactividad (por ejemplo, Norman, 1988; Kayani et al., 1996; Heeter, 2000, entre otros muchos). Se trata de un controvertido debate que se ha prolongado durante décadas y del que no ha salido aún una definición consensuada del concepto. Expresado de modo simple, la interactividad sin duda conecta con la capacidad de los sistemas para simular la comunicación interpersonal, si bien las características y componentes cambian notablemente según el autor.
No obstante, y partiendo del trabajo erudito llevado a cabo por los autores mencionados en líneas anteriores, es posible llevar a cabo una recopilación de aquellos elementos y significados que abarcan el concepto de interactividad. Es posible alcanzar cierto consenso en torno a los rasgos fundamentales de una experiencia interactiva. La comunicación bidireccional o múltiple existiría por lo general a través de un canal mediado. Las funciones de emisor y receptor del mensaje deberían ser intercambiables entre los diversos participantes. Además, normalmente es necesaria una dependencia de tercer orden entre los participantes. Mayoritariamente, los comunicadores pueden ser humanos o máquinas y a menudo depende de si pueden funcionar ambos como emisores y receptores. Los individuos deben ser capaces de manipular el contenido, la forma y el ritmo de un entorno de algún modo "mediado". Los usuarios deben ser capaces de percibir las diferencias en los niveles de experiencias interactivas.
Es posible observar puntos en común entre los distintos autores a partir de los antedichos temas definitorios comunes. El problema surge cuando los académicos privilegian o acentúan una de esas características sobre las otras. Por ejemplo, gran parte de la literatura de comunicación se preocupa por factores relacionados con el contexto comunicativo, como pueden ser las relaciones del mensaje y los canales (p. ej. Rafaeli, 1988).
Sin duda, la mayor dificultad a la hora de abordar el concepto de interactividad estriba en asimilar la gran cantidad de conceptos dispersos existentes y organizarlos en un marco teórico coherente.
3.3. La interactividad como un constructo multidimensional

Tal y como hemos visto, se ha alcanzado poco consenso académico en torno a la interactividad. El uso académico del término es, en el mejor de los casos, ligeramente inconsistente. Si bien resulta innegable la existencia del concepto, el principal debate radica en cómo aislarlo y ordenarlo. Las múltiples diferencias fundamentales e instrumentales dan lugar a incongruencias en las definiciones teóricas implícitas y explícitas. Los investigadores que emplean teorías implícitas suelen hacer suposiciones acerca de la interactividad y simplemente se integran en los análisis como una variable independiente nominal de dos niveles. Por el contrario, las definiciones explícitas (frente al implícito positivismo anterior) tienen un marco teórico demasiado difuso como para ser útil (véase, por ejemplo, Jensen, 1998) o se limitan a determinados medios de comunicación, si bien es cierto que han conseguido importantes progresos (por ejemplo, Downes y McMillan, 2000; Newhagen et al., 1995; Steuer, 1992).
Toda tentativa de modificación de la definición de interactividad debe estar necesariamente transida por una reflexión sobre las múltiples definiciones existentes del término. Como se ha comprobado, la definición de interactividad tiene múltiples raíces y variantes, las cuales han propiciado mejoras valiosas a la hora de modelar el concepto. Kiousis (2002) considera imperativo, más que alterar los aportes realizados por investigadores anteriores o resaltar una sola área de las diferentes concepciones, realizar una definición híbrida en la que se fusionen las diferentes perspectivas existentes. Por ello, propone una interpretación concisa que abarque los aspectos centrales de las diversas definiciones. Siguiendo a Kiousis, el objetivo principal sería eliminar los componentes no esenciales de los diferentes puntos de vista y armonizar los fundamentales en una visión integral y holística de la interactividad. Por tanto, cualquier tentativa de definición tendría que incluir las siguientes dimensiones principales: (1) la estructura del medio (Steuer, 1992); (2) el contexto y las condiciones en las que tiene lugar la comunicación (Rafaeli, 1988); y (3) la percepción de los usuarios (Wu, 1999). Por lo tanto, una definición "definitiva" debería considerar la interactividad como una variable comunicativa, tecnológica y psicológica. Una definición inclusiva debería considerar los siguientes ámbitos: propiedades tecnológicas, contexto comunicativo y percepción del usuario.

4. Delimitación del problema de investigación y propuestas metodológicas

En el contexto actual, marcado por la convergencia tecnológica digital y la cultura de la convergencia anunciada por Henry Jenkins (2006), la proliferación de herramientas tecnológicas ha multiplicado exponencialmente la capacidad que tienen los usuarios de la web para interactuar y participar con y en los medios de comunicación. Tal es así que incluso los perfiles profesionales de los trabajadores de la información o el equilibrio de fuerzas entre emisores y receptores han sido trastocados y se ha pasado de un discurso unidireccional a una bidireccionalidad igualitaria.
Los conceptos de interactividad y participación guardan una relación intrínseca y profunda. Tal y como hemos visto, los pioneros estudios sobre interactividad desembocaron ulteriormente en una explosión bibliográfica en torno a la participación, entendida ésta como una derivación del carácter interactivo de la web. Por tanto, ambos términos se hallan indisolublemente unidos y así es como lo concebimos en el seno de nuestra investigación.
Aunque resulta evidente la evolución de la orientación y de las metodologías empleadas en el abordaje del estudio de experiencias participativas en el seno de los medios, muchas de ellas han pecado de conceder excesiva importancia a las aplicaciones en sí. Ya en el año 1999 Tanjev Schultz advertía que las herramientas son una condición necesaria para el inicio de un discurso interactivo, pero la mera presencia o disponibilidad dice poco sobre cómo las utilizan las audiencias y los periodistas (García de Torres, 2010: 589).
Otra de las dificultades añadidas al necesario trabajo de clarificación conceptual y metodológica, ha sido la existencia de dos modelos nítidamente diferenciados de entender la interactividad: por un lado estaría el Perception-based model y, por otro, el Feature-based model. El establecimiento de los elementos definitorios de la interactividad y la importancia concedida a cada uno de ellos han diferido sustancialmente.
Si bien en la última década han aflorado los estudios en torno a la interactividad, éstos han tenido un carácter limitado. Destacan aproximaciones comparadas en torno al uso que los periodistas realizan de las herramientas interactivas o de la concepción que éstos atesoran sobre el contenido generado por los usuarios (a este respecto, véase Domingo et al., 2008; Deuze, Bruns y Neuberger, 2007). Otra veta muy fructífera ha sido la realización de estudios sobre la adopción de servicios interactivos por parte de los medios de comunicación (Quinn y Trench, 2004; López et al., 2009, entre otros muchos).
Coincidimos con Boczkowski y Mitchelstein (2012) en la apreciación de que la investigación en torno a la interactividad se ha centrado en demasía en los aspectos tecnológicos y ha dejado a un lado cómo los usuarios se apropian de las capacidades y potencialidades interactivas. Esto denota una concepción en cierto sentido estática de la interactividad, y se debe a que gran parte de la literatura científica se ha centrado (con brillantes hallazgos, por cierto) en una de las dos perspectivas: las herramientas y aplicaciones interactivas o las prácticas sociales. No obstante, en nuestra opinión, para alcanzar resultados significativos no basta con desarrollar solamente uno de los dos aspectos. Es más, ambos resultan complementarios y encajan perfectamente en el marco de una estrategia cualitativa-cuantitativa.

4.1. Propuesta de ficha de análisis de la interactividad

Nuestro principal objetivo consiste en establecer una propuesta metodológica para el análisis de la interactividad y la participación. En un primer momento, se estudiarían las herramientas interactivas disponibles en cada cibermedio en particular. Para ello, hemos subdividido las diversas opciones de participación en cuatro subapartados básicos de nuestra ficha:
Personalización. La primera cualidad que la interactividad proporciona a los usuarios es la posibilidad de personalizar los contenidos del medio. Las primeras experiencias mediáticas en torno a la interactividad consistían en la creación de "periódicos personales" adaptados a las exigencias y los gustos de los lectores. Esta potencialidad continúa vigente en la actualidad y por ello dispone de apartado propio en esta ficha.
Web 1.0. En este apartado consignamos un primer nivel de participación, caracterizado por la presencia de las primeras herramientas interactivas que facilitaban la realización de comentarios asíncronos y el fomento de un primer diálogo con el medio y entre los usuarios.
Web 2.0. Aquí recogemos las herramientas y posibilidades de participación para los usuarios ofrecidas por la llegada de una segunda oleada de tecnologías interactivas. Suponen un desarrollo de las anteriores, ahondando en las posibilidades de compartición y, especialmente, de publicación por parte de los usuarios, cuyas aportaciones incluso llegan a formar parte del discurso de los medios.
Redes sociales (web social o 3.0). La presencia e inclusión de y en redes sociales fomenta las relaciones personales y de comunidad. En la actualidad, constituyen un apartado básico en la configuración de ciertos medios e incluso han propiciado el éxito irrefrenable de alguno de ellos (como The Huffington Post) gracias a la viralización de contenidos.
Por razones de espacio, evitamos profundizar en los mecanismos de puntuación de los diferentes subapartados. No obstante, cada unos de ellos supone un avance en el grado de participación e interactividad ofrecido por un cibermedio. De este modo, será posible establecer gradaciones en cuanto a la interactividad ofrecida a los usuarios de una web noticiosa.




Personalización

Registro por parte del usuario
Contacto con otros usuarios registrados
Adaptación de la interfaz del sitio web del medio de comunicación en función de los contenidos de interés para el usuario
Sindicación de contenidos del medio de comunicación a través del móvil o correo electrónico










Web 1.0




Niveles de participación
Comunicación con el autor de la noticia
Entrar en contacto con los miembros de la redacción por medio de correo electrónico
Comentar noticias publicadas por el medio de comunicación
Votación de noticias publicadas por el medio de comunicación
Comentar entradas publicadas en los blogs del medio de comunicación
El usuario puede modificar o corregir contenido publicado por el medio de comunicación





Herramientas de participación
Chats
Comentarios de noticias
Valoración de noticias
Encuestas
Formularios
Foros
Debates
Teléfonos de contacto/aludidos
Envío de SMS
Envíos multimedia



Web 2.0
Compartir información con otros usuarios
Blogs vinculados al medio de comunicación
Creación de blogs por parte de los usuarios
Publicación de textos escritos por los usuarios
Publicación de fotos tomadas por los usuarios
Publicación de vídeos realizados por los usuarios
Sección exclusiva para contenido creado por los usuarios

















Web 3.0






Presencia del medio de comunicación en redes sociales
Generales: Facebook, QQ, Twitter, Sina Weibo, Google +, Tagged, Habbo, Ortsbo, VK, Tumblr
Audiovisuales: Youtube, DailyMotion, Instagram, Flickr, Vimeo, Fotolog, Metroflog, Pinterest
Chat: Skype, Viber, Tango, Line
Citas: Badoo, Zoosk, Meetic, Match
Agregadores: Reddit, Delicious
Radio/música: Last.fm, Spotify, Soundcloud, MySpace
Negocios/empleo: Linkedin, Xing, Viadeo, Bumeran
Otras

Existencia de redes sociales propias
Sí/No

Visibilidad de perfiles oficiales
Visible enlace a perfiles oficiales en redes sociales en el primer pantallazo de portada

Facilidad para compartir en el nivel usuario
¿Botonera de opciones para compartir contenido en redes sociales en página detalle?


Situación de botonera para compartir en página detalle: entre titular y contenido, footer asociado a contenido de página detalle, ambos

4.2. Una propuesta innovadora para la medición integral de la interactividad

Para observar la interactividad de un modo holístico y representativo, en nuestra opinión resulta imprescindible la realización de un procedimiento de inspección en tres etapas. En primer lugar, deberían estudiarse las características del medio de comunicación utilizadas durante una experiencia interactiva. Dentro de este contexto, los criterios objetivos se formulan para producir una puntuación de interactividad para un medio, por ejemplo, ¿cuál es el rango de opciones que un sistema provee a sus participantes? A continuación, se debe examinar el entorno en el que la comunicación se está produciendo. Esto se puede lograr mediante análisis de contenido para establecer el grado de dependencia de tercer orden entre los intercambios comunicativos. Una estrategia para lograr esto es a través de cuestionarios. El valor de este tipo de plan de observación es que emplea múltiples indicadores para detectar el constructo. Así, las unidades de análisis son las siguientes: medio individual, las experiencias individuales de comunicación (compuesta de conjuntos de transmisiones de mensajes basados en el intercambio con las tecnologías de comunicación) y la percepción de los usuarios.
Debido a las diferentes medidas necesarias para observar la interactividad en su conjunto, son necesarias las conversiones de datos. Para llevar esto a cabo, debe considerarse cada paso del proceso de detección por separado. En primer lugar, al medir la interactividad tecnológica, se podría crear un índice para producir una "puntuación de la tecnología de la interactividad". En una investigación básica, esto podría lograrse mediante la inclusión del número de acciones permitidas por un medio. En la segunda etapa del proceso de indagación, podrían utilizarse procedimientos tradicionales operacionales como base para una "puntuación de la comunicación interactiva"; esto es, llevar la cuenta de la cantidad de transmisiones comunicativas en general que aluden a las transmisiones de mensajes anteriores (Rafaeli, 1988). Por último, una escala compuesta por medidas de comunicaciones interpersonales podría servir para producir una "puntuación de la interactividad interpersonal". En función de las intenciones del estudio, los investigadores podrían optar por una sola de estas medidas en sus investigaciones o bien realizar pruebas estadísticas más complejas para crear una "puntuación de interactividad global". Al medir la interactividad de esta manera podemos realizar comparaciones entre medios de comunicación, entre intercambios comunicativos, entre individuos y en general entre experiencias interactivas. Llegados a este punto, sería posible suministrar procedimientos operacionales específicos para explicar cómo esto podría evidenciarse en una investigación empírica.
Estableciendo variables específicas e implementando diversas técnicas de investigación (cuantitativas, cualitativas e híbridas) sería posible mensurar con mayor precisión los niveles de interactividad de un cibermedio en cada una de las tres dimensiones antedichas (estructura tecnólogica del cibermedio; contento o entorno comunicativo y percepción del usuario).
Una vez los datos hayan sido recogidos, éstos se transformarían produciendo puntuaciones sobre el contexto tecnológico, el contexto comunicativo y la interactividad percibida. Posteriormente, los investigadores podrían hacer combinaciones estadísticas para conseguir una puntuación total de la interactividad o bien utilizarlas para evaluar individualmente el sistema. Al tratarse de una puntuación general, los datos abarcan las tres dimensiones esenciales de la interactividad explicitadas anteriormente.

5. Conclusiones

En estas páginas hemos consignado los inicios de un nuevo proyecto de investigación en el que el grupo Novos Medios se va a dedicar al estudio de la interactividad y la participación en los cibermedios españoles. Una vez revisada concienzudamente la literatura científica atinente a nuestro tema de estudio, hemos comprobado cómo los estudios que se han realizado hasta la fecha se caracterizan por su carácter inconcluyente al privilegiar en exclusiva la vertiente exclusivamente tecnológica o bien una perspectiva centrada únicamente en el comportamiento de los usuarios. Ambas son válidas por sí mismas, si bien carecen del carácter universalizador y extrapolable que algunas de ellas proclaman para sí.
A la hora de articular nuestra investigación, hemos decidido construir una completa ficha de análisis que, en nuestra opinión, cumple satisfactoriamente con la tarea de explicitar si un cibermedio cumple o no y en qué medida con las características tecnológicas tradicionalmente asociadas a la interactividad.
Consideramos necesario justipreciar el valor de la ficha de análisis propuesta, la cual ha sido concebida como un medio y no como un fin en sí mismo. Ni esta ni ninguna otra ficha de análisis de contenido en absoluto debe considerarse representativa al ciento por ciento de la interactividad (y, por extensión, del carácter participativo de un medio), ni tampoco sus resultados extrapolables. Al tratarse la interactividad y la participación de fenómenos multiformes que implican en su configuración a diversos actores (usuarios, documentos, herramientas interactivas…), éstos han de ser analizado por separado y con metodologías diversas y adaptadas, en cada caso, a las singularidades de cada objeto de estudio.
El establecimiento de cuatro apartados bien diferenciados, en la configuración de la ficha que proponemos en estas líneas, permite entresacar datos precisos de cada unos de ellos. De este modo, contribuimos a solapar el riesgo posible de que un hipotético cibermedio disponga, pongamos por caso, de un gran número de herramientas y aplicaciones provenientes de la primera oleada tecnológica (la denominada web 1.0) y por ello fuera considerada como un medio con alto nivel interactivo. Con la ficha propuesta, para que un cibermedio sea considerado interactivo stricto sensu ha de facilitar las correspondientes posibilidades de participación interactiva en los cuatro subapartados especificados con anterioridad.
A modo de indicaciones para el futuro, y con el ánimo indisimulado de completar el proyecto de estudio y evaluación de la interactividad y la participación en los medios de comunicación digitales, resultará imprescindible la ejecución de estrategias de triangulación metodológica para acometer un objeto de estudio polisémico y multiforme, dotado de numerosas aristas que dificultan su comprensión y aprehensión.
En aras de esquivar un determinismo huero y perjudicial para nuestro campo de estudio, lo apropiado sería utilizar una combinación metodológica cuantitativo-cualitativa efectiva para conseguir resultados representativos y alcanzar conclusiones significativas en relación a un objeto de estudio que, por su carácter polisémico y carente de univocidad, resulta difícil de escrutar. Para alcanzar hallazgos significativos en cuanto a la participación y la interactividad en un cibermedio, una ficha de análisis no resulta significativa por sí misma: tan sólo representa una vertiente específica de la interactividad, aquella de índole tecnológica.
Junto con la interactividad de cariz más bien tecnológico, debe ser analizada la denominada interactividad interpersonal (user-to-user interactivity). Ésta puede analizarse por medio de diversas técnicas y metodologías complementarias. Por ejemplo, el estudio etnográfico (de este modo sería posible examinar la cultura de las redacciones y sus dinámicas internas; cómo los periodistas han asumido sus nuevos cometidos digitales y las estrategias y competencias que han adquirido con el paso del tiempo) o la entrevista en profundidad combinada con grupos de discusión (se trataría de extraer información a editores, periodistas, diseñadores web y, por supuesto, usuarios, para comprender sus motivaciones y sus concepciones de la interactividad y de la participación).
La ideación de una estrategia global de análisis de la interactividad queda, pues, para el futuro. Tal y como hemos comprobado merced a una exhaustiva revisión bibliográfica de la literatura académica pertinente, la consecución de resultados significativos, representativos y extrapolables en cuanto a los niveles de interactividad de un cibermedio no pueden restringirse a los hallazgos o resultados entresacados de la aplicación de una mera ficha de análisis. Ésta debe formar parte de una tríada analítica consagrada al análisis de los tres factores definitorios de la interactividad: la estructura tecnológica de los medios utilizados, las características del contexto comunicativo y las percepciones de los usuarios.
En estas páginas hemos querido compartir los avances de nuestro proyecto (en elaboración) al tiempo que adelantar las líneas futuras del mismo. El estudio de la interactividad de un cibermedio debe concebirse como un proceso global y holístico para de este modo huir de generalizaciones espurias y conclusiones falsarias. Inevitablemente, el concepto de interactividad continuará siendo conflictivo, de difícil elucidación. Esperamos que con esta pequeña contribución (a la espera de otras futuras de mayor calado) hayamos siquiera clarificado mínimamente un concepto complejo y hayamos abierto un nuevo enfoque que podría ser abordado y optimizado en futuras investigaciones tanto por nuestra parte como por otros investigadores.

Bibliografía citada
ALDERSEY-WILLIAMS, H. (1996). «Interactivity With a Human Face». Technology Review 99(2) (February–March): 34–6.
ALLAN, Stuart; THORSEN, Einar (2009). Citizen journalism: global perspectives. New York: Peter Lang.
BOCZKOWSKI, Pablo (2006). Digitalizar las noticias. Innovación en los diarios on-line. Buenos Aires: Manantial.
BARLOW, Aaron (2010). The Citizen Journalist as Gatekeeper: A Critical Evolution". En: ROSENBERRY, Jack; ST. JOHN, Burton. Public Journalism 2.0. New York: Routledge, pp. 45-55.
BOCZKOWSKI, Pablo J.; MITCHELSTEIN, Eugenia (2012). How Users Take Advantage of Different Forms of Interactivity on Online News Sites: Clicking, E-Mailing, and Commenting. En: Human Communication Research, 38, pp. 1-22.
BOWMAN, Shayne; WILLIS, Chris (2002). We media. How audiences are shaping the future of news and information. Reston: The Media Center at the American Press Institute.
BRETZ, Rudy (1983). Media for Interactive Communication. Beverly Hills, CA: Sage.
BRUNS, Axel (2005). Gatewatching: Collaborative online news production. New York: Peter Lang.
CARPENTER, Serena (2008). How online citizen journalism publicacions and online newspapers utilize the objectivity standard and rely on external sources. En: Journalism and Mass Communication Quarterly, 85 (3), pp. 531-548.
DE FLEUR, Melvin L.; BALL-ROKEACH, Sandra J. (1989). Theories of Mass Communication. New York: Longman.
DEUZE, Mark; BRUNS, Axel; NEUBERGER, Christoph (2007). Preparing for an age of participatory news. En: Journalism Practice, 1 (3), pp. 322-338.
DEUZE, Mark (2009). Journalism, Citizenship, and Digital Culture. En: PAPACHARISSI, Zizi. Journalism and Citizenship. New York: Routledge, pp. 15-28.
DOMINGO, David et al. (2008). «Participatory journalism practices in the media and
beyond: an international comparative study of initiatives in online newspapers».
Journalism practice, 2008, v. 2, n. 3, pp. 326-342.
DOWNES, Edward J.; MCMILLAN. Sally J. (2000). «Defining Interactivity: A Qualitative Identification of Key Dimensions». New Media and Society 2(2), pp. 157–79.
DURLAK, Jerome T. (1987). «A Typology for Interactive Media». In: M.L. MCLAUGHIN (ed.). Communication Yearbook 10, pp. 743–57. Newbury Park, CA: Sage.
GARCÍA DE TORRES, Elvira (2010). Contenido generado por el usuario: aproximación al estado de la cuestión. En: El profesional de la información, noviembre-diciembre, v. 19, n. 6, pp. 585-594.
GILLMOR, Dan (2004). We the media. Grassroots journalism by the people, for the people. Sebastopol: Ed. O'Reilly.
HA, Louisa; JAMES, Lincoln (1998). «Interactivity re-examined: A baseline analysis of early business web sites». Journal of Broadcasting & Electronic Media, 42(4), pp. 457-474.
HAAS, Tanni (2010). Open Source Interview: Online Dialogue, Public Life and Citizen Journalism. En: ROSENBERRY, Jack; ST. JOHN, Burton. Public Journalism 2.0. New York: Routledge, pp. 126-132.
HEETER, Carrie (1989). «Implications of new interactive technologies for conceptualizing communication». In: Jerry L. SALVAGGIO and Jennings Bryant (eds.). Media use in the information age: Emerging patterns of adoption and computer use (pp. 217-235). Hillsdale, NJ: Lawrence Erlbaum Associates.
HEETER, Carrie (2000). «Interactivity in the Context of Designed Experience». Journal of Interactive Advertising 1(1), URL: http://www.jiad.org/vol1/no1/heeter/.
HERMIDA, Alfred; THURMAN, Neil (2008). «A clash of cultures: the integration of user-generated content within professional journalistic frameworks at British newspaper websites». Journalism practice, v. 2, n. 3, pp. 343-356.
HUTHEESING, Nikhil (1993). «Interactivity for the Passive». Forbes, 6 December, pp. 244– 246.
JENKINS, Henry (2006). Convergence culture: Where old and new media collide. New York: New York University Press.
JENSEN, Jens F. (1998). «Interactivity: Tracing a New Concept in Media and Communication Studies». Nordicom Review 19: 185–204.
KAYANY, Joseph M.; WOTRING, C. Edward; FORREST, Edward J. (1996). «Relational Control and Interactive Media Choice in Technology-Mediated Communication Situations». Human Communication Research 22(3), pp. 399–421.
KENNEY, Keith; GORELIK, Alexander; MWANGI, Sam (2000). «Interactive Features of Online Newspapers». First Monday Journal, URL: www.firstmonday.dk/issues/issue5_1/kenney/.
KIOUSIS, Spiro (2002). «Interactivity: a concept explication». New Media & Society, 4(3), pp. 355-383.
LANHAM, Richard (1993). The Electronic Word: Democracy, Technology, and the Arts. Chicago, IL: University of Chicago Press.
LAUREL, Brenda (1991). Computers as Theatre. Reading, MA: Addison-Wesley.
LEARY, Timothy (1990). «The Interpersonal, Interactive, Interdimensional Interface». In: LAUREL. Brenda (ed.). The Art of Human–Computer Interface Design, pp. 229–234. Menlo Park, CA: Addison-Wesley.
LEWIS, Seth C.; KAWFHOLD, Kelly; LASORSA, Dominic L. (2010). Thinking about citizen journalism. The philosophical and practical challenges of user-generated content for community newspapers. En: Journalism practice, v. 4, n. 2, pp. 163-179.
LIGHT, Ann; ROGERS, Yvonne (1999). Conversation as publishing. The role of news forums on the Web. En: Journal of computer mediated communication, v. 4, n. 4.
LÓPEZ, Xosé; TOURAL, Carlos; LIMIA, Moisés; DE LA HERA, Teresa (2009). La participación en los diarios digitales europeos (España, Italia, Portugal y Francia). En: Trípodos, Mayo, pp. 637-645.
MASSEY, Brian L.; LEVY, Mark R. (1999). «Interactivity, online journalism, and English-language web newspapers in Asia». Journalism & Mass Communication Quarterly, 76(1), pp. 138-151.
MCMILLAN, Sally J. (1998). «Who pays for content? Funding in interactive media». Journal of Computer Mediated Communication, 4(1).
MCMILLAN, Sally J. (2000). «Interactivity is in the Eye of the Beholder. Function, Perception, Involvement, and Attitude Toward Web Sites». In: Shaver, Mary Alice (ed.). Proceedings of the 2000 Conference of the American Academy of Advertising, pp. 71–8. East Lansing, MI: Michigan State University.
NAIMARK, Michael (1990). «Realness and Interactivity». In: LAUREL, Brenda (ed.). The Art of Human–Computer Interface Design. Menlo Park, CA: Addison-Wesley.
NEUBERGER, Christoph; NUERNBERGK, Christian (2010). «Competition, complementarity or integration? The relationship between professional and participatory media». Journalism practice, v. 4, n. 3, pp. 319-332.
NEWHAGEN, John E.; CORDES, John W.; LEVY, Marc (1995). «[email protected]: Audience Scope and the Perception of Interactivity in Viewer Mail on the Internet». Journal of Communication 45(3), pp. 164–75.
NORMAN, Don (1988). The Design of Everyday Things. New York: Doubleday.
PAPACHARISSI, Zizi (2009). Journalism and Citizenship. New York: Routledge.
QUINN, Gary; TRENCH, Brian (2010). Online News Media and Their Audiences. En: Multimedia Content in the Digital Age, Mudia.
RAFAELI, Sheizaf (1985). «If the computer is a medium, what is the message: Explicating interactivity». Paper presented at the International Communication Association annual convention, Dallas, TX.
RAFAELI, Sheizaf (1986). «The Electronic Bulletin Board: A Computer Driven Mass Medium». Computers and the Social Sciences 2(3): 123–36.
RAFAELI, Sheizaf (1988). «Interactivity: From New Media to Communication». In: HAWKINS, Robert P.; WIEMAN, John; PINGREE, Suzanne (eds.). Advancing Communication Science: Merging Mass and Interpersonal Processes, pp. 110–34. Newbury Park, CA: Sage.
RAFAELI, Sheizaf (1990). «Interacting with media: Para-social interaction and real interaction». In: Brent D. RUBEN and Leah. A. LIEVROUW (eds.). Mediation, information and communication: Information and behavior. Vol. 3, pp. 125-181. New Brunswick, NJ: Transaction Publishers.
RAFAELI, Sheizaf; LAROSE, Robert J. (1993). «Electronic Bulletin Boards and "Public Goods" Explanations of Collaborative Mass Media». Communication Research 20(2): 177–97.
RAFAELI, Sheizaf; SUDWEEKS, Fay (1997). «Networked Interactivity». Journal of Computer Mediated Communication 2(4), URL: http://www.ascusc.org/jcmc/vol2/issue4/rafaeli.sudweeks.html.
RAIMONDO, Natalia (2012). La prensa online y su público. Un estudio de los espacios de intervención y participación del lector en Clarín y La Nación. Buenos Aires: Teseo.
ROSEN, Jay (2008). A most useful definition of citizen journalism. PressThink, July, 14.
ROSENBERRY, Jack; St. John, Burton (2010). Public Journalism 2.0. New York: Routledge.
ROST, Alejandro (2006). La interactividad en el periódico digital. Tesis doctoral. Barcelona: Universidad Autónoma de Barcelona. Disponible en: http://www.tesisenxarxa.net/TDX-1123106-104448.
ROST, Alejandro (2010). La participación en el periodismo digital: Muchas preguntas y algunas posibles respuestas. En: IRIGARAY, Fernando; CEBALLOS, Dardo; MANNA, Matías (eds). Periodismo digital en un paradigma de transición. 2.º Foro de Periodismo Digital de Rosario.
SCHAFFER, Jan (2007). Citizen Media: fad or the future of news?College Park, MD: J-Lab. Disponible en: http://www.j-lab.org/citizen_media.pdf.
SCHNEIDERMAN, B. (1987). Designing the User Interface: Strategies for Effective Human–Computer Interaction. Reading, MA: Addison-Wesley.
SCHULTZ, Tanjev (1999). Interactive options in online journalism. A content analysis of 100 US newspaper". Journal of computer mediated communication, v. 5, n. 1.
SINGER, James B.; ASHMAN, Ian (2009). User-Generated Content and Journalistic Values. En: ALLAN, Stuart; THORSEN, Einar. Citizen Journalism. New York: Peter Lang, pp. 233-242.
STEUER, Jonathan (1992). «Defining Virtual Reality: Dimensions Determining Telepresence». Journal of Communication 42(4): 73–93.
STROMER-GALLEY, Jennifer (2000). «Online Interaction and Why Candidates Avoid It». Journal of Communication 50(4): 111–32.
THURMAN, Neil (2008). Forums for citizen journalists? Adoption for user-generated content initiatives by online news media. En: New Media & Society, 2008, v. 10, n. 1, pp. 139-157.
TURKLE, S. (1984). The Second Self. New York: Simon and Schuster.
WALTHER, Joseph B.; BURGOON, Judee K. (1992). «Relational Communication in Computer-Mediated Interaction». Human Communication Research 19(1), pp. 50–80.
WIENER, Norbert (1948). Cybernetics. New York: John Wiley.
WILLIAMS, Frederick; RICE, Ronald E.; ROGERS, Everett (1988): Research Methods and the New Media. New York: Free Press.
WU, Guohua (1999): «Perceived Interactivity and Attitude Toward Websites». Paper presented at the Annual Conference of the American Academy of Advertising in Albuquerque, New Mexico, March.





Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.