Propuesta de categorización arqueológica de los yacimientos aborígenes de la Comarca Isorana (Tenerife)

August 22, 2017 | Autor: M. Chávez-Álvarez | Categoría: Canary Islands Archaeology
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Descripción

ACTAS DE LAS 1jORNADAS DE lNVEmGAaóN HisróRICA

PROPUESTA DE CATEGORIZACIÓN ARQUEOLÓGICA DE LOS YACIMIENTOS ABORÍGENES DE LA COMARCA ISORANA {TENERIFE)

Ma Esther Chávez Alvarez, Francisco Pérez Caamaño, Elena Pérez González, Javier Soler Segura, Amaya Goñi Quinteiro y Antonio Tejera Gaspar El interés mostrado por el Ilustre Ayuntamiento de Guía de Isora en el conocimiento del pasado aborigen del municipio y su determinación a la hora de hacerlo público, le llevó a adjudicar al equipo de investigación que suscribe este artículo el «Proyecto de Estudios Arqueológicos del período aborigen en el Municipio de Guía de Isora (Tenerife), para la elaboración de la Monografía científico-divulgativa

Los Guanches en Guía de Isora. Territorioy Sociedad». El trabajo realizado ha atestiguado una gran complejidad en lo que a las formas de asentamiento aborigen se refiere. A diferencia de la visión eminentemente troglodita que ha .caracterizado el estudio arqueológico de Tenerife, el registro material detectado en esta parte de la Isla demuestra cómo el hábitat preferente es el poblado en superficie. Aspectos como la densidad y variabilidad del registro arqueológico de estos enclaves obligan a reconsiderar el ordenamiento arqueológico territorial de la comarca isorana, en el sentido de incorporar una mayor complejidad en su organización. Así, por ejemplo, el hábitat permanente y en superficie de las medianías, que articula al poblamiento aborigen en to~a la comarca, es necesario relacionarlo, por ejemplo, con la localización de las cuevas sepulcrales o las manifestaciones rupestres. Sin embargo, y como paso obligado para dilucidar dicha relación, es necesario abordar una sistematización de la documentación arqueológica obtenida en el trabajo de campo. En ella es posible diferenciar una serie de regularidades que permiten su ordenación y caracterización tipológica. Así, de los 190 yacimientos arqueológicos localizados hasta el momento en el trabajo de prospección pueden distinguirse poblados, paraderos pastoriles, asentamientos estacionales, manifestaciones rupestres, necrópolis y cuevas sepulcrales, así como otros lugares de actividad, entre los que pueden diferenciarse abrigos y cuevas de hábitat, canteras de obsidiana ignimbrítica y concheros.

POBLADOS. EL HÁBITAT PREFERENTE La visión más extendida sobre el hábitat del aborigen de Tenerife concibe que el guanche elegía preferentemente el hábitat en cueva. Sin embargo, las conclusiones alcanzadas en anteriores trabajos de investigación (Pérez Caamaño et al, 2005, Chávez Alvarez et al, 2006), ya hacían sospechar que, en la zona sur de la Isla, esta realidad no era tan categórica como hasta el momento se había afirmado. -11-

U

HISTORIA EN AClWO

El trabajo intensivo de campo ha permitido identificar una serie de yacimientos arqueológicos que, por sus características, obligan a d~finirlos como hábitat de superficie. La configuración geomorfológica de la comarca suroeste de la Isla, y concretamente Guía de Isora, no facilita una gran predisposición para la existencia de cuevas naturales susceptibles de· haber sido ocupadas como viviendas por la sociedad aborigen. Independientemente de esta realidad, también se observa que la cantidad de cuevas naturales es significativamente mayor en esta zona de la isla que en otros territorios sureños (como Arico, Granadilla o Arona). Sin embargo, las escasas cuevas naturales que contuvieron las condiciones idóneas para el hábitat aborigen, como ocurre en la vertiente norte, apenas fueron aprovechadas para tal fin. Esto hizo pensar que, de existir un importante poblamiento aborigen en la zona, éste no había tenido lugar en cuevas naturales, sino en otro lugar. Al mismo tiempo que se constataba la parquedad del hábitat en cueva, la prospección iba exponiendo la presencia de numerosos yacimientos en superficie, que se revelaban como lugares de actividad al aire libre. La cuestión que se nos presentaba era determinar arqueológicamente las características, intensidad y amplitud de tal actividad, yacimiento por yacimiento, y ello sirvió de argumentación para definir un tipo de hábitat ya caracterizado en otras investigaciones: el de poblados en

superficie (Pérez Caamaño et al, 2005). Por poblado hacemos referencia a aquellos enclaves en los que la densidad y variabilidad del registro arqueológico permiten inferir el desarrollo de distintas actividades simultáneas de forma recurrente a lo largo de un periodo de tiempo dilatado. El registro arqueológico de lo que hemos definido como poblado tiene en cuenta, como para el resto de tipologías localizadas, cuatro aspectos fundamentales: variabilidad, amplitud, densidad y existencia de estructuras arti·ficiales. La categorización arqueológica de un yacimiento como poblado depende de, al menos, la presencia de tres de estas características. Así, identificamos poblados que, pese a no distinguirse en superficie estructuras artificiales, sí poseen una gran amplitud, variabilidad y densidad de materiales arqueológicos. El registro arqueológico identificado en la mayoría de los poblados localizados se caracteriza por los aspectos anteriormente descritos (p. ej. Lomo de la Espina IV, Altavista 1 o Vera de Erques 111). En cuanto a su variabilidad, se relaciona especialmente con la diversidad de restos materiales observados en superficie, denotando el desarrollo de una intensa ·actividad cotidiana realizada por una o varias unidades domésticas, las cuales formarían parte de una colectividad social más amplia. El tipo de restos materiales que aparecen en superficie con mayor frecuencia son, evidentemente, aquéllos que han resistido con menos problemas el paso del tiempo y la afección de los procesos postdeposicionales, especialmente los inorgánicos. Así, los restos líticos, mayoritariamente basalto y obsidiana (sobre todo desechos de la actividad de talla, y en menor medida útiles), y los fragmentos cerámicos (bordes, con o sin decoración incisa, diversos tipos de asas, amorfos, bases, carenas, etc.), componen el grueso de los materiales más comunes. Otros menos habituales son los elementos de adorno personal (cuentas de collar) de barro cocido, y fragmentos de molinos de mano (de basalto vacuolar). La presencia de estos restos se ve frecuentemente acompañada en los poblados por otro tipo de desechos, en este caso orgánicos, como conchas de patellas Qapas) y restos de fauna (huesos). Si se atiende a la densid~d con la que aparecen estos restos sobre la superficie de los poblados, hay que decir que, generalmente, suele tratarse de concentraciones abundantes de material arqueológico -12-

ACTAS DE LAS 1jORNADAS «PREBENDADO PACHECO>> DE ]NVESI1GAQÓN HISTóRICA

cuyo origen es, esencialmente, estratigráfico. Esto quiere decir que, si bien es cierto que su localización en superficie ha estado en constante movimiento postdeposicional, en el caso de los poblados se observa que la procedencia del material de superficie se encuentra tanto en los desechos generados aquí como en capas estratigráficas más profundas. En todos los casos, los poblados se ubican

e~

zonas que han

sido desde antaño roturadas, y tal roturación ha levantado material arqueológico que había quedado sepultado. Este proceso, como se verá, no ocurre con otro tipo de yacimientos. Por otro lado, la densidad del material arqueológico debe combinarse con otros elementos para ser considerado un aspecto definidor de un poblado. Uno de ellos es la amplitud. Este parámetro tiene que ver con la dispersión del material en la superficie; una densidad relevante que ocupe un área lo suficientemente considerable como para que una o varias unidades domésticas desarrollen actividades cuyas huellas se identifican en superficie, resulta un elemento importante por cuanto permite, a la hora de valorar y explicar los modos de vida, reconocer varios aspectos. En primer lugar, la posible extensión originaria del poblado, en segundo lugar, profundizar en la organización del espacio habitado y, en tercer lugar, adquirir elementos materiales que posibiliten definir a los poblados como lugares de constante actividad, y, por tanto, de hábitat permanente. Un último aspecto en la valoración arqueológica de un poblado es la existencia de estructuras artificiales de piedra, si bien su presencia no es un aspecto exclusivo de un poblado, puesto que se han identificado en yacimientos no considerados como tal. Además, su condición de elemento valorativo viene dada en conexión con los anteriores aspectos y con otros, como la ubicación topográfica, que se analizará posteriormente. De estas estructuras artificiales solamente se han identificado, en su inmensa mayoría, muros, o trazos de muros, parte de los zócalos que sirvieron de basamento a recintos de mayores dimensiones. Generalmente de tendencia circular o semicircular, a tenor de lo que se ha podido observar en aquellos recintos menos deteriorados, suelen aparecer en los poblados en pequeños grupos y, en función del grado de conservación del yacimiento, su número varía desde ningún ejemplar hasta conjuntos de ocho o más estructuras. En muchas ocasiones sólo se conservan lo que se denomina.fondos de cabaña, que son espacios cuya delimitación no viene dada por piedras en disposición muraria (porque han desaparecido), sino por un denso espacio de material arqueológico que mantiene una forma circular o semicircular. Las dimensiones de estas estructuras varían entre recintos de apenas un metro cuadrado y otros de hasta cinco metros de diámetro, si bien la tendencia general sitúa a la mayoría de estas estructuras entre el metro y medio y los dos metros y medio de diámetro. Por último, suelen estar rodeadas, y contener al mismo

ti~mpo,

restos arqueológicos, con una densidad relevante en algunos casos.

Junto a estas características, los yacimientos arqueológicos catalogados como poblados reproducen, en líneas generales, unos patrones de localización topográfica similares aunque, evidentemente, existen excepciones. La identificación de los poblados, y de cualquier tipo de yacimiento arqueológico, suele depender de las condiciones generales de conservación natural del paisaje. La gran roturación y transformación del territorio costero y de parte de la medianía en espacios agrícolas parcelados, muchos de ellos con invernaderos, ha condicionado el hallazgo de yacimientos. Independientemente de esta realidad, hemos observado que los poblados se ubican en cotas altitudinales que oscilan entre los 200 y los 800 metros sobre el nivel del mar (en adelante m.s.n.m.), aunque su presencia es más frecuente en la medianía, entre los 400 y los 600 m.s.n.m.

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LA HISTORIA EN AC17VO

Si atendemos a su distribución cuantitativa, es necesario indicar que la existencia de poblados es mayor en el sector sur del municipio. Aunque posiblemente pueda ser explicado en relación a variables socioculturales, lo cierto es que no puede negarse que actualmente el sector norte se encuentra más transformado y roturado que el sur, sobre todo en la zona costera, lo cual incidiría de forma relevante en la escasez de poblados en este sector. En cuanto a la localización topográfica concreta de los poblados isoranos es posible observar unas características que se reproducen con gran frecuencia. El primer aspecto que destaca es la ubicación sobre los lomos que sirven de interfluvios de los barrancos o grandes vaguadas. Dentro de éstos, es frecuente su localización sobre las coronas más prominentes de los lomos, que permiten un gran dominio visual sobre el territorio más inmediato. El dominio visual es consustancial a la ubicación de los poblados, hasta tal punto es así, que la mayoría de ellos no sólo dominan aquellos territorios que pudiesen considerarse de carácter socioeconómico (recorridos costa-cumbre, espacios agropecuarios inmediatos, etc.), sino otro tipo de espacios que pudieran considerarse de tipo social, cultual o simbólico (espacios funerarios, elementos naturales destacados, o incluso la visibilidad de otras islas). Al mismo ~empo,.es

frecuente la intervisibilidad entre los distintos poblados de un territorio concreto, así como

de otros lugares de actividad, lo que permite establecer criterios de vinculación y asociación entre los distintos espacios sociales.

Un poblado de medianía: Lomo de Piedra de Jos Molinos III El lomo que aparece como interfluvio entre el Barranco Rodrigo-Rama/lo y el Barranco de Himeche contiene diversos yacimientos arqueológicos, siendo uno de ellos un poblado. El lomo inicia su recorrido en la alta medianía, a unos 1.200 m.s.n.m., y finaliza en el cruce de cauces que forman los barrancos anteriormente mencionados. Se localiza por debajo de la carretera C-822, sobre una loma prominente situada a la izquierda del Barranco Rodrigo-Ramal/o. La loma conserva bancales agrícolas que llevan abandonados varias décadas, y sobre ella cruza un camino real en desuso. Justo por debajo de este camino, y junto a los restos de un pajar antiguo, evidencia material de una explotación agrícola tradicional, se sitúa el poblado. En función de la amplitud, variabilidad y densidad del material arqueológico disperso por la superficie, ocupa una zona de unos 150 m 2, y posee una morfología ciertamente compleja, por cuanto, al característico registro arqueológico de superficie (cerámica, lítico y malacología), se suman diversas estructuras de piedra. De ellas se contabilizaron al menos cinco, formadas por zócalos de piedra basáltica de tendencia semicircular y circular, con diverso material arqueológico en el interior y en el exterior. Sin embargo, y pese a su deterioro, la estructura más llamativa por sus dimensiones es un zócalo que dibuja un recinto de tendencia circular de unos 6 m de diámetro. La cercanía de los restos de un pajar hizo pensar en primera instancia que podía tratarse de una era, sin embargo, no responde a las características peculiares que estos lugares 'de trilla poseen en Guía de Isora. Se trata de un recinto cuyo interior contiene una abundante cantidad de basalto tallado, especialmente grandes bloques partidos intencionalmente, y que pudo haber sido algún lugar de producción lítica. Al exterior de esta estructura se localizan otras de menor tamaño a modo de cabañas. Lo más interesante es la existencia de grabados rupestres sobre piedras exentas que forman parte, o bien de las estructuras pequeñas cercanas a la mayor, o bien de los muros modernos que delimitan las parcelas de la. loma. Incluso se localizaron

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AcrAr DE LAS 1joRNADAS
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