Prólogo: UNA GRATA SORPRESA

UNA GRATA SORPRESA Ha sido una grata sorpresa que el autor me confiara en conjunto e inmerecidamente, en lo que a mi respecta, el exordio de esta obra. Si un libro hubiese de valorarse sólo por el peso intelectual de su autor, con seguridad mi tarea se vería francamente aliviada. El año de buen compañerismo que he compartido con Luis Patricio en Rosario me ha permitido descubrir a una persona cauta, meticulosa a la par de inquieta, en el académico sentido de ser propenso a promover o efectuar cambios, serio y altamente reflexivo en materia jurídica. Un procesalista nato y escritor enjundioso. La obra, sin embargo, no ha servido, simplemente, de prueba corroborante de aquellas impresiones. Antes bien, La inembargabilidad demuestra per se que proviene de una pluma altamente calificada. Cuenta con docencia distintiva; desde un principio, dialoga con el lector de manera fraterna; y, en ninguna de sus páginas, deja de denotar ser el fruto de la maduración, de haber sido una conviviente de años para el autor, como bien lo aclara. Las obras jurídicas, fiel reflejo de quienes las producen, evidencian tendencias. Las hay meramente especulativas y las hay, también, infundadamente pragmáticas. Aquéllas, suelen permanecer impolutas en las bibliotecas ansiando la esporádica investigación del catedrático o la oportunidad de algún alegato memorable o un fallo señero; éstas, son la panacea de la necesidad, brincan de los estantes para proporcionar la cita y, como estrellas fugaces, nos dejan el reflejo de lo repentino y no perdurable; si no las tenemos a la vista, difícilmente recordaremos algo de lo que albergan sus páginas. En el quehacer jurídico, unas nos nutren pero no nos sirven, las otras, a la inversa. Están también las obras acabadas. No hay jurista, que se precie, que no exprese embelesamiento ante una obra acaba. En ellas, las soluciones provienen de las razones. El efecto no es un huérfano sino un fruto maduro. La inembargabilidad indudablemente se inscribe entre éstas. La obra de Ríos Muñoz no deja cabos sueltos y demostrando, una vez más, la practicidad de lo teórico aborda las razones del embargo, las de la inembargabilidad y pormenoriza sobre los efectos de ésta con visión axiológica, crítica y distintiva. Conjuntamente, formula un exahustivo detalle del elenco de bienes inembargables en el Derecho positivo de Chile y delinea con solvencia los perfiles del proceso para su

declaración. El comienzo de la lectura de La inembargabilidad, en mi caso y por azar, se cohonestó con un proceso personal de reflexión sobre la materia, en orden a la incorporación de un artículo sobre bienes excluídos de la garantía común en el título relativo a las obligaciones en general del nuevo Código Civil y Comercial de la República Argentina que nos movilizó académicamente y un fallo del Tribunal al que me honra pertenecer que se expidió, por mayoría y de manera interpretativa, sobre la constitucionalidad de la inembargabilidad de las jubilaciones y pensiones en la Argentina. Transitando las primeras páginas, esos prejuicios iban formando la convicción de encontrarnos ante un verdadero cambio de paradigma y que, así como en algún momento de la historia desapareció la llamada ejecución personal arcaica de los romanos, dejándonos a la actio per manus iniectio y su particular efecto, la addictio, como meros artículos de gabinete, hoy ya no se podría predicar como un dogma que el patrimonio es la garantía común de los acreedores. El devenir de las páginas, por el contrario, dio cuenta de que la inembargabilidad ha estado siempre entre nosotros y que su historia ha acompañado a la de los regímenes jurídicos acompasando sus vaivenes, desde el jubileo de la voluntad individual y de la libertad humana hasta el ritualismo imperioso, dominador y dueño de los hombres y de los actos que describiera Couture. Posiblemente fue por ello que pocos pusieron su mirada sobre la situación jurídica extraordinaria que nos desvela esta obra. Obra, por cierto, destinada a perdurar como icónica, de referencia y permanente consulta por su carácter abarcativo y esclarecedor sobre la temática. Mi vivencia para con los libros, propios o ajenos, los coloca siempre en el lugar de actos de gran generosidad, cualidad que surge palmaria en aquellos en los que la obra agota el tema. El trabajo de años se pone en nuestras manos para que, en sólo momentos, podamos servirnos de todo el esfuerzo puesto en esa tarea. Sólo me surgen, pues, palabras de agradecimiento para con Luis Patricio Ríos Muñoz, como prematuro lector y en representación de los varios venideros, por esta pieza jurídica que ha sido para mí, una grata sorpresa. Gustavo Alejandro Ríos Santa Fe, Argentina, enero de 2017.

Santa Fe, Argentina, enero de 2017.