Prólogo “GÉNERO, SEXUALIDAD Y DERECHOS HUMANOS”

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Prólogo “GÉNERO, SEXUALIDAD Y DERECHOS HUMANOS” Maria Teresa Ayllón Trujillo (UASLP, 2014)

La diversidad no es evidente, la educación recibida induce a la identidad reducida de todos a una, la uniformidad en la moda, la nación, la escuela, la clase obrera o de elite, la mítica unidad que nos hace nombrarnos en singular con el género humano, subsumidos en un cuerpo, corporativamente, huyendo de la soledad de la confrontación atrevida del yo. La idea primaria de la democracia tampoco ayuda, la mayoría se erige como juez de cada individualidad, aplastando a las minorías, negándolas, invisbilizándolas, desconociendo lo íntimo, lo personal intransferible, la elección consciente, responsabilidad última del cogito1, la subjetividad vivencial, la biología compleja e irrepetible de cada ser. Nuestro ser gregario mantiene una tensión constante con la individualidad que nos afirma. Hay que buscar en el existencialismo de un ayer muy reciente para dar validez a la experiencia vivida, para creer en lo individual y fenomenológico: no existe la comprensión del género humano sin conocer y reconocer todas las posibilidades de ser humano, en todos los tiempos, en todas las clases y lugares. El sexo es otro reduccionismo polivalente ¿qué sexo? ¿El que dice un documento, el reproductivo, el genital, el del imaginario o erótico que nos exalta, el que rige la sensualidad que nos proporciona placer, el que da formas a nuestros cuerpos, el que nos atrae más que otros, o tal vez ese conjunto de roces, caricias, retorcimientos, impactos sobre nuestra piel interna o externa a lo que llamamos prácticas sexuales?. Incluso de sexo pretendemos hablar cuando en realidad hablamos de roles, trabajos repartidos por tradición o por economía; cuando se trata de estética, de prendas de vestir o de cómo colocar las piernas, al sentarse, al bailar o los brazos al sostener un recién nacido. Escuché muchas veces que la diversidad sexual no era un tema de la ciencia, no era serio, al menos no de la geografía ni de otras ciencias sociales. ¿Puede imaginarse alguien una sociedad donde no estén señalados, en toda la cotidianidad, los espacios destinados a hombres o a mujeres, a solteras, casadas, al ocio heterosexual, homosexual u open? Quiero imaginar una sociedad donde no importen esas diferencias cuando se piensa contratar trabajadores o trabajadoras, invitar a una fiesta, construir casas junto a los barrios de tolerancia, rentar un departamento, conceder una criatura en adopción, celebrar una boda… Tenemos un problema, tenemos varios o un complejo de problemas, para reflexionar sobre diversidad sexual porque la sociedad está sexuada en toda su cotidianidad y no lo vemos o aún viéndolo el sexo y la sexualidad son terrenos resbaladizos donde pocas personas alcanzan a moverse sin patinar y la diversidad humana es tan grande que requiere nuestro esfuerzo por abrir la mente y aprender a respetar… esto es escuchar sin juzgar o menospreciar hasta llegar a ponerse en la piel del otro, la otra, lo diferente. Muy distinto del respeto es la tolerancia, la cual es el mínimo grado necesario para convivir sin matarnos: No eres como yo, no me interesas, pero no voy a hacerte ningún

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Cogito ergo sum (pienso, luego existo) René Descartes 1637 Discurso del Método. Su idea ya expresada por otros autores más de un siglo antes, establecía una primera certeza: la existencia real del quien está pensando que existe, por el hecho de pensarse. Sobre esta certeza se cimentan también las demás sobre uno mismo (sentirse, aceptarse, saberse, identificarse …).

daño. Voltaire defendió la tolerancia2 en un contexto heredado de las guerras de religión3 las cuales fueron terribles, con más muertes que muchas guerras, aunque hoy se conozcan menos que la Inquisición. La intolerancia religiosa en Europa fue tan impactante que en el presente aún predomina como norma la condena a lo diferente. La fe se volvió dogmática y la política también incluyendo la liberal que se basaba originariamente en el respeto profundo a las libertades individuales: libertad de fe, de conciencia y de elección. Las ideologías romántico revolucionarias del siglo XIX fueron hijas del liberalismo pero también se contaminaron del dogmatismo y el uniformismo forzado por eso no han sido de mucha ayuda en el reconocimiento-respeto a la diversidad. Una dura herencia que habremos de quitarnos de encima para volver a gozar de la riqueza de la diversidad humana. Diversidad que se hace presente a nuestros ojos en todos los aspectos posibles: gustos de los cinco sentidos, temperamentos, formas de pensar, de expresarse, en la literatura, las artes plásticas, la música, habilidades diversas, estética, en los cuerpos, los rasgos, los colores de piel, de pelo, de ojos, formas, tamaños, modos de vida o modelos de familia presentes en el mundo, ayer, hoy y mañana. Por el momento debemos al movimiento social feminista el habernos puesto cara a cara con nuestra sexualidad para desprendernos del dogmatismo que la asfixiaba, reconocernos en nuestro interior como ser que se piensa, se siente y se acepta en todas sus dimensiones, ya que anteriormente a las mujeres se nos forzaba a pensarnos asexuadas, al contrario que a los varones que se les presionaba para ser hipersexuados y hacer demostraciones agresivas de su sexualidad imperiosa, heterosexual por supuesto. De manera que los hombres han sacado buen provecho también de la revolución sexual y feminista pues el dogma cayó para abrir caminos de libertad de ser. Más precisamente el feminismo instauró o avaló importantes derechos: el derecho a tener derechos y el derecho al placer. También corrigió excesos procedentes de la revolución sexual de los sesenta y setentas cuando, tras la influencia orientalista muchos hombres reconocieron la potencialidad sexual de las mujeres, exigiendo en consecuencia que fueran activas/propositivas en la sexualidad a tal punto que eran censuradas aquellas que no accedían a las demandas de sus compañeros; nuevas formas de dogmatismo que se instalaban en los movimientos de libertad o libertarios. Y es que ningún movimiento social sale de la nada, no existen islas a salvo de la herencia cultural subjetivada. También se quedó corta la revolución sexual en el reconocimiento de la diversidad de orientaciones, gustos y elecciones; no podía ser de otra forma, los cambios de mentalidad se dan en procesos largos en los que se parte de lo que se quiere cambiar y se arrastran vicios y contradicciones hasta que la práctica consciente, voluntariamente elegida y repetida, crea nuevos surcos o caminos por los que se va haciendo más fácil transitar sin tropezones. Si bien las relaciones entre personas del mismo sexo eran 2

Voltaire 1767, Tratado de la tolerancia Duraron desde 1524 a 1697 y tuvieron lugar en el norte de Europa, en lo que fue el Sacro Imperio Romano-Germánico, implicado fuertemente con el Papado. Resultó una pugna por el poder debatida en términos de religión y tuvo como consecuencias la Reforma Protestante, la creación de la Iglesia Anglicana, la Calvinista y la Reforma Católica o Contrarreforma. En cada bloque la disidencia de las jerarquías supuso la persecución, las más cruentas torturas y los asesinatos de colectividades e individuos, y entre las iglesias –todas cristianas- una guerra sin cuartel, una especie de guerra santa. 3

(mal)conocidas desde la antigüedad, la transexualidad apareció casi de la nada en nuestras vidas, provocando mayor incomodidad y muchas confusiones a mediados de los años ochenta. Por las mismas fechas se fueron haciendo visibles grupos de identidad relacionada con prácticas o estéticas sexuales concretas –sadomasoquismo, leather, fisting, buch/femme, travestis, osos…- al parecer la tolerancia en algunos países o mejor, en algunos lugares de ciertas ciudades, permitía la emergencia de estos clubes y la visualización e identificación, a condición de limitarse al gheto. Aún cuando la transexualidad, el travestismo y ciertas fantasías sexuales aparecieran en lugares de espectáculo, por tanto estereotipadas incluso grotescas, parece indudable que actuaran como un bálsamo para aquellas o aquellos que vivían su diferencia en lo más oculto y culpabilizado de su interior, creyéndose seres monstruosos. En los años noventa ya se encontraba con facilidad literatura sobre transexualidad y travestismo e inmediatamente después Internet disparó el milagro de la comunicación planetaria rápida y gratuita, lo que permitió la libertad virtual de ser quien se desea ser, quien se siente o se piensa y por tanto gozar de una existencia real mediante lo virtual. La irrupción en el feminismo de mujeres transexuales activistas, tambaleó seguridades sobre el sistema sexo/género y abrió fértiles caminos a la teorización del cuerpo culturalmente sexuado (Butler) y la insuficiencia de las construcciones alternativas a la bipolaridad de género. Las polémicas feministas fueron fuertes, especialmente en Estados Unidos, como señalaba Garaizabal, “Otras argumentan que la transexualidad tiene como función reforzar los estereotipos sexuales, tendiendo con ello a mantener a las mujeres en el sometimiento a un rol tradicional del que estaban próximas a liberarse.(…) Siguiendo a Foucault, el surgimiento de un discurso oficial sobre la transexualidad para intentar controlar los géneros, ha posibilitado también la formación de discursos opuestos y críticos.”4. Como decía una dirigente trans española, Kin Pérez, “cuanto más femenina es una trans más transgresora resulta al género”5. Salir del closet es una estrategia directa al corazón del prejuicio y de la condena social. Eficaz y valiente. Contracultural e institucionalizante del cambio. Personalmente es liberadora pero también tiene fuertes costes, diferentes según los casos. La cuestión es ¿Podemos contar con que todas las personas por el hecho de no ser heterosexuales sean valientes y arriesguen cierto confort? En justa razón ¿No deberíamos pedir la misma valentía en la defensa del derecho a ser al resto de los mortales? Otro aspecto a no olvidar es que la diversidad sexual se cruza con otras diferencias que producen facilidades u obstáculos como es el caso de la razón étnica o la razón del anonimato de las grandes urbes frente a la opresión de las comunidades pequeñas. Tan falso sería afirmar que hay más libertad sexual entre pueblos indígenas como afirmar lo contrario, sin embargo cuando se habla de indígenas las generalizaciones son más que odiosas y oscilan entre los mitos del buen salvaje y el mito del indio taimado y brutal. Entre los pueblos originarios encontramos todo tipo de comportamientos y, salvo los pueblos aislados o no contactados, no existe un mundo indígena separado de la civilización que lo contiene, lo colonizó e impactó casi todas sus tradiciones. 4

Garaizabal, Cristina (2003) “Feminismo y transexualidad” en Ayllón Trujillo, M. T. (Coord.) Transexualidad, transgeneridad y feminismo. Madrid: MyT-COGAM-Transexualia, (segunda edicción, 2004) pp. 47-56 5 Pérez, Kin (2003) “Prólogo” (2003) en Ayllón Trujillo, M. T. (Coord.) opus cit. pp. 5-12

El reduccionismo de la unidad –orgullosamente mexicano, dice el slogan gubernamental- en México esconde también la razón étnica y su discriminación: ¿Quiénes son “los mexicanos”?... Todas las virtudes son adjudicables al indígena del pasado glorioso, en tanto todos los vicios le son achacados al indígena del presente: es ignorante, violento, alcohólico, resistente al cambio… Por más que los estudios recientes en el estado potosino6 demuestren que hay más violencia doméstica en las capitales o las grandes urbes, el discurso institucional en un alarde de ignorancia culposa sigue reafirmando el prejuicio que insiste en lo contrario. ¿Y a quién le importa? Una de las manifestaciones de la inferiorización de las mujeres es que cualquiera se siente con derecho a afirmar cualquier cosa, pues al fin y al cabo, es sobre mujeres… Igual pasa con la familia (adjudicada a lo femenino) o con la cuestión indígena. En mis investigaciones sobre situación de las mujeres o sobre violencia intrafamiliar en San Luís Potosí, hemos encontrado discursos plenamente modernos o urbanos. Discursos de las mujeres indígenas (teénec y náhuatl) que mostraban su afirmación al derecho a tener derechos, derecho a la independencia y libre elección; incluso encontramos similar capacidad emprendedora que en las mujeres de la capital. Cierto que nos manifestaron repetidamente la presión moral de la comunidad, al tratarse de localidades pequeñas donde –como en el resto del mundo- hay más control social. Control de la comunidad que se hace más agobiante cuando, al intentar salir de ella, se chocan con la férrea discriminación racial especialmente institucional. Hablando de violencia, es necesario decir que toda forma de diversidad, al carecer de respeto es objeto de violencias en múltiples manifestaciones, pero sin duda la sospecha siquiera de disidencia sexual –sexualidad no heteronormada- es la que más violencia recibe y lo hace desde la más tierna infancia, como muchos estudios sobre homofobía han mostrado y también pudimos constatar durante un proyecto CONACYT7 llevado a cabo con instituciones y asociaciones civiles, donde mediante talleres con menores de ambos sexos homosexuales, lesbianas, bisexuales, transexuales e indefinidos8 (GLBTI), pudimos comprobar que todo debate acababa en la expresión de angustia, impotencia y culpabilidad por las malas relaciones con sus familias o por no saber como romper el bloque de incomunicación para compartir su diferencia que generalmente lo era en expectativa. En plena edad de la explosión sexual aquellas muchachas y muchachos parecían menos interesados en el sexo de lo que deberían y en cambio más obsesionados con poder expresar a padres, hermanos, abuelos, su sentir, sus deseos y atracciones o al menos en no tener que fingir conformidad con las bromas, las ropas, amigas/os de un supuesto heterosexual que no era él o ella. “Mi mamá se ha dado cuenta de lo mío porque le extrañaba que viera en la tele todos los pases de modelos (…) yo siempre visto camisa y mezclilla (…) ahora no me habla y no se que hacer… me quiero morir y decírselo en ese momento”. Rosa, una joven de 16, si lo hizo: saltó de un tejado y se aseguró que fuera en el momento que pasara un coche; su familia la había amenazado 6

En la Huasteca potosina la violencia familiar (población teénec y nahuatl) resultó un 64% en 2006, en la Región Media 67%, en el Altiplano 72% y en la capital 74%. Véase Ayllón et al. 2006 Diagnóstico Sobre las Causas, Efectos y Expresiones de Violencia Contra las Mujeres en los Hogares de la Microregión Huasteca Centro del Estado de San Luis Potosí Luis Potosí: Indesol-PAIMEF (y siguientes diagnósticos con el mismo nombre, de las otras tres regiones 2007 y 2008) 7 Titulado Transmisión de valores de equidad de género: diversidad sexual en la familia y la escuela comenzado en 2007 y financiado por CONACYT (2008-2009), bajo mi dirección. 8 Así decidimos llamarlo en nuestra asociación Acción Cívica por el Respeto y la Diversidad (ACREDI) donde convocamos a heterosexuales y no heterosexuales en defensa de la libre sexualidad GLBTI, creada el 28 de junio 2005 en la ciudad de San Luís Potosí con la presencia de 41 participantes.

con denunciar a su amiga a la policía si volvían a verla junto a ella. El ámbito de la adolescencia es la familia, la escuela y el barrio, en la escuela el acoso está asegurado si no hay un compromiso decidido de la dirección y de cada docente de trabajar el respeto; el barrio no pareció ser tan agobiante y las familias resultaron muy variadas en cuanto a respuestas, aunque esa es la mayor preocupación de las y los menores que viven ocultando su diferencia sexual o genérica. Las jornadas de diversidad sexual en San Luís Potosí, de donde proviene este libro, coincidieron con mi estancia sabática en el extranjero pero, aunque no pudiera participar presencialmente, me queda la satisfacción de haber puesto mi grano de arena para abrir francamente la defensa del derecho a la libertad sexual y el debate sobre masculinidades y sexualidades diversas a través del Seminario que coordino hace diez años Identidades, Géneros y Territorios (UASLP). Algunas de mis grandes satisfacciones fue que un pequeño grupo gay hiciera un mapa de lugares abiertos y pusiera en el campus de mi escuela ese hermoso punto rojo9 y que, durante ese tiempo, y en torno a la misma, un muchacho le tomó de la mano a otro, el segundo la retiró y el primero le dijo ¡Si lo sabe Dios que lo sepa el mundo! Y siguieron paseando de la mano. Ha sido un placer acompañar a mis alumnas y alumnos del Seminario dentro y fuera de la Universidad, por locales de lo más variado (cantinas, cafés, discos, radio, TV, escuelas, centros culturales, museos y bibliotecas) en pláticas sencillas, hablando de múltiples aspectos de la diversidad humana sexual y defendiendo los derechos en igualdad. Hoy veo con igual agrado este libro en el que aparecen los grandes temas pendientes, un conjunto de buenos trabajos, abiertos todos ellos a la continuidad y la refutación, al debate y al disenso, que son un concierto armónico el cual señala avances y carencias sin mucha autosatisfacción y si bastante exigencia reivindicativa. El presente libro, tras una introducción de Edith Yesenía Peña, contiene cuatro partes complementarias, cuatro bloques de ponencias: el género y la sexualidad en los derechos humanos, la diversidad sexual y la discriminación, la salud y la sexualidad y los claroscuros de la diversidad sexual; en las cuatro partes se agradece la actitud crítica y autocrítica –es decir comprometida- en los trabajos de las autoras y autores. En la Introducción E. Yeseñia Peña explica detalladamente en qué consistieron las jornadas de la Semana Cultural de la Diversidad Sexual, en San Luis Potosí, los debates que se llevaron a cabo, los recursos literarios y artísticos y el conjunto de expertos que articularon las conferencias magistrales. A destacar la abundante participación de organizaciones sociales y algunas instituciones de gobierno regional, con una asistencia media de 500 personas a los actos, número bastante alto si se considera que en las numerosas asociaciones cívicas potosinas hay pocas en que participe un nutrido grupo de activistas. A destacar también la labor de la Facultad de Derecho (UASLP), especialmente desde la reciente creación de su posgrado en Derechos Humanos, desde el cual la actividad articuladora entre la universidad y la sociedad –civil e institucionalha permitido dinamizar recursos humanos nacionales e internacionales comprometidos en la búsqueda plural de soluciones a los urgentes problemas de violación de derechos humanos en México. La Introducción que nos muestra transparentemente la trastienda del encuentro, acaba con la publicación de los acuerdos consensuados como conclusión del mismo, obligación ética que no suele producirse en la mayoría de eventos académicos. 9

Sin fecha (no he encontrado el folleto y creo que la fecha fue 2005 o 2006 y la autoría creo recordar que fue del Foro sobre Sexualidad).

En el primer bloque “Género, sexualidad y derechos humanos”, Edith Yesenia Peña Sánchez y Lilia Hernández Albarrán presentan un elaborado y riguroso análisis de la sexualización de la sociedad a través de la historia y la naturalización del heterosexismo10 y la heteronormatividad11, en su capítulo “El sistema sexo-género en occidente” que sirve de marco contextual histórico y teórico a la obra. La institucionalización de lo normal y lo anormal se asientan estructuralmente en lo sexual, los géneros y la identidad, “elementos clasificatorios (que) se han integrado para la entronización y regulación sociocultural del sexo y del género como referentes naturales estructurales y atemporales, hacia la justificación taxonómica de estereotipos como macho/hombre-masculino-heterosexual y hembra/mujer-femeninaheterosexual. Raciocinios desbordados, en la actualidad como verdad absoluta, normal y natural…”, concluyen las autoras. Ramón Sandoval en su capítulo “La mujer indígena y la impartición de justicia” nos aproxima a algunos datos estadísticos que intentan señalar que la población indígena acumula dificultades para alcanzar derechos establecidos con mayor o menor éxito en las poblaciones no indígenas. El Magistrado nos expone la forma en que las comunidades imparten la justicia: actuaciones públicas en que se busca la causa del daño denunciado, el contexto y la intencionalidad, más que el establecimiento del daño o del hecho concreto y se sanciona más la intencionalidad que el hecho aislado; procedimiento comunitario que cuenta con las ventajas de la mayor rapidez en la resolución y mayor conformidad en la comunidad, lo que resulta en reestablecimiento de la armonía y la paz social. Por tanto, la aprobación del artículo 30 de la Ley de Administración de Justicia Indígena y Comunitaria, viene a favorecer el acceso de mujeres y hombres a la justicia con las ventajas de estar en su localidad, dirimirse el caso en su propia lengua y establecer mayor conformidad con el proceso y su desenlace. Señala con acierto que la violencia familiar no es tan antigua ni tradicional sino que “en los años recientes, la violencia ha penetrado no solo en los campos de la vida política y social de los pueblos, sino en la llamada célula básica de la sociedad: la familia, en cuyo seno se han trastocado los valores de respeto, solidaridad, tolerancia, amor y dignidad.” Esta nueva situación la relaciona con la entrada de drogas (marihuana, cocaína e inhalantes) en las comunidades. Sería necesario añadir que el discurso institucional sigue culpabilizando a la población indígena de las condiciones de abandono y falta de recursos en las que vive en sus comunidades de origen, generalmente pequeñas, aisladas y desfavorecidas en relación con el resto de la población. La población indígena y especialmente las mujeres no dejan de denunciar la forma en que se las presenta: dependientes, desinteresadas del proceso de emancipación femenina y sumisas ante el maltrato, pese a que ya hay en nuestro estado datos oficiales que muestran mayor violencia en las ciudades que en las comunidades indígenas y la existencia de discursos muy autoafirmados y modernos en las mujeres indígenas.

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Exaltación/naturalización de la heterosexualidad y negación, condena o inferiorización de lo no hetero. Obligación, legislación o presión moral, para que todo individuo se someta a cierto modelo de comportamiento heterosexual; incluye la censura de las expresiones artísticas, literarias, mediáticas y especialmente pedagógica, las instituciones son forzadas a invisibilizar la existencia de formas alternativas al modelo heterosexista. Presión que se ejerce también hacia las personas hetero que no se ajustan al modelo normal/natural y a las personas trans aunque su transgresión no siempre es sexual sino identitaria, pero si es una transgresión a la heteronormatividad, al sistema sexo-genérico. 11

Nohora Beatriz Guzmán Ramírez con el capítulo titulado “Las mujeres y la gestión social del agua un análisis desde lo local” señala varios conflictos a propósito de los problemas ambientales y de consumo que hacen que el agua potable sea un recurso ya escaso y muestra cómo se articulan las concepciones de género y la culpabilización de las familias. Las nuevas estrategias de ahorro energético, en las que se pretende dar un papel fundamental a las mujeres, refuerzan “el estereotipo de género construido en la política gubernamental respecto de los recursos hídricos resalta el papel de usuaria, su rol en el hogar y su importancia al ser la encargada de pagarla y administrarla en el seno familiar”. En tanto quienes distribuyen el agua, negocian con ella, la comercializan y limitan geográficamente son hombres (del poder) ya sea para el transporte, el riego agrícola industrial, las políticas hídricas y en general la gestión – administración y operación- del agua, que queda fuera del control de las familias y de otros actores con poco poder. “Hablar del manejo de recursos naturales en México es hablar de hombres, en un imaginario en el cual la fuerza es sinónimo de natural, majestuoso y auténtico. Dado lo anterior, pensar en la incursión de las mujeres en el manejo de los recursos es una trasgresión al orden natural establecido. Pero además, abordar este tema, que parece no pasar de moda, nos obliga a precisar no solo discursivamente, sino también teóricamente conceptos que por su uso y reuso parecen diluirse”. Para demostrar esto hace un análisis desde la forma en que se dan las relaciones de género-poder y diferencia política del gobierno (excluyente) y políticas públicas con sentido participativo. Joan Vendrell Ferré en su trabajo “Del arco y el cesto a la biopolítica. Análisis de una historia trans”, y a partir del estudio de la representación periodística del caso de Marifer/Isaac como una historia transexual de aceptación de la autoidentificación por parte de la familia, cuestiona la transexualidad en su contexto social mediante los discursos de la biomedicina, el activismo y el periodismo. De la misma manera que Simone de Beauvoir estableciera en 1949 que no se nace mujer sino que se llega a serlo, por el conjunto de presiones sociales sobre quien acaba de nacer y durante toda su vida, el autor, apoyándose en Laquer, señala nadie nace biológicamente niña, o niño, porque niños y niñas son ya el producto de una construcción operada sobre los cuerpos a partir del sistema de género y, contrariamente a lo que señalaba la prensa como prueba de su sexo equivocado por haber rechazado las prendas convencionales femeninas “el rechazo de las prótesis extracorpóreas u otros elementos culturalmente asociados al género asignado en “edades tempranas” no demuestra necesariamente nada en cuanto a una identidad de género “real” (…) Los niños son lo que la sociedad hace de ellos, y renunciar a su socialización genérica no es lo mismo que “respetarlos tal y como son”. A Marifer –que luego cambió de nombre para llamarse Isaac- su familia no la presionó por sus preferencias estéticas masculinas, la dejaron ser feliz a su manera y en la escuela tampoco sufrió acoso por ello, disfrutó más tolerancia que otros niños y niñas en su caso y el autor pregunta ¿sería lo mismo si hubiese sido asignado al sexo varón y se hubiera querido vestir como niña y comportar femeninamente? La respuesta es obvia: no. Ciertamente la niña o mujer que se presenta masculinizada representa un intento de ascenso en la jerarquía de los sexos en tanto el varón que se presenta feminizado es despreciado por su degradación. Concluye que la biomedicina y la prensa se empeñan en presentar la transexualidad como un cuerpo equivocado y por ello recomponen una biografía para presentar desde el nacimiento las huellas indudables de pertenencia al sexo contrario al que fueron asignados; tomado así la cirugía puede arreglar “el fallo” y todo queda conforme a los géneros socialmente construidos, en orden. En este proceso, señala, la medicina, Estado, la Psiquiatría y todo

un ejército de especialistas van a quitar la autoridad a los padres y la decisión a la persona interesada. En conclusión el proceso de reasignación de identidad sexual, así como las biografías trans, nos muestran más claramente como funciona la construcción y reconstrucción del género, de los géneros. Todo un desafío a la reflexión. La segunda parte del libro Diversidad y discriminación reúne trabajos sobre la gravedad de la discriminación, las estrategias de supervivencia homosexual y sus consecuencias, Xabier Lizarraga Cruchaga en “El closet y la tolerancia: dos muertes en vida” realiza una apasionada defensa del destape, de la salida a luz, sin más tapujos, a las personas de sexualidad diferente a la heterosexual. No concede razón a la estrategia del closet y realiza un fuerte ataque a las políticas tibias e incluso a las justificaciones personales para mantenerse a resguardo en la simulación de una normalidad heterosexual. Su radicalismo en la negación de cualquier justificación del closet fuerza el debate en torno a los límites del derecho a la intimidad, toda vez que quienes se atrincheran en la oscuridad y la doble vida no sólo sufren tanta violencia interna como la que quieren evitar que les llegue del exterior sino que toleran mal que otros decidan liberarse y mostrarse tal como son afrontando a una sociedad todavía con demasiada gente – organizaciones e instituciones- homofóbica. Precisamente buena parte de su trabajo aborda el derecho a la intimidad: “El clóset obliga a otros a vivir mentiras ajenas, engaños, incluso a ser protagonistas involuntarios de numerosas farsas. ¿Un homosexual, un trans tiene derecho a ello?” - Buena pregunta- y compara algunas posturas que las instituciones de gobierno y justicia han tomado a partir de denuncias por la moderna persecución mediática a personajes públicos. Edith Yesenia Peña Sánchez en este capítulo “Violencia en las relaciones de pareja y en los espacios construidos por y para la disidencia sexual”, expone las estrategias internas del movimiento GLBTTTI para alcanzar dos necesidades humanas: integrarse y diferenciarse. Tanto en la interacción con las políticas institucionales como por mediación de organismos internacionales que financian las luchas contra la discriminación, el movimiento se ve abocado a mantener un discurso unitario de intereses comunes en la diversidad sexual pero, a cambio, la unidad precipitada por las presiones externas y el propio discurso inclusivo del derecho a la libre expresión de la sexualidad humana, dificultan la discusión interna de las necesidades propias de cada colectivo ya que bajo esas siglas se aúna una gran pluralidad de situaciones más las propias discriminaciones internas: homosexuales a lesbianas, estos a transexuales, todos sobre las/los bisexuales o hacia prácticas eróticas no aceptadas dentro ni fuera del colectivo GLBTTTI y, en todo caso jerarquizadas conforme a morales tradicionales de uno u otro origen. Es una valiente reflexión que se arriesga a la acusación de traición a un colectivo de por sí criticado, como ella misma lo refiere. Reflexiona también sobre las consecuencias estratégicas de diluirse en lo queer aún compartiendo la construcción cultural de los cuerpos y los sexos. La estrategia para lograr igualdad diluyó diferencias, ahora esas diferencias se problematizan para establecer desigualdades identitarias y lograr orden, compensaciones y equidades para disminuirlas. Olga Nelly Estrada Esparza, docente e investigadora del acoso escolar, en su capítulo “Violencia precoz: entre el bullying y la discriminación en la educación del nivel medio superior”, informa de las fobias del alumnado, de ciertos cambios de comportamiento en las jóvenes que parecen querer empoderarse mediante actos violentos adjudicados a los muchachos. Todos ellos son trastornos que interfieren en los otros aspectos de la vida social y que están más acusados en las personas jóvenes de ambos sexos. Pone el dedo

en la llaga del acoso cuando concluye que merecemos verdaderamente vivir mejor pero que no sabemos resolver los conflictos de relaciones: No hemos prestado atención a desarrollar habilidades para resolver nuestros problemas de otras formas más inteligentes y maduras para lograr una amable coexistencia que evite tanto sufrimiento, tanto odio, tanta saña. Y finaliza con otra afirmación que merece ser repensada: No es utópico pensar que nuestra sociedad merece vivir mejor. Raúl Lugo, desde su reflexión de cristiano, católico, defiende en “Religión y diversidad sexual: los desafíos de hoy”, la independencia ética de los creyentes frente al afán de sumisión total que exige la jerarquía católica y de otras iglesias cristianas, a la homofobía, la misoginia y al control total de la familia en sus modos diversos y estrategias íntimas. La Iglesia, dice, parece más preocupada por los asuntos de cama que por el Evangelio donde no se da normativa alguna sobre la familia ni la sexualidad, en cambio hay una opción por los pobres, los desvalidos que enfrenta al Maestro con las jerarquías, tal como vio el Concilio Vaticano II que, dicho sea de paso está siendo traicionado por los dos Papas anteriores al presente. El siguiente bloque, ¿Problematizando la salud y la sexualidad? Presenta trabajos vinculados a las construcciones sexogenéricas y el ambiente consumista que bombardea con propaganda y debilita nuestro desarrollo y libertad de elección. Diana S. Gómez López aborda en “Sexualidad y trastornos de la alimentación” los trastornos de la conducta alimentaria -los cuales son enfermedades que se caracterizan por conflictos con la imagen corporal, traducidos en la manera de alimentarse- y las consecuencias que tienen estos trastornos para la sexualidad: anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa, la ortorexia –preocupación excesiva por comer sano- y la vigorexia, o trastorno dismórfico muscular, aunque éste no se encuentra dentro de los trastornos de la conducta alimentaria pero que según la autora está íntimamente relacionado con la imagen corporal y el normal desarrollo de relaciones sociales y de la propia sexualidad. Misael Espinosa Díaz de León, desde su propia experiencia, en “Problemas de la comunidad trans masculina; retos del proceso de un transexual masculino en la ciudad de San Luis Potosí” nos habla de las dificultades que presenta el proceso de reconocimiento de la autoidentificación de género, fuera de la capital mexicana, concretamente en San Luís Potosí. Relato autobiográfico de un joven trans masculino que está viviendo el proceso de cambio. Debido a mi resistencia a vestirme como mujer, se provocan discusiones al interior de mi familia. Ya que mi familia es apegada a los ideales hegemónicos, es una familia tradicionalista potosina, homofóbica, interesada en las apariencias; por lo que toda esta falta de comprensión y explicación a mí condición me lleva a un impulso suicida. Como otra parte de la etapa de renuncias que tienen relación con mi condición transexual, yo decido renunciar a tener una relación amorosa de noviazgo con alguna persona, debido al temor de saber que se enfrentaría con toda la transfobia y rechazo por parte de mi familia y de la sociedad. Subraya que, una vez que ha empezado suproceso apoyado en una psicóloga, está encontrado apoyo en su entorno familiar y de amistades, que considera falso que la homofobía o transfobia sea un problema generacional o de barreras entre grupos de orientación diferente, que comprende que a alunas de estas personas cercanas les cueste trabajo cambiar de género y de nombre cuando hablan con él –buscan expresarse con género ambiguo- pero

espera que los cambios en su imagen ayuden a acomodar su percepción ante las personas que le importan. Su trabajo, además de la frescura de lenguaje y la riqueza de la experiencia, aporta sus reflexiones divididas en niveles: personal, familiar, institucional, de salud y de costos, al referirse necesariamente a medicina privada. El último bloque Claroscuros de la diversidad sexual Salvador Iris “De la homosexualidad a lo post gay”, como especialista en promoción cultural, aborda este epígrafe desde los distintos referentes artísticos y culturales que construye en México una identidad homosexual y su evolución hasta llegar a lo que hoy día se conoce como cultura post gay. Realiza un recorrido geográfico e histórico – literario, musical y cinematográfico- en torno a la homosexualidad, enfrentando de paso algunos tópicos y mitos, y pone en duda que exista un cultura post gay, aunque haya todo un mercado gay, ya que en esta sociedad todo lo que pueda ser susceptible de venderse, se vende y así las necesidades de unos se venden como moda para ser consumida por cuantos más mejor. Yo trate de buscar grupos e inclusos definiciones en internet y juro que no encontré nada, ni siquiera en español que hablará de un pronunciamiento post gay ya no digamos mexicano, si no latinoamericano; además si partimos que la ideología post gay, y finalmente cuestiona la normalización del movimiento GLBT y su distanciamiento entre la capital y las provincias: Para abrir un nuevo ciclo hay que cerrar otro y yo pienso que el ciclo del reconocimiento de los de los derechos gays todavía no está cerrado en este país, el Distrito Federal no es todo y a veces en nuestra miopía (…) no volteamos a ver las realidades de nuestros compañeros en provincia. Xabier Lizarraga Cruchaga en su texto “Las homosexualidades versus las miopías. Claroscuros al interior del activismo LGBT” aborda las contradicciones o miopías al interior del movimiento gay, sus dinámicas y tendencias ideológicas y subjetividades que no paran de estereotipar y caricaturizar a los otros con quienes se ve unido (desde fuera) pero no se identifica. En un recorrido por la semántica de la disidencia sexual organizada en la que nos recuerda que gay significa alegre y satisfecho de ser como se es y problematiza las discusiones terminológicas que abundan en fragmentación de las clasificaciones según orientación y preferencias sexuales, dejando entrever las connotaciones valorativas que sostienen unos u otros grupos dentro del movimiento por la liberación sexual, se pregunta y nos deja que nos preguntemos: ¿Qué moral es más válida, la del verdugo o la del ajusticiado? ¿Vale más la moral de un discurso de masas, en nombre de una equidad sin contornos bien delimitados, que la ética de una reflexión identitaria que busca crecer, madurar y realizarse? José Manuel Alvarado Zaragoza “La necesidad de incorporar un discurso integral sobre diversidad sexual y equidad en la educación formal. EL caso de la Biblioteca Central del estado y la comunidad LGBT de San Luis Potosí” nos recuerda que los Principios de Yogyakarta (ONU 2007) sobre la Aplicación del Derecho Internacional de Derechos Humanos a las Cuestiones de Orientación Sexual e Identidad de Género, afirma que “Toda persona tiene derecho a la educación, sin discriminación alguna basada en su orientación sexual e identidad de género, y con el debido respeto hacia estas” y nos relata una experiencia propia de trabajo educativo en sexualidad con instituciones públicas en San Luis Potosí.

Raúl Lugo Rodríguez en “Más allá de los textos sagrados…” tras un examen de despropósitos dogmáticos, pide a todas las iglesias cristianas que revisen sus textos que llevan a discusiones interminables e inútiles y mientras no se reflexionan los cambios tan grandes que la sociedad ha hecho y que las iglesias se empeñan en no ver y por tanto no los están acompañando. Los cuatro cambios fundamentales a su entender son: a) los métodos anticonceptivos; b) El cambio de conciencia, respecto de la diversidad sexual; c) La revolución de género; y d) Los avances en las ciencias biológicas y sociales, que han hecho caer muchos mitos en torno al comportamiento sexual. Es tan grotesca la forma en que la Iglesia Católica se aferra a su primacía y a la antigüedad de sus visiones que el autor nos recuerda el caso del alemán Henning en 1981, condenado a 40 días de cárcel por hacer un dibujo humorístico de Jesús a propósito de la defensa del placer: Se estableció judicialmente que Jesús es inmune al placer… Luego analiza las lacras más terribles que arrastra la Iglesia Católica y que son sobre todo de carácter sexofóbico. Finalmente aporta una propuesta de renovación moral de la teología en cuestión de sexualidad. Alfonso Macías en el último capítulo “Familias diversa y sociedades de convivencia” expresa de manera literaria el exilio del diferente hacia el anonimato de la gran ciudad que de paso alberga muchas otras diferencias y la dificultad para construir su propia familia, alo que se añade la aparición del SIDA y su utilización social homofóbica. La ruptura dolorosa con la propia familia y la formación de familias voluntarias con la gente que nos ofrece compañía, afecto y cuidados, en los más altos sentidos de estas palabras; nuevas familias que sin embargo quedan totalmente vulnerables, carentes de derechos frente a las intervenciones médicas, la muerte o las últimas voluntades de alguno de sus miembros: Nosotros y nosotras éramos “sólo amigos” del “paciente” (que hacía mucho había perdido, no sólo la paciencia: también toda esperanza), y en “tal calidad de estado civil en relación a nuestro enfermito”, no estábamos autorizados para tomar decisión alguna sobre la vida o la salud de quienes veíamos partir lentamente (uno tras otro).. Una defensa de la familia diversa que sigue estando en el centro de las reflexiones pendientes.

En busca de reflexiones finales “¡Y esto en nuestros días! ¡Y en una época en que la filosofía ha hecho tantos progresos! ¡Y en un momento en que cien academias escriben para inspirar mansedumbre en las costumbres! Parece que el fanatismo, indignado desde hace poco por los éxitos de la razón, se debate bajo ella con más rabia.” Voltaire, Tratado de la Tolerancia Difícil añadir reflexiones a las tan numerosas y profundas expresadas en el compendio de esta obra. Los trabajos presentes muestran los avances y las polémicas pendientes en cuanto a los derechos humanos y la aceptación plena de la diversidad humana -siquiera en lo sexual- en nuestra sociedad e incluso dentro de las propias organizaciones reivindicativas. Muestra de varias maneras los trastornos que la heteronormatividad provoca en las personas y en las sociedades, las múltiples discriminaciones de tronco común, los sufrimientos que conlleva, la torpeza en resolver el conflicto entre tradiciones institucionales y el cambio de mentalidad ya operado –y operándose- en una gran parte de la sociedad. El derecho al propio cuerpo en todos los sentidos, a establecer relaciones familiares diversas en igualdad de derechos y el propio derecho a la

disidencia en sociedades democráticas, está en debate. Se hecha en falta la presencia de otros temas específicos especialmente los relativos al lesbianismo que en otros momentos o foros ha estado a la cabeza de las reflexiones y denuncias. Pero ningún foro puede contener toda la temática pendiente y hay que saludar con alegría, con miradas de entusiasmo hacia el futuro que sigamos cabalgando, pese al contexto pesimista de nuevas formas de exclusión y de violaciones crecientes a los Derechos Humanos. En resumen, este es un libro que hay que leer, trabajar colectivamente allá donde se pueda y recomendar también decididamente.

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