Prolegómenos a una filosofía de la intensidad: aproximaciones y extensiones a “Las Anticipaciones de la percepción” de la “Critica a la Razón Pura”.

June 14, 2017 | Autor: Eduardo Y. Dongo | Categoría: Gilles Deleuze, Henri Bergson, Immanuel Kant, Percepciones, Intensi Merokok, Crítica a la razón pura
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Prolegómenos a la filosofía de la intensidad: aproximaciones y extensiones a “Las Anticipaciones de la percepción” de la “Critica a la Razón Pura”. Eduardo Yalán Dongo1 RESUMEN: Extraída de la física coetánea de Kant, el concepto de intensidad no solo ha permitido reflexiones dentro del campo de la filosofía desde la metafísica hasta la ontología, sino también hacia una filosofía del lenguaje, desde la lingüística (y semiótica) hasta la fonología. De modo que su recuperación abre las puertas hacia problemáticas variadas como los efectos de expresión, la temporalidad, el acontecimiento (evento), valores-axiología, sentido, etc. El presente trabajo busca retomar los principios del concepto de la intensidad en la sección “Las Anticipaciones de la percepción” de la “Critica a la razón pura” con el fin de problematizarlos y ponerlos en discusión con la filosofía contemporánea considerándolos como principios fundadores pero, al mismo tiempo, tangenciales respecto a los puntos de vista contemporáneos y representativos de la filosofía de la intensidad.

Introducción: Extraída de la física coetánea de Kant, el concepto de intensidad no solo ha permitido reflexiones dentro del campo de la filosofía desde la metafísica hasta la ontología, sino también hacia una filosofía del lenguaje, desde la lingüística (y semiótica) hasta la fonología. De modo que su recuperación abre las puertas hacia problemáticas variadas como los efectos de expresión, la temporalidad, el acontecimiento (evento), valoresaxiología, sentido, etc. El presente trabajo busca retomar los principios del concepto de la intensidad en la sección “Las Anticipaciones de la percepción” de la “Critica a la razón pura” con el fin de problematizarlos y ponerlos en discusión con la filosofía contemporánea considerándolos como principios fundadores pero, al mismo tiempo, tangenciales respecto a los puntos de vista contemporáneos y representativos de la filosofía de la intensidad. Para la filosofía contemporánea, la sección "Anticipaciones de la Percepción" (Antizipationen der Wahrnehmung) de la “Critica a la razón pura” del filósofo alemán Immanuel Kant forma parte de una corriente filosófica que ha contribuido a la producción 1

Pontificia Universidad Católica del Perú (PCUP) – Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC) LimaPerú. Correo: [email protected] / [email protected]

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de nuevos puntos de vista y de partida. Es en esta sección donde se inicia un interés hacia lo que será una filosofía de la intensidad de la cual no solo es preciso recular sobre sus bases (kantianas) sino abrir y relacionar con su propio devenir ulterior. Para tal fin, resulta importante distinguir la línea teórica sobre la intensidad que continua con filósofos como Henri Bergson, Gilles Deleuze, Gilbert Simondon, Pierre Klossowski y Brian Massumi, entre los más destacados. Se pretende, por tanto, recular sobre los conceptos kantianos no con un fin reconstructor ni doctrinal, sino para someterlos a discusión, es otras palabras, establecer un dialogo conceptual entre estos autores con el fin de encontrar los excesos que superan los bordes de un primer (y fundamental) plano teórico. Siendo este articulo un prolegómeno a una filosofía de la intensidad las consideraciones históricas de las cuales nos serviremos serán puntuales, partiendo de textos precisos de esta corriente filosófica, por un lado, el “Ensayo sobre los datos inmediatos de la conciencia” de Henri Bergson, la “Síntesis asimétrica de lo sensible”, capítulo guía sobre el concepto de intensidad marcado en “Diferencia y repetición”, libro del filósofo francés Gilles Deleuze. Por otro lado, los estudios de la individualidad que Gilbert Simondon traza en “Curso sobre la percepción” y “La individuación” donde el concepto de intensidad se constituye en la filosofía de la individuación. Esta selección no deja inválidos textos como los de Pierre Klossowski en el texto nietzscheano “Oubli et anamnèse dans l'expérience vécue de l'éternel retour du Même” y recientemente, Brian Massumi en “Parables for the Virtual”. En principio, extraída de la física coetánea de Kant, el concepto de intensidad no solo ha permitido reflexiones dentro del campo de la filosofía desde la metafísica hasta la ontología sino también hacia una filosofía del lenguaje, desde la lingüística, semiótica y fonología (Claude Zilberberg y Jacques Fontanille2), de modo que su recuperación abre las puertas hacia problemáticas variadas como los efectos de expresión, la temporalidad, el acontecimiento (evento), los valores, el sentido, etc. Es necesario notar, previo a cualquier reflexión, que la intensidad, como se trabajará en el presente artículo, es comúnmente aplicada como término homologable al concepto fuerza. La historia de la filosofía guarda un especial acápite a este concepto ampliada en la triada Spinoza-Nietzsche-Marx, bajo riqueza de conceptos como conatus, voluntad de poder y fuerza social (productivas, de 2

FONTANILLE, Jacques y ZILBERBERG, Claude (2004) Tensión y significación. Traducción: Desiderio Blanco. Lima: Universidad de Lima.

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trabajo, etc), respectivamente. Sin embargo, la intensidad y la fuerza en tanto conceptos para una filosofía de la intensidad se ocupan de dos tareas específicas. Por un lado, las fuerzas (desde el punto de vista de Spinoza –potentia- y Nietzsche –poder, fuerza-) se producen tras la relación con otra fuerza que se encuentran produciendo sentido, construyendo cuerpos3 y afectándolos, es decir, la fuerza como relación plural se encuentra siempre en relación a otra fuerza4 (relación de dominación, una fuerza-voluntad se ejerce necesariamente sobre otra fuerza-voluntad). Por otro lado, concierne a la intensidad la producción genética del fenómeno, es decir, las fluctuaciones estéticas y fulguraciones que producen el fenómeno en tanto aparición. De este modo, resulta conveniente retomar primero los conceptos trabajados por Kant en la sección “Las anticipaciones de la percepción” para desarrollar progresivamente alguno de los límites de su concepción como complementariedades que habilitarán otros problemas aún más complejos. Se pretende entonces retomar los principios del concepto de la intensidad en la sección “Las Anticipaciones de la percepción” de la “Critica a la razón pura” con el fin de problematizarlos y ponerlos en discusión con la filosofía contemporánea considerándolos como principios fundadores (no fundamentales) pero, al mismo tiempo, tangenciales respecto a los puntos de vista contemporáneos y representativos de la filosofía de la intensidad. En la edición A, de 1781, Kant estipula el principio de anticipación de todas las percepciones en cuanto tales: “El principio que anticipa todas las percepciones en cuanto tales es como sigue: en todos los fenómenos, la sensación -y lo real que ella corresponde en objetos (realitas phaenomenon)- posee una magnitud intensiva, es decir, un grado". En la edición B de 1787, sintetiza: "Su principio es: En todos los fenómenos, lo real que sea [es] un objeto de la sensación posee magnitud intensiva, es decir, un grado"5. En ambas ediciones la referencia a una anticipación de la sensación mantiene un correlato con la realidad (Realität) en una definición precisa ya que se debe entender aquí lo real en tanto relativo a la sensación, lo real como objeto de la sensación: “La realidad es, en el concepto 3

“Aquí está lo que hay que comprender: la onda recorre el cuerpo; en tal nivel se determinará un órgano, según la fuerza encontrada; y este órgano cambiará, si cambia la propia fuerza, o si se pasa a otro nivel” (Deleuze 2009a: 54) 4 Cfr. Deleuze 2002: 14-15 5 Cfr. Kant, Immanuel (2007) Crítica de la razón pura (prólogo, traducción, notas e índices de Pedro Ribas), Madrid: Taurus. B207-B208 (En adelante CRP)

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puro del entendimiento, lo que corresponde a una sensación en general (…)”6. Por otro lado, el énfasis en la primera edición (A) parece centrarse sobre la sensación, mientras que en la segunda edición (B) se trataría de lo real, es decir de los objetos de la sensación. Kant propondrá una prueba [Beweis] trascendental que pretenda demostrar que, a través de un principio del entendimiento puro podemos anticipar (temporalmente) ciertas posibilidades de la cualidad de la naturaleza de nuestras percepciones. Kant retoma de Epicuro el término πρόληψις (Prolepsis) para designar la anticipación que no es más que el a priori del conocimiento empírico, es decir, el sujeto anticipa la percepción puesto que mantiene una determinación respecto al fenómeno. Es partiendo de esta idea que se considerarán tres puntos a desarrollar: a) Grados de intensidad y la relación materia-forma. b) El “llenado” de las cantidades extensivas y la caída y c) la habilitación a un problema mayor: tiempo y acontecimiento.

(i)

Grados de intensidad y la relación materia-forma.

Kant inicia “Las anticipaciones de la percepción” homologando la percepción con la conciencia empírica donde el sujeto experimenta a su vez sensaciones múltiples, permitiendo, de este modo, la definición del fenómeno (en tanto aparición) no como una intuición pura (formal) en comparación al espacio y tiempo, sino una realidad con un componente sensible, es decir, que contiene la materia relativa a los objetos en general. Este punto es importante, porque lo que hará Kant aquí es separar las cuestiones de la materia de las cuestiones de la forma en el fenómeno que las contiene. Esta materia sensible, a la cual refiere Kant, permite representar lo existente en el espacio y tiempo “llenándolo”, de este modo, como precisábamos, los fenómenos incluyen una realidad sensible (materia) en tanto representación subjetiva que permite dar cuenta de la afección de un sujeto y la referencia a un objeto en general. La discusión sobre la interpretación de este primer punto es aún más problemática, para Caimi la anticipación a la cual refiere Kant no trata de una temporalidad previa (prevista) respecto a la materia misma de la sensación, sino de la forma, es decir de la intensidad7. La postura de Caimi es sin duda interesante y 6

Ibid. A143 “La sensación no puede ser anticipada como materia; es precisamente "lo que no puede ser anticipado". Por tanto buscará apoyo Kant en el conocimiento a priori de la forma [las cursivas son nuestras] de la sensación (…) esta forma de la sensación resultará ser la intensidad (...)" (Caimi, 1985, p, 8.) 7

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toma coherencia si sumamos un elemento trabajado en esta sección, la referencia al grado, que resulta un grado de intensidad. Sabemos por Kant que a toda sensación corresponde un grado y que esta aprensión depende de la conciencia empírica y que si bien no se puede precisar las distintas variaciones intensivas de la materia si podríamos mantener un conocimiento fundamental sobre estas8. Pero queda la pregunta ¿Esta intensidad gradual es la forma que tenemos del fenómeno o pertenece más bien a la materia sensible del mismo? Para Caimi, la relación resulta lógica, la propia materia no posee grados de intensidad, sino resulta de la conciencia empírica que formaliza el fenómeno entendiéndolo como un grado. La temperatura como materia sensible no posee grados sino es cierta cualidad cuantificada de la misma a través de cierta conciencia empírica que permite esta aprensión y anticipación, de manera similar para el dolor, la felicidad, etc. Esta idea permite reducir a Kant en un particular esquema hielomórfico donde la materia sensible, libre de grados de intensidad, se cualifica en una medida gradual en la forma. Podríamos continuar con Simondon diciendo que el grado de intensidad (morphé) preforma la materia pasiva (hylé) desde su exterior y de manera trascendente9. Sin embargo, pese a esta comprensible dirección (la que pretende a Kant como un inadvertido platónico), la propuesta de Kant, desde otra perspectiva, resulta más compleja como para ser reducida en este esquema hielomórfico; el grado, para Kant, no se encuentra al nivel de la forma sino de la materia sensible, el contenido, lo que llena el espacio y tiempo, es decir, el grado, pertenece al fenómeno, a lo real en tanto sensible. En palabras de Kant, aunque extraño, es lo que sucede10. De este modo, no se anticipa la forma sino la materia de la sensación por lo que un grado no es una propiedad "formal" (una cantidad o magnitud extensiva) sino una propiedad material (referida a una "cantidad" intensiva -cantidades no exactas, sino fluidas). Kant hace que la materia posea grados de intensidad, 8

“Y, sin embargo, analizando la totalidad de nuestro conocimiento de la naturaleza, vemos que si no es posible destacar los distintos grados y cualidades de un modo preciso y determinado, sí se puede poner de relieve en ella una relación general fundamental, un postulado general al que todas se ajustan.” CASSIRER, Ernst, Kant, vida y doctrina, México: FCE, 1968 (segunda edición), 1948 (primera edición), p, 214. (en adelante KvD) 9 Simondon, Gilbert (2009) La individuación a la luz de las nociones de forma y de información. -1ª ed.Buenos Aires: Editorial Cactus. 10 “Si suponemos que existe en toda sensación, en cuanto sensación en general (prescindiendo de que se dé una en concreto) algo cognoscible a priori, ese algo debería llamarse anticipación en sentido excepcional, ya que parece extraño que nos anticipemos a la experiencia precisamente en el terreno relativo a su materia, la cual sólo puede surgir de dicha experiencia. Pero esto es, de hecho, lo que ocurre. [las cursivas son nuestras]” (CRP B209)

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sensaciones de dolor, de frío o de calor más o menos intensos sin medición o posible cuantificación formal, en todo caso, su medición es sólo relevante para la física Encontramos pues un problema de interpretación que es preciso notar, una importante dualidad entre forma y materia de la cual han reaccionado algunas posturas dentro de la filosofía de la intensidad como la del filósofo francés Gilles Deleuze.En el último capítulo de “Diferencia y repetición” Deleuze parece insistir en un problema: “El error de Kant, en el mismo momento en que niega al espacio, como al tiempo, una extensión lógica, consiste en conservarle una extensión geométrica y reservar la cantidad intensiva para una materia que llena una extensión en determinado grado.” (Deleuze 2009: 346) El argumento de Deleuze considera la existencia de un hiato kantiano entre la materia sensible (intensiva) y la forma extensiva del fenómeno (el espacio y el tiempo) donde la cualidad sería solo un modo de aprehensión de la intensidad actualizada en la cantidad extensiva; solo se conoce a la intensidad porque se expresa en la extensión. De este modo, la filosofía de la intensidad implica el problema de la expresión, es decir, la materia desborda en la forma del fenómeno (el tiempo y el espacio) siendo la última no un recipiente pasivo presto a ser llenado sino un efecto de superficie. Pero el problema no solo abarca lo que es expresado, es decir, su actualización en la extensidad, sino también habilita en el pensamiento sobre la intensidad aquello que persiste en su virtualización, en aquello que no ha sido pensado aún y que irrumpe y deviene en la extensidad, podríamos decir, en la propia experiencia real. Se abre pues un campo presubjetivo y prereflexivo (prediscursivo) en la reflexión aún más complejo11 donde no se desarrollaría siquiera una “anticipación” al ser esta estable, sino una metaestabilidad intensiva, al modo simondoniano. Simondon propone comprender una organización formal (individuación) como un proceso relacional en el que se encuentra inmerso un campo intensivo preindividual12, disimétrico y metaestable. De esta forma; la cantidad extensiva y la cantidad intensiva no son dos hiatos validados por la oposición y el proceso sino una relación; mas qué fundición resulta un

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“En suma, sólo conocemos la intensidad ya desarrollada en una extensión y recubierta por cualidades. De allí procede nuestra tendencia a considerar la cantidad intensiva como un concepto empírico y todavía mal fundado, mixto impuro de una cualidad sensible y de la extensión, o hasta de una cualidad física y de una cantidad extensiva” (Deleuze 2009b: 335) 12 “La vida psíquica no es por tanto ni una solicitación ni una reorganización superior de las funciones vitales, que continúan existiendo bajo ella y con ella, sino una nueva inmersión en la realidad preindividual, seguida de una individuación más primitiva.” (Simondon 2009: 242)

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fundir: “(…) cada presente actualiza una dimensión temporal cuya consistencia es puramente intensiva (nivel, grado, o bien plano, punto de vista).” (ZOURABICHVILI 2011: 104). El tiempo de este modo es intensivo y, como se observará en (iii) incluso lo desborda13.

(ii)

El “llenado” de las cantidades extensivas y la caída

Ahora bien, si se reserva exclusivamente una cantidad intensiva para una materia que llena una extensión (espacial y temporal) en determinado grado ¿Puede la filosofía de la intensidad reducirse solo al registro, en forma de modulaciones, de las variaciones susceptibles de afectar cuantitativamente las condiciones de nuestra percepción del mundo exterior? “Esto es más fuerte”, “esto me duele mucho”, “hace mucho calor”. ¿Es la cantidad mensurable la que se encuentra primero, anticipándose? ¿o acaso la irrupción de la cualidad sensible de las cosas es la que se dispara no como una anticipación sino como principio genético de la experiencia? Kant introduce aquí algo que nos parece novedoso en la comprensión del fenómeno, la precisión y "(...) la posibilidad de una modificación gradual [Las cursivas son nuestras] desde la conciencia empírica hasta llegar a la conciencia pura (...)". Kant propone la noción de grado que resulta importante para la definición de la sensación. La mención de la gradualidad, desde un conciencia empírica hasta una formalidad a priori de la variedad del espacio y el tiempo, merece una atención particular ya que son los grados los que manifiestan las magnitudes de la sensación desde su comienzo como intuición pura = O hasta una magnitud cualquiera. El cero (=0) representa la ausencia de la sensación, cero realidad que puede desplegarse a nivel de sensaciones en progresión (0 a X). Resaltamos de este modo la primera característica de esta sección: La referencia a la intensidad de los fenómenos responde a magnitudes que mantienen una aproximación variable a cero, intuición = 0.

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En Husserl se presenta una salida particular y desde cierto punto de vista homologable con la presente, el "dualismo forma materia" que todavía se observa en Kant se disuelve en el flujo de la conciencia íntima del tiempo -es forma, pero es hyle. Ésta parece poco a poco primar, a punto tal que las síntesis pasivas parecen constituir las configuraciones temporales.

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Es, de este modo, inseparable el concepto de reducción intensiva con el de “llenado” de la intensidad en la extensidad y que permite un segundo punto sobre esta ontología intensiva. Kant pretende demostrar cómo este espacio y tiempo (y las cantidades extensivas) es “llenado” por magnitudes y cantidades intensivas, con lo cual se concibe una conciencia vacía del tiempo (en relación con Leibniz) como abstracción pura donde el espacio y el tiempo están siempre llenos de facto. Como punto de partida, Kant reafirma la imposibilidad de derivar prueba alguna de un espacio o de un tiempo vacío a partir de la experiencia, en otras palabras, es menester que infinitos grados diferentes de cantidad intensiva 14

ocupen

el

espacio

y

el

tiempo

. Cada realidad posee un continuo de grados capaz de disminuirse y anularse hacia el

vacío quedando inalterada la magnitud extensiva del fenómeno, es decir, un mismo espacio extensivo podría ser llenado a grados diversos de intensidad15. Kant señala que “toda sensación es susceptible a la reducción”16 Deleuze complementa: “La intensidad es diferencia, pero esa diferencia tiende a negarse, a anularse en la extensión, y bajo la cualidad.” (Deleuze 2009b: 335). “La lógica de la sensación” continúa este argumento: “Toda tensión se experimenta en una caída” (Deleuze 2009a: 85) y precisamente ese es su estado viviente. Ahora bien, caer no implica peyorativamente disminución, sufrimiento, sino desenvolvimiento. Es importante notar que el acontecimiento se encuentra ligado a esta actividad de la intensidad y a su caída en la extensidad, en otras palabras, son las series extensivas las que tienen como propiedad intrínseca a la intensidad17. La materia que ocupa tiempo y espacio ya no es pura extensidad sino

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Kant coincide con Leibniz en la imposibilidad de concepción de un espacio vacío. Se sabe que Leibniz (como Aristóteles) mantenía su rechazo al vacío: "Aunque esta es una de las cuestiones más intrincadas, la física de partículas hoy parece ver el pleno de Leibniz-Mach-Einstein como un ‘éter’ de campos cuánticos que crean y aniquilan partículas y causan con ello las interacciones. Este puede ser el límite en el cual el vacío y el pleno se encuentran al final. Y es aquí que Aristóteles y Leibniz ganan con su negación del vacío. El ‘vacío cuántico’ es un plenum". Ruiz-LaPuente, Pilar (2011) El enigma de la realidad. Las entidades de la física de Aristóteles a Einstein. Barcelona: Gedisa, p. 154) 15 “En efecto, incluso en el caso de que toda la intuición de un espacio o de un tiempo determinados sea real de un extremo a otro (es decir, incluso si ninguna parte de la intuición está vacía), tiene que haber infinitos grados diferentes que ocupen el espacio o el tiempo, ya que cada realidad posee su grado, un grado que es capaz de disminuir, pasando por infinitos escalones, hasta la nada (vacío), quedando inalterada la magnitud extensiva del fenómeno. La magnitud intensiva tiene que poder ser mayor o menor en diferentes fenómenos, aunque la magnitud extensiva de la intuición sea igual.” (CRP, A173.) 16 CRP B210 17 Cfr. Deleuze 1989: 103

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expresión en grados de intensidad, se orienta hacia una genética plástica más que a una condición trascendental del fenómeno. Como mencionábamos ut supra, este problema se convierte también en una relación lingüística donde los enunciados expresan valores producto de las relaciones entre intensidad y extensidad. Claude Zilberberg, semiótico y fonólogo, reconoce a Deleuze “deudor” de las “Anticipaciones de la percepción” para destacar tres asuntos particulares respecto a la intensidad: (i) La intensidad como la sede del valor sausurriano18 (ii) Los desniveles de intensidad y la puesta en discurso de esta en figuras intensivas. (iii) La intensidad tiende a anularse en la extensidad, “la intensidad se dirige hacia su propia anulación” (Zilberberg 2006: 195). De esta manera, el interés no solo se encuentra en el paso de la substancia a la forma19 sino en el devenir del evento (acontecimiento) al estado (discurso). Zilberberg propone entonces el siguiente esquema20que resulta una grafía convencional de los conceptos trabajados por Kant en “Las anticipaciones de la percepción”:

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“l’intensité devient le siège de la valeur saussurienne: «L’expression ‘différence d’intensité’ est une tautologie. L’intensité est la forme de la différence comme raison du sensible. Toute intensité est différentielle, différence en elle-même»” (Zilberberg, Claude. Philosophie et sémiotique. Cassirer, MerleauPonty, Deleuze. Estudios Semióticos. [on-line] Disponible en: h http://www.fflch.usp.br/dl/semiotica/es i. Editores Responsáveis: Francisco E. S. Merçon e Mariana Luz P. de Barros. Volumen 7, Número 2, São Paulo, Noviembre de 2011, p. 1–7. Acceso: “23/Septiembre/2015”) (En adelante: PeS) 19 “El devenir de la intensidad, al producir y al distribuir estallidos y modulaciones, adquiere en cierto modo la forma de un ritmo. El devenir de la extensidad, al producir y al distribuir partes y totalidades, unidades y pluralidades, se caracteriza por la formación y deformación de configuraciones mereológicas.” (Zilberberg 2006: 33) 20 “Sobre el principio de base según el cual los esquemas aseguran solidaridad entre lo sensible (la intensidad, el afecto, etc.) y lo inteligible (el despliegue en la extensión, lo mensurable, la comprehensión), se podrá definir el conjunto de esquemas discursivos como variaciones de equilibrio entre esas dos dimensiones, variaciones conducentes sea a un aumento de la tensión afectiva, sea a un reposo cognitivo. El aumento de la intensidad aporta la tensión; el aumento de la extensión aporta el reposo” (Fontanille 2006: 93)

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1 Magnitud de la sensación

afectividad [intensidad]

Intuición pura 0 0

1 legibilidad [extensidad]

De este modo, lo real de la sensación no llena la extensidad sino que interactúa y se desborda con ella produciendo lo que Deleuze llama “el buen sentido” y, por otro lado, con Kant se denominará “intuición pura”, en otras palabras discurso, legibilidad. La magnitud de la sensación es una intensidad que puede ser una magnitud débil (0) o fuerte (una magnitud cualquiera, en este caso 1) y que tiende siempre a su propio suicidio en la extensidad. El gráfico es solo un plano, un esquema de interacción que no registra la intensidad libre y la experiencia fuera del espacio y el tiempo: “La intensidad es, a la vez, lo insensible y lo que solo puede ser sentido” (Deleuze 2009: 345). De este modo, la cantidad intensiva a la que refiere Kant en la Crítica de la razón pura pertenece ya subordinada a la extensidad, cuyo objetivo es explicarla, reducirla a la síntesis del entendimiento, buscando la diferencia en la oposición. Cuando la intensidad ingresa en este campo tiende a su explicación, a su suicidio, al conocimiento, no la muerte (es decir, no la desaparición de la intensidad, no al vacío) sino a la captura de la experiencia real. Es bajo este argumento que cobra sentido la denuncia de Kant respecto a un prejuicio metafísico de la física (galileana y newtoniana) que supone que lo real en el espacio es en todas partes uniforme y solo distinguible por su cantidad extensiva. Lo que provoca esta consideración es una uniformización extensiva sobre lo real sensible, sobre la imposibilidad de explicación, por ejemplo, de la percepción de una gran diferencia en la cantidad de

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distintas clases de materia que poseen el mismo volumen21. Esta total homogeneidad del espacio y tiempo en tanto vacíos no solo impediría una diferencia en tanto tales, sino que posibilitarían la igualdad entre ellos, la indistinción producto del vacío22, de la ausencia completa de intensidad. Ante esto, Kant opone una prueba trascendental que eliminaría dicha hipótesis y en la que se pretendería dejar en libertad al entendimiento para pensar de otro modo tal diferencia: “Para tener un criterio de diferenciación entre ellos necesitamos infundirles un determinado contenido y atribuir mentalmente a éste una diferencia de "mayor" y "menor", de "más" o "menos"”23. De este modo, la realidad sensible (la cantidad intensiva, la cualidad) llena el espacio al poseer un grado (de resistencia o de peso) ocupando no más que un instante que, sin la disminución de su magnitud extensiva puede ser cada vez, dicha cualidad, más pequeña en una gradación hasta el infinito hasta su desaparición. Gradaciones débiles ocupan el espacio de igual forma que gradaciones fuertes, por ejemplo un cuarto “llenado” por un calor más o menos intenso. La prueba trascendental de este modo se vale de un principio del entendimiento puro sobre la naturaleza de nuestras percepciones, es aquí precisamente que se justifica la anticipación de la percepción. Kant pretende anticipar el calor en tanto su grado de intensidad, un grado de calor determinado o un grado de frio anticipable, la regla del entendimiento en la cual el sujeto entiende la afección. Precisamente, se presenta otro punto, la intensidad al modo kantiano es subjetal, sostenida por el sujeto y por tanto una intensidad medida, el mismo interés de Zilberberg sobre la misma: “¿En qué consiste experimentar un afecto sino en tomarle ante todo y personalmente la medida?” (Zilberberg 2015: 27). Aquello que se encuentra determinado y por tanto es anticipable a la percepción es precisamente un grado de todo lo real fenoménico y el de la posibilidad de la diferencia interna de la misma sensación “haciendo abstracción de su cualidad empírica”24. Si bien toda sensación se da a posteriori y por tanto se limita al marco empírico, es decir, a la materia de la experiencia pura, posee a su vez, en tanto cualidad, algo cuyo concepto contiene en si un ser (una síntesis realizada en una conciencia empírica general), una representación de la mera sensación como síntesis del crecimiento uniforme desde 0 hasta una conciencia empírica dada: “Consiguientemente, aunque toda sensación se da solo, en 21

Ibid, B215 KvD, 216 23 KvD, loc. cit 24 Ibid, A176 22

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cuanto tal, a posteriori, el hecho de que tal sensación posea un grado puede ser conocido a priori”25. Es decir, solo conocemos a priori la cantidad intensiva y la continuidad de las gradaciones de lo real sensible quedando el resto a la materia no definible ni sistematizable, con lo cual no se pretende que la anticipación es puramente formal y no necesita de la materia, sino al contrario ambas guardan una relación de correspondencia sincrética. Siendo la intensidad subjetal, y una intensidad medida, (una intensidad para) y a priori, Deleuze traza las “condiciones de la experiencia real”, es decir la sustitución de lo posible por lo virtual-intensivo (la sección no actualizada de la realidad). Lo virtual no es aquello que queda fuera del campo sino la condición real, ontológica, diferenciada y no actualizada. En contra de la argumentación kantiana, la intensidad no es un universal, o un grado a priori, no es trascendental ni mucho menos solo una anticipación subjetal medible, sino pertenece a un campo “preindividual”. Desde la óptica deleuziana, el concepto “magnitud intensiva” kantiano es resemantizado como “diferencia de intensidad”, es decir cantidades-grados intensivos: “La expresión "diferencia de intensidad" por tanto es una tautología. La intensidad es la forma de la diferencia como razón de lo sensible. Toda intensidad es diferencial, diferencia en sí misma." (Deleuze 2009: 334). Es importante resaltar lo siguiente; Deleuze no propone una medición cuantitativa de la intensidad sino una diferencia de intensidad que revela el contenido cualitativo de la cantidad, de la extensidad. Si bien la intensidad, la diferencia, es inexplicable (lo pre-filosófico, lo nosemiótico) permaneciendo conocida solo por las magnitudes extensas y los sistemas que la hacen explicable, eso no concluye que su carácter sea medible y explicable. Retomamos de este modo los puntos tratados por Bergson sobre la intensidad de los estados psicológicos en su obra “Los datos inmediatos de la conciencia”26, la intensidad es conocida por sus efectos y no por sus “causas” cualitativas, si bien es cierto que diversos aspectos extensivos actualizan la intensidad ¿Es esta solo ella un aspecto, una valencia? La crítica de Deleuze respecto a Bergson se enfoca en lo poco convincente de la idea bergsoniana de intensidad, debido a que esta propone cualidades completamente hechas y extensiones ya

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Ibid B218 "Pero, en la inmensa mayoría de los casos, nos pronunciamos sobre la intensidad del efecto incluso sin conocer la naturaleza de la causa y aún menos por lo tanto su magnitud: es incluso la intensidad del efecto la que a menudo nos lleva a aventurar una hipótesis sobre el número y la naturaleza de las causas y a reformar así el juicio de nuestros sentidos, que de entrada nos las presentarían como insignificantes." BERGSON, Henri (1999) Ensayo sobre los datos inmediatos de la conciencia. Sígueme: Salamanca.

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constituidas27. Para Deleuze, Bergson reparte la diferencia como un mixto-impuro entre las diferencias de naturaleza en la cualidad y las diferencias de grado en la extensión (relación cualidad-extensión) sin embargo, agrega Deleuze: “La diferencia sólo es de grado en la extensión donde se explica: sólo es de naturaleza bajo la cualidad que viene a recubrirla en esa extensión. Entre las dos hay todos los grados de la diferencia, bajo las dos está toda la naturaleza de la diferencia: lo intensivo.” (Deleuze 2009b: 359) La intensidad no es un concepto ni la categoría de un sistema, mucho menos un aspecto, una valencia o un efecto, esta consideración no es más que la “ilusión de las cantidades intensivas” pero solo una ilusión más no la intensidad misma. Explicar y medir la intensidad es anularla y situarla en una sección de su comprensión, siempre en estado filosófico: De este modo, solo se toma el carácter figural de la intensidad, cómo esta se expresa en la extensión y (a la manera kantiana) se anticipa a la percepción. Sin embargo, lejos a su carácter subjetal, la intensidad es disparidad pre-filosófica, subterránea y presígnica, acontecimientos virtuales cuyo modo de existencia actualiza estados de cosas.

(iii) Tiempo y acontecimiento: En el último capítulo de “Así habló Zaratustra” llamado “El signo” Nietzsche hace presentir a Zaratustra la llegada de sus hijos, de los signos (bandada de aves, un león, etc.) que lo someten, lo turban y lo fortalecen como un espíritu creador. Cuando los signos sorprenden a Zaratustra, señala Nietzsche, la turbación somete incluso al tiempo: “Todo esto duró mucho tiempo, o poco tiempo: pues, hablando propiamente, para tales cosas no existe en la tierra tiempo alguno.- (…)”. (Nietzsche 2010: 440). En las anticipaciones de la percepción, Kant abre para la filosofía de la intensidad un problema que es tocado brevemente, la instantaneidad de la actualización intensiva. Esta presencia del tiempo intensivo visto como fugaz es la que ha servido a una filosofía del acontecimiento, “(…) el tiempo del acontecimiento no es el tiempo de la historia. Ni el del calendario. Es un tiempo sin cronología –ni lugar– que no termina de llegar [ocurrir] de otro modo, un tiempo que desafía el tempo hasta el punto de hacerlo imposible” (Derrida, Sussana y Nous 2006: 26). ¿Pero en qué sentido Kant coopera con esta noción del tiempo estrictamente bajo la óptica 27

Cfr Deleuze 2009b: 357

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del acontecimiento?, veremos que no es un problema forzado sino un hilo cuya madeja permite su fuga, nuevamente es menester referirnos a las “Anticipaciones de la percepción” para desarrollar esta sección. Se rescata un tercer concepto que es precisamente estipulado brevemente por Kant en esta sección: “La aprehensión realizada sólo por medio de la sensación se limita a llenar un momento (si no tengo en cuenta la sucesión de varias sensaciones)”28, en suma la aprehensión de una magnitud intensiva es instantánea, es aprendida en el instante, de modo que si en la sección “Axiomas de la intuición” todos los fenómenos mantienen una magnitud extensiva29, su aprehensión se da mediante una síntesis sucesiva30 por agregación31, mientras que la magnitud intensiva, por otro lado, se aprehende en el instante, en una síntesis de coalición32. Si toda realidad en el campo fenoménico posee una magnitud intensiva (un grado), esta se da en lo que Kant llamará momento: “Adoptamos este nombre debido a que el grado designa simplemente una magnitud cuya aprehensión no es sucesiva, sino instantánea.”33 La definición del momento no solo subraya distinciones en la aprehensión subjetiva sino disgregaciones entre los mismos principios de extensidad e intensidad que bajo estos términos permanecen independientes34. De este modo, si las matemáticas constituyen magnitudes (quanta) y construcciones de magnitudes como la sustracción, la adición y la extracción35, la intensidad permanecería independiente a estas, en tanto que lo real (inextenso) es una coalición de magnitudes intensivas: “Es decir, lo real fenoménico posee siempre una magnitud, pero una magnitud que no se encuentra en la aprehensión, ya que la aprehensión realizada mediante la mera sensación tiene lugar en un momento, y no a través de múltiples sensaciones y, consiguientemente, no procede desde

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CRP, A167/B209 Ibid B204 30 Respecto al espacio, por ejemplo podríamos afirmar que una porción de tierra tiene una unidad de 40 metros compuesta de partes: 10 + 10 + 10 + 10. Respecto al tiempo, podríamos afirmar que 60 minutos (partes) hacen una hora (unidad) 31 Nota de Kant, CRP, B202 32 Podemos decir “hace 40 grados” y su aprehensión es 40° y no la suma de sus partes, es decir, no aprehendemos 10 + 10 + 10 + 10 grados de sensación sino en la instantaneidad de los 40 grados. 33 CRP, A169 34 “A la magnitud extensiva se enfrenta aquí la magnitud intensiva, a la magnitud de la extensión o de la duración la magnitud de grado, que posee también un valor fijo en lo tocante al diferencial espacio y tiempo” (KvD, p, 214) 35 Ibid, A717/B745 29

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las partes al todo.”36 Sin duda, el momento intensivo kantiano tiene relaciones que habilitan la reflexión sobre el acontecimiento, la brusquedad temporal que somete al sujeto en una aprensión intensiva de lo real sensible. Lo súbito que no prepara a nadie y no deja prever una conciencia o un sentido aún. Citamos a Valery sobre este punto: “Tout événement brusque touche le tout (…)” (Valery 1974 : 1288) Siguiendo a Valery, el sujeto es penetrado por lo inesperado, la instantaneidad kantiana de la aprensión de la intensidad se aplica dentro de la violencia del acontecimiento, el momento kantiano es una pieza que encaja muy bien dentro de la reflexión del evento y su destrucción de la temporalidad y la espacialidad. Cuando esta instantaneidad propia del evento se rompe, se produce entonces lo que llama Kant quanta continua. Si, como precisamos en (i) la intensidad en la sensación posee un grado y, como veíamos en el punto (ii), una magnitud que se aprehende de forma instantánea, queda claro también su capacidad de reducción, de anulación, una fugacidad que tiende a su negación. Un acontecimiento es un momento. La magnitud intensiva representa la multiplicidad continua por aproximación a su propia negación = 0, mientras que la realidad es la manifestación del grado y la cantidad intensiva. Existe pues una cadena continua de múltiples sensaciones intermedias posibles entre la realidad fenoménica y la negación (=0), sensaciones capaces de ser reducidas en cantidades y percepciones pequeñas. Kant llama continuidad a la propiedad de las magnitudes (quantas) cuya parte no resulta, una continuidad en declive (como demostramos en el esquema propuesto ut supra) por insignificante que sea la percepción, la más pequeña posible. En este sentido, se entiende como quanta continua al espacio y tiempo en la medida que: (a) Cada parte se encuentra comprendida por límites, siendo los instantes (y posiciones) comprendidos como demarcadores que definen el espacio y el tiempo desde una intuición. Los límites de lo posible perceptible demarcan los límites de lo posible anticipable. Por otro lado, (b) La síntesis de la imaginación productiva como generadora de magnitudes representa un continuo (progreso) temporal de dichas magnitudes, Kant llama a esto

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Ibid, B210

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magnitudes fluyentes. Es decir, la fluctuación continua de la magnitud intensiva en infinitos grados y que se dan entre el paso de una magnitud = 0 a otra. Las magnitudes de intensidad y extensidad son continuas en la medida que refieren a la intuición como a la mera percepción (sensación-realidad), respectivamente: “Si toda realidad de la percepción posee un grado, hay una infinita escala de grados siempre menores entre él y la negación”37. El acontecimiento intensivo que da pie a su reducción en el discurso, en el pensamiento. Como se ha tratado de señalar, de forma introductoria, los puntos tratados por Kant en “Las anticipaciones de la percepción” resultan ser un punto de apoyo como de discusión para planteamientos sobre la intensidad ya sea desde la ontología como la problemática del lenguaje y el sentido. De este modo, no se toma a Kant como fundamento de la filosofía de la intensidad, fundamento que es menester regresar para seguir nutriendo y reafirmando los principios de una disciplina, sino para debatir, partir, replantear y en algunos casos, dejar. Es bajo este punto de vista que los problemas que deja abierta esta sección (aquí tratados en forma de prolegómenos) permiten aún pensar no en la vigencia de Kant sino en la posibilidad de transformación de la filosofía de acuerdo a su época, adaptabilidad y no estatismo estructural de su principios inviolables por el tiempo. ¿De qué otra forma podríamos pensar una filosofía que dialogue con su tiempo sino en su transformación creativa bajo las coordenadas del mundo, de su temporalidad y espacialidad, de un aquí y ahora?           

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CRP, B214

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