Procesos de bioturbacion en sitios arqueológicos de la Costa central de la provincia de Buenos Aires. El caso del sitio Divisadero Monte 6.

September 6, 2017 | Autor: Verónica Aldazabal | Categoría: Cazadores recolectores
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Descripción

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PROCESOS DE BIOTURBACIÓN EN SITIOS ARQUEOLÓGICOS DE LA COSTA CENTRAL DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES. EL CASO DEL SITIO EL DIVISADERO MONTE 6 Verónica Aldazabal*, Diego Macchi** y Analía García***

* Departamento de Investigaciones Prehistóricas y Arqueológicas. Instituto Multidisciplinario de Historia y Ciencias HumanasConicet. Saavedra 15-5º 1083 Buenos Aires. E-mail: [email protected] ** Departamento de Investigaciones Prehistóricas y Arqueológicas. E-mail: [email protected] ***Departamento de Investigaciones Prehistóricas y Arqueológicas. E-mail: [email protected]

Resumen El objetivo general de este trabajo es evaluar el impacto de los probables procesos de bioturbación en el área de investigación y su incidencia en la integridad del registro arqueológico del sitio Divisadero Monte 6, partido de General Lavalle, provincia de Buenos Aires. Para ello, en esta primera aproximación se integra el conocimiento etológico acerca de los mamíferos fosoriales presentes en el área, con la información arqueológica y estratigráfica recuperada durante la excavación y las observaciones que se efectuaron en montes próximos, aplicando tests estadísticos para analizar semejanzas – diferencias. Se concluye que los factores de bioturbación analizados no produjeron una modificación sustancial del registro. La acción de las raíces, aún siendo abundantes, ha provocado un leve movimiento y fractura de los materiales culturales. De acuerdo con las evaluaciones realizadas, la perturbación provocada por los mamíferos fosoriales no es significativa como se asumió al iniciar las excavaciones.

Abstract This paper focus in the evaluation of the probable bioturbation processes in the research area and its impact on the integrity of the archaeological record of the archeological site “Divisadero Monte 6”, located at General Lavalle, Buenos Aires province. To this end, in this first approach we integrate behavioral knowledge about the fossorial mammals to stratigraphic and archaeological data and contemporaneous information recovered in nearby hills, applying statistical tests to analyze similarities - differences.The action of roots, while plentiful, caused only a slight movement of cultural remains. According to what is has been observed, there is not a significant displacement of the archeological remains caused by fossorial mammals as it was assumed at the beginning of excavations. It is concluded that the analyzed bioturbation factors did not produce a substantial modification of the archeological record. Keywords: Pampa Deprimida – bioturbation - fosorial mammals – sampling tests.

Palabras clave: Pampa deprimida – bioturbación animales cavadores – muestreo. Mamül Mapu: pasado y presente desde la arqueología pampeana, editado por M. Berón, L. Luna, M. Bonomo, C. Montalvo, C. Aranda y M. Carrera Aizpitarte: 215-226. Editorial Libros del Espinillo (Ayacucho, Pcia. de Buenos Aires). ISBN 1666-2105.

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Analía García

Introducción Los estudios sobre procesos de formación naturales de sitios arqueológicos deben focalizarse no sólo en el análisis de factores externos como la erosión o la depositación que afectan el movimiento de artefactos o la superficie y horizontes de suelo, sino también en aquellos factores que se relacionan con las características y acción de la biota (Balek 2002). Por un lado, debemos tener en cuenta que los suelos no se desarrollan como superficies estables o estáticas y que, aunque una superficie geomórfica sea estable, no significa que el suelo sea estático, ya que los procesos internos biomecánicos inciden en su conformación (Atkinson 1957). Por otro, que los procesos de bioturbación provocan, en ocasiones, la acumulación diferencial de artefactos en relación a su tamaño; la mezcla de material cultural de distintos períodos temporales o bien el desplazamiento de éstos en forma horizontal o vertical. Diversos estudios sobre procesos de enterramiento producto de la actividad de animales cavadores (Stein 1983; Erlandson 1984; Mello Araujo y Marcelino 2003) demostraron no sólo la remoción de sedimento, sino también el movimiento de materiales entre niveles, formando montículos o provocando migración de artefactos y ecofactos así como la alteración de estructuras primarias. En el área que presentamos aquí (Figura 1), el sustrato se encuentra afectado por raíces de árboles de pequeño y mediano porte, y por madrigueras de diversos mamíferos. En consecuencia en este trabajo nos propusimos estudiar el impacto de los probables procesos de bioturbación, causados por la actividad de animales cavadores en el área de investigación y su incidencia en la integridad del registro arqueológico del sitio Divisadero Monte 6 (partido de General Lavalle, provincia de Buenos Aires) comparando información etológica en base a bibliografía, observaciones actualísticas efectuadas en la zona y los registros de excavación.

Holoceno Tardío, que conforman zonas más elevadas y mejor drenadas dentro de sectores anegadizos. Estas lomadas presentan especies vegetales variadas y en alta densidad y se constituyen en ambientes muy favorables para la concentración de recursos faunísticos, tanto acuáticos como terrestres, siendo fuentes importantes de alimento, materias primas y combustible (Aldazabal et al. 2004). Durante los últimos años se profundizaron las investigaciones, especialmente de los actuales partidos de General Lavalle y General Madariaga, sondeándose extensos montes de tala (Aldazabal 1996; Aldazabal et al. 2006; Murgo y Aldazabal 2007; Eugenio y Macchi 2007; Aldazabal y Eugenio 2008) y planteándose la excavación del sitio arqueológico Divisadero Monte 6 (Figura 1). Durante las actividades de prospección llevadas a cabo tanto en el interior como fuera de los actuales montes de tala, se registraron indicios de la acción de diversos animales cavadores. El sitio arqueológico tiene por coordenadas geográficas 36°23’17”S y 56°49’13”O, en cota de 2 msnm. Está situado dentro de un monte de tala, sobre una lomada que limita al sur y al oeste con un canal de marea fluvializado. Este curso de agua comunica con las cañadas situadas más al sur y desemboca en la bahía de Samborombón, distante 6.000 m hacia el norte del sitio arqueológico. Asimismo, se encuentra sometido a las fluctuaciones diarias y estacionales de la marea y al aporte de agua dulce que llega de las cañadas del sur, lo que se traduce en variaciones en el grado de salinidad del agua: dulce en el invierno y salobre en verano (Eugenio et al. 2006).

El sitio arqueológico y su entorno

Los suelos incluyen vertisoles en los tendidos altos y bajos; molisoles y entisoles en las lomas que sobresalen en el paisaje, con horizontes de suelos desarrollados a partir de un depósito eólico, por debajo de los cuales se encuentran los sedimentos marinos de las crestas de playa (Aldazabal y Eugenio 2008). El perfil tipo relevado comprende los siguientes niveles:

Las ocupaciones humanas en la Pampa Deprimida, por debajo de la cota de 5 m.s.n.m están estrechamente vinculadas a suelos desarrollados por encima de las crestas de playa formadas durante el

Capa 1: 0-20 cm, Horizonte A, sedimento color gris muy oscuro, con presencia de raíces de gramíneas y de árboles de hasta 3 cm de diámetro. Estructura grumosa, textura areno-limosa muy fina.

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Figura 1. Ubicación del área de trabajo.

Consistencia compacta. Presencia de restos arqueológicos en la parte media-basal. Capa 2: 20 – 35/40 cm, Horizonte AC, color castaño oscuro con presencia de raíces de árboles más abundante que en el nivel anterior. Estructura muy débil, en bloques irregulares que lo torna algo friable. La textura es areno-limosa muy fina; menos compacto. Presenta restos arqueológicos en la parte superior. De este nivel se obtuvo un fechado sobre restos de carbón con una edad de 540 ± 60 años AP (LP1687). Capa 3: 35/40 – 40/50 cm, Horizonte C, color castaño, débil estructura edáfica que se rompe en bloques angulares pequeños. La textura es arenosa fina y presenta raíces de gramíneas y de árboles de menor sección que en el nivel anterior.

Capa 4: 45/50 – 118 cm, color castaño amarillento claro. Presencia de raíces finas en la parte superior; no se observa estructura edáfica. Se intercalan finos detritos de conchilla en toda la capa. La textura es arenosa y entre los 70 cm y 1 m de profundidad aparecen conchillas aisladas Entre los 105 y 118 cm, se observa una mayor densidad, conformando en algunos sectores una lente de conchilla concentrada, de 2 a 3 cm de espesor. De esta profundidad se obtuvo un fechado radiocarbónico, sobre valvas marinas que arrojó una edad de 2190 ± 60 años C-14 AP; edad corregida por efecto de reservorio marino 1790 ± 60 años AP (LP 1676). Capa 5: 118 - 128 cm, nivel de arcilla con valvas y raíces.

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Capa 6: 128 - 180 cm, nivel de arena con conchilla similar a la capa 4. Las capas 1 a 3 corresponden a un depósito eólico, sobre el cual se desarrolló el suelo actual. Los materiales arqueológicos provienen de la base de la capa 1 y parte superior de la capa 2. Las capas 4 a 6 corresponden a un depósito de cresta de playa o cordón litoral (Figura 2). Las especies arbóreas presentes tanto en el sitio como en los montes próximos son el tala (Celtis tala), coronillo (Scutia boxifolia), espinillo (Acacia caven),

Figura 2. Perfil de suelo. Sitio arqueológico Divisadero Monte 6.

sombra de toro (Jodina rombifolia), molle (Schinus longifolius), sauco (Sambuctus australis) y ombú (Phytolacca dioica) (Brown 1988; Aldazabal et al. 2004). Relevamientos realizados en el sector bajo estudio - una reserva faunística - registraron 39 especies de peces, siete de anfibios, 231 de aves y 31 de mamíferos, entre los que cabe mencionar venado (Ozotoceros bezoarticus), coipo (Myocastor coipus), mulita (Dasypus

hybridus), peludo (Chaetophractus villosus), tucu tucu (Ctenomys talarum) y varias especies de microroedores. En los cañadones o bañados que se intercalan con estos montes suelen verse abundantes aves y entre las terrestres podemos destacar al ñandú (Rhea americana). En el arroyo que limita los montes hacia el sudoeste del sitio arqueológico llegan especies de peces como la corvina negra (Pogonias cromis), la lisa (Mugil lisa) y el pejerrey (Odontesthes bonariensis) (Aldazabal et al. 2007; Bogan 2007; Fernández et al. 2004). Cabe resaltar que en la zona donde se han hecho las observaciones, los montes de tala (incluido el del sitio arqueológico) están en un campo ganadero, muy próximos a la reserva natural Campos del Tuyú de la Fundación Vida Silvestre, donde se ha tratado de no modificar las condiciones naturales originales. Esto nos permite hacer observaciones menos sesgadas y más cercanas a lo que ha ocurrido con la flora y fauna en el pasado. Con respecto a la actividad de animales fosoriales es importante destacar que no se combate a los roedores por no considerárselos plaga, dado que no afectan la actividad productiva. Los trabajos recientes en el sitio nos permiten definirlo como un campamento de actividades múltiples. La ocupación fue datada en 540 años AP, posterior al retiro del mar, fechado en aproximadamente 1800 años AP. El nivel arqueológico se concentra entre los 17 y 25 cm de profundidad respecto del nivel de suelo actual. Entre el material arqueológico recuperado, podemos señalar la presencia de cerámica incisa, corrugada y con engobe rojo. El material lítico, está representado por instrumentos tallados de pequeñas dimensiones, puntas de proyectil, lascas pequeñas y escasos artefactos de molienda pulidos. Además se han registrado cuatro estructuras de combustión, y es importante la presencia de restos de venado y de diferentes especies de peces y roedores, quemados y sin quemar (Eugenio et al. 2006; Aldazabal et al. 2007; Silveira et al. 2008).

Metodología Las primeras prospecciones llevadas a cabo en los montes del área en la que se halló el sitio Divisadero Monte 6, contemplaron además del planteo de

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Figura 3. Área de los montes y madrigueras relevadas.

sondeos, la inspección de sectores donde el sedimento fue removido por la acción de raíces y de animales cavadores, dejando en exposición material cultural. Por lo tanto, los trabajos de excavación se planificaron tomando en cuenta: • Posible remoción mecánica de los materiales del suelo y mezcla de sedimento, provocando desplazamiento horizontal y/o vertical del material cultural. • Transporte de materia orgánica bajo la superficie del suelo ocasionada por la acción de mamíferos cavadores. • Alteración parcial o general de la integridad estratigráfica. A fin de estimar el grado de perturbación del registro, y evaluar el impacto potencial de la acción de los animales fosoriales en el pasado y, asumiendo condiciones ambientales similares a las actuales, fueron relevados tres montes denominados 6, 7 y 8. Los

montes 7 y 8 distan 100 m y 500 m hacia el noroeste, respectivamente, del monte 6, donde se efectuaron excavaciones extensivas (Figura 3). Una vez delineado el perímetro de los montes, mediante brújula y GPS, se efectuó la reconstrucción poligonal del contorno y se definieron transectas paralelas al eje longitudinal S-N de los montes. Sobre esta línea, se definieron puntos que constituyeron la coordenada central a partir de la cual se delimitaron áreas de 15 m de radio donde se cuantificaron y se registraron en un plano las madrigueras detectadas. Se establecieron 14 unidades de muestreo en el monte 6, otras 14 en el monte 7 y 8 unidades en el monte 8. Este método permitió establecer dos muestras por cada área relevada. La primera, entre 0 y 10 m (Muestra 1) que se utilizó como muestra comparativa y sobre la cual se efectuaron todos los cálculos, y la segunda, tomada como muestra de control, entre 10 y 15 m (Muestra 2).

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Con el objetivo de identificar la existencia de patrones en la distribución espacial de las madrigueras, los datos fueron registrados en un plano y se trabajaron como patrones de puntos (Illian et al. 2008). Sobre las muestras recabadas se aplicaron diversos análisis estadísticos. En primer lugar, a fin de testear si el grupo de datos proviene de una misma población, se verificó la distribución de madrigueras en los tres montes mediante el test de Kruskal-Wallis y Mann-Whitney (Siegel y Castellan 1988), teniendo en cuenta que las poblaciones estudiadas podrían provenir de varias especies diferentes de animales fosoriales. A continuación, para calcular la tendencia de posibles madrigueras en áreas no relevadas, se aplicó el método geoestadístico Kriging (Burgues y Webster 1980), que posibilita la interpolación a sectores no muestreados comparándose posteriormente los resultados, con la muestra de control, es decir con la Muestra 2. Por último, se analizó la frecuencia de ocurrencia de estos eventos de bioturbación a través del test de Kolgomorov-Smirnov (Ebert y Kholer 1988), ajustándose a la distribución teórica más probable. Los resultados se compararon con los registros estratigráficos obtenidos tanto en los sondeos como en la excavación del sitio arqueológico Divisadero Monte 6 a fin de considerar la continuidad de los patrones en forma diacrónica.

Aspectos eto-ecológicos de especies fosoriales actuales Entre los roedores, tomamos como tipo al tucu-tucu Ctenomys sp. Son animales pequeños cuyo peso oscila entre los 150 y 1.000 gr según la especie (Altuna 1983) y de hábitos herbívoros. Viven entre 22 y 25 meses, aunque algunos pueden llegar a los 3 años de edad (Malizia 1998). Realizan largas galerías subterráneas a escasa profundidad (entre 15 y 30 cm) que en muchas ocasiones se ramifican, haciendo allí sus nidos, donde alimentan y protegen a sus crías. Los diámetros de las mismas exceden muy poco el diámetro del animal (Altuna 1983). Tanto en los nidos como en los túneles pueden encontrarse gran can-

tidad de vegetales secos cortados y heces. Sus salidas al exterior son en búsqueda de comida y pueden ser simples o presentar domos de sedimento superficial removido que suelen abarcar hasta 1 m de diámetro (Contreras 1970, 1973; Jackson 1989; Altuna et al. 1999). Según Jackson (1989), los representantes de la mayoría de las especies tienen una vida solitaria, ocupando su propio sistema de túneles, aunque algunas especies viven en pequeñas colonias (Altuna 1983). Además, en un estudio acerca de poblaciones de Ctenomys talarum, Marinho y Freitas (2006) sugirieron que estos animales serían sedentarios y que sólo los individuos juveniles presentan una relativa movilidad (por lo que pueden habitar un mismo sector por períodos prolongados). El tipo de suelo es un factor limitante para los representantes del género Ctenomys, ya que las madrigueras suelen estar ubicadas en suelos limo arenosos, bien drenados y con una buena biomasa vegetal (Malizia 1998), entre los que prefieren para su consumo Bromus unioloides (Justo et al. 2003). La necesidad de estos animales de mantener un microclima y de evitar la sobreacumulación de dióxido de carbono en las madrigueras, lleva a que los tapones de la entrada deban ser de sedimentos porosos ya que es necesaria una buena circulación de aire en la superficie, por esto, evitan sectores con mucha vegetación. Además, existe una relación entre el sobrepastoreo por ganado y el aumento de los tucu-tucu en un área. El pisoteo del ganado reduce la cubierta vegetal y aumenta la circulación de aire, mejorando el terreno para que hagan sus galerías. Estudios realizados en Villarino (provincia. de Buenos Aires) mostraron que estos animales consumen la cubierta vegetal en superficie y las raíces, aumentando el riesgo de erosión, calculando que pueden movilizar entre 15 y 30 toneladas de tierra por hectárea en un año (Jackson 1989). Por otro lado, Justo et al. (2003) evaluaron la densidad de animales por hectárea en dos sectores de ambiente similar al investigado, estimando 207 individuos en Magdalena y sólo 67 individuos en Mar de Cobo. Respecto a los armadillos, las dos especies más comunes en el área son Dasypus hybridus y Chaetophractus villosus, vulgarmente llamados mulitas y pe-

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Relevamiento superficial de madrigueras

Área relevada total (%)

Monte 6

8430

92

58

30

88

Monte 7

7900

195

77

20

97

Monte 8

6060

135

55

15

70

Sector de excavación

63

1

-

-

100

Sector de sondeos

39

2

-

-

13

Madrigueras

Zona relevada

Área relevada Muestra 2 (%)

Los relevamientos efectuados en los tres montes, resultaron en las mencionadas unidades de muestreo Dado que el lugar marcado como punto de origen de la unidad de muestreo muchas veces coincidió con un árbol (en pie o caído) se procedió al corrimiento del mismo. En cada una de estas unidades se registró planimétricamente la distribución espacial de las bocas dando como resultado los valores descriptos en la Tabla 1.

Área relevada Muestra 1 (%)

La alimentación de los armadillos es variada: los peludos, durante el invierno, basan la mitad de su dieta en materia de origen vegetal, mientras que la mayor parte del año se alimentan principalmente de insectos y otros invertebrados, algunos vertebrados pequeños y de carroña. Comen vegetales, ratones, lagartijas e insectos, también osan sobre los restos de animales muertos para comer los pequeños insectos que se alimentan allí, por esto es común recuperar restos faunísticos alrededor de sus cuevas, ya que construyen la madriguera cerca de cadáveres de animales (Bonino 1986; Vignaroli 2005). Asimismo, pueden distribuirse en hábitats secos donde otros armadillos no podrían desarrollarse, debido a que son bastante independientes de los alimentos suculentos y a que pueden subsistir con dietas bajas en agua (Olocco Diz et al. 2006). Las mulitas son también animales omnívoros, sin embargo en su ingesta predominan alimentos relativamente blandos como invertebrados, pequeños vertebrados, huevos, frutas, tubérculos, raíces y hongos. En zonas tropicales un alto porcentaje de su dieta está compuesto por hormigas y termitas. Un estudio del contenido estomacal de ejemplares de mulita del área pampeana mostró gran cantidad de larvas de escarabajos, mariposas, hormigas, lombrices y en menor cantidad se hallaron lagartijas, restos de vegetales, cás-

caras de huevo y, muy escasamente, milpiés, moluscos y roedores recién nacidos (Fauna Argentina 34).

Superficie total (m2)

ludos, respectivamente. Alcanzan un peso promedio de 2 kg. No permanecen siempre en el mismo lugar, sin embargo donde excavan construyen una madriguera (Parera 2002). Las madrigueras construidas por estos armadillos pueden ser identificadas a partir de la forma de la boca de entrada. Las mulitas realizan cuevas cilíndricas y en el caso de los peludos, la entrada es semicircular. Suelen ser de gran tamaño, en ocasiones ramificadas, alcanzando entre 18 a 25 cm de diámetro y con una extensión que va de los 60 cm a los 4,5 m de largo. El tipo de suelo condiciona el tamaño de las mismas. La profundidad media es de 50 cm, en tierras arenosas y blandas, pero pueden superar los 2 m. Por lo general en suelos más compactos las madrigueras alcanzan menor longitud, ya que estos animales prefieren ambientes con suelos arenosos, bien drenados, pero con la suficiente firmeza como para evitar el desmoronamiento de los túneles. Además suelen estar ubicadas en lugares tranquilos y cercanos a fuentes de agua o en áreas de vegetación densa de mediana altura, que sirve de protección (Fauna Argentina 34; Mello Araujo y Marcelino 2003;Vignaroli 2005).

Tabla 1. Cantidad de madrigueras y áreas relevadas.

A fin de constatar la existencia de patrones en la distribución espacial de las madrigueras, los datos fueron registrados en un plano y se trabajaron como patrones de puntos, sometiendo las observaciones a diversos tests estadísticos. Los resultados de la aplicación del test de Kruskal-Wallis (k=3, p=0,018) y Mann-Whitney (p6,7=0,047; p6,8=0,06; p7,8=0,472 con df=1 y p
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