Procesos de acomodación lingüística de la inmigración latinoamericana en Madrid - Isabel Molina Martos

August 19, 2017 | Autor: L. Revista de Lin... | Categoría: Dialectology, Sociolinguistics, Communication Accomodation Theory, Linguistic variation and change
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Descripción

Procesos de acomodación lingüística de la inmigración latinoamericana en Madrid* Isabel Molina Martos En este estudio se ha analizado la posición del colectivo de emigrantes latinoamericanos residentes en Madrid ante un cambio lingüístico universal que afecta al sistema de cortesía. Se han examinado las actitudes lingüísticas de los latinoamericanos ante la cortesía de los madrileños y se han contrastado sus actitudes con su comportamiento lingüístico ante el desplazamiento del eje del poder y su progresiva sustitución por el de la solidaridad. Los resultados ilustran el patrón de acomodación lingüística a la comunidad receptora que es característico de la asimilación social y cultural en la que desembocan los procesos migratorios. Linguistic accommodation processes of the Latin American immigration in Madrid. This study analyzes the response of Latin American immigrants living in Madrid to a universal linguistic change affecting the system of politeness. We examine the linguistic attitudes of this group towards the politeness system of the native population of Madrid and later, we contrast these attitudes with the group's linguistic behaviour, as immigrants experience a shift away from the power axis and towards its progressive replacement with a solidarity axis. The results illustrate a pattern of linguistic accommodation to the receiving community, which characterizes the social and cultural assimilation associated with migratory processes. Palabras claves: sociolingüística, cambio lingüístico, emigración, convergencia y divergencia, dialectos en contacto.

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Lengua y migración 2:2 (2010), 27-48 ISSN : 1889-5425. © Universidad de Alcalá

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Isabel Molina Martos

1. Introducción: contacto dialectal urbano y cambio lingüístico

de hablar de su comunidad; comparten, en suma, los mismos modelos sociolingüísticos.

En estas páginas estudiaré el modo en que se producen algunos casos de acomodación lingüística por parte de la inmigración latinoamericana que reside en Madrid. Plantearé el tema desde la perspectiva de:

Un ejemplo cercano de comunidad de habla es la madrileña. Los madrileños, tanto los que residen en la capital como en las grandes localidades urbanas de la periferia (Getafe, Fuenlabrada, Móstoles, Alcorcón, Alcalá de Henares, San Fernando, etc.), componen una misma comunidad de habla porque, aunque su forma de hablar varía de acuerdo a sus diferentes características sociales, comparten valoraciones en cuanto a los procesos lingüísticos de los que tienen conciencia. Valoran de manera semejante hechos ampliamente difundidos en la región, como son la relajación de la –s en final de sílaba (mohcas, lah casas), la elisión de la dental intervocálica (cansao, sentao) o el creciente desarrollo del laísmo en la comunidad, entre otros fenómenos variables actualmente activos. Pero lo importante no es tanto que hagan las mismas o parecidas valoraciones, como que sus usos sean coherentes con esas valoraciones. Pongamos por ejemplo la relajación de la –s, que se valora como un hecho ajeno o negativo, propio de los emigrantes meridionales que llegaron a Madrid durante el siglo XX y se establecieron en la periferia de la ciudad como emigrantes económicos a la búsqueda de una mejora social. Los madrileños pueden llegar a identificar esa pronunciación con un grupo social con el que no quieren identificarse; la consecuencia es una reducción de la relajación en el conjunto de la comunidad madrileña, que fue cuantificada por Martín Butragueño (2003) en la población inmigrante española de Getafe. El comportamiento en relación a la –s de españoles que llegaron a Getafe en los años 60 y 70 revelaba un patrón de hipercorrección con una reposición de la –s más acusada entre los hijos de inmigrantes meridionales españoles que entre los propios madrileños.

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la sociolingüística variacionista, centrada en el estudio de las comunidades de habla urbanas; el contacto dialectal y el cambio lingüístico (Trudgill 1986, Kerswill 1996); la teoría de la acomodación (Giles 1984).

1.1. Las ciudades y el cambio lingüístico Las ciudades son escenarios donde confluyen hechos sociales relevantes para investigar los mecanismos innovadores de la lengua. En los grandes centros urbanos se reúnen hablantes de variada procedencia, desplazados allí por las posibilidades de ascenso y movilidad social; en las ciudades se concentran los poderes político, administrativo e institucional, y sus residentes encuentran mejores perspectivas de acceso a la educación, al tiempo que ven aumentado su horizonte profesional. El dinamismo social que es característico de las ciudades tiene su reflejo en la evolución lingüística. En paralelo a los cambios sociales, políticos o económicos que experimentan las grandes metrópolis, la innovación lingüística también se origina y se difunde desde las ciudades. Junto a otros factores, la inmigración incide en la transformación de las ciudades en todas sus dimensiones, incluida la lingüística, porque desencadena el contacto entre distintas comunidades lingüísticas y distintas comunidades de habla.

1.2. Comunidades de habla en contacto

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El conjunto de todos los hablantes de una lengua en un momento y en un territorio determinados forma una comunidad lingüística, al tiempo que cada comunidad lingüística se compone de multitud de comunidades de habla. La comunidad de habla está formada por un conjunto de hablantes que comparten al menos una lengua, además de una serie de normas y valores de naturaleza sociolingüística acerca de esa lengua; comparten las mismas actitudes lingüísticas, las mismas reglas de uso, los mismos criterios a la hora de valorar socialmente las formas específicas

La comunidad de habla madrileña

Dos comunidades de habla en contacto: Madrid y Ciudad de México Por otra parte, los miembros de una comunidad de habla son capaces de reconocerse entre sí porque comparten opinión sobre lo que es vulgar, lo que es familiar, lo que es incorrecto, lo que es arcaizante o anticuado, etc. Desde este punto de vista, los hispanohablantes de Ciudad de México y de Madrid, por ejemplo, hablan la misma lengua, pero pertenecen a comunidades de habla diferentes. Una de las parcelas de la lengua en la que las valoraciones de mexicanos y madrileños es diferente es la conceptualización de la cortesía. Las diferencias se extienden al conjunto de la comunidad porque todos los mexicanos lo perciben de manera semejante, si bien en unos niveles sociales son más acusadas que en otros.

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El uso de expresiones disfémicas (juramentos, insultos, interjecciones) por parte de los españoles es uno de los rasgos que choca con los esquemas de cortesía mexicanos. Obviamente, el disfemismo también se emplea en la comunidad de habla mexicana, pero lo característico en España es la altura social que alcanza. Según lo percibe el mexicano, el madrileño medio no cuida suficientemente la imagen positiva de su interlocutor cuando habla porque no emplea un tono suave y afectuoso, se mantiene distante, eleva demasiado la voz y utiliza un lenguaje descortés que para ellos es antinormativo; en suma, el madrileño es percibido como descortés por los mexicanos, como ha señalado Dinorah Pesqueira en su investigación sobre inmigrantes mexicanos en Madrid (Pesqueira 2006). Así pues, los miembros de una comunidad de habla producen su discurso de acuerdo con normas y valores compartidos, de manera que cuando en la comunicación intervienen miembros de varias comunidades de habla, sus distintas normas y valores chocan con las expectativas conversacionales.

meras etapas de su estancia. La sociolingüística muestra que las innovaciones lingüísticas habitualmente se difunden desde esas posiciones periféricas de la red social (Milroy y Milroy 1985, Penny 2000: 112); en la situación que voy a describir, el contacto tiene lugar entre individuos inmigrantes latinoamericanos vinculados a la red social madrileña por lazos sociales generalmente débiles.

1.3. La acomodación lingüística Por eso los contactos entre hablantes de comunidades de habla diferentes provocan cambios, bien en el sentido de una convergencia con el interlocutor, bien en el de la divergencia, buscando distanciarse del otro mediante una forma de hablar distinta. Ambas opciones, la convergencia y la divergencia, buscan la consecución de objetivos comunicativos. Las razones por las que el hablante decide mantener una conducta convergente con el interlocutor son variadas, por ejemplo, mejorar la eficacia de la comunicación, obtener la aprobación social del oyente o mantener las identidades sociales positivas. Los fines que se persiguen cuando la conducta que mantiene el hablante con su interlocutor es divergente son opuestos: los hablantes acentúan sus diferencias lingüísticas a fin de mantener la distancia social con quienes consideran que no son parte del propio grupo social.

1.4. Las redes sociales y el cambio lingüístico

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Según indican algunos estudios sobre los efectos del contacto dialectal, los movimientos de población suponen el abandono y la ruptura de lazos fuertes con la comunidad de origen, lo cual favorece el cambio lingüístico. Si imaginamos la comunidad de habla como una gran red social, la posición de los inmigrantes dentro de esta red es periférica en cuanto a que el número de relaciones sociales que mantiene el inmigrante con la comunidad receptora por lo general es escaso, al menos durante las pri-

2. Latinoamericanos en Madrid: datos sociológicos y demográficos En las dos últimas décadas, se ha multiplicado la población en Madrid por la afluencia de inmigrantes procedentes de África, Europa del Este, Asia y, principalmente, Latinoamérica: casi la mitad de la población foránea que ha recibido la región es de origen latinoamericano. La confluencia de hablantes de distintas variedades del español que entran en contacto con la variedad castellana del centro peninsular permite aventurar que surgirán innovaciones lingüísticas y se acelerarán otras ya presentes en la lengua española. El cambio social que ha provocado esta oleada de inmigración ha sido profundo y sobre todo vertiginoso: si en 1998 la inmigración representaba el 0,9% de la población, sólo ocho años después, en 2006, el porcentaje se eleva al 7%, lo que significa que cerca de un millón y medio de inmigrantes se ha incorporado a la sociedad española en un espacio de tiempo muy breve (datos del INE). La inmigración no tiene una distribución equilibrada por todo el país; se concentra en las áreas de mayor pujanza económica: Madrid, Cataluña, Navarra, La Rioja, Baleares y Murcia. Solamente Madrid ha llegado a recibir en diferentes momentos hasta el 21% de la inmigración económica nacional de manera que, hoy día, uno de cada seis madrileños es extranjero y ha llegado recientemente. Por otro lado, actualmente España es el segundo país del mundo receptor de inmigrantes latinoamericanos, después de EE.UU. (Malamud, Otero, Encina y Sandell 2006). Este colectivo tiene la posibilidad de nacionalizarse en España recuperando la ciudadanía de los antepasados que emigraron a América Latina a fines del siglo XIX y durante la primera mitad del XX. Actualmente, ha conseguido la nacionalidad española cerca de un tercio de los residentes de ese origen. La actitud que se ha suscitado entre los españoles es positiva, probablemente por las afinidades lingüísticas y culturales y, en muchos casos, por el reconocimiento del papel de los países americanos que fueron destino de emigración económica y política de los españoles durante el siglo XX. Por estas razo-

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nes y otras, la comunidad latinoamericana se siente más próxima a la española que a las de otros orígenes.

mención de temas tabúes, entre otros (cf. Brown y Levinson 1987: 6569).

3. Procesos de acomodación lingüística de la inmigración latinoamericana en Madrid

Las comunidades lingüísticas amplias -como la hispanohablanteincluyen una diversidad de “imágenes básicas”, con sus propios ideales de cortesía. Aquí nos interesará la manera en que la comunidad latinoamericana de Madrid percibe la imagen básica de los madrileños y las consecuencias que tienen en la comunicación las diferencias entre madrileños y latinoamericanos. Es preciso aclarar que el grupo de latinoamericanos que compone la muestra objeto de estudio es de procedencia social y geográfica muy diversa y por lo tanto pertenece a comunidades de habla diferentes; sin embargo, una primera ojeada a los datos revela una actitud generalizada de rechazo hacia la cortesía española sin importar cuál sea el país de origen. Comprobaremos si es posible afirmar que los latinoamericanos comparten en alguna medida una imagen básica contrapuesta a la española.

En este contexto socioeconómico, se están produciendo diversos procesos de acomodación de la inmigración latinoamericana con los madrileños. Aquí me detendré en dos de ellos: la acomodación a la cortesía de los madrileños y la acomodación a su sistema pronominal. Se trata de dos aspectos de la lengua muy sensibles al cambio que no se pueden eludir en la interacción cotidiana, se modifican siguiendo patrones semejantes a los que siguen las modas o las opiniones y representan uno de los ejemplos más claros de relación entre estructura social y lenguaje (Martín Butragueño 2010: 63).

3.1. La cortesía, un regulador social La cortesía es una herramienta fundamental para mantener el orden social, que es condición previa a la cooperación humana (Brown y Levinson 1987); se define como el conjunto de normas sociales que cada sociedad establece para regular el comportamiento adecuado de sus miembros. Desde la pragmática se define como un conjunto de estrategias conversacionales destinadas a evitar o a mitigar conflictos entre los hablantes. El clásico estudio de Brown y Levinson (1987) sigue siendo el punto de partida para analizar la cortesía; su teoría se construye en torno al concepto de imagen (face), ligado a las ideas que las sociedades desarrollan acerca de la naturaleza del ser social: el honor, la virtud o la vergüenza. La imagen tiene dos dimensiones, positiva y negativa:

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1. La imagen negativa determina la libertad de acción individual frente a la imposición; reclama el propio territorio y preserva al individuo de no sufrir imposiciones por parte de los otros. Amenazan la imagen negativa del oyente los actos que impiden su libertad de acción: las órdenes, peticiones, consejos, amenazas, advertencias o desafíos. 2. La imagen positiva es la imagen o personalidad que los interlocutores reclaman para sí mismos; refleja el deseo de recibir aprobación y aprecio por parte de los demás. Supone una amenaza a la imagen positiva del oyente todo aquello que indica que el hablante no tiene en cuenta sus sentimientos o deseos: la expresión de crítica, desprecio o queja; las acusaciones, los insultos, las expresiones irreverentes o la

3.2. Las formas de tratamiento El segundo aspecto que se ha analizado, las formas pronominales de tratamiento referidas a una segunda persona (vos, tú o usted), son una parte del sistema de cortesía. En este nivel de nuestro sistema pronominal, hay una innovación lingüística, activa desde hace tiempo, que es reflejo del cambio que han experimentado las relaciones sociales al pasar de relaciones basadas en el poder a relaciones solidarias. Este cambio se considera un universal lingüístico pues se está produciendo en muchas otras lenguas occidentales (Brown y Gilman 1960). En lo que se refiere a la lengua española, el cambio es patente en todo el mundo hispánico; en general, se ha acelerado a lo largo del siglo XX, si bien, en cada una de las comunidades de habla hispana se encuentra en fases diferentes, de acuerdo al ritmo con que avanza el progreso social y las sociedades se tornan más igualitarias. Los colectivos latinoamericanos que han llegado como inmigrantes a Madrid se encuentran con que la comunidad de habla receptora es favorable al tuteo y al trato simétrico. En la sociedad madrileña, el tuteo simétrico está ampliamente difundido en una etapa que desde la perspectiva del cambio lingüístico se considera avanzada. En sus comienzos, la innovación era urbana y estaba liderada por los jóvenes, pero hoy día ya se puede hablar de cambio comunitario, porque afecta en mayor o menor medida a todas las generaciones, de forma regular y a lo largo del tiempo, y ha desarrollado variación estilística. Ante esta realidad, los inmigrantes hispanos que llegan a Madrid tienen que realizar actos de acomodación lingüística que los separan de la

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propia comunidad de origen, pues se tienen que adaptar a un área dialectal nueva y ajustar una parte de su sistema pronominal, al mismo tiempo que su propio sistema pronominal también está cambiando en su comunidad de origen. La yuxtaposición de estas dos circunstancias puede favorecer una consecución más rápida del cambio y reforzar las posibilidades de convergencia con la comunidad receptora, pues aquí las diferencias no se refieren a la adopción de formas nuevas, sino a un ajuste de rasgos que los hablantes ya han venido realizando a lo largo de su vida. En algunos casos, el cambio puede llegar a ser abrupto porque afectaría al grupo, como lo demuestra el abandono casi completo por parte de los hijos de sus rasgos originales, característico de los procesos de desdialectalización (Martín Butragueño 2003: 42).

riores de acomodación lingüística. De nuestros 25 informadores, el 60% planea quedarse en España y el 40% prefiere volver, proporciones que son un reflejo de la realidad, pues más de la mitad de los inmigrantes de este origen planea no retornar. Los matrimonios entre latinoamericanos y españoles y el nacimiento de los hijos en España se han contemplado como índices de integración. Se espera que aquellos que se han casado con un(a) español(a) y los que tienen hijos ya nacidos en España aportarán índices de acomodación lingüística superiores a los demás. En la muestra, el 24% no tiene pareja, mientras que el 76% que sí la tiene se divide entre los que están emparejados con un latinoamericano (64%) y los emparejados con un español (12%). En cuanto a los hijos, el 44% no los tiene, mientras que el otro 56% restante se divide, a partes iguales, entre los que tienen hijos viviendo con ellos en España que nacieron en Latinoamérica (28%) y los que tienen hijos ya nacidos aquí (28%).

4. Los latinoamericanos en Madrid: aspectos metodológicos de la investigación

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Para este estudio entrevisté a 25 latinoamericanos de diferentes países con residencia en Madrid. He considerado nueve variables extralingüísticas: , , , , , , , , < hijos españoles>. Se han considerado tres : bajo: estudios primarios; medio: estudios secundarios; y alto: estudios superiores; cuatro : 1. hasta 14 años; 2. 20-34 años; 3. 35-54 años; 4. más de 55 años; la , que se considera separadamente del , se deduce de dos factores: el y la ; se distinguen cuatro : 1. Bajo, 2. Mediobajo, 3. Medio, 4. Medio-alto, distribuidos de forma equilibrada en la muestra: bajo 24%; medio-bajo 24%; medio 28%; medio-alto 24%. En la muestra hay representadas ocho nacionalidades distintas: Argentina 28%; Colombia 16%; República Dominicana 16%; Ecuador 12%; México 12%; Venezuela 8%; Perú 4% y Chile 4%. Además de las cinco variables extralingüísticas mencionadas, se han tenido en cuenta otras cuatro referidas a circunstancias específicas de la inmigración: el parece un factor determinante en el desarrollo de la acomodación lingüística. Se establecieron cuatro grupos: hasta un año de residencia (20%); de 2 a 5 años (36%); de 6 a 9 años 24% (24%); más de 10 años (20%); la concentración de informantes en los tres primeros grupos es un reflejo del referido fenómeno de inmigración masiva. Los o retornar al país de origen también se han tenido en cuenta por considerar que quienes desean permanecer en el país receptor probablemente vayan a aportar índices supe-

5. Los resultados: la cortesía madrileña y su sistema de tratamientos 5.1. Valoraciones acerca de la cortesía madrileña Los 25 informantes respondieron a un cuestionario con una parte de preguntas abiertas acerca de sus actitudes y creencias lingüísticas sobre la cortesía y el habla de Madrid: 1.-¿Quiénes le parecen más corteses, los españoles o los de su país de origen?¿En qué aspectos del lenguaje o de la comunicación en general encuentra más diferencias de cortesía? 2.-¿Qué le parece el español que se habla en Madrid? ¿Qué diferencias encuentra entre el habla de Madrid y la de su lugar de origen? 3.-¿Ha cambiado su forma de hablar desde que vive en Madrid? ¿En qué sentido? 4.-¿Cómo prefiere que hablen sus hijos (como en Madrid o como en su país de origen)? El objetivo era llegar a conocer cuáles son las concepciones básicas de los hablantes sobre lo que es el trato verbal cortés o descortés. A la pregunta, ¿Quiénes te parecen más corteses, los españoles o los de tu país de origen?, tanto hombres (70%) como mujeres (75%) consideran que hay más cortesía en su país de origen. ¿En qué aspectos del lenguaje o de la comunicación en general encuentran más diferencias de cortesía?, ¿qué convenciones sociocultu-

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rales de su código no coinciden con las madrileñas y se interpretan como transgresiones? En general, las mujeres perciben como descorteses a los madrileños por razones relativas a la cortesía positiva. Para ellas, los madrileños son “fríos” y “distantes” en el trato cotidiano y, como equiparan cortesía y afecto, interpretan como descortés la distancia que ponen los españoles cuando hablan con desconocidos. Varias mujeres mencionaron que el latinoamericano es más conversador, traba conversación más fácilmente, mientras que el español mantiene la distancia. La impresión de frialdad se apoya en la entonación, que les resulta “dura”, desafecta, muy distinta de las entonaciones americanas, cualquiera de las cuales les parece más afectuosa y cercana. Algunas mujeres hicieron referencia al volumen de voz, que también interpretan como grosero: “los españoles hablan muy fuerte”. Ambas características, la entonación y el volumen de voz, les llevan a percibir a los madrileños como agresivos. El uso de disfemismos entre los españoles es otro de los rasgos que choca con la cortesía de los latinoamericanos. Ellos también los emplean pero la diferencia radica en la extensión social que alcanza en Madrid, donde puede llegar a oírse tanto en jóvenes como en mayores, en las clases altas medias y bajas o en hombres y en mujeres. La mujer latinoamericana cuando habla con españoles aprecia inmediatamente el tono seco y distante, con un elevado número de expresiones disfémicas y concluye que los madrileños no cuidan suficientemente la imagen positiva de su interlocutor al hablar y por ello los interpretan como descorteses. Esta mala evaluación no impide, sin embargo, que algunas latinoamericanas que llevan tiempo residiendo en España hayan comenzado un proceso de convergencia con la cortesía española y, aunque siguen prefiriendo el trato de su país de origen, en algunos casos comienzan a percibir su cultura como “excesivamente servil” en aspectos como el empleo de ciertas formas de tratamiento (su merced, señorita, doctora) o en los saludos1. Por su parte, los hombres entrevistados también interpretaron como descortés el tono de voz, que de nuevo les resulta violento, agresivo. Los rasgos descorteses que llaman la atención de los hombres latinoamericanos también son los que amenazan la imagen positiva del otro: los malos modales, la falta de respeto, la poca amabilidad, la ausencia o escasez de fórmulas rituales de cortesía como por favor, salud, cuando alguien estornuda, o permiso al pasar junto a alguien. El discurso del madrileño es demasiado directo, carente de atenuaciones, las cosas se dicen tan frontal y directamente que resulta agresivo; incluso alguno toma esa falta de tacto por atolondramiento, “dificultad para ubicarse en las distintas situaciones”. Los hombres latinoamericanos de esta muestra no mencionan el lenguaje disfémico, pero en cambio

sí señalan la brusquedad con que se trata a los niños, a los que incluso se insulta, cosa que no sucede en su país. Nuestro análisis indica que las diferencias entre la cortesía española y la latinoamericana radican especialmente en la manera de gestionar potenciales amenazas a la imagen positiva. En algunos estudios se ha afirmado que la cortesía positiva es un rasgo preponderante en las culturas mediterráneas (Sifianou 1992), pero cuando se compara a los españoles con las comunidades latinoamericanas, nos encontramos con que la cultura de cortesía positiva de los españoles no satisface a los latinoamericanos. Otros estudios de contraste entre España y América apuntan en el mismo sentido: los venezolanos se caracterizan por pertenecer a una cultura de cortesía positiva, donde las reglas a seguir son, por este orden, primero: “sé amigable” y después “impone”, una forma de cortesía que se califica como “solidaria” (Bolívar y Álvarez 2004: 170). Asimismo, en un estudio que comparaba mexicanos y españoles, se vio que los primeros ponen el énfasis en salvaguardar la imagen positiva del interlocutor, mientras que los españoles valoran más la espontaneidad y la libre expresión, y se permiten más fácilmente exponer su punto de vista sin reparar demasiado en si esto les enfrenta a sus interlocutores; el afecto y la deferencia hacia los demás no se expresan tan abiertamente (Curcó y de Fina 2002: 107). Si entre los estereotipos que circulan en México acerca de los españoles está la idea de que son personas directas y frontales en la interacción, y que no son suficientemente corteses, por su parte los españoles perciben a los mexicanos como excesivamente amables, demasiado indirectos e incluso artificiales y falsos. De manera semejante, los costarricenses consideran la cortesía desde una perspectiva socio-afectiva con independencia del tipo de interacción que se realice. Todos los comportamientos que componen su ideal de cortesía se articulan sobre el eje de la solidaridad, entendida como humanidad hacia el otro: ser sensible, ser humano, ser “gente” es un valor que está en la base de la imagen básica de cortesía de los costarricenses (Murillo 2004, 2005). Parece pues, que no es suficiente representar el sistema de cortesía de una comunidad de habla en términos de cultura de cortesía predominantemente positiva o negativa, pues tal caracterización no da cuenta de las diferencias de grado entre comunidades que, como las hispanohablantes, difieren entre sí pese a basarse todas ellas en sistemas de cortesía positiva. “Actuar con cortesía es usar el lenguaje de manera apropiada”, por eso a continuación se les preguntó por sus actitudes ante el habla de los madrileños: ¿Qué le parece el español que se habla en Madrid? ¿Qué diferencias encuentra entre el habla de Madrid y la de su lugar de origen?

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Buena parte de las respuestas revela que la forma de hablar codifica la cortesía, lo que explica que también la mayor parte de las mujeres entrevistadas prefieran el español de su país de origen (58%) porque allí “hablan con más respeto”; los tratamientos son más corteses en América Latina que en España: allí la mayoría se trata de usted y aquí es de tú (amenaza a la imagen positiva del interlocutor); el madrileño es grosero pues utiliza con frecuencia expresiones disfémicas como: me cago en la leche/ me cago en Dios/ me cago en tu madre (amenaza a la imagen positiva del interlocutor). Varias informantes comentan el impacto que les causó oír ese tipo de expresiones: la primera vez “no podía ni moverme del sitio”, “me causó un impacto terrible”. La forma de hablar se percibe como seca, cortante: “al hablar los españoles parece que están peleando y gritando mucho y manoteando” (amenaza a la imagen positiva del interlocutor) y además, el español “es concreto, demasiado directo” (amenaza a la imagen positiva del interlocutor), mientras que los latinoamericanos son más “vuelteros”, dicen ellas mismas. Todos los rasgos lingüísticos que se interpretan como descorteses suponen una amenaza a la imagen positiva del interlocutor. Sólo en dos casos se justificó la evaluación negativa del habla madrileña con argumentos lingüísticos: valoran negativamente el laísmo madrileño; algunas comentaron que “se cometen errores gramaticales” y que los madrileños “creen que hablan mejor de lo que efectivamente hablan”, pero en general, “hablar mal” para ellas significa sobre todo ser descortés. Entre los hombres, la valoración del habla madrileña es más positiva que entre las mujeres: sólo el 31% dice que no le gusta cómo se habla en la capital española y las razones que se aducen son principalmente gramaticales, y no tanto de cortesía. Los hombres también consideran que se habla con exceso de confianza y demasiado directamente, pero sobre todo mencionaron aspectos lingüísticos como el tono, que encuentran “duro, feo; crudo; imperativo”; la pronunciación: algunos dijeron que los madrileños “no abren bien la boca para hablar”, que “hay poca modulación”; o que se habla “atropellado, confuso”; la aspiración de –s no les gusta y les llama la atención “lo mal que en España se pronuncian los anglicismos”; varios de ellos señalaron redundancias gramaticales como: sube para arriba, baja para abajo, el empleo de dos preposiciones seguidas: voy a por o el laísmo.

los hombres, acusan más el choque cultural que ellos. Ahora bien, tal vez en contra de lo que cabría esperar, las mujeres manifiestan un patrón de convergencia con los usos madrileños superior al de los hombres. A las preguntas: ¿Ha cambiado tu forma de hablar desde que vives en España? ¿En qué sentido? ¿Cómo quieres que hablen tus hijos (como en España o como en su país de origen)? todas afirman haber cambiado su forma de hablar en convergencia con los usos españoles2. En algunos casos, consideran el cambio negativo y a su pesar porque creen necesario adaptarse al lugar donde viven. Algunas afirman haber hecho cambios que no les gustan: “sí, ahora soy más borde”, “hablo más duro”, “no soy tan suave como antes”, “he cambiado a peor”, “he perdido los diminutivos”, “Sí he cambiado mucho, ahora soy más seca, más ordinaria, distante”, incluso algunas mencionan que por esos cambios ahora reciben críticas en sus países de origen. Por encima de las valoraciones está la necesidad de adaptarse a la nueva sociedad, asimilarse en la cortesía y en la lengua, pues todas sin excepción perciben que la asimilación lingüística les reportará ventajas sociales. Esta actitud se traslada a los hijos: quienes los tienen prefieren que o bien hablen como en España o bien manejen ambas variedades preservando la cortesía del país de origen. En cambio, entre los hombres la necesidad de cambiar la forma de hablar o sus maneras no es tan importante como entre las mujeres: el 61% afirma haber cambiado en algún sentido, frente al 39% que dice hablar igual que antes. Pero lo más importante es que quienes sostienen haber cambiado sólo mencionan cambios gramaticales y en ningún caso estrategias de cortesía: se acomodan distinguiendo la s/z o modificando algunas palabras porque a veces no los entienden, aunque creen que es “por mala leche”, que en el fondo sí los entienden, y ellos se acomodan para “no darles motivos”. También los hombres prefieren mayoritariamente (66%) que sus hijos hablen como en España “para que no tengan problemas en la redacción, uso de preposiciones y conjunciones o en la conjugación de los verbos”; “porque se están criando aquí”; “es más conveniente para hablar con sus amiguitos”; o “para que no suponga un motivo de rechazo en la escuela”.

5.1.1. Patrones de convergencia

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Se observa, pues, que la percepción que tienen las mujeres del habla madrileña está más mediatizada por las diferencias de cortesía que la de

5.2. Resultados sobre formas de tratamiento 5.2.1. Actitudes ante las formas de tratamiento Tras la parte de actitudes, el cuestionario incluye una larga serie de preguntas cerradas orientadas a fijar cuál es el sistema de tratamientos que los hablantes latinoamericanos utilizan en cada ámbito comunicativo. Aquí presentaré los datos de una pequeña parte del cuestionario relativa al uso pronominal3. Para realizar la comparación con las formas de trata-

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miento de los madrileños me remito a los datos obtenidos sobre esta cuestión en dos trabajos anteriores (Molina 1993, 2002).

hablante, mayor la proporción de tuteo y viceversa, los mayores prefieren usted (cf. Gráfico 1):

-¿En general cómo prefiere que lo/a traten? Tú

Usted

Depende de quién

Le da igual

68%

8%

12%

12%

Tabla 1 Como se muestra en la tabla 1, la mayoría prefiere el tuteo. La correlación de respuestas y variables sociales indica una actitud positiva hacia la innovación, que aparece muy marcada (82%) en las dos generaciones intermedias (20-34 años y 35-54 años) y disminuye drásticamente a partir de los 55 años (40%). La preferencia por el tuteo de los dos grupos de edad mayoritarios en la inmigración indica una predisposición a la convergencia con los madrileños. Los grupos sociales más favorables a la innovación lingüística son las mujeres, los hablantes más instruidos y la clase media-alta. -¿Si lo tutean, usted tutea?… ¿y si le hablan de usted, responde del mismo modo? La pregunta busca determinar si se prefieren los usos simétricos [+solidarios] o los asimétricos [-solidarios], representando los primeros una etapa más avanzada de la innovación. Los jóvenes madrileños se posicionan a favor de la simetría, pero entre los latinoamericanos hay equilibrio entre los que prefieren un tratamiento recíproco (56%) y los que se decantan por el trato asimétrico (40%). -¿Qué forma de tratamiento utiliza más: tú, usted, sumercé, vos, etc.? Tú

Usted

Vos

56%

28%

16% Tabla 2

La forma más empleada es tú, seguida de usted y de vos; este último pronombre es ajeno al español peninsular. Cuanto más joven es el 40

Gráfico 1. Usos pronominales y edad Existe una correlación entre el deseo de permanecer en el país y el tuteo (60%) y el deseo de volver al país de origen y el uso del usted (50%). Tener una pareja o un hijo español también favorece la elección del tú como forma principal de tratamiento. En segundo lugar, se trató de determinar qué características del interlocutor condicionan la elección pronominal con la pregunta ¿A qué personas tutea o trata de usted? Como en el grupo de control madrileño, para los latinoamericanos es determinante la edad del interlocutor (el 34% mencionó este factor); también se tiene en cuenta que se trate de un desconocido (17%) o de alguien que ocupe una posición superior en la escala social (17%). Los hablantes de instrucción media son más conservadores que los de instrucción alta. Los primeros no tutearían a todo el mundo en ningún caso y el 38% trata siempre o casi siempre de usted a todos. Los de instrucción superior, en cambio, tutean siempre en el 9% de los casos y tratan de usted a todo el mundo el 14% de los casos. Las mujeres son más innovadoras en este sentido; hay más mujeres que tuteen siempre y a la inversa, más hombres que mujeres que traten de usted a todos. El tuteo también está estratificado por niveles sociales: sólo es general en hablantes de clase media-alta y media. Inversamente, sólo en las clases media-baja y baja encontramos hablantes que digan emplear siempre usted. Por países, los argentinos son los más innovadores: tutearía a todo el mundo el 33% mientras que ninguno de ellos haría lo mismo con usted, lo que en cambio sí sucede en el resto de las nacionalidades: ecuatorianos (50%), dominicanos (50%), venezolanos (50%), colombianos

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(17%) y mexicanos (17%). Tener pareja o hijos españoles aumenta el tuteo.

Los países más apartados de los usos madrileños son, por este orden: la República Dominicana, Argentina, Colombia y Ecuador; son más próximos Perú, Venezuela y México. También aquí ha resultado determinante tener una pareja o un hijo español, pues ambas circunstancias claramente favorecen la convergencia lingüística.

-¿Varía el tratamiento de acuerdo con la edad de las personas, ¿si son niños, por ejemplo?, ¿y si son de su edad?, ¿y si son mayores? El 100% de los entrevistados contesta que sí. El 84% aclara que emplea tratamientos más respetuosos si se trata de una persona mayor (usted u otras formas de respeto) y el 4% señala que el trato es diferente si habla con niños. 5.2.2. Tratamiento familiar: padre / madre, hija(o), hermana(o), esposa(o), tía(o), sobrina(o), prima(o), abuela(o) Partimos del supuesto de que en el entorno familiar será donde haya menos convergencia con el habla madrileña y más lealtad hacia las formas del país de origen. En Madrid es categórico el tuteo con cualquiera de los miembros de la familia, con independencia de su edad o grado de parentesco. Para el análisis de los tratamientos de los latinoamericanos se ha medido si hay una coincidencia total con los madrileños (= convergencia total), parcial (= convergencia parcial) o si no coinciden en la mayor parte de los casos (= divergencia). Vistos en su conjunto, los resultados muestran una importante divergencia respecto a los madrileños: hasta un 60% de las respuestas apuntan en este sentido, frente al 40% que indican una convergencia parcial o total. La divergencia aumenta con la edad y se manifiesta más en las mujeres (75%) que en los hombres (46%). Existe una relación entre instrucción alta y convergencia e instrucción baja y divergencia, como se muestra en el Gráfico 2.

5.2.3. Otro tipo de relaciones: pareja sentimental, amiga(o), conocida(o), vecina(o), desconocida(o) Entre los madrileños nadie trataría de tú a todos los interlocutores por los que aquí se pregunta, pero sí, y de forma categórica, a la pareja sentimental, a los amigos y a los conocidos. El tuteo con vecinos y desconocidos depende de la edad: se tutea a los jóvenes y se trata de usted a los mayores. Los latinoamericanos, por su parte, han dado las siguientes respuestas: “trato de tú a todo el mundo” (divergente con Madrid); “trato de usted a todo el mundo” (divergente con Madrid); “trato de usted a desconocidos” (convergente con Madrid); “trato de usted a amigos” (divergente con Madrid); “trato de usted a conocidos” (divergente con Madrid); “trato de usted a vecinos” (convergente con Madrid). Estos resultados se han ordenado en una escala de mayor a menor grado de conocimiento, de manera que mientras menos se conoce al interlocutor, más se emplea usted y viceversa: relación de pareja 0% < amigos 4% < conocidos 15% < vecinos 33% < desconocidos 40%. La comunidad latinoamericana maneja un patrón convergente con la comunidad de habla madrileña, en el que solo los índices de tuteo están ligeramente por debajo de los madrileños. Los más convergentes son el grupo de los que tienen entre 35 y 54 años, las mujeres y la clase mediaalta. El Gráfico 3 muestra la relación entre edad y uso de usted en el colectivo latinoamericano:

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Gráfico 2. Instrucción e índices de convergencia/divergencia

Gráfico 3. Edad y uso de usted

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Inversamente, también son las mujeres y la clase media-alta quienes más se apartan de la comunidad latinoamericana en las relaciones con la pareja, con los amigos y con los conocidos, con quienes se utiliza exclusivamente el tuteo, pero con interlocutores menos cercanos -como los vecinos-, el uso de usted es posible y aumenta hasta casi el 60% cuando se trata de desconocidos (cf. Gráfico 4).

y con el profesor; al jefe, el 60% de las mujeres lo trata de usted frente al 35% de los hombres; y con una empleada de servicio, el tuteo es general. Los latinoamericanos siguen un patrón de elección semejante al de los madrileños: con el conjunto de estos interlocutores lo más común es seleccionar el pronombre usted. Con el jefe, el médico, el profesor, o el cura se establece un trato asimétrico porque se interpretan como relaciones de poder. Puede establecerse una gradación según la posición social de esas figuras y el empleo de usted por parte de los latinoamericanos: empleado de servicio 56% < el que despacha en tienda 64% < jefe 72% < médico 80% y profesor 80% < conductor de autobús 84% < cura 92%.

Gráfico 4. Clase social y uso de usted En las relaciones no familiares los países más convergentes con el grupo de control madrileño son Argentina, Venezuela y Perú, y los más divergentes, la República Dominicana, Colombia, Ecuador, México y Chile. El tiempo de residencia influye en la elección pronominal: los que han vivido en Madrid menos de un año son más divergentes que los que residen en la capital desde hace más tiempo. 5.2.4. ¿A qué personas tutea o trata de usted: médico, profesor, jefe, cura/ pastor/ rabino, empleado de servicio, conductor de un autobús, el que despacha en una tienda? Con estos interlocutores la elección pronominal en la muestra madrileña queda determinada por la profesión, la posición social, por las marcas [+persona mayor], [+desconocido] y en algunos casos por el registro [+formal] de la situación comunicativa, de manera que la posibilidad de que un madrileño seleccione usted depende de esas cuatro variables, y especialmente si el hablante es una mujer, pues éstas usan formas más respetuosas con personas de distinto nivel social. Para el conjunto de la muestra madrileña predomina usted en el trato con el médico, con el cura 44

Gráfico 5. Porcentajes totales de usted y tú con todos los interlocutores Como en Madrid, la elección está determinada por el hecho de que el interlocutor sea [+desconocido], [+mayor]; así se explica que al conductor del autobús, un desconocido, se le trate de usted el 84% de las veces, mientras que con el que despacha en una tienda el porcentaje baja al 64% o hasta el 56% con el empleado de servicio, porque ambos son [+conocidos]. En comparación con los porcentajes de Madrid el servicio doméstico recibe de los latinoamericanos un trato más distante (56% de uso de usted en los latinoamericanos frente al tuteo generalizado de los madrileños) y lo mismo sucede con las tradicionales ‘figuras de respeto’: el jefe, el médico, el profesor y el cura, todos son tratados de usted con más frecuencia por los latinoamericanos que por los madrileños. Al poner en correlación la elección pronominal y las variables sociales, se percibe la tensión social que dirige el cambio en ambos grupos. Entre los latinoamericanos, la convergencia con los madrileños es lidera45

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da por las mujeres y la clase media-alta. El proyecto de quedarse en España o volver al país de origen son determinantes en la elección con todos los interlocutores: los que piensan quedarse reducen el uso del pronombre usted, mientras que los que van a volver mantienen los índices más altos de ese tratamiento.

ral. Adoptan, en suma, una posición más práctica que los hombres, pues saben que una mayor asimilación a la comunidad receptora podrá reportarles ventajas sociales a ellas y a sus familias. No se cumple, por tanto, entre las mujeres de este colectivo, el principio laboviano según el cual “ante las variables sociolingüísticas estables, las mujeres muestran una tasa más baja de variantes estigmatizadas y una tasa más alta de variantes prestigiosas que los hombres”. Este principio se suspende cuando el grupo se encuentra en una situación de conflicto lingüístico que le obliga a optar entre su variedad y otra nueva: en estas circunstancias las mujeres escogen aquella que puede serles socialmente más útil, anteponiendo su deseo de ascenso social a la lealtad lingüística con el grupo de origen. La diferencia entre lo que prefieren y lo que finalmente hacen no impide que se hayan erigido en líderes del proceso de acomodación lingüística, que consideran necesario para su integración en la sociedad madrileña.

6. Conclusiones

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Se ha partido de la premisa de que las ciudades son escenarios muy adecuados para el estudio del cambio lingüístico porque en ellas surgen y se difunden innovaciones lingüísticas y se aceleran otros procesos previamente activos en la lengua. La confluencia de ambos hechos en la elección pronominal de segunda persona hacía presuponer una difusión más rápida de esta innovación por parte de la comunidad latinoamericana y reforzar la convergencia con el país receptor. A ello se suma el abandono parcial de las redes de origen por parte de la inmigración que, al ocupar posiciones periféricas en la nueva red social y establecer lazos débiles con la comunidad receptora, está en una situación muy favorable para actuar como difusora de la innovación (cf. Milroy y Milroy 1985). En esta investigación se ha intentado medir si las actitudes lingüísticas de las que partía el grupo de latinoamericanos eran favorables a la convergencia, pero los resultados pusieron de manifiesto una visión negativa tanto del habla madrileña como de la cortesía. A la mayoría no le agrada el habla de Madrid y prácticamente la totalidad hace una valoración más positiva de la cortesía de su país de origen. Todo ello podría llevar a pensar que los latinoamericanos son reacios a la convergencia con el castellano de Madrid pero no es así: el 76% dice haber cambiado su forma de hablar desde que vive en España porque lo considera necesario para integrarse en la nueva sociedad. Los más inclinados a la acomodación lingüística son las mujeres, los hablantes de instrucción alta y el nivel social medio-alto. Este patrón es especialmente acusado entre los que planean quedarse en España, los que se han emparejado con españoles y los que tienen hijos nacidos aquí, lo que significa que la integración social está en relación directa con la convergencia lingüística. Latinoamericanos y españoles siguen criterios comunes en la elección pronominal; es determinante para unos y otros la edad del interlocutor, que sea o no [+conocido] y la posición que ocupa en la escala social. Las mujeres latinoamericanas de nuestra muestra son el grupo social más convergente con los madrileños pese a que sus actitudes hacia ellos son más negativas que entre los hombres. Las mujeres prefieren adaptarse a la nueva sociedad aun cuando esto pueda ser interpretado como deslealtad hacia el grupo de origen o atente contra su identidad sociocultu-

Isabel Molina Martos Departamento de Filología Facultad de Filosofía y Letras Universidad de Alcalá de Henares 28801 - Alcalá de Henares (Madrid) - España [email protected]

Notas * Este trabajo forma parte del proyecto de investigación HUM2007-65602-C07-02. 1 Esta percepción se desarrolla más bien en mujeres del Cono Sur, de nivel de instrucción alto: argentinas, venezolanas, colombianas. 2 La única excepción es una mujer que llevaba solo unos pocos meses en España. 3 No incluyo en este trabajo el análisis de las formas nominales de tratamiento ni los rituales de acceso y cierre, que sí recoge el cuestionario.

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Entre divergencia y acomodación: el caso de los inmigrantes hispanos en Barcelona y Milán Milin Bonomi El presente artículo examina los procesos de acomodación y de divergencia lingüística de los inmigrantes hispanos en Milán y Barcelona. Se analiza el rol de la etnicidad, de la identidad y de la percepción como elementos fundamentales en los fenómenos de convergencia en los contextos de contacto entre variedades de una misma lengua y entre códigos distintos, pero tipológicamente cercanos (italiano y catalán). Finalmente, se analizan los niveles más afectados por la transferencia y la convergencia. Divergence and accommodation: Hispanic immigrants in Barcelona and Milan. This paper examines the accommodation and divergence linguistic dynamics in Hispanic immigrant groups in Milan and Barcelona. We analyze the role of ethnicity, identity and perception, as basic factors for convergence dynamics in situations of contact between varieties of the same languages, and between different, but typologically similar, codes (Italian and Catalan). Eventually, we analyze the linguistic levels most affected by transference and convergence. Palabras claves: acomodación, transferencia, alternancia de códigos, etncidad, percepción.

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Lengua y migración 2:2 (2010), 49-66 ISSN : 1889-5425. © Universidad de Alcalá

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