Procesamiento del guanaco en el sitio Campo Cerda 1 (Piedra Parada, Chubut, Argentina)

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Descripción

Procesamiento del guanaco en el sitio Campo Cerda 1 (Piedra Parada, Chubut, Argentina) Pablo Marcelo Fernández*

Introducción El guanaco (Lama guanicoe) es considerado como un recurso fundamental para los grupos cazadores-recolectores de Patagonia y Tierra del Fuego (Mengoni Goñalons 1983, 1995; Miotti et al. 1 9 8 8). Por consiguiente, las modalidades de su aprovechamiento y los posibles cambios en las estrategias de su explotación son cuestiones tradicionalmente prioritarias en las investigaciones zooarqueológicas de Patagonia (Borrero 1990; Cardich y Miotti 1983; Mengoni Goñalons 1 9 83; Mengoni y Silveira 1976; Miotti et al. 1988 ; Silveira 1 979; entre otros). La discusión de estos temas tiene un rol importante dentro del proyecto que se desarrolla en el área de Piedra Parada (Chubut) del cual forman parte las investigaciones que aquí se presentan. El objetivo general de las investigaciones arqueofaunísticas en esa área es contribuir a la identificación de las estrategias de subsistencia determinando los patrones de aprovechamiento de los recursos faunísticos en los últimos 2.500 años. El objetivo particular de este trabajo es presentar el análisis de los perfiles anatómicos y de las huellas de procesamiento presentes en los restos óseos de guanaco del sitio Campo Cerda 1 (CCe 1). Debido a que los agentes y procesos que operan sobre la formación de los conjuntos óseos son múltiples y complejos (Behrensmeyer 1991; Bonnichsen y Sorg 1989; Lyman 1994), el análisis de los procesos tafonómicos de los conjuntos ha sido definido como un aspecto insoslayable .*Becario del CONICET. Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano. E-mail: [email protected]

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en el estudio de las arqueofaunas (Gifford 1981; Lyman 1987) y han sido incorporados progresivamente en los trabajos arqueofaunísticos desarrollados en Patagonia (Borrero 1988; Lanata 1995; Mena y Jackson 1991; Mengoni Goñalons 1999; Muñoz 1997, entre otros). En el caso de CCe 1 el estudio de la integridad de los conjuntos (sensu Binford 1981) constituyó el paso previo a las consideraciones de carácter económico que aquí se presentan (Fernández 1997 y 1999). En este trabajo, las vías analíticas seleccionadas para el análisis económico son los patrones de representación anatómica y los rastros que dejan sobre la superficie de los huesos las herramientas empleadas en las actividades vinculadas con el aprovechamiento de los productos que ofrece un animal (Shipman 1981), los que serán interpretados en el marco del procesamiento de las presas, este último definido como la creciente desorganización del esqueleto y que abarca el trozamiento primario, el secundario y el final o consumo (Binford 1978; Lyman 1994).

Campo Cerda 1 CCe 1 es un alero ubicado en el valle medio del río Chubut (42° 37' latitud sur y 70° 17' longitud oeste, Figura 1), del cual se han excavado 15 m2. Presenta seis capas 1 arqueológicas (0 a 5), de las cuales dos corresponden a guano suelto y compacto (0 y 1 respectivamente). La capa 2-3 fue fechada en 580±60 años AP y la capa 5 en 1910±80 años AP y 2050±110 años AP (Bellelli 1994). La capa 4 tiene un sedimento compacto y una extensión menor a las otras capas. Su origen ha sido relacionado con un flujo hídrico instantáneo y/o con una acumulación de agua o encharcamiento (Bellelli 1994; Fernández 1997; Morrás y Bellelli 1996). Los restos arqueofaunísticos provienen de las unidades 2-3, 4 y 5. Se trata de 7.166 huesos, de los cuales se han identificado 6.207 especímenes a distintos niveles taxonómicos. El 87,8% corresponde a pequeños vertebrados, mientras que el resto pertenece a guanaco (11,4%) y ñandú -Rbeidae(0,8%). En este trabajo se analiza sólo el subconjunto correspondiente a guanaco, que sumando las tres unidades presenta 707 especímenes.

1 Durante los análisis de integridad (Fernández 1997) éstos fueron reconocidos como unidades de análisis discretas sobre la base de criterios sedimentológicos. Por eso, cuando se hace referencia a los análisis faunísticos se utilizará el término unidad. En los otros casos se mantiene la terminología propuesta por Bellelli (1994).

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Figura 1 : Ubicación del sitio Campo Cerda 1 en Patagonia.

Además de huesos, se recuperaron placas de coraza ósea de dasipódidos, excrementos, pelos, plumas, cáscaras de huevo y el exoesqueleto de varios insectos (estos últimos sólo en la unidad 5). Estas evidencias se encontraron asociadas en la unidad 2-3 a 22 instrumentos líticos (4 puntas de proyectil, 6 filos naturales con rastros complementarios, 4 fragmentos de artefacto bifacial, 1 fragmento de instrumento indiferenciado, 2 artefactos microretocados, 1 artefacto con retoque en bisel oblicuo, 2 fragmentos de núcleo, 1 perforador y 1 mano de molino) y desechos de talla, 1 tiesto cerámico, 4 retocadores de hueso y restos vegetales dispuestos en camadas (Bellelli 1994 y com. pers.). En la unidad 5 se asocian a 15 instrumentos líticos (9 raspadores, 1 fragmento no diferenciado de artefacto, 1 filo natural con rastros complementarios, 1 fragmento de raedera y 3 núcleos), desechos de talla, 1 retocador de hueso y abundantes restos vegetales -incluidas tecnofacturas vegetales y cestería- y cueros cosidos, cortados y con ojales (Bellelli 1 994 ). La preservación de vestigios orgánicos es muy buena y en el caso de los restos faunísticos, el estado de las superficies óseas hace que los conjuntos recuperados resulten particularmente apropiados para discutir una amplia variedad de modificaciones, entre ellas, las producidas por el aprovechamiento humano, el cual parece ser el principal agente involucrado en la formación de los conjuntos de guanaco y ñandú (Fernández 1 9 9 7 y 1 9 9 9 ) .

Metodología Como medidas de abundancia taxonómica se utilizaron el NSP2 y el MNI. Para este último se tomaron como criterios de discriminación el estado de fusión del hueso y la lateralidad. En las estimaciones etarias se consideraron dos categorías amplias, adultos y juveniles. Para definir esta última se utilizaron los elementos no fusionados, siguiendo la metodología descripta en Mengoni Goñalons ( 1 9 9 9 ) . En la cuantificación de partes esqueletarias se calculó el MNE, el MAU y el %MAU. El cálculo del MNE contempló las posibilidades de ensamblaje entre especímenes de cada elemento. Para dar cuenta de la fragmentación se utilizaron fracciones que representaban el porcentaje rela2 NSP (total number of specimens, Grayson 1991: 487), incluye a los especímenes que no pudieron ser adscriptos a un elemento determinado pero que sí fue posible adjudicar a algún taxón.

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F

tivo del hueso completo representado por cada espécimen. El valor de MNE para cada elemento se obtuvo sumando estas fracciones. Este valor se presenta por regiones anatómicas sobre la base del MNE estandarizado (Stiner 1991, 1994).3 Se han determinado seis regiones correspondientes a la cabeza (cráneo, mandíbula e hioides), cuello (atlas, axis y cervicales), esqueleto axial (torácicas, lumbares, costillas, esternebras, sacro y pelvis), pata delantera (escápula, húmero, radioulna), pata trasera (fémur, tibia, astrágalo y calcáneo) y autopodios (metapodios y falanges). El MNE esperado por individuo completo de guanaco, según el criterio empleado aquí, es el resultado de la suma de los subtotales por región anatómica: cabeza 4; cuello 7; esqueleto axial 52, pata delantera 6, pata trasera 6, autopodios 28;4 en total 103 elementos. La interpretación de los resultados obtenidos se realizó en el marco de los modelos de transporte selectivo. A tal fin, la frecuencia relativa de partes esqueletarias fue correlacionada con el índice de utilidad para el guanaco calculado por Borrero (1990 modificado por Lyman 1992) para examinar si las alternativas de transporte selectivo explican el patrón de representación observado en las distintas unidades. Paralelamente, fue calculada la correlación entre frecuencia relativa de partes y la densidad ósea, considerándose los segmentos diafisiarios (Elkin 1995). En el caso de los huesos largos, su frecuencia relativa fue correlacionada con el índice de médula, derivado de los cálculos de la cavidad medular de estos huesos realizados por Mengoni Goñalons (1996) para el guanaco. El objetivo es explorar las modalidades de aprovechamiento de estos huesos en función de la médula y la carne que proveen. Las huellas5 culturales fueron relevadas tomando en cuenta los criterios diagnósticos definidos en la bibliografía (Binford 1981; Blumenschine y Selvaggio 1988; Bunn 1981; Shipman y Rose 1983, entre otros), que contemplan su morfología, distribución y frecuencia. En su determi3

Las regiones anatómicas consideradas difieren de las utilizadas por Stiner (1991) y han sido adecuadas tanto a la especie considerada como a las preguntas planteadas en este trabajo. Para un empleo similar del MNE estandarizado en arqueofaunas de Patagonia ver Muñoz (1997).

4 En los autopodios no se consideran la rótula, los carpianos, los tarsianos y los sesamoideos, mientras que la pelvis y la mandíbula, en la cabeza y en la región axial respectivamente, se tomaron como huesos pares. 5 En este trabajo se emplean dos categorías, corte y percusión. Éstas corresponderían a las huellas corte y raspado y a las de machacado y percusión respectivamente (siguiendo la terminología en castellano de Mengoni Goñalons 1999).

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nación se utilizaron técnicas macro (ojo desnudo) y microscópicas (lupa de mano de 10 aumentos y lupa binocular de 16 aumentos). Los resultados se presentan a través del NSP (Grayson 1991) con y sin huellas. Debido a que otras especies pueden constituir fuentes alternativas de productos, especialmente de grasas (Muñoz 1997) los resultados obtenidos en el análisis de los camélidos serán evaluados en relación con el aprovechamiento de otros taxones. En este trabajo sólo serán considerados los Rheidae, ya que el resto de la arqueofauna presente en el sitio, mayoritariamente compuesta por pequeños vertebrados, es objeto de estudios que están en curso.

Resultados COMPOSICIÓN ANATÓMICA DE LOS CONJUNTOS DE GUANACO La cantidad de elementos identificados es similar en las unidades 2-3 y 5, constituyendo muestras de tamaño comparable, a diferencia del conjunto de la unidad 4 (Tabla 1). En todos los conjuntos se identificaron restos de individuos adultos y juveniles. Los primeros predominan, a excepción de la unidad 4, donde hay un individuo en cada categoría (Tabla 2). Todas las unidades presentan más de un individuo. En el conjunto de la unidad 2-3 se destacan las regiones anatómicas del cuello y los autopodios, mientras que todas las demás se hallan representadas en igual medida. En la unidad 4, se hallan sólo cuatro regiones: cuello, axial, pata delantera y autopodios, todas con un muy bajo nivel de representación. En cambio, en la unidad 5 dominan la cabeza y los autopodios, mientras que el resto de las regiones tienen igual representación, a excepción del cuello que es levemente menor (Figura 2). En el caso de la unidad 4 es necesario considerar dos razones posiblemente relacionadas entre si y que estarían incidiendo en este patrón de representación: el tamaño de la muestra y la mayor resolución6 que presenta la unidad 4 (Fernández 1997).

6

Se llegó a esta conclusión a partir del estudio de los procesos sedimentarios involucrados en la formación de este depósito arqueológico (Bellelli y Morrás 1997, Morrás y Bellelli 1996) y los resultados de los análisis de integridad sobre el conjunto óseo de guanaco (Fernández 1997).

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Tabla 1: Número mínimo de elementos (MNE) de los conjuntos de guanaco de las capas 2-3, 4 y 5 del sitio CCe 1. MNE Cráneo Mandíbula Hioides Atlas Axis Cervicales Torácicas Lumbares Sacro Caudales Vértebras indet. Costillas Esternebras Pelvis Escápula Húmero Radioulna Metacarpo Carpianos Fémur Tibia Astrágalo Calcáneo Rótula Tarsianos Metatarso Metapodios Sesamoideos Falange 1 Falange 2 Falange 3 Falange indet. Totales

Capa 2-3

Capa 4

1 1 1 1 0 8 5 5 0 0 4 3 0 1 1 1 2 2 9 1 1 0 2 0 5 1 6 8 12 12 3 1

0 0 0 0 0 1 1 2 0 0 0 0 0 1 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 1 1 0 0

97

9

Capa 5 6 1 1 0 0 3 14 12 2 1 2 2 1 2 2 2 1 0 2 1 2 0 1 0 2 1 8 5 20 10 5 4 113

En primer lugar, el conjunto de la unidad 4 es notablemente más pequeño que el resto (NSP=14, frente a 360 y 333 de las unidades 2-3 y 5, respectivamente). Segundo, éste conjunto estaría reflejando eventos mucho más discretos que los conjuntos de las unidades 2-3 y 5 que, aun cuando presentan una alta integridad, reflejan palimpsestos producto de sucesivas acumulaciones en un plazo más largo de tiempo. En otras palaProcesamiento del guanaco en el sitio Campo Cerda 1 / 71

Tabla 2: Clases de edad representadas en los conjuntos de guanaco del sitio CCe 1

Capa 2-3 4 5 Totales

Adultos 3 1 7 11

MNI juveniles

Total

1 1 2

5 2 8

4

15

bras, las unidades 2-3 y 5 presentan la variabilidad intrínseca de distintos episodios de predación (Stiner 1994: 231), reflejando un promedio de las elecciones de las partes transportadas hacia los sitios considerados como el destino final de las trayectorias de transporte (Stiner 1993). En consecuencia, estos factores vuelven incomparable con el resto del sitio al conjunto de la unidad 4. Teniendo en cuenta sólo los conjuntos que son pasibles de ser comparados, se observa que todas las regiones anatómicas se hallan presenFigura 2: MNE estandarizado por regiones anatómicas. 1: cabeza, 2: cuello, 3: esqueleto axial, 4: pata delantera, 5: pata trasera, 6: autopodios.

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tes aunque en distintas proporciones: en la unidad 2 - 3 domina el cuello mientras que en la unidad 5 domina la cabeza. En ambas la representación de metapodios y falanges (autopodios) es muy importante. Esta tendencia hacia la representación de elementos con bajo valor de carne asociada es muy significativa. En el caso del cuello, la situación es menos conclusiva, ya que mientras que la parte superior (atlas y axis) tiene un bajo índice, las cervicales presentan un índice de utilidad importante (Borrero 1990 modificado por Lyman 1992). Con la finalidad de comprobar si la anatomía económica habría influido en el transporte de partes se correlacionaron las frecuencias relativas de elementos, expresadas en %MAU, con el índice de utilidad de carne y en el caso de los huesos largos también con el índice de médula. A la vez, fue calculada la correlación entre %MAU y densidad mineral, incluyéndose los fragmentos diafisiarios (Elkin 1995), con el objetivo de obtener una relación más ajustada que contemplara la variabilidad que registran los distintos sectores de los huesos con respecto a esta propiedad. Las unidades 4 y 5 no presentan correlación en ninguna de las relaciones consideradas (Tabla 3) por lo que no es posible explicar el perfil anatómico de estos conjuntos en términos de conservación diferencial o de transporte selectivo. En cambio, en la unidad 2 - 3 la correlación con la densidad mineral es estadísticamente significativa y de carácter positivo aunque la fuerza de la relación es moderada. Con el índice de utilidad es igualmente significativa y moderada pero negativa (Tabla 3). Los resultados de la unidad 2-3 plantean un problema de equifinalidad (clase 1 de Lyman 1994: Figura 7.13) que exige considerar otras líneas de evidencia, como la meteorización y la actividad de los carnívoros. Con respecto a la preservación diferencial mediada por la meteorización, el análisis de integridad realizado lleva a descartar este factor, ya Tabla 3: Coeficiente de correlación (Spearman) entre el %MAU y la densidad ósea (Elkin 1995) y entre el %MAU y el índice de utilidad de carne de guanaco (Borrero 1990). Capa Valor crítico p .05 ±0,30

Densidad ósea* Valor crítico p .05 ±0,31

2-3 4 5

0,45 -0,06 0,06

Indice de utilidad**

-0,43 -0,07 -0,02

* 31 puntos correlacionados ** 28 puntos correlacionados

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que sólo el 9% de los especímenes supera el estadio 1 (Fernández 1997). En ese trabajo se calculó la relación entre la representación de partes y la densidad usando los valores de Elkin y Zanchetta (1991), que no tienen en cuenta las diáfisis de los huesos largos, no constatándose correlación. Los resultados del recálculo realizado a propósito de este trabajo estarían indicando que ciertos procesos han actuado sobre el conjunto afectando diferencialmente a los extremos articulares y a las diáfisis de los huesos largos. En cuanto a la acción de carnívoros, es necesario tener en cuenta que ciertas especies pueden producir conjuntos donde las epífisis aparecen subrepresentadas en relación con las diálisis (Blumenschine 1988; Marean y Spencer 1991). Sin embargo, los estudios actualísticos efectuados sobre los principales carnívoros de Patagonia no dan cuenta de este fenómeno (Borrero 1990, Borrero y Martín 1996, Martín y Borrero 1997) por lo que no podría ser invocado como la causa de la representación diferencial en la unidad 2-3. No obstante, tampoco se ignora que las tasas y los patrones de daños no sólo dependen de la especie involucrada sino también de las propiedades y relaciones ecológicas presentes en cada región, las cuales varían temporalmente (Borrero 1990). Otra posibilidad es que el desbalance entre extremos articulares y diafisiarios sea el resultado de factores de procesamiento de los huesos largos. Ésta es la hipótesis planteada por Mengoni Goñalons (1999) para un caso similar de equifinalidad, la capa 3c del sitio Cerro de los Indios 1. El autor sugiere que la correlación entre densidad mineral y representación de partes podría ser el resultado de un proceso de fragmentación y destrucción importante (Mengoni Goñalons 1999: 208). Esta hipótesis será retomada cuando se discutan las huellas de procesamiento. Al explorar en detalle el perfil anatómico que presentan los huesos largos se observa que, al igual que en el conjunto general, la representación de partes de la unidad 4 no presenta correlación significativa con ninguna de las tres variables consideradas (Tabla 4), mientras que la unidad 2-3 presenta correlaciones significativas en todos los casos: positiva y moderada entre el %MAU y la densidad mineral, y negativa y muy alta entre el %MAU y el índice de carne y el %MAU y el índice de médula (Tabla 4). La unidad 5 sólo presenta una correlación significativa, negativa y alta con el índice de médula. Con respecto a la correlación con la densidad de los huesos largos de la unidad 2-3 caben las mismas consideraciones efectuadas para el conjunto general. En cuanto al significado de las correlaciones negativas Procesamiento del guanaco en el sitio Campo Cerda 1 / 75

Tabla 4: Coeficiente de correlación (Spearman) entre el %MAU y la densidad ósea -MO- (Elkin 1995) y entre el %MAU y el índice de utilidad de carne -IC- (Borrero 1990) y entre el %MAU y la cavidad medular CM (Mengoni Goñalons 1996, 1999) para los huesos largos de guanaco.

Capa

%MAU-DO Valor crítico p . 0 5 ±0 , 4 1

%MAU-IC Valor crítico p.05±0,73

%MAU-CM Valor crítico p.05±0,73

2-3 4 5

0,57p.05 -0,01 p.05 0,04p.05

-0,92 p.05 -0,43p.05 -0,67p.05

-0,92 p.05 -0,52p.05 -0,73 p.05

con los índices de carne y médula (unidad 2 - 3 ) y médula (unidad 5), de acuerdo con Mengoni Goñalons y De Nigris (1999), éstas pueden ser interpretadas como producto de una serie de situaciones alternativas. Se podría estar frente a: 1) un acceso secundario a las carcasas; 2) un problema de perspectiva de monitoreo (Thomas y Mayer 1 9 83 ) ; 3 ) o que las pendientes negativas sean el resultado de circunstancias vinculadas a fuertes restricciones energéticas que habrían determinado el acarreo de partes de menor utilidad, como metapodios y falanges (Mengoni Goñalons y De Nigris 1999). La primera posibilidad puede descartarse sobre la base del elevado grado de desorganización anatómica y la alta frecuencia de huellas (ver más adelante) lo que permite sostener que ambos conjuntos estarían reflejando situaciones de procesamiento y consumo final. La segunda se invalidaría ante la baja proporción de especímenes con marcas de carnívoro y fundamentalmente la distribución de éstas a lo largo del esqueleto. La tercera situación, debe ser entendida en función del modelo de localización y fluctuación de grasas en los mamíferos en general y en el guanaco en particular. En los animales la grasa corporal está vinculada a ciclos de escasez relacionados con varios factores, entre los que pueden citarse el estrés estacional y las actividades reproductivas (Speth 1990) . Frente a estas situaciones se produce la movilización de la grasa corporal que, en la mayoría de los mamíferos, sigue una secuencia relativamente fija, disminuyendo primero la grasa de la espalda, luego la de los depósitos corporales y finalmente la de las cavidades medulares de las extremidades y de la mandíbula. Asimismo, en los huesos largos también sigue una secuencia, empezando generalmente por la grasa medular del húmero y del fémur para seguir progresivamente hacia las reservas más dista76 / EL USO DE LOS CAMÉLIDOS A TRAVÉS DEL TIEMPO

les de las extremidades (Speth 1990: 152). Sin embargo, también se deben considerar otro tipo de tejidos grasos, los llamados estructurales. Éstos se diferencian de la grasa metabolizable (sensu Stiner 1994) en que no se encuentran sujetos a los ciclos de escasez antes mencionados y en que residen principalmente en los órganos de la cabeza y en la médula espinal (Stiner 1994). Dentro de este modelo general el guanaco se caracteriza porque la grasa corporal se ubica principalmente en los huesos largos siendo su carne muy magra (Mengoni Goñalons 1996). Volviendo a CCe 1, el predominio de elementos de "utilidad marginal" puede ser interpretado como el reflejo de restricciones energéticas de tipo estacional, hipótesis que daría cuenta no sólo de la representación por regiones anatómicas (Figura 2) sino también de la relación entre las frecuencias relativas de partes y el índice de utilidad y de médula en la unidad 2-3 y de médula en la unidad 5, indicando la importancia de la obtención de grasas. Una explicación similar proponen Mengoni Goñalons y De Nigris (1999) para el conjunto de la capa 3e de Cerro de los Indios 1. Por otra parte, el predominio del cuello en la unidad 2-3 podría ser discutido en el marco del modelo de localización y fluctuación de grasas. La importancia de esta región no sólo podría ser interpretada a partir del alto contenido de carne asociado a las cervicales sino también en relación con el aprovechamiento de la grasa estructural que posee la médula espinal (Stiner 1994). La obtención de estas grasas implica un mayor esfuerzo de procesamiento y tecnología adecuada para acondicionarla al consumo humano (Stiner 1994). En general, el aprovechamiento no parece ser directo, sino que se lleva a cabo a través del hervido de las vértebras, lo que proporciona no sólo la médula espinal sino también la grasa presente en el tejido trabecular de las mismas (O' Connell et al. 1988, Yellen 1977; 1991). Si bien la consideración de esta sugerencia implica una discusión más amplia, que involucra líneas de evidencia y problemas que no serán desarrollados en este trabajo (por ejemplo, las técnicas culinarias como fuente de variabilidad en el registro arqueofaunístico, De Nigris com. pers.) cabe mencionar que la presencia de cerámica en la unidad 2-3 estaría indicando la disponibilidad potencial de implementos adecuados para este tipo de procesamiento.

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Huellas de procesamiento A continuación se analiza la presencia de huellas en cada uno de los conjuntos de guanaco del sitio, explorándose las concordancias entre esta información y la presentada precedentemente acerca de la composición de los conjuntos. De acuerdo a lo planteado anteriormente se excluirá al conjunto de la unidad 4. En primer lugar, puede observarse que las unidades 2-3 y 5 presentan una proporción importante de huesos con huellas indicando que una significativa cantidad de especímenes registró daños durante el procesamiento (Tabla 5). Asimismo, ambos conjuntos registran una correlación positiva y alta entre el NISP y el NISP con huellas por elemento, indicando que la frecuencia de especímenes con huellas covaría en función del tamaño de la muestra (Lyman 1994). Esto quiere decir que a mayor NISP por elemento, mayor NISP con huellas y viceversa. Para controlar si la correlación observada estaba influida por la fragmentación, se correlacionó el MNE con el NISP con huellas, obteniéndose un resultado similar. Por lo tanto, las diferencias relativas de huellas entre elementos no pueden ser consideradas independientemente de la cantidad de especímenes por elemento. Sin embargo, es posible observar que, si se confecciona un ranking de frecuencias relativas de especímenes con huellas por regiones anatómicas se obtiene una escala ordinal prácticamente idéntica para las dos unidades: la región con la frecuencia más alta es una de las dos patas (delantera en la unidad 2-3 y trasera en la 5) seguida por el cuello, los autopodios, la región axial y finalmente la cabeza.7 Esto estaría indicando que podría existir otra explicación a la correlación observada, quizá producto de la modalidad de procesamiento. Por otra parte, en ambos conjuntos, la frecuencia relativa de especímenes con huellas de corte es más importante en las regiones anatómicas de la cabeza, el cuello y esqueleto axial, mientras que en las patas domina la combinación de huellas de corte y percusión. En los autopodios los especímenes con huellas de percusión son los más frecuentes. Si 7 Hay que tener en cuenta que en la tabla se consideran elementos que tienen muy pocas posibilidades de registrar marcas (como hioides, carpianos, tarsianos y sesamoideos), lo cual tiende a disminuir los porcentajes de especímenes con huellas en las regiones anatómicas de la cabeza y los autopodios. Sin embargo, aun cuando no se los considere en los cálculos, el ranking de las regiones anatómicas no varía.

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Tabla 5: Frecuencias absolutas y relativas de especímenes con huellas de procesamiento en los conjuntos de guanaco del sitio CCe 1. Región

Capa 2-3

Elemento

NSP Cabeza

NSPH

Capa 4 NSP

NSPH

Capa 5 NSP

NSPH

10 2 1

3 (30,0) 0(0,0) 0(0,0)

0 0 0

0(0,0) 0(0,0) 0(0,0)

22 2 1

5(22,7) 0(0,0) 0(0,0)

13

3 (23,1)

0

0(0,0)

25

5(20,0)

1 0 20

1 (100,0) 0(0,0) 11 (55,0)

0 0 1

0(0,0) 0(0,0) 0(0,0)

0 0 13

0(0,0) 0(0,0) 9(69,2)

21

12 (57,1)

1

0(0,0)

13

9(69,2)

14 9 0 0 13 7 0 3

1 (7,1) 4(44,4) 0(0,0) 0(0,0) 0(0,0) 4(57,1) 0(0,0) 2(66,6)

1 0(0,0) 3 2(66,6) 0 0(0,0) 0 0(0,0) 0 0(0,0) 0 0(0,0) 0 0(0,0) 1 0(0,0)

20 8(40,0) 23 14 (60,9) 2 1 (50,0) 1 0(0,0) 6 2 (33,3) 17 9(52,9) 1 1 (100,0) 5 3(60,0)

Subtotal 46 Pata delantera 2 Escápula Hoja Escápula Cav. Glenoidea 0 Húmero proximal 0 Húmero diáfisis 2 Húmero distal 6 Radioulna proximal 6 Radioulna diáfisis 4 Radioulna distal 3

11 (23,9)

5 2 (40,0)

75 38 (50,7)

1 (50,0) 0(0,0) 0(0,0) 1 (50,0) 5 (83,3) 6(100,0) 4(100,0) 0(0,0)

0 0(0,0) 0 0(0,0) 0 0(0,0) 2 2(100,0) 0 0(0,0) 0 0(0,0) 0 0(0,0) 0 0(0,0)

5 2 4 2 9 1 3 0

23

17 (73,9)

2 2 (100,0)

26 23 (88,5)

0 1 0 4 1 3 0 7

0(0,0) 1 (100,0) 0(0,0) 3(75,0) 1 (100,0) 1 (33,3) 0(0,0) 4(57,1)

0 0 0 0 0 0 0 0

0(0,0) 0(0,0) 0(0,0) 0(0,0) 0(0,0) 0(0,0) 0(0,0) 0(0,0)

9 2 1 6 4 3 0 3

16

10 (62,5)

0

0(0,0)

28 26 (92,8)

Cráneo Mandíbula Hioides Subtotal Cuello Atlas Axis Cervicales Subtotal Axial Torácicas Lumbares Sacro Caudales Vértebra indeterminada Costillas Esternebras Pelvis

Subtotal Pata trasera Fémur proximal Fémur diáfisis Fémur distal Tibia proximal Tibia diáfisis Tibia distal Astrágalo Calcáneo Subtotal

5(100,0) 2(100,0) 4(100,0) 2(100,0) 7(77,7) 1 (100,0) 2 (66,6) 0(0,0)

9000,0) 2 (100,0) 1 (100,0) 6(100,0) 4(100,0) 3 (100,0) 0(0,0) 1 (33,3)

Procesamiento del guanaco en el sitio Campo Cerda1 / 79

Tabla 5: Continuación Capa 2-3 NSP NSPH

NSP

Carpianos Metatarso proximal Tarsianos Metapodio proximal Metapodio diáfisis Metapodio distal Sesamoideos Falange 1 Falange 2 3 Falange Falange indeterminada

9 9 3 7 3 23 20 8 28 18 3 3

6(66,6) 1 (11,1) 3(100,0) 1 (14,2) 1 (33,3) 14 (60,8) 10 (50,0) 0(0,0) 7(25,0) 6 (33,3) 0(0,0) 0(0,0)

1 0 0 0 0 1 1 0 2 1 0 0

1 (100,0) 0(0,0) 0(0,0) 0(0,0) 0(0,0) 1 (100,0) 1 (100,0) 0(0,0) 0(0,0) 0(0,0) 0(0,0) 0(0,0)

2 2 3 2 3 22 12 5 45 23 8 12

2(100,0) 0(0,0) 3 (100,0) 0(0,0) 2 (66,6) 17 (77,2) 9(75,0) 0(0,0) 38 (84,4) 10 (43,4) 0(0,0) 4(30,0)

Subtotal Astillas no diagnósticas

134 100

49 (36,6) 29 (29,0)

6 0

3 (50,0) 0(0,0)

139 20

85 (61,1) 16 (80,0)

Total por capa

360

131 (36,4)

14

7(50,0)

333 202 (60.7)

Región Elemento Autopodios Metacarpo proximal

Capa 4

Capa 5 NSPH

NSP

NSPH

se considera al esqueleto apendicular en su conjunto, el porcentaje de huellas de percusión es casi el mismo en las dos unidades (79% en la 2-3 y 75% en la 5), indicando una forma similar de procesamiento. La frecuencia relativa de especímenes que registraron huellas durante el procesamiento, la distribución de los tipos de huellas a lo largo del esqueleto y el alto grado de desorganización anatómica asociado a una importante fragmentación permiten sostener que los dos conjuntos habrían pasado por todos los estadios de procesamiento. Con respecto a las diferencias que presentan ambas unidades, es evidente que los conjuntos se distinguen en la frecuencia relativa de especímenes con huellas -se consideran estas diferencias significativas ya que son conjuntos de tamaño comparable (Fernández 1997). La unidad 5 es la que registra un porcentaje mayor (60%), lo que podría estar indicando una mayor intensidad en el procesamiento. Al mismo tiempo, en esta unidad las huellas de percusión son importantes en todas las regiones anatómicas, constituyendo el 75% de las huellas del esqueleto apendicular (patas y autopodios) y el 52% de las huellas del esqueleto axial (cabeza, cuello y axial) (Tabla 6). Una mayor intensidad en el procesamiento llevaría a esperar un mayor grado de desorganización anatómica y una pérdida relativa de identificabilidad en los especímenes. En ese sentido, 80 / EL USO DE LOS CAMÉLIDOS A TRAVÉS DEL TIEMPO

Tabla 6: Frecuencias absolutas de especímenes por tipo de huella de procesamiento por región anatómica. C= corte; P= percusión; P/C= ambos tipos en un mismo espécimen. 2-3 C

P

4 P/C

C

5 P/C

P

C

P

P/C

Cabeza Cráneo Mandíbula Hioides Subtotales por región

3 0 0

0 0 0

0 0 0

0 0 0

0 0 0

0 0 0

2 0 0

2 0 0

1 0 0

3

0

0

0

0

0

2

2

1

1 0 8

0 0 1

0 0 2

0 0 0

0 0 0

0 0 0

0 0 1

0 0 4

0 0 4

9

1

2

0

0

0

1

4

4

1 3 0 0 0 4 0 1

0 0 0 0 0 0 0 0

0 1 0 0 0 0 0 1

0 2 0 0 0 0 0 0

0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 0 0 0 0 0 0

5 8 0 0 1 6 0 2

1 4 0 0 1 0 1 0

2 2 1 0 0 3 0 1

9

0

2

2

0

0

22

7

9

0 0 0 0 2 3 1 0

1 0 0 0 0 1 0 0

0 0 0 1 3 2 3 0

0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 0 2 0 0 0 0

2 0 2 1 1 0 0 0

3 0 1 0 0 1 0

0 2 1 1 6 0 2

0

0

6

2

9

0

0

2

6

5

12

0

0

0

0

0

0

3

3

3

Cuello Atlas Axis Cervicales Subtotales por región Axial Torácicas Lumbares Sacro Caudales Vértebras indeterminadas Costillas Esternebras Pelvis Subtotales por región Pata delantera Escápula Hoja Escápula Cav. Glenoidea Húmero proximal Húmero diáfisis Húmero distal Radioulna proximal Radioulna diáfisis Radioulna distal Subtotales por región Pata trasera Fémur proximal

Procesamiento del guanaco en el sitio Campo Cerda 1 / 79

2-3

4

5

C

P

P/C

C

P

P/C

C

P

P/C

Fémur diáfisis Fémur distal Tibia proximal Tibia diáfisis Tibia distal Calcáneo

0 0 1 0 0 1

0 0 0 0 1 3

1 0 2 1 0 0

0 0 0 0 0 0

0 0 0 0 0 0

0 0 0 0 0 0

0 1 1 1 0 0

1 0 1 1 0 0

1 0 4 2 3 1

Subtotales por región Autopodios Metacarpo proximal Carpianos Metatarso proximal Tarsianos Metapodio proximal Metapodio diáfisis Metapodio distal Falange 1 Falange 2 Falange 3 Falange indeterminada

2

4

4

0

0

0

6

6

14

0 1 0 0 0 2 2 3 0 0 0

4 0 0 1 1 8 5 0 4 0 0

2 0 3 0 0 4 3 4 2 0 0

0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0

1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0

1 0 1 0 0 3 2 1 2 0 2

1 0 1 0 1 10 4 15 4 0 2

0 0 1 0 1 4 3 13 4 0 0

Subtotales por región

8

23

18

1

1

1

21

38

26

37

30

35

3

1

3

58

62

66

Total general

resulta sugestivo que casi el 20% de los huesos indeterminados8 de esa unidad presenten huellas culturales. En la unidad 2-3 sólo el 36% de los especímenes registran huellas. Las mayores diferencias con la unidad 5 se registran en las regiones axial, pata trasera y autopodios que presentan frecuencias relativas menores (Tabla 5). Con respecto a los tipos de huellas, la proporción de las de percusión -comparado con la unidad 5-es mucho menor en el esqueleto axial (sólo hay dos fragmentos de vértebra cervical con huellas de corte 8

Si bien en el caso de los huesos indeterminados se pierde uno de los criterios para la identificación de las huellas, ya que no se puede determinar su ubicación topográfica, es posible aún contar con la morfología y con el patrón de distribución sobre la superficie del hueso para lograr la determinación. 82 / EL USO DE LOS CAMÉLIDOS A TRAVÉS DEL TIEMPO

y percusión, ver Tabla 6). Probablemente esta diferencia refleje distintas modalidades de procesamiento de esas regiones anatómicas en las dos unidades. En ese sentido, quizá pueda estar relacionado con la utilización de recipientes para la cocción, los cuales permitirían una extracción más eficiente de los productos animales. Al respecto, sólo en la unidad 2-3 se recuperó cerámica. Paralelamente, es posible que el grado de desorganización anatómica, si bien alto, sea menor que el que presenta la unidad 5. Si se considera nuevamente el porcentaje de huesos indeterminados con huellas, éstos llegan sólo al 9%, la mitad que en la unidad 5. A pesar de las diferencias observadas entre los conjuntos de ambas unidades, la información sobre huellas de procesamiento indica un fuerte énfasis en la obtención de grasas. El interés por la obtención de este producto parece ir más allá de los camélidos, tal como puede apreciarse al considerar los datos acerca del procesamiento y representación anatómica de los Rheidae. El análisis de este taxón (Fernández 1999) muestra una representación mayoritaria de elementos de bajo contenido de carne, cuyo único atractivo es la médula. Tanto en la unidad 2-3 como en la 5 los especímenes con huellas son importantes (65% y 45% respectivamente) siendo los huesos distales de los miembros posteriores los que monopolizan las trazas de origen cultural (Tabla 7), presentando mayoritariamente huellas de percusión. Esto ha sido interpretado como una modalidad de procesamiento focalizada en el aprovechamiento de la médula ósea (Fernández 1999). Más allá de las variaciones esperables en función del tamaño y rendimiento económico de ambos animales, tanto la información sobre huellas como sobre la composición anatómica señalan la importancia que tuvo la obtención de grasas, reforzando la imagen de un marco de fuertes restricciones energéticas dentro del cual se habría dado la explotación de estas presas.

Conclusiones El análisis de los perfiles anatómicos y las huellas de procesamiento en los conjuntos de guanaco del sitio permiten establecer una serie de características que comparten los conjuntos de las unidades 2-3 y 5. Éstas son: Procesamiento del guanaco en el sitio Campo Cerda 1 / 83

Tabla 7: Especímenes de Rheidae con huellas culturales. Unidad 2-3 Elemento Mandíbula Esternón Costilla Tibia-tarso Tarso-metatarso Falange 1 Falange 2 Falange 3 Ast. no determinadas Total

NSP 1 0 1 16 5 3 1 4 12 43

Unidad 4

NSP huellas NSP NSP huellas NSP

Unidad 5 NSP huellas

0(0,0) 0(0,0) 0(0,0) 14 (87,5) 4(80,0) 1 (33,3) 0(0,0) 1 (25,0) 9(75,0)

0 0 0 0 0 0 0 0 0

0(0,0 0(0,0) 0(0,0) 0(0,0) 0(0,0) 0(0,0) 0(0,0) 0(0,0) 0(0,0)

0 1 0 4 0 2 0 2 0

0(0,0) 0(0,0) 0(0,0) 4(100,0) 0(0,0) 0(0,0) 0(0,0) 0(0,0) 0(0,0)

29 (67,4)

0

0(0,0)

9

4(44,4)

a) la presencia de todas las regiones anatómicas, pero con el predominio de aquellas que poseen elementos importantes en cuanto a las grasas que proporcionan; b) un aprovechamiento de los huesos largos cuyo objetivo es la obtención de grasas, indicando una fuerte restricción energética; c) la falta de evidencias que permitan sustentar transporte selectivo; d) el haber pasado por todos los estadios de procesamiento; e) una frecuencia de especímenes con huellas atada al tamaño de la muestra; f) una mayor importancia de las huellas de corte en las regiones de la cabeza, el cuello y axial, de la combinación de huellas de percusión y corte en las patas y de las de percusión en los autopodios. Por otra parte, la naturaleza de las diferencias que presentan los conjuntos parece estar relacionada con distintas modalidades de procesamiento: a) en la unidad 2-3, una modalidad caracterizada por una menor intensidad en el procesamiento del esqueleto apendicular y una menor pérdida relativa de identificabilidad, posiblemente asociada a la disponibilidad de recipientes para cocción que permitirían una extracción más eficiente de la grasa de la médula espinal y la del tejido trabecular de las vértebras; b) En la unidad 5, una modalidad de aprovechamiento caracterizado por un procesamiento más intenso asociado a un mayor grado de pérdida relativa de identificabilidad. 84 / EL USO DE LOS CAMÉLIDOS A TRAVÉS DEL TIEMPO

Finalmente, la información proveniente de los Rbeidae refuerza la hipótesis de que el aprovechamiento de las presas se habría realizado en el marco de fuertes restricciones energéticas. Una serie de tareas prioritarias se desprende de estas conclusiones. En primer lugar, establecer la naturaleza de la restricción energética. Se deberán explorar y desarrollar otras líneas de evidencia tendientes a contrastar la hipótesis de que ésta sería de carácter estacional, como se sugiere para otros conjuntos de Patagonia (Mengoni Goñalons y De Nigris 1999). Como alternativa también deberá evaluarse si esta restricción no es la consecuencia de un ambiente con una deficiencia crónica de grasas (Stiner 1994: 226). Puede señalarse que una restricción de esta naturaleza explicaría el patrón observado en los conjuntos de camélidos y ñandú durante el lapso de 1300 años que comprenden las unidades 23 y 5. En segundo lugar, deberá determinarse los alcances de los resultados obtenidos en CCe 1 a partir de la exploración de estas tendencias en una escala regional y macro regional, incluyendo los distintos ambientes presentes en Patagonia. Finalmente, la información arqueofaunística deberá evaluarse a la luz de los resultados obtenidos en el análisis del resto de la evidencia arqueológica del sitio, especialmente la tecnología. El desarrollo de estas tareas permitirá confirmar o descartar las tendencias alcanzadas hasta el momento, así como comenzar a concretar los objetivos de la investigación faunística en el área, posibilitando la discusión de aspectos relacionados, como la movilidad, las estrategias de uso del espacio y la estacionalidad, entre otros.

Agradecimientos A los organizadores y participantes del Segundo Taller de Zooarqueología de Camélidos y a las instituciones que directa o indirectamente contribuyeron con la realización de este trabajo: Fundación Antorchas (a través la beca para Estudiantes Universitarios Destacados en Ciencias y Humanidades 1994-1996), CONICET (Beca Interna de Iniciación 1997-1999) e Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano. También me encuentro en deuda con A. Acosta, C. Bellelli, M. Carballido, M. De Nigris y V Scheinsohn, quienes han realizado sugerencias y comentarios a distintas versiones de este trabajo. No obstante, los conceptos aquí vertidos son de mi exclusiva responsabilidad. Procesamiento del guanaco en el sitio Campo Cerda 1 / 8 5

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