Primeras impresiones en los inicios de Carlos Rojas y su asimilación con Wiedemann

July 17, 2017 | Autor: E. Soto Madriñán | Categoría: Artes plásticas, Plástica, Carlos Rojas, Guillermo Wiedemann
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Descripción

Editada por la pintora y crítica Judith Márquez, y apoyada principalmente por Walter Engel y Marta Traba, los diez y siete la revista independiente pretendía difundir el arte y crítica de arte local en el país y en el extranjero.
Por consulta de fuentes secundarias, se puede considerar como una imprecision geogrpafica por parte del crítico, dado que Rojas efectivamente nació en Facatativá, Cundinamarca.
Walter Engel. "Exposiciones en Bogotá," Plástica No. 3. Bogotá, 1956.
Ibidem,
Figura 1. (anexo)
Ibidem,
Walter Engel, "XI Salón de artistas colombianos," Plástica No. 12, 1958.
Plástica No. 3, op. cit., 11-12
Walter Engel, "Balance Colombia 1957: Índice de Exposiciones", Plástica No. 10, 1958.
Marta Traba, "Artistas colombianos Cecilia Porras y Carlos Rojas," Plástica No. 17. 1959.
Nicolás Gómez. Felipe González. Julián Serna. Carlos Rojas, una visita a sus mundos. Dimensiones Variables. (Museo Nacional de Colombia. Bogotá, Colombia, 2008) 16.

Nicolás Gómez. Felipe Gonzalez. Julián Serna. Carlos Rojas, una visita a sus mundos. Dimensiones Variables. Museo Nacional de Colombia. Bogotá, Colombia, 2008. (pg. 16)
Ibidem.
Figura 2 (anexo)
Figura 3 (anexo)
Ibidem, p. 50

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Primeras impresiones en los inicios de Carlos Rojas y su asimilación con Wiedemann
Carlos Rojas González (Facatativá 1933 — Bogotá 1997) se ubicó en el marco artístico colombiano desde finales de la década del cincuenta hasta finales de los noventa. El desconocimiento por la obra de Rojas en el colectivo social contemporáneo llama la atención y sugerido preguntas sobre si ha sido permanente a lo largo de su trayectoria, o si por el contrario se refiere a una excepción en el ámbito contemporáneo. Con ánimos de responder estas preguntas, este ensayo pretende servir de primer acercamiento historiográfico a la recepción de la obra de Carlos Rojas en el momento en que el joven artista comenzaba a vincularse con el medio artístico en el concepto los locales en los cincuentas.
Durante los primeros años de su carrera como artista, y después de abandonar la arquitectura, a Rojas se le consideró como un joven cercano a las estrategias pictóricas expresionistas y a al alemán nacionalizado en Colombia Guillermo Wiedemann. Siguiendo fuentes primarias, se ilustrará el paralelo entre el alemán y el cundinamarqués a la luz de la crítica a finales de los años cincuenta. Favorablemente, la publicación y desarrollo de Plástica, la primera y más celebrada revista independiente de crítica de arte colombiana, coincide con la trayectoria de Carlos Rojas y establece esta comparación con Wiedemann. Naturalmente, a través del estudio de sus textos —y en la medida de lo posible, de la obra mencionada y vagamente identificada en ellos— se justificará la temprana acogida del artista por parte de figuras influyentes como Walter Engel y Marta Traba. Finalmente se justificará la cercanía de Rojas con Wiedemann en sus tendencias posteriores con el fin de establecer una continuidad conceptual en vista de la ruptura técnica entre ambos artistas.
Hacia 1957, como joven y virtuoso pintor, Carlos Rojas es presentado en un apartado contundente del tercer número de la revista Plástica al exponer por primera vez en la galería bogotana El Callejón. En esta primera publicación, el crítico Walter Engel empieza su reseña de la siguiente manera:
"Nacido en Bogotá hace veintitrés años, educado en Bogotá, actualmente estudiante de la facultad de arquitectura de la Universidad Javeriana, Carlos Rojas logró apropiarse una dicción pictórica muy avanzada, tendiente hacia el expresionismo, de muchos aciertos, y en varios cuadros seductora. ¿Cómo pudo un artista tan joven llegar a semejante desenvoltura progresista, formándose exclusivamente en esta ciudad? Por dos factores. Primero, talento. Segundo, una asombrosa capacidad selectiva para asimilar las influencias afines a su temperamento artístico que se le presentaron aquí mismo, en Bogotá.
En una sección de la revista destinada al sondeo y apreciación de las exposiciones recientes en Bogotá —titulada de la misma forma— Walter Engel incluyó a Carlos Rojas en el repertorio habitual nombrándolo en más de ocho ocasiones. Desde 1957 hasta 1960, según la revista, Rojas expuso obra en una serie de exposiciones como el undécimo Salón Anual de Artistas, las exposición 'Tendencias actuales', muestras de pintura y en la biblioteca Luis Ángel Arango, entre otras. En los textos se hace mención del pintor en muestras colectivas junto con artistas de más alto nivel en el contexto colombiano como Ramírez Villamizar, Negret y otros figurantes como Armando Villegas, Julio Castillo, Julio Fajardo, Omar Rayo, Cecilia Porras, Luis Ángel Rengifo, Luis Fernando Robles entre otros. En la primera ocasión citada, alcanzó a exponer junto con Guillermo Wiedeman. Durante estos años de aparición pública, recibió la crítica de personalidades como Marta Traba, Walter Engel, Casimiro Eiger y Eugenio Barney Cabrera en la cual, además de ser introducido al ámbito artístico colombiano como un estudiante dedicado, talentoso y trabajador, recibió sus primeras comparaciones por su similitud formal y temática con la obra de Guillermo Wiedemann:
Pero la fuente decisiva para la formación del artista [ Rojas] tal como se nos presentó en su exposición es Gillermo Wiedemann, y más exactamente el último periodo de la pintura de Wiedemann. Eso se refiere tanto a la técnica particular, muy líquida e intencionalmente corrida, de las acuarelas como también —y en mayor grado— a los óleos.
La relación estrecha entre las obras del joven artista en este periodo con los retratos de las negras en el chocó se hace visible en una comparación entre el óleo Sin Título de 1956 con Retrato fondo rojo de Wiedemann. Sobre la obra de Rojas, Engel dice que "La casi completa independencia entre línea y color, el empleo simultáneo de ambos elementos, en la construcción del cuadro sin que ninguno de los dos esté subordinado al servicio del otro —todo eso tan característico del estilo actual de Wiedemann— es ampliamente adoptado por Rojas. Cierta predilección por los tonos rojos y las líneas blancas raspadas forman otro rasgo inconfundible.". En la obra de Rojas, la figura en primer plano se compone de una iconografía notablemente similar a la de Wiedemann en sus mujeres; las líneas acercan a una abstracción, y el fondo compuesto a partir de planos de color y manchas difusas rodean al personaje central en un paisaje colorido, contrastando y exótico. En ambas composiciones se ubica a un personaje boceteado en el centro de la tela es quizás el elemento más distinguible en la relación entre Wiedemann y Rojas. Una breve interpretación de Retrato fondo rojo y una reseña de la obra de Wiedemann por Walter Engel en Plástica permite entender la relación entre las obras:
Muchas de las acuarelas recientes ostentan una agresiva audacia en el color. Mas esta no se desvía nunca —ni aún en las hojas de los acordes más fuertes y atrevidos— hacia lo anárquico o lo banal. La Sonora orquestación de los colores no admite ninguna intromisión de estruendos simplemente chillones y ruidosos".
Ahora bien, en términos iconográficos, en "Retrato fondo rojo" de Wiedemann se incluye una figura llevada a la abstracción de la raza negra habitante del pacífico colombiano rodeada de un fondo hecho a partir de coloridos de acuarela difusos y abstractos. Esta obra es un claro ejemplo de cómo el expresionista utiliza el color para dar alusión a los contrastes y colores vivos y exóticos del territorio colombiano, en especial sus zonas selváticas. Un boceto dibujado con la punta de atrás del pincel insinúa la figura de una mujer negra ubicada en un primer plano de frente al espectador, muestra una clara expresión de que a Wiedemann se interesaba por el paisaje tropical que rodeaba la figura dibujada en este.
Sospechosamente, a pesar de que establece una relación entre Wiedemann y Rojas desde que incluye al último en el grupo de artistas a los que comúnmente se refiere, Engel señala distancias por parte de Rojas con el propósito de defender su autonomía plástica. Como veremos, está sesgado de las similitudes visibles apoyado únicamente en el argumento de que Rojas no conocía a su 'maestro':
A pesar de lo anterior, no puede decirse que Carlos Rojas sea imitador de Wiedemann. Es un ecléctico de indudable talento, un aprovechado alumno que ni siquiera conoce personalmente a su maestro. (A lo menos no lo conoció al inaugurar la exposición). Por el momento, los pronósticos serían prematuros. Estamos esperando el desarrollo del pintor con atenta curiosidad. Carlos Rojas quemó todas las etapas que recorrieron en ardua lucha artistas de la talla de Enrique Grau o Wiedemann, y comienza donde otros están después de un largo proceso de maduración. ¿Alcanzarán sus fuerzas para seguir adelante en semejante altura? Sólo sus obras futuras nos darán la respuesta. ('El Callejón')".
En otra oportunidad, en Plástica numero diez, es más industrioso incluso señalando total autonomía con lo la referencia que hemos establecido como un claro e inocente punto de partida para el joven arquitecto. En esta ocasión —apenas un año después de la anterior publicación— Engel supone que el desarrollo del todavía muy joven Rojas ya tomó su propia línea de producción autónoma:
Abandonado por completo su expresionismo inspirado por los oleos de Wiedemann, Carlos Rojas se volvió en 1957 abstraccionista y debe contarse hoy como uno de los mejores representantes de esa tendencia en el país. Sus nuevos cuadros se distinguieron por su gran equilibrio arquitectónico dentro de una bien calculada sencillez, y una paleta que llega a brillantes acordes en medio de una voluntaria imitación en el número de colores en cada cuadro. El color negro tiene importancia decisiva. (Vargas Rocha).
Esta crítica formal se refiere a una muestra en la Galería Vargas Rocha, obra de la cual no tenemos registro para apoyar las apreciaciones del crítico.
Sin embargo, nos apoyaremos en el desarrollo conceptual de Carlos Rojas hacia inicios de los años setentas con sus primeros Horizontes, con el propósito de argumentar una cercanía con Wiedemann, al menos en lo que se refiere a sus propósitos conceptuales. A manera de preámbulo —contrargumentando a Engel en su propio contexto— Traba se refiere positivamente a la indefinida madurez de dos artistas demasiado jóvenes para la fama que les precede en el medio dos años más tarde:
Menciono algunos jóvenes —cuya existencia es todavía problemática, ya que hasta el momento solo puede considerárseles como estudiantes aventajados. Tal es el caso de Carlos Rojas, cuyo talento y habilidad le han dado, a la edad de 20 años, un renombre que no guarda proporción con su trayectoria artística. Seguidor de Wiedemann en un principio, luego de Ramírez Villamizar, con esporádicas e indecisas entradas en el abstraccionismo, sus pinturas son siempre bien concebidas y ejecutadas.
En otras ocasiones Traba señala influencias en Rojas con otros artistas consagrados por Traba, como Ramírez Villamizar, de quien, según la crítica, el joven adquiere sus intereses geométricos y abstractos. Después identificar que Traba señala vagamente que 'a lo que Rojas le sobra es oficio y buen gusto', no se hará una comparación conceptual iconográfica entre los dos artistas por un número de razones; la comparación entre obras disponibles entre Rojas y Ramírez de este periodo, que son muy pocos los ejemplares disponibles, no señalan más puntos de asimilación que los que podrían compartirse con los demás artistas del momento, haciendo del ejercicio comparativo posible, pero también exhaustivamente forzoso e injustificado. Incluso pensaremos que Traba, en sus esfuerzos por configurar un grupo selecto de artistas representativos del lenguaje nacional/internacional colombiano, pretende identificar lo conocido en lo nuevo con el fin de darle sentido —como es sintomático de la condición humana—.
Avanzando hacia una comparación posterior entre Wiedemann y Rojas, observamos que hacia comienzos de la década de los sesentas, la obra de Carlos Rojas había tomado un rumbo diferente. Con el tiempo y la evolución del artista, la crítica no renombró la relación entre Rojas y su 'maestro' Wiedemann, pues su iconografía se había alejado de aquella propuesta hacia la década de los cincuentas. Aún así, podemos establecer relaciones en términos de las preocupaciones perceptuales entre grandes porciones de su obra. Para hacer estos paralelos, partiremos de la propuesta establecida por Nicolás Gómez, Felipe González y Julián Serna en la retrospectiva Carlos Rojas: una visita a sus mundos en el Museo Nacional en el 2008. En vista de esta propuesta curatorial sirve la división del trabajo de Rojas en cinco grupos "con el fin de plantear las relaciones que se quieren determinar entre procesos pictóricos que el artista afianzó, con relación a ciertas particularidades visuales o simbólicas de objetos o imágenes recogidas en espacios físicos concretos", teniendo en cuenta que el artista trabajó más de una estética particular y varios de los procesos pictóricos simultáneamente. El grupo que comparte estas relaciones con el trabajo de Wiedemann es el paisaje.
En el grupo titulado 'paisaje', los curadores citan las obras que forman parte de las series Horizontes y América, logrados a partir de 1972. En esta serie, la preocupación de Rojas por comunicar los cambios de atmósfera en un paisaje traducido por líneas, transformaba las características topográficas de un paisaje abstracto de líneas inducidas por la línea de horizonte. Según Gómez, desde un sentido más estrictamente formal:
Estas pinturas fueron elaboradas sobre telas cuadradas o rectangulares alargadas sobre las que el artista pintaba líneas horizontales absolutamente rectas-de lado a lado del bastidor-con tintes y pinturas de consistencia acuosa en colores que varían en cada uno de los trabajos. Carlos Rojas ubicaba estas líneas, una seguida de la otra, de tal manera que se genera un ritmo de colores y un tratamiento atmosférico que permite experimentar un efecto de conformación de planos que conservan un sentido de profundidad otorgado por los contrastes cromáticos.
Los tonos escogidos para las líneas, además de obedecer a realidades físicas respondían a estados sensoriales que el paisaje traducía en su subjetividad como un "fenómeno absolutamente personal con respecto a la temperatura, la estación, a una serie de variables que configuran el paisaje". En una obra como África, de la serie Horizontes (1982), el cuadrado que enmara la tela colorida abre una ventana a un paisaje excepcionalmente variado en sus tonos de color. A no ser de titularse África, no tiene referentes visuales iconográficos sobre el paisaje que se está queriendo abstraer. Quizás las líneas perfectamente horizontales hacen alusión a la línea de horizonte en el observador, pero más que eso, aluden a una temperatura cálida y seca por la paleta escogida. Quizás es este colorido, que por sus convenciones tropicales sugiere convenciones generales del paisaje africano.
Desde el punto de vista de Wiedemann, los cuadros abstractos compuestos a partir de manchas difusas de acuarela componen la serie de obras con los que los paisajes de Rojas comparten una relación puramente conceptual mas no formal. La fascinación con la que Wiedemann se entromete hacia las selvas del chocó es intensamente traducida y plasmada en sus abstracciones y en la obra, citada por Nicolás Gómez subir. Más que lo que se observa, el artista se plasma en la tela lo que el artista sitió en medio de la selva. Son las formas de difuminar los planos de color, la herramienta con la que Wiedemann busca expresar la temperatura, la humedad y otras sensaciones de encontrarse en una selva tupida, agreste y lluviosa.
Las propiedades inherentes de la acuarela y la manera como el artista emplea esta técnica —en el ordenamiento de aéreas difuminadas y esparcidas— generan la sensación de fluidez, humedad acuosa. […] Sin embargo, las construcciones de color pueden referirse a conformaciones espaciales en espacio de atmósferas húmedas. […] El artista resta destalles descriptivos de locaciones particulares, pero genera la sensación de cómo el mundo de los bosques tropicales es revelado a sus ojos y sus sentidos. Se representa entonces el calor expresado en la temperatura de su paleta, la humedad y densidad del aire a través de texturas y efectos de procesos pictóricos que trae a colación.
En esta etapa abstracta y en términos puramente iconográficos, obras del artista Subir, muestra la que la depuración de Wiedemann se basa en formas indefinidas y colores sobrepuestos deliberadamente. Corresponde a un trabajo lleno de transparencias difuminadas y hechas a partir de la acuarela y texturas que muestran el manejo de la luz descompuesta en color. En paralelo, se hace evidente cómo la preocupación por parte de los dos artistas, Carlos Rojas y Guillermo Wiedemann, por buscar representar paisajes tropicales no solo se consagra a partir de desfigurar lo visible en colores y lo perceptible por medio de la evocación de los sentidos, donde convergen en un mismo tema sustancial y referente a una fascinación por trópico y los lugares exóticos por sus particularidades atmosféricas.
Es claro que el proceso evolutivo de los dos artistas comienza desde una figuración controlada, por lo geométrico y finalmente hacia la abstracción absoluta de las formas. Por lo anterior podemos decir que a pesar de la relación indirecta y fugaz entre Rojas y Wiedemann no fue personal, no se descarta que Wiedemann haya influido sobre gran porción de la obra más célebre de Rojas. Años más adelante, en gran porción de su obra se pueden ver preocupaciones similares a las propuestas por Wiedemann años antes, permitiéndose conectar hilos en diversos momentos de las trayectorias de ambos más allá del punto de partida del Rojas que se ha logrado identificar en Plástica a pesar de que hacia los setentas y ochentas Carlos Rojas se consagrara como pintor de lenguaje y concepto propios distanciándose de sus coterráneos.



Bibliografía
Engel, Walter. "Balance de 1957: Índice de Exposiciones", Plástica No. 10. Bogotá, 1958.

________. "El Callejón," Suplemento de Plástica No. 7. Bogotá, 1957.

________. "Exposiciones en Bogotá," Plástica No. 12. Bogotá, 1958.

________. "Exposiciones en Bogotá: Quince pinturas," Plástica No. 13. Bogotá 1959.

________. "Exposiciones en Bogotá," Plástica No. 3. Bogotá, 1956.

________. "Exposiciones en Bogotá," Plástica No. 7. Bogotá, 1957.

________. "Pintura abstracta en Colombia," Plástica No. 11. Bogotá, 1958.

________. "XI Salón de artistas colombianos," Plástica No. 12. Bogotá, 1958.

Gómez, Nicolás. Gonzalez, Felipe. Serna, Julián. Carlos Rojas, una visita a sus mundos. Museo Nacional de Colombia. Bogotá, Ministerio de Cultura, 2008.

Gómez, Nicolás. "Prepositions of Landscape: Thorizing Abstract Painting in Colombian Modern Art". Goldsmiths, University of London. 2011 (Sin Publicar).

Nichols, Ivonne. Carlos Rojas. Seguros Bolívar. Bogotá, Colombia, 1993.

Traba, Marta, "Artistas colombianos: Cecilia Porras y Carlos Rojas," Plástica No. 17. Bogotá 1959.

________. Mirar en Bogotá. DANE. Bogotá, Colombia, 1976.


























*Anexo
Figura 1








Carlos Rojas "Óleo" 1955


Figura 2




Carlos Rojas África Acrílico y tintas sobre liezo 100 x 100 cm 1972 Bogotá, Colección particular





Figura 3







Guillermo Wiedemann Subir Aguadas 100 x 80 cm 1965 Bogotá, Banco de la República






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