Primaveras Políticas en el Otoño Civilizatorio: Paisajes Insurrectos

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Descripción

Primaveras políticas en el otoño civilizatorio: Paisajes insurrectos, en María Eugenia Sánchez y Oscar Soto (eds) ¿Qué es el poder hoy? Puebla, Universidad Iberoamericana Puebla, 2015.

Primaveras políticas en el otoño civilizatorio Paisajes insurrectos 1

Rossana Reguillo1

El invierno está cerca… Ned Stark: Juego de Tronos

Poco después del estallido de las y los indignados en España en mayo de 2011, aparecía en el diario El País, una caricatura de El Roto, que con gran economía simbólica evidenciaba la obsolescencia y el desgaste de las instituciones que la modernidad levantó. La caricatura mostraba una multitud festiva y colorida en la calle, sin consignas, sin descripciones; la frase que utilizaba el caricaturista, no requería de explicaciones: “cuando los jóvenes salieron a la calle, súbitamente todos los partidos envejecieron”. Apelando a la sinécdoque, puede decirse que la frase que El Roto emplea en su caricatura, inscribe una superficie interpretativa en la que es posible leer los signos del desgaste de lo que llamaré instituciones intermedias, así los partidos en una representación sinecdótica (la parte por el todo)operan como un índice de las instancias de mediación y representación política. Como un efecto en cascada, las primaveras políticas en distintas partes del mundo, han venido mostrando el malestar expandido frente a un modelo, orden, proyecto deficitario en democracia y abundante en desigualdad e impunidad. De Túnez a Brasil, pasando por España, Chile, Estados Unidos, Inglaterra, Canadá, México, acontecen una tras otra, revueltas, protestas, ocupaciones que parecen compartir tres características básicas: una fuerte carga emocional en su expresión y articulación; una interesante dimensión festiva y, una emergente forma o formas organizativas que descentralizan los liderazgos y combinan el activismo 1

Profesora-investigadora en el Departamento de Estudios Socioculturales del ITESO

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en la calle y en las redes digitales. Estas tres cuestiones, atravesadas por una enérgica crítica al sistema y a sus instituciones. El Informe WorldProtests 2006-2013(2013), registra entre 2006 y el 2013, 843 protestas en 84 países. El informe muestra como a partir de 2010 estas protestas se intensifican. Resulta particularmente relevante que el porcentaje mayor de protestas tengan como escenario los países más desarrollados (304 protestas), seguido por América Latina (141); destaca el informe que en este periodo se han incrementado las protestas de alcance global (70). En el reporte se agrupan en cuatro, las causas y malestares que organizan las protestas. Destacan en primer término, las que se articulan a lo que el informe llama “justicia económica” y que aluden principalmente a la pobreza y la desigualdad, a la crítica a las reformas fiscales y energéticas que afectan la vida de las mayorías (488 protestas); le siguen las que se vinculan a los problemas de representación y a la crisis política en lo general, con temas que van de la crítica a la democracia existente a los problemas de corrupción o vigilancia de los ciudadanos (376); una importante cantidad de protestas se inscriben en la “justicia global”, con asuntos que expresan molestia y resistencia contra los organismos “reguladores” internacionales como el FMI o los tratados de libre comercio, en este rubro aparecen también protestas en torno a la situación ambiental y la intromisión de empresas en recursos nacionales (311); y, finalmente, un rubro nada desestimable de protestas se inscriben la tónica de los derechos humanos, libertad y derecho a “lo común” (derechos digitales, ambientales, sexuales, etc.) (302 protestas). (2013; 5). Más allá de las dudas frente a la consistencia metodológica del informe citado y solamente considerado aquí, como indicativo de los malestares expandidos, resulta claro que las protestas, en sus diversas expresiones, tienen como núcleo la insatisfacción frente a un orden de cosas que se perciben ya como intolerables. La precariedad producida por un sistema que condena a grandes mayorías a una vida al borde del abismo y de la indignidad; la insatisfacción frente a los mecanismos políticos de representación y gobierno, que genera una inmensa mayoría de personas desencantadas; la preocupación frente a los mecanismos de 3

gestión de los recursos y de manera muy importante, la impotencia, la frustración y el enojo frente la experiencia cotidiana de la violación a los derechos humanos más elementales. Toda esta insatisfacción habla de una severa crisis sistémica y civilizatoria. Sin embargo, y dado que en este mismo libro hay capítulos que abordan de manera insuperable la cuestión de las “causas”2, no me detengo en un análisis detallado del quiebre civilizatorio que enfrentamos y me desplazo hacia el territorio de las prácticas de insurrección y resistencia que irrumpen en distintas partes configurando un paisaje insurrecto, o, en palabras de Bernardo Rodríguez (2014): “Navegamos en un océano político inestable, sobre ráfagas de protestas que estallan como pop ups inesperados en la pantalla global”. Me interesa centrarme en la emergencia de formas de articulación, protesta y resistencia que trasforman la subjetividad política y colocan en la escena pública nuevas formas de apropiación, resistencia e impugnación del orden dominante. Como señala Fernández-Savater (2012): “Lo que a mí me gustaría añadir es que el 15-M no sólo es una estructura organizativa, sino sobre todo un nuevo clima social. Hemos cuestionado juntos ese peso terrible de la realidad oficial que dice: lo que hay es lo que hay. Y así hemos podido respirar. La situación macro sigue igual, pero ahora la vemos desde otro sitio. Está todo fatal, como rezaba el título de una revista catalana, pero al mismo tiempo nos hemos demostrado capaces de producir otra realidad. Y eso genera automáticamente alegría, un nuevo clima emocional. La realidad oficial es el mapa de lo posible autorizado: lo que es posible ver, pensar, sentir y hacer. Hemos abierto ese mapa.” Así, las “ráfagas de protestas”, que pueden ser también entendidas como “convocatorias” a la participación y la acción, al margen de las instituciones tradicionales de intermediación, han generado los espacios para la des y la resubjetivación, especialmente para muchos jóvenes (y no tan jóvenes). El espacio de lo político que no se agota en lo formal y en la representación (en crisis), sino en el reconocimiento.

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Ver por ejemplo, los textos de Alain Touraine y Adolfo Gily,

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El desanclaje: Alteraciones Uno de los principales “logros” de los poderes propietarios (políticos, económicos, religiosos, mediáticos), ha sido establecer lo que Rancière llamaría “mapa policial de lo posible” (1996), dicho en otras palabras, se refiere al orden naturalizado en el que “unos mandan y otros obedecen” (p.31), que escapa a cualquier trascendencia histórica: las cosas son así. La policía, esa suerte de maquinaria cultural que opera tanto por la vía de la dominación como de la seducción, instaura las coordenadas objetivas y simbólicas, los márgenes y los límites en el que nos pensamos y actuamos como sujetos. El mantenimiento de esta maquinaria es complicado. Hay que partir del principio foucaultiano de que el poder no se posee, se ejerce y para ejercerce requiere de complicados y complejos procesos que fortalezcan, como ya se dijo, la naturalización de un orden de dominación y la contención de los límites de lo posible. Por esta razón, Rancière considera que la política en su sentido más pleno, se manifestaría solamentecuando el orden natural de la dominación es interrumpido por la institución de una parte de los que no tienen parte (Op cit. 4143); la política así entendida sería el tiempo y los flujos de excepción al tiempo y estatismo del mapa policial. Así, considero que la noción de interrupción resulta crucial para acercarse a una mejor comprensión de las protestas, movilizaciones y movimientos que sacuden el paisaje contemporáneo. ¿Qué es lo que se interrumpe? ¿Cuáles son los efectos de esta interrupción? ¿Cómo se configura y se sostiene la comunidad política de los que han decidido interrumpir el sistema? Me aproximo a ensayar algunas hipótesis desde la idea esbozada líneas arriba sobre las posibilidades de “des” y “re” subjetivación que generan estas insurrecciones. La subjetividad puede ser entendida como lo social en el sujeto; alude a la apropiación y elaboración que el sujeto hace del mundo, marcada siempre por la experiencia y la trayectoria de vida. La subjetividad es moldeada por las instituciones, familiares, escolares, estatales, etc., y pese a que es la persona la que tiene pleno acceso a su conciencia subjetiva, es posible rastrear las huellas 5

de lo social como marcas inscritas en el sujeto. Las subjetividades tienden a alinearse a los espacios sociales en las que han sido construidas, aunque nunca de manera estática y ciertamente no sin conflicto; a este proceso lo llamaré anclajes de sentido; es decir la apropiación del mundo que se traduce luego en imaginarios compartidos con comunidades afines y en términos generales con proyectos dominantes configurados en largos tiempos históricos y sostenidos por diferentes dispositivos simbólicos como los medios de comunicación, la escuela, la familia, el Estado. El sentido, la interpretación de fondo que elaboramos (y poseemos) del mundo, de las cosas, de las relaciones, de nosotros mismos queda “anclado” pero no sujetado a las configuraciones culturales a través de las cuales interpretamos y actuamos sobre el mundo. La hipótesis que formulo es que –entre otras “alteraciones”-, las insurgencias, las insurrecciones que podemos llamar siguiendo a Castells (2012) y a Toret (2013) “movimientos en red”3, alteran los anclajes de sentido, propician el distanciamiento frente a lo asumido como “normal”, lo inalterable, invitan a y posibilitan pensar y sentir, más allá de lo dado como cierto, natural; y con ello se abren nuevas posibilidades. Esta alteración produce desanclajes. Así, me parece que una estrategia fundamental para aproximarnos de manera oblicua al problema que Fernández-Savater formula en su texto ¿Cómo se organiza un clima?, es comprender la relación y las operaciones que se producen entre anclaje y desanclaje. Dice el autor: “El 15-M no es sólo el nombre de una estructura organizativa, ni de un movimiento social un poco más grande que los anteriores, sino de otro estado mental. Que no está localizado aquí o allá, sino que atraviesa la sociedad entera como un viento” (2012). A diferentes escalas, con mayor o menor incidencia social, el paisaje insurrecto al que asistimos nombra, como bien dice Fernández-Savater otro “estado mental” y yo añadiría otra disposición afectiva. Ese viento, que quizás no atraviesa la sociedad entera o, no de la misma manera, sacude los cimientos en los que están ancladas las subjetividades implicadas en el movimiento y altera las estructuras de dominio. 3

Por movimientos en red o movimientos-red, se entenderá la emergencia de la protesta social propia de la sociedad-red, redes que preexisten o se forman en el curso de la acción o el acontecimiento que detona la protesta

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El desanclaje resulta fundamental para darle forma al movimiento, para forzar los límites de lo posible, abrir los marcos de la experiencia y, aprender nuevos lenguajes, abrir las compuertas a una estética de la esperanza. Ello sólo es posible a través de la intensidad comunicativa favorecida por la sociedad red y por la co-presencia que desborda los confines de la plaza y el tiempo de la protesta a través de internet y, que exige también el cuerpo en la calle: una atmósfera viral en la que el desanclaje que se genera en el curso de la propia acción, va generando nuevos anclajes de sentido. En otras palabras y en una aproximación más profunda, puede decirse que las alteraciones que produce la insurrección generan una interpelación subjetiva que puede ser intensa o difusa. A mayor carga emocional, a mayor identificación con las causas que detonan el acontecimiento, mayor intensidad en la afectación producida y por consiguiente, mayores posibilidades de que se produzcan los desanclajes de sentido y las transformaciones subjetivas. Lo más interesante de todas estas expresiones a nivel planetario es que están produciendo a escalas inéditas, procesos de des-subjetivación con la consecuente explosión de desobediencia e identidades insurrectas: el caso de la Copa del Mundo en Brasil 2014, entre los más recientes, muestra claramente cómo, en un contexto local de gran pasión futbolística, los estallidos de indignación frente a la FIFA y a las decisiones del gobierno de Dilma Rousseff, con respecto al mundial, a las inversiones millonarias en estadios, al gasto, la molestia frente a la limpieza social de los espacios públicos, fueron intensos. La movilización conocida como #OccupyWorldCoup, condensó y aglutinó diversas y muy variadas indignaciones del pueblo brasileño (principalmente de sus jóvenes)4. Por ejemplo el movimiento #PasseLivre en contra del aumento del transporte colectivo, que había estallado en 2013, provocando multitudinarias protestas en la calle y una intensa actividad en las redes sociales, encontró en la movilización

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Un artículo de consulta obligada es el publicado por la importante (y ya imprescindible) revista Roar Magazine, “Rio de Janeiro: a story of occupations and evictions”. Disponible en http://roarmag.org/2014/06/brazil-world-cup-favela-evictions/ Recuperado el 4 de Septiembre de 2014.

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anticopa, continuidad y posibilidades de articulación. Ello es sólo posible porque la alteración ya se ha producido. Se trata de una expansión rizomática, que va conectando de manera simultánea o episódica múltiples puntos o nodos. La insurrección es susceptible de ser leída como un rizoma, es decir como un mapa “abierto, desmontable, reversible, susceptiblede recibir constantes modificaciones” (Deleuzze y Guatari, 1994, p. 22). La protesta es el mensaje En torno a las revueltas, las movilizaciones y las insurgencias sociales, una obsesión que padecen por igual los medios de comunicación aliados a los poderes y los poderes mismos, es la de buscar inmediatamente “la mano que mece la cuna”. Les es difícil aceptar que un movimiento social carezca de una especie de “master mind” que maneja a su antojo y siempre con fines perversos, a las personas. Es la terca realidad la que se ha encargado en mostrar en la Primavera Àrabe, en las Acampadas y la emergencia de la indignación en España, pasó en Mèxico con #Yo Soy 132 y en otras de las insurrecciones que han sacudido el paisaje de la modernidad tardía en distintas partes del planeta. No solamente se trata de la intención política de los poderes de desprestigiar a los movimientos, sino además y quizás de manera mucho más importante por una especie de gen atávico que asume que los “sin organización”, no pueden organizarse. Es decir al margen de las estructuras partidistas, sindicales, corporativas, la sociedad no puede existir ¡en forma crítica! Acostumbrados a la mediación e intermediación como dispositivo ineludible de las democracias, la posibilidad de pensar que la indignación, el hartazgo, el dolor, la humillación tomen la forma de un discurso performativo (auto organizado) capaz de inundar plazas y sostener por semanas y meses la acción colectiva, parecería imposible. Pero no es así. Retomo aquí el potente análisis del pensador brasileño Rodrigo Nunez, quien ha formulado interesantes elaboraciones que llama justamente “la organización de los sin organización” (2014). Comparto con Nunez, su crítica a la 8

falsa oposición entre “espontaneidad” y “organización”. Lo espontáneo entendido aquí como aquello que carece de forma y la organización como una especie de determinación inamovible de un movimiento que ha devenido ya organización. Sí algo han puesto en crisis las diferentes escenificaciones de la protesta, es justamente la caducidad de las estructuras de representación y su falta de legitimidad; no solamente no se perciben como espacios para la resolución de los conflictos, sino que son percibidas como parte central del problema. Lo que hemos atestiguado, como actores privilegiados en estas historias que modifican la historia es inédito: la articulación, convergencia, encuentro entre el malestar social expandido y la posibilidad de acceder a las tecnologías digitales que hoy incrementan la potencia de actuar y de liberar la acción colectiva del control y representación de las estructuras políticas. ¿Son los movimientos en red espontáneos? No me parece que esa sea la mejor pregunta que podamos formular a las expresiones masivas del descontento. ¿Es la ausencia de organización legible un obstáculo para la continuidad de los movimientos en red? Tampoco es una pregunta adecuada para comprender las irrupciones que señalan con insistencia que el modelo y el proyecto civilizatorio, es equívoco, por decirlo suavemente. A propósito de #Yo Soy 132, Mariana Favela ha dicho que no se trata de una organización política, una estructura o un movimiento5; y, en diversos foros y artículos ha insistido en que la mejor manera de leer y entender a #Yo Soy 132, es pensarlo como una “convocatoria”. ¿Convocatoria a qué? Favela coloca de manera sutil un elemento que resulta fundamental para una mejor legibilidad de estas formas de acción colectiva y, que conecta con lo que ya señalé anteriormente a propósito de la interpelación subjetiva. El enorme y diferencial poder de convocatoria de estos movimientos se debe a su capacidad para alterar una cuestión básica (ensañada en 1994 por el Zapatismo): cambiar la lógica de la “demanda”,

por la del “mensaje”. La demanda instaura un interlocutor

generalmente el Estado o, los poderes económicos; mientras que el mensaje se

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Artículo en prensa. Agradezco a la autora haberme facilitado el acceso a su más reciente producción.

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dirige a las personas, en un proceso creciente de interpelación. Se nos convoca a pensar, sentir, actuar en un mapa abierto de nuevas posibilidades. Quizá en ello radica la incomprensión de algunos intelectuales de “peso completo” que han señalado con insistencia las debilidades de estos movimientos: “los indignados denuncian; no pueden enunciar”, les dice Edgar Morin6; la emoción no sirve para construir”, les dice Bauman7; “Hagan un partido”, les receta Dussel8, y la lista puede crecer. El pensamiento consagrado exigiendo o menospreciando al movimiento y señalando faltas: ausencia de reflexividad, exceso de emoción, carencia de organización. En las tres críticas citadas, lo que parece comandar la interpretación de las irrupciones indignadas es la angustia intelectual por aquello que no se deja enmarcar en las categorías propias de la modernidad. En su extraordinario ensayo sobre estos movimientos, Arditi enfatiza que “las insurgencias no tienen un plan, ellas son el plan”(2012). Dice el autor “lo propio de las insurgencias no es diseñar un nuevo orden sino abrir posibilidades mediante un desafío de nuestros imaginarios y mapas cognitivos”. Me parece en tal sentido que lo relevante no pasa por los programas o planes de acción, ni por la forma. La primera noche de ocupación en Zuccoti Park, en Occupy Wall Street, Anonymous, tuiteó lo siguiente: The police ask to speak to the leader. We told them

that

there

is

no

leader.

Theydidntunderstand.

#TakeWallStreet

#OccupyWallStreet #Sep17. En 140 caracteres, OWS revelaba el espíritu de la protesta y la incapacidad del poder para entender estas formas de configuración abierta. Con respecto a las movilizaciones en Brasil, a propósito del aumento de transporte, Guiseppe Cocco dice:

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Entrevista disponible en http://cultura.elpais.com/cultura/2012/03/13/actualidad/1331659220_016533.html Recuperada el 5 de Septiembre de 2014. 7 Entrevista disponible en http://politica.elpais.com/politica/2011/10/17/actualidad/1318808156_278372.html Recuperada el 3 de Septiembre de 2014 8 Editorial disponible en http://www.jornada.unam.mx/2012/08/01/opinion/022a1pol Recuperada el 4 de Septiembre de 2014.

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“En un primer nivel, tienen en común una articulación entre las redes y las calles como proceso de auto-convocatoria a las marchas que nadie consigue representar, ni siquiera las organizaciones que se encontraban en el epicentro de la primera convocatoria: el intento de “empoderar” a los pibes del Movimento pelo PasseLivreem São Paulo (“oficializados” por la presencia en el Roda Viva y en la negociación con la Municipalidad y el Estado de San Pablo) demostró que ellos no controlan ni dirigen un movimiento que se auto-reproduce de manera rizomática (las manifestaciones ocurrían al mismo tiempo sin respetar ningún tipo de “tregua”). (2013) Y es justamente la imposibilidad de representar, de controlar, de contener y nombrar estas movilizaciones, lo que les otorga su carácter de “convocatoria” abierta, a la manera que señala Favela; en ello radica su fuerza, su potencia y su posibilidad de afectar los imaginarios. Afirmé en un ensayo sobre la disidencia (Reguillo, 2013), que ésta es fundamentalmente imaginación; abre las compuertas a lo que puede ser posible y a la manera derridiana (Derridá, 2003) abre paso a la insurrección de lo imposible. En ese sentido la protesta es más que una economía de la redención, una economía de la imaginación. Ese es su mensaje. En la primavera todo nace, la vida revolotea, se anuncia lo por venir. Diversidad sin precedentes Para las y los jóvenes, entre las múltiples consecuencias del avance y endurecimiento del tardo capitalismo, un elemento central ha sido el de la precarización tanto objetiva como biográfica. He abordado este asunto en anteriores ensayos9, así que de manera breve, señalo que la precarización combinada, ha tenido como consecuencia la desposesión del derecho al futuro y de cualquier posibilidad de vida digna para millones de jóvenes y un impacto profundo en sus biografías. Entre las y los indignados, hay mucha claridad en que este sistema no da más. Saben que sus protestas no son contra los accionistas de tal o cual empresa, contra políticos como Mariano Rajoy o contra Enrique Peña Nieto, aunque sean 9

Remito al lector intersado a mi artículo ““Las múltiples fronteras de la violencia: jóvenes latinoamericanos entre la precarización y el desencanto” (2008)

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encarnaciones de lo que ellos combaten y, aplica aquí lo que en teoría de las emociones y siguiendo a Hume (1990), podemos llamar “objetos de atribución”. La “causa”, sería aquello que excita las emociones (coraje, miedo, indignación, esperanza), mientras que “el objeto de atribución” es aquello a lo que dirigen su atención, una vez excitadas. Esta consideración no es menor, en tanto ayuda a entender que pese a la importancia central de lo local, del locus en las distintas configuraciones de los movimientos en red, hay una articulación global que opera, nos dice Arditi (op cit), como “las madrigueras de conejo del tipo de Alicia en el país de las maravillas, las insurgencias son pasadizos o portales que conectan mundos distintos”, pero que en su diferencia comparten una causa: el hartazgo de una generación a la que le fue expropiado el futuro. Quizá en ello radica la enorme diversidad de las y los sujetos que participan, simpatizan y actúan de la red a la calle y viceversa. La posibilidad de reconocerse en otras, otros; pero también un lenguaje generacional cifrado por la crisis. Una conversación entre plazas. En el caso de México en #Yo Soy 132, participaron con igual entusiasmo, estudiantes de universidad privadas y públicas; había ahí, hijos o herederos del 68, de Atenco, del zapatismo. Una diversidad en la que coexisten jóvenes que catapultan su visión del retorno a lo natural, jóvenes que toman como emblema al al Che, otros que se apalancan en figuras de corte religioso, más experimentados, recién llegados al mundo de la escena pública; expertos en el uso de herramientas digitales, artistas, videastas, grafiteros, ¡de todo un poco! En estas expresiones tan diversas lo que comparten es la búsqueda de un relato de futuro y se comprometen desde la primera persona del singular, buscando espacios para la construcción de la primera persona en plural: ese “Si yo no ardo, si tú no ardes, sino ardemos juntos, quién iluminará esta oscuridad”, que fue la frase utilizada por #Yo Soy 132, inscrita en una enorme manta, en la primera asamblea interuniversitaria realizada en la UNAM y que tendría un gran impacto emocional y viral. Tiempo después César Alan Ruíz Galicia, activo participante en la insurrección de 2011 en México y prolífico autor de artículos de opinión y análisis, descubrió que esa impactante frase provenía de, era una 12

traducción de un poema turco: “If I don’t burn, and if you don’t burn, how will darkness come to light?” de Nazım Hikmet (1901-1963)10. Cómo y mediante que virajes, contaminaciones, piruetas de la historia un poeta turco -y un fragmento aún por reconocer- de la primera mitad del Siglo XX, se convierte en una luzemblema-foto-meme capaz de alterar la movida mexicana en el 2012. Un turco, refugiado en la Unión Soviética, admirado por Neruda, Guillén, Otero, ¿siendo significativo para una generación al sur de la modernidad? Diversidad sin precedentes. En una reciente encuesta en línea que diseñé y realicé11 a integrantes y simpatizantes de #Yo Soy 132, la importancia de la inclusión, la diversidad, resultan cruciales. Aunque se trata de una encuesta no representativa en términos estadísticos, es un buen “pulso” para calibrar algunos de los procesos que han atravesado al movimiento. Por razones de espacio, solamente mencionaré dos de los reactivos que fortalecen la argumentación que he tratado de desarrollar en este apartado: que para el 73% de los encuestados, el “uso de un lenguaje incluyente” es relevante y muy relevante; para el 79%, lo es “la confianza en las otros y otros”. Memética y mic check: hibridaciones transdigitales A partir del análisis de múltiples entrevistas que he realizado con activistas de Occupy Wall Street y Yo Soy 132, del análisis de la red (una cibernografía que contempla la observación, el análisis del discurso, de la imagen, de la estética, de los emblemas y consignas de las protestas en México, Brasil, España, Estados Unidos y Turquía)12, y del análisis indirecto de la minería de datos, producidos por el grupo de Datanalysis, quisiera aproximarme ahora a la dimensión estética y 10

Gracias a la generosidad de Ruiz Galicia, puedo compartir aquí la fuente que rastrea el poema hasta la entrada a un blog “Turkey Emergency”, que puede consultarse aquí: http://www.turkeyemergency.com/2009/if-i-dont-burn-and-if-you-dont-burn-how-will-darkness-cometo-light/ 11 Con el invaluable apoyo de Lorena García, estudiante de filosofía y asistente de investigación. Se lanzó a las redes el 11 de Mayo de 2014, aniversario de la visita de Peña Nieto a la Universidad Iberoamericana y que se asume como aniversario de #Yo Soy 132. Se recibieron un total de 215 respuestas y en la limpieza de la base de datos, la muestra es de 200. 12 Llamo cibernografía a….

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comunicativa de los movimientos red; a su capacidad de producir imágenes, consignas, ideas, virales. Comienzo con un relato mitad crónica, mitad análisis del miccheck, micrófono humano o micrófono popular, utilizado en Occupy Wall Street. La noche cae lentamente sobre Zuccoti Park, el otoño es aún benigno y la luz permite ver los rostros, los cuerpos que se apretujan frente a las escalinatas de esa plaza, convertida ya en una micro-polis. Al centro, el orador en turno, organiza su discurso en oraciones cortas, buscando mantener un ritmo que pueda ser reproducible por cientos de personas distribuidas de manera irregular en el espacio. Un poderoso grito rompe la algarabía y el continuo murmullo de voces que intercambian, en pequeños grupos, información, pensamientos, sentimientos, deseos: “Miccheck”, pausa, “Miccheck” y después de un breve segundo, en un ejercicio coordinado de reproducción analógica, la multitud responde: “Miccheck” y así se abre el espacio para la escucha colectiva. Se trata del “micrófono humano”, que se convirtió desde los primeros días de la ocupación de Wall Street en un dispositivo eficaz, divertido y fundamental para encarar la prohibición del gobierno de la ciudad de Nueva York para utilizar equipos electrónicos de amplificación de sonido. El micrófono humano se ha utilizado en las asambleas, marchas y diferentes reuniones y se incorporó como un saber-hacer del movimiento ocupacionista. La primera vez que participé en Occupy Wall Street en un ejercicio colectivo con el micrófono humano, experimenté tres cuestiones que me parecen fundamentales: reproducir con el propio cuerpo y voz, el discurso del otro, imposibilita la escucha mecánica o distraída; el discurso de la otra u otro, penetra en el propio cuerpo, clarificando el sentido y produciendo comunidad de hablantes; las palabras se convierten en ideas. A partir de mi etnografía al movimiento, durante un poco más de tres meses, me pareció que el micrófono humano podía ser entendido como una táctica, es decir, como una práctica de resistencia de aquellos que juegan en cancha ajena, balón prestado y árbitro en contra, por parafrasear la compleja teoría de la práctica de Michel de Certeau, quien considera que la táctica es un “arte del débil”. 14

El micrófono humano o thepeople´smic, desafía y encara las concepciones modernistas de la tecnología que asume que ésta se reduce a la producción y utilización de artefactos con fines determinados. Seguramente la prohibición de utilizar aparatos de reproducción de sonido por parte del gobierno y la obsesión de la NYPD por confiscar toda clase de artefectos “subsersivos” como los micrófonos, las bocinas, los generadores de electricidad (¡y también las sombrillas, consideradas como estructuras!, se trata de entorpecer al máximo la disposición de los cuerpos en la calle), tienen su fundamento en esta compresión restringida de la tecnología que pierde de vista que ésta, es siempre el resultado de la acción humana y que en tal sentido, el artefacto responde a un complejo sistema de pensamientos, reglas, imaginación y que su potencial subversivo no radica en el aparato, en la máquina, sino justamente en la acción. Desafiando esta razón tecnológica o instrumental, Occupy Wall Street, entre otras cosas, convirtió

al micrófono humano en un gran alegato contra el poder

tecnocientífico. Al poner en relación palabra-cuerpo-multitud, el micrófono humano logró transformar un obstáculo en un gran aporte para los movimientos sociales en la calle y, lo que es más importante, al recuperar en su sentido más profundo una concepción humanística de la técnica (techné para los griegos), que asume que ella implica una acción humana para producir una realidad que antes no existía, recolocó la centralidad del sujeto en el proceso de interacción comunicativa. Es cierto que el micrófono humano no permite la emisión de discursos sofisticados, extensos,

porque su potencia deriva, en primer término de una

enorme voluntad comunicativa por parte del hablante en turno que debe acompasar sus ideas a un ritmo que sea reproducible por la gente. El hablante es una especie de DJ cuyo arte es no sólo el de entregar un discurso, sino el de saber interpretar el ritmo, el espíritu, las emociones que emanan y se co-producen en la relación DJ-cuerpos en la pista; así, la fuerza del micrófono humano radica en esa compleja relación de colaboración entre habla y escucha, entre hablante y cuerpos políticos en la plaza. En segundo término, su éxito depende de un ejercicio de escucha y repetición que operan como moduladores de las ideas-palabras del hablante. Este 15

último aspecto es central, porque esta modulación restituye politicidad al discurso. Al repetir las oraciones, al in-corporar al otro que habla a través de mí, al que le presto mi voz y mi cuerpo, abro las compuertas para la construcción de un sentido en común que abraza o rechaza las ideas propuestas. Modular es el acto político de ajustar la idea y asumir al otro, a la otra, en una frecuencia compartida. Así, en una reunión en Liberty Plaza (como fue rebautizado Zuccoti Park), una niña de 10 años, utiliza el micrófono humano: Mic check: Mic Check, responde la multitud. Mi nombre es Viviana: mi nombre es Viviana, se expande el murmullo. Y no quiero que mis maestros sean despedidos: y no quiero que mis maestros sean despedidos, reproduce, modulando, la voz colectiva. Aplausos Mientras que en una reunión en WashigtonSquare, un hombre mayor, que viene del movimiento obrero, intenta, sin éxito, utilizar el “human mic”. Es una tarde festiva, el movimiento ha avanzado mucho. Miccheck: Miccheck Las luchas del pueblo estadounidense han sido largas y cruentas y ahora el neoliberalismo intenta asestar un duro golpe a la clase trabajadora: las luchas del pueblo estadounidense… Y el discurso se interrumpe, y los amplificadores humanos van guardando silencio, hasta que el orador pronuncia, solo, un discurso de 5 minutos que ya nadie sigue. No se trata, en este caso, sólo de la extensión de la oración sino de la actitud del orador, cuya cultura política –se aprecia claramente-, proviene de una tradición asamblearia de largos discursos. La modulación opera aquí, a través del paulatino silencio para regular los estilos, los tonos y las formas comunicativas que la gente en la ocupación ha decidido hacer suyas. El micrófono humano contribuye así a la configuración de una transversalidad subjetiva que mediante el habla produce una comunidad política, si bien efímera en lo temporal, profundamente poderosa de cara a la política de los afectos y por consecuencia, a la afectación de lo político.

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Durante los casi tres meses en los que Occupy Wall Street, pudo hacer de Zuccoty Park un espacio no sólo para la protesta, sino principalmente una polis para la deliberación de los muchos, los ocupacionistas mostraron su enorme capacidad para inventar, en el sentido de in-venire, hacer venir, formas, procesos, prácticas que trastocaron la noción de co-presencia y restituyeron la importancia central del nombre propio, de la participación individual en el tejido colectivo. Si el micrófono humano fue una re-invención de las formas de producir comunicación, no son menos importantes (aunque fueran poco visible), las bicicletas que usaron para producir energía cuando les fueron consignados los generadores eléctricos, con los que alimentaban las computadoras, la cocina colectiva y algunos otros servicios. Cuando la NYPD confiscó estos generadores por la supuesta peligrosidad que representaban, OWS respondió con generadores humanos, cuya lógica era “donar” tiempo de pedaleo en una bicicleta fija para producir esta energía alternativa. Más allá de la efectividad de esta máquina, lo central -me parece-, estriba justamente en una tecnología del yo para una transformación emancipatoria de carácter colectivo. Junto con el micrófono humano, los ocupacionistas, indignados, activistas, manifestastantes han jugado con las enormes posibilidades que la tecnología posibilita, siempre privilegiando el contenido por encima del dispositivo; de ahí su enorme potencia viral. Entre sus múltiples aportes en distintas latitudes está el llamado streamingo transmisión en vivo y en directo de marchas, asambleas, acciones, performances, que multiplican la onda expansiva del movimiento-red y con ello multiplican la producción de presencia, que entiendo como el conjunto de procesos, dispositivos y estrategias simbólicas, desplegadas por el movimiento en el espacio público, a través de los cuales genera contenidos, discusión, visibilidad y “obliga” a los medios de comunicación convencionales a modificar la agenda pública. En esta tesitura, los memes, esa suerte de imágenes-textos que condensan, simplifican, mezclan y alertan –en un tono casi siempre festivo-, constituyen un importante y nada desestimable arsenal de lucha simbólica de los movimientos. Con una audacia infinita, autores de los memes, mezclan elementos 17

de la cultura popular, como el epígrafe que acompaña este ensayo, que alude a la exitosa serie Juego de Tronos, utilizada en Turquía con un importante añadido: “Winter it`scoming, Tayyip”, para referirse a Tayyip Erdogan, Presidente de Turquía y que ha circulado viralmente con la imagen de unos simpáticos pingüinos que hacen alusión a que durante la dura represión de los manifestantes en Gezi Park, la cadena local turca de CNN pasaba un documental sobre pingüinos, mientras muchas televisoras internacionales informaban de esta represión.

Ad busters colectivo de agitadores culturales (de ahí salió una de las primeras convocatorias públicas para Occupy Wall Street), ha publicado recientemente su Meme WarsTheCreativeDestruction of NeoclassicalEconomics13, una mezcla de 13

Puede adquirirse en http://www.amazon.ca/Meme-Wars-Destruction-NeoclassicalEconomics/dp/1609804732

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ensayo y bomba molotov que desestabiliza por decir lo menos, las categorías sobre el pensamiento económico. Lo central, de estas formas tecnopolíticas, como las llamaría Javier Toret (2013), es su velocidad-capacidad para abrevar y extraer materiales diversos de la cultura popular, cinematográfica, cotidiana y poner a funcionar todo este inventario en un registro crítico pero fácilmente identificable, descifrable y abierto para la mayoría. La memética es la estrategia o práctica que trae al centro de la escena las asociaciones que faltan en el discurso ordenado de la modernidad, en el autismo de la clase política, en el cinismo de las clases económicamente poderosas. El meme llegó de la mano de la generación más poderosa y al mismo tiempo más vulnerable de la historia reciente. El arsenal es inagotable, al mapa finito de la política formal, se le opone el mapa infinito de la imaginación. El otoño está aquí, el invierno, ya viene. El poder ya no es lo que era: notas para seguir pensando El tema que nos convoca a pensar, a escribir, a compartir es la pregunta por las formas del poder hoy día. No sobra el optimismo, al minimalismo del brazo social del Estado se corresponde su maximalismo en su brazo punitivo y policiaco; lo atestiguamos todos los días. Sin embargo, los movimientos-red han avanzado en un asunto que resulta crucial, han abierto los espacios para la confluencia y articulación de una desesperación, de una disidencia que estaba dispersa. Cuando #Yo Soy 132 dice a Televisa, en esa emocionante marcha-performance del 13 de Junio de 2011: “Ahora nosotros damos las noticias”14, proyectando un video sobre los muros de la institución que ha hecho de nuestro país una telenovela, se avanzaba hacia una una cuestión básica: el derecho a participar en la construcción de la historia y de intervenirla, de manera activa.

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Luz 132, puede verse el video de la acción aquí https://www.youtube.com/watch?v=cQh4CmjLG10v, consultado el 6 de Septiembre de 2014

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El poder hoy se enfrenta ya sin máscara a una generación que entiende y sabe que el otoño ha llegado; que domina las tecnologías para ampliar la resonancia, que ha hecho suya –quizás sin saberlo- la consigna del cineasta Luis Buñuel: el trabajo del artista es mantener vivo un margen esencial de inconformidad. Después del invierno, sigue la primavera. A las nuevas generaciones, les dice Michel Serres, en su hermoso e ineludible libro Pulgarcita: Este individuo recién nacido anuncia más bien una buena nueva. Si balanceamos los inconvenientes del egoísmo y los crímenes de guerra cometidos por y para la libido de pertenencia —centenares de millones de muertos—, quiero con amor a estos muchachos. Dicho esto, queda por inventar nuevos lazos… Michel Serres (Pulgarcita) Los lazos por inventarse ya ocurren ahí en las plazas y en las redes. Guadalajara, Septiembre de 2014

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Disponible en http://datanalysis15m.files.wordpress.com/2013/06/tecnopolitica15m-resumen.pdf, Recuperado el 28 de Agosto de 2014.

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