Prevalencia del síndrome metabólico en la provincia de Albacete

September 22, 2017 | Autor: J. Martinez Mendez | Categoría: Epidemiologic Studies
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Descripción

¿Qué deben comer los niños para mejorar su rendimiento escolar?

Por: Julio César Martínez Pastor, Francisco Gómez Sántiz, Ricardo Velázquez
Ordoñez y Rosa Elizabeth Jiménez López.
— Ningún padre se quejaría de ver una boleta llena de nueves y dieces,
pero, ¿tus hijos tienen los nutrientes necesarios para esa exigencia
intelectual?
El rendimiento escolar de los niños puede mejorar por medio de la
alimentación.
Así lo plantea el médico Rogelio Aguilar, coautor del estudio La bioquímica
del Cerebro, que realizó en colaboración el Instituto Politécnico Nacional
entre 2005 y 2008.
Para el estudio, primero se concentraron en cómo aumentar el desempeño en
matemáticas de alumnos de estudios superiores. Después la investigación se
extendió a niños de primaria para aumentar el desempeño escolar.
De la investigación se concluyó que la falta de desayuno reduce el
rendimiento escolar. "Necesitan glucosa y oxígeno; son primordiales. Si no
desayunan o les dan carbohidratos simples, no son aprovechados y cuando les
piden concentración no lo hacen y su rendimiento disminuye".
Para que haya una mejor oxigenación del cerebro, vital para mejorar la
atención y concentración y con ello aumentar la concentración, los
alimentos deben contener carbohidratos, de preferencia provenientes de
frutas y si se les va a dar galletas o pan, que sean mínimos, añade el
también maestro en Salud.
Además, el desayuno debe ir acompañado de un soporte proteico (en leche,
huevo y carne) que les sirve para asimilar mejor los nutrientes. "Les
sugerimos (a los nutriólogos) darles huevo con verduras y un platito de
fruta", ese sería el alimento ideal, indica.
También es necesario que tomen agua, dice. Los niños deben hidratarse y su
cuerpo debe consumir mucha agua.
"Muchos niños a veces no toman agua y eso contribuye con situación
inadecuada para lo que se está buscando. En la mañana se les puede dar
juguito, leche, en la tarde sopa, pero definitivamente deben tomar agua e
hidratarse".
El cerebro, como cualquier otro órgano del cuerpo, necesita nutrientes para
realizar sus funciones: aprender, memorizar, relacionar conceptos o
concentrarse. Te contamos qué alimentos favorecen las capacidades mentales
de tu hijo.

Para obtener la variedad de nutrientes, vitaminas y minerales que emplea el
cerebro en sus distintas funciones, el niño debe tener una alimentación
variada y equilibrada. La clave es comer de todo y realizar cuatro o cinco
comidas al día.

Qué alimentos tomar

Entre los nutrientes más importantes están las proteínas que obtenemos de
la carne, el pescado y el huevo. Sus aminoácidos intervienen en la
formación de neurotransmisores, una especie de mensajeros que comunican las
neuronas entre sí.
Las vitaminas del grupo B, que se encuentran en la carne, el huevo, el
queso, el pollo, el melón y el plátano, también intervienen en la formación
de neurotransmisores.
El zinc, un mineral presente en las legumbres, la carne de cordero, los
crustáceos y los frutos secos, agiliza la comunicación de las neuronas
entre sí.
El calcio, un mineral que está en la leche y sus derivados, prepara las
células del cerebro para el aprendizaje.
Otro mineral, el fósforo, que se está en los frutos secos, aumenta la
capacidad de memorización.
La glucosa, que se obtiene principalmente de los hidratos de carbono como
los cereales, las legumbres, las frutas y las verduras, es una especie de
gasolina que proporciona energía al cerebro para funcionar y, además,
mejora el estado de ánimo.
Otros expertos coinciden en que un buen desayuno es la mejor manera de
proveer al organismo de la energía necesaria para las actividades matutinas
con mayor facilidad y sin la sensación de hambre.
Se recomienda para el desayuno: cereal sin azúcar, con leche entera o
semidescremada, fruta y rollitos de jamón de pavo con verdura.
Otros desayunos recomendados
Huevo con verdura y un plato de fruta
Cereal con leche, sin azúcar, fruta y rollitos de jamón de pavo con
verdura
Licuado de yogurt con fruta y cereal
Limitar el pan y galletas
Recomendaciones generales
Beber mucha agua a lo largo del día
Hacer ejercicio y una actividad física ligera cada hora en clase
Enseñarle a sentarse erguido y no recostarse sobre las mesas
Vigilar que mastique bien
Buscar que la hora de la comida sea placentera.





























En caso de que el tiempo apremie o el niño no muestre apetito, recurrir a
un licuado preparado con yogurt, fruta y algún cereal.
En cuanto a su alimentación en casa es importante dejar que el niño tenga
tiempo suficiente para tomar sus alimentos, vigilar que mastique de manera
adecuada para una buena digestión, y que la hora de la comida en casa sea
un momento placentero.
También es importante respetar los gustos de los niños mientras haya una
receta equilibrada y completa. Respecto a las golosinas no se les deben
prohibir, pero sí controlar.






Pero ahí no acaban las recomendaciones para mejorar el desempeño de los
menores. La postura en los pupitres es fundamental, sobre todo para los
niños que pasan mucho tiempo en muebles incómodos y mal diseñados.
"Con mucho tiempo sentados en sillas o pupitres inconvenientes se genera
ventilación paradójica. Aparentemente respiran bien pero su posición
inadecuada —es común verlos recostados— permite la salida pero no la
entrada de oxígeno y no ventilan bien, aunque hayan desayunado bien, sin
oxigenación adecuada no mejoran mucho, por ello se pide que mejoren sus
posturas".
Otro factor que ayuda a mejorar el rendimiento escolar es realizar ligeros
ejercicios de cinco minutos cada hora u hora y media para mejorar la
concentración y atención de los niños.
"Que canten, que aplaudan, que se enderecen y luego sigan con sus
actividades", sugiere en base a sus estudios Aguilar.
Finalmente, también es necesario que tomen agua, dice. Los niños deben
hidratarse y su cuerpo debe consumir mucha agua.
"Muchos niños a veces no toman agua y eso contribuye con situación
inadecuada para lo que se está buscando. En la mañana se les puede dar
juguito, leche, en la tarde sopa, pero definitivamente deben tomar agua e
hidratarse".
Otras recomendaciones

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Avena, arándanos, yogur o pescado azul… Todos ayudan a mantener la salud
del cerebro. Y su acción se potencia con el ejercicio
Alimentación equilibrada
Como advertía Don Quijote a Sancho, «la salud de todo el cuerpo se fragua
en la oficina del estómago». No hay que olvidar que los neurotransmisores
que rigen el ánimo y el comportamiento se forman con los nutrientes que
ingerimos. Por eso, el cerebro, como el resto del organismo, se beneficia,
y mucho, de una alimentación equilibrada. Como regla general, lo que es
bueno para el corazón también lo es para el cerebro. De ahí que sea más que
aconsejable evitar comidas ricas en grasas animales y azúcares, que
aumentan el colesterol y los niveles de glucosa. Porque el colesterol
elevado y la diabetes son factores de riesgo para patologías como el
alzhéimer o el ictus. El libro "Cocina para tu mente", editado por Blume y
escrito por la bioquímica Perla Kaliman y el cocinero Miguel Aguilar,
proponen interesantes recetas para combinar los mejores alimentos para el
cerebro.
 
El cerebro, como cualquier otro órgano del cuerpo, necesita nutrientes para
realizar sus funciones: aprender, memorizar, relacionar conceptos o
concentrarse. Te contamos qué alimentos favorecen las capacidades mentales
de tu hijo.
Para obtener la variedad de nutrientes, vitaminas y minerales que emplea el
cerebro en sus distintas funciones, el niño debe tener una alimentación
variada y equilibrada. La clave es comer de todo y realizar cuatro o cinco
comidas al día.

Qué alimentos tomar

Entre los nutrientes másimportantes están las proteínas que obtenemos de
la carne, el pescado y el huevo. Sus aminoácidos intervienen en la
formación de neurotransmisores, una especie de mensajeros que comunican las
neuronas entre sí.
Las vitaminas del grupo B, que se encuentran en la carne, el huevo, el
queso, el pollo, el melón y el plátano, también intervienen en la formación
de neurotransmisores.
El zinc, un mineral presente en las legumbres, la carne de cordero, los
crustáceos y los frutos secos, agiliza la comunicación de las neuronas
entre sí.
El calcio, un mineral que está en la leche y sus derivados, prepara las
células del cerebro para el aprendizaje.
Otro mineral, el fósforo, que se está en los frutos secos, aumenta la
capacidad de memorización.
La glucosa, que se obtiene principalmente de los hidratos de carbono como
los cereales, las legumbres, las frutas y las verduras, es una especie de
gasolina que proporciona energía al cerebro para funcionar y, además,
mejora el estado de ánimo.
Ejercicio: alimento mágico para el cerebro.

No nos hemos equivocado. Se trata de un saludable consejo que forma parte
del saludable estilo de vida mediterráneo: «Poco plato y mucho zapato».
El ejercicio es una especie de «alimento mágico para el cerebro». Y es que
las propiedades saludables de estos alimentos sobre el cerebro se
multiplican con el ejercicio, que además ayuda a producir neuronas nuevas.
La actividad física estimula la producción del Factor Neurotrófico Derivado
del Cerebro (FNDC), relacionado con la nutrición del tejido nervioso,
fundamental para la supervivencia de las neuronas y el establecimiento de
nuevas conexiones.


Café, té verde y chocolote negro: el trío que mejora la memoria

Si quiere mejorar su memoria, debería tomar una buena taza de café después
de aquello que le interese recordar, según un estudio publicado la semana
pasada en «Nature Neurocience». Esta bebida estimulante no sólo nos
mantiene despiertos sino que se perfila, en la dosis adecuada, como un
alimento neuroprotector que potencia la memoria a largo plazo. No es el
único con estas propiedades sobre el recuerdo y la cognición. El chocolate
negro -a través del flavonol epicatequina- mejora también la memoria,
posiblemente incrementando el flujo sanguíneo al cerebro. Pierde esta
propiedad cuando se combina con leche. Y el té verde además de ayudarnos a
recordar mejor -no hay que olvidar que los tres tienen cafeína- tiene
efectos cognitivos saludables y actúa como ansiolítico. Los últimos
estudios indican que podría retrasar el envejecimiento cerebral y
enfermedades neurodegenerativas.
Yogur: conexión intestino-cerebro

Las bacterias intestinales, consideradas como nuestro «segundo genoma»,
ejercen una influencia sobre el cerebro que se está empezando a conocer y
valorar-
además de ser importantes en el desarrollo de patologías como la obesidad,
influyen en nuestro estado de ánimo y están implicadas en la salud mental y
el desarrollo del cerebro.
El yogur no sólo ayuda a regenerar la flora intestinal. Algunos estudios
apuntan a que también es capaz de mejorar el estado de ánimo.
 
 
 
Pescado azul: cerebro más joven con omega 3

Los ácidos grasos omega-3, presentes en pescado azul como atún, sardina,
boquerón, salmón, caballa o palometa, entre otros, han demostrado un papel
protector frente patologías neurodegenerativas como el alzhéimer.
Al parecer, las grasas poliinsaturadas ingeridas atraviesan la barrera que
aísla el cerebro y equilibran los parámetros relacionados con esta
enfermedad en el líquido cefalorráquideo.
Los omega-3 parecen ser eficaces también para retrasar la progresión del
deterioro cognitivo leve en las primeras fases.
 
 
Avena: para equilibrar el sistema nervioso

Tomada en el desayuno, esta gramínea ayuda a controlar el azúcar en sangre
y mantiene también a raya los niveles de colesterol, dos parámetros
fundamentales para la salud cerebral.
La avena además tiene un efecto directo sobre el sistema nervioso: es
ansiolítica, aunque de acción lenta, y combate el estrés.
Tomada con regularidad mejora la concentración y el rendimiento en épocas
de especial esfuerzo intelectual, como los exámenes.
 
 
Arándanos: para rendir mejor

Los frutos rojos y morados, son una importante fuente de polifenoles (que
también contiene el té verde), esenciales para combatir el estrés
oxidativo.
En especial los arándanos rojos tienen un alto contenido en el flavonoide
proantocianidina, asociado a una disminución del riesgo de enfermedad
cardiovascular.
De eficacia probada en la reducción infecciones urinarias recurrentes, el
arándano rojo americano -fresco, congelado o en zumo- mejora también los
problemas oculares y auditivos y es saludable.
 
Parece que potencia la circulación sanguínea del cerebro y algunos estudios
sugieren que mejora el rendimiento cognitivo.
 
 
Soja: contra el declive cognitivo

Rica en fitoestrógenos, es conocida su indicación para prevenir los
trastornos asociados a la menopausia. Pero no es su única virtud.
El consumo regular de soja ayuda también a prevenir la arteriosclerosis,
tan perjudicial para la buena salud no sólo cardiovascular, sino también
cerebral.
Además es efectiva para paliar el declive cognitivo asociado a la edad y
mejora la orientación espacial, al menos en mujeres, según algunos estudios
recientes.
 
Coles: protección para el cerebro

Coliflor, repollo, coles de Bruselas, rúcula o nabo, y especialmente
lombarda y brócoli, todas de la familia de las crucíferas, aportan
sulforafano, un antioxidante con propiedades neuroprotectoras.
A diferencia de lo que ocurre con las vitaminas, esta molécula beneficiosa
para el cerebro se forma precisamente al cocinarlos, cortarlos o
masticarlos. Además de sus probadas propiedades anticancerígenas, el
sulfofarano tiene efectos protectores frente a la isquemia cerebral,
hemorragia, daño cortical o inflamación.
Además ayuda a preservar la integridad de la barrera hematoencefálica, cuya
integridad está empezando a considerarse crucial en las patologías
neurodegenerativas.
 
Ejercicio: alimento mágico para el cerebro.

No nos hemos equivocado. Se trata de un saludable consejo que forma parte
del saludable estilo de vida mediterráneo: «Poco plato y mucho zapato».
El ejercicio es una especie de «alimento mágico para el cerebro». Y es que
las propiedades saludables de estos alimentos sobre el cerebro se
multiplican con el ejercicio, que además ayuda a producir neuronas nuevas.
La actividad física estimula la producción del Factor Neurotrófico Derivado
del Cerebro (FNDC), relacionado con la nutrición del tejido nervioso,
fundamental para la supervivencia de las neuronas y el establecimiento de
nuevas conexiones.
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