PRESENTACIÓN DEL LIBRO DE RICHARD D. COPAKEN TARGET CULEBRA, HOW 743 ISLANDERS TOOK ON THE ENTIRE U.S. NAVY AND WON

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Descripción


PRESENTACIÓN DEL LIBRO DE RICHARD D. COPAKEN TARGET CULEBRA, HOW 743 ISLANDERS TOOK ON THE ENTIRE U.S. NAVY AND WON
Jorge Rodríguez Beruff
Nunca conocí a Richard Copaken personalmente, pero, como muchos de mi generación, lo comencé a conocer hace ya casi cuatro décadas por su participación como joven abogado en las complejas gestiones legales y políticas que culminaron en la salida de la marina de guerra de la isla de Culebra. Era el abogado del alcalde Ramón Feliciano, el amigo del Presidente del Senado y, luego, gobernador de P.R., Lcdo. Rafael Hernández Colón.
Después de la saga de Culebra, para usar la expresión del autor, su nombre surgía cada cierto tiempo en los debates políticos puertorriqueños. Se convirtió en una personalidad. Fue uno de esos americanos cuya vida se entretejió con la de Puerto Rico, en este caso más específicamente con la de Culebra, y quedó irremisiblemente involucrado en una relación que, por lo que leemos en su libro, trasciende cualquier cálculo racional y se ubica en el terreno de las emociones y los sentimientos. Tanto es así que, ya enfermo, se afana en narrar, antes de morir, los eventos del período que quizás fue el más intenso y significativo de su vida.
Como menciona en el epílogo de este libro, a instancias de la gobernadora Sila María Calderón, se involucró también en acciones legales para sacar a la marina de Vieques con un argumento sobre el daño que causaba la vibroacústica de las explosiones a la vida marina y humana. Recuerdo bien que discutimos esos planteamientos de Copaken en el programa de radio "Foro Civil sobre Vieques", que compartía con el profesor Juan Guisti. Copaken concluye Target Culebra, vinculando a Culebra y Vieques: "Al fin, la saga que comenzó para mí en Culebra y terminó en Vieques treinta y tres años después había terminado".
No creo que viole ninguna norma de confidencialidad al decir que me correspondió evaluar este manuscrito para publicación por la Editorial de la Universidad de Puerto Rico. Lo recomendé favorablemente. Me complace que el autor aceptara varias de las recomendaciones editoriales que le hice desde el anonimato. Para esta presentación, lo he releído, quizás con más cuidado. Su relato, que abarca casi 500 páginas, menciona numerosas personas en Estados Unidos y Puerto Rico, fechas, documentos, legislación, reuniones, eventos y viajes, con meticulosa atención al detalle. El autor guardó un récord detallado de sus gestiones y tenía una extraordinaria memoria que dice haber heredado de su madre. Aún en el año del 2004, estaba a la caza de documentos oficiales que le permitieran corroborar algunas de las tesis que expone en el libro. Los eventos no sólo se hacen constar, sino que se enjuician, se valoran, se utilizan de evidencia para sustentar interpretaciones, algunas que resultarán controversiales.
Mi relectura de Target Culebra me confirmó en la opinión que había emitido sobre el manuscrito. Se trata de un documento valioso sobre un proceso de gran relevancia para Puerto Rico y, en particular, para Culebra: las gestiones entre 1970 y 1975 para terminar las prácticas navales y lograr la salida de la marina. Pero este libro puede ser leído desde una perspectiva más amplia que se refiere al enorme poder que ejerció en una época la marina de guerra en Puerto Rico y que se tradujo en presiones sobre el liderato político puertorriqueño y la intervención en elecciones generales y municipales, entre otros mecanismos. Aún más, el libro tiene que ver con el poder que ejercía y ejerce la marina, y la estructura militar en general, en el gobierno estadounidense, a través de la prensa, el Congreso, los funcionarios civiles de la administración y la Casa Blanca. Esa dinámica de poder aparece retratada en el libro a través de la acción de ayudantes congresionales, congresistas, bufetes, periodistas, miembros del National Security Council, comités y subcomités congresionales, universidades, Secretarios de Defensa y Marina, ayudantes presidenciales, etc.
Target Culebra, no es solo un documento que abre brechas de comprensión sobre las complejas relaciones cívico militares en los Estados Unidos. Es también un texto que se lee como una historia de suspenso y de acción, una especie de thriller político-legal, cuyo escenario incluye los corredores de poder en Washington, una bella isla caribeña asediada por el bombardeo de la marina, la Fortaleza, Londres, una isla cercana a Anguila con el sugestivo nombre de Dog Island… Tiene razón el autor Joe Trento, cuando escribe en la contraportada que "Joe Grisham no es el único abogado que sabe escribir".
Obviamente, esto no quiere decir que tengamos que estar de acuerdo con todos los planteamientos del autor. Este es un libro sin tonos de gris sobre el papel del liderato puertorriqueño en la controversia de Vieques. En el relato hay héroes y villanos. Los principales héroes son Ramón Feliciano, el astuto y vertical alcalde de Culebra, y Rafael Hernández Colón, por quien el autor expresa gran admiración. Luis Muñoz Marín aparece también bajo la categoría de héroe. Hay algunas otras figuras de menor relieve que el autor ubica del lado correcto, como Luis Negrón López y algunos ayudantes del gobernador. Los principales villanos locales son Luis A. Ferré y Roberto Sánchez Vilella. Otras personalidades como Teodoro Moscoso, Alex Maldonado, Jaime Benítez y José Cabranes, para mencionar algunos, terminan ubicados en esa categoría. El Comisionado Jorge Córdova Díaz, es a veces héroe y, otras, villano. Rubén Berríos y el liderato independentista, en las pocas ocasiones que aparece en el relato, es ubicado en una especie de "twilight zone" de irrelevancia.
Esta óptica de pocos matices no desmerece el valor del libro. Debemos recordar que se trata de unas memorias sobre un período de la vida pública del autor, no un análisis "objetivo" de la lucha de Culebra. En unas memorias el personaje principal es el autor, lo que hizo y le aconteció. El teórico de la autobiografía, Philippe Lejeune, señala que en los relatos autobiográficos y las memorias hay una identidad entre el autor, el narrador y el personaje que "hace un relato retrospectivo de su propia existencia como testigo de un pasado que considera tan importante como para ser trasmitido a las generaciones futuras". Entre autor y lector se establece lo que denomina un "pacto autobiográfico", "en que el yo autobiográfico del autor se compromete explícitamente no a la exactitud histórica de sus episodios, sino al esfuerzo sincero de analizar su vida y exponerla de manera comprensible", según otra fuente.
En las memorias, el autor se presenta como quiere ser percibido o recordado. Inevitablemente, resalta la relevancia y significado de sus acciones, expresa su particular interpretación de los eventos en que estuvo involucrado y enjuicia el papel de otros actores. Copaken está en el centro de este relato, es el principal protagonista, porque se trata de sus memorias. La profusión de fuentes, datos y documentos no convierte al texto en una historia o un ensayo analítico (a pesar de la relevancia que pueda tener para el análisis histórico el testimonio de un actor clave). Por esto, el texto no solo nos habla de los eventos que relata, sino del autor: sus juicios, percepciones, valores y afectos.
Es interesante notar, que en el epílogo el autor señala que la obra es una forma de devolverle algo a la nación que generosamente le dotó de educación, oportunidad y los derechos de la Primera Enmienda. También recalca que sintió que había cumplido los sueños y deseos de sus padres, y los suyos propios, honrando así su venerable memoria.
Los padres aparecen en el primer capítulo cuando explica la encomienda que le asignaron en el bufete Covington & Burling de defender pro bono a la municipalidad de Culebra. La historia de su familia la comienza en un progrom en la Rusia Zarista, cuando hirieron a un infante que era su padre y provocaron la emigración de la familia a América. Su padre y su madre son descritos con la mayor admiración. Según Copaken, su padre tenía un compromiso total con la justicia más fundamental y era un pensador original y un luchador. La madre era creativa, poseía una memoria fotográfica y una mente brillante. Su papel en el caso de Culebra, por lo tanto, lo explica como una expresión de lealtad a los valores que le inculcaron. El padre reaparece acompañando al hijo en una inaudita persecución del Jefe de operaciones navales Almirante Elmo Zumwalt, bajando una escalera por diez pisos mientras le lanzaba preguntas, que Copaken espera le hubiera demostrado su devoción a los valores libertarios que aprendió de él. Hay otra explicación menos explícita del significado para él de su participación en el caso de Culebra. Él es también, como judio, parte de una minoría atropellada y, por lo tanto, puede entender y simpatizar con la situación de los culebrenses, una exigua minoría librando una lucha desigual.
La narración comienza en mayo de 1970, cuando el abogado Bill Allen, socio del bufete Covington & Burling, le propuso que se hiciera cargo del caso pro bono de Culebra en representación del alcalde Ramón Feliciano. Le hicieron saber que las posibilidades de éxito eran casi inexistentes. La marina quería expropiar una tercera parte adicional de la isla para llevar a cabo prácticas con misíles. Tenía 19 días para detener la acción en los subcomités que atendían estas peticiones en Cámara y Senado. Si éstos no actuaban, se le daría aprobación tácita a la adquisición bajo la fórmula de eminent domain. Para Copaken se trataba de una "estrategia de salami" que tenía el propósito de hacer intolerable la vida de la población civil y así lograr eventualmente su verdadero proósito, el despoblamiento de la isla y su adquisición total.
Copaken había culminado muy exitosamente sus estudios en Harvard College y en la Escuela de Leyes de Harvard, como becado, antes de entrar a trabajar en Covington & Burling. También había sido White House Fellow durante la administración de Lyndon Johnson. Como dato curioso, había ganado, cuando estaba en la escuela superior, varios premios por una investigación científica, entre ellos el Navy Science Cruiser Award, que incluía un ver maniobras en un crucero, visitar una base de submarinos y conocer científicos de la marina. Tenía un juicio muy favorable de ese cuerpo armado que no encajaba con su conducta en Culebra.
Copaken investigó rápidamente el trasfondo del caso y lo resumió en una cronología que aparece en el primer capítulo.
Los primeros capítulos del libro relatan los desesperados esfuerzos por detener en el Congreso la expropiación. Se trataba de ganar tiempo. Hace uso de su red de relaciones de los tiempos de Harvard y de Fellow en la Casa Blanca. Busca información sobre el caso con oficiales de la marina, en San Juan y en Culebra. Al toparse con la influencia que la marina ejercía en el Congreso, decide involucrar a la prensa, primeramente convenciendo al editor del Armed Forces Journal, Ben Schemmer, quien se convierte en un valioso aliado. El papel de la prensa en el caso aparece a través de todo el libro, relatando las relaciones con destacados periodistas como Jerry Landauer del Wall Street Journal y Bob Woodward, que investigó el caso Watergate, y con muchos otros medios de prensa y periodistas en Estados Unidos y Puerto Rico.
Relata su primera visita a Culebra en el tercer capítulo. Durante su estadía, oficiales de la marina lanzan 6 morteros cerca de tres jóvenes culebrenses sin advertencia alguna. Cerca de allí se encontraba un yate donde estaba Ferré y su gabinete. Aún recuerdo el revuelo que este incidente provocó en Puerto Rico. La reticencia de Ferré a enfrentar a la marina, le lleva a acercarse a Rafael Hernández Colón, Presidente del Senado y líder de la oposición. Comenzaría entonces una duradera amistad que se destaca a través del libro.
Copaken considera a Ferré un superpatriota que tenía un entendido con la marina y apoyaba los planes de expropiación en Culebra. Su apoyo se mantuvo hasta que la presión pública y el costo político de su postura fue demasiado alto. Dice sobre Ferré,
…there also were some in Puerto Rico apparently including Governor Ferré, so deeply committed to a vision of Puerto Rico becoming a state of the United States that the quest for that holy grail trumped all other considerations…
Roberto Sánchez Villella es otro líder que figura prominentemente en el relato. Quizás este sea uno de los aspectos más controversiales del libro ya que el autor argumenta que Sánchez cambió su postura pro-Culebra de comienzos de la década de los sesenta a una pro-marina por conveniencia política.
No pretendemos reseñar aquí el contenido del libro, pero lo de Sánchez Vilella nos lleva a hacer referencia a las dos elecciones que Copaken discute: la de 1968 y la de 1972. Según él, en ambas la controversia de Culebra fue un factor decisivo. Sobre las elecciones de 1968, que se discuten extensamente en varias partes de texto, el autor plantea que hubo una intervención directa y encubierta de la marina, tanto en las generales como en las municipales. La intervención se hizo a través de una unidad secreta denominada OP-92. El propósito fue bloquear la elección de Luis Negrón López cuya postura pro-Culebra era inaceptable para la marina y favorecer la elección de Luis A. Ferré en quien la marina confiaba. Para lograr esto se le hizo saber a Roberto Sánchez Vilella que la marina le apoyaría, con el propósito de que este se lanzara como candidato y le restara votos al Partido Popular. A cambio, Sánchez se comprometió a apoyar los planes de la marina luego de que fuera electo.
Hay elementos de esta argumentación que parecen verosímiles. Por ejemplo, el apoyo a Ferré. El que Sánchez quisiera posponer para después de las elecciones el asunto de Culebra o aún que pensara que no podría oponerse a la presión de la marina en este caso y hubiera revisado su actitud. Es más difícil de sustentar la tesis que trata de probar con evidencia circunstancial: de que Sánchez pensara que podría llegar a la gobernación como resultado de una acción encubierta de la marina y por que por eso se hizo candidato. Estamos seguros que este tema provocará controversia y esperamos que se genere interés por analizar lo que ocurrió en esas elecciones tan importantes. Por otro lado, el autor también señala que las elecciones de 1972 le dieron una considerable ventaja de 93,000 votos a Rafael Hernández Colón por haberse divulgado poco antes de la votación documentos que mostraban la complicidad de Ferré con la marina. Los factores que intervinieron en esa elección seguramente fueron más complejos que eso.
Un aspecto del libro que está documentado hasta la saciedad es la vocación de insubordinación ante la autoridad civil de la marina de guerra. Ese cuerpo trata de subvertir la decisión de Kennedy en 1961 de detener la adquisición de toda la isla y remover la población. Múltiples son las instancias en que se ignora, o se busca dejar sin efecto, decisiones del Congreso, los funcionarios civiles del Departamento de Defensa o la Casa Blanca. Se engañan a funcionarios electos, se llevan a cabo "dirty tricks", insistiendo en un curso de acción que no contaba con el endoso de las autoridades civiles. Para Copaken, Culebra desveló un golpe de estado silencioso.
The case of Little Culebra was beginning to look like a window inadvertedly opened to reveal a silent military coup by the Admirals that was taking place in the United States without anyone outside the Navy having a clue that this was happening.
Esto nos recuerda el incidente durante el conflicto de Vieques en que los más altos oficiales de la marina amenazaron a Clinton con renunciar si hacía concesiones inaceptables.
Me parece particularmente interesante la visión que nos ofrece el autor sobre la dinámica congresional. El Capítulo 14 "Congress: Round Two" es un buen ejemplo. La manera que operan los comités de la fuerza armada en ambas cámaras, las instituciones que ejercen influencia en sus decisiones, la importancia de la prensa, las negociaciones para lograr apoyo a legislación… son asuntos muy interesantes que no había visto descritos tan bien en otros textos.
Otro asunto que este libro vuelve a plantear es la relación entre el caso de Culebra y la subsiguiente transferencia de las prácticas a Vieques. El autor nos relata los esfuerzos por lograr que la marina aceptara trasladar las prácticas a Monito y Desecheo, una opción rechazada totalmente por la marina. Luego las gestiones para hacer disponible la isla Dog Island cerca de Anguilla, para los bombardeos. Otra quimera inaceptable para la marina. El autor atribuye la reticencia a la afición de los oficiales a jugar golf en Roosvelt Roads. Copaken sabía que la alternativa favorecida por la marina era Vieques, que fue lo que ocurrió. Se refiere a que el programa del Partido Popular prometía no interferir con las actividades de la marina a esa isla y que Hernández Colón debía hacerle claro a Elliot Richardson, el Secretario de Defensa, esa diferencia entre las islas. ¿Hubo un trueque de Culebra por Vieques? ¿Cuánto sabía el liderato puertorriqueño de que prevalecer en Culebra era a costa de intensificar el Via Crucis del pueblo viequense? Hay pasajes que indican que Copaken estaba consciente de lo que esto implicaba y trata de justificarlo al señalar que por el tamaño de la isla el impacto en Vieques sería menor. Tenemos la impresión que haber explorado este asunto más a fondo hubiera matizado considerablemente el calificativo de héroes de algunos de los actores.
Finalmente, al leer este libro no podemos menos que aquilatar las dimensiones verdaderamente heroicas del logro del pueblo culebrense, viequense y puertorriqueño. Se enfrentaron en una larga lucha a una poderosa institución que resistía a perder su campo de práctica favorito en el Caribe. Copaken fue uno de los valiosos aliados que tuvo Culebra para lograr prevalecer. Ahora tenemos su versión de esos eventos.


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