Predicción en Psiquiatría

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PREDICCIÓN EN PSIQUIATRÍA: EL CASO DE LA ESQUIZOFRENIA PREDICTION IN PSYCHIATRY: THE CASE OF SCHIZOPHRENIA Alma López Vale, Resumen: Dadas las presentes investigaciones en torno a las diferentes ciencias y, más concretamente, la Ciencia Aplicada, se vuelve necesario realizar un estudio en este sentido de la Psiquiatría. Para ello se ha escogido el caso concreto de la esquizofrenia, por resultar de excesiva amplitud la totalidad de nuestra disciplina considerada de un modo global. Se toma como caso de estudio la esquizofrenia por contener elementos significativos e interesantes, como son los variables patrones temporales y lo complejo de su naturaleza. Para este estudio se utilizará un instrumento: la predicción, abordando sus posibilidades desde diferentes ámbitos o perspectivas, como son el pronóstico y la prevención. Siguiendo una metodología reflexiva se extraen las consecuencias de aplicación y análisis con esta herramienta. Las conclusiones a las que se llega vienen dadas por la necesidad de revisión y sometimiento a autocrítica reflexiva los estudios en torno a la esquizofrenia, puesto que los resultados no son demasiados positivos. Palabras clave: Psiquiatría, esquizofrenia, prevención, pronóstico, predicción. Abstract: Given the present investigations into the various sciences and, more specifically, Applied Science, it becomes necessary to conduct a study in this area of Psychiatry. For this we have chosen the case of schizophrenia, as resulting from excessive breadth of our discipline all considered in a comprehensive manner. Is taken as a case study of schizophrenia to contain significant and interesting items, such as variables and temporal patterns of its complex nature. For this study we used an instrument: the prediction, discussing its possibilities from different angles or perspectives, such as the prediction and prevention. Following a reflexive methodology lessons learned from the implementation and analysis with this tool. The conclusions you reach are given by the need for review and submission to self reflexive studies about schizophrenia, since the results aren´t positive. Keywords: Psychiatry, schizophrenia, prevention, pronostic, prediction.

“We trail around with us a great Lumber of vague generalities. I have tried to clarify them as far as possible. But the deep intentions, which sometimes find expression through them, should not simply

be set aside and let fall, because full clarification has not been attained….”1, JASPERS, K. (1949), General Psychopatology, Manchester University Press, Manchester.

1. Introducción: la predicción en Psiquiatría en cuanto Ciencia Aplicada La sociedad actual es una sociedad eminentemente científica y, como tal, sus disciplinas han de regirse por una serie de características que las puedan hacer caer bajo esta etiqueta. Uno de los instrumentos y los fines de toda ciencia es ser predictiva, es decir, poder anticipar el desarrollo de su campo de estudio. Para ello la predicción cuenta con diferentes perspectivas de estudio, a saber: la prevención, el pronóstico y la prescripción. La Psiquiatría, en cuanto ciencia, también podrá ser examinada desde este punto de vista, abordando el presente artículo esta tarea desde el caso concreto de la esquizofrenia, por ser el propósito general inabarcable en un trabajo de este calibre. Estamos no en el plano meramente descriptivo sino en un nivel reflexivo; reflexión guiada por el punto de vista de la predicción. La Psiquiatría, como toda Ciencia Aplicada, está orientada a fines; unos fines que pueden dividirse como primario o principal: la curación de las enfermedades mentales; y secundarios o derivados del primero y las dificultades encontradas para llevarlo a cabo, que versaban en clave de intentos de control y evitar las recaídas. Se establecen dos dimensiones temporales diferenciadas: el largo plazo, que estaría representado por el objetivo principal; y el medio plazo de los fines secundarios. A una y otra dimensiones temporales se les podrán aplicar las herramientas pertinentes para mejorar en su investigación y, como fines, en su consecución. Uno de estos instrumentos es la predicción, que podrá verse en términos de medio y largo plazo, que serán aplicados a los dos tipos de fines propuestos. De este modo, mediante la predicción se hará posible analizar la evolución –que no siempre progreso2- de las problemáticas a las que se orienta la Ciencia Aplicada en cuestión. En el caso de la Psiquiatría, estas cuestiones a las que se aplica son las enfermedades mentales, dolencias que afectan a un alto porcentaje de la población mundial. Resulta, por tanto, relevante y necesario un análisis de los procedimientos que

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JASPERS, K. General Psychopatology, Manchester: Manchester University Press, 1949 (segundo prefacio de 1919). 2 Cfr. BURCKHARDT, J. La cultura del Renacimiento en Italia, Madrid: Akal, 2004.

se están llevando a cabo, puesto que los resultados no son suficientemente positivos y, mucho menos, los deseables y deseados. Este será el propósito de nuestra reflexión. 2.1. Diagnóstico. El diagnóstico es un elemento indispensable en el curso de cualquier enfermedad, ya que es el punto de partida para cualquier desarrollo posterior. No obstante, si nos ciñésemos al campo de las enfermedades estaríamos cayendo en un reduccionismo, puesto que el diagnóstico es necesario para enfrentarnos a cualquier problema. Se ha de localizar la cuestión a la que nos enfrentamos para poder abordarla de un modo adecuado. En el caso de la esquizofrenia, el diagnóstico resulta complicado por varios motivos, como pueden ser la necesidad de fiarse y guiarse por lo que el paciente o sus familiares relatan como síntomas, así como por el hecho de que los síntomas en la esquizofrenia, recordemos, no están totalmente definidos, sino que según la corriente del médico incluirá unos u otros como propios de la enfermedad. Por otro lado, se han de esperar al menos seis meses (y hasta dos años) desde la primera manifestación de lo que se sospeche pueda ser esquizofrenia para diagnosticarla, descartando un episodio aislado. No obstante, esto plantea inconvenientes, ya que no siempre “se cumplen los plazos”, es decir, la comprobación y el diagnóstico se complican. El transcurso de la enfermedad es otro elemento que nos hace dudar de la determinación y claridad del posible diagnóstico, puesto que los síntomas cambian. Asimismo, las explicaciones se toman y retoman, como ocurre por ejemplo con el factor social como desencadenante de la enfermedad. A su vez se introducen poco a poco nuevos factores explicativos, como puede ser la epidemia o las complicaciones y problemas sufridos durante el embarazo o en torno al parto, que interactúan con los anteriores y abren enormemente el abanico de posibilidades para el diagnóstico3. Junto con lo anterior, ha de apuntarse el riesgo de confusión con otras enfermedades mentales, dados numerosos síntomas coincidentes y que la información de las experiencias del paciente no tiene porqué ser completa. Asimismo, el hecho de 3

Cfr. HIRSCH, S. R. Y WINBERGER, D. R. Schizophrenia. Great Britain/Hong Kong: Blackwell Science, 1995, cap. 12.

que en la actualidad se tiende a “cuadricular” la sintomatología de cada enfermedad en cajones estancos, puede dar lugar a numerosas dificultades a la hora de proceder a determinar si el paciente sufre una u otra dolencia. Los grandes manuales de hoy en día, como al DSM (IV en su última edición), frente a desarrollos más humanos, fenomenológicos como los de Bleuler o Kraepelin, proponen definiciones bastante cerradas de cada enfermedad. Esto puede suponer tanto una ventaja, en cuanto que simplifica el trabajo, como un inconveniente, si esta simplificación es excesiva, debiendo tratarse con cuidado, pues podría impedir la adecuada comprensión de la complejidad y problematismos asociados a esta enfermedad, lo que traería consecuencias perjudiciales. De este modo, se apunta un problema que parece crucial: la simplificación de las definiciones se vuelve una reducción que puede ocasionar serias dificultades a la hora de diagnosticar enfermedades como la esquizofrenia. 2.2. Pronóstico La esquizofrenia es una enfermedad de pronóstico reservado. Esta aseveración responde al hecho de que la esquizofrenia puede, en un momento dado, remitir sin más. Al encontrarnos ante una enfermedad que puede ser crónica o desaparecer en cualquier momento de la vida del paciente, sin control por parte de los psiquiatras, realizar un pronóstico firme se presenta como una osadía. Además, aunque sea un daño incidental, el paciente puede quedar dañado a nivel cerebral debido a los efectos de los medicamentos. Por tanto, esta remisión, que podría entenderse como el mejor de los pronósticos posibles, tampoco es una desaparición completa y vuelta al estado anterior del paciente. Dejando a un lado este hecho, para realizar un pronóstico de la enfermedad no es suficiente con consultar tablas y datos estadísticos del seguimiento del trastorno proporcionados por los investigadores4. Esto se debe a que la enfermedad actúa de tres modos diferentes: puede presentarse como un episodio aislado en un momento concreto, puede repetirse en episodios cíclicos más o menos controlados y, por último, puede llevar al paciente a caer en picado, perdiendo rápida y de un modo continuado 4

Algunos estudios relevantes en este sentido pueden ser los de POGUE-GEILE, M. F. Y HARROW, M. Negative and positive symptoms in schizophrenia and depression: a follow-up. Schizophrenia Bulletin, 1984; 10 (3), 371-387 ó BIEHL et al.. Prediction of outcome and utilization of medical services in a prospective study of first onset schizophrenics. European Archives of Psychiatry and Neurological Science, 1986; 236 (3), 139-147.

funciones. En base a lo anterior, estableceríamos un pronóstico positivo para el primer caso, uno que es más o menos esperanzador, puesto que el paciente podrá ser tratado y esperar que la enfermedad quede bajo control; y, un último pronóstico desalentador, puesto que el paciente sólo empeorará. Para la realización de estos pronósticos es necesario tener en cuenta que se tratan de seguimientos de meses o incluso años, periodos más prolongados que en otro tipo de enfermedades. 3. Objetivos en términos de prevención. La prevención suele entenderse como el esfuerzo por evitar la aparición de un determinado problema. A ello responde, en el caso de la medicina, el viejo adagio “más vale prevenir que curar”; es decir, es mejor poner los medios necesarios para evitar la enfermedad que luego tener que remediarla. No obstante, en el caso de la esquizofrenia la prevención posee también otra vertiente clara que, además, podemos considerar más relevante a día de hoy: la prevención de recaídas. Se examinarán los elementos más relevantes en cada una de las dos vertientes. 3.1. Indicadores de la enfermedad. En los últimos años se han venido desarrollando estudios encaminados a la prevención en términos de evitar la aparición de la enfermedad, es decir, de una prevención en el primer sentido que se ha tenido en cuenta5. Esta prevención que podemos considerar general o “completa” en referencia al desarrollo de la esquizofrenia se centra en aquellos indicadores de la enfermedad, esto es, los elementos o rasgos anormales que el paciente muestra y que son atribuibles a la dolencia. Pueden dividirse en tres grupos fundamentales, a saber: cerebrales, funcionales y sociales. Los indicadores cerebrales son aquellos cambios producidos en el cerebro de un paciente esquizofrénico. Los estudios más relevantes al respecto revelan que las pruebas realizadas a pacientes con esquizofrenia muestran una actividad cerebral diferente a los estándares. Sin embargo, los estudios no parecen concluyentes en tanto en cuanto dan como resultado al menos tres tipos de déficits: los que muestran una variable segura de la enfermedad, los generales pero variables en severidad y los más específicos,

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Cfr. MARNEROS, A. Y TSUANG, M. T. (eds). Schizoaffective Psychoses, Berlin: Springer-Verlag, 1990.

restringidos a subgrupos de pacientes. El segundo y tercer grupo no son muy favorables para el estudio de la prevención. Junto con estos déficits se analizan también la relación entre los síntomas y los daños cerebrales aparecidos a la par de alucinaciones, distorsiones o ansiedades causadas por paranoias. No obstante, algunos tratamientos, como los antipsicóticos distorsionan los resultados en la medida en que son contraproducentes en cuanto a sus beneficios cognitivos –mejoran ciertas funciones atencionales, pero la mayoría de las medidas permanecen estables o, incluso, empeoran. Lo mismo ocurre, por ejemplo, con los anticolinérgicos, tras cuyo tratamiento no es posible apreciar qué daños cerebrales son los producidos por la enfermedad y cuáles por el propio medicamento6. Este grupo de indicadores constituyen el conjunto más importante de indicadores con respecto a una posible prevención, aunque resulta complicado realizar estudios como P.E.T. u otros escáneres cerebrales con personas que no presentan ningún tipo de problema. Asimismo, las detecciones en pacientes esquizofrénicos no resultan del todo fiables por dos motivos: no se conoce en qué momento de desarrollo de la enfermedad, y, por otra parte, en qué medida estos cambios son producidos por la dolencia o por otras causas, como por ejemplo algunas terapias y medicamentos. Un segundo grupo de indicadores son los funcionales. Este tipo de indicadores son aquellos que muestran una pérdida, tales como la capacidad de abstracción para las respuestas verbales o la atención. El curso de las funciones cognitivas en esquizofrenia aparecen, no obstante, consistentes con un encefalograma estático más que con un desorden demente progresivo. Kraepelin apunta en este sentido: “por lo general, si ninguna mejora esencial interviene en los dos o tres primeros años después de la aparición de los fenómenos más asombrosos y mórbidos, un estado evolución débil será desarrollado, que por lo general sólo cambiará despacio e insignificantemente”7. No obstante, estamos nuevamente ante un caso difícil en cuanto a la prevención se refiere, en tanto en cuanto los indicadores son, sino posteriores, cuando menos temporalmente 6

HIRSCH, S. R. Y WINBERGER, D. R. Schizophrenia, Great Britain/Hong Kong: Blackwell Science, 1995, cap. 10, pp. 147 y ss. 7 “As a rule, if no essential improvement intervenes in at most two or three years after the appearance of the more striking morbid phenomena, a state of weak mindedness will be developed, which usually changes only slowly and insignificantly” en KRAEPELIN, E. Dementia Praecox and Paraphrenia. New York: Huntington, 1919, p. 157.

coincidentes con la aparición de la enfermedad, por lo que una detección precoz es poco probable. En el caso de los factores sociales, viene ocurriendo lo mismo, puesto que, además, no suelen ser los que con mayor prontitud se reconocen ni los más generalizados. De este modo, conductas violentas o el autoaislamiento por parte de los enfermos, suelen darse con relativa posterioridad al inicio de la enfermedad y la aparición de otros síntomas que pueden llevar a un brote grave con consecuencias sociales. Pese a todo, el número de enfermos que reaccionan violentamente no puede determinarse con exactitud, dado que los datos de los estudios son demasiado específicos para sacar conclusiones generales y que las variables no están bien definidas8. Asimismo, se plantea la cuestión -y aquí se observa claramente la relación entre esquizofrenia o Psiquiatría y valores- de cuáles de estas conductas violentas deben atribuirse a la enfermedad y cuáles son propias del individuo. Esta distinción se vuelve complicada, pero crucial, dado que el juicio de estas personas variará enormemente según la consideración que reciba su conducta y el grado de responsabilidad atribuida, así como el efecto de los medicamentos o el síndrome de abstinencia derivado. Sea como fuere, la prevención resulta complicada también en este tipo de indicador. Una vez analizados los tres principales grupos de indicadores, es necesario apuntar algunos estudios realizados en búsqueda de la posible causa de la enfermedad o su relación con algunos factores externos. Dos ejemplos relevantes son la atribución a problemas durante el embarazo y el parto y la explicación por epidemia9. De ser concluyentes los estudios en cualquiera de los dos campos, la prevención daría, claramente, un gran paso adelante, pues se detectaría el foco de procedencia –o alguno de ellos- de la enfermedad, pudiendo, por tanto, controlarse. No obstante, los datos no son conclusivos10.

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Cfr. HIRSCH, S. R. Y WINBERGER, D. R. Schizophrenia, Great Britain/Hong Kong: Blackwell Science, 1995, cap. 11. 9 Cfr. HIRSCH, S. R. Y WINBERGER, D. R. Schizophrenia, Great Britain/Hong Kong: Blackwell Science, 1995, cap. 12 y 17. 10 HIRSCH, S. R. Y WINBERGER, D. R. Schizophrenia, Great Britain/Hong Kong: Blackwell Science, 1995, cap. 12, 193 y ss.

3.2. Principal foco de prevención: recaídas. Como hemos visto, la prevención en términos de intento de evitar la aparición de la enfermedad se topa con serios problemas en lo que a la esquizofrenia se refiere. Sin embargo, existe otra vertiente, que se vuelve principal, en torno a esta enfermedad, a saber: la prevención de posibles recaídas. Ello responde a que la esquizofrenia es una enfermedad relativamente cíclica. Para su prevención se dispone de medios insuficientes, en tanto en cuanto los tratamientos no sólo no curan la enfermedad, sino que no siempre son eficaces para su control. Además, al existir variedad de posibles tratamientos, se hace difícil prescribir aquella combinación que pueda resultar acertada para cada paciente en cuestión. Asimismo, dado que los tratamientos pueden ser muy agresivos, debe actuarse con cautela. Sin embargo, el control de las recaídas no logra llevarse a cabo, puesto que en todo caso hay un grupo de enfermos que caerán en picado desde la aparición de la enfermedad, empeorando constantemente. Algunos autores apuntan11, en este sentido, que el nivel de síntomas positivos que desarrollará el paciente pueden ser predecidos, lo que sin duda sentará las bases para una posible prevención. Sin embargo, no está tan claro en cuanto a los síntomas negativos se refiere. Si atendemos a la denominada “ley de los tres tercios”12 acuñada por Bleuler, que muestra que, invariablemente, en un tercio de los enfermos la enfermedad remite sin demasiadas consecuencias; en el segundo tercio los pacientes presentan brotes cíclicos que se repetirán crónicamente; y un tercer grupo estará formado por aquellos que desde la manifestación de la enfermedad sólo caerán, aunque también con picos cíclicos de bajada; podemos realizar una lectura de la misma a través de la prevención. En el primer caso la prevención sería de la enfermedad en conjunto y no de las recaídas. En el segundo tercio es donde más puede incidir la prevención en los términos aquí expuestos, ya que es donde mayor incidencia para la situación del paciente tienen las recaídas. Asimismo, los picos de mejora y empeoramiento se verán más atenuados por los elementos utilizados para la prevención, mientras que en el tercero de los casos la 11

POGUE-GEILE, M. F. Y HARROW, M. Negative and positive symptoms in schizophrenia and depression: a follow-up. Schizophrenia Bulletin, 1984 10 (3), 371-387. 12 .BLEULER, E. Dementia Praecox or the Group of Schizophrenias. New York: International Universities Press, 1919, p. 237.

previsión no es demasiado optimista, puesto que no se logra parar el avance de la enfermedad. Así pues, en resumen, puede decirse que la prevención principal en esquizofrenia ha de centrarse en el control de las posibles recaídas que pueda sufrir el paciente. Esto responde a la inexistencia, por el momento, de una cura total de la enfermedad en manos de los psiquiatras. Para llevar a cabo la prevención, entonces, y atendiendo a la “ley de los tres tercios” de Bleuler, los investigadores tendrán más posibilidad de éxito en el segundo tercio, es decir, en aquellos pacientes con picos de mejora y empeoramiento. 4. Procesos de curación y sus resultados. Se estudiará ahora el curso de la enfermedad, es decir, la evolución de los pacientes, así como los resultados obtenidos a partir de los medios tomados para remediar la dolencia. No han de confundirse estos procesos de curación con los tratamientos propiamente dichos, sino más bien este epígrafe responde al curso, a cómo se va desarrollando la enfermedad, ya desde el primer diagnóstico, ya desde el comienzo del tratamiento prescrito por el especialista. En cuanto a los resultados, como apuntábamos, no puede hablarse de una curación ni de un control exhaustivo de la misma por parte de los especialistas. No obstante se apuntarán los indicios de mejora o progreso que se han desarrollado, a la par de algunos estudios significativos. 4.1. Del diagnóstico a la prescripción. Una investigación sistemática acerca del curso y los resultados de la esquizofrenia fue iniciada por Kraepelin13, quien creía que en ausencia de una patología cerebral demostrable y unas causas identificables, una observación a fondo de la historia natural de síndromes clínicos podría establecer la validez de la entidad del desorden que él estaba delineando. Más tarde, Kraepelin revisó sus apuntes acerca del pronóstico de la esquizofrenia y observó que era invariablemente pobre, notando que “curas permanentes” ocurren en alrededor del 15% de los casos14. Sin embargo, en la 13 14

KRAEPELIN, E. Dementia Praecox and Paraphrenia, New York: Huntington, 1919. KRAEPELIN, E., p. 168.

esquizofrenia no podemos hablar sólo de remisiones y enfermedad, sino que existen varios subgrupos dentro de la misma que es necesario apuntar. En primer lugar, algunos pacientes sufren periodos con una alta actividad esquizofrénica intercalados con otros en los que la enfermedad a penas se deja notar. Estamos, por tanto, ante un curso cíclico de la dolencia, en la que la prescripción se basará en el intento de control y espaciamiento en el tiempo de dichos brotes. Es, además, un curso moderado, con etapas en las que el paciente puede llevar una vida relativamente normal. Sin embargo, dentro de este grupo más general podemos también establecer divisiones, entre aquellos que logran atravesar los brotes sin demasiados problemas y aquellos que los sufren de un modo más profundo, teniendo como graves consecuencias cada manifestación de la enfermedad. Por otro lado, existe otro grupo de pacientes a los que la enfermedad ataca, digamos, de un modo fulminante, puesto que desde su primera manifestación esta no dejará de dañar al paciente. El curso de este grupo de enfermos es, por tanto, degenerativo, en tanto en cuanto no tienen épocas de mejora, sino sólo empeoramientos. Pero también dentro de este grupo es posible establecer, a su vez, dos subgrupos, a saber: aquellos que, aún dentro de la caída, tienen episodios cíclicos; y aquellos cuyo desarrollo es más lineal15. Sea como fuere, existen numerosos estudios acerca de este tema, nuclear para la investigación de la enfermedad. Tomaremos aquí una investigación realizada por Bleuler, por escoger un estudio ejemplar del mismo. En su investigación, realizada junto a otros autores, Bleuler llega a las siguientes conclusiones tras un examen a 208 pacientes a lo largo de 22 años desde el diagnóstico de la enfermedad: la denominada “curación duradera” o remisión o lo que, para aclarar conceptos, equivaldría a una “curación total” se da en torno a un 20-26 % de los casos; los estados crónicos severos entre el 14 y el 24 % de las veces; ningún deterioro tras el quinto año desde el inicio de la enfermedad y el desarrollo de un estado clínicamente estable en el 50 a 75 % de los pacientes; un curso periódico caracterizado por múltiples episodios y remisiones

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Cfr. RAM, R.; et al. The natural course of squizophrenia: a review of first-admission studies. Schizophrenia Bulletin, 1992; 18, 185-207.

completas en el 22%; un curso catastrófico (inicio rápido de deterioro crónico) en el 4%; y, por último, un porcentaje de suicidios en 20 años en el 14-22 %16. 4.2. Diferentes estadios de desarrollo y su evaluación. Para la evaluación de los diferentes estadios de la enfermedad es necesario tener en presente la “ley de los tres tercios” de Bleuler. A partir de los tercios establecidos – positivo, medio y desfavorable-, diremos que, no obstante, el abanico de posibilidades de desarrollo de la enfermedad es más amplio de lo que estos tres tercios generales, puediendo caracterizarse escalas más completas. Tomando en cuenta cualquier escala posible, no obstante, la evaluación no puede ser positiva, puesto que no se cumple el ideal de eficiencia de los objetivos: la cura de la enfermedad. Pero no sólo esto, sino que tampoco los objetivos secundarios se satisfacen, puesto que el control de la enfermedad escapa a los expertos. No sólo las remisiones son una asignatura pendiente, sino que la prevención, en cualquiera de las dos vertientes presentadas, está por el momento lejos de consumarse. Por tanto, una evaluación de la esquizofrenia ha de ser, en líneas generales, crítica. Sin embargo, los esfuerzos continuados de los investigadores, que no sólo continúan estudiando aquellos campos antiguos, sino que abren nuevos horizontes de investigación como vimos, han de ser loados. En este sentido, la evaluación ha de ser favorable, puesto que, aunque es un camino de ensayo-error que, para mayor gravedad, es padecido por humanos, los esfuerzos para la consecución del objetivo, así como la dinámica mantenida viva por los estudiosos hacen ver la posibilidad de cumplir el gran objetivo deseado: la curación y desaparición completa de la enfermedad –incluyendo, por tanto, curación y prevención óptima.

5. Discusión: posibles reformulaciones. A modo de conclusión se apuntarán posibles reformulaciones que se entienden necesarias en el ámbito de investigación de la esquizofrenia y, por extensión, en la Psiquiatría. Esta necesidad responde a un intento de mejora siempre deseable en la

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BLEULER, M., et al. Der langfristige Verlauf shizophrener Psychosen. Nervenarzt, 1976; 47, 477-481.

Ciencia, pero en mayor medida en relación con el trato con seres humanos. Es decir: la esquizofrenia es una enfermedad y, como tal, afecta seriamente a la vida de las personas. Es por ello que se entiende como urgente todo posible intento de mejora que esté en nuestra mano realizar. Será en esta línea en la que apuntaremos estas posibilidades de reformulación. Asimismo, se ha de tener en cuenta que cualquier apunte aquí dado surge de una reflexión filosófico-metodológica emprendida desde el comienzo de esta investigación. Serán dos los apuntes que, por el momento, se realizarán. Por una parte, a lo largo del estudio de la esquizofrenia nos encontramos con una carestía en cuanto al desarrollo conceptual de la misma. En más de una ocasión, a decir verdad, en demasiadas, diversos grupos de investigación dan enfoques totalmente diferentes a uno y el mismo concepto médico, ya sea propio del argot psiquiátrico o más general. Estamos con Kuhn en que diferentes paradigmas utilizarán un vocabulario con sentidos diferentes, pero esto no puede traducirse, a nuestro entender, en concepciones tan opuestas de la definición de una enfermedad. Al no ser las dolencias problemas abstractos, sino la Psiquiatría una Ciencia Aplicada, las clarificaciones conceptuales necesitan ser lo más generales, pero a la vez, finas posibles. De otro modo se corre el riesgo de malas interpretaciones y, en consecuencia, malas respuestas –prescripciones y pronósticos- por parte de los especialistas. En definitiva, ni una definición totalmente cerrada y encuadrada en posibles intereses privados –de índole económica, por ejemploque se ajuste a un determinado medicamento, sea este comprobadamente el mejor o no; ni una que sea demasiado débil y lleve a confusión. Una clarificación de los conceptos como la que se propone dará como resultado una definición que abarque todos aquellos casos más concretos que enriquecen la comprensión de una enfermedad tan compleja como la esquizofrenia, pero, a su vez, una caracterización lo más clara posible que permita una mejor comprensión, igualmente clara de un investigador en Alemania, como en Estados Unidos como en Mauritania. Esto se hace necesario, puesto que la esquizofrenia es una enfermedad que afecta a personas en todo lo largo y ancho de este mundo. Por otro lado, los estudios realizados con respecto a diferentes estadios y momentos de desarrollo, tratamiento, incidencia, prevalencia… de la esquizofrenia, nos muestran datos preocupantes. Como filósofos no podemos aceptar que un medicamento que puede resultar verdaderamente perjudicial para una persona, tenga un margen de

error del 60 % -es decir, pacientes que no responden ni positiva ni negativamente al tratamiento, pero que, igualmente se pueden ver perjudicados por él-; unos beneficios no totalmente demostrados, sino solamente probables, de un 15 o 20 %; y unos daños derivados y no controlados que pueden ascender al 100%. De este modo, llama la atención cómo se están llevando a cabo terapias que pueden perjudicar mucho más que beneficiar y que, de hecho, están llevando a pacientes a los cuales la enfermedad podría remitir sin incidencias apreciables, a sufrir daños cognitivos, funcionales y sociales permanentes17. Sin ir más lejos, el retomar tratamientos como el electroshock, utilizado para atontar a los pacientes en otro tiempo, parece, cuando menos, peligroso. Es por ello que apuntamos como posible reformulación un estudio más detallado de esta cuestión y, al menos, mayor precaución en la aplicación de métodos, que han de intentar basarse en cálculos porcentuales relativamente positivos. Tal vez seguir esto pudiera llevar a la ralentización de la investigación, pero, teniendo en cuenta que estamos hablando del tratamiento y vida de personas, tal vez no resulte descabellado. Se reivindica, por tanto, un tratamiento humano para con seres humanos.

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HIRSCH, S. R. Y WINBERGER, D. R. Schizophrenia. Great Britain/Hong Kong: Blackwell Science, cap. 13, 219.

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