Prácticas sociales del Tardío prehispánico (siglos XI al XVII) en las cuencas de Angastaco y Molinos (Salta, Argentina). Resultados preliminares.

June 24, 2017 | Autor: Veronica Williams | Categoría: Prehispanic period
Share Embed


Descripción

I Jornadas de Investigación y Gestión en el Valle Calchaquí (Salta). ISBN 978-987-633-124-1 EUNSA, Salta, 2014. pp: 69- 95

Prácticas sociales en las cuencas de Angastaco y Molinos (Salta, Argentina) durante los siglos X al XVI. Resultados preliminares. Verónica Isabel Williams * y María Cecilia Castellanos** Resumen Considerando que los objetos y su espacialidad cumplen un papel importante en la creación e incorporación del habitus a los grupos sociales, proponemos discutir las formas que toma la materialidad, en este caso la arquitectura defensiva, el arte, la alfarería y la agricultura en diferentes momentos y los modos de espacialidad que comprometen y que dan cuenta de ese proceso que hace a la constitución de paisajes, sujetos y objetos. Se presentará la información y discutirá el papel de los pukara y su estrecha vinculación con arte y agricultura en las quebradas de Angastaco y Molinos (Salta, Argentina) a lo largo de los siglos X al XVII en el marco de dos proyectos de investigación (PICT 1550 y PIP 0059). Los pukara no solo son considerados como espacios de refugio y resistencia de las poblaciones nativas durante el Periodo de Desarrollos Regionales y la época colonial sino como hitos en el terreno durante la conquista inca materializando el poder a través de su valorización como lugares con alta carga simbólica. Esta estrategia no era producto de unaconducta propia de una situación de peligro en la guerra sino un recurso previsto y planeado para el que se reconoce una profundidad temporal enlazada con prácticas de subsistencia y reproducción propias del Periodo de Desarrollos Regionales y resignificadasen un contexto colonial de guerra y transformación.

Los pukara tradicionalmente han sido considerados como espacios de refugio y resistencia de las poblaciones durante el Periodo de Desarrollos Regionales (en adelante PDR) (Siglos X al XV)y el Colonial temprano (González, 1955)2,pero también debieron haber funcionado como hitos en el terreno durante la presencia inca y la conquista española materializando el poder a través de su valorización como lugares con fuerte carga y valor simbólico. De esta manera pueden ser entendidos

Introducción Los objetos y su espacialidad cumplen un papel importante en la creación e incorporación del habitus a los grupos sociales y dan cuenta de un proceso que hace a la constitución de sujetos, objetos y paisajes. Desde esta perspectiva proponemos discutir las formas que toma la materialidad, en este caso un tipo especial de sitio, los pukara (Ruiz y Albeck,1997; Balesta y Zagorodny, 2010), su asociación espacial con arquitectura doméstica,la infraestructura agrícola y el arte en las quebradas de Angastaco y Molinos (Valle Calchaquí medio, Salta), a los largo de los siglos Xal XVI1.

curso (PICT 1550 y PIP-CONICET 0059), dirigidos por una de las autoras. 2 Siguiendo la secuencia cultural planteada por González en la década del 50 es posible diferenciar en el NOA un período de contacto hispano indígena y otro posterior, denominado colonial. Si bien seguimos este planteo contemplamos también la posición de Quiroga (2005) sobre las dificultades de diferenciar en el registro arqueológico continuidades y rupturas entre lo hispano-indígena y lo colonial, ya que los contextos que se plantean como representativos de la época de contacto o colonial, no siempre llegan a constituir etapas diferentes.

* CONICET- Instituto de Arqueología, FFyL., UBA. [email protected] ** CONICET- CEPIHA, Facultad de Humanidades, UNSa [email protected] 1

Presentamos información resultado de trabajos enmarcados en proyectos de investigación en

69

I Jornadas de Investigación y Gestión en el Valle Calchaquí (Salta). ISBN 978-987-633-124-1 EUNSA, Salta, 2014. pp: 69- 95

como espacios ligados a estrategias de reproducción social constituidos como un recurso previsto y planificado asociado a prácticas de subsistencia y reproducción propias del tardíoprehispánico (Quiroga, 2010).

Diversos autores han planteado para el noroeste de Argentina (NOA) entre el 1000 y 1400 DC un estado de fragmentación política, la conformación de jerarquías sociales e intenso conflicto que se materializa en la aparición de asentamientos defensivos o pukara, iconografía, parafernalia de guerra en diferentes soportes, y evidencia de traumas en restos humanos (Nielsen, 2007; Tarragó, 2000)3. El fenómeno del “conflicto” presenta una variedad de situaciones que van desde batallas campales, acechos, escaramuzas, batallas rituales hasta ajustes de cuentas. Seguramente a cada una de estas situaciones debe corresponder uncorrelato arqueológico cuya interpretación se convierte en un constante desafíometodológico. Una definición amplia del conflicto y más específicamente de guerra es la de Meggitt (1977: 10) que ha resultado operativa para la arqueología de sociedades no estatales al definirla como “un estado o período de hostilidad armada entre comunidades políticamente autónomas, las cuales consideran las acciones (violentas o no) de sus miembros contra los oponentes como expresiones legítimas de la soberanía de su comunidad”. En un amplio sentido la guerra implica negociaciones inestables e

impredecibles, no sólo entre contrincantes sino entre una multitud de actores (humanos y no humanos) que forman parte de las comunidades(Nielsen, 2003: 76; 2007: 9-11). Para el Area Andina existe un cierto consenso que los cambios climáticos fueron una de las causas más importantes del conflicto, especialmente una prolongada sequía que se dio en las tierras altas andinas a partir del siglo XI siendo severas entre ca. 1250-1310 D.C., además del crecimiento demográfico o la disputa por el control del tráfico interregional4.Pero proponemos que también deberíamos considerar otras situaciones causales como la captura de prisioneros, de mujeres,los sacrificios, la caza de cabezas, los despliegues bélicos entre comunidades para el control de tierras productivas, etc. prácticas de tanta importancia y profundidad histórica en los Andes. En este contexto se habría dado el surgimiento de los pukara como un fenómeno bastante sincrónico al menos en los Andes del Sur según los documentos del siglo XVI. Cieza de León (1947 [1553]) menciona una situación de conflicto endémica en el área Circumtiticaca que se extendió hacia el Sur por Lípez, Chicha, Humahuaca, Atacama, Copiapó, Chicoana y Quiri-Quiri antes de la expansión del estado Inca. Lo cierto es que los pukara surgieron bajo condiciones sociales de presión sobre un territorio. Las crónicas hablan de los pukara como lugares activos de batalla creados para resguardar contingentes de guerreros y librar batallas en tiempos de guerra. Por su

3

4

La práctica del conflicto

También se considera el surgimiento de nuevas formas de interacción interregional cobrando así importancia la regionalización estilística de la cultura material y el renovado auge del tráfico de caravanas de larga distancia (Tarragó, 2000; Nielsen, 2003: 97).

Posible causa del colapso deTiwanaku que afectó a poblaciones que debieron migrar a localidades más benignas produciendo un enfrentamiento a comunidades ya instaladas (Guamán Poma, 1980 [1615] I: 52; Nielsen, 2003).

70

I Jornadas de Investigación y Gestión en el Valle Calchaquí (Salta). ISBN 978-987-633-124-1 EUNSA, Salta, 2014. pp: 69- 95

andenería en laderas que desde el punto de vista pedológico no son aptas para tal fin. Este constreñimiento en espacios reducidos y cerrados (pero muy cercanos a los pukara) nos puede estar indicando algo más que un desarrollo tecnológico. Nos preguntamos si no se trata de una agricultura en tiempos de conflicto, y en ese caso conflicto entre quienes (¿contra los incas?, ¿contra los españoles?, ¿los locales entre sí?)¿Cómo se relaciona la producción con los tiempos de guerra y de conflicto?¿Cuán grave pudieron haber sido los conflictos durante el PDR para alterar la producción agrícola? ¿Si el conflicto hubiera sido generalizado, pudieron garantizarse los ciclos agrícolas? Bajo la vigilancia de los enemigos, ¿cómo accedería cada comunidad a sus campos de cultivos, algunos de ellos situados a más de una hora de marcha de su asiento permanente? (Nielsen, 2003:94). Más allá de las estrategias de almacenamiento, treguas políticas, alianzas circunstancialesu otros, ¿hay una adaptación de la agricultura en sí misma a estos momentos? Especialmente, cuando la guerra ocurre durante el tiempo que va de la siembra a la cosecha... ¿hay planes alternativos para la producción? Seguramente sí, ¿pero cuáles? ¿Cultivos más seguros y sencillos? ¿Con menos necesidad de cuidados intensivos y riego? Con referencia a este punto Dedenbach Salazar (1985) ha recopilado el vocabulario inca agrícola y deduce que existen programas agrícolas definidos según especie en sincronía con el clima y la estación del año, pero no hay referencias a los momentos de zozobra o conflicto social. Todo el vocabulario hace referencia a una agricultura cíclica, pautada, que requiere de estabilidad o paz social. Las preguntas previas, si bien son pretenciosas, intentaremos explorarlas

parte la arqueología comparte esta idea de uso temporario de los pukara como plantean Balesta y Zagorodny (2010) para La Ciénaga en la provincia de Catamarca. Pero otros arqueólogos sostienen que la función principal de estos sitios no fue el refugio temporal sino permanente asociado a funciones domésticas, ceremoniales y sociales (Arkush, 2006; Arkush y Stanish, 2005).En el área circumtiticacala supuesta exclusividad defensiva de los pukara no parece coincidir con el registro arqueológico procedente de los mismos de restos de actividades domésticas, de grupos corporativos y de festividades patrocinadas por grupos de elite (Topic y Topic, 1997)al que se suma el bajo rendimiento que el uso de armas de corto alcance como arcos, flechas, porras y hondas (Keeley, 1996: 51) que pudo ofrecer a grupos parapetados (Casanova, 1936:223-4). Esta pluralidad de posturas se vincula al hecho que la idea de una época de conflicto endémico en los Andes no está tan claramente plasmada en el registro arqueológico y por ello partimos del supuesto, para avanzar sobre el tema, de la existencia de al menos momentos de inseguridad. Como una de las consecuencias sociales de la guerra podemos mencionar a la intensificación de las explotaciones económicas resultado de la convergencia de la población en un área. Es característico para el NOA, durante el PDR, la asociación de pukaras con chacras o áreas agrícolas, representadas porandenes, terrazas, canchones, sistemas de irrigación para aprovechar los cursos de agua permanente como plantean colegas para el valle de Santa María y Calchaquí (Baldini y De Feo, 2000; Tarragó, 2000). Hay casos que han llamado particularmente nuestra atención, como la construcción de inmensas obras de

71

I Jornadas de Investigación y Gestión en el Valle Calchaquí (Salta). ISBN 978-987-633-124-1 EUNSA, Salta, 2014. pp: 69- 95

a partir de los resultados de las investigaciones en curso en la zona5.

abiertos debido a que su estrechez permite que los vientos húmedos del Este condensen su humedad contra las cadenas montañosas produciendo microclimas adecuados para el cultivo (Hong y Seggiaro, 2001). El potencial de esta área es mencionado en una tasación de 1802 sobre los bienes pertenecientes a la Hacienda de Calchaquí: “...la Estancia llamada Gualfín siguiendo al Sur dista de la Casa, como doce leguas y siendo su ámbito de oriente a Poniente hasta dar con los altos de las Cierras pertenecientes a esta Estancia... en cuyos terrenos se hallan varios Potreros divididos por Naturaleza, casaderos, y cienagas de pastos consistentes” (Cornejo, 1945: 427). Para las cuencas de Angastaco y Molinos, las referencias históricas mencionan que las poblaciones que habitaban estas tierras a la llegada de los españoles, conformaban unidades socio políticas fragmentadas (Lorandi y Boixadós, 1987/1988). La arqueología de la zona refleja en parte esta situación ya que no se ha registrado grandes conglomerados, típicos del PDR, salvoEl Churcal y Molinos, asociados directamente al rio Calchaquí, interpretados en un primer momento como cabecera de las poblaciones ubicadas al interior de las quebradas (Baldini y de Feo, 2000). Los sitios más populares son sitios dispersos, pequeños (que no pasan las 2 ha), representados por estructuras posiblemente habitacionales, mayoritariamente aisladas o en grupos de dos y tres estructuras. Estos sitios se encuentran emplazados mayoritariamente sobre paleoterrazas y conos aluviales relativamente elevados con respecto al fondo del valle y, si bien se han localizado algunos sitios sobre la margen del río Calchaquí, la mayor cantidad de sitios arqueológicos se ubica al interior de las quebradas de los ríos Angastaco y Tacuil-Humanao y sus

El valle Calchaquí medio: antecedentes históricos y arqueológicos El área de estudio se ubica en el sector del valle Calchaquí comprendido entre las poblaciones de Molinos y Angastaco en la provincia de Salta. Específicamente son las quebradas altas con mayor gradiente de humedad que conforman pasos naturales al ambiente puneño,a los salares de Ratones, Diabillos y Hombre Muerto, entre otros (Williams et al.,2010:181). Dentro del área incluimosla cuenca del río Molinos (exceptuando el río Luracatao y susafluentes) con sus tributarios los ríos Blanco, Mayuco, Tacuil, Colomé y Humanao; y la del río Angastaco (exceptuando el ríoGuasamayo y afluentes) formada por los ríos Gualfín, Barrancas, Compuel y Pucará (Hong y Seggiaro, 2001). Los valles subsidiarios presentan ciertas características ambientales propicias para la agricultura, especialmente sobre los contrafuertes de los cerros occidentales donde se producen neblinas diarias en las cabeceras de las quebradas (Baldini y De Feo, 2000). Estas quebradas altas poseen un mayor grado de humedad que los valles más 5

Una aclaración importante de hacer es que no relegamos ni obviamos otra importante actividad económica como es la recolección de especies silvestres, mencionada en forma reiterativa en documentos históricos sino que por tema de espacio nos focalizamos en el tema agrícola. El Padre Alonso de Barzana supo apreciar (y aprovechar para sus fines de evangelización) que la recolección de algarroba era el momento de reunión de muchas parcialidades que posiblemente vivían dispersas el resto del año. Y nos recuerda que los tiempos de recolección eran tiempos de "borracheras", tan condenadas por los sacerdotes, pero también la manifestación más evidente que era el momento de los rituales, de los intercambios y los ajuste de cuentas.

72

I Jornadas de Investigación y Gestión en el Valle Calchaquí (Salta). ISBN 978-987-633-124-1 EUNSA, Salta, 2014. pp: 69- 95

afluentes (Villegas, 2006). En este escenario, los pukara son lossitios con mayor cantidad de recintos registrados(Baldini y De Feo, 2000; Williams,2010a). En el marco de las investigaciones que se vienen desarrollando en la zona desde 2005 se han reconocido en un área de aproximadamente de 1.800 km2, 25 asentamientos arqueológicos, entre ellos 9 pukara cuya ocupación va desde inicios del PDR hasta el Colonial temprano.La investigación arqueológica comprendió prospecciones través del uso de la teledetección,mapeos, planialtimetría, recolecciones superficiales, y excavaciones en sectores seleccionados de sitios de distinta funcionalidad y cronología (p.e cuatro pukara, un conjunto arquitectónico bajo pukara y cuatro áreas agrícolas). En el área de estudio los pukara presentan una ubicación heterogénea en el terreno que comprende zonas productivas próximas entre sí como: 1) fondo de valle del río Calchaquí y sus tributarios (entre los 1900 msnm y

2200 msnm); 2) porciones medias y altas de las quebradas tributarias (entre 2600 msnm y 3400 msnm), la cabecera del valle troncal y los piedemontes con cursos de agua permanente óptimos para el riego, y 3) cotas por encima de las áreas agrícolas con recursos de pastoreo y caza (p.e. Compuel y cabeceras de Mayuco, Río Blanco y Gualfín) donde se localizaron conjuntos agrícolas que cubren una superficie de más de 300 ha (Korstanje et al., 2010; Villegas, 2006; Williams et al. 2010). Grandes superficies aterrazadas, canchones, despedres y sistemas de irrigación (acequias, canales, etc.)se localizan en los complejos de andenerías de Mayuco (aproximadamente 30 ha), La Campana-Roselpa-La Despensa (aproximadamente 125 ha),Corralito (aproximadamente 101 ha), Pucarilla (5 ha), Gualfín (36 ha), Gualfín LC (20 ha) y Tacuil (30 ha) ubicados en la quebrada de Colomé o Gualfín (Williams et al. 2010; Williams y Villegas, 2013) (Figura 1).

73

I Jornadas de Investigación y Gestión en el Valle Calchaquí (Salta). ISBN 978-987-633-124-1 EUNSA, Salta, 2014. pp: 69- 95

Figura N°1. Sitios arqueológicos del Valle Calchaquí medio. Gentileza Lic. Paula Villegas.

control, localización alta y/o inaccesible y entradas diseñadas para la defensa del sitio, entre otros.Sin embargo, el tipo de defensa que una población requiere dependerá en gran medida de la capacidad de organización y tecnología, tanto propia como de sus potenciales atacantes. Es por ello que la ausencia de algunos indicadores no debe ser tomada como una evidencia

Tras las evidencias de conflicto en el Calchaquí medio Los pukara o aldeas protegidas Muchos autores coinciden en que los asentamientos defensivos deben contar con una serie de rasgos arquitectónicos como parapetos, bastiones, muros perimetrales múltiples, puestos de 74

I Jornadas de Investigación y Gestión en el Valle Calchaquí (Salta). ISBN 978-987-633-124-1 EUNSA, Salta, 2014. pp: 69- 95

por sobre el nivel de fondo de valle (p.e. Peña Alta), siendo algunos de ellos de acceso extremadamente difícil (p.e. Peña Alta, Fuerte Tacuil y Pueblo Viejo) (Cremonte y Williams, 2007; Villegas, 2006; Williams y Villegas, 2013) y otros con presencia de una a tres líneas de murallas como protección (Pueblo Viejo, El Alto, Tacuil y Gualfín).A ellos se suma el Pukara de Angastaco, de origen inca y ubicado en la confluencia del río Angastaco con el Calchaquí a 1900 msnm (Williams, 2010b).

de ausencia de conflicto sino que deben ser evaluadas en conjunto la mayor cantidad de líneas de evidencia posible (Arkush y Stanish, 2005; Arkush, 2006; Williams y Villegas, 2013). En el área de estudio (180.000 has) los pukara se distribuyen en una superficie de 149 ha (1,49 km2) y son: Fuerte Tacuil (3,5 ha), Peña Alta (5,5 ha), Fuerte Gualfín (1 ha), Cerro La Cruz (
Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.