Prácticas de lectura y escritura en el cristianismo tardo-antiguo. El círculo Aventino de San Jerónimo.

July 14, 2017 | Autor: Manuel Crespo | Categoría: Asceticism, Early Christianity, Late Antiquity, Book History (History), St Jerome
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Descripción

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Prácticas de lectura y escritura en el cristianismo tardo-antiguo. El círculo Aventino de San Jerónimo.

“[…] the age of Plotinus and Origen (In the mid-third century) and the age of Jerome (in the late fourth and early fifth centuries) were not only ages of mystical endeavor. They were ages of the book […]” Peter Brown

El presente estudio se encuentra enmarcado en el proyecto de investigación “Culturas del libro. Historia social de la lectura y la escritura en la Antigüedad tardía (180-430 d.C)” dirigido por el Doctor Darío N. Sánchez Vendramini, en el Centro de Estudio Históricos profesor Carlos S A Segreti. Se busca ver, a través de la auto-representación estilizada de San Jerónimo, la constante tensión entre la paideia y la devoción al Dios cristiano en la adaptación y reutilización de textos profanos, para la promoción de conceptos relacionados con la vida ascética. Dicha vida moldea una auto- presentación y auto-construcción, en las que Jerónimo encuentra un potente mercado publicitario para legitimarse frente a una audiencia particular de mujeres aristocráticas, de las que recibirá una importante ayuda económica para llevar adelante su proyecto académico cristiano. Como señala Williams, la historiografía ha concedido en las últimas décadas cada vez más atención a las cuestiones de auto-presentación y auto-construcción, a la creación y el cultivo de públicos literarios y a la creación de una imagen de sí mismo por parte de los autores antiguos1. Es vital poder comprender la función y el marco contextual de la autorepresentación de Jerónimo en congruencia con su formación temprana y el contexto cultural y socio-político romano de fines del siglo IV d.C., para así evitar ver la producción y la recepción de su discurso como practicas materiales envueltas en relaciones sociales específicas de lectura, escritura y trasmisión. Se busca entonces, poder de alguna manera (solo aproximada) conciliar el binomio jeronimiano de “monje anacoreta - escolástico”.

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WILLIAMS Megan Hale (2006): “The monk and the book, Jerome and the making of cristian scholarship”. The university of Chicago Press. Chicago. P.20.

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Reverenciado en su vida, financiado por ricos aristócratas, protegido por un Papa, consultado por nobles mujeres de la más alta estirpe senatorial y odiado por muchos romanos en su choque existencial con el Vetus Orbis, Jerónimo encarnó en forma casi arquetípica la dualidad del intelectual cristiano de la Antigüedad tardía: Monje cristiano y escolástico atormentado y enriquecido por su formación pagana. Nació casi un siglo después de la muerte de Orígenes en un mundo totalmente cambiado, donde el imperio romano ya había sido cristiano por décadas. Nacido alrededor del 347, Jerónimo fue hijo de padres cristianos en alguna parte de Dalmacia o Panonia en el noroeste de los Balcanes. Su ciudad, Estridón, tiene una existencia oscura tanto que los estudiosos no han podido localizarla todavía. Todo lo que sabemos de su vida luego de su partida de Antioquia en el 368 a la edad de 31 años, es lo que podemos extraer de sus escritos posteriores, que ofrecen una visión intencionalmente distorsionada (auto-presentación del mismo Jerónimo) antes que una descripción realista. La educación de Jerónimo fue la estándar para un joven varón de la elite en esos días. Era inusual sólo en la medida en que sus padres obtuvieron para él una educación más allá de la habitual para personas de su estatus. Notables provincianos de una pequeña ciudad, mandaron a Jerónimo a una escuela a la que asistían hijos de senadores romanos. Aprendió algunas cosas en Estridón y luego inicio sus estudios en gramática en Aquilea en la cabeza del Adriático, en ese tiempo una gran ciudad de la región. Desde Aquilea fue a Roma, donde estudió con el famoso gramático Donato2. Presumiblemente sus padres esperaban que siguiera una carrera que produjera un retorno para su inversión. Jerónimo estuvo muy cerca de cumplir sus expectativa cuando, a la edad de 20 años, viajó a Tréveris, en el norte de la Galia (ciudad en ese tiempo capital del emperador Valentiniano), acompañado de un amigo de la infancia de nombre Bonoso, esperando tomar servicio en la administración imperial, como muchos compañeros debieron

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Puto quod puer legeris aspri in Vergilium ac asllustium comentarios, vulcatti in orationes ciceronis, victorini in diálogos eius, et in Terentii comoedias praeceptoris mei donati, aeque in Vergilium, et aliorum in alios, Palutum uidelicet, lucretium, flaccum, persium atque lucanum. contra Ruf. 1.16

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hacer. En ese transcurso, desarrollaron un serio interés en el ascetismo cristiano y, por lo menos en el caso de Jerónimo, también en la literatura cristiana. Se pueden leer menciones de Jerónimo copiando varios escritos cristianos (de su propia mano aún) durante su estadía en Tréveris3. Luego de una breve estadía en la capital occidental, Jerónimo marchó junto con su amigo hacia Aquilea, donde formaron parte de un grupo ascético vagamente definido, compuestos por varios hombres de Aquilea y otras ciudades del norte del Adriático que habían sido compañeros de escuela de Jerónimo en Roma4.

II Ingentis est otii, laboris et sumptuum Fue su formación en la administración imperial la que le valió a Jerónimo el puesto de secretario del Papa Dámaso, y con ello, el acceso al patronazgo de esta importante figura. Sin embargo, tras la muerte de Dámaso en el 384 d.C., Jerónimo perdió toda protección y se vio forzado a retirarse de la ciudad. Aparentemente, su prédica ascética y su influencia en algunos círculos de mujeres aristocráticas le había ganado diversos adversarios políticos y religiosos, como lo demuestra la carta 45,2 a Asela con sus confidencias a propósito de su salida violenta de Roma: “[…] uno censuraba mi modo de andar y de reír; otro criticaba mi cara; aquella sospechaba un no se qué en mi sencillez. […]5

Es allí entonces que Jerónimo, a meses de abandonar Roma empieza una firme relación con un grupo de mujeres nobles, que apadrinaran sus proyectos en Oriente. Jerónimo encontró una audiencia adecuada para su plan de difusión de prácticas ascéticas de cuño oriental en Roma. Una audiencia que compartía sus códigos culturales. La elite romana tenía una larga tradición en la experimentación de nuevas prácticas ascéticas y

VALERO Juan Bautista (1992) “San Jerónimo, Epistolario”, 5,2 “A Florentino. Desde el desierto” edición bilingüe, Biblioteca de Autores Cristianos, tomo I, Madrid. P. 91 4 WILLIAMS Megan Hale (2006): “The monk and the book, Jerome and the making of cristian scholarship”. The university of Chicago Press. Chicago. Pp.15-17 5 VALERO Juan Bautista (1992) “San Jerónimo, Epistolario”, 45,2 “A Asela. sus confidencias a propósito de su salida violenta de Roma” edición bilingüe, Biblioteca de Autores Cristianos, tomo I, Madrid. P. 370 3

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filosóficas. Un antecedente claro, en ese sentido, es el neoplatonismo infiltrado por Plotino en Roma alrededor del 243 d.C. Un aspecto muy significativo del círculo de Plotino, al igual que del Jerónimo en Roma, es el papel central de mujeres de origen aristocrático formando parte integral de él. Como señala Peter Brown6, el círculo de seguidores de Plotino estaba compuesto por miembros de la nueva aristocracia que había emergido en el curso de la crisis militar del siglo III. Los sarcófagos paganos del periodo de Plotino muestran con frecuencia al difunto en compañía de filósofos y Musas. Algunos de estos impresionantes sarcófagos fueron encargados de hecho por miembros de la nueva elite aristocrática de soldados y administradores. Es así que, estos círculos aristocráticos tienen sus equivalentes sociológicos en el sector emblemático de los recién creados "clarissimi" y "clarissimae" del siglo IV. Hablamos aquí tanto en el periodo de Plotino y como en el de Jerónimo, de hombres y mujeres para quienes la búsqueda de la nobleza incluyó el cultivo de una verdadera nobleza de la mente. En este ámbito, este sector rivalizaba y también llegaba a eclipsar a las familias mejor establecidas. De esta forma, el patrocinio de los estudiosos y de los guías religiosos era para ellos de una importancia excepcional. A pesar de su énfasis en el ascetismo físico, Jerónimo fue el heredero entonces de los grandes maestros espirituales del siglo III. Pero sin embargo, su modelo principal no fue Plotino, sino Orígenes. Al igual que ellos, Jerónimo se movió en un ámbito en el que se esperaba que las mujeres fueran tan intelectualmente comprometidas como los hombres. Lo que él les ofreció fue una vía para el estudio de las Escrituras que era tan emocionante como la búsqueda mística del Uno que había sido el objeto de los círculos Neoplatónicos. Jerónimo logró establecer vínculos, como dice Peter Brown, con una generación de grandes mujeres lectoras que no solo leían sino que también -junto a su gurú-, trabajan el texto en sus idiomas originales (griego y hebreo), copiándolo también, y buscando profundizar al máximo su conocimiento7. Entonces, ¿Cómo logró Jerónimo captar el interés intelectual de aquellas adineradas damas aristocráticas? Primero, supo construir un relato estilizado su vida en el que él mismo BROWN peter (2012) “Through the eye of a needle. Wealth, the fall of Rome, and the making of Christianity in the west, 350-550 AD”. Princeton University Press. Capítulo 17. 7 idem 6

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se convertía en un modelo de un tipo de vida ascética que ya estaba de moda mucho antes. El movimiento monástico cristiano había arribado a Siria y Egipto antes de mediados del siglo IV. Jerónimo tomó el modelo de los referentes ascéticos sirios de crudos preceptos y logró apropiarse de su poder para él mismo8. Es increíble pensar como Jerónimo pudo captar una audiencia de mujeres nobles tales como Marcella, Paula y sus amigas, que quedaron aparentemente impresionadas con su carácter de asesor espiritual. Sin embargo podemos señalar una particularidad. Siguiendo a Caine, se puede pensar que estas mujeres admiraban los ermitaños del Este desde una distancia y no se inclinaban inmediatamente a imitarlos en una renuncia radical de la casa y el hogar9. Como señala Patricia Cox Miller en su libro sobre los sueños en la Antigüedad tardia: “[…] En la misma carta en que cuenta sus visiones sobre el desierto, se refiere sarcásticamente a las pretensiones religiosas de algunas viudas cristianas cuyo estilo de vida casto era más aparente que real: “Después de una opulenta comida -señala- se van a dormir y a soñar con los apóstoles” […]”10

Es necesario, entonces cuestionar hasta qué punto estas seguidoras de Jerónimo llevaron a la práctica este modo de vida ascético (falsamente misionado por el mismo Jerónimo en su versión oficial). Tratándose de romanos de buenas familias y considerando su enorme patrimonio en riquezas y suntuosos lujos, el modo de vida ascético terminó siendo impracticable para esta categoría social. John Curran señala que, incluso entre las familias cristianas tocadas por el ascetismo, "la cuidadosa gestión de la propiedad" era la regla y eso mismo es lo que vemos en el ascetismo adoptado por estas nobles señoras.11. En su caso, el viejo otium aristocrático fue volcado a un moderado ascetismo cristiano, en el que el estudio de las Escrituras y el trabajo de caridad fueron las alternativas realizables del “desierto” que Jerónimo les proponía. Es así que un ascetismo informal fue ejercido por estas mujeres CAIN Andrew (2009): “The letters of Jerome. Ascetism, biblical exegesis, and the construction of Christian authority in late antiquity”. Oxford early Christian studies, Oxford University press. P. 38 9 CAIN Andrew (2009): “The letters of Jerome. Ascetism, biblical exegesis, and the construction of Christian authority in late antiquity”. Oxford early Christian studies, Oxford University press. P. 41 10 MILLER, Cox Patricia (1997): “Dreams in late antiquity: Studies in the imagination of a culture”. Princeton University Press. Traducción de Maria Tabuyo y Agustin Lopez, 2002, editorial siruela. P.253 11 CAIN Andrew (2009): “The letters of Jerome. Ascetism, biblical exegesis, and the construction of Christian authority in late antiquity”. Oxford early Christian studies, Oxford University press. P. 41 8

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(mucho antes que se cruzasen con el mismo Jerónimo, claro está, por un modismo religioso de la época). Fue ello lo que le permitió a Jerónimo desarrollar un potente mercado publicitario de su accionar, institucionalizando un régimen que ya estaba emplazado mucho antes y codificando así “guías” adaptadas al contexto urbano femenino12. Es así que para su propia satisfacción personal y para mostrar su causa “respetable”, Jerónimo supo cómo adentrarse en un ambiente de clase alta occidental cristiana y valerse de excelentes relaciones para la conformación de una empresa de gran presencia en el mercado publicitario cristiano, contribuyendo así a la formalización misma de una figura de autoridad espiritual en las prácticas de lectura y escritura en el Imperio Romano occidental del siglo IV. Hay que señalar que Jerónimo pudo haberse acercado a Paula y otras damas devotas como punto de retorno a su carrera principal al servicio de Dámaso. De hecho, su relación con este círculo de viudas no solo sirvió para proveerlo de fondos económicos, también tuvo consecuencias negativas, pues lo hizo objeto de acusaciones sobre sus conductas sexuales. Para sus enemigos, las actividades de Jerónimo encajaban muy bien en el estereotipo clásico de la recaudación de fondos por un líder carismático de dudosa moral. Como afirma Brown, “el tintineo de la moneda en la mano... la conversación mezclada con insinuaciones... el ojo que miraba de soslayo con lujuria”13. Esto puede verse cuando a meses de haber dejado Roma, Jerónimo protestó que su relación con las nobles señoras había sido la verdadera causa de su caída. En su carta 45, 3,4 leemos: “[…] Antes de que yo conociera la casa de la santa Paula, toda la ciudad estaba unánime en rendirme acatamiento. A juicio poco menos que de todos, se me consideraba digno del sumo sacerdocio. Dámaso, de feliz memoria, hablaba por mi palabra. Me llamaban santo, me llamaban humilde y elocuente. ¿Acaso he entrado en casa de mujer notoriamente lasciva? ¿Acaso me arrastraron nunca las ropas de seda, el brillo de las gemas, las caras maquilladas, la ambición del oro? En Roma, ninguna de las matronas habría sido capaz de ganar mi afecto sino la que lloraba y ayunaba, la desaliñada, la que estaba medio ciega por

CAIN Andrew (2009): “The letters of Jerome. Ascetism, biblical exegesis, and the construction of Christian authority in late antiquity”. Oxford early Christian studies, Oxford University press. P. 42 13 BROWN peter (2012) “Through the eye of a needle. Wealth, the fall of Rome, and the making of Christianity in the west, 350-550 AD”. Princeton University Press. Capítulo 16. 12

7 las lágrimas […] ¡Desde que empecé a venerarla por los méritos de su santidad, y a honrarla y admirarla, todas las virtudes me abandonaron de repente! […] ¡Oh envidia, mordaz en primer lugar para ti misma!... […]”14

La Intervención de Jerónimo en los asuntos romano estaba limitada a su influencia sobre unas pocas familias. Pero las tensiones ocasionadas por su intervención eran reales y afectaron a un círculo mucho más amplio de cristianos. En Roma, la llegada y salida de Jerónimo habían coincidido con un nuevo desarrollo. Los años 380 vieron un aumento en la actividad de la iglesia y también de la estratificación cultural dentro de la comunidad romana, que chocó con el ideal de “Pueblo santo”. Este desarrollo, para Peter Brown, se puede rastrear en el surgimiento de los mausoleos, no solo de familias cada vez más prominentes cerca de santuarios mártires en las catacumbas, sino también de tumbas de personas de menor nobleza, también agrupados alrededor del ábside de los santos. Su presencia hizo hincapié en la relativa apertura del entierro cristiano incluso en esta ubicación privilegiada15; esto dejó a Jerónimo culturalmente fuera de lugar en su práctica totalmente exclusivista limitada a un sector social distinguido. Por otra parte, en estos tiempos de cambio, los grupos a los que él había apelado eran menos prominentes que antes. Ahora estaban en peligro de ser eclipsados por las familias de los cristianos súper-ricos, como los Anicii. Entonces, ¿Por cuánto tiempo podrían tales grupos mantener una superioridad basada en una apelación a la "verdadera" nobleza derivada de actividades intelectuales y de una superior destreza espiritual, como les habían instado tanto Jerónimo y Rufino a hacer? Estas familias que brindaban su patronazgo a individuos así, estaban en peligro de ser desplazadas por los cristianos súper-ricos y necesitaban ahora cuidar más su patrimonio que su nobleza. Por otro lado, Jerónimo, en su acérrima defensa del aislamiento ascético total, construyó para su círculo una identidad diferenciada, la de un mundo de almas elegidas que se sentían superiores a la media cristiana. Esto amenazaba con socavar la unidad de los

VALERO Juan Bautista (1992) “San Jerónimo, Epistolario”, 45, 3,4 “A Asela. sus confidencias a propósito de su salida violenta de Roma” edición bilingüe, Biblioteca de Autores Cristianos, tomo I, Madrid. P. 371 15 Idem 14

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cristianos de Roma como único "pueblo santo" que Dámaso y los que le rodeaban había trabajado tan duro para mantener16. La estratificación social emergente en la Antigüedad tardía socavó este ideal romano cristiano de "pueblo santo". En ninguna parte esta estratificación social se muestra más claramente que por el aumento de la estratificación cultural. Esto no era una cuestión que implicaba sólo la relación de unas pocas almas solitarias con sus “gurúes” elegidos. La piedad ascética del tipo de la defendida por Jerónimo costaba dinero también, e implicaba la transferencia de grandes sumas a los asentamientos monásticos en Egipto y Tierra Santa. También implicaba el gasto considerable conectado con la alta escolástica, donde la proliferación de bibliotecas cristianas (privadas todas) en este período no solo se trató de una etapa de labor mística, sino de una revolución en la producción y acumulación de libros. A manera gráfica, Peter Brown equipara este costo con la redecoración de una villa.17 Entonces, existía el peligro de que, en comparación con estas nuevas empresas intelectuales, el apoyo a las iglesias locales de Roma pudiera parecer poco atractivo para los círculos aristocráticos. La riqueza de las personas adineradas podría migrar a regiones distantes y ser gastada en las vendettas teológicas de estudiosos extranjeros más que desembolsarse en los patios de las iglesias de Roma. Si en realidad esto sucedió, fue suficiente como para dar la alarma a un poder cada vez más centralizador como la Iglesia, señala Brown18. Fue el costo de la acción cultural y las redes rivales de patrocinio, de las que estos esfuerzos dependían, lo que fue la verdadera causa del declive de las prácticas de Jerónimo. En el contexto tardío del siglo IV donde la distancia entre las clases altas nobles y las iglesias locales empiezan a ser cada vez más cercanas y donde el destino de las dinastías enteras o el deterioro potencial de las fortunas enteras estaba en juego en estas rivalidades escolásticas, el ideal de la afiliación al clero a un bien organizado e indiviso "pueblo santo" que se remontaban a la época de Dámaso, generó la rápida escalada burocrática de las familias ricas en las iglesias locales. Esto socavó las prácticas culturales desarrolladas por Jerónimo en la construcción de identidades y códigos culturales específicos para un sector de la elite.

BROWN peter (2012) “Through the eye of a needle. Wealth, the fall of Rome, and the making of Christianity in the west, 350-550 AD”. Princeton University Press. Capítulo 16. 17 Idem 18 Idem 16

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Estos sectores de cristianos ricos con cargos en el clero se alegraron de que su dinero cuente para algo en las iglesias de Roma. El aumento en la fundación de iglesias titulares a finales del siglo IV y principios del V parece haber debido poco o nada a estas personas conectada con los círculos abordados por Jerónimo y Rufino. En comparación con ese aumento de la riqueza, acompañada de impresionantes edificios, los pequeños grupos de estudio de personas como marcela, paula y Melania, patronas de Jerónimo y Rufino, parecían cada vez más periféricas a la vida de la Iglesia. Sin embargo, no pocos cristianos romanos permanecieron decididos a conservar sus ambiciones intelectuales. Ellos siguieron buscando una nobleza adicional del espíritu siguiendo a mentores tales como Jerónimo y Rufino, tal como sus antepasados habían seguido a diferentes filósofos neoplatónicos con un mismo propósito.

Conclusión

Jerónimo fue el producto de circunstancias específicas cuyas características sólo pueden ser parcialmente documentadas. Sabemos que su educación fue de la más alta calidad y la mejor que el mundo latino podía ofrecer. Sus obras revelan que Jerónimo utilizó dicha educación como herramienta y medio para su trabajo de vida. Desarrolló un estilo latino de gran pureza y fuerza, y alcanzó una inmensa destreza en el despliegue de alusiones literarias en sus obras y en el desarrollo de múltiples tópicos. Sin embargo, a pesar de este éxito, en toda su obra se reconoce, a veces de manera explícita y a veces latente, la tensión entre su formación literaria tradicional y su vocación de intelectual y asceta cristiano, conflicto que era, además, uno de los blancos predilectos de sus críticos, como se desprende del siguiente pasaje de una de sus cartas: “[…] ¿Qué hay de extraño, pues, si también yo quiero convertir la sabiduría secular de esclava y cautiva en israelitica, dada la gracia de su hablar y la belleza de sus miembros; si le corto y afeito lo que en ella hay de muerto, de idolatría, de lujuria, de error y pasión, y unido a su cuerpo purificado, engendro de ella servidores del dios Sabaot? Mi trabajo aprovecharía a la familia de Cristo; mi adulterio con la extranjera acrecentaría el número de mis compañeros de servicio. Oseas toma por mujer a la hija de Debelaim, que significa “de las dulzuras”, y de la meretriz le nace un hijo, Jezrael que quiere decir “semilla de Dios”; Isaías,

10 con afilada navaja, afeita la barba y las piernas de los pescadores; Ezequiel, en figura de la fornicaria Jerusalén, se corta la cabellera, para quitar lo que en ella había sin sentido ni vida […].” 19

Su origen provincial y sus recursos familiares mucho más modestos que los de muchos de sus compañeros de escuela envuelven la enigmática figura de Jerónimo. Un individuo con dos formas de vida tan diferenciadas como demuestra la iconografía renacentista: el escolástico en un estudiolo (que sería la envidia para la colección de gabinetes de un príncipe del norte de Italia del siglo XVI20 -como sostiene William) en plena exegesis violando la norma de humildad ascética con el juicio personal hacia la palabra y, por otro lado, el cristiano asceta entregado con sumisión a la palabra divina, en plena agonía y despojado de ropa. Esperando aprovechar su educación para hacer su camino en el mundo, pronto trató de escapar de ella (la prontitud con que abandonó Tréveris y la corte del emperador, e incluso Aquilea, ha sugerido a muchos intérpretes que ya cuando era todavía un hombre joven, Jerónimo sentía rechazo frente a la sociedad de elite para la que había sido preparado). En efecto, la juventud de Jerónimo y su educación merecen especial atención porque son cruciales para entender el resto de esta carrera. A lo largo de su vida, Jerónimo negoció sus habilidades literarias y las transformó en pautas y códigos de asociación (utilizando en gran medida la Paideia) con un medio de élite, recurriendo a las mismas para atraer la atención de potenciales patrones y para persuadir a sus lectores. Entender la obra de Jerónimo, sólo puede hacerse en el contexto de la naturaleza de los últimos tiempos de la educación de elite romana y la cultura literaria en el marco de las nuevas tramas y contextos creados por el vacío de poder dejado por la ruina de las élites urbanas tradicionales. Estas dos tendencias podrían oponerse la una a la otra o (como en el caso de Jerónimo) podían reunirse en una amalgama compleja21. El resultado final, como señala Peter Brown, fue que la cultura de élite tradicional no fue abandonada, sino transformada y reubicada de su existencia en el contexto VALERO Juan Bautista (1992) “San Jerónimo, Epistolario”, 70,2 “A Magno, orador de la ciudad de Roma. Sobre la utilización de los autores profanos” edición bilingüe, Biblioteca de Autores Cristianos, tomo I, Madrid. P. 732 20 WILLIAMS Megan Hale (2006): “The monk and the book, Jerome and the making of cristian scholarship”. The university of Chicago Press. Chicago. P.4 21 WILLIAMS Megan Hale (2006): “The monk and the book, Jerome and the making of cristian scholarship”. The university of Chicago Press. Chicago. P.18 19

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Mediterráneo hacia nuevos entornos sociales e institucionales, producto de nuevos cambios y ecos de la profunda crisis de mediados del siglo III d.C., donde como alternativa al rethor como intercesor ante los emperadores, el cristianismo tardo antiguo presentó al "hombre santo". Resultado de la extrema forma de ascetismo cristiano, se trataría de una figura de origen humilde que podía competir por roles sociales previamente monopolizados por los educados, fueran filósofos, sofistas u obispos. Combinando el prestigio de las dos tradiciones en su renuncia ascética al poder, podría parecer ejercer más poder aún y dominar los aspectos de la cultura retórica. El poder del hombre santo para interceder descansaba sobre su estatus como aquellos que optaron por permanecer fuera de la élite y su lucha por la primacía (en muchos casos, físicamente fuera de la ciudad en sí, incluso fuera de civilizaciones) porque su ascetismo radical se presentó como prueba concreta e innegable de su desinterés. El santo varón podría ser considerado por todos los lados de una disputa como un agente neutral, que no tenía nada que ganar, porque ya había perdido todo voluntariamente

FUENTES San Jerónimo, Epistolario. BIBLIOGRAFÍA BROWN P. (1971): “The world of Late Antiquity”, Thames and Hudson Ltd, Londres. BROWN P. (2012) “Through the eye of a needle. Wealth, the fall of Rome, and the making of Christianity in the west, 350-550 AD”. Princeton University Press. CAMERON Averil (1993): “The later roman empire”, HarperCollinsPublisher LTD. Londres. CAIN Andrew (2009): “The letters of Jerome. Ascetism, biblical exegesis, and the construction of Christian authority in late antiquity”. Oxford early Christian studies, Oxford University press

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SOTOMAYOR M. y UBIÑA J. F. (2003): “historia del cristianismo, I. El mundo antiguo”. Editorial Trotta. Universidad de Granada. España. CAVALLO G. y CHARTIER R. (1995): “Storia della lettura nel mondo occidentale”, Roma, Laterza. GÓMEZ C. A (2002) “Historia de la cultura escrita. Del próximo oriente antiguo a la sociedad informatizada”. Ediciones TREA, S.L. Capitulo II. MILLER, Cox Patricia (1997): “Dreams in late antiquity: Studies in the imagination of a culture”. Princeton University Press. Traducción de Maria Tabuyo y Agustin Lopez, 2002, Editorial siruela. VALERO Juan Bautista (1992) “San Jerónimo, Epistolario”, edición bilingüe, Biblioteca de Autores Cristianos, tomo I, Madrid. WILLIAMS Megan Hale (2006): “The monk and the book, Jerome and the making of cristian scholarship”. The university of Chicago Press. Chicago.

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