Póster \"Contenedores Funerarios. La concepción de la muerte en la Hispania Romana\"-II Jornadas de Jóvenes Investigadores en Arqueología.UCM

May 23, 2017 | Autor: L. Avial-Chicharro | Categoría: Archaeology, Funerary Archaeology, Archaeology of Roman Hispania, Arqueologia Funeraria, Hispania romana
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Descripción

CONTENEDORES FUNERARIOS LA CONCEPCION DE LA MUERTE EN LA HISPANIA ROMANA En la Hispania romana convivieron dos ritos funerarios: incineración e inhumación. La primera predominó desde la etapa republicana hasta principios del siglo III d.C., momento en que la segunda se convirtió en la forma de enterramiento mayoritaria. Ya había existido un uso generalizado de la incineración como rito funerario entre los pueblos prerromanos hispanos, a excepción del área púnica donde predominó el uso de la inhumación. Cada uno de estos ritos tenía un significado específico, ya que la incineración se considera como un símbolo de purificación por la acción del fuego mientras que la inhumación se contempla como el retorno a la tierra, origen último de todo.

Ejemplo de urna cineraria prerromana, de cultura ibérica. Tumba 6 de Hinojares, Fechada en el s.IV a.C.

Ejemplo de urna de orejetas de cultura ibérica, siglo V a.C. Yacimiento del Llano de la Consolación, Museo de Albacete.

El mundo funerario romano recibió fuertes influjos etruscos y griegos, lo que se refleja en la creencia de que la tumba era la casa donde el difunto seguía viviendo en el Mas Allá. Esta idea, junto con otras que hablan de las esperanzas de resurrección y de una placentera Ultratumba, se verá reflejada en la iconografía y tipología de las urnas cinerarias romanas. En el mundo romano hubo una gran variedad de urnas cinerarias, pudiendo encontrarlas de piedra, cerámica, vidrio o plomo, cada una de ellas con las ideas de su propietario plasmadas. Las urnas prerromanas solían ser vasos de cerámica,de diferentes formas, con decoración pintada que transmite la concepción de la muerte que el pueblo que las usaba tenía. Normalmente se utilizaba el color rojo para pintarlas, transmitiendo la idea de sangre, uno de los alimentos favoritos de los difuntos. Pese a ello, encontraremos otros colores, como el negro o el ocre anaranjado.

Ejemplo de urna romana que sigue la tradición indígena prerromana, s I d.C. Museo Arqueológico de Linares.

En muchas necrópolis de época romana, podemos reconocer una ritualidad con rasgos de apego a las tradiciones prerromanas. Se produce una cultura híbrida, la cual mantiene ciertas tradiciones locales (reflejadas en el mundo funerario), mientras que en otros aspectos se abre a las novedades de la romanización. Esta apertura a la romanización se manifiesta en ciertos rasgos, como la presencia regular de una o dos monedas o la preocupación por colocar tubos de libación.

Ejemplo de urna de mármol hispanorromana. S. I d.C. Museo de Cádiz.

Reproducción de una urna hispanorromana, encontrada en Córdoba en el siglo XVI.

En Hispania y, sobre todo en la época de predominio de la incineración, la iconografía funeraria se vio fuertemente influida por el mundo prerromano. Podemos hablar de un hibridismo cultural de las comunidades hispanorromanas, que se encuentra reflejado en la Arqueología Funeraria. Las tradiciones funerarias no son estáticas ni tampoco inamovibles, pero tienen un gran valor como referencia acerca de la identidad de los pueblos y las culturas que las mantienen. Por ello, la mayor parte de los contenedores funerarios que encontremos en la Hispania romana (hasta que llegué el predominio de la inhumación) serán urnas de tradición indígena, sobre todo ibérica o turdetana, que mantienen sus rasgos iconográficos cuando aparece pintadas, o bien urnas de piedra, cerámica o vidrio, que carecen de iconografía. La urnas de cerámica con rasgos indígenas de época romana reutilizan elementos y símbolos religiosos de tradición prerromana. En el caso de la inhumación, la tipología de contenedores funerarios aumenta. Ahora convivirán estructuras en tegulae, en piedra local y/o importada (p.e. pizarra, granito, mármol...), mixtas (donde se mezclarán tégulas con piedras), fosas excavadas en terreno natural con cubierta en piedra/tégulas, tumbas talladas en la propia roca, sarcófagos pétreos (habitualmente monolíticos y con tapa de piedra), sarcófagos de plomo y cajeados de madera. La evidencia arqueológica de este último se localiza dentro de las estructuras mencionadas a través de restos lígneos y remaches metálicos. También es importante destacar las inhumaciones infantiles, habitualmente dentro de contenedores como ánforas o dolias, en el interior de las casas o bajo los aleros de los tejados. Incluso en los momentos de predominio de la incineración, a los individuos infantiles se les inhumará de esta forma. A medida que avance la tardorromanidad y nos acerquemos al Medievo, podremos tener inhumaciones infantiles en sarcófagos de buena labra, que pueden ubicarse en el ábside del templo.

Ejemplo de urna cineraria decorada con iconografía. Siglo I d.C. Metropolitan Museum of New York.

Recreación de una tumba de incineración. Centro de Interpretación de los Columbarios. Mérida.

Los primeros sarcófagos con iconografía derivan de las urnas decoradas, que se desarrollaron sobre todo en Roma, de tal forma que vemos que se repiten motivos como el de las guirnaldas y bucráneos los cuales mantienen su significado iconográfico. En cambio, los cajeados simples o lisos recogían la tradición de los antiguos osarios. Sarcófagos en el interior de la Catedral de Santiago de Compostela (Santiago, Galicia)

Sepulturas superpuestas de tégulas y pizarra en la Plaza de la Constitución (Lugo, Galicia)

Para los enterramientos en sarcófago y tallados en la roca, la cronología nos muestra un tiempo a caballo entre el final de la tardorromanidad y el Medievo. Casos como Adro Vello (O Grove -Pontevedra, Galicia-) nos sirve de ejemplo para ver necrópolis cuyo uso se extiende hasta el siglo VI-VII (este yacimiento además será reutilizado constantemente hasta época moderna), momentos en que existe un cambio ideológico importante: el cristianismo. Yacimiento de Adro Vello (O Gove, Pontevedra, Galicia)

Tumba infantil en c/Rosalía de Castro (Vigo, Galicia)

Ahora los cristianos buscarán una forma de enterramiento que represente poder y lujo. Este fue el sarcófago realizado en piedra o tallado en la roca. Un sarcófago que ya es utilizado en el siglo II d.C. como influencia oriental y vinculada a la élite romana. En este caso la élite eclesiástica retoma dicha tradición, tal y como vemos en los múltiples ejemplos de tumbas arzobispales o papales que encontramos en cualquier punto del mundo cristiano. Esto no significa que desparezcan los otros tipos, principalmente las tumbas delimitadas por lajas de piedra y/o de tegulae, sino todo lo contrario. Poco a poco irán descendiendo de número este tipo de enterramientos aunque a lo largo de los siglo V-VI/VII todavía podemos encontrar cristianos inhumados de esta forma.

Sarcófago del Pedagogo. Museo y Necrópolis Paleocristianas de Tarragona

Sarcófago romano de plomo, descubierto en Córdoba (fotografía de Fátima Castillo)

Ya en los siglos V-VIII destacan los sarcófagos pétreos monolíticos con tapa decorada mediante el tema de la doble estola o temática afines, así como un traslado de las necrópolis al interior de las ciudades (enterramientos ad sanctos).

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Laura Blanco Torrejón Dpto. de Historia. Grupo Síncrisis, Investigación en Formas Culturais Universidad de Santiago de Compostela

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