Por una epistemología de los archivos audiovisuales en Colombia

¿En qué momento nos damos cuenta de que hemos perdido una pieza fundamental de nuestro pasado? ¿Cuáles son las circunstancias y razones que nos motivan a recuperarlo? ¿Por qué tendrían más valor 20 segundos de una película perdida hace casi 100 años que 5 minutos de una película casera digital grabada ayer, o que una selfie que acabo de guardar en mi móvil?Quizá hablar hoy, sobre patrimonio audiovisual en Colombia tenga más sentido que hace un siglo, cuando todavía se estaban terminando de filmar las primeras secuencias de imágenes en movimiento, la radio aún no existía y la fotografía aún competía con la pintura en el negocio de los retratos. Tiene mucho más sentido porque, “patrimonio audiovisual” es un concepto bastante reciente, y porque, ante todo, su custodia y salvaguardia sigue dependiendo, en gran medida, de las voluntades políticas que avalan o restringen la financiación a la preservación audiovisual a través de las instituciones oficiales. La extensión de este concepto hacia la vida cotidiana, hacia el ámbito personal, o hacia espacios de producción y preservación independientes, en un contexto en el que guardamos, producimos y reproducimos más imágenes que nuestras generaciones antecesoras juntas, es una discusión pendiente de abordar. La memoria, el patrimonio, el archivo y la noción de documento histórico son conceptos de uso común en el discurso académico y en el de definición de políticas públicas, no así en el vocabulario común de realizadores audiovisuales, espectadores, radioescuchas y usuarios de las distintas plataformas a partir de las cuales se puede acceder a material audiovisual de carácter patrimonial con el accionar de un click