Por un Derecho a la Ciudad Jornadas de Sociedad Civil y Cambio Global

May 18, 2017 | Autor: N. Sanhueza | Categoría: David Harvey, Urban Development
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Descripción

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE MADRID

Por un Derecho a la Ciudad Jornadas de Sociedad Civil y Cambio Global Nicolas Sanhueza Toro Noviembre 2016

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I.

Introducción El seminario de Jornadas de Sociedad Civil y Cambio Global se desarrolló con el

fin de analizar y reflexionar respecto de las más diversas cuestiones referentes al mundo globalizado de hoy, del mundo del poder del conocimiento del siglo XXI. Las jornadas discurrieron desde el punto de vista económico, sociológico, urbanístico y jurídico, enfrentando diferentes posturas sobre los más variopintos acápites por parte de referentes de las diversas esferas de la sociedad. En el presente trabajo desarrollaremos una idea que fue mencionada de manera somera, casi accidental, por parte de la alcaldesa de Madrid, en su respectivo debate. Particularmente, desarrollaremos la idea de que “todos, en cuanto vecinos, tenemos derecho a la ciudad”. Antes de entrar en la contextualización y posterior desarrollo de la hipótesis de trabajo, es necesario rescatar que la jornada sobre “El trabajo y la empresa ante el mercado global” trata sobre un tema de lo más interesante y digno de atención, y que lamentablemente fue desaprovechado por los ponentes respectivos. Cabe preguntarse acaso si en el mundo globalizado de hoy, en que el proceso productivo se encuentra deslocalizado de una única zona geográfica en el planeta, en que los capitales provienen de distintos continentes, no sería menester cambiar los paradigmas tradicionales de analizar el desarrollo y crecimiento de las naciones por un análisis de desarrollo y crecimiento regionales, si no globales. La idea es simple: ¿no habría que tener en cuenta el desarrollo regional o global, más allá del local, en un mundo globalizado como el de hoy en día? Sobre todo, considerando que algunas empresas aprovechan los análisis y políticas locales, para beneficiarse del dumping fiscal, por ejemplo. Una Europa que dejara de percibir todo nación por nación, y que comenzara a analizar, planificar y regular a nivel regional estaría mucho mejor. No somos los únicos que sostienen esto, hay algunos economistas franceses que se pronuncian en el mismo sentido1. Esta discusión, no obstante, se encuentra por ahora lejos de nuestras posibilidades de análisis, aunque merece la pena sea rescatada entre tanto debate insípido que se Véase: Piketty, T. (2015), “La crisis del capital en el siglo XXI: crónicas de los años en que el capitalismo se volvió loco” [Barcelona: Anagrama]. 1

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desarrolló durante las jornadas. Insistimos en que no discutir esto fue una oportunidad desaprovechada por los ponentes. Aunque quizás sea un tema preferible evitar, por el momento.

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II.

Contexto: “El desarrollo de las ciudades” Haremos una breve reseña a la jornada en que se enunció el tema que

desarrollaremos en extenso en el acápite siguiente, a modo de contextualizar el debate en el marco del seminario. La contextualización teórica del problema se reservará para la parte III, ut infra. En primer lugar, la conversación versó sobre que es necesario que el poder esté secundado por un gobierno transparente, a fin de evitar la corrupción, que pareciera ser un virus global y que es la causa de que el individuo desconfíe del gobierno, del poder institucional. En segundo lugar, el debate giró sobre lo que tienen en común las mega-urbes del mundo globalizado. La alcaldesa de Madrid destacó el que las grandes ciudades europeas se distinguen notablemente de las demás grandes ciudades del mundo, en tanto que las primeras, en general, no crecen de manera horizontal (esto será relevante para nuestro análisis posterior). Se discurrió, luego, sobre la desigualdad en la ciudad en términos económicos, sobre los CIE, sobre la diversidad cultural, sobre la violencia en la ciudad y sobre la limpieza de la ciudad. Si bien algunos de estos tópicos podrían dar lugar por sí mismos a trabajos enteros, los pasaremos por alto, con fines metodológicos. Sobre los barrios y su importancia como centros autónomos es donde nos detendremos particularmente, en primer lugar. La alcaldesa de Madrid ha declarado algo muy relevante para nuestro trabajo: “el ayuntamiento no pretende gentrificar, sino llevar un centro de atracción a cada barrio, de manera que cada uno sea un foco de atracción en sí mismo, en vez de concentrar esto en el centro”. Esto es uno de los ejes que dará paso a nuestra hipótesis de trabajo. Finalmente la alcaldesa destacó la importancia de usar medios de transporte diferentes al automóvil y, de preferencia, caminar. Declaró, igualmente, que espera poder, dentro del corto-mediano plazo, tener un centro de Madrid peatonalizado. Su sueño declarado, recordemos, es ver una Gran Vía peatonalizada completamente.

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Pero, ¿qué tienen que ver el deseo de no-gentrificar, con el deseo de un centro de Madrid peatonalizado, es decir, sin coches? Dejando de lado las consideraciones subjetivas sobre la factibilidad de ambas cuestiones – a nuestro ojos, plenamente posible -, tienen algo en común: buscan asegurar el “Derecho a la ciudad”, como predicaba hace algunos años en su obra, David Harvey2. Pasemos, entonces, a desarrollar la idea del “Derecho a la ciudad”, en un intento por compatibilizar los deseos de la alcaldesa de Madrid con algunas ideas teóricas del historiador mencionado en el párrafo anterior.

Harvey, D. (2013), “Ciudades Rebeldes: del derecho a la ciudad a la revolución urbana” [Madrid: Akal]. 2

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III.

Desarrollo

Subdividiremos esta sección, para una mejor comprensión. En primer lugar trataremos respecto de la des-humanización que han sufrido las ciudades, de la mano de la globalización, refiriéndonos particularmente a los fenómenos de “pérdida de sentido de lugar” y “gentrificación”; posteriormente pasaremos a reseñar brevemente el estado en que se encuentra la ciudad de Madrid; finalmente encuadraremos el deseo de la alcaldesa con estos conceptos teóricos. a. La des-humanización de las ciudades

La globalización ha importado cambios en nuestra sociedad en los más diversos niveles. Naturalmente, el hábitat en que se desarrolla mayoritariamente la economía capitalista de nuestros días no se encuentra exenta de aquellos cambios sustanciales: las ciudades son el escenario de la globalización. La vista y escenario de París -ejemplo excelente entre unos muchos para nuestro breve ensayo- que Lefebvre3 echaba de menos es una expresión clara del que las ciudades han cambiado notablemente a lo largo de las últimas décadas. La noción de barrio, de vida en comunidad, de las plazas como lugares de encuentro: todas cuestiones que poco a poco se han ido perdiendo y visto desplazadas por tiendas de multinacionales, por líneas de metro, por calles y coches. Y más coches. Para algunos representa el progreso, para otros la deshumanización y, en cierta medida, el capitalismo feroz en su faceta urbana. Revisemos algunas cuestiones en este sentido. a. La pérdida de la noción de “lugar” Una muestra de las diferencias entre las ciudades de hace algunas décadas y las de hoy, del siglo XXI, es la pérdida de la noción de “lugar”. Esto puede sonar a simple vista demasiado esotérico, pero en realidad es todo lo contrario. Definiremos como “lugar” –en concordancia, por lo demás, con los defensores del derecho a la ciudad- a aquel espacio de la ciudad que puede ser designado por un cierto nombre propio, que congrega en torno a sí a las personas para determinadas 3

Lefebvre, H. (2009), “Le droit à la ville” [París: Anthropos]. Página 6 de 11

actividades y que, en definitiva, está dotado de un significado e identidad propias. Así, una calle de cierta ciudad podría no ser meramente una calle de tránsito, sino un “lugar” en sentido de la geografía. Justamente esta noción se ha ido perdiendo con el avance veloz de la globalización: la expansión horizontal de las ciudades, las vías de metro, las calles aglomeradas de automóviles, las autopistas; todas formas de transformar los espacios de la ciudad en meros sectores de paso, de tránsito, carentes de identidad e importancia para la vida de las personas más allá que para eso, para transitar. Esto es particularmente claro en el caso de las autopistas: son construcciones absolutamente carentes de sentido en cuanto a la noción de “lugar”, toda vez que su propio fin no es convertirse en un espacio con identidad y que signifique algo para las personas, sino todo lo contrario: busca ser un medio de paso entre zonas alejadas de la ciudad. Y carente de sentido por sí misma, claro. Esta noción es muy interesante, sobre todo porque dice relación con lo que ha dicho la alcaldesa de Madrid en las Jornadas, todo lo cual lo analizaremos en profundidad ut infra.

b. Gentrificación Otro ejemplo particularmente claro de las expresiones de la globalización en su faz urbana han sido los fenómenos de gentrificación. La “gentrificación” consiste en el proceso por medio del cual, de manera sistemática y constante, se expulsa del centro (no tiene por qué ser precisamente el centro, sino cualquier polo de importancia dentro de la ciudad) a las familias de clases bajas y, en ciertos casos, incluso medias; que son relocalizadas en la periferia de la ciudad. Todo con el fin de construir nuevos edificios y aumentar así el valor del suelo en la zona. En definitiva, gentrificar consiste en transformar el costo de la vida de un sector en uno particularmente oneroso, con ciertos fines específicos: ya sea para contribuir al turismo, ya sea para recaudar más impuestos, ya sea simplemente porque la economía necesita reciclar los espacios viejos para convertirlos en nuevos mercados mucho más atractivos.

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b. El estado de la ciudad de Madrid en el mundo contemporáneo Si bien es cierto que se nos podría objetar que los dos fenómenos analizados ut supra no acaecen en Madrid, es necesario indicar que, el hecho de que no ocurran de manera tan brutal y clara no significa ni es indiciario de que no ocurran de ninguna manera. Si no ocurrieran, sería todo un suceso y fenómeno digno de estudio por todos los académicos interesados en el derecho a la ciudad. Es claro, de todas formas, que el centro de Madrid ha vivido gentrificación. Sería una locura creer o sostener que una familia de bajos ingresos pudiera vivir o alquilar un piso en el centro. Esto debería estar relativamente claro, incluso para quien no esté demasiado familiarizado con el ambiente local (como quien suscribe). El valor del suelo en Madrid centro es notablemente alto, así como los costos colaterales: comer en el centro o realizar cualquier actividad de esparcimiento es notablemente más oneroso que en otras zonas de la ciudad. ¿Por qué? Turismo. Igualmente, es claro que Madrid ha experimentado lo que es la pérdida de “lugares”, no obstante que ha sabido hacer frente a esto. Todavía persisten en la ciudad espacios que pueden considerarse como tales: lugares con identidad local creada por la sociedad en su conjunto. ¿Gran Vía cuenta? Lo veremos a continuación.

c. Subsunción: de la teoría a la práctica La alcaldesa de Madrid ha indicado durante las Jornadas de Sociedad Civil y Cambio Global que sueña con ver (y espera lograrlo) la Gran Vía completamente peatonalizada. ¿Por qué? ¿A qué viene este deseo? Esto responde a algo que, a estas alturas de este breve trabajo, debería aparecer como obvio: la alcaldesa sostiene que la Gran Vía debería ser concebida como un “lugar”, y no como un mero lugar de paso. Es verdad que la Gran Vía podría considerarse un lugar con identidad propia, dentro de la “Villa de Madrid”, pero el hecho que pudiera estar completamente dedicada a las personas, antes que a los coches, le aseguraría su posición como lugar, antes que como espacio de tránsito. La mayor parte de la mencionada arteria de Madrid está destinada a los coches: esto demuestra que su función principal, actualmente, no es ser un lugar para las personas, que tenga su identidad; sino que su función principal es la de ser un lugar Página 8 de 11

transitorio, efímero, de transporte. El deseo de la alcaldesa va en el primer sentido, en la añoranza de transformar a la Gran Vía en un lugar de encuentro para los vecinos de Madrid, en un lugar con una identidad propia, en un lugar así construido por la sociedad toda, con sentido. Visto así, no parece una idea tan irracional como pudo sonar y aparecer el día que insinuada, durante las Jornadas.

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IV.

Conclusión

Hemos visto que nuestro desarrollo teórico no ha sido en vano. Las categorías desarrolladas por los académicos dedicados a un estudio radical de la geografía, conglomerados en títulos referentes al derecho a la ciudad, generalmente, son plenamente válidas y aplicables en nuestro contexto actual. Hemos comprobado que podemos explicar los dichos de la alcaldesa a la luz de estos conceptos teóricos, así como también hemos podido constatar que el derecho a la ciudad es una cuestión presente, aunque de manera inconsciente. Deberíamos avanzar en visibilizar el derecho a la ciudad, en exigirlo, en ir contra las tendencias desarrolladas por la globalización, por el cambio global comandado por un sincretismo marcado de todo occidente, de la mano de la economía de libre mercado. Deberíamos avanzar más en desarrollar y ejecutar el derecho a la ciudad, para que nuestras ciudades del siglo XXI, de nuestro mundo cambiante posmoderno, no se vuelvan espacios huecos y carentes de sentido; todo lo contrario, para que sean un fértil espacio de vida, con identidad y sentidos propios, construidas por y para las personas.

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V. •

Bibliografía Harvey, D. (2013), “Ciudades Rebeldes: del derecho a la ciudad a la revolución urbana” [Madrid: Akal].



Lefebvre, H. (2009), “Le droit à la ville” [París: Anthropos].



Piketty, T. (2015), “La crisis del capital en el siglo XXI: crónicas de los años en que el capitalismo se volvió loco” [Barcelona: Anagrama].

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