¿Por qué Vida en la Naturaleza? Trabajo Final, Vida en la Naturaleza. Educación Física 3, UNLP

May 22, 2017 | Autor: Rocío de Pedro | Categoría: Naturaleza, Educación Física, SABERES SOCIALES Y SABERES ESCOLARES
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Descripción

Universidad Nacional de La Plata Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación Departamento de Educación Física Educación Física 3 Vida en la Naturaleza Comisión A Rocío de Pedro (101235/5) “Con casa y alimento apropiados, conservamos legítimamente nuestro calor interno, pero cuando estos o el combustible están en exceso, es decir, cuando el calor externo es mayor que el interno, ¿acaso no se puede afirmar que ha empezado la cocción? La mayor parte de los lujos, o las llamadas comodidades de la vida, no son solamente innecesarios, sino también impedimentos para la elevación de la humanidad. En lo que se refiere a los lujos y comodidades de la vida, diré que los más sabios siempre han vivido vidas más simples y pobres que las vidas de los mismos pobres."

Henry David Thoreau, “Walden, o sobre la vida en los bosques”.

Este trabajo comenzó pretendiendo entender el papel que cumple la inserción de la vida en la naturaleza dentro del currículo de la educación física escolar, y qué objetivos persigue. ¿Por qué comienza a ser necesaria la introducción, desde la escuela, de actividades corporales en el medio natural? El hecho de incorporar este tipo de actividades a la educación física supone entenderlas como una necesidad que no puede ser dejada a merced del contexto familiar o privado del individuo. Incluir estos contenidos dentro del currículo demuestra una preocupación pública porque el total de la población tenga dominio de ellos. Pero esto no fue siempre así, lo cual nos lleva a pensar que es en un contexto particular, que la propagación de los saberes sobre el medio natural se hace relevante dentro de los intereses públicos. Es evidente que la construcción de este campo de conocimiento sólo adquiere importancia, en un principio, a partir de la separación del hombre de la naturaleza; porque si la vida cotidiana fuese vista como parte de ella, entonces el enunciado “vida en la naturaleza” no significaría más que una redundancia. En poblaciones rurales, por ejemplo, en las que los saberes ligados a la comprensión y la vida en el medio natural

son totalmente imprescindibles para las tareas de todos los días, uno imaginaría que éstos no requieren ser reforzados. Sin embargo en tiempos actuales, en general, la vida en sociedad implica la separación de la vida natural. La cultura nos impone la modificación del medio ambiente para adaptarlo a nuestro modo de vida, que se encuentra mediado por variedad de aplicaciones tecnológicas, las cuales han llegado a ser de usos tan amplios que nos resulta difícil imaginarnos sin ellas, en casi todos los planos de nuestra cotidianeidad. Y mientras más nos familiarizamos con éstas, más nos distanciamos de la naturaleza y de las habilidades y conocimientos que deberíamos aplicar en caso de encontrarnos sin acceso a dichas herramientas tecnológicas, creando una dependencia de ellas, y una incomprensión creciente del medio en el que vivimos, que ocupamos y modificamos; y en qué medida estas modificaciones son necesarias y nos afectan. La vida en la naturaleza se nos presenta en educación física como una oportunidad para restaurar el vínculo perdido de nuestra sociedad con ella, siendo según este enfoque, facilitadora de técnicas y saberes que nos permitan desenvolvernos en el medio natural, ampliando nuestro panorama por fuera de la vida en las ciudades, y brindando un punto de comparación con la vida tecnológica en la que usualmente estamos inmersos, para ponerla en perspectiva, pudiendo ser más críticos de sus usos y abusos. En el momento en que comienza la idea de realizar una actividad en el medio natural, usualmente surge la incertidumbre de introducirnos en un ambiente en donde nuestras posibilidades de ejercer el control sobre las condiciones es escaso en comparación con nuestras ciudades, en las que nuestros hogares están diseñados para facilitarnos las tareas cotidianas. ¿Cómo cocinar sin gas? ¿Cómo orientarse sin direcciones precisas? etc. Es ahí cuando más se revela nuestra dependencia de la tecnología que permanentemente media entre estas tareas y la forma básica de hacerlas, nuestra falta de conocimientos sobre cómo llevarlas a cabo sin estos facilitadores artificiales, y principalmente el distanciamiento para con el origen natural. Según esta aproximación, entonces, la vida en la naturaleza debería tener por objetivo principal la propagación entre la población de técnicas y saberes que

permitan

desenvolverse de manera autónoma en el ambiente natural, sin necesidad de mediaciones tecnológicas innecesarias -lo cual puede significar que durante las experiencias de la vida en la naturaleza también habrá que aprender a renunciar a algunos lujos que damos por sentados como parte de la “civilización”-. Según los contenidos básicos comunes para la educación general básica, “la vida al aire libre proporciona oportunidades para que los niños y las niñas que realicen estas

experiencias, se apropien del medio natural, se sientan bien en él. Apropiarse del medio natural implica aprender a desempeñarse en él, desarrollar habilidades básicas para hacerlo confortable, agradable, disfrutable.” Porque “nadie cuida lo desconocido o aquello en que no sabe cómo manejarse” (Min. de Cultura y Educación de la Nación, 1995, p. 309), y otra parte de los contenidos de la vida en la naturaleza es, justamente, la educación ambiental, otra necesidad de los tiempos que corren. Esta nueva forma de llevar a cabo las tareas al estar conviviendo en grupo en la naturaleza la hace aparecer como una realidad concreta, de la que no siempre se es consciente. Así mismo el adquirir estas capacidades los hará sentir más confiados para enfrentar la incertidumbre antes mencionada, y más a gusto en estas situaciones, comenzando a valorar el tiempo al aire libre. Verse privado de los facilitadores tecnológicos para la realización de los trabajos cotidianos también prioriza el sentido de cooperación, porque la única forma de llevar adelante las actividades sin herramientas sofisticadas es a través del trabajo en grupo. “En el momento en que el hombre toma contacto con la naturaleza, lo agreste; pasan a primer plano sus necesidades básicas y los valores de vivir en comunidad… llega a una comprensión verdadera del lugar que ocupa en este mundo del que es parte, de ahí el valor de las actividades y experiencias en la naturaleza.” (D. J. Dozo, 2014, p.13) También la convivencia durante jornadas prolongadas sin mediadores culturales, teniendo la companía material del otro como único entretenimiento, sumado a ese tipo de trabajo en conjunto, promueve las relaciones entre pares, llevando a que los chicos se conozcan en otro plano, más allá del institucional. Resolver tareas básicas para nuestra subsistencia, aprendiendo a hacerlo de forma conjunta con los compañeros, aprendiéndose autónomos y resolutivos, es una de las contribuciones más grandes de estas experiencias. Con suerte luego de este tipo de jornadas, planteadas con este enfoque, los estudiantes rescaten pautas de trabajo que puedan aplicar en su día a día, entendiendo el impacto de sus acciones en la naturaleza, cuáles de ellas no son del todo necesarias, y las ventajas que puede aportar el trabajo en grupo. El cuerpo entonces aparecerá también como parte de esta naturaleza, pudiendo trabajar con ella para la resolución de los problemas cotidianos, y no como una obstrucción. “La educación en la naturaleza tiene como fin educar, posibilitando que el hombre se instale como ser íntegro y parte de la naturaleza y no como un espectador o una persona ajena a la misma.” (D. J. Dozo, 2014, p. 13) Para trabajar este enfoque es pertinente el uso por parte del profesor de la incertidumbre que plantea el ambiente a la hora de realizar tareas fundamentales (como

la de cocinar) así como también de juegos o actividades que la provoquen a propósito de propiciar la consolidación del conocimiento que les permitirá resolverlas, teniendo cuidado de dejar espacio para la autonomía, para que la relación que establezca el estudiante con su cuerpo, el medio y los demás no tenga mediadores. “A través de las experiencias en la naturaleza se busca lograr un aprendizaje significativo para el alumno, en donde es partícipe de su propia historia, de su acción, de resolver él mismo y en grupo los desafíos generados por el Docente y por el Medio, creando espacios de crecimiento individual y grupal, donde el alumno sepa resolver, genere una energía que le permita “hacerse cargo de la situación”, tomar contacto con el problema y resolverlo.” (D. J. Dozo, 2014, p.13) Bibliografía: A.Granero y A. Banera, (2010). ​La búsqueda de la naturaleza como compensación del nuevo estilo de vida urbano​. Universidad de Murcia, España.

D. J. Dozo, (2014). ​Educación en la naturaleza. ​Editorial Dunken, Buenos Aires.

H. D. Thoreau, (1854). ​Walden o sobre la vida en los bosques,​ Nueva Inglaterra Min. de Cultura y Educación de la Nación, (1995). ​Contenidos Básicos Comunes para la Educación General Básica, ​Buenos Aires. N. Elias y E. Dunning, (1992). ​Deporte y ocio en el proceso de la civilización. Fondo de cultura económica, México

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