¿Por qué no pueden las tropas iraquíes detener a las fuerzas del EI?

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¿POR QUÉ NO PUEDEN DETENER A LAS FUERZAS DEL ESTADO ISLAMICO LAS TROPAS DE IRAK?
Mag. Guillermo Lafferriere

Las noticias que provienen de Irak en modo alguno son buenas. Las tropas, y debe llamárselas así ya que hace mucho que no constituyen exclusivamente un grupo irregular, del Estado Islámico están ocupando al menos una parte importante de Ramadi la capital de la provincia de Anbar; distante a aproximadamente ciento dos kilómetros de la capital de Irak. El Ejército Islámico tomó Ramadi colocando en precipitada retirada al ejército de Irak y al momento de escribirse esta nota, se está recurriendo a milicias chiítas para hacer frente a esta gravísima amenaza que enfrenta Irak. Para alcanzar este punto en la guerra, cabe que nos preguntemos ¿Qué ha pasado con el ejército iraquí que no puede detener a un enemigo que desde una mirada muy somera posee menos capacidades que las fuerzas a disposición de Bagdad? ¿No ha tenido esa fuerza militar iraquí el apoyo de los recursos y el adiestramiento de EE.UU. y otras naciones para conformar una fuerza regular capaz de combatirlos? Trataremos de dar una respuesta a estos interrogantes desde nuestra perspectiva.
En primer lugar debemos considerar que las Fuerzas Armadas de Irak fueron reconstruidas en términos relativamente tardíos por parte de EE.UU. y sus aliados. Tal como lo comentáramos en una nota publicada en este site el pasado 11 de mayo, luego de derrotar a las fuerzas de Hussein, se procede a la disolución de todas las fuerzas militares iraquíes, así como también las de seguridad; asumiendo las tropas aliadas la tarea de controlar el país con fuerzas que eran extremadamente escasas para tal contingencia. Con el correr del tiempo, y ante la guerra civil religiosa que comienza a darse en el país, se tiene el buen tino de recrear una fuerza militar y de seguridad local. Ese proceso, que como expresáramos es producto de la falta de prudencia del liderazgo político de Washington en los años iniciales de la ocupación de Irak, no pudo en modo alguno pese a los recursos y esfuerzos volcados, crear una fuerza militar cohesionada y eficiente en condiciones de ejecutar operaciones militares eficientes por sí misma.
Por otra parte, esa fuerza militar que se creó, comenzó a medida que las autoridades locales tomaron mayores responsabilidades políticas, a enredarse en los juegos internos de las pujas de poder del gobierno conducido por los chiítas. Esto hizo que su nivel de profesionalismo se viera seriamente afectado, toda vez que se promovía más la adscripción política que la profesionalidad.
Así, frente a nosotros tenemos a una fuerza militar que podrá contar en teoría con medios relativamente poderosos, pero en modo alguno con otros elementos que si resultan críticos al momento de conformar una fuerza militar: Liderazgos profesionales, cohesión entre las tropas, espíritu de combate, voluntad de luchar y vencer. Esa fuerza iraquí carece de estas cualidades marciales críticas, y frente a sí tiene a un enemigo que evidencia solidez en su conducción, capacidad para desarrollar operaciones por tiempos prolongados y una evidente voluntad de combatir y enfrentar las dificultades que se le presenten en orden de alcanzar sus objetivos. Al parecer, solamente las milicias chiítas estarían en condiciones de enfrentar a ese Ejército Islámico. Esas milicias, están conformadas básicamente por iraquíes que pertenecen a esta minoría Islámica y muy probablemente estén contando con apoyos muy concretos de Irán. Todo este escenario no hace más que contribuir a la debilidad política de Irak, pues el país se muestra como incapaz de contar con la herramienta militar necesaria para enfrentar a la amenaza que el extremismo del Estado Islámico representa, y en esa condición de recurrir a la ayuda que Irán le puede ofrecer, dada las limitaciones que los propios Estados Unidos naturalmente poseen para desarrollar algo que vaya más allá de acciones aéreas y seguramente el empleo encubierto de sus fuerzas especiales; ya que resulta políticamente impensable que Washington recurra a un despliegue masivo de sus tropas en Irak luego de tantos años de presencia en el país y cuando una parte importante de lo que hoy acontece allí es producto de su propia acción en ese país.
Lo hasta aquí descripto, no hace más que reforzar la dependencia de Irak a la ayuda que sí parece dispuesto a proporcionar Irán en esta emergencia que enfrenta el país y que literalmente puede hacer que una parte no menor del territorio iraquí quede bajo el control del Estado Islámico.
Toda esta compleja situación puede también servir de enseñanza a aquellas naciones que optan por carecer de un sistema de defensa capaz de enfrentar un conflicto armado, al menos en el nivel de otorgarle a su poder político algunas opciones más allá de la derrota. Irak muestra que en ciertas ocasiones pueden aparecer otras naciones que aporten para la defensa de la nación ante la incapacidad del instrumento militar de cumplir con su tarea. Restará por esperar, si esa ayuda exterior es adecuada para preservar a Irak tal como hoy lo conocemos. También será muy interesante de conocer el precio que por esa ayuda se pagará. Algo si sabemos a priori. Esa ayuda no será gratuita.




Ver http://www.nuevamayoria.com/index.php?option=com_content&task=view&id=4703&Itemid=30.



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