“Por lo tanto mi opinión y la de todo el pueblo es...”*. Polémica y práctica política en torno a la libertad de imprenta durante el Imperio a través de La abispa de Chilpancingo 1821-1823

July 5, 2017 | Autor: Leticia López Zamora | Categoría: Historia de la prensa mexicana del siglo XIX
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Descripción

RESUMEN: El objetivo de este trabajo es analizar las transformaciones en las prácticas políticas posteriores a la consecución de la independencia para el caso de México a partir de la resignificación del lenguaje político en el periódico La abispa de Chilpancingo publicada entre 1821 y 1823 por el escritor y político Carlos María de Bustamante quien así construiría una propuesta de republicanismo católico a partir del debate en torno a la libertad de imprenta, pues este periodo en México se caracterizó por una constante emergencia política, en apenas tres años había nacido un país y varias nuevas formas de gobierno: de la junta instituyente al imperio y de allí a la república. Esta situación se veía atizada por una pléyade de escritores de panfletos que discurrían sobre todos los aspectos de la vida pública pues entre 1808 y 1821 se había vivido una paulatina apertura del espacio público que había estallado con la independencia. Estas publicaciones habían provocado el surgimiento de una polémica en torno a la libertad de imprenta, sus alcances y sus límites, dentro de los propios escritores que inauguraban el espacio de la “opinión pública” a la contribuiría el periódico y el autor analizados en este trabajo.

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“Por lo tanto mi opinión y la de todo el pueblo es...”*. Polémica y práctica política en torno a la libertad de imprenta durante el Imperio a través de La abispa de Chilpancingo 1821-1823 Leticia López Zamora. UNAM. FFyL 1. Independencia, Imperio y la emergencia del republicanismo mexicano. El periodo que va de 1821 a 1823 se caracteriza por ser un periodo de rápidos cambios, pero sobre todo de una constante emergencia política, en apenas tres años había nacido un país y varias nuevas formas de gobierno, de la junta al emperador y de allí a la república. La independencia proclamada por el plan de Iguala había cundido entre las tropas con rapidez y luego de la firma de los tratados de Córdoba entre Iturbide y O’Donojú, el primero había entrado triunfante a la ciudad de México el día de su cumpleaños: 27 de septiembre de 1821. La recién estrenada nación quedó entonces gobernada por una Junta instituyente, instituida y presidida por el recién nombrado generalísimo Iturbide. Apenas unos meses después en julio de 1822 éste fue nombrado emperador por la citada Junta y otros meses más tarde el flamante nuevo emperador disolvía el Congreso que se había elegido unos meses antes. La elección del Congreso distaba mucho de agradar al nuevo emperador, conformada en su mayoría por “hombres de bien”, grupos medios ilustrados y con ideas republicanas que no estaban muy convencidos del liberalismo de la monarquía constitucional apenas instalada y por tanto, se enfrentaban constantemente al emperador.1 Esta situación de efervescencia política se veía atizada por una pléyade de escritores de panfletos que discurrían sobre todos los aspectos de la vida pública 2. No eran por cierto, *

Carlos M. De Bustamante, La abispa de Chilpancingo. 1821-1823. ed. Facsimilar. México, Instituto de estudios parlamentarios “Eduardo Neri” LV Legislatura. H. Congreso del Estado de Guerrero. 1998 Núm. 11 p. 161. En adelante se señalará sólo el número y la página dado que la mayor parte de las citas pertenecen a este texto. 1 Sobre el periodo vid. Alfredo Ávila. Para la libertad. Los republicanos en tiempos del Imperio. 1821-1823. México, UNAM. Instituto de investigaciones históricas, 2004. 2 Según Lucina Moreno Valle la mayor cantidad de publicaciones del Fondo Lafragua de la Biblioteca Nacional datan de 1822, aunque este dato no es determinante de la cantidad real de publicaciones en la época, si resulta al menos sintomático. Cfr. Moreno Valle, Lucina. Catálogo de la colección Lafragua de la Biblioteca Nacional de México. 1821-1853. México, UNAM. Instituto de investigaciones bibliográficas, 1975.

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éstos una novedad pues como señala Rafael Rojas entre 1808 y 1821 se había vivido una paulatina apertura del espacio público que había estallado con la independencia3. Estas publicaciones por supuesto que poco agradaban al gobierno pero también habían provocado el surgimiento de una polémica en torno a la propia libertad de imprenta, sus alcances y sus límites, dentro de los propios escritores. En el periodo que nos ocupa, la libertad de imprenta se encontraba regulada por la Constitución de Cádiz4, de hecho el primer decreto promulgado para asegurarla databa de noviembre de 1810 por las Cortes gaditanas, sin embargo sólo se conoció en México hasta enero de 1811, éste permitía publicar sin censura previa de las autoridades todo aquello que no fuera contrario a la religión, Venegas no lo puso en práctica sino hasta septiembre de 1812 cuando se promulgó la constitución de Cádiz y muy a su pesar, sin embargo apenas el 5 de diciembre de 1812 suspendió el artículo 371 que aseguraba la libertad de prensa, situación que continuó con Calleja. En 1816, Apodaca ofreció amnistía tratando de suavizar la situación aunque la prensa seguía siendo un asunto delicado. En 1821, el plan de Iguala confirmó la Constitución gaditana que se mantuvo vigente hasta 1823 asegurando la libertad de imprenta con las restricciones ya mencionadas pues como señala un autor la independencia mexicana debe entenderse como un proceso “paradójico y ambivalente, no sólo como resultado de los restos del antiguo régimen sino de las contradicciones inherentes del nuevo por lo que se conservó la inmutabilidad de la religión, el rey y la monarquía”5 Fue en esta cuestión de los límites que se desató la polémica pues aunque todos parecían reconocer ya la necesidad de la prensa para la ilustración de los nuevos ciudadanos, lo que indudablemente nos habla de una transformación en el lenguaje socialmente aceptado y con él, de la inserción de nuevas prácticas políticas, lo cierto es que se daban cuenta de los difusos límites que se imponían en el nuevo estado de cosas en que

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Rafael Rojas. La escritura de la independencia. El surgimiento de la opinión pública en México. México, Taurus/Centro de investigación y docencia económicas, 2003. Introducción y cap. 1 4 Ibid. 5 Ibid.

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la nueva monarquía de Iturbide tenía dificultades para legitimarse frente a las antiguas europeas. Así, se ventilaban en la prensa cuestiones como la implementación de un protocolo y ceremonial real, títulos de nobleza y hasta el nuevo traje del emperador para la ceremonia de coronación, lo que obligaba por ejemplo al Pensador, a preguntarse en un papel ¿Si vestirán de Huehuenche al señor emperador?, para concluir explicando que Y por lo que hace a nuestro amado emperador, trazadle un traje augusto aunque antiguo; y no uno ridículo de vuestra nueva invención. Si me fuera consultado , yo le designaría un traje magnífico, no europeo ni ridículo, sino muy nuevo y liberal6 Queda claro pues el temor de algunos de que Iturbide terminara convirtiéndose en un autócrata y de allí los continuos exhortos al emperador para evitarlo en la prensa. Carlos Ma. De Bustamente por ejemplo antes, en el segundo número de La abispa de Chilpancingo ponía al generalísimo, el virtuoso ejemplo de Washington que había renunciado en la cúspide de su poder por el bien de su amado pueblo. Con estas y otras publicaciones era claro que la percepción de Iturbide y sus seguidores en torno a la libertad de imprenta no era muy favorable pues para muchos era ésta la responsable de la incertidumbre política a la que se sumaba la penuria económica que también golpeaba a los escritores, pues como señalaba uno de ellos: Ha llegado este abuso a perjudicar a la nación con respecto a la instrucción e ilustración del pueblo, pues los que antes compraban impresos desde que han observado las pamplinas que dan a las prensas estos escritores no quieren ya emplear su dinero en mamarrachos poco interesantes y mucho más cuando los rubros de ellos dicen batallas, destierros voluntarios, esclavitud, revoluciones, etc. Y el contenido de ellos son dimes y diretes llenos de dicterios y perversidades que en vez de instruir e ilustrar, alucinan y exasperan a otros , y disponen para ejecutar sus designios a otros.7 Con todo, no debía ser tan mal negocio eso de publicar papeles en medio de un grupo ansioso de discurrir en torno a la res publica pues entre 1821 y 1823, el hombre de letras y

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El Pensador, ¿Si vestirán de Huehuenche al señor emperador?, México 15 de junio de 1822. Fondo Lafragua. Biblioteca Nacional ( en adelante FLBN) 7 J.M.G Mordaza o Guillotina para los aduladores egoístas, 15 de septiembre de 1822, Oficina de Don Mariano Fernández de Lara. En cursivas en el original

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diputado por Oaxaca Carlos María de Bustamante publicó un nuevo periódico titulado La abispa de Chilpancingo.

2. La abispa de Chilpancingo y su escritor: D. Carlos Ma. De Bustamante8 Carlos María de Bustamante es con mucho uno de los escritores más polémicos del periodo de la independencia, ha fascinado a muchos por la riqueza emotiva de sus textos y es indiscutiblemente el fundador del Panteón Nacional, artífice de héroes y villanos delineados con vívidos colores Bustamante es por tanto uno de los autores más difíciles de catalogar dentro de las categorías tradicionales de la historia política y de las ideas, conservador y liberal al mismo tiempos de acuerdo a éstas Polemista incansable, Bustamante colaborará y/o publicará una enorme variedad de textos, entre ellos varios periódicos durante el periodo de la guerra de independencia y en los años posteriores, entre ellos el que ahora nos ocupa. Su carrera como publicista fue larga y fructífera, comenzó en 1805 con el Diario de México y terminó hasta su muerte en 1848 con El nuevo Bernal Díaz del Castillo donde escribía con pena sus impresiones por la invasión de E.U a México. Fue arrestado junto con otros diputados acusados de conspirar contra el gobierno La abispa de Chilpancingo apareció entre 1821 y 1826, aunque sólo se encuentra publicada en facsímil la primera época que fue publicada entre 1821 y 1823, consta de 30 números y dos suplementos, el último suplemento fue publicado en abril de 1823 cuando ya había triunfado el Plan de Casamata de Santanna y con él había caído el imperio de 8

No existe aún una biografía definitiva sobre este autor que escapa a todas las definciones, sin embargo para una breve pero completa biografía acompañada de una reseña de las publicaciones de y en torno a Bustamante cfr. Alfredo Ávila “Carlos María de Bustamante” en, La República de las letras. Asomos a la cultura escrita del México decimonónico. Galería de escritores. v. III. Ed. Belem Clark de Lara y Elisa Speckman. México, UNAM. Coordinación de humanidades, 2005. (Ida regreso al siglo XIX)

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Iturbide. Sin embargo los primeros números se publicaron apenas conseguida la independencia y en vísperas del nacimiento del imperio, periodo por demás complejo para los republicanos que como nuestro autor, se encontraban en un momento de emergencia política de construcción de un nuevo país y con él de nuevas instituciones. Es en ese tenor que se publicará este periódico en cuyo primer número el autor señala que esta publicación fue:“Escrita para perpetuar la memoria del primer congreso instalado allí el día 12 de septiembre de 1813 por el señor D. José María Morelos y Pavón”, los números siguientes sin embargo tendrían una dedicatoria menos peligrosa: “Dedicada para perpetuar la buena memoria del muy honorable y muy excelentísimo señor D José Ma. Morelos”, además cada número de La abispa estará dedicado a alguno de los personajes de la independencia, el primero: “al excelentisimo general en jefe de las tropas mexicanas agustín de iturbide”, los siguientes a personajes como Matamoros, Guerrero...y otros, todos ellos militares. Se publicarán en total 32 números, algunos suplementos, escritos con formato de cartas de “un viajador en México” dedicados a discurrir, pero sobre todo a polemizar en torno a todas las cuestiones que parecen relevantes al autor en un momento de crisis y desconcierto como señala en el primer número: Pregúntame Vd. Por el estado de nuestra ilustración, y ya le he dicho que no es correspondiente a la brillantez de la gran México: los hombres están como aletargados...todavía hablan mirando ácia todas partes como despavoridos, y que temen que haya quien los escuche y vuele a delatarlos...y demás avechuchos de corvo pico que los persigan de muerte9 Los temas favoritos de Bustamante serán en primera instancia la necesidad e importancia de reactivar la economía a través de la libertad de comercio y la promoción de la industria a través de un cambio en la forma de recaudar los impuestos, disminuirlos o desaparecer monopolios como en los casos del pulque y el tabaco; promover la colonización. Los grandes temas sin embargo serán políticos, sobre todo luego de que se convierta en diputado pues los últimos números tienen todos reproducciones de los discursos

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pronunciados por Bustamante en el congreso. Sin embargo uno de los temas que aparecerá de manera constante a lo largo de todos los números es sin lugar a dudas la necesidad de la libertad de imprenta como la única forma de promover la ilustración del pueblo. Así, como ya señala Castelán10, el objetivo fundamental de los impresos producidos por Bustamante es moralizante, pues pretende corregir y sobre todo señalar el camino que debe tomar la nueva nación que como todo menor de edad necesita de guía que la aparte en principio del torcido camino por el que la conducían los antiguos déspotas, esos “avechuchos de torvo pico”, pues a pesar de haber conquistado la libertad, los nuevos mexicanos siguen aferrándose al pasado: “Noto una nimia adhesión a las antiguas ruinas”, esta adhesión es tanto cuanto más peligrosa puesto que la libertad no es obtenida de manera automática y natural, pues para que ésta sea verdaderamente efectiva requiere de “la ilustración pública”, pues como señalará, a propósito de la desaparición de varios volúmenes de la biblioteca nacional, que el nuevo gobierno debe perseguir y castigar a los culpables pues: “ Yo creo que esta es una de las mejores medidas políticas para fomentar la ilustración pública, sin la que no seremos libres, sino una horde[sic.] inmunda de esclavos bajo el látigo del mandarín que nos arree”11. El interés del gobierno en la promoción de la ilustración pública es una de sus fuentes de legitimidad pues: “...si el Gobierno bajo que vivimos es justo, paternal, y amante de la ilustración de éstos pueblos...” legislará para fortalecer la biblioteca con donaciones de otros ciudadanos para contribuir al mejoramiento de los nuevos ciudadanos, pues: “el público tiene expedito su derecho para reclamarlo, así como los tiene para pedir que se componga la cañería de una fuente de agua pública de que se surte, y esta es una de las poquísimas fuentes de sabiduría que nos han dejado nuestros tiranos”12 En ese sentido, el gobierno tiene la obligación de promover y apoyar todo aquello que promueva la ilustración pública, en particular de asegurar la libertad de imprenta, pues

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Roberto Castelán Rueda. La fuerza de la palabra impresa. Carlos María de Bustamante y el discurso de la modernidad. 1805-1827. México, Fondo de cultura económica/Universidad de Guadalajara, 1997. passim 11 Num. 1 p. 3 12 Ibid.

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el objetivo principal de los escritores debería ser en principio formar al público difundiendo y promoviendo las nuevas prácticas del civismo republicano. es por ello que Bustamante considera fundamental que la legislación promovida por el gobierno excluya cualquier posibilidad de censura ya sea que esta aparezca en la legislación o se realice de manera soslayada como en el caso de las antiguas disposiciones que exigían a los impresores entregar de manera gratuita un gran número de ejemplares a las autoridades y que a decir de Bustamante volvían incosteable la publicación de impresos: Entre las mociones que ha hecho el Sr. Alcocer en la junta gubernativa , he oido con regocijo la que se dirige a impedir se exija de los editores de papeles públicos esa multitud de ejemplares a que los condenaba el bando de la regencia. Esta era una medida la mas propia para hacer que enmudeciesen los escritores. Si el Conde del Venadito hubiera acertado con ella, habría impedido de un modo indirecto la libertad de imprenta, sin apelar a la impostura...13 En principio para Bustamante el aspecto fundamental del gobierno eran las leyes pues éstas podían hacer el mal gobierno y dar pie al despotismo: “...Témome mucho que prevenido con éstas disposiciones pésimas se nos forme un mosaico deforme de legislación y gobierno”14 Para Bustamante sin embargo la prensa (de allí la fuerza de la palabra impresa) debe ser un freno que corrija el mal camino en el que pudieran incurrir los gobernantes pues aunque se publique: ...tanto indecente papelucho como los que están saliendo...[que] son un tejido de vaciedades y sonseras...Alguno de estos quisiera que se prohibiese la santa libertad de Imprenta, la que enfrenta el despotismo, y hace estremecer al los tiranos en su solio, y en medio de sus bayonetas... 15 Los textos de Bustamante están pues dirigidos no propiamente al público en general, sino destinados a los hombres en el gobierno, el papel moralizador de los impresos tiene un muy claro destinatario, pues como señala al hablar de la necesidad de que se siembre el tabaco libremente aunque esto obligue al gobierno a sacrificar una parte de sus ingresos, espera entonces con retórica modestia que: “¡Ojalá y mis reflexiones pareciesen bien a 13

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hombres de la cordura, y ciencia político económico de que carezco!” 16, aunque en el número anterior del periódico advertía respecto a los muy entendidos que “no hay desatino que no haya salido de la cabeza de un filósofo”17, sin embargo esta frase debe entenderse como ironía pues más adelante dejará muy claro quienes son los que transforman al mundo, pues al responder al número 16 del periódico el Español que argumenta contra la independencia de América y dice que no es legítima porque no representa la voluntad general, responde que esto es falso puesto que...no se le puede negar al pueblo la necesidad de "mejorar su suerte" y como seguramente comprendía la realidad de este concepto agregará que: ...la reacción para combatir y derrocar a la tiranía, no puede ser emprendida jamás por el consejo de la multitud : es indispensable que sea siempre el resultado de los cálculos y los esfuerzos generosos de algunos individuos, que todo lo posponen al bien de sus hermanos y a la gloria de su país. No cabe en la política, ni aún en la naturaleza otro medio de exterminar a los tiranos y restablecer la libertad del pueblo. Así pues viene a ser un delirio y un absurdo, todo lo que dicen los publicistas y escritores españoles en la materia contra los regeneradores americanos.18 Sobre la forma en la que Bustamante entiende al pueblo al que van dirigidos sus escritos puede consultarse el núm. 19 publicado el 18 de mayo de 1822 que inicia festivamente pues según el autor: "Ya parece que los escritores comienzan a manifestar sin embozo sus opiniones sobre la naturaleza del gobierno que debe adoptar la América mexicana...". El papel empieza pues con una máxima que dice "¿el pueblo que conquistó su libertad será digno de gobernarse a sí mismo?, acompañado por supuesto de una nota al pie "Esto se pregunta no por una chusma indecente de canalla que llaman léperos y de la chiche pelada que como brutos gritan Hosana o Anatema sin saber a quien ni como, sino por la clase media de hombres de honor y cuerdos que abundan en este continente" 19. Entonces comienza a discutir con un impreso titulado: República República proclama el pueblo cuyo autor considera que la republica no puede funcionar en el país porque el pueblo mexicano no es adecuado para ese tipo de gobierno, así que Bustamante afirma que analizará las ideas del folleto y "el público se pronunciará como guste". 16

Núm. 2 p. 17 Núm. 1 p. 4 18 Núm. 6 p.82 19 Núm. 19 p. 271. En cursivas en el original. 17

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Comienza afirmando que no es partidario ciego de ningún gobierno pero afirma que el pueblo mexicano es digno de ser gobernado libremente puesto que durante la lucha de independencia demostró claramente que es “virtuoso”, más aún, demostró tener “virtudes heroicas”, así que luego de demostrar con episodios de la historia del movimiento de independencia, critica al autor del papel pues "En recompensa de tan loable conducta se nos quiere mandar como un hato de ganado de cerda" Podría parecer una contradicción con la opinión que Bustamante expresaba antes sobre la “chiche pelada”, pero es claro que para él los hombres son perfectibles: “...y se olvidan de que la ilustración del hombre tiene infinitos grados progresivos desde que recibe las primeras ideas, hasta que descolla en la sociedad..”20 como señala cuando sale en defensa de la constitución de Cádiz aunque le quite la representación a las castas, desde luego eventualmente podrán convertirse en parte de la sociedad, aunque no aclara cuanto tiempo llevará este proceso, es cierto que lo que llevará al mejoramiento de la sociedad es la prensa. Para nuestro autor un hombre en sociedad debe ver los negocios públicos como propios, más si como Bustamante se ha sacrificado tanto por la patria, la prensa es “el modo de dar a un estado consistencia en su gobierno, y la posible perpetuidad”. Por otra parte le queda claro que se dirige a un público que apenas está dando los primeros pasos por lo que le habla de manera festiva “chocarrera” porque “se habla a un pueblo” por eso lo hace en forma de cartas, dicen en la nota al pie que “Para desobedecer a las autoridades ningún medio es bueno. Para exponer los inconvenientes públicos por la imprenta libre, son lícitas las figuras retóricas, y modismos familiares”

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. Es por eso que la prensa, y con ella, la

libertad de imprenta son fundamentales como señalará al discutir en torno a la forma en la que se hará la representación para el nuevo Congreso en el que buscaba ser electo como al fin lo consiguió, pues para cambiar a: Este pueblo [que] se divierte como los atenienses, con dicharachos y patrañas; sólo lee con gusto los papeles de bagatela y los antepone a los de verdadera utilidad: todavía está en su infancia, y es menester hacer porque salga 20 21

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de ella; tal empresa debe encomendarse a los escritores, pues según entiendo, ellos han de hacer el gasto, no habiendo en las próximas Cortes muchos letrados...22 Como vemos, los escritores se convierten en la piedra angular que hará sostenible al sistema político, por lo que deben ser protegidos por la ley y el gobierno pues éstos se enfrentan a: La pérdida de muchos amigos , la adquisición de muchos enemigos poderosos, los clamores del fanatismo , y las calumnias de la ignorancia, serán compensadas con el triunfo de la justicia, de la razón, y de la libertad preciosa del hombre, a la cual podrá gloriarse de haber contribuido animosamente mi pluma. Los votos de este admirable publicista sólo podrán conseguirse protegiendo a los sabios, amparándoles en el goce de las leyes benéficas que en su obsequio se hayan dictado; ampliándoseles todo lo posible; disimulando sus imperfecciones , a trueque de sus filantrópicos deseos, tolerándoles sus yerros, y sacando en fin, triaca del veneno mismo, quiero decir, entresacando las verdades de la brosa misma de sus escritos; así como el industrioso alquimista la plata de las grasas del un horno de fundición23 Sin embargo Bustamante no cree que la libertad de imprenta deba ser absoluta e ilimitada, por el contrario, señala claramente sus límites al participara en el debate sobre si deberían quitarse los jurados en los juicios de imprenta o adoptar el antiguo sistema de las Córtes de Cádiz: La base fundamental de imprimir lo que el hombre concibe, consiste en la natural facultad que todo individuo tiene para pensar, así como la tiene para distribuir sus bienes, ya sea invirtiéndolos en objetos loables y útiles, ya prodigándoles...He aquí el derecho de imprimir las producciones de nuestro ingenio: pero bien así como cuando un hombre invierte su caudal en francachelas que corrompan las inocentes costumbres de otros, la autoridad pública no sólo puede, sino que debe corregirlo y nombrar curador a los bienes de este pródigo sin invadir ni hollar el sagrado derecho de la propiedad, de la misma manera puede y debe castigar al que abusando de la imprenta siembra la discordia y altera la paz de sus conciudadanos24 Es claro pues, que para Bustamante la prensa es un arma extremadamente poderosa pero de dos filos pues puede provocar graves consecuencias si no es utilizada de manera correcta por hombres virtuoso y sabios, sin embargo éstos también tienen la obligación de refutar a

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aquellos que abusan de la liberta de imprenta como hará el propio autor al señalar a un impreso que habla sobre la posible rebelión de Guadalupe Victoria: Es la verdad una osadía de gran tamaño hacer semejante indicación al público sobre un suceso alarmante, cuando sobre el no ha hablado ni una sola palabra el gobierno...exhortándonos a que sigamos la senda que dice nos han abierto muchos beneméritos ciudadanos...25 Sin embargo es muy interesante señalar que la forma en que Bustamante descalifica a esta publicación no tiene nada que ver con las ideas enunciadas en éste, de hecho la forma de descalificar a ese “papelucho” se realiza en el terreno literario y de la erudición pues comienza acusándolo de no saber el significado de las palabras y el latín para luego desmentir el rumor de que el emperador podría cometer el error de disolver el congreso. En todo caso nuestro autor publica en el último número de La abispa un proyecto de ley para frenar a los “malos” escritores que seguramente se aprovechaban del momento de incertidumbre política pues consta que se publicaron varios proyectos de ley y decretos contra la sedición, sobre éstos publicistas dirá: ...La experiencia ha enseñado que cierta clase de gente insidiosa y maligna, que vive mal avenida con los principios del orden; que sucita partidos, tumultos y revoluciones para sacar de estas grandes ventajas, ya que no puede chocar abiertamente contra los magistrados y las leyes , se prevale de las exposiciones por escrito, concitando para ello a una multitud de ciudadanos pacíficos a quienes las hacen suscribir pretendiendo con esta medida avalorar la injusticia de sus demandas, no menos que ponerse a cubierto del castigo que merecen con multitud de cómplices sobre quienes se embota la acción eficaz de la ley por causa de la muchedumbre26 Sin embargo la sentencia para estos terribles criminales que propone Bustamante es más bien tibia, pide que se castigue a los tres primeros que firmen la representación "irrespetuosa, temeraria y criminal" a los demás se les aplicará una pena menor y moderada. Con este comentario termina el tomo primero y ofrece continuarlo si lo permiten sus ocupaciones pues estos primeros números ya lo habían enfrentado a un proceso y a un arresto de nueve horas. Éste se debía al número quinto de La abispa que había sido denunciado acusado de “subversivo e incitador a desobediencia”27, el autor se defendió en esa ocasión afirmando que no faltaba a la caridad cristiana, y que las comparaciones que había hecho eran meras figuras literarias. Así que Bustamante también consideraba que era 25

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necesario tener mucho cuidado a la hora de juzgar a los impresos pues: ...hay una enorme diferencia entre un dictamen o consejo, a un mandato y sedición. El primero lo puedo yo dar como ciudadano interesado en el gobierno de mi nación; puedo opinar lo que me acomode; puedo opinar lo que me acomode en puntos de reforma, y no de dogma; y el Sr. Retana a nadie puede perseguir en juicio por sus opiniones políticas, pues así está mandado por las Cortes; este precepto está vigente mientras no tengamos una nueva constitución, y no haya quien quiera aprisionar nuestro entendimiento... Así el autor quedaba entrampado en el problema de definir lo bueno y lo malo a la hora de juzgar los impresos y limitar la libertad de imprenta, pues él mismo pediría luego que se castigara al que había publicado las actas del 24 de febrero a pesar del acuerdo entre Iturbide y el Congreso, tan celoso de la libertad de imprenta no dudaría en afirmar que: “¿con que justicia, pues, se la usurpa y trata de lucrar con ella, aunque con esto resultasen desazones y turbulencias?”28 Para salir de este atolladero Bustamante señalará la necesidad de que los escritores y el público sean los que en última instancia juzguen los delitos de imprenta. En el primer caso crea la idea de una especie de republicanismo cristiano pues retoma el papel de la virtud en el discurso republicano como un freno natural a la mala conducta o y por supuesto a la libertad de imprenta. Cuando comenta sobre los errores y horrores de la revolución francesa señala que: “la república no está en la iglesia, sino la iglesia en la república”. Como ya hemos dicho el papel de la prensa es por tanto un papel moralizante en términos republicanos pero también en términos del buen católico, de hecho para Bustamante no existe una diferencia entre estas virtudes, son las mismas, así por ejemplo, todos aquellos que atrevan a erigirse en jueces de los impresos y por tanto vulneren “el sacrosanto derecho de la libertad de prensa y escribir...” no sólo deberían ser catalogados como déspotas” sino que “no solo no serían sabios, sino que además serían unos malvados”29 Es decir que las virtudes republicanas son para Bustamante también las virtudes cristianas que hacen buenos a los hombres y queda claro además que si los hombres careciesen de la bondad cristiana entonces tampoco serían verdaderamente libres: “...¡perezca entonces para siempre el malhadado momento en que apellidamos libertad e 28 29

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independencia!”. De hecho las persecuciones a las que son sometidos los escritores por los tiranos siguen el mismo esquema de las virtudes tradicionalmente cristianas pues “la recompensa que el cielo da a la virtud perseguida y calumniada” 30 para referirse a los escritores perseguidos. En el segundo caso, deben ser después de los escritores, los lectores los que se encarguen de limitar la liberta de imprenta: La imprenta es el gran dique que se opone a la iniquidad de los poderosos; por medio de ella vuela su fama por todo el mundo, y si en este gran teatro aparece criminal, todos le dicen anatema y le ponen una interdicción o sea rigurosa excomunión civil que lo excluye de la sociedad31 Puesto que para entonces los lectores de los impresos ya se han convertido en “la opinión pública”, a la que también se acogerá Bustamante: “ yo no pudo satisfacer a semejante pregunta sino recorriendo lo que sobre esta materia se lee en los papeles públicos, que sin duda son el barómetro más seguro de la opinión; en ellos se estampan las ideas mezquinas y las liberales”32. Sin embargo aún deben ser guiados pues como vimos también pueden equivocarse pero para evitarlo están por los hombres de avanzada dentro de la sociedad, es decir los buenos escritores: ...toca a los hombres que dirigen la opinión oponerse a estas ideas. Ellas son el dominio del pensamiento solo, y la ley no debe jamás usurpársele. Es bellísimo el tratado que hay entre la autoridad y la razón; aquel tratado por el cual los hombres ilustrados dicen a los depositarios de un poder legítimo: "Vosotros nos poneis a cubierto de toda acción ilegal, y nosotros os preservaremos de toda preocupación funesta: vosotros nos sostendreis con toda la protección de la ley, y nosotros circundaremos vuestras instituciones con la fuerza de la opinión" 33 Como podemos ver los escritores se convierte también en los sustentadores, legitimadores pero sobre todo en preservadores del orden público al transmitir a la población los estereotipos de normalidad o corrección de los que depende un nuevo orden que ha perdido su legitimidad trascendental. No es casual pues que esta convicción quede aclarada, al menos al público, sólo después de su liberación de la cárcel, luego de su arresto junto con otros 57 diputados luego de la disolución del congreso por Iturbide, en marzo de 1823

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Núm.1 p. 8 Núm. 22 p. 334 32 Núm. 24 p. 370 33 Suplemento al núm. 30 p.1 31

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La prensa ejemplifica entonces las conductas “virtuosas” que deben seguir los demás, por ejemplo a los héroes de la independencia que no han sido adecuadamente recompensados por el gobierno les dice que no deben lamentarse los que hicieron algo por la patria y pues su mejor recompensa para continuar con su virtuosa conducta no son los “galones y entorchados” pues eso es prueba de que “no justipreciamos en sus quilates nuestra libertad civil” p6 basta con el premio de haber obtenido la libertad, sin embargo para que esta efectivamente pueda conservarse hay que preservar la libertad de imprenta, a la que ve como la base de todas las demás libertades. Dice por ejemplo sobre los que afirman: ...que la libertad de Imprenta sólo debe permitirse en países protestantes y no católicos, como si para imprimir con libertad fuera necesario inculcar las sectas religiosas, y atacar el dogma...no ha faltado hombre que jactándose de haber encontrado el grande y exquisito medio de conciliar la libertad de imprenta con la censura previa que es su enemigo...quisiera que los papeles se censurasen ántes de ver la luz por una Junta de literatos...De cualesquier manera siempre el escritor es privado de su libertad. Es hollada la constitución política, y es tiranizado. Otros quieren exigir de los escritores este sacrificio de espíritu; pero si el mismo Dios no exige de nosotros la castidad y virtudes sublimes como precepto, sino que nos las recomienda como consejo: ¿como los hombres podrán demandar el sacrificio de nuestro espíritu, de los hijos de nuestro entendimiento, y de lo que mas amamos? Solo de nuestra creencia ortodoxa se nos pide una sumisión y obsequio racional; entonces quiere Dios que el hombre se haga niño y descanse en la verdad de la Doctrina de un Redentor, que siendo el jefe de la naturaleza ha obrado prodigios en ella, y tiene derecho a nuestra confianza, a nuestro respeto y a nuestra creencia ilimitada; no así los hombres plagados de miserias y pasiones, devorados por la ambición, hechos juguetes de los partidos...”34 Así que Bustamante cumple cabalmente con los que considera deberes de su labor como publicista, por ejemplo exhorta también a los comerciantes de Córdoba y Orizaba, acreedores del fisco que ahora reclaman el pago del nuevo gobierno: “...vosotros sois virtuosos, vosotros sabeis lo que merece un pueblo libre; vosotros respetais las virtudes públicas...”

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por lo tanto deben esperar a que el gobierno se enriquezca a través del

comercio libre con el extranjero, con paciencia y entereza igual que el día “ en que visteis arder vuestra villa con aquella serenidad de ánimo que solo pudo daros vuestro anhelo por la libertad pública...” 34 35

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En fin la prensa debe servir para transformar las costumbres perniciosas como cuando discurre sobre el desprecio a los oficios mecánicos que sienten los mexicanos “Nosotros somos hijos de nuestros padres, de quienes hemos mamado tan perniciosas preocupaciones de vaciedad y orgullo, que solo se disipan con el decurso de los tiempos, con el cambiamiento de las costumbres , y con el trastorno de su constitución política” Por todos estos virtuosos y patrióticos servicios la libertad de imprenta debe ser intocable.36 Podemos concluir señalando que a lo largo de los números publicados puede observarse cada vez con más claridad cómo Bustamante va percibiendo de forma paulatina el enorme poder que va alcanzado la prensa y los escritores pero queda claro también La palabra impresa de Carlos María de Bustamante es pues, una exquisita mixtura que sólo puede entenderse a partir del contexto de crisis y emergencia de lo que un autor ha llamado “el des-orden republicano” de los primeros años de nuestro país, y podría decirse que en ese sentido la opinión de Bustamante era también la del pueblo.

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FUENTES Fondo Lafragua. Biblioteca Nacional. México. BIBLIOGRAFÍA Ávila, Alfredo. Para la libertad. Los republicanos en tiempos del Imperio. 1821-1823. México, UNAM. Instituto de investigaciones históricas, 2004. 346 p. ---. “Carlos María de Bustamante” en, La República de las letras. Asomos a la cultura escrita del México decimonónico. Galería de escritores. v. III. Ed. Belem Clark de Lara y Elisa Speckman. México, UNAM. Coordinación de humanidades, 2005. (Ida regreso al siglo XIX) 705 p. Bustamante, Carlos M. La abispa de Chilpancingo. 1821-1823. ed. Facsimilar. México, Instituto de estudios parlamentarios “Eduardo Neri” LV Legislatura. H. Congreso del Estado de Guerrero. 1998. 513 p. ---. “Hay tiempos de hablar y tiempos de callar” en, Carlos María de Bustamante. Pres. y n. de Andrés Hernestrosa. México, Senado de la República, 1986. 112 p. Castelán Rueda, Roberto. La fuerza de la palabra impresa. Carlos María de Bustamante y el discurso de la modernidad. 1805-1827. México, Fondo de cultura económica/Universidad de Guadalajara, 1997. 389 p. Moreno Valle, Lucina. Catálogo de la colección Lafragua de la Biblioteca Nacional de México. 1821-1853. México, UNAM. Instituto de investigaciones bibliográficas, 1975. 1202 p. Rojas, Rafael. La escritura de la independencia. El surgimiento de la opinión pública en México. México, Taurus/Centro de investigación y docencia económicas, 2003. 326 p.

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