Ponencia “Cambio Climático, Calentamiento Global, los Océanos y el Principio Precautorio”

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“Cambio Climático, Calentamiento Global, los Océanos y el Principio Precautorio” Autor: Ivanov Vivas P. Magister Scientiarium en Gerencia Ambiental Especialista en Derecho Ambiental y Desarrollo Sustentable [email protected] https://ve.linkedin.com/in/ivanovvivas El clima de la Tierra ha cambiado muchas veces de maneras diferentes a través de su historia geológica, y hablamos de unos miles de años. Hoy en día existe una “presunción” que señala a la actividad humana, principalmente bajo la forma del aumento en las concentraciones de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera, como una presión inexorable sobre el sistema planetario que gobierna el clima de la Tierra, lo cual incrementa preocupaciones alrededor de la posible reacción abrupta del clima o patrones de precipitación que haría difícil a cualquier sociedad humana adaptarse. Ésta es la percepción generalizada del público en cuanto oye las frases de “Cambio Climático” y “Calentamiento Global”. Algo alarmante, y me refiero a esta idea apocalíptica concebida y que gira alrededor de los cambios del clima terrestre, a lo que se suma el uso indiscriminado, incluso por parte de los medios de comunicación, de estos términos como si fuesen, en ocasiones, lo mismo. Antes de 1989 no se empleaban términos como crisis, catástrofe, cataclismo, plaga o desastre sin precedente con énfasis en temor, preocupación, peligro, incertidumbre, pánico. Luego de 1989, con la caída del muro de Berlín, la desaparición de la Unión Soviética y el fin de la Guerra Fría, se genera un vacío en el mundo y, cabe decir, la naturaleza aborrece los vacíos. Algo tiene que llenarlo, y es así como la crisis ambiental toma el lugar de la Guerra Fría. Manera interesante en redirigir nuestros temores. Hoy en día las naciones modernas proveen a sus ciudadanos con una seguridad sin precedentes, salud sin precedentes y comodidad sin precedentes. La expectativa de vida ha aumentado en un 50% en el último siglo, sin embargo la gente vive con constante temor a extraños, a enfermedades, al crimen, al ambiente, a sus hogares, a sus comidas, a la tecnología. Tenemos pánico a cosas que no vemos como gérmenes, químicos, aditivos, contaminantes. Somos tímidos, nerviosos, frágiles, depresivos, y lo más impresionante, para ser la especie dominante en el planeta, estamos convencidos de que el ambiente entero está siendo destruido. Algo similar, salvando las diferencias, ocurría en la edad media al achacar de “brujería” el mal de todos los temores y no a la ignorancia impuesta y forzada a fin de mantener el control del populacho. Irónico pensar que vivimos en la “sociedad del conocimiento”, en la “sociedad de la información”. Diferencia entre cambio climático y calentamiento global… ¿Qué es calentamiento global? ¿Es el calentamiento de la tierra causada por la quema de combustible fósil? No.

¿Es el calentamiento de la superficie de la tierra debido al exceso de dióxido de carbono en la atmósfera que es producido por la quema de combustible fósil? No. ¿Es el fenómeno observado en las medidas de la temperatura que muestran en promedios un aumento en la temperatura de la atmósfera terrestre y de los océanos en las últimas décadas? Cabría preguntarnos, ¿y desde cuándo hay calentamiento global? ¿Es la TEORÍA que señala que el incremento en los niveles de dióxido de carbono y ciertos otros gases ESTÁN CAUSANDO el aumento en el promedio de la temperatura de la atmósfera terrestre debido al llamado efecto invernadero? Es la “TEORÍA” a través de la cual se predice, a partir de proyecciones basadas en simulaciones computacionales, un crecimiento futuro de las temperaturas, siendo que los MODELOS COMPUTACIONALES intentan simular la física de la atmósfera y del océano, y que tienen una precisión limitada debido al desconocimiento del funcionamiento de la atmósfera. Dicha teoría fue anunciada dramáticamente en 1988 por el climatólogo JAMES HANSEN ante la Cámara de Representantes y del Senado de los Estados Unidos (se hizo en Junio a fin de dar testimonio durante las olas de calor). Cuando Hansen anunció que el calentamiento global estaba aquí, predijo que las temperaturas se incrementarían .35ºC en los próximos años, sobreestimando dicho incremento por 300%. 10 años luego de su testimonio dijo que las fuerzas que gobiernan al cambio climático son tan pobremente comprendidas que predicciones a largo término son imposibles. Dijo: “Las fuerzas que gobiernan un cambio climático de largo plazo no son conocidas con una precisión suficiente para definir futuros cambios climáticos”. Y discutió que, en el futuro, los científicos deberían usar múltiples escenarios para definir un rango de posibles resultados climáticos. Aún cuando toda referencia hecha sobre cambio climático prácticamente se hace con base a los reportes del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas creado a finales de los 80, o IPCC como se le conoce por sus siglas en Inglés para InterGovernmental Panel on Climate Change, dicho panel también ha hecho declaraciones sobre conocimientos limitados, reconociendo que en materia de investigaciones y modelamientos del clima se está lidiando con un par de sistemas no lineales caóticos, y por ende la predicción a largo término del clima futuro no es posible. Cierto es que, un planeta en calentamiento, probablemente, exarcebere la escasez de agua y conlleve a elevados incrementos en los costos de alimentos, las infraestructuras se vean amenazadas, así como las condiciones de vida, especialmente en las regiones pobres del mundo, siendo que las presiones causadas por el cambio climático influirán en la competencia por los recursos, mientras se insertan cargas adicionales sobre economías, sociedades e instituciones gubernamentales alrededor del mundo. Sin embargo, esto no es nuevo para la humanidad. La Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMCC) define el cambio climático como: “Un cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante periodos de tiempo comparables”. A su vez distingue entre ‘cambio

climático’ atribuido a actividades humanas que alteran la composición atmosférica y ‘variabilidad climática’ atribuida a causas naturales. Ciertamente, algunas veces se utiliza la denominación “cambio climático”, para designar a cualquier cambio en el clima, o “cambio climático antropogénico”, donde se considera implícitamente la influencia de la actividad humana. Por otro lado, “calentamiento global” y “efecto invernadero” tampoco son sinónimos. El efecto invernadero acrecentado por la contaminación puede ser, según algunas teorías, la causa del calentamiento global observado actualmente. También es cierto que la temperatura del planeta ha venido elevándose desde mediados del siglo XIX, pero no olvidemos que esto ocurrió en parte al ponerse fin a la etapa conocida como la pequeña edad de hielo y no sólo a la revolución industrial. Además, todo tipo de cambio climático implica cambios en otras variables, y la complejidad del problema y sus múltiples interacciones hacen que la única manera de evaluar estos cambios sea mediante el uso de modelos computacionales que intentan simular la física de la atmósfera y del océano y que tienen una precisión limitada debido al desconocimiento del funcionamiento de la atmósfera. El vapor de agua es una de las características distintivas de nuestro planeta y es sorprendente que exista tan poco entendimiento científico de cómo el vapor de agua se comporta, al punto que nadie puede decir por seguro si el calentamiento global resultará en más o menos nubes. La mayoría diría que el calentamiento global aumentaría la temperatura, así que más humedad se evaporaría desde los océanos, y más humedad significaría más nubes, pero temperaturas más altas también significan más vapor de agua en el aire, y por ende menos nubes. Entonces, ¿cómo hacen los modelos climáticos computarizados? En lo que respecta a cobertura de nubes, adivinan, aunque no lo llamen de esta manera. Lo denominan “estimado” o “parameterización” o una “aproximación”. Pero si no entiendes algo, no puedes aproximártele, sólo estás adivinando. Ahora, ¿quiere esto decir que el calentamiento global no representa una amenaza para el mundo? ¿De qué tipo de amenaza estaríamos hablando? ¿Derretimiento de glaciares, subida en los niveles del mar, eventos de El Niño? Existen muchas opiniones surgidas en estudios que únicamente arrojan predicciones o estimaciones sobre las cuales basan sus conclusiones, siendo que no son imparciales, ni concluyentes y no son cotejadas por sus pares ya que restringen el acceso a la data y a los métodos empleados para su obtención. Esto ha obligado a adelantar investigaciones independientes que buscan verificar las resultas de estos informes, lo cual, en muchas de las ocasiones, difieren en parte o en todo. Por ello hay que tener mucho cuidado con las opiniones emitidas en ausencia de evidencia, porque entonces sólo serían prejuicios. Por ejemplo, hablemos de tres casos que son sumamente relevantes para nuestro medio que es el marítimo: el derretimiento de glaciares, el aumento de los niveles del mar y “El Niño”. En el caso de los glaciares y su derretimiento: Algunos sí, otros no. La gente dice que todos los glaciares se están derritiendo, y en parte es por el bombardeo al que están sometidos en medios sociales y políticos. Veamos, ¿cuántos glaciares hay? 160.000 grosso modo, de los

cuales 67.000 aproximadamente han sido inventariados. Existe data sobre el balance de masa que se extiende por 15 años o más para relativamente unos 80 glaciares en el mundo entero. ¿Cómo decir entonces que se están derritiendo? Hay glaciares que se están derritiendo no por el efecto de cambios climáticos o por efecto del calentamiento global, sino a causa de la deforestación que han sufrido en su base y en sus alrededores, por ejemplo, por lo cual el aire que sopla hacia ellos ya no es húmedo. En el 2014, expertos del Centro Nacional de Información de Nieve y Hielo, conocido como NSIDC por sus siglas para National Snow and Ice Data Centre, advirtieron que el Ártico alcanzó, para ese año, su mínimo en 5.01 millones de kilómetros cuadrados, siendo el mínimo registrado alguna vez en el Polo Norte de 3.29 kilómetros cuadrados en el 2012. Mientras tanto, el hielo marino en la Antártica ha avanzado más allá de los 20 millones de kilómetros cuadrados y sigue creciendo. Los científicos del NSIDC han admitido que niveles de hielo ártico se han recuperado y se encuentran confundidos por esta expansión y declaran que, a pesar que los modelos climáticos dicen que debería seguir disminuyendo, en realidad está en crecimientoi. La Antártica es enorme. La gente no tiene una real perspectiva de ella porque aparece como un pequeño punto debajo de casi todos los mapas. Pero de hecho, la Antártica es una de las partes más grandes en superficie de la Tierra, y un factor importante en nuestro clima. Es un gran continente, uno y medio más grande que Europa, y tiene un 90% de todo el hielo en el planeta. En la actualidad Groenlandia tiene el 4%, todos los demás glaciares en el mundo (el Kilimanjaro, los Alpes, el Himalaya, Suecia, Noruega, Canadá, Siberia) suman un 6% del hielo en el planeta. La arrolladora mayoría del agua congelada en la Tierra está en el continente de la Antártica, siendo que en muchos de sus lugares el hielo es de 8 ó 9 kilómetros de grosor. Entonces, ¿esta es la razón por la cual hay preocupación de que el hielo se está derritiendo en la Antártica? En realidad no lo está. El repetir algo no lo hace verdadero. La data muestra que una parte relativamente pequeña, llamada la “Península Antártica” está derritiéndose y ruptura grandes témpanos. Eso es lo que se reporta año tras año, pero el continente como un todo se está congelando, y el hielo engrosando. Ciertamente hay un calentamiento de la península por varios grados, sin embargo no es más que el 2% de todo el continente y se ha estado derritiendo por los últimos 6.000 años. Y no se pueden dejar de lado las condiciones locales: La mecánica del rompimiento del hielo, el cómo el hielo fluye hacia el borde y luego se rompe del casquete lo cual no se debe al calentamiento global, sino a las condiciones locales. La Antártica es un continente y sería sorprendente si no tuviese sus propios y distintivos patrones climáticos, independientemente de los cambios globales que puedan o no existir. Definitivamente hay patrones locales como los vientos katabáticos o katábicos, que son vientos gravitacionales, siendo que en el exterior del continente es mucho más ventoso que en el interior. En cuanto al aumento en los niveles del mar, indudablemente ocurre. Lo ha hecho por 6.000 años, desde el inicio del holoceno, siendo las dos causas mayores la expansión térmica de los océanos (el agua se expande al calentarse), y la pérdida de hielo terrestre debido al derretimiento del mismo. El nivel del mar ha estado en aumento a una tasa de 10 a 20 centímetros cada 100 años. Se dice que los satélites muestran que en los últimos años ha

subido de manera drástica y en los modelos por computadoras se corrobora. Sin embargo, recordemos lo ya dicho: una predicción no puede ser una prueba. Modelación por computadora ha fallado en predecir con certeza los últimos 10 ó 15 años. La data satelital y las observaciones hidrográficas muestran que el nivel del mar no está aumentando uniformemente alrededor del mundo. En algunas regiones las tasas superan la media global de aumento, mientras que en otras los niveles del mar decrecen, lo cual es debido a cambios no uniformes en la temperatura y salinidad, así como a cambios en la circulación oceánicaii. Aunque las observaciones hechas respecto al aumento de los niveles del mar están basadas mayormente en cálculos de la expansión térmica, la magnitud entera de los niveles del mar observados no ha sido satisfactoria ni explicada por todo el conjunto de datos recabados, tal y como ha sido reportado en los informes de la IPCC. Sin embargo, en dichos reportes se mantiene como una constante el empleo de la data para proyectar, estimar y presumir que todo esto podría estar generado gracias a la actividad humana, sin llegar a establecerlo como un hecho cierto y verificado. Aunque los sistemas de observación son muchos mejores, la expansión térmica y el derretimiento del hielo terrestre tan solo cuentan la mitad, cada uno, de lo indagado en cuanto al crecimiento de los niveles del mar, y sin embargo existe incertidumbre en las estimacionesiii. No quisiera dejar de lado el “fenómeno” de “El Niño”. Éste es un patrón climático global que comienza cuando las temperaturas del océano cerca de la costa oeste de Sur América se mantienen sobre la normal por varios meses. Una vez activado, dura aproximadamente un año y medio. Tiene una ocurrencia aproximada de cada cuatro años, y ha estado ocurriendo por miles de años. Así que precede de mucho cualquier reclamo de calentamiento global. ¿Qué amenazas representa El Niño? ¿Inundaciones, siembras arruinadas? Cierto. En 1998 el efecto económico neto de El Niño fue una ganancia de $ 15 Billones debido a una estación más larga de crecimiento y menor uso de combustible para calefacción para invierno. Eso luego de deducir $1.5 Billones por inundaciones y exceso de lluvia en California. Ahora, si todo esto es una sugerencia, por ejemplo, de que el calentamiento global en realidad ocurre, entonces, probablemente beneficie a la mayoría de naciones en el mundo. El último evento ocurrió entre 2009 y 2010, siendo que la crisis económica mundial iniciada en el 2008 conocida como la “Gran Recesión”, se debió no a causas de variaciones en el ambiente y catástrofes naturales sino a políticas erradas en cuanto al manejo del aparato productivo y empleo, conflictos armados, guerras por el precio del petróleo y estrategias geopolíticas desenfrenadas de tantos actores en búsqueda de una hegemonía global que impide la tan ansiada supremacía, sea esta local, regional o mundial. ¿Quiere esto decir que no hace falta prestar atención al ambiente? ¿Que podemos dejarlo ser y permitir que las industrias contaminen y que todo estará bien? Un gran autor una vez escribió: “¿Si me opongo a la pena de muerte, significa eso también que estoy a favor de no hacer algo respecto al crimen? No. Puedo oponerme a la pena de muerte y aún estar a favor de castigar a los criminales”.

Recordemos por un momento donde vivimos. Vivimos en el tercer planeta de un sistema solar cuyo sol es de tamaño medio. Nuestro planeta tiene unos cinco billones de años y ha estado cambiando constantemente desde entonces. La Tierra está ahora en su tercera atmósfera. Por lo que decir que la naturaleza vive en un constante equilibrio es una falacia. No hay nada más inestable que la naturaleza misma. La naturaleza nunca está en balance. Lo que observamos es un desequilibrio dinámico de múltiples estados de equilibrio. El primer hielo apareció hace dos billones de años, y por los últimos 700.000 años nuestro planeta ha estado en una era glaciar geológica, caracterizada por el avance y retroceso de hielo/glaciar. Nadie sabe con certeza de por qué, pero ahora el hielo cubre al planeta cada 100.000 años, con pequeños avances cada 20.000 años aproximadamente. El último avance fue hace 20.000 años, así que estamos en el brinco del próximo. E incluso hoy, luego de cinco billones de años, nuestro planeta se mantiene increíblemente activo: Tenemos más de 500 volcanes y una erupción cada dos semanas; los terremotos son continuos (1.500.000 al año), a una tasa aproximada de cinco puntos en el escala de Richter cada seis horas y un terremoto grande cada 10 días; tsunamis cruzan a través del Océano Pacífico cada tres meses; nuestra atmósfera es tan violenta como la tierra bajo ella, siendo que en cualquier momento hay 1.500 tormentas eléctricas a través del planeta (11 rayos caen a tierra cada segundo, un tornado aparece en la superficie cada seis horas, y cada cuatro días una tormenta ciclónica gigante de cientos de kilómetros de diámetros gira sobre el océano y rompe en tierra). Y nosotros, los humanos, la especie dominante sobre la faz de la Tierra, no podemos hacer nada al respecto. El simple hecho de que podamos siquiera pensar en que podemos estabilizar esta atmósfera es de una arrogancia más allá de lo inimaginable. No podemos controlar el clima. ¿Son el Calentamiento Global y el Cambio Climático unas amenazas? Claro que sí, pero no en la manera alarmista y con datos manipulados e información a medias en que se nos presenta. Sin embargo se puede estar consciente del problema, ser serios en cuanto a referencias como oposición a la retórica, estar a favor de controles ambientales, porque preocuparse es irrelevante, desear hacer bien es irrelevante, lo que cuenta es el conocimiento y los resultados. Hay que tomar en cuenta que muchos voceros ambientalistas y conservacionistas no tienen el conocimiento, y peor aún, no lo saben. Los seres humanos no sabemos cómo hacer las cosas que creemos han de hacerse, como manejar, gerenciar o gestionar al ambiente. Si preguntamos sobre el Protocolo de Kyoto, la mayoría de la gente diría que es el primer paso… ¿Pero el primer paso para qué? ¿Qué efecto tendría el tratado? ¿Reducir las temperaturas globales para el 2100? ¿Por cuánto? ¿Reducir el Calentamiento Global en .04ºC para el 2100? ¿400 partes de 1º? Hay que ser serios. El propósito de Kyoto no es ser el primer paso. Se supone que es reducir el Calentamiento Global. Entonces, ¿por qué hacer un tratado que no va a lograr eso? La teoría antropogénica predice que el calentamiento global continuará si lo hacen las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). El IPCC indica que "... la mayoría de los aumentos observados en las temperaturas medias del globo desde la mitad del siglo XX son muy probablemente debidos al aumento observado en las concentraciones de GEI antropogénicas". (Resaltado y subrayado nuestro).

El Protocolo de Kyoto, acuerdo promovido por el IPCC, recomienda una reducción de emisiones contaminantes (principalmente CO2), siendo tachado en ciertas ocasiones de injusto, ya que el incremento de las emisiones tradicionalmente está asociado al desarrollo económico, con lo que las naciones a las que más afecta el cumplimiento de este protocolo son aquellas zonas menos desarrolladas. No obstante, en el citado protocolo las naciones en desarrollo (incluidas China o la India) están exentas de contener sus emisiones de GEIs. La comunidad científica mantiene un consenso extraordinariamente amplio, más allá del IPCC, en torno a la aceptación del origen antropogénico del calentamiento global. Sin embargo, existe un intenso debate político y en los medios de comunicación sobre si realmente hay evidencia científica del mismo, tanto para respaldar con certeza absoluta la posición que defiende la teoría antropogénica, así como la que disiente del origen antrópico de los cambios de temperatura de la Tierra. El Principio Precautorio… Quisiera aclarar que, aún creo que la consciencia ambiental es sumamente importante. El ambiente es nuestro sistema de soporte de vida compartido. Es lo que dejaremos a futuras generaciones, y cómo actuemos hoy tendrá consecuencias para ellas. Esto no significa que nuestra sabiduría convencional no esté mal basada científicamente y desactualizada. Nuestro acercamiento hacia el cambio climático y al calentamiento global ejemplifica que nuestro acercamiento hacia el ambiente está errado, basando nuestras decisiones en especulaciones y no en evidencias. Muchos presionan sus puntos de vista con una gran batería de relaciones públicas que con datos científicos y, ciertamente, hemos permitido que todo este asunto sea politizado. Los datos no son científicos. La política lleva a una dirección de creencia. Los datos, de seguirlos, llevan a la verdad. Por ello se debe tener sumo cuidado con la incertidumbre. Entonces, ¿qué hacer cuando no disponemos de suficiente información científica? ¿Se pueden tomar decisiones, medidas, prevenciones aún cuando no dispongamos de data suficiente? ¿A caso no es esta incertidumbre lo que ha llevado a un estado de temor generalizado y alarmista? En la dinámica abierta del ambiente donde los humanos se desenvuelven, a menudo el conocimiento tiene límites y la certeza científica es difícil de obtener, donde la incertidumbre en sí misma viene dada de maneras distintas, tanto científicamente como no, pudiéndose determinar y reducir en algunos casos, y en otros no. Tomando esto en consideración, cabría preguntarnos, ¿cómo desciframos y entendemos lo que no se sabe al hacer juicios que afectan al ambiente, siendo esto tan importante como el determinar los hechos? Dando respuestas a interrogantes como la anterior, observamos que la incertidumbre puede estar dada por información faltante o ambigua en un componente informativo específico de un análisis, reduciéndose a menudo el parámetro de incertidumbre cuando recolectamos mayor información o usando mejores técnicas de recolección y análisis. También la incertidumbre podría estar referida a cuando existen vacíos en las teorías científicas o imprecisiones en los modelos empleados para enlazar y puentear los vacíos de

información. Los modelos se construyen para explicar eventos actuales o pasados, o para predecir el futuro, siendo tan buenos como la información usada para crearlos, la cual es necesariamente incompleta cuando los modelos están referidos a sistemas ambientales abiertos e interdependientes. Sin embargo, los modelos pueden mejorarse en la medida que incorporen más información y más precisa. Por otra parte, la incertidumbre puede estar dada con base a los efectos desconocidos de exposiciones acumulativas, múltiples y/o interactivas, llegando a ser la incertidumbre conocida como sistémica, un factor cofundador importante en análisis a gran escala y a largo plazoiv. Ahora bien, hay casos en que la incertidumbre se emplea como una pantalla de humo. Este tipo de incertidumbre está referido a las estrategias empleadas por aquellos que generan riesgos y tratan de ocultar los efectos de una sustancia específica o de una actividad, sean dañinos o beneficiosos (según el interés de quien manipula la data), tratando incluso de frenar los estudios sobre peligros o beneficios encubriendo la información, o diseñando estudios para generar incertidumbre. Muchos críticos de las regulaciones y normativas emplean este tipo de incertidumbre para evitarlas; pero también existe la incertidumbre inducida políticamente, donde existe la ignorancia deliberada por parte de instituciones encargadas de proteger la salud y el ambiente, llegando a decidir el no realizar un estudio, limitando los análisis o las alternativas para resolver una problemática, disminuir la incertidumbre en sus decisiones u ocultarla en modelos cuantitativos. Por otro lado, no se puede dejar de considerar a la indeterminación, donde la incertidumbre involucrada es de tal magnitud y variedad que ésta no podrá nunca ser reducida, o a la ignorancia, la cual, si se ve desde un punto de vista positivo, sería una admisión humilde de no saberse cuánto se desconoce; si se ve desde un punto de vista negativo, se estaría refiriendo a la práctica de tomar decisiones sin considerar las incertidumbres. Aunado a lo antes expuesto, no es un secreto que todavía, hoy en día, aquellos que toman decisiones relacionadas con el ambiente, lo hacen bajo el paradigma de contar con casi el cien por ciento de certeza científica para evitar errores, tomando acciones donde el peligro no existe en realidad, y al enfocarse en evitar estos errores incrementan la posibilidad de no accionar donde existe el peligro en realidad. De todo lo dicho se podría inferir que, desde un punto de vista político, la incertidumbre puede provocar una imagen de debilidad para las instituciones gubernamentales al tener que justificar, ante los ciudadanos, e incluso ante las industrias, la necesidad de tomar acciones aún en la ausencia de pruebas absolutas del daño o la posibilidad de su ocurrencia, siendo más fácil encubrir la incertidumbre a través de estudios cuantitativos que parecen objetivos y científicos en la superficie, en lugar de encarar las presiones y ataques que puedan provenir de los sectores que demandan respuestas. Todo esto les permitiría también desviar la ira pública, donde el conocimiento en sí es equiparado al conocimiento científico y técnico, y aquél adquirido a través de la tradición y la experiencia de vida es desechado a favor del conocimiento que puede ser cuantificado. La lógica nos dice que para poder desarrollar una política efectiva, aquellos que toman decisiones dependen de la información científica disponible, sin embargo esta no siempre lleva

a una certeza con respecto a la naturaleza de cualquier metodología científica o información recolectada, en virtud de su constante desarrollo y sofisticación. Para evitar una parálisis a raíz de esta incertidumbre, los instrumentos internacionales para la protección ambiental, creados en los años ‘80, han obligado o permitido a los Estados partes a proceder basándose en el Principio Precautorio. (Es importante recalcar que el elemento sobre el cual se basa y justifica el Principio Precautorio es la incertidumbre). Este principio tuvo su origen en la ley nacional ambiental alemana entre los ‘70 y ‘80, como el principio de acción precautelatoria, precautoria o "Vorsorgeprinzip"v. Su origen conceptual lo tiene en el rechazo a las presunciones inherentes al "Principio de la Capacidad Asimilativa", el cual estaba basado en la presunción de que la ciencia podía determinar certeramente la capacidad asimilativa del ambiente, y que una vez determinada, existía suficiente tiempo para tomar acciones preventivas. El principio de la capacidad asimilativa, se basa en ciertas presunciones acordes a la relación entre ambiente, ciencia y tecnologíavi. Según este principio, se asume que la ciencia puede certeramente predecir amenazas al ambiente, que la ciencia puede aportar soluciones técnicas para mitigar tales amenazas una vez que han sido certeramente predichas, que habrá por ende, tiempo suficiente para actuar y que al actuar a este nivel, daría como resultado la utilización eficaz de los escasos recursos financieros, materiales y humanos. Sin embargo, las fallas de este principio, por la entrega tardía de las pruebas científicas de los efectos dañinos de las actividades de sobre explotación de recursos o degradantes del medio, han llevado, en una base de sector a sector, a la adopción del Principio Precautorio a favor de una preferencia hacia la seguridad y precauciónvii. La Declaración de Río sobre Ambiente y Desarrollo, incorporó el Principio Precautorio como el Principio 15, que establece: En orden de proteger al ambiente, el principio precautorio deber ser aplicado ampliamente por los Estados según sus posibilidades. Donde haya amenaza de serios daños irreversibles, la falta de certeza científica no debe ser utilizada como excusa para posponer medidas efectivas para prevenir la degradación ambiental.viii El concepto del Principio Precautorio requiere que las decisiones tomadas aseguren, si existen errores en las mismas, sean por exceso de protección ambiental y que puedan requerir de acción preventiva antes de ser suministradas la prueba científica sobre el peligro. Cualquier formulación del Principio Precautorio se convierte en una herramienta para la toma de decisiones en una situación de incertidumbre científica, lo cual cambia, en efecto, el papel de la información de carácter científico. El Principio Precautorio está basado enteramente en un nuevo conjunto de presunciones que incluyen la vulnerabilidad del ambiente y de los recursos en éste, las limitaciones de la ciencia para predecir acertadamente las amenazas al medio y la disponibilidad de alternativas, procesos y productos menos dañinos.

Visto de manera más enfática, este principio requiere, en lo que a nuestro medio implica, que los usuarios de los océanos ejerciten la precaución de realizar más investigaciones, desarrollen tecnologías no contaminantes y evitar actividades que presenten riesgos inciertos al ecosistema marino. Es así como se consideran componentes específicos para el acercamiento a las tomas de decisiones relacionadas con el ambiente y la mitigación de los efectos generados por el cambio climático y aquellas actividades que podrían coadyuvar al incremento del calentamiento global, como lo serían: la aplicación de acciones precautelares o precautorias antes de la certeza científica sobre causa y efecto; el establecimiento de metas; buscar y evaluar alternativas; el cambio en la carga de la prueba; las responsabilidades financieras; el deber de monitorear, entender, investigar, informar y actuar; y por último, desarrollar criterios y métodos para la toma de decisiones más minuciosos y democráticosix. Con relación a las acciones precautorias, todos aquellos acuerdos internacionales que contienen el Principio Precautorio, incorporan como un deber general de los Estados el actuar bajo la incertidumbre, lo cual permite aplicar mecanismos dirigidos a prevenir algún daño. En el Derecho Internacional los deberes generales son obligaciones para actuar de una manera determinada en ausencia de normas jurídicas específicasx. En cuanto al establecimiento de metas para mitigar los efectos del cambio climático o limitar aquellas actividades que podrían acrecentar el calentamiento global, se aprecia que el Principio Precautorio anima a la planificación basada en metas bien definidas, en lugar de basarse en futuros escenarios y cálculos de riesgos, ya que pueden conllevar a errores. Algo similar se observa respecto a la búsqueda y evaluación de alternativas, las cuales, en lugar de basarse en preguntas sobre cuál sería el nivel de contaminación más seguro o económicamente óptimo, lo que se ha de buscar, de acuerdo al Principio Precautorio, es cómo reducir o eliminar el peligro, considerando todos los medios posibles para lograrlo, incluso yendo más allá de la actividad propuesta, debiéndose estudiar a fondo las alternativas propuestas a las actividades potencialmente peligrosas como se haría a la actividad mismaxi. Se debe tomar en cuenta el desarrollar métodos y criterios para la toma de decisiones, siendo que se hace necesaria para ello una nueva forma de pensamiento, así como para la consideración de evidencias científicas y de otra índole, todo a la luz de la incertidumbre. En vista de la dificultad que presentan las interrogantes sobre causalidad, éstas son en esencia decisiones políticas, y por ello deben participar en los procesos de toma de decisiones aquellos grupos potencialmente afectados. Ahora bien, haciendo sólo referencia a los aspectos básicos de los pasos a seguirse para la aplicación de la precaución como principio, éstos serían muy sencillos: 

Caracterizar y entender el problema o posible amenaza, paso que está dirigido a identificar la posible amenaza y caracterizar el problema con el propósito de entender lo que puede llegar a ocurrir de continuar la actividad, y asegurar que se preguntan las interrogantes correctas, de esta manera se evitan soluciones pobres por la mala definición del problema.



Otro paso es el entender lo que se conoce y lo que no se conoce, es decir, se intenta saber lo ya conocido y aquello por conocer sobre la amenaza para alcanzar una mejor imagen de la incertidumbre involucrada, ya que los científicos se enfocan generalmente en lo que ya se conoce, siendo tan igual o más importante aclarar lo que se desconoce, teniendo en cuenta siempre la existencia de diversos grados de incertidumbre. El reformular el problema es un paso a seguir para luego describir lo que se necesita hacer, teniendo de esta manera un mejor entendimiento del propósito de la actividad, reformulándose el problema en términos de lo que se requiere alcanzar en orden de identificar las alternativas con mayor preparación.



Otro paso que es indispensable en la aplicación del Principio Precautorio es el identificar las alternativas a la actividad, siendo que, en relación a las actividades propuestas se debe llevar a cabo un análisis comprensivo y sistemático de alternativas a las actividades amenazantes, lo cual reenfoca las preguntas a considerar, por un regulador o una compañía, desde qué cantidad de riesgo es aceptable, hasta la existencia de una manera más segura y limpia de ejecutar la actividad. Identificar las alternativas conlleva ingenio e innovación, siendo más difícil desechar las propuestas que además de mencionar los problemas incluyen alternativas, o la demanda de ser consideradas. La alternativa de la “no acción” debe ser considerada, siendo que la actividad tal vez no deba proceder por representar demasiada amenaza y/o no es necesariaxii.



En cuanto a las actividades ya existentes, se debe desarrollar y alcanzar un rango de acciones alternativas que enfrenten al problema. Las opciones pueden ser estudios más rigurosos, detener completamente la actividad, prevenir, controlar, mitigar o remediar. En este orden de ideas, se debe determinar un curso de acción, paso donde, teniendo toda la información obtenida, se señala cuánta precaución se requiere, ya sea deteniendo la actividad, demandando alternativas o modificando para reducir los posibles impactos, para luego ejercer otro paso el cual consiste en monitorear xiii. Sin importar el curso de acción tomado, es crítico el monitorear la actividad con el propósito de identificar los resultados esperados e inesperados. Aquellos que ejecutan actividades amenazantes deben correr con la responsabilidad financiera de tal monitoreo, pero cuando sea posible, ser conducido por una fuente independiente. La información recabada puede garantizar curso de acciones adicionales o diferentes.

Resumiendo, ¿cuáles son los hechos? 

Sabemos poco sobre cada aspecto del ambiente, desde su pasado histórico ha su estado presente; hasta como conservarlo y preservarlo.



En cada debate, todas las partes exageran la extensión de conocimiento existente y sus grados de veracidad.



El dióxido de carbono atmosférico está aumentando, y la actividad humana es la causa probable.



También nos encontramos en el albor de una tendencia natural de calentamiento que comenzó aproximadamente en 1850, al emerger de un hechizo frío de 400 años conocido como la “Pequeña Era de Hielo”.



Nadie sabe cuánto del presente calentamiento pueda ser un fenómeno natural.



Nadie sabe cuánto del presente calentamiento pueda ser causado por el hombre.



Nadie sabe cuánto del calentamiento habrá en el próximo siglo. Los modelos de computación varían en un 400%, lo que de hecho indicaría que nadie lo sabe con certeza. Si hubiese que adivinar, que es lo único que alguien está haciendo en realidad, sería que el aumento sería de 0,812436ºC. No hay evidencia que esta presunción sobre el estado del mundo dentro de 100 años es mejor o peor que la de otros. (No podemos “evaluar” el futuro, tampoco “predecirlo”. Estos son eufemismos. Sólo podemos adivinar).



Se puede sospechar que parte del calentamiento de la superficie observada será en definitiva atribuida a la actividad humana. La sospecha sobre el principal efecto humano recaería en el uso de la tierra, y que el componente atmosférico será menor.



Antes de adelantar costosas decisiones políticas en base a modelos climáticos, sería razonable requerir que esos modelos predigan de manera certera las futuras temperaturas por un período de 10 años. 20 serían mejor.

Los efectos del cambio climático y del calentamiento global generan pérdidas de recursos originados por varios factores ente los que se encuentran los excesos de lluvia, inundaciones, incremento de los niveles del mar y destrucción causada por huracanes, semillas perfectas para generar situaciones de inestabilidad. Las sequías y pérdidas de siembras pueden dejar a millones de personas sin una línea salvavidas, todo lo cual podría conllevar a una lucha por esos recursos y a migraciones masivas. Estas situaciones agobiantes son multiplicadoras de amenazas a raíz del incremento de la pobreza, de la degradación ambiental, inestabilidad política y tensiones sociales, interrupciones de la actividad comercial o restringiendo la disponibilidad de servicios, condiciones que incluso pueden dar pie a actividades terroristas y otras formas de violencia. El cambio climático y la escasez de agua pudo haber generado la sequía que llevó a muchos granjeros a reubicarse en ciudades sirias y creado situaciones donde los jóvenes más susceptibles se unieran a grupos extremistas. Éstas y otras situaciones geopolíticas no pueden ser dejadas de lado bajo un manto alarmista efectista buscado en reuniones lobistas para favorecer las nuevas tendencias ambientalistas, sino que han de ser consideradas con la gravedad y seriedad que ameritan por parte de aquellos que toman decisiones. Estos acontecimientos pueden y están minando a gobiernos ya frágiles que son incapaces de responder de manera efectiva, e incluso estar retando a gobiernos estables de la actualidad, lo que llevaría a una escalada en la competencia entre países por los recursos, de por sí, ya limitados. Sin embargo, estas amenazas son esperadas a nivel mundial por las agencias gubernamentales de todo nivel, incluyendo las de seguridad y defensa.

Mientras los científicos están girando en torno a un consenso sobre las proyecciones futuras del clima, la incertidumbre permanece. Pero esto no puede ser una excusa para retrasar las acciones a tomar. Conclusión La humanidad se beneficia de una multitud de recursos y procesos que son suministrados por los ecosistemas naturales. Colectivamente, estos beneficios son conocidos como servicios ecosistémicos e incluyen productos como agua potable limpia, bosques y biodiversidad. Al crecer la población humana, también lo hacen las demandas por recursos impuestos sobre los ecosistemas, así como los impactos de nuestra huella global. Los recursos naturales no son invulnerables ni están infinitamente disponibles. Los impactos ambientales debido a acciones antropogénicas están siendo más aparentes: La calidad del aire y del agua están comprometidas, pestes y enfermedades se están extendiendo más allá de sus límites históricos y las deforestaciones empeoran las inundaciones aguas abajo y la pérdida de biodiversidad. La sociedad ha estado más alerta sobre las limitaciones de los servicios ecosistémicos y la amenaza sobre ellos debido a las actividades humanas. Por ello la necesidad de considerar mejor a largo plazo la salud de los ecosistemas y sus roles en proveer actividades económicas y un hábitat para los humanos. La actual preocupación por la seguridad del planeta ha conllevado, en el mejor de los escenarios, a una pérdida de recursos debido a su énfasis casi histérico, convirtiéndose en una herida hueca en el espíritu humano. En el peor de los casos, se está convirtiendo, si es que ya no lo ha hecho, en una invitación al totalitarismo. De aquí que sea tan relevante la necesidad urgente de la educación al público. Bajo esta presunción, sobre cómo se manipula la incertidumbre y se mantiene el temor alrededor del mundo, podríamos observar como la mayoría de los principios ambientales como el “Desarrollo Sustentable”, e incluso el mismo “Principio Precautorio”, han sido manipulados con el fin de preservar las ventajas económicas no sólo de las industrias, sino también de los tomadores de decisiones, manteniendo el status quo imperante entre el mundo industrializado y los países en vías de desarrollo, al permitir que el primero mantenga lo que ya tiene y evitando que los segundos lo hagan para evitar que causen mayor contaminación. Sin embargo, lo irónico es que, aplicado apropiadamente el Principio Precautorio, éste impide al Principio Precautorio. Es auto-contradictorio y no puede, bajo ningún pretexto, ser referido o comentado en términos extremos. Como bien decía Spinoza: “Omnis determinatio est negatio”, toda determinación (absoluto) es negación. Deberíamos creer que las personas son bien intencionadas, pero se debe tener un gran cuidado con las influencias corrosivas, parcializadas y sistemáticamente distorsionadas del pensamiento, el poder de la racionalización, los ocultamientos de intereses propios y las inevitables consecuencias no intencionadas. Pero personalmente pienso que deberíamos creer más y respetar a las personas que cambian sus puntos de vista luego de adquirir nueva información que por aquellos que se aferran a puntos de vista que han mantenido por 10, 20, 30 o más años. El mundo cambia, las ideologías y los zelotes no.

Desde que nació el movimiento ambiental, la ciencia ha tenido una mayor revolución. Ha traído nuevo entendimiento sobre las dinámicas no lineales, sistemas complejos, la Teoría del caos y la Teoría de la Catástrofe, transformando la forma como pensamos sobre la evolución y la ecología. Aún así, estas ideas, ya no tan nuevas, no han logrado calar en muchos activistas ambientales quienes extrañamente parecen estar acomodados en los conceptos y retóricas de los años 70, todo lo cual es aprovechado por intereses políticos y económicos. Por esta razón necesitamos un nuevo movimiento ambiental, con nuevas metas y nuevas organizaciones; más gente trabajando en el campo, en el ambiente real y actual, y menos personas detrás de las pantallas de computadoras; necesitamos más científicos y menos abogados. No podemos esperar gerenciar un estado complejo como el ambiente a través de litigios, y digo esto siendo yo mismo Abogado. Únicamente podemos cambiar su estado temporalmente, y generalmente previniendo algo, con resultados eventuales que no podemos predecir y en último caso controlar. Nada es más políticamente inherente que nuestro ambiente compartido, y por ende todo lo relativo al cambio climático y el calentamiento global, pero sobre todo, nada es peor servido por alianza a un partido político único, entendiéndose éste como los intereses que imponen sus posiciones a ultranza y de manera alarmista respecto al destino del planeta. Precisamente, debido a que el ambiente es compartido, éste no puede ser gestionado por una sola facción acorde a sus propias preferencias económicas o estéticas, para que tarde o temprano la facción opositora tome el poder y las políticas previas sean revertidas. De ahí que una gestión estable del ambiente necesita reconocer que todas las preferencias tienen su lugar: pescadores, armadores, la gente de mar, los puertos, los Estados, las comunidades costeras, proyectistas y preservacionistas; preferencias todas opuestas y su incompatibilidad no puede ser evitada. Pero resolver metas incompatibles es la verdadera función de la política.

Referencias: i

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1.html iii

Op. Cit.

iv

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VIVAS, I. (2005): El Principio Precautorio en la Seguridad del Estado Venezolano. Caso: Espacios Marítimos de la República, Ponencia arbitrada presentada en el I Congreso de Investigación y Postgrado de la UNEFA, Caracas. xi

VIVAS, I. (2000): Medidas Precautelares para la Protección del Recurso Pesquero en Aguas Internacionales Venezolanas, Conferencia presentada en las IV Jornadas de Actualización de las Normativas Marítimas, Pesqueras y Portuarias, Caracas. xii

VIVAS, I. (1998): Causas para una Prohibición del Transporte de Desechos Radioactivos por la Zona Económica Exclusiva Venezolana, Trabajo Especial de Grado no publicado, CENDES-UCV, Caracas. xiii

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