Poética del juego en el cuento hispanoamericano: J. L. Borges, Geometrías lúdicas

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Descripción

Poética del juego en el cuento hispanoamericano

Jorge Luis Borges: Geometrías lúdicas en el cosmos

Cameron STEWART, “Jorge Luis Borges”, 2008: http://heyoscarwilde.com/cameron-stewart-jorge-luis-borges/.

Asher S. de Sadeleer Universidad Católica de Lovaina 2010 – 2011

Poética del juego en el cuento hispanoamericano Jorge Luis Borges: Geometrías lúdicas en el cosmos Asher S. de Sadeleer Université catholique de Louvain mayo de 2011

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i la literatura reverbera el mundo, si el mundo es un vasto desafío para la lógica humana, tal vez no haya esfera literaria más abarcadora que la del escritor argentino Jorge Luis Borges. Entre las más destacadas producciones del vigésimo siglo, su obra

cuentística funde eclécticas mitologías en una matemática universalidad, desembocando en pequeñas sumas filosóficas donde se pierde y se reorienta la razón según variados trayectos. Por lo tanto, un estudio de la simbólica del juego en las letras encuentra un terreno fértil en sus Narraciones. El fenómeno lúdico, sea suspensión, reproducción o conjuración del entorno real del hombre, implica la apertura al absoluto: por el fenomenólogo Fink, cuyos hitos entre otros enmarcarán este estudio, “cuando juega, el hombre no queda en sí mismo, en el sector cerrado de su interioridad; más bien sale extáticamente de sí en un gesto cósmico y da una interpretación rica de sentido del todo del mundo”1. Y en su concepción más potencialmente lúdica, ¿qué es el cosmos sino un enigma, una ecuación que puede dar lugar a raras aporías? Lo apunta un análisis vanguardista que en Borges, “el relato se vuelve una pura gimnástica del espíritu donde la lógica[…]parece desvariar al igual que esas proposiciones de la lógica formal que por ser perfectamente exactas no son menos ‘imposibles’ una vez traducidas en el lenguaje cotidiano”2. De ahí el interés de un examen polifacético del juego en la narración borgiana. Claramente, unos cuentos exploratorios que involucran el tiempo, el espacio, el orden y el caos sistematizados, la onírica periodicidad y el infinito, permiten aproximarse a la dimensión matemática de los juegos. Al interdisciplinario autor mismo le agradaba este campo científico: en 1985, redactó el prólogo a la edición española de Matemáticas e Imaginación de Kasner y Newman. Jalones de geometría no faltarán pues en los siguientes acercamientos a cuatro distintas modalidades lúdicas en la obra de Borges, cuya rigor cerebral es un elemento esencial de la fuerza psicológica presente en el meollo de su elevación metafísica. 1

FINK Eugen, Le jeu comme symbole du monde, traducción francesa HILDENBRAND Hans y LINDENBERG Alex, Paris, Les Éditions de Minuit, 1966, p. 22: « En jouant, l’homme ne demeure pas en lui-même, dans le secteur fermé de son intériorité ; plutôt il sort extatiquement hors de lui-même dans un geste cosmique et donne une interprétation riche de sens du tout du monde » (traducciones mías). 2 WEISGERBER Jean (dir.), Cahiers des Avant-gardes : Le Réalisme Magique, Roman, peinture et cinéma, Centre d’Étude des Avant-Gardes littéraires de l’Université de Bruxelles, Éditions L’Âge d’Homme, 1987, p. 26: « Avec [Borges], le récit se transforme en une pure gymnastique de l’esprit où la logique […] semble dérailler au même titre que ces propositions de la logique formelle qui, pour être parfaitement exactes, n’en sont pas moins ‘impossibles’ une fois traduites dans le langage quotidien ».

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En concreto, se investigará primero la amplitud mitológica del juego, a través de un díptico conformado por los imponentes cuentos “La lotería en Babilonia” y “La biblioteca de Babel”. Segundo, se bajará hacia un nivel más estrictamente psicológico, destacando unos aspectos de la morbididad del juego con “La muerte y la brújula”, “Emma Zunz” y “Deutsches Requiem”. El análisis se volverá entonces sobre el espejo de la propia ficción, ante todo a través de “Pierre Menard, autor del Quijote”, además de “El inmortal” y “Tema del traidor y del héroe”. Por fin, un vistazo al carácter filosófico y didáctico del juego en el autor, con los relatos “El aleph” y “El Congreso” acompañados de las fábulas “Parábola del palacio” y “Del rigor en la ciencia”, sellará la exploración. Con esa selección profusa, se tratará de desentrañar unos de los diversos mecanismos del ámbito lúdico en Borges, con miras a sintetizar su cosmovisión – que, como se verá, siempre se deriva de los prismas de la subjetividad humana.

Laberintos cósmicos – Las reglas de un juego infinito La lotería en Babilonia, La biblioteca de Babel Ambos cuentos forman parte de Ficciones (1944), marca de la consagración internacional de Borges. Por muchos aspectos coinciden esos ambiciosos relatos, evocando lo estremecedor de un universo infinito regido por leyes inabarcables. Llevan títulos parientes, Babel siendo el nombre hebreo del griego Babilonia; así la Biblioteca parece aproximarse a las librescas tradiciones de la Cábala afeccionadas por el autor, mientras la frenética lotería se desarrolla en la ciudad mencionada en el Apocalipsis. Según estima Bernard en su lectura metódica de los dos relatos, la “Babilonia imaginaria[…]era el lugar de todos los signos[…]que una vez estallado por la voluntad de Dios generó el caos de los hombres.[…] A través de esa torre vivía la idea de finir el infinito. La esencia compleja del símbolo babilonio reflejaría entonces la estética de Borges[…;] la idea de esa torre podría extenderse a la de una biblioteca, o de una lotería, motivo y lugar propios a [sus] escritura y pensamiento[…], y que se vuelven en ello en símbolos de vastedad, de ciclo y de prolongación”3. Para inquirir pues en esos planos, primero se indagará en la relación al cosmos y a la divinidad desplegada distintamente en ambos relatos, mediante la exploración lúdica de los cultos por Eugen Fink; luego, se resaltarán sus convergencias y contrastes respectivos, para concluir con un vistazo más general a las apuestas filosóficas y matemáticas que suponen. 3

BERNARD Christophe, « La loterie à Babylone et La bibliothèque de Babel (Borges) : vers une lecture complexe », in Loxias 18, Doctoriales IV, 2007, disponible en http://revel.unice.fr/loxias/index.html?id=1885: « La Babylone imaginaire […] était le lieu de tous les signes […] qui une fois éclaté par la volonté de Dieu généra le chaos des hommes.[…] À travers cette tour vivait l’idée de finir l’infini. L’essence complexe du symbole babylonien reflèterait donc l’esthétique de Borges,[…] l’idée de cette tour pourrait tout autant s’étendre à celle d’une bibliothèque, ou d’une loterie, motif et lieu propres à [son] écriture et à [sa] pensée, et qui chez lui deviennent symboles de vastitude, de cycle et de prolongement ».

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Basta con leer las primeras líneas de “La lotería” para caber perfectamente en el marco teórico de Fink, en su interpretación metafísica o mitológica del juego. Escribe él, “cuando el viejo mira hacia atrás a su vida trascurrida, quizás esté emocionado al tomar conciencia del destino del hombre en general, que sólo puede volverse ‘real’ perdiendo continuamente posibilidades.[…] El juego alivia la ley inexorable del serio de la vida[…], en él gozamos de la posibilidad de recuperar las posibilidades pérdidas”4. Afirma en efecto el jugador del relato: “como todos los hombres de Babilonia, he sido procónsul; como todos, esclavo[…] para recordar vicisitudes análogas yo no preciso recurrir a la muerte ni aun a la impostura”5. Esas vicisitudes, las posibilitó una lotería que linda con la magia: aparece con mayor claridad lo que el fenomenólogo llama el juego cultual. Lo califica de “centro del mundo de la vida primitiva, acto fundamental en el cual esa vida se entiende y se interpreta a ella misma.”6 Se lee como un sorteo se asimila poco a poco al omnipresente azar, cuyos balances positivos y negativos satisfacen al “pueblo de Babilonia[…,] muy devoto de la lógica, y aun de la simetría”7. Se instituye así “el todopoder de la Compañía: su valor eclesiástico, metafísico. […]Ya iniciado en los misterios de Bel todo hombre libre automáticamente participaba en los sorteos sagrados, que se efectuaban en los laberintos del dios cada sesenta noches”8. Como prosigue Fink, “la forma primitiva del ‘saber’ es sacerdotal[…]. Son los ‘iniciados’ ‘los que saben’, los que conocen las verdaderas relaciones entre el cielo y la tierra”9. Parece pues aquí el prototipo lúdico de la humanidad – el juego que, por afán de universalidad, se alza al sacro. Sin embargo, “de manera general, hay que decir que el juego humano, que se cumple como acto cultual arcaico, es el ejemplo claro de un juego que fascina y hechiza al jugador mismo”10. Es lo que les ocurrirá a los babilónicos. Con la aserción de la anónima Compañía que rige a la sociedad – “la lotería es una interpolación del azar en el orden del mundo y[…]aceptar errores no es contradecir el azar: es corroborarlo”11 – se difumina la “periódica infusión del caos en el 4

FINK Eugen, óp. cit., pp. 79-80: « … lorsque le vieillard regarde en arrière sa vie écoulée, peut-être est-il bouleversé en prenant conscience du sort de l’homme en général, qui ne peut devenir ‘réel’ qu’en perdant continuellement des possibilités. […] Le jeu adoucit la loi inexorable du sérieux de la vie[…]. En effet, dans le jeu nous jouissons de la possibilité de récupérer les possibilités perdues… » 5 BORGES Jorge Luis, “La lotería en Babilonia”, in Borges, Sus Mejores Páginas, Edited by ENGUÍDANOS Miguel, USA, Prentice-Hall, Inc., 1970, Modern Spanish and Latin American Authors Series, pp. 66-67. 6 FINK Eugen, ibíd., p. 170: « Le jeu cultuel est le centre du monde de la vie primitive, l’acte fondamental dans lequel cette vie se comprend et s’interprète elle-même. » 7 BORGES Jorge Luis, ibíd., p. 69. 8 Ibíd. 9 FINK Eugen, ibíd., p. 171: « La forme primitive du ‘savoir’ est sacerdotale et elle est enveloppée du tabou du sacré et de l’épouvantable. Ce sont les ‘initiés’ qui sont ‘ceux qui savent’, eux qui connaissent les vrais rapports existant entre le ciel et la terre… ». 10 FINK Eugen, ibíd., p. 178 : « Cependant, d’une façon générale, il faut dire que le jeu humain, qui s’accomplit comme acte cultuel archaïque, est l’exemple clair d’un jeu qui fascine et ensorcelle le joueur lui-même. » 11 BORGES Jorge Luis, ibíd., p. 70.

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cosmos”12 dentro de lo precisamente inescrutable de este cosmos. El juego se extrae de las manos mortales, es decir que se funde otra vez en la soberana y secreta realidad de la cual al inicio era la aliviadora metáfora. Un supremo nivel de filosofía, en el sentido de fría reflexión opuesta a los festejos religiosos, está alcanzado al fin cuando el texto gira sobre sí, tachado también por el absoluto azar: “yo mismo, en esta apresurada declaración, he falseado algún esplendor,

alguna

atrocidad.

Quizá,

también,

alguna

misteriosa

monotonía…”13.

Silenciosamente se ha confundido la lotería con la costumbre, según implica el narrador. Pese a sus piadosas protestas, eso marca el fin del juego cultual, ya que “bien peor es la profanación cuando los servidores del culto ‘hacen un oficio de él’[…;] perece también cuando el juego de la fiesta no más se desarrolla en la presencia del dios que se siente viva”14. Por contraste, “La biblioteca” urde una incompatibilidad existencial con el juego cultual. No surge un sistema para integrar el cosmos en la esfera humana del sentido, porque la esfera del sentido ya es este cosmos. Según aclara Bernard, “la lotería entra en el mundo por una relación de interioridad, mientras la Biblioteca se integra a él por una relación de exterioridad. En efecto, podemos afirmar que la Biblioteca y la lotería son objetos de dos movimientos inversos. La primera[…]delimita, al interior de su sistema de signos, las actividades humanas. En cuanto a la lotería, es una interpolación, aspira al principio a codificar lo acaecido, a ponerlo bajo el signo de una ley.[…] Es una entidad que se adapta, que muestra, en su voluntad abarcadora, estrategia”15. Al contrario, en la aplastante Biblioteca, la humanidad sólo puede multiplicar pequeñas tácticas jamás provechosas. Por ser “señores de un tesoro intacto y secreto”16, los hombres no menos acaban por “repudia[r] la supersticiosa y vana costumbre de buscar sentido en los libros”17, “baraja[r] letras y símbolos [para] débilmente remeda[r] el divino desorden”18, hasta querer “eliminar las obras inútiles”19. Obviamente, una preexistente red de signos no genera sino impotencia: agota el recurso vital de jugar a forjar el mundo. 12

Ibíd., p. 71. Ibíd., p. 73. 14 FINK Eugen, ibíd., p. 202: « … bien pire est la profanation lorsque les serviteurs du culte en ‘font un métier’. Le jeu cultuel se détériore par maintes profanations, il se décompose au trot de l’habitude, il devient cérémoniel vide, il périt aussi lorsque le jeu de la fête ne se déroule plus dans la présence du dieu que l’on sent vivante… » 15 BERNARD Christophe, óp. cit.: « La loterie entre dans le monde par un rapport d’intériorité, alors que la Bibliothèque s’y intègre par un rapport d’extériorité. En effet, nous pouvons affirmer que la Bibliothèque et la loterie font l'objet de deux mouvements inverses. La première […] délimite, à l’intérieur de son système de signes, les activités humaines. Quant à la loterie, elle est une interpolation, elle vise au départ à coder l’événementiel, à le placer sous le signe d’une loi. […] C’est une entité qui s’adapte, qui fait montre, dans sa volonté englobante, de stratégie. » 16 BORGES Jorge Luis, “La biblioteca de Babel”, in Narraciones, Madrid, Cátedra, Letras Hispánicas, Edición de Marcos Ricardo Barnatán, 2008, p. 110. 17 Ibíd., p. 108. 18 Ibíd., p. 111. 19 Ibíd. 13

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Pese a esa antítesis, hondamente quedan muy próximos los dos cuentos. Para observarlo, cabe subrayar primero su rasgo común más evidente, o sea que Borges sugiere el infinito a través de miradas subjetivas. Es notable que ambos protagonistas son ya medio extraños a lo que describen: “La biblioteca” es el relato de un anciano al fin de su vida, y la historia de “La lotería” la consigna un ciudadano a punto de embarcar para otra comarca. Acaso la lucidez que exige la ordenación de aun algunos axiomas relativos a un universo incognoscible sea alcanzable únicamente desde su margen. Una elucidación total exigiría sin duda el imposible escapo de “una esfera… cuya circunferencia es inaccesible”20. Tratando de Borges en Le livre à venir, el crítico Blanchot aclara así que “del finito que está cerrado, todavía se puede esperar salir, mientras que la infinita vastedad es la prisión, siendo sin salida”21. Es un paradoja con que juegan ambas narraciones. Bien se puede añadir que en ellas “el lugar del extravío ignora la línea recta; nunca se va de un punto a otro; no se va de ahí para ir allí; ningún punto de partida y ningún inicio a la marcha”22: otro elemento común es la vana progresión de sus tramas. En “La biblioteca”, se enumeran las leyes mayores del metafórico cosmos y la lucha de los hombres frente a él. Pero resulta fútil cuando el mundo “sólo puede ser obra de un dios”23 y “el imperfecto bibliotecario,[…] obra del azar o de los demiurgos malévolos”24; el cuento acaba con un esbozo racional que deja insoluble el inicial problema existencial. Sea ilimitada y periódica la Biblioteca, sea que su desorden “repetido, sería un orden: el Orden”25, el supremo saber quedará inasequible a los decadentes mortales. Igualmente, “La lotería” reconstituye la génesis y el desarrollo del desorden institucional colgado por la humanidad sobre su fundamento universal. Mas su creciente complejidad desemboca en una disgregación tautológica: sería “indiferente afirmar o negar la realidad de la tenebrosa corporación, porque Babilonia no es otra cosa que un infinito juego de azares”26. Está demostrado que “los sistemas que traza Borges son sin salida, sin emergencias.[…] La representación del hombre al corazón de los posibles se puede restar a la representación de la des-encarnación del hombre.”27 Así emerge el primer aspecto matemático de la problemática 20

Ibíd., p. 106. BLANCHOT Maurice, Le livre à venir, Paris, Gallimard, 1959, Collection “Idées”, pp. 139-141: « du fini qui est pourtant fermé, on peut toujours espérer sortir, alors que l’infinie vastitude est la prison, étant sans issue ». 22 Ibíd.: « Le lieu de l’égarement ignore la ligne droite; on n’y va jamais d’un point à un autre; on ne part pas d’ici pour aller là; nul point de départ et nul commencement à la marche ». 23 BORGES Jorge Luis, “La biblioteca de Babel”, ibíd., p. 107. 24 Ibíd. 25 Ibíd., p. 114. 26 BORGES Jorge Luis, “La lotería en Babilonia”, ibíd., p. 73. 27 BERNARD Christophe, óp. cit.: « Les systèmes que trace Borges sont sans issues, sans émergences. […] La représentation de l’homme au cœur de tous les possibles peut se soustraire à la représentation de la désincarnation de l’homme. ». 21

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borgiana. De cierta manera, la ausencia de límites lo acosaba de un modo tan sofocante como el pavor que, según él mismo, sintió Pascal dentro de la esfera de la naturaleza.28 Temprano acusó “un concepto que es el corruptor y el desatinador de los otros. No hablo del Mal cuyo limitado imperio es la ética; hablo del infinito.”29 Tal sentencia encuentra un eco en el cuento “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius”: “recordó que uno de los heresiarcas de Uqbar había declarado que los espejos y la cópula son abominables, porque multiplican el número de los hombres”30. Aquí se encuentra un símbolo clave: juegos de espejos implican iteración tanto como simetría. Se hallan en los sobrepuestos niveles analíticos de “La lotería”, donde el azar pasa de lo divino a lo mortal y retorno, hasta contaminar el estilo de rigor factual con una duda acerca de la validez ficcional del texto en sí. Espejos auténticos hay en la tremenda Biblioteca, aunque bajo otro tono: “prefiero soñar que las superficies bruñidas figuran y prometen el infinito…”31 Su duplicación puede resultar en pesadilla, pero también en esperanza, hasta en humor. Así, incluso al corazón del enredo de la lotería figura otro tipo de reflejo, un chiste intertextual: uno podría acceder a la fumosa Compañía a través de “una letrina sagrada llamada Qaphqa”32, homófona del autor del intricado Proceso, de los avatares de identidad de la Metamorfosis. Al final, pese a insolubles angustias, los narradores de ambos cuentos no dejan vacilar su fe en la fuerza absoluta, por anónima que sea, que les rodea. El jugador se yergue contra la herejía que “abominablemente insinúa que hace ya siglos que no existe la Compañía”33; el bibliotecario opone a “las epidemias, las discordias heréticas”34, la inquebrantable aseveración “no me parece inverosímil que en algún anaquel del universo haya un libro total; ruego a los dioses ignorados que un hombre[…]lo haya examinado y leído”35. Se ve que además de la necesidad de distanciarse del mundo para poder formular axiomas sobre él, hace falta un amor del orden, destacado tanto en el erudito bibliotecario como en el devoto pueblo babilónico. Tal soñada harmonía, sea periódica o simétrica como los platillos perfectamente equilibrados de una balanza universal, sería de hecho un divino sincretismo literario y matemático: bien se perfila la polifacética mente de Borges en esos lúdicos laberintos cosmológicos. 28

Cf. BORGES Jorge Luis, “La esfera de Pascal”, in Otras inquisiciones, in Obras completas VII, Buenos Aires, Emecé, 1951, pp. 14-16, texto disponible sobre http://arteymatematicas.blogspot.com/2006/03/la-esfera-depascal-borges.html, puesta en línea el 07/03/2006. 29 BORGES Jorge Luis, “Avatares de la tortuga”, in Discusión, s.l., 1932, p. 254, documento PDF disponible sobre http://cashflow88.com/Club_de_lectura_UTB/Avatares_de_la_tortuga.pdf. 30 BORGES Jorge Luis, “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius”, texto disponible sobre Biblioteca Digital Ciudad Seva, http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/borges/tlon.htm, puesta en línea el 10/11/2010. 31 BORGES Jorge Luis, “La biblioteca de Babel”, óp. cit., p. 106. 32 BORGES Jorge Luis, “La lotería en Babilonia”, óp. cit., p. 70. 33 Ibíd., p. 73. 34 BORGES Jorge Luis, “La biblioteca de Babel”, ibíd., p. 113. 35 Ibíd., p. 112.

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Círculos mórbidos – Cuando el hombre traza sus propias figuras La muerte y la brújula, Emma Zunz, Deutsches Requiem Múltiples concordancias reúnen esos tres relatos, que permiten familiarizarse con unas instancias del juego como sufrimiento individual en Borges. El primero pertenece también al libro Ficciones de 1944; los dos últimos parecen en El aleph de 1949. Sin que necesariamente precisen del yo narrativo, su focalización sobre espíritus riñendo con acertijos existenciales justifica su fundamento psíquico. Marco de este subtema, la afección clínica de ludopatía se puede definir como tensión entre éxtasis del riesgo libertador y subyacente autodestrucción; cada uno según su modo, los cuentos ponen en escena cierta voluntad destructora plasmada en los sujetos. Sus riquísimas tramas llevan resonancias a la escala de la humanidad, aún más por sus próximos ámbitos germánico-judaicos, que remiten al lector al trauma planetario padecido en el vigésimo siglo. Al respecto, cabe subrayar lo que el crítico borgiano Ricardo Barnatán ya menciona: “[t]anto en [“Emma Zunz”] como en […“Deutsches Requiem”…], el lector desprevenido puede caer en la errónea sospecha de antisemitismo del autor.”36 En 1939, ya escribía Borges en la revista Sur que “[e]s posible que una derrota alemana sea la ruina de Alemania; es indiscutible que su victoria sería la ruina y el envilecimiento del orbe”37. Pero más hondamente, la genuina universalidad que otra vez se desprende de los cuentos está alcanzada por una serie de recurrencias metafísicas, que últimamente pueden analizarse a la luz de lo que los psiquiatras Valleur y Bucher identifican como la conducta de ordalía: “designa el hecho de emprender pruebas conllevando un riesgo mortal[…;] por un lado, abandono o sumisión al veredicto del destino, por otro creencia en la suerte, y tentativa de dominio, de recobrar el control sobre su vida”38. A efecto de descubrir esas recurrencias, se leerán sucesivamente los tres relatos siguiendo la pista de los elementos que los relacionan con la cuestión lúdica – que éstos confirmen o contradigan la línea interpretativa escogida. Entre ellos, el famoso “La muerte y la brújula” sobresale por sus marcados hitos geométricos, que de hecho constituyen la estructura de la historia. Erik Lönnrot, el detective cuya especulación guiará la progresión del relato, contrasta con el realmente razonable comisario Trevinarus: “se creía un puro razonador,[…] pero algo de aventurero había en él y 36

BARNATÁN Marcos Ricardo, nota a “Emma Zunz”, in BORGES Jorge Luis, Narraciones, Madrid, Cátedra, Letras Hispánicas, 2008, p. 153. 37 BORGES Jorge Luis, citado por SAVATER Fernando, “Vidas Literarias: Jorge Luis Borges”, in Revista Literaria Katharsis, 2008, disponible sobre http://www.revistakatharsis.org/Savater_Borges.pdf, p. 19. 38 VALLEUR Marc et BUCHER Christian, Le jeu pathologique, Paris, Presses Universitaires de France, 1997, collection « Que sais-je ? », p. 92 : « La conduite ordalique désigne le fait pour un sujet, de s'engager dans des épreuves comportant un risque mortel[… ;] d'un côté, abandon ou soumission au verdict du destin, de l'autre croyance en la chance, et tentative de maîtrise, de reprise du contrôle sur sa vie ».

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hasta de tahúr”39. Rechaza la inicialmente cabal aclaración de su colega del asesinato de un erudito judío para indagar en otra, cuya principal virtud es de parecerle interesante; lo que le desagrada en la primera es que “interviene copiosamente el azar”40. De este modo, si se fija en la tipología de los jugadores establecida por los psiquiatras, Lönnrot entraría en la categoría de profesionales para quienes el juego no es “de azar puro, y deje espacio a la habilidad”41. Pero el azar se revelará un motor central e invisible de la intriga. Por casualidad se publica su método de investigación basada en creencias hebraicas, por casualidad la lee su enemigo Red Scharlach. Desde este momento, parece que el enigma se despliega alrededor del jugador, que por pensar controlar su evolución no menos está cogido en su telaraña. Este esquema culmina en el tercer crimen – un mero simulacro en pleno carnaval. La superchería la adivina el comisario, cuya visión se centra en el concreto triángulo de muertes que al final habrán ocurrido; por su parte, Lönnrot se asienta en una búsqueda cuadrilateral como el cabalístico nombre de Dios, como los rombos de arlequines de mascarada. De ahí, uno podría declararlo perdedor de la partida que él mismo desencadenó por ser provocador y jugador compulsivo. Sin embargo, sólo en la conclusión del cuento se llega al grano. Con una noche y un día de antelación, el detective va a buscar su destino en la quinta que completa el rombo geográfico. La dualidad domina esta suprema interpretación, figurada tanto en el entorno arquitectural como en los personajes – cuyos nombres ligados etimológicamente invocan el rojo sangriento. En el delirio de Red Scharlach surgen las ansias ya descubiertas de Borges: “el mundo es un laberinto, del cual era imposible huir[…;] juré por el dios que ve con dos caras y por todos los dioses de la fiebre y de los espejos tejer [uno] en torno de [Erik Lönnrot]”42. Frente a su muerte, éste también “consideró por última vez el problema de las muertes simétricas y periódicas”43; cumpliendo la reducción geométrica del juego de persecución, pide para un próximo avatar un “laberinto, que consta de una sola línea recta y que es indivisible, incesante”44. Aunque para la interpretación triangularía de Trevinarus, sólo tres muertes caen al final, puede ser válido el resultado de la encuesta metaliteraria del detective: el disparo de Scharlach, acabando el cuento, parece extenderse en una eternidad que les une. Su muerte no es sino un destino tejido en parte por él mismo, cuadrilátero divisible entre su némesis y él. 39

BORGES Jorge Luis, “La muerte y la brújula”, in Ficciones, in Obras completas 1, edición Carlos V. Frías, Barcelona, Emecé, 1996, p. 499. 40 Ibíd., p. 500. 41 VALLEUR Marc et BUCHER Christian, ibíd., p. 43 : « Ceux-ci vivent le jeu comme un sport professionnel […] Il faut naturellement alors que le jeu ne soit pas jeu de hasard pur, et laisse une place au savoir-faire ». 42 BORGES Jorge Luis, ibíd., pp. 505-506. 43 Ibíd., p. 507. 44 Ibíd.

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Bien se puede definir el juego con la muerte como “empresa mágica, irracional, de paso y de renacimiento, y no autodestrucción de sujetos desesperados”45; después de todo, “es verdad que Erik Lönnrot no logró impedir el último crimen, pero es indiscutible que lo previó”46. Cierta circularidad en este relato, que comporta en su principio tal anuncio de su desenlace, que oscila entre prefiguración y dominio del destino, encuentra un eco en el menos policiaco “Emma Zunz”. La protagonista culpa a su jefe Loewenthal por el suicidio de su padre: “era lo único que había sucedido en el mundo, y seguiría sucediendo sin fin.[…] Ya había empezado a vislumbrar [los hechos ulteriores], tal vez; ya era la que sería”47. Más breve, este cuento que trata de venganza y de sacrificio bajo otro ángulo se corta en tres momentos. Desde el inicio, las cartas están en manos de Emma, pues Loewenthal no sabe que ella sabe; “derivaba de este hecho ínfimo un sentimiento de poder”48. Para vengar a su padre se sacrifica a ella misma, evento que otra vez se dilata al margen de la realidad común: “[u]n atributo de lo infernal es la irrealidad[…;] se vio multiplicada en espejos, publicada por luces[… hasta] aquel tiempo fuera del tiempo, en aquel desorden perplejo de sensaciones inconexas y atroces”49. Minucioso golpe de póquer, el esquema de Emma no admite la suerte, aunque arranque por fin su victoria de modo errático. No menos logra eso por lo cual atraviesa el fuego, permitir “a la Justicia de Dios triunfar de la justicia humana”50. Ahora bien, en la ordalía, “la dimensión transgresiva es central, si se admite que la transgresión también es búsqueda de sentido, de legitimación de la ley. Nos situamos al cruce de lo individual y de lo colectivo, entre sujeto y contexto sociocultural”51. Tal como figura en “Emma Zunz”, es un juego íntimamente moral, en que el control sólo puede desvanecer en un instante: “peligró su desesperado propósito[…;] su padre le había hecho a su madre la cosa horrible que a ella ahora le hacían.”52 Así pues al corazón de la prueba, no importa el horror en sí, pero sí que no vacile su abstracta pureza. Este horror, incrementado a la escala mundial, es lo que se plasma en el último cuento aquí considerado. Dos años antes de la publicación de “Deutsches Requiem”, había indagado ya Borges en el concepto del nazismo. Lo cita Barnatán: “[s]er nazi (jugar a la barbarie enérgica, 45

VALLEUR Marc et BUCHER Christian, ibíd., p. 92 : « Le jeu avec la mort serait donc bien une démarche magique, irrationnelle, de passage et de renaissance, et non l’autodestruction de sujets désespérés. » 46 BORGES Jorge Luis, ibíd., p. 499. 47 BORGES Jorge Luis, “Emma Zunz”, in Narraciones, Madrid, Cátedra, Letras Hispánicas, Edición de Marcos Ricardo Barnatán, 2008, p. 154. 48 Ibíd. 49 Ibíd., pp. 155-156. 50 Ibíd., p. 158. 51 VALLEUR Marc et BUCHER Christian, ibíd. : « La dimension transgressive est ici centrale, si l'on admet que la transgression est aussi recherche de sens, de légitimation de la loi. Nous nous situons donc bien à l’interface de l’individuel et du collectif, entre le sujet et le contexte socioculturel. » 52 BORGES Jorge Luis, ibíd., p. 156.

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jugar a ser viking, un tártaro, un conquistador del siglo XVI, un gaucho, un piel roja) es, a la larga una imposibilidad mental y moral.[…] Es inhabitable; los hombres sólo pueden morir por [el nazismo…], matar y ensangrentar por él.”53 Un juego moral es bien lo de que se trata para Otto Dietrich zur Linde, un nazi condenado a morir que ocupa sus últimas horas a redactar una suma de su vida y de su causa, con mayores repercusiones filosóficas. Justifica su ideología en un marco nietzscheano: “[el nazismo es] un despojarse del viejo hombre, que está viciado, para vestir el nuevo”54. Según Long-Ohni en su análisis del cuento “La muerte y la brújula” que converge mucho con esto, en Borges, “el espíritu no es de condición superior a la realidad externa: es algo que está también en perpetuo cambio como los objetos del pensamiento. Estas ideas se encuentran en Heráclito, en los estoicos y luego en Nietzsche.”55 Para tal evolución, el narrador eligió asemejarse al cautivo David Jerusalem – “se había transformado en el símbolo de una detestada zona de mi alma[…] yo morí con él”56. Tal ordalía por procuración hace eco al cuento anterior: si Jerusalem enloqueció por medio de un objeto convertido en obsesión, el delirio de Scharlach se nutrió de la cifra dos. Pero cuando él se unió a su enemigo por un destino oscuro, casi anónimo, Dietrich insiste en su control: “todos los hechos que pueden ocurrirle a un hombre[…] han sido prefijados por él”57. Llega a concluir que “[m]uchas cosas hay que destruir para edificar el nuevo orden;[…] Alemania era una de esas cosas.[… A] mí me regocija que nuestro don sea orbicular y perfecto”58. Su pensamiento anhela a universalidad. Se sitúa en la línea de sus antepasados, se juzga “un símbolo de las generaciones del porvenir”59. Eso se puede ligar con la idea de que “una vez producidos los fenómenos vuelvan cíclicamente a producirse (tiempo circular borgeano). La existencia de los seres es pura repetición de existencias anteriores (tema recurrente en Borges). El individuo ha vivido un número infinito de veces y volverá a vivir eternamente.”60 Sin embargo, el absoluto que se imagina haber alcanzado con toda su nación es más orbicular aún que piensa, hasta cerrar la ilusoria universalidad en una finitud desesperante – la de los espejos, por reiterada vez. En efecto, el relato del antisemita está lleno de referencias bíblicas. Frente a su propio reflejo, estima Dietrich que “Alemania es el espejo universal que a todas 53

BORGES Jorge Luis, in “Anotación al 23 de agosto de 1944”, citado por BARNATÁN Marcos Ricardo, nota a “Deutsches Requiem”, in Narraciones, óp. cit., p. 161. 54 BORGES Jorge Luis, “Deutsches Requiem“, óp. cit., p. 165. 55 LONG-OHNI Silvia, “Borges – La muerte y la brújula, Aproximación a través de un análisis posible”, in La Máquina del Tiempo, s.f., disponible sobre http://www.lamaquinadeltiempo.com/algode/borges03.htm. 56 BORGES Jorge Luis, ibíd., p. 166. 57 Ibíd., p. 164. 58 Ibíd., p. 168. 59 Ibíd., p. 163. 60 LONG-OHNI Silvia, ibíd.

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recibe, la conciencia del mundo”61; “[i]ronía que puede convertirse en espejo, ya que[…] aunque el desastre sea para Alemania, él desea la victoria de las otras naciones”62, juzga Barnatán. De esa manera, el relato trataría del origen del fracaso en una prueba moral. Estimó Borges: “[n]adie, en la soledad central de su yo, puede anhelar que triunfe. Arriesgo esta conjetura: Hitler quiere ser derrotado. Hitler, de un modo ciego, colabora con los inevitables ejércitos que lo aniquilarán”63. Si de verdad fomentamos nuestra destrucción, el juego es de ceguera y revelación, y “la cuestión de saber si se juega para ganar, o para perder de forma masoquista, se puede sólo abordar en la óptica de una prueba de ordalía”64, actualización de lo ya fijado por un dios más impenetrable aún que el azar o el destino – el propio ser humano. En conclusión, se puede decir que los tres cuentos coinciden en un esquema fundamental, encontrado específicamente en “La muerte y la brújula” por Long-Ohni: “[e]l mundo real aparece como equivalente al caos, a un laberinto inescrutable e imponderable frente al mundo mental, racional, organizado y geométrico. En el mundo real interviene lo fortuito que es una medida de lo cambiante.”65 Lo fortuito, plasmado en la ordalía, centraliza la oposición entre la concreta prueba – su peligro, su horror objetivos – y su morfología – su significado construido por el jugador. Así, “Lönnrot adivina la morfología de los hechos pero se le escapan los hechos en sí”66: “[v]irtualmente, había descifrado el problema; las meras circunstancias […] apenas le interesaban ahora.”67 Igualmente, en la mentira de Emma Zunz, fue “verdadero el pudor, verdadero el odio. Verdadero también era el ultraje[…]; sólo eran falsas las circunstancias, la hora y uno o dos nombres propios.”68 Por fin, Otto Dietrich dibujó una trayectoria circular que sería el don destructor del nazismo al orbe, pero no vio el círculo real que hace de él la víctima de sí mismo, como la imposibilidad que Borges percibió en él. Figura que de nuevo ilustra los motivos orbiculares que encierran los febriles deseos de sus personajes, los omnipresentes espejos. Así escribió el autor: “yo conocí de chico ese horror de una[…]multiplicación espectral de la realidad[…;] su persecución de mis actos, su pantomima cósmica[…]. He sabido que ese temor está otra vez, prodigiosamente, en el mundo.”69 61

BORGES Jorge Luis, ibíd., p. 163. BARNATÁN Marcos Ricardo, nota a “Deutsches Requiem”, in ibíd., p. 162. 63 BORGES Jorge Luis, in Anotación al 23 de agosto de 1944, citado por BARNATÁN Marcos Ricardo, nota a “Deutsches Requiem”, in ibíd., p. 161. 64 VALLEUR Marc et BUCHER Christian, óp. cit., p. 93: « Et la question de savoir si l’on joue pour gagner, ou pour perdre de façon masochiste, ne peut s’aborder que dans l’optique d'une épreuve ordalique. » 65 LONG-OHNI Silvia, óp. cit. 66 Ibíd. 67 BORGES Jorge Luis, “La muerte y la brújula”, óp. cit., p. 504. 68 BORGES Jorge Luis, “Emma Zunz”, óp. cit., p. 159. 69 BORGES Jorge Luis, in “Los espejos velados”, citado por BARNATÁN Marcos Ricardo, in Introducción a Narraciones, óp. cit., p. 26. 62

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Espirales diegéticas – ¿Creación o recreación literaria? Pierre Menard, autor del Quijote; El inmortal; Tema del traidor y del héroe Del juego en la literatura borgiana a la literatura borgiana como juego, tal vez no haya paso más fácil de dar. Escritor camaleón, maneja fábulas y estilos abigarrados con lúdica erudición. Asevera el filósofo Quilliot en su estudio: “[s]us cuentos y poemas nos restituyen […]las particularidades estilísticas de un cronista árabe, de un legislador chines, de un teólogo cristiano, de un crítico literario contemporáneo. Pero esos pastiches son[…]obras profundamente sinceras bajo su apariencia falaz[…]. Es que la mentira borgeana es mentirosa, que sirve de máscara a la autenticidad.”70 Ahora bien, este escondite literario lo posibilita la relectura de relatos cuyos argumentos mistifican a los personajes a menudo, al lector siempre. Los tres que se evocarán aquí, publicados respectivamente en 1939, 1949 y 1944, plasman típicas espirales de sentido distorsionado por la lectura, hasta dar con la metaliteratura. Cuarenta años antes de La lecture comme jeu de Michel Picard (1986), que tuvo el mérito de rescatar la recepción lúdica de las obras del olvido teórico, Borges ya había subrayado de un modo personal la importancia de las modalidades de lectura. Indaga Balderston en la juventud del autor: “[e]n un ensayo de 1927, ‘La fruición literaria’, Borges anuncia lo que constituye una de las piedras angulares de su estética, que la relectura es preferible a la primera lectura: ‘debo confesar (no sin lástima y conciencia de mi pobreza) que releo con un muy recordativo placer y que las lecturas nuevas no me entusiasman’.[…]Este es el origen de la idea expresada en posteriores y decisivos textos[…]como ‘Pierre Menard’ y ‘El inmortal’, pero el acento no recae en las formas en que el texto cambia con el tiempo sino en el lector.”71 Se examinarán pues los tres cuentos a la luz de una teoría de la lectura lúdica como fundación de la lectura literaria, y también del consiguiente problema de despersonalización, de despojo de identidad individual dibujado por Borges en filigrana a la absoluta apertura de las obras. Lo que se entiende por lectura lúdica lo expone largamente Picard, cuya teoría se funda profusamente en proposiciones freudianas que no se retomarán aquí. El juego, escribe él, “es ante todo actividad. La lectura, si se puede asimilar al juego, debería entonces ser activa[…;] estamos en relación con una verdadera apropiación por el jugador.[…] Todo texto da motivo 70

QUILLIOT Roland, « Destruction du réel et dissolution du sujet chez Borges », Université de Bourgogne, Centre Gaston Bachelard, s.f., disponible sobre http://centre-bachelard.u-bourgogne.fr/Z-quilliot.pdf, p. 7: « Ses contes et ses poèmes nous restituent selon les moments le ton et les particularités stylistiques d’un chroniqueur arabe, d’un législateur chinois, d’un théologien chrétien, d’un critique littéraire contemporain. Mais ces pastiches ne sont pas, comme on pourrait s’y attendre, de simples jeux : ce sont à la fois des créations profondément originales, et des œuvres profondément sincères sous leur apparence factice, qui possèdent une grande force émotionnelle. C’est que le mensonge borgésien est lui-même mensonger, qu’il sert de masque à l’authenticité. » 71 BALDERSTON Daniel, El precursor velado: R.L. Stevenson en la obra de Borges, 1985, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, sobre http://d-scholarship.pitt.edu/5750/1/El_precursor_velado_(completo).pdf, p.13.

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a un meneo lúdico, y su lectura lo realiza, en particular al nivel de las ficciones.”72 “Pierre Menard” es una excelente ilustración. Para un arrimo cabal, se puede dejar la palabra al autor: “Es un tipo de ensayo, y pienso que en esa historia tienes un sentido de cansancio y escepticismo, ¿no? Porque consideras a Menard como llegando al fin de un período literario muy largo, y llega al momento de no querer cargar el mundo con más libros.[…] Y por supuesto, esa historia tiene la idea[…]que cada vez que se lee o se relee un libro, algo le ocurre a ese libro.”73

Juega copiosamente de intertextualidad con sus propias obras y las que le han marcado, y sobre todo analiza con minucia el proceso que sería la escritura integral del Quijote por otro que Cervantes. Esa “empresa de antemano imposible”74 al fin y al cabo se basa no en el afán de un tal escritor Menard, sino en la voluntad del lector. En efecto, se “enrique[ce] mediante una técnica nueva el arte detenido y rudimentario de la lectura:[…] atribuir a[…] James Joyce la Imitación de Cristo ¿no es una suficiente renovación de esos tenues avisos espirituales?”75 Invita Borges al lector a un juego infinito, que puede parecer apartado por su desenfreno de la lectura lúcida que propone Picard gracias a la posición psicológica de un “lectante, que[…] introduce por placer en el juego[…]atención, reflexión, aplicación crítica de un saber, etc.”76 Pero si un jugador que “‘devora su libro’[…] pierde el control de su actividad, deja de jugar, está enredado, se hace devorar él mismo”77, o sea pierde la libertad tan esencial a la definición del juego que Picard recuerda en su predecesor Huizinga, parece que el pensador argentino haya hallado un modo de jugar inédito. Cuanto más el lector se toma a su juego de erróneas atribuciones, cuanto más olvida la objetiva autoría para hacer estallar posibilidades en el texto (sería “lícito ver en el Quijote ‘final’ una especie de palimpsesto”78), más cerebral y liberada se vuelve su lectura: este potente paradoja reconcilia el lectante al leído de Picard. Borges en su tiempo calificaba ya la lectura de arte (cf. arriba); eso sin duda le agradaría al teórico.79 72

PICARD Michel, La lecture comme jeu, Paris, Les Éditions de Minuit, 1986, pp. 47-48 : « le jeu est d’abord activité. La lecture, si elle est assimilable au jeu, devrait donc être active… On a affaire à une véritable appropriation par le joueur.[… Tout] texte a du jeu, et sa lecture le fait jouer, en particulier dès qu’on atteint le niveau des fictions. » 73 BORGES Jorge Luis, in BURGIN Richard (ed.), Jorge Luis Borges, Conversations, Edited by Richard Burgin, USA, University Press of Mississippi, 1998, sobre http://tinyurl.com/Burgin-Conv, p. 15: “…it’s not wholly a story… it’s a kind of essay, and then I think that in that story you get a feeling of tiredness and skepticism, no? Because you think of Menard as coming at the end of a very long literary period, and he comes to the moment when he finds that he doesn’t want to encumber the world with any more books. […] And then, of course, that story has the idea […] that every time a book is read or reread, then something happens to the book.” 74 BORGES Jorge Luis, “Pierre Menard, autor del Quijote”, in Narraciones, óp. cit., p. 90. 75 Ibíd., pp. 95-96. 76 PICARD Michel, óp. cit., p. 214: « le lectant qui […] fait entrer dans le jeu par plaisir la secondarité, attention, réflexion, mise en œuvre critique d’un savoir, etc. » 77 Ibíd., p. 49: « Il […] perd le contrôle de son activité, cesse de jouer, se fait jouer, se fait lui-même dévorer. » 78 BORGES Jorge Luis, ibíd., p. 95. 79 Cf. PICARD Michel, óp. cit., p. 8: « la lecture n’est jamais, sauf verbalement[…]envisagée sous cet angle. »

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Sin embargo, tal revolución no va sin un problema existencial clave en el pensamiento del escritor. Arrastra en efecto la idea de una unidad intelectual absoluta: afirma así Menard que “[t]odo hombre debe ser capaz de todas las ideas”80. El corolario es que su empresa “no es difícil,[…]bastaría ser inmortal para llevarla a cabo”81. Justamente, este estado y sus secuelas es lo de que se trata en “El inmortal”, que hunde otra vez en los meandros de la literatura. Posterior de diez años, este cuento involucra aún más intertextualidad. El narrador revela la autobiografía del “judío errante” Joseph Cartaphilus, mostrando al fin lo que acerca el texto a un centón, un collage literario de referencias dispersas de tradición medieval o renacentista. Esto, junto a la conclusión del propio Cartaphilus – “he sido Homero; en breve, seré Nadie, como Ulises; en breve, seré todos: estaré muerto”82 – define un inmortal como un ser total igualado a un ser nulo, imposible cifra a la vez sumamente positiva y absolutamente negativa. Concentraría todas las experiencias: como en cierta Biblioteca, “postulado un plazo infinito, con infinitas circunstancias y cambios, lo imposible es no componer, siquiera una vez, la Odisea.”83 Las resultas literarias y metafísicas se aproximan a un abismo de índole nihilista. A la luz de la autonomía del lector, Picard sugirió que “sería al final permitido, en el plano teórico, eludir al Autor, relegar a su sitio[…]sus intenciones conscientes e inconscientes”84. Si aún eso está permitido en Borges, sería más bien porque se trate “en él como en Menard, de alcanzar lo absoluto y lo universal por el rechazo de toda determinación particular[…] Para ser todo, elegir de ser nada, tal es el principio a lo cual obedece[…] el ascetismo literario cuya atracción el autor de Ficciones no deja de subir.”85 La sorpresa de Cartaphilus al descubrir, releyéndose, su identidad globalizada desde que bebió al río que le inspiró enseguida un pasaje homérico, “muestra por lo demás que si no sabemos quién somos, tampoco sabemos lo que decimos”86. Trastornadora, la espiral borgiana asciende del individuo a un cosmos de conciencias, sin jamás dejar de ser línea única. “Un solo hombre ha nacido, un solo hombre ha muerto en la tierra. Afirmar lo contrario es mera estadística, es una adición imposible.”87 80

Ibíd. Ibíd., p. 91. 82 BORGES Jorge Luis, “El inmortal”, óp. cit., p. 150. 83 Ibíd., p. 146. 84 PICARD Michel, óp. cit., p. 295: « Il serait donc enfin permis, sur le plan théorique, de faire la salubre économie de l’Auteur, de reléguer à leur place, qui est secondaire, ses intentions conscientes et inconscientes… » 85 QUILLIOT Roland, óp. cit., pp. 24-25 : « … Et le sens d’une telle démarche [la simulation d’une œuvre négative] n’est-il pas, chez lui comme chez Menard, d’atteindre l’absolu et l’universel par le refus de toute détermination particulière ? Pour être tout, choisir de n’être rien, tel est le principe auquel obéit, comme sans doute tout ascétisme, l’ascétisme littéraire dont l’auteur de Fictions ne cesse de subir l’attrait. » 86 Ibíd., p. 15 : « La manière dont [Cartaphilus] parvient à cette conclusion […] montre d’ailleurs que si nous ne savons pas qui nous sommes, nous ne savons pas non plus ce que nous disons. » 87 BORGES Jorge Luis, Tú, in El oro de los tigres, Buenos Aires, s.l., 1972, texto disponible sobre http://www.scribd.com/doc/6894572/Borges-Jorge-Luis-El-oro-de-los-tigres?query=T%C3%BA, p. 16. 81

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Este “determinismo arquetípico”88 en la obra de Borges, como lo califica Barnatán, figura otra vez en “Tema del traidor y del héroe”. La identidad de los espíritus fue propuesta en “Pierre Menard” por la infinitud literaria a la cual abre el ejercicio de lectura; la idea medró en “El inmortal” por la hipótesis, más filosófica que fantástica, de la vida eterna. Intermediario, este cuento da paso al concepto bajo el ángulo de la voluntad humana. Un historiador halla ecos del asesinato de un prototípico héroe nacional en la historia, aún en la literatura anterior. “Piensa en la transmigración de las almas, doctrina que da horror a las letras célticas[…]; piensa que antes de ser Fergus Kilpatrick, Fergus Kilpatrick fue Julio César. De esos laberintos circulares lo salva una curiosa comprobación[…]que luego lo abisma en otros…”89 El laberinto céltico es una espiral de intricada línea; como los ininterrumpidos nudos célticos, se acuerdan a tales intrigas geométricas. Pero una vuelta ocurre en ese relato, que pudo sugerir el inextricable lazo diegético de “Continuidad de los parques” (1956) de Julio Cortázar. Se comprueba que la ficción no invadió lo real, sino el inverso. El martirio pactado del héroe fue inspirado de dramaturgia: “Kilpatrick, arrebatado por ese minucioso destino que lo redimía y que lo perdía,[…]enriqueció con actos y con palabras improvisadas el texto de su juez.”90 El cuento evoca cierto control del hombre sobre su sino, que reivindicará el soldado del ulterior “Deutsches Requiem”. Además, conlleva la semejante ironía de un destino circular: “Fergus Kilpatrick había encomendado a James Nolan el descubrimiento del traidor. Nolan […] anunció en pleno cónclave que el traidor era el mismo Kilpatrick.”91 Sin embargo, lo que otra vez importa aquí es la lectura que uno resuelve hacer del metafórico hecho. El historiador acaba por “silenciar el descubrimiento[…]; también eso, tal vez, estaba previsto.”92 De esa manera, se puede juzgar que acepta la unidad de la figura patética con las del pasado y del porvenir, manadas de un único y eterno molde. Lo vio Picard este efecto potencial: “el lector, el jugador pasan del desamparo de una duración repetitiva o parcelada a lo Simbólico, a las totalidades, a la temporalidad.[…]No sufre su lectura: la produce; y juega fuerte. Halla otra vez lo[…]que es ‘la coloración de toda una actitud frente a la realidad exterior’”93. Al cerrar este vistazo al juego ficcional en y según Borges, habrá sobresalido el sistemático descarte del autor a favor del lector, de la escritura propiamente dicha a favor de su recepción. 88

BARNATÁN Marcos Ricardo, nota a “Tema del traidor y del héroe”, in Narraciones, óp. cit., p. 128. BORGES Jorge Luis, “Tema del traidor y del héroe”, óp. cit., p. 127. 90 Ibíd., p. 129. 91 Ibíd., p. 128. 92 Ibíd., p. 129. 93 PICARD Michel, óp. cit., p. 52: « Ainsi le lecteur, le joueur, passent-ils […] de la détresse d’une durée répétitive ou morcelée, au Symbolique, aux totalités, à la temporalité.[…] Il ne subit pas sa lecture : il la produit ; et il joue gros jeu. Il retrouve ainsi ce[…]qui est ‘la coloration de toute une attitude face à la réalité extérieure’ [D. W. Winnicott, 1975 : 91]. » 89

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Pero pese a su aglomeración del pensamiento literario en una esfera universal y al poder que otorga a la interpretación, el escritor reconoce también que toda torre de Babel pide una serie de edificadores. Les enumera bíblicamente en “Pierre Menard” mismo: “Poe, que engendró a Baudelaire, que engendró a Mallarmé, que engendró a Valéry…”94. Lo cita además Barnatán: “yo creí que la casi infinita literatura estaba en un hombre. Ese hombre fue Carlyle, fue Johannes Becher, fue Whitman, fue Rafael Cansinos Asséns, fue De Quincey.”95 Por lo tanto, a la raíz de todos los avatares queda un origen, un nombre, un poeta. Después de todo, lo que le inspiró su tarea a Menard fue “aquel fragmento filológico de Novalis[…] que esboza el tema de la total identificación con un autor determinado.”96 Asimismo, el propio Borges confió en una entrevista: “cuando leía, me identificaba con el autor, o uno de sus personajes; por ejemplo, cuando tenía once años, era Lesage o Cervantes”97. De esta manera, quizás se puede ver la más honda espiral metaliteraria de su obra en el hecho de que la creación de un escritor posibilita la infinita recreación, en ambos sentidos del término, de su lector.

Fractales didácticos – El multum in parvo El aleph, El Congreso, Parábola del palacio, Del rigor en la ciencia El subtema final de este estudio pretende acercarse a unos modos por los cuales en Borges, el juego humano toma forma de iniciación al mundo ya no por la vía sagrada, psicológica o literaria, sino por un eje puramente filosófico. Éste se encontrará otra vez en el libro de Fink. Posterior a su análisis mítico del juego, la mirada del fenomenólogo a su “mundanidad”, o sea lo que lo ligaría a la ontología del mundo tal como lo aprehende, o no, el hombre, constituye un marco ideal para la lectura de esos cuatro cuentos de culminante valor especulativo. Las dos brevas fábulas parecieron en 1960 en el volumen El Hacedor; “El aleph” dio su nombre a la selección de 1949, mientras el muy paralelo “El Congreso” salió años más tarde, en 1971. Les reúne esencialmente una mirada al universo declinada a lo largo de metafísicas escalas de representación, última ilustración de la lucha humana con lo inconmensurable. Por lo tanto, hace eco a la voz del matemático Mandelbrot, que halló en 1975 el fractal, “figura plana o espacial, compuesta de infinitos elementos, que tiene la propiedad de que su aspecto y distribución estadística no cambian cualquiera que sea la escala con que se observe”98. 94

BORGES Jorge Luis, “Pierre Menard, autor del Quijote”, óp. cit., p. 91. BORGES Jorge Luis, citado por BARNATÁN Marcos Ricardo, nota a “Pierre Menard…”, in óp. cit., p. 89. 96 BORGES Jorge Luis, ibíd., p. 89. 97 Jorge Luis Borges, in Encyclopédie Larousse, sección L’homme-bibliothèque, s.f., disponible online sobre http://www.larousse.fr/encyclopedie/personnage/Borges/109494: « Quand je lisais, je m’identifiais avec l’auteur, ou l’un de ses personnages ; par exemple, quand j’avais onze ans, j’étais Lesage ou Cervantès ». 98 Cf. Real Academia Española, Diccionario de la lengua española, 22ª edición, en http://buscon.rae.es/draeI/. 95

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Aunque todavía no existía este concepto, que permitió a la ciencia formal extenderse a las formas naturales, es adecuado ligarlo retrospectivamente a la cara de la obra borgiana que se observará aquí. Una acaso iterativa infinidad, de variable extensión, es bien lo que aparecerá, aludiendo a este y otros arcanos del algébrico lenguaje del cosmos integrado por el autor. Se examinarán pues los dos largos cuentos relativamente al juego como mesura del mundo, para luego ver en qué medida las fábulas anteriores prepararon el tema, y a cuáles añadidos invitan. Según Fink, “el juego de los hombres es mundano en la medida en que es intramundano, en la medida en que está animado de un profundo fervor comprensivo y en que pone el ser humano en contacto con la potencia cósmica de la ‘apariencia’[…]”99. Tal relación está en efecto presente tan en “El aleph” como en “El Congreso”. El famoso primer relato presenta a un poeta, cuya ambición es “versificar toda la redondez del planeta”100. Se inspira en una esfera, el aleph: “el lugar donde están, sin confundirse, todos los lugares del orbe, vistos desde todos los ángulos.[…]El microcosmo de alquimistas y cabalistas,[…]el multum in parvo”101. Ecos judaicos fácilmente se encuentran en este milagro. Puede recordar el anterior “La muerte y la brújula”, caracterizado por su progresiva reducción geométrica, en el cual parecía ya “la tesis de que Dios tiene un nombre secreto, en el cual está compendiado (como en la esfera de cristal que los persas atribuyen a Alejandro de Macedonia) su noveno atributo, la eternidad – es decir, el conocimiento inmediato de todas las cosas que serán, que son y que han sido en el universo”102. Sin embargo, el teórico Almeida arguye un origen matemático al tema: “Desde Aristóteles, se distingue la noción de infinito convergente[…], por división infinita y asintótica de las fracciones entre dos magnitudes, de la noción de infinito divergente, que es el que se proyecta por adición indefinida de unidades. La característica fundamental del infinito divergente es[…]la de corresponder en magnitud con cada uno de sus subconjuntos.[…] Este cardenal transfinito que vuelve equivalentes los subconjuntos con el conjunto infinito, Cantor lo bautizó: ‘Aleph cero’… Borges transpondrá en el plano figurativo los principios de equivalencia cardenal del aleph cero”103. 99

FINK Eugen, Le jeu comme symbole du monde, óp. cit., p. 225: « Le jeu des hommes est mondain dans la mesure où il est intramondain, dans la mesure où il est animé d’une profonde ferveur compréhensive et où il met l’être humain en contact avec la puissance cosmique de l’ « apparence »[…] ». 100 BORGES Jorge Luis, “El aleph”, in Narraciones, óp. cit., p. 182. 101 Ibíd., pp. 186-187. 102 BORGES Jorge Luis, “La muerte y la brújula”, in Obras completas 1, óp. cit., pp. 500-501. 103 ALMEIDA Ivan, « Le Congrès ou la narration impossible », s.l., in Variaciones Borges, 1, 1996, PDF sobre http://www.zainea.com/liviu/congres.pdf, p. 72: « Depuis Aristote, on distingue la notion d’infini convergent […], par division infinie et asymptotique des fractions entre deux magnitudes, de la notion d’infini divergent, qui est celui que l’on projette par addition indéfinie d’unités. La caractéristique fondamentale de l’infini divergent est[…]celle de correspondre en magnitude avec chacun de ses sous-ensembles. Par exemple,[…] dans l’hypothèse d’une vie immortelle, le nombre de jours coïncidera nécessairement avec le nombre des années. [… Ce] cardinal transfini qui rend équivalents les sous-ensembles avec l’ensemble infini, Cantor l’a baptisé : “Aleph zéro”... Borges transposera sur le plan figuratif les principes d’équivalence cardinale de l’aleph zéro ».

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Por este camino, se puede acercar a “El Congreso”, cuyo argumento igualmente propone compendiar el universo. En “El aleph”, este afán implica su reescritura minuciosa, poética que por definición corresponde con la distorsión lúdica de Fink: “con el juego humano entra en la realidad total de las cosas y en los procesos reales una esfera ‘irreal’ de sentido”104. Según él, es su insuficiencia: “el juego no es más que perífrasis e imitación de las cosas ordinarias, y por lo tanto no tiene valor cognitivo fundamental para la filosofía. La función de la filosofía consiste entre otras cosas[…]a llamar a los poetas al orden”105. Ahora bien, en el relato ulterior se despliega un movimiento afín al primero, pero cuya resulta, como se verá, es confrontable con la conclusión del fenomenólogo acerca del juego como metáfora del mundo. Muestra Barnatán su importancia: “[d]urante muchos años Borges habló de una novela en la que trabajaba que se titularía El Congreso, hecho[…]sorprendente dada[…]su preferencia por el cuento. En el epílogo al Libro de arena escribe el autor, ‘El Congreso es quizá la más ambiciosa de las fábulas de este libro; su tema es una empresa tan vasta que se confunde al fin con el cosmos y con la suma de los días.[…]’”106 En efecto, trata de “un Congreso del Mundo que representaría a todos los hombres[…;] presuponía un problema de índole filosófica. [… Era] como fijar el número exacto de los arquetipos platónicos”107. Amasando más y más libros, los participantes terminan por malversar la fortuna de su presidente. La forma digresiva adoptada por la trama la señala Almeida: “sería tentador decir que el relato de la constitución del Congreso es, paradójicamente, el relato de todo lo que sirve de diversión al proyecto.”108 Se justifica esto en la revelación final. “El Congreso del Mundo comenzó con el primer instante del mundo y proseguirá cuando seamos polvo. No hay un lugar en que no esté.”109 Así se relaciona el cuento con el principio del aleph cero: lo encarna el Congreso para después rechazarlo, ya que plasma primero “una espiral divergente hacia el infinito, una evolución por adición. El descubrimiento del último día es del infinito por involución, por convergencia. En el análisis de cada ser está la totalidad del mundo”110: es la “moraleja” matemática que se 104

FINK Eugen, ibíd., p. 226: « Avec le jeu humain, entre donc dans la réalité totale des choses et dans les processus réels une sphère ‘irréelle’ de sens, qui est ici sans cependant être ici, qui est maintenant sans pourtant être maintenant ». 105 Ibíd., p. 227: « Le jeu n’est que périphrase et imitation des choses ordinaires, et pour cette raison il n’a pas de valeur cognitive fondamentale pour la philosophie. La fonction de la philosophie consiste entre autres à démasquer l’apparence qu’on se donne, à remettre les poètes à leur place[…]. » 106 BARNATÁN Marcos Ricardo, nota a “El Congreso”, in Narraciones, óp. cit., p. 237. 107 BORGES Jorge Luis, “El Congreso”, in Narraciones, óp. cit., pp. 242-243. 108 ALMEIDA Ivan, ibíd., p. 83: « On serait tenté de dire que le récit de la constitution du Congrès est, paradoxalement, le récit de tout ce qui sert de diversion au projet. » 109 BORGES Jorge Luis, ibíd., p. 253. 110 ALMEIDA Ivan, ibíd., p. 85: « Le Congrès[…] est une spirale divergente vers l’infini, une évolution par addition. La découverte du dernier jour est celle d’un infini par involution, par convergence. Dans l’analyse de chaque être se trouve la totalité du monde. »

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podría atribuir al relato. Su mecanismo narrativo es algo parecido a “La lotería en Babilonia”. Como los congresistas del mundo, “[los agentes de la Compañía] son secretos; las órdenes que imparte[n] continuamente[…]no difieren de las que prodigan los impostores.”111 Como la crónica de la lotería es impregnada de azar, la narración del último congresal que traiciona su voto de silencio forma parte del Congreso. Sin embargo, el final de esta ficción filosófica no es más un extravío tautológico, sino una éxtasis frente al tamaño del mundo: “[i]mporta haber sentido que nuestro plan[…]existía realmente y secretamente y era el universo y nosotros.”112 Así pues, se acuerda en larga medida con la conclusión de Fink que acaba por concebir el mundo como juego sin jugador. “El juego del mundo es el juego de nadie, porque es solamente en él que hay personas, hombres y dioses; y el mundo lúdico del juego del mundo no es una ‘apariencia’, sino aparición. La aparición es el nacimiento universal de todos los entes, de todas las cosas y de todos los acontecimientos en una presencia común…”113 Lo que les ocurre a los congresistas durante la noche mística es bien una revelación en este sentido: “el Congreso no nos precisa”114, anuncia su presidente, consciente de que fue el juego que les hizo falta para entender el juego universal, que nunca les perteneció. “He querido hacer el mal y hago el bien”115, confiesa el manipulador Twirl, ilustrando la consiguiente idea que “todo ente es juguete cósmico, pero todos los jugadores son ellos también simplemente jugados”116. Se puede entonces juzgar que la visión de Fink de un juego dentro del juego confluye con el análisis ‘cantoriano’ de la evolución del relato. El juego arrastró la ambición de englobar el todo del mundo en su solo foco – “[e]ra como estar en el centro de un círculo creciente, que se agranda sin fin, alejándose”117 – y termina igualado a él. Tal movimiento, en sí infinito, lo advierte un Borges convertido en personaje en el otro cuento: “vi en el aleph la tierra, y en la tierra otra vez el aleph y en el aleph la tierra”118. De hecho, los relatos son muy parecidos. Un haz de metáforas similares ilustran la visión del aleph y la noche conclusiva del Congreso. Ambos protagonizan no a un agente, sino a un testigo hipócrita o mediocre, cuyos intereses tienden a ralentizar la exposición del hecho central, aunque sean parte necesaria de él – “es la historia general del Congreso del Mundo, no la de Alejandro Ferri,[…] pero la primera abarca 111

BORGES Jorge Luis, “La lotería en Babilonia”, in ENGUÍDANOS Miguel, óp. cit., p. 73. BORGES Jorge Luis, “El Congreso”, ibíd., p. 254. 113 FINK Eugen, ibíd., p. 238: « Le jeu du monde n’est le jeu de personne, parce que c’est seulement en lui qu’il y a des personnes, des hommes et des dieux ; et le monde ludique du jeu du monde n’est pas une « apparence », mais apparition. L’apparition, c’est la naissance universelle de tous les étants, de toutes les choses et de tous les événements dans une présence commune, réunifiant toutes les choses individuelles, dans une présence… ». 114 BORGES Jorge Luis, ibíd., p. 253. 115 Ibíd., p. 254. 116 FINK Eugen, ibíd., p. 239: « Tout étant est jouet cosmique, mais tous les joueurs sont eux aussi[…]joués. » 117 BORGES Jorge Luis, ibíd., p. 245. 118 BORGES Jorge Luis, “El aleph”, ibíd., p. 190. 112

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a la última, como a todas las otras.”119 Por fin, sus fríos amores, de no poca influencia sobre sus recorridos, se llaman Beatriz, mística ideación de Dante que guió al poeta hacia la luz. Para discernir aún mejor los contrastes que ofrecen esos dos relatos respecto al tratamiento del mundo por un cambio de escala, se los puede emparejar con los dos casi-poemas en prosa, “Parábola del palacio” y “Del rigor en la ciencia”. El primero narra la leyenda de un palacio espléndido, inquietante y milagroso, que un poeta evapora en acaso una palabra: “en el poema estaba entero y minucioso el palacio enorme”120. Atañe a la tradición de mitos que confunden nombre y cosa; el sueño más alto es entonces el de los sucesores del poeta, que “buscan aún, y no encontrarán, la palabra del universo.”121 Esa magia y la de “El aleph” son equiparables. Resumen al cosmos en la literatura, o sea en un vocablo o un centro místico que custodia otro poeta. Aun más breve, la segunda fábula consta de cuatro frases. Trasmite la idea de un mapa cada vez más preciso ya que cada vez más grande, hasta tener “el tamaño del Imperio y coincidi[r] puntualmente con él”122, y por consecuencia desaparecer con él. Precisamente, este motivo es lo del Congreso, que por incluir el mundo no puede sino volverse el mundo mismo. Esos son los fractales con que juega Borges en esos pequeños relatos, en proporción a los cuales los ulteriores son drásticas ampliaciones – y así, son puestas en abisma del método de gradaciones para comprender el universo. En la primera pareja, el cosmos está reducido en un punto; en la segunda, el punto teórico crece hasta alcanzar su tamaño, lo que le asimila con él. Por una parte a través de la lupa del arte, por otra a través de la ambición de la ciencia – geográfica, política – se edifican modelos didácticos del entorno humano, que culminan en un alto desvelo: “lloré, porque mis ojos habían visto ese objeto secreto y conjetural, cuyo nombre usurpan los hombres, pero que ningún hombre ha mirado: el inconcebible universo.”123 Por último, se puede resaltar el valor del concepto de escalas en la obra general de Borges. Sus relatos más reflexivos proponen maquetas del mundo y de sus postulados: destacan estos, y otros como “La biblioteca de Babel”. Éste fue justamente objeto de una simplificación: en 1975 salió “El libro de arena”, en que la infinidad no precisa de un conjunto de libros, sino de un solo libro infinito. Los años mayores del autor consagran así con suma pureza una carrera literaria de gran hondura metafísica. Parece alegorizar eso en un tardío poema a su ceguera: “Llego a mi centro, a mi álgebra y mi clave, a mi espejo. Pronto sabré quién soy”124. 119

BORGES Jorge Luis, “El Congreso”, ibíd., p. 250. BORGES Jorge Luis, “Parábola del palacio”, in Narraciones, óp. cit., p. 132. 121 Ibíd. 122 BORGES Jorge Luis, “Del rigor en la ciencia”, in Narraciones, óp. cit., p. 133. 123 BORGES Jorge Luis, “El aleph”, ibíd., p. 190. 124 BORGES Jorge Luis, Elogio de la sombra, in Obra poética, Buenos Aires, Emecé Editores, 1960, Madrid, Alianza Editorial, S.A., 1972, p. 370. 120

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Conclusión: Juegos de máscaras y de maravillas en Jorge Luis Borges Al clausurar esta cuádruple indagación en parte de la obra del maestro argentino, queda claro que el ángulo del juego, en cualidad de clave para la formación espiritual, permite echar un vistazo profundo en sus experimentales dédalos. Su saber, asombroso a los ojos de más de un crítico, sostiene el desarrollo de ficciones metafísicas cuya riqueza creativa coincide con las mayores interrogaciones de la ciencia. Cómo escribió él, “la imaginación y las matemáticas no se contraponen: se complementan como la cerradura y la llave.”125 Proposiciones algébricas y geométricas es bien lo que se halla al corazón de varios de sus cuentos, sea en sus miras filosóficas acerca de la magnitud del universo, o en su pensamiento literario, concebible como una cuenta hacia el sinfín de las esencias del texto. Aún las pruebas psicológicas asumidas por sus sujetos se miden, como la obsesión de un algoritmo cósmico resuena en sus mentes. Al fin y al cabo, en Borges, el algebrista queda la constante de toda ecuación. Lo subraya Parker, comparándolo con Escher: “inventa sus ficciones para explorar subyacentes intereses humanos, incluyendo largas cuestiones metafísicas[…]y, según dijo el propio Borges, ‘lo que más importa… [la misteriosa naturaleza] de nosotros mismos’”126. De su perplejidad existencial frente al absoluto cósmico, frente a esos espejos que cautivan la identidad individual en el vértigo del infinito, el escritor fragua multiformes y apasionantes laberintos, símbolos de su aporte a la suma infinita de las finitudes mortales, al igual de la estructura recurrente de su reflexión literaria – la Biblioteca. Sistema asimilable al universo, es el esqueleto de su movimiento metafísico hacia él, lugar de filosofía frente a su inmensidad y de erudita atracción para su complejidad. En términos míticos pues, más primordial y acaso más adecuada base lúdica examinada aquí, las ricas mascaradas de fondo y forma que cumple Borges lo asemejarían a un chamán, cuyo don le destina a recorrer los lindes de la condición mortal.127 En él, el juego es una vía sinuosa que invita al lector a descubrir extrañas comarcas y fantásticos paisajes, un proveedor de líneas exploratorias de los arcanos del mundo y del ser; en fin, un modo de sublimar las fronteras del espíritu humano, infundiéndolo dentro de tantos eternos misterios cósmicos una cualidad inestimable, la de una elegante esperanza.128 125

BORGES Jorge Luis, “Prólogo” en KASNER Edward y NEWMAN James, Matemáticas e imaginación, Barcelona, Ediciones Orbis, 1987, Biblioteca Personal 36, sobre http://tinyurl.com/Kasner-Newman, p. 11. 126 PARKER Allena M., “Drawing Borges: A Two-Part Invention on the Labyrinths of Jorge Luis Borges and M. C. Escher”, in Rocky Mountain Review, Prescott, Arizona, Embry-Riddle Aeronautical University, 2001, disponible sobre http://rmmla.wsu.edu/ereview/55.2/pdfs/55-2-2001AParkerA.pdf, p. 21: “Borges invents his fictions to explore underlying human concerns, including large metaphysical questions about the mysteries of our existence and, as Borges himself said, "what is most important ... [the mysterious nature] of ourselves"”. 127 Cf. FINK Eugen, óp. cit., pp. 156-158 : « Se masquer[…]était le privilège du prêtre-magicien instruit[…]. Le masque devient accessoire des rites d’une incantation cultuelle qui plaçait le groupe social humain dans le cercle de toutes les puissances répandant leur bénédiction, mais semant aussi la terreur… » 128 Cf. BORGES Jorge Luis, “La biblioteca de Babel”, óp. cit., p. 114.

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