Poesía y vida. Jorge Guillén

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Descripción

FRANCISCO DíAZ DE CASTRO (Ed.)

UNIVERSIDAD DE VALLADOLID JUNTA DE CASTILLA Y LEÓN 2003

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UNIVERSIDAD DE VALLADOLID

Castilla y León

POESÍA Y VIDA

Francisco Díaz de Castro

Si la biografía de Jorge Guillén es uno de los mejores ejemplos de una dedicación central a la poesía como pasión de vida, Aire nuestros, la poesía total del poeta vallisoletano, se nos presenta también como un modelo excepcional de coherencia creadora, de sentido orgánico en la construcción de una obra unitaria como expresión de una "vida extrema" poética: el resultado de una creación que se extiende durante seis décadas, desde 1918 hasta la muerte del poeta en 1984. El significativo título de Aire nuestro organiza con-una trabada arquitectura los cinco libros -Cántico, Clamor, Homenaje, Y otros poemas y Final- que Jorge Guillén publicó a lo largo de una vida rica en experiencias y fecunda en creación. La obra, así, responde desde el arte a las distintas facetas y etapas de la vida de un ciudadano inserto en la realidad histórica y que además trata de revivir su experiencia -Fe de vida se subtitula la edición definitiva de Cántico- multiplicando sus perfiles, sus formas y sus tonos al hilo de la biografía del poeta sin perder el horizonte de la coherencia estética ni del rigor constructivo (con dos modelos iniciales, declarados por el poeta: Les fieurs du mal, de Charles Baudelaire, y Leaves of grass, de Walt Whitman, con el precedente remoto de la Commedia de Dante). 5. Véanse, para más amplio comentario, los prólogos respectivos a la edición del centenario guilleniano: Jorge Guillén, Aire nuestro (ed. y prólogo de Francisco Díaz de Castro), Madrid, Anaya & Muchnik, 1993, 5 vols.

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Sin lugar a dudas, Cántico. Fe de vida es la obra maestra de Jorge Guillén, la que hubiera bastado para consagrarlo como uno de los mayores poetas de nuestra literatura. Pero Cántico, ampliado en ediciones sucesivas a lo largo de treinta años -los centrales de la existencia de su autor, de los veintitantos a los casi sesenta-, es sólo una parte de la aventura creativa de este poeta. Primero, los tres libros que componen Clamor. Tiempo de historia (Maremágnum, ... Que van a dar en la mar y A la altura de las circunstancias) y luego los títulos sucesivos que integrarán Aire nuestro suponen una progresiva ampliación del proyecto unitario inicial. En ese proceso asistimos a construcción de la autobiografía sucesiva de un personaje poético que busca incansablemente estar "a la altura de las circunstancias" y, a la vez, dar cuenta de un mundo íntimo, de su propia experiencia intelectual y sentimental, de sus esfuerzos por mantener a salvo en una realidad conflictiva su esencial afirmación de existente.

Cántico. Fe de vida Cántico fue acreciéndose (así lo dijo Pedro Salinas) a lo largo de más de veinte años. Más variado y denso en cada una de sus ediciones siguientes -1936, 1945, 1950-, fue acumulando sentidos y reflexiones sobre la experiencia vivida, sobre las "maravillas concretas" de la realidad; incorporó nuevos enfoques y búsquedas formales y se abrió, en suma, a un discurso más abarcador, más autorreferente, más alejado también de la extrema depuración verbal de sus orígenes6. Jorge Guillén publicó la primera edición de Cántico en 1928, a los treinta y cinco años. El libro había ido gestándose a lo largo de casi una década mientras el poeta, primero en Francia y 6. Acertaba en su pronóstico Juan Ramón Jiménez cuando, antes de su distanciamiento personal, auguraba en el borrador de una de sus caricaturas líricas: "¿Demasiada perfección para su juventud? Pero el giro será a la inversa. En vez de ir apretando, como casi todos, de fácil a difícil, de abierto a cerrado, él se irá cansando de tal carga primera y abrirá su mano para dejar en más libertad -en la libertad suya, con tallo y espinas- a la rosa".

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luego en España, forjaba un estilo en verso y en numerosísimos textos en prosa publicados en distintos periódicos y revistas 7 • Estudioso de Góngora (se doctoró en la universidad de Madrid en 1925 con una tesis, recientemente publicadas, sobre el poeta cordobés) y a la vez convencido, como sus amigos del grupo del 27, de la necesidad de una renovación del lenguaje de la poesía, Guillén asimiló a su manera las aportaciones de Paul Valéry y de Juan Ramón Jiménez: la palabra esencial, el hodiernismo poético. Su primer fruto maduro fueron los setenta y cinco poemas del primer Cántico, un libro depurado, de pulidos perfiles verbales y, sobre todo, un libro de sólida afirmación vital que canalizaba el entusiasmo inteligente ante la realidad por medio de una rigurosa y variada creación de ritmos y formas, y eso en unos momentos en que algunos de los prinCipales valores de la joven poesía española habían ido derivando hacia libros de crisis espiritual e ideológica: Sobre los ángeles, Poeta en Nueva York, Un río, un amor, etc. Inteligencia frente a irracionalismo, precisión verbal frente a escritura más o menos automática, contención y exactitud siempre: esa es una de las claves de este libro en el que todos los recursos de la palabra poética extreman la expresión del goce ante la realidad natural y ante el lenguaje. La palabra del poeta recrea la densidad de las cosas y los seres reales como creación interminable de ritmos y formas. En su gran variedad métrica ya el primer Cántico devuelve el reflejo de toda la riqueza del mundo hecha formas poéticas fruto del entusiasmo inteligente de la obra de arte cuidadosamente trabajada: cada poema se constituye como una unidad con tono y ritmo propios y, al mismo tiempo, se integra en un conjunto cuyo objetivo es dar cuenta del cántico de su protagonista, el hombre elemental 7. Estos textos fueron recogidos por Kathleen Sibbald en jorge Guillén. Hacia "Cántico". Escritos de los años veinte, Barcelona, Ariel, 1980. Véase mi edición de Jorge Guillén, Obra en prosa, Barcelona, Tusquets, 1999. 8. Jorge Guillén, Notas para una edición comentada de Góngora (Edición de Antonio Piedra y Juan Bravo, prólogo de José María Micó), Valladolid, Fundación Jorge Guillén-Universidad de Castilla-La Mancha, 2002.

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genérico, ante la belleza de un mundo nada idealista, sino concreto y real en el que la poesía es el tributo gozoso que el ser humano, consciente de su carácter efímero, paga con entusiasmo. Es lo que expresan, ya en esta primera edición, poemas como "Los nombres", "Advenimiento", "Desnudo" o "Beato sillón", tan mal leído por algunos: BEATO SILLÓN ¡Beato sillón! La casa Corrobora su presencia Con la vaga intermitencia De su invocación en masa A la memoria. No pasa Nada. Los ojos no ven, Saben. El mundo está bien Hecho. El instante lo exalta A marea, de tan alta, De tan alta, sin vaivén. Ya en su primer estadio se han cifrado o están en germen las claves del Cántico definitivo y de toda la poética guilleniana: una voz autoconsciente eleva en sus palabras precisas el cántico ante el mundo que los sentidos perciben y en el que el protagonista poético se siente situado como un ser más, y privilegiado por su capacidad de acción. La acción por la palabra se consolida como la vía para ahondar en el propio ser biográfico y también como la de sentirse solidario con los demás seres: primero en la alegría elemental y, poco a poco, a medida que el libro aumenta, en la angustia ante el mundo "mal hecho" de la sociedad humana. El planeta todo se capta en su globalidad para que el aliciente del detalle y de la "maravilla concreta" que es toda cosa tenga su sentido preciso en tan ambiciosa creación poética, como se sintetiza en esta décima del segundo Cántico:

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PERFECCIÓN Queda curvo el firmamento, Compacto azul, sobre el día. Es el redondeamiento Del esplendor: mediodía. Todo es cúpula. Reposa, Central sin querer, la rosa, A un sol en cenit sujeta. Y tanto se da el presente Que el pie caminante siente La integridad del planeta. También el aire, la luz, la "mecánica celeste" tal y como se perciben por el hombre (días, noches, transcurso vital, vigilia, sueño, los modelos literarios, etc.) son motivos de exaltación, pues sirven de coordenadas vitales en un presente en el que se insiste más cuanto más precariamente se percibe, y en un "aquí" que sitúa el centro de atención en la percepción de lo cotidiano. En las ediciones sucesivas Cántico crece mucho más que en extensión -hasta los 334 poemas-: crece en variedad de registros y en tonos la organización temática y crece en complejidad el protagonista poético primero, el ser humano genérico y abstracto, que adquiere identidad y circunstancias -hasta justificar el subtítulo añadido, Fe de vida- y que expresa, coherentemente, una progresiva tensión existencial con nuevos· tonos irónicos y graves que empiezan a aparecer en la edición de 1936 y que ya son decisivos en las de 1945 y 1950: contribuyen a plasmar los que llamó Guillén "los claroscuros de Cántico". A medida que Cántico crece toma consistencia y gana en dimensiones personales el vitalismo esencial de su propuesta fenomenológica9. En la edición de 1936, quizá la perfecta, 9. Véase Robert Havard, "Guillén, Salinas and Ortega: Circumstance and perspective'', Bulletin of Hispanic Studies, LX, 1983 y jorge Guillén. Cántico. Londres, Grant & Cutler-Tamesis Books, 1986.

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Guillén redistribuye los textos en las cinco partes definitivas del libro y añade cincuenta nuevos poemas entre los cuales destacan "Más allá", quintaesencia de toda su poética de la realidad, y "Salvación de la primavera", uno de sus grandes poemas eróticos, que sitúa por vez primera y definitiva el amor como experiencia plena de la integración en el otro y en el mundo. También la concepción afirmativa del existir se matiza con la problemática expresión de la perspectiva temporal, entendida en lo histórico-social como el contrapunto violento y desordenado del mundo "mal hecho" de la sociedad humana frente a la armonía y al orden de la naturaleza y, en lo personal, como conciencia de la finitud: MUERTE A LO LEJOS Je soutenais l'éclat de la mort toute pure VALÉRY Alguna vez me angustia una certeza, Y ante mí se estremece mi futuro. Acechándolo está de pronto un muro Del arrabal final en que tropieza La luz del campo. ¿Mas habrá tristeza Si la desnuda el sol? No, no hay apuro Todavía. Lo urgente es el maduro Fruto. La mano ya lo descorteza. ... Y un día entre los días el más triste Será. Tenderse deberá la mano Sin afán. Y acatando el inminente Poder diré sin lágrimas: embiste, Justa fatalidad. El muro cano Va a imponerme su ley, no su accidente.

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Con 270 poemas, la tercera edición de Cántico es decisiva para la consolidación de su sentido global y también para la evolución posterior de la palabra guilleniana. Con las nuevas perspectivas añadidas el libro enriquece y afianza las bases de la relación esencial del protagonista con la realidad, incidiendo cada vez más en la circunstancia histórica del autor. Los elementos existenciales se profundizan y hasta el subtítulo Fe de vida, ahora añadido, indica el interés cada vez más insistente de Jorge Guillén por reclamar una "fe" de y en la vida, como si esa insistencia fuese necesaria para mantener a su protagonista en el equilibrio de su estética. Los años que median entre esta edición y las anteriores han sido los más angustiosos y decisivos para el poeta: la guerra civil, la cárcel, las extorsiones humillarites, el exilio, la enfermedad y la muerte de los seres cercanos. Sin embargo todo esto no se trasluce en la narración de Cántico, cuya coherencia Guillén mantiene lúcidamente a salvo, y encontrarán su espacio en Clamor. Tiempo de historia. Lo que sí se trasluce, decisivamente, es la reflexión, la conciencia del poeta decidido a integrar en Cántico los "claroscuros" de la realidad y su creciente compromiso humanista. Guillén puso en esta tercera edición un empeño artístico decisivo, porque su publicación significaba presentar a los lectores la dialéctica de dos fuerzas enfrentadas: la de su reacción indignada ante la Historia humana ("miserable" la llama en alguna ocasión) y la del entusiasmo afirmativo de la vida y de la naturaleza elemental, esa naturaleza enriquecida por la cualidad creadora del ser humano que se afana en Cántico por lograr su mejor tributo poético. Un Cántico, en suma, "más vivido", como le escribe el poeta a Pedro Salinas10, que tiene como resultado la inclusión de poemas más extensos y discursivos, mayor referencia a la Historia, nuevos registros de 10. "El tercer Cántico será el mismo que los otros dos, en cuanto todas las cosas que viven son las mismas que eran por su nacer. Y otro por la perfección que en sí mismo es vivir más, fielmente a lo que se vivió. Hay una palabra que me está tentando y no la encuentro. No es crecer, no es madurar, no es perfeccionar. Quizá lo que pasará al tercer Cántico es que habrá vivido más. Estará más vivido". En Andrés Soria Olmedo (ed.), Pedro Salinas/jorge Guillén. Correspondencia (1923-1951), Barcelona, Tusquets, 1992, p. 273.

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voz, nuevas perspectivas (la intimidad familiar, la conciencia del envejecer, la crítica de la opresión y la violencia) y también un humorismo irónico que eclosionará en los libros siguientes pero que ya es decisivo en poemas como "Cara a cara", "La vida real" o "Muchas gracias, adiós". Con la edición definitiva de 1950 Jorge Guillén cerraba Cántico reforzando el contraste entre proyecto y realidad histórica, instinto afirmativo y convicción humanista. Nuevos textos, del epigrama al poema de amplio desarrollo, amplían la integración de su protagonista en el compromiso solidario y la identificación del protagonista genérico del primer Cántico con el Jorge Guillén biográfico que reflexiona sobre sus orígenes en "Luz natal", sobre la valía y el ejemplo mqral de ciertos modelos literarios -Cervantes- en "Los balcones del Oriente" o "Noche del caballero", y sobre el sentido de su poesía -"Si del todo vivir, decir del todo"- en "Vida extrema" 11 : "Gracia de vida extrema: poesía". Treinta años después de iniciar la escritura de Cántico el lector puede comprobar en lectura sucesiva la profundización del poeta en su conciencia de la realidad, la evolución -no necesariamente la superación- de una meditación estética en medio de la vida, la creación de una polifonía de las cuatro edades y de las cuatro voces protagonistas del libro. En los 334 poemas de ese Cántico final estaba ya en germen todo Aire nuestro.

Clamor. Tiempo de historia La producción poética de Jorge Guillén desde 1950 hasta su muerte en 1984 mantuvo la concepción orgánica de la obra como un bloque unitario. Clamor. Tiempo de historia se publicó en tres libros sucesivos: Maremágnum (1957), ... Que 11. Véase Francisco Díaz de Castro, "Fiel plenitud": "Vida extrema" y la poética de Jorge Guillén'', en Poesía, pasión de vida, Málaga, Centro Cultural de la Generación del 27,

2001,pp. 123-138.

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De este proceso necesario de escritura abierta a su tiempo, la poesía de Guillén, gracias a su conciencia implacable del significado del tiempo histórico y de la propia experiencia del poeta, multiplica sus resortes y el protagonista genérico de Aire nuestro sale reforzado en su capacidad de lucha y de afirmación vital en el tiempo, siempre desde una perspectiva existencial que no busca otra trascendencia que la del ser humano con el mundo circundante, esa relación entre "el pie caminante" y la "integridad del planeta" en la que cada individuo puede considerarse artífice y responsable último de su propio destino. Ahora Jorge Guillén puede volver a abrir su poesía de manera más decidida a los tonos jubilosos, a la celebración de la vida y de la creación artística propia y ajena, pero su lector fiel ha conocido el aprendizaje moral y estético del poeta gracias a que éste decidió poner sobre el tablero del poema sus propias contradicciones, su complejo proceso de integración de la Historia en el mundo poético de Cántico. Poner en cuestión conciencia, forma y lenguaje es para Guillén la única forma posible de mantener la coherencia que su planteamiento artístico exigía desde el principio. No extrañan, por ello, ni la deriva estética hacia una mayor sencillez ni la creciente apertura de esta poesía a la especulación metapoética ya abierta en Cántico en numerosos textos como "Hacia el poema" o el citado "Vida extrema".

Homenaje. Reunión de vidas Homenaje. Reunión de vidas se publicó en 1967 (sólo cuatro años después de A la altura de las circunstancias) en Milán por Vanni Shweillier, quien al año siguiente publicaría la primera edición de Aire Nuestro incluyendo Cántico, Clamor y Homenaje. Se trata de un extenso conjunto -el más extenso de los cinco- cuyas "principales fechas" de composición se sitúan entre 1949 y 1966, aunque algunos de sus poemas son anteriores. Esa precisión de Guillén nos hace ver la complejidad de su

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arte, pues durante un tiempo estuvo componiendo poemas destinados a tres conjuntos tan diferentes entre sí como Cántico, Clamor y Homenaje. Aire nuestro se nos ilumina, así, con un designio compositivo muy preciso y Homenaje como una serie escrita, en su mayor parte, en paralelo con Clamor. Así como Cántico encauzaba con rigor el entusiasmo del poeta ante la realidad elemental, Homenaje rinde en muchos de sus poemas un prolongado testimonio de gratitud a las creaciones de los seres humanos, a las grandes obras de arte y de pensamiento que forman la cultura, esa otra cara luminosa de la desordenada y oscura realidad social. Poemas escritos -desde el acuerdo o el desacuerdo- "al margen" de libros y autores de todos los tiempos, desde el Génesis a sus propios compañeros de grupo y a los escritores más jóvenes, elogios personales, retratos modélicos, un cancionero amoroso a la que sería su segunda esposa, en el centro del libro, versiones de poemas ajenos y una creciente reflexión metapoética -de la que "Candelabro" es uno de los poemas emblemáticos- forman este extenso conjunto que atiende en especial a la circunstancia humana del poeta Jorge Guillén: sus afectos, su vida intelectual, sus lecturas, una serie de poemas-comentario a poemas propios y, en suma, la reconsideración, a la altura de los setenta y tres años, de toda su trayectoria vital: legado de un canto renovado de vida, esperanza y exigencia ética que abre paso, cerrando el círculo del primer Aire nuestro a una nueva forma de leer Cántico: vida y poesía, poesía y vida. Por la índole particular de casi todos los poemas del libro, apuntando siempre a otras realidades literarias mediante epígrafes, menciones onomásticas y citas, Guillén invita al lector a otra aventura más, la de reflexionar sobre el mundo por medio de las reflexiones de otros seres humanos en otros libros, de la misma manera que en Clamor lo había obligado a reflexionar sobre la sociedad mediante sus propios poemas, a menudo formulados en las voces de otros personajes muy distintos y hasta opuestos al protagonista poético de la obra. En Homenaje Guillén abre

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un nuevo registro de su personaje: la voz de un lector implicado y a veces respondón, el escoliasta, el testigo y protagonista de un tiempo privilegiado de la cultura española que ya era historia, el investigador -ahí están los espléndidos estudios incluidos en su Obra en prosa 1' - . En este denso diálogo con autores y obras de todos los tiempos Guillén se rodea de casi un centenar de presencias (de las que sólo un tercio son españolas) que abarcan desde el Génesis hasta la literatura del siglo XX, incluido su propio Cántico. No compone sólo una poética "biblioteca personal" extraordinariamente amplia, sino sobre todo un arriesgado ejercicio de diálogo "al margen" y hasta de controversia --con Quevedo sobre todo- con los principales escritores de la literatura universal. De ese establecimiento de nexos y de esa confrontación Aire nuestro sale reforzado en sus valores éticos, primordialmente, y en su compromiso estético y vital. Y junto a estas voces, en el terreno de la vida cotidiana recreada, la voz del poeta nuevamente enamorado, inserto en una rica vida familiar y en una fecunda convivencia intelectual, el viajero incansable. El hombre, en suma, en convivencia: la familia, los amigos, los libros, el planeta. Y es que, en efecto, mucho más que los libros anteriores, Homenaje nos hace pensar cuánto tiene que ver en su génesis una forma de vida en la que participan el ámbito familiar, los amigos y también todo el mundo intelectual y creativo de las universidades norteamericanas, de Wellesley, de Harvard. Además, en otra dimensión comunicativa fecundísima en Guillén, el denso mundo epistolar del poeta, los contactos con gentes de la cultura en los continuos viajes por Europa y América. Ese mundo de relación "superior", en el sentido literal y en el castizo, que elimina distancias y diferencias y en el que la lectura, la conversación, el intercambio de libros y noticias hace que cada día sea posible abrir un nuevo diálogo multiforme con la vida: ese es el mundo que se nos entrega en la especie de crónica que compone Homenaje, minuciosamente dispuesta y ordenada a lo largo de muchas páginas. 12. Jorge Guillén, Obra en prosa, op. cit.

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Presidiendo el nutrido panorama de la aventura de leer y de conocer que es la base de este libro, la renovada aventura amorosa se instala en el centro de esta reunión de vidas. Como "Salvación de la primavera" en Cántico, pero con registros de mayor inmediatez e intimidad a la vez que integrando explícitamente muy diversos estímulos literarios, este cancionero amoroso da sentido unitario al conjunto: la verdad de la existencia asumida en versos, de acuerdo con el poeta, porque en esta poesía de homenaje universal la realidad, la palabra creadora y el amor se reúnen en el centro del libro en lo que sólo puede ser un homenaje, ya en los umbrales de la senectud, a la culminación de una aventura vital tan ardua como entusiasta, intensificada nuevamente por el amor. De la mano de la visión amorosa, el protagonista de esta "autobiografía del Hombre, ya no mía" abre también su expresión al despliegue entusiasta de los matices más elementales de su percepción: la fauna, la flora, los objetos, los lugares y su historia, los cuerpos femeninos, la salvación de la vida en medio de la historia gracias al diálogo con las creaciones del arte de todos los tiempos como vestigios perdurables de la resistencia humana a la caducidad y mediante la serena aceptación de la "sentencia del tiempo". "Fin", la sexta y última parte de Homenaje, es una especie de epílogo a la obra total, una demorada despedida poética que obliga al lector a una lectura epilogal de todo el conjunto, sobre cuyas distintas partes sintetizan una reflexión metapoética distanciada, extensa y llena de matices, no exenta ni de autoironía ni de se:rena tristeza, pero dedicada a precisar los límites de la poética, el sentido de la propia escritura y, finalmente la despedida: los poemas finales propician el tono con que la voz de Jorge Guillén se despide de la poesía en el "Remate" que cierra este prolongado epílogo. Se conjugan en ellos la reflexión panorámica de valores simbólicos con la reflexión de senectute y la alusión literaria. La nueva alusión a Quevedo no podía faltar a esa cita, y el poema "Resumen" -"Me moriré, lo sé, Quevedo

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insoportable"- mantiene con humor la afirmación vitalista. En el homenaje final a sus hijos y nietos -Teresa, Claudio, Isabel, Anita, Steve-, don Jorge, como siempre, mantiene el tipo, elevando un nuevo epitalamio a Teresa y Stephen Gilman y dirigiendo a su hijo la serena pero patética despedida que es "El cuento de nunca acabar". El poema "Obra completa" cierra el primer Aire nuestro de una manera tan rotunda como equivocada: Yo inauguro, Triste, mi paz: la obra está completa. La vida fue generosa para el poeta, porque durante quince años más Jorge Guillén pudo componer otra impresionante suma de poesía que significa mucho más que un complemento al primer Aire nuestro: las dos series restantes del Aire nuestro definitivo, Y otros poemas y Final.

Y otros poemas Tanto este cuarto libro como Final, a pesar de todo lo que aportan al conjunto de la obra poética, manifiestan desde sus mismos títulos haber sido compuestos con la conciencia de complementar los tres libros principales. Libros muy extensos también, están escritos entre los setenta y cinco y los noventa años de un Jorge Guillén que se muestra en muchos de sus poemas sorprendentemente dispuesto a seguir la aventura poética con renovados bríos 13 , con una aguda conciencia de la realidad y con una variedad de registros y de creatividad verbal y métrica insospechable. Con mucho de diarios poéticos, aunque, siguiendo la exigente dispositio guilleniana, reordenados 13. Véanse los estudios de Francisco Javier Díez de Revenga Poesía de senectud (Guillén, Diego, Aleixandre, Alonso y Alberti en sus mundos poéticos terminales). Barcelona, Anthropos, 1988, y Tres poetas ante el amor, el mundo y la muerte (Salinas, Guillén, Larca), Palma de Mallorca, Prensa Universitaria, 1989.

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en cuidadas simetrías con criterios genéricos y temáticos, ambos libros incrementan desde una perspectiva de senectute los registros morales y la reflexión sobre la historia vivida y sobre el mundo contemporáneo, pero siempre reforzando la alternativa vitalista que da coherencia al conjunto de la obra. Y otros poemas lo publicó, primero, Muchnik en Buenos Aires en 1973, coincidiendo con el ochenta aniversario del autor. Más tarde, en 1979, ya integrado como cuarta serie en Aire nuestro, lo publicaría Carlos Barral aumentados sus poemas y corregidas las abundantes erratas. Por más que la génesis de Y otros poemas corresponda a una conciencia de complementariedad, como he dicho, el libro ostenta su propia unidad de visión, su especificidad de significado y su singularidad dentro de la producción total de Jorge Guillén. El poeta consigue expresar esa singularidad gracias a la división de Y otros poemas en cinco partes que se adecuan diversamente a las tres primeras series. "Estudios" guarda una estrecha relación temática con el mundo de Cántico, siempre desde la visión del anciano protagonista y remitiéndose a realidades y paisajes concretos, aunque incluye poemas de tono distinto, como "Ariadna en Naxos", los "Nocturnos" y la subsección "De senectute". Por su parte, "Sátiras" amplifica los registros sociales y el humorismo ácido de Clamor, aunque se muestra mucho más explícito respecto a la guerra civil y a sus consecuencias. "Glosas" se corresponde con los contenidos literarios característicos de Homenaje: poemas "al margen", reflexiones sobre la poesía, homenajes, retratos y glosas a la propia obra. "Epigramas" recoge en catorce densas secciones esa forma de poemas breves que ya en Cántico adquiría carácter epigramático en algunas décimas, que se desarrolla ampliamente en los "tréboles" y otros poemas de Clamor y que se mantiene en pluralidad de registros en Homenaje. Pero, además, el crecimiento cuantitativo de este género y su elevación a un nivel superior de reflexión ética y estética se constituye en característica diferencial de Y otros poemas. Finalmente, "Despedidas" retoma las líneas

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finales de Homenaje para incluir nuevas traducciones, reflexiones al hilo de la circunstancia diaria en torno a reviviscencias -mucho más que recuerdos- de personas, lugares y libros, en torno a la senectud y a la muerte, para cerrar el libro con la alegoría del extenso poema "La Sibila". Es, pues, la perspectiva del envejecer, presente, por otra parte, en Aire nuestro desde Cántico, pero ahora desde la conciencia de la senectud, la que dirige la voz del poeta, ya personaje explícito, que mira con los ojos de otra edad más vivida y más sabia la propia obra y la realidad contemporánea. Es esa perspectiva la que incrementa la aparición de un nuevo humorismo y de una renovada sátira en torno a la España de la guerra ciyil y de la dictadura. En este sentido retoma, ya lo he dicho, algunos de los temas de Clamor pero con la tonalidad epigramática más distante de Homenaje. Junto a la crítica explícitamente política, Guillén se recrea especialmente en el tratamiento de matices y detalles concretos de la vida contemporánea: los medios de comunicación de masas, la sociedad de consumo, las luchas raciales, el creciente cinismo de los poderes económicos y la trivialización de los valores. Todo este revuelto panorama histórico encuentra a cada paso el contrapunto de la alternativa vitalista en una confrontación que mantiene la coherencia básica del mundo guilleniano. Contribuyen a ello la poesía sentenciosa y el humor epigramático, que desbordan las secciones específicas para impregnar el resto del conjunto: los poemas de la naturaleza, la metapoesía y los poemas más intimistas. La memoria, la conciencia de la finitud y una tensa exigencia testimonial dotan a este libro de algo que no evitan los resortes del humorismo: otra forma especial de elegía en la que el anciano baña su contemplación de la belleza que le sigue ofreciendo un mundo esencialmente "bien hecho". Es en los poemas intimistas donde se desarrolla el mayor contraste con las sátiras sociales y políticas: tiernos poemas de amor cotidiano diseminados a lo largo del libro, abundantes dedicatorias amistosas y

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retratos literarios1•, además de una honda reflexión acerca de la ancianidad y la muerte en la que Guillén desarrolla una temática imposible en Cántico y que revestía caracteres más generales y literarios en Clamor -salvo la elegía por Germaine Cahen en el centro de ... Que van a dar en la mar-y en Homenaje. En la escritura de senectud de Y otros poemas el poeta, ya abiertamente como persona, es decir, como personaje de su propia poesía, vuelve sobre la realidad y sobre la propia existencia una mirada nueva que comparte la limpieza de la visión sobre el mundo originaria de Cántico con un distanciamiento y un relativismo cada vez más patente, con tintas más contrastadas y más reforzado en el nivel de la expresión. Contribuye a esos registros la poesía sentenciosa y epigramática, que no se limita a los epigramas de la parte cuarta, sino que se infiltra en la poesía de la naturaleza, en la metapoesía, en las glosas y en los poemas intimistas. Con todo, la distancia crítica de la voz, mediada sobre todo por los variados resortes del humorismo, no implica una situación au dessus de la melée, sino todo lo contrario: el poeta se mantiene cada vez más "a la altura de las circunstancias" en una actitud mantenida de combate contra la dictadura, la violencia, el egoísmo, la estupidez humana, el mal, en definitiva, recurriendo en no pocas ocasiones a la carnavalización más esperpéntica. Con Y otros poemas entramos en la última etapa de Aire nuestro, una etapa difícil en muchos aspectos, por la misma lucidez del poeta ante el hecho de la escritura y sus horizontes personales. Son frecuentes los poemas de un alto logro estético, en la línea del Cántico maduro, con irisaciones éticas, pero el poeta es consciente de que hay unas experiencias nuevas que verter en el poema con la misma filosofía de siempre, reafirmada. Se trata de la vejez, del deterioro físico, de los cambios inexorables en la 14. Véase mi estudio "Quedan los nombres": el arte del retrato en la poesía de Jorge Guillén", Jorge Guillén. El hombre y la obra. Actas del I Congreso Internacional sobre Jorge Guil/én (ed. de Francisco Javier Blasco Pascual y Antonio Piedra), Valladolid, Fundación Jorge Guillén-Universidad de Valladolid, 1995, pp. 81-104. Integrado en Francisco Díaz de Castro, "El retrato poético en el 27: Jorge Guillén, Gerardo Diego y Vicente Aleixandre", en Poesía, pasión de vida, op. cit., pp. 57-122.

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vitalidad y en los pensamientos, se trata de la idea de la muerte a la que se va acostumbrando la persona y se trata también, como he dicho, de la necesidad de responder a los estímulos de la sociedad que se tratan con modulaciones humorísticas cada vez más chirriantes. Con todo ello Y otros poemas, como luego Final, contribuye a la relectura de todas las series anteriores como una sola unidad dinámica: las particularidades de Cántico, Clamor y Homenaje son ahora consideradas, por encima de sus diferencias, como facetas de una misma poética desarrollada en el tiempo. A esta luz la vejez del protagonista se ilumina como la edad del encuentro, finalmente, con la vocación realizada y con la culminación vital, como el momento de realización última de aquella posibilidad entrevista en Cántico de alcanzar una conciencia de amplitud y elevación suficiente para integrar el mundo exterior y la vivencia íntima, la consagración del instante y el fluir precipitado de la temporalidad en una materia poética que, ahora, paradójicamente, tiende al fragmentarismo a medida que avanza en amplitud. Este parece ser el sentido principal del extenso poema que cierra Y otros poemas, "La Sibila", donde, como dice Casalduero1s (1983 ), Guillén, renovando la experiencia de Eneas, "traza el mapa moral sociopolítico de siempre, sin sortilegios de ninguna clase". Ningún final más adecuado a la índole de este libro que este de llevar al terreno abstracto y arquetípico del mito las constantes del vivir y del esperar humano, cuya resolución, para Guillén, es al mismo tiempo la reafirmación de amor y creación como compromiso sin garantías.

Final En continuidad con Y otros poemas pero también con entidad propia innegable, Final testimonia admirablemente en sus mejores momentos la persistencia de las dotes creadoras del ya 15. Joaquín Casalduero, "El poeta y la sibila", Ínsula, 435-436 (1983), pp. 1 y 20.

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muy anciano poeta y el impulso vitalista que le llevó a embarcarse en una nueva singladura y a escribir algunos de sus poemas más profundamente afirmativos y vitales entre los ochenta y cinco y los noventa años. La primera edición apareció en Barral Editores como quinta serie de Aire nuestro, con abundantes errores, y el poeta murió cuando preparaba su revisión, tarea que llevaron a cabo en lo esencial en su edición corregida y aumentada Claudio Guillén y Antonio Piedra en 198716 y éste último en 19891 7 , Los poemas de Final indagan, de nuevo, en la realidad del poeta, en la naturaleza, en la historia y en el destino del hombre con la misma energía vitalista de los orígenes desplegada en una variedad de tonos que va del cántico emocionado del anciano a la sátira política y a la condena moral, y que cobra valor trascendente al entreverarse a lo largo de todo el libro con la reflexión estética y existencial. Los poemas reflexivos y los humorísticos son en Final, como en Y otros poemas, elementos centrales de la última etapa, característicos del estilo guilleniano de senectud, y otorgan profundo sentido a lo que en esta quinta serie hay de preocupación por aclarar y seguir ahondando en la expresión y los temas de su poesía anterior. Desde este punto de vista, Final tiene que leerse, más que como una última recopilación de textos, como obra perfectamente estructurada en sí misma y, sobre todo, en relación con los libros anteriores: matiza, varía, aclara y, en definitiva, completa la vasta obra del poeta, pero, sobre todo, reafirma y muestra ampliamente su voluntad de seguir viviendo plenamente su tiempo y, por ello, de seguir dando respuesta a los estímulos de la vida y del lenguaje frente la naturaleza, que le ofrece su espectáculo renovado y a la vez idéntico, y frente a la Historia, a cuyos acontecimientos responde puntualmente con la misma pasión, energía y actitud ética con que lo hacia ya en Cántico y, 16. Jorge Guillén, Aire nuestro (ed. de Claudia Guillén y Antonio Piedra), Valladolid, Fundación Jorge Guillén, 1987. 17. A. Piedra, "Introducción" a Jorge Guillén, Final, Madrid, Castalia, 1989, p. 46.

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sobre todo, a partir de Maremágnum: ahí está la parte central de Final, "Dramatis personae", para dar testimonio de que a lo que se refiere en las dedicatorias no es a un cuidado exclusivo y solipsista de la Obra, sino, por encima de todo, al deseo de culminar coherentemente el compromiso humanista de vida y poesía en el tiempo: "lectura abierta a novedades", por lo tanto. Libro variado, profundamente inmerso en la intertextualidad de Aire nuestro, Final continúa los temas y los tonos de Y otros poemas en un orden acorde con las correspondencias de cada parte con las series anteriores, pero presta una mayor atención, con serenidad, con agudo sentido del humor y hasta con picardía, a la vida que sigue fluyendo en torno a su personaje. Sensualidad y vitalismo son frecuentes en estos poemas, alcanzando a registrarse en algunos el estímulo erótico dé las presencias femeninas de la misma manera que se atiende a todas las demás formas de belleza que los ojos y los demás sentidos perciben. La expresión reiterada del sentimiento dinámico de la existencia, la advertencia moral, la sátira, las consideraciones metapoéticas, los homenajes literarios y la descripción de las nuevas "maravillas concretas" que columbra el paseante en su deambular cotidiano se van deslizando en unas secuencias de diario poético continuado que desembocan una y otra vez en una reflexión sobre la propia identidad en el tiempo que, más allá de la conciencia de la muerte inminente, remite a la pregunta metafísica en torno al origen y al destino de la conciencia. La respuesta es el conjunto entero del libro y en particular las dos secciones paralelas "En el mundo" y "En tiempo fechado'', compuestas por poemas que en lo esencial reafirman la poética guilleniana de la realidad y del carpe diem. Como complemento, los poemas metapoéticos presentan una última guía de lectura y un nuevo balance de Aire nuestro. Los poemas que cierran el libro rubrican la serenidad y la entereza últimas del agnóstico que se siente un fugaz habitante del planeta permanentemente atento a la belleza y a la solidaridad: con la palabra "paz" se cierra Final y todo Aire nuestro.

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La aventura poética de Jorge Guillén se constituye, así, como un "deber de plenitud", una mantenida propuesta estética y vital cuyo designio primero se mantuvo durante más de sesenta años de escritura, que muestran la ejemplar tenacidad y la asombrosa potencia creativa del autor. Si para todos los innumerables estudiosos de la poesía guilleniana Cántico es la obra maestra, también es cierto que el resto de su inmensa producción la completa necesariamente y mantiene en un alto nivel de exigencia y rigor intelectuales la sucesión de una poética acorde con las edades de su protagonista. Aire nuestro es, así, indisolublemente, el conjunto que constituyen sus partes, simétricas y trabadas, y debe verse como un proceso en que cada una de las edades del hombre ha ido dejando su huella, de la juventud y la madurez a la ancianidad fecunda de la que se enorgullecía Guillén en sus últimos poemas. Sin la poesía escrita entre 1950 y 1983, Aire nuestro no tendría toda su grandeza, y faltaría el complemento necesario de lo que la creación de Jorge Guillén representa para la poesía del siglo XX: Cántico.

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