Poder y sociabilidad : las élites flamencas en España a través de los expedientes de las órdenes militares (siglo XVIII)

July 17, 2017 | Autor: Thomas Glesener | Categoría: Early modern Spain, Military Orders, History of the Low Countries
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Descripción

Poder y sociabilidad : las élites flamencas en España a través de los expedientes de las órdenes militares (siglo XVIII) Thomas GLESENER, Universidad de Lieja Publicado en: A. CRESPO SOLANA, M. HERRERO SÁNCHEZ (coord.), España y las 17 provincias de los Países Bajos. Una revisión historiográfica (XVI-XVIII), Córdoba, Universidad de Córdoba-Fundación Carlos de Amberes, 2002, t. 1, p.169-188. El origen del presente trabajo se basa en un interrogante metodológico. Desde algunos años atrás, la historia social de la monarquía hispánica ha progresado de manera importante. La convergencia de las historiografías francesas y españolas respecto a la historia de las élites, de las instituciones, de las relaciones y articulación entre los poderes locales y la corte, ha dado resultados interesantes1. Estas problemáticas han sido enriquecidas por el aporte de una reflexión teórica en cuanto a la manera de concebir la familia y apreciar su papel dentro de las relaciones de poder2. El estudio de la familia se ha distanciado de una historia demográfica, inspirada por Peter Laslett, que había privilegiado un enfoque cuantitativo y económico 3. De igual modo, la microhistoria italiana4 y los estudios llevados en Francia relativos a las redes sociales5 han logrado salir de una acepción muy rígida del concepto. En adelante, la familia, entendida como una red, es decir “un sistema de vínculos que permiten abarcar y superar el conjunto de las relaciones o de los vínculos de todo tipo entablados por un individuo miembro de un linaje”, debe incluir tanto los lazos de parentesco como las relaciones de dependencia mantenidos entre valedores y clientela6. Enfocándose en los actores sociales, sus comportamientos individuales y sus estrategias de acción, estos trabajos han rehabilitado la prosopografía como herramienta de la historia social. Las historias de vida, liberadas de los 1

Se encontrará un interesante balance historiográfico en Dedieu, Jean-Pierre, Moutoukias, Zacharías, “Approche de la théorie des réseaux sociaux”, en Castellano, Juan Luis, Dedieu, Jean-Pierre (dirs.), Réseaux, familles et pouvoirs dans le monde ibérique à la fin de l’Ancien Régime, Paris, CNRS, 1998, págs. 15-23. 2 Chacón Jiménez, Francisco (dir.), Historia social de la familia en España, Alicante, Diputación provincial de Alicante, 1990 ; Chacón Jiménez, Francisco, Hernández Franco, Juan (dirs.), Poder, familia y consanguinidad en la España del Antiguo Régimen, Barcelona, Anthropos, 1992 ; Chacón Jiménez, Francisco, “Hacia una nueva definición de la estructura social en la España del Antiguo Régimen a través de la familia y las relaciones de parentesco”, Historia Social, 21 (1995), págs. 75-104 ; Hernández Franco, Juan (dir.), Familia y poder. Sistemas de reproducción social en España (siglos XVI-XVII), Murcia, Universidad de Murcia, 1995 y Burgos Esteban, Francisco Marcos, Los lazos del poder. Obligaciones y parentesco en una élite local castellana en los siglos XVI y XVII, Valladolid, Universidad de Valladolid, 1994. 3 Laslett, Peter, El mundo que hemos perdido, explorado de nuevo, Madrid, Alianza, 1987 [1983]. 4 Levi, Giovanni, La Herencia inmaterial. La historia de un exorcista piamontés del siglo XVII, Madrid, Nerea, 1990 [1985]. 5 Gribaudi, Maurizio (dir.), Espaces, Temporalités, Stratifications. Exercices sur les réseaux sociaux, Paris, EHESS, 1998 ; Castellano, Dedieu, op.cit. (nota 1) ; En España : Imizcoz Beunza, José María (dir.), Elites, poder y red social : las élites del País Vasco y Navarra en la Edad Moderna : estado de la cuestión y perspectivas, Bilbao, Universidad del País Vasco, 1996. 6 Bertrand, Michel, “Famille, fidèles et réseaux: les relations sociales dans une société d'Ancien Régime”, en Castellano, Dedieu, op.cit.(nota 1), págs.178-182.

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apremios de cuadros profesionales o socio-económicos demasiados rígidos, permiten un estudio detallado de la complejidad del tejido social7. El análisis de las redes sociales en historia presenta una serie de problemas relativos a las fuentes. A diferencia de los sociólogos, los historiadores no pueden practicar entrevistas o proponer generadores de nombres (“¿Si Ud. esta enfermo, quién avisar por orden de prioridad?”)8. Se trata de plantearse cuáles son los documentos que nos permiten percebir el entorno de los actores sociales, sus amistades, sus valedores y sus familiares. Hasta ahora, las fuentes tradicionales de la historia social han proporcionado informaciones relacionales muy valiosas. Uno de los más cumplidos ejemplos es sin duda el producido por Giovanni Levi en su reconstitución de las relaciones sociales en la aldea de Santena en el Piamonte9. ¿Que hay de las informaciones de limpieza de sangre previas a la consecución de un hábito de las órdenes militares? ¿En que medida estas fuentes nos pueden proporcionar informaciones relacionales útiles para un estudio de las redes sociales? 10 Para contestar, se tiene que considerar al testigo, actor del procedimiento muchas veces despreciado en los estudios relativos a las órdenes militares11. ¿Pertenece el testigo al entorno del pretendiente? ¿Quién es él? ¿Cuáles son los vínculos que le unen al candidato por un lado, y a los demás testigos por el otro? Su condición de testigo no basta en convertir estos individuos en un grupo social. Todo deja pensar que han sido agrupados de manera arbitraria con el motivo de la información. Sin embargo, examinando como y por quién los testigos estan reunidos, intentaremos ver si, en este conglomerado conyuntural de individuos, lazos sociales efectivos han podido mantenerse. En suma, las formas de reunir los testigos es un factor que determina la capacidad de organización de una red social en torno a un pretendiente. Esto nos lleva a cuestionar el valor del vínculo testimonial : ¿Puede ser considerado como un lazo de poder, es decir un apoyo otorgado conscientemente al pretendiente por el testigo? O sólo es el fruto de la casualidad?12

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Dedieu, Jean-Pierre, “Une approche „fine‟ de la prosopographie”, en Descimon, Robert, Schaub, Jean-François, Vincent, Bernard (dirs.), Les figures de l'administrateur: institutions, réseaux, pouvoirs en Espagne, en France et au Portugal XVIe-XIXe siècles, Paris, EHESS, 1996, págs. 235-242 ; Bertrand, Michel, Dedieu, Jean-Pierre, “¿ Vino joven en odres viejas ? Prosopografía y relaciones sociales en la Monarquía ibérica” (en prensa). 8 Lazega, Emmanuel, Réseaux sociaux et structures relationnelles, Paris, PUF, 1998, págs. 22-29. 9 Levi, op.cit. (nota 4). 10 Esta pregunta ha sido planteada hace unos años en una demasiada breve ponencia: Burgos Esteban, Francisco Marcos, “Aplicación de las pruebas de limpieza y honor para el estudio de las élites en los siglos XVI y XVII. Sus condiciones para el método prosopográfico en los estudios de historia social”, en Castillo, Santiago (dir.), La Historia Social en España. Actualidad y perspectivas, Madrid, 1991, págs. 287-290. 11 Con la notable excepción : Lambert-Gorges, Martine, “Le bréviaire du bon enquêteur, ou trois siècles d'information sur le candidat à l'habit des Ordres Militaires”, Mélanges de la Casa de Velázquez, 18 (1982), págs. 165-197 y Basques et Navarrais dans l'ordre de Santiago (1580-1620), Paris, CNRS, 1985, págs. 33-49. 12 El análisis nominativo de los testigos necesita herramientas informáticas adecuadas. Agradecemos a JeanPierre Dedieu (Maison des Pays Ibériques, Universidad de Bordeaux III) por dejarnos usar la base de datos Ozanam, y en particular el archivo Actoz que permite gestionar numerosa información nominativa y relacional.

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Un estudio de este tipo no se puede llevar sobre el conjunto de los expedientes conservados. Hemos limitado el número eligiendo a los pretendientes flamencos que forman un grupo de mediana importancia. De hecho, en el siglo XVIII, se encuentra numerosos Flamencos vestidos de un hábito de las órdenes militares. Al consultar los índices publicados13, hemos apuntado - para las cuatro órdenes españolas (Alcántara, Calatrava, Montesa, Santiago), la orden de San Juan de Jerusalén y la orden de Carlos III14- 54 pretendientes naturales de Flandes15. Este número es relativamente importante a pesar de las apariencias. Si tomamos en cuenta las cifras proporcionadas por Elena Postigo para el siglo XVII16, los caballeros flamencos representan el 0,78 % del total de los hábitos concedidos (74 Flamencos entre los 9.486 caballeros). Según los mismos criterios, se evalua los Flamencos naturales a 1,1 % del total para el siglo XVIII. La interpretación de este ligero aumento debe tomar en consideración, primeramente, que los vínculos políticos entre Madrid y Bruselas estan cortados, y en segundo lugar, que el número de hábitos otorgados en el XVIII ha disminuido acerca de 50 % (9.486 para el XVII contra 4.779 para el XVIII) 17. Esto significa que, a pesar de los profundos cambios políticos de principios del siglo XVIII, una élite flamenca consigue mantenerse en los centros de poder de la monarquía.

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Javierre Mur, Aurea, Pruebas de ingreso en la Orden de San Juan de Jerusalén. Catálogo de las series de Caballeros, Religiosos y Sirvientes de armas existentes en el Archivo Histórico Nacional, Madrid, 1948 ; Cadenas y Vicent, Vicente, Indice de apellidos probados en la Orden de Carlos III, Madrid, Hidalguía, 1965 ; Cadenas y Vicent, Vicente, Caballeros de la Orden de Calatrava que efectuaron sus pruebas de ingreso durante el siglo XVIII, Madrid, Hidalguía, 1986-1987, 4 vols. ; Cadenas y Vicent, Vicente y Cárdenas Piera, Emilio, Caballeros de la orden de Santiago. Extractos de sus expedientes. Siglo XVIII, Madrid, Hidalguía, 1977-1996. Cadenas y Vicent, Francisco, Caballeros de la Orden de Alcántara que efectuaron sus pruebas de ingreso durante el siglo XVIII, Madrid, Hidalguía, 1991-1992, 2 vols. Hemos basado la identificación de los Flamencos en sus apellidos y sus lugares de nacimiento. Dado que los índices solo contabilizan los expedientes conservados, las cifras tienen que ser tomadas con prudencia. 14 El procedimiento inquisitivo en las informaciones de limpieza de la orden de Carlos III se diferencia bastante de las otras órdenes. El pretendiente reune seis testigos elegidos por él ante un escribano para que contesten a las preguntas. Por lo tanto, las relaciones entre testigos y pretendiente son totalmente distintas de lo que occurre en las demás órdenes. Hay poca bibliografía sobre la orden de Carlos III, ver: Villalba Pérez, Enrique, “La Orden de Carlos III : ¿ nobleza reformada ?”, en Coloquio internacional Carlos III y su siglo (Madrid, 14-17 noviembre de 1988), Madrid, Universidad Complutense, 1990, t. 2, págs. 671-682. 15 Se puede añadir a los 54 naturales, otros 50 descendientes de Flamencos hasta el segundo grado de parentesco. Es difícil delimitar un grupo basandose en el origen geográfico. Veremos más adelante que los descendientes de Flamencos, por lo menos por linea paterna, mantienen a través de las tropas reales una fuerte identidad flamenca. La cuestión de la integración de las élites extranjeras en la sociedad española queda fuera del ámbito de este trabajo. Ver: Domínguez Ortiz, Antonio, Los extranjeros en la vida española durante el siglo XVII y otros artículos, Sevilla, Diputación de Sevilla, 1996 ; Ozanam, Didier, “Les étrangers dans la haute administration espagnole au XVIIIe siècle”, en Amalric, Jean-Pierre (dir.), Pouvoirs et société dans l'Espagne moderne, Toulouse, Presses Universitaires du Mirail, 1993, págs. 215-229 ; Borreguero Beltrán, Cristina, “Extranjeros al servicio del Ejército español del siglo XVIII”, en Coloquio internacional Carlos III y su siglo (Madrid, 14-17 noviembre de 1988), Madrid, Universidad Complutense, 1990, t. 2, págs. 75-92. 16 Postigo, Elena, Honor y privilegio en la corona de Castilla. El consejo de las Ordenes y los Caballeros de Hábito en el siglo XVII, Valladolid, Junta de Castilla y León, 1988, págs. 200 y 205. 17 Para el siglo XVIII, el número total de hábitos ha sido calculado con la base Archidoc (A.H.N.) y con el índice para la orden de Carlos III. Se podría pensar que la creación de dicha orden ha ocasionado el aumento de porcentaje de Flamencos. En realidad, quitando los nueve caballeros flamencos de la orden de Carlos III, la tendencia se mantiene (0,94 %).

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La presencia flamenca en el siglo XVIII, que observamos aquí a través de los expedientes, tiene que vincularse con la historia institucional de la España borbónica. Dentro de las complejas reformas militares llevadas por Felipe V a principio de su reino, la creación de tropas reales encargadas de proteger al monarca, inspiradas en el modelo francés, constituyen un marco institucional propicio que ofrece salidas profesionales a jóvenes nobles flamencos. Las guardias de infantería, o guardia exterior, son verdaderas tropas de élite que tienen como papel apoyar a los regimientos de linea en campaña. Benefician de un fuero que situa a los oficiales en la cumbre de la jerarquía militar, en dependencia directa del monarca18. Las guardias de corps, de las cuales la compañía flamenca, se encargan de la seguridad del monarca hasta dentro del palacio real19. Por su presencia en la corte y su proximidad con la persona del rey, forman el primer regimiento de la monarquía. Por eso, no es de sorprenderse que los caballeros flamencos no sólo son casi todos militares, pero que son además en su mayoría procedentes de las tropas reales. Entre los pretendientes flamencos (naturales y descendientes) de los cuales conocemos la carrera profesional (89 % de la muestra), 87 % son militares20: los guardias walones son los más representados con 49 %, los guardias de corps de la compañía flamenca se evaluan a 14 % y los oficiales de las tropas de linea a 23 %. Los demás militares flamencos salen de las guardias marinas, del regimiento de guardias españolas o de la artillería. Con estas cifras, sólo intentamos dar una aproximación respecto al origen social de los caballeros flamencos. No queremos causar la impresión que, mediante un análisis cuantitativo excesivo (edad de los pretendientes, distribución cronológica de los hábitos, duración de las informaciones, etc.), se puede sacar conclusiones generales cuando, a nuestro modo, sólo se trata de contingencias. Antes de ir más adelante, hay que entender el marco institucional previo a la información en el cual los militares flamencos, pretendientes al hábito, tienen que moverse. Las primeras etapas del procedimiento no son diferentes de los demás candidatos. Poco se sabe sobre el proceso de elección de los pretendientes, previo al proceso de selección. El 18

Andújar Castillo, Francisco, “El fuero militar. Un estatuto de privilegio en el siglo XVIII”, Chrónica Nova, 23 (1996), págs. 11-31. 19 Guillaume, H., Histoire des Gardes wallonnes, Bruselas, 1858 ; Jansen, André, Histoire illustrée des Gardes Royales wallonnes au service des Bourbons d'Espagne (1702-1822), Bruselas, Les Editeurs d'Art Associés, 1989 ; Andújar Castillo, Francisco, “Las élites de poder militar en la España borbónica. Introducción a su estudio prosopográfico”, en Castellano, Juan Luis (dir.), Sociedad, administración y poder en la España del Antiguo Régimen, Granada, Universidad de Granada, 1996, págs. 207-235 ; Andújar Castillo, Francisco, “Elites de poder militar: las guardias reales en el siglo XVIII”, en Castellano, Juan Luis, Dedieu, Jean-Pierre, López-Cordón, María Victoria (dirs.), La pluma, la mitra y la espada. Estudios de historia institucional en la edad moderna, Madrid y Barcelona, Universidad de Burdeos y Marcial Pons, 2000, págs. 65-94 y Andújar Castillo, Francisco, “La corte y los militares en el siglo XVIII”, Estudis, 27 (2001), págs. 91-120. 20 En este estudio, sólo tomamos en cuenta a los militares. Entre los demás pretendientes flamencos, se encuentran algunos mercaderes residentes en las costas andaluzas : Juan Bautista Baes Clarebout (A.H.N., OO.MM, Calatrava, Exp. 215) ; Lorenzo Beyens Huwin (A.H.N., Estado, Carlos III, Exp. 58) y Enrique Grivegnée Housse (A.H.N., Estado, Carlos III, Exp. 877). Ver : Crespo Solana, Ana, Entre Cádiz y los Países Bajos. Una comunidad mercantil en la cuidad de la ilustración, Cádiz, Ayuntamiento de Cádiz, 2001, caps. 5 y 8.

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interesado, o uno de sus valedores, dirige una solicitud directamente al rey, o por intermedio de un consejo o de una secretaría. Los memoriales son examinados en la Cámara de Castilla que emite una opinión favorable o no. Luego, una cédula real informa el Consejo de órdenes de la concesión de la gracia para que se abra una información que averigue si el pretendiente tiene las cualidades exigidas por las órdenes21. El candidato dispone entonces de treinta dias para presentar ante el Consejo una genealogía con las pruebas de su limpieza de sangre. Empieza la fase inquisitiva con el nombramiento de dos informantes, un caballero y un religoso de la orden22. Su condición de extranjeros diferencia los candidatos flamencos en el momento de presentar la genealogía. Es la etapa del procedimiento en la cual tienen que pedir que las pruebas se hagan en la península. Los estatutos y definiciones de las órdenes exigen que los comisarios pasen a hacer las averiguaciones en los lugares de naturaleza del interesado y de sus ascendientes por lo mínimo hasta la segunda generación 23. Para los Flamencos, el envío de comisarios a los Países-Bajos, además de dilatar la conclusión del procedimiento, incrementa considerablemente el precio de las pruebas. Por consiguiente, en las genealogías remitidas al Consejo, se encuentra a menudo una solicitud para que la información se haga en Madrid, “por patria común”. Se supone que la corte es un lugar al cual cada uno se podía sentirse vinculado. Un pretendiente cuya fama de limpieza y de honor esta sin mancha en la villa y corte, es considerado digno, sin más ni menos, de vestir el hábito. La merced se concede para premiar los servicios a la corona o a cambio de cierta cantidad de dinero24. Según Elena Postigo, la patria común ha sido utilizada en el siglo XVII para esconder una sangre dudosa que las averiguaciones en las regiones de origen podian revelar25. El gasto de tiempo y de dinero son las razones principales que provocan, entre los Flamencos, el afán por conseguir la dispensa. Sin embargo, la valía de los servicios no basta26. El argumento más utilizado, y que parece haber sido el más convincente, es el que se refiere a la ocupación de los Países-Bajos por las tropas enemigas y por lo tanto la imposibilidad para los informantes de pasar a las aldeas de origen. En 1743, Luis Toussaint, ayuda de cámara del rey, natural de Mons (Hainaut), logra que las pruebas se hagan en Bilbao so pretexto que el país esta en manos enemigas27. El mismo año, Carlos de Croix, pretendiente al hábito de Alcántara, natural de Lila en el reino de Francia, escribe a su hermano : “J‟ay demandé à faire les dites preuves por patria común, ou au moins por confines, tant pour épargner la dépense, que pour les finir plus promptement. La guerre actuelle où nous sommes authorise ma 21

Fernández Izquierdo, Francisco, La orden militar de Calatrava en el siglo XVI, Madrid, CSIC, 1992, págs. 96 y sigs. 22 El procedimiento inquisitivo ha sido varias veces estudiado : Alvarez-Coca González, María Jesús, “La concesión de hábitos de caballeros de las Ordenes Militares : procedimiento y reflejo documental (s.XVI-XIX)”, Cuadernos de Historia Moderna, 14 (1993), págs.277-297 ; Postigo, op.cit. (nota 16), págs. 144-155 y LambertGorges, op.cit. (nota 11, 1982), págs. 165-197. 23 Postigo, op.cit. (nota 16), pág. 148. 24 Postigo, op.cit., (nota 16), pág. 160-161. 25 Postigo, op.cit.(nota 16), ibidem. 26 No hemos encontrado ningún indicio, entre los Flamencos, de la compra de un hábito. 27 A.H.N., OO.MM., Expedientillos, 7.308.

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demande, et comme j‟espère que l‟on ne me l‟a refusera pas”. Pero, a las pocas semanas, sabe que no tendrá la dispensa “parce que je ne puis pas alléguer d‟être né sous la domination de la reine de Hongrie”28. De los setenta Flamencos (naturales y descendientes) cuyo lugar de la información ha sido posible averiguar, sólo 40 % tuvieron que enviar comisarios en sus lugares de naturaleza29. La alternativa a la patria común es obtener una dispensa para que las averiguaciones se hagan “por confín”. Es una noción muy general que señala el lugar más cercano del lugar de origen del pretendiente cuando este es inalcanzable para los informantes. El lugar de sustitución es muchas veces una cuidad próxima de los Pirineos. Además de Bilbao o de San Sebastián30, Pamplona es a menudo solicitada por los candidatos. “El pretendiente suplica a VM sirba de mandar que estas pruebas se hagan en la cuidad de Pamplona, reyno de Navarra, por ser el confin más cercano a Flandes como se han mandado hazer antes de aora otros pretendientes de aquellos países”31. No es por casualidad que los pretendientes eligen Pamplona. La cuidadela y la villa son el lugar de acuartelamiento de tropas de linea. Como lo vamos a ver, la presencia de soldados flamencos o de veteranos españoles de las guerras de Flandes justifican que las pruebas se verificen allá. Barcelona es otro sitio solicitado con frecuencia por los pretendientes32. En este caso, el vínculo con la presencia militar flamenca es aún más evidente. La capital catalana ha sido el lugar permanente de acuartelamiento (en alternancia semestral con Madrid) de las Guardias reales de infantería. Varios oficiales de las Guardias walonas han ocupados cargos político-militares en el principado33, mientras las genealogías de los pretendientes atestan de numerosos vínculos con las élites barcelonesas34. Por último, la dispensa por confín puede también aplicarse a una cuidad de los Países-Bajos o del norte del reino de Francia. En 1735, las informaciónes de los tres hermanos Flodorp (Juan Jacobo, Florencio José y Francisco José) se efectuan al mismo tiempo. Naturales de Clabecq (Brabante), consiguen que las averiguaciones se hagan “por confín en la cuidad de Arras”35. Pretendiente al hábito de Alcántara, Ignacio Francisco de Glimes, nacido en Namur, pide en 1717, al pie de su genealogía que las pruebas tengan lugar en el país de Lieja “que es país neutral por estar lo que toca a Flandes dominado de las armas del señor archiduque”36. Pero 28

Archives Générales du Royaume, Familles, Croix, 10. En realidad sólo en el 34 % de los casos, los comisarios han ido hasta los lugares de origen del pretendiente o de su familia. En los demás 6 % (cinco casos), con motivo de la ocupación enemiga, los pretendientes han logrado que las pruebas se hagan en otra cuidad de los Países-Bajos, de Lieja o del norte de Francia. 30 A.H.N., OO.MM., Santiago, Exp. 799. 31 A.H.N., OO.MM., Calatrava, Exp. 304. 32 A.H.N., OO.MM., Santiago, Exp. 2.521. 33 Andújar Castillo, Francisco, “La „confianza‟ real: extranjeros y guardias en el gobierno politico-militar de Cataluña (s.XVIII)”, Pedralbes. Revista de Historia moderna, 18 (1998), págs. 509-519. 34 Dos ejemplos relevantes son la alianza entre la familia Bournonville y los condes de Eril, y la alianza entre los Bassecourt y la familia de Brias. Para los segundos, ver : Válgoma y Díaz-Varela, Dalmiro, “Los Bassecourt en España. Notas para su estudio”, Hidalguía, 1 (1953), págs. 33-48. 35 A.H.N., OO.MM, Expedientillos, 7.003. 36 A.H.N., OO.MM., Expedientillos, 14.477. 29

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los retrasos han ido acumulandose : los comisarios no han obtenido la autorización de pasar al principado. Finalmente, el 21 de junio de 1720, el conde de Glimes pide al Consejo que “se sirba señalar por confín para hacer las referidas pruebas así por lo que toca a las naturalezas de Flandes como de las del dicho principado de Lieja, la cuidad de Pamplona, en que reciviré merced”37. Las pruebas por confín son una noción flexible. Ha sido usada con éxito por los pretendientes flamencos para eludir las reglas y adaptarse a una situación política difícil. En resumen, más de 55 % de los candidatos flamencos al hábito han beneficiado de una dispensa real para que sus pruebas se efectuen en Madrid o por confín. El lugar donde se ejecutan las informaciones acondiciona considerablemente la manera con la cual los testigos son reunidos. El conjunto de testigos se constituye evidentemente sobre la iniciativa de los informantes, según las definiciones de las órdenes. Estas últimas recomendan de dirigirse “a gente de todas las edades, diferente de calidad y estado”. Sin embargo, según Martine Lambert-Gorges, los informantes tienden a interpretar libremente la instancia y a elegir testigos de autoridad, generalmente entre los más ancianos. “Se nota una cierta seleción social, reflejo de la imagen que se hacen los comisarios del testigo de autoridad”38. Cuando el pretendiente es flamenco y que las pruebas se efectuan por patria común, se observa otra alteración producida por la idea que se hacen los informantes del grupo social al cual pertenece el candidato. No sólo buscan “los sugetos y personas más anzianas, christianas, virtuosas, condecoradas, de realidad y timoratas de Dios, existentes en esta villa de Madrid”39 pero igualmente “los más noticiosos y verídicos, que sean naturales de los expresados estados de Flandes y puedan dar razon del pretendiente y demás personas contenidas en la genealogía”40. Esta fórmula, expresada de manera más o menos similar, se encuentra en numerosos expedientes41. El auto previo a los interrogatorios suele constar como los informantes eligen a los testigos. Los comisarios se informan previamente ante varias personas sobre los individuos aptos para declarar. Luego, antes de pasar a la audición de los testigos, y de transcribir sus declaraciones, se forman una primera opinión del pretendiente cuestionando su entorno. Al final del auto que encabeza la información de Francisco Douché, gobernador político-militar de Alcántara, se encuentra lo siguiente : “Aviendo examinado los sugetos que nos parezieron sufizientes in voce, pasamos al examen de testigos in scriptis”42. En 1773, Roque Prado y Alonso Valencia, respectivamente caballero y religioso de la orden de Alcántara, explican que se han retrasado y que no han podido aún empezar las averiguaciones para el conde de Nassau. No obstante, “muchas personas recomendables y fide dignas” ya les han informado acerca de las calidades del pretendiente. A esas mismas 37

Ibidem. Lambert-Gorges, op.cit,. (nota 11, 1985), págs. 45-46. 39 A.H.N., OO.MM., Alcántara, Exp. 442. 40 A.H.N., OO.MM., Calatrava, Exp. 2.476. 41 A.H.N., OO.MM., Alcántara, Exp. 607 ; Alcántara, Exp. 1.354 ; Calatrava, Exp. 304 ; Santiago, Exp. 1.081 y 3.495. 42 A.H.N., OO.MM., Alcántara, Exp. 442. 38

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personas, les han preguntado “que personas caracterizadas y fide dignas, hallaría más en esta corte que pudiesen deponer con individualidad y por conocimiento propio acerca de las mencionadas calidades y circunstancias del pretendiente de manera que pudiesemos servirnos de ellas como testigos in scriptis en esta información. Y nos fue también respondido, eran muchas y mui distinguidas y oportunas las que para el mencionado fin havía en esta corte”43. En suma, consta que los comisarios son ayudados por personas que les recomendan otras. Parece además que los informantes se dirigen de forma espontánea a Flamencos. Durante las averiguaciones de Alejo Francisco de Lannoy, José Suarez y Joaquin Pineda van al cuartel des las Guardias de corps y al de las Guardias walonas para interrogar “in voze” a varias personas. Allá, “tubimos noticia [de] haver muchos sujetos que conocen al pretendiente y su familia por ser de aquél país”44. No es la única vez que los cuarteles de las tropas reales sirven de cantera de testigos. En 1783, los comisarios de Juan de Bassecourt Descontes, capitán de granaderos de las Guardias walonas, han sido enérgicamente incitados, “por personas fide dignas y mucha christianidad”, a reclutar los testigos en el regimiento de las Guardias 45. Aún a principio del siglo XIX, durante las pruebas de Luis Alejandro de Bassecourt Dupire, ayudante mayor del regimiento de Guardias walonas y sobrino del anterior, encontramos de mano de los informantes lo siguiente: “Y haviendo sabido que en el real cuerpo de infantería de Guardias walonas havía algunos cavalleros oficiales flamencos y paisanos del pretendiente, que estarían bien informados sobre dichas familias, resolvimos examinar y recibir en testigos a seis de ellos”46. Por lo tanto, los regimientos de guardias cumplen, según los informantes, con todas las garantias necesarias para encontrar testigos de autoridad. El proceso de colecta de los testigos es aún más claro cuando las pruebas se efectuan por confín. Llegados de Madrid en una cuidad que conocen mal, los comisarios buscan gente que les pueda ayudar. Muchas veces, el comandante de la guarnición o el gobernador de la cuidad son las personas más adecuadas47. En abril de 1722, los informantes de Alberto Francisco Bié Wavre se dirigen al barón José de Cerratini, coronel del regimiento de infantería de Amberes, acuartelado con sus soldados en la cuidadela de Pamplona48. En estos casos, en ausencia de testigos valiosos, toda persona natural de los Países-Bajos, o que haya residido o servido en Flandes, es considerada apta a declarar. Los informantes del teniente general, Manuel Felipe de Bette Croy, buscan “algunos que huviesen servido en Flandes, que puedan deponer de conozimiento del pretendiente”49. Del mismo modo, para Felipe de Gomiécourt, coronel del regimiento de caballería de Milán, procuran encontrar “algunos

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A.H.N., OO.MM., Alcántara, Exp. 1.049. A.H.N., OO.MM., Calatrava, Exp. 1.351. 45 A.H.N., OO.MM., Santiago, Exp. 895. 46 A.H.N., OO.MM., Montesa, Exp. 3 mod. 47 A.H.N., OO.MM., Alcántara, Exp. 607. 48 A.H.N., OO.MM., Calatrava, Exp. 304. 49 A.H.N., OO.MM., Santiago, Exp. 1.081. 44

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Flamencos y otros que han servido en Flandes”50. Por último, a Juan González Valor, gobernador de la plaza y cuidadela de Pamplona, los comisarios del conde de Glimes le piden que “mandasse a un ayudante preveniesse a todos los soldados y cavos flamencos que sin faltar a las oras y cumplimiento de sus obligaciones, nos facilitasse el poder examinar para estas pruevas”, añadiendo que “ninguno pudiesse pretestar obstáculo para no declarar”51. Cuando se encuentran en regiones lejanas de la corte, los informantes juzgan la calidad del testigo en el único criterio de la residencia en los Países-Bajos. Por consiguiente, suelen cerrar las audiciones de testigos cuando no encuentran más Flamencos. En el caso de Felipe de Gomiécourt, tras declarar veinte testigos, se concluyen los interrogatorios “por no haber más que ayan estado en Flandes”52. En otro expediente se encuentra el mismo caso : los informantes cierran las pruebas después de veinte declaraciones “pareziendonos número suficiente y no haber más Flamencos, ni que hubiesen residido ni servido en Flandes” 53. En Barcelona, las informaciones de Enrique Luis de Lontzen Roben deben concluirse por falta de testigos. Sólo se ha interrogado a unos soldados del regimiento de infantería de Brabante y a oficiales agregados en la cuidadela. Allí se quedan las pruebas “por haver pocos militares que puedan deponer, por estar los más ausentes en los ejércitos”54. La escasez de testigos se siente también en Madrid donde las audiciones para el conde de Saint-Genois se cierran déspues de ocho declarantes “hallando la summa dificultad de encontrar más testigos que siendo sujetos de distinción, y quales se requieren en un negocio de esta naturaleza”55. Parece lógico, y en perfecta concordancia con el espíritu de las definiciones de las órdenes militares, que los comisarios, a la hora de tener que apreciar las calidades de un individuo que tiene todas sus naturalezas en Flandes, den la prioridad a los paisanos del candidato. Sin embargo, tenemos que tener claro que esta actitud determina el origen social, profesional y cultural de los testigos, y por consiguiente los tipos de lazos que les unen al pretendiente. En el primer caso, como acabamos de ver, la dificultad de encontrar Flamencos que cumplan con las calidades mínimas exigidas por los estatutos de las órdenes incita los informantes a dirigirse directamente a los cuarteles. El grupo socio-profesional en el cual eligen a los testigos, por los gajes del oficio, no es inagotable ni facilmente disponible para testimoniar. Por lo tanto, no es de extrañar que casi nunca se encuentra más de veinte testigos en los expedientes de caballeros flamencos. En un segundo tiempo, la numerosa presencia flamenca entre los testigos podría dar la impresión de un grupo social firmemente estructurado. Por ahora, antes de investigar más adelante, no hay que olvidar que es la mirada de los comisarios, respectando y interpretando las definiciones de las órdenes, que construye 50

A.H.N., OO.MM., Santiago, Exp. 3.495. A.H.N., OO.MM., Alcántara, Exp. 607. 52 A.H.N., OO.MM., Santiago, Exp. 3.495. 53 A.H.N., OO.MM., Santiago, Exp. 1.081. 54 A.H.N., OO.MM., Santiago, Exp. 4.532. 55 A.H.N., OO.MM., Alcántara, Exp. 1.354. 51

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el grupo de testigos según un doble criterio : el común origen y la pertenencia profesional a la milicia. Aunque las tendencias relativistas actuales incitan a hacer girar todo documento administrativo o estadístico alrededor de su autor, no hay que ignorar por lo tanto las informaciones que nos puede dar respecto al grupo que considera56. A pesar de que las pruebas estan sumamente condicionadas por la percepción que se hacen los comisarios de un testigo, no significa que esta fuente no nos puede proporcionar informaciones valiosas sobre las relaciones entre Flamencos. Al contrario, llevando más lejos el análisis de la estructura social de ese grupo, procuraremos ver si el vínculo testimonial se sobrepone a un lazo anterior. En suma, se trata de saber si podemos hablar de lazo social de poder cuando uno testifica durante una información de limpieza. ¿Constituye el vínculo testimonial un indicio explícito de apoyo? Entre 1772 y 1773, Juan Justo de Croy Havre, conde de Priego 57, Carlos de Nassau Corroy, conde de Nassau58, y Alejo Francisco de Lannoy, conde de Lannoy59, son pretendientes a un hábito de las órdenes militares. Las tres informaciones se efectuan en Madrid, por patria común, en un período muy breve. La primera se realiza en septiembre de 1772 y las dos siguientes en abril y julio de 1773. Profesionalmente, todos los candidatos proceden de las Guardias de infantería walona : el conde de Priego es coronel del regimiento; el conde de Nassau es capitán de granaderos y el conde de Lannoy es capitán y gentilhombre de la cámara del rey. Entre los testigos, la presencia flamenca es muy importante. De treinta y dos personas que atestiguan, veinte y seis son flamencas, naturales o descendientes. La homogeneidad profesional también es fuerte: hay diez y seis oficiales o sub-oficiales de las Guardias walonas y siete guardias de corps de los cuales cuatro de la compañía flamenca. Nos hallamos ante el caso típico, descrito más arriba, en el cual los comisarios han intencionadamente solicitado testigos de autoridad en los cuarteles de las tropas reales. La representación gráfica permite visualisar como se distribuyen los testigos relacionando cada uno con el pretendiente para el cual testimonian. Cuando uno de los candidatos es testigo en una de las demás informaciones, el vínculo testimonial ha sido representado por un flecha (doble si dos pretendientes son mutualmente testigos el uno del otro). Hay que señalar que cuatro testigos del conde de Lannoy (los marqueses de Beauffort y de Coupigny, y los barones de Widmes y de Haynin) han sido distinguidos de los demás por

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Gribaudi, Maurizio, Blum, Alain, “Des catégories aux liens individuels : l‟analyse statistique de l‟espace social”, Annales E.S.C., 45 (1990), pág. 1366. 57 A.H.N., OO.MM., Santiago, Exp. 2.226. 58 A.H.N., OO.MM., Alcántara, Exp. 1.049. 59 A.H.N., OO.MM., Calatrava, Exp. 1.351.

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declarar por escrito desde Flandes60. Por deseo de claridad, los nombres, apellidos y títulos han sido compendidos. Se encontrará la lista completa con empleo y lugar de nacimiento en el apéndice.

Distribución de los testigos en las informaciones de pretendientes flamencos al hábito de una orden militar (1772-1773)

Observando el conjunto de los testigos, consta que algunos apellidos se repiten. Entre los testigos de Alejo Francisco de Lannoy, aparecen Miguel y Felipe de Colins. El primero es ayudante mayor de la compañía italiana de Guardias de corps, mientras el segundo tiene el empleo de teniente de Guardias walonas. Ambos pertenecen a dos ramas distintas de la familia Colins, los señores de Heesvelde (Limburgo) y los señores de Quiévrechin (Valenciennes)61. De igual modo, Felipe Duchastel, conde de Petrieu, capitán de Guardias walonas, y Fernando Eugenio, conde de Duchastel, alférez del mismo regimiento, son primos62. Otros vínculos de parentesco son manifiestos. Así Teodoro de Croix es el sobrino de Carlos de Croix, ambos testigos del conde de Lannoy. También, entre los declarantes de Carlos de Nassau, el conde de Montijo es sobrino del conde de Priego. Ha nacido de la unión entre María Ana de Croy Havre, hermana del pretendiente, y Joaquín Antonio Palafox Centurión, marqués de Ariza63. Los lazos se multiplican cuando se toma en cuenta las familias 60

Carta fechada en Arras, el 7 de marzo de 1773 (A.H.H., OO.MM., Calatrava, Exp. 1.351.) De Vegiano d'Hovel, M., Nobiliaire des Pays-Bas et du comté de Bourgogne, Gante, Gyselynck, 1865, t. 1, págs. 473-501. 62 Ibidem, págs. 423-428. 63 A.H.N., OO.MM., San Juan, Exp. 23.516. 61

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emparentadas. Por ejemplo, Teodoro de Croix y el conde de Petrieu son parientes por cognación. La madre del primero, Isabelle Claire de Houchin es la sobrina de la madre del segundo, Ernestine de Houchin64. A un grado más lejano, Carlos de Croix y Wolfgango José de Bournonville estan vínculados por sus abuelas paternas. Anne Eleonore de SainteAldegonde se caso con Pierre Felix de Croix, mientras su prima, Marie Fernandine de SainteAldegonde se caso con Jean-François de Bournonville65. En cuanto a Miguel de Colins, se unio por casamiento con la familia de Moy ofreciendo su hija María Juana en boda a un pariente del marqués de Moy, gentilhombre de la cámara de Don Luis 66. Por último, Charles Louis de Beauffort, testigo desde Arras, esta vínculado con la familia de Croix por su suegra, Marie Anne Françoise de Croix67. Existe también lazos de parentesco entre los testigos y los pretendientes o por lo menos sus familias. Así la rama mayor de los Lannoy – los barones de Wasmes – es aliada a los Duchastel68 y a los Nassau Corroy69. Esta última es igualmente vínculada con la familia de Croix70. El entrelazamiento de los linajes se explica en parte por la proximidad geográfica de los núcleos familiares. La mayoría de ellos tienen sus naturalezas, y sus señorios, de ambas partes de la frontera entre Francia y los Países-Bajos meridionales. La multitud de lazos de parentesco, en varios grados, que unen los testigos y los pretendientes nos conforta en la idea que los testimonios se superponen a otros lazos de parentesco o de clientela ya existentes. Además, en la información de Carlos de Nassu, los comisarios piden a cada testigo si conoce los otros declarantes y si considera que son personas fidedignas. En la del conde de Lannoy, la pregunta es la misma pero sólo atañe al testigo siguiente. Se supone entonces que la mayoría de los testigos se conocen entre ellos y que estan enterados de quien declara. Se puede aún profundizar el análisis de los lazos tomando en cuenta el contenido de las declaraciones. Efectivamente, los estatutos y definiciones de las órdenes, exigiendo de los testigos que declaren si conocen o no al pretendiente, offrecen al declarante la posibilidad de expresarse sobre la relación que mantiene con el candidato. Según la meticulosidad de los comisarios y la prolijidad del testigo, ocurre que tengamos detalles de primer orden para reconstituir la historia de la relación. Aunque, a veces, los informantes se 64

Willems, J.H., Lamant, H., Armorial français, s.l., 1972, t. 5, pág. 42. ; De Vegiano d'Hovel, op.cit. (nota 61), págs. 1077-1078 y De la Chesnaye-Desbois, Badier, Dictionnaire de la noblesse, Paris, Schlesinger, 1866, t. 10, 1866, c. 781-783. 65 Willems, Lamant, op.cit. (nota 64), pág. 41 y De Vegiano d'Hovel, op.cit. (nota 61), págs. 287-292. 66 De Vegiano d'Hovel, op.cit. (nota 61), pág. 500. 67 Christophe Louis, conde de Beauffort, suegro del testigo, contrató dos alianzas sucesivas con las herederas de dos ramas de la familia de Croix : Claire Angélique de Croix-Oyembourg en 1716 y Marie Anne Françoise de Croix-Malannoy en 1723. La Chesnaye Desbois, op.cit. (nota 64), t. 2, c. 619-621. 68 Albéric Albert Duchastel, hermano del conde de Pétrieu, se casa con Marie Albertine de Lannoy Wasmes en 1763. De Vegiano d'Hovel, op.cit. (nota 61), págs. 423-428. 69 Charles Florent de Nassau Corroy, sobrino del conde de Nassau, pretendiente al hábito de Alcántara, se casa en 1780 con Constance Marie de Lannoy Wasmes. Goethals, Félix-Victor, Dictionnaire généalogique et héraldique des familles nobles du royaume de Begique, Bruselas, Polack-Duvivier, t. 3, 1850, sin págs. 70 Hemos encontrado en los papeles de la familia de Croix las esquelas de defunción del padre del conde de Nassau (1767) y del mismo conde de Nassau (1774). (A.G.R., Familles, Croix, 12.)

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limitan a copiar fórmulas estereotipadas. No hay que aventurarse mucho en un intento de clasificación, o de categorización, de las relaciones sociales. Pero el contenido de las declaraciones, a nuestro modo de ver, permite una aproximación de la intensidad y de la antigüedad de las relaciones entre dos individuos. El entrelazamiento de las familias podría dejar pensar que testigos y pretendientes se concen y se tratan de mucho tiempo, antes de llegar en España. Ahora bien, en las declaraciones consta que el origen de la relación suele coincidir con la entrada en las tropas reales. El conde de Petrieu, aunque su familia es aliada de la del conde de Lannoy, dice concerlo de hace treinta y cinco años. Es decir que se conocieron en 1738, unos meses después que el pretendiente haya entrado de alférez en las Guardias walonas. Por otro lado, los condes de Nassau y de Lannoy pretenden cada uno conocerse de treinta y cinco años atrás, época en la cual ambos se incorporaron en las tropas reales. Estos dos mismos son conocidos de Agustin Villers desde 1748, fecha en la cual este llega de cadete en las Guardias de infantería. Hay una sola mención de una relación más antigua que se ha mantenido en España. El conde de Bournonville declara conocer al conde de Nassau “haze más de quarenta años con el motivo de ser ambos nacionales flamencos y haverse tratado desde su juventud, en que por algún tiempo fueron condiscípulos en sus estudios”71. En cuanto a los condes de Priego y de Lalaing, ambos nacidos en España de padres flamencos, conocen los pretendientes porque pertenecen a los mismos regimientos pero también porque mantienen lazos con la nobleza llegada de Flandes. El conde de Lalaing “aunque es natural de España, nacido en la cuidad de Badajoz, siendo allí su difunto padre capitán general de la provincia y fronteras de Extremadura, con el motivo de haver sido este toda su varonía y linea paterna naturales de las provincias de Flandes donde conserva muchos parientes, ha tratado en esta corte con mucha intimidad y frequencia a las personas visibles de la misma nación”72. Uno se da cuenta, por estos ejemplos, que los vínculos familiares no son al origen de las relaciones entre las élites militares flamencas. El punto de partida de estas relaciones se encuentra en la cohabitación en un mismo regimiento, en tierra española. Por cierto, uno no puede estar totalmente seguro que los testigos no ocultan los lazos de parentesco por no ser sospechosos de parcialidad. Sin embargo, en otras informaciones, testigos mencionan con toda claridad alianzas y lazos de clientela que les unen al pretendiente sin que eso invalide su testimonio. Mathias Ferme, teniente coronel del regimiento de Namur, explica como conoce los padres del conde de Glimes: “por haver sido muy familiar en su cassa y continuo en ella todo el tiempo que vivió en Namur, asta que passo a estos reynos de España”73. En las mismas pruebas, Miguel Dutrixe, capitán de infantería, confesa que los Glimes le son muy familiares “por la entrada que dize tubo en su cassa, comiendo y viviendo con ellos muchas vezes”74. Por último, Federico Guaflar, soldado del regimiento de Amberes,

71

A.H.N., OO.MM., Alcántara, Exp. 1.049. Ibidem. 73 A.H.N., OO.MM., Alcántara, Exp. 607. 74 Ibidem. 72

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atesta de la legitimidad, nobleza y limpieza de Alberto Francisco de Bié Wavre, capitán de Guardias walonas: “Todo lo cual depone por cierto y público por haverlo oido a su padre que asistio a la casa de los padres del pretendiente muchos años con el exercicio que tenía de hazer botones y galones, y con esta ocasión tubo estas noticias”75. Sin duda alguna se mantienen lazos más antiguos pero hay una evidente reorganización de las relaciones en torno al regimiento. Este constituye un aspecto fundamental de la sociabilidad entre élites flamencas. Los testigos explican y justifican el hecho de conocerse por su pertenencia a un mismo cuerpo. El marqués de Vanmarck, del Consejo de guerra, dice conocer a Bruno de Lalaing “con el motibo de haber servido en el regimiento de reales guardias de infantería walonas”76. Las sociabilidades profesionales permiten también que se desarollen relaciones más íntimas de amistad o de familiaridad. En 1802, Juan Villard Santilli, brigadier, gobernador de la cuidadela de Barcelona, pretende conocer a Juan Procopio de Bassecourt, conde de Santaclara, de veinte y nueve años atrás. Tiene muy presente su hoja de servicios “por haver servido juntos en el real cuerpo de Guardias walonas, haviendo comido y dormido juntos”77. Del mismo pretendiente, Domingo Wiels, teniente rey de la plaza de Barcelona, dice que lo conoce por haber estado juntos en las guardias “en cuyo entonces se trataron, como en el día, con mucha familiaridad”78. La sociabilidad profesional, sobre todo entre militares, no es de por sí sorprendente. Salvo que se suma, hasta confundirse con ella, a una sociabilidad específicamente flamenca. El barón de Estaimbourg conoce bien al conde de Nassau “con motivo de ser de un mismo país y servir en un mismo cuerpo”79. Pedro Dubarlet dice conocer a Honorato de Glimes “por haver servido mucho tiempo en las guardias y ser flamenco”80. A Teodoro de Croix, cuando se le pregunta si conoce Miguel de Colins, otro testigo en la información de Bernardo de Sire, contesta que si “respecto de que también hera flamenco”81. Flamencos se ven y se frecuentan en el ámbito de sus actividades profesionales. Muchas veces, algunos testigos conocen el origen y las calidades de un pretendiente por el trato que tienen con otros militares flamencos. Felipe Vanderbelem, guardia de corps de la compañía flamenca, se dice bien informado de la limpieza del conde de Lalaing “como natural de Flandes y frecuentes conversaciones con oficiales del mismo país y asimismo por el mucho trato en esta corte con toda clase de nobleza”82.

75

A.H.N., OO.MM., Calatrava, Exp. 304. A.H.N., OO.MM., Calatrava, Exp. 1.345. 77 A.H.N., Estado, Carlos III, Exp. 1.171. 78 Ibidem. 79 A.H.N., OO.MM., Alcántara, Exp. 1.049. 80 A.H.N., OO.MM., Alcántara, Exp. 608. 81 A.H.N., OO.MM., Calatrava, Exp. 2.476. 82 A.H.N., OO.MM., Calatrava, Exp. 1.345. 76

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¿Al final, qué decir del vínculo testimonial? ¿Refleja o no una acción voluntaria de apoyo? La selección de los testigos, aunque respeta algunas reglas, esta sometida a una serie de contingencias. Pero, en un tejido social tan denso como el de los militares flamencos, el trabajo de los comisarios, a pesar del secreto del procedimiento, no pasa desapercibido. Además, todo deja pensar que el secreto es muy relativo pues los testigos son a menudo informados por los propios comisarios de quien testifica. Las condiciones estan por lo tanto reunidas para que algunos individuos logren ponerse de acuerdo para apoyar a uno de ellos83. Es probable que en unos casos, cuando una red de relaciones ha sida activada, el vínculo testimonial sea un lazo de poder. Si volvemos a la representación gráfica, la posición ocupada por Carlos de Croix, testigo en las tres informaciones, puede ser entendida como una postura de valedor. Antiguo exento de las Guardias de corps, caballero de Calatrava, ex gobernador y capitán general de Galicia, ha conseguido el virreinato de Nueva España. En 1773, lleva apenas unos meses en la corte en la espera de un nuevo empleo. Su trayectoria profesional lo situa en una posición de autoridad y lo convierte en un testigo de mucha influencia. Sus declaraciones permiten aproximarse a las relaciones que mantiene con los pretendientes. En la información del conde de Lannoy, su testimonio es muy breve. Declara conocer al pretendiente y a sus padres. Hace referencia a lazos entablados en Flandes pues Carlos Francisco de Lannoy, conde de Beaurepaire, padre del pretendiente, nunca a servido en España84. Precisa sin embargo “no ser pariente en grado alguno del pretendiente”85. Para el conde de Nassau, su declaración es mucho más detallada. Dice conocer al pretendiente desde hace cuarenta y cinco años. Menciona la proximidad de los lugares de origen respectivos, Lila y Tournai, para explicar que conoce a la famila Nassau. Por otra parte, sabe que el pretendiente tiene una hermana, Clara de Nassau, canonesa en el cabildo de Santa-Waudru en Mons. El mismo cabildo en el cual una hermana y dos sobrinas del antiguo virrey han ingresado86. Por último, su declaración en favor del conde de Priego no presenta ningún interés. Dado a la brevedad y la tipificación de las declaraciones de todos los testigos, hay que hacer responsable la manera con la cual los comisarios han transcrito los interrogatorios. A pesar de ello, no cabe la menor duda en la estrechez de los vínculos que unen los dos hombres. Cuando los informantes del conde de Lannoy le preguntan si conoce alguien que pueda deponer, el marqués de Croix recomenda explicitamente al conde de Priego por ser “persona que estaba instruida en quanto deseavamos saber y a quien se le devía dar entera fee y crédito”87. En resumen, a la luz de las declaraciones de Carlos de Croix, su participación a las tres informaciones puede entenderse como un fortalecimiento de lazos ya existentes. Los vínculos entre los cuatro hombres son múltiples y, sin poder probar que los testimonios son el 83

Hay que recalcar que de los aproximadamente mil dos cientos testimonios analizados, ni uno declara en contra del pretendiente. 84 Goethals, op.cit. (nota 69), sin págs. 85 A.H.N., OO.MM., Calatrava, Exp. 1.351. 86 Willems, Lamant, op.cit. (nota 64), págs. 41-42. 87 A.H.N., OO.MM., Calatrava, Exp. 1.351.

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fruto de una acción concertada, parece claro que pertenecen a una misma red. Además, los testimonios mutuos de los pretendientes, en un período tan breve (diez meses) tiende a confirmar la idea. Ahora es evidente que las élites militares flamencas constituyen un grupo social estructurado. La mayoría de los individuos que hemos cruzado proceden de lo que Andújar a llamado las “familias militares”88. En dos generaciones, los Bassecourt han dado nueve oficiales a las Guardias walonas. Hay que contar seis para la gran familia de Lannoy a lo largo del siglo XVIII. Carlos de Croix ha sido precedido por su tío, Eugenio Francisco. Luego, tres de sus sobrinos y su primo, Baltasar de Jauche, se reunen con él. Los Flodorp, naturales de Clabecq, son cuatro hermanos. Todos han incorporado las guardias reales y han vestido el hábito de Santiago. Hay muchos más: Bournonville, Coupigny, Craywinckel, Desmaisières, Drouhot. Las listas dadas por Guillaume son lo suficiente claras para tener que insistir89. Por otro lado, muchas de esas familias provienen de una misma región que se extende entre Namur, Lila y Arras. Las aristocracias locales practican una endogamía muy fuerte. No hay de sorprenderse por lo tanto de encontrar un entrelazamiento familiar entre los individuos salidos a incorporarse a los ejércitos del rey de España. No obstante, acabamos de ver que los lazos de parentesco no son al origen de las relaciones que se establecen en los regimientos flamencos. Hay que pensar que nuevas relaciones se crean en España y que no coinciden necesariamente con las que mantiene el núcleo familiar en Flandes. Entre los expatriados, el sentimiento de identidad flamenca es real y se confunde casi por completo con la pertenencia al regimiento. Ambos elementos constituyen el fundamento del grupo social. Esos lazos y esas identidades no son por supuesto excluyentes de otros pero son los únicos que nuestras fuentes, por ahora, nos permiten ver. Por consiguiente, hay de constar que los informantes no estaban completamente equivocados a la hora de ir a buscar testigos en los cuarteles. De hecho, existe, y no sólo en la mente de los comisarios, un grupo de extranjeros que se definen en su pertenencia étnica y profesional. El áfan de encontrar rapidamente testigos de autoridad lleva los informantes a entrar en un medio profesional interconectado. No pueden ignorar por completo los lazos existentes, pero les permite cumplir sin muchos esfuerzos con su misión. En conclusión, es aventurado considerar que el testimonio en una información de limpieza constituye un lazo de poder. El vínculo testigo/pretendiente, de por sí, no significa nada si no se confronta con el tipo de relación que mantienen los dos individuos. A falta de fuentes, el estudio de los grupos sociales de donde proceden testigos y pretendientes puede procurar resultados muy valiosos.

88 89

Andújar Castillo, Francisco, op.cit. (nota 19, 2001), págs. 114-120. Guillaume, op.cit. (nota 19).

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Apéndice : Lista de los testigos con empleo y lugar de nacimiento

Croy Havre, Juan Justo, Priego (conde) (A.H.N., OO.MM., Santiago, Exp.2.226) Ayerbe Aragon, Francisco Croix, Carlos Francisco (marques) Dominguez Haro, Manuel Lannoy, Alejo Francisco (conde) Nassau, Carlos (conde) Requesens, Federico Salzedo, Fermin Saveli Spinola, Carlos Sersale, Juan Villers, Agustin

Gentilhombre de la boca del Rey Capitán general de los ejércitos Presbítero Capitán de Guardias walonas Capitán granaderos de Guardias walonas Cadete compañía italiana Guardias corps Jefe mesa de la tesorería mayor Presbítero Exento compañía italiana Guardias corps Capitán de Guardias walonas

Córdoba Lila Málaga Cambrai Tournai Palermo Pamplona Bastia Napoles Lieja

Nassau Corroy, Carlos, Nassau (conde) (A.H.N., OO.MM., Alcántara, Exp.1.049) Bournonville, Wolfgang José (conde) Croix, Carlos Francisco (marques) Croy Havre, Juan Justo, Priego (conde) Heverlee, Alejandro Lalaing, Bruno (conde) Lannoy, Alejo Francisco (conde) Palafox Croy Havre, Felipe, Montijo (conde) Rasquinet, Carlos Villegas, Carlos, Estaimbourg (baron) Villers, Agustin

Capitán compañía flamenca Guardias corps Capitán general de los ejércitos Coronel regimiento de Guardias walonas Teniente de Guardias walonas Exento compania flamenca Guardias corps Capitán de Guardias walonas Capitán de Guardias walonas

Mons Lila Madrid Badajoz Cambrai Madrid

Capitán de Guardias walonas Capitán de Guardias walonas Capitán de Guardias walonas

Lieja Bruselas Lieja

Lannoy, Alejo Francisco, Lannoy (conde) (A.H.N., OO.MM., Calatrava, Exp.1.351) Bassecourt, Juan Procopio Beauffort, Charles Louis Alexandre (marques) Blocquel, Adrien Antoine, Widmes (baron) Colins, Felipe Colins, Miguel, Thy (señor) Coupigny, Charles François (marques) Croix, Carlos Francisco (marques) Croix, Teodoro (caballero) Croy Havre, Juan Justo, Priego (conde) Duchastel, Fernando Eugenio (conde) Haynin, Luis Francisco (baron) Menche Duvermeil, Eugenio Moy, Luis Carlos (marques) Nassau, Carlos (conde) Petrieu, Felipe (conde) Pottiers Demilly, Luis Rasquinet, Carlos Roche, Pedro Cristoblal (marques) Vanderlepe Zuytdarpe, Juan Francisco Villers, Agustin

Teniente de Guardias walonas -

Barcelona Artois

-

Artois

Teniente de Guardias walonas Ayudante mayor compañía italiana Guardias corps Capitán general de los ejércitos Teniente compañía flamenca Guardias corps Coronel regimiento de Guardias walonas Alférez de Guardias walonas Teniente Guardias walonas (retirado) Teniente Guardias walonas Gentilhombre de camara del rey (Don Luis) Capitán granaderos Guardias walonas Capitán de Guardias walonas Guardia de corps (compañía flamenca) Capitán de Guardias walonas Capitán granaderos de Guardias walonas Ministro de las repúblicas anseáticas en la corte Capitán de Guardias walonas

Valenciennes Heetvelde (Limburgo) Cambrai Lila Lila Madrid Artois Bethune Estouville (Normandía) Tournai Arras Lieja Languedoc Bruselas Lieja

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