Poder, resistencia, libertad

June 24, 2017 | Autor: M. Paredes | Categoría: Humanidades, Filosofía y crítica-
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Descripción

1

JORNADA DE REFLEXIÓN SOBRE CULTURA E INVESTIGACIÓN Estelí, ADESO, Las Segovias. Jueves 21 de marzo de 2002 Dr. Melvin Javier Paredes* Instituto de Desarrollo Humanístico (IDEHU), UNIVERSIDAD POLITÉCNICA DE NICARAGUA (UPOLI).

PODER, RESISTENCIA, LIBERTAD Introducción:

Respecto a las consideraciones sobre el imaginario1 en la búsqueda de la información, y sobre el imaginario en la devolución

de

los

resultados,

conclusiones

y

recomendaciones de la investigación, me gustaría compartir con

ustedes,

de

forma

sucinta,

algunas

reflexiones

epistémicas desde Foucault (1926-1984).

¿Por qué este autor? Porque su contribución intelectual representa

el

conjunto

crítico2

más

potente

de

la

modernidad tardía. Tengamos presente, además, que

la gobernabilidad democrática no sólo está signada por la consolidación y evolución de la sociedad política (partidos políticos, sindicatos, legislaturas), sino también de la sociedad civil (movimientos sociales, organizaciones no gubernamentales, comunidades profesionales y epistémicas, redes locales y regionales (Serbin & Ferreira, 2000: 2).

1Entendemos

el concepto imaginario, dentro de la moderna escuela hermenéutica, como el conjunto de todas las imágenes mentales y visuales posibles que ayudan a la recta comprensión de la cultura de un pueblo y de una época. 2La crítica no es una tarea improductiva, que se limita a criticar por criticar. La crítica a los aspectos «divergentes» de la historia, es un instrumento para facilitar la libertad de los individuos. La actitud crítica ha llegado a concebirse como la tarea fundamental de la filosofía, centrada en «las condiciones de posibilidad de una determinada organización de la sociedad» (García Marzá, 1993: 32). Otro autor señala que desde la razón se crítica «lo existente en función de lo que debería ser» (Conill, 1991: 18). Importa la contribución filosófica en el afinamiento de los mecanismos de una formación política, identificada con los postulados democráticos, lo que eventualmente daría pie a nuevas formas de entendimiento social.

2 I PARTE. LA POSICIÓN DEL INTELECTUAL.

Foucault elabora una amplia teorización del sujeto y de la práctica de subjetivación. Le interesa constatar cómo la red de relaciones de poder, restringe el flujo de las posibilidades Valora

la

de

libertad

extensión

por

ontológica3 la

cual

del

individuo.

pueden

reforzarse

estrategias de resistencia y transformación, por parte del sujeto

sufriente,

cuadriculado

por

el

poder

y

la

dominación.

Cuando estudia los puntos de la red, las conexiones, las secuencias,

Foucault

resistencia

para

la

percibe

la

emergencia

importancia

del

sujeto

y

de

la

de

la

subjetividad. En su marco teórico, el sujeto, es «efecto discursivo», creado por los nexos de la relación de poder, la verdad y la ética.

1. El sujeto como negatividad hipotética

Primero hay que decir que el excluido en Foucault es una negatividad

hipotética.

En

su

trabajo,

hay

una

visión

abrumadora del excluido a partir de lo que no puede ser:

3La

ontología, en el plano genérico, se ocupa del estudio del ser. En sentido restringido, se entiende por ontología el estudio de los entes. Debido a este doble sentido, la ontología equivale a metafísica. Por encima de ambas distinciones, la ontología hace referencia a la concepción de la estructura de la realidad que comportan diversas reflexiones filosóficas, por ejemplo, el conjunto de los componentes de los que trata una teoría (Thiebaut, 1998: 84). Para la filosofía contemporánea, la ontología o metafísica se configura como el problema de su propia posibilidad. Por un lado incluye cierta connotación espiritualista o transfísica, platónica, y por otra, una consideración positiva de aquello que constituiría su objeto más peculiar: la idea del ser en general. Heidegger en El ser y el tiempo afirma que «nos movemos siempre ya en cierta comprensión del ser. De ella brota la pregunta que interroga expresamente por el sentido del ser, y la tendencia a forjar el concepto correspondiente» (1982: 15). La ontología, en el contexto de este trabajo, se concibe en la línea del examen de la realidad, cuyos antecedentes se encuentran en Kant. Inspirado por la lectura de los textos kantianos de la historia, Foucault, por ejemplo, se pregunta: «¿Qué es lo que en el presente tiene sentido para una reflexión filosófica?» (Foucault, 1991c: 198). Yendo un poco más allá, hablamos de que la filosofía de la paz es una «ontología del presente», porque se interroga constantemente sobre la propia actualidad.

3 loco, enfermo, sujeto

a

inmigrante, disidente, recluso,

todas

posibilidades

luces,

coaccionado,

ontológicas.

Pienso

que

etc., un

reducido

en

en

estamos

esto,

sus

todos y todas de acuerdo.

En la obra foucaultiana está presente una constelación de «sujetos

frágiles»,

debilitados

por

el

poder,

con

los

rostros variopintos de la desigualdad en el mundo. La suya es una voz excéntrica que cede la tribuna a los excluidos, como lo muestra, por ejemplo,

el abordaje del

caso de

Pierre Rivièrre, un asesino de parte de su familia en la Francia rural del siglo XIX

(Foucault, 1976). Nuestro

autor insiste en que se escuche de forma prioritaria la voz, el «discurso» de los otros, en este caso, de los prisioneros. Esto es más importante aún, para él, que la teoría de la delincuencia:

Y cuando los prisioneros se han puesto ha hablar, ya tenían una teoría de la prisión, de la penalidad, de la justicia. Esta especie de discurso contra el poder, este contra discurso mantenido por los prisioneros o por los llamados delincuentes, eso es lo que cuenta y no una teoría sobre la delincuencia (Foucault, 1997b: 11). Podría

pensarse,

que

para

el

sujeto

coaccionado

en

la

caverna institucional burocrática, resulta difícil tener acceso

a

la

luz

del

exterior.

De

hecho,

lo

es.

Como

sabemos, el drama de los excluidos y de las excluidas es infinito. El pensador francés aboga por un trabajo crítico conducente

a

particulares

la en

trasformación la

sociedad,

sectorial luchas

en

de las

las

luchas

que,

como

veremos, se involucra el intelectual específico.

Foucault confía en que puedan inventarse estrategias que modifiquen las relaciones de fuerza, y coordinarlas de tal manera que la modificación de la realidad sea posible. Para

4 ello, tenemos que «imaginar y hacer que existan nuevos esquemas de politización» (1991b: 159).

2. El poder no es intrínsecamente perverso

Si continuamos desenredando la madeja, notamos que para Foucault, el poder no es intrínsecamente perverso. Más que una instancia «negativa» orientada a reprimir, el poder es una «red productiva», de tipo rizomático, distribuida por la

trama

social.

Tenemos

relaciones

de

poder

entre

el

Estado y la ciudadanía, en la escuela, en la familia, en la pareja, etc. El poder es dirigir las acciones de los demás y estructurar el posible campo de acción de los otros y de las otras.

Para Foucault el poder (pouvoir), no es una sustancia;4 es un tipo particular de relaciones entre individuos.

El rasgo distintivo del poder es que algunos hombres pueden, más o menos, determinar por completo la conducta de otros hombres, pero jamás de manera exhaustiva o coercitiva. Un hombre encadenado y azotado se encuentra sometido a la fuerza que se ejerce sobre él. Pero no al poder (Foucault 1996b: 138). En otra parte, apunta que «el poder está siempre presente: me refiero a relaciones en las que uno desea dirigir la conducta de otros» (1996a: 157).

La

fórmula

es

que

el

poder

y

la

resistencia

son

colaterales. No existen el uno sin el otro. La naturaleza del poder da lugar a juegos de resistencia infinitos en la malla

4En

de

la

dominación.

Ello

permitiría

percibir

la

la entrevista «Poder-cuerpo», parece contradecirse: «nada hay más material, más físico, más corporal que el ejercicio del poder» (Foucault, 1991c: 105).

5 dominación desde ángulos diferentes, un juego de por sí bastante

abierto.

Cuanto

(dominación-resistencia)

«más más

abierto

es

atractivo

y

el

juego

fascinante

resulta» por las posibilidades que despliega.

Al poder se le puede resistir; su tejido tendría en algún punto «líneas de fragilidad», los flancos a ser objeto de asalto por parte de los sujetos resistentes.

3. La opción a la resistencia

Ya notamos que en Foucault el sujeto permanece atrapado existencialmente, dentro de una lógica de encierro. Pero, por

otra

parte,

resistencia.

el

Como

sujeto ya

cuenta

con

afirmamos,

la

la

opción

a

resistencia

la es

coextensiva al poder; donde hay poder, hay resistencia.

Con respecto a la tautología poder-resistencia, Foucault señala:

desde el momento mismo en que se da una relación de poder, existe una posibilidad de resistencia. Nunca nos vemos pillados por el poder: siempre es posible modificar su dominio en condiciones determinadas y según una estrategia precisa (1997b: 162). Pero,

¿qué

es

la

resistencia?

Aclara

que

«no

es

una

sustancia. No es anterior al poder al que se opone. Es coextensiva al mismo y rigurosamente contemporánea [...] Para resistir tiene que ser como el poder: tan inventiva, tan móvil, tan productiva como él. Es preciso que como él, se organice, se coagule y se cimente. Que vaya de abajo arriba,

como

él,

y

(Foucault, 1997b: 162).

se

distribuya

estratégicamente»

6 Lo

fundamental

en

Foucault,

como

indica

Miranda

(1994:

104), es que la historia humana es «una combinación en una misma estructura política (el Estado), de procedimientos de dominación individuales y totalizadores que se expresan en el binomio poder-saber» contra el sujeto.

El

sujeto

no

permanece

cruzado

de

brazos

frente

al

ejercicio de la dominación. Puesto que puede resistir, no está, entonces, ni aniquilado ni totalmente cautivo. De allí,

la

importancia

de

empoderarse.

Captar

poder

es

fundamental para la sobrevivencia. Lo importante aquí es que Foucault no disuelve el conflicto; lo resitúa para transformarlo.

4. Sensibilidad hacia los otros y las otras

Otro punto a favor de Foucault como reflexión ligados

invita a

la

sociales, campos

en

De

deben los

detener

«sombra»

tradicionalmente, académicas.

a

dejados esta mirar

que

se

la

de al

manera, hacia

intelectual, es que su

mirada

la

los

sectores

configuración

social,

margen las «la

despliegan

de

en

las

ciencias

reflexiones humanas

o

transformación

de

relaciones

fuerza»

de

los

(Varela-Álvarez, 1997: 19).

Foucault imprime a su filosofía, me parece, una gran dosis de ternura. ¿No es su crítica expresión de un inmenso amor por la humanidad fracturada?. Se identifica con el drama de los otros y de las otras.5 Detrás de su crítica violenta a la modernidad, se enmascara una gran sensibilidad por los diversos rostros que adopta la marginación socio-política:

5Habermas

(1988: 98) expresa que de Foucault le impresionó «una intensa reserva científica del erudito serio que se preocupa por la objetividad por un lado, y la vitalidad política del intelectual vulnerable, subjetivamente ilusionable y moralmente sensible del otro».

7 el

disidente

soviético,

revolucionario

iraní,

estupefacientes,

tratar

el

preso

el de

político,

hippie entender

el

fanático

consumidor a

un

de

libertino

y

filósofo como el Marqués de Sade (pensemos en la multitud de intelectuales moralistas que no lo hacen), interesarse en

la

degradación

del

recluso

que

convive

con

sus

excrementos en las cárceles, atender a la madre del recluso que solicita mediación, apoyar la huelgas obreras contra la firma

Renault,

viajar

prisioneros

políticos

rescatar

doloroso

el

a

España

durante

para

la

testimonio

interceder

dictadura

de

un

por

franquista,

hermafrodita

del

siglo pasado, etc.

¡Cuán urgidos estamos de filósofos así!. Nadie se referiría mejor a lo que queremos expresar que un poeta: «inútil cosmonauta/el

que

contempla

estrellas/para

no

ver

las

ratas» (Manuel Vázquez Montalbán en Albiñana et.al., 1999: 18).

Foucault quiere que discutamos la presencia de los sujetos «infames» como un asunto político, en la perspectiva que pueda llegar a afectarse a «la práctica política». Como él mismo

lo

análisis

dice: [...]

«lo

que

puede

intento

afectar

a

hacer la

aparecer

práctica

en

mi

política»

(Foucault, 1991b: 70), o sea, a la transformación social.

5. El intelectual específico

Influido

por

conocimiento relaciones

de

Nietzsche, sólo

es

lucha

Foucault

posible y

poder

considera

en

el

contexto

que

se

establecen

que

el

de

las

en

la

interacción social y nunca desde la posición científica que se refugia en la torre de marfil. Por lo tanto, tenemos que

8 acercarnos al conocimiento no como filósofos, sino como políticos.

Para Foucault, la verdad misma es una cuestión política (1991b: 189). Por ende, la problematización del saber se hace por razones políticas. «El poder político no está ausente del saber, por el contrario, está tramado con éste» (Foucault, 1998b: 59).

La

consistencia

del

conocimiento,

sólo

podemos

establecerla, a partir de las relaciones de lucha y de poder, que atraviesan el tejido social:

si quisiésemos saber qué cosa es el conocimiento, no hemos de aproximarnos a él desde la forma de vida, de existencia de ascetismo característica del filósofo. Para saber qué es, para conocerlo realmente, para aprehenderlo en su raíz, en su fabricación, debemos aproximarnos a él no como filósofos si no como políticos, debemos comprender cuáles son las relaciones de lucha y de poder. Solamente en esas relaciones de lucha y de poder, en la manera como las cosas entre sí se oponen, en la manera como se odian entre sí los hombres, luchan, procuran dominarse unos a otros, quieren ejercer relaciones de poder unos sobre otros, comprenderemos en qué consiste el conocimiento (Foucault, 1998b: 28). Con

su

reflexión,

divorciado

del

busca

taller

de

ir

más

allá

la

historia.

de

un

¿Para

ascetismo qué

puede

servir un científico social que al escuchar las luchas que estremecen al presente, como el avestruz esconde la cabeza, o se escuda en la comodidad burocrática? Para Foucault, la lucha y el poder, en la huella nietzscheana, determinan la configuración de la realidad.

9 Las condiciones políticas y económicas de existencia no son un velo o un obstáculo para el sujeto de conocimiento sino aquello a través de los cual se forman los sujetos de conocimiento y, en consecuencia, las relaciones de verdad (Foucault, 1998b: 32). Señala también que «detrás de todo saber o conocimiento lo que está en juego es una lucha de poder» (Foucault, 1998b: 59).

De ser así, el reto está puesto en hacer estudios «a ras de tierra», en problematizar las zonas oscuras de la realidad social, las situaciones de separación y privación, en que se

encuentran

enfrascados

en

multitud luchas

de

de

individuos

todo

tipo.

y

Aquí

de es

grupos, donde

se

inserta un posible trabajo intelectual. No se trata de recetar las fórmulas para tratar con la realidad, sino de escuchar los aportes de los sujetos inmersos en el devenir, y en sus forcejeos ontológicos concretos:

El intelectual no puede seguir desempeñando el papel de dar consejos. El proceso, las tácticas, los objetivos deben proporcionárselos aquellos que luchan y forcejean por encontrarlos. Lo que el intelectual puede hacer es dar instrumentos de análisis (Foucault, 1991b: 109). Hay

que

alejarse

de

la

investigación

burocráticos, que como señalara otro crítico, hacer

la

autoridad

proporcionando

más

información

efectiva útil

y

para

para

«sirve para más

los

fines

eficaz,

planeadores

autoritarios» (Mills, 1993: 133).

Ya no resulta necesario el intelectual que es «portador de valores universales». En la malla de la sociedad, no se necesita «la gran teoría [que] está ebria de sintaxis y ciega

para

la

semántica»

(Mills,

1993:

52).

Ahora

se

requiere un intelectual que ocupe una posición específica

10 en la trama histórica, ligado a la «política de verdad» en una sociedad. La verdad significa aquí «el conjunto de reglas según las cuales se discrimina lo verdadero de lo falso

y

se

ligan

a

lo

verdadero

efectos

políticos

de

poder».

A partir de aquí, «la profesionalización del intelectual, la

división

entre

trabajo

manual/intelectual

puede

ser

contemplada de nuevo» (Foucault, 1991b: 188), cuando se percibe el enfrentamiento de las estrategias en el juego del

poder.

Deleuze

desarrollarse

sin

nota

encontrar

que una

«ninguna especie

teoría de

puede

muro,

y

se

precisa la práctica para agujerearlo» (en Foucault, 1991b: 78).

Recordemos

que

si

hay

relaciones

de

poder,

hay

posibilidades de implementar la resistencia. Yendo un poco más lejos, la meta de la identificación del «juego de poder», de la puesta en marcha de estos

«juegos», de la

activación de la resistencia, de dirigir eficazmente esa «rebelión en potencia», es, a mi juicio, la posibilidad de cristalizar la libertad.

Lo fundamental es que si existen relaciones de poder a través

de

todo

el

campo

social,

«es

porque

existen

posibilidades de libertad en todas partes». En este marco, el

intelectual

específico,

al

lado

de

los

actores

involucrados, puede contribuir de forma sustancial en el trastrocamiento de la realidad.

11 II PARTE. LA POSICIÓN DEL IMAGINARIO EN LA DEVOLUCIÓN DE RESULTADOS. 6. Las pistas constructivistas

Ante el agotamiento y limitación de las categorías binarias para entender la interacción humana, y presentes en el análisis clásico como infra

y

física y metafísica, norte y sur,

superestructura,

constructivistas

del

etc.,

ahora

conocimiento

se

las

enfilan

pistas en

otra

dirección.

Como

parte

de

este

nuevo

lenguaje,

la

cuestionando

lo que se presenta como natural, homogéneo y

realismo,

Los

social

constructivismos,

«dejan

margen

a

una

de

perspectivas

deconstruyen

necesario.

«construcción»

estas

como

la

realidad,

nuevas

diversidad

formas

de

de

realidades

cuyas relaciones deben ser objeto de reflexión»

(Corcuff,

1998: 20, 21).

A la luz de estas nuevas investigaciones, el enfoque de las ciencias humanas se orientaría preferentemente al análisis de situaciones microscópicas, de «los átomos de lo social». Se

trata

de

estudiar

situaciones

y

contextos

poco

apreciados o maladvertidos, «detritos» o «desperdicios», que la reflexión académica tradicional no ha considerado no considera

como

objetos

de

estudio

a

abordar.

Resultan

cruciales las interacciones de la vida cotidiana que forman el orden institucional (Goffman).

Se

buscaría

analizar

y

diseccionar

una

coyuntura

específica, una parcela de la realidad, hacer visible lo invisible para tratar de «objetivar» con el mayor rigor posible «el haz de fuerzas que intervienen en el territorio

12 sometido al análisis»

(Varela & Alvarez (1997: 19, 27). En

este nuevo escenario, irrumpen los saberes sometidos.

7. Los saberes sometidos

La

contribución

foucaultiana

de

los

saberes

sometidos,

tiene que ver con una nueva forma de entender el saber, vinculada, a los contornos de la lucha del presente. Admite que la crítica reciente (lo dice en el Colegio de Francia en

enero

de

1976)

carácter local

ha

sido

local.

de la crítica,

Lo

que

demuestra

es que estamos

ante una

«producción teórica autónoma, no centralizada», necesita

para

afirmar

su

validez

el

el

que «no

beneplácito

de

un

reencontrar

la

sistema de normas comunes» (Foucault, 1992: 20).

Los

saberes

sometidos

radica

permiten

eclosión de los enfrentamientos, y la dimensión de las luchas,

que

los

arreglos

funcionales

han

enmascarado

o

sepultado. En esta perspectiva, la investigación trata de

Proporcionar no solo la evidencia de la verdad, sino además, una experiencia que podría posibilitar la alteración, la transformación de la relación que llevamos con nosotros mismos y nuestro universo cultural (Foucault, 1996a: 15). Los

saberes

sometidos

son

bloques

de

saber

histórico,

sometidos o enmascarados dentro de coherencias funcionales o

sistematizaciones

formales.

La

crítica

les

ha

hecho

reaparecer a través del instrumento de la erudición. Son aquellas «pequeñas verdades sin apariencia» sacadas a luz por

la

genealogía,

histórico

de

las

que

se

opone

significaciones

indefinidos teleológicos» (1991b: 8).

«al

despliegue

ideales

y

de

meta los

13 La aparición de estos contenidos históricos ha permitido hacer

la

manicomio

crítica y

la

efectiva prisión,

de

instituciones

lugares

donde

se

como

el

encierra,

disciplina y castiga los cuerpos, lo mismo que el «efecto inhibitorio» de las teorías totalitarias y globales. Pese a ello, en el fragor de las luchas por el «cuarteamiento» general, Foucault no deja de reconocer el aporte de teorías totalitarias

o

psicoanálisis,

globales que

como

también

el

han

marxismo provocado

y

el

«efectos

inhibidores» en otros contextos de lucha.

Los saberes sometidos son pequeños, no calificados o hasta descalificados. Son los del psiquiatrizado, del enfermo, del enfermero, del médico, del delincuente, el saber de la gente, particular, local, regional, un saber diferencial incapaz de unanimidad y que sólo debe su fuerza a la dureza que lo opone a todo lo que lo circunda (Foucault, 1992: 20, 21).

La razón occidental ha descalificado a estos saberes como no

competentes

o

insuficientemente

elaborados.

Les

ha

considerado saberes ingenuos, jerárquicamente inferiores, por

debajo

del

nivel

de

conocimiento

o

cientificidad

requerido.

8. Crítica y reconstrucción

Foucault señala (1997a: 9), que la «gran inquietud crítica» apunta

a

un

«reconstruir»,

de

lo

que

ha

quedado

«desvanecido» en el documento. Como producto rescatado por la paciente labor documental, tarea del arqueólogo y del genealogista,6 los saberes sometidos encaminan a su vez la 6La

arqueología es una herramienta analítica interesada en los fenómenos de ruptura, los juegos de diferencia. Busca detectar la incidencia de las interrupciones. Trabaja con documentos como productos históricos. A Foucault

14 reflexión

hacia

la

comprensión

de

otros

planos

de

la

realidad. Esto significa, que en las ciencias, «el ritmo de las transformaciones no [obedece] a los esquemas dulces y continuistas del desarrollo que se admite habitualmente» (Foucault, 1991b: 177).

Afirma asimismo, que se intenta «hacer aparecer aquello que ha

permanecido

hasta

ahora

más

escondido,

oculto

y

profundamente investido en la historia de nuestra cultura: las

relaciones

de

poder»

(Foucault,

1998b:

38).

Los

fragmentos del discurso unitario han permitido escuchar un creciente

concierto

organizaciones

y

de

voces,

sectores,

que

la

multiplicidad

desde

las

de

prácticas

concretas, luchan por un mundo más justo y en paz, alejado del lenguaje de las armas y la violencia.

No es una simple labor de corte estructural. Con la labor genealógica que pone en juego los saberes, el discurso o saber sometido del excluido no cae en terreno hueco. Se recicla

para

provocar

el

«suceso»,

para

alterar

la

realidad.

La discursividad foucaultiana invita a la deconstrucción arqueológica y genealógica de la disminución ontológica de la subjetividad.

le interesan las diversas epistemes, cambiantes según el momento histórico, y particularmente, los grupos de enunciados que constituyen una formación discursiva. El problema se resume en la revisión del valor del documento. La genealogía, por su parte, acopla los conocimientos eruditos y las memorias locales, que permiten la constitución de un saber histórico de las luchas y la utilización de este saber en las tácticas actuales. La genealogía es proyecto ontológico con un triple eje: la verdad, el poder y la ética. En esta formulación conceptual, Nietzsche ha influido de forma determinante a Foucault. Como sabemos, el pensador alemán se ocupó de una genealogía de la razón occidental y de la moral. En su pensamiento, ya está presente la triple temática del poder, el conocimiento y el cuerpo.

15 Así, Foucault indaga también sobre el significado de la filosofía.

Enfatiza

el

trabajo

crítico,

ante

todo,

con

nosotros mismos: ¿Qué es la filosofía hoy –quiero decir la actividad filosófica- sino el trabajo crítico del pensamiento sobre sí mismo? ¿Y si no consiste, en vez de legitimar lo que ya se sabe, en emprender el saber cómo y hasta dónde pensar distinto? (Foucault, 1998a: 12; Eribon, 1992: 411).

Si

no

se

trata

de

pensar

de

otra

manera,

filosofar?. Si no se trata de hacer

¿para

qué

trabajo crítico, de

hacer que las mismas reflexiones pasen por el «torno de la lógica»

como

«praxis»,

quería

como

Weber,

quería

Marx,

y

por

¿para

el qué

infierno puede

de

la

servir

la

actividad filosófica?. Higuera considera que en el molde de la forma genealógica de historia, la crítica, como análisis de las condiciones, se convierte en una crítica de carácter práctico-transformador (1999: xii).

La perspectiva genealógica, entonces, sagital

al

«radicalidad

corazón es

la

del de

presente

plantear

la

apunta de manera socio-político.

cuestión

del

Su

propio

sentido y posibilidad de la filosofía en la actualidad», radicalidad que tiene en la voluntad de poder su principio genético (Higuera, 1999: 19), y que se emplaza, desde la divergencia.

16 Lo que está claro después de leer a Foucault, es que la batalla ya no tiene la misma fisonomía. «Las cosas están de tal

modo

que

producidos

los

fragmentos

permanecen

ahí

de

donde

genealogía están,

que

rodeados

fueron de

un

silencio prudente» (Foucault, 1992: 26).

Como

exponente

de

la

línea

nominalista,

en

otra

parte

Foucault escribe que «las cosas murmuran ya un sentido que nuestro lenguaje no tiene más que hacer brotar» (Foucault, 1987: 40). En definitiva, las cosas esperan la labor del genealogista para que éste con habilidad y paciencia entre en

contacto

con

su

«positividad»,

active

su

potencial

subversivo, y las ponga al servicio de las luchas del presente.

Conclusiones:

-

Foucault elabora una amplia teoría del sujeto y de la práctica de subjetivación. Ve al sujeto inmerso en relaciones de poder, al cual es posible resistir. Los sujetos frágiles resisten de forma dramática en los intersticios del poder y la dominación.

-

El poder no es intrínsecamente perverso. Más que una instancia «negativa» orientada a reprimir, el poder es una «red productiva», de tipo rizomático, distribuida por la trama social. La resistencia es coextensiva al poder. Debe ser

tan inventiva, tan móvil y

tan

productiva como el poder. -

Para Foucault, el conocimiento sólo es posible en el contexto de las relaciones de lucha y poder que se establecen

en

la

interacción

acercarnos al conocimiento no

social.

Tenemos

como filósofos,

que sino

como políticos. La verdad misma y la problematización del saber son cuestiones políticas.

17 -

Aboga asimismo por un trabajo crítico conducente a la trasformación

sectorial

de

las

luchas

sociales

específicas, en las que se involucra el intelectual específico.

Es

partidario

de

estrategias

que

modifiquen las relaciones de fuerza, y coordinarlas para modificar la realidad. Hay que imaginar nuevos esquemas de politización. -

El destino último del «juego de poder», de la puesta en marcha de estos

«juegos», de la activación de la

«resistencia», de dirigir la «rebelión en potencia», es

la

posibilidad

plasmación

de

«positiva»

cristalizar de

la

la

libertad,

libertad. y

no

La

otra

variable, es el quid para aproximarse al análisis de Foucault, un filósofo, en esencia, enamorado de la libertad.

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