”Plomo” y “nivel”: Hábitos de pensamiento espacial en la construcción gótica

September 22, 2017 | Autor: Enrique Rabasa | Categoría: History of Construction, Gothic architecture
Share Embed


Descripción

ENRIQUE ReeRsR

PLOMO Y NIVEL: HABITOS Y PENSAMIENTO ESPACIAL EN LA CONSTRUCCION GOTICA.

oiAz

Jniversidad Politécnica de Madrid

En los abovedamientos, de la arquitectura gótica o de la clásica, superficies diversas se suceden y articulan cubriendo los espacios, y los encuentros o tran-

siciones entre las superficies son líneas. En el caso de la construcción gótica el diseñador fija primeramente las aristas, los nervios, y las superficies apoyan sobre la nervadura, son la plementería; en la construcción clásica, como diría Choisy, se invierte el problema: definidas las superficies, su intersección da lugar a las aristas. Probablemente desde nuestra concepción de la forma y la geometría podamos entender mejor este último proceder, el que inicia la arquitectura renacentista,

cuando cada elemento es una entidad tridimensional de gjeometría conocida y clara, y, sin alterar esta esencia, hay que atender a sus combinaciones, que son entonces consecuencia lógica de la articulación de unos elementos formales tipificados, arcos, bóvedas, capialzados, que se encuentran y penetran. También para el lector moderno es fácil admitir que la forma concebida se hará posible,

a posteriori, gracias a la técnica constructiva, que se aplicará a resolver

los

problemas que el diseño plantee. No es necesario recordar casos en los que la ingeniería hace posible que el capricho se sostenga; de igual manera, las formas de la arquitectura renacentista resueltas en ltalia con albañilería serán construidas en piedra en Francia y España gracias a la habilidad en el despiece que se llamamos ahora estereotomÍa. Es cierto que las formas simples, esferas, conos, cilindros, de las bóvedas clásicas, han resultado generadas en la tradición edificatoria, y por lo tanto son materialmente y estáticamente posibles, pero también es cierto que buscan su justificaciÓn en la geometría abstracta, o, por decirlo con más precisión, en los cuerpos elementales de la geometría. Por el contrario, si queremos entender la estrategia gótica habremos de encontrar una distinta manera de imaginar y formalizar las bóvedas, un sistema de elementos constructivos poco preocupado por la definición geométrica ideal del conjunto. También hallaremos una manera diferente de abordar su trazado, coherente a lavezcon el sistema constructivo y con un concepto de la representación gráfica diverso del que hemos recibido del Renacimiento.

En efecto, en el siglo xvr comenzará un empeño especial en desarrollar un entendimiento de la representación desde la idea de proyección gráfica. Especialmente claro es el desarrollo, desde la torpeza medieval hasta el sistema clásico, de las proyecciones ortogonales verticales, alzados con elementos en profundidad, secciones que muestran diversos alejamientos; recordemos, por

61 "

§tMPoslulvl INTERNACIoNAL ss*RE LA cATE*RAl ilñ sÉviLlA Er\i

Hr-

§sruTsxr* ngt

*cnc*

r¡¡*¿r

ENRIQUE RABASA

DIM

proyección ortogonal de proejemplo, que no hay secciones con una correcta este esfuerzo en los sifundidades antes de comienzos del siglo xvr.1 Culminará de representaciÓn glos xvttt y xlx, con la unificaciÓn de los sistemas geométricos como puede parecer-'2 bajo la idea de proyección plana -lo que no fue tan fácil despropory la elevaciÓn de la geometría proyectiva a un lugar de importancia

medieval, que no cionada. Nada de esto estaba en la mente del constructor sin embargo, hay tiene -y veremos que no necesita- esa habilidad abstracta. gótico emplea con soltura' una forma de proyección plana que el diseñador planos horizontales' y termina por condicionar el diseño: la proyección sobre entre el trazado y la Si la planta, la ichnographia,ha sido siempre la ligazÓn en el replanteo' en el distribución espacial y la realidad material que comienza guían el proyecto caso de la arquitectura gótica, las proyecciones horizontales del peso y y la ejecución convirtiendo en método esta realidad de la direcciÓn construcc¡ón' de la orientación del suelo -durante mucho tiempo los tratados de plomo en hablando seguirán incluso desarrollando la geometría abstracta, lugar de vertical y de nivelen lugar de horizontal'

1. Planta

Figura

1.

Continuidad de las molduras en /os cruces'

periodo medieval, especialMientras en los alzados que nos han llegado del la representaciÓn mente mostrando proyectos de torres, no Se domina siempre

la oblicuidad o el escorreunida de planos de distinto alejamiento, y aún menos la proyección de que recogen zo, conocemos espléndidos trazados en planta y pocas plantas' pero los niveles Superpuestos. Conservamos muchos alzados nos parecen geométrialzados, probablemente dibujados para Ser mostrados' liberadas de la visualidad camente torpes, mientras que las plantas aparecen de la fábrica' evidenciando a la vez

y contienen con precisión la organización

es posible'3 Esta que la superposición de elementos arquitectónicos propuesta inseparable de la de macla' idea de control por planos horizontales viene a ser horizontales' su si los elementos a componer son controlados por secciones las secciones' Cada forma composiciÓn es simplemente la superposiciÓn de

poseeyquedadefinidaporunacoleccióndeseccioneshorizontalesadiversos niveles. niveles, y la combinación de las formas es la de sus

Figura 2.

Hóspitalde San Sebasfián en CÓrdoba, SimÓn de Colonia.

1 2

Lotz(1985), Retch (1995). la práctica precede a la teoría: la Sakarovitch (1998), Rabasa (2000). En este aspecto, der sigro xvilr; ra perspectiva finares a Monge de o¡¿o¡co traza de cantería oa iúga, ar sistema centrales en el proyecciones las gl;bal de renacentista terminará incluida en una concepclOn forma de proyección plana no una es axonométría que cualquier de siglo xrx; la demostráción xlx. llJga hasta el teorema de pohlke, también a mediados del sobre el pilar en una planta de pináculo del 3 Es interesante en este sentido la proyección pinto (2006 , zs1); entre una Francisco atención ra que rtamá ra sobre segovia ra catedrar de el trazado para la torre destaca superpuestos niveles góticos con gran cantidad de trazados Bucher (1968)' Frangois norte de San Esteban de Viena, con 26 niveles supeipuestos;véase especialmente por estudiado sido que ha giros cuadrados de de et¡uego En relación con ".tá, José Antonio Ruiz de la Rosa (1987)'

n§ §EVILLA EN EL CIONTEXTCI DHL GÓTHü FINAL SIMpOSIUM INTERNACIOHAL SOARE LA CATEoRAL

*62

PLSMü Y I{IYEL: HÁBffOS Y PHNSAFJ!IHNTO ESPA§¡AL

§f,J LA

T*ñ¡ST§UTCIÓN GÓTICA.

La intersección de elementos clásicos es una articulación y superposición de entidades que ofrece un orden a la vista. La de formas góticas es en mayor medida una macla ciega, una existencia virtual de unos sólidos en el interior de otros.

A pequeña escala, con frecuencia se da una forma de macla en la ornamentación secundaria del tardogótico español, cuando algunas molduras recorren su camino obstinadamente, cruzándose con otras; infinidad de portales y huecos presentan su molduración ejecutada de esa manera ciegamente confiada en la extrusión del perfil, continuado la molduración más allá de los puntos de cambio de dirección, reapareciendo donde ya no se espera (figuras 1,2)o.Encontrare-

mos el mismo proceder en los detalles de la bóveda gótica, en los cruces de nervios que se dan en el enjarje y las claves, en esos casos como parte de un sistema que es más constructivo que estético.

Pero, continuando con la concepción del edificio como colección de niveles, observemos un detalle de la catedral de Salamanca, que es conmovedor en este sentido. En un gran lienzo exterior destacan contrafuertes con basamentos bien definidos por sus molduras; sin embargo, de entre ellas emergen unas esquinas brevísimas, unas puntas de pequeñísima salida sin correspondencia con nada cercano (figura 3). No pasa nada en relación con estas esquinas hasta seis metros más arriba, donde vemos que empiezaa revelarse un prisma cuadrado y girado, lo que será el pináculo del botarel, de cuyo hipotético basamento la esquina tímidamente prominente sería una muy pequeña parte. No puede el cantero tallar esta pieza sin disponer de un lrazado en el que quede previsto el giro que sucederá muchos metros más arriba, y la geométrica y ciega superposición de trazas asegura al espectador atento que hay un prisma dentro de otro; incluso que el plano inclinado que remata el basamento está ocultando otra esquina similar en el lateral del contrafuerte. Sin embargo todo esto no es explícito para la mirada distraída, porque está hecho como si se tratara de cumplir con rigor, y no de ofrecer un orden visual. Algo semejante ocurre en la torre más moderna de la fachada principal de la catedral de León. Partido el alzado en lienzos independientes, uno de ellos presenta una ventana coronada por arco conopial. Sólo una pequeña parte del vano formal es realmente un hueco, y sobre el paramento plano destacan unas aristas; enseguida vemos que son lo que permanece de unas pilas que cruzan =;,ua3ayb.

4

:.:edral de Salamanca.

Los cruces estaban, evidentemente, en la arquitectura árabe, pero en el caso del gótico español probablemente se trata de una herencia de maestros europeos. Para Gómez Martínez (1998: 142-143) son costumbres propias de los canteros de origen alemán o flamenco como Hanequin de Bruselas, Simón de Colonia y Juan Guas, adoptadas después por españoles como Juan Gil de Hontañón (y Rodrigo en la medida que hereda o toma como modelo las obras de su padre). La habilidad en los cruces de molduras de los maestros mallorquines y

valencianos también es atribuida por este autor a su aprendizaje con extranjeros.

63

-

§¡MP§§IUñfi iNT§RIiüACiO[¡AL SüBRE LA TATE*RAL DH $EVILLA HH TL TONTEXTO NEL G$TICO F¡NAI"

ENRIQUE RABASA D|AZ

I

\',

k

';l.i.

j:

l

6¡¡:"tr'-'r'"'''"'-

*"*t d"

encuentre más girados' contrafuertes arriba (figura 4). Efectivamente, son la parte baja de unos 45 grados' En las aristas ligeramente emergentes vemos que el giro no es de la aguja bajo la torre de Forzando algo la vista percibiremos el remate interior octogonal viene cubierto por una -ésta apoya en trompas-, y cÓmo el espacio requieren bóveda de crucería. Los nervios radiales de esta bÓveda casi oculta la vencontrarrestos radiales, y la esquina que vimos rompiendo extrañamente tana no es sino la última lraza de estos contrafuertes algo oblicuos.

la ventana en vertical y sospechamos que sostieheñ 3lor, Q[,ti

::iir:

Figura4a,bYC. Catedral de LeÓn.

a juegos de Los órdenes y las bÓvedas clásicos se van a prestar, naturalmente, un intersección aún más audaces, pero siempre con la voluntad de desplegar

gÓtico a pensar las discurso a la vista y no con la fe que obliga al constructor en el formas incluso donde ya no están. La interpenetraciÓn de los elementos

menos sistema gótico eS una macla de sÓlidos que Se efectúa de manera ciega, preocupada por la apariencia que por la coherencia formal. En efecto, a partir del Renacimiento continuará el juego de las combinaciones, en pero de manera algo distinta. Aún en algunas ocasiones los Órdenes aparecen una sÓlo veces su lugar según el plan dispuesto por la planta, quedando visible a de pilastra ínfima parte -esto ocurre, por ejemplo, cuando emerge una esquina

§ti!4Fsst{.JF"4 lr,áTilRFiÉ1#§*$;et

**ffiftH

Léi {,É,T[i.1I;.-&.i- i:]*. **'-¡1L.L'J{

f,}i ['i' l':;*N'isHT* *HL u',:*Ti**

§iN'&* . 64

FLSMü Y N}V§L: ilÁBryܧ Y PÉN§,&MIññ¡TO ɧPACIAL §H LA CüNSTRUCCÚru CÓTIC¿,

en un rincÓn de la capilla Pazzi (figura 5)-;5 sin embargo, de manera crec¡ente, con las maclas entre órdenes clásicos se procura una profundidad perspectiva que tiene sentido como espectáculo visual. El barroco mantendr á a lavez Ia continuidad del muro y la profundidad derivada de la articulación de los órdenes.

Por otra parte, lo que en estereotomía suele llamarse penetraciones, deriva de una concepción de volÚmenes espaciales cuya diferencia fundamental con la de la macla gótica es que no depende tanto de la definición y establecimiento en planta de los elementos como de su concepción abstracta en cuanto cuer-

pos de tres dimensiones. Las formas se interpenetran para dar lugar a lÍneas el sótido concebido no es un sólido real de fábrica, como en el gótico, sino el espacio interior creado por las formas y su articulaciÓn. Los dibujos que ilustran el libro de cortes de piedras de De la Rue (1728), o los de Frézier (1737) en la parte de su tratado que expone la teoría antes de su aplicación al despiece, muestran como volúmenes sólidos lo que planas o alabeadas, y se diría que

Iuego serán espacios interiores (figura 6).

Así pues, mientras la interpenetración gótica es de sólidos de fábrica, se fija por plantas (o, a pequeña escala, con plantillas-perfil), y procede de manera

automática y se diría que indiferente a la percepción del resultado, la ctásica lo es con frecuencia de volúmenes espaciales, se concibe como intersección de superficies abstractas, se controla con desarrollos de éstas y con plantillas de las caras o facetas, depende de la visión.6

Cada sección horizontal de la fábrica gótica es la superposición de las secciones horizontales de los diversos elementos, pilares, contrafuertes, muros, cajas, que permanecen en esa cota, y cada uno de estos

elementos, a su vez, presenta un perímetro a ese nivel horizontal que es la envolvente de las molduras de los subelementos que lo componen. ,- :azzi. Fotografía de José Catvo.

El sistema gótico es sencillo desde los basamentos hasta el lugar donde voltean los arcos y se tienden las bóvedas. Pero no cambiarán los principios al

5 En los rincones traseros del altar aparecen esquinas que corresponden a una pilastra, casi ireconocible, pues es el resultado de cortarsu'quinialarte en los dos sentidos. ocurre también en la sacristía de san Lorenzo. La salida de una pequeña parte de pilastra se da en varias de las obras de Diego de Siloe, quizá tomadas de Jacobo Florentino (el efecto de una sucesión de pequeñas esquinas es sorprendente en San Jerónimo de Granada, donde trabajaron ambos); en general, en las obras de siloe las esquinas de pilastra y la nervadura o molduración de las bóvedas se corresponden con coherenóia, como'en la cónstrucción gótica; en la catedral de Granada, entre las columnas adosadas que flanquean los pilares, salen otras tres esquinas, que se corresponden con los tres nervios que presentan muchas de las bóvedas de crucería (si bien Rosenthal (1990: 53-55) sostiene que las bóvedas proyectadas por siloe pudieron ser distintas, no menciona esa craia correspondencia). 6 A propósito de las plantillas es interesante la observación de José Calvo (2001) cuando advierte que la familia de términos relacionada con 'moldura'('molde,, ,moflle,, ,molle,, ,moule,) es empleadapara las plantillas góticas bajo la idea de la sección, y la relacionada con,planta, o 'panel'es más propia de la cañtería renacentista. 65'

slMFo§luÍ'Jl INTERNACIüNAL s*BRE LA cATEnRAL DE sEVTLLA EN ÉL coNTExTo DEL

üolrco

F,NAL

,

l

i

I ,l

i

ENRIQUE RABASA D|AZ

i

rl¡

_;,.,;.,

\

\'r

Cure

dr¡ cr¡l.áe en ¡erdeuü

llegar al abovedamiento. La bóveda gót¡ca es el lugar donde la organización ausencia sistemática, la primacía de la planta y Ia idealizaciÓn de la plomada, la y volúmenes) o de representaciÓn dibujada (de bultos o huecos, de escorzos la eficaz coord¡naciÓn de construcciÓn y traza, han de enfrentarse a un orden espac¡al ya más complejo que la mera superposiciÓn de hiladas'

Figura

6.

Eipacios internos como sól'dos en eltratado de Jean Baptiste de la Rue (1728).

Por otra parte, el gótico es tanto la bóveda como su acertado contrarresto, pero éste último no presenta problemas formales de difícil concepción. Alguna que en los vez se ha querido cargar la esencia del gótico más en las bÓvedas de Paarbotantes, recordando incluso que en la paradigmática saint chapelle disquisiciones, ingenuas rís no hay más que contrafuertes; sin entrar en estas de los aquí nos ocuparemos sólo de la bÓveda, para mostrar en ella la eficacia hábitos de pensamiento espacial del constructor gótico.

el caDe la misma manera no vamos a recordar las viejas discusiones sobre de rácter portante o decorativo de la nervadura. Y para contribuir al alejamiento de los esta polémica comenzaremos por recordar otras funciones importantes nervios de la bóveda gótica.

2. Nervadura impar' Un arco convencional de medio punto presenta generalmente una clave tamaa preferentemente proceso de su construcción pasa por un lrazado,

El

la ño natural -esto es lo que llamamos montea-,la talla de las dovelas con

la línea curvatura que el trazado marca, la ejecución de una cimbra siguiendo las del intradós, y el montaje. Aún suponiendo una labra perfecta, al asentar

SIMP§§¡UM INTERhIA*IÜI,IAI.

§*B§§ LA CATñ§HAL

ÜE SÉVILIA ÉÍ{ EI. C*NTHXT* ÜE!' GÜ?IC* FIT-¡AL

four

.66

PLOHIO Y NIVEL:

HÁ8§ü§

Y PENSAMIENTO E§PACIAL EN LA CONSTRUCCÚN GÓTI§A.

dovelas, normalmente a un lado y otro, manteniendo cierta simetría de la carga, será difícil controlar con mucha precisión el espesor de la junta. El resultado es que probablemente la pieza impar que cierra el arco no se ajusta al hueco que

queda finalmente. Por eso lo normal es tallar, o al menos acabar o retocar la clave al final, a la medida del hueco que va a recibirla. De hecho abundan las claves formalmente distintas del resto de las dovelas, y en los casos en que todas las piezas parecen iguales, una mirada más atenta nos descubre con extraordinaria frecuencia que la clave tiene una longitud distinta. Pues bien, un arco apuntado puede estar rematado igualmente por una clave impar; en tal caso la clave debe presentar forma angulosa para responder a las dos ramas que llegan hasta ella. Pero es más usual que en lugar de clave haya una junta, es decir, que el arco tenga un número par de dovelas, y la conciliación de las dos ramas se resuelva rematándolas con piezas que son como las restantes aunque cortadas al bies. Esta decisión simplifica el proceso.

Así pues, el arco apuntado es algo más que la aproximación a la forma catenaria. En un arco de medio punto la curvatura del intradós depende de la luz. Para otraluz no valdrán las mismas piezas. Un arco apuntado ofrece un cierto margen en este sentido; si la curvatura de las dos ramas cambia, la clave quedará más alta o más baja, pero quizá el arco sea viable. Esto permite producir en serie dovelas iguales para arcos de luces diferentes. Y permite expoliar dovelas de viejas construcciones para arcos nuevos, lo que más de una vez ha ocurrido.

En cualquier caso, la decisión de emplear arcos apuntados, quebrados, y de sustituir la clave por una junta, hace al arco más geométricamente elástico. El arco apuntado es quizá mecánicamente más eficaz, pero nos importa destacar que, además, su construcción se beneficia ya de la seriación y la elasticidad que busca el constructor medieval. Encontraremos la misma intención en la bóveda nervada; sencillez, seriación y elasticidad. Contemplando la forma gótica desde este punto de vista, queda subrayada la estrategia que guía la construcción de las bóvedas. El viejo libro de Fitchen (1961)sobre la construcción de las catedrales góticas advierte una virtud de la nervadura también diferente de la mecánica o la estética. Si para construir una bóveda de arista decidimos materializar primeramente las diagonales -y rellenar después los huecos triangulares con una superficie formada por hiladas de sillarejos que apoyan en ellos y en los cuatro del perímetro-, es inmediato que esos arcos diagonales serán semicirculares o ligeramente apuntados, apartados de la forma ideal de la elipse rebajada, que complicaría el trazado y es estáticamente difícil. Entonces los cascos de plementería apoyados en el nervio (apoyo físico que ocurre al menos durante el proceso constructivo), se encuentran entre sí según esa línea de intersección, y en tal encuentro de plementerías, por supuesto, no hay piezas estereotómicamente cortadas para resolver limpiamente el quiebro, sino sólo una junta constructiva

67"

§truposlurvl tNTÉRt¡ACtoNAL soBRE LA cATEDRAL DE sHvtLLA EN rL

coxTExro

DEL GóTlco FTNAL

ENRIQUE RABASA DíAZ

poco elegantemente resuelta, un encuentro de las superficies sobre el nervio. El nervio que hay bajo ella puede ser más o menos sostenedor, pero además está ocultándola, es un tapajuntas, dice Fitchen.

La concepción de los nervios como tapajuntas muestra la bóveda como una cáscara eficazmente dividida paru cubrir una superficie. Podríamos también contemplar los arcos fajones que ciñen las bóvedas de cañón desde el mismo punto de vista; en cuanto la distancia entre los fajones es de varios metros no es fácil defender que se justifican por su función de refuerzo estructural,T pero sí es claro que rompen la longitud del cañón en tramos independientes que facilitan el trabajo dividiendo en lotes el lento e irregular progreso constructivo. De igual manera la bóveda de crucería cuartea la superficie a cubrir en unidades

constructivas menores.

3. Plementería Los cascos de plementería son tabiques de sillarejo o de ladrillo que conforman una superficie rigidizada por plegaduras; las aristas del pliegue, donde se concentran las tensiones, según nos dicen los que conocen su comportamiento mecánico, están reforzadas por los nervios; pero éstos además ocultan los descuidados encuentros de los cascos.

Viollet-le-Duc (1854) explica el método para la construcción de la plementería. No hemos de creerle cuando afirma que se empleaba una «cercha móvil», especie de curva extensible que sirve de apoyo sucesivamente a cada una de las hiladas. Su idea es inverosímil, no aporta pruebas, y en escritos posteriores al Dictionnaire raisonée... desaparece. Pero sÍes verosímil cuando se extiende en un relato histórico acerca de la diversa dirección de las hiladas de plementería en el gótico francés y en las bóvedas inglesas provenientes de Aquitania y herederas de la construcción bizantina. Su lectura es recomendable como darviniana y romántica interpretación de la evolución de las bóvedas. En relación con

este relato de Viollet acerca de la disposición de las hiladas de la plementería cabría también recordar la deriva hacia la circularidad en Sevilla y Cádiz, que Francisco Pinto (2001) muestra como la voluntad de redondear el rampante o perfil de las bóvedas para aproximarlas a las vaídas renacentistas. Siendo grande la variedad de soluciones dadas a la construcción de la plementería, podemos decir que lo habitual es que se conformen superficies no definidas geométricamente -las porciones de esfera mencionadas son notable excepción-. Pocas veces es el plemento una superficie reglada, pues las hiladas presentan generalmente ligera curvatura; y aunque fueran rectas, constitui-

7 Ya fue advertido

por Sabouret (1928).

§IIHIPSSIUM If,¡TñKNACIOi!¡AL $OERE I.A TATHDRAL DE SEVILLA EN EL CONTEXT§ ÜEL §ÓTICü

FIHAL

" 68

PLOMS Y ITI¡VEL; HÁ§ff0§ Y FE¡.¡§AM¡TNTO H§PACIAL TN LA Cüf{STRUC*ÚI'i $ÓT¡CN.

rían una superficie extrañamente alabeada, en especial al llegar a las enjutas, fruto del proceso constructivo de cerramiento del hueco, sin preocupación por la definición abstracta de la forma. Los sillarejos o ladrillos que constituyen la plementería que cierra los espacios, generalmente triangulares, entre los nervios, pueden requerir alguna clase de cimbra. Pero es cierto que las primeras hiladas son cortas y definen una zona tan vertical que cada hilada puede simplemente apoyar sobre la

anterior. Por otra parte, las más antiguas bóvedas tabicadas que conservamos fueron empleadas para cerrar sin cimbras plementos de bóvedas góticas en Valencia.s Cuando se hace necesario el apeo para tender las hiladas, este puede ser muy simple, mediante cerchas (fijas, no como las móviles de Viollet-le-Duc)fabricadas con largueros curvados y tensados con un tirante, como propone Fitchen, o sólo con tablones, como delatan los mechinales sobre los arcos que permanecen en la catedral de Tudela. En otras ocasiones, especialmente en las enormes dimenslones de las bóvedas simplemente cuatripartitas, es posible que se tendieran los cascos sobre entarimados, como sugiere Choisy. En cuanto a las fuentes primarias, sólo disponemos de un documento que explique la manera de tender la plementería, el manuscrito del mallorquín Joseph Gelabert (1635). El procedimiento es detallado como si se tratara de una acti-

vidad habitual -y es cierto que se reconstruyen las más antiguas bóvedas de Palma en ese momento-. Sin embargo se trata de un documento tardío y que explica una muy particular manera de construir la plementería, mediante lajas de piedra enterizas, que cubren la distancia entre los nervios con una sola pieza, o todo lo más se parte en dos, como se puede ver en la Lonja de Valencia. La explicación de Gelabert carece de ilustraciones, y propone la talla en dos fases, labrando primero una pieza recta, a modo de dovela, y dando después a ésta el alabeo necesario para que apoye correctamente sus extremos en los dos nervios. Se trata, pues, de una aproximación por tanteo. Con frecuencia las hiladas que componen la plementería, cuando se componen

de piezas pequeñas, están ligeramente curvadas en sentido vertical, pueden ser consideradas como arcos. Mientras no ha sido cerrada toda la bóveda, quizá estos arcos funcionen mecánicamente como tales, y generen empujes, distintos de los que cabe esperar en la bóveda terminada. Para recibir la plementería, los nervios pueden presentar una caja o espiga en la parte superior, útil si, por ejemplo, el nervio recibe las hiladas a un lado pero no aún al otro; o puede el nervio dejar que las dos plementerías se encuentren

en una junta. Finalmente el trasdós de las bóvedas quedará cubierto por una

8 69

-

Gómez-Ferrer (2003).

§I$1IPS§IUM IruTEHruACIüilJAL

S§*RT LÁ üÁTH*ftAL Nñ Sñ\TILLA §N EL S§FdTHXTO

MEL GOTICO FINAL

ENRIQUE RABASA DIAZ

gruesa capa de mortero de cal, que oculta estos encuentros y que suaviza la forma plegada de la bóveda.e explicadas por pero gótico heredero de la Gelabert, entendibles en un entorno mediterráneo, masividad romana y donde la habilidad nórdica produjo una notable estereotomía avant la lettre; o el caso de la tendencia a la esfericidad del polo de las bóvedas gaditanas-, podemos decir que esta zona de la bóveda gótica no ofrece

En general, salvando algunos casos

-el de las plementerías

problemas formales relevantes.

4. Enjarje La plementería completa la forma definida por la nervadura. Los nervios son arcos circulares y están despiezados en dovelas iguales. En consecuencia, su

talla no requiere más que el conocimiento de la curvatura y de la plantilla o sección. Los arcos perpiaños o dobletes, que separan los diversos tramos de una nave, suelen presentar una sección mayor -recordemos que puede estar terminado un tramo pero no el siguiente-, a veces compuesta de varias piezas, y con frecuencia inscrita en una forma rectangular. Pero el resto de los nervios se decora con una molduración en forma de quilla; aunque las combinaciones de boceles y cañas son muy variadas, aparece con frecuencia un esquema de molduras convexo-cóncavo-convexo, que da lugar a dovelas algo más manejables.

Los nervios góticos son verticales; su perfil y el eje de su perfil son verticales. Veremos que es necesario mantener con rigidez esta regla para facilitar la coherencia del sistema constructivo. En ocasiones los nervios discurren por una zona de la bóveda especialmente inclinada, y resultaría incómodo mantener la verticalidad y la simetría de la sección; en cualquier caso se puede renunciar a ésta última, deformando la plantilla, ajustándola a la inclinación con una deformación afín, el ,

of

JotJrnal

the soc.

of

calvo López, José. 2001. «Entre labra y traza.lnstrumentos geométricos para

la labra de la piedra de siltería en la Edad Moderna», en Acfas del vt congreso Nacional de Profesores de Materiale.s de construcción.sevilla. 107-120.

Derand, P. Frangois. 1643 (1743, 1755). L'Archilecture des voútes. paris, Sé-

bastien Cramoisy.

Fitchen, John' 1961. The construction Press.

of Gothic cathedrals, oxford. clarendon

Frézier, Amédée-Frangois. 1T3T-1739 (1Ts4, 1769, Facs., Nogent_le_Roi, L. A' M' E' 1980)' La théorie et ta pratique de la coupe des pierre.s ef des óors pour la construction des voutes et autres parfies des bátiments civils et militaires ou traité de stéréotomie a l'usage de l'architecture. strasbourg-paris,

Jombert.

García, Simón. 16g1 (Facs., Valladolid, COAV 1990) Compendio de arquitectu-

ra y simetría de los templos..., manuscrito.

Gelabert, Joseph. 16s3 (Facs., parma de Mailorca, Diputación, de Picaped rer. manuscrito. GÓmez Martínez, Javier. 1998. El gótico español de

de

C ru ce

rí a.

Valladolid,

U

ta

Edad

1

grr). De yarf

Moderna: Bóvedas

niversidad.

Gómez-Ferrer Lozano, Mercedes. 2003. «Las bóvedas tabicadas en la arquitectura valenciana durante los sigtos xrv, xv y xvr», en Arturo zaragozácatalán

y Eduard Mira. tJna arquitectura gótica mediterránea. Valencia, Generalitat, vol. ll, 133-150. Guardia, Alonso de. c. 1600. Manuscrito de arquitectura y cantería.

bre una copia de Battista pittoni, rmprese

di

diversi principi, duchi,

Book ll, Venecia, 1s60. Madrid, Bibrioteca Nacionar, ER/4196.

López Collado, Gabriel. 1976. Las ruinas en cons trucciones antiguas. Madrid, MOPU.

L'Orme, Philibert de. 1567 (16g4, Facs. De la 1a. ed., parís, Léonce Laget, 19BB). Le premier tome de t'Architecture. París, Federic Morel.

§lMPo§luM INTEHÍ{ACIONAL S0BRE LA CATEDRAL DE §EVILLA EN EL coNTExTo DEL

cónco

nu*t-

. 80

PLOMO Y NIVEL: ¡{ÁBITO§ Y PEN§AMIENTü E§PACIAL EN LA TON§TRUCC¡ÓN GÓTICA,

Lolz, Wolfgang. 1985. La arquitectura del Renacimiento en ltalia. Madrid, Blume. Mazarrasa, Andrés Julián de. 1750-60. Tratado de Arquitectura, manuscrito. (trans-

cripción en Olav Mazarrasa, Fernando Fernández Herrero, Mazanasa, maesfros canteros y arquitecfos de Trasmiera, Santander, COA de Cantabria, 19BB)

Milliet-Dechales, Claude Frangois. 1674. Cursus seu mundus mathematicus, Tractatus XIV «De lapidum sectione», Lyon, Anissonm. Müller, Werner, 1989. «Le dessin technique a l'époque gothique», en Les baf-

fisseurs des cathedrales gothiques, Strasbourg, Ed. Les Musées de la Ville, 237-254. Palacios Gonzalo, José Carlos. 1990 (2003). Trazas y cortes de cantería en el Renacimiento Español. Madrid, lnstituto de Conservación y Restauración de Bienes Culturales.

Pérouse de Montclos, Jean Marie. 1981. L'architecture á la frangaise. París, Picard. Pinto, Francisco.2001. Las esferas de piedra: Sevilla como lugar de encuentro entre arte y ciencia en el Renacimienfo. Sevilla, Diputación. Pinto, Francisco. 2006. «Fábrica y forma del templo gótico», en La catedral gótica de Sevilla: Fundación y fábrica de la obra nueva. Sevilla, Universidad.

Portor y Castro, Juan de.

c. 1700. Cuaderno de arquitectura, manuscrito de

comienzos del siglo xvrrr (Biblioteca Nacional, Ms. 9114).

Rabasa Díaz, Enrique. 2000. Forma y construcción en piedra. De la cantería medieval a la estereotomía del siglo xrx. Madrid, Akal. Retch, Roland. 1995. Le dessrn d'architecture: Origine et fonctions. París, Adam Biro.

Rokiski Lázaro, María Luz. 1980. «La Cabecera de la lglesia de Priego (Cuenca): Dibujos y Tasación»>, en Cuenca, no17,27-34. Rosenthal, Earl E. '1990. La catedral de Granada: un estudio sobre el Renacimiento español. Granada, Diputación. Rue, Jean-Baptiste de la. 1728. Traité de la Coupe des Pierres. Paris, lmprimirie Royale (1764, 1858. Facs., Nogent-le-Roy, 1977).

81

.

§IMPOSIUM INTERNACIONAL SOBRE LA CATEDRAL OÉ $EVILLA EN EL CONTEXTCI DEL GéT§O FINAL

ENRIQUE RABASA DiAz

Ruiz, Hernán. 1558-1560 (Facs., Pedro Navascués, Et Libro de Arquitectura de Hernán Ruiz, El Joven, Madrid, ETSAM, 1974. y Hernán Ruiz Il , Libro de arquitectura, Sevilla, Sevillana de Electricidad, 1998). Arquitectura, manuscrito' Ruiz de la Rosa, José Antonio. 1987. Traza y simetría de la arquitectura : En la antigüedad y el medievo. Sevilla, Universidad.

Sabouret, V. 1928. «Les voütes d'aréte nervurées. Role simplement décoratif des nervures». Le Génie Civil, vo|.92,205-209. Sakarovitch, Jóel. 1998. Épures d'architecture: De la coupe des pierres á /a géométrie descriptive, xvF-xrf sréc/es. Basilea, Birkháuser. Tosca, Thomas Vicente, 1707-15 (1721-27, 1757, extracto en Tratado de arquitectura civil, montea y cantería y reloxes, Valencia, Hermanos Orga, 1794) Co m pe n d io m ath e m ati co. .. Vale ncia, Anto n io Bordazar' Vandelvira, Alonso de. c. 1580 (Facs. Tratado de arquitectura, Albacete, Caja provincial de Ahorros, 1 977, con transcripción e introducciÓn de Geneviéve Barbé-Coquelin de Lisle). Libro de trazas de cortes de piedras. Madrid, Biblioteca de la Escuela de Arquitectura'

Viollet-le-Duc, Éugene-E. 1854-1868. Dlcfionnaire raisonné de I'Architecture fangaise du x¡, au xv7 sréc/e. París, Bance-Morel. (trad' de la voz «Construction» en La construcciÓn medieval, Madrid, Juan de Herrera, 1996)

willis, Robert. 1842 (reimpreso en 1910). «On the construction of the vaults of the Middle Ages». Transactions of the R|BA, vol.1, parte 2, 1-69.

§¡Mpsstum tliTÉaNACtot\¡AL ssBHH LA üATEüRAL üF sEVn-t-A

EN

rt

e*NTnx?o ilHL Gúnc§ Flt'lAL

.82

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.