Planificación y Construcción de Calatrava la Nueva (siglos XII-XIII)

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PLANIFICACIÓN Y CONSTRUCCIÓN DE CALATRAVA LA NUEVA (SIGLOS XII-XIII) Juan Zapata Alarcón Universidad de Castilla La Mancha E-mail: [email protected]

Resumen: En el presente trabajo se trata de estudiar el proceso de construcción y pla­ nificación del castillo de Calatrava la Nueva, sede de la Orden Militar del mismo nom­ bre. Para ello hacemos especial hincapié en todos los elementos que lo hicieron posi­ ble, tales como la aplicación de recursos poliorcéticos, intervención de la Orden del Cister, canon constructivo, mano de obra utilizada, y el resto de factores que lo hacen uno de los castillos "roqueros" más importantes de España y uno de los espacios arquitectónicos indispensables para el estudio de las Órdenes Militares, puesto que aún conserva integrados fortaleza y monasterio bajo una misma superficie. Palabras clave: Orden de Calatrava, Castillo de Calatrava la Nueva, Orden del Cister, planificación, construcción, arquitectura militar.

Abstract: The aim of this paper is to study the process of construction of the castle of "Calatrava la Nueva", head of the Military Order of Calatrava. In order to achieve this aim I shall analyse different elements such as the application of the military resources, intervention of the Order of Clleaux, constructive canon, labour and !hose factors that make it one of the most importan! castles in Spain. 1 shall also show that this castle is one of the essential architectural buildings to study the Military Orders as it still pre­ servers a fortress and a monastery under the same surface. Key words: Military Order of Calatrava, Castle of Calatrava la Nueva, Order of C1teaux, planification, construction, military architecture.

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Los años previos a la instalación de la Orden de Calatrava en su nueva «casa madre»' a comienzos del siglo XIII se caracterizan fundamentalmente por estar teñidos de una gran oscuridad y quedar inmersos en una gran laguna de fuentes doc­ umentales que lo convierten en un período sumamente complejo. El objetivo de esta comunicación, -que queda subordinado a las limitaciones impuestas por un marco como éste-, no es otro que realizar una aproximación lo más cercana posible a todos aquellos factores físicos, sociales, económicos y humanos que intervinieron en la planificación y construcción de lo que fue la sede más importante de cuantas dispuso la Orden de Calatrava y las consecuencias inmediatas derivadas de la misma. Todos ellos influyeron para que Calatrava la Nueva, con sus aproximadamente 46.000 m 2 de superficie amurallada, sea considerado como uno de los castillos roqueros más importantes de la Península Ibérica, y uno de los conjuntos arquitectónicos indis­ pensables para el estudio de la edilicia de las Órdenes Militares, pues aún conserva razonablemente la distribución espacial de sus construcciones militares y religiosas de época medieval. El planteamiento que vamos a desarrollar, parte del estudio de las manifes­ taciones artísticas como uno de los recursos más expresivos y se cimienta sobre dos hipótesis de trabajo básicas; la primera deriva de la derrota de Alarcos de 1195, cuyas consecuencias llevaron a la Orden a una situación extrema, casi a la desaparición, evidenciando las carencias defensivas de la frontera del Guadiana y necesidad de corregirlas. La construcción de una nueva fortaleza, más firme, más segura y mejor adaptada a las necesidades bélicas del momento parecía la solución más oportuna2 . Esta solución, a nuestro modo de ver, pudo cobrar forma mientras la Orden ocupaba el castillo de Salvatierra, desde el que pudo comenzar a estudiar las condiciones del cercano cerro del Alacranejo procediendo, incluso, a la planificación de la nueva sede. En segundo lugar, queremos hacer hincapié en el concepto de "nuevo monasterio"3 difundido por los cistercienses y su aplicación en la Orden de Calatrava. Hasta la (1).- Ciertamente, en el sentido más amplio y estricto de la filiación de Calatrava con el Cister, no cabe duda de que Morimond ejerció el papel de "casa madre" una vez resuelto el problema con las otras abadías de Fitero y Scala Dei por el control disciplinario de los calatravos. No obstante, también es posible la consideración de que la "casa madre" constituye el punto de referencia en el que se concentra la sede espiritual y temporal de una comunidad con derechos de vasallaje y filiación sobre otros individuos y comunidades, lo que permitiría a Calatrava la Nueva funcionar como casa matriz en la organización interna de la Orden aunque sea de mane­ ra más simbólica que efectiva en determinados períodos. (2).- J. F. O'CALLAGHAN, "Sobre los orígenes de Calatrava la Nueva, Hispania, nº 23 (1963), p. 501. Este autor ya apunta que el traslado de la sede a Calatrava la Nueva se produjo por razones defensivas frente a la tradicional interpretación de salubridad de Rades y Andrada. (3).- El término Nuevo Monasterio responde al concepto cisterciense de ruptura con el monacato benedictino de los cluniacenses y la implantación de un emergente espíritu reformador. Para ello, y aunque lo básico y fun­ damental era lo espiritual, era necesario crear también una distinción formal que, en definitiva, se traduce en los monasterios construidos por y para los cistercienses.

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construcción de Calatrava la Nueva, el planteamiento del "convento" había sido más teórico que práctico; no sabemos con certeza el número de freiles clérigos tras el abandono de los monjes de Fitero en 1164, pero sí que en 1195 el abad de Morimundo se reserva la elección del prior, subprior y cillerero', lo que indicaría ya la existencia en Calatrava de cierta organización en su vertiente monástica, aun cuando su prota­ gonismo fuera menor al de épocas posteriores5 • De lo que no hay duda es que con Calatrava la Nueva se superaron las carencias religiosas; nunca antes habían dis­ puesto de un espacio monástico concebido como tal porque siempre se habían asen­ tado en castillos y edificaciones preexistentes. El miedo por la inseguridad del control del territorio y la práctica monástica serán, a nuestro juicio, los pilares básicos sobre los que se sustentará la nueva construcción. ORIGEN Y PLANIFICACIÓN La ubicación y su entorno El Sacro Convento y castillo de Calatrava la Nueva se ubica en la cima de un cerro de corte piramidal, rocoso, escarpado, con laderas de fuertes pendientes difí­ cilmente accesibles, llamado «El Alacranejo». Este alcor, uno de los más elevados de la zona -936 m-, se encuentra junto a la actual carretera comarcal 540, km 7200, tér­ mino municipal de Aldea del Rey, al Sur de la actual provincia de Ciudad Real y en una de las primeras estribaciones de Sierra Morena. A tenor de los vestigios arqueológicos existentes, esta zona, habitada ya desde la Prehistoria•· fue considerada desde tiempos remotos como uno de los pun­ tos estratégicos más importantes para el control de comunicaciones con Andalucía. No en vano, en el espacio cercano al cerro del Alacranejo se documenta la existencia de otros recintos fortificados de época medieval, que en el sentido de las agujas del reloj corresponden a Castilviejo, Salvatierra, el más importante de todos, castillo de D.

(4).- D. W. LOMAX, "Algunos estatutos primitivos de la Orden de Calatrava", Hispania nº 21 (1961), p. 49. "De monachis qui deben morari in Calatrava eligat excepto priore et subpriore et cellerario ad voluntatem abatis". (5).- Biblioteca del Colegio de Santa Cruz, ms 335. El número de conventuales de Calatrava no se manifiesta de manera explicita en las definiciones hasta el s. XIV, en las que fija en doce, cantidad que se eleva a 20 a partir de 1437 y que se mantendrá hasta las primeras décadas del siglo XVI. (6).- Relacionado con estos aspectos vid. A. CIUDAD SERRANO, R. GARCÍA SERRANO, y A. CABALLERO KLINK, "Contribución a un mapa del Paleolítico inferior y medio en la provincia de Ciudad Real", Cuadernos de Prehistoria y Arqueología, (1981-1982), pp. 7-37; L. ALAÑÓN FLOX, "Estudio de la Prehistoria en Aldea del Rey y sus alrededores", Cuadernos de Estudios Manchegos, 11 época, nº 10 (1980), pp. 177-226.

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Alonso o de los Cristianos7 , la Atalayaª y, por último, Dueñas•. Pensamos que el emplazamiento excepcional, la altitud, dimensiones y aislamiento del cerro del Alacranejo serán factores decisivos a la hora de disponer de unas condiciones ópti­ mas para una construcción de esta magnitu10 ; otras opciones como la ampliación de Salvatierra" o la planificación en otro promontorio, como el también cercano cerro del Mesto, parecen no tener cabida, sobre todo porque su orientación visual se concen­ tra hacia el Norte. La problemática de "Dueñas". Otro punto digno de mención que ha originado un importante debate cientí­ fico a partir de la década de 1960, ha sido si Calatrava la Nueva se alzó sobre los restos de una pequeña fortaleza conocida como "castillo de Dueñas". Esta polémica 12 nace a partir de la Crónica Latina de los reyes de Castilla , fruto de la cual surgieron

(7).- M. CORCHADO SORIANO, Estudio Histórico-Económico-Jurídico del Campo de Calatrava, Parte 111, Los pueblos y sus términos, Instituto de Estudios Manchegos, Guadalajara, 1982, pp. 165-167. Esta pequeña for­ taleza situada al sur de Salvatierra sobre unas protuberancias rocosas en la loma de la sierra de la Atalaya, y que en las Relaciones Topográficas se denomina como "Castillo de D. Alonso", aparece mencionada en los apeos de la encomienda de Sacristanía incluso hasta comienzos del siglo XIX. (8).- Real Academia de la Historia, (R.A.H.), colección Salazar y Castro, sig. 1-47, fols. 62-63r. (9).- Tal y como se desprende del estudio del profesor J. F. O'CALLAGHAN, "Sobre los orígenes...", op. cit., pp. 495-504. (10).- F. RADES Y ANDRADA,

Chronica de las tres Ordenes y Cavallerias de Sanctiago, Calatrava y

A/cantara ... Toledo, 1572, fol. 33r, (citamos por la edición facsimilar de Valencia, 1996). En esta crónica se indica que los motivos del traslado de la nueva sede se debieron fundamentalmente a factores de insalubri­ dad de Calatrava la Vieja, idea a todas luces parcial que sólo explicaría una parte de las causas de la mudan­ za, siendo esta una idea, a nuestro juicio, bastante parcial de los hechos. (11).- Aunque para autores como J. GONZÁLEZ, Repoblación de Castilla la Nueva, vol. 1, Madrid, 1975, pp. 285-286, el castillo de Salvatierra fue construido por la Orden de Calatrava a partir de 1197, la opinión más consensuada en la actualidad es su origen musulmán, siendo reforzado por los calatravos entre 1198 y 1211, tal y como lo pone de manifiesto A. RUIBAL RODRÍGUEZ, "La arquitectura militar en la frontera musulmana en torno a 1200. El caso de Salvatierra", Actas del IX Congreso Español de Historia del Arte, León, 1993, pp. 37-45; "Castillo de Salvatierra", Cuadernos de Estudios Manchegos, 11 época, nº 20 (1994). pp. 142-196. Además, la inviabilidad de seguir manteniendo el castillo de Salvatierra como sede de la Orden era manifies­ ta, sobre todo, por su demostrada vulnerabilidad y por el reducido espacio que impedía la construcción del monasterio. (12).- Crónica Latina de los reyes de Castilla, edición de M. CHARLO BREA, Universidad de Cádiz, 1984, p. 36. "Entretanto, mientras se trataba de la paz, alrededor del comienzo de la Cuaresma siguiente a la guerra, el rey glorioso, como toda su preocupación en ello consistía, con unos pocos soldados, con sus domésticos y con algunos de los concejos de la Transierra fue al castillo de las Dueñas, que ahora llaman Calatrava Nueva y lo tomó y retuvo... ".

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diversas posturas encabezadas por los profesores J. F. O'Callaghan 13 y Julio González", y Corchado Soriano 15 respectivamente, que ratificaban o cuestionaban la fiabilidad de lo contenido en el texto. Ambas posiciones gozan de una argumentación bien razonada pero los estudios más recientes tienden a respaldar la teoría de Corchado. F ruto de la revisión de las fuentes documentales y de un exhaustivo y labo­ rioso trabajo de campo, un grupo de investigadores ha identificado la ubicación de Dueñas con el lugar que hoy ocupa "la casa de los Tolmillos", un cortijo abandonado en el paraje de las Navas de la Condesa en Sierra Morena, limítrofe entre las provin­ cias de Ciudad Real y Jaén 1 •. Es una hipótesis válida, pero adolece de cierta premura en algunos argu­ mentos a la hora de desechar definitivamente el cerro del Alacranejo 11 • Al descartar tan rotundamente la existencia de restos anteriores a Calatrava la Nueva se está limi­ tando una vía que no está ni mucho menos agotada. En efecto, las excavaciones de los últimos cinco años han descubierto gran cantidad de restos y estructuras que se corresponden con edificios de cierta envergadura concentrados en la liza, raso de la tahona y la sala capitular'". Mientras los primeros parecen ser de factura calatrava, no cabe duda que los últimos corresponden a un período anterior, ya que están a un nivel inferior y continúan por debajo del claustro y otros espacios conventuales. Además, parece claro que existió una camino que comunicaba el Alacranejo con el Mesto, lo que indicaría la presencia de asentamientos anteriores a Calatrava la Nueva••. A esto hay que añadir la disposición constructiva del castillo o torre del homenaje, caracteri­ zada por la utilización del arco de medio punto sobre el apuntado, y de un núcleo cen­ tral de mampuesto con piedra cuarcita de grandes dimensiones al que progresiva­ mente se le adosaron diversas estructuras de carácter eminentemente militar. En su conjunto dan lugar a un emplazamiento defensivo de cierta envergadura que se aleja

(13).- J. F. O'CALLAGHAN, "Sobre los orígenes...", op. cit., pp. 495-5 04. (14).- J. GONZÁLEZ, op. cit., pp. 285-286. (15).- M. CORCHADO SORIANO, "Localización del castillo de Dueñas", Cuadernos de Estudios Manchegos, n º 1 ( 1970), 11 época, pp. 3-21. (16).- C. VARA, L. GARCÍA, et alii, "Localización del Castillo de Dueñas", en Castillos de España, nº 130 ( 2003), pp. 38-48. (17).- Ibídem, p. 41. " ...el castillo-convento de Calatrava la Nueva, había sido identificado por varios historia­ dores contemporáneos con el castillo de Dueñas (... ] Nosotros, siguiendo a Corchado Soriano, descartamos absolutamente dicha hipótesis, y no sólo por las razones apuntadas por este autor, sino porque además, en las importantes excavaciones realizadas hasta la fecha en todo el recinto del castillo, no se han encontrado restos que se puedan atribuir a un asentamiento musulmán previo". (18).-A. Mª SEGOVIA FERNÁNDEZ, "Sacro Convento y Castillo de Calatrava la Nueva (Aldea del Rey, Ciudad Real)", Investigaciones arqueológicas en Castilla la Mancha, 1996-2002, JJ.CC. Castilla-La Mancha, Salamanca, 2004, pp. 4 49-461. (19).- Ibídem, p. 466.

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de la imagen de Dueñas como una simple torre de apoyo a Salvatierra2º. La importancia de estos descubrimientos es francamente relevante pero también suponen una complicación a la hora de estudiar los antecedentes de Calatrava la Nueva. Si la ubicación de Dueñas se identifica con el emplazamiento de la casa de los Tolmillos, los restos del Alacranejo corresponderían a una fortaleza des­ conocida, salvo que se trate del castillo de la "Mogina", situado por Corchado al oeste, el "Castiel de Dios" de los Anales Toledanos21 , tradicionalmente identificado con Dueñas, o el castillo del Cobo22 , al que nunca, salvo pocas excepciones, se ha tenido en consideración. Planificación. La doble naturaleza religioso-militar de la Orden de Calatrava obligaba nece­ sariamente a la concepción de un edificio cuya dualidad funcional estuviera bien dife­ renciada, de ahí la premeditada planificación conjunta de un monasterio, una inmen­ sa fortaleza y un conjunto de dependencias destinadas al mantenimiento y uso logís­ tico de toda la comunidad que lo habitaba. Es evidente que la construcción de un edificio "ex novo" de semejantes pro­ porciones quedaba subordinado a la espera de unas garantías de seguridad básicas, las cuales llegaron a partir de 1212 con la victoria de Las Navas de Tolosa. Como ya se ha apuntado, la idea de construir un edificio que realizara las funciones de verda­ dera sede y casa madre se pudo gestar durante la estancia de la Orden en Salvatierra (1198-1211 ), una vez que el castillo de Dueñas ya era enteramente de su propiedad23 • Es aceptable pensar que para los freiles calatravos, tras la rotunda derrota de Alarcos

(20).- A. Mª . SEGOVIA FERNÁNDEZ, y F. ALAÑÓN GONZÁLEZ, " Estudio documental y arqueológico sobre el origen de Calatrava la Nueva", en Actas del Congreso Internacional conmemorativo del VIII centenario de la batalla de A/arcos, Cuenca, 1996, pp. 555-564. Además, según dichos autores, a quienes aprovechamos para agradecerle su desinteresada colaboración, y en virtud de los sucesivos trabajos de excavación llevados a cabo por Dª Ana Mª Segovia desde 1991, es bastante probable la existencia de diversas estructuras milita­ res con función logística sobre lo pudo ser Dueñas, como es el caso de una pequeña torre situada al noreste y que posteriormente fue absorbida por la muralla principal de Calatrava la Nueva. (21).- M. CORCHADO SORIANO, "Localización ... " op. cit., pp. 4 y 8. (22).- F. RADES Y ANDRADA, op. cit., fol. 33. "Dicen que antes de esto se dezia el castillo del Cabo, mas ten­ go/o por falso porque en /as bullas apostólicas de la segunda y tercera aprobación desta Orden estan nom­ brados y especificados todos /os castillos y villas que tenia, y no ay mencion de tal castillo con aquel nombre que dicen aver tenido...". (23).- J. F. O'CALLAGHAN, "Sobre los orígenes... ", op. cit., pp. 496 y ss. Sabemos que en 1191 la Orden com­ pró el castillo de Dueñas al mayordomo de Alfonso VIII Rodrigo Gutiérrez, quien se reservó la mitad de las ren­ tas del mismo para los hijos de su primer matrimonio. La venta de dichas rentas se efectuó en 1194 por valor de 1000 maravedís, fecha en la Orden adquirió los plenos derechos sobre el castillo, siendo confirmados en 1201 por Alfonso VIII.

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y la lamentada pérdida de Salvatierra (1211 ) 2•, era prioritario conseguir la seguridad territorial de sus posesiones como único medio para no volver a caer en la crítica situación de 1195. De paso, aprovecharían para enmendar las carencias monásticas que arrastraban desde su fundación. Un acontecimiento que puede estar relacionado con este aspecto y que puede considerarse de trascendencia capital, es la constancia de dos visitas realiza­ das a la Orden por sendos abades de Morimond, Guido I y Guido 11 a Calatrava la Vieja y Salvatierra respectivamente2'. Pensamos, como hipótesis razonable, que ambas visitas pudieron intervenir decisivamente en la concepción y planificación del nuevo edificio, sobre todo la última, ya que durante la misma se promulgaron unas definiciones26 que, en palabras del profesor Ayala, fueron "las primeras propiamente dichas"2'. Según los estatutos del Cister, las obras de cualquier monasterio de la Orden debían estar supervisadas por un monje, el cual, en muchas ocasiones, solía ser el propio arquitecto. Es más, la construcción de un edificio de estas característi­ cas requería toda una serie de trabajos previos y logísticos, tales como observación del terrero y sus cualidades defensivas, el estudio de la planificación y la selección de los recursos poliorcéticos más adecuados que necesitan, cuando menos, un período de tiempo considerable. Los recursos defensivos se proyectaron siguiendo la práctica dominante en la edilicia militar calatrava, caracterizada por la incorporación de elementos formales y poliorcéticos ya experimentados con anterioridad, configurando un espacio singula­ rizado por su gran acondicionamiento topográfico y por la concepción de una defen­ sa compartimentada2•. En este orden de cosas, Calatrava la Nueva se concibe como una inexpugnable fortaleza capaz de resistir a un eventual ataque a gran escala, y de funcionar como un elemento autónomo al margen del resto de fortalezas del Campo (24).- Aparte de su valor estratégico, todas las fuentes medievales coinciden en atribuir a Salvatierra un impor­ tante valor simbólico. Sobre este tema véanse los trabajos de E. VALERA ANGÜÍ, "Salvatierra: simbolismo y poder en una fortaleza de la Orden de Calatrava", Mil años de Forlifica96es na Península Ibérica e no Magreb (500-1500), Actas do Simposio internacional sobre Castelos, Lisboa, 2002, pp. 633-648; La fortaleza medie­ val, Junta de Castilla y León, Ávila, 2002, pp. 159-181. (25).- J. F. O'CALLAGHAN, "The affiliation of the Order of Calatrava with the Order of Citeaux", Analecta Sacri Ordinis Cisterciensis, nº 15 (1959), pp. 49-50. Sobre la visita de Dom Guido I establece la fecha del 26 de enero de 1195, es decir, poco tiempo antes de la batalla de Alarcos. F. GUTTON, La Caballería Militar en España. La Orden de Calatrava, Madrid, 1969, p. 37 hace alusión a la visita del abad "Dom Guido" a Salvatierra en el año 1211. (26).- D. LÓMAX, "Algunos estatutos primitivos de la Orden de Calatrava", Hispania, nº 21 (1961), p. (27).- C. de AYALA, Las órdenes militares hispánicas en la Edad Media (siglos XII-XV), ed. Marcial Pons y La Torre Literaria, Madrid, 2003, p. 155. (28).- L. de MORA-FIGUEROA, Glosario de arquitectura defensiva medieval, col. Bibliothecae Castellarium, 1, Cádiz, 1994. Este trabajo resulta indispensable y de gran valor terminológico a la hora de estudiar los compo­ nentes básicos de cualquier recinto fortificado.

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de Calatrava. Por otro lado, tampoco hay que olvidar lo que el profesor Cooper llama "arquitectura de apariencias", cuyo fin era amedrentar, dominar y defender en última instancia29 • Su defensa queda configurada mediante un inmenso perímetro amuralla­ do concéntrico que abarca una superficie de 4,6 hectáreas, cimentado sobre la pro­ pia roca madre trabajada en algunos intervalos para conseguir mayor verticalidad; cortinas dispuestas en cremallera permiten el control de los flancos y evitan la cons­ trucción de torreones salientes, cuya utilización se reserva para la protección de algu­ nos accesos y de ángulos muertos concretos30 • Esta muralla principal quedaría prote­ gida por una barrera o antemuralla, con foso y liza que, junto con una muralla dia­ fragma, defendían a la torre del homenaje. Una torre del homenaje, con nuevas y mejores estructuras cimentadas sobre lo que en su día pudo ser el castillo de Dueñas, que se alza como una temible fábrica concebida para funcionar como un castillo inde­ pendiente del resto del conjunto, con acceso propio3 ' y un interesante sistema de defensa y abastecimiento. Toda una serie de puertas, portones y poternas ubicados estratégicamente en los cuatro puntos cardinales garantizaban el acceso y huida en caso de necesidad, así como un importante número de aljibes, graneros, hornos, tahonas, etc., asegura­ ban la resistencia en caso de asedio, elementos que se analizarán más detallada­ mente en líneas siguientes. En cuanto a la planificación del espacio monástico, indudablemente hay que buscar su origen en los monasterios cistercienses, centros de oración y recogimiento espiritual de una comunidad religiosa tal y como los había concebido el propio San Bernardo. Sabemos que la plena integración de la Orden de Calatrava en el seno del Cister "no ut familiares, sed ut vere fratres" no se realizó "de facto", sino que, por el contrario, tal y como expone el profesor Ayala, se produjo mediante la sucesión de diversas fases o etapas que no culminarían hasta los inicios del siglo Xlll32 • Durante éste período que abarcaría aproximadamente desde 1158 a 1199, se aprobaron diver(29).- E. COOPER, Castillos señoriales en la Corona de Castilla, vol. 1, Salamanca, 1991, p. 37. (30).- Las características poliorcéticas de Calatrava la Nueva han sido señaladas en diversas ocasiones en trabajos como los llevados a cabo por F. BORDEJÉ, "Calatrava la Nueva" en J. ESPINOSA DE LOS MONTE­ ROS y L. MARTÍN ARTALO, (coord.), Corpus de los castillos medievales de Castilla, Bilbao, 1974, pp. 33-34; A. HERRERA CASADO, Castillos y fortalezas de Castilla-La Mancha, Toledo, 1989; J. JIMÉNEZ ESTEBAN, Castillos de España, Madrid, 1992, pp. 168-169; El castillo medieval, Madrid, 1997, p. 91, o A. RUIBAL RODÍGUEZ, Castillos de Ciudad Real, ed. Lancia, 1993, entre otros. (31).- J. ZAPATA ALARCÓN, "El culto a los mártires: visión y símbolo del medievo a la Contrarreforma. La construcción del relicario del Sacro Convento de Calatrava la Nueva", Congreso Internacional ... del VIII cen­ tenario de la batalla de A/arcos, Cuenca, 1996, p. 618. (32).-C. de AVALA MARTÍNEZ, "Órdenes Militares hispánicas: reglas y expansión geográfica", Los monjes sol­ dados. Los Templarios y otras Órdenes Militares, Palencia, 1993, pp. 63-64. También es interesante la pro­ puesta del profesor L. R. VILLEGAS DÍAZ, "Calatravensis Militia, Cisterciensis Ordinis", Cistercium, nº 216 (1999), pp. 547-562.

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sos "estatutos" que marcaban el "modus vivendi' de los calatravos y que, en principio, no eran otra cosa que la progresiva adaptación de la Regla cisterciense a una Orden Militar. En el marco religioso era realmente difícil llevar a la práctica estos estatutos sin disponer, como mínimo, de un espacio físico en el que cumplir la clausura sin rela­ cionarse continuamente con el resto de moradores del castillo. En esta situación, la construcción de un monasterio era totalmente necesaria e inevitable. Por tanto, el espacio religioso se caracteriza por su planificación de indiscu­ tible influencia cisterciense, de tal forma que se contempla la ubicación de la iglesia al Norte, el claustro al Sur y el resto de dependencias de la clausura alrededor de sus pandas33, incluido lo que funcionaría como "pabellón de monjes"3'. Además, su ubica­ ción en una topografía tan abrupta y alejada de los idílicos valles cistercienses, añade la dificultad de tener que hacer compatible una distribución espacial tan específica con las necesidades militares y la existencia de construcciones preexistentes, como la base de la torre del homenaje. Esto obligó a situar ciertas estancias monacales en zonas que no eran su espacio natural según la disposición espacial cisterciense (cementerio y sacristía entre otros), y a simultanear algunas partes de la muralla prin­ cipal con edificios de función religiosa, como es el caso de la cabecera de la iglesia, la sala capitular o el dormitorio. En cuanto a los "conversos", aunque su presencia en la Orden de Calatrava se detecta ya durante el siglo Xll35 , parece evidente que desde el primer momento no se pensó en la construcción del pabellón de conversos o "domus conversorum" ni de estructuras relacionadas con ella, lo que nos permite pensar que esta comunidad no desempeñó ninguna función estrictamente monástica, limitándose exclusivamente a trabajos relacionados con las explotaciones agrícolas36 . Todo ello exigía unos perfectos conocimientos de arquitectura, tanto monás­ tica como militar, lo que significa que los mentores de este proyecto estaban dotados de una gran formación teórica y sobre todo práctica, así como de un incuestionable sentido del canon, de la proporción y el espacio. De ahí la posibilidad que el monas­ terio fuera planificado por un cisterciense, si no directamente llegado de Francia -tal sería el caso de las dos visitas de los abades de Morimond- sí, al menos, proceden­ te de algún monasterio del Norte peninsular, desde donde se encargarían de realizar un seguimiento directo de la nueva obra.

(33).- M. A. DIMIER, y J. PORCHER, L'Art cistercien, Zodiaque, 1962, pp. 55 y ss. (34).- M ª . C. ABAD CASTRO, "El pabellón de monjes" en l. SANGO TORVISO, (coord). Monjes y Monasterios. El Cister en el medievo en Castilla y León, Valladolid, 1998, pp. 187-236. (35).- D. W. LOMAX, op. cit., pp. 23-25. (36).- L. R. VILLEGAS DiAZ, "Las encomiendas de la Orden de Calatrava: modelo y transformaciones", Actas do JI Encontro sobre Ordens Militares. As Ordens Militares em Portugal e no Su/ da Europa, Lisboa, 1997, pp. 131-132.

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CONSTRUCCIÓN. Mano de obra. Uno de los temas más interesantes de esta primera etapa de construcción, será el origen, procedencia y cualificación de la mano de obra. Parece evidente que la mano de obra utilizada fue de una doble naturaleza. Por un lado, asistiríamos al empleo de una mano de obra esclava procedente sobre todo de los cautivos captura­ dos tras la batalla de las Navas de Tolosa. Por otro, contaríamos con la presencia de una mano de obra asalariada contratada tanto a destajo como a jornal. Pese a que en distintas ocasiones se ha especulado sobre el volumen con­ creto de combatientes que participaron en la batalla de las Navasª', un asunto pen­ diente hasta hace poco tiempo era establecer una cifra más o menos coherente de los prisioneros capturados por las tropas cristianas. Del estudio realizado por Martín Alviraª" se deduce que el volumen de los combatientes fue exagerado por parte de los cronistas de ambos bandos; por tanto, las fuerzas enfrentadas fueron mucho menores. Así pues, si el número de comba­ tientes fue mucho menor, los capturados también tuvieron que ser bastantes menos de lo que se especulaba hasta hace poco. Ahora bien ¿qué potencial humano de procedencia esclava pudo intervenir en la construcción de Calatrava?. No es posible aventurar una cifra concreta con los datos tan escasos que disponemos, aunque es bastante probable que el número de trabajadores fuera muy numeroso. De no ser así, es difícil de explicar cómo en un período de siete años máximo (1213-1220), Calatrava la Nueva estuviese lo suficien­ temente construido como para admitir el traslado. Es lógico pensar que la mano de obra esclava fue utilizada sobre todo para la construcción de las zonas más rudas y penosas, por ejemplo, los perímetros amu­ rallados. Unas murallas cuya lectura de paramentos no resulta demasiado fácil pues­ to que un mismo lienzo o cortina se pueden distinguir varios tipos de mampostería. Este hecho, a nuestro juicio, no equivaldría a etapas diferentes de edificación -en cier­ tos casos-, sino a la intervención simultánea de varias cuadrillas o grupos de trabajo durante la misma fase constructiva39 . Son claras las evidencias de la intervención e influencia de mano de obra de (37).- Por citar alguno F. GUTION, op. cit., pp. 37-41 (38).- M. ALVIRA CABRER, "La muerte del enemigo en el pleno medievo: cifras e ideología", Hispania, nº 190 (1995), pp. 403-424. (39).- Tampoco hay que olvidar las sucesivas labores de reparación desarrolladas a lo largo de la evolución de Calatrava originadas por los daños causados por los agentes meteorológicos, en las que se utilizaban unos elementos y unas técnicas constructivas bastante similares. Por poner un ejemplo, aunque sea tardío, pode­ mos citar el huracán de Septiembre de 1672 que destruyó parte del Corredor de los Caballeros y deterioró gra­ vemente la muralla por la parte Sur, sin contar el hundimiento del campanario y de las bóvedas de la planta superior de la panda Oeste del claustro. Más graves fueron los daños causados en 1755 por el terremoto de Lisboa, tras los cuales se pensó incluso en demoler la torre del homenaje.

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origen musulmán, por ejemplo, a través de la utilización del ladrillo o en el empleo de un dovelaje bícromo blanco y rojo que recuerdan, entre otros muchos edificios islámi­ cos, las arcadas de la mezquita de Córdoba. Respecto al segundo grupo, el de los asalariados, tenemos constancia cer­ tera de su participación mediante la proliferación de distintas "marcas de cantero". Se han conservado básicamente en los pilares de la iglesia, justo donde más se utiliza el sillar. Dichas marcas, cuyo estudio estamos llevando a cabo en la actualidad, llegan a alcanzar un volumen cercano a los cuatrocientos ejemplares, de los cuales pode­ mos distinguir hasta una quincena de tipos diferentes. Al igual que ocurre con el contingente anterior, sabemos poco sobre su número y procedencia. En cuanto al número, es probable que fuera un grupo más reducido que el de los esclavos, aunque su presencia es digna de tenerse en cuenta. En lo concerniente a su procedencia, tampoco sabemos demasiado debido a la esca­ sez de fuentes documentales y materiales; diversos estudios de otras zonas nos demuestran la presencia de marcas similares tanto en edificaciones castrenses, murallas del castillo de Cuenca'º, castillo de Montalbán, etc., como en monasterios cistercienses, Real Monasterio de las Huelgas (Burgos), Valbuena (Valladolid), Sacramenia (Segovia), etc", sin que el estudio de la gliptografía nos permita, en prin­ cipio, atribuir una relación coherente y fiable con Calatrava la Nueva. También se documenta la existencia de sillares perfectamente tallados en piedra volcánica con las mismas dimensiones que los de la iglesia42 pero carentes de cualquier tipo de marca de cantería. Esto no significaría, en principio, que no fueran realizados por asalariados, sino que más bien el tipo de contrato de estos canteros era a destajo, frente a los anteriores que trabajaban recibiendo una peonada diaria'3. No hay que olvidar que, si seguimos a Julio González", algunas de las poblaciones del Campo de Calatrava, como por ejemplo Santa Cruz, fueron repobla­ das con familias procedentes de la Extremadura y Navarra, región esta última donde

(40).- J. COLL CONESA, et alii, "Gliptogramas del Castillo de Cuenca. Metodología y primeros resultados", I Congreso de Historia de Castilla-La Mancha, vol. V. Musulmanes y cristianos, Toledo, 1988, pp. 297-317. (41).- Este hecho pone de manifiesto la gran movilidad de las cuadrillas de canteros, así como la utilización de un mismo signo o marca por familias distintas que trabajan en espacios geográficamente alejados y que es atribuible, en principio, a la casualidad. (42).-A. MOMPLET MÍGUEZ, "La iglesia del Sacro Castillo-Convento de Calatrava la Nueva", Anales de Historia del Arte, nº 4 (1993-1994), pp. 181-190. Estamos plenamente de acuerdo con este autor cuando afir­ ma que los sillares de la iglesia tienen unas medidas que toman el pie castellano como base. Una aplicación del pie castellano que no sólo se utilizará en la iglesia sino también como medida para buena parte del monas­ terio. (43).-Esta situación no es exclusiva para Calatrava la Nueva. E. COOPER, op. cit., p. 39, encuentra casos similares, aunque posteriores, cuyo resultado puede aplicarse a nuestro edificio. (44).- J. GONZÁLEZ, op. cit., pp. 345.

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la arquitectura protogótica está muy desarrollada45 . El Monasterio. La escasa documentación referente a las primeras décadas del siglo XIII complica bastante una datación precisa del inicio de las obras. Si realmente la plani­ ficación de Calatrava se produjo mientas la Orden se encontraba en Salvatierra, entonces sería posible iniciar los trabajos del monasterio poco después de las Navas de Tolosa, aunque no antes de febrero o marzo de 1213, momento en el que la Crónica Latina data la conquista de Dueñas por Alfonso VIII'ª. Si a ello unimos la afir­ mación de Rades de que el traslado a Calatrava la Nueva se produjo en 1217", no cabe la menor duda de que los trabajos se desarrollaron a marchas forzadas y que se dispuso de una mano de obra muy numerosa. Los restos conservados, aunque ruinosos, demuestran que hubo un gran interés por conseguir en todo momento la pureza de líneas característica de los monasterios cistercienses. La iglesia y el lienzo de muralla en el que se encuentra la puerta de hierro serán las líneas de referencia que marcarán la disposición de buena parte del monasterio, con el fin de conseguir ángulos rectos en las distintas depen­ dencias. Sólo cuando los edificios quedan estrictamente supeditados a la configura­ ción de la muralla principal fue necesario adoptar formas irregulares, como fue el caso del claustro o sala capitular. Aunque los condicionantes topográficos fueron insalva­ bles, el estudio de la planimetría nos demuestra que el monasterio está en perfecta armonía con el canon constructivo cisterciense, pudiéndose establecer una propor­ ción de 2:3 con respecto a las dimensiones ideales sus cenobios'ª. De este modo fren­ te a los 200 x 100 pies habituales de la iglesias cistercienses, la de Calatrava cuenta con unas dimensiones muy aproximadas a los 133 x 66 pies; lo mismo ocurre en el claustro, en donde la panda Norte, única que podríamos considerar regular'9, mide

(45).- J. M ª . AZCÁRATE RISTORI, El Protogótico Hispánico, Madrid, 1974. Una vez más nos remitimos al estu­ dio del profesor Azcárate como punto de partida del análisis de la arquitectura desarrollada en los reinos cris­ tianos hispánicos durante el siglo XII. El término protogótico, acuñado por dicho autor, resume en cierta medi­ da el resultado de un largo proceso de evolución y experimentación constructiva que dio lugar al nacimiento de la arquitectura gótica, y que comprende el período de tiempo durante el que se desarrollo el paso del romá­ nico al gótico. Sus edificios, véase por ejemplo Calatrava la Nueva, se caracterizan por mantener un sustrato formal románico, aunque incorpora nuevos elementos que pertenecen ya al período gótico. (46).- J. F. O'CALLAGHAN, "Sobre los orígenes ...", op. cit., p. 500. (47).- F. RADES Y ANDRADA, op. cit., fol. 33r. " .. en el año de mil/ y dozientos y doze, fue ganada otra vez Calatraua la Vieja, y restituyda a esta Orden: y que luego fue bue/to a ella el Conuento, donde estuvo de aque­ lla vez por tiempo de cinco años, y de alli fue trasladado a Calatraua la Nueva... ". (48).-

J. M. MERINO DE CÁCERES, "Métrica y composición en la arquitectura cisterciense", Segovia

Cisterciense, (1991), pp. 107-124. (49).- La ubicación de la torre del homenaje obligó a desplazar el claustro hacia el norte, pues su emplaza-

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algo más de 66 pies, frente a los 99 de lado que suelen tener los claustros cister­ cienses. La sala capitular, uno de los espacios más importantes del recinto monásti­ co, se caracteriza por responder a la tipología de las que se encuentran a un nivel inferior al claustro. Estaba circundada por tres gradas corridas, que servían de asien­ to a la comunidad con unas dimensiones aproximadas de 1 ,25 pies de alto cada una, directamente en proporción con los 50 x 25 pies de la salasº. El resto de dependencias mantienen una proporción similar, tomando la igle­ sia como precedente del canon constructivo. Todo ello nos permite afirmar que los edificios monásticos estuvieron conce­ bidos como un conjunto unitario bajo un mismo programa estéticos ', que supuso la incorporación en la Orden de Calatrava y la difusión al Sur del Guadiana de los siste­ mas y recursos formales de la incipiente arquitectura gótica. Fortaleza. Para el estudio de las estructuras arquitectónicas estrictamente defensivas que conforman la fortaleza propiamente dicha, vamos a establecer una división, aun­ que partiendo de un concepto unitario, entre lo que denominamos castillo o torre del homenaje y los sistemas de amurallamiento que lo protegen. Los restos que aún per­ manecen en pie valdrían por sí mismos para realizar una descripción más o menos detallada de sus cualidades y características. Sin embargo, por lo que respecta a la torre del homenaje, su avanzado estado de ruina, las sucesivas transformaciones que ha sufrido hasta nuestros días y la carencia de fuentes medievales, nos obligan a apo­ yarnos en documentos de datación más tardía52 , con el objeto de hacernos una idea de conjunto de las diversas estancias que lo componían y la función que desarrolla­ ban en el contexto militar. Sistemas de amurallamiento. Al igual que en muchos de los castillos roqueros de la Península como, por miento más normal hubiera sido a partir de la nave del crucero de la iglesia, con el fin de habilitar espacio sufi­ ciente para la construcción de otras dependencias monásticas en la panda Este. Además, la necesidad de con­ seguir ángulos rectos, hizo necesaria la construcción de un claustro irregular para hacer posible que la coci­ na, el refectorio y el dormitorio fueran perpendiculares a la panda Sur. (50).- La planta de la sala capitular sigue una disposición trapezoidal, pues se encuentra adosada a la mura­ lla principal. Las medidas a las que hemos hecho referencia están tomadas desde el eje de cada lado. (51 ).- A este punto se podría añadir que aún se conservan en la iglesia, claustro y sala capitular testigos de una simple decoración en almagra imitando el sillar, muy utilizada por los cistercienses en sus monasterios. (52).- Fundamentalmente consistirán en descripciones contenidas en visitas y cuentas de obras procedentes de época bajomedieval y de comienzos del siglo XVI, por ser las primeras fuentes que conservamos capaces de hacernos una idea fiable y más o menos cercana de lo que fue el castillo de Calatrava durante sus prime­ ros momentos.

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ejemplo, San Esteban de Gormaz (Soria), Alarcón (Cuenca) o el mismo Salvatierra, los trabajos de acondicionamiento en el Alacranejo resultan verdaderamente espec­ taculares, sobre todo porque en él se realizan simultáneamente dos de los tipos de actuación más importantes como son, la talla o corte vertical de la roca para acre­ centar su inaccesibilidad, y la apertura de un foso. Los distintos paramentos murales que conforman el vasto perímetro defen­ sivo se caracterizan, además de por el ya mencionado acondicionamiento topográfi­ co que evitaba la utilización de minas, por ser murallas en cremallera que permitían el control de los flancos sin disponer, salvo en casos extremos, de torres o torreones salientes. Los antepechos de los adarves estaban coronados por un sistema de alme­ nado con merlón hueco para una mayor protección del defensor y aumentar las posi­ bilidades de acierto en el tiro53 • Gracias a la documentación de comienzos del siglo XVI, sabemos que los adarves, al igual que el monasterio, estaban construidos en pies castellanos, con una perfecta proporción entre cada uno de sus componentes. De este modo, nos encontramos con un antepecho que generalmente solía tener una anchura en torno a un tercio (2 pies) del total del camino de ronda (6 pies); los merlones de las almenas se caracterizaban por su configuración achaflanada en su parte superior, siguiendo una disposición decreciente, de medio pie, del interior al exterior para proporcionar un mayor resguardo al defensor. De este modo, el merlón quedaba configurado como un cuadrado de tres pies de largo, tres de alto y dos de ancho, y un hueco de disparo cuya anchura era la cuarta parte del merlón (0,75 pies) abocinado hacia el exterior hasta conseguir aproximadamente 1 :3 de la anchura inte­ rior (0,25 pies). Cada uno de ellos estaba separado por una almena de 2,5 pies de largo, es decir, la altura exterior del merlón, distribuyéndose a su vez en el antepecho toda una serie de huecos a modo de aspilleras generalmente cada 1 O pies54 • La compartimentación de la defensa facilitaba el empleo de sucesivos obs­ táculos para dificultar el avance del agresor y, en caso necesario, una parte de la for­ taleza -la torre del homenaje-, podía servir de refugio autosuficiente ante la pérdida (53).- Por desgracia, de los cientos de almenas con los que contaba Calatrava, solamente se han conservado cerca del medio centenar, algunas de ellas reconstruidas en el s. XVIII. Los motivos de su paulatina desapa­ rición son de distinta naturaleza. Por un lado, al igual que ocurrió con la mayoría de castillos o recintos fortifi­ cados, la escasa anchura disponible en el adarve impedía que el antepecho y los merlones tuviesen un gro­ sor considerable. Por otro, contamos con noticias documentales, preferentemente del s. XVIII en las que el prior y religiosos del Sacro Convento, informan al Consejo de Órdenes sobre la necesidad inmediata de repa­ rar cuanto antes las murallas de la Villa Vieja porque, al estar reventada por algunos lados (sobre todo la Puerta del Sol), la gente de los núcleos vecinos subían allí para divertirse tirando las piedras de la murallas y almenas al vacío. A.H.N., 0.0.M.M., Calatrava, libros, 1491c, fols. 31 y ss. (54).- A.H.N. 0.0.M.M., A.J.T., pleito nº 42.323.

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del resto de las defensas. Si observamos el esquema de los recursos defensivos, se aprecia que la dis­ posición concéntrica de las murallas dan lugar a unas partes claramente diferencia­ das, independientes entre sí pero estrechamente relacionadas. Estas son: antemu­ ral/a o falsabraga protegida por un foso; liza, que corresponde con la franja de terre­ no existente entre la muralla principal y la antemuralla; muralla principal que encie­ rra la mayoría de las construcciones; barrera55 , que atañe a la que se dispone desde la antigua enfermería hasta la iglesia -y desde ahí enlaza con la muralla principal-, siguiendo una distribución más o menos circular y configurado como uno de los dis­ positivos de compartimentación de la defensa para aislar a la torre del homenaje. Por último, como núcleo central, se encontraba la "torre del homenaje o castillo" pro­ piamente dicho. El foso era uno de los recursos de vanguardia utilizados en Calatrava. Ubicado en el Este y con una disposición de Norte a Sur, formaba parte indispensa­ ble de los trabajos de acondicionamiento topográfico56 . En su origen se trataba de un foso seco, inundable en las temporadas de intensas lluvias, que se dispone aprove­ chando los desniveles de la roca para formar la escarpa, contando con una longitud actual aproximadamente de unos 11 O metros, una cava que oscila entre los 3-4 metros de profundidad y una anchura cercana a los 1 O metros en algunas de sus par­ tes. La función de este foso era la protección de la antemuralla frente a un ataque por el Este, ya que era una de las zonas naturales de asalto al estar situado junto a ella el camino de acceso. La antemuralla o barrera estaba concebida como una muralla de gran enver­ gadura que corre paralela al foso desde el mediodía hasta el Norte, cuya función era la de afrontar simultáneamente la defensa desde dos líneas paralelas, al estar cons­ truida a menor altura Aunque las recientes intervenciones arqueológicas parecen apuntar que contaba con más de una puerta de acceso, en cualquier caso, la entrada principal a la liza seguiría siendo la conocida como Puerta de los Arcos. Su orientación está concebida para evitar el enfilado con la Puerta de Hierro y conseguir un acceso en recodo. Su denominación viene determinada por su composición mediante tres arcos de piedra volcánica, de los cuales, sólo el central se ha conservado hasta nuestros días57 • La puerta que protegía el acceso a la liza debió de estar blindada con plan(55).- L. de MORA-FIGUEROA, op. cit., pp. 141 y ss. (56).- Desgraciadamente casi el 50% de la extensión longitudinal del foso ha desaparecido al ser utilizado como escombrera de materiales, tanto de derrumbes como de las distintas obras de remodelación llevadas a cabo hasta nuestros días. Con todo, algunas partes de este foso permanecían sepultadas ya durante el siglo XVII, tal y como se afirma en el manuscrito de la R.A.H., Colecc. Salazar y Castro, sig., 1-47, fol. 66v. (57).- El aspecto que hoy presenta esta puerta difiere en gran medida de su imagen real, tal y como nos lo confirman los diferentes documentos gráficos anteriores a la reconstrucción llevada a cabo en la década de 1970 en la que, siguiendo unos criterios historicistas, se simuló falsamente una buhedera que nunca existió.

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chas de hierro al igual que ocurrió con otras del interior de la fortaleza, así como esta­ ba protegida por un alamud, a tenor de los restos conservados. Una vez que se accedía por la puerta de los arcos, se llegaba a la franja de terreno entre la antemuralla y la muralla principal, espacio que conocemos como liza. Su función principal era la de servir como colchón amortiguador de los posibles ata­ ques por el flanco Este. Generalmente, este es un espacio en el que no solían levantarse edificacio­ nes, aunque en determinadas fortalezas es posible encontrarnos algunas construc­ ciones que servían para albergar a los distintos contingentes militares que, por falta de espacio o como medida de seguridad, no eran alojadas en el interior. Sin embar­ go, las recientes intervenciones arqueológicas llevadas a cabo en el sureste de la liza han dado unos resultados verdaderamente espectaculares. Debajo de lo que hasta hace poco tiempo era una escombrera de varios metros de espesor han aparecido los restos murales de complejas estructuras cuya función exacta está todavía por deter­ minar. Con todo, la consistencia de sus muros así como su distribución nos hacen pensar que se trata de dependencias de carácter militar, aunque tampoco es desear­ table que se trate de las primitivas estructuras que sirvieron de cobijo a los construc­ tores de Calatrava la Nueva58 . Con respecto a la muralla principal, podemos decir que abarca gran parte de la superficie construida, quedando en su interior todas las construcciones religiosas y militares, a excepción de las ubicadas en la liza. Tipológicamente responde a un modelo bastante similar al de la antemuralla, y en ella se distribuyen las distintas puertas y accesos al interior compuestas por dos poternas, dos portones y una entra­ da principal. Situadas al Norte y a poniente respectivamente, las poternas son pequeñas puertas para salir de forma ágil y rápida al perímetro exterior. Al estar destinadas para entradas y salidas discretas, suelen ser abocinadas con derrame hacia el interior (poterna del Norte) y se encuentran abiertas a cierta altura sobre el terreno, en sec­ tores ásperos y poco frecuentados59 . Seguramente fueron poco utilizadas, sobre todo porque sólo se empleaban en ocasiones excepcionales en caso de sitio y también, porque ya aparecen tabicadas en el s. XV60 • Sus características formales nos indican (58).- A. Mª. SEGOVIA FERNÁNDEZ, y F. ALAÑÓN GONZÁLEZ, op. cit., pp. 555-564. Por el momento, éstas son unas dependencias en proceso de estudio que tendremos la oportunidad de analizar más detenidamente en futuros trabajos. Con todo, si atendemos a la información arqueológica que ha llegado hasta nosotros pode­ mos adelantar que fueron unas construcciones abandonadas muy pronto, quizás a principios o mediados del s. XIV, una vez que la frontera de Sierra Morena estaba totalmente consolidada y el potencial humano resi­ dente en Calatrava la Nueva descendió de forma considerable con el traslado de la cabecera política a Almagro. (59).-L. de MORA FIGUEROA, op. cit., pp. 160-162. (60).- R.A.H., Colecc., Salazar y Castro, sig. 1-47. Además la información reportada por este manuscrito, la diversa documentación nos demuestra que la mayoría de estas puertas estaban cerradas a cal y canto a fina­ les del s. XV.

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que su construcción es plenamente calatrava, ya que se conforman mediante jambas y arcos apuntados en piedra volcánica, a excepción de la poterna Norte61 • Los portones, es decir, aquellas entradas de mayores dimensiones que las poternas pero de acceso secundario, están situados de forma estratégica al nordeste (Puerta del Norte) y al Sur (Puerta del Sol}, cuya función puede que esté relacionada con la comunicación y abastecimiento de ciertas dependencias de servicio ubicadas en Villa Vieja, o quizás como salidas de cierta entidad para romper el cerco en caso de sitio y realizar un contraataque envolvente62 • Por último y como acceso principal al recinto interior nos encontramos con la denominada Puerta de Hierro, llamada así por tratarse de una puerta blindada con planchas de hierro para una mayor resistencia al fuego y a los ataques con ariete. El siguiente paso, la barrera, era una muralla interior con adarve almenado, que unía lo que después fue la enfermería con la iglesia y cuya función era la de ais­ lar y proteger aún más a la torre del homenaje. La situación interior de esta muralla sobre un terreno menos rocoso y accidentado, permitió que adoptara una disposición mucho más lineal con respecto a las murallas restantes. La ausencia de cremalleras así como la ubicación de grandes bóvedas en el camino que comunicaba el raso de la tahona con la iglesia, obligó en buena medida a la construcción de tres borjes-con­ trafuertes, cuya función era la defensa de Villa Vieja y contrarrestar los fuertes empu­ jes de la bóveda de piedra que cubría lo que más tarde fue un horno63 . En el mismo lienzo, algo más al Norte, se situaba otro torreón o velete como se le llama en los diversos documentos. En realidad, no se trata sino de un borje con una garita o cámara de tiro superpuesta para defender de forma más resguardada el flanco situado al Norte de la iglesia. Otros elementos defensivos con los que contaba esta muralla y que no han llegado hasta nosotros fueron un torreón de tierra y un portillo situados al Sur6', junto al muro de lo que una vez funcionó como enfermería y que desaparecieron a lo largo del siglo XVl65• (61 ).- No obstante, la poterna norte se conforma mediante un arco de medio punto. (62).- Lo cierto es que aún se conserva un paso natural conocido como "peña partida" excavado en algunas de sus partes y con un camino empedrado de época medieval. (63).- Siguiendo el aprovechamiento orgánico de la Edad Moderna, esta bóveda desempeñó multitud de fun­ ciones con el paso del tiempo como, por ejemplo, la de cobijar la leña que después se iba a utilizar en las dis­ tintas obras de reparación. No obstante, la existencia de grandes poyos a su alrededor datables en época medieval, así como la existencia de otras dependencias contiguas de fecha muy cercana que se utilizaron como fragua, etc., puede hacernos pensar que se trata de estructuras de uso logístico como, por ejemplo, dor­ mitorio de tropas. (64).-A.H.N., 0.0.M.M., Calatrava, Consejo, leg. 4401, (sil). Se cerró a cal y canto hacia el año 1519, y es posible que fuera la última que quedara abierta a principios del siglo XVI: " . . . otrosy es nes¡;esario de se ¡;errar el portillo que esta baxo del corredor que esta delante de la enfermería vieja que salle a la Fuente el Cabo... ". (65).- Según la información que nos aportan las distintas visitas, este torreón, posiblemente de construcción

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Entre la muralla principal y la barrera se encuentra el inmenso espacio que conforma la "albacara" y que recibe la denominación de Villa Vieja. Aparte de sus evi­ dentes connotaciones defensivas, no es descartable que en su origen fuese concebi­ do como un recinto dedicado a albergar una pequeña puebla. De hecho, en algún documento de época tardía se ha llegado a plantear que tenía capacidad para 300 casas••. En su interior nos encontramos con dos berquilia, al Norte y Oeste respec­ tivamente, que recogían la escorrentía pluvial destinada fundamentalmente para abre­ var las caballerizas•1. El situado al Norte es de pequeñas dimensiones aunque pre­ senta la particularidad de estar excavado sobre la propia roca madre. El de poniente, conocido como "aljibe de las higueras", está ubicado entre la muralla principal y la roca, que también fue cortada para aumentar su capacidad. Se caracteriza por estar reforzado con un muro en talud para facilitar su impermeabilidad y estar rebocado por un material de color rojizo que nos hace pensar que forma parte de un sistema de mantenimiento para evitar que el agua se corrompiera•ª. Una vez superadas estas defensas, nos encontramos ante la fortaleza o torre del homenaje, culmen de los edificios militares y bastión de mayor envergadura. Torre del Homenaje. Tradicionalmente denominada en los documentos de época moderna como "Castillo! Fortaleza del Convento o Torre del Homenaje", su construcción está marca­ da por la sucesión de distintas fases de ampliación que culminarán con el asenta­ miento definitivo de la Orden. La lectura de los paramentos murales evidencian la existencia de, al menos, cuatro intervenciones en períodos cronológicos distintos. Las estructuras más antiguas, de las que tan sólo se conserva un lienzo de muralla al Este, se ubicaron sobre el promontorio más elevado y sirvieron de base a una torre central que podría identificarse con el núcleo de un recinto fortificado al que posterior al siglo XIII, se fue desmoronando poco a poco hasta que, una vez perdidas las connotaciones mili­ tares de Calatrava la Nueva, se hundió definitivamente a finales del s. XVI. (66).-R.A.H., Colecc., Salazar y Castro, sig. 1-47, fol. 63v. (67).- Aunque por razones de salubridad, lo más probable es que el agua para el consumo humano se extra­ jera de los aljibes cubiertos ubicados en el interior del convento y torre del homenaje, es razonable pensar que en condiciones normales sin ningún tipo de hostigamiento, el agua potable se acarreara desde la cercana Fuente del Cabo, requisito que se hizo indispensable con el paso del tiempo dada la mala conservación del sistema de cañerías que conducía el agua hasta estos aljibes. (68).- La presencia de estos elementos en el aljibe, está claro que viene propiciada por el interés de evitar la evaporación y filtración del agua así como de mantenerla en el mejor estado posible. De hecho, tenemos noti­ cias, ya del siglo XVIII, mediante las que se nos informa que se deben plantar árboles, tales como higueras y otros frutales, alrededor de este aljibe. En cuanto a su color terroso, formaría parte de un tratamiento para evi­ tar que el agua se corrompa mediante la aplicación a sus paredes de una mezcla de óxido de hierro, resina de lentisco, arcilla roja y otros componentes.

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por el momento llamaremos Dueñas. Caracterizada, como se ha dicho, por estar construida con piedra de grandes dimensiones, esta torre rectificó el planteamiento de la edificación anterior con el fin de conseguir un trazado más regular con mejores posi­ bilidades de flanqueo. A estas dos primeras fases constructivas de factura musulmana le sucede­ rán sendas intervenciones calatravas, que consistirán básicamente en la ampliación del recinto para dotarlo de nuevos recursos poliorcéticos, guarnecerlo y, en definitiva, hacerlo un enclave más funcional con mayores garantías defensivas. Dentro de lo que hemos considerado como tercer período constructivo, la disposición de los paramentos murales nos permiten pensar, con las reservas y cau­ tela necesarias, que se desarrolló en dos fases distintas. La primera de ellas com­ prendería un tiempo aproximado de cuatro años (1191-1195), es decir, desde el momento en el que la Orden de Calatrava adquirió los primeros derechos sobre Dueñas, hasta la consecución de la batalla de Alarcos. Si observamos el croquis hipo­ tético de las fases constructivas, vemos cómo los mayores esfuerzos se concentraron en adosar nuevos edificios a la torre central. Fundamentalmente se trata de dos gran­ des torres, una al Norte (1 ), con acceso en recodo, y otra al Este (2) que quedaron inconclusas debido, muy probablemente, a la inesperada derrota de Alarcos. La segunda de ellas, se desarrollaría algún tiempo después (1198-1211 ), una vez que la Orden ocupó el cercano castillo de Salvatierra. Durante esta fase, que coin­ cidiría con la ampliación de Salvatierra, las obras se centrarían en dos puntos de actuación y que consistirían en concluir las fábricas ya comenzadas y en construir nuevas estructuras defensivas. De este modo, se abovedaron las torres existentes, siguiendo un procedimiento similar al de Salvatierra utilizando basalto en lugar de cuarcita, se construiría una barrera (3) adosada a torre del Este (2), una torre al Sur con aljibe (4), los cimientos de otra orientada al Oeste (5), así como una antepuerta para proteger la entrada principal al castillo. De este modo se configuraría, a nuestro juicio, la evolución constructiva de lo que sería el castillo de Dueñas, para dar paso a una nueva etapa en la que desempeña­ ría un importante papel en la poliorcética de Calatrava la Nueva. Esta cuarta y última fase se desarrollaría en el seno de las obras de cons­ trucción de la nueva sede de la Orden, que transcurriría desde la conquista de Dueñas por Alfonso VIII en 1213 hasta 1217, según afirma Rades. Las nuevas intervenciones se caracterizaron por la utilización de un paramento mural distinto, compuesto por pie­ dra cuarcita de menor tamaño al empleado en ocasiones anteriores a la que se inten­ ta dar una mayor regularidad mediante el empleo de lascas para configurar hiladas más o menos uniformes. Del mismo modo, el arco de medio punto utilizado en acce­ sos y puertas, dejó paso al arco apuntado, evidenciando la influencia cisterciense en la construcción de todo el edificio. Durante este período, se construyó la torre de poniente (5) sobre los cimien­ tos ya comenzados, así como se levantó un grueso muro con tres arcos ojivales que servían para comunicar la entrada principal con el patio bajo. Un muro concebido para

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soportar fuertes empujes, ya que el espacio comprendido en éste y la barrera se cubrió con una imponente bóveda de piedra que daría lugar a lo que conocemos como "Corredor de los arcos". El resto de actuaciones calatravas, consistió en elevar aún más los edificios construidos hasta configurar un castillo de cuatro plantas, suma­ mente fortificado, que conformará la imagen definitiva del castillo de Calatrava duran­ te el siglo XIII, dotado de toda una serie de dependencias y sistemas de abasteci­ miento que se mencionarán a continuación. Al igual que el resto de las fortalezas de la Orden, estaba gobernado por un alcaide que, en este caso, pasaba a ser el subcomendador de Calatrava la Nueva69, lugar donde residía con sus criados y sirvientes. Las competencias del alcaide abar­ caban todo aquello que tuviese relación con la seguridad y lo militar, es decir, velar por el mantenimiento de todos los bienes defensivos, fuesen muebles (armamento, etc.) o inmuebles, así como de guardar el orden interno y vigilar el acceso al interior de Calatrava la Nueva. Su custodia comenzaba desde la puerta de hierro, en la que se encontraba la portería principal, guardada por un portero que dependía exclusi­ vamente de sus órdenes, con la función la de controlar a todos aquellos que accedí­ an al interior del recinto para evitar, entre otras cosas, que nadie entrara con armas1º. Desde la portería se pasaba al primer patio por el que se accedía a un estre­ cho pasillo o corredor cubierto que llevaba directamente a la fortaleza11 . Superado este corredor se llegaba a una primera puerta que, al igual que la principal, también estaba forrada con planchas de hierro, por la que se accedía a una antepuerta a modo de barbacana, que servía de elemento introductor al castillo propiamente dicho. Las escaleras conducían ante la puerta principal, que estaba protegida por un muro de mampostería a modo de pequeña torre para evitar el enfilado con la puerta de la bar­ bacana y abortar cualquier intento de utilizar el ariete. Por esta puerta se accede a una bóveda de fábrica antigua y con entrada acodada que conducía a la primera de las tres plantas de la fortaleza. Dicho plan está formado por un espacio central a modo de patio de armas, que funciona como ele­ mento organizador alrededor del cual se distribuyen las distintas dependencias y nive­ les. Al Este se encontraba el "Corredor de los Arcos", que era un gran espacio abovedado con tres grandes arcos ojivales que le daban nombre al recinto y que, (69).- Sobre este tema véase Solano, E, La Orden de Calatrava en el siglo XV. Los señoríos castellanos de la Orden al fin de la Edad Media, Sevilla, 1978, p. 229. (70).- Diffiniciones de la Orden y Cavalleria de Calatrava conforme al Captiulo General.... de 1652, Madrid, 1661, título 11, capítulo XLIX, p. 69. Por motivos de "honra", esta medida se atenuó durante la Edad Moderna de manera que se permitió a los caballeros, no penados, que accedieran al recinto con sus armas. Según lo contenido en, La lnstitucion, Difiniciones y Actos Capitulares .... de Calatrava... , Toledo, Juan de Ayala, 1552, fols. 42v-43r, se permitió a los religiosos que en su tiempo de recreación pudieran disponer de ballestas, las cuales deberían estar custodiadas por el alcaide. (71 ).- A.H.N., 0.0.M.M., Calatrava, Consejo, leg. 4401, (s/f).

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hasta finales del s. XVI, estuvo ocupada. por tres pequeñas piezas que funcionaban como cocina, horno y caballeriza dedicadas al servicio y mantenimiento del personal del castillo12 . Al Sur, tras acceder por una mínima escalera73 , se encontraba lo que común­ mente se ha mal llamado aposentos del maestre y que en realidad, no es más que una simple bodega con un aljibe en su interior74 • Junto a esta bóveda existía otra más pequeña que desempeñó varias funciones, como la de albergar la pólvora desde fina­ les el s. XV75 , una vez que el desarrollo pirobalístico se fue aplicando sucesivamente a la fortaleza de Calatrava. Frente al corredor de los arcos, es decir, al oeste, se encontraba la escalera principal que daba acceso a la segunda planta. Antes de llegar a ella, existía un nivel intermedio en el que se hallaban otras dependencias dedicadas también al abasteci­ miento. Si observamos el plano correspondiente a esta planta, vemos como frente al corredor de los arcos existía una dependencia en la que se guardaban varias tinajas con harina, de ahí que fuese conocida como "casa de la harina". Junto a ella, en la bóveda que pudo corresponder con parte del castillo de Dueñas, se hallaban dos habitaciones que funcionaban como tahona y bodega respectivamente'•. A la espalda de estas dependencias se halla un pequeño pasadizo que con­ duce a una bóveda bastante profunda que correspondía con la mazmorra, aunque su boca o entrada estaba en el piso superior". Por la escalera principal se llegaba a la segunda planta y, una vez allí, nos situamos en un pequeño patio'ª que, al igual que el primero, servía para dinamizar el tránsito al resto de las dependencias. Frente a él, se encontraban los aposentos del alcaide, que consistían en una habitación a modo de antesala por el que se pasaba

(72).-A.H.N., 0.0.M.M., Calatrava, libros, sig. 1486c, (s/f). (73).- En la actualidad esta escalera es imperceptible debido a las obras de acondicionamiento llevadas a cabo durante los años setenta, en las cuales, se pavimentó el primer patio a un nivel que no era el primitivo, que­ dando sepultado cualquier vestigio que nos pudiera dar una idea sobre las características de esta escalera. (74).-A.H.N., 0.0.M.M., Calatrava, Consejo, leg. 4401, (s/f). No tenemos constancia documental de que el maestre tuviera unas dependencias propias dentro del castillo. Lo más lógico es pensar que cuando éste resi­ día en Calatrava la Nueva se hospedase dentro de la clausura. Creemos que la atribución de esta bóveda como aposentos del maestre es totalmente errónea, fruto quizás, de la influencia romántica y que tanto abun­ dó en el entorno de Calatrava a partir de la década de 1950. Bajo nuestro punto de vista estas dependencias podrían haber funcionado, como mucho, como aposentos del alcaide que, por razones de comodidad o de cualquier otra índole, se trasladaron a la segunda planta donde permanecieron hasta su abandono definitivo. (75).-A.H.N., 0.0.M.M., Calatrava, Consejo, leg. 4401, (s/f). (76).-A.H.N., 0.0.M.M., Calatrava, libros, sig. 1486c, (s/f). (77).-A.H.N., 0.0.M.M., A.J.T., pleito nº. 42522, fol. 3r, (f/1): "Ase de hazer una puerta a la boca de la mazmo­ rra de rred gruesa porque la otra esta podrida ...". (78).- A.H.N., 0.0.M.M., A.J.T., pleito nº. 42478, (s/f).

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al dormitorio o alcoba'•. Los cuartos de los sirvientes se hallaban justo encima de la alcaidía para que, en caso de necesidad, el alcaide pudiera disponer de ellos con la mayor brevedad. A la izquierda de dicho patio se situaba la entrada principal de la "sala de las armas"ªº, que era una amplia y espaciosa habitación donde se guardaba la mayor parte del arsenal de la fortalezaª' (armaduras, ballestas, lanzas, etcª2). Por esta sala de las armas se pasaba a dos alholís o pósitos para almace­ nar grano que, tras ser molido en la tahona y cocido en el horno, proporcionaba el abastecimiento suficiente en caso de asedioª3. Junto a ellos se encontraba la primiti­ va puerta que comunicaba con la "iglesia de San Bernardo", aunque ésta dejó se cerróª' como medida de seguridad a finales de la década 1530 cuando este espacio se destinó a archivo general y se construyó la escalera de caracolª5 , progresivamente tras la construcción de una escalera de caracol en la segunda mitad del s. XV. Volviendo al patio que estaba delante de los aposentos del alcaide, frente a la sala de las armas se situaba la entrada a una bóveda que funcionaba como bode­ ga por la que se pasaba a otra, justo encima de la casa de la harina que servía para encerrar a los podencos y mastines que guardaban la fortalezaªª . Junto a la bóveda que precedía a la cuadra de los perros se hallaba la esca­ lera que daba acceso a la tercera planta o "torre alta del castillo". A su izquierda se encontraba una bóveda que servía como dormitorio o aposento de caballerosª'. Junto a ella se situaba la puerta que daba acceso a un gran patio descubierto conocido (79).- A.H.N., 0.0.M.M., A.J.T., pleito nº 42436, (s/f). (80).-A.H.N., 0.0.M.M., Calatrava, Consejo, leg. 4401, (s/f). (81).- R.A.H., Colecc. Salazar y Castro, ms. 1-47, fol. 63 v. Es muy probable que las intervenciones llevadas a cabo por el maestre D. Pedro Girón en la fortaleza a mediados del s. XV se concentrasen en esta parte del castillo, aunque por ahora, no disponemos de una confirmación documental. (82).- Contamos con varios inventarios y relaciones de armas que datan, sobre todo del s. XVI, y que nos dan una idea del potencial bélico con el que contaba Calatrava la Nueva a principios de la Edad Moderna. Sin embargo la carencia de inventarios medievales nos impiden evaluar el volumen de armamento que se custo­ diaba en la fortaleza, aunque, por otra parte, no debió de ser demasiado diferente al de cualquier fortaleza del Campo de Calatrava. (83).-A.H.N., 0.0.M.M., A.J.T., pleito nº 42436, (s/f). (84).-A.H.N., 0.0.M.M., A.J.T., pleito nº 42522, fol. 3r (fil). En el año 1537, los visitadores informan lo siguien­ te: " . .. r;:errar la puerta que esta enr;:ima del caracol del archivo de las escripturas de cal y canto que es por donde solian entrar al dicho archivo antes que se hiziese la escalera que agora tiene que se taso a toda costa en quatror;:ientos maravedís ...". (85).-A.H.N., 0.0.N.N., Calatrava, A.J.T., leg. 44902, (s/f). 1533-08-02. " . . . yo avia mandado hazer una esca­ lera con su caracol por donde subiesen al archibo del dicho Convento e que a cabsa de un corredor que se hiso delante de la puerta del para guarda del dicho caracol quedava el dicho archibo muy oscuro.. (86).-A.H.N., 0.0.M.M., Calatrava, Consejo, leg. 4401, (s/f). (87).- Ibídem.

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como "terrado alto de la mazmorra". Al Este se encontraba una bóveda de considera­ bles dimensiones conocida en época moderna como "bóveda de los molinos". Al final del patio, al Norte, se hallaba un espacio cubierto en el que se situaba la boca de la "mazmorra"ªª. Aunque las características arquitectónicas de la fortaleza hacían inne­ cesaria la presencia de un lugar específico para la retención de los reclusos o peni­ tenciados, en este caso contamos con las evidencias documentales y constructivas que nos demuestran la existencia de un espacio dedicado a funcionar como calabo­ zo. En el "terrado de la mazmorra", al lado de poniente, se encontraban las esca­ leras de acceso a los adarves superiores que, al igual que el resto de los de Calatrava, 89 estaban protegidos por almenas . En este cuerpo superior también se encontraban dos garitas o "veletes", seguramente destinados a la defensa cenital de la puerta prin­ cipal de la fortaleza. Se conocía como "capilla o iglesia de San Bernardo"90 a una bóveda situada en la segunda planta que funcionaba como espacio religioso, con el fin de disponer de un lugar en el que celebrar las ceremonias litúrgicas en caso de que una situación adversa impidiera a sus defensores salir al exterior. Se concibió a modo de pequeña iglesia9 ' dependiente del alcaide92 , caracterizada por su austeridad y por disponer sólo de lo imprescindible para el culto religioso, completando así el amplio ciclo de unas medidas defensivas minuciosamente estudiadas, en las que se tenía muy en cuenta la condición religiosa de la que también eran partícipes los caballeros. Para concluir, podemos decir que la Orden de Calatrava experimentó un cambio sustancial en su organización institucional a partir de la construcción del Sacro Convento. Si la victoria de las Navas de Tolosa permitió disponer de la seguridad necesaria para emprender una obra de estas características, Calatrava la Nueva fue el medio conductor a través del cual no sólo se introdujo en La Mancha el nuevo len­ guaje gótico, sino que se consiguió la plena asimilación del monacato por parte de la Orden asistiendo, incluso, al nacimiento de nuevas jerarquías directamente relacio­ nadas con la práctica monástica como son el Clavero, Sacristán y Obrero, entre otras. En definitiva, Calatrava la Nueva constituye un elemento de referencia indis­ pensable para el estudio de la Órdenes Militares durante la Edad Media. Su ocupa­ ción para la Orden de Calatrava durante seiscientos años y la pervivencia de su plan­ teamiento espacial originario, suponen una fuente de primer orden que esperamos reciba la atención que merece. (88).- A.H.N., 0.0.M.M., A.J.T., pleito nº . 38338, fols 2r y ss, (f/1). Llamada así porque allí se almacenaban varias piedras de molino que servían para el mantenimiento de las distintas tahonas. (89).- Estas almenas fueron desmanteladas durante la primera mitad del s. XVIII. (90).- A.H.N., 0.0.M.M., Calatrava, Consejo, leg. 4401, (s/f). (91).-La capilla de "San Bernardo", estuvo funcionando como tal hasta comienzos del siglo XVI, momento a partir del cual fue utilizada simultáneamente para albergar los documentos del archivo general de la Orden, hasta desaparecer definitivamente en las décadas finales de la misma centuria. (92).· Al menos así consta en las visitas de comienzos del siglo XVI.

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Fig. 1 Croquis del convento en el siglo XIII

Alzado

Planta

Perfil

Dimensiones de almenas y espaciado de espilleras

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(Disello Autor)

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Fig. 2 Proporciones del Merlón,( en pies castellanos)

,. PLANIFICACIÓN Y CONSTRUCCIÓN DE CALATRAVA LA NUEVA (SIGLOS XII-XIII)

�----Foso

-Poterna __ Aljibe de las Higueras (berquilia)

Villa Vieja (Albacara)

Vele (garita)

Muralla principal

'------ Dependencias Mil�ares extramuros (Dleeoo Autor)

Fig. 3 Croquis de los Recursos Defensivos

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Fig. 4 Croquis de las fases constructivas del castillo

Fig. 5 Recodo del castillo

Primera Planta

Planta Intermedia

Bodllgaconeljbe enpllntablja

Tercera Planta

Segunda Planta Sala de, \a At.ldl1

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(Diseno Autor}

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Fig. 6 Croquis de las depen­ dencias de la torre del Homenaje

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