Plan de Conservación Preventiva para monumentos en espacio público: Caso de la ciudad de Bogotá, Colombia

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Descripción

Plan de Conservación Preventiva para los monumentos en espacio público: Caso de la ciudad de Bogotá, Colombia. Paula Jimena Matiz López Fundación Museodata [email protected]

Resumen Los monumentos en espacio público son un reto para las instituciones encargadas de su conservación, dada la complejidad de factores que confluyen y que pueden atentar contra la preservación de los bienes. Para afrontar este problema, un plan de conservación preventiva es una alternativa eficaz que permite establecer las estrategias y directrices hacia las cuales se deben encaminar las acciones para el manejo y conservación de los monumentos. Esta ponencia expone el caso del Plan de Conservación Preventiva para monumentos en espacio público de trece (13) de las veinte (20) localidades de la ciudad de Bogotá, Colombia. Dicho Plan se construyó sobre la base de los principios del análisis multicriterio para determinar prioridades de acción sobre aspectos técnicos y de gestión de los componentes interrelacionados para este tipo de bienes en particular. En este sentido y teniendo en cuenta las características de los monumentos en espacio público, los componentes comprendieron los elementos urbano-paisajísticos, los aspectos relacionados a la conservación de los materiales y los factores sociales. De esta manera, el Plan determinó los lineamientos concretos sobre los programas que deben orientar las acciones de conservación de los monumentos en espacio público a cargo de la administración distrital, dando cuenta de la multidimensionalidad de los bienes de esta naturaleza para su conservación. Palabras clave: Conservación Preventiva, monumentos, espacio público, planificación, patrimonio cultural.

Introducción La ciudad de Bogotá, Colombia, posee más de cuatrocientos monumentos en espacio público dentro de su área metropolitana, por tanto, su conservación es un reto enorme para las entidades encargadas de su custodia, administración o manejo. Adicionalmente al volumen de bienes, la diversidad en las problemáticas que enfrentan las áreas en las que se encuentran emplazados los monumentos y los recursos económicos, técnicos y humanos con los que cuentan las instituciones para la conservación, exigen y justifican la necesidad de un instrumento que permita establecer las prioridades de acción. Por estos motivos, el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural-IDPC, ente a cargo de la custodia y protección de los monumentos en espacio público de la ciudad, contempló dentro de las actividades de su Plan de Acción 2012-2016, la elaboración del plan de conservación preventiva para este tipo de bienes. Dicho Plan de Acción fue formulado en tres fases que corresponden a tres divisiones territoriales de la ciudad. El estudio que aquí se presenta, corresponde a la Fase III, que comprende trece (13) localidades de Bogotá, ubicadas en las zonas norte y sur de la capital, cubriendo más de la mitad del área de la ciudad. La formulación del plan de conservación preventiva para los monumentos en espacio público de esta zona implicó el trabajo interdisciplinario y mancomunado de profesionales provenientes de las áreas de arquitectura, urbanismo, conservaciónrestauración y antropología social, principalmente, conformándose un equipo junto con abogados, fotógrafos e historiadores. El trabajo exigió una mirada innovadora sobre el concepto mismo de conservación preventiva, obligó a la adecuación de una metodología que permitiera comprender el problema desde las diversas perspectivas disciplinarias y

permitió establecer los principales pilotes sobre los cuales debe versar una política de conservación para los monumentos en las zonas de estudio. Plan de Conservación Preventiva para monumentos en espacio público La conservación preventiva es un concepto que se ha desarrollado, primordialmente, en colecciones de museos, archivos y bibliotecas, para referirse al manejo de las condiciones que pueden afectar la preservación de la materialidad de los bienes culturales. Por esta razón, los referentes más importantes sobre este aspecto se dirigen hacia las condiciones ambientales, agentes biológicos y entornos de exhibición o almacenaje, entre otros. No obstante, la aproximación de la materia a los casos de monumentos en espacio público es escasa. En Colombia, el Código de Ética del Restaurador, define la conservación preventiva como el “conjunto de estrategias y medidas de orden técnico, político y administrativo que orientadas al manejo del entorno en el cual se hallan inmersos los objetos, contribuyen a retardar o prevenir el deterioro de éstos, preservando su integridad y estabilidad. También incluye las políticas y prácticas para el manejo y uso de los objetos” (Archivo General de la Nación, 1999: 8) Teniendo en cuenta la anterior definición y las últimas tendencias en conservación preventiva, en especial la mirada de Kate Clark, quien concibe la conservación como un punto de interrelación entre el patrimonio construido y el paisaje urbano, así como un lugar de reconciliación entre las necesidades cambiantes y los nuevos significados de los bienes culturales (Clark, 2001); la conservación preventiva puede ser un concepto útil a ser considerado para garantizar la perdurabilidad de los monumentos en espacio público. Sin embargo, su aplicación exige, de principio, una adaptación tanto de los elementos que normalmente la constituyen como de sus aspectos metodológicos.

En primera instancia, la conservación preventiva para monumentos en espacio público obliga a involucrar variables relacionadas con el paisaje urbano y aspectos sociales, como parte de los elementos constitutivos del entorno en que se encuentran los bienes. En segunda medida, implica que agentes de deterioro que pueden ser controlados dentro de un museo o biblioteca, se conviertan en variables inmanejables en el ámbito del espacio urbano como por ejemplo, las condiciones de humedad relativa y temperatura. En resumen, la conservación preventiva para este tipo de bienes culturales debe integrar factores de carácter urbano, social y aquellos relacionados a la conservaciónrestauración como, por ejemplo, el deterioro de los materiales. Así como también se debe considerar diversos ámbitos del manejo y la regulación. Ahora bien, un plan de conservación preventiva es ante todo un instrumento de gestión y planificación que permite identificar y evaluar los aspectos riesgosos para la integridad y perdurabilidad de los monumentos. Así mismo, es una herramienta que permite establecer líneas y prioridades de acción para reducir, minimizar o evitar el daño sobre los bienes, aportando la información necesaria para la proyección de recursos más eficiente. De esta manera, el plan de conservación preventiva para monumentos en espacio público comprende dos grandes componentes: uno de gestión y otro netamente técnico. El primero, hace referencia a los aspectos institucionales de los monumentos, es decir, el marco legal o jurídico de los bienes, el marco regulatorio del espacio público, los instrumentos especiales de protección, como por ejemplo las declaratorias, derechos de autor, protocolos de manejo de las entidades a cargo y los vínculos interinstitucionales entre las entidades relacionadas de una u otra forma con los monumentos.

El segundo, se refiere al entorno urbano-paisajístico, el entorno medioambiental en cuanto al grado de sensibilidad que pueda tener un monumento en relación a las condiciones ambientales de la ciudad y la vulnerabilidad de su emplazamiento en relación a los desastres naturales. Así mismo, se incluyen los indicadores de deterioro del bien y el entorno social en términos de apropiación, uso y prácticas sociales vinculadas al monumento. Ante la multiplicidad y diversidad de factores, el reto principal es ajustar una metodología que permita identificar los elementos más riesgosos de cada factor, hallar la forma de evaluación y sobre todo encontrar un mecanismo que facilite la interrelación y cruce de los datos, de tal manera, que se puedan establecer las acciones más prioritarias, analizar las situaciones más riesgosas y los factores más frecuentes; de tal suerte que la entidad a cargo de la conservación a cargo de los monumentos pueda orientar sus recursos y tomar decisiones de manera informada. Metodología Para el caso de la formulación del Plan de Conservación Preventiva para monumentos en espacio público de trece de las localidades de la ciudad de Bogotá, se tomaron en cuenta los procesos metodológicos tradicionales de la conservación preventiva, la inclusión de la metodología de gestión de riesgos, que hace dos décadas se ha venido utilizando como una herramienta dentro de esta área (Waller, 1994) y los pasos que sigue la planificación estratégica básica. Con ello, se ajustó un procedimiento que incluyó los principios del análisis multicriterio, el cual “permite de una manera sistemática la integración de indicadores de diversa índole, como es el caso de los factores urbanos, paisajísticos, sociales e indicadores de deterioro de los monumentos de espacio público” (Matiz et al. 2015: 27). Se trata, pues, de una forma de análisis que

facilita el cruce e interrelación entre aspectos de naturaleza diferente que, como su nombre lo indica, tiene en cuenta multiplicidad de criterios. Bajo estos principios, la formulación del Plan de Conservación Preventiva para monumentos en espacio público partió de la definición de un marco contextual. Como primer paso metodológico, este marco da respuesta a la necesidad de conocer el ámbito legal y regulatorio de los bienes ubicados dentro de las localidades de la ciudad. Un elemento determinante lo constituyó el acercamiento a las regulaciones del espacio público, puesto que los monumentos podían estar emplazados en áreas públicas pero con accesos restringidos o en áreas privadas pero con uso y disfrute público. Esta regulación también determinaba la competencia de diversas entidades o de particulares en relación a los monumentos. El marco contextual también facilitó la comprensión de los bienes que tienen una declaratoria, lo que implica una protección especial para los mismos. Así mismo, se estudiaron los casos de monumentos que están protegidos bajo las leyes de derechos de autor, ya que condiciona lo que una entidad puede, o no, hacer con el monumento y los trámites administrativos que debe sortear para llevar a cabo ciertas acciones. Por último, este marco inicial definió los elementos relacionados a la apropiación social, percepción y valor de uso de la comunidad hacia los monumentos. Como segundo paso, se realizó una identificación de los bienes desde la óptica de la conservación, el urbanismo y los factores sociales. A través de recorridos de reconocimiento y en conjunto con la información del marco contextual, se determinó una muestra significativa para la realización de un trabajo de campo cuyo determinante principal fue el emplazamiento de la pieza, es decir, aquellos monumentos que estuvieran en espacio público sin accesos restringidos y que fueran de total competencia del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural- IDPC. Como parte de dicha identificación

se diseñaron las herramientas de recolección de información y se desarrolló el trabajo de campo. En este sentido, se visitaron 52 monumentos dentro de las trece localidades, en los cuales se levantó información relacionada al espacio público, mobiliario urbano, señalización,

movilidad,

usos

y

actividades

del

espacio

y

equipamientos.

Adicionalmente, se identificaron aspectos relacionados a la vegetación, paisaje urbano y riesgos e impactos. Además de la identificación se cualificó el espacio público en relación a la accesibilidad, movilidad, seguridad, continuidad, identidad, legibilidad, vulnerabilidad y fruibilidad1. En relación a los aspectos de conservación, el trabajo de campo se concentró en el levantamiento de indicadores de deterioro. Este proceso no versó sobre la documentación exhaustiva de un estado de conservación, sino a la identificación y cuantificación de deterioros que evidenciaran una alteración sobre la materialidad del monumento. Los deterioros detectados se cualificaron según su intensidad y se cuantificaron según su cobertura. Esta aproximación tuvo como objetivo obtener la información relacionada con los deterioros que afectan mayoritariamente a los bienes y así poder orientar líneas de intervención. En otras palabras, para el propósito del plan de conservación preventiva es necesario determinar cuáles son los deterioros más frecuentes en los monumentos y cuáles de ellos están afectando de manera más grave e intensa la perdurabilidad e integridad de los bienes. En relación a los aspectos sociales, la identificación se orientó al desarrollo de recorridos etnográficos y entrevistas, así como a la correlación de investigaciones de usos, actividades, percepciones y relaciones de la comunidad con los monumentos. En

1

Fruibilidad es una característica del espacio que permite que un lugar común se disfrute con gozo (Rojas, 1998).

este proceso, se seleccionó a las comunidades circundantes del lugar de emplazamiento del bien puesto su vínculo es más directo y cotidiano. La tercera fase metodológica fue el análisis de la información recolectada por cada uno de los factores, es decir, que se caracterizaron las situaciones más críticas del entorno urbano, aspectos de conservación y entorno social del conjunto de los monumentos. Adicionalmente, el análisis comprendió la extracción de variables generales bajo los principios multicriterio. En otras palabras, se determinaron las variables que se interrelacionan con otros factores o que son determinantes para la conservación. Así, por ejemplo, fenómenos sociales como el vandalismo, no sólo están relacionados con los indicadores de deterioro que son fácilmente identificables en un monumento, sino también están vinculados a las condiciones del espacio público, en aspectos como la seguridad o luminaria. Esta interconexión de variables permitió construir un diagnóstico integral en el que se cruzaron los datos, permitiendo obtener un panorama general de la situación de los monumentos en esas trece localidades. Como cuarto procedimiento dentro de esta nueva metodología, el diagnóstico integral facilitó establecer cuales variables se presentan de manera más frecuente, cuales deterioros son más comunes y cuáles son los materiales más afectados. Este proceso respeta los criterios que se establecen por cada uno de los factores, sean éstos urbanos, sociales o de conservación y condiciona una evaluación general a la relación entre cada uno de ellos, incluyendo los aspectos de gestión detectados en los estadios iniciales. El diagnóstico admite la deducción sobre las posibles situaciones que se pueden presentar con otros monumentos de la misma localidad y que no hayan sido contemplados en la muestra.

De esta manera y como último paso, se pueden establecer las estrategias que debe seguir la entidad coherentemente con los resultados. En este sentido, las estrategias se direccionan sobre tres aspectos: primero, las prácticas institucionales y de gestión que la institución debe involucrar para garantizar un manejo adecuado de los bienes. Segundo, las acciones eminentemente técnicas, y tercero, las soluciones puntuales sobre casos específicos de la muestra. Resultados El diagnóstico integral realizado a los monumentos en espacio público de trece localidades de la ciudad de Bogotá, arrojó resultados contundentes respecto a la influencia de diversos factores. En primera medida y para el caso de estudio en particular, los elementos relacionados al entorno social poseen un alto impacto sobre la conservación de los bienes de este tipo, presentándose una relación entre las condiciones de seguridad, vandalismo, las condiciones deficientes del espacio y los problemas de deterioro. Casi la totalidad de los bienes sufren de alguna manifestación de deterioro de naturaleza antropogénica, así mismo, esta situación está relacionada a que los monumentos no están vinculados dentro de la configuración del paisaje urbano. Los resultados fueron evidentes en cuanto a la falta de integración entre el desarrollo urbano y los monumentos, debido principalmente a dos situaciones. Por un lado, el emplazamiento de monumentos se ha dado históricamente sin que medie regulación alguna al respecto. Por otra parte, el desarrollo urbano alrededor de los bienes ha privilegiado otros aspectos, como por ejemplo la movilidad, sin integrar el bien o relegándolo a un punto en el que pierde vinculación con el entorno. Como resultado, se encuentran monumentos desconectados de su contexto espacial, redundando en una falta de

apropiación social. Aun cuando en las situaciones estudiadas, se presentaron pocos traslados de monumentos, muchos de estos casos se han realizado sin tener en cuenta la apropiación social de los bienes, significación cultural, relación de los monumentos con el espacio en que originalmente fueron emplazados o al nuevo espacio, y en resumen, sin tener el mínimo cuidado de la historia y trayectoria de estos bienes. Ahora bien, aunque fueron muy pocos los casos, también se presentó una pertenencia significativa de algunos monumentos que claramente redundó sobre condiciones buenas o aceptables de conservación. Es decir, que una conservación efectiva radica en gran medida en la apropiación local por parte de la comunidad. Otro de los aspectos develados de manera significativa dentro del diagnóstico integral fue la carencia de vinculación interinstitucional y comunicación entre entidades. Se puede afirmar que el manejo a los monumentos de las localidades parte del estudio es intuitiva, esporádica y precaria desde el punto de vista de la gestión. En cuanto a aspectos puntuales del deterioro de los materiales de los monumentos, además de aquellos de origen antropogénico como los actos vandálicos, robos, grafitis, materiales agregados, los cuales son más frecuentes; también se presenta en gran medida alteraciones causadas por agentes biológicos como es lógico en bienes en espacio público. Esta afectación presenta un menor impacto en aquellos monumentos con un mantenimiento continuo, aunque éste sea realizado por la comunidad de manera esporádica o inexperta. Como un subproducto del análisis y el diagnóstico integral, el plan de conservación preventiva para los monumentos de estas áreas de la ciudad, permitió definir acciones concretas y puntuales a los 53 bienes tomados dentro de la muestra, puesto que lógicamente se obtuvo información específica de cada caso. Sin embargo, este es no es

el objetivo principal de un plan de conservación preventiva que en realidad busca orientar la distribución de recursos y permitir una planificación informada a las instituciones. En este sentido, se identificó muy claramente la deficiencia en gestión que repercute enormemente en los aspectos sociales, derivando en decisiones de intervención no informadas, por parte de diversas entidades. Igualmente, el diagnóstico evidenció el rol detonador que cumplen fenómenos sociales para generar deterioros directos y de alta intensidad sobre la materialidad de los objetos. Conclusión El mensaje es claro: no existe una conservación efectiva de los monumentos en espacio público sin contar con la participación y apropiación social. Si las instituciones actúan en una dirección netamente técnica, sin el compromiso social de carácter misional, los agentes que afectan la conservación de los bienes aparecerán una y otra vez, es decir, las acciones puntuales sobre monumentos son importantes, sin duda, pero deben responder a una estrategia general en la que se intervengan sectores incluso lejanos a la especificidad técnica de la conservación. Esta situación exige, por ende, establecer unos vínculos y programas conjuntos con otras entidades del Estado para dar solución a las causas verdaderas de los problemas de conservación. Ahora bien, la conservación de monumentos en espacio público es un problema multidimensional que debe dejar de ser asumido como una competencia exclusiva de las instituciones de carácter cultural. Al contrario, la conservación de este tipo de bienes debe ser un asunto del cual se ocupan también los entes de desarrollo y planificación urbana, participación e integración social, movilidad y seguridad. Todas estas instancias en conjunto deben generar una política de manejo con protocolos claros de seguimiento

y un marco regulatorio para la conservación de los monumentos. Bien lo mencionó Clark, la conservación preventiva tiene tanto de mediación como de regulación (Clark, 2001). De otro lado, la planificación de acciones y distribución de recursos es un instrumento necesario para las instituciones, más aún cuando el presupuesto designado para la protección y salvaguardia del patrimonio cultural es siempre escaso. Se convierte, pues, en un imperativo tratar de hacer lo máximo con lo mínimo, y para ello, es fundamental desarrollar una estrategia que identifique y permita ejecutar las acciones prioritarias y de mayor impacto. En ese sentido, un plan de conservación preventiva para monumentos en espacio público es una herramienta innovadora y útil para obtener un panorama estratégico que oriente la toma de decisiones de la manera más informada posible. Por último, el plan de conservación preventiva desarrollado para la fase III del Plan de Acción 2012-2016 del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural-IDPC da luces sobre los aspectos más neurálgicos de la ciudad y propone redefinir la orientación de las políticas de intervención de los monumentos en espacio público. Sin embargo, evidencia la necesidad de incluir todas las zonas de la ciudad, puesto que solamente un diagnóstico integral en el que se considere el centro histórico de la capital –el área con mayor densidad de monumentos- y la totalidad de las localidades de la ciudad, podrá dar cuenta de la situación real de los monumentos en Bogotá.

Referencias Bibliográficas 1999, Archivo General de la Nación, Código de Ética del Restaurador, Bogotá, Archivo General de la Nación, p.8. 2001, Clark, Kate, “The role of understanding in conservation”, en: Informed Conservation: Understanding Historic

Buildings and Their Landscapes

for

Conservation. London: English Heritage. 2015. Matiz López, Paula Jimena; Montagut Mejía, Claudia María y Rojas Eraso, Ana María, Plan de Conservación Preventiva para monumentos de espacio público de Bogotá: Fase III del Plan de Acción 2012-2016, Informe Técnico. Instituto Distrital de Patrimonio Cultural. 1998, Rojas Eraso, Ana María, “El Espacio Público en la Ciudad Colombiana: un modelo para armar”, en: Bitácora Urbano Territorial. Julio de 1998. 1994, Waller, Robert, “Conservation risk assessment: a strategy for managing resources for preventive conservation”, en: Studies in Conservation, 39(Supplement-2), 12-16, doi:10.1179/sic.1994.39.Supplement-2.12

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