PERIFERIAS, FRONTERAS Y DIÁLOGOS Actas del XIII Congreso de Antropología de la Federación de Asociaciones de Antropología del Estado Español Tarragona, 2–5 de septiembre de 2014
Edita: Universitat Rovira i Virgili ISBN: 978-84-697-0505-6 http://wwwa.fundacio.urv.cat/congres-antropologia/ Esta obra está bajo una licencia Attribution-NonCommercial-ShareAlike 3.0 Unported de Creative Commons. Para ver una copia, visite http://creativecommons.org/licenses/ by-nc-sa/3.0/ o envíe una carta a Creative Commons, 171 Second Street, Suite 300, San Francisco, California 94105, USA.
PIROCULTURA: PRÁCTICAS CULTURALES Y DISCURSOS DE PREVENCIÓN DE LOS INCENDIOS FORESTALES EN GALICIA Fátima Braña Rey Universidade de Vigo
[email protected] David Casado-Neira Universidade de Vigo
[email protected]
Resumen Año tras año las estadísticas de incendios forestales del Estado español, sitúan Galicia como la Comunidad con mayor número de conatos e incendios declarados. Según estudios previos de los Cuerpos y Fuerzas de seguridad en Galicia la causa principal de esta preeminencia es la intencionalidad con un 87% de frecuencia frente a otras causas como las negligencias, accidentes o causas naturales. En el análisis de los datos estadísticos, los estudios de causas y motivación, así como los diferentes materiales de difusión que la administración autonómica ha elaborado, se aprecian claras fracturas entre la población destino y los medios y soportes escogidos para las campañas institucionales. Así mismo se detecta que la difusión de la información sobre quemas autorizadas y permisos está incluida en los epígrafes destinados al bosque cuando en realidad, los diferentes estudios indican que la intencionalidad tiene relación directa con los usos agrícolas y ganaderos. En el mismo sentido las campañas institucionales de difusión de mensajes para la prevención están enfocadas a un público general que no se corresponde con los de las áreas en las que la pirocultura está más presente. Una vez conocidos los condicionantes climatológicos, productivos y preventivos, se hace necesario un estudio en el que se aborde de forma integral las razones y lógicas de la intencionalidad del fuego (¿qué valor tiene un incendio?), más allá de pensar en ello como un
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mero acto delictivo o un atentado medioambiental. Nuestro interés será exponer algunos de esos factores que tienen influencia directa en la magnitud y frecuencia de los incendios forestales con el fin de establecer hasta qué punto es necesario un estudio netamente cultural del uso del fuego. Palabras clave: Pirocultura, incendios forestales, Galicia, campañas de prevención.
1. Introducción En la Encuesta de Medio Ambiente (INE, 2010) el 76,9% de las personas entrevistadas manifestaron estar muy preocupadas por el medio ambiente. Una de las acciones que amenaza con más severidad el medio ambiente son los incendios forestales (Forest Europe Liaison Unit, 2010), así el espacio rural aparece periódicamente en peligro a causa de los incendios, los cuales suponen un desastre ambiental que azota la Península Ibérica cada año. Si bien el fuego se considera como un agente natural, que favorece la proliferación de diferentes especies y la renovación de tierras, los incendios forestales se han convertido en una poderoso transformador del paisaje (Pyne, Andrews, Laven, 1996), ya sean estos de origen natural o bien inducidos por causas antrópicas. Ambas cuestiones son de interés pues los incendios forman parte de la dinámica de los ecosistemas y pueden ser tanto una herramienta como constituir un factor de deterioro ambiental. Además de la perspectiva ecológica y la atención a la biodiversidad, al hablar de incendios forestales es necesario hacer mención al paisaje agrario que se ha construido a partir de un proceso histórico específico que ha dejado diferentes huellas en relación al manejo de técnicas y herramientas de transformación. Es esta capacidad de evocar diferentes momentos históricos en relación con la producción agropecuaria la que ha hecho posible que actualmente se considere el paisaje agrícola como parte del patrimonio cultural, síntesis de identidades culturales y contenedor de información necesaria para una gestión sostenible del espacio rural. Precisamente en los foros internacionales se apuntan diferentes causas que han marcado un aumento de los incendios forestales, entre ellas los cambios demográficos, específicamente el éxodo rural y los cambios de uso de la tierra (Ramos, 2010). Tal es la importancia de la masa forestal, pero también de la posibilidad de degradación ambiental general, que desde diferentes colectivos implicados en los recursos forestales y medioambientales se insta a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
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Agricultura (FAO) para que se redacten y establecen mecanismos internacionales que promuevan la cooperación internacional en el manejo de los incendios forestales de cara a reducir sus efectos devastadores en los ecosistemas (Forest Europe Liaison Unit, 2010). En Galicia el uso mayoritario del suelo es forestal, del que además el 69% es superficie arbolada (Xunta de Galicia, 2013). Así, en Galicia se ha superado la media europea de propiedad individual de la superficie forestal que en el caso europeo (y asturiano) está entorno al 60% y en el caso gallego es cercano al 80% (Díaz, Fonseca, 2000), al tiempo que se ha convertido en la tercera comunidad del Estado español en porcentaje de superficie ordenada privada y la primera Comunidad Autónoma en aprovechamiento forestal por volumen de cortas de madera (6.876.697 cortas) seguida de lejos por Castilla y León (1.326.933) (Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, 2010). Comprobaremos cómo el espacio de monte se ha forjado a partir de un conjunto de factores (productivos, climatológicos, históricos y políticos –política forestal, preventiva y de lucha contra el fuego–) que hacen complejo atender a la especificidad de los incendios forestales. Nuestro interés será exponer algunos de los factores que tienen influencia directa en la magnitud y frecuencia de los incendios forestales con el fin de establecer hasta qué punto es necesario un estudio netamente cultural del uso del fuego en Galicia.
2. Metodología En este análisis exploramos diferentes estudios que analizan las características, motivos y causas de los incendios forestales. Analizamos además el espacio web de la Xunta de Galicia para estimar si se detecta fracturas entre las causas y motivos y las formas de prevención y difusión del adecuado manejo del fuego. Sobre los datos de incendios y conatos recogemos fundamentalmente los valores máximos y mínimos en frecuencia e intensidad de los incendios forestales, pues estamos tratando de extraer conclusiones en relación con la necesaria investigación cultural en los colectivos actantes para la prevención de los incendios forestales en Galicia.
5470
3. Galicia en llamas”1. Incidencia de los incendios en Galicia
En el Estado las cifras de superficie forestal total afectada ha mostrado, una tendencia decreciente en los últimos dos decenios. En los informes del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente se indican como causas que explican la disminución de superficie quemada la dotación de mayores recursos a los programas de prevención, así como el incremento de las acciones punitivas y la eficacia en la extinción haciendo que los incendios no se extiendan más allá de una hectárea, lo que deriva en que se clasifiquen como conatos en las estadísticas (Enríquez, Del Moral, 2012). Las estadísticas y datos utilizados para la prevención y actuación dividen el Estado en cuatro áreas en virtud de la homogeneidad del fenómeno de los incendios: Canarias, Comunidades interiores, Mediterráneo y el área del Noroeste. Esta última comprende las Comunidades Autónomas de Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco y las provincias de León y Zamora. En esta región se dan el 62% de los incendios forestales del Estado (Enríquez, Del Moral, 2012). En esta región, categorizada en función de su profusión incendiaria de masa forestal, en el decenio 2002-2012 destaca Galicia por ser en la que se dio el mayor número de incendios forestales. En este mismo periodo, el 42% de los siniestros del Estado se dieron en Galicia, seguida de lejos por Castilla y León con un 11%.
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
Estado 19929 18617 21394 25492 16334 10932 11656 15642 11722 16028 15895 Galicia 10773 %
54,06
8553
10618 11973
6996
3157
2546
3971
3852
6342
3794
45,94
49,63
42,83
28,88
21,84
25,39
32,86
39,57
23,87
46,97
Tabla 1: Comparativa del número de incendios en el conjunto del Estado y Galicia. Elaboración propia, fuentes: Instituto Galego de Estatística (IGE, 2013a, 2013b), INE (2013) y Xunta de Galicia (2013)
En términos generales en Galicia se evidencia una disminución del número de incendios desde el año 1995 manteniéndose una evolución en diente de sierra con máximos relativos menores en cada año que en los anteriores (Fernández-Couto, 2007). Esta reducción
1
Título del apartado dedicado en el resumen anual de El País (2006).
5471
secuenciada que apunta el Director General de Montes de la Xunta de Galicia tiene picos máximos en el número de incendios en los años 1995, 1997, 1998, 2000 y 2005.
1995
1996
1997
1998
2000
2002
2004
2005
15.218
10.145
14.388
12.934
12.589
10.773
10.618
11.973
Tabla 2: Años con un número de incendios forestales en Galicia superior a los 10.000 (Xunta de Galicia, 2013)
Se evidencia el decrecimiento en términos generales del número de incendios, dato que puede ser explicado por la eficacia de los diferentes esfuerzos para la prevención y extinción de incendios en la última década 2002-2012. Si es así, cabe pensar que la alarma social creada por los incendios forestales responde más a causas de percepción del valor del medio natural y a una determinada imagen del paisaje basada en principios conservacionistas e idealizantes que en la magnitud del impacto ecológico (en términos cronológicos comparativos). Independientemente de las consecuencias medioambientales de un incendio, su percepción social hay que abordarla desde las diferentes culturas forestales (Lage, 2003) –sincrónica y diacrónicamente– y del papel que los medios de comunicación juegan en la construcción de las catástrofes naturales en la actualidad. Para seguir con este perfil descriptivo debemos atender a otro parámetro básico: el número de hectáreas afectadas por los incendios. Como habíamos dicho Galicia no se distingue, en comparación con el resto del Estado, por la incidencia de grandes fuegos, aquellos que consumen más de 500 hectáreas. Sin embargo, el número de hectáreas arrasadas por el fuego es de interés pues nos muestra un panorama desigual pero de gran incidencia.
5472
Total Estado
Galicia
%
2002
107.464,05
18.546,8
17,26
2003
148.173,07
19.819,70
13,38
2004
134.170,96
32.098,45
23,92
2005
188.672,49
57.452,22
30,45
2006
155.362,83
95.947,38
61,76
2007
86.112,53
7.051,06
8,19
2008
50.321,34
6.335,84
12,59
2009
119.891,74
10.741,31
8,96
2010
54.769,88
14.807,34
27,04
2011
80.009,56
36.610,62
45,76
2012
198.936,63
15.364,66
7,72
Tabla 3: Comparativa entre el número de hectáreas incendiadas en el conjunto del Estado y Galicia. Elaboración propia, fuentes: IGE (2013a, 2013b), INE (2013) y Xunta de Galicia (2013)
No aparece de forma clara una relación entre las superficies afectadas en el Estado y Galicia pudiendo presentar valores diferentes en el mismo año y posteriores. Por otro lado, si extraemos de esta tabla los valores máximos obtendremos que en Galicia los años de mayor devastación por los incendios forestales se dieron al final de la década de los años 70 y en los 80, momento en que Galicia sufre un éxodo importante del espacio rural así como una transformación en los usos del monte.
1978
1981
1985
1989
2006
119.633,7 117.438,1 107.495,7 198.998,2 95.947,5 Tabla 4: Años con un número mayor de hectáreas afectadas por los incendios forestales en Galicia superior a los 10.000 (Xunta de Galicia, 2013)
En años distintos el impacto de los incendios es diferente, pues no hay una correspondencia entre el número de incendios y la superficie afectada. De hecho los años en los que el fuego ha arrasado mayor superficie no se acercan a los valores máximos en número de incendios. Por ejemplo, si nos detenemos en la comparación de las tablas 1, 2, 3 y 4 apreciaremos que años como el 2002, 2004 o 2005 tienen un elevado número de incendios (superior a los 10.000) mientras que la superficie afectada no presenta una equivalencia en magnitud de hectáreas quemadas. Debemos también hacer mención al año 2006 en el que los incendios
5473
forestales causaron una gran alarma social pues aunque el número de incendios no llegó a los 10.000 (total de 6.996) el número de hectáreas quemadas fue muy superior a 95.000; valores próximos a la década de los 70-80 donde el numero de incendios era ostensiblemente menor pero su impacto en superficie quemada mucho mayor al actual. Finalmente, otra característica del fenómeno incendiario en Galicia es su distribución. Según datos del último decenio la mayor concentración del número de incendios se corresponde casi siempre con la provincia de Ourense. Galicia Ourense % Pontevedra % A Coruña % Lugo % 2002 2003 2004 2005
10.773 8.553 10.618
3.896 2.695 3.348
36,2 31,5 31,5
3.276 2328 3.234
30,4 27,2 30,5
2.326 1921 2.993
21,6 1.275 11,8 22,5 1.609 18,8 28,2 1.043 9,8
11.973
4.292
35,8
3.899
32,6
2.641
22,1 1.141 9,5
2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012
6.996 3.157 2.546 3.971 3.852 6.342 3.794
1.613 1.465 1.348 1.794 1.416 2.609 1.525
23,1 46,4 52,9 45,2 36,8 41,1 40,2
2.099 785 540 928 1.040 1.516 860
30,0 24,9 21,2 23,4 27,0 23,9 22,7
2.387 557 366 739 925 1.177 741
34,1 17,6 14,4 18,6 24,0 18,6 19,5
897 350 292 510 471 1.040 668
12,8 11,1 11,5 12,8 12,2 16,4 17,6
Tabla 5. Evolución número de incendios en Galicia por provincias (Xunta de Galicia, 2013)
Como se puede apreciar Ourense es la provincia con mayor número de incendios forestales a excepción del año 2006 en el que la Provincia de A Coruña cambia la tendencia general del decenio, rompiendo la distribución espacial que relacionaba los incendios forestales con la Galicia interior y el proceso de despoblación (Balsa, 2012) por un año. A pesar de la inconstancia de la frecuencia de incendios en Galicia sí parece constante la proporción y su distribución provincial. Detallando la información sobre la ubicación de la mayor incidencia de los incendios forestales en Galicia de acuerdo al número de incendios y hectáreas (datos disponibles desde el año 2007) encontramos que el distrito2 XIV Verín-Viana es el que registra mayor número 2
La Xunta de Galicia estableció a partir del año 1999 el distrito forestal como herramienta de gestión definido como “unidad administrativa básica de planificación de la defensa contra incendios forestales de Galicia, dotada de recursos propios y con capacidad de planificació . Cada distrito está compuesto por la agrupación de municipios pertenecientes todos a una misma provincia” (IGE, 2013c). Los distritos son una división espacial y, como se ha visto, una herramienta de gestión para la intervención y prevención que se han constituido en relación con la proximidad geográfica y la dotación de instrumentos de gestión de la prevención y
5474
de incendios ininterrumpidamente, y XIII Valdeorras-Trives está casi siempre en segundo lugar (ambos en la provincia de Ourense), en 2010 ocupa el distrito XVIII Vigo-Baixo Miño (Pontevedra) el segundo lugar, y en 2011 el XV A Limia (Ourense).
Año
Distrito
2007
Distrito XIV - Ver n-Viana
505
1.363,8
Distrito XIII - Valdeorras-Trives
357
2.288,7
Distrito XIV - Ver n-Viana
462
2.489,1
Distrito XIII - Valdeorras-Trives
307
648,6
Distrito XIV - Ver n-Viana
604
2.517,2
Distrito XIII - Valdeorras-Trives
449
953,8
Distrito XIV - Ver n-Viana
402
4.074,3
Distrito XVIII - Vigo-Baixo Miño
355
422,42
Distrito XIV - Ver n-Viana
714
10.011,0
Distrito XV - A Limia
533
7.342,36
Distrito XIV - Ver n-Viana
526
2.527,97
Distrito XIII - Valdeorras-Trives
309
4.256,73
2008
2009
2010
2011
2012
Nº Incendios registrado Hectáreas
Tabla 6. Distritos que han registrado mayor número de incendios en Galicia en los últimos seis años. Fuente: IGE (2013b)
El distrito XIV Verín-Viana destaca por tener la mayor parte de su terreno forestal o montes en propiedad pública, además de montes vecinales en mano común (Xunta de Galicia, 2013). Ourense es la provincia que se ve más afectada por los incendios forestales concentrándose estos en la zona sur-oriental. Por otra parte, las zonas menos afectadas por los incendios forestales se encuentran en la provincia de Lugo.
aprovechamiento de los montes así como para extinción de incendios (Xunta de Galicia, 2013). Organizadas por provincias la composición de cada Distrito es la que sigue: A Coruña: (Distrito I – Ferrol, Distrito II Bergantiños-Mariñas Coruñesas, Distrito III - Santiago-Meseta Interior, Distrito IV - O Barbanza, Distrito V – Fisterra); Lugo (Distrito VI - A Mariña Lucense, Distrito VII - A Fonsagrada-Os Ancares, Distrito VIII- Terra de Lemos, Distrito IX - Lugo-Sarria, Distrito X - Terra Chá). Ourense (Distrito XI - O Ribeiro-Arenteiro, Distrito XII - Miño-A Arnoia, Distrito XIII - Valdeorras-Trives, Distrito XIV - Verín-Viana, Distrito XV - A Limia). Y en Pontevedra (Distrito XVI - Deza-Tabeirós; Distrito XVII - O Condado-A Paradanta; Distrito XVIII - VigoBaixo Miño; Distrito XIX - Caldas-O Salnés).
5475
A o
Distrito
N Incendios registrado
Hectáreas
2007
Distrito VI - A Mari a Lucense
23
30,3
Distrito VII - A Fonsagrada-Os Ancares
27
59,3
Distrito VI - A Mari a Lucense
25
8,5
Distrito VII - A Fonsagrada-Os Ancares
35
271,0
Distrito VI - A Mari a Lucense
31
22,4
Distrito VII - A Fonsagrada-Os Ancares
53
433,6
Distrito VI - A Mari a Lucense
30
41,83
Distrito VII - A Fonsagrada-Os Ancares
63
189,95
Distrito VI - A Mari a Lucense
40
44,12
Distrito VII - A Fonsagrada-Os Ancares
108
371,93
Distrito VI - A Mari a Lucense
41
16,03
Distrito V - Fisterra
77
297,73
2008
2009
2010
2011
2012
Tabla 7. Distritos que han registrado menor número de incendios en Galicia en los últimos seis años. Fuente: IGE (2013b)
Los distritos que menos número de incendios han registrado son mayoritariamente el distrito VI Mariña Lucense y el VII A Fonsagrada- Ancares también en Lugo. Sólo el año 2012 ha presentado un cambio en esta tendencia ocupando el distrito V Fisterra (A Coruña) el segundo lugar. Así pues, en el caso gallego es la provincia de Ourense en la que se sitúan los municipios con mayor número de incendios siendo estos Viana do Bolo y Muíños, y la provincia de Pontevedra en el municipio de A Cañiza limítrofe con la provincia de Ourense. Con una concentración superior a los 1.000 incendios en diez años esto significa que los incendios en Galicia se producen, por lo general, en las mismas localizaciones (Enríquez, Del Moral, 2012; Fernández-Couto, 2007). Siendo la zona más afectada por los incendios el suroeste y la que menos afectada el noreste de Galicia. Una vez descritos los principales indicadores que muestran Galicia como “tierra de fuego” (El País, 2013) veamos en qué medida se ve afectada por una cultura que nos enseña algunas causas, motivaciones y perfiles de los incendios para establecer si realmente podemos hablar de pirocultura o de casuística en relación con una configuración específica de lo natural.
5476
Nuestra hipótesis es que la persistencia de los incendios forestales se puede entender por factores estrictamente productivos, climatológicos o políticos (preventivos…), y por cómo estos determinan una cultura del monte (contextualizada en los factores anteriores) en la que si bien hay una creciente concienciación medioambiental, también hay una persistencia de prácticas sociales, desligadas del uso lúdico y paisajístico del monte, que hacen posible el recurso al fuego como un instrumento ‘legítimo’ (o coherente con las prácticas económicas – agrícolas, ganaderas, cinegéticas–) de carácter estratégico: el fuego intencionado se articula en una determinada concepción del monte, no como espacio natural, sino bajo una lógica económica (no necesariamente productiva) atravesado por redes interpersonales. Así “el fuego ha operado como un agente destructor de primer orden, siendo utilizado para dirimir la conflictividad entre grupos de interés divergentes en el espacio a monte, tanto a nivel intracomunitario (entre dos comunidades de montes por razones de lindes, derechos de pasto, etc.) como intercomunitario (entre comunidades y la Administración o entre las primeras y la industria)” (Cabana, 2009: 103 – traducción propia). Por otro lado, la persistencia de la pirocultura se puede entender también como una forma de protesta, por lo tanto, claramente racional e instrumental en dónde se valora su potencialidad destructiva, más que como un conflicto de culturas. En este sentido se hace necesario también responder a las preguntas de si los mensajes, y si las campañas de concienciación realmente se dirigen e inciden en el segmento de población proclive a usar el fuego como una práctica tolerada o aceptada, es decir, a la pirocultura en el medio natural. Lejos de calificarla como una práctica sin sentido, creemos que es necesario encontrar los significados y las claves de racionalidad en las acciones de quema e incendiarias en las zonas más afectadas por los incendios forestales. El trabajo que estamos realizando trata de establecer las relaciones de sentido entre los discursos y campañas de prevención y las prácticas culturales en relación con el uso del fuego. Estas prácticas culturales no habría, en consecuencia, que abordarlas a la luz del valor simbólico que el fuego juega en la cultura tradicional gallega (Rey, 2007).
4. Causalidad y motivaciones En relación con la causalidad se da una dualidad en cuanto al peso que se le atribuye a la intervención humana y a las causas naturales. Estudios y opiniones, tanto técnicas como políticas, recogidas en los medios de comunicación apuntan a causas muy diversas, además de
5477
las naturales y climatológicas, que son peculiares de Galicia como son: una alta concentración de masa forestal, desuso de prácticas tradicionales de utilización de los recursos naturales (forestal, ganadero, agrario), minifundismo de la propiedad de terreno de bosque que dificulta la gestión y aprovechamiento de los recursos, cultura del fuego en su utilización como herramienta de aprovechamiento de los recursos, etc. En la siguiente tabla se recoge el origen de los incendios que se atribuyen a una u otra causa (según información de la Guardia Civil y la Xunta de Galicia).
Guardia Civil Naturales
1,1%
Rayo Negligencias
Xunta de Galicia
1% 9,1%
Basureros
1,6 2,3%
Accidentales
2,1
Intencionados
51,4
86,1
Desconocido
35,9
6,7
Otras
1,2
Tabla 8. Causas de los incendios 1998-2005. Elaboración propia, fuente: Molano, Rodríguez Rodríguez, Ponte (2007)
La mayor parte de los incendios forestales en Galicia responden a causas antrópicas y principalmente a una intención de quema forestal. Es este dato el que nos permite hablar de pirocultura en Galicia pues claramente hay una práctica incendiaria que si bien podría no responder a un perfil de piromanía, sí podría explicarse de acuerdo a una racionalización del uso del espacio rural. Del 48,77% de los incendios intencionados en Galicia, se desconoce la motivación de quien los provoca. Del 51,2% de incendios intencionados, de los que sí constan las causas, la mayor parte de ellos se atribuyen a prácticas tradicionales inadecuadas (eliminar matorral, residuos agrícolas, regeneración de paso, ahuyentar animales…). Así, en el período entre 1995 y 2005 las prácticas tradicionales inadecuadas ocasionaron un total de 4.920 incendios y 18.536 conatos, frente a 851 incendios motivados por beneficios directos al causante, 1.125 fueron
5478
atribuidos a otras motivaciones y 157 orientados a producir daños a terceros (Molano, Rodríguez Rodríguez, Ponte, 2007). En este sentido, diferentes investigaciones apuntan que la utilización del fuego es una práctica relacionada con el aprovechamiento de los recursos naturales por parte de la población local. Así pues, la literatura especializada nos presenta un paisaje rural mediado por la humanización del espacio a partir del aprovechamiento racional de los recursos así como un imaginario social del monte en Galicia complejo ligado a todos los ámbitos de cultura (Couceiro, 2008; Mariño, 2010) y constituido en un particular devenir histórico. En concreto parece que la utilización del fuego como herramienta puede haber estado presente en el territorio gallego desde el Neolítico (Kaal, 2011). Desde esta perspectiva se podría considerar la provocación de incendios como un uso racional de herramientas disponibles para la consecuciones de fines en relación con la obtención de recursos. Es pues necesario, explicar en mayor detalle los elementos de carácter sociocultural que muestran relaciones causales con los incendios forestales en Galicia. La búsqueda de factores socioeconómicos relacionados con los incendios forestales centra diversas investigaciones que combinan estas causas con los datos meteorológicos, en los que se han centrado los elementos predictivos y las políticas de actuación y prevención. Los factores meteorológicos inciden en el número de incendios pero no en la cantidad de superficie quemada (Barreal, Loureiro, Picos, 2012). Así la temperatura es un factor que incide en el número de incendios más que en el número de hectáreas afectadas descartando una influencia directa de variables meteorológicas en este aspecto. Igualmente indican la importancia de las variables agro-ganaderas estableciendo una relación entre incendios y superficie labrada. Otro factor destacado es la presencia de entidades de población pues implica la disminución de la superficie afectada, así como el número de incendios y, por tanto, concluyen que el abandono del monte incide en el número de incendios (Corbelle, Crecente, 2008). El abandono de terreno forestal que se ha producido en Galicia obedece a una casuística particular que toma forma a lo largo del siglo XIX y XX. Diversos estudios relacionan las transformaciones acaecidas a lo largo de ambos siglos en el paisaje rural con las actuales deficiencias en función de un modelo de aprovechamiento forestal nacido de la crisis de otros sectores productivos (Marey, Crecente, Rodríguez Vicente, 2004). Tenemos que añadir que el monte en Galicia se refiere a una superficie inculta, no necesariamente arbolada, y directamente relacionada con la producción agropecuaria que se desarrolló en Galicia desde el siglo XVIII y en el que las tierras se han dejado “a monte” o utilizado con labor según la
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presión demográfica o, en nuestra opinión, de acuerdo también al modelo de producción dominante (ya sea este ganadero, agrícola, forestal o de recreo). La trayectoria histórica del espacio a monte muestra cómo se produjo, a principios del siglo XX, la individualización de la propiedad forestal a partir del cambio del modelo de producción tradicional con especies autóctonas (Querqus Robur) hacia especies de mayor desarrollo (Pinus Pinaster, Eucaliptus Globulus) a la vez que se establecían políticas de reforestación por parte de las administraciones. A finales de la década de los 80 del siglo pasado se inicia la separación de los usos del espacio rural distinguiéndose entre agrarias, forestales o ganaderas a la vez que se instala el sistema productivo en el monte gallego (Marey, 2003). Otros estudios indican la triple funcionalidad del monte como económica, ambiental y de recreo, señalando la dificultad de que convivan estas formas de aprovechamiento y el hecho de que la mayor parte de las explotaciones forestales pertenecen a personas que también desarrollan actividades agropecuarias (Díaz, Fonseca, 2000). De esta forma comprobamos cómo el monte está histórica y patrimonialmente vinculado á las formas de explotación agropecuaria. En este sentido diferentes autores hablan de la denominada cultura forestal. Esta sería en Galicia inexistente ante la preeminencia de las racionalidad agraria y ganadera de la que resulta el monte considerado como un espacio secundario, lo que implicaría que no se aprecie como patrimonio común ni sea fácil que se promueva la formación profesional para su explotación, pues las explotaciones priorizan la actividad agropecuaria frente a la silvicultura (Pérez Vilariño, 1989, 1992; Díaz, Fonseca,2000). Estamos ante una convivencia en formas de entender y explotar el monte que de acuerdo a diferentes trabajos bascula entre una cultura forestal profesional y otra de corte tradicional. Esta diferenciación se refiere a una cultura forestal que incluiría aquellas prácticas centradas en la extracción de productos del espacio forestal y la tradicional que enmarca una relación complementaria entre monte, agricultura y ganadería (Díaz, Fonseca, 2000; Marey, 2003). De esta forma lo que aparece en el territorio gallego es que las explotaciones combinan las prácticas incluidas en la denominada cultura forestal tradicional con nuevas fórmulas de carácter más profesional e innovador (Díaz, Fonseca, 2000) pero sin que se aprecie una voluntad de aprovechamiento forestal directo y profesional, lo se puede entender como consecuencia de un proceso de modernización económica fallido que sitúa al monte en Galicia en un punto cero (Bouza, 2007: 37). Se ha comprobado que la existencia de núcleos de población así como tierras de labradío disminuye la frecuencia e intensidad de los incendios forestales (Barreal, Loureiro, Picos, 2012). Esto se debe, en parte, a la mejor actuación de los efectivos de extinción, pero también
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al estado de la vegetación y la importancia del trabajo y rendimiento de este. De esta manera, el abandono de la actividad agrícola, así como el abandono de la tierra en el sentido de no cultivarla, es una de las causas que contribuye al problema de incendios forestales en Galicia en la medida en que favorece la desvalorización del territorio descuidándose su estado y favoreciendo la propagación de los incendios. Como adelantamos en el apartado anterior, a partir de los años 70 del siglo pasado el abandono del espacio rural ha sido una constante y es a partir de los años 80 que se sitúa un proceso de diferenciación productiva en el monte. Esta diferenciación relega la pluriactividad, que hasta entonces era la forma mayoritaria de explotación de acuerdo una colaboración entre las necesidades de la producción agraria y ganadera, hacia la silvicultura (Marey, Rodríguez Vicente, Crecente, 2007; Lage, 2002). De igual forma se constata que la mayor concentración de superficie arbolada en Galicia se da en el eje atlántico, que hasta el año 2006 no había concentrado el mayor número de incendios forestales ni superficie afectada por incendios forestales. Por otra parte, el eje atlántico es donde se concentra la población gallega (Balsa, 2012) que son variables a tener en cuanta para explicar, en términos de cercanía de población y abandono de actividad agrícola, la menor incidencia de los incendios tanto en número como en superficie afectada. En relación con el abandono tanto de las tierras como de la actividad agropecuaria se encuentra el proceso de envejecimiento de la población en general y más concretamente aquella que aún reside en el espacio rural debido a la emigración a los núcleos urbanos de la población más joven (Marey, Rodríguez Vicente, Crecente, 2007). De esta forma las explotaciones están en manos de personas mayores (hombres en un 60% y con una edad media próxima a los 53 años) lo que dificulta que se lleven a cabo innovaciones y prácticas de prevención, que están alejadas de la cultura tradicional antes mencionada, pues se entiende que la imagen del monte como recurso económico está vinculada con el dinamismo de la familia que explota el espacio (Díaz, Fonseca, 2000; Lage, 2003). En este mismo sentido actúa el hecho de que la propiedad del monte en Galicia esté muy fragmentada con una media de dos a tres hectáreas de extensión y 650.000 propietarios forestales (Xunta de Galicia, 2013; Barreal, Loureiro, Picos, 2012). La relación entre proximidad, propiedad e incendios forestales parece que es clara, por esto resulta de interés acercarnos a analizar qué sabemos sobre las actoras que intervienen y/o originan los incendios forestales. En este sentido nos encontramos con que Galicia cuenta con el mayor número de detenidos por incendio forestal (350 entre 1998-2005) del Estado (Ponte, Bandín, 2008).
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Entre las supuestas autor as argumentadas por medios de comunicación se ha hablado de grupos que por intereses particulares (brigadas de extinción, caza, industria maderera…) podrían actuar en todo el territorio gallego. En plena campaña de incendios en el año 2013 tanto el Presidente de la Xunta de Galicia –Alberto Núñez Feijoó– como el Fiscal Superior de Galicia –Carlos Varela García– descartan tanto los accidentes, como la intencionalidad de grupos que se desplazan por el territorio dando paso a la hipótesis de un uso individual y gravoso del fuego (Precedo, 2013), que por otro lado respaldan los datos de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado (Molano, Rodríguez Rodríguez, Ponte, 2007). Lo que nos lleva a entender que la práctica y uso del fuego es un recurso individual. La mayor parte de las personas que han provocado incendios en Galicia son hombres que actúan en solitario, que poseen un bajo nivel de educación formal, sin cualificación profesional y que residen en la zona incendiada o muy próximos a ella (Silos, 2000; Molano, Rodríguez Rodríguez, Ponte, 2007). Datos que se corresponden con los elementos apuntados anteriormente en los que los propietarios de masa forestal y/o explotaciones agrarias son mayoritariamente hombres con bajo nivel de estudios y escasa o nula capacitación profesional para la tarea forestal (Marey, 2003; Marey, Crecente, Rodríguez Vicente, 2004).
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Categorías
Imprudente
Incendiario
Pirómano
Género
Hombre
Hombre
Hombre
Edad
> 50
35-50
40-45
Nivel Estudios
Medio- bajo
Bajo
--
Profesión
Agro-ganadera
Agro-ganadera. Sin cualificaci n profesional.
Agro-ganadera o sectores en los que se utiliza el fuego
Reside
Zona incendio y propietario
Zona incendio o pr ximas
Zona de incendio o próximas
Conciencia ambiental
Poca
Poca
Ninguna
Uso fuego
Como herramienta para uso agropecuario
Como herramienta para uso agropecuario o por inter s personal
Por gusto/placer
Otros rasgos del perfil
Incapacidad f sica por razones de edad
Leve retraso o adicci n
Suelen participar como voluntarios o en los servicios de extinci n
Porcentaje de acciones
38%
7% aproximado
Tabla 9. Perfiles de las personas detenidas en los incendios forestales de Galicia. Elaboración propia, fuentes: Ponte, Bandín (2008), Molano, Rodríguez Rodríguez, Ponte (2007).
Como se aprecia en la tabla 9 los perfiles registrados a partir de las detenciones no permiten una definición clara pero nos dejan dos rasgos que nos parecen de especial relevancia a la luz de los datos examinados en apartados interiores. El primero la proximidad del incendio con la residencia de la incendiaria y el segundo el conocimiento del medio a partir de la producción agro-ganadera. Los tres perfiles anteriores se corresponden con las causas y motivos apuntados y todos ellos indican que en Galicia se da una pirocultura arraigada en el espacio rural que se vincula con las formas de explotación de los recursos. Envejecimiento de la población, escasa formación y poca capacitación para las tareas agrícolas, ganaderas y forestales, abandono de la producción agropecuaria y la silvicultura al tiempo que se aumenta la superficie forestal en manos privadas. Así pues, el análisis cultural es determinante para poder entender los usos del fuego como herramienta y estrategia para poder diseñar políticas de prevención de los incendios forestales (Couceiro, 2008; Mariño, 2010; Lage, 2002).
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Una vez relacionados los datos de diferentes fuentes en torno a las causas y motivos de los incendios forestales así como los perfiles, queremos añadir un análisis sobre las campañas de manejo y difusión de valores medioambientales desde la Consellería de Medio Rural e do Mar. Veamos pues algunos datos en relación a las campañas de manejo del fuego llevadas a cabo por la Xunta de Galicia.
5. La difusión del manejo del fuego La educación ambiental y las campañas de divulgación han sido desde el comienzo del siglo XXI una constante en los documentos de prevención, como el recogido en la Estrategia Gallega de Educación Ambiental (Rodríguez Rogina, Pereira, Gutiérrez, 2000) en el que se entiende que la gestión del monte debe ser objeto de especial interés, o igualmente el Plan de Incendios Forestales de Galicia (INFOGA) que propusieron campañas divulgativas anuales que han procurado incidir en la visibilización de los efectos negativos del fuego, así como en la necesidad de fomentar la concienciación ciudadana. A partir del año 2007 estos planes son substituidos por el Plan de Prevención e Defensa contra os Incendios Forestais de Galiza (PLADIGA) que incluye un apartado específico para la prevención y educación ambiental. En la edición del año 2013 el primer objetivo en el área de detección, disuasión e investigación era "Reducir el número de incendios originados por causa desconocida o sin especificar, por negligencias o motivados por comportamientos intencionados de tipo delictuoso” (Xunta de Galicia, 2003:18). En este mismo Plan se puede ver cómo las zonas de alto riesgo de incendio previstas para la campaña 2013 cubrían la práctica totalidad del territorio de Galicia salvo una pequeña porción del Noreste. En cumplimiento de las actuaciones diseñadas tanto en INFOGA como en PLADIGA comprobamos que se han llevado a cabo campañas de educación ambiental para escolares de diferentes edades como un objetivo a largo plazo. Charlas llevadas a cabo por técnicos y expertos que se han incluido en los diferentes planes como las campañas “O teu monte a nosa cor” (Tu monte, nuestro color) de los años 2004 y 2005 (Domínguez, 2007) o “Non queimes o futuro” (No quemes el futuro) que no solo se han realizado en centros escolares sin también a partir de acciones en campamentos de verano y cuenta-cuentos. Desde el 2006 se incluyen charlas para adultos en contextos diferentes como asociación de vecinos, romerías, fiestas populares, etc.
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Por otro lado, la Consellería de Medio Rural e do Mar divulga la información de prevención y manejo del fuego a través de su página web. En ella mantiene una serie de materiales que inciden en la prevención de los incendios forestales desde el apartado ‘forestal’ que se sitúa dentro de la temática ‘medio rural’ y en la misma línea que un apartado específico para la ‘ganadería’ y otro para la ‘agricultura’. En el apartado forestal, encontramos una pestaña específica para incendios forestales, aquí los usuarios podemos consultar publicaciones sobre gestión y prevención de incendios pero estas son más de carácter técnico que divulgativo. Encontramos los manuales para la de extinción/prevención, elementos para las brigadas como autobombas, unidad didáctica para peones conductores, así como unidades didácticas para educación primaria y secundaria. De forma central nos interesan dos dípticos encontrados en este apartado de a p gina web que explican los permisos de quemas, además de ser posible la solicitud vía telemática y la responsabilidad penal en la prevención de incendios forestales. A partir de los datos recogidos en los apartados anteriores de este trabajo, parece que la información forestal también debería estar accesible desde los apartados de ‘ganadería’, ‘agricultura’ y ‘caza’ pero entre las treinta y tres entradas analizadas dentro de estos apartados de la página web de la Consellería, ninguna se refiere a la prevención de incendios forestales. La consulta de la página web no es el medio más adecuado para la difusión de la gestión y manejo del fuego como elemento de prevención habida cuenta de los perfiles que se han visto así como las causas y motivaciones ligadas al ámbito agropecuario. Sí lo es para mediadores y gestores de administraciones locales así como educadores sociales que pueden promover una nueva concienciación ambiental. A nuestro juicio las hojas divulgativas así como las unidades didácticas son para un público que si bien es de importancia para la educación ambiental de las personas más jóvenes no inciden directamente en los perfiles relacionados con los incendios forestales.
6 Conclusiones De acuerdo a los datos, se puede concluir que las campañas institucionales de concienciación, educación medioambiental y difusión de la prevención de los incendios forestales, cuando menos, en el caso gallego no están llegando a ese segmento de la población en el que las prácticas incendiarias son aceptadas o están incorporadas a formas tradicionales de empleo del fuego como parte de la actividad económica (Lage, Trabada, Fernández Gestido, 2011). Además hemos detectado que la difusión de la información sobre quemas autorizadas y
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permisos está incluida únicamente en los epígrafes del apartado forestal cuando en realidad, los diferentes estudios indican que la intencionalidad tiene relación directa con los usos agrícolas y ganaderos. En este sentido se hace necesario responder a las preguntas de si los mensajes, y si las campañas de concienciación realmente se dirigen e inciden en el segmento de población proclive a usar el fuego como una práctica tolerada o aceptada, es decir, a la pirocultura en el medio natural. Como se ha podido constatar los avances en las iniciativas relativas a la extinción y prevención explican en parte la disminución relativa de incendios en Galicia, pero también encontramos que los recursos desplegados en prevención, o bien, se han limitado casi por completo a la actuación directa sobre el medio natural a partir de trabajos de silvicultura, organización forestal, etc, o bien, se han destinado recursos a acciones de carácter policial, sin que se hayan atendido en la misma medida las estrategias de participación, comunicación y educación medioambiental de la población en general, y de los colectivos ligados a las áreas geográficas más afectadas. El caso de Galicia es paradigmático de la necesidad de continuar con la investigación cultural en relación con los incendios forestales debido a los datos diferenciales del fenómeno en esta comunidad. Los datos nos indican que los incendios forestales se muestran como un fenómeno social y cultural y, por lo tanto, debe ser abordado desde esta perspectiva. En vista de los estudios y líneas de investigación parece necesario incidir en un análisis de los elementos de la pirocultura que nos permitan encontrar significados y racionalidad en las acciones de quema e incendiarias en las zonas más afectadas por los incendios forestales.
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