Pinturas mexicanas en París 1889

June 19, 2017 | Autor: M. Silva Barón | Categoría: Exhibition, Museum, Expositions and Worlds Fairs, Exposiciones Internacionales
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Descripción

Pinturas mexicanas en París 1889 Marco Antonio Silva Barón

El escenario

Durante la Exposición Universal de 1889 se presentó una de las mayores muestras de arte jamás ensambladas. En eventos similares se había presentado arte, sin embargo, los organizadores de la citada muestra pusieron énfasis en la sección artística. Entonces, el 10 de julio de 1886 se emitió un decreto en el que se confirmó la presencia de las artes visuales en la exposición de 1889. Consciente del papel protagónico de la plástica francesa durante todo el siglo, la Comisión de Estudios encargada de proyectar el programa general del acontecimiento propuso que lo artístico tuviera un carácter retrospectivo, tanto del siglo transcurrido desde la Revolución, como del arte contemporáneo francés e internacional. Así, la temporalidad abarcaría el arte de finales del siglo XVIII hasta llegar a la década de 1880.1 Cabe señalar que el modo de proceder en la organización de la muestra artística debía estar en sintonía con las ideas clave que regían los ideales del conjunto de la exposición, que se pueden resumir con las palabras del comisario en jefe: La exposición de 1889, más que otra, debía servir de marco a una revisión del pasado. Debía rastrear a grandes rasgos, mediante documentos y monumentos auténticos, las etapas del genio del hombre; mostrar la sucesión de medios puestos en función para la defensa de la vida, la búsqueda del bienestar, el progreso intelectual, moral, económico y social; enseñar a los visitantes los orígenes de la maravillosa tecnología moderna. 2

1. Alfred Picard, Exposition Universelle Internationale de 1889 à Paris. Rapport général, tomo I, París, Imprimerie Nationale, 1891, p. 323. 2. Ibidem, p. 329.

El comisariado de las muestras de arte fue encargado a Antonin Proust (1832-1905), periodista político, parlamentario y ministro de Cultura durante la III República. Su asignación causó molestia en la escena artística francesa y fue cuestionada en varios sectores de la prensa, empero, el puesto finalmente lo ejerció sin contratiempos y la selección de obra nacional corrió a cargo del equipo que puso bajo sus órdenes. En septiembre de 1888 el comisario dio a conocer el proyecto que se llevaría a cabo en la sección de arte. Propuso la realización de seis muestras: 1) la exposición decenal e internacional de arte contemporáneo; 2) la exposición centenal francesa de Bellas Artes (1789-1889); 3) la exposición del Servicio de Monumentos Históricos (consagrada a la arquitectura, la orfebrería, la esmaltería y la escultura sobre madera o mobiliario; 4) la exposición de la enseñanza del dibujo, es decir, de modelos y métodos tanto de escuelas estatales como privadas, tanto francesas como extranjeras; 5) la exposición de productos manufactureros nacionales (porcelanas, gobelinos, tapicería, musivaria), tanto recientes como históricos, de carácter internacional; y 6) la exposición teatral, que se enfocaba a la historia de dicho arte en los últimos cien años, además de abordar el tema de la arquitectura para dicho fin, así como telones, decorados y mejoramiento de las instalaciones. La exposición centenal se realizó en el Palacio del Campo Marte y contó con 790 piezas entre pinturas, esculturas, medallas y objetos diversos, y su fin era que, mediante una muestra escrupulosamente escogida, se mostrara “la explosión y el poder de la escuela francesa desde 1789.”3 La exhibición contemporánea enfatizaba lo realizado durante los últimos diez años, o sea, las propuestas artísticas desde la última Exposición Universal acaecida en 1878. Francia presentó más de 1 400 óleos, 560 esculturas y medallas, eso sin contar la obra de las colonias y los protectorados. La muestra de arte contemporáneo estaba abierta a todos los países expositores. Cabe señalar que las monarquías europeas no participaron de manera oficial en el evento, ya que la misma celebraba lo que a su juicio había sido un agravio en su contra. No obstante, los particulares se organizaron y enviaron representantes a París, o bien, ciudades, municipios o instituciones crearon comités que eventualmente llevaron productos y bienes culturales a París 1889, muchas veces contando con el apoyo de alguna institución estatal. En el caso del arte, las juntas organizadoras se encargaron de mediar la participación nacional al nombrar a comisarios de la sección artística. Cada delegación debía contar rigurosamente con un encargado de la sección I, de arte, quien debía supervisar la llegada, el montaje y la exhibición de las piezas, además, tenía que presentar la lista de obra al jurado, acompañarlo durante la inspección de las piezas y responder las inquietudes que se le presentasen. Así, en la Galería de Bellas Artes del Campo Marte estuvieron Alemania, Austria-Hungría, Bélgica, Dinamarca, España, Estados Unidos, Gran Bretaña, Grecia, Italia, Noruega, Países Bajos, Rumania, Rusia, Serbia, Suecia y Suiza. Desde sus pabellones compitieron Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, Finlandia, Guatemala, El Salvador, México, Mónaco y Uruguay. También participaron en la Exposición Internacional, pero en el Palacio del Campo Marte y no en la Galería de Bellas Artes, Luxemburgo, San Marino y Hawái. En lo que respecta a las naciones latinoamericanas, Argentina presentó tres esculturas, Bolivia, cuatro pinturas, Chile, veinticinco pinturas y siete esculturas, Ecuador, cuatro esculturas, Guatemala, diecisiete pinturas y tres esculturas, El Salvador, diecinueve pinturas y dos esculturas y Uruguay, once pinturas.

3. Alfred Picard, op. cit., p. 332.

Arte mexicano

La sección artística mexicana fue dirigida por José María Velasco. En marzo de 1888 fueron asignados al grupo Cayetano Ocampo, grabador de medallas, Santiago Rebull, pintor de temas clásicos y que había sido el pintor oficial de Maximiliano, Gabriel Guerra, escultor. Todos maestros de la Escuela de Bellas Artes. Después se unió Antonio Rivas Mercado, arquitecto formado en Francia quien llegó a ser el arquitecto oficial del porfiriato, autor de la Columna de la Independencia y director de la Escuela de Bellas Artes a principios del siglo XX. Más adelante Manuel Díaz Mimiaga, comisario general de la expedición mexicana, sugirió a Jesús Contreras como auxiliar para el grupo por sus “valiosos servicios como escultor encargado de la estatuaria para el pabellón de México.”4 Cabe destacar que por los problemas de organización interna, la compleja logística del evento y la construcción del edificio por parte de los contratistas, México inauguró su pabellón el 22 de junio, esto es, con un mes de retraso respecto de la fastuosa ceremonia de apertura acaecida en mayo de 1889.5 Asistió a dicho acontecimiento el presidente francés Sadi Carnot, acompañado por los directores de la exposición y las autoridades mexicanas. La documentación oficial indica que la delegación pasó muchos apuros para completar los pagos a acreedores y cubrir la nómina,6 aunque llama la atención el testimonio de un mexicano jefe de grupo, que menciona supuestos desmanes y libertinajes de los connacionales en París.7 México no figuró en el catálogo oficial de la exposición internacional. Sin embargo, la Secretaría de Fomento publicó en Francia un catálogo oficial de la participación nacional, en el que se consignan ciento veintidós pinturas, dibujos y estampas, cinco esculturas y veinte proyectos arquitectónicos en el grupo I: Bellas Artes, Arquitectura y Grabado, a su vez subdividido en clase 1: cuadros y acuarelas y, 2, pinturas diversas y dibujos, que eran las subdivisiones que entraban en competencia. Cabe destacar que en el catálogo oficial que publicó la delegación mexicana se señalaba el origen y el maestro de cada uno de los participantes.8

La selección de artistas

El reglamento mexicano para la Exposición de París apareció en 1889, en dicho documento se tipificaron los objetos y productos que podían enviarse a la exposición. El dato más interesante para el caso de las pinturas es que quedó establecido que únicamente podrían participar obras ejecutadas con posterioridad al 1 de mayo de 1878.9 Asimismo todas las obras debían estar ya enmarcadas y era necesario que el secretario de la Escuela de Bellas Artes llenara la solicitud o pedimento para la par4. Mauricio Tenorio Trillo, Artilugio de la nación moderna. México en las exposiciones universales, 1880-1930, México, FCE, 1999, p. 90. 5. En una carta dirigida a su familia el 3 de mayo de 1889 da cuenta de los profundos atrasos en la participación mexicana: “Se preparan para la apertura de la Exposición Internacional que está muy retrasada y se terminará hasta dentro de un mes. Nosotros no nos ocupamos todavía de la exposición, ni han llegado siquiera los cuadros[…]” María Elena Altamirano Piolle, José María Velasco: Paisajes de luz, horizontes de modernidad, vol. II, capítulo XV, México, Alcatel/ Banamex/ Grupo ICA/ Conaculta-INBA, 1993, p. 334. 6. En el ramo “Exposiciones extranjeras”, del Archivo General de la Nación, las cajas 12 y 18 contienen los documentos a mi parecer más interesantes sobre el desarrollo de la exposición. 7. En palabras de José María Velasco: “Estoy verdaderamente escandalizado de saber la conducta de muchos jóvenes libertinos y la de otros mexicanos que por su posición y por su edad debieran dar ejemplo, y no hacen otra cosa que portarse escandalosamente; la borrachera, los bailes de mala clase y la prostitución los traen perdidos.” Carta de José María Velasco firmada el 14 de julio de 1889, consignada en María Elena Altamirano Piolle, op cit., p. 347. 8. Catalogue Officiel de l’Exposition de la République Mexicaine, París, Imprimerie Générale Lahure, 1889. 9. Reglamentos para la Exposición Universal de París en 1889. Documentos Anexos, México, Oficina Tipográfica de la Secretaría de Fomento, 1888, p. 14.

José María Velasco Guelatao. Estado de Oaxaca, 1887 Óleo sobre tela, 46.4 x 62.2 cm. Museo Nacional de Arte, CONACULTA-INBA

ticipación de los alumnos y ex alumnos de dicha institución en la Exposición de París. La Secretaría de Fomento contestó las solicitudes con oficios individuales para cada uno de los artistas expositores. En la contestación se lee tanto el nombre del artista como el título de la obra aprobada para su participación.10 Fue idea de José María Velasco que la lista de obra se limitara a artistas cuya obra era posterior a la fecha arriba mencionada. La periodicidad ciertamente coincide con el deseo de los organizadores franceses de la muestra local, en la que se mostró obra estrictamente reciente. El contingente artístico mexicano había quedado definido en febrero de 1889. Velasco decidió que no se llevaran obras de maestros difuntos, en virtud de los peligros que correría trasladar obra importante e insustituible hasta París, ya que en caso de un infortunio, sería imposible la reposición de las piezas.11 Finalmente, se alentó a los alumnos considerados más adelantados y a ex alumnos notables a que presentaran obra para el certamen de París.12 Decisión que no obtuvo el apoyo de toda la comunidad académica, en parte, porque provocó el aplazamiento de la exposición reglamentaria que debía llevar a cabo la escuela y en parte por no enviar obra de maestros antiguos o académicos consagrados del siglo XIX, como había sucedido en la muestra de Nueva Orleans en 1884. En efecto, Bellas Artes tuvo que explicar que la exposición interna no se llevó a cabo en 1889, ya que los artistas aventajados habían enviado su trabajo a Europa y por tanto convenía postergar la realización del evento hasta su regreso.13 Un ejemplo del desacuerdo interno sobre la lista de obra lo constituye el del académico Leandro Fernández, quien escribió directamente al Secretario de Fomento, cuya institución era la organizadora de todo lo concerniente a México en París 1889, sugiriéndole que se escogiera obra de las galerías de pintura, para incluirla en el contingente mexicano, toda vez que era “muy escaso”. La Secretaría envió un oficio a la Escuela de Bellas Artes, que pronto contestó con la justificación dada por José María Velasco.14 No obstante, la Academia decidió enviar a la exhibición mundial una serie 10. AAASC, documento 7895. 11. AAASC, documento 7876, 15 de febrero de 1889, “Informe acerca de algunos cuadros que el profesor Fernández propone que presenten a la exposición de París.” 12. AAASC, documento 7979, 29 de enero de 1890, “Informe acerca de un párrafo del Monitor sobre las exposiciones”. 13. AAASC, documento 7883, marzo de 1889, “Sobre la XXII Exposición de obras de Bellas Artes”, donde se confirma la decisión de aplazar la muestra hasta después de la Exposición Universal. 14. AAASC, documento 7876.

José María Velasco Pirámides del Sol en Teotihuacán, 1878 Óleo sobre tela, 32 x 46.5 cm Museo Nacional de Arte, CONACULTA-INBA

de colecciones litográficas en las que se reproducían las obras presentadas en las exposiciones de su recinto en los años de 1854, 1855 y 1856, esto quiere decir que maestros que no pudieron ser llevados con óleos o dibujos a París, tuvieron una presencia testimonial en el evento universal.15

La lista de obra de México era la más amplia entre las naciones latinoamericanas, no obstan-

te, era una tercera parte de lo mostrado por los países que exhibieron en la galería principal. José María Velasco, en el reporte que hizo de su trabajo como encargado de la sección de arte, se lamentaba del hecho desafortunado de no participar en la gran exposición central, asimismo levanta la voz en contra de los jurados. Sabiendo que detrás de premios, menciones y medallas recaía una labor que iba más allá del puro mérito artístico de las obras, Velasco reconocía como un hándicap en contra de los mexicanos el hecho de que no hubiera en el jurado ningún personaje que “defendiera nuestros intereses”.16 La junta organizadora de la exposición no designó a ningún juez latinoamericano al conjunto de Bellas Artes. En efecto, el jurado estaba compuesto por poco más de cuarenta miembros, más una docena de suplentes, todos europeos con excepción de un par de norteamericanos. Entre ellos se contaba a los miembros de las academias europeas de pintura, los conservadores del Museo del Louvre y algún crítico de arte. La lista de jurados también contiene muchos nombres de pintores, la mayoría de los cuales escapan hoy en día al reconocimiento inmediato. Tal vez los más identificables sean Jean-Louis Ernest Meissonier, jefe del jurado, Puvis de Chavannes o Carolus Duran.17 A pesar de que hubo críticas amables y recompensas obtenidas, la obra mexicana no mereció ningún comentario en el volumen de arte de la memoria oficial que redactó el jefe de la sección de Bellas Artes. No hay ninguna mención a Velasco o algún otro pintor mexicano. En el capítulo que cierra la pintura, sobre la obra estadounidense todo lo que se lee es: La sección de los Estados Unidos no es más que un brillante anexo de la sección francesa; algunos de nuestros mejores medallistas de los últimos Salones ocuparon allí su lugar. Los artistas americanos tienen evidentemente la ambición de interpretar el mundo moderno, mas han venido a nosotros a pedir la fórmula en uso. Se nos haría difícil citar muchos que no se inspiran

15. AAASC, documento 7895. Se consignan los espacios concedidos a cada expositor de la Escuela de Bellas Artes para que expongan en París. 16. José María Velasco, “Memoria relativa al grupo I de la Exposición Mexicana de París”, AGN, caja 18, expediente 11, 1891, s/p. 17. Exposition universelle. Paris. 1889. Rapports du jury international Groupe I. - Oeuvres d’art. Classes 1 à 5 BIS, París, Imprimerie nationale, 1890, p. 3-4.

muy directamente de un maestro francés. Casi por sí misma, sus acuarelas acusan una nota muy personal. No puedo más que señalar de paso los generosos esfuerzos de Grecia, que tenía que rehacer todo, y muchos otros países, tales como Portugal, Rumania, Serbia, México y Chile, que tenían que crear todo.18

En la historiografía mexicana, especialmente la concerniente a Velasco, se suele indicar la buena recepción de la obra del paisajista en París, basándose en el testimonio del artista, que narra los encomios que a su obra dirigían críticos, funcionarios o público en general. Asimismo hubo algunos artículos favorables al artista, mas en la copiosa documentación oficial generada por los organizadores franceses de la exposición de 1889, que consiste en informes y memorias, brilla por su ausencia.19 Además, ninguna pieza se quedó en París. Acaso la euforia inicial queda matizada por el mismo artista que en la recta final de la exposición escribió a su esposa: “Respecto de los cuadros creo que no venderé nada, no obstante que han gustado; no tengo tampoco muchas intenciones de venderlos aquí; creo que en México se pueden vender mejor, porque soy bastante conocido, y sabes que con alguna facilidad vendo mis cuadros.”20 José María Velasco no fue un gran admirador de las obras contemporáneas presentadas en certamen, en alguna carta dirigida a su familia se lee: “Vi ayer la exposición de pinturas que se llama Del Salón y encontré mucho que es malo; bastantes cuadros de mujeres desnudas que hacen escándalo. No me agradó mucho la exposición.”21 Finalmente, la participación pictórica mexicana se saldó con tres medallas y una mención honorífica. José María Velasco se hizo acreedor a la medalla de plata, mientras que Andrés Belmont y José Jara se hicieron con el bronce. Alberto Bribiesca recibió mención del jurado. 22 El mayor reconocimiento que obtuvo Velasco, no fue, empero, su plata, sino la condecoración como Caballero de la Legión de Honor del gobierno francés. Las listas de obra de las exposiciones internacionales de Nueva Orleáns 1884, París 1889 y Chicago 1893 son casi intercambiables y muestran una uniformidad en el criterio de selección, que corría a cargo de la Escuela de Bellas Artes, cuyo director era Román Lascuráin, que ocupó el cargo entre 1877 y 1902. Por un lado, se percibe un esfuerzo por mostrar la obra de alumnos notables, tomando en consideración que la mayoría recibió menciones honoríficas y premios durante su formación académica, y algunos llegaron a ser profesores de la institución. Además, se observa la apabullante participación de José María Velasco, quien por nombrar un ejemplo, llevó más de sesenta piezas a la exposición francesa. Una revisión al catálogo general de obra, de todos los países, revela que dicho artista fue el que más obra exhibió de entre los más de mil artistas en París 1889.23 Asimismo fue su penúltima participación como expositor a las exposiciones internacionales, en las que venía participando desde Filadelfia en 1876 y que concluyó en 1893. Es interesante que en las muestras norteamericanas Velasco cosechara medallas de oro, mientras que en la de París hubo de conformarse con una plata.

18. Alfred Picard, Exposition Universelle Internationale de 1889 à Paris. Rapport general. Tome quatrième. Les beaux-arts, l’éducation, l’enseignement, les arts libéraux, París, Imprimerie nationale, 1891, p. 111. 19. Tenorio Trillo cita dos amplios reportajes de la prensa francesa que encomiaban a Velasco, vid. op. cit. p. 90-91. Asimismo, las cartas de Velasco a su familia también dan cuenta de las alabanzas que el artista recibía cuando estaba en el pabellón, vid. María Elena Altamirano Piolle, op. cit., capítulo XV, “París”, p. 341-350. 20. “París, julio 12 de 1889”, citada en María Elena Altamirano Piolle, op. cit., p. 347. 21. María Elena Altamirano Piolle, op cit., p. 334. 22. Premios concedidos por el gobierno francés a los expositores mexicanos del Distrito Federal, que concurrieron a la Exposición Universal de 1889, México, Secretaría de Fomento, 1891, p. 3. 23. Vid. Exposition Universelle de Paris 1889. Catalogue illustré des beaux-arts (1789-1889), París, L. Danel, 1889. El artista con más obra expuesta después de Velasco fue Jean-Baptiste-Camille Corot (1796-1875), que presentó 43 obras.

José María Obregón El descubrimiento del pulque, 1869 Óleo sobre tela,189 x 230 cm Museo Nacional de Arte, CONACULTA-INBA

Tendencias

La lista de obra se distingue por las tres tendencias básicas en su configuración: la paisajista, la indigenista y la religiosa. El comisario Velasco presentó ochenta piezas entre óleos y dibujos, por lo que en realidad constituía una exposición dentro de la exposición. En la misma línea paisajística se encontraban Cleofas Almanza, Carlos Rivera y Adolfo Tenorio, todos discípulos de Velasco. En la tendencia indigenista se encontraba Rodrigo Gutiérrez, cuyo Senado de Tlaxcala llegó a ser una obra emblemática del arte mexicano del siglo XIX, lo mismo que El descubrimiento del pulque, de José Obregón. No obstante, el único pintor premiado por una obra inspirada por lo indígena fue la de José Jara, Funerales de un indígena. Alberto Bribiesca, Gonzalo Carrasco, José María Ibarrarán e Isidro Martínez expusieron obra de tipo religioso, ya sea con temas del Antiguo Testamento, alegorías cristianas o motivos de santos. La efigie de Porfirio Díaz, presidente de la República, presente en las publicaciones oficiales mexicanas, no podía faltar, y fue llevada tanto en dibujo como en escultura. La lista de obra de 1889 demuestra el gusto y las cualidades artísticas deseadas por la comunidad académica en un periodo entre 1884 y 1893, en los que domina la idea de José María Velasco, así como imperan los discípulos de José Salomé Pina. Durante veinte años fueron su propio referente como artistas y maestros. Algunas veces alcanzaron reconocimientos en las exposiciones mundiales, mas una lista de obra tan larga y que únicamente regresó de Europa con un puñado de premios, y ninguno de ellos de primer lugar, es elocuente en mostrar que no se tuvo una buena impresión de la pintura mexicana, y que sus preocupaciones no eran las del ámbito internacional. Empero, el esfuerzo por mostrar lo mejor de México se encontraba con las limitantes de los prejuicios de las grandes naciones imperialistas que, como el mismo Velasco entendió, no ayudaba a los intereses de los artistas americanos. Un importante error de la delegación mexicana fue no tener presencia en los catálogos oficiales, que a la postre sirvieron de memoria histórica de la exposición. México quedó fuera de la historia del arte en dicha exposición, que pretendía ser un gran discurso del estado de la cuestión hasta 1889, la gran retrospectiva y prospectiva de la historia del arte, muy en detrimento de sus pintores, que quedaron, en términos prácticos, borrados de la misma.

Ganadores

Medallista de bronce, El retrato de Porfirio Díaz de Andrés Belmont se conocía desde 1884, como se indica en la siguiente nota periodística: “Se dice que el hábil calígrafo y dibujante señor Andrés A. Belmont está terminando un retrato hecho a pluma, del señor general Porfirio Díaz, con el objeto de que figure en aquel certamen.”24 Andrés Belmont fue premiado por parte de la Escuela de Bellas Artes, en específico en 1884 en la categoría de dibujo, de la que era alumno aventajado. Belmont participó entonces en tres exposiciones internacionales: Nueva Orleans 1884 y París 1889, en las que se llevó su afamado retrato de Díaz, y en la de Chicago 1893,25 en donde fue expuesto su dibujo Canasta de flores, José Jara (1866/67-1939) presentó un único óleo, Funerales de un indígena también conocido como Un velorio o finalmente El velorio, pintado en 1889 que resultó medallista de bronce. La pieza también participó en la exhibición de Chicago en 1893.26 José Jara ganó el concurso bienal de la Es-

José Jara El velorio, 1889 Óleo sobre tela, 178 x 134 cm. Colección Museo Nacional de Arte, CONACULTA-INBA

cuela de Bellas Artes en 188927 y fue recomendado para pensionarse en Europa en 1890.28 Alberto Bribiesca, expositor de mención honorífica, llevó a la exposición, El samaritano. Además del dibujo Retrato al crayón del cónsul de Francia en Guanajuato. El buen samaritano también acudió a Chicago 1893.29 Durante su formación estudiantil, obtuvo un premio en 1879 y mención honorífica en 1881, además fue pensionado en el rubro de pintura entre 1873 y 1884.30 Los demás participantes: Cleofas Almanza (1850-1915) París 1889: Citado como “Discípulo de Velasco”, alumno de la Escuela de Bellas Artes, en el catálogo. 1) Vista de Chapultepec. 2) Ahuehuete de la Noche Triste. 3) Colinas del Tepeyac. 4) Patio del Museo Nacional. 5) Río de Orizaba. 6) Chorro de San Pedro en Jalapa. Nueva Orleans 1884: Patio del Museo Nacional Chicago 1893: Chorro de San Pedro de Jalpa Reconocimientos: Mención Honorífica en el concurso de 1881.31 24. “Para la exposición de Nueva Orleáns”, El siglo XIX, México, octubre 20 de 1884, p. 3, consignado por Ida Rodríguez Prampolini en La crítica de arte en México en el siglo XIX: Estudios y documentos III, México, UNAM-IIE, 1997, p. 171. Vid. Eduardo Báez Macías, Guía de la antigua Academia de San Carlos 1867-1910, México, UNAM-IIE, 1993, p. 267, 280 y 306. 25. La lista de obra de la exposición de Chicago 1893 en Eduardo Báez Macías, op. cit. p. 305-307. 26. Ibidem, p. 307. 27. Ibid., p. 332. 28. Ibid., p. 338. 29. Ibid., p. 305. 30. Ibid., p. 209, 237, 246, 255, 257, 274, 289, 305. 31. Eduardo Báez Macías, op. cit., p. 246.

Cleofas Almanza El Pico de Orizaba (Cañada del chorro de San Pedro en Jalapa), 1886 Óleo sobre tela, 111 x 148 cm Colección Museo Nacional de Arte, CONACULTA-INBA

Gonzalo Carrasco (1860-1936) París 1889: (Escuela de Bellas Artes, “Discípulo de Pina”) 1) La caridad de San Luis de Gónzaga. 2) Job (en el catálogo oficial atribuida erróneamente a Alberto Bribiesca). Nueva Orleans 1884: Job Chicago 1893: Job y San Luis de Gonzaga Reconocimientos: Premiado en 1879,32 Mención Honorífica en 1881,33 expone en el salón de 1882,34 premio en el curso 1882-1883.35 Rodrigo Gutiérrez (1848-1903) París 1889: (Escuela de Bellas Artes, “Discípulo de Pina”). 1) El Senado de Tlaxcala. Nueva Orleans 1884: Ariadna abandonada Chicago 1893: El Senado de Tlaxcala Reconocimientos: Alumno premiado en 1868.36 José Obregón (1832-1902) París 1889: (Escuela de Bellas Artes, “Discípulo de Pina”). 1) La reina Xóchitl presenta a Tepancalzin el pulque que acaba de descubrir o El descubrimiento del pulque. Nueva Orleans 1884: La juventud de Colón Reconocimientos: Ex alumno y profesor de pintura de ornato de la Escuela de Bellas Artes.37 Eulalia Lucio (1853-1900) París 1889: (Escuela de Bellas Artes, “Discípulo de Pina”). 1) Naturaleza muerta con objetos de cocina. 2) Objetos de caza. Reconocimientos: Mención honorífica en 1881.38 32. Ibidem, p. 257. 33. Ibid., p. 246. 34. Ibid., p. 254. 35. Ibid., p. 267. 36. Eduardo Báez Macías, op. cit., p. 175 y 180. 37. Ibidem, op. cit., p. 253. 38. Ibidem, p. 246.

Rodrigo Gutiérrez, El senado de Tlaxcala, 1875. Óleo sobre tela, 191 x 232.5 cm Museo Nacional de Arte, CONACULTA-INBA

Isidro Martínez (1861-1937) París 1889: (Escuela de Bellas Artes, “Discípulo de Pina”). 1) Padre Pedro de Gante. Chicago 1893: Ciego pordiosero y Resurrección de la princesa Papatzin. Reconocimientos: Premiado en el ciclo escolar de 1885.39 Juan Ortega (activo en el siglo XIX) París 1889: (Escuela de Bellas Artes, “Discípulo de Pina”). 1) Hidalgo y Morelos. 2) El secreto de la vieja de Cholula. Reconocimientos: Alumno premiado 1879,40 en 1882-1883,41 pensionado hacia 1881.42 José María Ibarrarán (1854-1910) París 1889: (Escuela de Bellas Artes, “Discípulo de Pina”). 1) La caridad cristiana en los primeros tiempos de la Iglesia. Nueva Orleans 1884: La vida del mártir y Un cristiano en la prisión. 39. Eduardo Báez Macías, op. cit., p. 290. 40. Ibidem, p. 257. 41. Ibid., p. 267. 42. Ibid., p. 246.

José María Ibarrarán, La caridad en los primeros tiempos de la Iglesia, 1883. Óleo sobre tela, 135.8 x 157 cm Museo Nacional de Arte, CONACULTA-INBA

Chicago 1893: La caridad cristiana y El sueño del mártir. Reconocimientos: Alumno premiado en el ciclo escolar 1882-1883.43 Carlos Rivera (1856-?) París 1889: (Escuela de Bellas Artes, “Discípulo de Velasco”). 1) Barranca de Metlac. 2) Pórfidos de las colinas de Tepeyac. 3) Patio del Hospital Real. Nueva Orleans 1884: Patio del Hospital Real y Barranca de Metlac (obra que participó en tres exposiciones consecutivas). Chicago 1893: Vista del bosque de Chapultepec, Cañada o Barranca de Metlac y Río de Jalapa. Reconocimientos: Premiado en el año escolar 1879,44 pensionado en 1881 en el ramo de pintura de paisaje.45 Adolfo Tenorio (activo en el siglo XIX) París 1889: (Escuela de Bellas Artes, “Discípulo de Velasco”). 1) La colegiata de Guadalupe. Chicago 1893: Vista de Guadalupe, Vista al río Córdoba y Plaza de Guadalupe Hidalgo. 43. Eduardo Báez Macías, op. cit., p. 267. 44. Ibidem, p. 257. 45. Ibid., p. 255.

Carlos Rivera Pórfidos de las colinas de Tepeyac, s.f. Óleo sobre tela, 91.5 x 71.5 cm. Museo Nacional de Arte, CONACULTA-INBA

Reconocimientos: Pensionado en 1884.46 Leandro Izaguirre (1867-1941) París 1889: (Escuela de Bellas Artes, “Discípulo de Pina”). 1) El borracho Chicago 1893: Colón a la puerta de la Rábida, Episodio de la fundación de México y Tormento de Cuauhtémoc Reconocimientos: Profesor de la Escuela de Bellas Artes, ganador del concurso bienal de 1889.47 José Salomé Pina (1830-1909) París 1889: (Escuela de Bellas Artes, profesor). 1) Flor veneciana. Nueva Orleans 1884: La educación de la Virgen y Abraham e Isaac. Chicago 1893: Florero. Reconocimientos: Mención Honorífica en el Salón de París de 1859 con la pieza La piedad. Acudió a la exposición de Filadelfia en 1876.48 Director de pintura de la Escuela de Bellas Artes.49 Joaquín Ramírez (activo en el siglo XIX) París 1889: (Escuela de Bellas Artes, “Discípulo de Pina”). 46. Eduardo Báez Macías, op. cit., p. 280. 47. Ibidem, p. 340. 48. Flora Elena Sánchez Arreola, Catálogo del archivo de la Escuela Nacional de Bellas Artes, 1857-1920, México, UNAM-ENAP, p. XIX. 49. Ibidem, p. XVIII.

1) Un basurero. Nueva Orleans 1884: Cautividad de los hebreos en Babilonia y Moisés y Aarón. Reconocimientos: Premiado en el concurso de pintura de 1890.50 Andrés Ríos (activo en el siglo XIX) París 1889: (Escuela de Bellas Artes, “Discípulo de Pina”). 1) El paseo de Santa Anita. Chicago 1893: Vuelta del paseo de Santa Anita. Reconocimientos: Premiado en el año escolar de 1888. 51 Atanasio Vargas (activo en el siglo XIX) Asistió a la muestra como parte del contingente del gobierno del Distrito Federal. París 1889: 1) El mendigo. Reconocimientos: Premiado en el concurso de 1873.52 Alberto Herrera (activo en el siglo XIX) Asistió a la muestra como parte del contingente del gobierno del Distrito Federal. París 1889: 1) Monumento de Cuauhtémoc. Chicago 1893: Monumento a Cuauhtémoc y Vista de Atizapán. José María Velasco (1840-1912)53 1. Barranca de Metlac y puente del Ferrocarril Mexicano. 2. Vista de Oaxaca. 3. Guelatao. 4. Valle de México. 5. Chimalistac (San Sebastián) en San Ángel. 6. Alameda de México. 7. Cascada de Barrio Nuevo en Orizaba. 8. Chapultepec. 9. Cascada de Rincón Grande en Orizaba. 10. Cascada de Tuxpango en Orizaba. 11. Bosque de Jalapa. 12. Ajusco visto dede el cerro del Tepeyac. 13. Chapultepec visto desde la calzada de La Reforma. 14. Calzada de La Piedad. 15. Arroyo de Tlaxcala. 16. Estudio del natural. 17. Rocas del cerro de Atzacoalco. 18. Cardón del Estado de Oaxaca. 19. Peñascos del cerro de Atzacoalco. 20. Camino del Agua Santa (Tlaxcala). 21. Pirámide del Sol en Teotihuacán. 22. Río de Tacubaya. 23. Cañada de La Magdalena. 24. Popocatépetl e Iztaccíhuatl. 25. Rocas del cerro de Atzacoalco. 26. Ahuehuete de Chapultepec. 27. Tacubaya. 28. Peñas del cerro de Tepotzotlán. 29. Ahuehuete de Chapultepec. 30. Mitla. 31. Cañada de Metlac. 32. Temascalcingo. 33. Montañas de La Magdalena. 34. Chapultepec. 35. Peñón de los Baños. 36. Popocatépetl visto desde Atlixco. 37. Guelatao. 38. Río de San Ángel. 39. Templo de San Bernardo. 40. Baño de Nezahualcóyotl. 41. Río de Tacubaya. 42. Estudio del natural en el Olivar del Conde. 43. Origen de la Barranca del Agua Santa (Tlaxcala). 44. Rocas de la Peña Encantada (Estado de México). 45. Arroyo de Tlaxcala. 46. Rocas del Tepeyac. 47. Pirámides del Sol y de la Luna en Teotihuacán. 48. Popocatépetl e Iztaccíhuatl desde el Lago de Chalco. 49. Valle de México. 50. Cerro de Guerrero de la cordillera de la Villa de Guadalupe. 51.Carbonera de Oaxaca. 52. Catedral de Oaxaca. 53. Popocatépetl. 54. Valle de México desde la Villa de Guadalupe. 55. Patio del ex convento de San Agustín. 56. Citlaltépetl o Pico de Orizaba. 57. Ahuehuete de la Noche Triste. 58. Calzada del Molino del Rey a Tacubaya. 59. Estudio en el río del Olivar del Conde. 60. Estudio en el Valle de México. 61. Macetón en un jardín. 62. Llorones de Tacubaya. 50. Eduardo Báez Macías, op. cit., p. 346. 51. Ibidem, p. 325-326. 52. Eduardo Báez Macías, op. cit., p. 217. 53. Listado según lo publicado en el Catalogue Officiel de l’Exposition de la République Mexicaine, París, Imprimerie Générale Lahure, 1889, y en el documento anexo referente a las obras que Velasco llevó a las exposiciones internacionales consignado en Javier Pérez de Salazar, José María Velasco y sus contemporáneos. Una muestra de la pintura académica mexicana de la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX. Época de José María Velasco (1840-1912), México, Perpal, 1982.

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