Physis e Xwra en Politeia 414d 1

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Descripción



Wilhelm Dittenberger. Syllogen Inscriptionum Graecorum, Lipsiae: S.Hirzelium, 1883. 888, 118.
Plato. Platonis Opera, ed. John Burnet. Oxford University Press. 1903. ἦσαν δὲ τότε τῇ ἀληθείᾳ ὑπὸ γῆς ἐντὸς πλαττόμενοι καὶ τρεφόμενοι καὶ αὐτοὶ καὶ τὰ ὅπλα αὐτῶν καὶ ἡ ἄλλη σκευὴ δημιουργουμένη, 414d, 6-7.
γενναῖόn... ψευδομένοuς 414b. Sobre este concepto véase Malcolm Schofield. La mentira noble, en Onomazei 1-2 (2004-2005): 81-104
τῶν ψευδῶν τῶν ἐν δέοντι γιγνομένων ibid.
Traducción de Conrado Eggers Lan, Madrid: Gredos, 1988, 99.
Margaret Hartman. The Hesiodic Roots of Plato's Myth of Metals, Helios 15 (1988), 103-14.
Luc Brisson. Plato the myth maker. Chicago: Chicago University Press, 2001, 13.
Nicole Loraux. Nacido de la tierra: mito y política en Atenas. Buenos Aires: El cuenco de plata, 2007, 47.
Brisson, ibid, 10.
Euripides. Ἐρεχθεΐδαι τὸ παλαιὸν ὄλβιοι καὶ θεῶν παῖδες μακάρων, ἱερᾶς χώρας ἀπορθήτου τ᾽ ἄπο, 824-828. David Kovacs edition.
Eggers, Ibid, 99.
Ibid.
Brisson, op.cit.
Ya se encuentra esta cuestión planteada por Cornford, F.M. From Religion to philosophy: a study in the origins of western speculation. New York: Harper, 1957.
ὅταν δὲ εἰς τὸ τῷ σκότῳ κεκραμένον, τὸ γιγνόμενόν τε καὶ ἀπολλύμενον, δοξάζει τε καὶ ἀμβλυώττει ἄνω καὶ κάτω τὰς δόξας μεταβάλλον, καὶ ἔοικεν αὖ νοῦν οὐκ ἔχοντι VI 508
Pierre Hadot. Le voile d'Isis: Essai sur l'histoire de l'idée de Nature. Saint Amand: Gallimard, 2004, 27-35.
Rori Egan. Cecropids and Tettiges: the Entomology of an Attic Myth and Cult. Proceedings of the Linguistic Circle of Manitoba and North Dakota, 1983, 23: 13-14.
Hadot, ibid, 46.
Jean Pierre Vernant. Le mythe prométéen chez Hésiode, en Mythe et société en Grece ancienne, en Œuvres I: Religions, racionalités, politique. Paris: Éditions du Seuil, 2007 ; Nicole Loraux, op. cit.
415d.
φύσιν βούλονται λέγειν γένεσιν τὴν περὶ τὰ πρῶτα
Pierre Hadot, ibid, 45.
Ibid.
Hadot, ibid, 40
Ibid.
The -ti- (indoamerican) suffix has thus developed the greatest productivity inGreek, where there are over five thousand nouns in -sij and -tij, the vast majority of which are verbal abstracts in obvious relation to existing verbs. They constitute by far the most productive and distinctive type of verbal abstracts. Studies in Guy Richard Vowles. Greek Noun-Formation, Dental terminations v, words in -sij and –tij, Classical Philology, Vol. 23, No. 1 (Jan., 1928), 36.
Hans Blumenberg. Light as a Metaphor for Truth: At the Preliminary Stage of Philosophical Concept Formation, in Modernity and the Hegemony of Vision, ed. David Michael Levin, University of California, Berkeley, 1993, 22.
Jean Francois Pradeau. Etre quelque part, occuper une place topos et xwra dans le Timée, en Les Etudes philosophiques, n° 3, 1995, 78-79.
Bruno Latour. Pasteur et Pouchet : hétérogenèse de l'histoire des sciences, en Michel Serres (ed.) Eléments d'histoire des sciences. Paris : Bordas, 1989, 423-445.
Fusij y xwra en Politeia G 414b – 415d: límites de una interpretación genética
Resumen:
Nuestra propuesta es interpretar el llamado Mito de los metales de Platón en primer lugar a partir de asumir en base a criterios de carácter semántico a physis como proceso de aparición, evidenciando una relación estrecha entre la determinación epistemológica que hace dicho campo semántico en la configuración de ese trecho de la teoría política platónica presente en esta obra sin dejar de considerar la interpretación clásica que hace énfasis en el contexto sofista que determina el sentido del concepto physis. Desde este trasfondo se considerará a su vez el concepto de autoctonía, en especial el caso ateniense que se presenta como notablemente influyente para el mito en cuestión, así trazando una perspectiva a nuestro parecer novedosa para abordar un texto así de clásico como este, donde herramientas metodológicas propias de la semántica filológica, la filosofía como tal, la historia y los estudios culturales se combinan para favorecer un esclarecimiento alternativo de esta cuestión.

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Nos limitamos en esta propuesta a analizar el pasaje que va de 414b a 415d del libro Política o Sobre el gobierno de la polis de Platón. Aprovechando la ocasión para reiterar la crítica sobre lo que implica traducir y representarse el título de esta importante obra de la antigüedad clásica como República. Como es bien sabido, su nombre proviene de la imitación o mejor, pastiche, que hizo Ciceron en el siglo I a.C de la forma literaria y no menos del contenido del diálogo plátónico, de acuerdo al paradigma mimético en surgimiento entonces y explicitado teóricamente en esos mismos años por Dionisio de Halicarnaso. El contexto social y político en el que escribía era bastante diferente de la realidad desde la cual escribía y enseñaba Platón. Ese título debería ser traducido entonces de otro modo, teniendo en cuenta a su vez el genitivo subjetivo, por ejemplo Sobre el gobierno de la polis o Sobre la ciudadanía, este último, considerando que, como es sabido, Politeia también hace referencia al cuerpo de ciudadanos, con sus deberes y derechos, e igualmente al espacio de la ciudad, en este sentido equivalente más a civitas que a la res publica, si se quiere definitivamente transponer una otra realidad posterior. Sin embargo, este no es el objetivo central de esta presentación.
El pasaje en cuestión viene como corolario a una extensa discusión en torno a la naturaleza del mito iniciada desde el libro B. El mito que Platón expone en boca de Sócrates se divide en dos. Una parte antigua, fenicia, que hace referencia a la autoctonía en Tebas cuando Cadmo, fenicio, siembra los dientes de la serpiente y de ellos salen los guerreros formados para construir las murallas y defender la ciudad. Pero en este caso, aplicado a los atenienses: "…pero entonces en verdad habían estado en el interior de la tierra, que los había moldeado y criado, tanto a ellos mismos como a sus armas y a todos los demás enseres fabricados".
Después de este, introduce una mentira noble, una de esas mentiras hechas por necesidad. Que viene así: "el dios que los modeló puso oro en la mezcla con que se generaron cuantos de vosotros son capaces de gobernar, por lo cual son los que más valen, plata, en cambio, en la de los guardias, y hierro y bronce en las de los labradores y demás artesanos". Posteriormente Sócrates nos agrega cómo estos metales están presentes en unos o en otros, determinando su phusis, a veces independientemente de si son hijos de reyes o artesanos, estableciendo así su lugar en la sociedad. Decirles que todos tienen un conjunto de metales en su interior es un mito nuevo que tiene como precedente único a Hesiodo, como ya lo ha mostrado el estudio de Margaret Hartman. Aún en esta segunda parte del mito, en virtud de la verosimilitud, acude aun a ciertos detalles que se entrecruzan con la tradición.

El mito para Luc Brisson, es en sentido primario, es decir, en términos muy generales pero en el marco del pensamiento de Platón "una historia que un poeta construye reorganizando el contenido de un mensaje, el cual una comunidad desea mantener en su memoria". En el caso particular de este mito, se dirá que un legislador, al instituir una ciudad o una reforma a la ciudad, haría leyes nuevas, pero para Platón la necesidad va a ser forjar mitos, se trata de un tejido fundamental para la institución de una sociedad. Así, este mito, como cualquier otro, no tendría "pretensiones de universalidad, y está restringido a explicar en el contexto de una comunidad específica".

Ahora bien, la autoctonía es una explicación de carácter física sobre la generación de los hombres en cada una de las regiones y las ciudades-estado griegas. No representa una novedad presentarles a los aristócratas atenienses el mito de la autoctonía, pues es generalmente aceptada esa explicación sobre los orígenes en la sociedad ateniense de los siglos V y IV a.C, como lo atestiguan los diversos testimonios presentes en diversos artefactos culturales coetáneos, desde textos escritos a pintura en cerámica e inscripciones, en un panorama simbólico tal como lo presenta Nicole Loraux en Nacido de la Tierra: mito y política en Atenas, donde Platón ciertamente ocupa un papel por lo menos central en lo testimonial sobre la consciencia autóctona ateniense. En Platón mismo podemos encontrar un abordaje del tema en otros textos, Menexeno (239a) y el Político (269b), aunque en esta exposición nos circunscribimos exclusivamente al pasaje arriba mencionado de Politeias. De hecho es una incógnita por qué Platón no se sirve de las versiones del mito que ya tenían los atenienses al respecto, por ejemplo, la explicitada por Eurípides: "Erecteidas felices desde antiguo, hijos de dioses benditos, surgieron de un sagrado territorio invicto", y presente en otras múltiples manifestaciones de la cultura ateniense clásica. Pero volviendo al texto en cuestión de Platón, que es nuestra intención en esta presentación, hay una posición clara frente a ese mito de la auctotonía. Implícitamente se da por descontado el conocimiento de este mito por parte de sus conciudadanos, aunque es de un modo irónico la manera con el que se refiere a este, del mismo modo, como es sabido, que a los mitos de los poetas más antiguos, Homero y Hesiodo, en el momento que se plantea:
"Glaucón: -Me parece que titubeas en contarlo.
Sócrates: -Después de que lo cuente, juzgarás si no tenía mis razones para titubear.
Glaucón: -Cuéntalo y no temas.
Sócrates: -Bien, lo contaré; aunque no sé hasta dónde llegará mi audacia ni a qué palabras recurriré para expresarme y para intentar persuadir"
Después que le cuenta esa parte concerniente a la autoctonía y muestra la importancia que tiene ese mito en promover la defensa del territorio y en considerar a los demás ciudadanos como hermanos, le dice Glaucón: "No era en vano que tenías escrúpulo en contar esa mentira".
En virtud de la contraposición que realiza Platón de la filosofía y los mitos conviene la ridiculización del mito. No obstante, como ha señalado Brisson con otro mito platónico posterior "el hecho que este relato sea un pastiche, no lo descalifica como texto de referencia", pues implica un análisis previo de lo que va a imitarse. De hecho podemos afirmar que el temor que dice inculca en los ciudadanos los mitos en general, es contrastado con el temor, a través del titubeo mencionado en el pasaje, que debe sentir el filósofo en el momento de decidirse o no en pasar al mito como discurso explicativo, pues al ocupar de nuevo un lugar central la persuasión se corre el riesgo de cometer el mismo error de quienes se critica.
Sin embargo, las razones que permiten la presencia de este mito en contexto platónico van más allá de la relación de la suerte de contraposición, a veces rota con fines prácticos, de la filosofía con el mito. Tanto uno como otro buscan en alguno de sus temas, la explicación de la realidad humana, y en este caso en particular, la pregunta por los orígenes. La filosofía, tal como lo presentaba Platón en este diálogo, se verá en las mismas dificultades de dar una explicación sobre los orígenes de los ciudadanos atenienses. De hecho, es funcional crear un relato que le permita llevar a cabo la idea de esa polis donde se cuide "que los enemigos de afuera no puedan hacer mal ni los amigos que lo deseen adentro" (Politeias, 414b).
Las dos partes de este mito son sin duda de carácter físico, pues tratan sobre la aparición de lo sensible en el mundo, con todas las connotaciones que trae algo así en el pensamiento de Platón, en especial el descredito de lo sensible para un conocimiento verdadero: "pero cuando se vuelve sumergido (el alma) hacia la oscuridad, que nace y perece, entonces opina y percibe débilmente con opiniones que la hacen de ir de aquí para allá, y da la impresión de no tener inteligencia…".
Esto justamente afirma y es coherente con el juicio que tiene Platón de los phusikoi. Pierre Hadot ha mostrado ya como en lo que concierne al concepto phusis, entre los llamados presocráticos, y en especial con Heráclito, hay una centralidad de la cuestión de la aparición y la desaparición. Una de las preguntas implícitas en el concepto mismo y en los problemas que plantea phusis, es la aparición de lo sensible en el mundo. Y la generación espontánea tiene como característica explicar no sólo los seres primeros to protwn, sino también los animales y finalmente los seres humanos, que parecen haber brotado de la tierra. Todo esto está en la agenda de las investigaciones físicas presocráticas. En el caso de los atenienses, su generación espontánea es simbolizada a través de las cigarras. Pero a diferencia de una cigarra o cualquier otro animal producto de la generación espontánea hay que lidiar con otra cuestión. La aparición de todo el conocimiento humano representado en las armas y los demás enseres creados "ὅπλα αὐτῶν καὶ ἡ ἄλλη σκευὴ δημιουργουμένη". La dificultad de dar cuenta de estas cuestiones, entra en el campo que para Platón de los procesos naturales que "son el resultado de operaciones que no son conocidas más que por los dioses".
Como es sabido hay una reflexión extensa sobre el mito en los libros II y III de la Politeia de Platón. Entre otras cosas se mencionan los temas sobre los que el mito discurre, a saber, "los dioses, los daimones, los habitantes del Hades y los seres humanos del pasado". Y más allá que sea un punto que afirman los críticos e intérpretes contemporáneos, en el mismo Platón la consciencia que el mito "es acerca de un "más allá" que debe ser localizado en un pasado distante o un espacio que es diferente de aquel en que el narrador y su público reside" es evidente, como lo demuestran claramente estas palabras puestas en boca de Glaucón al momento de responder a Sócrates quien le pregunta si ve algún procedimiento de persuadir a los ciudadanos con el mito de los metales:
"-Respecto de cómo persuadirlos de este mito ¿ves algún procedimiento?
-Ninguno, mientras se trate de ellos mismos, pero sí cuando se trate de sus hijos. Sus sucesores y demás hombres que vengan después"

Pierre Hadot fundamenta su explicación de lo que representa la phusis para Platón especialmente a partir de unos pasajes del libro X de Las Leyes, sin embargo, no evitaremos mencionar estas reflexiones. Aquellos que están entregados a las "investigaciones sobre la phusis" oponen aquello que se produce por la generación espontánea (phusei) a aquello que está producido por el arte, es decir, una actividad inteligente. "Ellos (los físicos), han considerado como causas primeras de la generación del universo a causas materiales". Para aquellos que están ocupados en las "investigaciones sobre la naturaleza", esta no es más que un proceso ciego y espontáneo, mientras que, para Platón, el principio de las cosas es una fuerza inteligente, el alma".
Muy en consonancia con estas reflexiones, Luc Brisson afirma que el mito en Platón "permanece también estrechamente conectado al mundo sensible que supone explicar y a la sociedad cuyos valores debe transmitir".
Sin embargo, esta acepción de phusis va más lejos que los textos platónicos. En la investigación filológica se procede con el supuesto no explícito de que un concepto filosófico tiene como sustratos semánticos acepciones provenientes del uso cotidiano de la palabra. Encima de dichos sustratos encontramos los nuevos sentidos otorgados en el desarrollo del discurso filosófico. Pierre Hadot opera de modo más o menos explícito de ese modo. Lo importante es dar cuenta de los sentidos más básicos que operan en un concepto. Por ejemplo, menciona cómo desde la primera aparición de phusis en la literatura griega, esta se encuentra asociada al brote de una planta y a la apariencia que tiene dicho fenómeno.
Hay un recorrido de la palabra phusis que va de su empleo relativo a su empleo absoluto que es posible reconstruir en puntos de inflexión determinados, si bien no en su totalidad. Phusis designa en principio la acción resultante del verbo phuesthai, "y la imagen primitiva evocada por esta palabra es aquella de la generación vegetal: es a la vez el brote que brota, y el brote que ha terminado de brotar. La representación fundamental que se saca de esta palabra es de un surgimiento espontáneo de las cosas, de una aparición, de una manifestación de las cosas resultante de esta espontaneidad. Pero poco a poco se va a imaginar un poder o una potencia que produce esta manifestación". Como verbo procesual en virtud de su terminación –sij, que hunde sus raíces en el indoeuropeo, da cuenta de una eclosión hacia la luz, el movimiento del ser que ya mencionaba Parménides.
El concepto xwra, largamente discutido durante el siglo XX, tiene como connotaciones semánticas más básicas las relativas al territorio de la polis. Y como lo afirmó Jean Francois Pradeau en su sumario de los usos de este concepto en todo el corpus platónico, todas las ocurrencias de xwra en Politeiaj, hace referencia al territorio de la ciudad, el lugar donde se reside.
A su vez, y es lo que afirmamos en esta comunicación, xwra representa el territorio fértil, en la misma línea semántica ya presente en el Alcibiades (123b 5), donde surgen los ciudadanos. En suma, sin llegar a abordar otros diálogos como el Político o el Timeo, la xwra es el espacio de la generación, y en esa medida, ya que habla sobre la génesis de los hombres, va a ocupar un lugar en cualquier investigación física, sea de carácter mítica o filosófica, de hecho la xwra representa un punto de cruce o intersección entre una y otra. El mito y la filosofía. Y en lo que concierne a la polis, Platón ve la necesidad de tener un mito fundador, y ese mito fundador tiene por necesidad que enlazar el modo de aparición en el mundo de los ciudadanos, esta es, la autoctonía. Xwra se haya entonces inextricablemente enlazada al espacio de la phusis, en un sentido importante. Obedece a la explicación de la aparición de las plantas, de los objetos sensibles, y finalmente de los hombres con los objetos que hacen parte de su mundo simbólico, y cuya génesis, requiere un relato mítico.
No se puede olvidar el hecho cardinal que representa que la idea de generación espontánea haya sido una teoría que acompañó a la civilización occidental de manera prominente hasta por lo menos el siglo XIX. Se puede percibir también cómo se fundamenta esta idea científica en la actitud natural frente a las cosas, pues frente a la pregunta de cómo surgieron los seres sobre la tierra, aún encontramos en última instancia a la generación espontánea, si bien la dimensión molecular de la aparición de la vida da otra profundidad y consistencia a la teoría.
Estrictamente hablando, el mito y la metafísica platónica comparten un carácter esencial. Ambos son discursos explicativos de una realidad no verificable, en este caso del origen del hombre en comunidad (en diálogos posteriores es el cosmos), pues se encuentran con eventos y procesos en otro espacio o tiempo.




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