Perspectiva fenomenológica de la realidad moral de la persona: el sentido del valor con von Hildebrand y el rol del filósofo cristiano

August 24, 2017 | Autor: Maria Pringle | Categoría: Philosophy, Phenomenology
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Descripción

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Maria Teresa Pringle

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Perspectiva fenomenologica de la realidad moral de la persona: el sentido del valor con von Hildebrand y el rol del filosofo cristiano Abstracto: Reseña biográfica y notas basadas en la teoría del valor de von Hildebrand y su insistencia a la actitud cierta del filósofo cristiano y su tarea filosófica de penetrar intuitivamente en lo dado, distinguir objetivamente la verdad- participando del valor- y fortalecer la realidad plena del ser que significa ser personas. Se aclara el rol de la filosofía y la perspectiva ontológica del saber, en relación con el valor y la persona. Distinción principal en la realidad A Priori del conocimiento.

Breve reseña biográfica de Dietrich von Hildebrand. Al considera especialmente la contribución de von Hildebrand en el campo de la fenomenología de la persona, no podemos iniciar nuestro trabajo sin

observar la

historicidad y profundidad del pensamiento del autor y los términos propios de su obra. Dietrich von Hildebrand nació en Florencia el 12 de octubre de 1889. Su niñez y juventud transcurren entre Italia y Alemania, en un ambiente de arte y cultura refinada que nutre su exquisita sensibilidad a la belleza y a la música clásica. Inclinado a la vida intelectual e inspirado por la idea platónica, von Hildebrand prosigue estudios de filosofía, donde busca encontrar la riqueza profunda del espíritu. Educándose en las universidades de Múnich y Gotinga, ocupa la posición de profesor en la Universidad de Múnich por algunos años. 1

Este escrito es parte de las investigaciones tentativas de interés de la autora 2012-2014. Se presenta la revisión preliminar abierta a consideración académica. MARIA T PRINGLE, es candidata Doctoral en la International Academy of Philosophy en España - Instituto de Filosofía Edith Stein. Recibió su masters de filosofía cum Laude en Holy Apostles College & Seminary, Connecticut, USA donde participa de mentora académica y en el programa MOOC de cursos de postgrado.

2 Asimismo, su exquisito afán por lo espiritual lo lleva a responder al llamado de Dios en la fe Católica. Sin embargo, las condiciones de vida en Alemania cambian con los tiempos de guerra que se extienden en el mundo, von Hildebrand experimenta el nazismo alemán de Hitler. Ya en 1920, la alegría de la belleza, el sentimiento de vida y la libertad del alma que se eleva a Dios se enfrentan con el horror de la guerra, el dolor de la muerte y la opresión ciega del mundo que sofocan al ser. Von Hildebrand lucha contra las ideologías y poderes políticos que se alzan con lo mejor que posee, escribiendo con su pluma. Siendo perseguido por los nazis, deja Alemania en 1933, retirándose a la Universidad de Viena hasta 1938, y luego al Instituto Católico de Toulouse. Hasta que en 1940, tras un azaroso escape de Europa, haya refugio en los Estados Unidos, pasando a ser profesor de la facultad de la Universidad de Fordham en Nueva York. A través de su vida, en el desarrollo de su pensamiento y trabajo, von Hildebrand descubre los valores y da a conocer el rol que los distintos valores juegan en las personas, como el régimen del mundo hace que el hombre pierda su alma y la naturaleza misma del sentimiento de la belleza y del amor que le distinguen como persona. Por último, tras una distinguida labor académica y obra prolífica en los Estados Unidos, acompañado en sus últimos trabajos por Alice von Hildebrand su distinguida y amada esposa, Dietrich von Hildebrand fallece en 1977. El sentido del valor descubierto por von Hildebrand Ya desde sus inicios de estudios filosóficos en Múnich con Teodoro Lipps, quien le fomenta la objetividad en el campo ético y le impresiona con la distinción que hace entre sensación y sentimiento, von Hildebrand orienta su interés hacia la vida afectiva del hombre. Bajo la influencia de Adolf Reinach, encuentra que la explicación de la vida consciente del hombre radica en la espiritualidad y no en ciertos limitados mecanismos psicológicos.2 En continuar sus estudios filosóficos en la universidad de Gotinga con Husserl quien lo inspira en el método de la fenomenología, y bajo su tutela, von Hildebrand escribe su tesis sobre “La naturaleza de la acción moral” donde desarrolla su propia teoría de valores; en la cual departe de la ética de Scheler, con quien compartía una profunda amistad en esos tiempos. La jerarquía de valores es un concepto clave en el pensamiento de von Hildebrand, él está convencido que hay cosas cuyo rango es más alto y más importante que el de otras

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Hildebrand, Alice von, The Soul of a Lion, 66-71.

3 cosas, y este es un orden plenamente objetivo que debe respetarse.3 Considerando la teoría del valor en el pensamiento de von Hildebrand, asimismo, la visión cristiana nos presenta con una concepción jerárquica de valores, en palabras de Edith Stein “Lo que un objeto vale lo vale en razón de lo que es. La jerarquía de valores es una jerarquía de seres.”4 Von Hildebrand coincide con una concepción ontológica del valor, el valor real corresponde a la bondad de la cosa en sí. El corazón es afectado y responde al valor de algo. Sin embargo, en el darse del valor, hay un aspecto más que considerar. El descubrimiento clave de von Hildebrand surge al contemplar un escaparate de una tienda donde observa que el atractivo de las cosas ofrecidas difiere radicalmente del atractivo de lo que tiene valor en sí. Si por un lado la importancia de lo ofrecido atractivamente en el escaparate depende de la respuesta subjetiva del observador, por otro lado la importancia de los valores es intrínseca a su propio ser.5 Por lo tanto hay dos fuentes distintas de motivación en lo que el hombre aprecia y a lo que responde como valor. Brillantemente, von Hildebrand distingue tres tipos de valor: algo puede ser importante subjetivamente; pero principalmente, algo es valioso porque tiene valor en sí mismo, es valioso por lo que es. De tercer modo, algo es valioso porque teniendo valor en sí mismo es también bueno para mí. Los valores no son algo neutral, sino como von Hildebrand enseña en Ética y a través de toda su obra, los valores contienen una esencia irreducible que afecta y llama a una respuesta del corazón y de la voluntad. Si bien cada persona obedece a su propia voluntad, los bienes que tocan el corazón con su valor obligan en distinto grado a ofrecer una respuesta personal, la que descubre particularmente la naturaleza humana. Es en esta respuesta, en este querer del hombre, que la verdad cobra vida.6 Vislumbrando la visión de la persona con von Hildebrand Los estudios de filosofía en Alemania lo exponen al idealismo alemán, esta filosofía así como su conversión al catolicismo definen su visión del hombre en relación con Dios. En sus estudios sobre la naturaleza espiritual del hombre con su amigo Siegfried Hamburger descubren la existencia de diferentes “niveles” en el hombre partiendo desde lo superficial y mundano hasta el nivel de lo espiritual. Sus estudios conllevan la pregunta y la investigación Hildebrand, Alice von, The Soul of a Lion, 60. Stein, Edith, La Estructura de la Persona Humana, 44. 5 Hildebrand, Alice von, The Soul of a Lion, 115-116. 6 Schwartz, Baldwin, Intro. The Human Person and the World of Values, ix-xiii. 3 4

4 sobre la “pureza del corazón” y un análisis de los corazones, como se dan en los santos católicos.7 Así, su amor por lo espiritual lo acerca a Dios. Von Hildebrand está convencido que Dios es personal en el sentido más profundo de la palabra.8 Para entender la visión de von Hildebrand, nos servimos de Edith Stein quien nos ilustra sobre la antropología cristiana en relación con el idealismo alemán de su época, como es visto por Lessing, Herder, Schiller y Goethe. En esta visión se da una convicción de la bondad de la naturaleza humana, se ve el hombre a semejanza de Dios, y la libertad del hombre es una llamada a su perfección.9 El espíritu del hombre es atraído por la bondad que lo llama, donde el hombre busca confirmar su voluntad con la Divina voluntad. Observamos que esta visión del hombre es patente en la obra de von Hildebrand, como lo demuestra en su obra Nuestra transformación en Cristo. Nos encontramos con una visión metafísica del hombre quien posee un objetivo trascendente. El hombre como imago Dei implica la relación del hombre con Dios, por lo tanto, en el estudio filosófico, no se limita el estudio al ser creado del hombre, sino que se contempla el ser increado de Dios. Sin entrar de lleno en el campo de la teología, tampoco se renuncia a la verdad revelada que constituye una fuente real de conocimiento del hombre como persona, por cuanto el hombre en su corazón y voluntad apunta fundamentalmente a Dios. El pensamiento de Stein se aplica a von Hildebrand, ya que el pensador cristiano usa “las verdades de la fe como criterio que le permite someter a crítica sus propios resultados.”10 Schwartz llama a von Hildebrand un “filósofo cristiano original” cuyo interés está sólo en la verdad. Una verdad a la luz de Cristo, en quien la verdad se encuentra con una libertad inextinguible. Porque von Hildebrand no busca elaborar complicadas teorías sino hacer justicia a la realidad de las cosas, la verdad de “lo dado.” Von Hildebrand también reconoce la contribución de los grandes filósofos del pasado quienes han ampliado nuestro conocimiento de “lo dado” como son Platón, Aristóteles, San Agustín, Santo Tomás de Aquino y otros. Sin embargo, von Hildebrand no nos lleva a un mundo inventado, con términos difíciles y acomodados, sino que nos revela la verdad abierta al filósofo, articulando el despertar consciente de la afectividad en el mundo de los valores. Como Maritain afirma de la obra de von Hildebrand “El hecho queda, de que lo que nos importa en una filosofía no es que sea Hildebrand, Alice von, The Soul of a Lion, 129. Hildebrand, Alice von, The Soul of a Lion, 54. 9 Stein, Edith, La Estructura de la Persona Humana, 14-15. 10 Stein, Edith, La Estructura de la Persona Humana, 47. 7 8

5 cristiana, pero el que sea verdadera. Aunque, en orden de ser verdadera, sea ayudada de modo irremplazable por inspiración y fe cristiana.”11 De este modo, encontramos finalmente que la filosofía trata de responder a la profunda búsqueda del alma humana, a la actividad sin descanso que otea el hecho de que el hombre está hecho para la eternidad, esta trascendencia es una clave para la filosofía de von Hildebrand, y a la que dedicamos nuestro esfuerzo.12

El rol de la filosofía y el filósofo cristiano en von Hildebrand En pocas palabras, resumimos lo que Dietrich von Hildebrand enfatiza sobre el rol de la filosofía.13 Primeramente, el rol de la filosofía es el de un avanzar productivo en el terreno de la verdad. Para esto, se recurre a la fenomenología, que se lleva a cabo en tres pasos básicos: distinguir, profundizar y demarcar. En este proceso, recurren tres perspectivas: ontológica, estructural y moral. En lo ontológico, se trata de distinguir la realidad concreta y existencia del ser que se da, en el objeto y el sujeto. En lo estructural, se profundiza el vínculo intencional que une al sujeto y el objeto aprehendiendo la naturaleza de los hechos. En lo moral, se demarcan los términos importantes que revelan lo esencial. Lo esencial marca un campo específico del conocimiento. En la captura de lo esencial se fortalecen los cimientos de la verdad conocida. Aquello que compete al hombre en su espiritualidad como persona. Dietrich von Hildebrand nos invita a asumir la tarea del filósofo con una actitud abierta y humilde, que haga justicia a la verdad y a la plenitud de ser, una filosofía que profundice más en la naturaleza de la persona y que estudie el sentido del ser en el hombre; una filosofía que converja adecuadamente con la verdad revelada. Se postula una actitud conocedora cuyos presupuestos fundamentales incluyan implícitamente las verdades naturales básicas, que incluyen: “la existencia de la verdad objetiva, la realidad espiritual de la persona, la diferencia entre el cuerpo y el alma, la objetividad del bien y el mal moral, la libertad de la voluntad, la inmortalidad del alma, la existencia de un Dios persona.”14 Entonces, von Hildebrand nos insiste en

Maritain,Jaques, “About Christian Philosophy”, The Human Person and the World of Values, 8. Jourdain, Alice, “Von Hildebrand and Marcel: A Parallel”, The Human Person and the World of Values, 21. 13 Ver: Hildebrand, Dietrich von, El Caballo de Troya. Cap VI-VII. 14 Puntos que consideramos verdades naturales no en base a una fe ciega sino como principios necesarios del sentido racional del conocimiento humano, verdades sujetas a escrutinio de la lógica, del entendimiento de la justicia y el sentido axiológico de la realidad histórica humana. Estudio fundamental de principios esenciales y valores morales enriquecedores de la libertad humana que contemplamos en desarrollo aparte. Ver referencia en: Hildebrand, Dietrich von, Cap. VI, El Caballo de Troya. 11 12

6 que emprendamos la filosofía con la actitud cierta del cristiano que reconoce las verdades cuando se presentan.15 El papel del filósofo comprende admirarse, inquirir y analizar lo dado en contacto inmediato con los datos, con “lo dado” -como von Hildebrand escribe en ¿Que es filosofía? Primero, recurrir a la realidad que se nos da, siempre renovada. Saber que la verdad es objetiva no relativa, ya que una verdad no deja de ser verdad porque la conozcamos incompletamente. Segundo,

El “acto de completar lo incompleto” se formaliza

distinguiendo el terreno de la verdad, diferenciando el marco especifico, descubriendo nuevo territorio, penetrando en la raíz, las ramas y el nuevo desarrollo del ser. El estudio de la verdad continúa durante la vida del filósofo y toda la historia de la filosofía. Tercero, la nueva luz sirve para desligar la verdad del error. Cuarto, la verdad crece fortaleciéndose con argumentos válidos y convincentes. Quinto, limpiar el camino de la verdad de los distintos errores que oscurecen sus fundamentos. Finalmente, apreciamos el mensaje de von Hildebrand que nos inspira a filosofar con mirada puesta en el principio sabio de lo que es verdad y evitar actuar como un “ciego” que no puede ver, que avanza en retroceso como si el hombre pudiera caminar en el vacío, y que cae en un abismo oscuro confundiéndolo por progreso16 Vemos que la filosofía descubre suavemente los velos de la luz y no se mete insensatamente en la oscuridad. Un rol o papel de las cosas se refiere a su naturaleza dinámica esencial, la función más importante que caracteriza y da el sentido verdadero a su actividad como tal. Según lo dicho y basándonos en la lectura de su obra, observamos cómo se cumple el rol de la filosofía en su avance productivo en el terreno de la verdad. Reiteramos la perspectiva fundamental de la fenomenología realista que se sigue en tres pasos básicos: distinguir, profundizar y demarcar el fenómeno de lo dado. Vinculándose personalmente con la verdad ontológica, estructural y moral de lo dado. Es así, que el camino se aclara y se puede continuar, de manera renovada en el encuentro profundo con la verdad que nos alimenta con su valor y fortalece con su virtud en nuestro vivir de personas.

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Hildebrand, Dietrich von, párrafo extracto del Cap. VI, El Caballo de Troya. Hildebrand, Dietrich von, párrafo extracto del Cap. VII, El Caballo de Troya.

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El conocer espiritual de la persona y la realidad que se da Como lo explica von Hildebrand, conocer es esencialmente recibir, el captar de un objeto. No se trata de una construcción mental o de una idea trascendental. Es un acto de la persona espiritual, un abrazo con la realidad del ser en lo dado. Encontramos muy ilustrativa su nota sobre el percibir del objeto:

Primero, la presencia real del objeto; segundo, el contacto fecundo con el objeto en el que este se revela a mi espíritu, me informa y se impone a mi espíritu con su ser autónomo; tercero, el carácter intuitivo del contacto, que se opone a todo contacto discursivo mediante conceptos. Aquí el objeto despliega su “ser así” ante mi espíritu. 17 En el conocer no se pierde la distinción entre el objeto y el sujeto. Si bien se habla de ‘contenido de consciencia’ donde hay una “consciencia” del objeto, esto es muy diferente a que el objeto sea parte mismísima del ser consciente que tiene consciencia actual de lo dado.18 Sobre esto, podemos decir que se hace claro la diferencia entre la persona actuante, su interioridad personal del conocer, y la realidad objetiva que se le da. Coincidimos con von Hildebrand en que toda esencia y atributo verdadero abrazado en la interioridad de la persona debe su razón de ser, y realiza un vínculo intencional, con la realidad original del ser. En este conocer se vislumbra la trascendencia espiritual de la persona, en aquella conexión que responde a la realidad de ser fuera de sí misma, de su propio ser consciente. Ante lo visto, en el esfuerzo objetivo de distinguir y fortalecer lo verdadero, procedemos, primero, en reconocer la realidad evidente que se nos da en el mundo y las personas, distinguiendo los términos y señales importantes que circunscriben la experiencia humana. Segundo, en comprender el contexto significativo y cultural que da función al lenguaje y apreciar el valor específico del contenido real de la experiencia. Es decir, que no se puede dejar de lado las experiencias verdaderas de otras personas simplemente porque los términos nos parecen reducidos o anticuados.

Tercero, entender la riqueza actual y

trascendente de la realidad cultural, simbólica, y religiosa cuyas normas del bien y virtudes morales revisten

la desnudez humana y rescatan la verdad esencial de la persona

Notas decisivas del carácter de la percepción en general expuesto por von Hildebrand:. Nota 37 en Hildebrand, Dietrich von, Ética, 226. 18 Hildebrand, Dietrich von, ¿Qué es filosofía?, 22. 17

8 conduciéndola al entorno espiritual que pertenece a la realidad eterna en comunión de personas de Dios, sujeto de la teología revelada en el cristianismo.

El contacto con la realidad ontológica del ser y la participación en el valor del bien Recapitulamos, que von Hildebrand basa su fenomenología en tres distinciones de lo dado, si recurrimos a la perspectiva ontológica, estructural y esencial. Como insiste en distintas obras, la realidad de lo dado en la experiencia del fenómeno, no se integra o desintegra, sino que, el objeto nos llega como tal. Aunque no nos es dado como seres humanos entender completamente la verdad de todo lo existente, si podemos realizar la realidad particular del fenómeno, en función de su esencia y desarrollo actual. Objetamos que, si en todo lo dado, se concede cierto tipo de realidad esencial, entonces la visión ontológica acompasa toda visión y todo tipo de realidad, conocida o no. Bajo esta perspectiva de realidad necesaria, la realidad como tal es el fundamento esencial de lo existente. Sin embargo, esta es una visión existencialista que identifica la existencia como esencia. El problema con esta visión es que no explica la diferencia objetiva. Sujeto y objeto se confunden en una misma realidad indefinida, y obviamente, dentro del sujeto. Por lo tanto, con von Hildebrand no podemos conceder que la esencia implica de por si lo que diferencia la realidad de objeto y de sujeto, porque se hace necesario el acto de manifestación y el contenido de valor manifestado por la actualización. La realidad ontológica se desprende como realidad concreta que separa y valores actuales que informan, la diferencia de realidad contenida entrambos y que identifica la realidad cualitativa del bien. En “Los modos de participar en el valor”, von Hildebrand habla de tres tipos de contacto que la persona puede realizar con lo dado; encontramos el contacto objetivo, el de la toma de consciencia y el de la experiencia intencional. El contacto objetivo se refiere justamente a la perspectiva ontológica, de realización básica de lo dado. Lo interesante de la perspectiva ontológica es que implica la realidad existencial de algo independientemente de la postura consciente o de la experiencia del vivir. Esto es, el ser de un objeto distinto del ser del sujeto o de la relación entre ambos. Interpretamos que en la visión hildebriana, el objeto implica una realidad de ser sin importar el tipo de existencia que se trate. Entonces, observamos por nuestra parte, que un objeto podría referirse, por ejemplo, a una cosa originada por una causa, a una idea inspirada por un motivo, a un valor actualizado en un evento, o a una esencia enlazada por una experiencia. Ahora bien, por su misma naturaleza

9 de objeto, cada una de estas realidades objetivas implica una relación diferente con el sujeto. Es así, que al considerar el valor como objeto no se le puede comparar como si fuera mera cosa que se relaciona con una causa objetiva, ni tampoco se puede estudiarlo como tema que obedece a un motivo subjetivo. El valor como objeto implica un principio actual, esto es, el valor propiamente no obedece a causa o motivo. El valor en sí significa una realidad inmanente, a priori, un atributo obligado y el fundamento comunicante de la principalidad característica del bien dado. Similarmente, al considerar la esencia como objeto, siendo algo específicamente inteligible, que se extracta o recoge en lo dado, esto implica una experiencia personal de conocimiento, y una realización provechosa del entendimiento. Comparando la esencia y el valor analógicamente, podemos decir que si el valor caracteriza un dominio vertical de características intencionales propias de la realidad de personas, que implica una jerarquía regidora de lo existente y sus atributos actuales; por otro lado, la esencia especifica la división horizontal o categoría de ser y su condición de realización particular. Según vemos con von Hildebrand, el valor significa la importancia de las cosas en sí, y la mayor o menor importancia se refleja en un orden de jerarquías. Por ejemplo, la dignidad de una persona es superior y no se puede comparar a la de un mosquito. Asimismo, a nivel esencial, no se puede categorizar como una misma realidad una manzana y una idea de una manzana. La manzana tiene jerarquía propia por ser una manzana con valor esencial de manzana, sostenida en la realidad de todas las cosas y personas, sin embargo, la idea de la manzana tiene jerarquía distinta por implicar una relación objetiva cuyo valor actual implica a la persona que sostiene la idea. Interpretamos que, no cabe duda que el encuentro filosófico con la realidad de la experiencia se trata de un acto que vincula a la persona con lo dado, y cuyas condiciones y características, de conformidad y de respuesta a lo recibido, revelan cierta actitud personal. Cuando se habla de tres visiones y de perspectivas fenomenológicas, no se trata de distintas experiencias per se sino de aclarar las dimensiones específicas que validan el vínculo con la realidad de lo dado, tanto lo condicional como lo necesario, en contenido en toda experiencia. Aquello que justifica y que le da validez espiritual a la experiencia. Avanzamos, por nuestra parte,19 que la vida espiritual de la persona implica no solamente la vida inteligente de la razón, donde en virtud del entendimiento se cuenta con una visión objetiva, Aquí interpretamos distintos términos que von Hildebrand emplea especialmente en sus obras Ética y El Corazón. 19

10 tanto de lo material como lo formal, que responden por el tema y el motivo de la experiencia – lo racional. Sino que, vemos con von Hildebrand, la vida significante del sentimiento, donde en virtud del corazón anímico la persona cuenta con un “oído” interno que le permite apreciar tanto la vibración como la voz que obedecen a la naturaleza cualitativa de las cosas y el mensaje de valor contenido en la experiencia afectiva. La dimensión del corazón provee un sentido profundo que marca la trascendencia relacional de la vida espiritual. Asimismo, no nos olvidamos de la vida actuante de la voluntad, donde en virtud de la libertad personal se posee un poder agente moral, actualizador y realizador, tanto en sentido actual espiritual, dirigiendo la visión objetiva y actualizándola en respuesta al valor y orientando el sentir interno sancionándolo o no por su virtud moral, así como en sentido realizador concreto del hacer personal voluntario. La dimensión de la voluntad se extiende actualmente y sobreactualmente, en función esencial y papel principal de la persona, como libertad individual para fijar y afirmar las virtudes esenciales y la realidad moral de la persona. Los tres niveles de la percepción cognitiva y la dimensión a priori de lo real Un aspecto de la actualidad esencial intencional en que discrepan las posturas de von Hildebrand, y de otros fenomenólogos como Brentano y Husserl, se refiere el origen de la realidad y la relación del conocimiento con lo real.20 Si comparamos el conocimiento intencional a modo de una transmisión radial, donde lo que se recibe es la “transmisión” de la realidad, sin olvidar

las diferencias radicales fundamentales ya que sabemos que la

información recibida radialmente tiene un origen artificial en el mundo temporal del ser humano. Sin embargo, vemos por nuestra parte, que la percepción objetiva de la realidad natural concreta aprehendida en la experiencia del vivir de la persona, revela una intencionalidad actual original, constitutiva de los hechos naturales y comunicante de la realidad existencial de los elementos esenciales. Podemos decir que la realidad consciente de la persona en el vivir trascendente responde a un cuarto nivel relacional, de la principalidad espiritual donde la actualidad de los valores esenciales encuentra su existencia original, el a priori.

El detalle de las discrepancias notadas se distingue en paralelo y desarrolla en escrito aparte en de la autora. Donde se consideran algunas diferencias en las observaciones fenomenológicas de von Hildebrand, Reinach, Brentano y Husserl en sus Investigaciones Lógicas vol. 2. Véanse Brentano, Franz, Psychology from an Empirical Standpoint. Dietrich von Hildebrand, Ética, trad. Juan José García Norro, (Madrid: Ediciones Encuentro, 1983), cap. 17; ídem, El corazón. Un análisis de la afectividad humana y divina (Madrid: Ed. Palabra, 1997), cap. 2. 20

11 Lo que de un modo, nos refiere históricamente a los inicios de la filosofía con Platón y del universo formal de lo Ideal cuyo centro es el Bien mismo21. De distinto modo, von Hildebrand defiende los valores que responden a un Dios Persona.22 Valores que si tienen realidad en sí, no pueden pertenecen al mundo de lo intencional temporal y subjetivo. La respuesta trascendente espiritual de la persona acepta que la realidad objetiva es justamente una manifestación de intencionalidad divina, como en el darse de lo bello del colorido natural de un paisaje. Consideramos de modo específico que si se trata de una intencionalidad de verdades, valores y virtudes, en función de una realidad espiritual de personas, no podemos hablar de intencionalidad como poder ciego en el vacío. Se hace necesario responder a la directiva original de una Voluntad que se revela trascendentalmente en su identidad intrínseca de Personas.

La autora MARIA T PRINGLE, es candidata Doctoral en la International Academy of Philosophy en España - Instituto de Filosofía Edith Stein. Recibió su masters de filosofía cum Laude en Holy Apostles College & Seminary, Connecticut, USA donde participa de mentora académica y en el programa MOOC de cursos de postgrado.

Punto en que se apoya la fenomenología de Reinach por ejemplo. Willard, Dallas, “Concerning Phenomenology”, trans. of Adolf Reinach's Ueber Phaenomenologie. It was first published in Reinach‘s Gesammelten Schriften (Halle, 1921) 22 Visión que se expresa a través de su obra como en Ética, El Corazón, Moralidad y conocimiento de los valores, Transformación en Cristo. 21

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