PERSPECTIVA DESDE LAS CIENCIAS ECONÓMICAS DE LA RELACIÓN MEDIO AMBIENTE - DESARROLLO

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Descripción

PERSPECTIVA DESDE LAS CIENCIAS ECONÓMICAS DE LA RELACIÓN MEDIO AMBIENTE – DESARROLLO. Title: Perspective from the economic sciences of the relationship environment - development. 1

AUTORES: María Mercedes Machín – Hernández , Alain Hernández – 2

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Santoyo y Juan Luis Alfonso – Alemán Institución: Universidad de Pinar del Río, Cuba Teléfono: (53) (48) 750933; 766342; 752464 1 2

MsC. en Dirección de Empresas E-Mail: [email protected]

MsC. En Administración de Empresas Agropecuarias E-Mail: [email protected]

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DrC. Ciencias Económicas E-Mail: [email protected]

Aceptado: septiembre 2011 Publicado: junio 2012

RESUMEN. Los problemas ambientales que afectan al mundo contemporáneo, se originan en los sistemas de desarrollo que han asumido un grupo de países, teniendo como base patrones de producción y consumos irracionales. Paralelamente, ha sido creciente el número de expertos en materia económica que se dedican al estudio de la interacción entre la sociedad y el medio ambiente y al análisis de las cuestiones económicas que explican gran parte de los actuales problemas de gestión y conservación que afectan a los recursos naturales, al medio ambiente y por consiguiente a la sociedad. El presente trabajo posee como objetivo exponer la visión que ofrece las ciencias económicas en la concepción de la evolución de la relación medio ambiente –desarrollo. Palabras claves: PROBLEMÁTICA AMBIENTAL, DESARROLLO SOSTENIBLE, DESARROLLO HUMANO SOSTENIBLE, ECONOMÍA ECOLÓGICA, ECONOMÍA AMBIENTAL

ABSTRACT. The environmental problems that affect to the contemporary world, originate in the development systems that a group of countries have assumed, having like base patrons of production and irrational consumptions. Parallelly, it has been growing the number of experts in economic content that devote to the study of the interaction between the society and the environment and to the analysis of the economic questions that explain great part of the current management problems and conservation that affect to the natural resources, the environment and consequently to the society. The present work has as objective to expose the vision that offers the economic sciences in the conception of the evolution of the relationship environment - development. Key

words: ENVIRONMENTAL PROBLEMATIC, SUSTAINABLE DEVELOPMENT, SUSTAINABLE HUMAN DEVELOPMENT, ECOLOGICAL ECONOMY, ENVIRONMENTAL ECONOMY.

INTRODUCCIÓN. El origen de la relación naturaleza-sociedad está asociado al origen del hombre, quien en su proceso de desarrollo se ha visto en la necesidad de utilizar cada vez más los recursos de la naturaleza y modificar su entorno. Desde esta óptica entonces se infiere que el medio ambiente surge desde que surge el hombre. En la actualidad la cuestión ambiental se identifica con las más importantes preocupaciones de la humanidad, ocupando un lugar central tanto en el debate teórico como en el proceso de toma de decisiones. La incorporación al concepto del desarrollo de la cuestión del ambiente, al igual que la inclusión de otras metas sociales plantea problemas importantes que tienen que ver con la planificación y con la formulación de políticas. Por eso se trata de un desarrollo que genere un progreso capaz de satisfacer con equidad las exigencias de toda la población sin comprometer a las generaciones futuras y evite el deterioro ambiental (Cals y Riera, 1993). La agudización de los problemas y desequilibrios medioambientales ha despertado en las últimas décadas una creciente preocupación social por los problemas que la actividad económica provoca en el medio. Paralelamente, ha sido creciente el número de expertos en materia económica que se dedican al estudio de la interacción entre la sociedad y el medio ambiente y al análisis de las cuestiones económicas que explican gran parte de los actuales problemas de gestión y conservación que afectan a los recursos naturales, al medio ambiente y por consiguiente a la sociedad. Los problemas ambientales que afectan al mundo contemporáneo, se originan en los sistemas de desarrollo que han asumido un grupo de países, teniendo como base patrones de producción y consumos irracionales así como la existencia de políticas de dominación y explotación colonial y neocolonial que han dado por resultado el hambre y la pobreza que hoy azotan a la mayoría de la humanidad.

Los actuales patrones de producción y consumo están causando una seria degradación del medio ambiente y conjuntamente una marginación social de grandes masas, el hombre sometido a pobreza extrema se convierte en depredador del medio ambiente. El presente trabajo posee como objetivo exponer la visión que ofrece las ciencias económicas en la concepción de la evolución de la relación medio ambiente – desarrollo. MATERIALES Y MÉTODOS. Se utilizaron los Métodos Empíricos: Método de la observación: El método de la observación se desarrolló a través de la aplicación de un conjunto de técnicas como el Análisis Documental para la valoración del material bibliográfico relacionado con diferentes criterios sobre las ciencias económicas y la relación medio ambiente – desarrollo. Otra de las técnicas aplicadas, son las encuestas grupales y entrevistas personales con el objetivo de realizar un análisis crítico sobre la relación de las ciencias económicas con los criterios objeto de estudio medio ambientedesarrollo. RESULTADOS Y DISCUSIÓN. PROBLEMÁTICA AMBIENTAL Romero (1997) plantea que la problemática ambiental está determinada por un sinnúmero de procesos, cuya práctica involucra desde la manera en que el hombre se concibe a sí mismo como parte de la naturaleza, hasta los instrumentos concretos con que se apropia de ella. Esto es, los diferentes saberes y prácticas, no sólo económicos, sino sociales y culturales de la humanidad. Por su parte, Jacobs (1991) subraya que existe desigualdad en la distribución de la crisis medioambiental mundial actual y a su vez existe otra escala de desigualdad, la intergeneracional donde los peores efectos de ambas se están acumulando para el futuro. De esta forma el autor deja bien claro que la crisis ecológica que se vive hoy no es solo una cuestión actual, sino que también compete y perjudica a las futuras generaciones. En consecuencia, ha habido un marcado interés tanto desde el punto de vista científico como social en la interrelación que se genera entre los problemas del medio ambiente y de la población. Para Romero (1997) merece un destacado lugar en el estudio de dichas relaciones la degradación socio-ambiental, porque acentúa la búsqueda del beneficio actual y desvaloriza el futuro. Coincidiendo con Azqueta (2002) la degradación ambiental se origina fundamentalmente porque una serie de agentes económicos (personas, empresas, instituciones públicas) se comportan de tal forma que, al resolver determinados problemas particulares, generan como consecuencia un deterioro ambiental. De esta forma es reflexión obligada las consecuencias fundamentales que trae consigo la crisis ambiental

tanto para las generaciones actuales como para las futuras debido al carácter que ha tomado en los momentos actuales."El deterioro acelerado y creciente del medio, es hoy día, posiblemente el peligro a largo plazo más grave que enfrenta toda la especie humana en su conjunto. En lo que respecta a los países subdesarrollados, es uno de los factores que agrava con más fuerza las condiciones de vida de cientos de millones de personas en el Tercer Mundo". (Castro, 1992, citado por Iñiguez, 1995). Esta situación se acrecienta aún más producto a que muchas de estas personas han tenido que acudir a componentes del entorno al no tener otra opción como vía de subsistencia en el corto plazo. Entre los innumerables efectos desfavorables que la actuación irracional del hombre ha causado en el entorno, cuyo precio a decir por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) (1980 p.2), "...se pone de manifiesto en una larga lista de peligros y desastres, como la erosión de los suelos, la desertificación, la pérdida de las tierras de cultivo, la contaminación, la deforestación, la degradación y destrucción de ecosistemas y la extinción de especies y variedades de plantas y animales, entre otras secuelas". Los elementos antes citados traen consigo amenaza al equilibrio de los ecosistemas y su resistencia a las presiones del ambiente por la importancia que los mismos tienen para proporcionar bienes y servicios ambientales para la sociedad. Si a todo ello se suma la degradación del ambiente social y económico en que se desenvuelve la vida humana (miseria, hambre, desempleo, insalubridad, analfabetismo, violencia, drogadicción, prostitución, deuda externa y otros flagelos), no cabe dudas de que la Humanidad se encuentra ante los malintencionados tributos que el actual orden económico, social y ecológico, que el ser humano ha impuesto al Planeta en su conjunto. Estas razones conllevan a que en los años posteriores a la década del 50 comience un periodo donde se acentuaron las preocupaciones por el acelerado deterioro del medio ambiente, de esta forma en todos los sectores de la sociedad se manifestó un incremento de la sensibilidad ante la situación ambiental existente. Estos problemas comenzaron a acrecentarse a partir de la década de los sesenta y desde entonces comienza un espacio de reflexión y debate por parte de todos los sectores y disciplinas académicas, los autores consideran oportuno plantear la relación de los principales sucesos que acontecieron a escala internacional que trajeron consigo un cambio en esta situación indeseable, según criterios de López (2002) se pueden citar el informe Los límites del crecimiento al Club de Roma, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano, la Creación del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, así como la celebración de eventos y conferencias internacionales entre el 1973 y 1984 que derivaron en la presentación en la Asamblea General de Naciones Unidas del informe "Nuestro futuro común" y posteriormente la Conferencia sobre Medio Ambiente y Desarrollo en 1992, sentando pautas para la valoración de los problemas ambientales de forma integrada con las esferas económica y social.

De esta forma comienza una etapa cualitativamente nueva en que la carga histórica de preocupaciones aisladas y provenientes de un marco principalmente científico, se pasa a uno donde las preocupaciones ambientales que se generalizan e irrumpen en múltiples esferas de la sociedad. PROGRESO EN LA RELACIÓN MEDIO AMBIENTE –DESARROLLO Durante muchos años, el desarrollo y la conservación parecieron actividades totalmente incompatibles, y es hasta que se introduce el concepto de desarrollo sostenible cuando se reconcilian estas dos actividades, e incluso se acepta, o más aún, se demanda que deben ser compatibles. Se retoma con mayor fuerza por parte de los analistas del término desarrollo la idea de que el desarrollo es un proceso integral, y que su concepción requiere interdisciplinariedad con una visión global. Ello ha dejado como saldo la tesis de que el crecimiento es condición necesaria para el desarrollo, pero no suficiente. El pensamiento sobre desarrollo ha progresado desde un enfoque economicista a una concepción que entiende el mismo como “un proceso que abre el marco de posibilidades del hombre, como objeto y sujeto de transformación, y donde la cultura se complementa dialécticamente bajo el pensamiento de que esta es clave para el desarrollo” (Esteban, 1998). Producto de esta inquietud es la aparición de nuevos libros e informes, como el libro de Donella y Dennis Meadows Más allá de los límites del crecimiento — publicado veinte años después de su primer informe al Club de Roma—, en el que se confirman algunas de las predicciones que ya se hicieron sobre las consecuencias del modelo de desarrollo productivista, y el conocido Informe Brundtland (1987) (Nuestro futuro común), publicado por la Comisión Mundial del Medio Ambiente y el Desarrollo, libros todos ellos destacables por el impacto que han tenido no sólo en los círculos científicos, sino también en la opinión pública y los medios de comunicación. Resultado de los debates en torno a estos temas, donde se han vertido críticas al modelo de desarrollo productivista y se han propuesto nuevas formas de desarrollo que tengan más en cuenta la conservación de los recursos naturales y la preservación del medio ambiente, ha sido la generalización de términos como sustentabilidad y desarrollo sostenible, términos que han sido adoptados prácticamente a nivel mundial como principios directores de las políticas públicas (Paniagua, 2000). Durante los años 80 se denota un replanteamiento del concepto de desarrollo y se profundiza en su sentido humano. A partir de 1990 el PNUD, inicia la publicación de un informe sobre la dimensión humana del desarrollo como intento de medir y comprobar el desarrollo en su integralidad con ello se difunde el término desarrollo humano (Valdés,R, Chassagnes.O, Muester.B.M, 1999). La Cumbre de la Tierra celebrada en Río de Janeiro penetró rotundamente en el desarrollo social, destacando los críticos problemas de los asentamientos y el hombre y sus diferencias entre unos grupos sociales y otros y la extrema

inequidad que caracteriza el mundo de hoy, hechos considerados como ambientales y de importancia semejante al del deterioro de la capa de ozono, la desertificación, la contaminación, etc. Los principales resultados de esta conferencia se concretaron en la Declaración de Río, en los Convenios sobre Diversidad Biológica y sobre Cambio Climático, en los Principios sobre Bosques y en la Agenda 21. Este último instrumento consiste en un programa para el desarrollo sostenible. Se consolida de esta forma la necesidad de un compromiso por preservar el ambiente natural y social del hombre. Es en la Cumbre de Río que el término desarrollo sostenible alcanza su verdadera dimensión y es aceptado por todos. El concepto desarrollo sostenible concibe el desarrollo como un proceso armónico, como mejora constante de todo y de todos, como garantía de que las actuales generaciones puedan satisfacer sus necesidades sin afectar a las futuras generaciones y puedan también disfrutar del medio ambiente y de los recursos que disponemos.(Azqueta, 1994). El resultado de este cambio de mentalidad a nivel mundial ha sido el creciente interés por la creación e implementación de instrumentos de planificación y control ambiental que faciliten la toma de decisiones lógicas y racionales y garanticen una eficiente gestión ambiental. En 1997, en la sesión especial de la Asamblea General denominada Río+5, se adoptó un "Programa para la Aplicación de la Agenda 21" y se identificaron los principales déficits en el camino hacia la sostenibilidad. La Cumbre de Johannesburgo 2002, estuvo orientada a lograr la concreción de las recomendaciones del Programa 21. Abordar nuevos retos y oportunidades; y reiterar el compromiso político y apoyo al desarrollo sostenible. Sin embargo estamos hoy ante un mundo complejo donde fenómenos como el reparto desigual, la pluralidad cultural y el monopolio cultural y político son tendencias que agudizan las diferencias entre hemisferios, pueblos y sobre todos entre ricos y pobres. En la actualidad, a decir de Leff (2000) el gran desafío que enfrentan los gobiernos es el saber como diseñar y utilizar sistemas de gestión capaces de fomentar y conciliar los tres grandes objetivos que en teoría llevaría el desarrollo sostenible: el crecimiento económico, la equidad y la sustentabilidad ambiental. Ante esta situación los autores consideran una reflexión obligada en torno al debate que se está llevando a cabo ante la alternativa de que las disponibilidades de recursos naturales a los que el hombre puede acceder tienen la limitante de agotarse en un determinado periodo de tiempo; todo ello unido a que en los estudios de los recursos naturales del planeta, llama la atención el análisis del estado de estos y el significado del impacto que acusan como resultado de los procesos productivos del sistema económico vigente.

La crisis ambiental no es un problema reciente. Esto viene aconteciendo desde muchos años atrás. Lozano (2000) considera que si en los años setenta la crisis ambiental llevó a proclamar el freno al crecimiento antes de alcanzar el colapso ecológico, los años noventa la dialéctica de la cuestión ambiental ha producido su negación: hoy el discurso neoliberal en afirma la desaparición de la contradicción entre ambiente y crecimiento. Este reto precisa de un factor integrador que no es otro que el factor humano, el desarrollo humano y más concretamente el desarrollo humano sostenible planteado por el PNUD en el informe de 1992, que proclama el desarrollo sostenible pero con prioridad para los seres humanos, reconociendo simultáneamente que la protección ambiental es la forma de viabilizar en el futuro los sistemas naturales y la biodiversidad (Jiménez Herrero, 1997). A partir de 1990 el PNUD, inicia la publicación de un informe sobre la dimensión humana del desarrollo como intento de medir y comprobar el desarrollo en su integralidad con ello se difunde el término desarrollo humano (Casas, 2002). Según este concepto el ser humano debe ser el destinatario del desarrollo, su bienestar debe ser el objetivo central de las políticas nacionales y las relaciones mundiales, el desarrollo humano es visto como el proceso mediante el cual se amplían las oportunidades de los individuos, las más importantes de las cuales son las de una vida saludable y prolongada, el acceso a la educación y el disfrute de un nivel de vida decente, otras entres las cuales se incluye la libertad política, la garantía de los derechos humanos, además del respeto a si mismo (Ibidem). La definición de desarrollo humano concebido como un “proceso en el cual se amplían las oportunidades del ser humano, destacando la idea de que en principio estas oportunidades pueden ser infinitas y cambiar con el tiempo, colocando en el punto de mira, tres oportunidades esenciales, entre ellas: disfrutar de una vida prolongada y saludable, adquirir conocimientos y tener acceso a los recursos necesarios para lograr un nivel de vida decente” (PNUD, 1990). La naturaleza del debate antes planteado ha ido indicando la preeminencia del factor humano del desarrollo, el cual se tiende a combinar con los problemas ecológicos. Estas preocupaciones fueron ocupando a inicios del 90´ la atención de los académicos, al punto de que en 1993, el PNUD con la finalidad de promover la idea del “desarrollo sostenible” concretada en Río 92, comenzó a buscar una frase que permitiera combinar los conceptos y aspiraciones expresados en las acepciones “desarrollo humano” y “desarrollo sostenible”. La concepción del PNUD estuvo basada en que esta fusión fuera conceptual y operativa, dando lugar al nacimiento de la frase “desarrollo humano sostenible”. De esta forma se coloca al hombre como sujeto de sus propias transformaciones, implicando con ello, una alternativa que se opone y critica al carácter hegemónico y neoliberal del desarrollo y a su patrón anterior.

En 1994, este concepto se adoptó como un elemento básico del trabajo del PNUD; en febrero de ese año, el director del PNUD describe el desarrollo humano sostenible de la siguiente manera: “Debemos unir el desarrollo sostenible y el desarrollo humano, y unirlos no sólo de palabra pero en los hechos, todos los días, en el terreno, en todo el mundo. El desarrollo humano sostenible es un desarrollo que no sólo genera crecimiento, sino que distribuye sus beneficios equitativamente; regenera el medio ambiente en vez de destruirlo; potencia a las personas en vez de marginarlas; amplía las opciones y oportunidades de las personas y les permite su participación en las decisiones que afectan sus vidas. El desarrollo humano sostenible es un desarrollo que está a favor de los pobres, a favor de la naturaleza, a favor del empleo y a favor de la mujer. Enfatiza el crecimiento, pero un crecimiento con empleos, un crecimiento con protección del medio ambiente, un crecimiento que potencia a la persona, un crecimiento con equidad” (Ibidem). Este concepto según el PNUD no implica o sugiere condicionalidades, involucra un enfoque revitalizado de la cooperación para el desarrollo, es una meta global aplicable a todos los países, Norte y Sur y se ha incluido en la Carta de Naciones Unidas y reforzado por numerosos acuerdos internacionales, alcanzados mediante el auspicio de las Naciones Unidas. Incluye los acuerdos asumidos en la Cumbre de la Tierra en 1992 y en la Conferencia de El Cairo sobre Población y Desarrollo en 1994 (Kansouh-Habib, 1997). La filosofía que plantea consiste en la cooperación para el desarrollo sólo podrá tener éxito si se prioriza el contenido de lo nacional, incluyendo la condición del país y sus habitantes. Tal aseveración sugiere la idea de la existencia de un respeto hacia la soberanía nacional. En el mundo de hoy, donde la economía se centra fundamentalmente en los problemas de elección y de cómo el hombre emplea los recursos cada vez más escasos para lograr la eficiencia social, se observa como el avance económico ha transcurrido casi siempre por las vías más nocivas, alimentado por la extracción y consumo de combustible fósiles, agua, madera, minerales y otros recursos naturales, existiendo un deterioro ambiental cada vez mayor unido a un rápido crecimiento de la población y al mismo tiempo una creciente desigualdad de la renta entre ricos y pobres. La necesidad de conocer el comportamiento del dinámico y complejo sistema ecológico-económico, ha propiciado el surgimiento de disciplinas en el campo de la economía cuyo objetivo fundamental lo constituye dar respuesta a la problemática ambiental desde la óptica economicista, al plantearse en la actualidad por diferentes especialistas, que el mundo se encuentra en una crisis ecológica global cuya causa es difusa y los efectos universales; de ahí la necesidad de desarrollar teorías y métodos de valoración que den respuesta a esta problemática. Siguiendo a Constanza (1989), “la economía ecológica se erige como una nueva ciencia transdisciplinaria, directamente involucrada con una percepción

holística acerca de cómo trabajan las estructuras conjuntas de la ecología y la economía, cuales son los cambios biofísicos y económicos que describen la conducta del sistema total; como evolucionan las interacciones entre economía y ecología y cual es el significado de las escalas relativas de la economía en la evolución del sistema completo. Se trata de una visión que involucra interacciones bióticas y humanas con dinámicas planetarias donde las incertidumbres y las sorpresas se transforman en una parte integral de un conjunto anticipado de respuestas adaptativas”. La economía ecológica se define como la ciencia de la gestión de la sustentabilidad. El primer desafío a la aplicación práctica de los conceptos que dan origen a Economía Ecológica se presenta en la necesidad de medir la capacidad de sostenibilidad de la biosfera para atender las necesidades actuales y futuras, establecer indicadores del mantenimiento del capital natural en cualquiera de sus formas y analizar el mecanismo de los precios en este contexto (Bermejo, 1994). Al tener en cuenta el aspecto social, la economía ecológica se adentra en la discusión acerca de la equidad, la distribución, la ética y los procesos culturales, como elementos centrales para la comprensión del problema de la sustentabilidad. Es por tanto una visión sistémica y transdisciplinaria que trasciende el actual paradigma económico. El enfoque ecointegrador tiene como objeto de estudio el flujo de materiales y energía, en un sistema abierto y en continuo desequilibrio donde interaccionan con los objetos económicos reales que aparecen y desaparecen del sistema en tanto lo hacen sus correspondientes valores de cambio (Ibidem). Se puede considerar que "la economía ecológica es una crítica ecológica de la economía convencional. Es un nuevo enfoque sobre las interrelaciones dinámicas entre los sistemas económicos y el conjunto total de los sistemas físico y social (Tietemberg, 1998). Emergerán con eficacia los supuestos de la economía ecológica cuando la sociedad económica comprenda, con su misma racionalidad económica que ya no le es posible seguir sobreexplotando los recursos naturales y que de no producirse cambios en los hábitos de consumo y producción el final será la desaparición. Por supuesto, que estas percepciones ya se reflejan entre los economistas, quienes han buscado alternativas desde su propio ámbito de discusión. De hecho, estas distintas ofertas, podrán ser herramientas útiles para el cambio, al ser utilizadas en su contexto de desarrollo más amplio, el de la sustentabilidad. En caso contrario, serán sólo paliativos, que enmascararán en parte el creciente y muchas veces imperceptible desarrollo de la degradación ambiental. La Economía Ambiental se puede definir como aquella rama de la economía que incorpora el medio ambiente en sus análisis habituales y considera a la variable medioambiental como un aspecto más que influye en los hechos económicos, tiene como una de sus características el hecho de que concentra su atención en el análisis del medio ambiente en términos económicos y

cuantitativos, es decir, en función de precios, costes y beneficios monetarios, fundamentada de esta forma en la economía neoclásica. Este cambio de visión modificó la idea central de la economía en cuanto a la escasez de recursos naturales con respecto a sus usos posibles. Hasta entonces, los economistas planteaban que el crecimiento de la economía podría sostenerse indefinidamente. La economía ambiental planteó el problema de los recursos finitos entre usos alternativos (Azqueta, 1994). La valoración de los bienes y servicios extraídos de los recursos naturales, para los procesos económicos, resulta crucial tanto para las sociedades desarrolladas como las que están en desarrollo pues el avance de estas últimas en la escala económica depende en buena medida de una más equitativa transacción comercial de los bienes y servicios exportados a las primeras dentro de un marco de sostenibilidad, entendida esta dentro de un desarrollo humano y aceptando los límites reales impuestos por el sistema planetario (Rudas,1998). En tal sentido la valoración es importante en la búsqueda de un desarrollo sostenible, debido a que en términos económicos el usuario de los recursos naturales tenderá a no tratarlo como un bien gratuito; esto debido, a que su objetivo será el mantenimiento del flujo de beneficios provenientes de los bienes y servicios proveídos por ellos. En otras palabras, el usuario racional de estos recursos tenderá a prevenir la depreciación innecesaria del patrimonio materia prima e internalizarlo en la contabilidad empresarial y nacional (Tietemberg, 1998). La valoración económica ambiental puede definirse como “un conjunto de técnicas y métodos que permiten medir las expectativas de beneficios y costos derivados de algunas de acciones, tales como: uso de un activo ambiental, realización de una mejora ambiental, generación de un daño ambiental, entre otros” (Azqueta, 1994). Se trata pues, de llevar el análisis económico al medio ambiente, determinando la verdadera causa del deterioro del mismo y teniendo en cuenta el entorno socioeconómico del objeto de estudio, cuyo resultado contribuiría a elevar la calidad de vida de las actuales y futuras generaciones. Desde esta óptica será posible utilizar algunos de estos métodos adaptándolos a nuestras condiciones y combinándolos con otras técnicas una vez establecido el límite del análisis. Dentro de las posibilidades que ofrece la economía ambiental para valorar los bienes y servicios ambientales, el análisis económico presenta métodos o técnicas apoyados en las relaciones existentes entre ellos, el método de valoración contingente, el método del costo de viaje, precios hedónicos, análisis costo-beneficio, ingreso neto, entre otros.

CONCLUSIONES. • La conservación y mejora de la salud del hombre, valorada como el completo estado de bienestar, físico, mental y social debe colocarse en el centro de las inquietudes sobre el ambiente y el desarrollo.

• La valoración de los activos ambientales constituye para los especialistas y estudiosos de esta temática, una forma de incentivar el uso y diseño de medidas para la utilización racional de los mismos. • Los estudios realizados sobre los recursos naturales y la necesidad del uso óptimo de los mismos, constituye fuente de la que se nutre la disciplina de Economía Ambiental, la cual en los momentos actuales adquiere cada vez más un lugar importante dentro del espacio macroeconómico. • Los métodos más utilizados en la valoración económica ambiental permiten estimar en unidades monetarias el efecto externo sobre las personas de ciertas políticas, acciones y proyectos con impacto ambiental, siendo más fiables cuando la valoración se realiza sobre los usuarios o personas más directamente afectadas. Las consideraciones precedentes, permiten esperar un forzado y forzoso viraje hacia la inclusión de los recursos naturales dentro del sistema económico a la expectativa de la adopción del modelo de desarrollo sostenible. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS. • Castro, F. (1992) Conferencia de las Naciones Unidas sobre medio ambiente y desarrollo. Río de Janeiro. • FAO. (1997). Consulta sobre desarrollo sostenible y medio ambiente en los sectores agrícola, forestal, y pesquero de América Latina y el Caribe. Disponible en www.fao.srl.com Fecha de consulta diciembre 2006. • Casabianca, F. (1992). Desarrollo integrado y medio ambiente, En Desarrollo local y medio ambiente en zonas desfavorecidas, Monografías de la Secretaría de Estado para las Políticas del agua y el medio ambiente, MOPT, Madrid. • Estevan, A. (1998). El nuevo desarrollismo ecológico, Ediciones Archipiélago, Madrid. • Chamorro, J.L.(2002). Crecimiento económico y medio ambiente. Revista El País. Managua. • Heras, Pilar. (1999) Medio Ambiente, necesidades humanas e igualdad de acceso al bienestar Disponible en http://www.gestiopolis.com/canales/economia/articulos/70. • Kansouh-Habib, S. (1997). Sustainable Human Development: From Concepts to Programs. Social Development Issues Vol. N. 2/3. University at Carbondale. USA . p. 144. • Costanza, R. ¿Qué es la economía ecológica?, Ecological Economics Issues, Num. 1, 1989, pp. • Bermejo, R. (1994). Manual para una economía ecológica, Madrid, Ed. Bakeaz, . p. 66-67 • Rudas, G. (1998). Economía y Ambiente. 1ª Ed.Instituto de Estudios Rurales, Universidad Javeriana. Santa Fe de Bogotá, Colombia. • Tietenberg, T. (1998). Environmental Economics and Policy.Addison – Wesley,1998 • Azqueta, D. (1994). Valoración Económica de la Calidad Ambiental. Editorial McGraw Hill. Bogotá.

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