Personas y objetos. El espacio doméstico como memorabilia personal

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Descripción

Máster  Universitario  Herencia  Cultural Curso  académico  2014-­2015 Trabajo  Fin  de  Máster   Personas  y  objetos.  

El  espacio  doméstico  como  memorabilia  personal   Carlota  González  Míguez Tutora: Gloria  Camarero  Gómez Universidad  Carlos  III  de  Madrid Getafe,  Madrid Junio,  2015 Palabras  clave:  objetos,  personas,  memorabilia,  espacio,  museo,  doméstico,  cotidiano,  recuerdos,  historia. Resumen: Este   trabajo   presenta   una   aproximación   teórica   y   práctica   sobre   la   relación   y   vínculo   entre   las   Resumen:   personas  y  objetos,  y  la  concepción  que  éstos  deben  recibir  en  base  al  lugar  que  conforman  en  los  espacios   domésticos.  En  primer  lugar,  se  presentan  los  trabajos  preexistentes,  tanto  teóricos  como  prácticos;;  se  justifica   el  tema  de  estudio,  los  objetivos  establecidos  y  las  hipótesis  de  las  que  se  parten,  así  como  la  metodología  que   se   emplea   para   la   aproximación   al   tema   de   estudio.   A   continuación,   en   un   primer   capítulo,   se   desarrolla   teóricamente  la  relación  entre  los  objetos  y  las  personas,  así  como  se  reflexiona  acerca  del  concepto  de  museo   y  de  memorabilia,  en  correlación  al  espacio  cotidiano.  Un  segundo  capítulo,  de  contenido  más  analítico,  aborda   y   los  diferentes  escenarios  obtenidos  de  las  entrevistas  realizadas  a  cada  caso  de  estudio,  para  posteriormente   desarrollar  un  análisis  comparativo  de  ambos  casos. Keywords:  objects,  people,  memorabilia,  space,  museum,  domestic,  everyday,  memories,  history. Abstract:  This  research  presents  a  theoretical  and  practical  approach  about  the  relationship  and  bond  between   people  and  objects,  and  the  understanding  that  they  should  received  based  on  the  place  they  define  in  domestic   spaces.  First,  pre-­existing  theoretical  and  practical  works  are  presented;;  the  subject  of  study,  the  established   objectives  and  hypothesis  are  justify,  as  well  as  the  methodology  used  for  the  approach  to  the  subject  of  study.   Then,  in  the  first  chapter,  it  is  theoretically  developed  the  relationship  between  objects  and  people,  as  well  as  it   is  reflected  upon  the  concept  of  museum  and  memorabilia,  correlated  to  everyday  space.  A  second  chapter,  with   a  more  analytical  content,  addresses  the  different  scenarios  obtained  from  the  interviews  made  to  each  case   a   study,  following  with  a  comparative  analysis  of  both  cases.

Esta  obra  se  encuentra  sujeta  a  la  licencia  Creative  Commons   Reconocimiento–No  Comercial–Sin  Obra  Derivada

Personas y objetos. El espacio doméstico como memorabilia personal

ÍNDICE

Agradecimientos …………………………………………………

Pág. 1

I. Introducción …………………………………………………

Pág. 2

A. Estado de la cuestión.

Pág. 3

B. Justificación y objetivos.

Pág. 7

C. Razones selección tema de estudio.

Pág. 9

D. Hipótesis.

Pág. 14

E. Metodología.

Pág. 15

II. Capítulo I – Objetos, personas y espacios …………………

Pág. 20

A. Objetos y personas. Un vínculo latente.

Pág. 20

B. Objetos y espacios. De lo público a lo privado.

Pág. 28

III. Capítulo II – Estudios de caso …………………………….. A. Caso I i.

Espacio y actores

ii. Objetos B. Caso II i.

Espacio y actores

ii. Objetos C. Análisis

Pág. 34 Pág. 35 Pág. 35 Pág. 37 Pág. 42 Pág. 42 Pág. 44 Pág. 48

IV. Conclusiones …………………………………………………

Pág. 54

V. Bibliografía …………………………………………………..

Pág. 57

VI. Anexos ………………………………………………………..

Pág. 61

1. Categorización de objetos.

Pág. 62

2. Caso I

Pág. 63

i. Panorama visual.

Pág. 64

ii. Plano espacio doméstico.

Pág. 65

3. Caso II

Pág. 66

i. Panorama visual.

Pág. 67

ii. Plano espacio doméstico.

Pág. 68

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Agradecimientos

En estas breves líneas me gustaría agradecer a todos aquellos que han formado parte, directa o indirectamente, de la realización de este trabajo.

En primer lugar agradecer la ayuda proporcionada por mi tutora Gloria Camarero en el desarrollo y elaboración de este trabajo, así como su apoyo a la hora de hacer evolucionar mi idea inicial.

Dar las gracias a Alejandra Martin Cotillo por su gran colaboración, facilitando la puesta en contacto con aquellos sujetos que han sido entrevistados en este trabajo.

Por último, y no menos importante, agradecer a mis padres, mi hermano, y mis amigos por todo el apoyo y ayuda, que a pesar de la distancia, me han proporcionado durante todos estos meses.

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I. Introducción O bien arraigarse, encontrar o dar forma a las raíces de uno, arrancar al espacio el lugar que será el nuestro, construir, plantar, apropiarse milímetro a milímetro de la “propia casa”. […] O bien no llevar más que lo puesto, no guardar nada, vivir en un hotel y cambiar a menudo de hotel y de ciudad y de país; hablar, leer indiferentemente cuatro o cinco lenguas; no sentirse en casa en ninguna parte, pero sentirse bien casi en todos los sitios. (Perec, 1999: 110-111)

Nos aferramos a aquello que ha significado o representa algo para nosotros y a muchas personas les cuesta dejarlo ir o eliminarlo de sus vidas. Esto ocurre con los objetos que poseemos o formaron parte de nuestra vida y por lo tanto de nuestra historia; historia que puede ser contada a través de esas cosas que han ocupado un lugar en nuestra existencia y que lo hacen en el recuerdo. La historia y la memoria tienen muchas veces forma de objeto. A través de estas palabras se quiere expresar el interés en el tema de estudio de este trabajo: la importancia de los objetos personales/domésticos en la vida de las personas y la conexión que se establece con los mismos, pasando a desempeñar una función fundamental en la historia de nuestras vidas, llegándose a conformar en algunos casos como lo que podríamos denominar como memorabilia1 personal. Teniendo en cuenta el interés por lo que un objeto personal pueda suponer y el lugar que ocupan en nuestros espacios cotidianos, pudiendo coloquialmente denominar éstos como “nuestros pequeños museos”, se refleja en este trabajo un acercamiento a la vida material de las cosas, de los objetos que nos rodean, a través del posible vínculo que los individuos establecen con ellos.

Para ello, en un primer apartado se refleja un panorama de cuál es la situación del tema de estudio tanto a nivel teórico como práctico, porqué se ha escogido este tema, cuáles son los objetivos a los que se pretenden llegar a lo largo de la investigación, así como cuales son las hipótesis de las que se parten para el 1

Haciendo referencia con memorabilia a aquellos objetos que son guardados por una determinada razón; bien por tener un valor sentimental, personal, un vínculo con otras personas o asociados a ciertos espacios y eventos.

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desarrollo del tema a estudiar, y qué metodología será empleada en el trabajo. Dividiéndose la investigación en capítulos, el primero aborda la reflexión teórica sobre los objetos, las personas y los espacios, estableciéndose un primer apartado centrado en el vínculo objetos-personas, y un segundo apartado en el que se reflexiona acerca del concepto de museo y el de memorabilia, en correlación al espacio doméstico.

En un segundo capítulo más práctico, se exponen los estudios de caso con los diferentes escenarios generados de las entrevistas elaboradas, así como un análisis comparativo de ambos casos, a partir del cual se refleja en las conclusiones el vínculo al que se ha llegado entre lo presentado teóricamente en el primer capítulo y el trabajo de campo realizado, así como con los objetivos y las hipótesis establecidas, dando punto y final al trabajo desarrollado. A. Estado de la cuestión El tema abordado en este trabajo presenta cierta dificultad, debido a que no existen numerosos estudios que se aproximen al que se pretende realizar, o mejor dicho, hay ciertos campos que están pendientes de estudio y aún no se han desarrollado lo suficiente. Los objetos o lo material en general, ha sido un aspecto mayoritariamente tratado desde el campo de la antropología y la etnología, viendo los objetos como fetiches, o como formas de construcción cultural. Sin embargo, a continuación se presentará una panorámica del área de investigación en la que se centra este trabajo, presentando qué es lo que ya se ha dicho sobre el tema que nos ocupa, quiénes son los autores principales que han investigado y publicado sobre la materia… para a continuación puntualizar cuáles son las razones que han dado lugar a la elección de este tema, qué objetivos se pretenden alcanzar partiendo de qué hipótesis, y cuál sería la metodología a emplear para el desarrollo de este estudio. Para esto, es necesario puntualizar que para aproximarse a las fuentes que se han centrado en el tema de este trabajo, es imprescindible realizar ciertas divisiones temáticas en las que se puede descomponer el tema.

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En primer lugar, con respecto a la relación o vínculo entre personas y objetos, hay una serie de autores que se han centrado en esta correlación a partir de la importancia que presenta la cultura material, como es el caso de Mihaly Csikszentmihalyi y Eugene Halton en «The meaning of things: Domestic symbols and the self», un estudio sobre la importancia de los bienes materiales de la vida urbana contemporánea, en el que se realiza una encuesta a ochenta familias en Chicago entrevistándolas acerca de sus sentimientos hacia objetos comunes y del hogar; en «There is more in personal heritage than data» Daniela Petrelli se cuestiona cómo los individuos establecen vínculos con los objetos y qué lugar ocupan éstos en nuestra vida diaria, algo muy en relación a lo que aborda Sherry Tukle en «Evocative objets: Things we think with», el cual reúne una serie de ensayos procedentes de autores de diferentes campos del conocimiento que se centran en el poder y la presencia de las cosas del día a día, introduciendo el concepto de objetos evocadores.

Como se puede percibir, el tema de estudio se ubica en un campo que se nutre tanto de la sociología, la antropología, la etnografía, el psicoanálisis…; dentro de éstos últimos, destacar el trabajo de Daniel Miller con «The comfort of things» y «Material Cultures: Why some things matter», donde el antropólogo se pregunta por qué algunos objetos importan y explica la relevancia de estudiar la cultura material. El vínculo presente entre los individuos y los objetos reside, en muchos casos, en los sentimientos que éstos evocan en nosotros, aspecto que estudia Peter Schwenger en «The Tears of things: Melancholy and physical objects», donde tiene en cuenta el concepto de melancolía aplicado a esa conexión con los objetos y cuando se produce la pérdida de alguno de ellos; y en las historias que almacenan, aspecto al que se asocia el concepto de «objetos biográficos», que introduce el antropólogo cultural Igor Kopytoff en su artículo «The Cultural Biography of Things: Commoditization as Process».

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Por otro lado, ciertos trabajos que se aproximan al tema de esta investigación, no sólo lo abordan de forma totalmente teórica, sino que algunos desarrollan cierto trabajo de campo, como en el análisis ya mencionado de Csikszentmihalyi, o el estudio de Wallendorf y Arnould en «My favourite things: A cross-cultural inquiry objects attachments, possessivess and social linkage», en el que se realiza una investigación tratando de analizar la funcionalidad de los objetos en la vida diaria y reflejando que el apego hacia éstos es algo universal, aunque las razones de dicho cariño varían dependiendo de la cultura. En España hay un estudio similar titulado «Los objetos personales favoritos en la adultez y senectud» de Ignacio González Almagro, tratándose de una aproximación empírica que se centra en ese vínculo con los objetos dependiendo del ciclo vital humano.

En conexión con el siguiente campo temático, hay en el ámbito de la literatura dos obras a destacar, ya que se centran en esa relación entre objetos y personas de la que se viene hablando, aplicándola al ámbito de lo privado, la cotidianeidad y el hogar. La obra de Vicente Verdú «Enseres Domésticos», nos ofrece una visión peculiar, incluso cómica, del hogar y lo que éste engloba (tanto objetos como sujetos), similar a lo que realiza Marta Rivera en «La importancia de las cosas», donde la autora nos ofrece esa visión del hogar vacío tras el fallecimiento de quien lo ocupaba, y los objetos sin dueño que permanecen en el lugar.

En un primer lugar se quiso percibir esta relación entre personas y objetos, desde el ámbito de lo cotidiano, percibiendo éstos como en el interior de un museo, que sería la casa; un museo personal. Sin embargo, el concepto de museo no se aplica al estudio que se desarrolla en esta investigación; aún así, las obras que se centran en la figura del objeto y el papel que este tiene dentro del espacio museístico, son una herramienta para seleccionar el término memorabilia personal, como más adecuado.

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Destacar a Sandra Dudley y su obra «Museum Materialities: Objetcts, engagements, interpretations», la cual se centra en la presencia de las personas y los objetos en los museos y galerías, la interacción entre personas y objetos en un contexto como el museo y los diferentes significados que adquieren. Sólo se ha señalado esta obra, pero Dudley también es partícipe de otras que aplican la temática de la cultura material a los museos, como: «Narrating Objects, Collecting Stories» y «The Thing about Museums: Objects and Experience, Representation and Contestation». Quizás sea en la obra «Musealizar la vida cotidiana: Los museos etnológicos del Alto Aragón» de la autora Concha Martínez Latre, donde se aborde ese concepto de museo personal que se acaba descartando; Latre se centra en una tipología de museos que surge en España a finales del siglo XX, aquellos dedicados a la sociedad rural tradicional.

Tras una profunda investigación bibliográfica, se ha encontrado una publicación titulada «Los objetos y la memoria: pequeña etnografía de un piso en la Barceloneta», que posiblemente sea el trabajo que más se aproxime al que se realice en esta investigación, a pesar de que la autora de este ensayo realice una reflexión sobre los objetos y su capacidad de almacenar la memoria de lugares, tiempos… a través del trabajo de campo en un piso de la Barceloneta, en el que la vida de sus 3 ocupantes se caracteriza por haber atravesado procesos de exilio y migración. La memoria se articula en torno a los espacios y los objetos, siendo éstos una forma de almacenar la vida vivida.

Como se puede percibir, las investigaciones y trabajos teóricos sobre la relación entre objetos y personas es numerosa, sobre todo en lo que respecta al campo de la antropología, etnología o psicoanálisis, sin embargo los trabajos y análisis prácticos sobre esta temática son escasos (a excepción del campo artístico2), así como las posibles interpretaciones que se le puedan acuñar al espacio que acoge

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Como los trabajos de Nancy Atakan “People Objects”, Tracy Lee “Sentimental Objects” y Daniel Spoerri “Musée Sentimental”.

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los objetos en nuestro hogar y la propia percepción que los individuos puedan tener sobre el mismo. B. Justificación, objetivos. Probablemente la segunda pregunta que se deba responder, tras saber qué se ha realizado sobre el tema de este trabajo, sea el porqué de elegir dicho tema de estudio, algo que personalmente reside en una visión subjetiva hacia las cosas y objetos que nos rodean. No todas las personas poseen ese aprecio hacia los objetos, queriendo conservar aquello que les pertenece, bien lo hayan comprado y conseguido por ellos mismos, o se les haya regalado; también está presente la no existencia de ese sentimiento de estar vinculado a una cosa, y este tipo de personas no tendrán ningún tipo de problema en deshacerse de aquello que, en este caso, no les es importante. Son, simplemente, bienes materiales. Nos rodean aquellas cosas que hemos comprado por necesidad y porque nos son útiles, y el hecho de haberlas comprado porque las necesitábamos, y haberlo hecho en un lugar concreto al que hemos llegado solos o acompañados, ya conforma una serie de características que hacen que tengamos un cierto aprecio a aquello que poseemos. Ocurre lo mismo con lo que se nos ha regalado; familiares, amigos, conocidos… cargan de significado al objeto que llega a nuestras manos en un momento y situación determinada. El tiempo pasa y bien hemos guardado esos objetos porque tenemos una conexión hacia ellos, o sino los hemos tirado. Quizás, y puede que por experiencia propia, lo que heredamos de nuestros familiares más cercanos sea aquello que produzca una mayor fuerza de unión entre nosotros –nuestro yo– y lo material de esos objetos. Se trata de algo que ha pasado de generación en generación, o bien ha sido preservado durante mucho tiempo, exclusivamente para nuestra persona, y la carga histórica, de recuerdo y cariño desde el pasado es tan grande, que cuando, por un casual, perdemos estos

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objetos, un escalofrío y una punzada atraviesa nuestro cuerpo; la culpabilidad y tristeza por la pérdida de un objeto querido. Por lo que se puede observar, todo aquello que nos rodea ha llegado a nosotros a través de diversas formas y maneras y está asociado a alguna/s persona/s que tuvieron o tienen cierta importancia en nuestra vida. Fotografías, documentos escritos, juguetes, figuritas, prendas de ropa, joyas… todo tipo de objetos están vinculados con nosotros por una u otra razón, lo cual se presenta como un tema de gran interés. De esta reflexión se puede extraer una serie de preguntas, como:

- ¿Qué objetos se conforman como elementos fundamentales en nuestra vida? - ¿Cuáles son los factores que nos vinculan con dichos objetos? - ¿Qué historia se encuentra detrás de estos objetos, que los hace especiales? - ¿Qué percepción poseemos del espacio que contiene estos objetos? A partir de estas cuestiones, se puede explicar qué se pretende obtener o conocer a través de esta temática, que abordaría la relación entre las personas y los objetos, el concepto que se pueda acuñar a esta asociación y al espacio que conforma. Por ende, se plantean los siguientes objetivos: 1. Qué objetos se conforman o conformamos como fundamentales en nuestra vida, tanto por su utilidad o apego emocional. 2. Saber cuales son los factores que nos vinculan con ciertos objetos que forman parte de la privacidad de nuestro hogar. 3. Conocer cuál es la historia que se encuentra detrás de cada objeto. 4. Reflexionar acerca de los conceptos de «museo» y «memorabilia personal» asociados a aquello “expuesto” en nuestras propias casas. Como se presentó anteriormente, se trata de un tema que reúne cierta complejidad a la hora de ser estudiado, ya que si bien algunos autores han abordado conceptos aproximados al de este trabajo, las fuentes secundarias seleccionadas lo que nos

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ofrecen es un amplio panorama que nos permite obtener una visión u aproximación a lo que se quiere estudiar. A grandes rasgos, se pretende llevar a cabo un acercamiento a la relación existente entre las persona y los objetos dentro del ámbito de lo privado y doméstico; las casas en las que vivimos. Al mismo tiempo, se analizará la posible asociación de ciertos conceptos como el de «museo» y «memorabilia personal» al campo de lo privado donde se encuentran nuestros espacios domésticos, y la presencia o lugar que ocupan determinados objetos en los mismos. Antes de centrarse en los propósitos anteriores, es relevante retomar lo mencionado en los párrafos previos y prestar atención a las razones por las cuales los objetos personales son de mi interés. Principalmente, uno de los motivos de gran peso es el hecho de considerarme una persona a la que le gusta guardar cosas que tienen un cierto valor estético, sentimental o simplemente de pertenencia. El deshacerse de algo que forma parte de nosotros requiere un gran esfuerzo, y a veces, es necesario eliminar todo tipo de conexiones con dichos objetos para hacerlo. Este interés por los objetos y la importancia que poseen, viene reflejado también a través de una serie de trabajos, proyectos, anécdotas, que se reflejan a continuación. C. Razones selección del tema de estudio. Entre las razones por las cuales se ha seleccionado esta temática de estudio, hay que destacar tanto ejemplos visuales como narrativos que de una u otra manera están relacionados con el tema de interés. En primer lugar, se quiere destacar una escena de una miniserie llamada Unsere Mütter, unsere Väter (Hijos del Tercer Reich) que se sitúa en Berlín, en el año 1941. En plena guerra, cinco jóvenes amigos alemanes se reúnen una noche de fiesta para despedirse antes de marcharse a sus respectivos destinos. Los cinco amigos prometen volver a

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encontrarse después del conflicto, que calculan que acabará antes del invierno. Sin embargo, la guerra los cambiará a ellos para siempre.

Hay al final de la serie, una escena en la que uno de los personajes vuelve al hogar donde vivía con sus padres, ahora ocupada por otra familia (por supuesto, no judía), e intenta encontrar algún vestigio de cuando vivían sus padres allí. Por la parte trasera de una fotografía enmarcada, encuentra el retrato de boda de sus padres, que permaneció oculta tras otra instantánea. Uno de los miembros de la familia que reside en la casa, explica que decidió guardar las fotografías, mientras que uno de los protagonistas sale de la casa con el retrato en la mano; se trata de el único recuerdo que queda de su familia (Ilustración 1). Ilustración1

Hijos del Tercer Reich–Unsere Mütter, unsere Väter –Generation War. Direct. Philipp Kadelbach. Alemania, 2013. Escena: episodio 3, 1:20:00

Son momentos que en este caso forman parte de un medio de ficción, pero trata de reflejar lo que en su momento formó parte de la realidad, y en donde perder lo que uno había construido o poseído a lo largo de la historia, era un sufrimiento. Con el reciente 25º aniversario de la caída del muro de Berlín, los documentales históricos nos transmiten y explican las pérdidas tanto humanas y materiales; todo aquello que se perdió y se dejó atrás, por tener una vida mejor. En 1989, en el resto de Alemania del Este, como en Polonia, Checoslovaquia, Hungría, las fronteras se estaban abriendo. La valla electrificada entre Hungría y Austria se desmonta, y de repente los viajeros de la Alemania oriental pueden salir sin

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problema. Allen Pizzey corresponsal de CBS News dice lo siguiente: «En los árboles había clavos, y colgaban las llaves de ellos, las llaves del coche, de sus casas… Lo dejaron todo atrás. Yo vivo en una casa con muchas cosas, no puedo imaginar yéndome y dejándolo todo. Estaban desesperados» (Allen Pizzey, corresponsal CBS - documental «The Rise and Fall of The Berlin Wall»).

En este tipo de acontecimientos históricos, considerados como tragedias, la presencia de los objetos personales es muy relevante. Otro ejemplo sería los proyectos elaborados a partir de lo sucedido el 11 de septiembre de 2001 en Nueva York: la construcción del «Museo de la Memoria», a partir de los “restos” que quedaron del suceso, tanto a nivel estructural como personal de cada una de las víctimas, algo que causó bastante polémica entre los familiares de las víctimas; o la realización de «Objects and Memory», un documental que trata de entender la historia justo en el momento en que está transcurriendo, y cómo contamos o transmitimos nuestras historias personales a través de las cosas/objetos ordinarios que ocupan un lugar en nuestros hogares o museos que están asociados con personas, lugares y eventos. Posiblemente, estos ejemplos son los que más se alejan de la idea que se pretende alcanzar; en estos casos se lleva a cabo una colección y acumulación de determinados objetos, y no son los propios dueños de los mismos los que llevan a cabo la exposición. Aparte de estos ejemplos, hay otros casos que se centran en la importancia de los objetos y la relación de estos con el individuo, pero desde una visión más literaria y estética. El escritor turco Orham Pamuk, creó un museo en Estambul (Ilustración 2) inspirado en su novela «El Museo de la Inocencia». Se trata de una historia de amor entre un joven de una familia rica (Kemal) y una pariente lejana (Füsun), de una familia no tan adinerada. Pasan de un amor inocente a un amor apasionado y sin límites, y cuando Füsun desaparece, Kemal entra en una profunda melancolía. De alguna manera él intenta controlar su desesperación y tristeza a través de coleccionar cualquier objeto que hubiera pasado por las manos

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Ilustración 2

de ella. Estos objetos hacen de terapia ante la tristeza, una forma de curar la ausencia y cada uno de ellos representará un momento en su historia de amor. Pamuk hará que esta historia se haga realidad dedicándole un museo que reúna

Una de las vitrinas del Museo de la Inocencia en Estambul.

esos objetos que eran una medicina para Kemal. Pamuk

carga de significado tanto esta historia romántica y dramática, como a su museo, a través de su discurso.

El autor sentía y siente una profunda empatía por las historias personales de coleccionistas obsesivos y en general olvidados; y es que debemos aceptar que en muchas ocasiones encontramos consuelo aferrándonos a objetos, y éstos son un medio para recordar las cosas de la vida cotidiana. El guardar y el impulso de acumular es un hecho universal, aunque cambia de una cultura y de un país a otro. Algo que me parece relevante y esencial de este escritor es su discurso sobre los museos; cree que su futuro está dentro de nuestras propias casas3. Según Pamuk: «Imaginar un tipo de museo más humilde, más modesto, que se centre en las historias de los seres humanos como individuos. Observar las vidas que llevamos, las casas en donde vivimos4». Si pensamos acerca de esta reflexión, se puede ver que es evidente, ya que visitamos grandes museos, los más importantes del mundo, con exposiciones brillantes, pero son pocas las veces que nos sentimos correspondidos con aquello que es expuesto. En cambio, cuando se realiza una exhibición de aquello que abarca o se incluye en nuestra esfera de lo privado o doméstico, la sensación y relación con lo presentado, es diferente. 3

Según el escritor francés Eugène Viollet-le-Duc, la casa es la que mejor caracteriza las costumbres, los gustos y usos de una población. 4 El País (artículo 17/11/2012):http://cultura.elpais.com/cultura/2012/11/16/actualidad/ 1353075413_549956.html [Consultada el 25 de febrero de 2015]

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Hay otros proyectos que tienen su interés en relación con el tema de estudio. Por ejemplo, el fotógrafo británico de la agencia Magnum Martin Parr, llevó a cabo un proyecto realizando a grandes figuras de las artes las siguientes preguntas ¿Si tu casa se inundara qué cosa/objeto salvarías? ¿Qué te llevarías de tu casa si sólo pudieras coger un objeto? Independientemente de que el proyecto del artista inglés trataba de llamar la atención ante lo impredecible del cambio climático, esta presión de tomar una decisión y elegir algo concreto sobre todo lo que poseemos, creo que hace darnos cuenta la importancia que tienen nuestros objetos y que mantenemos vínculos con muchos de ellos, lazos que se encuentran latentes en muchos casos. En este caso, el artista rompe la barrera entre lo público y lo privado, ya que pasa a exponer esos objetos apreciados y seleccionados por los entrevistados, pasando estar expuestos y a ojos de lo público; esto mismo ocurriría en el caso de los museos que exponen objetos que en su momento ocuparon un lugar en el espacio doméstico. Más en relación con la conexión entre los objetos y las personas, la influencia entre ambos, y teniendo la percepción de que aquellos objetos que poseemos nos pueden definir cómo somos como personas, recientemente se publicó un pequeño artículo en el suplemento Babelia de El País, titulado «La memoria en forma objeto», con el que identifico parte de mis intereses y uno de los motivos de la elección del tema de estudio, ya que en él nos reflejan las cosas

Ilustración 3

del escritor Luis Mateo Díez. Los objetos que él guarda en su casa son su retrato; sus novelas, su familia, los recuerdos de su pueblo se reflejan en sus cuadernos, figuritas de porcelana o mismo galardones. Según se explica, nunca ha sido

Los cuadernos de Luis Mateo Díez, que conserva en su casa.

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coleccionista, pero le gusta guardar, y en una ocasión perdió un cuaderno e hizo todo lo posible para encontrarlo y recuperarlo. «Para él son recuerdos, forman parte de su memoria». Por ejemplo, las figuritas de porcelana pertenecieron a sus bisabuelos. «Tienen más valor sentimental que económico». «Siempre han estado ahí»5. Independientemente de que cada uno de los ejemplos anteriores reflejan diferentes visiones, son una buena manera de percibir el trato que se le da a los objetos y las formas de representar el apego o vínculo que se tenga hacia ellos. Al mismo tiempo, estos casos permiten establecer diferentes visiones en torno al estudio de la cultura material, y asociar diferentes conceptos relacionados con la relación objeto-individuo a diversos contextos, que permiten limitar el escenario del tema de estudio. D. Hipótesis. El objeto de estudio de este trabajo se puede situar entre dos líneas de investigación, por un lado una que abarca la relación entre los objetos y las personas, y la relevancia que los primeros adquieren o representan en nuestras vidas, que estaría incluida dentro de los estudios de la cultural material; y por otro, las investigaciones realizadas con respecto al término que se le debería acuñar a aquellos objetos personalmente relevantes que ocupan un lugar en nuestros espacios domésticos, que se ubicarían dentro de la temática museística, y el concepto de memorabilia acuñado a aquellos objetos que merecen ser guardados y recordados. A partir de esto, se pueden extraer una serie de hipótesis:

1. Hoy en día se está produciendo un interés por el estudio y conocimiento de la cultura material que forman parte de nuestro día a día.

5

Rut De Las Heras Y Bernardo Pérez, 2 Oct 2014, “La Memoria En Forma De Objeto”. El País. h t t p : / / e l p a i s . c o m / e l p a i s / 2 0 1 4 / 1 0 / 0 1 / f o t o r r e l a t o / 1412158216_375744.html#1412158216_375744_1412159277 [Consultada el 8 de enero de 2015]

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2. Dentro de nuestros hogares existen ciertos objetos a los que tenemos o mostramos un mayor apego o vínculo. 3. Detrás del vínculo y conexión, a veces latente, con ciertos objetos, se encuentra una determinada historia. 4. En el ámbito de los museos, serán aquellos orientados a los pequeños (y a veces nimios) objetos y elementos que conforman el espacio de lo privado y doméstico, los que produzcan un vínculo más profundo con el visitante o espectador. 5. El concepto de museo personal, podría aplicarse a nivel público, sin embargo; no al nivel de lo privado y doméstico, siendo el concepto de memorabilia personal más adecuado para describir aquellos objetos personales que ocupan un lugar y configuran el espacio de nuestro hogar.

E. Metodología Con respecto a la metodología empleada, en primer lugar se ha recurrido, como se puede percibir de los anteriores apartados (como en el del estado de la cuestión), a las fuentes secundarias, siendo éstas bibliográficas y permitiéndonos tener una visión general de las publicaciones relacionadas con nuestro tema de estudio. Las fuentes secundarias se podrían dividir en diferentes líneas de investigación, sin embargo, se pueden agrupar principalmente en dos ramas: aquella centrada en la relación y el vínculo entre las personas y los objetos, desde diferentes campos de estudio y trabajos de campo; y aquella que presta atención al concepto de museo, y de memorabilia, el lugar que ocupan los objetos en el espacio y la concepción de los objetos como conjunto en el espacio doméstico.

Pasando a las fuentes primarias, se ha realizado el análisis del objeto de investigación a través del estudio de dos casos concretos, recurriendo a las fuentes orales y a los recursos fotográficos. Cabe destacar la dificultad que ha supuesto la concreción de las fuentes primarias y la aproximación al caso de estudio, dado que la población a escoger era muy amplia y el perfil necesario para el estudio no era

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nada concreto. Sin embargo, a lo largo de la investigación, se establecieron una serie de aspectos a seguir a la hora de captar casos para el estudio: en primer lugar, individuos que estuvieran dispuestos a participar, abiertos a ofrecernos su historia, y que no fuera un problema el acceder a sus hogares y a los objetos dentro de los mismos, siendo éstos y sus dueños, grabados y fotografiados. Por lo tanto, se han seguido una serie de pasos para el desarrollo de los estudios de caso y la realización de entrevistas.

- Toma de contacto Posiblemente, la selección de un caso o casos para su estudio sea la fase más difícil en una investigación, sobre todo cuando nos encontramos con una cierta libertad a la hora de la selección. Sin embargo, en este caso el obstáculo encontrado fue el hecho de moverse en un espacio desconocido y sin contactos que facilitasen la comunicación con otros individuos, lo que es muy útil cuando se investigan y se abordan temas donde la privacidad de las personas está presente.

A pesar de esto, se consiguió establecer contacto con una mujer joven (denominada como C.) la cual forma parte de un programa de prevención de riesgo cognitivo y facilitó la puesta en contacto con ciertos individuos que ella conocía de este programa. Tras deliberar sobre los posibles casos, se seleccionó una muestra de dos individuos a modo de representación del tema a estudiar; una mujer y un hombre, residentes en la ciudad de Madrid y pertenecientes a un intervalo de edad entre los 70 y 80 años.

- Concreción de las entrevistas Un caso es un objeto de estudio con unos límites más o menos claros, el cual se analiza en su contexto y que consideramos relevante para ilustrar o comprobar una teoría o parte de ella. Para su estudio se suelen emplear diferentes metodologías,

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como pueden ser las entrevistas semiestructuradas, las encuestas o la observación participante.

Una vez elegido los casos y habiéndolos definido, se establece que las entrevistas cualitativas semiestructuradas6 son la mejor opción. La conversación limitada, siguiendo cierto guión o una serie de preguntas, combinada con la observación puede ser una gran técnica metodológica que nos permite acercarnos al sujeto o sujetos y a su visión del tema de estudio, ya que: «Las entrevistas cualitativas se fundamentan, en las conversaciones cotidianas». «Una entrevista es como una conversación, pero no es una conversación. Una entrevista debería ser informal y deshilvanada, como una conversación, pero una entrevista, la otra persona es la que habla. Tú eres la que escucha». (Valles, 2009: 40)

Independientemente del caso, la entrevista semiestructurada deberá centrarse y tener en cuenta tanto el sujeto a entrevistar, el espacio en el que se encuentra (el doméstico) y los objetos a los que se hacen referencia; se trata de entender y analizar el papel que desempeñan los objetos en nuestra vida y que conforman nuestro espacio, por ello es relevante, tanto la entrevista en sí como el análisis posterior del discurso y de lo observado por el entrevistador. Quizás, este tipo de entrevistas donde el sujeto entrevistado abre a nosotros lo que es parte de lo íntimo o privado, constituye una pequeña historia de vida, que en este caso, es reflejada o se extrae de ciertos objetos (tratar los objetos como una historia); no podemos olvidar que los objetos personales son incluidos como categoría dentro de los documentos personales que los investigadores tienen en cuenta a la hora de realizar un relato de vida.

Así, la entrevista al caso primero (denominado A.) se realizó el 18 de febrero de 2015 en el hogar del entrevistado, mientras que las fotografías a los objetos del 6

La entrevista semiestructurada cuenta con preguntas ya elaboradas, pero se pueden modificar o anexar otras en el momento que se va a llevar a cabo. Con este método se obtienen mejores resultados, ya que permite una mayor libertad y flexibilidad en la obtención de información.

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mismo se llevaron a cabo en otro día, el 3 de marzo de 2015. Posteriormente se efectuó la entrevista al caso segundo (denominado B.) el 27 de febrero, elaborando las fotografías el mismo día. Además de la fotografía de los objetos de ambos hogares, también se procedió a la grabación de los discursos de los entrevistados, algo que fue sólo posible en el segundo caso, ya que el el primero no autorizó que fuese grabado, algo que dificultó la tarea de recopilación de datos. Ambas entrevistas fueron transcritas aunque no están incluidas en el anexo debido a la limitación de páginas.

- Guión seguido y aspectos tratados en la entrevista Como se comentaba anteriormente, para realizar una entrevista semiestructurada se tiene en cuenta un guión con una serie de preguntas o aspectos a tratar a lo

1.

¿Podría describirme su casa, como si yo fuera alguien que nunca la haya visto? (atmósfera social, sentimiento o estado de ánimo, más la descripción física)?

2. ¿Qué habitaciones conforman su casa? 3.

¿En su casa, dónde se siente más “como en casa”? ¿Por qué?

4. Trata de conseguir o crear una cierta atmósfera en alguna habitación de su casa? (Como en el salón, o su propio cuarto). 5. ¿Qué cosas/objetos de su casa son especiales para usted? (ir por habitaciones, nombrando los objetos y explicando porqué son especiales) a.

¿Qué significaría para usted no tener este objeto?

b.

¿Cuándo obtuvo estos objetos?

6. ¿Si hubiera un incendio o inundación en su casa, qué objetos se llevaría con usted? 7. ¿Hay alguna cosa o cosas que hayan sido especiales en su vida, pero que ya no están con usted? 8.

¿Cuáles cree que son sus objetos más privados o personales (bien de los que me ha mencionado u otros)

9.

Viendo todos los objetos que son especiales para usted, ¿qué significado tienen como un todo?

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largo de la entrevista, que se incorporarán y están sujetos a modificaciones en base a lo que el entrevistado vaya abordando. (En la página anterior se muestra dicho guión).

- Categorización de los objetos de ambos estudios de caso. Además de la fotografía de los objetos presentes en los hogares de ambos entrevistados, se ha elaborado una categorización de estos objetos, siendo éstos clasificados en base al valor acuñado, tanto a nivel personal (en referencia a uno mismo, familiares, amigos...) como no-personal (cualidades, utilidad, experiencias…); asimismo, se tienen en cuenta cómo dichos objetos han sido adquiridos por sus propietarios. (En el Anexo se incluye esta categorización7). Esta clasificación ha facilitado el análisis de los objetos encontrados en ambos hogares, para su posterior estudio en relación con las personas entrevistadas.

Más adelante, concretamente en el capítulo III de este trabajo, se explica y se analizan los dos escenarios que han resultado de las entrevistas realizadas a los dos casos. Igualmente, se han realizado panoramas visuales8 de los objetos mencionados en cada uno de los casos, incluyéndose los vínculos sociales u individuos asociados a ciertos objetos; bien porque éstos hayan sido heredados, hayan sido un regalo… Debido a que el espacio en el que se encuentran dichos objetos es también relevante, se ha incluido también en el anexo un plano de los espacios domésticos de cada uno de los casos entrevistados, donde se detalla con 7

Esta categorización incluída en el anexo se ha titulado «Valores acuñados a objetos», y se han establecido tres categorías: objetos no personalizados, que son aquellos relacionados con el pasado (eventos, acontecimientos…) y con el presente-futuro, es decir cualidades propias del objetos, experiencias o sensaciones a las que se les asocia, valores personales (logros, metas…); objetos relacionados con las persona, es decir, qué tipo de vínculo tienen con las personas (objetos asociados con miembros de la familia, amigos, el mismo dueño…); y una última categoría se centra en cómo han sido adquiridos dichos objetos (si han sido heredados, un regalo, una adquisición propia…) 8 En estos panoramas visuales se reflejan las fotografías de los objetos pertenecientes a cada uno de los casos analizados. Se han agrupado los objetos con respecto a las categorías a las que pertenecen (si han sido heredados, un regalo, una adquisición propia, un souvenir de un viaje…), y al mismo tiempo se establecen los vínculos de ciertos objetos con personas próximas a sus propietarios (parientes, amigos, conocidos…), reflejándose éstas con un triángulo si se trata de un hombre y un círculo si es una mujer.

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un número relativo a cada uno de los objetos (incluidos en el panorama visual mencionado), qué lugar ocupan éstos en el espacio.

II. Capítulo I: Objetos, personas y espacios. A. Objetos y personas. Un vínculo latente. En la última habitación situada al final de la casa, no había nada sorprendente: (…) como si aquel cuarto fuese una especie de territorio acotado para aquella demencial acumulación de todas las cosas del mundo (Rivera: 2009, 38) La temática que refleja la relación entre lo material y las personas es abordada por diferentes escritores e investigadores desde diversas perspectivas; Kopytoff (1986) escribe acerca de la biografía cultural de los artefactos/objetos; Csikszentmihalyi (1981) menciona y atribuye a los artefactos la función de agentes de socialización; Thomas (2009) introduce el término de «objetos socialmente entrelazados» y presta atención a cómo la gente interactúa de una manera inteligente con los objetos. Daniel Miller (2004) aborda la invisibilidad y visibilidad de los objetos, entendiendo esto como la materialidad de los mismos. Según él, la materialidad de los objetos da una falsa impresión a la hora de representar sus significados, no siendo siempre más visibles de lo que una palabra pueda hacer; algo que es cierto, ya que siempre habrá algún significado o valor simbólico latente que florece de ciertos objetos, y que conoceremos una vez habiéndonos situado en el contexto y en la cadena de relaciones de la vida de dicho artefacto; de ahí el título de este apartado, siempre habrá alguna conexión con ciertos objetos de la que no nos habíamos dado cuenta o no nos habíamos parado a pensar.

Los objetos materiales han recibido una pequeña atención en disciplinas como la antropología, historia y la sociología, vistos éstos como productos meramente funcionales para el proceso y desarrollo social. En las últimas décadas la situación ha cambiado y la cultura material ha empezado a ser estudiada a través de diversas

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formas de análisis social; los objetos no sólo cambian a lo largo de su existencia, tienen también la capacidad de acumular historia e incluso testimonios, por lo que el significado actual que puedan poseer deriva de las personas y sucesos a los que estén asociados. Campos como el de la psicología y la antropología recurren en muchos casos a la realización de encuestas o entrevistas para abordar y profundizar en el objeto de estudio, como pueden ser los sentimientos que se tienen o se asocian hacia algunos objetos domésticos. Como el antropólogo Daniel Miller mencionaba, los objetos deben ser vistos como signos, que están caracterizados por estar cargados de objetividad, soliendo despertar en nosotros reacciones similares a lo largo del tiempo. Mihály Csikszentmihalyi alude a esto en su libro «The meaning of things: Domestic symbols and the self»: «they tend to evoke similar responses from the same person over time and from different people»9 (Csikszentmihalyi, 1981: 14); y concretamente, los objetos domésticos desempeñan un papel muy representativo a la hora de dar una imagen del individuo o dueño de dichos objetos, ya que como puntualiza el autor, representan el ser interior de las personas, «the endogenous being of the owner» (Csikszentmihalyi, 1981:17). Ha sido recientemente cuando a los objetos se les ha dado la atención que merecen, preguntándonos ¿para qué sirven las cosas? El estudiar la cultura material nos proporciona modelos de cómo la gente interactúa con los objetos; éstos a menudo simbolizan algo más que su naturaleza interna, algo que tratamos de preservar a lo largo del tiempo, dando a las generaciones futuras una apreciación y un sentido de valor que ha evolucionado a través de la historia. En función de las asociaciones personales que realizamos, los objetos ganan un significado subjetivo basado en los recuerdos que tenemos de ellos, pero esos recuerdos son generalmente ocultos, latentes e intangibles. «We live our lives in

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«Tienden a evocar reacciones similares de la misma persona a lo largo del tiempo, y personas diferentes». (trad. a.)

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the middle of things. Material culture carries emotions and ideas of startling intensity. Yet only recently have object begun to receive the attention they deserve».10 (Turkle, 2011:6)

En general, las cosas, incluso las que sólo tienen un fin de utilidad, sirven a las personas para socializarse con cierto hábito o modo de vida, pasando a ser signos representativos de estas formas y rutinas. Cuando un objeto significa algo para una persona, éste es interpretado en el contexto de experiencias pasadas, tanto de una forma consciente como inconsciente, y son un signo de la propia actitud de la persona. «The emotion that things evoke is also a sign or symbol of one’s attitude»11 (Csikszentmihalyi, 1981:21). Y es que la relevancia que los objetos puedan tener no sólo reside en su utilidad, en lo que evocan o la conexión que puedan establecer con las personas; también la información más básica sobre nosotros como personas humanas que somos ha sido tradicionalmente expresada por el uso de artefactos12. La presencia de objetos en el ámbito doméstico y familiar produce un ambiente cargado con significados personales permitiendo establecer lazos entre los miembros que conforman dichas familias, y dependiendo de la relación que tengamos con dichos objetos, la atmósfera presente en el hogar será de calidez, o todo lo contrario. Según Miller (1998), hay ciertos objetos y lo que éstos proporcionan, que conceden «texturas» al hogar, permitiendo la configuración del espacio doméstico; así, aquello experimentado o sentido a través de lo físico que un objeto representa adquiere cierta materialidad.

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«Vivimos nuestras vidas en medio de cosas. La cultura material conlleva emociones e ideas de intensidad sorprendente. Sin embargo, sólo recientemente han comenzado los objetos a recibir la atención que merecen». (trad. a.) 11 «La emoción que evocan las cosas es también un signo o símbolo de la actitud de uno». (trad. a.) 12 Stephen Harold Riggins (1994) escribe en su obra The Socialness of things: essays on the sociosemiotics of objects, sobre aquellas cosas/objetos en la casa de sus padres, a lo que él denomina autoetnografía.

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We have seen that homes in which objects are signs of warm symbolic ties between family members, are different from homes in which such meanings are absent. Families that lack shared positive emotional meanings live in a barren symbolic environment.13(Csikszentmihalyi, 1981: 242)

Cada individuo que interactúa con un objeto le añade su propia interpretación y significado; la interconexión de estos recuerdos y puntos de vista proporcionan al objeto una nueva identidad, casi un alma, algo que resume la esencia del objeto. Éste deja de ser simplemente una cosa para pasar a convertirse en algo con importancia. Incluso, el estudio de los objetos es una forma eficiente de analizar los valores sociales y cómo éstos se conforman. «[…] material culture virtually explodes the moment one gives any consideration to the vast corpus of different object worlds that we constantly experience» (Miller, 1998: 6)14.

¿Cómo los individuos establecen relaciones o vínculos con los objetos?, ¿cómo estos objetos hacen relación o están reflejados en la memoria personal y familiar?; o ¿qué lugar ocupan estos objetos en nuestras vidas diarias? Existen uniones insignificantes que hacen que guardemos ciertos objetos y que se transmitan de generación en generación; y es que en el ámbito doméstico, en nuestras casas, las cosas son diferentes, y los objetos reciben un trato distinto. Las herencias familiares establecen conexiones entre los objetos y las personas, permitiendo la construcción de significados. Los objetos son importantes y ocupan un lugar en nuestro día a día y en nuestras vidas, y les acabamos acuñando un cierto valor personal; Daniela Petrelli (2013:16) habla de las «posesiones personales significativas». Los objetos que cuentan aspectos de nosotros, los objetos

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«Hemos visto que los hogares en los que los objetos son signos de lazos simbólicos cálidos entre miembros de la familia, son diferentes de los hogares en los que tales significados están ausentes. Las familias que carecen de compartir significados emocionales positivos viven en un entorno simbólico estéril». (trad. a.) 14 «Vivimos nuestras vidas en medio de cosas. La cultura material lleva emociones e ideas de sorprendente intensidad. Sin embargo, sólo recientemente han comenzado los objetos a recibir la atención que merecen». (trad. a.)

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biográficos, desempeñan un papel muy relevante en nuestras vidas, debido al tiempo que han estado con nosotros y lo que éstos significan15. We can hold our family heirlooms, retell their story, and feel connected. Indeed, for objects like my relative’s prints to capture a person’s life and travel across the centuries is not uncommon: People, particularly in old age, like spending time and effort collecting meaningful objects and passing them on to the next generation. (Petrelli, 2013: 16)16

Hay ciertos objetos que se les acuña la capacidad de ser evocadores (evocative), definiendo éstos como aquellos que tanto nos acompañan en nuestras vidas emocionales, como aquellos que provocan el pensamiento (Turkle, 2007: 5). Algunos objetos son considerados evocadores porque son misteriosos, raros (en inglés uncanny17); nos son familiares y al mismo tiempo extraños y desconocidos. Otros evocan grandes recuerdos y representan parte de nuestra identidad; forman parte de nuestras vidas, por ello, éstos merecen una mayor atención teórica18 y filosófica. No se trata sólo de centrarse en el objeto en sí mismo, sino también lo que los humanos obtienen de su relación con los mismos, o lo que con ellos se aprende. Podemos aprender de ellos y éstos nos ayudarán incluso a pensar. Este aspecto lo aborda una de las grandes figuras de la antropología, Lévi-Strauss (1976), el cual introduce el término bricolage, para hacer referencia a la forma de combinar y recombinar un conjunto cercano de materiales para llegar a nuevas ideas. Para el antropólogo, las cosas materiales son tanto bienes o posesiones sobre los que pensar, como buenos medios que nos ayudan a reflexionar.

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Según Petrelli (2013), se pueden destacar tres elementos que contribuyen en la creación del concepto de «herencia personal»: el valor o valores de ciertos objetos, lo que hace preguntarnos qué vale la pena guardar; la atención que le dediquemos a esos objetos, manteniendo vivas esas pertenencias para generaciones venideras; y por último, el tiempo, el cual permite dar perspectiva y situar esos objetos en la historia. 16«Podemos guardar nuestras herencias familiares, volver a contar su historia, y sentirnos conectados. De hecho, para objetos como las fotografías de mis familiares para capturar la historia de una persona y viajar a lo largo de los siglos, no es algo raro: A las personas, especialmente aquellas que se encuentran en la vejez, les gusta pasar el rato y esforzarse en coleccionar objetos significativos y pasarlos a la siguiente generación». (trad. a.) 17 Algunos objetos poseen este tipo de cualidad, a la que Sigmund Freund hace referencia para hablar de aquellas cosas que conocemos desde hace tiempo, pero que a pesar de esto, no nos son familiares. 18 El profesor de antropología, Igor Kopytoff, en su libro «The biography of things», define los objetos como aquellos que son capaces de reunir tanto pensamientos como sentimientos.

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Everybody has an object that brings together things that are important to them (…) Sometimes it’s memories, sometimes issues in the life cycle with your kids. Sometimes you think about love. Sometimes you think about lust. But it’s through a physical object.19 (Turkle 2007, 38)

Diversos estudios tratan de analizar determinados objetos con profundas conexiones con la vida diaria, así como la práctica intelectual, planteándonos preguntas como ¿a dónde nos trasladan estos objetos?, ¿qué siente uno con ellos?, ¿qué nos permiten comprender?, facilitando el entendimiento de la relación dinámica entre los objetos/cosas y el pensamiento, haciendo proliferar la diversidad de opiniones. «I am not sentimental about objects. I admire beautiful things like to be around them, but I make no effort to purchase or keep them».20(Turkle, 2007: 48)

El objeto evocador puede decirse que está en continua transición y movimiento, es capaz de reunir generaciones, fijar la memoria y los sentimientos, e incluso despertar apegos que hacía tiempo que habían sido olvidados; y es que desde nuestros primeros años de vida, los objetos nos ayudan a pensar sobre ciertas cosas como el espacio, el tiempo, los números, los principios… la vida en general. La materialidad de la que hablamos, asociada a los objetos, provoca un vínculo tangible con el pasado o con aquellos que ya no están entre nosotros; esta capacidad produce en el interior de nosotros una sensación de nostalgia y de sentimientos enfrentados. Hay una cierta melancolía asociada a los objetos físicos, lo cual es extraño ya que acumulamos muchas veces cosas para consolarnos a nosotros mismos, conectarnos con la gente, nuestra propia historia, etc… Puede, que sea más lógico, por un lado, asociar esta melancolía a lo que produce en nosotros el hecho de perder un objeto perdido, y por otro, tener a los objetos un

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«Todo el mundo tiene un objeto que reúne aspectos que son importantes. (…) A veces son recuerdos, a veces problemas en el ciclo de vida con los hijos. A veces se piensa en el amor. A veces se piensa en la lujuria. Pero es a través de un objeto físico». (trad. a.) 20 «No soy sentimental acerca de los objetos. Admiro las cosas bellas y me gusta estar cerca de ellas, pero no hago ningún esfuerzo para comprar o mantenerlos». (trad. a.)

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cierto respeto o incluso miedo, ya que pueden ser «guardianes de nuestros recuerdos».

El papel y la funcionalidad de los objetos en la vida diaria es un tema que a pesar de que no se ha estudiado o analizado con mucha frecuencia, es algo que se repite a lo largo del tiempo, ya que en campos como la paleoarqueología, se menciona que los objetos materiales nos han “hecho” como seres humanos. Son una forma de definir quienes somos, y desempeñan un papel relevante en el proceso de aculturación humano.

Pero ¿qué significa ese apego que tenemos hacia ciertos objetos? A veces es un símbolo de seguridad hacia nosotros mismos, una forma de expresión del concepto de uno mismo; y en otras ocasiones son modos de conectar o diferenciarse de otros miembros de la sociedad. La relación entre los objetos y las personas es una idea universal, que personalmente creo que se incrementa a medida que los individuos son más mayores, siendo el hecho de que nos separen de nuestras cosas queridas o más apreciadas, similar a si nos despojaran de una parte de nosotros. La siguiente cita refleja esto perfectamente: Social scientists have found that when elderly people move into a nursing home, they feel a loss of status. To compensate or attenuate this feeling, many bring with them a cherished object […] it holds symbolic value and provides a sense of security as well as continuity in one’s link with others. […] Loss of objects implies loss of face and status because the objects are a representation of self.21 (Wallendorf, 1988: 532)

A pesar de que este apego sea algo que esté más presente en determinadas edades o que varíe dependiendo de la etapa de nuestra vida en la que nos encontremos, creo que el vínculo que podamos tener con determinados objetos se manifiesta a lo largo de nuestro ciclo vital. Así, en nuestra vida está presente el concepto de 21

«Los científicos sociales se han encontrado que cuando las personas mayores se mudan a una residencia, sienten una pérdida de estatus. Para compensar o atenuar este sentimiento, muchos traen consigo un objeto preciado [...] que tiene un valor simbólico y proporciona una sensación de seguridad, así como la continuidad del vínculo que uno tiene con los demás. […] La pérdida de objetos implica pérdida de prestigio y estatus porque los objetos son una representación de uno mismo». (trad. a.)

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posesión, es decir, aquellos objetos nuestros y personales; y el concepto de apego aplicado a lo físico y material, por el que los objetos pasan a ser un fin en sí mismos22.

Detrás de las puertas de nuestras casas se encuentra todo un mundo de objetos, ubicados en la intimidad y privacidad que ofrece nuestro hogar; tener la posibilidad de estudiarlos, tal y como se han hecho en algunas investigaciones, es una forma de examinar y percibir la personalidad, defectos, miedos, y aspectos que caracterizan y definen a cada individuo. The person in that living-room gives an account of themselves by responding to questions. But every object in that room is equally a form by which they have chosen to express themselves. They put up ornaments; they laid down carpets. […] Some things may be gifts or objects retained from the past, but they have decided to live with them. […] These things are not a random collection. 23(Miller, 2013: 2)

Además de definirnos, a través de los objetos materiales se construye socialmente la memoria, y somos capaces de recordar a través de ellos, aunque sean sólo ciertos fragmentos de nuestra vida; por ello, los objetos tienen una cierta relación con la muerte, siendo éstos un medio para recordar a aquellos que ya se han ido; permiten dar forma y preservar los recuerdos de aquello perdido a nivel personal. Death is present through objects as diverse as family photographs, inherited jewelry. […] A photograph engages more than visual senses; its tactile presence is a powerful memory-generating assemblage of signs assuring mourners that the deceased are still present and living in people’s heart forever. 24(Hallam, 2001:48)

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«Parece ser que la característica de adueñarse y poseer un objeto material como “fin en sí mismo” es exclusiva del ser humano». (Yuste, 1998: 179) 23 «La persona en ese salón da cuenta de sí mismos, respondiendo a preguntas. Pero cada objeto en esa habitación es igualmente una forma a través de la cual han optado por expresarse. Pusieron adornos; extendieron alfombras. […] Algunas cosas pueden ser regalos u objetos conservados desde el pasado, pero han decidido vivir con ellos […] Estas cosas no son una colección aleatoria». (trad. a.) 24 «La muerte está presente a través de objetos tan diversos como fotografías familiares, joyas heredadas. […] Una fotografía no solo está vinculada al sentido de la vista y a su impacto visual; su presencia táctil es un potente generador de recuerdos a través de signos, permitiendo que los dolientes sientan que los fallecidos aún están presentes y que viven en el corazón de las personas para siempre». (trad. a.)

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Los objetos son una manera de evocar y rememorar aquello que forma parte de nosotros, por ello, en algunas ocasiones ciertos objetos domésticos son expuestos en museos como una forma de recordar lo vivido y transmitirlo a las generaciones actuales y venideras. B. Objetos y espacios. De lo público a lo privado. El interior no era sólo un lugar para las actividades domésticas –como lo había sido siempre-, sino que las habitaciones y los objetos que contenían adquirían ahora una vida propia. (Rybczynski, 2006)

Una manera de aproximarse al concepto de memorabilia, que haría referencia a aquellas cosas/objetos que son notables y que merecen ser recordados (objetos de recuerdo), y por lo tanto son guardados, es a través del camino de lo público y lo privado, y de la transición o el paso de un campo a otro a través, por un lado, del concepto de museo, y por otro, del de lo cotidiano.

¿Qué son los museos? Según el diccionario de la Real Academia Española son «lugares donde se guardan colecciones de objetos artísticos, científicos o de otras clases, que en general, poseen un cierto valor cultural, y que se encuentran convenientemente colocados para que sean examinados25». Sin embargo, en numerosas ocasiones, a la hora de visitar un museo, podemos disfrutar de lo expuesto pero no siempre nos sentimos identificados con aquello que se encuentra a través del cristal. Algo que caracteriza a los museos y los hace esenciales y peculiares es que exponen objetos materiales, pero a veces el hecho de que éstos se muestren siempre de la misma manera, no derribando la barrera museovisitante, puede ser un problema.

Se escogen ciertos objetos y se exponen por la apreciación y comportamiento que tenemos hacia ellos; los museos están en conexión con la cultura material26, ya 25

Real Academia Española: http://lema.rae.es/drae/srv/search?key=museo [Consultada el 15 de diciembre de 2014] 26 La cultura material es como se ha llamado a la cultura de los objetos.

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que ésta está constituida por los objetos que suponemos que portan información sobre sí mismos, por ello, desempeñan la función de documentos en el ámbito museístico. Interaccionamos y en nuestra vida diaria muchas acciones recaen sobre los objetos, las cuales quedan reflejadas en ellos como si fueran huellas, determinando este hecho la identidad que tienen.

Cada objeto posee una información concreta y distinta a los demás, y en los museos desempeñan un papel muy relevante ya que reflejan necesidades y relaciones humanas, costumbres, creencias… tanto de sociedades del pasado como del presente. Pensar de manera general acerca de los objetos es una forma de aproximarse al concepto de cultural material, sin embargo, no pueden ser sólo concebidos de manera aislada, ya que cada objeto está en relación con otros que permiten que adquieran significado. Esto se manifiesta en el espacio de los museos, donde los objetos configuran una estructura y forman parte de un contexto, que en ocasiones, está ausente para nosotros.

En las últimas décadas se ha producido un aumento y proliferación de los espacios museísticos, sin importar la temática ni el tamaño de los mismos, proceso que ha dado lugar a un incremento del valor acuñado a la cultura y al interés patrimonial. Dentro de esta evolución, el concepto de vida cotidiana pasa a tomar valor a nivel cultural, por lo que un gran conjunto de objetos, viejos y antiguos, cuyo atractivo habitaba en el uso y utilidad que presentaban en el día a día, pasan a ser objetos patrimoniales. Se trata de un interés patrimonial de tipo etnológico; para mostrar la vida cotidiana desaparecida se recurre al museo.

Teniendo en cuenta la definición de museo es imposible no mencionar el coleccionismo27, ya que ambos términos están intrínsecamente relacionados, y es que existe en nosotros, y a la par lo trata de hacer el museo con sus visitantes, un 27

Los estudios sobre colecciones es algo novedoso y reciente, que surge en las últimas décadas, a pesar de que se han realizado publicaciones sobre coleccionistas (en muchos casos, en formato biográfico).

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impulso por guardar, almacenar y acumular cosas, estableciendo relaciones con las mismas; el significado de aquellos objetos y cosas que decidimos guardar es algo privado y se encuentra en la intimidad de cada uno. Según el Diccionario del Uso del Español de Mª Moliner, una colección es «un conjunto de cosas de la misma clase reunidas por alguien por gusto o curiosidad o en un museo», y es que en comparación y semejanza con aquellas cosas que mantenemos en nuestro espacio doméstico, el coleccionista confía en los objetos un valor simbólico, un sentido (por ejemplo, los objetos antiguos permiten una regresión en el tiempo).

Según J. Baudrillard «los objetos una vez que han perdido su valor de uso se convierten en signos» (Baudrillard, 1988: 86), a lo que el museólogo K. Pomian (1996) acuña el término sémiophore; estos objetos en lugar de ser apartados por haber perdido su valor de uso, hallan un nuevo valor simbólico. Tal y como hace Baudrillard, es relevante diferenciar el acumular del coleccionar; mientras que en el primer acto las personas están dominadas por las cosas y sin ellas no serían nada, el hecho de coleccionar abarca un discurso y un conocimiento cultural hacia lo que se posee. Creo que se activa en las personas una connivencia con los objetos y su presencia28, e independientemente de que el objeto de estudio sean los objetos que forman un conjunto y ocupan un lugar en el ámbito doméstico, y no el coleccionismo de un determinado objeto o categoría, en cualquiera de los casos nos encontramos con una complicidad con las cosas cotidianas; los seres humanos establecen conexiones especiales y peculiares con determinados objetos, que van más allá de lo estético y artístico, y en las que nuestra parte mas sensible y emocional está presente. Como ya se comentó en el apartado anterior, los objetos tienen un papel evocador, labor que en algunos museos se desvanece por

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J. Baudrillard al hablar sobre el hogar y los objetos comenta: «seres y objetos están ligados, y los objetos cobran en esta complicidad una densidad, un valor afectivo que se ha convenido en llamar su “presencia”» (Baudrillard, 2010:14)

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la distancia que hay con el visitante, pero que a su vez permite el disfrute del mismo, ya que hay unos límites marcados29. Situándonos en la historia, la museología será la disciplina encargada de tratar la historia de los museos, instituciones que surgirán en pleno desarrollo de la Ilustración europea y que estaban conformadas por las colecciones de los más adinerados. El concepto de objeto dentro de los museos irá evolucionando, desde el antiguo mouseion de la Grecia clásica, hasta las Wunderkammern30 o gabinetes de curiosidades, concepto que está más relacionado con el término de museos personales y que darán pie a los museos de etnología31. Quizás sea esta tipología de museos la que más se aproxima al de memorabilia, y al concepto del «hogar» y de lo «cotidiano» como espacios que son capaces de conmover y emocionar, capacidad que ha dado lugar recientemente al aumento de los pequeños museos locales. Nuestra mirada hacia ciertos objetos y cosas cotidianas que en un pasado tenían un cierto valor en cuanto a su funcionalidad, cambia; si antes no tenían una cierta relevancia ante nuestros ojos, actualmente la poseen al salir del ámbito de lo cotidiano y habiéndoles dado un nuevo valor y significado a través de museos32 como los etnológicos. Los museos desempeñan la función de contextualizar los objetos expuestos, ya que para que éstos lleguen a nuestros sentidos, ha de transmitirse lo que el objeto ha vivido; independientemente de esto, la mirada del visitante será la que sustraiga el resultado de lo expuesto.

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El antropólogo J. Candau habla de la relación memoria-museos y del desarrollo de las «casas memoria», aquellos museos de arte y tradiciones populares, etnográficos, regionales y de historia local. Según el autor, estos museos tienen la voluntad de conservar, guardar en la memoria, las experiencias humanas. 30 En ambos casos lo que se guardaba y exponía era aquello que reunía cierta rareza, escasez, objetos difíciles de obtener; los tesoros, lo exótico, las maravillas… 31 El origen de este tipo de museos se encuentra en las «cámaras de las maravillas», conocidos como Cabinets de Curiosités en Francia, Wunderkammern en Alemania o Austria, Wonder Chambers en Inglaterra o Kunstkammer en Dinamarca. 32 «Me recuerda el museo Shelburne de Vermont, donde se exhiben accesorios y objetos en casas reales como parte de marcos habitacionales reconstruidos. Eso confiere a unas habitaciones históricas la impresión de estar habitadas» (Rybczynski, 2006:18)

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Teniendo en cuenta esto, ¿podrían ser nuestros propios espacios cotidianos y los objetos que los conforman, nuestros propios museos personales? Y es que lo personal adquiere una labor relevante en nuestras vidas, ya que no es la primera vez que reconocemos un objeto en un museo que hace activar nuestra memoria; aprendemos, recordamos y preservamos recuerdos a través de ciertos objetos que nos rodean, tarea que desempeñan los museos para conservar y difundir la historia de la humanidad, pero que también realizamos nosotros para cuidar nuestra propia historia. Los museos conforman un fenómeno social específico y existen para mantener ciertos objetos que han venido del pasado, representan algo de éste, o reúnen ciertas características por las cuales son expuestos. Estos objetos llegan a los museos como resultado de una práctica como es la del coleccionismo.

El espacio del museo permite construir biografías individuales sobre objetos concretos, al igual que éstos dotan al espacio museístico de significado. Así, y como ya se mencionó, nuestros hogares cobrarán de cierta personalidad a partir de los objetos que éstos guarden y se conformarán como elementos que forman parte de nuestra biografía. Ocurre en numerosas ocasiones, que objetos que pasan a formar parte de nuestras vidas, acaban adoptando características biográficas, por lo que se terminan desviando de su funcionalidad inicial, y les acabamos acuñando un significado personal. Pasamos a estar muy unidos con ciertos objetos, llegando algunos a ser irremplazables. «Each object is a culturally constructed entity endowed with culturally specific meanings, and classified and reclassified into culturally constituted categories» (Kopytoff, 1986: 68)33 Desde un punto de vista más material, no se puede evitar pensar que las cosas han cambiado, al igual que las tradiciones. Somos individuos consumidores de

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«Cada objeto es una entidad culturalmente construida dotada de significados culturales específicos, y clasificada y reclasificada en categorías constituidas culturalmente» (trad. a.)

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objetos, incluso nuestro hogar podría verse como tal. Vamos perdiendo tradiciones, y al igual que los objetos están en transición en nuestras vidas y a lo largo del tiempo (desde que sabemos de ellos, llegan a nosotros, permanecen o los perdemos), lo mismo ocurre con las personas; se encuentran en continuo cambio y movimiento, algo que que puede dar lugar a que la apreciación hacia ciertos objetos no sea muy visible.

Hablando de visibilidad, el vínculo existente hacia los objetos se mostrará de manera diferente dentro de lo que podemos considerar un ámbito público y un ámbito privado. En los museos, como espacios públicos, aquellos objetos que se exhiben, se muestran a todo el mundo, pudiendo o no saber el visitante de qué se trata, qué significado tienen o para qué servían en un pasado. En la mayoría de los casos, como visitantes de museos, la relación que podamos tener con aquel objeto expuesto va a ser en cuanto al conocimiento que tengamos sobre dicho objeto y su papel en la sociedad, aunque en algunos casos, puede darse el caso que aquello que se muestra formó parte de nuestras vidas («mi padre tenía uno igual» o «teníamos uno parecido en casa»). Es a través de ese sentimiento cuando lo público establece una conexión con lo privado; en nuestro ámbito doméstico nos resguardamos, al igual que guardamos y preservamos nuestros efectos personales, y las historias que los acompañan, en el interior de nuestras casas. Da igual el tamaño de nuestro hogar, todos tenemos nuestra «memorabilia particular» por muy pequeña que sea. Damos refugio a lo emocional y a lo material (guardamos aquello que nos vincula o nos conecta emocionalmente con lo que ha sido nuestro) que nos dota de cierta identidad personal; al igual que acumulamos pensamientos y recuerdos en nuestra cabeza, los objetos también desempeñan esta capacidad evocadora de recuerdos. Tanto nuestra casa, como el trastero o el ático que visitamos ocasionalmente, como la organización formal que representa el museo, serán almacenes o contenedores de memoria, capacidad que se deposita y reside en los objetos que albergan.

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Pese a todo lo dicho, será este aspecto de visibilidad el que da respuesta a la relación que se pueda establecer entre el museo y el espacio doméstico, y es que el concepto de memorabilia representa mejor a aquel conjunto de objetos que forman parte de nuestro hogar, que hemos decidido guardar o que poseemos por una determinada razón, y que evocan unos ciertos recuerdos e historias, por mínimas que sean; ya que “exponemos” estos

Ilustración 4

objetos en el ámbito de lo privado, pero nuestro hogar no está al servicio de la sociedad u abierto al público, y aquellos objetos que poseemos no tienen los mismos fines o funciones que los que puedan tener en el museo. A esta relación se le podría dar un giro si se enfoca desde el campo artístico; el artista Daniel Spoerri fue la primera persona que utilizó la relación emocional que tenemos con los objetos en el contexto de un museo, realizando en 1979 una exposición con artículos corrientes de la vida cotidiana, que

Museo Sentimental de Prusia, 1981. Vista de la instalación. Fuente:http://frieze-magazin.de/ archiv/features/readymade-neugemacht/?lang=en

bautizó como el Museo de los Sentimientos; una forma de dar visibilidad a objetos que cuentan historias (Ilustración 434).

III.Capítulo II: Estudios de caso Como se explicó en la metodología, para abordar el tema de estudio se han llevado a cabo entrevistas a dos sujetos, las cuales nos permiten ofrecer dos escenarios diferentes desde los que se puede observar un panorama general del objeto de estudio llevado a dos ámbitos domésticos distintos.

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http://frieze-magazin.de/archiv/features/readymade-neu-gemacht/?lang=en [Consultada el 25 de abril de 2015]

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A. Caso I A. (el cual ha solicitado que no se proporcionen datos sobre su identidad), tiene 78 años y vive en la comunidad de Madrid. El contacto con A. se ha llevado a cabo a través de C., una conocida del entrevistado. A. nace en Cuenca de donde eran sus padres, procede de un ámbito rural del que se separa cuando se muda a Valencia a pasar 4 años en un seminario. Más tarde irá a Santander a estudiar en la Universidad de Comillas, para finalmente acabar en Madrid, donde realizará la carrera de derecho y un máster de derecho de la circulación. Especializándose en seguros, desempeñará la profesión de abogado, para finalmente llegar a ser director de una compañía de seguros. Vive con su mujer en un piso en el centro de Madrid, donde recibe muchas visitas de familiares y, concretamente, de sus hijas y nietos. - Espacio y actores A. nos recibe en su casa, nos abre la puerta su mujer y él nos dirige hacia el salón, espacio donde se desarrollará la entrevista. Se trata de un lugar amplio, acogedor y al mismo tiempo formal, del cual los objetos decorativos que forman parte de él, llaman mucho la atención. A. lleva muchísimos años viviendo en Madrid y en el piso donde nos recibe, aunque no ha llevado una vida dedicada a una sola ciudad, ya que cuando estaba en activo trataba de viajar lo máximo posible. Sin embargo, los tiempos cambian y las actividades a las que se dedica también lo han hecho, algo que se refleja perfectamente en su ámbito cotidiano y, concretamente, en el salón, espacio en el A. considera sentirse como en casa. –[…] Donde estamos es el comedor de la casa, y nos reunimos todos los sábados la familia. El piso tiene tres baños, dos dormitorios, un salón-estudio pequeño, más otra habitación, para las chicas de servicio. Sin embargo, y como se

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comentaba, sólo un espacio es capaz de reunir una serie de características para que M. se sienta cómodo y pase la mayor parte del tiempo allí. Del estudio pequeño dice: –[…] no se por qué, pero nunca voy allí; voy cuando están arreglando esto, me siento incómodo allí, no se. Así, en el salón, A. realiza sus actividades favoritas, que son leer y escuchar música «[…] esta mesa para leer el periódico, ese rincón para escuchar música, aunque en este momento tengo el aparato estropeado y está a arreglar. Aquí leo, como, u oigo música». Se considera un gran apasionado de la ópera y trata de que no se le pase ningún concierto al que acudir. Se trata de una zona de la casa dedicada al conocimiento, al arte, a los hobbies, y a la socialización, en la que A. trae a la memoria recuerdos de su pasado, en los que toman protagonismo tanto personas como espacios. A. tiene grabado el recuerdo de su casa del pueblo, la casa de sus padres, la cual no visita ya tanto y que era claro ejemplo de lo simple y de la austeridad. –[…] Bueno, tenemos la casa allá todavía viva. Bueno viva, que todavía la usa mi hermano y que estará allí todo. […] Todo está en la casa en Cuenca, en un pueblecito entre Motilla del Palancar y Albacete. Mientras que en la casa de sus padres A. vivía con lo justo y necesario, su casa actual representa todo lo contrario, donde cada miembro de la familia ha dado forma al espacio de una manera determinada «mostrando y exponiendo» aquello que es de su agrado, llegando a comentar que se encuentran con un problema de «falta de espacio», y donde a veces es difícil encontrar aquello que está buscando y se quiere utilizar. La presencia de A. se refleja sobre todo en el salón, donde se rodea de libros, discos de música, y sobre todo regalos procedentes de su pasado en la abogacía, una profesión «muy agradecida», según A. Su mujer, por otro lado, se reserva a otras zonas de la casa, también reflejando sus gustos en lo material que decora la casa. Sus hijas, ya no presentes en el hogar,

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también han dejado su legado en lo cotidiano, habiendo decorado una de las habitaciones del piso: el cuarto/estudio. Las familias evolucionan y cambian a medida que pasa el tiempo, y esto se ve reflejado en los espacios domésticos, cambiando muchos de ellos la función que tenían en un pasado. Esto ocurre en el piso de A., donde se ha destinado una habitación para cuando sus nietos se quedan a dormir. - Objetos A lo largo del discurso de A., se puede percibir que la mayoría de objetos que forman parte de su hogar pertenecen a su época más profesional, apenas existiendo objetos heredados de su familia o relacionados con ella. M. relata que cuando vivía en Cuenca, en la casa del pueblo, tenían lo justo y necesario, y la mayoría de cosas que podrían tener una cierta importancia, se encuentran en la la casa, la cual poco visita. Ofreciendo una visión general, existe un predominio, por un lado, de objetos relacionados con sus gustos e intereses y las actividades que realiza, como son la música, la lectura y el arte; y por otro lado, aquellos vinculados a su pasado profesional, del que predominan los regalos de clientes. Cabe destacar, que A. disfruta de la utilidad que los objetos puedan tener y del conocimiento que éstos puedan transmitir. –Por ejemplo, disfruto observando ese cuadro de la escuela Cuzqueña; son esos ángeles, o ese de Benvenuto Cellini, es el Perseo de Florencia. La Piazza de la Señoría… Está en la galería aquella porticada… (señalando los cuadros). Un porcentaje pequeño de los objetos de A. y presentes en el salón, fueron adquiridos en algunos de los viajes que realizaban sobre todo cuando él aún estaba trabajando, aunque como dice A: no había mucho dinero; era algo esporádico y excepcional.

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Comenzando un pequeño tour por el salón, el primer objeto o conjunto de objetos que para él son importantes, es la Enciclopedia Espasa Calpe, que en su día le costó mucho dinero; sin embargo, hoy en día, considerándose A. una persona que le gusta consultar sus dudas en fuentes y trata de ampliar sus conocimientos, percibe que esta enciclopedia ha perdido cierta utilidad, sobre todo debido a las tecnologías y el internet. Encima de la mesa donde trabaja, lee o escucha música, A. tiene una pieza dorada, que tendría la utilidad de secar la tinta al escribir con pluma, y de ser al mismo tiempo un cortaplumas; este objeto fue un regalo de un periodista muy exitoso de televisión española, como símbolo de agradecimiento. Otros regalos proceden de viajes de conocidos de A., como puede ser una tortuga que está debajo de una mesa de cristal, que le trajo un pariente que viaja mucho; una caja plateada que se asemeja a un cenicero; tres figuritas de los “tres monos sabios” que son un regalo de México, que se encuentran dentro de una vitrina junto con otras figuritas que son también obsequios. Otro familiar que viaja con frecuencia también le regaló unos elefantes de madera. A. cuenta una historia de cuando fue a San Martín de Trevejo, en la Sierra de Gata en la provincia de Cáceres, donde la dueña de una de las casas importantes de allí le regaló dos grabados que reflejan la Revolución Francesa, y un edificio donde se encontraría el actual Louvre. La observación de estas piezas de arte, deriva en mostrarnos una de sus objetos artísticos favoritos, el cual también fue un obsequio. –A mi la pieza que más me gusta es esta, una pequeña figura de unas palomas. Fue un

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regalo de un ingeniero. […] Me la regaló un cliente, por no cobrarle nada en un pleito. […] Esta pieza me ha gustado siempre muchísimo. Las palomas ladeadas. Se pueden poner de mil formas. Hay otros objetos en el hogar de A. que los ha adquirido él, como una copia de un tapiz que está en el Museo de la Edad Media de París; las enciclopedias del diario El País a las que tiene difícil acceso y muchos libros de viaje a las que dedica toda una estantería; sus discos de ópera con los que tiene un gran vínculo, ya que escuchar este género musical es una de sus grandes aficiones. –Los escucho 15 o 20 veces. Es como recuperar el tiempo perdido. (pensativo) Si mis padres no me dieron la oportunidad a mi de educarme desde niño a oírlo, pues yo tengo que recuperar ese tiempo. En el salón, hay especialmente una pintura que la relaciona con un familiar, concretamente su abuela; se trata de un cuadro que refleja a una señora que tiene una tela blanca en el regazo y está cosiendo. –¿Porqué me compré aquel cuadro? Me recordaba mucho a mi abuela. Le cortaron la cabeza y solamente el pintor se fijó en la parte de abajo. […] Es una señora que tiene en el regazo una tela blanca y está cosiendo. También hay otras piezas de arte, con las que A. no establece ninguna asociación familiar, pero que están entre sus preferidas. Es el caso de un pequeño cuadro de un pintor muy cotizado, llamado el Mignorance, aunque A. lo llame, coloquialmente, el cuadro del flautista de Hamelin. Pero no todos los objetos se encuentran colgados de las paredes u ocupando un lugar en las estanterías; en el suelo A. nos

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señala una serie de alfombras de seda que compraron él y su mujer en alguno de sus viajes en la década de los 70 u 80. Pero no es sólo en el área del salón donde A. muestra algunos objetos, y con los que asocia ciertas historias; mismo en la entrada de la casa, estamos rodeados de una gran cantidad de piezas artísticas de decoración. Nos muestra un cuadro de un tal Alcover, profesor de bellas artes en Bilbao; un cuadro, que tuvieron que arreglar, del artista Fernando Zobel, el cual «fue uno de los fundadores del museo de arte abstracto de Cuenca» comenta A.; una pequeña obra que se trata de una copia de un cuadro de Picasso, hecha por un platero; una paleta que refleja un sátiro persiguiendo una ninfa, según M. «de un tal Picó»; una pieza muy peculiar que se trata de un bargueño con detalles plateados, que era donde en un pasado se guardaban papeles. Por último, en el recibidor, M. habla de sus bastones de senderista, a los que asocia a cada uno una historia: –Este lo compré en Cádiz, en la sierra de Grazalema. Lo compré porque tenia una brújula. Pero lo he usado muy poco. […] A este se le cayó la contera. Era muy cómodo para apoyarse bajando […] Este es artístico. Imagina que si lo compré fue porque era senderista. Lo compré en Vietnam. Supongo que será hueso. Esto es un taco, de billar, que me regaló un vendedor de libros… Hay otro tipo de objetos en el hogar de A. que entrarían dentro de la categoría «souvenir»; aquellos comprados u adquiridos en alguno de los viajes que en su pasado realizaba con mayor frecuencia. Una pinturas indias sobre marfil, que son un recuerdo de la India, aunque no se si muy bueno, porque A. asocia a éstas una pequeña anécdota «te cuento la estafa que me hicieron. Compré cuatro pinturas y me vine con dos sin darme cuenta de lo que habían

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hecho…»; cerca de la mesa del salón, en una estantería, A. nos muestra unas figuras talladas en marfil, que compraron en Melilla; otra pieza muy curiosa procede del Museo del Oro de Bogotá, y se trata de un hombre que mastica coca «El masticador de coca»; un alfanje y una pequeña caja procedente de el Cairo; una lámina proveniente de un museo de Quito, que según A. «no tiene ningún valor»; dos jarrones chinos, y una pieza de Marruecos.

Hay otros objetos que habitan tanto en el salón como en el resto de la casa, pero que están relacionados más con los gustos de la mujer de A., y que en muchos casos, este se queja de que le dificultan el acceso a ciertos objetos suyos. Una gran vajilla de plata llama la atención según se accede al salón, al igual que el gran número de fotografías que adornan las repisas del salón, muchas veces ocultando lo que hay detrás, y un gran reloj de pie, el cual no estuvo mucho tiempo en funcionamiento, debido al ruido que generaba. Por último, hay otro objeto, que es inevitable no asociarlo con el concepto de colección; se trata de un mueble-expositor con cucharillas de plata con los escudos de diferentes ciudades.

–Pues esas cucharillas que compraba mi mujer como recuerdo. Eso es un mueble… que yo he visto en muchas casas… […] Se venden en las tiendas, tiendas de recuerdos, y de la ciudad. Una cucharilla con un escudo. La ciudad de Brujas, la ciudad de…

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B. Caso II El segundo caso entrevistado se trata de B. (nombre hipotético), una mujer de 78 años de edad, que vive acompañada de una nieta y dos sobrinas en un piso de Madrid. Al igual que en la entrevista realizada en el caso primero, estaré acompañada de C. y el encuentro se desarrollará en el espacio más amplio de la casa, en este caso el comedor. B. también nos mostrará el resto de las habitaciones que conforman su hogar, relacionando su discurso con los diferentes espacios. El transcurso de la vida de B. está caracterizado por un frecuente cambio de espacios, residiendo en Segovia durante su infancia y parte de su adolescencia y traslandándose a Madrid con 14 años. B. nos recibe en la vivienda a la que se mudó para cuidar de sus padres; en ésta B. lleva viviendo 16 años. - Espacio y Actores B. nos recibe para la entrevista en su piso de Madrid, donde nos acoge con gran calidez. Se trata de un piso pequeño, tamaño que se corrobora cuando B. nos enseña el resto de la casa; está compuesta por un pequeño comedor, una cocina, dos habitaciones, en la que una de ellas está destinada a sus sobrinas y a su nieta, y un baño. Pese a ser su residencia actual, el espacio está cargado por recuerdos y una gran presencia de otros espacios por los que B. ha pasado, y que pesan mucho en su discurso.

Los padres de B. se dedicaban al campo en el pueblo de Torrecaballeros en Segovia, donde B. y sus hermanos (una hermana y un hermano) fueron al colegio; sin embargo, B. no llegó a acabar la escuela. Debido a su situación económica y a la salud de su padre, su familia se traslada al pueblo de Cantimpalos, para dedicarse a la fabricación de chorizo, en lo que B. no puede trabajar, debido a sus problemas de visión. Así, con 14 años, pasará a servir a una casa de Madrid, en donde aprenderá todo lo necesario para ser una sirvienta.

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–Yo en la fábrica de los chorizos estuve muy poco, porque con esos años, con 14 años, me vine a servir a Madrid. Unos señores de Madrid, que iban a veranear a Cantimpalos, necesitaban una chica de servicio, se lo dijeron a mis padres, y como yo para la fábrica no valía, porque no veía… Entonces, era un matrimonio mayor, a ella no le importaba enseñarme a guisar y todo eso, así que me vine a servir aquí a Madrid. […] Estuve con ellos unos cuantos años, fue ella quien me enseñó todo lo de la casa. Sin embargo, B. pasará a servir otra casa cuando los señores de la anterior se muden. Así, la siguiente vivienda estará situada en la Castellana, y a la que estarán asociados muy malos recuerdos. –Ahí estuve hasta que estos señores eran mayores, tenían un hijo en Almería, que era ingeniero de minas, y ya los pobres, pues su hijo se los llevó con ellos. Me dijeron de irme con ellos, pero yo dije que no, que no me iba a Almería. Entonces me busqué otra casa. Me puse a servir otra casa en la Castellana, y todo lo bien que estuve con este matrimonio mayor, pues estuve de mal con estos otros. B. acabará enfermando, por lo que deberá dejar de trabajar, pero tiene la suerte que el médico que la atiende le dice que necesita una sirvienta, por lo que B. cuando se recupera, pasa a servir a la casa del médico, de la que saldrá vestida de novia y viviendo en la consulta que el médico le cede. B. se tendrá que buscar otra casa cuando el médico se jubile, pasando a vivir a un piso en la zona del Rastro con su marido y sus 3 hijos. Llegará un momento en el que B. tendrá que cuidar de sus padres, por lo que estando ella separada, y siendo sus hijos ya mayores, se trasladará a otro piso, donde hacerse cargo de sus padres. –Y allí hemos estado viviendo hasta que mis padres se hicieron mayores, así que nos vinimos a este piso. Me vine yo con mis padres, o mis padres se vinieron conmigo. Mis hijos se casaron y al estar yo sola, pues la mejor forma que vimos de cuidar a mis padres, era esa. Se trata de una vivienda pequeña, simple, y donde se percibe una gran presencia de símbolos religiosos. Su habitación destaca por la sencillez, y se puede observar

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que se trata de un espacio dedicado exclusivamente para dormir, siendo otras las habitaciones en las que B. dedica la mayor parte de su tiempo, como podía ser la cocina cuando estaban sus padres, o el comedor, en la actualidad. –A mí me gusta sentarme aquí; cuando estaban mis padres, teníamos aquí la mesa camilla, y aquí nos poníamos a jugar a las cartas, y yo podría hacer la vida aquí, pero me gusta estar en el salón. Se produce un cambio habitual de espacios, donde se refleja la importancia que tiene la familia en la vida de B., tanto en el pasado como en la actualidad. Así, se podrían destacar dos círculos en las relaciones de B., por un lado aquellas personas que la contrataban para servir sus casas, de las que conserva tanto buenos como malos recuerdos; y por otro lado, su familia: sus padres, de los que ha cuidado siempre; su abuela que se dedicaba a hacer sombreros de paja; su hermana, ya fallecida, y su hermano; sus hijos; e incluso un sobrino, el que tiene gran protagonismo en su discurso, ya que él se ha quedado con un gran número de objetos de la casa del pueblo. –Un sobrino mío tiene hasta el carro! Fíjate… Ese en la bodega, la tiene llena de cosas de mi casa. Ha quedado todo en la familia. Además es un chico que le gusta guardar las cosas de los abuelos. - Objetos A la hora de mostrarnos los objetos que conforman su casa, B. nos lleva por cada una de las habitaciones hablándonos de diferentes objetos que conforman su hogar, teniendo gran presencia aquellos procedentes de su casa del pueblo de Cantimpalos. En su habitación guarda una de las sillas que tenían en la casa del pueblo «Esa silla vino de Cantimpalos. Esta silla no pega ni con cola, pero me gusta tener esa silla ahí, porque es del pueblo», teniendo en la cocina otra de las que se trajo; hay dos mesas camillas que también trajo del pueblo, una de ellas está situada a lado de su cama, siendo ésta más pequeña y con cajones,

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mientras que la otra la tiene en el comedor. –Yo el comedor lo estropeo con esto, pero a mi que no me quiten esta mesa camilla, porque es la que teníamos allí. Mira donde teníamos el brasero, y lo sigo utilizando. Y en lugar de tenerla en la cocina pues la traje al comedor. En su habitación, hay otro objeto, que es muy importante para B. porque le recuerda a su infancia; se trata de una muñeca con un sombrero de paja, la cual le evoca grandes recuerdos del pueblo, que le gusta compartir con sus sobrinas y su nieta. –Esa muñeca también es del pueblo, le tengo mucho cariño. Es que a estas cosas del pueblo, como no le voy a tener cariño. Era de las típicas muñecas que se hacían… mira la gorra de paja. A estas cosas se les tiene mucho cariño. Las miras y te recuerdan… porque cuando una era cría. A uno le gusta recordar eso. Con mis sobrinas y mi nieta, hablamos mucho de cuando se vivía en el pueblo. Según entramos en el comedor, hay un cuadro que impresiona mucho ya que tiene un gran protagonismo en el salón, debido a su tamaño, y al número de fotografías colocadas en su marco. Se trata de un objeto que también proviene del pueblo, y a partir de su mención, B. nos explica la distribución que tenía su casa de allí. –Este cuadro también es del pueblo. Este cuadro “sala”, una habitación mas grande que esta. En alcobas, mis padres dormían en una alcoba, y dormíamos en otra. En la cocina había otro cuarto estaba en la sala.

lo teníamos en la la sala había dos mi hermana y yo y dormía allí. Esto

En este espacio hay otros objetos, de la misma procedencia, como puede ser una gorra de paja colgada de la pared; su abuela paterna se dedicaba a hacer estas gorras, que después vendía en una tienda en Segovia, donde las compraban los turistas. Ella y su familia las llevaban cuando trabajaban el campo «Estas son las gorras que llevábamos cuando íbamos a segar, nos poníamos un pañuelo debajo. Está un poco desgastada… Y

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de esto vivía mi abuela». Otros objetos peculiares, traídos del pueblo, son una lámina que refleja un árbol genealógico de la familia, dibujado por su hermano, y en el que faltan muchas ramas y hojas que se corresponderían a otros miembros de la familia que han ido surgiendo; otro objeto tiene forma también de árbol, tratándose de unos pequeños marcos de fotos ovalados que cuelgan de una estructura de plata, que contienen los primeros retratos fotográficos de la familia. En la habitación de sus sobrinas, nos muestra una colcha hecha a mano su hermana, su madre y ella, que guarda con cariño. Hay ciertos objetos que implican a unos sentidos más que otros, como es el caso de un bote de colonia en forma de muñeca, que B. saca de una de las vitrinas del comedor. –Es una colonia. Esto es de mi casa, de mis padres. Si no me equivoco aun tiene. Huele bien. Colonias de esas antiguas. Y a veces lo uso, aunque hace tiempo que no lo hago. Me recuerda a cuando estábamos en el pueblo. Hay otra tipología de objetos que habría que incluir entre los que B. nos muestra; serían aquellos que son heredados, encontrando la mayor parte de ellos en su habitación. En la mesa camilla que se mencionaba anteriormente, B. guarda en uno de sus cajones, algunos objetos que pertenecieron a sus padres; es el caso del reloj de su padre y algunos de los objetos artesanales que este realizaba; un rosario y una medalla de su madre, un pastillero, y una cajita metálica con los anillos de boda de sus padres. Todo lo guarda con mucho aprecio, siendo estas pequeñas cosas las que solo podía traerse, ya que no tenía espacio para más. –Esa es una mesa camilla, también del pueblo. Le tengo cariño, y además tiene cajones. Tengo cositas, el reloj de mi padre, estos rosarios, uno mío

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y otro de mi madre. La medalla de la Purísima, que llevábamos. Esto todo son recuerdos. Esto todo estaba en una de la habitaciones del pueblo. Constituyen un gran número este tipo de objetos junto con aquellos que proceden del pueblo, sin embargo; hay otros que B. también destaca, que podrían clasificarse como «suyos». En su habitación destacan dos cuadros o collages compuestos de fotografías que B. ha seleccionado. En un cuadro predominan las fotografías de ella con sus padres, y los lugares donde B. sirvió, mientras que en otro predominan las de ella con su familia (sus hijos, nietos, sobrinos…) –Esta soy yo y mi familia. Mi hermano que falleció. Estos son mis hijos. Esta hija mía que ha fallecido. Aquí estamos en el pueblo, que parecemos unos gitanos. […] Esta es una hermana monja. Esta es una foto de los de la casa que te dije que se fueron a Almería. […] Esta es la boda de mi hermano, fuimos los padrinos, fuimos su padre y yo. Aquí, mi hermana vestida de repollo… En este lado ya soy yo con mis hijos. Mis hijos de pequeños. Mi hijo en una comunión. Aquí en el bautizo de una, de otra… Aquí mi hija que era guardia civil… Aquí vestida de segoviana. Y aquí también vestida de segoviana mi hija y una sobrina. Aquí donde estaba trabajando mi hija en Zaragoza […] Así estas soy yo con mi familia, y en esas otras soy yo con mis padres. Junto con estas fotografías, hay otros objetos «suyos», como son una matrioska, unas lámparas de aceite y unas cucharas de madera rusas, que se trajo de un restaurante ruso, como recuerdo, en el que B. estuvo trabajando. En el comedor se perciben otros tipos de objetos; siendo algunos obsequio de sus hijos: su hijo le regaló un reloj, y su hija una muñeca de cuando ésta estaba destinada en Zaragoza, y su ramo de boda, el cual está enmarcado; únicamente un objeto entraría en la categoría «souvenir»: un conjunto de té que le trajo su hija como recuerdo cuando estuvo de institutriz en Abu Dabhi.

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–Esta muñeca es cuando mi hija estuvo destinada a Zaragoza, pues esto es de un pueblo de allí, me la trajo. […] El ramo ese, es el ramo de bodas de mi hija, lo secó y lo metió ahí. Le hacía ilusión el regalármelo. C. Análisis Realizando un breve análisis comparativo de ambos casos, nos encontramos con algunos aspectos compartidos, mientras que otros son clave para diferenciar ambos estudios de caso. Tanto A. como B. nos reciben en sus respectivos hogares, siendo el salón/comedor el espacio donde se desarrollan gran parte de las entrevistas. Sin embargo, ambas viviendas se diferencian por el número de habitaciones que las conforman y el tamaño de éstas, algo que está en proporción al nivel adquisitivo y la posición en la sociedad de ambos entrevistados, sobre todo en lo que respecta a su pasado laboral. Mientras que la casa del primer caso, es amplia, con más número de habitaciones y más decoración; el segundo caso nos muestra una vivienda pequeña, con un menor número de habitaciones; sin embargo, esta comparación no es proporcional al número de objetos que ambos casos poseen, sino más bien, a su tipología.

Comenzando por lo espacios que los entrevistados mencionan, ambos casos traen al presente la existencia de una “casa del pueblo”, manifestándose más en el discurso de B. que en el de A. Este último la nombra para recordar sus orígenes, en los que predominaba la austeridad, acordarse de su simple habitación, y comentar que apenas la visita, a pesar de que la gran mayoría de los objetos de allí, siguen permaneciendo en el lugar; mientras que B. recuerda y alude a su casa del pueblo, ya vendida, debido a los intensos lazos que mantenía, habiéndose traído a su hogar actual un gran número de objetos, que desempeñan la función en muchos casos, de mantener vivo el espíritu del pueblo.

Pese a que ambos discursos son diferentes, en su hogar actual los dos individuos se encontraron y se encuentran con un problema común: la falta de espacio. A.

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posee un domicilio amplio y, sin embargo, una de las razones por las que no se trajo algunos objetos del pueblo, fue porque no había espacio suficiente. –No le gustaría recuperar aquello que está allí, traerlo, o repartirlo entre su hermano y usted… –Es que no cabe. Aparte de que era la austeridad personificada. Mi habitación se componía de… Era una casa grande… Mis padres compraron una, la de al lado y las juntaron. Era una casa grande con muchas habitaciones, 6 o 7. Mi cama era una cama monacal, tenía respaldo, tenía cabecero, tenía un mueble para tener la jarra con agua, un toallero… En la actualidad, la mayoría de los objetos se encuentran agrupados y amontonados, dificultando el acceso a otros. En el hogar de B. la falta de espacio no se percibe tan claramente, sin embargo, nos menciona la insuficiencia de espacio con la que se encontró en un pasado para traerse ciertos objetos de su casa del pueblo, por lo que opto por aquellos de menor tamaño. –Yo me traje cosas pequeñas, ya que no me podía traer las grandes. Allí donde nos reciben ambos casos, el salón/comedor, se conforma como aquel espacio donde los entrevistados pasan la mayor parte de su tiempo, en el que se «sienten como en casa». Mientras que A. se siente incómodo en el resto de las partes de la casa, B. pasó gran parte de su tiempo en la cocina, en la época en la que sus padres estaban en casa, sin embargo, en la actualidad, el salón conforma su lugar preferido. –Mira donde teníamos el brasero, y lo sigo utilizando. Y en lugar de tenerla en la cocina pues la traje al comedor. Es donde paso más tiempo. –No hago la vida en la cocina porque no quiero, porque me gusta estar aquí. Aquí en la mesa camilla, invito a… En estos espacios, aquello que se muestra, que se «expone», es diferente a aquello que se guarda en lo más privado del hogar. En el caso primero, se nos muestran aquellos objetos vinculados con los gustos, intereses y actividades del entrevistado, el cual apenas nos muestra objetos que guarde en lo más privado, exceptuando un armario, que según él «es donde se guardan todos los trastos»,

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donde se encuentran cuentos infantiles, cintas de vídeo, cassettes… que subjetivamente parece que conservan aquellos recuerdos más importantes y de un tiempo pasado. B. siente la necesidad de verse rodeada de los miembros de su familia, algo que realiza a través de las fotografías, que «expone» por todos los espacios de su casa, en donde se reflejan tanto miembros que están en la familia, como aquellos que ya no están. En el caso de B. se muestra más claramente la relevancia de conservar y cuidar de ciertos objetos con una gran carga sentimental, en áreas más privadas, como una forma de mantenerlos a salvo (como puede ser el reloj de su padre, o los anillos de boda de sus padres). Con respecto a los objetos mencionados anteriormente, hay una clara diferenciación entre ambos casos estudiados; A. refleja un perfil en el que aquello que predomina en su espacio doméstico son aquellos objetos vinculados mayoritariamente con sus gustos e intereses; obsequios que ha recibido a lo largo de su carrera profesional y souvenirs que ha adquirido en los viajes que realizó cuando todavía estaba en activo laboralmente. –¿El trabajo este, se presta mucho al regalo, en la abogacía…? –Muchísimo. De los mejores regalos que he tenido, han sido dos relojes de oro. Uno de 2 millones y otro de 5 millones. Sin embargo, aquellos que son regalos, y que representan un gran número, no tienen para A. ningún valor sentimental, y menos de utilidad, algo que que cobra gran relevancia en su discurso. –¿Pero tienen valor sentimental? ¿Cariño? – Que va. No. Aparte eran relojes muy aparatosos. Relojes suizos… estos Rolex. Un Rolex muy aparatoso. Que parecía manager de boxeador. Y no lo usaba. B. presenta otro escenario, en el que predominan objetos que son en su mayoría heredados o procedentes del espacio doméstico de su pasado, habiendo pocos objetos pertenecientes a la categoría «souvenir» u «obsequios». Se percibe el objeto como una forma de conservar el pasado, y como una herramienta para preservar historias y recuerdos, funcionalidad que desempeñan las fotografías,

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siendo predominantes y significativas en el hogar de B. Ésta incluso elabora composiciones con las fotografías que posee, como una forma de tenerlas a la vista y que conformen un conjunto. –Saqué las fotografías que más me gustaron de las antiguas que teníamos, e hice una selección, y las puse ahí. Así B. ante la pregunta de qué si se diera lugar algún tipo de catástrofe en su casa y tuviera que llevarse un único objeto, ella responde que se llevaría una fotografía concreta, aquella en la que aparecen sus padres, su hermana y su hija, éstas últimas, junto con a su padre, han fallecido. Sería su modo de tenerlos a los cuatro. –Está claro que cogería una fotografía. Yo cogería,

aunque sea un poco triste, cogería esta fotografía. Mis padres, mi hermana la que falleció y mi hija la que falleció también. Me cogería este cuadro para tenerlos a los cuatro. Por otro lado, A. en un primer momento responde que no se llevaría nada, que quizás de joven sí que hubiese mencionado un gran número de cosas que llevarse, para finalmente seleccionar la Biblia. Los símbolos que se podrían denominar religiosos están presentes en los discursos de los dos casos, bien en relación al conocimiento, la música religiosa en el caso de A., o bien a través de la práctica religiosa35 y los objetos que ésta implica, en el caso de B. –Bueno, pues, a mis años ha cambiado la cosa… De joven quizás diría mil

cosas, pero ahora… […] Pues no se, la Biblia. La llevo sin leer casi 40 años. Pero miento, cuando escucho una misa o un concierto religioso… Otra distinción entre ambas entrevistas, son aquellas respuestas correspondientes a la cuestión de qué objetos les gustaría tener consigo o conservar, bien que hayan perdido, o que no los tengan por alguna determinada razón. A. no manifiesta claramente este tipo de objetos, pero se puede extraer que, y en relación con su

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G. dedica su tiempo libre a colaborar con la iglesia y la parroquia, siendo cofrade de San Antonio.

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pasión por la lectura, le gustaría recuperar ciertos libros que prestó en el pasado y no le devolvieron, y quizás cierto material que dejó atrás tras acabar su actividad laboral. –Lo dejé todo. No me he preguntado nunca porqué lo dejé. Si lo dejé porque no cabían en la casa, o porque no me servían para nada, o porque lo odiaba, o todo junto. La suma de las tres. En cambio, a B. le gustaría tener consigo ciertos objetos, que no es que haya perdido, sino que quedaron en el pueblo y otros familiares se hicieron cargo de ellos, ya que ella no tenía espacio suficiente. Menciona un reloj de pared, unos baúles que tenían la función de armario, siendo ella la única que actualmente no posee uno, y una máquina de coser de la marca Alfa, que no podría utilizar por sus problemas de visión. –Pues un reloj, un reloj de los que daba las horas y que lo tenían colgado en la pared. Y no es que se haya perdido, sino que me hubiera gustado habérmelo traído aquí, pero le gustó a un sobrino y se quedó con él. Era algo que me gustaba y que sí valía la pena tenerlo. También un baúl de esos antiguos. Todos tienen baúles, menos yo. Pero también, ¿dónde pongo yo un baúl? Eran preciosos, y era donde se guardaba la ropa, porque antes no había armarios de estos. –La máquina de coser, la Alfa antigua. Aunque, ¿dónde pondría yo la máquina?, aparte de que con la vista, no podría usarla. –Son cosas que me gustaría tener como recuerdo. Está presente en B. un gran afán por preservar las cosas que ocuparon un lugar en la casa de su pueblo, y que muchas de ellas lo hacen ahora en el recuerdo. Son un medio o una herramienta para hacer frente al olvido, a través de ciertos sentidos como son la vista o incluso el olfato, que B. emplea cuando nos enseña una pequeña colonia que estaba en la casa de sus padres. –Esto es de mi casa de mis padres. Si no me equivoco aun tiene. Huele bien. Colonias de esas antiguas. Y a veces lo uso, aunque hace tiempo que no lo hago. Me recuerda a cuando estábamos en el pueblo. Se refleja en B. un interés y un apego a los objetos, siendo éstos un «algo» del pasado al que aferrarse, cuando este «algo» se va consumiendo, que en muchos

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casos está o estuvo vinculado a alguien que ya ha desaparecido y formaba parte de la familia. Los objetos son algo importante, a través de los que es posible narrar, en muchos casos, nuestra propia historia, al igual que pueden ser un legado para las próximas generaciones. Con respecto a esto último, A. no se muestra muy de acuerdo en que aquello que posea tenga un cierto valor, como para dárselo a sus hijos; él opina que los objetos que nos enseña no tienen valor alguno, y que sus hijos no los apreciarían, además de que se encontrarían con el problema de que ellos no tienen espacio para guardar todo, como es el caso de sus discos de ópera. Se perciben claramente aspectos distintivos en ambos estudios de caso; A. centra su discurso en un aprecio a ciertos objetos, pero en base a la utilidad o lo funcional y cómodos que puedan ser, muestra un espíritu práctico aplicado a lo material. Así nos habla de plumas estilográficas o relojes de mucho valor económico, pero con una utilidad nula que en muchos casos daba lugar a que regalara estos objetos. –Yo es que no tengo ni he tenido apego a las cosas. Me habrán regalado plumas estilográficas, de oro, de plata, y nunca las he usado. Las tenía, las guardaba, y luego las regalaba en bodas, bautizos, a amigos… Jamás usé plumas de esas. Así que … ¿cómo iba a tener apego a un bolígrafo?, sea de oro, de plata… de lo que fuera. –[…] De los mejores regalos que he tenido, han sido dos relojes de oro. Uno de 2 millones y otro de 5 millones. –¿Y los conservas? –Uno en una caja fuerte, y otro está medio averiado, y me pedían mucho dinero para arreglarlo –¿Pero tienen valor sentimental? ¿Cariño? –Que va. No. Aparte eran relojes muy aparatosos. Relojes suizos… estos Rolex. Un Rolex muy aparatoso. Que parecía manager de boxeador. Y no lo usaba. Este ejemplo se encuentra en claro contraste con lo que B. expresa; para ella posee muchos objetos que aún siendo pequeños son relevantes porque son recuerdos; recuerdos que no quiere perder.

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–Fíjate que parece que son tonterías pequeñas, pero que son recuerdos, recuerdos que tienes. Así nos muestra una cazuela del pueblo, que aunque parezca insignificante, era donde su madre cocinaba, o donde B. hacía rosquillas. Posiblemente ya ni la use, pero para ella está cargada de significado. –Ah mira, allá arriba tengo una cazuela, del pueblo, que me la traje, de mi hermana. La tengo tapada para que no coja polvo. Pues ya ves, tengo montones de cazuelas, pero esta no la tiro. Me dicen que porqué no la tiro, y yo digo que no la voy a utilizar, pero yo no la tiro. –Sí, aquí guardaba las rosquillas de esas fritas, cuando las hacía. He llegado a hacer muchas. Aquí mi madre hacía el arroz, a veces se le pegaba, pero estaba mas rico…(sonríe). IV. Conclusiones Sentimental value: The value of an object deriving from personal or emotional associations rather than material. (Diccionario Oxford) Como se ha mencionado a lo largo de este trabajo, al hablar de cultura material y de los objetos que los individuos poseen, hay una cierta tendencia a asociar esta temática con la visión que los antropólogos y arqueólogos tienen sobre la misma, los cuales destacan el contexto social de los objetos como un elemento clave para emplear en la comprensión de la cultural material, tendiendo a ver el objeto en términos de rituales, ceremonias y otras prácticas sociales, que acaban limitando su estudio. Recordando el apartado del estado de la cuestión, se percibe que hay otros posibles campos de estudio, como prestar atención a la condición material, escribiendo como si ciertos objetos tuvieran una vida o vivieran la que sus dueños conforman.

A nivel general, el estudio de los objetos nos permite conocer los cambios que ha atravesado la sociedad y lo que los individuos han vivido, pero el significado cultural de los objetos se encuentra en la forma en que éstos son utilizados y los

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sentimientos que las personas tienen hacia ellos. Los objetos adquieren significados a través de prácticas sociales, las cuales se dan a lo largo de la vida, y uno de los aspectos en los que se ha centrado este trabajo es en la vida material de los objetos que nos rodean; su biografía. La biografía de los objetos nos muestra el lugar de éstos en las vidas de las personas que los han tenido, usado y vivido con ellos. Algo de su ser, su identidad personal y social se incrusta en el objeto y escribir sobre ellos hace surgir las historia sobre los mismos. La vida del objeto se convierte en una metáfora de esas vidas humanas, y al mismo tiempo, a partir de la descripción de dichos objetos, se introducen rasgos biográficos relacionados con las vidas de sus dueños.

Sin embargo, y pesar de que las entrevistas llevadas a cabo en este trabajo han sido sólo dos, se podría extraer la idea de que no todos los individuos tienen el mismo aprecio hacia los objetos que forman parte de su hogar (si es que lo tienen), ni hacia las mismas categorías. Se ha dado la casualidad de que a través de los dos casos entrevistados y su posterior análisis, los escenarios generados son contrapuestos, ya que uno tiene un gran aprecio y vínculo hacia lo material, mientras que en el otro, ocurre todo lo contrario. Se podría expresar que se manifiestan dos situaciones; una relación entre individuo y objeto asociada a los recuerdos de una vida pasada, a miembros de la familia que ya no están en ella, así como el uso del objeto como un elemento que proporciona seguridad y como una vía para preservar ciertos recuerdos; una segunda situación en la que el sujeto guarda y muestra aprecio hacia ciertos objetos que reúnen una cierta utilidad y funcionalidad, siendo además una seña de su vida pasada más joven y de éxito a nivel profesional. Así, la vida de las personas se entrelaza con los objetos, por lo que a partir del análisis de sus cosas, y teniendo en cuenta las cualidades que sus dueños señalan y que los hacen especiales, revelan algo acerca de las vidas de sus usuarios.

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Sin embargo, ¿qué hace a estos dos casos estudiados como especiales? Ambos, además de reflejar un perfil diferente en cuanto a individuos, ser de distinto género y poseer objetos englobados en categorías dispares, reflejan una actitud diferente hacia aquello que poseen. Más allá de lo que ambos puedan tener en sus hogares, recordar, desear o elegir olvidar, la clave se encuentra en su postura y disposición hacia éstos objetos, ya que es a partir de esta actitud la que determina qué objetos tendrán estos u otros individuos. Así, lo que conlleva a delimitar dos perfiles diferenciados, así como los objetos que se encuentran en sus respectivos hogares, son las dos posiciones en la que cada uno de los casos se sitúan a la hora de abordar su visión sobre lo material que se encuentra en sus espacios domésticos.

Finalmente, la temática abordada en este trabajo podría tenerse en cuenta para el desarrollo de futuras investigaciones; un aumento del número de casos entrevistados proporcionaría una visión más amplia sobre ese vínculo entre personas y objetos y la semiótica de éstos últimos, sin embargo, una tercera variable, que sería el espacio (el hogar, lo cotidiano), podría ser un factor a desarrollar profundamente en un estudio venidero. The reference point for cherished objects is the home, the live space of the older adult. The significance of objects within the context of home is that it is the objects themselves that lend meaning to the dwelling. Through the objects it contains, a space is imbued with significance.36 (Rowles, 2005: 72)

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«El punto de referencia para los objetos preciados es el hogar, el espacio vivo del adulto mayor. El significado de los objetos en el contexto de la casa es que son los propios objetos los que dan sentido a la vivienda. A través de los objetos que contiene, un espacio está impregnado de significado».

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VI. Anexos

1. Categorización de objetos. 2. Caso I i. Panorama visual. ii. Plano espacio doméstico. 3. Caso II i. Panorama visual. ii. Plano espacio doméstico.

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Caso I Panorama visual. Plano espacio doméstico.

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Caso II Panorama visual. Plano espacio doméstico.

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