Personal estatal en el Tawantinsuyu: su selección y ascenso social, porcentaje de servidores. La recompensa que recibían del estado.

July 22, 2017 | Autor: E. Manga Quispe | Categoría: Servidores Públicos, Yanacona, Etnohistoria Inca
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Descripción




En una declaración del kurajka de Surco Don Juan sobre el gobierno del curacazgo de la zona del Rímac dice que estuvo gobernado por "Taulichusco hera yanacona [gobernador] e criado de Mama Vilo muger de Guayna Capa e otro primo hermano que tenía el dicho Taulichusco que se dezia Caxapaxa que era principal tanbien en este valle era yanacona e criado [gobernador] del dicho Guayna Capa" (Rostworowski 1978, pág. 78). Las aclaraciones en corchete nos corresponden.
Curaca: Es un sonido extraño para el oído de un quechuahablante, los españoles utilizaron el término "cacique" y curaca como sinónimos para referirse al líder de la comunidad. Es conocida la procedencia del término "cacique", pero el segundo que es "curaca, al parecer es una derivación de la palabra "curador". Al párroco, 1330, se aplicó esta denominación por tener a su cargo la cura de almas o cuidado espiritual de sus feligreses (Corominas, 1987). En los informes al funcionario Toledo, se repite con frecuencia que los indios no responden a preguntas, sino tienen al lado un curador. En la quinta creación humana, los humanos, mujeres, varones, niños/as y ancianos, en el Titicaca fueron creados a la vez que el líder. El primero que emergió de la profundidades de la tierra fue el "principal", un primus interpares, el mayor entre iguales. En concreto, un hermano mayor, un kuraj (mayor) ka (él). Resultando el vocablo Kurajka como el mayor, el primigenio. Dicho esto me permito proponer la utilización del término Kurajka en lugar de Curaca, al menos en mis propios trabajos.
Intercambio de tecnología y saberes: Desdichadamente, entre las dos civilizaciones no hubo un encuentro de intercambio de tecnología y saberes, ya que los objetivos de los "invasores" eran otros; así, al terminarse el oro de los saqueos de los templos, de escarbar las tumbas y luego entrar en las casas particulares, ya solo quedaba enviar a las minas, en principio, a los que estaban fuera de sus lugares de origen, como fueron los "yanaconas" y los "mitimaes". Y en una segunda fase, se ampliaron estos trabajos a los propios jatun runas (unidades familiares componentes de las comunas), que fueron enviados fuera de sus lugares de residencia habitual, en una nueva función bajo administración española, como mitayoq (turnos de trabajo), donde la mayor parte de ellos acabó con sus vidas, por el excesivo trabajo y la mala alimentación, solo compensada con la popularización y utilización de las hojas de la coca, como alimento de ahorro.
Revisión de tributación: Estas visitas y revisitas se hacían para ajustar la tributación de los nativos, debido a la mortandad de estos por el excesivo trabajo que tenían que realizar en el nuevo sistema económico esclavista que los invasores impusieron, fue necesario saber cómo y cuánto se tributaba en tiempo de los Ingas, todo esto con el objeto de salvaguardar la vida de los nativos.
Perpetuidad de encomiendas: Sobre este asunto opinó Hernando de Santillán, lo que trajo recalcitrantes enemigos en su tiempo y también en nuestra época por parte de los pro-hispanistas, tanto de la Metrópoli como de los territorios que formaron parte como ex-colonias, que no dudaron en desacreditarle, incluso utilizando descalificaciones personales, puede que para quitar importancia a su valiosa obra (este documento no se ha vuelto a publicar en los fastos del quinto centenario).
Nacimientos y situaciones especiales: Haber nacido de pie, tener los pelos ensortijados (hijos del sol) ser mellizos, que el rayo haya caído cerca de los niños/niñas.
"Yanaconas": controvertido "servicio perpetuo": En nuestro artículo (Manga 2014b), este personal estatal fue convetido en "esclavos" y muchos de ellos marcados con hierro, al considerarlos que no tenían "ayllu" y estaban esparcidos en todo el territorio andino. El contacto directo con los "invasores" les convirtió en personajes que aprendieron a vivir del trabajo de otros y adquirieron vicios de jugadores, borrachos, mentirosos etc.
Seq'es (42 líneas) de los cuatro suyu-s categorizados en los términos Cayao, Payan y Collana, que salían desde el qoricancha, a modo de los radios de una rueda de bicicleta llegando aproximadamente a una legua y media alrededor de la ciudad del Cusco (7 km. Aprox.) (Zuidema, 2010: págs. 12 a 32). Y en cada seq'e o línea estaban reproducidos, en cierto orden, los adoratorios-capillas (waka-s) de las divinidades particulares, presuponemos de cada región, al parecer cada waka representaba a una saya, que, a su vez, se aglutinaban en otras deidades mayores llamadas waka-willka, que representaban a las cabeceras de provincias (wamani), llegando a contabilizarse, según Tom Zuidema, a 328 adoratorios (¿waka willkas?).
Repartimientos en cabeza de la corona española: Estaban el: "[...] el reino Lupaqa (con sede capital en Chucuito), el valle de Chincha y la isla de Puná fueron las primeras encomiendas adjudicadas directamente al rey, también se conoce que ciertos grupos indígenas, situados en Lima, Huánuco y Trujillo pertenecieron al estado [...]". Teodoro Hampe, 1983: pág. 28).
Modos de producción en el Imperio de los Incas: Muy alegremente, sin haber evaluado la existencia o no de esclavos en el mundo andino, se han escrito sesgados ensayos a partir de modelos europeos, que hablan de modos de producción sostenidos por esclavos o siervos y otras ocurrencias embutidas en modelos europeos y asiáticos (Waldemar Espinoza -compilación- 1985)
Informe de visitadores: Es un grupo de funcionarios reales "oficiales reales" que hicieron el esfuerzo de entender la organización nativa, con el objeto de aprovecharla en la reorganización del sistema colonial, entre los que se hallaban: Garci Diez de San Miguel, Hernando de Santillan, Juan polo de Ondegardo, Ortiz de Zúniga, Francisco Falcón y Damián de la Bandera.
Personal estatal en el Tawantinsuyu: su selección y ascenso social, porcentaje de servidores. La recompensa que recibían del estado

Eusebio Manga Quispe
Investigador independiente
[email protected]

"Asimismo tomaba el Inga [...], de cada valle o provincia yanaconas, [...], y estos escogía de la mejor gente y los más hijos de curacas, y gente recia y de buena disposición [...], les hacía esemptos [exentos del poder] de los curacas [...], salvo [a cargo de] el gobernador del Inga [Toqrikuq], [...] y a estos hacía algunas veces curacas en sus provincias. Otros ponía en las casas de los señores muertos [panaka] [...]" (Hernando de Santillán, [1563] 1968: punto. 36: 114). Las marcas en negrita y la aclaración entre corchete nos corresponden.



Sumario
Aquí se tratará sobre el cuerpo de especialistas dentro de la administración del Tawantinsuyu que, como estado-político, prescindió del símbolo dinero; y la persona como individuo relegado a un segundo plano en beneficio de la solidaridad y la organización "comunal" (ayllus) para estructurar el "tejido social". El estado, para mantener lazos y vinculaciones con los gobernados (reinos y administraciones locales), contaba con un "cuerpo de servidores" especializados en distintas áreas, conformado por hijos e hijas de los propios señores gobernantes y los hijos de los líderes étnicos, los mismos que estaban exentos de pagar tributos en pechadas (en los terrenos del Estado), y estos dependían directamente de la autoridad estatal (Toqrikuq-Gobernador). En este ensayo, a su vez, emerge el porcentaje de servidores que el Estado aportaba a las administraciones locales y clarifica la recompensa individual y comunal que recibían estos especialistas, por la función que desempeñaban fuera de sus lugares de origen. También se vislumbra la movilidad social que ofrecía esta prístina civilización a sus componentes.

Palabras clave: Incas, Tawantinsuyu, Yanankuna kamayoq(servidores estatales), "esposas premio".

Abstract

Here we will deal with the body of specialists within the Tawantinsuyu administration which, as a political state, dispensed with the symbol of money; and the person as an individual was relegated to a secondary position for the benefit of the solidarity and the "communal" organization (ayllus) to structure the "social fabric". The state, to maintain ties and links with the ruled (kingdoms and local administrations), counted on a "servant corps" specialized in different areas, formed by the sons and daughters of the own ruling leaders and the children of the ethnic leaders, the same ones that were exempt of paying taxes in pechadas (in the lands of the State), and these depended directly on the state authority (Toqrikuq-Governor). In this essay, in turn, is revealed the percentage of servants that the State contributed to local administrations and is clarified the individual and communal reward received by these specialists, for the function they performed outside their places of origin. It is also envisaged the social mobility that this pristine civilization offered to its components.

Keywords: Incas, Tawantinsuyu, Yanankuna kamayoq (civil servants), "trophy wives".

INTRODUCCIÓN

La administración de una confederación compuesta por varias decenas de reinos (quitikuna), no dudamos, requería de un personal especializado y directamente dependiente del propio Estado-político. Un estado que había excluido el símbolo dinero y el mercantilismo en las relaciones entre las comunidades y en el momento de la invación (1532) estaba conformado por más de ochenta grupos étnicos (Rowe, [1946]:186-192). Donde algunos señores, por propia voluntad, habían decidido confederarse; los mismos que prefirieron mantener sus antiguos cargos de Qhapaq kurajka y otros, los más conspicuos, fueron asimilados como gobernadores. El "estado" estaba dividido en regiones (wamani), y estas posiblemente subdivididas aprovechando una división territorial anterior a la de los Incas que fue la marka, siendo este conjunto de espacios administrados siempre por dos autoridades llamadas toqrikuq (gobernador), como así sucedió en el reino del valle de Ichsma, los señoríos o los reinos de Chincha y los Lupacas estaban gobernados por dos Qhapaq Kurajka, que representaban a los conceptos simbólicos urin y janan. En casos donde supervivía la autoridad étnica o de reino, los gobernadores (toqrikuq-kuna) debían respeto a los Qhapaq Kurajka, según los informes del funcionario español Damián de la Bandera ([1557] 1904: pág. 496). Hecho que nos presenta que, en ocasiones, había superposición de autoridades.
No hay duda de que los cargos de alto rango fueron ocupados por parientes del Inga y por familiares de los dignatarios de los reinos étnicos y miembros comprometidos con llevar la filosofía que habían ideado para la formación del estado-político llamado Tawantinsuyu; los mismos que se vincularían con esposas que les comprometían con el proyecto estatal, sin contar las "esposas premio" por servicios prestados. Estaban también los regalos consistentes en: "El Inga pagaba [a] los tales caciques [autoridades]…y la paga era alguna ropa de su vestir ó algún vaso de oro ó plata, cuando le iban á ver, por vía de merced" (Bandera, ([1557]1904): pág. 506). Pero, el tema que nos ocupa en este trabajo es el de los especialistas con mando, o sea, los yanankuna kamayoq (Manga, 2015), que se trataba de un personal a cargo del estado y en directo trato con las administraciones locales (quiti [reino], sayas [parcialidades] y ayllus [comunidades]).
El papel que desempeñaban los servidores especialistas con mando en sus distintas áreas, bajo la dirección de los gobernadores o Toqrikuq y la tutela del Estado, estaba formado por un personal de vocación, de confianza y elegidos por su capacidad, unos actuaban como ayudantes en los rituales (personal eclesiástico) otros en el cuidado de las momias de los Ingas y en la dirección del cultivo de las tierras de la panaka (ayllu real), otros como especialistas en los cultivos monopolio, como la hoja de la coca. Y finalmente estaban los adheridos a las administraciones locales como técnicos especialistas cedidos por el propio estado-político, estos yanankuna kamayoq estaban formados por ambos sexos y eran hijos e hijas de señores, y se trataba de un personal que, previa selección, podían formar parte de este importante cuerpo civil, que entretejía el funcionamiento del estado-político del Tawantinsuyu. Personal que, por los apuntes que incluimos, tenía abierta la movilidad social, ya que podían llegar a ocupar los cargos de Kurajka (jefaturas de comunidad), Kuraka y otros cargos más importantes.
Una de las funciones más trascendentales de este cuerpo, aparte de su trabajo en las casas reales y en el área eclesiástico, era su papel como especialistas o kamayoq para entretejer los objetivos que un Estado-político tenia con sus gobernados, por una parte, el Estado recibía de los señores étnicos estos servidores y, por otra parte, cedía a otros grupos étnicos este mismo cuerpo "funcionarial". Esta aportación por parte del Estado estaba conformada por dos servidores por cada cien unidades familiares (2 por ciento). En los cálculos estadísticos nativos, los individuos o pureq (andantes) no se tomaban en cuenta para fines estadísticos, el individuo solo se contabilizaba formando parte de la unidad familiar o dentro de la comunidad.
Este valioso cuerpo formado por hijos/as de señores y de la propia nobleza, era un personal preparado, dispuesto a viajar por todo el territorio nacional como especialistas, ayudando en la organización de las distintas administraciones locales gobernadas por los qhapaq kurajka, los Jatun kurajka o los propios kurajka de los ayllus base de cien o menos unidades familiares, servidores que, como hemos indicado, actuaban en una proporción de dos por ciento, como ayudantes de la administración local, en su papel de ingenieros agrícolas, arquitectos, civiles etc. médicos, artistas, organizadores sociales, enseñantes y, en cualquier campo, sin depender administrativamente de sus jefaturas locales de base, sino de los gobernadores o Toqrikuq, quienes respondían al propio Inga de la suerte de este personal. Estas "ayudas" del Estado a los señores étnicos y jefaturas de comunidades, aparte de otros servicios (protección de los desvalidos), significarían la razón de ser de la existencia de un Estado-Político; y para los servidores, en todo caso, sería todo un privilegio formar parte de este cuerpo y representar al estado en la administración local, recibiendo por este servicio el respeto y trato muy considerado por parte de la comunidad. No obstante, surge la pregunta: ¿De qué modo premiaba el estado a estos "servidores" estatales? Bien sabemos que los premios, como el aumento de terrenos cultivables, eran en beneficio de la comunidad del premiado. Sin embargo, también estaban los premios personales, como llevar adornos: muñequeras, tobilleras de oro, una pluma en el gorro; y el premio más preciado fue merecer las "esposas premio" de mujeres cuidadas y criadas en los aqllawasi (casa de las escogidas) con una preparación exquisita en los quehaceres cotidianos y posiblemente en el arte del juego amatorio como se ha visto en el trabajo: "La insersión de los desprotegidos en el tejido social del Tawantinsuyu como cultivadores de las

hojas de la coca" (Manga, 2015a). Estas esposas fueron entregadas por las autoridades estatales a los servidores, como fueron los yanankuna kamayoq y las distintas variedades de "mitimaes". Por otra parte, no olvidemos que los tributos se cumplian por unidad familiar, por tanto, con un miembro más dentro de la unidad familiar el tributo se cumplía en menos tiempo, resultando más tiempo a disfrutar con la familia.

Los "invasores": un personal deseado por Atawallpa para ser incorporados como yanaconas"

El aislamiento de esta civilización la convertía en una sociedad ávida de nuevas tecnologías. Por tanto, no fueron ajenos a la llegada de los "extraños visitantes", inexplicablemente para el pensamiento andino, por una dirección inusual que fue el océano Pacífico, portando cuchillos y hachas que cortaban de un tajo un árbol, animales que eran capaces de llevar en lomos a un hombre o cargas pesadas (que no existía en el mundo andino), recipientes que dejaban ver el agua (vasos de cristal), sopladores que escupían fuego (arcabuces), cuchillos que cortaban con facilidad el cabello (tijeras), todas estas novedades no pasaron desapercibidas por los espías nativos "t'iras o kaumiwas", quienes informaban al Inga Atawallpa de todas estas novedades, antes de que este entrara en contacto directo con los autodenominados "cristianos" o enviados de una divinidad que entre alguno de sus nombres aparecía el inefable término Viracocha (Wiraqucha).
Así tenemos algunos apuntes sobre la consideración que Atawallpa pensaba darles a estos "visitantes" que el océano Pacífico había echado en sus costas. Para Atawallpa hubiera sido fácil destruir a los extraños, en los pasos de Tumbes a Cajamarca aprovechando las estrechas quebradas de los caminos de la sierra. Sin embargo, Atawallpa estaba enterado en todo momento de las nuevas gentes que habían entrado en el Tawantinsuyu. El Inga confiaba en su poder y posiblemente se fió de la promesa de ayuda que le habían ofrecido los invasores a los enviados de Atawallpa, en Tumbes, en su guerra contra Waskar, razón por la cual no tomó ninguna estrategia para detener a los extranjeros. Pero tenía especial interés en convertirlos en personal de confianza a su lado. Es por esta razón que los quería como sus "yanankuna" o "yanacona" (especialistas con algún conocimiento). ¡He aquí! el texto que recoge dicha posibilidad:

"Y teniendo [tuvo] por cierto que le sería muy fácil prenderlos para los tener por sus "siervos" (Cieza, [1553] 1984: Cap. LXXVII, pág. 302). La aclaración en corchete nos corresponde.

El término "siervos" en este caso actúa en su variante de "criado", como aparece en el diccionario etimológico de Joan Corominas, el significado de "criado" relacionado a "paje de servicios" en la península ibérica.

"Criado: del lat. Creare. 1097. Nutrir a un niño o un animal, "instruir, educar". 1064 Criado en el sentido de "hijo o discípulo", antes vasallo educado en casa de su señor, 1040. De donde [surge] "sirviente" (Joan Corominas, 1987).

En el mundo andino, el vocablo yanankuna, como hemos visto en otro artículo (Manga, 2015), tiene una connotación de dedicación vocacional y de prestigio, formado por especialistas o kamayoq bajo la dirección del propio Estado. Por tanto, estos posibles servidores extranjeros eran deseados bajo concepción andina. Al respecto, tenemos a Diego de Trujillo [1530-1571], soldado de a pie (sin caballo) que acompañó a Pizarro en la toma de Cajamarca y el viaje hacia la ciudad del Cusco, cuenta que el "orejón" (una autoridad nativa) que acompañaba a estos aventureros de Piura a Cajamarca, había informado a Atawallpa que él mismo, a una orden suya, les entregaría amarrados a todos. Y el Inga recomendó al pakucho (orejón) que tuviera mucho cuidado con:

"tres de ellos que eran el herrador [herrero], el barbero que hacía mozos a los hombres, a Hernando Sánchez Morrillo, que era gran volteador [domador]. Y como el Ynga nos conocía a todos, díjole esto" (Trujillo, [1530-1571] 1985: pág. 200).

Efectivamente, la importancia del barbero surge en el hecho de que parte de los "orejones", en concreto los pertenecientes a la zona janan, llevaban el pelo muy corto, por tanto, la tijera les resultaba un instrumento muy útil. Como lo recoge Garcilaso de la Vega.

"...viendo después la facilidad y suavidad del cortar de las tijeras, dijo un Inca a un condiscípulo nuestro del leer y escribir: Si los españoles, vuestros padres, no hubieran hecho más de traernos tijeras, [...], les hubiéramos dado cuanto oro y plata teníamos en nuestra tierra" (Garcilaso, [1609] 1963: L. 1ro. Cap. XXII, pág. 35).

La importancia de las tijeras y el prestigio de los recipientes que se transparentaban como el cristal fue una novedad para los andinos. La vigencia y gusto por estos productos todavía supervivió con posterioridad a Atawallpa, este hecho se observa en la relación que escribe Diego Rodríguez de Figueroa [1565], en su papel de mensajero del oidor Juan de Matienzo para entrevistarse con Titu Cusi Yupanqui (tercer Inga de Vilcabamba). Este mensajero muy bien cumple con la costumbre andina del kamachikuy (presentes para facilitar la relación), de modo que cada vez que recibía un mensajero del Inga, este siempre le enviaba algún regalo, entre los objetos más preciados le envió tijeras, cuchillos, jarro de cristal y como regalo final le llevó una espada (Rodríguez Figueroa, [1565] 1910: págs. 87– 116).
Desafortunadamente, el objeto de la invasión no fue aumentar conocimientos ni intercambiar tecnologías, los fines perseguidos eran otros y son bien conocidos. Ahora veamos la selección de estos servidores en el mundo Andino.

1) "Yanankuna kamayoq " (ensambladores de los mecanismos Institucionales del Estado-político): su procedencia y selección. Las posiblidades de una movilidad social en el Tawantinsuyu
a) Procedencia y selección de los yanankuna kamayoq (servidores estatales)

La ciudad del Cusco, como centro administrativo político y religioso, estaba conformada por cortesanos, políticos, cargos religiosos de alto rango y señores adheridos de otros "reinos" a la confederación, más los descendientes de las casas y heredades de los antiguos gobernantes Ingas que, a través de sus restos o momias, seguían ocupando sus viviendas y ejerciendo su poder, en su propia casa real. Toda esta élite requería de infinidad de personal básico dependiente del Estado. Entre los servidores de estas casas hallamos tanto a mujeres como a varones que estaban ubicados y residían muchos de ellos en los mejores lugares, climatológicamente hablando, de la zona del Cusco, nos referimos al valle de Yucay. Este valle de Yucay, en el siglo XVI y XVII, comprendía los actuales espacios geográficos de Pisaq, Calca, Urquillos, Huayllabamba, Yucay (actual) Huayoqari, Urubamba, Yanahuara, Ollantaytambo y Maras. El actual pueblo de Yucay era conocido con el nombre de Yucaypampa y el actual Urubamba como uru pampa (la zona de las arañas), donde se hallaba el Tambo de Yucay. Aparte de los servidores citados, estaba el otro cuerpo que cumplía el papel de expandir los mecanismos Institucionales de un Estado-político como especialistas con mando.
Nos referimos al personal llamado yanankuna kamayoq, identificado por los españoles con el genérico nombre de los "yanacona", este personal estaba conformado por la gente más política, lúcida o valiente que destacaba, y que procedía, en su mayor parte, de hijos e hijas de los líderes étnicos (apukuna) que, previa educación en el Cusco en los yachay wasi y las aqlla wasi, podían ocupar cargos importantes en la administración del Estado. Entre los informantes funcionarios que apuntan estas noticias están:
Damián de la Bandera [1557], un funcionario español que realizó una visita para una revisión de la tributación en los territorios de Huamanga (Ayacucho), en su informe relata la composición de una Pachaka (Ayllu o comuna reestructurada de cien familias) e informa sobre la forma como estaban socialmente divididos sus componentes y anota que se hallaban distribuidos en doce edades biológicas, cada edad con una función específica de trabajo o de descanso. A su vez, informa que estos grupos de población estaban segmentados en dos sectores que eran el urin y el janan. Y que los "yanankuna", servidores específicos, no estaban adscritos a las organizaciones base, sino que dependían directamente del Estado, por tanto, no se contabilizaban en el grupo gobernado por el Kurajka (jefes de unidades básicas de producción).
En definitiva, este personal específico estaba compuesto por mujeres y hombres, quienes estaban exentos de dar tributos en los pueblos que dejaban y dependían directamente del gobernador o toqrikuq. Al referirse a estos "servidores", Damián de la Bandera anota en primer lugar al personal femenino y dice que eran hijas de señores (apus) y que las había de distintas clases: unas para el culto al Sol y otras para el servicio de las wakas (adoratorios locales). Las que estaban al servicio del Sol eran las llamadas Intiq warmin (esposas del sol). Y las que estaban al servicio del Inga, hacían su ropa; a estas se les conocía con el nombre de "mamaconas" (mamakuna). Finalmente, anota otro grupo de mujeres a las que llama aqllas (las escogidas como privilegio), quienes hacían ropa para el Estado y eran procedentes del pueblo llano. En cuanto a los varones apunta lo siguiente:

"Más hizo el Inga, y aplicó para si yanaconas, los cuales hizo de la mejor gente, porque todos eran hijos de señores, los cuales eran exentos de los curacas, y solo tenía cuenta con ellos el gobernador del Inga [Toqrikuq], y las mujeres destos se llamaban mamaconas; estas hacían ropa por sí, y ellos entendían [¿los yanaconas?] en el beneficio de las chacras del Inga". "Sin estos [sin contar a estos], sacaba toda la gente que le parecía para mitimaes (sic)... que se señalaba para el Inga... y los hijos de los señores, en siendo grandes [¿experimentados, maduros?], luego se los llevaban á presentar al Inga, y también las hijas, y le servían en lo que les mandaba, y como le iban sirviendo, les mejoraba en oficios y los hacía visitadores y gobernadores é capitanes" (Damián de la Bandera, [1557] 1904: págs. 498-499). Las aclaraciones entre corchete y en negrita nos corresponden.

Es preciso destacar que dentro de estos servicios estaban también consideradas las mujeres. Sin embargo, el autor confunde a estos servidores con los mitimaes que son servicios de otra índole.
Otro autor que recoge noticias alrededor de la procedencia de estos servidores es Hernando de Santillán [1563], otro funcionario que, a petición de la Audiencia de Indias [1553] por una orden de Felipe II, recogió información sobre qué y cómo se pagaban los tributos en tiempos prehispánicos y dentro de estos informes recoge indirecta y marginalmente apuntes sobre estos servidores estatales y dice:

"Asimismo tomaba el Inga... de cada valle o provincia yanaconas... y estos escogía de la mejor gente y los más hijos de curacas, y gente recia y de buena disposición...les hacía esemptos [exentos del poder] de los curacas...salvo [a cargo de] el gobernador del Inga [Toqrikuq]...y a estos hacía algunas veces curacas en sus provincias. Otros ponía en las casas de los señores muertos [panaka] [...]" (Hernando de Santillán, [1563] 1968: punto. 36: 114). Las marcas en negrita y la aclaración entre corchete nos corresponden.

El mismo autor en otro punto agrega el siguiente texto:

"Tenía asimismo por reconocimiento y vasallaje que todos los hijos de señores [Apus], en siendo de edad, los llevaban a presentar al inga y le servían en lo que les mandaba; y destos venía despues a hacer capitanes y visitadores y otros cargos de su casa; y también los propios señores [Apus] estaban lo más del tiempo donde él estaba, para ver lo que les quería mandar" (Santillán, 1968, punto 37, pág. 114). Las marcas en negrita nos corresponden.

Y hallamos más apuntes sobre estos "anaconas" ("yanaconas"), que en tiempo de los Ingas eran:

"de la gente más principal y más política que había y mejores trabajadores; y así el inga muchas veces sacaba dellos para poner por curacas en muchas provincias, por ser hombres bastantes entendidos" (Santillán, [1563] 1968: Punto 83, pág. 132). El remarcado es nuestro.

Como se ha indicado, el objeto de estos informes no fue averiguar la procedencia de estos "servidores", sino saber quiénes tributaban y quiénes no en tiempo de los Ingas. Por tanto, los datos sobre la calidad y procedencia de estos "servidores" son noticias aleatorias a sus informes y, por lo mismo, no están contaminados de manipulaciones interesadas (como considerarlos en equivalencia de esclavos). No obstante, el autor toma postura sobre los abusos que sufrían los nativos y opina que las encomiendas (feudos de cuño andino) no debían ser a perpetuidad.
Estas referencias nos clarifican e informan que estos hijos de señores, previa educación en el Cusco (en el yachaywasi), estaban preparados para ocupar cargos de importancia como: gobernadores, visitadores, capitanes, kurajkas, altos cargos de la casa real.
En una visita realizada en 1549 en Guaura, el Kurajka llamado Diego, al preguntarle si tenía mitmaq en sus tierras, respondió que solo en Sayán poseía 5 indígenas con un principal. Y luego hace una declaración: de que no contribuían con hombres para los ejércitos del Inca por el hecho de ser yungas (costeños), o sea que al soberano cusqueño no le gustaba tener entre sus tropas a gente de guerra costeña por no confiar en ella. Sin embargo, si bien no contribuía con hombres de guerra, no dejaba de contribuir con yanacona, siendo algunos de ellos hijos de curacas. Igualmente tenían la obligación de remitir mujeres mamacona, según las indicaciones del mensajero real (Rostworowski 1978: págs. 136 a 138).
Ya en tiempo del coloniaje (principios del siglo XVII), el prestigio que tenían estos servidores se aprecia en la participación del corte de pelo de los "elegidos" (considerados como enviados de divinidades andinas, por algunas particularidades concretas en el momento de nacer), siguiendo las costumbres pre-hispánicas, asistían a dicho acto el Kurajka, otras autoridades y los parientes. En Lima, hallamos asistiendo a este acto a muchos, incluido unos personajes catalogados como los "collanan yanacuna" (distinguidos yanacona) (Tradiciones de Huarochiri [1608] 1987: 2do. Suplemento, pág. 521 de la traducción de Gerald Taylor). Este apunte hace traslucir el estatus de los "criados" de los españoles que ocupaban en la ciudad cargos de interpretes, escribanos, mayordonos, capataces, ayudantes del clero y que reemplazaban a las autoridades nativas de comunidad.
Podemos concluir que este personal estaba conformado por los más inteligentes, los más predispuestos y por hijos e hijas de los señores y autoridades regionales (de los ayllukuna y organizaciones mayores).
En este cuadro sintetizamos las distintas clases de servidores. En este trabajo vamos a priorizar a la clase de servidores de los grupos c) y d). Los demás grupos simplemente son anotados colateralmente.

Cuadro: síntesis de las clases de servidores estatales en el Tawantinsuyu

Clases de servidores
Motivación y procedencia
Ocupaciones
a) Servidores de las divinidades y semidivinidades locales: waka kamayoq, waka willka kamayoq, willaq uma.
Con requisitos: procedentes del pueblo llano en general, los los cargos de alto estatus estaba conformado por la parentela de los Incas.
Cuidar las divinidades en los adoratorios o Wakas ubicados en los seq'es [líneas]alrededor de la ciudad del Cusco y sus duplicados en los territorios regionales.
b) "Servidores" de la Casa Real de los Ingas: Los yanankuna
Por vocación y personal de confianza. Ubicados en zonas climatológicamente envidiables como el valle sagrado de los Incas. -Conformado por hijos e hijas de señores.
Cuidar la momia del Inga, la casa del Inga, cultivar las tierras de la panaka del Inga, servidores como coperos, encargados de vestuario etc.
c) Servidores estatales con mando y especialidad (yanankuna kamayoq). Una desprendida aportación de los señores étnicos.
Conformados por hijas e hijos de señores étnicos, escogidos por su capacidad e Inteligencia. Educados en los "yachaywasi" y en las "aqllawasi" en distintas especialidades. Con posibilidades de llegar a cargos de más relevancia (gobernadores, visitadores, militares con mando).
-Reciben premios individuales y el más preciado "esposas premio".
Son receptores del respeto de la comunidad. Recibir regalos individuales y "esposas premio"
Cumplen el papel de aunadores en un proyecto político pan-andino. Viajan por todos los territorios que conformaban la confederación. Fue una ayuda técnica a los reinos regionales en una proporción de 2 por ciento. Dirigen el cultivo de productos monopolio que el estado controla, como las hojas de la coca.
d) Una variedad de "mitimaes" los de frontera y acciones de ataque y defensa (guerra).

-Habíacuatro clases de mitimaes.
Conformados por los más jóvenes de cada comunidad (ayllu). De los mitimaes se entresacaba algunos especialistas kamayoq para cargos de mando medio. Por sus destacados servicios también recibían premios individuales y "esposas premio".
Cumplen su función fuera de sus comunidades o regiones. Estaban exentos de tributar como pecheros.
e) Cargos de alto rango: Las mamakuna y los yayakuna y las autoridades administrativas.
Servidores políticos motivados, en el deber de gobernar y llevar adelante la filosofía de la organización que habían ideado,


b) Movilidad social: De "mitimaes" a "yanankuna kamayoq". De "yanankuna kamayoq a capitantes, gobernadores, kurajkas, visitadores
En la organización del tejido social del Tawantinsuyu, hallamos dos grupos o cuerpos administrativos en constante movimiento por la geografía andina; estos fueron los "yanankuna" (grupo "c") y los "mitimaes", que no dependían de las autoridades locales y estaban exentos de tributar en sus comunidades de origen y de llegada (con pechadas en el trabajo de campo). Otra característica de estos cuerpos era su capacidad de movimiento por todo el territorio y su dependencia directa de los gobernadores. En los distintos informes, a estos dos cuerpos administrativos que solían hallarse cumpliendo sus funciones fuera de sus lugares de origen, se les halla nominados indistintamente como "yanaconas" o "mitimaes" sin tomar en cuenta que se trataba de dos cuerpos totalmente diferentes.
En el caso de los mitimaes, se supone, que estaban formados por los más fuertes, los más jóvenes, los más despiertos de la comunidad, sus viajes podían durar semanas enteras y sin la existencia de bestias de tiro, por tanto, de la rueda, con lo cual se requería buena fortaleza física. De entre estos grupos de mitimaes se elegía a algunos candidatos para prepararlos como yanankuna kamayoq (personas con mando y especialidad en tareas equivalentes a mandos medios).
Pedro Cieza de León, apunta esta posibilidad de selección de entre los "mitimaes" para formar parte de los especialistas o kamayoq de distintas áreas y dedicaciones.

"puestos los unos mitimaes, de los cuales sacaban muchos ["kamayoq"] para ovejeros y rabadanes de los ganados de los Incas y del Sol y otros para roperos y otros para plateros y otros para canteros y para labradores y para debujar y esculpir y hacer bultos...Y también mandaban... a sembrar maíz y criar la coca..." (Cieza, [1553] 1985, Cap. XXII, pág. 86). La aclaración entre corchetes nos corresponde.

Hallamos otro apunte donde etnias completas se convertían en especialistas kamayoq, en este caso, como plateros y olleros, como fue el caso de los costeños. Apuntes que se hallan en el anónimo s/f (juicio de límites entre Perú y Bolivia), y dice:

"Al ser la gente de la costa muy pacífica, los Ingas no les ocuparon en guerras y otras necesidades, a algunos les sacó para "mitimaes" [yanankuna kamayoq] y les puso en tierras y valles cálidos como plateros y olleros" (Anónimo s/f: 1906: 160). La aclaración en corchete nos corresponde.

El funcionario Hernando de Santillán, al igual que Cieza de León, atribuye indebidamente a los mitimaes la capacidad de especialistas en el cultivo de las hojas de la coca, trabajo que más bien correspondía a los "yanankuna o yanakuna especialistas" (Manga, 2015b).

"Allí hacía el inga las chácaras de coca, y para el beneficio dellas ponían mitimaes [sic], que llaman camayos, los cuales curaban y cogían la coca para el inga y para algunos señores en poca cantidad" (Hernando de Santillán, [1563] 1968: punto 105: 144). Las marcas en negrita nos corresponden.

Al haber sido destruida la administración central andina y sustituida por una medieval, los españoles a los mitimaes y a los yanankuna, sin apenas conocer las diferencias que tenían estos cuerpos, los consideraron como una sola unidad de servidores, los españoles a todos los que se hallaban fuera de sus comunidades base los obligaron a dedicarse al cultivo de las hojas de la coca, un producto popularizado por los españoles en calidad de "criados esclavos" (Manga 2014b).
John Murra en su artículo, apuntes sobre el "Control vertical de un máximo de pisos ecológicos…" (1975). En el apartado de las etnias pequeñas en la zona más alta del Marañón y del Huallaga, basándose en la visita realizada por Ortiz de Zúñiga, Iñigo [1562], habla de unos cocales, trabajados por mitimaes que estaban compartidos por distintas etnias (yaros, yachas), las mismas que estaban encomendadas a Antonio Garay, Rodrigo Tinoco, García Sánchez, donde este personal estaba considerado como mitimaes y, a la vez, calificados como "coca camayos" [calificativo kamayoq que no corresponde a mitimaes sino a especialistas yanankuna] (Ortiz, [1562] 1967: 301. En Murra, 1975: 69). La aclaración entre corchetes nos corresponde.
Pese a la consideración de estos dos cuerpos (yanacona y mitimaes), como uno solo, por parte de los españoles; se constata la posibilidad de un ascenso social de los "mitimaes" a yanankuna kamayoq. En el punto anterior (a) se ha visto que los Yanankuna Kamayoq podían llegar a cargos de alto estatus. dentro de la estructura andina.
En el punto siguiente trataremos la aportación (nombramiento) del Estado de estos cuerpos de especialistas en distintos campos, a las administraciones locales como ayuda en la función organizativa.

2) El Estado-político y su aportación de funcionarios a las administraciones locales que conformaban el Tawantinsuyu

No debemos confundir a los "yanankuna kamayoq" con los servidores de las casas reales en su función de: cuidadores de las momias del Inga, como servidores palaciegos (coperos), de cultivadores de las heredades del propio Inga (panaka), de los cultivadores de los productos monopolio (hojas coca). Los yanankuna kamayoq que el Estado-político aportaba a las unidades administrativas que conformaban el Tawantinsuyu, fue personal que estuvo al mando directo de los gobernadores o toqriku.
En referencia con este personal, el investigador John Murra, en su estudio acerca de los "yana", visto desde la periferia basándose en las visitas realizadas por Diez de San Miguel [1567] al reino (quiti) de los Lupaqa, que estaba fuera del control de los encomenderos y que se hallaba directamente administrada por oficiales representantes de la corona española, hace emerger que estos "servidores" que aún quedaban en este "reino", estaban al servicio de varias comunidades. El estudio lo complementa con otra visita realizada por Ortiz de Zúñiga [1562] en Huánuco, en este caso, los territorios estaban en manos de los encomenderos o señoríos de tipo feudal.
John Murra afirma, al referirse a la dedicación que daban estos servidores "yana", que no era exclusivamente a un señor en concreto, sino que se trataba de servicios a varias comunidades, por tanto, a distintos "señores". Finalmente halla otra característica que solo podía ocupar el cargo de "yana", el que valía para el oficio y dice el autor que aquí surge un comportamiento que equivalía a la elección de los líderes [kurajka] de las comunidades o ayllus.
Sin duda, el papel más importante que cumplieron estos servidores fue al servicio de las unidades territoriales adheridas al Tawantinsuyu, bajo el mando del gobernador o Toqrikuq, un cargo político que dependía directamente del poder central, que controlaba toda una región compuesta por cuarenta mil unidades familiares, llamada wamani o región, estos subdivididos en varias cabezas de zona y estos, a la vez, compuestos por dos variedades de sayas o parcialidades, catalogados como los urin y los janan y estos, a su vez, compuestos por varios ayllus. Sin embargo, surgen en algunos lugares, zonas geográficas denominadas con el nombre de marka. A nuestro modo de entender las "Marka" fueron probablemente una división terrritorial de procedencia pre-incaica, que en ocasiones se superponía a la división territorial utilizada por los Incas, quedando inmersos en las subdivisiones de los Wamanis (Departamentos). Los territorios "Marka" estarían formados por grupos humanos por intereses alimentarios, de amistad o fines comunes. La existencia de estos grupos marka dentro de los "reinos" o quitikuna autárquicos (pre-incaicos), se explica por lo separados que se hallaban por la abrupta topografía geográfica, lo que hace traslucir un primer intento de organismos mayores aglutinados por algún centro religioso. El término Marka procede de la palabra marq'a que significa abogar, abrazar aupando.
No dudamos que la existencia de este cuerpo "funcionarial" fue crucial en una organización social en constante ampliación territorial que, en menos de un siglo, llegó a ocupar unos territorios que actualmente corresponden a varias Repúblicas sudamericanas. Este valioso cuerpo, en el presente ensayo, se dilucida como una desprendida aportación de los señores étnicos que entregaban a sus propios hijos e hijas para que formaran parte de este cuerpo técnico. Un cuerpo de yanankuna kamayoq que actuaban como: técnicos agrícolas, agrónomos (chaqra kamayoq), médicos (janpiyoq), profesores (yachachiq), arquitectos (wasi kamayoq), abogados (marq'ayoq) maestros de obra, en el campo de las artes y la metalurgia, y otras técnicas de mando medio como la de orfebres, dibujantes, pastores, tejedores especializados. Todos ellos preparados en los yachaywasi -centro de estudios- (que los españoles utilizaron este local, en el caso del Cusco, como seminario y en la actualidad como un hotel), el personal egresado de estos centros con conocimientos específicos, sería muy solicitado por todas las autoridades étnicas y políticas de la administración Inga. En relación con estos servidores al servicio de las jefaturas de zona (ayllu, saya), hallamos sustanciosas noticias:
En la relación de Chincha de Cristóbal de Castro y Diego de Ortega y Morejón [1558] encontramos registros, donde todos los qhapaq kurajka (administradores de diez mil unidades familiares), que fueron las autoridades de los antiguos señoríos o "reinos" pre-incaicos, que posteriormente los más conspicuos fueron asimilados como gobernadores o toqrikuq. Estos servidores de región y los Jatun Kurajka (cargo dual) administradores de "saya" (parcialidad) compuestos por varios "ayllukuna" al mando de una Kurajka de base (que administraba a cien o menos unidades familiares), recibían como merced del Inga ayudantes, denominados por los españoles con el genérico nombre de "yanaconas". El calificativo de Jatun Kurajka no aparece en ningún documento, por tanto, al cargo que estaba por encima del Kurajka base, simplemente era indicado como un "principal", término que se utilizaba como un comodín por los españoles. Por nuestra parte proponemos para estos cargos, que supervisaban a varios ayllus vinculados a la saya del sector urin y al otro del sector janan, los calificativos de Jatun Kurajka (dos por cabeza de zona). El reino de los Lupaka estaba compuesto por siete cabezas de zona y por catorce sayas, siete por el sector de los janan y otros siete por los urin (Diez de San Miguel Garci ([1567] 1964: págs. 14 al 33).
El Licenciado Francisco Falcón [1583] es otro autor que también registra la entrega por parte del Inga de "oficiales kamayoq o "yanaconas", donde aparece el porcentaje de la aportación, a las autoridades de las jefaturas étnicas o Kurajkakuna. Esta noticia surge en su informe preparado para el concilio provincial. Aunque con respecto a la categoría de los cargos nativos no aporta nombres propios, pero sí apunta que hay diferencia entre los términos: "principales señores", "curacas" y "oficiales camayoc"; y dice, con respecto a los oficiales kamayoq, lo siguiente:

"Los indios oficiales camayoc [yanankuna] hacían las chacaras de sus principales y sus casas... Así mismo dio á todos los dichos señores criados que les sirviesen, conforme al número de los que cada uno tenia debaxo de sus mando, á razón de uno por ciento al huno [kurajka de 10.000 unidades familiares] y al curaca de Guaranga [1000 unidades familiares] y al de Pachaca, aunque á algunos daba más como premio de servicio, que le hacía, el cual dicho servicio de indios era exento del trabajo y servicio para el Inga" (Falcón, [1583]1867: pág. 469). Las aclaraciones en corchetes y negrita nos corresponden.

Cabe aclarar que el genérico término de "señores" en la organización administrativa nativa, recoge a los Kurajka de reino o quiti, a los kurajka de saya y a los kurajka de cien unidades familiares. Y las categorías que recogen número de gobernados, es otro "control" para las administraciones locales, estos "controladores probablemente dependían directamente de las autoridades de zona. Una región o wamani estaba compuesto de cuatro huno kamayoq, al mando de diez mil unidades familiares, el de mando de mil unidades familiares sería un waranqa kamayoq y el de mando de cien familias o menos, un pachaq kamayoq. Y pone explícitamente que estos servidores estarían exentos de trabajar en las tierras del estado (mal llamado por los españoles como las tierras del Inca).
La importancia del apunte de Falcón, pese a la confusión en la determinación de cargos, está en el porcentaje de ayudantes especialistas que concernía a cada ente territorial, tomando en cuenta el número de habitantes y está muy claro que se trataba de un personal especializado, un técnico para cada cien unidades familiares y, si sobrepasaba de este porcentaje, era potestad del Inga dar más especialistas como un hecho graciable.
La visita realizada al reino de los lupaqa (que los españoles cambiaron por provincia de Chucuito) por Garci Diez de San Miguel en el año 1567, para ver la posibilidad de aumentar los tributos a la corona española, tiene su particular importancia, debido a que este quiti (reino) quedó al margen de los repartos entre los "señores feudales" de cuño andino, y este dependía directamente de la corona como uno más de los otros reinos que tuvieron esta consideración. Esta situación particular la convirtió en una zona donde antiguas costumbres siguieron funcionando, aunque ya sin el control de las autoridades centrales del Tawantinsuyu como el Inga y la Quya (su esposa) y los gobernadores, pero parte del sistema administrativo local supervivió como testimonio de la organización antigua.
El reino de los Lupaqa estaba gobernado por dos señores: Qhari del sector janansaya y Kusi de la zona urinsaya. Estos dos señores (Qhapaq apukuna) como qhapaq kurajkakuna que eran, según la documentación citada y aportada por John Murra, se aprovechaban de tres clases de energía humana: de la comunidad (ayllu-kuna organizados también en dos clases de sayas), de los mitayoq (turnos para ciertos servicios y control vertical de pisos ecológicos) y un tercer grupo que se refería a los yana (yanankuna conformado por técnicos especialistas). El señor del sector janan recibió diez servidores "yana", cuya presencia databa desde tiempos anteriores al gobierno de los Ingas. Personal que se dedicaba exclusivamente al pastoreo y cuidado de la ganadería [ya en tiempo de los españoles]. Al preguntar sobre la procedencia de estos servidores, los nativos dijeron "el pueblo de Juli dio a sus antepasados de mucho tiempo a esta parte antes que el ynga gobernase esta tierra diez yndios de servicio" (Diez de San Miguel, 1964: pág. 21, en Murra, anexo en 1975: pág. 228). La aclaración en corchete nos corresponde.
John Murra, sumando el porcentaje de "servidores" ("yanankuna") que recibió el señor de la zona urinsaya (Kusi), concluye 40 servidores para 8.000 unidades familiares, el porcentaje calculado es: menos del uno por ciento. Si tenemos en cuenta que todo el reino tenía 20.000 unidades domésticas y las autoridades de reino contaban con un total de 107 servidores entre el sector janan y el urin, apenas sobrepasan el medio (1/2) por ciento. John Murra, suponiendo que también los de Pomata y Zepita pudieron haber aportado sus "servidores" y haciendo un cálculo magnánimo, supone que, tal vez, llegarían al 2 ó 3%, y se hace la interesante pregunta ¿Este porcentaje transforma cualquier sociedad en esclavista? (Murra, 1975: [1964], págs. 225-242). Por otra parte, cabe advertir que estos "servidores" yanankuna kamayoq venían de tiempos anteriores al gobierno de los Ingas.
John Murra, continúa con su análisis de las visitas de Huánuco donde estos servidores estaban encomendados en Chuchuyauri, el señor del asentamiento yacha, quien tenía a su cargo a cuatro "yanankuna" adjuntos a su casa y servían también al señor de Limachagua. Estos estaban exentos de pagar tributo a los españoles.

"Dice que servía al "cacique principal" guardando seis cabezas de ganado y de particulares que sumaban treinta y tres, no tenía otra función que guardar y arrear dicho ganado. Su mujer se ocupaba del cultivo de la chacra, y el "cacique" le proveía de maíz y papas y los otros yndios le hacen sus chacaras [del pastor]..." (Ortiz, [1562] 1972: pág. 108, en Murra: 237). La aclaración en corchete nos corresponde.

De otro yana dijeron que era chacarero y se hallaba en el valle de Ongoymaran, en un lugar de clima cálido, posiblemente cultivando coca (pág. 103). No debemos perder de vista que la toma de datos sobre estos servidores ya corresponde a cuando este personal estaba a cargo de los "caciques" nombrados por los españoles de acuerdo a los nuevos intereses de esta nueva civilización (que cumplen el papel de capataces). Por tanto, pese a la importancia de estos apuntes, estos son simples rezagos de una organización que iba más allá de unos servicios particulares a un señor.
John Murra, a la vista de estos y otros datos que no coinciden con la mayoría de los cronistas, quienes sostenían que estos servidores fueron arrancados de sus etnias de origen y perdían el contacto con su base territorial (o sea, una suerte de esclavos), afirma que no se sostiene que hubiera sido "hereditaria", si había un hijo que podía remplazar era tomado, siempre y cuando sirviera para la función, en caso contrario se terminaba, sino había remplazo alguno, y hay datos que apuntan que muchos volvían a sus lugares de origen. Al respecto un informe que corresponde a un nativo, llamado Willkakutipa, dice:

"cuando muere un indio destos entra en su lugar un hijo de los suyos y el mayor y si este no tiene abilidad para servir entra otro hijo por el y si el yndio de servicio no deja hijos no le dan de los ayllos ningun yndio que entre en su lugar sino que alli se acaua… [acaba]" (en Diez de San Miguel, [1567] 1964: 107. En Murra, 1975, como anexo 1964: 240). La aclaración en corchete nos corresponde.

En esta misma línea, especialidades ocupadas por habilidad no por herencia, aparecen en las informaciones que mandó recoger Francisco de Toledo [1570-72]. Estos testigos, en las declaraciones que dan en la ciudad del Cusco y en Yucay, informan sobre los cargos que desempeñaron sus antepasados, que se trataba de hijos de antiguos servidores de alto y medio rango que estaban al servicio del Estado. Entre estas noticias surge la aclaración de que si valían les daban otros cargos y si no servían se les exoneraba de los servicios que sus padres ocupaban. Solo apuntamos un ejemplo:

"Domingo Xuxso, natural de Chihuaco donde su padre fué mandón de diez indios; cargo que el testigo no heredó, por ser de poca habilidad" (Informe de los Quipukamayoq a Toledo, ([1570-72] 1882: págs. 218-9).

John Murra concluye que los servicios de estos "yanacona" no eran exclusivamente a un señor en concreto, sino que se trataba de servicios a la comunidad y, a su vez, servían a distintos "señores". Con respecto a la posible procedencia que podían haber tenido estos "yana", en este caso pastores, hace algunas conjeturas sin resultado, pero si las hubo, podrían haber sido prisioneros de guerra o p'iñas (esta posibilidad por nuestra parte, en un trabajo anterior, lo hemos discutido y desechado en Manga, 2014a). Este investigador concluye invitando a estudios donde se tenga en cuenta "que los privilegios en personajes de alto rango, sin dejar de ser privilegios, aparecen como parte de, y envueltos en, lazos de parentesco". La relación entre poder y lazos de parentesco sigue siendo tema primordial para los estudios de las civilizaciones andinas" (Murra, 1975: págs. 225 – 242).
Para terminar este importante tema, tenemos en el reino de los lupaqa noticias que corresponden a los "servidores kamayoq" ayudando a las jefaturas regionales, pero, esta vez, sucedidas en el mismo tiempo del gobierno de los Ingas.
Y así hallamos la inapreciable noticia que dice que los "señores o Qhapaq Kurajka, en tiempo de la confederación del Tawantinsuyu, a los Ingas no le daban ninguna tributación. El Inga, más bien entregaba productos como ropa, ganado y alimentos a los Qhapaq Kurajka, productos que se utilizaban para nutrir a los viajeros que se alojaban en los tambos [paradores] y, a su vez, daba por cada cien jefes de familia de sus administrados un yanankuna [1 por ciento] y por cada cien mujeres (jefes de familia) una mamakuna [1 por ciento], haciendo un total de 2%. Esta importante y crucial noticia surge en la respuesta que da el Apu Qhari del sector janansaya, de los datos que tenía anotado el kipukamayoq don Alonso Conane del reino de los lupaqa, que a la pregunta del visitador con relación a: ¿Qué tributos y servicios le daban los nativos a sus antepasados en tiempo de los Ingas. La respuesta fue:

"dijo que en tiempo del Ynga no daban los indios [componentes de la comunidad] ningún tributo [posiblemente se refiere en especies] a los caciques [a los Apu Qhapaq kurajkuna] sino que el ynga del tributo que todos los indios le daban [producto de los cultivos de las tierras del Estado por pechadas] hacía depósitos y de allí daba a los caciques lo que le parecía de manera que el cacique principal de la parcialidad de Anansaya de que éste que declara es cacique principal le daba el ynga cincuenta o sesenta piezas de ropa cada año y le daba doscientas o trescientas ovejas [llamas] cada año para que tuviese/cargo de dar de comer a los pasajeros que pasaban a la guerra [auqa mitmakuna] y otras cosas y que asimismo le daba para si y su casa..." y demás de los susodicho hacía dar el dicho ynga al cacique principal [jatun kurajka] de esta dicha parcialidad de Anansaya de cada cien indios tributarios de esta dicha provincia un indio y de cada cien indias una india para que sirviesen al dicho cacique en sus haciendas [en los territorios que administraban] y a los pasajeros les guisasen de comer y hiciesen chicha y les sirviesen en lo que hubiese menester y que esto lo sabe y entiende éste que declara porque se lo dijo así don Alonso Conane quipocamayo [quipukamayoq] que es ya difunto". (Garci Diez, [1567] 1964: f11v y f12v (págs. 22 y 23). Las aclaraciones entre corchete y en negrita son nuestras.


El texto precedente es sumamente interesante, recoge también la aportación de servidores que el estado proporcionaba a las administraciones locales, el texto al decir que no pagaban tributos al Inca, se refiere a que no entregaban especies como tributo, sin embargo, el tributo incario consistía en cultivar las tierras del estado, los mismos que se almacenaban cada 40 kilómetros. El hecho de que a cada cien jefes de familia varones y mujeres se les entregara un yanankuna kamayoq y una mamakuna estaría justificado de que las mujeres tributaban al estado, con independencia al tributo del marido, entregando una pieza completa de vestimenta al estado. La importancia de este cuerpo de "especialistas" es que sin ellos hubiera sido imposible administrar territorios de la envergadura del Tawantinsuyu, que aglutinaba nacionalidades de distintas lenguas e identidades propias y en constante ampliación territorial.
Estos servidores yanankuna, fueron asimilados a las jefaturas locales, en una proporción total de 2 por ciento y directamente dependientes del gobernador, esto manifiesta un Estado-político estructurado; y la pregunta obligada sería: ¿Y estos servidores que recibían a cambio de sus servicios? máxime tratándose de una sociedad que había excluido la utilización del símbolo acumulador de la riqueza que fue el dinero y los valores que acompañaban a esta clase de organizaciones. No pasemos por alto que muchos de estos "servidores" eran hijos de señores o los miembros más despiertos y preparados de la comunidad, personal que tenía que dejar sus comunidades base, sus paq'arinas [lugares de nacimiento como pueblo], sus dioses particulares y viajar por todo el territorio a pie. En el caso de los cargos de alto prestigio y estatus, podemos entender que se trataba de servidores políticos motivados, con el deber de gobernar y llevar adelante la filosofía de la organización que habían ideado, aunque a nuestro modo de interpretar con demasiada influencia de sus dioses (que fue la causa de su perdición). Volvemos a la pregunta ¿qué recompensa recibían los maestros especialistas o yanankuna kamayoq del Estado-político? La respuesta la tenemos en el siguiente punto.

3) Recompensa a los servidores estatales (Yanankuna Kamayoq) bajo concepción andina
Para los varones tenemos abundantes testimonios sobre los premios-recompensa que recibían los yanankuna kamayoq y los mitimaes, pero la pregunta sería: y las mujeres, ¿qué premios recibían? Desafortunadamente, apuntes sobre el premio para las mujeres no hallamos en ningún documento, por otra parte comprensible, debido a que los españoles no tenían en aquellos tiempos una consideración equitativa sobre el sexo femenino, si efectivamente tenían derecho a un "esposo premio" lo habrán ocultado celosamente. En el mundo andino el centro del yachaywasi (para varones) fue el equivalente a las aqllawasi, que estaba pensado solo para el sexo femenino, con respeto a estos centros tampoco hallamos muchas noticias.
Por nuestra parte creemos que estas servidoras estaban de algún modo relacionadas con la casa de las escogidas, donde aparte de las dedicadas a los dioses Sol, Luna y a la divinidad abstracta Kaylla Tiqsi Pachayachachi; según los apuntes de Murúa, había seis categorías de "escogidas" (Murúa, [1590-1616] 1987: 2do. Libro. Caps. XVII al XIX), este autor pone algunos nombres en runa simi, las mismas que, según otros autores, eran elegidas en sus lugares de origen por un funcionario llamado Apu panaka, un servidor de alto rango. En cuanto a las "escogidas" o elegidas (aqllakuna), al tratarse de una función de prestigio, era bien solicitado y un honor tener hijas en estos centros, por tanto, eran examinadas, previa consulta a las interesadas en la ciudad del Cusco (Jesuita anónimo, [1594] 1968: pág. 171). Yanqui Salkamaywa, hablando de Wayna Qhapaq, dice que trajo muchas mozas de los:

"Quitos, Quilacos, Quillaysincas, Chachapoyas, y Yungas, Guayllas Guancas, para doncellas de la Coya, y principalmente las acllas de Ticci/capac/ viracochan /pachayachachi, llamado yurac aclla, uayruc aclla, paco aclla y yana aclla... (Salkamaywa, [1613] 1968: pág. 302). La separación del largo término nativo nos corresponde.

Por su parte, Garcilaso de la Vega hace una interpretación sin utilizar terminología quechua sobre la categorización de estas "servidoras". Sin embargo, sí pone su particular comentario imbuido por el pensamiento occidental, diferenciando a unas que eran de sangre pura y las otras de sangre mezclada, a quienes llama bastardas, pero sus datos, no aportan gran cosa a la aclaración de estas servidoras (Garcilaso, [1609] 1963: L.IV, Caps. I al VII).
Si bien no hallamos apuntes sobre la recompensa que recibían las mujeres, por fortuna en el caso de los varones sí que hallamos las recompensas que conseguían del Estado.
En el mundo andino, el individualismo había sido excluido, la persona solo estaba registrada como parte de su comunidad, administrado por su Kurajka, quien respondía a los tributos estatales. Cuando un "individuo" destacaba en alguna acción social, militar o cualquier otro campo artístico o científico, como premio particular se le permitía llevar adornos de oro como brazaletes (ch'ipana) y como premio con repercusión comunal estaban la ampliación de más tierras cultivables a disfrutar por su comunidad. Por tanto, dicha persona tenía la admiración de su comunidad. Polo de Ondegardo dice al respecto:

"...muerto aquel a quien la merced se hacía, a los herederos perpetuamente y descendientes, también lo poseían en comunidad sin poderlo dividir ni enajenar por alguna vía, salvo que uno que representaba siempre la persona del ayllu o parcialidad lo tenía en su cabeza y todos gozaban del fruto..." (Polo, [1559-1571] 1990: Cap. VII, pág. 64). La aclaración en negrita nos corresponde.

No obstante, surge otra posibilidad de premio individual, esta recompensa está relacionada con el número de esposas a tener. Cabe advertir que en el mundo andino las mujeres igual que los varones tributaban al Estado y, como género, cada grupo tenía sus propios dioses, sus propias fiestas y, con toda probabilidad, tenían su propia responsabilidad dentro de la administración, un campo que todavía falta profundizar. Sin embargo, pese a la igualdad entre varones y mujeres, ellas tenían el valor añadido de ser consideradas como el bien más deseado por el hombre andino.

"...recibir una doncella destas de su mano, era tenido por favor singular; porque ninguna cosa estimaban tanto estos indios como tener muchas mujeres; los cuales, despues de la legitima, no podian tener otra sino por merced del rey..." (Cobo, ([1653] 1964): L. XII, cap. XXXIV, pág. 134).

En los distintos documentos que hablan sobre los matrimonios realizados por el toqrikuq (gobernador) o algún funcionario estatal [michuq o juez], aparecen dos colas, una de varones y otra de mujeres. Sin embargo, en los apuntes de Damián de la Bandera [1557] surgen dos clases de matrimonios [yananchakuy], uno con intervención de autoridades estatales y otro realizado en la propia comunidad a cargo del Kurajka de zona (autoridad local). Con respecto a la boda con dos colas, al parecer, estaba diseñada para los servidores estatales que estaban fuera de sus lugares de origen. Emparejamientos en los que se tenía en cuenta la sincretización de distintas áreas geográficas, como se aprecia en el siguiente texto.

El Texto dice: se "juntaban en un llano los hombres á quienes se había de dar estas mujeres acras ["aqllas": escogidas], que siempre se daban á criados del Inga y yanaconas que le servian; éstos, aunque tuviesen mujeres...que daba de los llanos para la sierra y de la sierra para los llanos..." (Damián de la Bandera, [1557] 1804: pág. 504).

El Texto siguiente habla de la procedencia social de algunas de las mujeres "aqlla":

"escogía las de mejor parescer, aunque fuesen hijas de indios pobres [sic], y poníanlas en otra casa que mandaba hacer, á las cuales llamaban acra, ["aqlla"] que quiere decir escogidas; dábales servicio y estaban en todo recogimiento, y hacían ropa para el Inga, y éstas estaban allí para casarse y desque eran para casarse, el inga las daba é repartía á sus criados [yanankuna] y á los que le servian en la guerra [auqa "mitimaes" componentes de los ayllus] y á otros que él quería hacer merced de alguna" (Damián de la Bandera, [1557] 1804: págs. 498-499). Las aclaraciones entre corchetes nos corresponden.

A las que quedaban fuera de las escogidas, dice: "Y las que déstas quedaban por desechadas, que se llamaban havasipas [jawasipas] que quiere decir mozas sin cuenta, éstas tenía cargo dellas el curaca y las hacía trabajar y las casaba en su tiempo sin licencia del Inga, y lo mesmo hacía á las viudas" (Damián de la Bandera, [1557] 1804: pág. Pág. 499).

Sintetizando estos datos de Damián de la Bandera, aunque en apariencia confusos, porque en ellos aparecen los términos: "mamaconas", "aqllakuna", "yanaconas", "criados" y "mitimaes". (págs. 498, 499 y 504). El autor no entiende del todo los conceptos de mamakuna y las aqllakuna, por otra parte, apunta dos cuerpos diferentes a los que él interpreta como los "criados", y a los "yanacona" los pone aparte. Pero también anota a los "mitimaes" recibiendo a esposas procedentes de las aqlla wasi.
Antes de comentar los matrimonios, tenemos que tener en cuenta las siguientes premisas: Las aqlla wasi (casa de las escogidas) fueron centros de preparación y educación de las mujeres, en ellas había varias clases de escogidas o elegidas [aqllakuna]. Estas casas estaban regentadas y administradas por las servidoras llamadas mamakuna, que educaban y preparaban a las distintas clases de aqllakuna. En estos mismos centros se hallaban las esposas étnicas del Inga que se denominaban las pallakuna. Las escogidas o aqllakuna para el servicio de las divinidades estaban separadas en otra área. El grupo de la aqllas casaderas era de varias categorías, unas que se casaban con los yanankuna kamayoq que destacaban en alguna acción, otras con los jefes étnicos, todas ellas eran primorosas tejedoras a las que se reconocía con el nombre de las ñust'as, integradas por hijas y nietas de los señores, de descendencia del Inga y señores de reinos, a las hijas de las Pallakuna (esposas étnicas), al parecer, se les llamaba Iñakas. Entre ellas había también las conformadas por gente común, las más bonitas y despiertas del pueblo llano. En el bando de los varones, suponemos que, aunque el autor no define la diferencia entre "criados" y "yanacona", el primer término (criados) se puede referir a los yanankuna kamayoq de nuestra nomenclatura, que eran servidores especialistas que actuaban ayudando a las jefaturas de zona. Y los "mitimaes" estarían conformados por los militares (auqakuna) que tenían la posibilidad de elevar su estatus a la condición de yanankuna kamayoq.
Con estos supuestos, no nos parece extraña la entrega a los yanankuna kamayoq, especialistas con mando y a los mitimaes de un regalo tan preciado como eran las "esposas premio", como aparece en el primer texto, aunque emparejar a estos especialistas con las mamakuna no nos parece verosímil, por tratarse estas señoras de rango superior. En el texto, a los yanankuna kamayoq el Inga daba esposas aqllakuna a los que se reconoce como "criados" que recogería a todos los grupos que se encontraban fuera de sus lugares de origen (compuesto por los yanankuna kamayoq y los mitimaes), en actos de servicios al Estado-político.
En la formación del Estado andino, como una gran familia, estos servidores recibían como recompensa a sus servicios, a su sacrificio fuera de su lugar de origen, nuevas esposas, aunque ya tuvieran otras, donde se tenía muy en cuenta la procedencia regional de estos y de estas, a las de la sierra se les juntaba con los de la costa, a las chicas de la costa con varones de la sierra, este hecho nos parece un esfuerzo por extender lazos de parentesco entre distintas regiones.
En relación con el texto que habla de los matrimonios (yananchakuy) dentro del propio ayllu, que se llevaban a cabo con la intervención solo del Kurajka, no requerían permiso del Inga, a estas jóvenes se las denominaba "jawasipas" que las define como mozas sin cuenta. Concretando, hallamos dos clases de bodas: una para los funcionarios, con intervención de la autoridad estatal, y otra dentro de la propia comunidad, para los componentes de la comunidad, realizada por las jefaturas de comunidad.
Con referencia a los premios que recibían estos "servidores", hallamos apuntes en Cieza de León [1553], Sarmiento de Gamboa [1562], en Waman Poma [1615] y en Murúa [1613].
Cieza de León anota que entre los premios que recibían los "mitimaes auqa" de frontera, que procedían de distintas naciones y se concentraban en determinados sitios, según su acción recibían como recompensa: brazaletes [chi'pana] de oro y plata, ropa, determinadas plumas y el regalo más preciado, una mujer.

"...y la paga que se les hacia era, en algunos tiempos, mandalles dar algunas ropas de lana y plumas o braceletes de oro y de plata a los que se mostraban mas valientes; y tambien les daban mujeres de las muchas que en cada provincia estaban guardadas en nombre del Inca; y como todas las mas eran hermosas, tenianlas y estimabanlas en mucho. Sin esto les daban otras cosas de poco valor, lo cual tenian cargo de proveer los gobernadores de las provincias, porque tenian mando y poder sobre los capitanes a quien estos mitimaes obedecian (Cieza de León, [1553] 1985: Cap. XXII, pág. 87). La aclaración en negrita nos corresponde.

Sarmiento Gamboa, un funcionario al servicio de la "guerra justa" planificada desde la metrópoli, tiene una interpretación siempre sesgada y aprovecha cualquier situación para presentar a los Ingas como autoritarios irracionales. Aunque debemos reconocer que sus apuntes, al haber contado con personajes que descendían de los Ingas, a la vista de otros documentos, sirven para ampliar pequeños detalles avalados por el "principio de autoridad". Así, al referirse al nombramiento por parte de Tupaq Inga (el padre de Wayna Qhapaq) de las autoridades locales, dice: "que ningún curaca mayor ni menor se tenía por seguro en el mando"

"Y a estos curacas daba de su mano criados, mujeres, chácaras, por cuenta y razón que, aunque eran curacas, no tenían licencia de tomar por su autoridad cosa ninguna, so pena de muerte, sin expresa licencia del inga". (Sarmiento, [1562] 1965: punto 52, pág. 257). La aclaración en negrita nos corresponde.

Waman Poma: "A estos oficiales [yanankuna kamayoq] en señal de la paga le daua el Ynga tres o quatro mugeres y chacras [sementera] y rropa y otras galanterías. Y eran libres ellos y sus mugeres (no dependían de los Kuraqka) y hijos y hijas de todo el rreyno. Y lo propio dauan a los capac apoconas [señores poderosos] y a los apoconas [señores grandes] y a los guamanin curacas [señor de una subdivisión territorial -Toqrikuq o Qhapaq Kurajka] y no auía otro más señores quéstos en el rreyno a qui[e]n obedecía y le seruía" (Waman Poma, [1615] 1987: pág. 342). La aclaración en negrita nos corresponde.

Waman Poma, en el tiempo de la horadación de orejas para poner los paku (rodetes de oro en las orejas) y la fiesta de los warachiku, donde los jóvenes realizaban el ritual de paso de la adolescencia a la juventud con ejercicios y enfrentamientos ritualizados entre los pertenecientes al sector urin y los catalogados como los janan, en esta misma fecha (solsticio de verano del hemisferio sur, que coincide con el mes de diciembre) se entregaban y nutrían de guapas mujeres para aumentar el número de la casa de las escogidas. Sin embargo, Waman Poma equivocadamente apunta el tiempo del warachico en el mes de noviembre, relacionando con el mes de los difuntos.

"...mandó el Ynga uecita y contar la gente de la uecita [visita] general deste rreyno y ensayar [enfrentamientos ritualizados] los capitanes y soldados a la guerra y rrepartir mugeres y cazallos. Y en este mes cubrían y alsauan paredes".
En este mes se becitaua ganados de la comunidad y de sapci [terrenos de las viudas, huerfanos, lisiados] y de indios particulares y de hinchir mugeres en los depócitos que llaman aclla uaci mugeres uírgenes, para que trauajen y sepan hilar, tejer rropa para el Ynga y de los demás señores". (Waman Poma, [1615] 1987:pág. 248)

Martín de Murúa habla de distintas clases de bodas en el Libro II en los capítulos XVI, XVII. Con referencia a las esposas que recibían los que se señalaban en guerra como premio, dice:

"cuando venían indios que en la guerra se señalaban, y habían estado en las fronteras y pasado trabajos en servicio del Ynga, daba comisión el Ynga al tocricus [Toqrikuq] apu [señor] de la provincia, que era como su teniente, que les diese mujeres las que él escogiese, y así iban todos los indios y sacaban las indias casaderas de los lugares y casas donde estaban recogidas" (Murúa, [1613] 1987: L.II. Cap. XVI, pág. 386).

"se ponían los indios enfrente de ellas y el tocricuc les mandaba que, por su orden, escogiesen la mujer que querían, prefiriendo luego los principales y que más hechos famosos tenían en la guerra, e íbanse a la que les parecía y tomábala de la mano y traíasela a su puesto, y poníala a las espaldas, y si quedaban algunos indios que no escogiesen mujeres, se les preguntaba la causa y respondían que por haberse juntado con alguna de las que había caído a otro en suerte y, averiguándolo, le tomaban a ella el consentimiento y se la daban, y al otro que escogiese otra..." (Murúa, [1613]1987: L.II. Cap. XVI). La aclaración en negrita nos corresponde.

Damos por terminado los premios a los servidores varones. Sin embargo, el caso de las mujeres servidoras, queda trunco, aunque sí que hallamos un curioso término que solo existía para las mujeres, que todavía se utiliza en la actualidad en la zona del Cusco y es el inkaiki, que se refiere a la amante de la mujer. Sin embargo, no hallamos un término equivalente para la amante del varón.
A modo de conclusión, no dudamos que el conocimiento de la nomenclatura que hemos hallado en este ensayo nos facilitará la reconstrucción de esta civilización, clarificando la explicación del tejido social, la divisiones administrativas, los mecanismos de la cohesión cultural, el pensamiento filosófico y la cosmovisión. De igual forma el runa simi, nombre antiguo que le dieron los Ingas a su lengua, también nos ha facilitado el conocimiento de los nombres que correspondían a las distintas autoridades locales y regionales como: qhapaq kurajka (antiguos señores étnicos o Apukuna), los gobernadores o Toqrikuq, los Jatun kurajka (jefaturas de sayakuna con varios ayllus cada una), los kurajka de base (jefatura de un ayllu o comunidad de cien unidades o menos).
Finalmente, podemos concluir que los servidores yanankuna kamayoq estaban constituidos por hijos e hijas de señores y de la gente común, de los más listos que, previa educación en los yachaywasi y las aqllawasi de la ciudad del Cusco, se formaban para intervenir en la administraciones de base (ayllu y saya) y otros de mayor envergadura en quehaceres más técnicos del sistema estatal. En el caso de los varones, el premio más deseado fue tener otra esposa cedida única y exclusivamente por el propio Estado. Finalmente se ha traslucido en el ascenso de algunos mitimaes (pueblo llano) a la categoría de yanankuna kamayoq (especialistas con mando) y de estos a ocupar cargos en la jefaturas regionales (Kurajkakuna de distintas categorías), llegando en ocasiones a gobernadores (Toqrikuq) kurajkas y capitanes, y posiblemente otros cargos de alto rango, categorizados como los Ingas de privilegio, hecho que puede considerarse como un camino de movilidad social.


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