Perseo ante Medusa. Imágenes de la lucha del héroe contra el monstruo.

July 25, 2017 | Autor: M. Movellán Luis | Categoría: Medusa, Iconografia, Perseo
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Descripción

Perseo ante Medusa. IMágenes de la lucha del héroe contra el Monstruo mireiA movellán luis Universidad Complutense de Madrid [email protected] Abstract Changes over time in the meaning and evolutions of the myth of Perseus and and iconographic sources. Key-Words: Perseus, Medusa, Gorgo, Iconography, Literature.

Píndaro, Nemea 10.41

El relato mítico sobre la vida y las aventuras de Perseo contiene, como otros mitos2, muchos de los elementos arquetípicos de los cuentos fantásticos: un héroe alejado de su familia llega a una tierra extraña donde su antagonista le obliga a partir en busca de un objeto mágico (a menudo custodiado por un monstruo, cuando no es el propio monstruo como en el caso que nos ocupa), al cual solo tendrá acceso tras salir airoso de diversas pruebas que encontrará en su camino. Lo que distingue unas narraciones de otras son, evidentemente, los detalles y características propias de cada una de ellas. En su caso, Perseo, hijo de Dánae y Zeus, es expulsado de su patria junto con su madre porque el abuelo, Acrisio, ha recibido un oráculo que le advierte de que morirá a manos del nieto. Llegados a Sérifos, son acogidos por el hermano del rey Polidectes, quien, al ver a Dánae, se enamora perdidamente de ella y durante un tiempo busca la manera de desembarazarse de Perseo para lograr alcanzarla. El propio Perseo le brindará la solución cuando, de un modo burlón, se ofrezca a ir a buscar 1 2

“Larga es la historia de Perseo con la Gorgona Medusa”. La trad. es mía. En este sentido, véase, por ejemplo, el estudio sobre Jasón de C. GArcíA GuAl, 1996, p. 115-120, o sobre Edipo, en 2012, p. 105-107.

A. Pérez-Jiménez (ed.), Realidad, fantasía, interpretación, funciones y pervivencia del mito griego. Estudios en honor del Profesor Carlos García Gual, Zaragoza: Pórtico, 2014, pp. 135-150.

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la cabeza de la Gorgona Medusa como quien promete la luna sabiendo que no se la van a pedir. Pero, en esta ocasión, Polidectes acepta el reto y Perseo se ve obligado a partir en busca del monstruo. Lo conseguirá gracias a la ayuda de Hermes y Atenea y tras visitar a las Grayas y las Ninfas, quienes le entregarán los objetos necesarios para la labor: unas sandalias aladas, la kíbisis (el zurrón en el que guardará la cabeza de la Gorgona) y el casco de Hades que hace invisible a su portador3. En efecto, de entre todos los episodios que componen la leyenda alrededor de que se enfrenta: Medusa, la Gorgona por antonomasia. Mucho se ha escrito ya sobre la intención de este ensayo, sino que lo es atender a la paralela evolución del héroe y del monstruo en las fuentes para tratar de establecer la relación entre ambos. Esto es, trataremos de mostrar cómo el cambio en la concepción del héroe a lo largo del literaria de la Gorgona. Para ello, lógicamente, empezaremos por los testimonios más antiguos. La imagen aparece en la Ilíada adornando la égida que porta Atenea (Il. 5.738-742) o el escudo de Agamenón (Il. 11.32-37) y como símil para designar al pavoroso brillo de los ojos de los caballos de Héctor (Il. 8.348-349). El mismísimo ante la posibilidad de que Perséfone lance contra él la cabeza de la Gorgona (Od. 11.633-635)4. Es en la Teogonía de Hesíodo donde aparece la más antigua mención a la muerte de Medusa. Y lo hace en forma de genealogía, como corresponde a la obra en cuestión: Forcis y Ceto, divinidades marinas, tienen entre su descendencia a las Grayas, Penfredo, Enío y las Gorgonas, cuyos nombres son Esteno, Euríale y Medusa. Solamente esta última es mortal y tras unirse a Poseidón quedará embarazada de dos criaturas que nacerán de su cuello cuando Perseo le corte la cabeza: Pegaso y Crisaor. Así lo cuenta Hesíodo (Th. 270-281):

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El relato completo más antiguo que conservamos, incluyendo los episodios posteriores a la muerte de Medusa, puede leerse en Apolodoro, II 4. Motivo que hará fortuna y encontraremos a la Gorgona, además de enfrentándose a Heracles en el Hades en Apolodoro, también en el inframundo de Virgilio, Dante o Milton. Incluso Rodin representa a Perseo y Medusa en

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.

No nos cuenta la razón por la que Perseo mata a Medusa y también falta el conocido de ella por ser mortal. Sin embargo, sí aparece en este pasaje hesiódico la ubicación de las Gorgonas en una región lejana, más allá del Océano, donde el sol se pone y se acumulan monstruos por doquier. Como ocurre a menudo con la geografía mítica de los límites del mundo, existe cierta confusión sobre la localización de las Gorgonas. Así, el mitógrafo Ferécides, aunque no está del todo claro en los fragmentos (fr. 11 Fowler), probablemente las situó también en el oeste. Sin embargo, Esquilo parece vacilar y, mientras en el Prometeo Encadenado (791-800) las ubica en el lejano este, de los fragmentos de Fórcides (TrGF III fr. 262) se intuye que la acción se desarrolla en Libia. En cualquier caso, a pesar de que en estos primeros ejemplos literarios parecen canónico de la muerte de Medusa, es evidente que los artistas los tenían ya muy presentes. Desde el siglo séptimo encontramos representaciones artísticas de la Gorgona en escudos o en el centro de la égida, como los descritos en la épica homérica, y también de su muerte a manos del héroe. De hecho, tres son los motivos más habitualmente representados: la decapitación de Medusa, la huida de Perseo de las dos hermanas restantes y Medusa con sus dos hijos6. En estas primeras representaciones, parece haber cierta vacilación en la iconografía, como en el bajorrelieve de un pithos cicládico en el que Medusa es representada con cuerpo de caballo (Louvre CA 795; 7

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6 7

“Ceto, por su parte, engendró con Forcis, a las Grayas, de hermosas mejillas, canosas desde su nacimiento, a las que ancianas llaman los dioses inmortales y los hombres que por la tierra caminan; a Penfredo, de hermoso peplo; a Enío, de azafranado manto, y a las Gorgonas, que habitan al otro lado del famoso Océano, en el límite de la noche, donde las Hespérides, de armoniosa voz, Esteno, Euríale y la desventurada Medusa. Esta era mortal, pero las otras inmortales y exentas de vejez las Perseo le cortó la cabeza surgieron el inmenso Crisaor y el caballo Pegaso”. Trad. de AdelAidA y mAríA ánGeles mArtín sánchez, Alianza, 1986. Algunos de los ejemplos más antiguos de los tres motivos se pueden encontrar en: Louvre CA 795, Eleusis Mus. 2630 y Louvre CA 2588. También la imagen que aparece en una gema de origen fenicio conservada en el British Museum (WA 103307) podría corresponder a una Gorgona centáurica.

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Fig. 1. Pithos beocio, detalle, (c. 670 a.n.e.). (CA 795) ©Musée du Louvre.

la Gorgona y que los artistas utilizan el de un animal como indicador de la monstruola elección de un cuerpo de caballo vincularía a Medusa con su amante Poseidón, dada su relación con estos animales, y con su propia descendencia8. En el mismo sentido, la conocida como Ánfora de Eleusis (Eleusis Mus. 2630) presenta a Medusa decapitada y a sus dos hermanas (persiguiendo a Perseo) con una cabeza semejante sexto, pero deja ya clara la frontalidad de la cara y la asociación con las serpientes. escenas de decapitación, se le representa mirando en sentido opuesto al monstruo9, acercándose con su espada y con la kíbisis, calzado con las sandalias aladas y con algún tipo de sombrero o tocado en la cabeza. A partir del siglo sexto encontramos ya establecida la iconografía de las Gorgonas, que aparecen con cuerpo de mujer y han 8 9

M. hirschberGer, 2000, p. 58, n. 20. De lo que se deduce que en la imaginería ya era evidente que mirar al monstruo suponía la muerte

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determinados rasgos animales, como la amplia boca abierta mostrando los dientes y unos pronunciados colmillos, con una gran lengua, e incluso barba10. Hay ciertas diferencias entre las representaciones de cuerpo entero, en las que sostienen un par de serpientes entre las manos o bien las llevan atadas a la cintura y las alas aparecen a su espalda11, y las de la cabeza aislada (motivo habitualmente denominado gorgoneion), donde las serpientes aparecen alrededor de esta, con las colas entrelazadas bajo la barbilla y las cabezas en la parte superior, entre el pelo, y en las que en algunas ocasiones las alas surgen de la cabeza.

Fig. 2. Olpe ático, atribuido al pintor de Amasis, detalle (550-530 a.n.e.). (B 471) ©The Trustees of the British Museum

A menudo se ha tratado de poner en relación el mito de la muerte de Medusa a manos de Perseo con elementos de otras culturas orientales. Uno de los argumentos esgrimidos en este sentido ha sido el instrumento que utiliza Perseo para cercenar la cabeza del monstruo, una espada curva denominada por Ferécides12, y que encontramos representada en el mundo oriental entre los hititas o como atributo del dios Marduk. Es el mismo tipo de espada, u hoz dentada, que utilizaba Crono para 10 11 12

Véase el Cf. por ejemplo, el acroterio de Medusa del Templo de Atenea en Siracusa (Museo Orsi) del siglo VI a.n.e. LIMC sub voce ‘Gorgona’, 271. También Esquilo en la tragedia perdida Fórcides parece que hablaba de una

TrGF III fr. 262).

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castrar a Urano (Th. 175) o que tenemos en las representaciones de la lucha entre Heracles y la Hidra13. Sin embargo, hay que notar que tanto en el bajorrelieve del pithos antes citado (Fig. 1), como en el olpe (Fig. 2), Perseo sostiene una espada no representaciones del enfrentamiento. En cuanto a la propia imaginería de la Gorgona, el dios egipcio Bes se caracteriza también por la frontalidad, algunos rasgos animales y una gran boca enseñando la lengua, aunque no se puede establecer ningún paralelo mítico entre este y Medusa. Asimismo, comparten parecidos atributos las representaciones de Humbaba, asesinado por Gilgamesh, con sus grandes dientes, la boca abierta e, incluso, el gesto de la rodilla hincada como señal de movimiento, así como otros babilónico y asirio, que quizá pudieran inspirar los modelos griegos. Por otra parte, también encontramos rasgos parecidos en culturas como la hindú, la china, la japonesa, la indonesia o la azteca, en las que están presentes monstruos o cabezas de monstruos similares al gorgoneion. La mayoría de estos ejemplos pueden ser explicados como latos míticos correspondientes no se asemejan entre las diversas culturas y no parece en la Gorgona griega, si bien no es totalmente desdeñable. En cualquier caso, parece 14

. Cuestión esta que vendría refrendada por aquellos primeros testimonios literarios griegos, en los que la Gorgona aparece siempre ligada a , lo que reforzaría su función apotropaica, teniendo en cuenta además que , en la lengua épica, además gorgoneion, en el centro de un escudo, o de la égida, serviría, sin duda, para poner en fuga a los atacantes, como parecen apoyar las descripciones antes citadas de la égida de Atenea (Il. 5.738-742):

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R. mArtín hernández, 2013, p. 161. Cf. M. hirschberGer, 2000, p. 58-59, R. mArtín hernández, 2013, p. 162 y, más ampliamente, S. R. Wilk, 2000, p. 55-85. S.R Wilk, además, postula la independencia de todas estas tradiciones bajo la premisa de que la cara hinchada y el rictus sonriente obedecería a la voluntad de representar la cabeza de un muerto en descomposición, quizá de enemigos decapitados o criminales ejecutados, motivo presente e independiente en cada una de las citadas culturas. [Atenea] “Sobre los hombros se echó la borlada égida, pavorosa, coronada en todo su contorno por el Espanto; sobre ella está la Disputa, el Coraje y el escalofriante Asalto, además de la cabeza de la

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Y del escudo de Agamenón (Il. 11.36-37): 16

. E, incluso, en el Escudo atribuido a Hesíodo (Sc. 36-37): 17

.

Es precisamente en esta descripción del escudo de Heracles, que tradicionalmente se ha transmitido bajo la autoría de Hesíodo, donde encontramos la primera referencia literaria a la persecución de Perseo por las dos hermanas de Medusa tras su asesinato, tema ampliamente representado por los artistas. Tanto es así que, en un estudio reciente, Kathryn Topper Source18 ha tratado de demostrar que en las imágenes del héroe matando a un monstruo y el de la doncella secuestrada, y que es esta confrontación de motivos lo que puede ayudarnos a entender la evolución de la representación tres estadios cronológicos de las representaciones de la Gorgona, todavía en uso hoy19, según la cual existiría un tipo arcaico, con una exageración de los rasgos más feroces, y un tipo de Gorgona bella, semejante a una hermosa doncella con la boca cerrada, sin colmillos y cuyo máximo exponente sería la Medusa Rondanini20. Topper Source ha mostrado que esta división no es tan hermética como parece y que se conjugan los motivos a lo largo de las épocas, de modo que la iconografía de la Gorgona debe entenderse en un contexto discursivo y no según una cronología dada. Esto es, no es lo mismo la función que se otorga al gorgoneion que la que se debe conferir a las escenas de Perseo decapitando a Medusa o huyendo de sus hermanas. En este sentido, dicha autora propone una lectura un tanto humorística del tema, por cuanto la risa tiene de conjuradora de los miedos. A partir de determinado momento, la iconografía muestra a Perseo atacando a una Medusa dormida y representada como una doncella femenina y deseable, que constituye el elemento débil de la pareja, lo cual convierte la victoria

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terrible y monstruosa Gorgona, espeluznante y horrible portento de Zeus, que porta la égida”. Trad. de ÓscAr mArtínez GArcíA, Alianza, 2010. Espanto”. Trad. Id. “Sobre las terribles cabezas de las Gorgonas daba vueltas un horrible Temor”. Trad. de AdelAidA y mAríA ánGeles mArtín sánchez, Alianza, 1986. K. toPPer source, 2007. Cf. LIMC sub voce Gorgona’. También usada, por ejemplo, por R. mArtín hernández, 2013. Glyptothek Munich 252.

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de Perseo en poco más que un triunfo irrisorio. Perspectiva que vendría refrendada, además, por la aparición de sátiros en algunas de las representaciones de la escena. Más aún, el héroe perseguido por las hermanas actuaría como una doncella perseguida por el monstruo, en una especie de mundo al revés (cuestión que podría ponerse en Si bien es aparentemente una interpretación atrevida, no hay que desdeñar el hecho de que la belleza, no menos que la monstruosidad, lleva en sí misma el poder de fascinar y que la belleza de la Gorgona parece ser un elemento de incongruencia en determinadas representaciones. Cosa que ya debieron advertir los propios autores antiuna variante sobre el tema según la cual Medusa fue decapitada a causa del enfado de Atenea porque aquella había tratado de rivalizar con ella en belleza. Sin duda es una reelaboración tardía del tema, que encontramos de manera parecida en Ovidio (Met. 4.798 y ss.), quien cuenta que Atenea castigó a Medusa con sus rasgos de monstruosidad por haber yacido con Poseidón en el templo de la propia diosa. En este sentido, al hablar de una hermosa Medusa, recuérdese que Píndaro (Pítica 12), al convertir la muerte de la Gorgona en un relato etiológico sobre imitación de los silbidos de las serpientes que acompañan a las Gorgonas, además de ). Si bien no hay que descartar que el epíteto sea simplemente una referencia a las abultadas mejillas con las que se solía representar o más lejos, en Teogonía (270) Hesíodo describe a las Grayas como . En todo caso, es Píndaro el primero en ofrecernos la descripción clásica de las Gorgonas con la cabellera de serpientes y de mir Pítica 10.46 y ss.): 21

.

Sin embargo, ya por esa misma época, en la transición del siglo VI al V, asistimos efectivamente a la transformación de la imagen de Medusa, especialmente en las escenas de su asesinato por parte de Perseo. En efecto, de repente Medusa empieza a aparecer dormida. En las primeras representaciones de este tipo, aunque todavía con la frontalidad que caracteriza su cabeza y con la boca abierta mostrando en ocasiones monstruosa22. Paralelamente, a mediados del siglo V comienza a aparecer ya no solo 21 22

“Mató a la Gorgona y vino con su brillante cabeza con rizos de serpientes, una muerte de piedra para los habitantes de la isla”. La trad. es mía.

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Fig. 3. Crátera ática, atribuida al pintor de la Villa Giulia (460-450 a.n.e.). (11010) Museo Arqueológico Nacional, Madrid. ©Alberto Rivas Rodriguez

como una bella doncella, sino incluso, en algunas representaciones, con la cabeza 23 , y solo sus alas, el vestido corto y la cabellera, también corta, distinguen a Medusa de cualquier otra doncella. Evidentemente, algo ha sucedido y el contexto ha cambiado. En este sentido, resulta relevante el análisis que Martina Hirschberger hace del tratamiento del mito en la Electra de Eurípides24. En el primer estásimo de la tragedia (vv. 452-469), inserto en el relato de la partida de los griegos hacia Troya, encontramos una descripción del escudo de Aquiles, el que llevó consigo desde Grecia a Troya, no el que le construyó más tarde Hefesto. En la base de este escudo está Perseo sosteniendo la cabeza de la Gorgona y ya no aparecen la hermanas persiguiéndole. Dado que gran parte de esta tragedia sucede en la granja del marido de Electra, un simple campesino, Hirschberger interpreta la descripción de las armas de Aquiles en este contexto como una referencia al pasado mundo heroico en términos de desheroización. En efecto, también la pareja Egisto-Clitemnestra se encuentra más cercana a personas contemporáneas que en Sófocles o Esquilo, e incluso el coro está formado por mujeres argivas amigas de Electra. Es más, el coro no ha visto el escudo, solo ha oído la descripción de alguien que venía de Troya, con lo que con 23 24

M. hirschberGer, 2000, p. 66 y ss.

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Fig. 4. Pelike ático, atribuido al pintor Polygnotos, detalle (450-440 a.n.e.). (45.11.1) © Metropolitan Museum, New York

y el escudo mismo, que es visto por las mujeres como algo asombroso y lejano.

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Mientras en las Coéforas de Esquilo (vv. 831-837) Perseo aparecía tan solo como el modelo para Orestes al matar a su madre y las Gorgonas como paralelo de las Erinias, en Eurípides subyace la referencia por toda la tragedia. Cuando Electra convence a Clitemnestra para que la visite mediante falsas excusas, la reina aprovecha la visita para esgrimir (vv. 1020 y ss.) las razones de su comportamiento, poniendo en primer lugar la les, el tema de aquel primer estásimo encadenándolo como primer eslabón en la sucesión despierta en Electra y Orestes un fuerte sentimiento de culpa que será resuelto por Eurípides mediante la aparición de los Dioscuros como dei ex machina. Estos recomendarán a Orestes partir hacia Atenas y refugiarse junto a Palas, quien defenderá a Orestes de las Erinias mediante su escudo con el gorgoneion (vv. 1255-1257): 25

.

Así, si la partida de Aquiles con su escudo, con Perseo sosteniendo la cabeza de Medusa, simbolizaba el comienzo, el mismo motivo, el gorgoneion, cerrará la historia de venganzas. Hirschberger argumenta, además, que la Electra de Eurípides pone en escena la ambigüedad existente entre el héroe y asesino, por un lado, y la asesina y víctima, por el otro (Orestes frente a Clitemnestra), al hacer explícitas las razones de Clitemnestra. Lo cual, en opinión de Hirschberger, se puede poner en relación con el mito de la muerte de Medusa, quien se está convirtiendo más en víctima inocente que en monstruo asesino, argumento que se ve reforzado mediante la asociación, hase puede comparar la aparición de una Medusa como víctima casi suplicante26 que sirve para infundir cierto halo de patetismo en las brutales escenas de la decapitación la divergencia entre la imagen pictórica de una mujer inofensiva y su descripción en tanto que el monstruo que una vez fue temible es ahora demasiado bello y débil yacente, las representaciones del acto de descabezamiento de Medusa prácticamente las de la persecución de Perseo por las otras dos Gorgonas. 25 26

“Ella las asustará e impedirá que te toquen con sus terribles serpientes, tendiendo sobre tu cabeza su escudo con la Gorgona”. Trad. de José luis cAlvo, Gredos, 2000. Cf. la Medusa de Bonn, Akad. Kunstmus. 1764.

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Sin embargo, la cabeza de la Gorgona, el gorgoneion, sigue conservando todos sus atributos, de modo que cuando se la representa sola muestra aún sus rasgos de frontalidad, fealdad y terror. De hecho, incluso cuando el gorgoneion se ha convertido ya en la cabeza de un doncella hermosa, siguen estando las serpientes a su alrededor. Y es que, en este tipo de representaciones, Medusa no debe perder sus atributos, pues su función continúa siendo la de conjurar el peligro y alejar el mal. Es ante Perseo que, ya en la tragedia Ion de Eurípides (vv. 987 y ss.), ni siquiera aparece Perseo, sino que es Atenea quien desempeña el papel de asesina de la Gorgona. Aunque implícitamente Perseo esté en el imaginario del espectador, es a Atenea a quien se atribuye el crimen. Y no es un cambio baladí. El episodio del Ion en el que aparece la mención a Medusa sirve para su sangre y parecería que, en la mente de Eurípides, asociar su muerte a Perseo (cuestión que conoce perfectamente, como había demostrado en la Electra) ya no surtiría el efecto deseado. Es decir, para que Medusa siga representando un poder monstruoso y letal, es preciso disociarla de Perseo. Lógicamente, Perseo no pierde nunca su posición en el mito; Apolonio (Arg. 4.1515) se referirá a él en su relato de la muerte de Mopso en Libia por la picadura de una serpiente nacida de las gotas de sangre que cayeron de la Gorgona cuando Perseo sobrevoló el país de vuelta de su aventura. Sin embargo, es patente el proceso de desheroización que sufre, hasta el punto de que Pausanias, en su descripción del ágora de Argos (II 21.5), ofrece un breve relato racionalista de la historia de Medusa, quien, según el autor, al enfrentarse a Perseo (y a sus tropas) fue muerta a traición por la noche ( ) y una vez muerta, Perseo, admirado por su belleza, le cortó la cabeza para que pudieran contemplarla todos los griegos. mo con el paso de los siglos. Las más antiguas representaciones de Jasón nos lo muestran enfrentándose directamente al dragón-serpiente guardián del vellocino de oro, incluso siendo regurgitado por este27 de Medea en la leyenda, la importancia de Jasón en la hazaña queda relegada y es Medea quien se encarga de adormecer al monstruo mediante hechizos. Jasón pierde entonces la mayor parte de su carácter heroico hasta convertirse en el héroe casi pusilánime del poema de Apolonio, en el que la mayor parte del protagonismo heroico recae sobre los compañeros de viaje y es gracias a Medea como se consigue el premio buscado28. Por su parte, Edipo también aparecía en algunas representaciones 29 . Ciertamente, no son muchos los ejemplos ico27 28 29

Cf. el vaso de principios del siglo V conservado en los Museos Vaticanos (16545), en el que, por cierto, aparece también Atenea con el gorgoneion en el centro de la égida. La evolución de Jasón la describió ya C. GArcíA GuAl, 1996, p. 159 y ss. Como en la imagen de un lecito del siglo V, British Museum BM E696.

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habitual la representación de un Edipo pensativo. Sin embargo, no podemos desdeñar la posibilidad de imaginar, si no un estadio arcaico de la leyenda en el que Edipo se enfrentara físicamente al monstruo, sí una tradición paralela que trató de darle ese sentido en algún momento, quizá por trazar una analogía con otros enfrentamientos violentos de héroes30. Por cuanto comparten su función apotropaica y suelen aparecer de forma conjunta en armaduras, como la que Aquiles recibe de su madre Tetis o la de la Atenea crisoelefantina del Partenón. tancia en la aparición de Medea como ayudante y en el de Edipo en la aparente sustitución de un enfrentamiento físico por uno dialéctico, en el caso de Perseo parece expresarse más en relación con el desarrollo que sufre el héroe (o la propia idea de héroe) que con establece entre asesino y víctima. Por sí misma, la cabeza de Medusa no pierde su poder que ha cambiado: se menoscaba la hazaña del héroe rebajando la ferocidad del monstruo al que se enfrenta hasta el punto de convertirlo en una joven dormida e indefensa31. Mención aparte merece el tema del espejo o del escudo-espejo que no hemos tratado hasta ahora y con el que concluiremos. El truco del empleo de un escudo en no se encuentra en la iconografía hasta el siglo cuarto en cerámica del sur de Italia (LIMC sub voce Perseus’ 69-73) y en la literatura no aparece hasta Ovidio (Met. 4.782). No es preciso extenderse aquí sobre la relación entre Medusa y el espejo pues la ha tratado ampliamente Jean-Pierre Vernant en diversos estudios32. No obstante, en relación con el argumento que venimos desarrollando, cabe poner de relieve aparición del espejo en las representaciones pictóricas. Probablemente, este motivo surge para dar razón de cómo pudo acertar Perseo a cortarle la cabeza sin mirarla directamente, cuestión que hasta entonces no parecía haber preocupado a los artis30

Cf. C. GArcíA GuAl

31

Mucho ha trabajo sobre la evolución de la idea heroica en el imaginario griego el prof. C. GArcíA GuAl (cf., entre otros, “La crisis del héroe”, en Las primeras novelas, Madrid, 2008, 83-93) y a sus trabajos y enseñanzas debo el argumento propuesto en este artículo, de cuyos errores soy la única responsable, por supuesto.

32

J.P. vernAnt, 2001. Y como resumen, J.P. vernAnt, “El espejo de Medusa”, en El individuo, la muerte y el amor en la antigua Grecia, Barcelona, 2001, pp. 113-124.

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tas. En efecto, resulta un tanto contradictorio que en las antiguas representaciones (pictóricas y literarias), cuando la Gorgona estaba despierta y atenta, no pareciera necesario buscar una explicación (más allá del hecho de que Atenea guiara la mano del héroe), mientras que justo en este momento, cuando Medusa se representa ya dormida, resulte necesario añadir este detalle. Es probable que la aparición de este nuevo elemento en apoyo de Perseo, junto con el casco de Hades y las sandalias aladas, tenga relación con el proceso de desheroización del personaje, que a medida que avanza el tiempo parece necesitar más ayuda para vencer al monstruo. Por otra parte, la inclusión del espejo, utensilio tradicionalmente asociado al ámbito femenino, en el exceso de belleza de Medusa es precisamente su perdición33 hasta el punto en que Heráclito, el mitógrafo, dice de la Gorgona que fue una cortesana muy hermosa y también, por ejemplo, Isidoro de Sevilla al llamarla meretrice. La Gorgona Medusa pervivió a lo largo de los siglos como la encarnación del Divina Comedia 9.34-63), o a la mujer terrenal, como en Petrarca del último poema del Canzoniere. Algunas veces rescatada en tanto que bellísima mujer como en Boccaccio o Christine de Pizan, pero casi siempre como ejemplo de la maldad del ser femenino. Se la siguió representando decapitada y sola, como en las pinturas de Caravaggio y Rubens, o en manos de Perseo, como en la famosa escultura de Cellini, y aparecía también como personaje secundario y temible en las numerosas óperas que ponen en escena la historia de amor entre Perseo y Andrómeda. Ya en el siglo diecinueve, en pleno auge del tópico de la femme fatale se recupera, junto con el simbolismo destructor y malvado atribuido a la cabellera de la mujer, en este caso cubierta de serpientes nada menos, la relación de Medusa con el espejo (quizá porque es en esta época cuando el espejo se convierte en objeto de consumo masivo). En efecto, la fascinación que parece que ya encontraron los antiguos por la belleza escondida en la monstruosidad, reaparece durante el Romanticismo y el Decadentismo asociado a la coquetería femenina, como en Dante Gabriel Rossetti, quien, en su Aspecta Medusa, asocia el mito de la Gorgona al ansia de la mujer por mirarse en el espejo y por conocer. A lo largo del siglo veinte, y hasta hoy, la imagen de la Gorgona sigue instalada en el imaginario popular como símbolo de la ira femenina y de la monstruosidad infernal a través de los diversos géneros literarios y artísticos34, en películas, cómics, 33 34

En relación con lo cual, no es casual que encontremos espejos con el gorgoneion en el centro, como el conservado en el Museo Nazionale Etrusco di Villa Giulia, 12985. Para un repaso de la recepción del mito, véase S. R. Wilk, 2000, p. 193-224.

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e incluso, como logotipo de una marca de moda como Versace. En este sentido, cabe notar que, como ha ocurrido con otros personajes míticos femeninos (como Medea, por ejemplo), paralelamente a la tradicional imagen negativa, se ha producido una apropiación por parte del imaginario femenino (y feminista) y una reasignación de dusa, en la banalidad del intento del héroe por vencer al monstruo, puesto que, inclulargo de este último siglo es que el monstruo no son los otros, sino que está dentro de todos nosotros y no queda más que aceptarlo. BIBlIografía FoWler, R. L., - Early Greek Mythography, vols. I y II, Oxford, 2000 y 2013. GArcíA GuAl, c., - Enigmático Edipo. Mito y tragedia, Madrid, 2012. - Mitos, viajes, héroes, Madrid, 20013 (1981). hirschberGer, M., - “Das Bild der Gorgo Medusa in der griechischen Literatur und Ikonographie”, Lexis, 18 (2000) 55–76. mArtín hernández, r., - “Medusa y las Gorgonas”, en Alberto bernAbé PAJAres, JorGe Pérez de tudelA velAsco (coord.), Seres híbridos en la mitología griega, Madrid, 2012, pp. 153-186. toPPer source, k., - “Perseus, the Maiden Medusa, and the Imagery of Abduction”: Hesperia, 76-1 (2007) 73-105. vernAnt, J-P., - La muerte en los ojos, Barcelona, 2001. Wilk, S.R., - Medusa. Solving the Mystery of the Gorgon, Oxford, 2000.

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