Pereira Sieso J.; Chapa Brunet T. y Mayoral Herrera V. 2007.- \"Las sociedades de la Edad del Hierro peninsular y su relación con los procesos de salud, enfermedad y muerte.\" VIII Congreso Nacional de Paleopatología. Cáceres 16-19 Noviembre 2005. Vol.I. 65-90.

June 5, 2017 | Autor: J. Pereira Sieso | Categoría: Paleopathology, Iron Age Iberian Peninsula (Archaeology), Protohistoric Iberian Peninsula
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Descripción

La Arqueología ha sido reconocida desde antiguo como una práctica esencialmente multidisciplinar. Las representaciones de las sociedades del pasado deben basarse necesariamente en la confluencia de muy distintos estudios que abordan áreas concretas de la actividad humana, de su relación con el medio ambiente y con otras sociedades, de su definición temporal y, cómo no, de la caracterización física de los propios individuos que componen los grupos analizados. En muchas ocasiones, sin embargo, se ha señalado que la confluencia de especialidades no ha dado lugar a una verdadera imbricación de la información, sino más bien a una yuxtaposición de la misma que no llega desarrollar todo el potencial que tendría una confluencia coordinada de los diferentes análisis del registro arqueológico. Un ejemplo de este caso puede ser el que presenta la relación entre la Paleopatología y la Prehistoria. Los estudios centrados en los restos antropológicos deben ser realizados por especialistas con una formación muy diferente a la que tienen los arqueólogos, y aunque el recurso a estos análisis es una necesidad no discutida, lo cierto es que es frecuente que los arqueólogos encarguen los estudios y luego los reciban sin que se establezcan pautas de comunicación sobre los objetivos y expectativas de la investigación, alcance de los resultados, o incluso datos sobre las características y las limitaciones del contexto en el que se han recogido las muestras en estudio. La pregunta " ¿Qué queréis saber? " que formula cualquier especialista cuando se le entrega un material, ha quedado mucha veces sin respuesta, esperando que sea aquél el que entregue un informe completo del que los arqueólogos puedan sacar las aplicaciones y conclusiones más significativas. De esta forma, sin un trabajo en común que cohesione y perfile tanto la metodología como el alcance de los resultados, se obtiene en general una lectura incompleta y, en ocasiones, incluso falseada, de los datos antropológicos. La convocatoria de este Congreso es una llamada explícita a la solución de esta problemática, al incidir en la importancia del contexto arqueológico en la caracterización de los estudios paleopatólogicos. El control de este contexto, ya sea de tipo cultural-definición de la sociedad en estudio, de sus formas de vida, de sus condicionantes geográficos y ambientales, etc.-o circunstancial – tipo de terreno en el que se han conservado los restos, alteraciones postdeposicionales, etc.-es crucial para la evaluación de los resultados y para la propia definición de la metodología de trabajo. La interacción, por tanto, es imprescindible, y obliga a ambas partes-arqueólogos y paleopatólogos-a una interacción que resulta mucho más exigente, pero también insoslayable, en el estudio de los protagonistas de nuestra investigación: los seres humanos del pasado. Una de las características de la Protohistoria de la Península Ibérica es la aceptación generalizada y excluyente de la cremación de los cadáveres como ritual básico en las ceremonias funerarias. Sólo en contextos funerarios coloniales de tipo fenicio, tartéssico o púnico se ha documentado la coexistencia de incineraciones e inhumaciones que es habitual en casi todo el resto del territorio europeo. La práctica de la cremación introduce una serie de limitaciones al estudio de los restos humanos, que a menudo ni siquiera han podido ser clasificados en función de sexo y edad (Chapa, 2000). Hasta la década de 1960 se suponía que los restos cremados quedaban tan deteriorados por la acción del fuego que no merecía la pena su estudio.
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