Pensamientos antiimperiaslistas en Latinoamerica

May 22, 2017 | Autor: Kmuxiitha Fariias | Categoría: ENSAYOS LITERARIOS
Share Embed


Descripción


República Bolivariana de Venezuela
Ministerio del Poder Poder Popular para la Educación Universitaria
Universidad Politécnica Territorial del Oeste de Sucre" Clodosbaldo Russián"
Núcleo Territorial Cariaco Estado-Sucre.







Pensamiento Político en América Latina y el Caribe.





PROFESOR : T.SU:
Acebedo Pedro Orozco Carmen. C.I:24.594.156.
Rodríguez Liuxer. C.I:24.593.770.
Rodríguez Ramón. C.I:23.535.758.
Núñez Dorianny. C.I:23.924.880.
PNF en Agroalimentación
Trayecto IV, Trimestre XI
Secc "U"



Cariaco, Marzo 2017.
Introducción.
El anti imperialismo es una posición política surgida a finales del siglo XIX que se caracteriza por una categórica oposición al imperialismo. El pensamiento antiimperialista está estrechamente vinculado al cuestionamiento de los mecanismos de dependencia neocolonial caracterizados por mecanismos de sujeción económicos y financieros, así como a los llamados procesos de liberación nacional.
Aún sin usar el término «imperialismo» o «antiimperialismo», el pensamiento antiimperialista tuvo sus primeras manifestaciones a finales del siglo XIX cuando, con el auge del comercio y las finanzas internacionales, quedó en evidencia que existían nuevos mecanismos de dominación que no implicaban necesariamente las clásicas conquistas de anexión imperiales.
Aunque las primeras protestas contra el colonialismo las realizó el utilitarista inglés Jeremy Bentham en su manifiesto colonias. La primera presencia de un pensamiento antiimperialista se registra en los Estados Unidos impulsado por el escritor Mark Twain.4 En 1898, Twain fundó la Liga Antiimperialista de los Estados Unidos, con sede en Boston, inicialmente para combatir la acción estadounidense en la Guerra de Cuba, permaneciendo hasta 1921. Twain escribió:
El cubano José Martí puede considerarse como el primer formulador de un pensamiento antiimperialista en América Latina, en gran medida porque la lucha por la independencia de Cuba del colonialismo español coincidió con el ascenso de las nuevas formas de dominación que comenzaba a desarrollar Estados Unidos, relacionando desde su mismo origen antiimperialismo con el sentimiento antinorteamericano. Subrayando la idea de «nuestra América» para oponerla a la América anglosajona, Martí sostuvo que «los pueblos de América son más libres y prósperos a medida que más se apartan de los Estados Unidos».
En 1902 apareció el libro de John A. Hobson Imperialismo: un estudio y en 1916, Lenin escribió su célebre obra El imperialismo, etapa superior del capitalismo, que difundió en todo el mundo la noción.
Sin embargo existe una diferencia profunda entre la noción de «imperialismo» tal como resulta de los análisis de Hobson y Lenin, del «antiimperialismo» como posición política. La idea de «antiimperialismo» pone el acento en la llamada «cuestión nacional» y en la necesidad de garantizar a los pueblos la posibilidad de desarrollarse autónomamente a través de su derecho a la autodeterminación.




Socialismo Utópico: Abreu e Lima.
Abreu e Lima salió de Brasil en 1818, tras la ejecución de su padre José Ignacio Ribeiro de Abreu Lima, un ex sacerdote que dejó la sotana para casarse, conocido como Padre Roma, debido a que fue ordenado en Roma por el cardenal Chiaramonti, futuro papa Pío VII. Fue condenado en 1817 por su participación en la Revolución Pernambucana. Como en aquellos tiempos, las penas por los delitos políticos, considerados de "lesa majestad", afectaban también a los hijos, al joven José Ignacio se le truncó cualquier posibilidad de proseguir la carrera militar, que acababa de iniciar. Abreu e Lima huyó a Estados Unidos desde donde viajó a La Guaira para incorporarse al ejército de Bolívar, como capitán.
Fue redactor del periódico del Ejército Libertador, Correo del Orinoco y participó de las campañas y batallas decisivas de la lucha de liberación de Venezuela y Colombia: campaña del Apure, marcha por el páramo de Pisba, batallas del Pantano de Vargas (25 de julio de 1819), Boyacá (7 de agosto de 1819), Carabobo (24 de junio de 1821), y batalla naval del Lago de Maracaibo (1823). Según el Historiador Eloy Reverón, fue orador fiscal de la logia presidida por el general José Antonio Páez, pero la vida de esta logia masónica de Valencia fue breve, al parecer debido a algunas disputas entre los hermanos. Abreu de Lima no aparece más que en ese documento de solicitud de Carta Patente. Se involucró en la política colombiana apoyando al partido bolivariano y la continuidad de la unidad de Venezuela, Nueva Granada, Panamá y Ecuador. Combatió en la batalla del Portete de Tarqui (27 de febrero de 1829) al lado de Antonio José de Sucre. En 1830 organizó el periódico La Torre de Babel para defender las ideas bolivarianas y al desintegrarse la Gran Colombia acompañó a Bolívar a su refugio en Santa Marta.
Liberado en junio de 1850, se dedicó a escribir, divulgando ideas inspiradas en Charles Fourier y el socialismo utópico francés. Publicó, entre otros, los libros "Compêndio de História do Brasil" (1843), A Cartilha do Povo (1849) y "O Socialismo" (1855). También colaboró en varios periódicos pernambucanos, entre los cuales estuvieron el Diário de Pernambuco y Diário Novo. Además en 1853 fundó un consultorio hemeopático para atender gratuitamente a los pobres.
Debido a su defensa de la libertad de culto y "por ser masón", el obispo Dom Francisco Cardoso Aires prohibió enterrarlo en el Cementerio Santo Amaro de Recife, siendo el General Abreu y Lima sepultado en el Cementerio de los Ingleses. Abreu y Lima es considerado uno de los héroes de la independencia de Venezuela y en Brasil se han bautizado con su apellido una refinería de petróleo y un municipio, ambos en Pernambuco.
El Socialismo Utópico surgió ante la situación desesperada que se encontraba la clase trabajadora o proletaria durante el periodo de la Revolución Industrial, los pensadores de la época buscaron un modelo económico diferente, un sistema más justo donde no hubiese tanta desigualdad social. Ellos - llamados Socialistas Utópicos - creían que la producción capitalista que tuvo inicio con la propiedad privada y la explotación de los trabajadores, no tenía como distribuir la riqueza producida. Con este enfoque de la economía propusieron cambios profundos. Fue dado el nombre de Socialismo Utópico a la teoría de los principales pensadores del sistema económico socialista. Ellos desarrollaron sus ideas sugiriendo cambios radicales, dando énfasis a un sociedad más justa, fraterna y con igualdad social, aunque teóricamente ellos no supieron cómo llegar a su objetivo de una forma asequible, más dejaron un análisis crítico de toda la evolución de la economía capitalista Los Socialistas Utópicos: Socialistas, porque sus ideas, por cuanto criticaban las injusticias y las condiciones de explotación en la sociedad capitalista del siglo XIX, trazaron posiciones económicas y políticas que apuntaban al fin de la explotación del hombre por el hombre. Utópicos, en el sentido que vislumbraban un orden social ideal, no realizable en las condiciones concretas en que Vivían.
El socialismo, es una obra escrita por José Ignacio de Abreu e Lima (Brasil, 1794-1869), en tres momentos de su itinerario habitual, 1852,1854 y 1855, período que abraca la paz y la guerra en Europa. Durante este lapso desarrollo su hipótesis general de trabajo: existe una ley providencial que rige los destinos humanos desde el principio hasta el fin. El núcleo central de su reflexión es que el género humano está destinado a conformar una sola e inmensa familia. Esta tendencia determina el comportamiento de cada uno de los fenómenos sociales, en ello consiste el socialismo.
"El socialismo no es una ciencia, ni una doctrina, ni una religión, ni una secta, ni un sistema, ni un principio, ni una idea: es más que todo eso, porque es un designio de la Providencia". Abreu e Lima presenta una visión elaborada de los socialismos modernos: concibe la propiedad, la industria y la familia como medios concomitantes en el advenimiento de nuevas instituciones que desarrollen una profunda y auténtica vocación moral, y que además, permitan la generación de formas sociales que tiendan al progreso y al alcance de la civilización. El mejor gobierno no es el monárquico ni el republicano ni el autocrático ni el democrático, sino aquel que hiciera la felicidad, la grandeza, la riqueza y el bienestar del pueblo. Esta tendencia no se da desde el conflicto sino desde la asociación de género humano. Abreu e Lima vincula la idea de sociedad con el socialismo, lo cual permite tener una visión de los socialistas como pensadores y hombres de acción insertos en la modernidad: Saint- Simón, Charles Fourier y Robert Owen, entre otros. Uno de los aportes más interesantes de su pensamiento es el de las afinidades que existen entre la solidaridad cristiana y la socialista.
Ideario anti-imperialista de Bolívar y Martí
El pensamiento ético – pedagógico latinoamericano tiene un alcance universal y una gran riqueza ideológica que se materializa en importantes pensadores, cuya trascendencia no sería posible esbozar al margen del escenario histórico cultural en que se han desarrollado nuestras naciones. Síntesis de ese pensamiento son precisamente, Simón Bolívar y José Martí, los cuales legitiman la expresión más alta y acabada del antiimperialismo, el latinoamericanismo, la dignifcación social, el patriotismo y la independencia nacional, valores éstos que están en la esencia misma de los proyectos de liberación de ambos pensadores y que conforman el corpus ético que fundamentan la educación cívica ciudadana y que hoy día se levantan frente a las pretensiones dominadoras de los centros de poder.
Bolívar y Martí tienen dentro de sus aspiraciones fundamentales el logro de una patria nueva, no sólo por su riqueza material, sino por la grandeza del alma y del razonamiento de sus hombres. En la realización de este anhelo los valores morales se configuran como la fuerza propulsora hacia la perfección humana. De ahí su marcada connotación humanista y dignificadora que promueven la reflexión del presente trabajo, cuyo propósito es develar la convergencia y vigencia de las ideas de ambos pensadores en el contexto de la mundialización.
La ética Martiana y Bolivariana constituye la base fundamental de la educación y la ideología, ambas encaminadas a transformar la realidad social existente en función de un orden político consecuente y representativo del poder de todos.
Simón Bolívar (1783-1830) fue un hombre de pueblo que dedicó su vida a la lucha por la independencia latinoamericana. Fue un hombre que supo advertir las necesidades y urgencia s del Continente y sus naciones y en consecuencia supo definir los objetivos de la lucha emancipadora hispanoamericana y se entregó consecuentemente al logro de ese objetivo, a partir de una visión crítica de los gobiernos y formas de gobiernos.
Resulta difícil esbozar el pensamiento ético – pedagógico de Bolívar sin hacer referencia a su concepción de independencia e integración, pues en su visión revolucionaria lo uno está estrechamente vinculada a lo otro formando una unidad en la práctica social que lo guiara en todas sus acciones. La ética siempre estuvo asociada a la independencia constituyendo el objetivo principal de su vida expresado en valores morales como el respeto, el patriotismo, la dignidad, el honor, la honradez que se configuran en un ideal educativo tendiente a la libertad social y personal.
Si bien en Simón Bolívar podemos encontrar un pensamiento ético consagrado en la aspiración de la indecencia y la libertad continental, no es éste precisamente un sistema de normas y principios coherentemente fundamentado y articulado es sencillamente un torrente de ideas que van emanando en sus escritos y discurso y que fueron madurando en su vida cotidiana dejando para la posteridad lecciones morales concretas que lo ha inmortalizado para siempre.
La riqueza teórica adquirida por Bolívar, a través de su Maestreo Simón Rodríguez tiene sus antecedentes en las ideas del Ilusionismo, el empirismo y el enciclopedismo y especialmente del legado pedagógico de John Locke (1632 – 1704) y Jean Jacques Rousseau (1712- 1778), de este consultó el Emilio, el Contrato Social, La Declaración de derechos del hombre y el Ciudadano, los cuales de una forma u otra influyeron en su conciencia independentista cuya esencia tendía a subvertir el régimen colonial.
El cultivo Bolivariano de la idea de la libertad e independencia estuvo muy vinculado a la educación y la cultura, ambas muy deterioradas en los pueblos latinoamericanos y de lo cual da fe en el Discurso de Angostura, el 15 de Febrero de 1819:
"Uncido el Pueblo Americano al triple yugo de la ignorancia, de la tiranía, y del vicio, no hemos podido adquirir, ni saber, ni poder, ni virtud. Discípulos de tan perniciosos maestros, las lecciones que hemos recibido, y los ejemplos que hemos estudiados, son los más destructores. Por el engaño se nos ha dominado más que por la fuerza y por el vicio se nos ha degradado más bien que por la superstición".
La herencia legada por el colonialismo a nuestras naciones ha sido generalizada durante años privando a los hombres de todo el continente no sólo a la educación espiritual de sus derechos y deberes esenciales, sino también a muchos de estos a vivir con cierta impotencia ante tales realidades y eso es precisamente el resultado de la estrecha visión de los gobiernos americanos que se han conformado con servir a los colonizadores y no a servir a los pueblos. Por eso Bolívar al analizar la realidad social latinoamericana consideraba a la educación como una necesidad para el ejercicio de la vida pública vista en dos direcciones, la primera, en la educación que ha de tener el gobernante para orientar los destinos de su nación y la segunda, en la visión que ha de tener el gobierno para potenciar en los ciudadanos una vida con templanza, sabiduría, y valores morales legítimos. Esta idea la esboza en el Discurso de Bogotá en enero de 1815 al referir:
"(…) la sabiduría, el valor y la templanza producen en el alma un orden y una armonía en sus funciones, que Platón llama justicia interior .La justicia exterior es solo la realización de un orden análogo en la sociedad. El hombre más justo en sí mismo es también el más justo en sus relaciones con los demás. La justicia lleva en sí la beneficencia. Hay que hacer bien a todos los hombres; no hay que hacer daño a nadie. No se debe volver injusticia por injusticia. ( La justicia es la reina de la virtudes republicanas y con ella se sostienen la igualdad y la libertad".
Aquí se hace explícita la concepción de justicia que se articula en la trilogía Roussoniana Igualdad, Libertad y Fraternidad, la cual fue acogida y defendida en su lucha por la emancipación social.
Bolívar consideraba la justicia como la virtud esencial, siendo ésta el establecimiento de un nuevo orden que ha de tener en su base el reconocimiento de la igualdad de derechos de todos los seres humanos, la oportunidad y la condición externa para una buena vida.
El logro de la justicia a costa de sacrificio personal es la más elevada virtud que Bolívar tuvo como revolucionario entregado a una causa que lo acompaño en su vida y sus concepciones alumbrado por el sentido de entrega a la patria y a los ideales más legítimos que haya defendido.
El ideal que lo consagró por siempre a la vida sacrificada y entregada a la causa de la liberta está refrendado en su epistolario y que se materializa en ideas muy profundas en torno a la moral y al sacrifico. En relación con éste último aseveró:
"(…) no es para mí un sacrificio, es para mi corazón un triunfo. El que lo abandona todo por ser útil a su patria, no pierde nada, y gana cuanto le consagra".
Asimismo se refirió a la utilidad fortuna en la Carta a Pedro Briceño Méndez, "La fortuna no debe luchar vencedora contra quienes la muerte no intimida; y la vida no tiene precio sino en tanto que es gloriosa".
La conformación de un corpus moral sistematizado no estaba en el centro de la actividad del libertador, pues para entonces tenía otras urgencias y más que con la teoría estaba comprometido con la transformación de la vida y de los hombres y mujeres del continente. Sin embargo, al tiempo que se consagró en la actividad revolucionaria planteó en varios de sus escritos su concepción ético – moral y como debía ésta regir la vida de los ciudadanos y el gobierno.
La moral bolivariana se articula de manera natural con sus aspiraciones de bienestar social y libertad moral. De sus sentencias más diáfanas en relación con la Ideal moral figura: "Nada sino las malas acciones, deben molestar a los hombres sensatos.
Le atribuye Bolívar una importancia capital a la moral, la concibe como el sostén de la sociedad y el fundamento de la vida. En la carta a José María Castillo Rada dice: (…) la destrucción de la moral pública, causa bien pronto la destrucción del estado.
En el congreso de Angostura ya había planteado: " moral y luces son nuestras primeras necesidades", aquí está subrayando la importancia de la educación y la necesidad de su preparación para participar en la vida pública porque para él, la educación era fuente liberadora y podía contribuir a eliminar las diferencias entre los hombre, por ello en su práctica política nunca desestimó la educación y por el contrario contribuyó a su desarrollo , a través de la creación de escuelas y universidades, en Guayaquil y el Perú., Caracas y Colombia.
A partir de estos elementos podemos plantear que la posición ética de Simón Bolívar se manifiesta en la consagración a los cambios sociales, en la eliminación de toda forma de discriminación, en el establecimiento de las indispensables garantías sociales, paz e igualdad de derechos, y en esta dirección apunta valores como justicia, lealtad, fidelidad, donde la justicia se convierte en el núcleo duro de su imperativo ético – moral, en tanto es la virtud que le concede a cada cual lo que le corresponde por derecho y por supuesto el compromiso de luchar por su defensa.
El aspecto moral y la educación ciudadana fueron una permanente preocupación para este luchador porque veía en ellas el sostenimiento de la causa de la libertad y del individuo mismo. Aquí nótese una convergencia con Martí en su máxima "ser cultos es el único modo de ser libres".
La referencia a José Martí (1853-1895) en estas reflexiones más que casual es obligada, pues si en América Latina hay un pensador que se acerca de manera casi natural a Simón Bolívar ese es precisamente Martí, no sólo por su ideal emancipatorio y sus ansias de independencia, sino también, por la convergencia de sus concepciones éticas y educativas.
El ideal moral de José Martí constituye la cumbre del pensamiento ético en Cuba y la más elevada expresión de la ética de liberación nacional y continental ya propugnada por Bolívar, enriquecida por Félix Varela, José de luz y Caballero y Enrique José Varona. En este sentido la moral desde la óptica martiana se caracteriza esencialmente por la negación del individualismo y el cumplimiento del deber social de mera sencilla y natural.
En la atención brindada por el Maestro a los valores es determinante su modo de percibir a los hombres y su conducta. Los capta en la realidad, en su cultura e historia con sus ideales, paradigmas, relaciones y conducta. Los valores morales son el núcleo de su axiología y otorgan connotación ética a su humanismo. Los valores morales y la riqueza espiritual tienen un significativo lugar. Considera que mediante la aproximación al bien, la verdad y la belleza, el hombre se perfecciona.
Las virtudes en el humanismo martiano son valores morales. Tienen una especial relación con el bien: de él parten y hacia él retornan hechas conciencia una vez incorporadas a la vida humana. Este recorrido encuentra perfeccionamiento con la incorporación de la verdad y la belleza.
Aunque a lo largo de la obra escrita de José Martí pueden encontrarse diversas reflexiones sobre los valores morales, en La Edad de Oro aparece un concentrado diáfano que enfatiza el presente y apunta al futuro. Los niños son la encarnación del tránsito del ser al deber ser, el cual se alcanza con el esfuerzo del hombre.
En su obra dedicada a los niños de nuestra América aspira a que los mismos sean "hombres que digan lo que piensan, y lo digan bien: hombres elocuentes y sinceros". La sinceridad se entrelaza con la honradez y la valentía: "Un hombre que oculta lo que piensa, o no se atreve a decir lo que piensa, no es un hombre honrado" y enfatiza la lucha para ser honrado y para que todos los demás lo logren. Cada cual debe autoperfeccionarse y contribuir al perfeccionamiento de los otros. Martí indica el camino: el estudio, el trabajo, el sacrificio eternos.
Las concepciones éticas Martianas tienen su base en el humanismo revolucionario que apunta al perfeccionamiento del hombre, a hacer culto al amor y al mismo tiempo, apela a la lucha y al combate para preservarlo. Éste se articula con otros no menos importantes para Martí cuya jerarquía se va a ir imponiendo de acuerdo a las necesidades y el momento. Se ubican por su constancia y renuencia la sinceridad, la dignidad, la humildad, la honradez, la honestidad, la solidaridad, el patriotismo, el amor y el cumplimiento del deber.
En el ideario ético martiano el amor, el humanismo y el patriotismo forman una triada indivisible que explica por si misma la fuerza propulsora de la transformación, a partir de la convicción de lo esencialmente significativo en la vida.
El amor como fuerza humana suprema, valor en sí mismo y conducto de valores, se acopla armónicamente de modo especial con el patriotismo, concebido por Martí como síntesis de todos los valores. "El patriotismo no es más que amor".
La alta estima por el patriotismo y su asunción como valor que funge como prisma e imán se observa en el pensamiento martiano desde muy temprano. Es derrotero de su humanismo. Su humanismo es patriótico. A él se llega mediante el amor y el razonamiento. Por eso permea toda la subjetividad social e individual.
Las aspiraciones de superación humana asentadas en todo un sistema de valores morales, con el patriotismo como eje medular, conducen al hombre constantemente a otros dos valores. Estos merecen distinción especial por constituir fundamento de la patria en el futuro y ser aspectos claves en la lucha revolucionaria. Son la dignidad y la justicia.
La dignidad es autoestima, vergüenza, elevado precio de la condición humana y respeto irrestricto por poseerla. Significa posibilidad de pensar y actuar por sí mismo y fuerza que anima a su humanismo y lo diferencia de una misericordia superficial. Es el bien preferido por Martí para el futuro de la patria, cuyo fundamento ha de ser que "en la mejilla ha de sentir todo hombre verdadero el golpe que reciba cualquier mejilla de hombre". Martí aspiraba a que éste se manifestara en la conducta de los hombres, en toda su actividad y en todas las relaciones humanas, las cuales han de desarrollarse sobre la base de la justicia.
La igualdad social es la base de la justicia, concebida ésta como valor moral. Le recalca a Manuel Mercado su pasión por ella como antítesis de la infamia y la violación del derecho. De ahí que consideraba que la pérdida del sentido de lo justo propiciaría el descenso humano.
El ideal martiano de justicia se expresa en su concepto de república, que como proyecto alternativo ante el dominio colonial español, representa una nueva visión de los problemas humanos y a la vez que reproduce el pensamiento liberal de la época, lo supera al concebir la revolución de liberación nacional como una condición para la liberación individual y de toda la sociedad.
Para Martí, alcanzar la justicia presupone la realización de diferentes transformaciones: crear una cultura original e integradora de lo mejor de la humanidad y de la historia patria; en lo económicosocial lo fundamental es borrar el atraso y disminuir las grandes diferencias sociales; en lo político es establecer un estado independiente y soberano, basado en la democracia más auténtica y la igualdad social; en lo jurídico lo conforma un derecho especial de garantía de igualdades ante la obra social.
En el pensamiento ético martiano se aprecia una articulación ético-política que emerge como resultado de una visión socio-cultural antropológica, con sus determinaciones histórico-políticas y su aplicación consciente al análisis de la sociedad.
La vinculación ético-política en el pensamiento martiano responde a la convicción de no ser alcanzable la emancipación humana y de la patria solamente mediante la moral puesto que no hay revolución sin la creación de una nueva ética. En él nunca desaparece la prédica de la moral encaminada a la superación humana, porque no desprecia su capacidad para perfeccionar y liberar al hombre.
La libertad está estrechamente relacionada con la capacidad racional humana, con los conocimientos. Con ellos pueden aparecer las soluciones que tendrán a la política como la vía para realizarlas.
Hay en la obra de Martí un rico ideario ético-político, consustancial a un humanismo pedagógico que da primacía a los valores. No es posible olvidar que estamos en presencia de un hombre fundador, cuyo pensamiento y praxis los puso en función de la formación humana del hombre de nuestra América. Toda su obra es formativa, en esencia; siempre lleva un mensaje de perfección humana, para la ascensión del hombre.
La multiplicidad del pensamiento ético – educativo Martiano y Bolivariano radica en la diversidad de valores que esbozaron y la profundidad que connota su importancia al expresar la relación entre las diferentes miradas del problema moral en su vinculación con lo humano trascendente para el hombre, la patria y la región. Ello hace al mismo tiempo convergente las concepciones de ambos pensadores que a pesar de las distancias se aproximan por su identidad política, cultural que hacen que cada vez más Cuba y Venezuela sean miradas y percibidas desde una realidad específica y común.
Por la trascendencia de sus ideales, Simón Bolívar y José Martí son y seguirán siendo paradigmas de los pueblos latinoamericanos que aún tienen el desafío de hacer realidad sus sueños de lograr una América libre e independiente, en el marco de la gigantesca crisis que compartimos con todos los pueblos de la Tierra, se hace verdad cotidiana la fe sencilla y profunda de José Martí en el mejoramiento humano, y en la utilidad de la virtud.
Pensamiento antiimperialista de Simón Bolívar se reflejó en la Carta de Jamaica
El pensamiento antiimperialista del Libertador Simón Bolívar se refleja en la Carta de Jamaica, escrita de su puño y letra el 6 de septiembre de 1815 y que se mantiene vigente al cumplirse este domingo sus 200 años, señaló el director de la Cátedra Ludovico Silva para Estudios Filosóficos y Literarios del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR), Luis Felipe Bellorín.
En entrevista a medios de comunicación ofrecida en el centro de la ciudad de Kingston, capital de Jamaica, el filósofo venezolano explicó que, en este documento, Bolívar recuerda temas fundamentales como la importancia de conocer la historia y la necesidad de unión continental entre América Latina y el Caribe.
"En la Carta de Jamaica, Bolívar nos plantea la liberación del poder español. Para eso era necesaria la unidad (...) Nosotros tenemos que estar unidos. Hablamos una misma lengua, tenemos una historia común, tenemos los mismos problemas, pero contamos con grandes riquezas", comentó.
También agregó que Bolívar era un visionario, un ilustrado que transcendió en el tiempo y que, ya desde hace 200 años en la Carta de Jamaica, nos recordaba quiénes son los enemigos actuales.
En mayo de 1815, el Libertador llegó a la capital de Jamaica en busca de apoyo de los ingleses, quienes le negaron su ayuda. Sin embargo, Bolívar recibió respaldo de comerciantes como el inglés Henry Cullen, quien motivó al Libertador a escribir la misiva.
Cullen pidió a Bolívar explicaciones sobre la causa independentista y en respuesta a eso, Bolívar escribe uno de los documentos más importantes del pensamiento bolivariano: la Carta de Jamaica.
Al no recibir ayuda de los ingleses, el Libertador viajó a Haití en diciembre, desde donde retomó con mayor ímpetu la lucha independentista. No obstante, fue en Jamaica donde obtuvo amistades y ciudadanos que como Cullen le ofrecieron apoyo económico que le permitieron mantenerse durante varios meses en Kingston.
Pensamiento anti-imperialista de América Latina y El Caribe.
En América Latina:
Simultáneamente en América Latina las fuerzas políticas orientadas a promover cambios sociales adoptaron programas de liberación nacional, abiertamente antiimperialistas. La expresión histórica de estas fuerzas, puede dividirse en dos etapas, con dos tipos de gobierno característicos:
Primera etapa:
La primera etapa se inscribe en lo que se denomina el populismo latinoamericano (años cuarenta y cincuenta), caracterizada por los gobiernos democráticos, y cuyos ejemplos más destacables son los diez años de primavera de Guatemala (1944-1954), bajo los gobiernos de Juan José Arévalo y Jacobo Arbenz, el gobierno de Juan Domingo Perón en Argentina (1946-1955), el gobierno de Getúlio Vargas en Brasil (1951–1954), el gobierno de Lázaro Cárdenas del Río en México (1934-1940), la Revolución Boliviana de 1952 conducida por el MNR, el gobierno de Carlos Ibáñez del Campo en Chile (1952-1958), el gobierno de José María Velasco Ibarra en Ecuador (1944-1947 y 1952-1956), y la dictadura del general Gustavo Rojas Pinilla en Colombia (1953-1957), que fue la única dictadura militar populista de este período.
Posteriormente, con la irrupción de la Revolución Cubana (1958-1959), la enorme influencia de sus líderes Fidel Castro y Ernesto Che Guevara en todo el continente y de sus planteamientos políticos (Primera y Segunda Declaración de la Habana), los movimientos antiimperialistas en Latinoamérica comenzaron a adquirir un cariz cada vez más influido por el comunismo y por la idea de lucha armada revolucionaria (entre las guerrillas más insignes que aparecieron en esta etapa, se pueden contar la Guerrilla de Ñancahuazú en Bolivia, las FARC y el ELN colombianos, el FSLN nicaragüense, los Montoneros y el ERP argentinos, el MIR chileno, los Tupamaros uruguayos, el FMLN de El Salvador y la URNG en Guatemala), y en paralelo comenzaron a proliferar las dictaduras militares por todo el continente bajo el influjo de la Doctrina de la Seguridad Nacional.
Segunda etapa:
En este contexto se abre la segunda etapa de gobiernos antiimperialistas en América Latina, entre fines de los años sesenta y principios de los ochenta, que se caracterizaron por ser dictaduras militares «excepcionales», que rompían la regla habitual de alineamiento con EE.UU. y llevaban adelante una política nacionalista y populista, y cuyos ejemplos más significativos fueron el gobierno de Omar Torrijos en Panamá (1968-1981), el gobierno de Juan Velasco Alvarado en Perú (1968-1975), los gobiernos de Alfredo Ovando Candía (1964-66 y 1969-70) y Juan José Torres (1970-1971) en Bolivia, el gobierno de Francisco Alberto Caamaño en República Dominicana (1965), o el gobierno civil bajo tutela militar de Julio César Méndez Montenegro en Guatemala (1966-1970). También en ese mismo período coexistieron dos gobiernos antiimperialistas democráticos: el del socialista Salvador Allende en Chile (1970-1973) y la tercera presidencia de Perón en Argentina (1973-1974), y a su vez se dio el triunfo de la Revolución Nicaragüense, de inspiración marxista-leninista, dirigida por el Frente Sandinista de Liberación Nacional, que gobernaría Nicaragua entre 1979 y 1990.
Todos estos procesos de liberación nacional contra el colonialismo y el neocolonialismo en Asia, África y América Latina confluyeron en la creación del Tercer Mundo como una fuerza activa en el panorama internacional y buscando tomar distancia de los dos bloques que disputaban la Guerra Fría. El antiimperialismo constituyó uno de los fundamentos del pensamiento tercermundista.

El desarrollismo (o la teoría de la dependencia):
En los años treinta algunos intelectuales entre los que se destaca Sergio Bagú comenzaron a indagar en la naturaleza del colonialismo europeo y las causas del atraso de las sociedades latinoamericanas dando origen a la llamada teoría de la dependencia (o desarrollismo), que tomará en los años cincuenta forma con los trabajos por diversos economistas y sociólogos en la CEPAL (Raúl Prebisch, Celso Furtado, Fernando Henrique Cardoso, Theotonio dos Santos, etc.). La teoría de la dependencia dio sólido fundamento al pensamiento antiimperialista al demostrar que las teorías clásicas sobre el desarrollo económico, apoyadas en la idea de un avance secuencial progresivo desde el subdesarrollo eran incorrectas, y que la forma en que estaba organizada la división internacional del trabajo promovía la producción industrial en los países más avanzados, relegando a la mayor parte de los países del mundo a ser productores de materias primas con la consecuencia de conformar economías de bajo valor agregado y que transferían cada vez una mayor parte de sus ingresos a los países ricos por efecto del fenómeno de deterioro de los términos de intercambio.Sus postulados explican que existe una relación entre el desarrollo de los países del norte y el no desarrollo de los países del sur, relacionando también el control que ejercen las corporaciones internacionales con la ayuda de sus países sobre los países pobres. Sin embargo esta teoría tiene la desventaja de limitar el mercado de los países para su desarrollo en sus propuestas de solución.
Globalización y antiimperialismo:
El fin de la Guerra Fría y el colapso de la Unión Soviética en 1991, así como el comienzo de la llamada globalización modificó las condiciones en que se desarrollaba el pensamiento y el programa antiimperialista. Por un lado las relaciones económicas entre los países se incrementaron notablemente y el mundo se hizo más interdependiente. Por otra parte, la hegemonía del pensamiento neoliberal en la años noventa y la implementación generalizada del Consenso de Washington abrió una ola de privatizaciones de empresas estatales así como el retiro del Estado de su papel de regulador de los mercados. Esto afecto las políticas antiimperialistas de muchos países del Tercer Mundo, en gran medida basadas en las empresas estatales y la intervención del Estado en la economía.
La globalización ha producido un debate acerca de las características del antiimperialismo en la actualidad. Por un lado movimientos políticos como los socialismos de Fidel Castro (en Cuba), de Hugo Chávez (en Venezuela) y Evo Morales (en Bolivia), ratifican la vigencia del pensamiento antiimperialista y consideran que la globalización es en sí misma un fenómeno imperialista que no modifica sustancialmente las posturas clásicas del antiimperialismo.
Por otro lado movimientos políticos de posturas más moderadas, como el Partido de los Trabajadores de Lula en Brasil, el Frente Amplio en Uruguay, el peronismo de Kirchner en Argentina, e incluso el sandinismo triunfante en las elecciones nicaragüenses de 2006, tienden a replantear la idea de antiimperialismo en el contexto de la globalización, reteniendo sus aspectos básicos (autonomía nacional, industrialismo, rol del Estado, mercado interno) pero reorganizando su enfoque para hacerlo compatible con un mundo mucho más complejo, interdependiente, y en proceso de integrarse en diferentes bloques.
1930-1959: la fundación de una visión marxista de nuestro mundo
Con frecuencia suele presentarse un panorama del desarrollo inicial del marxismo en América Latina dividido en dos fantasiosas etapas: a) una especie de edad de oro que se extinguiría con la muerte de Mariátegui, en 1930; y b) una supuesta edad oscura que se extendería desde ahí hasta 1959, en que se produce la Revolución Cubana. 183 Esta versión carece de toda seriedad. Es justamente a partir de los años treinta cuando cobra cuerpo un movimiento intelectual inspirado en el marxismo, y de tanto vigor y envergadura que bien podría considerárselo como el fundamento de toda la cultura moderna de América Latina. A él pertenecen poetas de la talla de Neruda, Vallejo o Nicolás Guillén, novelistas como Jorge Amado o Carlos Luis Fallas, pintores como los del muralismo mexicano y hasta arquitectos como el gran Niemeyer. Sin duda lo mejor de nuestra cultura. Y obsérvese que no se trata de creadores que "por un lado" se confiesen marxistas y "por otro" hagan una obra que nada tenga que ver con dicha ideología. No; el peso del marxismo es tan grande que a veces ocurre más bien lo contrario: autores que militan en partidos no marxistas, pero cuya obra está impregnada de una visión materialista del mundo. Sirvan de ejemplo los novelistas Jorge Icaza de Ecuador, Ciro Alegría del Perú o el Premio Nobel Miguel Ángel Asturias. Ahora bien, conviene destacar que a través de esta pléyade de creadores el marxismo se funde indisolublemente con lo nacional y lo popular en la medida en que: a) se recuperan las raíces populares subyacentes en grupos étnicos oprimidos: indios, negros, mulatos, mestizos, etc.; b) se reinterpreta nuestra historia y nuestras tradiciones; c) se crea, a partir de lo anterior, un nuevo repertorio simbólico y hasta un nuevo lenguaje; y ello d) sin caer en el folklorismo y ubicando esas imágenes y representaciones en la perspectiva de la construcción de una cultura nacional hasta entonces inexistente, o por lo menos atrofiada por el carácter estamental de la sociedad oligárquica y por la dominación imperial; y e) destacando las múltiples tensiones y contradicciones, incluidas las de clase, que surcan la vida de nuestras naciones. Al participar decisivamente en la conformación de esta visión del mundo, el marxismo adquiere carta de ciudadanía en América Latina a la vez que esta región se marxistiza. En adelante, será el continente más impregnado de marxismo: nadie podrá trazar la historia contemporánea de sus actividades vitales prescindiendo de ese ingrediente que hallaremos no sólo en la política, sino tam- 184 bién en la literatura, las artes plásticas, la música neofolklórica o la canción-protesta, las ciencias sociales o la misma teología. Quedan, desde luego, algunas preguntas por responder, empezando por la siguiente: ¿por qué los "especialistas" en marxismo latinoamericano no se han percatado de este fenómeno que salta a la vista? Dejemos al lector la tarea de indagar la parte que corresponde a la simple ignorancia y la que es atribuible a la mala fe. Una segunda cuestión consiste en saber qué determinó el auge de aquella visión fuertemente marxistizada de la realidad. Amén de la influencia de la revolución bolchevique y otros acontecimientos "extremos" (la Guerra Civil Española o el Frente Popular francés, por ejemplo), hubo por supuesto la efervescencia y disponibilidad de nuestras propias fuerzas locales y en particular de unas capas medias tanto más jacobinas y antiimperialistas, cuanto que soportaban directamente las consecuencias de una vía oligárquica de desarrollo ("descompuesta" en alguna medida por la crisis del 29) y de la dependencia del imperialismo que nos impedía culminar el proyecto nacional. El marxismo-leninismo (fórmula inseparable entre nosotros) fue en tales condiciones el único instrumento capaz de dar cuenta de esa compleja situación y señalar al mismo tiempo un camino de superación. Una tercera inquietud se refiere al contraste entre la riqueza de aquel cúmulo de imágenes y representaciones revolucionarias, y la relativa y simultánea pobreza del pensamiento abstractamente expresado: ensayo filosófico, sociológico, etc. Así es, pero la explicación de tal "anomalía" rebasa los propósitos de este artículo en la medida en que remite a un problema mayor: el de inquirir por qué la cultura de América Latina toda, desde la Colonia hasta los años sesenta de este siglo, ha poseído similar característica. Por último constatemos que durante todo el lapso analizado en este apartado, se registra un notorio desarrollo desigual del marxismo: hegemónico en muchas áreas de la cultura, cuaja muchísimo menos en el plano orgánico-partidario (pese a la existencia de pc y afines) y penetra sólo muy lentamente en las masas.
Revolución cubana
La Revolución cubana es el principal resultado del movimiento revolucionario cubano de izquierda que provocó la caída del régimen del dictador Fulgencio Batista, y la llegada al poder del líder del Ejército Guerrillero, Fidel Castro. Como los revolucionarios continúan en el poder desde entonces, se considera a la revolución como el período comprendido entre el alzamiento contra Batista y la actualidad.
La Revolución cubana ha representado un evento importante en la historia de América al ser la primera y con más éxito de varias revoluciones de izquierdas que sucedieron en diversos países del continente. El régimen resultante de la revolución considerado por organizaciones como Amnistía Internacional como autoritario y restrictivo ha mantenido el gobierno en el país a pesar de la enorme cantidad de adversidades, manteniéndose a flote aun luego de la caída del bloque socialista. Se le ha acusado de violar algunos derechos como la libertad de expresión o la libertad de circulación,8 si bien en términos generales ha resultado exitosa en muchas de las reformas que ha hecho, principalmente en el sistema de salud y el sistema educativo público y gratuito. Estados Unidos mantiene un embargo económico a la isla desde principios de los años 60 del siglo XX. Esta política es considerada como bloqueo económico en el marco de las Naciones Unidas y rechazada cada año por la Asamblea General de esa instancia internacional que vota a favor de una resolución denominada Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos contra Cuba. A pesar de la presión internacional, Estados Unidos sigue justificando su política anteponiendo la existencia de numerosas denuncias de violaciones de los derechos humanos en la isla. Tanto la persistencia norteamericana en las sanciones unilaterales contra Cuba como los efectos que esto trae a su población quedan reflejados en múltiples resoluciones de las Naciones Unidas desde el año 1992.
Después de las tendencias reformistas y autonomistas de notables pensadores criollos, como José de la Luz y Caballero y Félix Varela, los pensadores más progresistas del siglo XIX llegaron a la conclusión de que sólo la independencia de Cuba podría reivindicar a su población. A pesar de las advertencias de autonomistas cubanos (Rafael Montoro; Domingo del Monte) y de políticos y militares españoles como Práxedes Mateo Sagasta y Arsenio Martínez Campos, de la utilidad del estatus de autonomía para Cuba, en aras de no perderla totalmente, el gobierno de Cánovas llevó a cabo una política empecinada y burocrática de extorsión y extremismo con la isla caribeña. Una vez fracasada la Guerra de los Diez Años (1868-78), el pensamiento revolucionario cubano tomó una forma más acabada, con un sostén filosófico, ideológico y social mucho más profundo con el pensamiento y la acción organizativa de José Martí quien dedicó prácticamente toda su vida adulta a la lucha por la independencia. Martí creó el Partido Revolucionario Cubano (PRC) en Nueva York con el motivo de reunir cubanos con las mismas ideas y veteranos de la Guerra de los Diez Años. Tras muchos conflictos e intentos fallidos, finalmente se logró que comenzara la "Guerra Necesaria" como Martí llamó a la Guerra de Independencia iniciada el 24 de febrero de 1895. En 1898, ante un poder español cada vez más acosado en unos pocos núcleos urbanos, con la guerra francamente a favor del triunfo de los insurrectos, los Estados Unidos, con William McKinley como presidente, ordenan la intervención armada en el conflicto, indudablemente acelerando la total derrota de España en una guerra que ya tenía perdida. El congreso de EEUU da a conocer la enmienda Teller que declaraba el "desinterés sobre Cuba" al darse la independencia de España. Martí, quien había advertido con tiempo del peligro que entrañaban los Estados Unidos para Cuba y el resto de América Latina, había caído en combate el 19 de mayo de 1895. El 7 de diciembre de 1896 había caído también el Lugarteniente General Antonio Maceo, el otro dirigente y guerrero revolucionario. El General en Jefe Máximo Gómez, indiscutible líder militar de la Revolución de 1895, no se sentía autorizado, por su condición de dominicano, para dirigir los destinos de Cuba e impedir lo que estaba sucediendo ante sus ojos. Una vez obtenido el triunfo norteamericano sobre España, EEUU se apresuró a establecer su dominio sobre Cuba. Por ello da a conocer la enmienda Platt que impuso a la naciente constitución cubana en la cual se auto-otorgaba el derecho a permanecer y a intervenir en Cuba cuando lo considerara necesaria, se adueña de la base militar en Guantánamo que ocupa ilegalmente todavía, crea las bases legales y económicas para el dominio total de la economía y propiedades en Cuba, mientras impide el goce de la independencia de España a que tenían derecho los patriotas cubanos.
Antecedentes latinoamericanos
Los antecedentes generales de revolucionarios latinoamericanos remontan a la Revolución de Octubre en Rusia a raíz de la cual se crearon numerosos partidos de ideología socialista y comunista en todo el subcontinente. En Argentina se desarrolló la corriente del "socialismo espiritual", entre cuyos ideólogos se destacó el sociólogo y psicólogo social José Ingenieros. El acercamiento a la Unión Soviética determinó el camino socialista de la Revolución cubana. El 19 de abril de 1959, Fidel Castro dijo a los estadounidenses en una entrevista en la radio. "I am not comunist", Yo no soy comunista. Esto hace pensar [¿quién?] que el camino comunista, tomado posteriormente, no era por convicción ideológica, sino que fue una conveniencia para enfrentar la inconformidad del gobierno Washington con las expropiaciones que estaban sucediendo en la isla. Necesitaba aliarse a los soviéticos, los enemigos polares de los estadounidense.
Los antecedentes más inmediatos de la Revolución Cubana se encuentran en los "diez años de primavera" de Guatemala (1944-1954), y en el gobierno de Juan Domingo Perón en Argentina (1946-1955).
En 1944, en Guatemala un movimiento estudiantil encuadrado en el amplio movimiento de la Reforma Universitaria latinoamericana, derrocó al dictador Ubico y poco después se produjo un golpe de Estado de militares progresistas que impuso un sistema democrático por primera vez en la historia guatemalteca, resultando electo presidente Juan José Arévalo. Arévalo, un educador formado en la Argentina que adhería a una ideología que él denominaba "socialismo espiritual", inició una serie de reformas políticas y sociales. Su sucesor (elegido en 1951), el coronel Jacobo Arbenz, profundizó tales medidas y en 1952 inició un importante proceso de reforma agraria, que afectó seriamente los intereses de la empresa estadounidense United Fruit, que tenía sólidos lazos con la administración del presidente Eisenhower. Sosteniendo que se trataba de un gobierno comunista, Estados Unidos comenzó a operar entonces para desestabilizar al gobierno de Arbenz, culminando en un golpe de Estado al mando del coronel Carlos Castillo Armas en 1954.
También tuvo una fuerte influencia en el pensamiento latinoamericano el gobierno popular de Juan Domingo Perón en Argentina, derrocado por un golpe militar en 1955. De hecho Castro se encontraba en Bogotá en el año 1948, promocionando un encuentro estudiantil peronista, cuando participó en el llamado "Bogotazo" que estalló luego del asesinato del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán.
La caída de los gobiernos de Jacobo Arbenz y Juan Domingo Perón llevó a amplios sectores nacionalistas de América Latina a abandonar la «vía democrática» para realizar reformas sociales y a exacerbar los sentimientos contrarios al imperialismo norteamericano. El antiimperialismo, una ideología con antiguas raíces en América, se convirtió entonces en una posición política generalizada en las fuerzas políticas de la izquierda latinoamericanas, con fuerte influencia de la URSS.
Partido comunista Revolucionario
Fulgencio Batista, presidente de Cuba, frente al mapa de Cuba señalando Sierra Maestra, donde en 1959 ya se escondía Fidel Castro que preparaba el golpe contra el gobierno cubano.
El triunfo de la Revolución de octubre de 1917 en Rusia, la difusión de los ideales socialistas y socialdemócratas europeos y latinoamericanos, llevaron a la creación del primer partido Comunista de Cuba, fundado inicialmente por Carlos Baliño (quien fuera fundador del PRC y conocido de Martí) y Julio Antonio Mella (sobrino-nieto de Matías Ramón Mella, padre de la patria dominicana) en 1925. Mella fue un gran organizador, dirigente universitario, notable sindicalista y hombre de acción obrera, que dirigió numerosas manifestaciones (tanto escritas como en la calle) de protesta y condena a los gobiernos de turno. Luego de exiliarse en 1926, continuó su actividad luchadora en México, donde alcanzó rango continental por sus ideas claras con respecto al orden de las acciones para llevar a cabo una lucha política exitosa. En 1929 era asesinado misteriosamente en México, aún se debate si su asesinato fue ordenado por Gerardo Machado o por Stalin. Cínicamente, el mismo Machado participó en su entierro, donde dio condolencias y habló irónicamente de que "...era una buena persona, pero comunista", lo que le valió el calificativo de "asno con garras" que le adjudicó el líder obrero y poeta Rubén Martínez Villena.
Después de la muerte de Mella, la Revolución del 30 dirigida por el agonizante Martínez, barrió con la dictadura de Machado, pero la toma del poder por parte de la oposición no llegó a producirse. Después de un período que fue llamado "efebocracia" y "mangoneo" por Raúl Roa García (más tarde primer Canciller de la Revolución Cubana y por muchos años activo antiimperialista), y de algunos presidentes cuyos nombres han sido prácticamente olvidados en la isla, llegó al poder la Pentarquía, seguida después por el Triunvirato del Gobierno de los Cien Días, en el que alternaron fuerzas tres tendencias diferentes: el antiimperialismo consecuente, revolucionario y popular de Antonio Guiteras Holmes, la politiquería dubitativa e inconsecuente de Ramón Grau San Martín y la oposición sorda pero amenazadora de Fulgencio Batista quien había ascendido al poder tras la castrense "Revolución de los Sargentos" por el ABC. Batista además estaba en contacto permanente con la Embajada norteamericana, dirigida por Jefferson Caffery, quien fuera secamente llamado por Guiteras a limitarse a sus funciones diplomáticas. En este periodo se legalizó el partido comunista de Cuba.
Guiteras, quizás el revolucionario cubano más consecuente de la década de 1930, era enemigo acérrimo del Partido Comunista de Cuba de esos años, cuyo hombre más notable era entonces Juan Marinello, excelente literato y organizador sindical, pero apologista de la organización stalinista de la Unión Soviética, con lo cual Guiteras estaba en pleno desacuerdo porque ya se conocían las atrocidades de Stalin. No obstante, en su intensísima actividad como Secretario de Gobernación, legalizó su actividad y tuvo varios encuentros violentos con Batista por la represión a que fueron sometidos más de una vez.
Batista, además de reprimir las manifestaciones y huelgas obreras de todo ese período, a la postre logró el asesinato de Guiteras en Matanzas (junto a Carlos Aponte), cuando éste intentaba exiliarse para organizar la insurrección desde el exterior.
Después de un breve período aparentemente constitucional (la nueva Constitución de 1940 era una de las más avanzadas del mundo, de haberse aplicado consecuentemente), favorecido por la política del Buen vecino estimulada por el presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt, Batista, ante la radicalización de los nuevos revolucionarios y su evidente impopularidad ante otros candidatos presidenciales, se aseguró el apoyo de la Embajada de los Estados Unidos antes de tomar una acción más radical.
Origen político inmediato de la Revolución Cubana
El 10 de marzo de 1952 un golpe de Estado dirigido por Fulgencio Batista derrocó fácilmente y sin resistencia al presidente electo Carlos Prío Socarrás, del partido Auténtico, en un marco internacional que transitaba los primeros momentos de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Inmediatamente se suspendieron las garantías constitucionales y se instauró una fuerte dictadura militar. Dos años después se celebrarían unas amañadas elecciones para la presidencia, cuyos resultados se sabían de antemano. El argumento de Batista fue el de luchar contra la corrupción y el gansterismo, pero en realidad fue para tomar el poder y enriquecerse particularmente él y sus allegados.
La continuación del escandaloso nivel de corrupción que caracterizó el periodo republicano, el enriquecimiento de una oligarquía cada vez más reducida, que llegó a afectar notablemente a la incipiente clase media cubana, llevaron a la conformación de una oposición generalizada, partidaria de la insurrección para desalojar del poder a Batista.10Con esa oposición se identificaron numerosos partidos políticos, los sindicatos, el movimiento estudiantil, e incluso sectores del empresariado. Durante los dos primeros años (1952-54) incluso los Estados Unidos tomaron una posición de aparente censura a la violencia dictatorial de Batista, limitando los suministros militares. El mismo presidente depuesto, Carlos Prío Socarrás, un político que nunca se expuso al peligro de una acción concreta, expresaba ese clima revolucionario diciendo: «triunfaré por cualquier medio, incluso el más extremo».
En esas condiciones, un grupo de jóvenes se desligó del cuerpo principal del Partido del Pueblo Cubano (Partido Ortodoxo) (muy popular y considerado virtual ganador en las elecciones de 1952 impedidas por el golpe de Batista), identificados del resto por su decisión de tomar la lucha armada si era necesario para derrocar el régimen batistiano. Este grupo de jóvenes, que se auto titularon la "Generación del Centenario" por coincidir con el centenario del nacimiento de José Martí en 1853, se organizaron militarmente y liderados por Fidel Castro, el 26 de julio de 1953 intentaron tomar el Cuartel Moncada ubicado en Santiago de Cuba, y el cuartel Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, fracasando en el intento y sufriendo decenas de muertos. El gobierno militar respondió con una severa acción represiva que llevó a la detención y enjuiciamiento público de Fidel Castro y otros atacantes.
Tras 22 meses de prisión, ya que en Cuba no existía la pena de muerte, en la Isla de Pinos, ante la creciente presión popular e internacional y varias intentonas insurreccionales, Castro y sus compañeros fueron amnistiados por Batista en 1955. Pocos días después fundó en la clandestinidad el Movimiento 26 de Julio (M-26-7) una organización cuyo fin era derrocar a Batista y que tenía una ideología de progreso y grandes cambios, antiimperialista y democrática, fundada en las ideas de José Martí.
Por aquel entonces, a poco de iniciada la Guerra Fría y como herencia del macarthismo se generalizó en América Latina la acusación de «comunismo» como táctica para desprestigiar y reprimir los movimientos democráticos y sociales. Juan José Arévalo alertaría sobre este mecanismo en su libro Anticomunismo en América Latina (1959).
El 7 de julio Fidel Castro se dirigió a México para preparar un grupo guerrillero con el cual volver a Cuba y comenzar la lucha armada.
En el exilio, Castro estableció contactos y acuerdos con otras fuerzas favorables a la lucha armada para derrocar al dictador, de las más variadas ideologías como el Directorio Revolucionario de José Antonio Echeverría, integrado por estudiantes de la Universidad de La Habana, el ex presidente Carlos Prío Socarrás del Partido Auténtico, y Acción Nacional Revolucionaria (ANR), liderado por Frank País. Incluso un sector de la CIA (Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos), apoyaba la lucha armada contra Batista y llegó a financiar, a través de Carlos Prío, el inicio de la guerrilla que estaba preparando Fidel Castro.
La lucha armada
El 25 de noviembre de 1956 zarpó de Tuxpan, estado de Veracruz, México, el yate Granma, con 82 guerrilleros del Movimiento 26 de Julio, entre los que se encontraban Fidel Castro, Juan Manuel Márquez, Fausto Obdulio González, Raúl Castro, Juan Almeida Bosque, Camilo Cienfuegos y el argentino Ernesto Che Guevara, este último unido a la guerrilla después de llegar a México huyendo de la represión posterior al derrocamiento del gobierno democrático popular de Jacobo Arbenz en Guatemala. Después de 7 jornadas de tormentosa navegación encalló en los manglares Playa Las Coloradas, municipio de Niquero (en aquella época Provincia Oriental, hoy Provincia Granma), en las costas orientales de Cuba el 2 de diciembre de 1956. La planificación del desembarco era para el 30 de noviembre, cuando debían ser apoyados en la ciudad de Santiago de Cuba por un alzamiento popular organizado por Frank País. La tardanza impidió el éxito de esta coordinación destinada a distraer las fuerzas del ejército batistiano para facilitar el desembarco de los guerrilleros. El ejército cubano al mando de Batista en cambio era de 80.000 hombres.
Dispersos, medio perdidos y perseguidos, los expedicionarios sufrieron una seria derrota inicial en Alegría de Pío debido a la cual poco más de 20 hombres (de los 82 iniciales) pudieron internarse en la Sierra Maestra, una zona de difícil acceso en el Oriente cubano, donde lograron instalarse. Luego del bombardeo de Alegría de Pío y posterior asesinato de varios expedicionarios, el gobierno de Batista difundió la falsa noticia de la muerte de Fidel Castro y todos los expedicionarios, lo cual entristeció los ánimos de numerosos revolucionarios del país, pero en las semanas siguientes cambiaría la situación.
1957:
16 de enero: la guerrilla bajo la dirección de Fidel Castro realiza su primera acción militar, atacando y tomando el pequeño destacamento militar de La Plata.
17 de febrero: aparece en el New York Times, el periódico más leído de los Estados Unidos, una entrevista a Fidel Castro realizada por Herbert Matthews en Sierra Maestra. El impacto es enorme y comienza a generar una gran simpatía hacia los guerrilleros en la opinión pública nacional e internacional.
13 de marzo: el Directorio Revolucionario ataca el Palacio Presidencial y toma temporalmente la emisora radial Radio Reloj, muriendo en la acción su líder José Antonio Echeverría, Presidente de la FEU que gozaba de una enorme popularidad.
28 de mayo: Combate de El Uvero, primera acción abierta de la guerrilla del M-26-7.
12 de julio: Fidel Castro, Raúl Chibás y Felipe Pazos firman el Manifiesto de Sierra Maestra.
17 de julio: se crea la segunda columna del Ejército Rebelde, llamada N.º 4, comandada por el Che Guevara.
30 de julio: se produce el alevoso asesinato de Frank País en Santiago de Cuba que desencadena un estallido popular y termina de volcar a la opinión pública contra el régimen de Batista. Frank País era un Pastor Bautista que tuvo serias discrepancias con Raúl Castro y el Che Guevara.
5 de septiembre: se subleva la base naval de Cienfuegos, bajo el liderazgo del Alférez Dionisio San Román, con apoyo de milicianos del Partido Auténtico y del Movimiento 26 de Julio. El gobierno responde con una cruenta represión que incluye el bombardeo de la base por la aviación de Batista. Perecen un gran número de los 400 sublevados y San Román muere tras ser torturado.
Durante este año se ramificaron las células del 26 de julio en casi todas las ciudades y pueblos importantes del país, llevando a cabo acciones de protesta, sabotajes y ajusticiamientos de esbirros y "chivatos" (delatores) a todo lo largo de la isla.
1958:
27 de febrero: Fidel Castro decide ampliar las operaciones de la guerrilla creando tres nuevas columnas al mando de Juan Almeida, Raúl Castro y Camilo Cienfuegos. Almeida debe actuar en la zona oriental de Sierra Maestra y Raúl Castro abrir un Segundo Frente e instalarse en la Sierra Cristal, al norte de Santiago.
9 de abril: huelga general revolucionaria convocada por el Movimiento 26 de Julio. Mal planificada y sin apoyo, es sofocada rápidamente por el gobierno.
6 de mayo: las tropas de Batista inician una ofensiva general en la Sierra Maestra para destruir la guerrilla castrista. Se producen importantes batallas como El Jigue y Santo Domingo. Luego de un período defensivo en el que los rebeldes deben limitarse a los macizos del Pico Turquino, el Hombrito, la Bayamesa y Malverde, los soldados del ejército de Batista se retiran con numerosas bajas y desmoralizados, seguidos de cerca por una contraofensiva rebelde que cada vez posee más territorio.
7 de agosto: Batista ordena la retirada en masa de la Sierra Maestra y la debilidad del régimen se hace evidente. Fidel Castro decide entonces expandir la guerra al resto de Cuba. El Che Guevara y Camilo Cienfuegos son enviados al centro del país para dividir la isla en dos y preparar el ataque a la estratégica ciudad de Santa Clara, llave del camino a La Habana, mientras que Fidel y Raúl Castro permanecerán en el Oriente para controlar la región y atacar finalmente Santiago de Cuba.
31 de agosto: las columnas del Che Guevara y Camilo Cienfuegos parten a pie hacia el Occidente cubano. Tardan seis semanas de caminatas por zonas pantanosas de la costa sur de Camagüey y Sancti Spíritus hasta llegar a la zona montañosa del Escambray, particularmente en la zona del Caballete de Casa, en la antigua provincia de Las Villas.
Septiembre y octubre: una vez establecidos en el centro de la isla, el Movimiento 26 de Julio coordina sus acciones con otras fuerzas guerrilleras actuantes en la región, como el Directorio Revolucionario, el Segundo Frente Nacional del Escambray y el Partido Socialista Popular (Comunista) y organizan el apoyo logístico. En el oriente, entretanto, las fuerzas rebeldes, ya dueñas de parte de los llanos, cercan las principales ciudades.
3 de noviembre: se realizan unas amañadas elecciones presidenciales, pero ninguna fuerza política les concede legitimidad.
Del 20 al 30 de noviembre Batalla de Guisa.
Fines de noviembre: el gobierno intentó una ofensiva sobre las posiciones guerrilleras instaladas en Escambray.
4 de diciembre: las tropas comandadas por el Che Guevara y Camilo Cienfuegos pasan a la ofensiva. Atacan los regimientos de la zona central de la isla, con el fin de aislar a las tropas gubernamentales.
Para fines de diciembre de 1958 la debacle de la dictadura de Batista aparecía como inevitable. El 28 de diciembre las milicias comandadas por el Che Guevara iniciaron el decisivo ataque contra la ciudad de Santa Clara, llave del centro de la isla y último reducto antes de La Habana. El 31 de diciembre, cuando las tropas rebeldes tomaron el tren blindado que el gobierno había enviado para fortificar la ciudad, Batista decidió huir hacia Santo Domingo junto con el presidente electo Andrés Rivero Agüero, quedando el país virtualmente acéfalo y a cargo del General Eulogio Cantillo. Luego de una reunión entre Fidel Castro y el general Eulogio Cantillo, éste intentó organizar una junta militar con sede en el regimiento de Campo Columbia, con el magistrado Orlando Piedra. Posteriormente se crea otra encabezada por el coronel Ramón Barquín, que había estado preso en Isla de Pinos por conspirar. La maniobra fue rechazada por Fidel Castro, que llamó a la huelga general con la consigna "Revolución, SÍ; golpe de Estado, NO", y ordenó a sus comandantes Che Guevara y Camilo Cienfuegos continuar el avance hacia La Habana y tomar las posiciones claves de la capital.
En la madrugada del 1 de enero de 1959, las tropas del Segundo Frente Nacional del Escambray comandadas por Eloy Gutiérrez Menoyo entraron a La Habana. Al día siguiente llegaron las tropas del Movimiento 26 de Julio comandadas por Camilo Cienfuegos y el Che Guevara, tomando sin resistencia el regimiento de Campo Columbia y la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña, respectivamente. Al entrar a Campo Columbia, Cienfuegos excluyó del mando al Coronel Barquín y detuvo al General Cantillo. Poco después las tropas del Directorio Revolucionario, al mando de Faure Chomón, ocuparon el Palacio Presidencial, lo cual originó una crisis entre las fuerzas revolucionarias.
Simultáneamente, el mismo 1 de enero, Fidel Castro entró triunfante a Santiago de Cuba, declarándola capital provisional de Cuba y proclamando al magistrado Manuel Urrutia Lleó como presidente de la nación. Por el momento, el gobierno de Estados Unidos reconoció al gobierno revolucionario. A partir de ese momento el poder quedó definitivamente en manos de las fuerzas revolucionarias. Históricamente, se toma como fecha del triunfo de la Revolución el 1 de enero de 1959.
El periodista estadounidense Jules Dubois describió al régimen de Batista: « Las represalias de las fuerzas represivas de Batista costaron la vida a numerosos presos políticos. Por cada bomba que estallaba, sacaban a dos presos de la cárcel y los ejecutaban de modo sumario. Una noche en Marianao, un barrio de La Habana, se repartieron los cuerpos de 98 presos políticos por las calles, acribillados de balas ».14
Según Castro, « en nuestra guerra de liberación nacional, no hubo un solo caso de prisionero torturado, ni siquiera cuando hubiéramos podido encontrar como pretexto la necesidad de conseguir una información militar para salvar a nuestra propia tropa o para ganar una batalla. No hubo un solo caso. Hubo centenares de prisioneros, luego miles, antes del fin de la guerra; se podrían buscar los nombres de todos y no hubo un solo caso entre estos cientos, estos miles de prisioneros que sufriera una humillación, o siquiera un insulto. Casi siempre poníamos en libertad a estos prisioneros. Eso nos ayudó a ganar la guerra, porque nos dio un gran prestigio, una gran autoridad frente a los soldados del enemigo. Confiaban en nosotros. Al inicio, nadie se rendía; al final se rendían en masa ». El New York Times también aludió al buen tratamiento reservado a los soldados presos: « Es el tipo de conducta que ha ayudado al Señor Castro a tener una importancia tan extraordinaria en el corazón y el espíritu de los cubanos »14 .
La Revolución en el poder
El Che Guevara junto a Manuel Urrutia en 1959, quien fuera presidente a comienzos de la revolución, tras ser designado por los rebeldes.
Una vez tomado el poder, los guerrilleros formaron un nuevo gobierno. El Presidente fue Manuel Urrutia Lleó y el Primer Ministro José Miró Cardona. Los ministros fueron Regino Boti (Economía), Rufo López Fresquet (Hacienda), Roberto Agramonte (Relaciones Exteriores), Armando Hart (Educación), Enrique Oltuski (Comunicaciones), Luis Orlando Rodríguez (Interior), Osvaldo Dorticós Torrado (Leyes Revolucionarias), Manuel Ray (Obras Públicas), Faustino Pérez y Ernesto Guevara (Industria) (Recuperación de Bienes Malversados). Fidel Castro permanecía como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas. Se trataba de un gobierno moderado, en el que coexistían diversas tendencias.
Juicios revolucionarios
Una de las primeras decisiones del nuevo gobierno, fueron los juicios revolucionarios como parte del proceso conocido como Comisión Depuradora contra personas consideradas criminales de guerra o muy asociadas con el régimen de Batista, y más adelante nuevos opositores como el Comandante del Segundo Frente Nacional del Escambray, Jesús Carreras Zayas, acusado de apoyar una rebelión en 1960.15 16 Entre enero y abril de 1959, alrededor de mil fueron denunciados y juzgados por medio de juicios sumarísimos de los cuales 550 fueron fusilados.17 Ernesto Guevara en su condición de jefe de La Cabaña durante los primeros meses de la revolución, tuvo a su cargo los juicios y ejecución contra los detenidos en la fortaleza. La opinión personal de Guevara sobre los fusilamientos fue expuesta públicamente ante las Naciones Unidas el 11 de diciembre de 1964.
"Nosotros tenemos que decir aquí lo que es una verdad conocida, que la hemos expresado siempre ante el mundo: fusilamientos, sí, hemos fusilado; fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario. Nuestra lucha es una lucha a muerte. Nosotros sabemos cuál sería el resultado de una batalla perdida y también tienen que saber los gusanos cuál es el resultado de la batalla perdida hoy en Cuba."
En enero de 1959 el abogado José Vilasuso, comenzó a trabajar en la Comisión Depuradora bajo las órdenes de Guevara, como instructor de expedientes. Según algunas fuentes detractoras del régimen, éste describió el paredón de fusilamiento manchado de sangre de personas sin pruebas incriminatorias y sin la posibilidad del ejercicio de una defensa justa y planteó que cientos de hombres fueron de la misma manera condenados a la pena de muerte por fusilamiento mediante sentencias preestablecidas en los juicios sumarísimos. Ejecuciones que pronto se extendieron a toda isla.
Ante las discrepancias de Urrutia con permitir la aplicación de ciertas medidas de carácter popular, Fidel Castro renuncia públicamente a su cargo de Primer Ministro, generando una gran movilización ciudadana que exige su retorno y que obliga al presidente a abdicar, siendo nombrado Osvaldo Dorticós como nuevo presidente, con Fidel Castro como Primer Ministro.
Expropiaciones y nacionalizaciones
El 17 de mayo de 1959 Fidel Castro firmó la prometida ley de reforma agraria en la propia Sierra Maestra. Se crea el INRA que se convertiría en el centro del poder del Estado cubano. Se abrió entonces un proceso de expropiaciones, nacionalizaciones y confiscación de bienes mal habidos que afectaron fuertemente a la clase alta y a algunas empresas estadounidenses así como la de otros países. Inicialmente el gobierno revolucionario brindó indemnizaciones pero en el caso de Estados Unidos no fueron aceptadas.
Simultáneamente los sectores moderados en el gobierno (Miró Cardona, Urrutia, López Fresquet) fueron siendo reemplazados, al mismo tiempo que casi toda la clase alta propietaria de las plantaciones e ingenios azucareros y un considerable sector de la clase media, abandonaban el país y se instalaban en Estados Unidos. Se suman así a muchos funcionarios del gobierno de Batista que habían emigrado antes a aquel país llevándose consigo millones de dólares procedentes del erario público cubano.
El gobierno cubano también comenzó a arrestar a los líderes de la mafia y tomar millones en efectivo. Antes de morir, Meyer Lansky dijo que Cuba lo "arruinó"20 . Según Enrique cirulo, historiador especializado en la mafia, Cuba es el único país donde la mafia ha experimentado una caída tan precipitada21 .
El tema racial y la Revolución
El tema racial es mencionado por primera vez en un discurso pronunciado por Castro el 2 de Marzo de 1959, donde el pidió a la población eliminar la discriminación racial, y estableció su política de crear escuelas y puestos de trabajo a los cuales los negros cubanos tuvieran acceso. A partir de ese momento, manifestaciones de racismo fueron consideradas contra revolucionarias y políticamente condenadas por las autoridades.
Castro comenzó un proceso de trabajo político y educacional desde 1959 para la erradicación del racismo. Con la eliminación de espacios privados como clubs, playas, escuelas y hospitales, desapareció también la posibilidad que tenían los dueños de decidir quiénes eran sus miembros y de hacer dicha selección basados en cuestiones raciales22 .
Polémica sobre la celebración de elecciones
Antes de su victoria, Fidel Castro y los líderes de otros movimientos revolucionarios, redactaron el Manifiesto de la Sierra Maestra23 en el que se comprometieron a "celebrar elecciones generales para todos los cargos del Estado, las provincias y los municipios en el término de un año bajo las normas de la Constitución del 40 y el Código Electoral del 43 y entregarle el poder inmediatamente al candidato que resulte electo."24 A pesar de haberse comprometido a celebrar elecciones después de 18 meses, el gobierno descartaría cumplir con este compromiso luego del triunfo de la Revolución, argumentando que en los gobiernos anteriores había imperado la corrupción y que estos siempre vieron por los intereses de los Estados Unidos, y por ende habían sido perjudiciales para el pueblo cubano.25
No fue hasta el 30 de junio de 1974 que se celebraron las primeras elecciones en Cuba. Desde entonces se han celebrado comicios regularmente, aunque estos son consideradas por las personas no afines al gobierno como fraudulentas, puesto que, entre otras cosas, el presidente de la República no se elige por voto popular directo, sino a través del Parlamento.26 27 28 29 Los partidarios de este sistema defienden que los diputados que componen este parlamento son en su mayoría independientes y no pertenecen al Partido Comunista.
Oposición dentro de los revolucionarios
En julio de 1959, Huber Matos hizo la denuncia pública de la dirección que la revolución estaba tomando, pronunciando abiertamente, discursos anti-comunistas en Camagüey. Esto condujo a una serie de disputas en ese momento el Primer Ministro de Cuba, y el presidente Manuel Urrutia Lleó.
En septiembre de 1959, Huber Matos escribió:
La influencia comunista en el gobierno ha seguido creciendo. Tengo que dejar el poder tan pronto como sea posible. Tengo que alertar al pueblo cubano en cuanto a lo que está sucediendo"
Humberto Sorí Marín (1915 en Cuba - 1961 en La Habana, Cuba) fue un comandante del Movimiento 26 de julio, después ministro cubano de Agricultura y autor de las Leyes de Reforma Agraria de Cuba. Finalmente, cuando la ley fue promulgada, dimitió y se unió a una campaña subversiva con el fin de reducir la influencia comunista en el gobierno. Para ello, fue a EEUU donde recibió instrucciones para perpetrar atentados terroristas en Cuba.30 31 32 33 Le detuvieron con armas y explosivos junto a otros 4 compañeros en Celimar, cuando llegaba en un bote desde EEUU, y poco después de la invasión de Bahía de Cochinos fue fusilado.34 35
Insurrección derivada de República Dominicana
Al triunfo de la revolución encabezada por Fidel Castro (1 de enero de 1959), un grupo de dirigentes dominicanos exiliados vieron la oportunidad de invadir República Dominicana y liberarla de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, y desde el primer momento por supuesto contaron con la ayuda del aún no declarado régimen comunista cubano, y en menor escala con la del presidente electo democrático de Venezuela, Rómulo Betancourt, quien era un acérrimo enemigo de Trujillo por haber organizado un espectacular atentado en su contra.
El grupo dispuesto a invadir comenzó a entrenarse en Pinar del Río mientras que el reclutamiento lo hacían casi en forma pública en Cuba, Venezuela, Estados Unidos y otros países. El mando militar estaba a cargo del comandante Enrique Jiménez Moya natural de República Dominicana, y que había llegado a la Sierra Maestra (Cuba), a principio de diciembre de 1958 por avión desde Venezuela uniéndose a las guerrillas que combatían a Batista. Como anécdota puede decirse que en ese avión también venía, entre otros, el Dr. Manuel Urrutia, que aterrizó en el aeropuerto rebelde de Cienaguilla en la Sierra, en una breve visita a los rebeldes.
El día 14 de junio parte desde Cuba el primer contingente de unos 50 hombres en un avión pintado como si fuera de la Fuerza Aérea de Trujillo, y aterriza en horas de la tarde en el aeropuerto militar de Constanza. Después de una breve refriega con soldados de la base aérea que confundidos se acercaron a investigar, Jiménez Moya y sus hombres se internaron en las cercanas montañas.
Esta acción de Jiménez Moya estaba programada para que otros grupos desembarcan en lancha por dos puntos de República Dominicana, pero por una serie de razones no ocurrió hasta seis días después. El 20 de junio los expedicionarios que faltaban parten de Cuba en lanchas y desembarca un grupo por Estero Hondo y el otro por Maimón, los cuales fueron sorprendidos por el ejército de Trujillo donde un gran número de ellos murieron, y el resto pudo alcanzar las montañas. En Cuba quedó otro contingente, el cual no participó en la invasión
Perseguidos por el ejército fueron cayendo los alzados, y para fines del mes de junio prácticamente estaba aniquilada la invasión. El día 4 de julio el dictador Trujillo proclamaba la victoria. Hoy en día, los mártires del movimiento del 14 de junio son recordados en Santo Domingo como la Raza Inmortal.
Incursiones militares en Cuba
En agosto de 1959 el dictador de República Dominicana, Rafael Trujillo, con apoyo de los Estados Unidos, ordenó la primera invasión a Cuba, a través de la Legión Anticomunista del Caribe, que terminó en un fracaso. Estados Unidos, a través de la CIA, impulsó la organización de grupos guerrilleros anticastristas en la Sierra del Escambray, que sin embargo fueron liquidados por batallones de obreros y campesinos organizados en milicias. La última banda de "alzados" fue aniquilada en 1965.36
Medidas tomadas por Estados Unidos
Embargo estadounidense a Cuba
Las agresiones a la Revolución Cubana comenzaron por parte de Estados Unidos, su principal enemigo, desde antes del triunfo, primero impidiendo el abastecimiento de armas al Ejército Rebelde, y adicionalmente, proporcionando armas y entrenamiento al ejército del dictador Fulgencio Batista. Al triunfo de la Revolución Cubana, ya se habían elaborado (y frustrados consecuentemente, por la naciente Seguridad del Estado cubana) varios planes de atentado contra Fidel Castro y otros dirigentes revolucionarios.
El 15 de abril de 1961, aviones pilotados por exiliados cubanos, bombardearon campos de aviación de Cuba, como preludio el desembarco en Playa Girón, Bahía de Cochinos. Quien advirtió al gobierno cubano de la invasión fue el periodista argentino Rodolfo Walsh, que logró codificar el mensaje del ejército norteamericano. La invasión fue aplastada en 65 horas por el Ejército Rebelde y las milicias, casi toda la brigada invasora se rindió y fue cambiada posteriormente por alimentos y compotas. En las últimas horas de la invasión, el presidente J.F.Kennedy, que había heredado el plan de D.Eisenhower, no autorizó la invasión directa a Cuba. Posteriormente en febrero de 1962, se firma por parte de Kennedy el decreto del bloqueo económico y comercial a Cuba. Medida que aún sigue vigente y reforzada por leyes norteamericanas como la Ley Torricelli (1992) y la Helms-Burton (1996). Desde 1988, la Asamblea General de la ONU ha votado en contra de tal medida condenando el bloqueo de EE.UU. contra Cuba, que no es un embargo bilateral porque afecta terceros países.
Los siguientes años después de 1962, hasta el día de hoy, han sido una historia de hostilidad mutua, con intentos de asesinato de los principales líderes cubanos por parte de Estados Unidos, guerra biológica, agresiones armadas, apoyo al terrorismo contra la isla y acusaciones al gobierno de Cuba de apoyar a movimientos terroristas en América Latina o África. Por su parte, el gobierno cubano no ha cesado de acusar al gobierno estadounidense de llevar a cabo una incesante política de guerra sucia contra su país.
En la Base Aérea de San Antonio de los Baños, el 2 de enero de 1990, se registró un atentado que aún está por esclarecer. Fueron incendiados varias naves aéreas, y se desconoce porque el gobierno de Cuba no denuncio este hecho. Los oficiales entrevistados creen que fue un atentado preparado por la CIA y esto tuvo al país en vilo ante la posibilidad de un ataque aéreo durante varios meses, como ya había ocurrido previamente en el ataque de Playa Giron.
Disolución de la Unión Soviética
Al firmarse la disolución de la Unión Soviética en 1991, algunos analistas de la política internacional señalaron que la caída del gobierno cubano era inminente. Se sostenía que, frente al triunfo mundial del capitalismo y la democracia formal, el embargo comercial y el subsiguiente deterioro de las condiciones de vida de la población cubana, sería inevitable una sublevación popular en la isla. Sin embargo las previsiones no se cumplieron.
Periodo especial
Se conoce como Período especial en tiempo de paz a la etapa de la historia cubana luego de la disolución de la URSS hasta el nuevo siglo.
En realidad el Período especial comenzó el 1 de septiembre de 1990, con un férreo control de los alimentos, que fueron racionados casi en su totalidad para evitar una hambruna mayor. Sin embargo, debe recordarse que los alimentos básicos siempre han estado racionados para garantizarlos a toda la población desde los primeros tiempos del gobierno revolucionario a través de una libreta de productos alimenticios notablemente subsidiados.
La pérdida del 85% del mercado exterior, con la caída del bloque socialista combinada con el arreciamiento del embargo económico por parte de los Estados Unidos, llevó al país a una profunda crisis. Aun así, el gobierno cubano decidió llevar a cabo los planificados XI Juegos Panamericanos de la Habana. Los EE.UU. argumentaron que había que cambiarlos de sede producto de la crisis en Cuba y celebrarlos en su país o en otro de la región. Al final estos juegos significaron más gastos que ganancias por la posición de Cuba de realizarlos aun sin la participación de televisoras extranjeras e incluso regalando a las naciones más pobres las transmisiones televisivas.[cita requerida] Los enormes gastos de los Juegos Panamericanos aceleraron el colapso que se avecinaba.[cita requerida]
Entre 1992 y 1994 el presupuesto nacional se redujo a menos de 2000 millones de dólares anuales, un número bajo para una nación de 11 millones de habitantes. No obstante, a pesar del hambre y la escasez, el régimen se mantuvo en el poder gracias a la confianza y al apoyo mayoritario de la población. Pero inevitablemente comenzó la aparición de enfermedades relacionadas con la malnutrición. Entre ellas se encontraban neuropatías por avitaminosis como la neuritis óptica.[cita requerida]
El gobierno, ante la caída económica, autorizó un reducidísimo sector privado al que se llamó "Cuentapropismo" o "Trabajo por cuenta propia", que era el único capaz de llevar a cabo funciones de servicios y artesanales que el estado no estaba por el momento en condiciones de asumir. Posteriormente, ante el fortalecimiento del presupuesto nacional, el cuentapropismo fue limitado radicalmente a través de la prohibición de expedir nuevas licencias y con aumentos de los impuestos.
Paralelamente, en 1993, se legalizó la tenencia y uso de divisas convertibles en particular el dólar. Ésta vino a sumarse a medidas como las Casas del Oro y las Tiendas Recaudadoras de Divisas que junto a otras, lograron una espectacular mejoría de la tasa de cambio de la moneda nacional. Sin embargo, los salarios de los trabajadores se mantienen en niveles irreales, totalmente divorciados de los precios y las necesidades más perentorias de las familias cubanas.[cita requerida] Además, trajo junto con la apertura al turismo, un aumento vertiginoso de la prostitución y el proxenetismo.[cita requerida]
Recuperación económica hasta la actualidad
El gobierno de Cuba sostiene que "la revolución no ha terminado" y que "la lucha continúa". En la fotografía un cartel propagandístico.
El Gobierno tomó medidas para desarrollar y levantar de esa crisis al país. Entre las medidas se encontraba: el aumento de la inversión del capital extranjero, las tiendas de divisas (en USD) y el aumento de la producción agrícola a través de los mercados agrícolas, también controlados por intermediarios.
Para evitar los conflictos monetarios se aumentó el uso del peso convertible hasta hacerse el principal medio de las tiendas (aquellas que no son por moneda nacional). Además se ha aumentado el número de industrias, producciones y en general la economía, aunque aún ofrece grandes retos. La industria azucarera, otra fuente principal de divisas, es ahora el tercer renglón (con perspectivas de disminuir nuevamente), antecedida por el turismo y la industria niquelífera. La macroeconomía ha mejorado ostensiblemente, pero aún las economías familiares tienen un ingreso inferior al poder adquisitivo elemental para poder comprar alimentos que permitan una dieta adecuada. Sin embargo esta dificultad es aliviada en alguna medida por la tarjeta de abastecimiento. Algunas otras necesidades primarias son satisfechas en alguna medida por negocios pequeños permitidos dentro de la isla que mejoran los ingresos per cápita.
La mayor afectación se ve en las familias de menos cultura o educación o en personas de la tercera edad que viven solas por diversas razones, aunque se hace un esfuerzo por tratar de vigilar estos casos para evitar que caigan en problemas sociales. Las desigualdades sociales han aumentado debido a la diferencia del ingreso en cubanos que trabajan para el estado (la mayor parte de la población) y aquellos que lo hacen por cuenta propia, quienes en algunos casos llegan a recibir en un día el sueldo de un obrero cubano promedio. [cita requerida]
La baja productividad del país a causa del bloqueo estadounidense, y la inversión en programas de educación y salud hace que el gasto público en sueldos no deje satisfechos a la mayor parte de la población. Por ello una porción de la población participa de una forma u otra en actividades más o menos ilegales, que oscilan entre esforzados trabajos por cuenta propia sin licencias, pasando por el comercio ilegal de bienes no esenciales que están a precios exorbitantes en las tiendas, hasta el comercio inescrupuloso de artículos de primera necesidad, como alimentos o incluso de medicamentos (muchas veces de dudosa procedencia).[cita requerida]
Hay una evidente desatención a la producción agrícola, siendo la mayoría de los trabajadores parte de un enorme aparato burocrático o de servicios. Otro sector social con un ingreso superior al promedio es el de artistas, científicos y deportistas. El problema del salario en Cuba está haciendo que muchos jóvenes dejen de trabajar para dedicarse a negocios independientes, otros opten por emigrar o simplemente se dediquen a vivir de remesas. Desde el 2008 el gobierno persuade a la población para que mejore su eficiencia y productividad y tiene en mente una reestructuración del salario el que se otorgaría según resultados, reforma aún no sentida en el país pero que se planea establecer poco a poco. Esto en respuesta al evidente igualitarismo al que se había llevado el salario del cubano haciendo que la diferencia percibida por ejemplo entre un médico y un trabajador de limpieza sea ínfimo.
Como ocurrió en todos los países comunistas, especialmente al final de la Segunda Guerra Mundial, el gobierno cubano limitó la salida de los nacionales de Cuba al exterior, con fuertes regulaciones que se orientan a evitar la emigración del personal calificado y la pérdida consiguiente del alto esfuerzo relativo en educación de la población. Esto genera toda clase de malestar, siendo denunciado en los foros internacionales como una violación de los Derechos Humanos. También ha producido un fenómeno social en el cual se busca la emigración por vías legales como el matrimonio con extranjeros o el trabajo fuera del país manteniéndose al servicio del estado cubano.
En los últimos años, con el renacer de las fuerzas de izquierda en América Latina, la Revolución Cubana ha incrementado su papel de dirección y apoyo, casi desaparecido en la década de los 90. Actualmente el gobierno cubano desarrolla las relaciones de toda clase (económicas, políticas, militares y sociales ) con el gobierno de Nicolás Maduro de Venezuela y con el gobierno de Evo Morales en Bolivia, así como con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner en Argentina, con Correa en Ecuador y Daniel Ortega en Nicaragua.
En 2006, Fidel Castro enfermó y delegó el mando en su hermano Raúl, por primera vez en 47 años desde el triunfo de la Revolución Cubana de 1959. El hecho abrió nuevamente un amplio proceso de debates y especulaciones sobre el futuro de la Revolución Cubana.
El 19 de febrero de 2008, Fidel Castro, a través del diario oficial Granma, anunciaba que renunciaba definitivamente a la Presidencia de Cuba (a la que había renunciado provisionalmente el 31 de julio de 2006) declinando la posibilidad de aspirar de nuevo a dicho puesto.
La Asamblea Nacional Cubana eligió el 24 de febrero de 2008 a Raúl Castro como nuevo Presidente de Cuba.
Disidentes y exiliados
Disidentes cubanos
Desde la época de las expropiaciones y nacionalizaciones, más de un millón de cubanos han emigrado de Cuba; la gran mayoría de ellos se han establecido en el sur de Florida (Miami, Hialeah) y Nueva Jersey, mientras otros prefirieron España y Venezuela. También existen pequeñas comunidades en muchas otras partes del mundo.
El deterioro de las condiciones de vida de los cubanos provocó una crisis migratoria hacia la Florida en 1994 que pasó a la historia como la Crisis de los Balseros. Según algunas fuentes, estos hechos de emigración masiva han puesto en duda la credibilidad del gobierno cubano y de su aceptación por la mayoría del pueblo.37 Cuba ha planteado que la Emigración hacia Estados Unidos es estimulada por la Ley de Ajuste Cubano (1966) que permite que cada cubano que pise tierra estadounidense reciba automáticamente, a diferencia del resto de los inmigrantes latinoamericanos, ayuda federal y al cabo de un año sea residente legal. Esta política ha sido calificada por el gobierno cubano como una "ley asesina" ya que alienta a muchas personas a intentar el cruce del Estrecho de la Florida sin condiciones mínimas de seguridad lo que ha provocado pérdidas de vidas humanas. Un ejemplo de esto último es el célebre caso del niño Elián González.
Grupos de emigrados cubanos especialmente en la Florida y también otros residentes en Cuba, han formado grupos opositores al gobierno cubano. Estos grupos son apoyados política y financieramente por el gobierno de Estados Unidos por lo que, según sus detractores, están más convocados por intereses económicos que políticos. Mientras que, por su parte, el gobierno de Cuba los acusa de ser mercenarios del imperialismo estadounidense y tácitamente de traición a la patria. Esto último contrasta con la tolerancia gubernamental hacia tales grupos. En la prensa de la isla muchas veces se les ha llamado a los contrarrevolucionarios establecidos en la ciudad de Miami como "la mafia terrorista de Miami" en especial a aquellos que tienen vínculos con políticos cubano-estadounidenses abiertamente contrarios al régimen cubano. Cuba ha sido víctima desde 1959 de ataques por parte de grupos violentos radicados en Estados Unidos como los atentados con bombas realizados en 1997 contra varios hoteles en La Habana organizados por el conocido terrorista y ex-agente de la CIA Luis Posada Carriles.

La Revolución Cubana: culminación y ruptura
Las reflexiones precedentes ayudan a explicar algo que todos intuimos: la revolución Cubana no surgió por generación espontánea. Permiten entender, asimismo, aquella aseveración de Fidel Castro que muchos ponen en duda: que antes del triunfo de 1959 él era ya marxista-leninista. Coadyuva, por último, a comprender cómo la Revolución Cubana sólo en apariencia constituye una trasgresión del principio de que "sin teoría revolucionaria no hay acción revolucionaria". En este caso la teoría revolucionaria strictu sensu estaba dada por la presencia del marxismo-leninismo a nivel mundial, pero existía además una "aclimatación latinoamericana" de dicha teoría y una visión del mundo inspirada en ella, pletórica de vivencias y símbolos nacionales. En la medida en que el materialismo histórico arraiga en América Latina como marxismo-leninismo, es decir, como pensamiento profundamente antiimperialista, tampoco es de extrañar que el líder cubano, sin "engañar" a nadie ni plantearse dilemas como los de Ernesto Laclau,10 encuentre natural juntar aquel pensamiento con nuestra mejor tradición libertaria, encarnada en este caso por José Martí. Veinte años más tarde la experiencia se repetirá, mutatis mutandis en la Nicaragua sandinista.
Pero junto al movimiento de las ideas está también el de la realidad. En este decisivo plano la Revolución Cubana es culminación y superación, a la vez, de una serie de insurrecciones y revoluciones que marcan toda la etapa de la posguerra en América Latina. Recordemos tres por su importancia, comenzando por el "Bogotazo" de 1948, en donde Fidel hizo uno de sus primeros aprendizajes, quedando marcado tanto por la acción de las masas como por la personalidad del líder asesinado, Jorge Eliécer Gaitán, en quien confluían en explosiva mezcla lo mejor del liberalismo radical, muchos rasgos del populismo entonces en boga, y una suerte de difuso socialismo.
En segundo lugar hay que mencionar la revolución guatemalteca (1944-1954), en la que otro líder del futuro Movimiento 26 de Julio, el Che Guevara, hizo a su turno el aprendizaje. ¿Qué conclusiones extrajo de allí? Por lo menos dos: a) la izquierda sólo puede triunfar a condición de organizar y armar a las masas, para garantizar y profundizar con ellas el proceso revolucionario; y b) en los países dependientes, la parte más ardua de la lucha no es la que se libra contra la clase dominante local sino la que hay que sostener contra el imperialismo.
Queda una tercera experiencia cuya influencia sobre el proceso cubano es más difícil de aquilatar: la revolución boliviana de 1952. Lo más probable es que de esta revolución saliera una lección exactamente inversa a la de Guatemala; de nada sirve tener a las masas combatiendo en las calles ni —hecho insólito— a los obreros aniquilando al ejército de la clase dominante, si no existe una organización de vanguardia que cumpla realmente su papel.
Aparte de esto, no hay que olvidar que el modelo de desarrollo capitalista dependiente de la posguerra había entrado en una zona crepuscular en América Latina, junto con las distintas opciones políticas que lo acompañaron, desarrollismo y populismo sobre todo. Amén de que, a estas alturas de la historia, esa crisis enlazaba con una de carácter mundial: a finales de los años cincuenta era evidente que junto al boom económico de los países imperialistas, la "brecha" que los separaba del Tercer Mundo no había hecho más que aumentar. Justamente por eso surgen las nociones de Tercer Mundo y subdesarrollo; al calor, por lo demás, de luchas de liberación nacional que se libran en muchos puntos del globo: Indochina, Argelia, Congo, entre otros.
La Revolución Cubana es, pues, el punto de confluencia de muchas vertientes; de una tradición jacobina y antiimperialista muy autóctonas y un marxismo-leninismo asimilado y moldeado a nuestra medida; de todo ello, y una disposición revolucionaria de las masas acorde con nuestra condición de eslabón débil; en fin y muy importante, de un momento en el que por primera vez la historia universal busca totalizarse no ya a través de la acción y 187 el pensamiento de las metrópolis de siempre, sino por la constitución de una nueva unidad que, aún de manera difusa, empieza a denominarse Tercer Mundo.
El marxismo renovado de los años sesenta
¿Implicó la Revolución Cubana una superación del marxismo latinoamericano hasta entonces existente? Por supuesto que sí, ya que constituyó no sólo una culminación sino además una crí tica práctica de aquél, al mostrar nuevos caminos y perspectivas para la revolución. En la medida en que el marxismo-leninismo no es únicamente una teoría "crítica", sino una teoría encaminada a transformar la realidad, el hecho de que los revolucionarios cubanos hayan logrado este objetivo implicó por sí mismo una superación: no sólo de ciertas tesis y prácticas del marxismo llamado "tradicional", es decir, el de los pc, sino también y hasta diría que, sobre todo, de aquellos marxismos imaginarios que siempre tuvieron razón verbal o escrita pero jamás transformaron en lo más mínimo la realidad.
¿Cuáles fueron las principales concepciones modificadas por el proceso cubano? Es ya de rigor señalar cuatro; a) la definición del carácter de las formaciones sociales latinoamericanas; b) el esquema de interpretación de las clases sociales y por tanto del sistema de eventuales alianzas; c) el carácter de la revolución latinoamericana; y d) las formas de lucha.
En lo atinente al primer punto, mucho se insiste en que la Revolución Cubana sólo fue posible en cuanto sus líderes comprendieron que nuestras sociedades no son feudales ni semifeudales, sino plenamente capitalistas. Se trata, sin embargo, de una atribución post factum. No existe un solo texto, ni uno solo, en que tal preocupación aparezca esbozada siquiera por alguno de los dirigentes del 26 de Julio. Hasta agosto de 1961, el Che seguía hablando de una reforma agraria "antifeudal y antiimperialista".
Al revisar su Obra revolucionaria resulta en cambio evidente que su radical antiimperialismo está enriquecido con un amplio conocimiento de las luchas de liberación del Tercer Mundo así como de la reflexión en torno a ellas, a la vez que por los análisis y concepciones sobre lo que se había detectado como situación de subdesarrollo. En este sentido, cabe subrayar que el marxismo latinoamericano se enriqueció al experimentar una tercemundización, hecho tanto más necesario de destacar cuanto que el "euromarxismo" tratará de sepultarlo después.
Lo anterior no significa que el debate sobre el carácter de América Latina no se haya desarrollado a la suite de la Revolución Cubana, especialmente provocado por André Gunder Frank y su escuela (que por lo demás fueron acogidos en la revista cubana Pensamiento Crítico). No es del caso entrar aquí en el laberinto argumental de esta discusión, cuyo desenlace es de todos conocido: dado que la América Latina de los años sesenta en adelante era predominantemente y cada vez más capitalista a juicio de todos, el debate tendió a languidecer por falta de contrincantes y de actualidad. Con honrosas excepciones, como la de Luis Vitale, nadie se enardece actualmente ante la pregunta de si América Latina fue o no feudal en los siglos XVI a XIX, ni cree que de allí se deriven consecuencias para la futura revolución. El debate, sin embargo, enriqueció nuestras ciencias sociales aunque sólo fuese porque las puso en tensión.
En lo que concierne al segundo punto, esto es, el esquema de interpretación de las clases sociales, lo fundamental de la discusión giró en torno de la existencia o no de una burguesía nacional y al papel que ella podía desempeñar en el proceso revolucionario. Como en el caso anterior, este problema también apareció con posterioridad a la Revolución Cubana y más por la experiencia de otros países que por la que inicialmente se había dado en la isla. En efecto, en un famosísimo texto de 1961, el Che escribía sobre Cuba lo siguiente: Es comprensible que la burguesía nacional, acogotada por el imperialismo y por la tiranía, cuyas tropas caían a saco sobre la pequeña 189 propiedad y hacían del cohecho un medio diario de vida, viera con cierta simpatía que estos jóvenes rebeldes de las montañas castigaran al brazo armado del imperialism. Así, fuerzas no revolucionarias ayudaron de hecho a facilitar el camino del advenimiento del poder revolucionario.
A esas alturas, sin embargo, era ya evidente que en los demás países latinoamericanos la "burguesía nacional", azorada por el curso de la Revolución Cubana, iba convirtiéndose en una fuerza cada vez menos progresista. Era además verdad algo que los estudios sociológicos y económicos corroboraban: el proceso de transnacionalización, que confería un nuevo carácter a nuestras economías, había vuelto raquítica en un extremo y transnacionalizada en el otro a la antigua "burguesía nacional"; en suma, la había descompuesto. Las contradicciones interburguesas (secundarias, obviamente) seguían existiendo, pero eran ya de otro tipo.
Si los puntos hasta ahora tratados representan implicaciones de la Revolución Cubana, antes que planteamientos explícitos de ella, los concernientes al carácter de la revolución latinoamericana y a las formas de lucha son, en cambio, sus aportes directos. La gesta cubana pone al orden del día la posibilidad de una revolución socialista, que en su curso resolverá las tareas teóricamente "democrático-burguesas" y desde luego las de liberación nacional (antiimperialistas).13 En cuanto a las formas de lucha, actualiza la posibilidad de la acción armada recuperando una vieja tradición guerrillera y montonera de América Latina. Sin embargo, a partir de ese momento entramos en una etapa en la que se experimentan todas las formas de lucha, desde el denominado "foquismo" hasta la guerrilla urbana que le sigue, continuando en los años setenta con experiencias tan diversas como la de la Unidad Popular chilena o la guerra popular prolongada que se da en algunas zonas de Colombia y sobre todo en Centroamérica.
Revolución Mexicana
La Revolución Mexicana se inició en el año 1910, fue un gran movimiento popular anti-latifundista y anti-imperialista que fue responsable de importantes transformaciones en México, donde existía una supremacía de la burguesía sobre las instituciones del estado. 

Antecedentes de la Revolución Mexicana
 
El gobierno de Porfirio Díaz y sus consecuencias (1876 - 1911) 
En la transición del siglo XIX hacia el siglo XX, el régimen del general Porfirio Díaz comenzaba a llegar a su fin. Porfirio Díaz asumió el poder en nombre de la plataforma del régimen liberal que implantaba la inmovilidad política. Durante su gobierno estallaría la Revolución Mexicana.
 
El Porfiriato
El periodo de 1876 a 1911 se caracterizó por la dictadura de Porfirio Díaz, responsable del desarrollo del capitalismo mexicano. Su gobierno era apoyado por la aristocracia mexicana y los capitales de las empresas extranjeras, estas alianzas impulsaron sus políticas antipopulares. Actuó apoyado por un ejército que poseía una función política y en la Iglesia Católica. 
Socialmente: la principal base de apoyo a la dictadura de Porfirio Díaz "Porfiriato" fue la llamada clase latifundista; estos eran los grandes beneficiarios de la política del gobierno, que elimino el ejido (tierras comunitarias de origen indígena) posibilitando la mayor concentración de tierras por parte de los terratenientes mexicanos y la formación de grandes contingentes de campesinos explotados. El campo se encontraba en manos de la aristocracia rural, las minas, el comercio, los bancos y las pocas industrias eran concesionadas al capital extranjero, principalmente americano (Estados Unidos de América). Así, el "Porfiriato" (gobierno de Porfirio Díaz) era un resultado político de un pacto social entre los latifundistas y el capital extranjero, como ocurrió en forma general en el resto de América Latina. 
El Poder político: Este pacto social, que tenía su cabeza en la figura de Porfirio Díaz, fue el aval de la "paz social" e interclasista que aseguraba el dominio de los hacendados sobre la población campesina. Porfirio Díaz impuso la "pax porfirista" entre los innumerables "caciques" agrarios al mismo tiempo en que reprimía ferozmente a los marginados sociales impuestos por su sistema. 
El Estado: Este Estado porfirista era administrado por una burocracia civil-militar que se inspiraba en el positivismo europeo, los llamados "científicos" que creían poder regenciar a la sociedad de manera autoritaria, de arriba hacia abajo. 
La Iglesia: La Iglesia mexicana siempre desempeño un papel político importante en la Historia del país de México. Sin embargo, este poder se vio afectado por la llamada Era de las Reformas (1854 - 76) cuando la Iglesia perdió parte considerable de su poder, principalmente por la adopción de políticas liberales que confiscaron sus tierras. Esta iglesia mexicana era extremadamente orgullosa de su pasado colonial, donde cumplieron un papel fundamental en la manutención del imperio español. Ahora, al igual que en la época virreinal, su responsabilidad principal era inspirar el conformismo popular para el dominio de la clase aristocrática.

Estallido de la Revolución Mexicana 
En el año 1908, Porfirio Díaz declaro estar cansado de ejercer el poder, insinuando la posibilidad de alternancia en el poder. 

Esto basto para que Francisco Madero se candidateara en la plataforma antirreeleccionista. La recepción de su candidatura fue muy grande y popular, esto basto para que los grupos de poder "porfiristas" presionaron a Porfirio Díaz a continuar en el poder. Francisco I. Madero fue hecho prisionero días antes de la elección y Porfirio Díaz venció en las elecciones. Luego de recuperar la libertad, Francisco Madero, se refugió en los Estados Unidos y promulgo el Plan de San Luis, un llamado al pueblo mexicano para tomar las armas en contra del gobierno dictatorial de Porfirio Díaz. Esto propiciaría muchos levantamientos armados en diferentes regiones de México encabezadas por Pascual Orozco, Francisco "Pancho" Villa y Emiliano Zapata, cuyos victorias militares obligarían a la renuncia y el exilio de Porfirio Díaz y al inicio verdaderamente de la Revolución Mexicana. Francisco I. Madera seria electo presidente de México.

El choque entre Francisco I. Madero y Emiliano Zapata 
Francisco I. Madero creía que los objetivos de la revolución ya habían sido alcanzados con la derrota del gobierno porfirista, pues México contaba con las instituciones democráticas que atenderían los deseos reformistas de los campesinos. Sin embargo Emiliano Zapata afirmaba que no existía reforma agraria sin el uso de las armas. Una de las frases más celebres de Emiliano Zapata es: La Tierra es para quien la trabaja. Esta fricción coloco a Francisco I. Madero en dependencia de la camarilla militar liderada principalmente por el general Victoriano Huerta. 
Golpe de Estado contra Francisco I Madero y el gobierno de Victoriano Huerta
El 9 de febrero de 1913 ocurrió un golpe de Estado contra el gobierno de Francisco I. Madero, promovido por los militares Bernardo Reyes y Félix Díaz. Luego del triunfo del golpe de estado, el general Félix Díaz entraría en acuerdo con el general Victoriano Huerta para formar un gobierno provisional. El derrocado gobernante, Francisco I. Madero seria encarcelado y luego asesinado. Este nuevo gobierno sería dominado por Victoriano Huerta, luego de deshacerse de Félix Díaz.
El Gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, no reconocería el nuevo gobierno y daría inicio a una movilización contra Victoriano Huerta. Lo mismo haría el revolucionario Pancho Villa en el Norte y Emiliano Zapata en el Sur. Venustiano Carranza formaría el ejército constitucional que pretendía restablecer el maderismo (políticas de Francisco I. Madero), mantener el orden constitucional del país. Esto propiciaría la renuncia de Victoriano Huerta.
Lucha entre Venustiano Carranza contra Francisco "Pancho" Villa y Emiliano Zapata 
Carranza está obligado a enviar a la Convención un decreto de reforma agraria. Mientras tanto se había firmado un acuerdo "El Pacto de Xochimilco" entre Emiliano Zapata y Francisco "Pancho" Villa, es entonces que Venustiano Carranza reorganiza sus fuerzas militares "Constitucionalistas"y derrota a las fuerzas militares de Pancho Villa y Emiliano Zapata, también estableció la pena de muerte contra los huelguistas en México.
Fin de los líderes campesinos: Pancho Villa y Emiliano Zapata 
Con la victoria de los constitucionalistas al mando de Álvaro Obregon, villistas y zapatistas entrarían en descomposición, luego de las muertes de sus líderes. Venustiano Carranza luego de neutralizar a los poderosos líderes campesinos al asesinarlos emprendería la tarea de promulgar la reforma agraria. 
La Constitución mexicana de 1917 
Venustiano Carranza aprobó la nueva constitución, documento de máxima importancia de la Revolución Mexicana de 1910. Se estableció principalmente: 

La secularización de la educación.
La expropiación de las tierras "Reforma Agraria "a favor de los campesinos
Fijaba las relaciones entre trabajadores y empleadores: leyes sociales (jornada de ocho horas, la libertad de asociación en los sindicatos, derecho de huelga, salario mínimo, limitación del trabajo infantil y de la mujer).
Restringió el poder de la iglesia
Secularización del clero
Esta constitución represento la separación entre el Estado y la Iglesia.


La estabilización de la Revolución Mexicana

Generales Obregón y Calles 
Con el asesinato de Venustiano Carranza, el poder pasó a manos de los generales Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles. Ocurrió una reacción del clero católico de México, que suspende la celebración religiosa en el país, debido a la rígida política anticlerical impuesta por el general Plutarco Elías Calles, sucesor del general Álvaro Obregón. Esta última guerra civil "Guerra Cristera" (conflicto entre las fuerzas del gobierno de Plutarco Elías Calles contra los laicos, presbíteros y religiosos católicos que estaban en contra a la aplicación de legislación y políticas públicas dirigidas a limitar la potestad de la Iglesia católica, termino con la derrota de los católicos. En el año 1928 Álvaro Obregón fue reelecto, pero fue asesinado. Así termino el periodo revolucionario caudillesco mexicano. Plutarco Elías Calles daría un discurso público en el que afirmo que el periodo de los caudillos llegaba a su fin y empezaba el de las instituciones. En 1929 fundó el Partido Nacional Revolucionario, posteriormente llamado Partido Revolucionario Institucional "PRI" el cual gobernó al país por más de 70 años, desde su fundación en el año 1929 hasta el año 2000
La burguesía tuvo una importancia preponderante en la Revolución Mexicana, ya que al apropiarse de las tierras inicio un proceso de integración capitalista más acelerado en el país. Con eso, sedimento las causas, reivindicaciones de las clases campesinas desposeídas, que detonaría en la Revolución Mexicana. 

Las Consecuencias da Revolución Mexicana 

Se promulgo la Constitución con la Reforma Agraria.
La nacionalización del suelo y del subsuelo y la devolución de las tierras comunales a los indígenas.
La iglesia Católica es separada del Estado y se les disminuye su influencia.
Los trabajadores pasar a tener derechos laborales reconocidos. Se organizan los sindicatos y se consolida el sistema de educación nacional
Cuando el presidente Manuel Ávila Camacho es electo, un periodo de consolidación y reconciliación que marca el fin de la Revolución Mexicana, dando inicio a una fase de desarrollo industrial en México. 
La más reciente influencia de la Revolución Mexicana fue en relación a la adhesión de México en la Nafta (Tratado de Libre Comercio de América del Norte), recibió la oposición del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Así como Emiliano Zapata lo hizo, el EZLN reivindica mejores condiciones de vida para los campesinos indígenas y una reforma agraria, además de considerar nociva la intromisión extranjera en la vida mexicana, que se cree que es representada por el NAFTA. El 1 de enero de 1994, al entrar en vigencia el Tratado de Libre Comercio de América del Norte: NAFTA, el EZLN tomo varias ciudades del Estado de Chiapas, región bastante pobre del sudeste de México, teniendo como objetivo mostrar al gobierno mexicano y al mundo su insatisfacción con el proyecto político y económico del gobierno de México.














Conclusión

La revolución cubana afianzó las certezas del socialismo-comunismo latinoamericano. Nicaragua y El Salvador también. Pero esto hasta los años ochenta. La quiebra del modelo soviético no vino sola. Con ella vino la crítica a las inconsistencias teóricas de los diversos marxismos, especialmente de ese esperpento llamado marxismo-leninismo. Emergió también una revalorización de los individuos, con sus sueños y esperanzas. Y por supuesto vino la embestida neoliberal, como elemento acompañante de la reestructuración del capitalismo a nivel mundial. En este escenario, la última de las grandes certezas ideológicas que quedaba en pie terminó por revelar sus inconsistencias más profundas. Esta es, pues, una época de gran incertidumbre ideológica y política para los latinoamericanos. Lo único que queda es la apuesta por la democracia con la que esperamos el advenimiento del nuevo siglo.
La Revolución mexicana fue un conflicto armado que se inició en México el 20 de noviembre de 1910. Hoy suele ser referido como el acontecimiento político y social más importante del siglo XX en México.
Los antecedentes del conflicto se remontan a la situación de México bajo el Porfiriato. Desde 1876 ejerció el poder en el país de manera dictatorial. La situación se prolongó por 31 años, durante los cuales México experimentó un notable crecimiento económico y estabilidad política. Estos logros se realizaron con altos costos económicos y sociales, que pagaron los estratos menos favorecidos de la sociedad y la oposición política al régimen de Díaz. Durante la primera década del siglo XX estallaron varias crisis en diversas esferas de la vida nacional, que reflejaban el creciente descontento de algunos sectores con el Porfiriato.
Cuando Díaz aseguró en una entrevista que se retiraría al finalizar su mandato sin buscar la reelección, la situación política comenzó a agitarse. La oposición al Gobierno cobró relevancia ante la postura manifestada por Díaz. En ese contexto, Francisco I. Madero realizó diversas giras en el país con miras a formar un partido político que eligiera a sus candidatos en una asamblea nacional y compitiera en las elecciones. Díaz lanzó una nueva candidatura a la presidencia y Madero fue arrestado en San Luis Potosí por sedición. Durante su estancia en la cárcel se llevaron a cabo las elecciones que dieron el triunfo a Díaz.
Madero logró escapar de la prisión estatal y huyó a los Estados Unidos. Desde San Antonio (Texas) proclamó el Plan de San Luis, que llamaba a tomar las armas contra el Gobierno de Díaz el 20 de noviembre de 1910. El conflicto armado tuvo lugar en primera instancia al norte del país y posteriormente se expandió a otras partes del territorio nacional. Una vez que los sublevados ocuparon Ciudad Juárez (Chihuahua), Porfirio Díaz presentó su renuncia y se exilió en Francia.
En 1911 se realizaron nuevas elecciones en las cuales resultó electo Madero. Desde el comienzo de su mandato tuvo diferencias con otros líderes revolucionarios, que provocaron el levantamiento de Emiliano Zapata y Pascual Orozco contra el Gobierno maderista. En 1913 un movimiento contrarrevolucionario, encabezado por Félix Díaz, Bernardo Reyes y Victoriano Huerta, dio un golpe de Estado. El levantamiento militar, conocido como Decena Trágica, terminó con el asesinato de Madero, su hermano Gustavo y el vicepresidente Pino Suárez. Huerta asumió la presidencia, lo que ocasionó la reacción de varios jefes revolucionarios como Venustiano Carranza y Francisco Pancho Villa. Tras poco más de un año de lucha, y después de la ocupación estadounidense de Veracruz, Huerta renunció a la presidencia y huyó del país.
A partir de ese suceso se profundizaron las diferencias entre las facciones que habían luchado contra Huerta, lo que desencadenó nuevos conflictos. Carranza, jefe de la Revolución de acuerdo con el Plan de Guadalupe, convocó a todas las fuerzas a la Convención de Aguascalientes para nombrar un líder único. En esa reunión Eulalio Gutiérrez fue designado presidente del país, pero las hostilidades reiniciaron cuando Carranza desconoció el acuerdo. Después de derrotar a la Convención, los constitucionalistas pudieron iniciar trabajos para la redacción de una nueva constitución y llevar a Carranza a la presidencia en 1917. La lucha entre facciones estaba lejos de concluir. En el reacomodo de las fuerzas fueron asesinados los principales jefes revolucionarios: Zapata en 1919, Carranza en 1920, Villa en 1923, y Obregón en 1928.
Actualmente no existe un consenso sobre cuándo terminó el proceso revolucionario. Algunas fuentes lo sitúan en 1917, con la proclamación de la Constitución mexicana, algunas otras en 1920 con la presidencia de Adolfo de la Huerta o en 1924 con la de Plutarco Elías Calles. Incluso hay algunas que aseguran que el proceso se extendió hasta los años 1940.
Porfirio Díaz, un mestizo oaxaqueño que se destacó en los ejércitos liberales combatiendo contra grupos conservadores y que participó en la Intervención Francesa, había asumido la presidencia desde 1876 tras el triunfo de la rebelión de Tuxtepec, y para el final de su séptimo mandato, en 1910, había mantenido una dictadura de 34 años. Durante los últimos años de su gobierno Díaz gozó de poca credibilidad y sus opositores se iban incrementando debido a que se padecieron diversas crisis simultáneas en todos los ámbitos: social, político, económico y cultural.







Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.